"El Arsenal Psicológico para Derrotar al Enemigo".

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INSTITUTO DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS
DE BUENOS AIRES
TEMA: EL ARSENAL PSICOLÓGICO PARA
DERROTAR AL ENEMIGO
Buenos Aires, 01 de Septiembre de 2001
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EL ARSENAL PSICOLÓGICO PARA
DERROTAR AL ENEMIGO
El arsenal psicológico tiene hoy una muy singular importancia en la conducción estratégica
de la guerra y en todos sus niveles.
Este aspecto gravita en el modo de obtener la derrota del adversario.
No solo han de considerarse sus componentes físicos sino y muy particularmente, sus
componentes psicológicos, es decir aquellos recursos conceptuales, inesperados, dirigidos a
quebrar la voluntad de lucha del enemigo, que orientan y acompañan el empleo de la
fuerza física y desarrollan acciones y fintas más sutiles.
Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce y le armó
de coraza. Y ciñó David su espada sobre sus vestidos y probó andar, porque nunca había
hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: yo no puedo andar con esto, porque nunca lo
practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas y tomó su cayado en su mano y escogió cinco
piedras lisas del arroyo y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su
honda en su mano, y se fue hacia el Filisteo…
Samuel 17:3840
Las alternativas que presenta la Estrategia Militar (desgaste o aniquilamiento) buscan
resolver el problema de “cómo” lograr la victoria en combate. En ellas, el arsenal
psicológico siempre tiene un alto peso específico.
La Estrategia de Desgaste (o “fabiana”) se refiere al modo de pelear guerras, campañas,
batallas y combates, en las que las fuerzas buscan la victoria a través de maniobras de
perturbación y desmoralización. La destrucción de las concentraciones de tropa enemigas
llegará recién cuando se esté en ventaja. Las palabras claves en esta opción son:
"desarticulación", "debilitamiento" y “reunión de la masa propia” sobre el punto vulnerable
del enemigo, en oportunidad. La “teoría de desgaste”, propia del débil frente al fuerte,
busca debilitar al enemigo, dividirlo, desmoralizarlo y sorprenderlo, para luego derrotarlo
en aquellos espacios donde se hayan creado vulnerabilidades.
Los adictos a la estrategia de desgaste combinan todos los recursos a disposición para
equilibrar y aun superar al enemigo, perturbándolo, para luego destruir los componentes
físicos de sus unidades, especialmente de las unidades de combate. El guerrero que asume
el desgaste sabe que la maniobra es un medio tan valioso como su templanza y paciencia y
no solo un medio más para conducirlo al combate. En otras palabras, él no se mueve
solamente para pelear, sino para lograr las ventajas que le permitan la victoria.
La Teoría del Aniquilamiento (o clausewitziana), contrariamente, trata de derrotar al
enemigo a través de la directa destrucción o captura de la masa de las fuerzas adversarias.
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Es el modo de acción del fuerte, o de quien se siente fuerte. La más pura aplicación actual
de éste concepto en la guerra de movimiento (mecanizada), es la de preención, ya que a
través de la maniobra rápida se neutraliza o desarticula al enemigo, aun antes de entrar en
combate con él, por parálisis psicológica.
Si esto no es posible, el guerrero del aniquilamiento maniobra para dislocar las fuerzas
enemigas, destruyendo sus sistemas e incapacitándolas para la lucha.
Si acaso el enemigo no puede ser aniquilado por captura, deberá apelarse a la disrupción
o ruptura, creando su “punto álgido” a través del empleo de los medios más fuertes sobre
las líneas de menores expectativas.
El “punto álgido” enemigo no es la fuente de su mayor fortaleza, sino su
vulnerabilidad más crítica.
La destrucción o neutralización de ese punto, no solo debe reducir sus capacidades,
sino producir su parálisis total.
PREENCIÓN
Entonces dijo David al filisteo: tú vienes a mí con tu espada y lanza y jabalina; yo vengo a
ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quién tú
has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano y yo te venceré, y te cortaré la cabeza,
y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la Tierra; hoy
toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David,
David se dio prisa y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.
I Samuel 17:4548
De acuerdo con el diccionario esta palabra proviene del latín praeemere, que significa
“adquirir en forma adelantada”. Uno de sus más modernos significados es el de
“apropiarse u obtener algo antes que los otros”. Esta definición es probablemente más
útil, ya que en el campo militar el término se relaciona con obtener una ventaja en
oportunidad, antes que el enemigo lo haga.
