DE ROMÁNTICOS, IDEALISTAS Y SOÑADORES: HOMENAJE A LOS FUNDADORES DE LA SCCAD Y AL PROF. OSWALDO RAMÍREZ CIENFUEGOS Palabras pronunciadas durante la inauguración del XXIV Congreso Centro Americano de Dermatología, San Salvador Mayo del 2007 La SCCAD nació exactamente a las catorce horas y treinta minutos del ocho de Diciembre de 1957, a orillas del Lago de Coatepeque, con la firma de TODOS los Dermatólogos asistentes de Centro América y Panamá, en lo que se llamó la “Declaración de Coatepeque”. Imagino que fue un medio día soleado, con un hermosísimo y despejado cielo profundamente azul y una preciosa vista del lago tornasolado rodeado por muchos árboles de San Antonio con sus preciosas flores de un amarillo intenso. En realidad TODOS los asistentes fueron sólo 17. Los acontecimientos sociales se cerraron con un paseo al Cerro Verde. Visto desde la lejanía que nos dan los 50 años, la comunicación anterior, tan escueta, nos parece muy sencilla y ordinaria… Pero, ¿Cuántas ilusiones, desvelos, reuniones y llamadas telefónicas o cartas por correo ordinario habrá costado todo esto? No habían nacido por supuesto los couriers, el fax , los celulares o el Internet y las comunicaciones eran tremendamente lentas. Si uno no dejaba una copia fiel de lo que había enviado, a máquina de escribir o a mano, cuando llegaba la respuesta difícilmente podía recordar qué estaba esperando. El teléfono era otra complicación: las líneas eran muy escasas, caras, difíciles de instalar ( bueno, siempre había algún “arreglo” a través de amistades o haciendo alguna “luz en la oscuridad”) y, claro, como eran comunicaciones a otros países, había que hacerlo por “larga distancia”, a través de operadoras y la audición era muy mala. Estábamos en los albores de la televisión en Centro América. Las transmisiones se hacían en dos etapas, al mediodía, de 12:00 a 2.00 pm y por la noche, de 6: 00 a 10:00 pm, y los programas eran refritos de los norteamericanos. De aquella época recordamos “Patrulla de Caminos”, “ El Dr. Kildare” y anuncios muy sencillos en los que un hombrecillo salía tocando a la puerta de una casa y cantaba. “ ¿Qué marca de televisor tiene Ud? Y la Sra. de la casa respondía: Un Víctor, el mío es un RCA”. Obviamente el color aún no había hecho su aparición. Al recordar lo anterior, algunas preguntas asaltan nuestra imaginación: Siendo tan pocos Dermatólogos en el istmo, ¿De dónde sacaron las fuerzas necesarias para arremeter tan magna empresa? ¿Fueron quijotes soñadores y la Mancha fue Centro América? Seguramente que sí. Románticos ciertamente, soñadores por supuesto, idealistas ni duda cabe. ¿Se imaginaron hasta dónde iba a llegar el disparo que lanzaron, aparentemente al aire? Pero, ¿Por qué románticos? ¿ Cuál era la situación de Centro América y del mundo en ese momento? La palabra Románticos no designó propiamente, al menos en un principio, nada relacionado con el amor. Se trataba de lenguajes parecidos o derivados del Romano clásico—el Latín. Los diversos dialectos que evolucionaron a idiomas, se denominaron románticos o romances para distinguirlos del Latín clásico. Así, las lenguas romances como el español, el francés y el italiano, se derivaron del latín vernacular, es decir doméstico. Casi todos los trabajos serios continuaron siendo escritos en Latín, pero las historias de amor se escribieron en romance, la lengua popular, por lo que dieron en llamarse lenguas romances. El antiguo adverbio francés Romany, de Romanice, se convirtió en un sustantivo significando una fábula o historia contada en verso acerca de un acontecimiento de caballería, convirtiéndose en Romance tanto en inglés como en español. De allí, y a causa de la naturaleza de estos