A. y S. t. 244 p. 212-216 - Poder Judicial de la Provincia de

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Reg.: A y S t 244 p 212-216.
Santa Fe, 15 de mayo del año 2.012.
VISTA: La queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la
actora contra el acuerdo 518, del 23 de diciembre de 2010, dictado por la Sala Cuarta -integradade la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, en autos caratulados "FLAMINI,
Graciela E. contra CERVECERIA Y MALTERIA QUILMES -Daños y Perjuicios- (Expte. 305/08)"
(Expte. C.S.J. N° 347, año 2011); y,
CONSIDERANDO:
1. Conforme surge de las constancias de la causa, la Sala Cuarta -integrada- de la Cámara
de Apelación en lo Civil y Comercial de la ciudad de Rosario decidió, por acuerdo 518 de fecha
23.12.2010, rechazar los recursos de nulidad y apelación articulados por la parte actora y, por
tanto, confirmar la sentencia de primera instancia por medio de la cual el Juez de Distrito en lo
Civil y Comercial N°1 de esa ciudad había resuelto rechazar la demanda con costas a la vencida
(fs. 25/28v.).
2. Contra la decisión de la Alzada, la demandante interpuso recurso de inconstitucionalidad,
tachándola de arbitraria en los términos del artículo 1, inciso 3 de la ley 7055.
En primer lugar, la recurrente alega como causal de descalificación de la sentencia, la
negación o impedimento irrazonable de la actividad de conocimiento por haber el Tribunal omitido
el tratamiento de un pedido de apertura de la causa a prueba efectuado por su parte y de -según
dice- una prueba concluyente que hubiera determinado el carácter de organizador del "Porrons
Cup" de la demandada.
Sostiene por otra parte, la omisión de la Sala de considerar cuestiones articuladas como las
contradicciones en que incurrieron los testigos, su animosidad en contra de la parte actora y los
alcances que cabía otorgarle a la autorización del evento por parte de Prefectura Naval Argentina.
Enuncia como causales de arbitrariedad concernientes a la actividad probatoria: abandono
a su parte a un palmario estado de indefensión, invocación de prueba inexistente, prescindencia
de prueba decisiva y contradicción con inequívocas constancias de autos.
En este sentido, considera la impugnante que según la posición adoptada por la Cámara, la
única prueba que hubiera hecho responsable a Quilmes S.A. hubiera sido su confesión y que se le
habían exigido pruebas que obraban en poder de la demandada. Entiende que este plus
probatorio requerido por la Sala la había colocado en un estado de indefensión, condenándola a
no poder probar la verdad por otros medios que no sean los aportados por la propia accionada.
Plantea que el razonamiento de la Sala de tomar el cobro por su representada de una
indemnización pagada por un seguro que exigió que su cliente fuera desvinculado del juicio como
una prueba indiciaria de que "Vivir el Río" era el verdadero organizador, resulta una afirmación
absurda y carente de lógica y respaldo normativo y fáctico toda vez que la demanda contra la
referida firma se fundó en su carácter de dueña de la lancha en los términos del artículo 1113 del
Código Civil y como pasajera transportada.
Para fundar la arbitrariedad en la valoración de la prueba, la recurrente aduce que de todas
las declaraciones prestadas por Carlos Vacarezza, el A quo tomó una que supuestamente
desincriminaría a Quilmes S.A. sin justificar los motivos de su elección. Entiende que si existían
declaraciones contradictorias, debió habérsele otorgado mayor sinceridad a las producidas
temporáneamente más cercanas a la fecha del evento dañoso por aplicación de las reglas de la
lógica y sentido común.
Sostiene que la autorización obtenida por Carlos Vacarezza para la realización del evento
de parte de Prefectura Naval Argentina se refería sólo a la regata y que la Municipalidad de
Rosario informó que no tenía antecedentes del evento, en consecuencia, éste careció de
habilitación o autorización administrativa, y de allí que quienes hayan participado en su
diagramación, organización y realización asumirían una responsabilidad solidaria hacia los
invitados.