Se trata de obtener lo inesperado, y así sorprender al enemigo a través de una rápida
decisión y ejecución, antes que él lo haga, sobre un espacio llave. Cuando se usa un rápido
movimiento para ejecutar una movida preventiva, el movimiento no está orientado a
alcanzar el choque. Dicho de otra manera, el movimiento a ejecutar apunta al colapso del
enemigo, sin el riesgo de entablar combate directo. De acuerdo con este punto de vista, se
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puede considerar que las más letales y efectivas armas de un vehículo blindado de
transporte de personal son sus rodamientos y motor y no su armamento principal.
Ingresamos así a la idea de la maniobra por “aproximación indirecta”.
La técnica de preención, entonces, ofrece al comandante militar el medio más económico
para derrotar al enemigo, siempre y cuando él esté listo para pagar el precio. Por sobre
todo, la preención demanda una apreciación acerca del valor del tiempo y busca la
obtención de un éxito futuro con la ejecución inmediata y contundente de una decisión del
Comandante. Éste debe considerar que un movimiento de esta índole consumirá gran parte
de sus recursos (excepto tiempo) y exige percibir clara y precisamente la situación enemiga.
Por esta razón, el concepto de preención será el más difícil de percibir. Si se logra, se
ocupa “el centro del tablero”.
DISLOQUE
Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra y la tiró con la honda, e
hirió al filisteo en la frente. Y la piedra quedó clavada en la frente y cayó sobre su rostro
en tierra.
I Samuel 17:49.
El disloque es el arte de hacer que la fuerza del enemigo sea irrelevante.
En lugar de tener que pelear o confrontar una fuerza hostil en sus términos, las fuerzas
propias eluden cualquier combate en el cual el enemigo pueda hacernos entrar en un
aferramiento peligroso y definitivo. Dentro de este concepto se derivan dos métodos para
obtener ese efecto: el primero será el disloque posicional y el segundo el disloque
funcional.
EPAMINONDAS Y EL DISLOQUE POSICIONAL
Nosotros tendemos a pensar que el disloque es un concepto nuevo; pero esta
“estratagema” ha sido largamente aplicada a través de la Historia. La manera obvia de
hacer que la fuerza enemiga sea irrelevante, es moverla a un punto álgido del espacio,
Teatro de Guerra, Zona de Operaciones o Zona de Combate.
El disloque consiste en mover al enemigo a ese punto álgido o mover y producir ese
punto, que será decisivo para alcanzar la victoria.
Un ejemplo, en ámbito clásico-convencional, del primer caso, sería el uso de una maniobra
de engaño, con el objeto de hacer desplazar la reserva del enemigo. Otro ejemplo, en el
mismo ámbito, para el segundo caso, sería el de maniobrar con las propias fuerzas y buscar
un punto de decisión en la retaguardia enemiga o contra una porción de las fuerzas
enemigas que no puedan ser reforzadas en tiempo y espacio.
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Epaminondas es descrito como uno de los más grandes innovadores tácticos en la antigua
Grecia. Usó el disloque posicional el año 371 AC. contra de los espartanos en Leuctra. El
año 379 A.C. los tebanos habían organizado una revuelta en contra de la hegemonía
espartana. En el año 371 A.C., las negociaciones entre los beligerantes fallaron y el Rey
Cleombrotus dirigió a los guerreros espartanos (aproximadamente 11,000 soldados) hacia
la zona general de Boeotia. Entonces Epaminondas, Rey de Tebas, pudo reunir solamente
6,000 soldados para oponerse al avance enemigo. La trayectoria guerrera espartana, sumada
a la arrogancia de estos guerreros, daba pequeñas esperanzas a los tebanos. Pero en una
brillante maniobra táctica, el Comandante tebano colocó su flanco derecho escalonando las
tropas diagonalmente hacia la derecha y hacia atrás, cubriéndolos, además, con una
pequeña fuerza de cobertura de caballería. Al mismo tiempo, colocó en profundidad las
columnas ubicadas en el flanco izquierdo, ganando un efecto de superioridad local sobre el
flanco derecho espartano. Esta masa en contra del flanco derecho espartano hizo irrelevante
su flanco izquierdo, ya que estas fuerzas no pudieron arrollar la debilidad tebana en tiempo.
A través de esta acción los tebanos ganaron la batalla antes de que sus débiles tropas del
centro e izquierda tuvieran la oportunidad de perderla.
La batalla de Leuctra finalizó con la supremacía espartana de la antigua Grecia y nos
dejó un patrón táctico que fue utilizado por Alejandro Magno y Federico II de Prusia.