tempranos escritos, el término romance evolucionó hacia el sentido que se le da hoy, “ a love affair “. En realidad, el adjetivo inglés Romántico comenzó a usarse en la Inglaterra del Siglo XVII para significar la naturaleza aventurera y novelesca de los libros de caballería llamados romance. En la lengua española el romanticismo entró muy pronto, ya que renovó y enriqueció el lenguaje y tuvo como precursores a Gaspar Melchor de Jovellanos y José María Blanco, pero sin duda el poeta más destacado y delicado del romanticismo fue Gustavo Adolfo Bécquer. Los lugares donde se reunían los poetas románticos fueron muy diversos, entre otros las redacciones de las revistas románticas y las tertulias. De acuerdo a Alphonse de Lamartine, la más importante era El Arsenal, donde brilló Víctor Hugo. Obviamente el salto hacia convertirse en soñadores, suprarrealistas o surrealistas fue de una distancia muy escasa. Nuestros antecesores, fundadores de la Sociedad Centro Americana, fueron románticos, en el pleno sentido de la palabra, es decir enamorados del amor, pero no sólo del amor en el sentido humano, a sus familias y esposas, que también lo fueron, sino de algo muy puro, trascendente y tangible, de su profesión y de su especialidad. Eran, digamos así, enamorados de un sueño. ¿Por qué surrealistas? Por definición el surrealismo fue un movimiento artístico y literario cuyo manifiesto inicial fue lanzado por André Breton en 1924, tratando, en síntesis, de sobrepasar lo real por lo imaginario e irracional. Soñadores, románticos, surrealistas, si no hubieran sido así la SCCAD nunca se hubiera constituido. Y lo hicieron pensando sin duda en las generaciones futuras, que iban a sembrar algo que después fructificaría e iba a dar, usando palabras de la Biblia, el ciento por uno. “ Yo soy yo y mis circunstancias”, es una frase muy sabia. Pero, ¿Cuáles fueron las circunstancias y los tiempos en los que vivieron los fundadores de la SCCAD ? 1957 fue un año crucial, de encrucijada, cuando estaban terminando de disiparse las tinieblas dejadas por la 2ª. Guerra Mundial. Pero ubiquémonos en el tiempo y en el momento preciso. En los años en los cuales brillaron – y sufrieron—nuestros antecesores. Para Hollywood la mejor película del año fue “The Bridge on the River Kwai”. Para quienes no la recuerdan, esta excepcional película de guerra fue fotografiada por Jack Hilyard y se reconoce por su gran belleza visual. Desarrollada en un campamento de prisioneros de guerra en Birmania, la película está llena de aventuras, pero lo más importante es cuando trata los conflictos internos de los caracteres. Alec Guinnes ganó el Oscar por su finísima interpretación de un valiente coronel británico que no pudo ser doblegado por las torturas, pero que eventualmente se identificó con sus captores cundo se le encargó la misión de construir un puente, lo que satisfizo su necesidad por el orden y la disciplina. El reparto incluyó a Jack Hawkins, William Holden, James Donald y Sessue Hayawaka, quien también recibió una nominación por su interpretación del comandante japonés. David Lean recibió otro Oscar por la excelente dirección y la cinta uno más como la Mejor Película del Año. “Amor en la tarde” fue también una película muy sentida. Gary Cooper y Leslie Caron hicieron papeles extraordinarios. Y muy importante fue el tema musical, “Fascinación”, que posteriormente se tocaba en todas las fiestas de quince años, con el papá bailando en forma totalmente desmañada, con su hijita más ruborizada que una pera madura. Entre las películas en español obtuvo un enorme éxito “ El último cuplé”, estrenada el lunes 6 de Mayo – incidentalmente el mismo día del cumpleaños de Raquel, mi