La No Presentación de Declaraciones Juradas y el Cierre de Locales DR. LUIS HERNÁNDEZ BERENGUEL (1) Un tema que viene generando una gran preocupación entre los contribuyentes -además de un creciente malestar, que en nada favorecerá la imagen que debería mostrar la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT)- es el relativo a lo que genéricamente podríamos denominar “cierre de locales”. Múltiples son las circunstancias que explican la preocupación y el malestar anotados, y no es el objeto del presente trabajo referirse a ellas de manera específica y detallada. Pero, sin duda, una de esas circunstancias tiene que ver con la ausencia de una interpretación adecuada y racional de las normas vigentes y no meramente literal. La interpretación literal en materia tributaria desemboca, cada vez con más frecuencia, en el absurdo. Sabemos que el cierre de locales constituye una sanción que se vincula a la “evasión tributaria” y que nuestro Código Tributario contiene una enumeración de las 1 diversas infracciones que probarían, objetivamente, tal evasión. Sólo una de ellas será materia de análisis y es la que está referida a la obligación de presentar declaraciones juradas. Abordaremos, pues, dicho tema, en momentos en que se anuncia la próxima publicación de un nuevo Código Tributario, cuyo texto sólo conocen los que lo vienen preparando -misterio para los demás-. Conviene agregar que lo que sí se sabe es que entre los autores no está ninguno de los peruanos que en este país podrían efectuar importantes aportes debido a que, durante muchísimos años, han venido estudiando con seriedad el Derecho Tributario y enseñándolo a través de la cátedra. Este pequeño análisis sobre la obligación de presentar declaraciones juradas y el cierre de locales por su no presentación, se escribe en el mes de junio de 1992, para la Revista “Cuadernos Tributarios” que corresponde a dicho mes y año. Podrá ocurrir, Presidente del Instituto Latinoamericano de Derecho Tributario. Presidente del Instituto Peruano de Derecho Tributario. Presidente de la Asociación Internacional de Tributación y Derechos Humanos. Ex Presidente de Asociación Fiscal Internacional (IFA) Grupo Peruano. Ex Miembro del Consejo General de International Fiscal Association. Miembro de la Asociación Española de Derecho Financiero. Profesor de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Lima. 9 en consecuencia, que cuando la referida revista empiece a circular nos encontremos con un nuevo Código Tributario y que éste afronte el problema de manera diferente a como hoy está legislado. 2. CONCURRENCIA DE REQUISITOS PARA QUE SE PUDIERA CONFIGURAR LA INFRACCION ANTES DE LA VIGENCIA DEL DECRETO LEGISLATIVO 769 1. TIPIFICACION DE LA INFRACCION Tres eran los requisitos que debían concurrir, antes del 1° de abril de 1992, para que se produjera la infracción que venimos analizando: El numeral 2 del artículo 153 del Código Tributario vigente trata sobre “las infracciones tributarias formales vinculadas a la evasión tributaria”, agregando que ellas están “sancionadas con cierre temporal de establecimientos, así como consultorios u oficinas de profesionales independientes”. Vale decir que la sanción, en principio, es siempre la misma. Es en el inciso c) de dicho numeral que se incluye entre tales infracciones “No presentar las declaraciones juradas a que están obligados los contribuyentes o responsables y haber sido detectado en tal situación por la Administración Tributaria”. Para tener el panorama completo es preciso considerar lo que dispone la Cuarta Disposición Final del Decreto Legislativo 769, vigente a partir del 1° de abril de 1992, que -interpretada en toda su extensión, lo que tampoco es propósito de este trabajoen vez de aclarar las cosas las ha enredado. En lo que a la infracción que vamos a analizar se refiere, la Cuarta Disposición Final establece lo siguiente: a) se refiere a “No presentar las declaraciones juradas a que están obligados los contribuyentes y responsables”, separando esta infracción de otra que tipifica como “Omitir la presentación de las declaraciones juradas y haber sido detectado por la Administración Tributaria”; b) precisa que ambas infracciones -dándolas como preexistentes- se sancionan con cierre temporal de establecimientos, así como de consultorios u oficinas de profesionales independientes, “siempre que estén vinculadas con la evasión tributaria”. 