REALISMO Y NATURALISMO EN LA NOVELA DEL SIGLO XIX

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REALISMO Y NATURALISMO EN LA NOVELA DEL SIGLO XIX
CONTEXTO HISTÓRICO EUROPEO:
Como continuación de los procesos de industrialización ocurridos en la primera
mitad del siglo XIX, la Europa posterior a 1848 se caracteriza por un rápido crecimiento
demográfico, por la expansión económica, por la intensificación del comercio y por un
notable progreso técnico.
Todo ello está presidido por la consolidación del poder de la burguesía, que
marca, con sus intereses y su idea de la vida, el ambiente de la época.
El pragmatismo y sentido de la realidad que tiene la clase dominante se ven
acompañados de una nueva filosofía: el positivismo, que propone la investigación de
los hechos observados y rechaza la especulación pura y la metafísica. El naturalista
Charles Darwin, en su libro Origen de las especies, propone la teoría de la evolución,
basada en la adaptación al medio.
Todo esto tendrá una gran repercusión en el terreno literario, pues, en muchos
casos, el novelista pretenderá una observación rigurosa de la realidad, semejante a la
del científico experimental.
CONTEXTO ESPAÑOL:
España presenta, junto a semejanzas, notables diferencias con respecto a otros
países de la Europa occidental. Los mismos procesos, que se dan en el resto de Europa,
se producen en España con cierto retraso: la población crece rápidamente entre 1858
y 1900, la industrialización más lenta, el auge de la burguesía es también tardío, etc.
La segunda mitad del siglo XIX es una época de graves problemas sociales y
fuertes tensiones políticas. La Revolución del 68 supone la victoria de la burguesía
progresista, y la Constitución del 69 proclama amplias libertades. Sin embargo, no
acertó a encontrar una fórmula estable de gobierno, y, a la vez, provocó una fuerte
reacción del tradicionalismo. En 1875 se otorgó el gobierno, alternativamente, a los
partidos conservadores y progresistas. Pero, en los últimos años, los problemas básicos
(económicos y sociales) seguirán sin solución visible.
CARACTERÍSTICAS DEL REALISMO:
La novela realista se convierte en la creación artística más importante y su
principal destinatario va a ser la burguesía. Este público rechaza lo idealista, lo
fantástico y pide lo inmediato, lo cotidiano, lo real.
En estas novelas tenemos siempre un individuo problemático que aspira a
conseguir unos valores auténticos, pero que se encuentra con una sociedad degradada
que le imposibilita encontrarlos. Los narradores realistas se imponen la tarea de
abordar al hombre en su dimensión sociológica.
La reproducción exacta de la realidad toma a menudo como modelo los
métodos de observación de las ciencias experimentales. Por ejemplo, Gustave Flaubert
consultó tratados médicos para describir la muerte por envenenamiento de Madame
Bovary. En general, los novelistas se documentan sobre el terreno, tomando
minuciosos apuntes sobre el ambiente, la indumentaria, etc. El resultado son las
minuciosas descripciones de estas obras.
Los personajes están también caracterizados detalladamente, tanto en sus
dimensiones externa e interna.
El narrador (omnisciente) busca la máxima objetividad y para ello elimina toda
la retórica grandilocuente de los románticos. Se prefiere una prosa sobria, adaptando
el lenguaje a la índole de los personajes.
EL REALISMO EN EUROPA:
Entre los principales escritores de Europa tenemos a Henry Beyle Stendhal y
Honoré de Balzac como los que iniciaron su despegue, Gustave Flaubert como el que
inicia el tránsito hacia el Naturalismo y los escritores rusos como Tolstoi y Dostoievski.
Entre medias cronológicamente está Emile Zola, padre del Naturalismo, que no es sino
una intensificación del Realismo llevándolo a los últimos extremos.
Stendhal es autor de tres novelas: Rojo y negro, La Cartuja de Parma y Lucien
Leuwen (inacabada).
De Honoré de Balzac destaca su Comedia humana (un proyecto de 137 novelas
pero que dejó en 24).
En Inglaterra resalta la figura de Charles Dickens, en cuyas obras retrata los
tipos humildes de la sociedad con buena dosis de sentimentalismo romántico.
Destacan sus obras David Copperfield y Oliver Twist.
El camino del Realismo al Naturalismo lo hallamos en Gustave Flaubert y cuya
obra maestra es Madame Bovary.
El Naturalismo se plasma en las novelas de Zola, en las que hay individuos
miembros de una especie, determinados por ella. Destaca su obra Germinal.
Las características más específicas del Naturalismo, que podemos señalar, son
las siguientes:
• La novela deja de ser entretenimiento para convertirse en un estudio científico de las
conductas humanas.
•Como el científico, el novelista se atiene a los hechos observados, por lo que guarda
sus emociones y expone simplemente las cosas que se ve.
• La pretensión de descubrir la realidad tal cual es, propicia el reflejo de sus aspectos
más negativos sin ningún tipo de restricción moral ni estética.
• Importa sobremanera el análisis del determinismo hereditario, fisiológico y
ambiental.
Cuando el Naturalismo está decayendo en Europa, la novela rusa revitaliza el
panorama con un optimismo basado en la confianza de la solidaridad humana. Las dos
figuras claves de la novelística rusa son: Dostoievski con obras como Crimen y castigo,
Los hermanos Karamazov, y Tolstoi, autor de Guerra y paz.
