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PROYECTO PIDERAL Y SU METODOLOGÍA
INTRODUCCIÓN
El proyecto PIDERAL utiliza como metodología, un enfoque basado en desarrollo territorial rural
participativo, que implica la definición de un territorio, de un programa de desarrollo rural y la
creación de una Organización Local de Desarrollo Territorial (OLDET) encargado de
diagnosticar, programar y ejecutar las acciones de desarrollo de dicho territorio en el marco de
una alianza de actores públicos y privados con presencia en el mismo.
La idea de hacer participar a los actores locales en los procesos de desarrollo territorial, desde el
diagnóstico hasta la evaluación de programas, pasando por el diseño y la ejecución de los
mismos, ha resultado una innovación que ha despertado interés en organismos internacionales,
como el IICA, la FAO, el PNUD o el BID. El interés suscitado por éste método ha influido también
en administraciones nacionales y regionales de países latinoamericanos a la hora de diseñar
políticas públicas con un enfoque de participación local por la capacidad de los actores
organizados en un territorio de dar respuesta a los problemas concretos que enfrentan en los
ámbitos económico, ambiental, social y político.
Se ha comprobado, con el desarrollo de experiencias concretas de cooperación y alianzas entre
actores que la metodología con la que trabaja PIDERAL, debidamente adaptada a las
circunstancias y características específicas de cada territorio, puede suponer una potente
herramienta para abordar los retos de desarrollo territorial rural que se afrontan en América
Latina.
EL TERRITORIO
Históricamente, los territorios -o comarcas o zonas- se han definido a partir de criterios
fundamentalmente económicos, sociales, ambientales y políticos (administrativos).
PIDERAL entiende que el territorio es también una "creación", un acuerdo entre actores públicos
y privados que evalúan la conveniencia de acotar un territorio determinado para poder actuar
sobre él con unos instrumentos organizativos y financieros
En PIDERAL, no se hace énfasis en la "construcción político- administrativo" de un territorio, sino
en la homogeneidad sociocultural y económica del mismo, así como en que tenga unas
"dimensiones" que lo hagan adecuado para las intervenciones que puedan proponerse desde un
grupo de acción territorial.
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Por tanto, en PIDERAL, "enfoque territorial", debe entenderse en una escala que supera la de la
comunidad o el municipio. Es decir, el territorio se define sobre la unión de comunidades y
municipios, que actúan con una amplia visión territorial.
REQUISITOS DE UN TERRITORIO
Para poder hacer operativo el trabajo por el desarrollo desde el enfoque territorial, el territorio a
definir debe cumplir una serie de requisitos:
1.- Tener una DIMENSIÓN adecuada, es decir, que su tamaño facilite una relación real entre la
gente, las comunidades y los municipios que lo forman, que las distancias no sean tan grandes
como para impedir un contacto habitual entre ellas y con los equipos técnicos que facilitan los
procesos de participación.
2.- Contar con un mínimo de POBLACIÓN que permita llevar a cabo acciones conjuntas de tipo
económico, sociales o políticas, con las mayores garantías.
3.- Un equilibrio entre la SUPERFICIE y la POBLACIÓN del territorio es fundamental. Además,
habría que tener en cuenta en cada caso, cuestiones clave como las redes de comunicación y el
grado de aislamiento de las comunidades (¿cuánto tiempo emplea la gente para llegar a otros
lugares poblados?).
4.- La existencia de unas RELACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES entre las comunidades y
municipios que forman el territorio. ¿Con quién comercia la gente? ¿Con quién establecen sus
relaciones sociales de parentesco, ayuda mutua, alianzas de grupos, etc.? ¿A dónde viaja la
gente con más frecuencia?...
5.- La existencia de unos RASGOS CULTURALES COMUNES, el sentido de identidad y de
pertenencia, unas expectativas y anhelos comunes, etc.
Definir un territorio de acuerdo a estos cinco requisitos hace más fácil reconocer los puntos
fuertes y débiles, las amenazas y oportunidades y los recursos propios de partida para poner en
marcha un proceso de desarrollo territorial sostenible.
PIDERAL da más importancia al movimiento y al sentimiento real de la gente que a la
organización política-administrativa para definir los territorios sobre los que actuarían los grupos.
El concepto "territorio" no significa "espacio físico", sino "espacio físico poblado", lo cual añade el
factor humano a dicho concepto. En esa medida, son las circunstancias concretas de cada
período las que pueden marcar los límites de un territorio.
Tanto desde un punto de vista sociocultural como político- administrativo, históricamente los
territorios cambian. Los cambios económicos, sociales y políticos que se dan en los países
tienen también su reflejo en los espacios locales.
En la medida en que entendamos que el desarrollo territorial es un proceso dinámico, debemos
comprender que la definición inicial que hagamos de un territorio puede estar sujeta a cambios
futuros. Es decir, podemos empezar un programa de desarrollo rural con un número de
comunidades y municipios, una extensión determinada y una población concreta y modificarlos
de cara a un segundo programa de desarrollo.