10 a) Que el deudor tributario -contribuyente o responsable- no presentara una declaración jurada a que estaba obligado, lo que obviamente significa que el plazo legal para dicha presentación tenía que estar vencido sin que la presentación se hubiera efectuado. Es importante notar que el Código no hace distingos por razón del tributo de que se trate, ni del acreedor tributario ni del órgano administrador del tributo. Por eso mismo, aun cuando en la práctica sólo la SUNAT ha ejecutado la sanción de cierre, cualquier otro órgano administrador de tributos tiene la facultad de imponerla. De otro lado, el concepto de declaración jurada estaba precisado en el primer párrafo del articulo 75 del Código Tributario de la manera siguiente: “La declaración jurada es la manifestación de hechos comunicados a la Administración en la forma establecida por las leyes o reglamentos, la cual puede constituir la base para la acotación o liquidación de un tributo, o para la determinación de sus elementos esenciales”. Interesa poner énfasis en esta definición legal de declaración jurada, que puede ser desagregada en tres partes. Una primera, según la cual toda declaración jurada es una manifestación de hechos que el deudor tributario pone en conocimiento de la Administración. Una segunda, que establece el mecanismo de comunicación de esos hechos por el deudor, señalando que las leyes o reglamentos -y nunca la SUNAT- deben establecer la forma de la comunicación. Y una tercera, que establece el objetivo de toda declaración jurada, cual es el de permitir que la Administración determine la obligación tributaría o alguno de sus elementos esenciales, como quién es el deudor tributario, si lo es a título de contribuyente o de responsable, cuál es la base imponible, etc. De forma tal que cuando el Código señala que la no presentación de declaraciones juradas podía configurar una infracción sancionable con cierre de locales -expresión que vamos a usar de manera genérica para contemplar el cierre temporal de establecimientos, consultorios u oficinas de profesionales-, se está remitiendo a la propia definición de declaración jurada que establece su artículo 75. En consecuencia, no son verdaderas declaraciones juradas, sino simples comunicaciones, tanto la mal llamada declaración de existencias de facturas como la de impresión de nuevas facturas, por lo que su no presentación no puede generar la sanción de cierre de locales -como en la práctica ha ocurrido innumerables veces, en un claro abuso de poder-, puesto que a través de los hechos que con ellas el contribuyente comunica a la SUNAT, ésta no está en aptitud de determinar la obligación tributaria ni alguno de sus elementos esenciales. Sin embargo, mediante Resolución Nº 21231 de 20 de abril de 1988, el Tribunal Fiscal declaró procedente el cierre de un establecimiento porque el contribuyente había omitido la presentación de la declaración jurada especial de impresión de nuevas facturas o comprobantes. Habiendo una definición legal de declaración jurada, el sólo hecho que el legislador o el reglamentador o, inclusive -sin competencia alguna- la SUNAT pudieran llamar de esa manera a lo que es una simple comunicación, no puede cambiar la naturaleza de las cosas, ni convertir en infractor sujeto a la sanción de cierre de locales a quien no presenta -dentro de los plazos legales- lo que verdaderamente es una simple comunicación. b) Que al omiso en la presentación, la Administración Tributaria lo detectara en tal situación. Si la Administración “detectaba” la omisión cuando ésta ya había sido subsanada -vale decir, después de la presentación, aunque extemporánea de la declaración-, no se producía la infracción bajo análisis. La opción escogida por el legislador es clara. Si alguien no presenta dentro del plazo una verdadera declaración jurada, aunque ello pudiera significar evasión tributaria, tiene la posibilidad de no incurrir en la infracción sujeta a