Expresa la impugnante que la sentencia atacada prescindió del texto legal aplicable al caso,
incurriendo en arbitrariedad en la actividad decisoria. En este sentido, señala que era aplicable la
ley 23194 (modificada por ley 24192) por tratarse de un espectáculo deportivo y por tanto, el
criterio clásico de atribución de responsabilidad había mutado hacia una responsabilidad objetiva
del organizador del evento y era la demandada, quien tenía a su cargo la prueba.
En relación a ello, asevera que resultó arbitraria la no aplicación de la teoría de las "cargas
probatorias dinámicas", tildando de incorrecta la afirmación de la Sala de que su parte debió haber
aportado "prueba indirecta" tendente a tornar aplicable la referida teoría.
Por último, denuncia que la Cámara no se expidió sobre el pedido de aplicación de la
doctrina sentada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo "Mosca" -en virtud de la
cual se debe proteger a la persona de la víctima y aplicarse el derecho desde su especial
posición- y resolvió la causa en sentido contrario, protegiendo al demandado.
3. El A quo, por auto de fecha 30 de junio de 2011, resuelve denegar la concesión del
recurso de inconstitucionalidad (fs. 75/77v.).
Tal denegación motiva la presentación directa de la recurrente ante esta Corte (fs. 2/16v.).
4. Cabe anticipar que esta impugnación no ha de prosperar pues la lectura de los
argumentos traídos a consideración de esta Corte en el memorial del recurso de
inconstitucionalidad, en confrontación con la sentencia atacada, revela la mera discrepancia de la
compareciente con los fundamentos expuestos por la Cámara al emitir el pronunciamiento. Ello es
así por cuanto se advierte que, aunque invoca causales de arbitrariedad, toda la argumentación
desarrollada -pese al matiz constitucional que pretendió otorgarse- remite a cuestiones fácticas y
ponderación de pruebas, materias propias de los jueces de la causa, y que no incumbe a esta
Corte revisar por esta vía de excepción.
Respecto al cuestionamiento al proceder del A quo por no haber permitido la apertura de la
causa a prueba en esa instancia, la recurrente no logra demostrar que se daba en el caso alguno
de los supuestos del artículo 369 del Código Procesal Civil y Comercial, ni que las pruebas que no
se le permitieron realizar en la Alzada poseían entidad suficiente para modificar la resolución a la
que arribó el Tribunal al considerar que no se encontraba acreditado el carácter de organizador del
evento de la demandada para hacerla responsable por los daños cuya indemnización reclamaba
la actora.
En este sentido, como señala la Sala en el auto denegatorio, la recurrente ha invocado al
solicitar la apertura de la causa a prueba en la Alzada la existencia de un hecho nuevo que en
realidad no era tal pues era parte de la discusión que venía de la anterior instancia. Por otro lado,
no acreditó que se tratara de un supuesto de prueba no admitida o no producida ni la relevancia
que la misma podría tener sobre la suerte del pleito, pretendiendo en definitiva, so pretexto de
valerse de prueba documental para acreditar la publicación de un sitio de internet, la realización de
una improcedente pericial informática.
En otro orden, los restantes agravios refieren, en síntesis, a la valoración efectuada por el A
quo de los elementos probatorios reunidos en la causa -en especial, de la testimonial de
Vacarezza-, pretendiendo la impugnante oponer una singular interpretación de las circunstancias
fácticas y de las constancias de la causa, no demostrando, en las particularidades del "sub
examine", cómo se habría configurado la arbitrariedad que aduce ni tampoco la decisividad de sus
planteos, ello a fin de lograr la descalificación constitucional de lo decidido.
En efecto, la atenta lectura del pronunciamiento refleja que la Sala tuvo en cuenta para
confirmar la decisión de primera instancia que el A quo había analizado detenidamente las
pruebas existentes en la causa para llegar a la conclusión de que no se había probado el carácter
de organizador de Quilmes S.A.