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EL ENFOQUE ASCENDENTE
Enfoque ascendente significa que los actores locales de un territorio participan en la TOMA DE
DECISIONES, sobre la definición de los problemas que les afectan y las soluciones que deben
buscarse; sobre las prioridades de las necesidades a atender y sobre las fórmulas más
adecuadas (ESTRATEGIA) para hacerlo, contando tanto con los recursos propios (humanos y
del entorno) como ajenos (normalmente financieros).
Si el enfoque ascendente significa pensar y actuar de abajo-arriba a partir de la propia iniciativa
de la gente local, el enfoque descedente plantea ir de arriba-abajo, es decir, a partir de las
propuestas y políticas que crean y aplican los gobiernos (nacionales, regionales o municipales)
para solucionar los problemas de la gente. Es una obligación de los Estados el atender las
necesidades de la población y, por tanto, su responsabilidad política es la de dedicar los
recursos públicos a la atención de esas necesidades de la forma más adecuada posible.
En el caso del desarrollo territorial, el enfoque ascendente NO SUSTITUYE, sino que debe
REFORZAR y COMPLEMENTAR el enfoque descendente. En el fondo se trata de
DEMOCRATIZAR la política, creando CIUDADANÍA: los actores locales, con un mayor
conocimiento de sus problemas y necesidades, tienen la capacidad no sólo de plantear
demandas, sino de ejecutar y gestionar recursos públicos y privados para mejorar sus
condiciones de vida.
El enfoque ascendente supone fundamentalmente, la participación de la población que hay en un
determinado territorio, por tanto, esta participación debe tener en cuenta a tres tipos de actores:
- AGENTES INSTITUCIONALES. Autoridades locales.
- AGENTES ECONÓMICOS Y EMPRESAS PRIVADAS. Organizaciones de empresarios y
productores, sector cooperativo, sector financiero y otras empresas de servicios a la población.
- AGENTES SOCIALES. Sociedad civil en general, en grupos organizados o a título individual
(personas físicas).
También supone reconocer que estos actores tienen intereses diferentes (a veces, incluso,
enfrentados), por lo que deben ponerse sobre la mesa de la forma más abierta posible cuáles
son esos intereses y encontrar la manera de definir los INTERESES GENERALES, es decir,
aquellos que, si se tienen en cuenta, garantizan la mejora de las condiciones de vida del
conjunto de la población.
EL GRUPO DE ACCIÓN TERRITORIAL (GAT)
De acuerdo con el método del proyecto PIDERAL, es la organización que debe crearse de forma
nueva o a partir de alguna organización local existente como instrumento de animación del
proceso de desarrollo territorial. Elaborar el diagnóstico, una estrategia del territorio y buscar
recursos de forma concertada son sus primeras tareas.
El GAT facilita el proceso de desarrollo territorial porque agrupa y combina recursos humanos y
financieros disponibles del sector público, del sector privado y de la sociedad civil.
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Vincula a los actores del territorio a proyectos colectivos y a actuaciones que inciden en varios
sectores al mismo tiempo que beneficia a diferentes grupos y colectivos que comparten intereses
económicos, sociales o territoriales.
Fomenta el diálogo y la cooperación entre los agentes rurales y no la competencia entre unos y
otros. El trabajo con fines comunes y la ayuda mutua reducen los niveles de conflicto y permiten
alcanzar soluciones negociadas.
Ayuda a crear y a consolidar las economías locales, teniendo en cuenta los factores
medioambientales, la cultura y el patrimonio, como recursos a proteger y valorizar para proveer
un modo de vida a la población local.
MIEMBROS DEL GAT
Son socios públicos y privados con presencia en el territorio. Inicialmente, suele formarse con los
grupos más dinámicos, pero no puede perderse de vista que el objetivo debe ser movilizar e
incorporar a todos los actores (institucionales, económicos y sociales), con sus diferentes
intereses y expectativas, evitando que algún grupo concreto con más poder controle en exclusiva
el proceso.
Es decir, el GAT debe conformar un espacio equilibrado y representativo del tejido social,
económico e institucional del territorio, donde todos funcionen desde sus propios intereses, pero
con el compromiso de buscar acuerdos de interés general.
El GAT también debe contar con un EQUIPO TÉCNICO PROFESIONAL que facilite y anime el
proceso, con capacidad para conciliar intereses diversos y los conocimientos y habilidades
necesarios para prestar la asistencia técnica que se requiere en todas las fases del programa de
desarrollo territorial que gestione el grupo: diagnóstico del territorio, diseño de la estrategia,
ejecución, gestión y evaluación del programa.
ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DEL GAT
La Ley en cada país regula el modo de organización y funcionamiento de este tipo de entidades.
Se organiza mediante la Asamblea General, que reúne a todos los socios del grupo, es el órgano
máximo y soberano de la asociación. Asume las decisiones más importantes que afectan a la
entidad, como los estatutos, los criterios de admisión de nuevos socios, la elección de la junta
directiva o la aprobación de la estrategia territorial, entre otras.
