Sheila Morant Sánchez LA LIBERTAD GUIANDO AL PUEBLO – EUGÈNE DELACROIX 1. Descripción formal La obra objeto de análisis se corresponde con un óleo sobre lienzo de tema alegórico-histórico. El autor estructura la composición de la obra a partir de una sólida pirámide, en la que la bandera tricolor de Francia es el vértice superior, y los cuerpos muertos introducen la escena en primer término, la base. A su vez, la figura femenina se convierte en el eje central de la obra, alrededor de la cual se distribuyen el resto de personajes. Este eje, no obstante, no se sitúa en el centro lo cual contribuye a la asimetría compositiva de la pintura. La sensación de perspectiva está presente en la obra gracias a los edificios del fondo y a la multitud, que se va alejando y reduciendo en tamaño al fondo del lienzo. Una perspectiva aérea que juega con el color y que otorga profundidad a la escena a través del aire que rodea a cada uno de los personajes y difumina sus contornos, especialmente las figuras del fondo, que se aprecian con unos perfiles más imprecisos y colores menos intensos. Otro aspecto importante de la obra es la gran movilidad que consigue imprimir el pintor a la escena; las pinceladas muestran una gran desenvoltura y ondulación y a esto se añade una luz irreal que ilumina a la figura central. Todo esto, luz y color, se supeditan a un objetivo más relevante: potenciar el movimiento y plasmar sobre el lienzo el sentimiento y la disposición de ánimo de las personas retratadas. Cromáticamente, la obra se encuentra dominada por tonalidades oscuras y ocres. El artista rompe esta monotonía con la inclusión en determinadas zonas del lienzo de los colores de la bandera francesa: blanco, rojo y azul. Dichos colores se encuentran iluminados a partir del foco irreal que el artista ha dispuesto expresamente para resaltar dichas partes. Todo ello nos indica que el autor ha supeditado las funciones naturalistas del color y la luz a su voluntad de crear un dinamismo interno que refuerce el carácter combativo del cuadro. La figura femenina central es una alegoría de la Libertad. En una mano lleva un fusil con la bayoneta calada y con la otra enarbola la bandera francesa y guía a los combatientes, portando en su cabeza el gorro frigio. La acompañan, a su derecha, un representante de la burguesía (posible autorretrato del autor), con sombrero de copa y arcabuz, y un menestral que blande un sable; a su izquierda, la encarnación de la juventud, un tamborilero, armado con un par de pistolas. La escena, rebosante de tensión e ímpetu, tiene lugar en las calles de París como certifican las torres de Notre Dame al fondo. Todo esto constata que la obra en cuestión se corresponde con La Libertad guiando al pueblo de Eugène Delacroix, considerado el máximo representante del Romanticismo pictórico francés y, probablemente, del europeo. En el cuadro que nos ocupa, la mujer que hace ondear la bandera tricolor sobre las barricadas es, a la vez, la Libertad y Francia. Y los que combaten por esa Libertad son gente del pueblo e intelectuales burgueses; en nombre de la Libertad-Patria luchan unidos los señores del sombrero de copa con gente de todas las esferas sociales. Gentes de ambos sexos y de todas las edades: hombres, mujeres, adultos, muchachos, obreros, intelectuales, campesinos y soldados emergen hacia el espectador hermanados bajo la bandera. En primera instancia, la barricada. En ella, vigas sueltas, piedras y hombres caídos forman una masa inestable que constituye la base de la composición. Observamos los muertos con unos detalles extremadamente realistas: un cadáver con el pubis al descubierto y con la media caída sobre un pie; la macabra visión de las polainas blancas en los pies del soldado muerto, el dramatismo de la figura de azul intentando levantar la vista hacia el personaje central... La masa móvil viene hacia nosotros y sus siluetas quedan perfiladas a contraluz sobre un fondo encendido y humeante en el que se distingue la agitación que provoca la masa y, a la derecha, entre el humo, las torres de Notre Dame y la arquitectura de los edificios próximos. Todo ello ordenado en una composición triangular: en el vértice superior, la