Hasta aquí tenemos los autores más representativos, aunque otros nombres
destacados fueron por ejemplo las hermanas Brönte en Inglaterra (Emily, autora de
Cumbres borrascosas; Anne; Charlotte, autora de Jane Eyre).
EL REALISMO EN ESPAÑA:
Su implantación es muy tardía respecto a su desarrollo europeo (salvo si
exceptuamos el temprano intento de Fernán Caballero). La novela plenamente realista
comienza a desarrollarse en España en la década de los 70 (La fontana de oro de
Benito Pérez Galdós).
Por un lado, un grupo de novelistas vuelven nostálgicamente la mirada hacia la
España tradicional, a las sociedades rurales, donde el tiempo se ha detenido y los
males de la civilización no han degradado la vida. Lo malo llega de fuera, del extranjero
y arraiga en la ciudad. Los máximos representantes de esta tendencia fueron Alarcón y
Pereda, aunque ya Fernán Caballero con La gaviota habló de la conveniencia de que el
gobierno mandara escribir novelas costumbristas en cada provincia o región para tener
un cuadro completo de las costumbres nacionales.
Una posición especial ocupa la obra de Juan Valera, con obras como Pepita
Jiménez, que rechazó los presupuestos del realismo puro y eliminó los aspectos
míseros y tristes de la vida.
Frente a estos escritores hay otros progresistas y anticlericales que están llenos
de esperanza y entusiasmo ante los nuevos tiempos. Entre ellos destaca Benito Pérez
Galdós.
La novela realista alcanzará su cima cuando se adentre en el análisis psicológico
de los personajes y se creen personajes no genéricos (como el personaje de Fortunata
de Galdós).
CARACTERÍSTICAS DEL NATURALISMO ESPAÑOL:
El Naturalismo español no acepta ni la filosofía positivista ni el determinismo
del Naturalismo francés. En España, la herencia y el medio, que determinan al
individuo en el Naturalismo francés, en el español sólo lo condiciona, permitiéndole un
margen de libertad espiritual.
Lo que se ha denominado Naturalismo español no es sino una continuación del
realismo anterior. Por un lado, lo hace más real, atiende a la investigación más precisa
y rigurosa de los datos de la experiencia; por otro, lo cubre de cierto idealismo y
espiritualidad de los que carecía.
Las grandes obras que la crítica suele clasificar como naturalistas son: La
Regenta de Leopoldo Alas “Clarín”, Los pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán, etc, que
pertenecían a este realismo espiritual.
AUTORES Y OBRAS MÁS IMPORTANTES DEL REALISMO ESPAÑOL:
La novela española decimonónica más importante (posiblemente en
competencia con Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós) es La Regenta de Clarín.
Se trata, sobre todo, de una novela de conflictos, tanto sociales como personales. La
aristocracia y la Iglesia dirigen la vida social. Entre ellos hay una comunidad de lazos,
que explica cómo el clero asciende socialmente según sus relaciones aristócratas: el
confesionario es un instrumento de poder, según a quién se confiese se ocupa un lugar
más o menos alto en la sociedad.
Todos los personajes que podemos encontrar en una pequeña capital de
provincias tienen su representación en La Regenta: el obispo, los marqueses, el
cacique, el obrero, etc, pero no son simples arquetipos. El esfuerzo de individualización
de cada personaje es uno de los rasgos más decisivos de la obra. Los dos personajes
centrales son Ana Ozores y Fermín de Pas. El resto se agrupa por bloques en torno a
ellos.
La otra novela larga de Clarín es Su único hijo, donde narra la historia de
Bonifacio, quien, desengañado con su amante y traicionado por su mujer, sufre una
profunda evolución moral y, al final, aparece ennoblecido y, al rechazar la insinuación
de que él no el padre del hijo de su mujer, encuentra en su paternidad la realización de
su más íntima aspiración espiritual.
Clarín escribió también novelas cortas y cuentos. Destacan sus dos novelas
cortas Pipá y Doña Berta. Sus cuentos recrean las vidas de personajes humildes
víctimas de la sociedad y están narrados con gran economía de recursos. ¡Adiós,
Cordera! Representa una de las cumbres del cuento español.
Benito Pérez Galdós publica su primera novela, La fontana de oro en 1870.
Adquirirá muy pronto renombre, sobre todo a partir de la publicación de los Episodios
nacionales: novelas históricas en las que se mezcla realidad y ficción (abarca desde la
guerra de la Independencia hasta el reinado de Fernando VII). De los dos géneros
narrativos que ensaya en la década de los 70, episodios y novela, en el segundo de
ellos plantea la lucha de la burguesía por salvar los obstáculos que se encuentra en su
camino, son sus novelas de tesis. A excepción de Marianela, predomina en ellas el
problema religioso (por ejemplo, Doña Perfecta).
Galdós estuvo siempre interesado por la religión, pero una religión como un
evangelio social inseparable de las buenas obras prácticas, basado en la ley del amor
(por ejemplo, Misericordia). En obras como La desheredada introduce elementos
naturalistas, pero la obra con la que alcanza la perfección de la técnica realista es en
Fortunata y Jacinta, obra en la que el realismo da cabida tanto a lo social como a lo
psicológico. De su período idealista destacan obras como El abuelo. Tiene obras como
Electra y Casandra, que serán medios de combate a favor del republicanismo.
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