La Historia nos ofrece muchos ejemplos de disloque posicional. Un ejemplo clásico lo
ofrece Napoleón con su maniobra desde un posicionamiento central. El concepto
operativo era el de ocupar un punto entre dos ejércitos enemigos. A medida que las dos
concentraciones enemigas se movían en contra de él, Napoleón se desplazaba rápidamente
en contra de una fuerza adversaria y la derrotaba, antes de que la otra tuviese la oportunidad
de llegar. Al suceder esto, maniobraba en contra de la otra fuerza y la atacaba. El objetivo
era evitar que el enemigo concentre su masa, dislocando la mitad de esas fuerzas,
mientras neutralizaba la otra mitad. (Maniobraba por líneas interiores).
Un ejemplo moderno puede ser analizado en la invasión de Alemania a Francia, en 1940.
Los planes franceses para la defensa de su frontera dependían de la supuesta fortaleza de la
Línea Maginot. Para ello los generales franceses habían apreciado que los alemanes
atacarían frontalmente sobre los principales objetivos, en un intento de romper las
posiciones. Pero sucedió lo inesperado y éstos, en vez de desperdiciar recursos, tiempo y
vidas en un clásico encuentro de fuerza contra fuerza, sorprendieron al Alto Mando Aliado.
La Wehrmacht dislocó las fortificaciones francesas al avanzar a través de las Ardenas y
atacar Sedán, un “punto álgido”, sorprendiendo con sus unidades mecanizadas en masa,
desde una dirección inesperada, es decir, desde la “línea de menor expectativa”.
En este y en otros ejemplos podemos observar formas de maniobras “psicológicamente
dislocantes”, que en vez de agotar los recursos en choques sobre las fortalezas, explotan a
los medios en el disloque posicional. A continuación veremos otro modo para neutralizar o
dislocar una fuerza enemiga.
JAN ZIZKA Y EL ARTE DEL DISLOQUE FUNCIONAL
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En este ”tipo de disloque” se maniobra para mostrar a la fortaleza enemiga como
irrelevante, a través de medios diferentes. En vez de forzar al enemigo a que desocupe sus
actuales posiciones, el disloque funcional simplemente hace que la fuerza enemiga sea
neutralizada o inapropiada. Ese efecto es generalmente alcanzado por medio de la
tecnología o la táctica, o por la combinación de ambas. En una analogía, el puercoespín
está seguro en contra de la terrible fuerza del león, debido a que éste no puede hacer nada
por el temor de las espinas del puercoespín. Prácticamente el león está funcionalmente
dislocado, no importando que es más fuerte, rápido y feroz que la supuesta víctima.
En el ejemplo bíblico, David empleó el disloque funcional al neutralizar la fuerza de
Goliath, ya que se puede observar que éste nunca tuvo la oportunidad de arrojar su lanza,
blandir su espada, ni mucho menos usar su escudo. Estos factores "sobre los que la
doctrina de pelea de Goliath dependía", nunca fueron permitidos que se utilizaran en el
combate.
El modo de disloque funcional
No es extraño en la historia militar. En las crónicas del desarrollo tecnológico es
simplemente un permanente intento –unas veces exitoso y otras veces no- para dislocar
funcionalmente al enemigo. Uniformes camuflados, por ejemplo, están orientados a
dislocar las armas de pequeño calibre; fortificaciones de campaña, son diseñadas para hacer
a la artillería enemiga irrelevante o inefectiva. De la misma manera, un batallón de
infantería conduce un ataque nocturno con el objeto de dislocar funcionalmente a las
fuerzas adversarias, que no están equipadas con dispositivos de visión nocturna.
El caso de JAN ZIZKA es clásico. Este personaje cobró una relevancia especial durante
la rebelión de los Húsares, en la actual República Checa. Esta revolución fue dirigida por el
Rey Segismundo (hijo del Emperador Carlos IV) en contra de una alianza de nobles y
religiosos, desafectos a su régimen. Las fuerzas del Rey generaron, a través de su accionar,
un proceso insurgente a lo largo de las pequeñas comunidades del país. Jan Zizka, miembro
de la aristocracia, fue quien comandó estas fuerzas que ocasionaron la derrota de las fuerzas
leales al Rey.
Los éxitos de Zizka son interesantes debido a una serie de razones:
la primera es que a pesar de su éxito, éste es prácticamente desconocido por los
estudiantes de historia militar,
la segunda porque representa un increíble ejemplo de creatividad, en medio de una crisis,
como lo veremos más adelante
y la tercera, por su fuerte carácter.