bandera; en la base, la barricada. Los lados vienen definidos por el palo de la bandera y el fusil a un lado. En el otro, la línea que define los brazos agitados del muchacho y que se continúa hasta el punto más alto de la bandera. La profundidad viene dada por la contraposición entre el piquete del fondo y los cuerpos caídos de primer término. Pero aparte de color, luz y profundidad, el cuadro es, ante todo, movimiento: estamos ante una composición dramática en la que se ondulan las pinceladas de color en la que los personajes se mueven, se agitan, levantan las armas y realizan arengas con gestos que transmiten la pasión de sus sentimientos. El movimento, la agitación, las ondulaciones denuncian la admiración que Delacroix sintió por Rubens. 2. Obra y autor La Libertad guiando al pueblo fue pintada en torno al año 1830 haciendo referencia a las tres jornadas revolucionarias (27, 28 y 29 de julio de 1830), o “las Tres jornadas gloriosas” que tuvieron lugar en París y que provocaron la caída del último rey francés de la familia de los Borbones, Carlos X, y la coronación de Luis Felipe I de Orleáns, como rey constitucional. Los disturbios iniciales se convirtieron en un levantamiento que desembocó en una revolución seguida por ciudadanos enojados de todas las clases sociales, tal y como queda reflejado en el cuadro objeto de análisis, que protestan contra una serie de ordenanzas que restringían libertades ciudadanas. Los jóvenes republicanos se ponen al frente de la insurrección y ya de día se elevaron barricadas. De hecho, el cuadro es conocido también como La Barricada. Envuelto en el halo de esta pintura, el espectador sólo tiene dos posibilidades: unirse a la masa o ser arrastrado por ella. El lienzo se expuso en el Salón de parís de 1831. El rey Luis Felipe lo adquirió por 3000 francos, pero, por lo incendiario del tema, decidió no mostrarlo al público. En la actualidad se encuentra en el Musée du Louvre en París. Tal y como Baudelaire señaló, Eugène Delacroix es posiblemente “el último gran artista del Renacimiento y el primero de los modernos” puesto que esta obra es considerada la primera de la pintura moderna con un marcado carácter político. En una carta fechada el 18 de octubre de 1830 Eugène Delacroix escribió a su hermano: “He comenzado un cuadro de tema moderno, una barricada… y, si no he luchado por la patria, por lo menos pintaré para ella”. Esto prueba lo implicado que el pintor estaba con los temas nacionalistas de la época. De carácter vitalista, estuvo fuertemente influenciado por todas las culturas que conoció, impregnándose de un fuerte exotismo que refleja en su trayectoria artística. Eugene Delacroix había nacido cerca de París el 26 de abril de 1798. Recibió una educación esmerada y siempre en contacto con las artes descollando incluso en la música. Fue amigo de Chopín, Baudelaire, George Sand y Balzac. En 1805, llegó a París donde llevó una intensa vida literaria influida por las ideas de Racine y Voltaire para comenzar a pintar más tardíamente siguiendo los pasos de Géricault que ya tenía cierto renombre. En 1822 expuso Dante y Virgilio en el Infierno, cuadro que causó sensación. Se asoció con los círculos románticos de la época trabando amistad con Víctor Hugo, Alejandro Dumas y Stendhal. Visitó países como Argelia, Marruecos y España, lugares que le inspiraron la realización de algunos de sus cuadros de naturaleza romántica y exótica. Murió en 1863. Delacroix, maestro de la "escuela romántica" concibe la historia como un drama que comenzó con la humanidad y termina en el presente. La historia contemporánea es la lucha política por la libertad. Por ello, en sus cuadros, exalta los principios de las revoluciones burguesas de Francia. 