esposa--. La película, dirigida por Juan de Orduña y protagonizada por Sarita Montiel y Fernando Calvo, tuvo como elementos esenciales para su éxito el entrelazamiento de las vidas de un torero y una cantante de cuplés. Contó con un excelente fondo musical. Nacida en 1928, Sarita Montiel tuvo una carrera excepcional. Se la considera como la estrella más famosa de la cinematografía hispana y un auténtico mito del cinema mundial. Al año siguiente del “Último cuplé” filmó “La violetera” y sobrepasó al éxito anterior. Filmó con varias de las más grandes estrellas de la época, no sólo en España, sino en Estados Unidos ( entre otros, Rod Steiger, Charles Bronson, Gary Cooper, Burt Lancaster, Joan Fontaine y Mario Lanza ), habiéndola comparado con figuras tales como Greta Garbo, Marlene Dietrich y Elizabeth Taylor. En la pintura y escultura ese año ocurrieron hechos extraordinarios. Hasta 1955 la temática de Fernando Botero habían sido los hombres y los caballos. Todavía no había descubierto sus “ gordas” ni las esculturas monumentales. Este nuevo estilo explotó en 1957 con “El festín de Baltasar”, una de sus obras más emblemáticas. Botero nació en 1932 en Medellín, Colombia, de una familia paisa antioqueña venida a menos. Fernando quiso ser torero, pero pronto cambió los capotes por los pinceles. El mundo, rico en imágenes coloridas y poéticas, donde la obesidad tiene un especial protagonismo, le llegó de forma accidental: un día, cuando pintaba una naturaleza muerta con una mandolina, el hueco se agigantó inesperadamente como una iluminación estética, y esa visión de la realidad, visión muy personal del realismo mágico pictórico, ya no lo abandonó. Fernando Botero convirtió en universal la temática local colombiana, y sus lienzos y gigantescas esculturas han ocupado los monumentos, las plazas y las avenidas de las ciudades más importantes del mundo, con lo que aún los estratos más populares han podido disfrutar de su arte. La literatura también experimentó cambios impresionantes. Uno de ellos ocurrió de nuevo en Colombia. Gabriel José García Márquez nació en 1927 en Aracataca, Magdalena y, dicho así, en muy pocas palabras, en 1982 ganó el Premio Nobel de Literatura. Ampliamente acreditado como habiendo introducido en forma global el Realismo mágico, actualmente se le ubica al lado de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Alejo Carpentier, como uno de los más grandes autores latinoamericanos del siglo XX. El término “Realismo mágico” fue realmente introducido en 1920 en Alemania, pero debemos al genial novelista cubano Alejo Carpentier el habernos enseñado “la maravillosa realidad”, a través de la cual los escritores latinoamericanos combinaron la fantasía y la mitología con la ficción realística. Volviendo a García Márquez, en 1957 estaba en pleno desarrollo en su carrera como periodista/ reportero, cuando fundó Prensa Latina en la Habana. Saliéndonos un tanto del año 1957, a principios de 1965 estudiábamos en México, en el CD Pascua. Disponíamos sólo de una exigua beca de estudios para subsistir y conocíamos, entre otros residentes, a los jóvenes colegas venezolanos que recibían jugosísimas bolsas de estudios, a veces de más de USD 3000 en el México de aquellos años. Por supuesto que el dinero les abundaba y nosotros éramos invitados asiduos a sus fiestas que se llevaban a cabo en un apartamento especialmente rentado para eso que se llamaba “ el chiquero”. Todos los que asistíamos a esas veladas culturales y artísticas, pero sobre todo alcohólicas ( claro, no las pagábamos nosotros ), éramos médicos. Había sin embargo un periodista colombiano, algo huraño, retraído y apartado, quien estaba escribiendo una novela que