“ EL CHACHO PEÑALOZA Y EL TANGO CAMINITO” Al Chacho Peñaloza, caudillo riojano que comandaba las fuerzas federales del interior del país, en contra del centralismo de Buenos Aires después de la retirada de Urquiza en Pavón, lo mataron en 1867 en el pueblito de Olta, en una emboscada. Ya lo habían asesinado a Facundo Quiroga en Barranca Yaco, solo faltaba liquidarlo a Urquiza, para limpiar el país de caudillos que enfrentaban al Gobierno central, hecho que ocurrirá en su palacio San José, en Entre Ríos, tres años después, en 1870,. En ese pequeño pueblo, en el valle de Olta, pasado los años, un descendiente poeta, Gabino Coria Peñaloza, donde se hallaba por unos días circunstancialmente, conoce a María, una maestra de música, con quien vive un romance. El paisaje riojano enmarcaba la unión de dos seres que diariamente caminaban un sendero " bordeado de trébol y juncos en flor", que se graba en el corazón de ambos como un caminito de amor. Al año siguiente el poeta regresa al pueblo pero ella, la angustiada María, ya no está, porque los familiares, para evitar el escándalo, la envían a otra Provincia. Nacen entonces en el sentimiento de Coria Peñaloza las inolvidables frases: “ Caminito...he venido a contarte mi mal... desde que se fue, triste vivo yo, ... desde que se fue, nunca más volvió. ". En uno de sus viajes a Buenos Aires, el pintor Quinquela Martin le presenta a Coria Peñaloza, en el barrio de la Boca, al músico Juan de Dios Filiberto, y de esa presentación nace una sociedad que será creadora de inspiradas canciones populares, entre ellas "Caminito" que ganará el primer premio del concurso municipal de 1926. Este tango canción se hace muy conocido y recorre el mundo desde que lo canta y lo graba el recordado cantor Ignacio Corsini, que figuraba en el estrellato tanguero, junto con Agustin Magaldi y Carlos Gardel. En la actualidad hay dos calles muy cortas, que llevan el nombre "Caminito". Una en el barrio de la Boca, que fuera recorrida por el músico Filiberto diariamente para llegar al lugar de trabajo, convertida primero en un basural y hoy remozada con casas coloridas, pinturas y esculturas expuestas, y ofrecidas al turista deseoso de conocer la historia del tango. La otra, donde viviera el poeta Gabino Coria Peñaloza, está en la ciudad riojana de Chilecito, y donde murió a los 96 años, en 1975. Es decir que ambas calles tienen relación con la renombrada canción, pero ninguna de las dos es el verdadero sendero donde el autor se inspiró para escribir la letra. Ese "caminito que el tiempo ha borrado, que juntos un día nos viste pasar", estaba en Olta, donde al Chacho Peñaloza le cortaron la cabeza para ponerla en la punta de una estaca en el centro de la plaza, para escarmiento de los federales. La pasada noche del viernes 4 de diciembre en el Auditorio de San Carlos Centro se desarrolló, organizado por la Peña Ronald Valentino, un espectáculo con motivo de haber sido declarado el tango, Patrimonio de la Humanidad, por el beneficio que aportan sus valores intangibles. En dicho acto se vieron en la pantalla, imágenes sonificadas, y se escucharon las voces en vivo de los tradicionales cantores de la Peña , Héctor Gerbaudo, Carlos Rinaudo y Alberto Antonin, con acompañamiento en el piano, de Enrique Betique y dos parejas de muy jóvenes bailarines, de la academia de Florencia Croatto demostraron que para ingresar al tango ellos deben hacerlo bailando. En sus orígenes el tango nace por la necesidad de bailar: ya sea en los cafetines o en las calles durante el carnaval. No se le puede pedir a los jóvenes que canten las letras arrabaleras de los tangos, cuyos temas aún no han vivido. No tendría sentido. Al tango, primero se lo baila; la letra viene después. Unas mesas formaban parte de la escenografía con los miembros de la Peña que teatralizaban y narraban la historia del tango argentino,en las voces de Hugo Mermet y Fernando Rubíes, todo muy bien planificado por Ricardo Ubait, con guión y dirección, . En síntesis, un buen momento que propusieron gente creativa que merecieron las felicitaciones y el aplauso del público en varias oportunidades. Pero lo más emocionante, fue el final. Todos los presentes, sin excepciones, cantamos el tango "Caminito". Cantar produce un placer personal y hacerlo en conjunto, aún más. ¿ Quién de chico no anheló tocar un instrumento, el piano, el acordeón, el violín, la guitarra, la armónica, ? ; por lo general los deseos se frustran por alguna razón. Entonces se recurre al instrumento natural: o sea las cuerdas vocales. Escuchar un pianista es bueno; pero mejor es saber tocar el piano y escuchar un cantor también, pero mejor es cantar uno mismo. Por eso fue emocionante ese coro del público cantando "Caminito". Y así, cuando regresaba a mi casa por oscuro camino, pensé en esos diez años en los cuales estuve escribiendo artículos, iniciados en 1999, y que esos diez años fueron suficientes para decir gracias a San Carlos, que me dió la oportunidad de ser feliz inspirándome para escribirlos. Para mí, la década culminó con esa fiesta del tango en el Auditorio, y como en el tango, me dije: "caminito amigo, yo también me voy - seguiré sus pasos, caminito, adiós". Calle Caminito del barrio La Boca. Bs.As. Valle y Quebrada de Olta -La Rioja-