3. Función y significado Aunque en un principio la intención del artista era propagandística (puesto que nadie debía quedarse indiferente ante la causa de la Revolución), con el tiempo, el gran impacto de la obra hizo que adquiriera un carácter más conmemorativo. La Libertad guiando al pueblo se constituye como la obra romántica más influyente; es la glorificación semialegórica de la idea de libertad asociada indisolublemente en aquella época al concepto de Patria. De ahí que la figura central de la mujer, alegoría de la libertad, lo sea también de la nación y de la propia Francia. Se presenta la libertad como objetivo y como fin y así lo constata un moribundo, que a los pies de la mujer, la mira fijamente indicándonos que ha valido la pena morir por ella. El cuadro representa los sucesos de París en julio de 1830. Durante los días 27, 28 y 29 de julio tienen lugar las llamadas tres jornadas gloriosas en las que grupos de jóvenes republicanos se levantan en contra de las ordenanzas que la monarquía acababa de promulgar y que restringían la libertad de los ciudadanos. Delacroix, en este lienzo, nos recuerda los acontecimientos de la mañana del 28 de ese mes, cuando la insurrección alcanza su momento más álgido. Esta insurrección puso fin a la opresión de la restaurada monarquía borbónica, representa para muchos autores el primer cuadro político de la pintura moderna. Este cuadro constituye un manifiesto de la pintura romántica. Sabemos que en la carta que el pintor envía a su hermano, el general Charles Henri Delacroix (al que retrató en uno de sus cuadros), el 18 de octubre de ese mismo año, el pintor escribía refiriéndose a su Libertad guiando al pueblo: "He comenzado un tema moderno, una barricada... y, si no he luchado por la patria, al menos pintaré para ella". Según el testimonio de A. Dumas, la participación del pintor en los motines de 1830 fue, sobre todo, de carácter sentimental. En todo caso, es cierto que formó parte de la Guardia Nacional y como tal aparece aquí en el personaje del sombrero de copa, quizá para evidenciar su deseo de compromiso. Del lienzo irradia un entusiasmo sincero y un significado político. Para los románticos en general, la libertad es la independencia: el propio Delacroix lo deja patente en La matanza de Chíos (1824) y Grecia sobre las ruinas de Missolungi (1827). La obra fue adquirida por Luis Felipe de Orleans en 1831 por 3.000 francos para el Musée Royal, entonces en Luxemburgo, pero no fue expuesto, por motivos de prudencia, hasta la “Exposition Universelle” de 1855. Llegó al Louvre en 1874. 4. Antecedentes y consecuentes La obra de Delacroix recoge la influencia de varios creadores. En primer lugar, sintió gran atracción por Miguel Ángel y la terrebilitá de sus personajes y se dejó influir por el tratamiento del color de la escuela veneciana (Tiziano, Giorgione…) o por el claroscuro de Caravaggio. Además, Eugène se impregna de la vitalidad desbordante y la profusión decorativa de Rubens y no fue ajeno a pintores más cercanos como Géricault, su maestro, de quien parece haber sacado algunas de las figuras moribundas de la parte inferior del lienzo o la propia composición, que recuerdan a La Balsa de la Medusa. Otros contemporáneos también le servirán de referencia, como el español Goya o de otro romántico francés, Gros. El cuadro recoge influencias, sobre todo, de Géricault (La balsa de la Medusa), pero también de Goya en esas manchas oscuras como fuerza sugeridora de formas. La exaltación del color -frente a la paleta apagada de los neoclasicos- está más cerca de los paisajistas ingleses Turner y Constable. La vibración de tonos combinados con pincelada suelta permite unos efectos lumínicos creando una atmósfera dinámica, agitada, que envuelve la figura de la Libertad y disuelve los objetos y figuras del fondo. Destaquemos además la luz que irradia de la blusa del cuero caído que nos recuerda al personaje central de Los Fusilamientos de Goya. La técnica de Delacroix, de grandes contrastes de colores, que aplicaba con pequeños golpes de pincel creando un particular efecto de vibración, influyó de forma importante en los impresionistas. Artistas como Rendir?, Seurat o Van Gogh, absorberán pictóricamente el arte de Delacroix. 