trataba de algo como “100 años”, y que nunca terminaba. Todos lo llamábamos Gabo y era un excelente contador de chistes verdes. No lo volvimos a ver. Pero en ese tiempo era feliz e indocumentado. Ese año 57, el 3 de Enero, Elvis Presley se sometió a la revisión médico militar obligatoria en Memphis, Tenessee y fue aprobado, con todo el dolor de sus fans. El mismo año compró su mansión Graceland y su canción “Jail House Rock”, del film del mismo nombre, en el cual Elvis realizó su mejor coreografía, alcanzó un éxito sin precedentes . El 6 de Julio Paul MacCartney conoció a John Lennon en la Iglesia Woolton Ponshon, de Liverpool, donde éste daba un concierto con su grupo The Quarrymen. Esto marcó el inicio de lo que más tarde se convirtió en el grupo más famoso del mundo, con “Yesterday” como la canción con más versiones diferentes ( más de 2000). A propósito del rock, el 6 de Agosto, en medio de grandes disturbios entre los jóvenes y la policía, se estrenó en Copenhagen la película “Rock around the Clock”. El lunes 15 de Abril falleció Pedro Infante en un accidente de aviación en Mérida. Como un recordatorio, este real ídolo de la canción fue quien inició el género de la canción ranchera, al cantar “Amorcito corazón” en la película “Nosotros los pobres”. La canción, compuesta por Pedro de Urdimalas y Manuel Esperón, fue acompañada de mariachis a causa de que, por un problema sindical entre los músicos, no hubo orquesta que lo acompañara. La película y la canción fueron un rotundo éxito. Pedro Infante fue un visitante habitual de San Salvador. Siempre se hospedaba en casa de sus amigos de la familia Hasbún, en Los Planes de Renderos y debe haber sido una tremenda sorpresa ( increíble, ¿no? ) para los campesinos de Panchimalco toparse de manos a boca con el ídolo haciendo ejercicio por las mañanas en las polvorientas callejuelas. El año 57 su majestad el bolero, que había nacido en Santiago de Cuba y alcanzado el continente por Yucatán, continuó elevándose hasta alturas insospechadas. Y fue tan variada y tan prodigiosa la cantidad de títulos que se estrenaron con gran éxito ese año, que en honor al tiempo me voy a referir sólo a algunos que dejaron en mí una huella realmente imborrable. Roberto Cantoral García nació en Tampico en 1930. Con Leonel Gálvez y Benjamín Correa, en 1954 organizó el conjunto Los Tres Caballeros e hicieron presentaciones en México y Estados Unidos con menos que escasa popularidad. Un tanto decepcionados, estando en Washington, en 1957 grabaron dos composiciones de Roberto Cantoral. Fue un sencillo de 45 revoluciones y lo hicieron casi a regañadientes, como un último cartucho. Se trataba nada menos que de “La Barca” y “El Reloj”, que inmediatamente se convirtieron en un sonadísimo éxito. Ese mismo año fueron interpretadas por el chileno Lucho Gatica, considerado por algunos como el sumum de los cantantes románticos, y su fama quedó asegurada. Incidentalmente también ese año ingresé en la Facultad de Medicina, y al año siguiente, en la Barra de Santiago, en una Semana Santa, conocí a Raquel, quien más adelante se convertiría en mi adorada esposa. Además de “La Barca y El Reloj”, otra canción muy delicada del momento fue “Magia Blanca” con Los Hermanos Carrión: “Magia blanca tú tienes, me has hechizado a mí, con tu mirada coqueta …” Esas canciones, así como “Presentimiento”y “Embrujo” fueron el fondo musical de ese romance que ya dura más de cuarenta años. Estaba ya dado el marco para que nuestros Maestros iniciaran las pláticas para organizar la SCCAD. El mérito lo tienen todos como inspirados visionarios, románticos, surrealistas y soñadores: Dres Esteban Reyes, Eduardo Barrientos, Juan José Rodríguez, José