Los riesgos a que se sometió Zizka fueron enormes. Tuvo que pelear contra los bien
equipados caballeros de Segismundo, a pesar de que solamente disponía de granjeros y muy
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pocos caballos. Sus tropas carecían del equipo y el adiestramiento necesarios a fin de
enfrentar la caballería germana en iguales condiciones.
A fin de resolver ese dilema táctico, Zizka usó su experiencia, lograda en batallas de
polacos y lituanos en contra de los teutones. En esa guerra él observó las dificultades que
tuvieron los caballeros prusianos al ser forzados a realizar asaltos en contra de las
fortificaciones enemigas. Llegó a la conclusión de que las fortificaciones obligaban a los
caballeros a desmontar (la mayor fortaleza de los caballeros se perdía) y, lo que era peor, la
pesada armadura fatigaba rápidamente a los caballeros a pié. Pero esas conclusiones no lo
conducían a nada en ese momento, ya que Zizka no se podía dar el lujo de estar a la
defensiva. La campaña para liberar de la opresión a su país demandaba un esfuerzo
ofensivo y las fortificaciones de campaña no se podían mover de un lado hacia otro.
Históricamente los ejércitos han tenido vagones y carruajes como parte de sus trenes
logísticos. Ellos poseían estos medios y Zizka desarrolló otros destinos para estos vagones,
o "Vagones de Guerra", como él les llamó. Fueron utilizados a fin de dislocar
funcionalmente las fuerzas de Segismundo.
Zizka desarrolló una campaña de destrucción y terror en los puntos más sensibles del
reino, obligando al Rey a reaccionar enviando su ejército. Una vez que Zizka localizaba al
enemigo, buscaba una posición fácil de defender, usualmente la cima de una colina. Allí
desplegaba en forma circular los "vagones de guerra", uniéndolos con cadenas y
anclándolos al suelo. Colocaba escudos entre los espacios abiertos de los vagones. Los
vagones habían sido modificados, habilitando ventanillas que eran utilizadas para disparar
las armas y las ballestas. Si el tiempo lo permitía, se construía zanjas alrededor de los
vagones y cuando el enemigo se lanzaba a la carga en contra de la fortificación, recibían
fuego de las armas y ballestas. Si los caballeros desmontaban y trataban de romper las
fortificaciones, los Húsares entonces utilizaban sus lanzas en contra de los caballeros,
forzándolos a retirarse. Era la oportunidad para que Zizka desencadenara los vagones y
lanzara su pequeña (pero descansada) caballería, en contra de los desmoralizados
caballeros.
Ciertamente, parte del éxito de Zizka se debía a que los Caballeros de Segismundo
cooperaban, al lanzarse una y otra vez en contra de las fortificaciones. Esto se debía a la
honorable tradición de los caballeros, la que les exigía hacer eso y cada vez con más y más
arrojo y energía.
Esta miopía doctrinaria ante la innovación, esta falta de adaptación ante lo nuevo, esta
persistencia en lo establecido, favorecía enormemente a Zizka.
Las tácticas anteriormente expuestas, muestran un ingenio creativo que capitalizó las
fortalezas y anuló las debilidades propias, causando un efecto inversamente proporcional
sobre el adversario, ya que no solamente el círculo de vagones permitió el uso óptimo de
las armas, sino que eliminó el peligro de las bisoñas tropas de Zizka de romper su cohesión
bajo una presión enemiga, debido a que ¡no había un lugar hacia donde correr!, porque los
vagones encadenados no sólo mantenían al enemigo afuera, sino que también mantenían a
sus tropas dentro de éste.
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Estas tácticas fueron desarrolladas al final de la Edad Media y dieron pie a la creación de
una infantería disciplinada; dejando atrás el dominio de la caballería en Europa por más de
un milenio y la infantería cobró su importancia de nuevo, debido a que la sinergia
reapareció en el campo de batalla e incrementó la necesidad de establecer una adecuada
cadena de mando. Por otro lado, Zizka tiene la distinción de haber sido el primero en
utilizar la artillería en apoyo a la maniobra terrestre. Desde entonces ya no será utilizada
solamente para sitiar ciudades. El primitivo estado de la metalurgia y la pólvora habían
relegado las armas a un rol estático. Zizka y sus subordinados concibieron el uso de la
artillería en contra de las tropas atacantes, a pesar de que las bajas que causaban eran pocas;
pero el efecto en hombres y caballos era considerable.