5. Contexto histórico La obra se encuadra dentro de un movimiento cultural, artístico y literario que se da en Europa desde finales del XVIII hasta mediados del XIX: El Romanticismo. Supone una verdadera revolución artística, pero también política, social e ideológica. Sus principios se fundamentan en la libertad, el individualismo, la democracia, el idealismo filosófico hegeliano, el nacionalismo y la sensibilidad en el arte. Tres grandes hechos favorecen la aparición del Romanticismo: La revolución industrial, la consolidación de la burguesía con la sociedad de clases (y la importancia de la corriente de exaltación de la libertad surgida a raíz de la Revolución Francesa (1789). En las revoluciones europeas de 1830 y 1848 la burguesía consolida su posición social. También el proletariado aúna sus fuerzas canalizadas por las doctrinas socialistas con su fundamento en el Manifiesto Comunista de Marx y Engels. Paralelamente la fuerza del nacionalismo va en aumento y en el terreno ideológico se pone en cuestión el imperio absoluto de la razón, de las reglas, del clasicismo. Con el Romanticismo surge un nuevo espíritu de imaginación, de sentimiento y pasión. El artista reclama libertad absoluta para su creación. 6. Lenguaje estilístico Frente al neoclasicismo llega la libertad de creación frente a los cánones establecidos. La pintura romántica rechaza las convenciones neoclásicas. Este estilo recuperará la importancia del color para sugerir estados de ánimo, predominando la mancha sobre el dibujo. Al recuperarse el color reaparecen los juegos de luces y sombras que dotan de un carácter vibrante a la obra. Las composiciones son complejas, dinámicas y desequilibradas frente a las equilibradas neoclásicas. Aparecen escorzos, gestos dramáticos y el paisaje adquiere mucha importancia: nubosos, tormentosos, oleajes furiosos… Los temas preferidos son los de las revoluciones políticas, temas históricos, paisajes exóticos o los desastres naturales. Como conclusión, el Romanticismo se manifiesta como una actitud de melancolía y desencanto con el predominio del sentimiento y la imaginación frente al rigor racionalista. Las escenas tomarán una fuerza potenciada por el juego de las emociones, esa intensidad de colores, la pincelada suelta, vibrante, expresiva, los efectos lumínicos intensos, lo exótico y lo fantástico. La Revolución francesa, las guerras napoleónicas que azotan Europa y la crisis interna de los sistemas de Antiguo Régimen, provocan la pérdida de la fe en la Razón. Como reacción, aparece una nueva sensibilidad que se caracteriza por conceder un valor primordial al sentimiento, la exaltación de las pasiones, la intuición, la libertad imaginativa y al individuo. El romanticismo es, ante todo, una manera de sentir. El Romanticismo se opone al carácter encorsetado de la pintura académica, rompiendo con las reglas de composición; exalta los sentimientos frente a la razón defendida por el Neoclasicismo. Su temática es muy variada y busca la evasión. Los lugares lejanos y exóticos son bastante atractivos para los pintores románticos El retrato y el paisaje son otro de los temas más importantes en esta pintura. Las épocas pasadas, históricas y literarias, en este sentido, La Edad Media es un punto de referencia en la búsqueda de las señas de identidad de los pueblos. Algunas causas como la guerra de la Independencia griega gozan de un gran predicamento entre los románticos. Entre sus máximos exponentes se encuentran los franceses Géricault y Delacroix, los ingleses Constable y Turner, que anticipa el impresionismo, y el germano Friedrich. Los términos “clásico” y “romántico” son utilizados como términos críticos al arte de cada época. A mediados del siglo XVIII, aparece una división entre lo clásico y lo romántico a partir de la obras de Burke y Winckelmann. Los clasicistas creían que el arte debía buscar la noble simplicidad y la sosegada grandeza. Los románticos, por el contrario, creían que el arte debe sustentar emociones. El término romántico tiene diferentes interpretaciones: peyorativas o laudatorias. El término se acuñó a finales del siglo XVIII para definir una nueva actitud artística que quería poner de relieve lo local y lo individual frente al universalismo, y lo emotivo frente a lo racional. Se propugna la experiencia y romper con el arte mimético y las copias. Aunque los historiadores suelen separar los estilos, lo cierto es que el Romanticismo y el Clasicismo se combinan. El fin podría fijarse con el comienzo del Realismo, aunque resurgían con el Simbolismo. El Romanticismo es un movimiento artístico y literario que