Un país que está siendo desangrado y destruido por

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"Un país que está siendo desangrado y destruido por quienes pretenden salvarle"
Extraído de Viento Sur
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Grecia
"Un país que está siendo
desangrado y destruido por
quienes pretenden salvarle"
- solo en la web -
Fecha de publicación en línea: Lunes 24 de octubre de 2011
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"Un país que está siendo desangrado y destruido por quienes pretenden salvarle"
[Intervención en la Conferencia de Londres contra la austeridad organizada por la Coalition of Resistance. 1 de
octubre de 2011]
Vengo de Grecia, un país que está siendo desangrado y destruido por quines pretenden salvarle, el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea. Tras la adopción, la aplicación y sobre
todo ... el fracaso de los cuatro tratamientos de choque llamados Memoranda, y la aplicación actualmente del quinto,
que es el más duro e inhumano, Grecia no es ya el país que conocíamos: ahora, las calles se vacían tras la puesta
del sol, los restaurantes buscan desesperadamente clientes y las tiendas de las calles comerciales vacías caen en la
ruina. El porqué de esta metamorfosis está dado por estas pocas cifras: los salarios y las jubilaciones han perdido ya
el 30-35% y a veces incluso más de su poder de compra. Lo que tiene como consecuencia que alrededor del 30%
de las tiendas o el 35% de las gasolineras estén cerradas para siempre. Que el paro alcanzará probablemente el
30% el año que viene. Que tendremos un 40% menos de hospitales y de camas de hospitales, o que el estado
griego, encontrándose hace algunos días incapaz de proporcionar libros escolares a sus escolares les invite a
hacerse fotocopias (¡), etc., etc. En suma, que el hambre, si, el hambre, comience a hacer su aparición en las
grandes ciudades mientras los suicidios se multiplican en un país hundido en el stress y la desesperación...
Sin embargo, los griegos no están solo desesperados. Son también combativos, resisten, luchan. Sobre todo, tras
la aparición a finales de mayo de 2011 del movimiento de los Aganaktismeni, de los Indignados griegos, que ha
llenado las plazas de centenares de ciudades griegas con enormes multitudes radicalizadas con dos consignas
principales: "No se debe nada, no se vende nada, no se paga nada". Y "que se vayan todos".
Pero atención: resistir en Grecia en la época de la austeridad bárbara de los Memoranda no es cosa fácil. Primero,
a causa de la represión que es terrible, metódica, inhumana. Luego debido a la importancia de lo que está en juego:
Grecia constituye actualmente un test mundial, un verdadero laboratorio planetario en el que son probadas las
capacidades de resistencia de los pueblos a los planes de ajuste estructural en los tiempos de la gran crisis de las
deudas públicas. En suma, todas las miradas, tanto de los de arriba como de los de abajo, están dirigidas día tras
días hacia este pequeño país europeo que tiene la mala suerte de haberse convertido en la cobaya mundial del
neoliberalismo más cínico. La consecuencia de ello es que ¡para conseguir la mínima reivindicación, hay
prácticamente que derrocar el poder y hacer ni más ni menos que la revolución!
La lección que sacamos de esta situación totalmente inédita es que, hoy mucho más que ayer, no hay salvación en
el interior de las fronteras nacionales. Que frente a la Santa Alianza de los gobernantes y de los de arriba, la
coordinación y la puesta en red de las resistencia de los de abajo constituye la condición sine qua non de toda
esperanza de éxito. En palabras más sencillas, para que el test griego no acabe a favor de nuestros verdugos de la
tristemente célebre Troika, es decir, el FMI, el BCE y la CE, ¡es preciso que rápidamente unamos nuestras fuerzas,
que se forme la Santa Alianza de los de abajo!
No es pues por casualidad que la primera Conferencia Internacional contra la Deuda y las Medidas de Austeridad
fuera organizada en Atenas a comienzos de mayo de 2011, por la Iniciativa Griega por una Comisión Internacional
de Auditoría de la Deuda Pública, un movimiento del que soy miembro fundador. El gran éxito de esta primera
Conferencia internacional nos había sorprendido agradablemente pero, en realidad, era doblemente premonitorio:
primero, porque dos semanas más tarde, hacía su irrupción en la escena social y política del país ocupando la plaza
Syntagma de Atenas, el movimiento de los Indignados griego. Luego, porque se hacía cada vez más claro no solo
que la cuestión de la deuda pública se encuentra en la raíz de todos los grandes problemas de nuestros tiempos,
sino que la movilización independiente alrededor de la demanda de auditoría de esta deuda pública era más que
posible, pues respondía a una verdadera demanda popular.