cierre de locales si extemporáneamente, pero antes de ser detectado como omiso por la Administración Tributaria, procede a la presentación de dicha declaración. “Detectar”, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, significa poner de manifiesto, por métodos físicos o químicos, lo que no puede ser observado directamente. En el presente caso es indudable que sólo por métodos físicos -no aparecer en las computadoras del órgano administrador como presentada, si los sistemas de cómputo caminan adecuadamente, o verificar su no presentación por la no exhibición de la copia de dicha declaración pese al requerimiento efectuado- se detecta la omisión. En los hechos, un simple requerimiento de exhibición de la citada declaración no presentada, es considerado como un acto de la Administración que ha permitido detectar la no presentación, a despecho de que la existencia del requerimiento ya ilustra sobre la circunstancia de no haber actuado los sistemas de cómputo como medios de detección de la infracción y pese a que, en consecuencia, sólo vencido el plazo para la exhibición es posible “detectar” realmente la falta de presentación. 11 El requerimiento es considerado como un acto que ha permitido detectar la infracción, para evitar que entre el momento en que es notificado el requerimiento y el día en que se debe exhibir la declaración jurada -entre los que media un período de tiempo-, el deudor tributario proceda a efectuar dicha presentación y alegue que no ha sido detectado como omiso pues evidentemente exhibiría -el día designado para tal efectouna copia de la referida declaración con el correspondiente cargo de recepción por las autoridades competentes. Era viable, sin embargo, que la no presentación de una declaración jurada constituyera una infracción formal, no vinculada con evasión tributaria, sujeta a multa, tal como lo tiene previsto el inciso a) del numeral 1 del artículo 153 del Código Tributario. Si la omisión es detectada por la Administración Tributaria y la no presentación tiene vinculación con la evasión tributaria, la pregunta a formularse es si existe una sola infracción formal, con dos sanciones -multa o cierre de local-, en cuyo caso se aplica la sanción mayor según el primer párrafo del artículo 157 del Código Tributario, o si se trata de dos infracciones formales distintas, cada una con su sanción plenamente aplicable. A nuestro juicio, en esta hipótesis se sigue configurando la existencia de una misma infracción formal y puede, sin embargo, en algunos casos resultar subjetivo determinar cuál es la sanción más grave, aun cuando en principio aparezca el cierre de locales como sanción más grave que la multa. El Tribunal Fiscal, mediante Resolución Nº 24024 de 25 de febrero de 1991, estableció que no procedía un cierre de local por no presentación oportuna del balance mensual a la SUNAT -en base al cual el contribuyente efectuaba sus pagos a cuenta-, debido a que la omisión había sido subsanada presentándose tal balance antes 12 que el contribuyente fuera detectado como omiso. c) Que la infracción estuviera vinculada con la evasión tributaria. Este tercer requisito es a la vez un supuesto absolutamente necesario y previo para que se configure la infracción sujeta a cierre de locales. Ahora bien, ¿qué es evasión tributaria? Nuestro Código ni norma tributaria alguna define esta expresión, con lo que ha quedado al arbitrio, en primer lugar del órgano administrador del tributo, y en segundo lugar de quienes deban resolver cualquier reclamación al respecto. Por lo demás, ésta no es una expresión unívoca en la doctrina, como acertadamente lo expresa Carlos M. Giuliani Fonrouge (“Derecho Financiero”, Vol. II, 3a. edición ampliada y actualizada, Ediciones Depalma, 1977, Buenos Aires), quien al efecto señala que “...la evasión fiscal es concebida unas veces en sentido genérico e incluyendo a la “defraudación”; en otros casos, inversamente, lo genérico es el delito de defraudación y la evasión constituye una especie de él; otras veces, finalmente, la evasión es considerada como un delito independiente de la defraudación y con caracteres similares”. Para Héctor B. Villegas (“Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario”, Tomos I y II, 4ta. Edición Actualizada, Ediciones Depalma, 1990, Buenos Aires) evasión fiscal o tributaria “Es toda eliminación o disminución de un monto tributario producida dentro del ámbito de un país por parte de quienes están jurídicamente obligados a abonarlo y que logran tal resultado mediante maniobras fraudulentas u omisivas violatorias de disposiciones legales” (las negritas son nuestras). Más adelante señala que “La evasión sólo puede producirse por parte de aquellos que están jurídicamente obligados a pagar un tributo al fisco”. Como se puede observar, para Villegas la evasión tributaria es el género -”maniobras fraudulentas u omisivas”-, siendo comprensiva del fraude fiscal y de la figura de la omisión de pago de tributos. Empero, aun en este último caso parece estar implícita la distinción entre una omisión de pago derivada de “maniobras” del obligado -lo que involucra una cuestión subjetiva-, y una simple omisión de pago. El propio Villegas se encarga de distinguir lo que es defraudación fiscal o fraude fiscal, al señalar que esta última “...requiere, subjetivamente, la realización de determinados actos o maniobras tendientes a sustraerse, en todo o en parte, de la obligación de pagar tributos”. Para interpretar los alcances de la expresión “evasión tributaria” a que se alude en el numeral 2 del artículo 153 del Código Tributario, hay que realizar la respectiva concordancia con el primer párrafo del artículo 146 del Código Tributario. Según éste, “La infracción será determinada en forma objetiva...” (las negritas son nuestras). La discusión, como se ha visto, radica en la vinculación de la figura de la evasión con la figura de la defraudación, pero para que esta última se produzca hay una intencionalidad del agente que sólo puede ser apreciada subjetivamente, y para que estemos frente a una evasión hay que apreciar la existencia de “maniobras” -elemento subjetivoque conducen a la omisión. Para nosotros, cuando nuestro Código Tributaria menciona la “evasión tributaria”, en una norma destinada a sancionar con cierre de locales las infracciones vinculadas con dicha evasión, está descartando la figura de la defraudación fiscal, para concretarse -de manera objetiva- a la constatación de que ha habido una omisión, total o parcial, en el pago de uno o más tributos, sin importar que tal omisión tenga o no su origen en “maniobras omisivas” del obligado. Dentro de este orden de ideas, puede ocurrir que se hayan producido los dos primeros requisitos -no presentación de una verdadera declaración jurada y que el deudor haya sido detectado como omiso por la Administración Tributaria-, pero que no se produzca el tercero, por varias razones. Mencionemos algunas pocas de las muchas situaciones que se pueden dar al respecto: – No se presentó la declaración pero sí se pagó correctamente y a tiempo el tributo a que ella se refiere. – Había la obligación de presentar declaración y no se presentó, pero el obligado está exonerado totalmente del tributo a que tal declaración se refiere. – No se presenta declaración jurada del Impuesto a la Renta de un determinado ejercicio, pero la misma arroja pérdida tributaria y, en consecuencia, no hay impuesto por pagar. Dentro de este orden de ideas, tiene que existir, objetivamente, una relación entre la no presentación de la declaración jurada y la falta de pago, total o parcial, de uno o más tributos a que dicha declaración se refiere. Por ello, concordamos con el contenido de la Resolución del Tribunal Fiscal Nº 20485 de 12 de agosto de 1987. En dicha Resolución, el Tribunal Fiscal estableció que era improcedente cerrar un local, debido a que la infracción no tenía vinculación con la omisión en el pago de un tributo. Se trataba de un contribuyente que no había presentado una declaración jurada, al que en su condición de omiso la Administración Tributaria le había solicitado mediante un requerimiento copia de dicha declaración, y que antes de la fecha de exhibición 13 había subsanado la omisión. De la declaración presentada entre la fecha del requerimiento y la fecha fijada para la exhibición, no resultaba impuesto por pagar. 