La Junta Directiva es el órgano de Gobierno que se encarga de decidir sobre el funcionamiento
cotidiano de la organización, destacando entre sus funciones todas las que afectan a la gestión
económica, como la aprobación de proyectos.
En el GAT, se pueden crear también "mesas de participación", de carácter sectorial (por temas).
En estas mesas, puede participar cualquier grupo o persona, aunque no pertenezca al grupo de
acción local. Las mesas funcionan como el motor de dinamización y tienen capacidad de analizar
y elevar propuestas a la junta directiva.
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El equipo técnico es la estructura encargada de preparar toda la documentación e información
que debe ser transmitida a los socios y a la junta directiva para los procesos de toma de
decisiones, así como de preparar las convocatorias y acompañar todas las reuniones que
puedan llevarse a cabo: en las comunidades, en las mesas, en la junta o en la asamblea.
Se puede establecer la norma para que, tanto en la Junta Directiva como en la Asamblea, los
socios institucionales no tuvieran más del 50%, de los derechos de voto, como un medio de
garantizar la capacidad de los agentes privados (económicos y sociales) de participar en la toma
de decisiones.
ACCIONES DEL GAT
El GAT anima y organiza el proceso de participación de los actores del territorio, iniciando por el
diagnóstico.
Decide sobre el contenido de la estrategia de desarrollo territorial.
Lleva la dirección de la misma, tomando decisiones sobre los diferentes proyectos a financiar
con criterios claros y transparentes.
Apoya la puesta en marcha y el seguimiento de dichos proyectos, garantizando una
administración transparente y el uso adecuado de los fondos públicos usados.
Autoevalúa el proceso y saca lecciones de los elementos a corregir y de las buenas prácticas
llevadas a cabo.
Comparte con otros grupos similares experiencias y conocimientos.
Incide, con su experiencia y planteamientos, en las autoridades regionales y nacionales. Es
decir, representa un modelo de organización que puede influir de manera positiva en las políticas
sociales y económicas.
Reúne a los grupos de interés del territorio y los comprometa en torno a un proyecto común.
Toma decisiones autónomamente y examina objetivamente los recursos locales.
Interrelacionan las diferentes acciones que apoye siguiendo una estrategia previamente
consensuada.
Saca provecho de las oportunidades que ofrecen tanto los recursos locales como los exteriores
que pueda hacer llegar.
Está abierto a ideas innovadoras, a nuevas formas de solucionar los problemas y los retos que
se presenten en el territorio.
Vincula e integra los diferentes sectores sociales y económicos, mejorando la capacidad de la
economía local y los niveles de vida de la población.
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EL PLAN ESTRATÉGICO de DESARROLLO del TERRITORIO (PEDET)
La redacción del PEDET supone la creación de un espacio de COMUNICACIÓN,
NEGOCIACIÓN y CONCERTACIÓN, donde se lleve a cabo el debate y los acuerdos sobre los
problemas y las soluciones posibles a partir de:
- La concienciación, la formación, la movilización y la participación de la población para llevar a
cabo el DIAGNÓSTICO del territorio, es decir, el análisis desde la perspectiva local que permita
saber los puntos fuertes y débiles del mismo, así como las amenazas y oportunidades que se
presentan.
- El establecimiento colectivo de las PRIORIDADES y, por tanto, de la ESTRATEGIA de
desarrollo territorial.
- La definición clara y transparente de los criterios para seleccionar en el territorio las
actuaciones apropiadas, los PROYECTOS, que permitan conseguir los objetivos definidos en la
estrategia.
- La definición y obtención de los RECURSOS FINANCIEROS, externos e internos, públicos y
privados, necesarios para poder llevar a cabo los proyectos.
Con estos cuatro elementos, DIAGNÓSTICO, ESTRATEGIA, SELECCIÓN DE PROYECTOS y
FINANCIACIÓN, el enfoque ascendente se concreta en la definición de un PROGRAMA DE
DESARROLLO TERRITORIAL, que es el instrumento para alcanzar las metas propuestas
concertadas entre los diferentes actores del territorio.
La participación no puede plantearse sólo en el inicio, sino a lo largo de todo el proceso,
dedicando los recursos que sean necesarios para crear, mantener y fortalecer la
ORGANIZACIÓN LOCAL a través del GAT.
Es decir, la participación no es únicamente para el diagnóstico y el diseño del programa, sino
también para su ejecución, su gestión y la evaluación de los resultados.
Cerrando el ciclo de la participación local, el proceso se hace AUTOSOSTENIBLE, con un
conjunto de actores organizados, interesados en debatir y decidir sobre el qué se hace en el
territorio, el cómo, el cuándo y el porqué. Un GAT se consolida con el tiempo cuando es capaz
de sacar conclusiones de lo que se ha hecho en el pasado y cómo debe planificarse el futuro.
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