Variaciones sobre el jardín japonés La Casa Encendida, del 29 de mayo al 7 de septiembre de 2014 Comisaria: Alicia Chillida Qué vemos/sentimos al pasear por la exposición Un conjunto heterogéneo de obras; piezas de muy distinta factura comparten espacio, son de diferentes épocas, realizadas por artistas de ambos extremos del mundo: desde una estampa japonesa del siglo XIX al mural manga de la escalera realizado expresamente para la muestra, desde fotografías de jardines a trazos sobre papel. El punto de partida es el jardín japonés, y con esas imágenes en mente, nos adentramos en el espacio de la exposición: vagamos con la mirada, nos acercamos a las obras. Algunas elecciones nos sorprenden, no imaginábamos ver a determinados artistas en una exposición que pensábamos versaba sobre jardines. Establecemos vínculos, viajamos en el tiempo, recorremos el espacio, salimos y volvemos a entrar. Son muchas las variaciones, numerosas las posibilidades de aproximación. Sentimos como nuestra mirada forma parte de nuestro cuerpo y cómo nuestro deambular por la sala transforma, en cierto sentido, nuestra experiencia del espacio expositivo y de las obras incluídas. Tesis de la exposición La comisaria propone un diálogo entre autores de diferentes épocas, culturas y disciplinas a partir de la figura de Mirei Shigemori y de su teoría de lo “Eterno Moderno”, que supone la búsqueda de la modernidad atemporal. Por qué plantea esta tesis la comisaria El planteamiento de la muestra tiene su origen en la contemplación del jardín zen de Ry o– an-ji en Kyoto, un jardín seco, “karesansui”, del siglo XV, al que se accede solo con la mirada, ante el que surge la necesidad de habitar el intervalo. Y de la misma manera que la visión y comprensión de los jardines japoneses, y más en concreto del trabajo de Shigemori, transforma nuestra manera de mirar, la comisaria busca propiciar una experiencia que transforme asimismo la percepción del visitante, explorando el reposicionamiento de las artes desde los años sesenta. © Madrid, Museo Nacional del Prado Criterios de selección de las piezas y comentario de las mismas Para Shigemori el jardín funcionaba a modo de espejo que propiciaba la contemplación y el autoconocimiento. Ejemplifica en la década de los sesenta del siglo pasado la conquista artística de su tiempo, a través de una recuperación de la “energía de las culturas prehistóricas japonesas”, para radicalizar el presente y trascender las ideas tópicas de estatismo oriental y dinamismo occidental, así como la dicotomía entre tradición japonesa y modernidad occidental. Muchos de los artistas aquí presentes descubren en Japón un modo de pensamiento no dialéctico, que les ayuda a repensar el gesto en el espacio con obras que llevan un paso más allá la noción de composición. De qué modo se relacionan las piezas entre sí Desde el mismo título, adopta la muestra términos y conceptos de la música para propiciar un diálogo, para enfrentar posturas. Como afirma la comisaria, la partitura juega un papel fundamental por su capacidad para registrar el tiempo y contenerlo; liberada de la notación convencional se forja en formatos gráficos y lingüísticos. Por otro lado podríamos hacer referencia al término japonés “Ma” (間) en relación con las variaciones que sugiere la comisaria y que relacionan las obras entre si. “Ma”, cuyo ideograma representa una puerta que enmarca el sol, hace referencia a las variaciones subjetivas del vacío (espacio, silencio, duración) que une dos fenómenos o dos objetos. La muestra une fenómenos y objetos a través de distintas variaciones y acercamientos a la música, el espacio, el vacío, la escritura, la materialidad, lo performativo, etc. Cómo situar esta exposición respecto a otras semejantes La exposición tiene su origen en el espacio de un pequeño libro hecho a mano, ejemplar único editado por Casa Asia. Un “emaki” que se materializa en un largo rollo de papel plisado que, una vez desplegado contiene un espacio interior a modo de arquitectura autoportante en el que se ilustra visualmente la propuesta. Incluye tres estadios: el plano de un jardín japonés, dibujado por Shigemori, una selección de obras de arte y una serie de fotografías que pautan el crecimiento vegetal de un jardín doméstico. Esta es por tanto una exposición especial, en tanto que el tiempo dilatado, ese tiempo expandido que se proyecta sobre la experiencia de los jardines japoneses, es en sí mismo una parte consustancial al proyecto, que proyecta el esquema del diagrama. Un intercambio de símbolos entre Oriente y Occidente. Por supuesto que ha habido siempre exposiciones que hacen alusión a lo que antes se consideraban dos zonas del mundo, y aunque no tanto en nuestro país, también se ha prestado atención a los jardines japoneses, sin embargo no es nada habitual que el planteamiento de una exposición responda a la proyección del esquema del diagrama paisajístico del emaki editado en 2010 por la comisaria.