apareció al final del siglo XVIII y principios del XIX, que dio fuerza, emoción, libertad e imaginación a la clásica corrección de las formas del arte, fue una rebelión contra las convenciones sociales. El siglo XIX es políticamente bastante comprometido se producen movimientos independentistas, se desarrolla el nacionalismo, la industrialización, el nacimiento de la burguesía. En el campo del arte se renueva la arquitectura con la aparición del hierro que ofrece nuevas posibilidades y surge la arquitectura utilitaria. También aparece la fotografía que pone de moda la realidad. Lapintura romántica: características generales. La pintura romántica rechaza las convenciones neoclásicas y sus rígidas reglas; supone un momento de renovación técnica y estética de importantes consecuencias para el futuro: • Utiliza diferentes técnicas: el óleo, acuarelas, grabados y litografías. • La textura comienza a ser valorada en sí misma y aparecen las superficies rugosas junto con las formas más sutiles. La pincelada es libre, viva y llena de expresividad. • Desaparece la línea frente al color. Se recupera la potencia sugestiva del color, liberándose las formas y los límites excesivamente definidos. Es el agente emocional de primer orden, el pintor romántico siente un profundo amor por el color. • La luz es importantísima y se cuidan sus gradaciones dando un carácter efectista y teatral. (Dramáticos contrastes lumínicos) • Las composiciones tienden a ser dinámicas, marcadas por las líneas curvas y los gestos dramáticos. Son bastantes desequilibradas y complejas frente a las organizadas composiciones neoclásicas. Este espíritu turbulento nos aproxima de nuevo al barroco estilo despreciado por el Neoclasicismo. Aunque algunos autores como Friedrich prefieren esquemas geométricos más reposados. • En cuanto a los temas lo característico es la variedad, aunque existen características generales sobre el tratamiento de los temas. Surge el exotismo de la memoria de un misterioso y glorioso pasado que incluye desde la antigua Grecia hasta la edad Media, en especial la época gótica. El gótico es el estilo por excelencia. En la pintura se recogen arquitecturas góticas, leyendas, momentos históricos, etc. El exotismo también en una amplitud geográfica que incluye el mundo desconocido del norte de Africa y la nueva América salvaje. Se descubre Oriente, que ofrece la luz y el color, así como nuevos temas. Por último la fantasía, y sobre todo el drama con un obsesivo sabor por la muerte, la noche y las ruinas, así como por los monstruos y las criaturas anormales. Otro gran descubrimiento del Romanticismo es la Naturaleza que aparece como un elemento contra la que el ser humano ha de luchar, y el cultivo del género del paisaje, que será exhaustivo. Se pintan paisajes fantásticos, imaginativos, de estudio, evocados, etc. El pintor se enfrenta a la realidad del paisaje, salen al exterior. Por ejemplo los paisajistas alemanes, con Friedrich a la cabeza, proponen el paisaje espiritual, que ayuda a la evocación religiosa por medio de su grandeza. Valoran los estados atmosféricos, como la niebla. También reivindican la individualidad, el culto al individualismo. El artista prefiere su libertad a la de la colectividad. Por eso son pocos los artistas comprometidos. Por ejemplo Delacroix con la “Libertad guiando al pueblo” donde aparecen pintadas por primera vez las barricadas como testimonio de reivindicación política. Aunque, en general, las reivindicaciones son más exóticas, temas de bandoleros como héroes románticos, etc. Dentro de la individualidad surge una nueva relación entre cliente y artista. Es un trato de igual a igual. Cambian un bien por un bien. El artista ya no es el artesano. Se crean grupos de artistas que trabajan en común sin romper la individualidad, como el grupo Prerrafaelista inglés o los nazarenos alemanes. El Romanticismo francés. Théodore Géricault (1791-1842) Géricault es un artista puente que durante su corta vida pasa de su formación neoclásica a un planteamiento romántico y antecesor del realismo. Es el artista clave con el que arranca el movimiento romántico en la pintura francesa. Su obra más importante la Balsa de la Medusa , hoy el el Museo del Louvre , fue presentada en Paris en el Salón de 1919 sin mucho éxito.hoy podemos considerar que abre un anueva etapa en la Hª del Arte, Eugène Delacroix (1798-1863) Delacroix fue un artista de gran éxito en su época, guardando aún su obra alguna reminiscencia del Clasicismo a la vez que del Romanticismo más claro. Siendo un supuesto hijo de Talleyrand, estudio también con Guérin, especializándose en 1815 en cuadros de grandes dimensiones. Conoció a Géricault en 1817, quien influirá en su pintura. Delacroix estudió a los grandes maestros del Barroco en el Louvre, interesándose por los grandes artistas venecianos y por Rubens y Rembrandt. También conoce la producción contemporánea, especialmente la de los ingleses Bonington y Constable, y la obra de pintores próximos como Wappers, y le influyen Turner y los retratistas ingleses, de Reynolds a Lawrence. En 1825 viajó a Inglaterra, yendo en 1832 a Marruecos, donde se pone en contacto con el colorismo, la sensualidad y la luz de la pintura norteafricana. En 1833 recibe la protección del primer ministro Thiers. En 1847 visita a Corot, pintor realista, a quien admirará, pero seguirá pintando grandes encargos decoraciones y no obras realistas. En estos momentos también le influirá notablemente Poussin. Delacroix escribió un diario, en el que se presentan vínculos con el Impresionismo "las sombras de un objeto son del color complementario a éste". Está también en contacto con Chopin, a quién retratará, así como con otros músicos. La Libertad guiando al pueblo es quizá su obra más conocida . En ella refleja la insurrección que tuvo lugar en París en 1830que pone fin a la restaurada monarquía borbónica. La Libertad es en esta ocasión una mujer que recuerda a la victoria de Samotracia y que porta la bandera francesa. Otra obra importante es “la matanza de Quíos “sobre la Independencia de Grecia, y 2 La Muerte de Sardanápolo” donde podemos observar el conocimiento de la obra de Rubens por parte del autor. El romanticismo inglés. En los últimos años del siglo XVIII, Inglaterra aporta su contribución a la pintura del paisaje romántico a través de las figuras de Constable y Turner. El pintor romántico inglés abandona su taller para pintar directamente del natural anunciando la proximidad al impresionismo. La técnica que más se empleó fue la acuarela que permite pintar con rapidez y reflejar las distintas condiciones lumínicas. Los paisajes de Constable transpiran autenticidad y verdad. Están llenos de manchas de colores y se preocupa sobre todo por captar los efectos de la luz y las cambiantes condiciones atmosféricas a través de una técnica rápida y precisa. La obra de William Turner expresa la preocupación por el color y la luz, que utiliza de manera revolucionaria al representar los medios por los que el color parece propagarse a través de la atmósfera: niebla, vapor y humo. C Con su obra Lluvia, vapor vapor y velocidad, se convierte en, 1844. W. Turner. abanderado de la pintura moderna. Viajará por Europa, donde le influirá la tradición del paisajismo clasicista. Preocupado por el comportamiento de la luz ante determinados fenómenos atmosféricos y no tanto por el objeto. La carencia de definición de las formas lo acerca al Impresionismo(Estación de Saint Lazare de Monet ). En cuanto al color, acude al círculo cromático que ya intuyó Delacroix. Al igual que Goethe se preocupó también por la teoría del color, reuniendo en ella un afán científico y humanista. el Romanticismo alemán La figura más importante Caspar David Friedrich(1774-1840). Friedrich nace en la Pomerania del Báltico en 1774, siendo contemporáneo de Constable. En 1807 empieza a pintar paisajes al óleo, a los cuales les da una apariencia religiosa, mística, teniendo un carácter casi anicónico. Sus paisajes no son panteístas, sino religiosos, apreciándose la influencia del Pietismo (tendencia del Protestantismo) y de la filosofía de Schleyermacher. La representación de la naturaleza alcanza la expresión más elevada donde el hombre cumple el insignificante papel de espectador frente a la magnitud del paisaje. Algunas de sus obras son Salida de la luna sobre el mar o Viajero sobre un mar de niebla.