3. CONCURRENCIA DE REQUISITOS PARA QUE SE PUEDA CONFIGURAR LA INFRACCION A PARTIR DE LA FECHA DE ENTRADA EN VIGENCIA DEL DECRETO LEGISLATIVO 769. Es necesario indicar que las normas del Código Tributario que hemos citado en los párrafos anteriores a este punto 3, no han sido modificadas básicamente. En efecto: – El concepto de declaración jurada contenido en el primer párrafo del artículo 75 subsiste, habiéndose cambiado la expresión “acotación o liquidación de un tributo” por la más técnica de “determinación de la obligación tributaria”, sin afectar en lo más mínimo el contenido de la definición. – El primer párrafo del artículo 146 permanece idéntico en cuanto establece que la infracción debe ser determinada en forma objetiva. – El inciso c) del numeral 2 del artículo 153 tampoco ha sido variado, salvo la “precisión” que contiene la Cuarta Disposición Final del Decreto Legislativo 769, cuyos verdaderos alcances serán materia de análisis en los párrafos siguientes. El único objetivo que se deseaba lograr con la Cuarta Disposición Final del Decreto Legislativo 769, era reafirmar y enfatizar que todos los supuestos previstos en el numeral 2 del artículo 153 del Código Tributario requerían la existencia de evasión tributaria, para que pudieran ser sancionados con el cierre de locales. Es decir, remitiéndonos al caso concreto analizado, que la no presentación de la declaración jurada 14 tenía que haber significado la falta de pago, total o parcial, de uno o más tributos. Sin embargo la redacción de la referida norma enfatiza que el cierre de locales sólo procede cuando hay evasión tributaria en uno solo de los supuestos previstos por el numeral 2 del artículo 153 -no presentación de declaraciones juradas, si ello es detectado por la Administración Tributaria-, pero no en los demás supuestos de dicho numeral. Además, la Cuarta Disposición Final introduce un nuevo supuesto, al incluir en su inciso a) como infracción sujeta a cierre de locales “No presentar las declaraciones juradas a que están obligados los contribuyentes y responsables”. Adicionalmente, como la Cuarta Disposición Final bajo comentario empieza señalando “Precísase que las siguientes infracciones...”, la inclusión de este nuevo supuesto aparece más bien, equivocadamente, como la reiteración de que legalmente preexistía. ¿Quién redactó esta norma? Es un misterio, pero quien lo haya hecho demuestra total desconocimiento de las normas vigentes e, inclusive, serios problemas de redacción. ¿Cómo interpretar, entonces, esta norma enrevesada? Trataremos de lograrlo. En primer lugar, hasta que se dicta la Cuarta Disposición Final del Decreto Legislativo 769, el Código Tributario no había previsto como infracción sancionable con cierre de locales -en lo que a omisión de presentar declaraciones juradas se refieresino únicamente la no presentación de declaraciones siempre que el omiso fuera detectado en esa condición por la Administración Tributaria, como se ha explicado en el punto 2 de este trabajo, en que se analiza la necesidad de que concurran tres requisitos para que se produzca la infracción. Por eso mismo, la primera conclusión es que -a despecho del “precísase” que contiene la Cuarta Disposición Final del Decreto Legislativo 769-, esta Disposición Final tipifica una nueva infracción. En segundo lugar, con respecto a esta nueva infracción hay que entender, como lo enfatiza la última parte de la Cuarta Disposición Final, que aquella sólo puede originar un cierre de locales en la medida que esté vinculada con la evasión tributaria, tal como antes hemos definido esta figura. En tercer lugar, es preciso destacar los alcances de esta nueva infracción y diferenciarla de la que ya estaba regulada por el numeral 2 del artículo 153 del Código Tributario, para lo cual tendremos que efectuar algunas aclaraciones previas. La nueva infracción es tipificada de la siguiente manera: “No presentar las declaraciones juradas a que están obligados los contribuyentes y responsables”. Recordemos que la otra infracción -la ya contemplada en el citado numeral 2 del artículo 153- estaba tipificada de la siguiente manera: “No presentar las declaraciones