Naturalezas VIII: Menosprecio de corte y ¿alabanza de aldea? Es privilegio de aldea que para todas las cosas haya en ella tiempo cuando el tiempo es bien repartido; y parece ser esto verdad en que hay tiempo para leer en un libro, para rezar en unas horas, para oír misa en la iglesia, para ir a visitar los enfermos, para irse a caza a los campos, para holgarse con los amigos, para pasearse por las eras, para ir a ver el ganado, para comer si quisieren temprano, para jugar un rato al triunfo, para dormir la siesta y aun para jugar a la ballesta. No gozan de este privilegio los que en las cortes andan y en los grandes pueblos viven, porque allí lo más del tiempo se les pasa en visitar, en pleitear, en negociar, en trampear y aun a las veces en suspirar. Como dijesen al emperador Augusto que un romano muy entremetido era muerto, dicen que dijo: «Según le faltaba tiempo a Bíbulo para negociar, no sé cómo tuvo espacio para se morir.» Cap. V De viña tan helada, de árbol tan seco, de fruta tan gusanienta, de agua tan turbia, de pan tan mohoso, de oro tan falso y de siglo tan sospechoso no hemos de esperar, sino desesperar. Véanse las cortes de los príncipes asirios, persas, medos, macedonios, griegos y romanos, y hallarse ha por verdad que en nuestras repúblicas y cortes se cometen tales y tantos vicios, que en aquellos antiguos reinos ni los supieran ordenar ni los osaran cometer. Cap. XVI Uno de los famosos trabajos de la corte es que, como allí ninguno vive contento con su fortuna, todos desean ver mudanza en la fortuna, porque de aquella manera piensan los pobres de enriquecer y los ricos de más mandar. Cap. XII “Menosprecio de corte y alabanza de aldea”, Antonio de Guevara (1539) Hemos llegado a la VIII edición del ciclo NATURALEZAS, fruto de una colaboración muy fructífera entre el Cine Club Universitario/Aula de Cine y el Seminario de Medio Ambiente y Calidad de Vida-Cátedra José Saramago. En esta ocasión hemos titulado el ciclo Menosprecio de corte y ¿alabanza de aldea? adaptando el título del libro de Antonio de Guevara (1539) para reflexionar sobre los lugares en los que vivimos a través de las excelentes visiones que aporta el cine de nuestro país. La idea de menosprecio de corte (cuestión abordada en varios de los ciclos de Naturalezas) está ligada a la percepción cada vez más extendida de que las ciudades, y en particular las grandes capitales constituyen lugares donde la calidad de vida está disminuyendo de forma considerable, tanto en los países centrales, como sobre todo en los países periféricos. Este menosprecio de los lugares en los que habita la mayoría de personas está muy relacionado con modelos de desarrollo que conforme avanzan generan pobrezas crecientes tanto desde el punto de vista social (desigualdades, individualismo, falta de lugares de encuentro...) como desde la perspectiva ambiental (contaminación, destrucción de culturas y ecosistemas, deterioro de los recursos naturales y de los alimentos...). Como muestra un botón: 867 millones de personas viven en barrios de chabolas actualmente (eran 776,7 millones en 2000) según el informe de UN-Hábitat 2010. Ahora bien, una vez certificados los graves problemas que está generando el modelo metropolitano contemporáneo, se podría pensar que la alternativa está en los espacios rurales; es decir, cabe preguntarse si ante el menosprecio de corte tiene sentido la alabanza de aldea con la que hemos titulado (entre signos de interrogación) el ciclo Naturalezas VIII. Este debate ha tomado relevancia a lo largo de la historia cuando los modelos urbanos han entrado en crisis como sucede en la actualidad. Aunque la centralidad del fenómeno urbano ha producido que en muchos casos la cuestión rural no se haya abordado con suficiente rigor. De hecho, es fácil caer en una visión idílica del mundo rural y también de las llamadas tradiciones que no siempre se corresponde con la realidad y que no ayuda necesariamente a la construcción de alternativas de poblamiento sostenibles. Con este ciclo queremos fomentar el debate sobre la vida rural