Toma de la Catedral: angustioso llamado a los cristianos

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Toma de la Catedral: angustioso llamado a los cristianos
Pura atie nuestros lectores dispongan de importantes elementos de juicio Que no han aparecido en ¡as noticias difundidas por la gran prensa en torno a la "toma" de la Catedral, publicamos a continuación dos textos que
aclaran la posición de los interesados.
Canto ya lo dijimos en nuestro editorial, aprecia DIOS la altura da sus planteos y su sincero amor a la Iglesia.
Sin embargo, hubiésemos deseado que algunas formulaciones fuesen más matizadas y careciesen de cierta unitateralidad. Por lo misino, nos alegraríamos de que nuestros lectoras nos hagan llegar sus apreciaciones y sus eventuales
reservas.
Esperamos contribuir asi al tan necesario diálogo dentro de nuestra comunidad cristiana.
El domingo 11 de agosto último, un grupo de doscientos católicos ocuparon la Catedral de Santiago durante
14 horas. El hecho produjo largas discusiones callejeras.
Los teletipos lanzaron l;i noticia a todo el mundo. Todos
discuten y opinan. Unos aplauden, otros condenan, algunos rasgan sus vestiduras.
Aunque el espacio es reducido, y no podremos expresar todo lo que quisiéramos, trataremos de dar alguna
luz a la confusión que existe en algunos sectores, con el
fin de que todos puedan reflexionar en profundidad y
tomar una posición frente a lo ocurrido.
Pero no todos tienen claro el cómo y el por qué de
ese inusitado hecho. Muchos son los quu desconocen los
motivos que nos llevó a un grupo do cristianos a actuar
de esa forma.
Llamado angustioso
El 14 de junio, un grupo de laicos, religiosas y sacerdotes de la Parroquia San Luis Belirán de la Comuna de
Las Barrancas, dieron a conocer un documento titulado
"¿Folklore o Cristianismo en Colombia?" En el se hacen
algunas reflexiones sobre el viaje del Papa Paulo VI a
Latinoamérica. Se hace un análisis del significado de su
viaje. El documento dice:
"(...) ¿Y a qué viene el Papa? ¿A bendecir la
miseria y el dolor? ¿A predicar la paciencia en la injusticia? ¿A apoyar, a afianzar y a bendecir el capitalismo inhumano? ¿O viene como otro Cristo, a denunciar la injusticia bajo todas sus íormas, a comprometerse con los pobres que sufren, a gritarle a los
ricos la Verdad del Evangelio? Si esto hiciera, y asi
lo esperamos todos los cristianos de América Latina,
lo matarían como a otro Camilo Torres, o por lo menos lo harían callar o no le recibirían en el país".
La comunidad de Las Barrancas denuncia el lujo y
la grandiosidad que rodeará al Santo Padre en el Congreso Eucaristico. Denuncia la situación de injusticia y
explotación en que vive el pueblo culombiano. Denuncia a
una Iglesia triunfalista en un continente donde existe la
miseria, el dolor, el hambre y la injusticia social. Frente
a estos hechos, el grupo que firma el documento, hace
un llamado a todos los católicos para que se unan en la
lucha eíicaz por una Iglesia auténticamente cristiana.
Y el angustioso llamado tuvo rápida respuesta. No era
una respuesta motivada sólo por simpatías. Obreros, estudiantes, profesionales, religiosas y sacerdotes, que veían
con dolor que su Iglesia no respondta al verdadero espíritu evangélico, tomaron contacto con el grupo de Las Barrancas. Poco a poco el número de católicos que sentían
la misma angustia fue creciendo.
Comenzó una larga y honda reflexión, no sólo en
torno al viaje del Papa a Latinoamérica, sino que el
horizonte se fue ampliando. Se puso en cuestión el papel
que la Iglesia juega en la sociedad. Se llegó a la conclusión angustiosa de que la Iglesia, pese a sus avanzadas
doctrinas contenidas en los documentos conciliares, encíclicas y pastorales, no vive conforme a lo que ella predica.
El grupo que crecía día a día comenzó a estudiar la
posibilidad de efectuar un acto que por su resonancia
motivara a todos los cristianos a una reflexión y a tomar
posiciones efectivas ante la realidad.
El acto se pensó con tres finalidades fundamentales:
como una adhesión al verdadero espíritu evangélico que
debe reinar en el Congreso Eucaristico; como una denuncia del sistema social, político y económico injusto,
que permite que miles de homhres vivan en condiciones
inFra-humanas y, como una protesta frente a la estructura eclesiástica que aparece comprometida con esc sistema imperante. Y ese acto fue la ocupación de la Catedral Metropolitana el domingo 11 de agosto.
El motivo de la angustia
El motivo que nos llevó a ocupar la Catedral fue la
angustia y la honda preocupación por una realidad social
que nos agobia y aplasta. ¿Cuáles son esas situaciones
que nos producen la angustia y que nos llevaron a expresarnos de esa forma? —preguntan algunos.
Son situaciones reales, que pueden traducirse en una
palabra: INJUSTICIA.
"Sabemos que en Latinoamérica impera el sistema
capitalista con la explotación del hombre y de todos
sus valores. Sabemos que hay una minoría que a expensas del Pueblo se afirma cada vez más. Conocemos
más o menos la monstruosa diferencia de clases, la
miseria y la abundancia, el despilfarro y la necesidad.
"Un pueblo que se muere de hambre, que ve morir a sus hijos a temprana edad, que no tiene posibilidad de acceder a la cultura y cuyas viviendas no son
dignas de seres humanos. Asesinatos masivos de campesinos realizados por la derecha capitalista. Un pueblo que no tiene ninguna esper.-mza de ver días mejores para sus hijos. Pueblo que seguirá esclavizado
mientras no cambien las actuales estructuras" l.