Creo que la lección que se puede sacar de la experiencia de la Iniciativa Griega por una Comisión de Auditoría de la
Deuda Pública no solo es ya válida para Grecia. Lo es también para todos los demás países atacados por los
mercados financieros, la Troika y el capital: la auditoría de las deudas públicas puede, a primera vista, parecer una
actividad ingrata, poco atractiva y reservada a los especialistas, pero en realidad es capaz de inspirar e incluso
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movilizar grandes multitudes con dos condiciones: primero, que sea totalmente independiente de las instituciones y
apoyada por los ciudadanos movilizados en sus barrios, en sus lugares de trabajo y de estudio. Y luego, ¡que intente
claramente identificar la parte ilegítima de la deuda a fin de anularla y no pagarla!
Cinco meses después de esta primera Conferencia Internacional de Atenas contra la Deuda y las Medidas de
Austeridad, se puede medir el camino recorrido: la Iniciativa griega está haciendo émulos casi en toda Europa, en el
sur y en el norte, en el oeste y en el este. La tarea que impone a todos nosotros tal situación es manifiesta: estos
movimientos y estas campañas alrededor de la auditoría de la deuda pública deben, cuanto antes mejor,
encontrarse y ponerse en red. Y esto a fin de hacer su acción más eficaz y responder a las expectativas de las
poblaciones, antes de que sea demasiado tarde para todo el mundo.
Es exactamente a esta tarea a la que se entrega el CADTM, el Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer
Mundo, al que también pertenezco, y que combina su dominio del tema -fruto de 20 años de luchas al lado de los
pobres del sur del planeta- con su presencia sobre el terreno de luchas en varios países europeos. El aporte teórico
y práctico del CADTM en el desarrollo del movimiento contra la deuda y la austeridad en Grecia pero también en
otros países ha sido y sigue siendo muy importante. Pero temo que para poder responder a los nuevos desafíos
lanzados por una situación de verdadera guerra a muerte entre ricos y pobres, será preciso mucho más que el
CADTM, que todas las redes internacionales que luchan con coraje contra la deuda y la austeridad. Serán precisas
muchas más fuerzas militantes, mucha más elaboración programática y sobre todo mucha más coordinación más
allá de las fronteras nacionales.
Querría ahora terminar con algo que me preocupa profundamente: la organización autónoma, o más bien la
autoorganización y la lucha de las mujeres contra la deuda y la austeridad. Si las mujeres son las primeras víctimas
de la agresión neoliberal en curso contra los salarios y toda la sociedad, no es solo porque son despedidas en masa
y de forma prioritaria. Es sobre todo porque lo que constituye pilar de esta agresión, es decir la destrucción y la
privatización de los servicios públicos, tiene como consecuencia directa que las mujeres están obligadas a asumir en
familia las tareas de utilidad pública asumidas hasta ayer por el estado. En suma, las mujeres están en adelante
llamadas a asegurar en su casa, en privado, los servicios ofrecidos anteriormente por las guarderías, los hospitales,
las residencias de ancianos, las agencias de empleo, los asilos psiquiátricos, e incluso la seguridad social. Y todo
eso ¡absolutamente gratis! Y además, todo eso envuelto en el embalaje ideológico de una vuelta forzada al hogar y
a la familia impuesto por una pretendida "naturaleza" de la mujer aceptada solo como ... ¡la esclava obediente de los
demás! En suma por un retorno al patriarcado más abyecto, que está por otra parte combinado con un ataque frontal
contra los pocos derechos que nos quedan a las mujeres.
Mi conclusión categórica: he ahí porqué las mujeres deben organizarse de forma autónoma para luchar contra la
deuda y la austeridad. Si no lo hacen, nadie más lo hará por ellas...
Muchas gracias.
1/10/2011
Traducción: Alberto Nadal para VIENTO SUR
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