pensando en las condiciones de los espacios rurales que se orientan hacia la sostenibilidad y analizando los procesos que se han producido en estos lugares de forma paralela a la expansión desenfrenada de la metrópolis. Hemos querido dedicar dos sesiones a la realidad del medio rural previa a la llegada masiva de los derivados del petróleo que cambiaron por completo tanto los modos de cultivar (mecanización, uso de agroquímicos...) como las propias condiciones de los espacios rurales (mejora de las comunicaciones por carretera, electrificación...). La primera de ellas es LA VENGANZA de Juan Antonio Bardem en la que predomina una visión de fin de época vinculada tanto a los cambios generacionales como a los avances económicos e industriales que no por haber sido considerados parte del progreso han dejado de ser cuestionados de forma valiente en la propia película. La dureza de la vida rural y, sobre todo, la miseria de la masa jornalera que trabaja el campo, fija la atención en las fuertes desigualdades que han caracterizado las zonas rurales del sur peninsular. El recuerdo de estas circunstancias está vivo todavía en el campo andaluz, favoreciendo el menosprecio y el abandono de las tareas agrarias. Sin embargo, en la película predomina (a pesar de la censura) una visión de esperanza colectiva que actualizada al siglo XXI podría ser la base para nuevas formas colectivas de habitar los espacios rurales cuidando el paisaje a través de unas agriculturas fundamentadas en la justicia social y ambiental. La segunda película histórica del ciclo, CONDENADOS de Manuel Mur Oti, representa la otra cara de la moneda. Bajo la apariencia de un drama lorquiano se presenta con crudeza la cerrazón, el machismo, y el culto a la propiedad privada que ha degradado numerosos espacios agrarios (y, por qué no decirlo, también urbanos). Además, la sensibilidad con la que se rodó la película implica un excelente nivel de detalle a la hora de describir la vida en el mundo rural durante la época previa a la revolución verde, destacando algo que se ha ido perdiendo desde entonces: la mejora de un espacio agrario pasa por su cuidado y no por añadir cada vez más agroquímicos (o por utilizar plantas transgénicas, algo muy de moda en estos últimos años). Es por tanto fundamental la recuperación de los saberes de las personas que han dedicado su vida a dicho cuidado, es decir, a la agricultura, para poder aspirar a un futuro sostenible donde los cultivos no dependan de grandes insumos químicos y energéticos externos. Por último, hemos programado una sesión documental (opera prima muy personal de una joven directora, Mercedes Álvarez) que aborda de forma exquisita la vida en el medio rural actual a través de sus gentes: EL CIELO GIRA. El protagonismo lo tienen personas que podrían encajar en la categoría de los naúfragos del desarrollo de los que habla Serge Latouche, y que nos muestran estilos y, sobre todo, tiempos de vida muy diferentes a los que nos imponen el mercado y el modelo urbano contemporáneos. Sin embargo, este mundo otro tiene fecha de caducidad, tanto por el envejecimiento de la población rural como por la llegada de presiones externas que incrementan la incertidumbre sobre el futuro de lo rural tal y como lo hemos conocido hasta ahora. Urge por tanto repensar el papel de los espacios rurales en este planeta cada vez más urbanizado. Seguramente se podría concluir con que es necesaria una alabanza de aldea que ponga en valor su patrimonio (natural, cultural, productivo...) adaptando a la actualidad las reglas de funcionamiento que han permitido a generaciones enteras vivir durante siglos en estos lugares sin destruirlos. Alberto Matarán Ruiz Director del Seminario de Medio Ambiente y Calidad de Vida-Cátedra José Saramago Tras cada proyección habrá un coloquio entre los especialistas invitados y el público asistente, moderado por Alberto Matarán Ruiz (director del Seminario de Medio Ambiente y Calidad de Vida –Cátedra José Saramago) y Juan de Dios Salas Chamorro (director del Cine Club Universitario / Aula de Cine)