DISRUPCIÓN
Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo y tomando la espada de él y sacándola de
su vaina, lo acabó de matar y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su
paladín muerto, huyeron. Levantándose luego los de Israel y Judá, gritaron y siguieron a
los filisteos, hasta llegar al valle…
I Samuel 17:5152.
Disrupción es la práctica de derrotar al enemigo atacando su punto álgido. Este
punto enemigo es su debilidad (vulnerabilidad) más crítica. No su fuente de mayor
fortaleza. Neutralizándolo o destruyéndolo, se paralizan las fuerzas enemigas. El
objeto de la “disrupción” es el de evitar la destrucción el componente físico de la
fuerza enemiga mediante un ataque directo, al obtener la rendición de éste afectando
a su "Talón de Aquiles".
En nuestro ejemplo bíblico, el punto álgido de los filisteos era Goliath. Una vez que
David destruyó al gigante, toda la cohesión de los filisteos se vino abajo, ya que éstos
huyeron desordenadamente y fueron perseguidos por los victoriosos israelitas. Por lo tanto,
no hubo necesidad de una batalla en la cual cientos, o tal vez miles, habrían perecido en
ambos bandos.
Publius Cornelius Scipion, conocido en la antigua Roma como Escipión el Africano,
empleó la disrupción, en muchas maneras. El verdadero genio de Escipion consistió en el
hecho de que él sobresalió tanto en la maniobra estratégica (en la batalla), como en las
tácticas (en el combate), "una rara combinación en la historia". Lidell Hart, en su análisis
de la visión estratégica de Escipion al atacar el centro de gravedad de los cartagineses
durante las Guerras Púnicas detalla:
“Su primer paso fue restaurar y fortificar la confianza de sus propias tropas y aliados;
su próximo paso era atacar a sus enemigos para golpear no el grueso de éstos, sino su
moral, la cual era su talón de Aquiles. Su agudo instinto estratégico, en los días que la
estrategia era concebida indistintamente con las tácticas del combate - debido al
nacimiento reciente de éstas- lo llevó a concluir que España era la Base de Operaciones
de Aníbal” (1).
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Entonces, al notar la significación estratégica de España, Escipión desarrolló un plan para
efectuar una disrupción sobre las fuerzas cartaginesas en ese país, antes de confrontarse
con ellas en batalla. Así concibió la captura del Nuevo Cartago (Cartagena), a través de un
minucioso cálculo sobre los factores tiempo y distancia que separaban a los tres ejércitos
enemigos en España, de la Ciudad de Nuevo Cartago. Escipión apreció que él podía
moverse rápidamente y capturar la ciudad, antes que los cartagineses pudieran llegar con
sus fuerzas en contra de él. Este es un ejemplo de disloque posicional, descrita
anteriormente; pero también ilustra la disrupción. Escipión expresó en ese momento:
"Ustedes en la actualidad atacarán las murallas de una ciudad, pero con esa ciudad
ustedes se harán los dueños de toda España," y luego explicó exactamente cómo capturar
las fuerzas adversarias, los tesoros y las instalaciones logísticas enemigas, obteniendo así
una ventaja significativa, colocando en desventaja al enemigo, afectando su moral, su
economía y materiales para poder continuar con la guerra (2).
Finalmente Escipión empleó tácticas disruptivas en cada una de las batallas que él peleó.
La batalla de Ilipa, en el 206 AC es esclarecedora. Escipión deliberadamente utilizó una
formación diferente, para sorprender y confundir su enemigo. Marchó muy temprano en la
mañana hacia la batalla (por supuesto después de haber alimentado a sus tropas) con el
objeto de que los cartagineses no pudieran desayunar. Una vez adoptada la formación para
oponerse al enemigo, Escipión esperó varias horas, a fin de permitir que las tropas
enemigas se debilitaran por hambre. El resultado final de la derrota táctica de los
cartagineses no estuvo determinado por el número de bajas, ya que la esencia de esta
batalla fue el empleo de la ventaja psicológica.
Más que cualquiera otra forma de maniobra, la disrupción capitaliza las formas
intangibles en la guerra: "sicología, moral, sorpresa y miedo". Esta forma mantiene
muy poco respeto sobre los aspectos cuantificables del enemigo, debido a que un
ejército está conformado por almas humanas y la disrupción enfatiza que un ejército
no es derrotado cuando sus armas son destruidas, sino cuando su voluntad de lucha es
quebrantada.