Para efectuar tal afirmación, el Tribunal consideró que el Juez había fundado su convicción
sobre la ausencia de responsabilidad de la demandada en las pruebas arrimadas a la causa como
ser el informe de Prefectura Naval Argentina en el cual no se citaba a la demandada como
organizadora del evento ni se informaba que hubiera pedido autorización al efecto; las constancias
del sumario instruido de las que surgía que el evento había sido organizado por el programa
"Navegando" y la empresa "Vivir el Río"; la declaración del representante de "Vivir el Río" quien
señaló que Quilmes S.A. no había sido organizador del evento sino que lo habían sido su
representada y el Señor Vacarezza; las testimoniales de Pagliego, Coggiola y Aguilar las cuales si
bien vinculaban de alguna manera a Quilmes S.A. con el evento se referían primordialmente a la
publicidad; y el testimonio de Carlos Vacarezza. Respecto de éste, la Cámara brindó las razones
por las cuales juzgó que el mismo sólo había sido considerado por el A quo como un testimonio no
relevante, al sólo efecto de confirmar los restantes elementos probatorios, de los que se extraía
que Quilmes S.A. no había revestido el carácter de organizador del evento.
Alega la impugnante como causal para descalificar el pronunciamiento cuestionado la
prescindencia del texto legal por no haberse aplicado, pese a que se trataba de un espectáculo
deportivo, la ley 23194 (modificada por ley 24192). Al respecto, la Sala consideró que al no
haberse acreditado que Quilmes S.A. había sido organizador del evento, no resultaban aplicable al
caso ni las normas ni la jurisprudencia -fallo "Mosca" del Máximo Tribunal de nuestro país- traídas
por la actora que versaban sobre la responsabilidad de los organizadores de espectáculos
deportivos, respuesta ésta que aparece suficientemente fundada y por tanto, no habilita el vicio
descalificante de la resolución desde la óptica constitucional que pretende la recurrente.
Del mismo modo, los argumentos brindados por el Tribunal para no aplicar la teoría de las
"cargas probatorias dinámicas" -considerar que la actora no había demostrado que la parte
demandada se encontraba en mejores condiciones de suministrar la prueba respecto a quién
había sido el verdadero organizador del evento- resultan suficientes para satisfacer la exigencia
del artículo 95 de la Constitución provincial, no haciéndose cargo la impugnante de las específicas
consideraciones que contiene el fallo respecto a la no aplicación de las reglas probatorias
pretendidas.
Tales son los argumentos expuestos, principalmente, por el Tribunal A quo y frente a ello, la
compareciente debía demostrar, con base en las constancias de autos, por qué resultaba
insuficiente esa motivación en relación a las circunstancias del caso, lo que, de la confrontación de
lo argumentado por la parte con los fundamentos brindados en la resolución impugnada, no logra
entreverse como configurado.
En efecto, si bien la impugnante aduce que de las pruebas rendidas surge acreditado el
carácter de organizador del evento de Quilmes S.A., sus planteos se reducen a una mera
disconformidad con la valoración de los elementos de prueba incorporados a la causa efectuada
por los Juzgadores, otorgándole mayor fuerza de convicción a unos sobre otros, tema que
pertenece a aspectos propios de las instancias ordinarias y por ello excluidos de este control al no
haberse demostrado que esas apreciaciones resulten ilógicas o irracionales, en cuyo caso sí
justificaría la apertura del remedio intentado.
De ahí que pretender invadir ese ámbito hermenéutico significaría que este Cuerpo
sustituyera a los jueces ordinarios de la causa, distorsionando de tal suerte el restringido ámbito
previsto normativamente sobre el control de constitucionalidad de los fallos judiciales.
Por ello, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESUELVE: Rechazar la queja
interpuesta.
Regístrese, hágase saber y oportunamente remítanse copias al Tribunal de origen.
Fdo.: GASTALDI-FALISTOCCO-GUTIÉRREZ-NETRI- Fernández Riestra (Secretaria)
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