juradas a que están obligados los contribuyentes o responsables y haber sido detectado en tal situación por la Administración Tributaria”. Empero, la Cuarta Disposición Final del Decreto Legislativo 769, que únicamente pretende -según su enunciado- precisar que dicha infracción sólo da lugar al cierre de locales cuando hay vinculación con la evasión tributaria, no solamente agrega una nueva infracción -dándola por previamente existente- sino que, además, modifica la redacción de la infracción que sí estaba tipificada previamente, sustituyéndola por la siguiente: “Omitir la presentación de las declaraciones juradas y haber sido detectado por la Administración Tributaria”. Nos parece que los tres cambios que contiene la redacción sustitutoria, a la par de absolutamente innecesarios, no modifican nada en esencia. – El primer cambio es de la expresión “No presentar” por “Omitir la presentación”, que a nuestro juicio son idénticas. – El segundo cambio consiste en la supresión de la referencia a que las declaraciones juradas no han sido presentadas por los contribuyentes o responsables que estaban obligados a ello, pero esto es irrelevante pues si no se presenta una declaración jurada el infractor es, necesariamente, un contribuyente o un responsable que estaba obligado a tal presentación. – El tercer cambio también es intrascendente pues estriba en acortar la frase “...haber sido detectado en tal situación por la Administración Tributaria” reemplazándola por otra que señala “haber sido detectado por la Administración Tributaria”, eliminando la expresión “en tal situación”, siendo así que con una u otra redacción aparece evidente que el omiso tiene que haber sido detectado como tal por la Administración Tributaria. Suponer que este último cambio sí entraña una modificación de concepto implicaría afirmar, a priori, que la nueva infracción agregada en el texto de la Cuarta Disposición Final es absolutamente innecesaria, pues en cualquier caso de no presentación de una declaración jurada, subsanada o no la omisión, siempre será posible -inclusive por vía de la subsanación- que ello sea detectado por la Administración. Vistas así las cosas, volvamos a la otra cuestión planteada. ¿Cuál es realmente la diferencia entre las dos infracciones -una previamente tipificada y otra absolutamente nueva- previstas en la Cuarta Disposición Final del Decreto Legislativo 769? 15 La única diferencia aparece claramente. En la nueva infracción -mencionada en el inciso a) de la Cuarta Disposición Finalcon la “no presentación” -acompañada del otro requisito que sería la vinculación con la evasión tributaria- se produce el supuesto sancionable con cierre de locales. En la infracción preexistente -reiterada en el inciso b) de dicha Cuarta Disposición Finalno basta la “no presentación” -acompañada también por la vinculación con la evasión tributaria- sino que además se requiere que el omiso haya sido detectado como tal por la Administración Tributaria. En concreto, para cualquier persona con sentido común -aunque desconozca lo que es el Derecho Tributario y lo que es un tributo- aparece evidente que no había razón alguna para distinguir entre dos infracciones, habida cuenta que la sanción es la misma, salvo el pretexto absurdo e improductivo de hacer gastar más papel en la redacción de normas innecesarias y provo- 16 car trabajos como el presente. Pero así se legisla en materia tributaria en el Perú, aunque nuestro sentido común se rebele y nuestros escasos conocimientos sobre el tema nos hagan pensar en la inutilidad de haber empleado un tiempo importante de nuestras vidas en obtenerlos. En efecto, una vez vigente la Cuarta Disposición Final del Decreto Legislativo 769, si no se presenta una declaración jurada, sea ello detectado o no por la Administración Tributaria -por lo que este requisito de haber sido “detectado” desaparece-, habrá infracción sujeta a cierre de local siempre que ello esté vinculado con la evasión tributaria y aunque en este último aspecto la SUNAT pretenda irracionalmente afirmar que la no presentación de una declaración siempre implica vinculación con la evasión tributaria. San Isidro, 15 de junio de 1992.