Probablemente el ejemplo más conocido de tácticas de disrupción en los tiempos
modernos, es el de la BLITZKRIEG alemana, en la Segunda Guerra Mundial. Para evadir
las sólidas líneas frontales y la lucha constante de desgaste, asociada con la guerra de
trincheras en la primera guerra mundial, los diseñadores de las tácticas de la “guerra
relámpago” visualizaron que, con el objeto de paralizar las fuerzas enemigas debían de
atacar sus áreas vulnerables, en retaguardia. Operando en contra de los centros de
comunicación y líneas de abastecimiento del enemigo, los alemanes sabían que podían
lanzar a las tropas y los comandantes enemigos a una gran confusión, desmoralizándolas
por completo. Una vez neutralizados, ellos podían ser fácilmente capturados o destruidos.
En el campo de batalla, LA MORAL, es siempre el objetivo principal. La guerra posee
una fundamental naturaleza intangible. Por ello, además de ciencia, la Estrategia es
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considerada un arte, “de pura ejecución”. Y es ésta naturaleza la que da cabida a un empleo
primordial del “arsenal psicológico”.
Cuando el “desgaste” no es una estrategia, “el Comandante, en los términos menos
profesionales imaginables, usa a sus hombres como carne de cañón, en vez de utilizar el
cerebro para concebir una maniobra”, como lo afirma Palmer.(3)
Y este es el punto: la necesidad de la dirección estratégica en la elaboración conceptual
de la naturaleza psicológica de la guerra, que enfoca a la disrupción como el medio
básico para derrotar a una fuerza enemiga. El día en que nos enfrentemos a un ejército
enemigo de robots, podremos concluir que la destrucción en masa es la única manera para
alcanzar la victoria. Ese día los términos derrota y destrucción, serán uno solo.
Hasta entonces, no podemos ignorar el concepto de disrupción, ante la realidad
humana de la guerra.
Con estas elaboraciones estratégicas sobre los principales modos para lograr la victoria
sobre el enemigo, deseamos realizar algunas reflexiones, en éste tiempo posguerra fría.
Desde el momento en que se utilizaron las bombas nucleares sobre Japón, la naturaleza y
las formas de los conflictos se han expandido exponencialmente. En nuestro hemisferio
Sur, no hay potencias “poseedoras” de los artefactos nucleares, ni somos el espacio de
disputa de los “macro-conflictos”. En cambio, hemos sido, somos y seremos el espacio de
desarrollo de las formas más morbosas y sibilinas de la agresión, que ven allanado su
accionar por la ausencia de conceptos y sistemas regionales de seguridad estratégicos de
contención.
La agresión no convencional-terrorista-revolucionaria del tiempo de la bipolaridad, con su
lógica ideológica-militar, ha barrido a nuestras instituciones estatales. En los diez últimos
años, en el ámbito estratégico de una posguerra fría “no digerida”, aquella guerra es
continuada y explotada por sus remanentes, asociados con el crimen organizado global.
Es lo que conocemos como narco-terrorismo, esa entelequia privada que nos ha declarado
la “guerra social”. El terrorismo revolucionario guerrillero ha sido reemplazado por la
“violencia dispersa”, envuelta en la inseguridad pública, la depresión económica, la
ausencia de liderazgos y la explotación de medios de comunicación “vendedores de
angustias”.
NUNCA COMO HOY NECESITAMOS DEL ARSENAL PSICOLÓGICO.
En la guerra presente en nuestra Región, la debilidad socio-cultural de nuestra identidad,
presenta su flanco débil, su vulnerabilidad: el punto álgido a ser atacado. La inconciencia
dirigencial nos lleva a una difícil posición. Con “las fuerzas asimétricas bobas” que
mantiene el cuasi-Estado, vaciado en sus instituciones, enfrentamos a un enemigo hábil y
poderoso..
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LA RECUPERACIÓN DE LA AUTOESTIMA ARGENTINA, ES HOY UNA
NECESIDAD ESTRATÉGICA PRIMARIA, TAN RELEVANTE COMO LA
REHABILITACIÓN DEL ESTADO NACIÓN.
BIBLIGRAFIA
1. Liddell Hart, “A greater Than Napoleón: Scipio Africanus” (London: William
Blackwood & Sons Ltd., 1928), 2627.
2. Ibid., 29596.
3. Palmer, Dave R. “Summons of the Trumpet: U.S. Vietnam in Perspective”
(Novato, CA: Presidio Press, 1978).
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