Pero la Iglesia que tiene el mandato evangélico de
ponerse al servicio de los pobres, de los explotados, de
los que sufren, se ve comprometida con el sistema que
mantiene esa situación injusta.
"En un mundo donde la explotación es la realidad
cotidiana, Jesucristo viene a predicar el amor y el
servido. Condena al que se sirve del otro en provecho
propio y nos invita a constituirnos servidores los unos
de los otros.
La Iglesia adopta frecuentemente las estructuras
del mundo. Se sirve del pueblo para afirmarse a sí
misma como institución organizada y poderosa. Muchas veces, y con la buena intención de hacer que el
Evangelio se practique, se apodera de las conciencias
y pretende controlar la conducta de los hombres"2.
Y ante esto, los cristianos na podíamos esperar. El
propia Paulo VI en la encíclica El progreso de los pueblos
dice que "hay que darse prisa. Muchos son los hombres
que sufren el hambre y la miseria. La distancia que supara el progreso de unos del estancamiento y aún retroceso de los otros, cada día se hace mayor". Y esto, por
imperativo evangélico, no podíamos soportarlo. Por eso
optamos por la lucha abierta, valiente y decidida para
llevar la Verdad de Cristo al Mundo.
El hecho de la ocupación
Esta elección de una lucha abierta y Franca tuvo su
expresión primera en la ocupación de la Catedral. Muchos se preguntan el por qué de este gesto violento. En
otras palabras, £P° r Qué n o s t usaron las vías normales
de diálogo, como el Sínodo, por ejemplo?
1
Documento "¿Folklore o Crlsilanjsmo en Colombia?".
i Documento "Por una Iglesia servidora del Pueblo".
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El diálogo sólo se da entre iguales. Y at parecer, a
pesar ck-1 espíritu conciliar, la Iglesia es sólo la Jerarquía.
Los laicos no podemos hacer llegar en luí HUÍ efectiva
nuestras inquietudes y anhelos a los Pastores. Las comunidades que participaron en la ocupación de la Catedral,
de un modo u otro, habían vanamente tratado de dialogar. Perú, por la estructura misma de] diálogo dentro de
la Iglesia, este IIU fue fructífero.
El Sínodo tampoco se presenta como un canal eficaz.
Si bien es cierto que los laicos han propuesto muchas
líneas concretas de acción, la Jerarquía —que es la encargada de llevarlas a la práctica— no ha actuado con la
rapidez que nos exige el momento histórica actual.
Muchos católicos nos hemos cansado del verbalismo
y de las buenas intenciones que han caracterizado hasta
ahora a nuestra Iglesia. Exigimos una acción clara y
comprometida en favor de los pobres, di- IU.S que suFren.
de los que ni siquiera tienen esperanzas de una vida jm.-jor.
Por esta razón simple, ocupamos la Catedral Metropolitana, Para llamar la atención sobre una situación real
y dolorosa que muchos desconocen o no desean conocer.
Para anunciar que nos jugaremos por entero para que
nuestra Iglesia Lcnga una estructura evangélica; para que
sea pobre, libre, servidora y abierta al hombre. Ocupamos
la Catedral para proclamar, también, que nos hemos decidido por una lucha contra el sistema social imperante.
Lucha contra la violencia injusta
Los cristianos que participamos en la ocupación de
la Catedral, hemos denunciado un sistema capitalista injusto e inhumano y el papel que juega nuestra Iglesia
en él. Pero no podemos quedar en la denuncia, poique
caeríamos en un verbalismo que repudiamos.
Por este motivo —al mismo tiempo que nos comprometemos a buscar caminos concrcLos de acción— hacemos un llamado a todos los eiisLianos, para que imbuidos
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del espíritu evangélico de Verdad, Paz v Amor combatamos al estado de injusticia y violencia que se ha enseñorcando en nuestro continente. Hacernos un llamado para
que todos se manifiesten en contra de "la violencia cic-1
hambre, del desamparo y del SUbdesarrollo. La violencia
de la persecución, de la opresión y de la ignorancia, La
violencia de la prostitución organizada, de la esclavitud
ilegal pero efectiva, de [a discriminación social, Intelectual o económica"3.
Finalmente, hacemos nuestra la solicitud de los sacerdotes firmantes del Documento dirigido a los Obispos
de América Latina que expresa:
"1.—Que en la consideración del problema de la
violencia en América Latina se evjte, por lodos los
medios, equiparar o confundir la VIOLENCIA INJUSTA de los Opresores que sostienen este "nefasto sislema" con la JTJSTA VIOLENCIA de los oprimidos,
que se ven obligados a recurrir a ella para lograr su
liberación.
2.—Que se denuncie con boda claridad y sin ambigüedades el estado de violencia en que los poderosos
—sean éstos personas, grupos o naciones— han sumida
durante siglos a los pueblos de nuestro continente.
Que se proclame e! derecho de esos pueblos n la
legítima defensa.
2.—Que se exhorte con claridad y firmeza a los
cristianos del Continente a optar por iodo aquello que
contribuye a una liberación real del hombre latinoamericano y a la instauración de una sociedad más
justa \ fraternal, en csticcha colaboración con todos
los hombres de buena voluntad.
4.—Que se asegure a esos cristianos un ampliu
margen de libertad en la elección de los medios qmellos creen más aplus para obtener esa liberación v
construir esa suciedad".
Santiago, Agosto de 1%8,
Julio Ramírez de Areilano M.
fosé María Arrieta G.
Documento "A los Obispos de Amérlcii Lulicia" 1'lrmadu por
más de 7üü ascerdoies y enviado a la II Conferencia CcniT.il
ild íipbeopínlu Latinoamericano reunido vn Müddlín, Colombia.
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