Llerena, sólo en El Salvador, aparte de los otros Maestros Centroamericanos. Sólo hacía falta el clásico empujón hacia el vacío. ¿Fructificaría el esfuerzo? Como era natural, había dudas. Todos tenían una excelente preparación en el extranjero, pero eran tan pocos… La figura señera del momento, el organizador nato, de espíritu inquieto e incansable fue Oswaldo Ramírez. Oswaldo nació en Santa Ana en 1924. Estudió en el Colegio San Luis y se graduó de médico en la Facultad de Medicina de la Universidad de El Salvador en 1951, haciendo estudios de post grado en Dermatología en Madrid, París y Buenos Aires. Fue también el promotor de la formación de la Asociación Dermatológica de El Salvador hace 50 años e inmediatamente se dio a la tarea de organizar a todos los dermatólogos del istmo en una Sociedad que se ha convertido ahora en motivo de orgullo para todos nosotros. Oswaldo fue Presidente de la ADES, Profesor de Dermatología, Vice Ministro de Salud Pública, Vicepresidente del Colegio Ibero Latinoamericano de Dermatología, Presidente del VIII Congreso del Colegio Iberolatinomericano de Dermatología (San Salvador, 1975) , ganador del Premio Nacional de Cultura y autor de numerosos libros y publicaciones científicas. Pero quizá uno de los hechos que lo elevó a alturas realmente internacionales fue el haber descrito por primera vez “La Dermatitis Cenicienta”, precisamente durante el Primer Congreso Centro Americano de Dermatología. Como un auténtico romántico, ya en su vida privada, Oswaldo fue alcanzado por los dardos de Cupido. Oswaldo y Écate se conocieron en Diciembre de 1955 y se comprometieron 3 meses después. Siempre tenaz, la boda no se llevó a cabo hasta 1957, cuando Oswaldo terminó de construir la casa en la que vivieron a lo largo de todo su matrimonio. Écate hija nació en Noviembre de 1957, de modo que era una tierna bebé cuando se llevó a cabo el Primer Congreso Centroamericano de Dermatología y varios de los Dermatólogos asistentes fueron a presentarle sus respetos a casa de los papás. Francisco Oswaldo nació en 1960. En palabras de Écate, Oswaldo siempre fue muy detallista y romántico, amigo de las flores y de las serenatas para la familia. Honor a quien honor merece. Y nuestros Maestros, fundadores de la Sociedad, lo merecen en grado sumo. Al hablar de Oswaldo, y de los otros pioneros, estamos seguros que supieron labrar un camino en una cantera primero sembrada de esperanzas y donde ahora estamos cosechando frutos de altísima calidad. Al evocarlos, vienen a nuestra mente unos versos de Huexotzincatzin, el Príncipe Poeta de Texcoco, en 1484: “Ustedes me dicen entonces, que tengo que perecer Como también las flores que cultivé perecerán. ¿De mi nombre nada quedará, Nadie mi fama recordará? Pero los jardines que planté, son jóvenes y crecerán… Las canciones que canté, ¡ cantándose seguirán¡” ---------------o0o-------------------- Al reunirnos ahora para conmemorar el 50 Aniversario de la Sociedad Centroamericana de Dermatología y de la Asociación Dermatológica de El Salvador, es un auténtico privilegio y motivo de orgullo contar con la presencia de Doña Écate Capellaro de Ramírez, la musa que inspiró a Oswaldo, y quien siempre lo alentó para seguir sus sueños. Y, a nombre de la Asociación Dermatológica de El Salvador, de la Sociedad Centroamericana y del Caribe de Dermatología, y de la Meso American Academy of Cosmetic Surgery, muy emocionados hacemos entrega de esta placa a Doña Écate Capellaro de Ramírez, quien muy dignamente representa a nuestro querido Oswaldo. Dr Enrique Hernández-Pérez Miembro Titular y Ex –Secretario General de la SCCAD Ex –Presidente del CILAD Maestro de la Dermatología Ibero Latinoamericana