“EL DEBATE DE LA INTERNALIZACIÓN DE LOS COSTES EXTERNOS DE LA MOVILIDAD” Andrés Monzón de Cáceres Catedrático del Departamento de Obra Civil. ETS Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Universidad Politécnica de Madrid. Resumen: La internalización de las externalidades ha empezado a cuantificarse en el sector del transporte, ayudando a definir prioridades en la política de movilidad e influenciando la distribución modal. Queda, sin embargo, un largo camino por recorrer para disponer de una metodología de cuantificación de los efectos externos que sea aceptada por todos, a nivel europeo. El objetivo final será incorporar de modo efectivo los costes externos al sistema de precios y tarifas de los servicios de transporte y los costes de la movilidad en coche, a través de sistemas de peaje o tasas específicas. Los resultados de los estudios de cuantificación de costes externos llevados a cabo en algunas ciudades y países ponen claramente de manifiesto que hay que cambiar el sistema de precios actual, lo que equilibrará los costes entre los modos, favoreciendo el uso de los modos más sostenibles. 1. Internalización de externalidades del transporte Los modelos de transporte suelen utilizar, como variables explicativas de la conducta de los usuarios y elección modal, el tiempo y el coste. Sin embargo, el coste percibido por el usuario sólo incluye una parte de los costes. Por tanto, el mercado no asigna de modo eficiente, en términos sociales, la demanda entre los diversos modos de transporte, ni en los diversos tramos horarios, etc. Para que esto fuera así, habrían de considerarse la totalidad de los costes: los soportados personalmente por los usuarios, los que asumen las administraciones y los costes externos. Los dos primeros son considerados, con diversos procedimientos de asignación en los análisis Coste-Beneficios. Sin embargo, los costes que claramente no se perciben son las externalidades. Son efectos del sistema de transporte, que no tienen precio de mercado y que sufren terceras personas, sin compensación o pago alguno. Las externalidades más frecuentemente consideradas son las siguientes: contaminación atmosférica, ruido, emisiones de gases de efecto invernadero, accidentes, efecto barrera, impactos sobre el medio natural y, parcialmente, congestión. La tabla siguiente incluye los principales costes que deberían considerarse al analizar proyectos de transporte, y alternativas modales. Costes económicos, sociales y ambientales del transporte personal, energía, mantenimiento, de operación costes seguros, amortización, etc. económicos infraestructuras corrientes y gasto de capital tiempo de viaje viaje, espera y transferencia accidentes (parte no relativos a la víctima, daño social y moral costes sociales incluida en los costes económicos) contaminantes mortalidad y morbilidad atmosféricos costes ruido morbilidad humana ambientales gases de efecto emisiones de CO2 invernadero ocupación de suelo costes de capital La no consideración de los costes de las externalidades –es decir, la no internalización– arroja señales erróneas al mercado de transporte, que se comporta ineficientemente, lo que, según Maibach (2000), aumenta los problemas de congestión, seguridad y medioambientales. Esta afirmación es especialmente cierta en un mercado de transporte cada vez más liberalizado, como ya señaló la Unión Europea en su Libro Blanco Fair payment of infrastructure use (1998). En el Libro Blanco del Transporte European transport policy for 2010: time to decide (2001) se expresa la necesidad de integrar los costes externos y los costes de infraestructura en el sistema de precios, para disponer de un mercado europeo eficiente y competitivo sobre bases correctas. Las externalidades del transporte deben, por lo tanto, tenerse en cuenta en la realización de los planes de transporte y en el proceso de toma de decisiones las medidas y proyectos específicos de transporte. Pero, como señala la Agencia Europea de Medio Ambiente (TERM, 2000), no se puede gestionar lo que no se puede medir. Por tanto es 1 muy importante poder cuantificar y monetizar los costes externos, para su correcta inclusión en el proceso de planificación. 2. La cuantificación de externalidades Aunque hay un consenso generalizado en la necesidad de considerar los costes, su medida no es sencilla, pues requiere de metodologías específicas y técnicas de medición basadas en la valoración económica de las externalidades. Esta valoración se hará a través de la medición de la utilidad de dicho bien. Pero estas utilidades son bienes de difícil valoración ─por ejemplo, el aire limpio, o la ausencia de ruido─ porque no tienen precio de mercado. Además, el ámbito del impacto es muy variado; el ruido, por ejemplo, sólo afecta a un reducido entorno geográfico próximo a la vía de transporte, mientras que las emisiones de CO2 afectan al conjunto del planeta, y no sólo a esta generación, sino también a las futuras. Dependiendo del tipo de externalidades y de la información o presupuesto disponible para su cuantificación, se emplearán métodos indirectos o métodos directos. Los primeros tratan de establecer una relación causa-efecto, por ejemplo valorar el ruido, por el coste de evitarlo: pantallas de protección acústica. Los métodos directos se basan en las elecciones de los usuarios. Los precios hedónicos, arrojan diferencias de precio para un mismo bien según las condiciones ambientales: dos casas del mismo tipo pueden tener un precio diferente según su proximidad a una vía ruidosa. Otras veces hay que recurrir a la valoración contingente, o disposición a pagar/aceptar un pago compensatorio, para mejorar las condiciones ambientales de un bien. En esta valoración también se emplean frecuentemente encuestas de preferencias declaradas. Según el proyecto europeo CAPRI (2001) los costes externos debidos a la congestión, a la escasez de espacio y a los accidentes deben ser evaluados mediante métodos basados en la aceptación del pago. Por el contrario, el coste de la contaminación atmosférica debe determinarse mediante un método de impacto total, que incorpore la emisión, la dispersión y la relación causa-efecto (dosis-respuesta), con la evaluación del impacto final sobre la salud, los edificios, cosechas, etc. Según la teoría económica, el óptimo económico se da cuando los precios corresponden a los costes marginales. Por ello, el Libro Blanco del Transporte de la Unión Europea (2001) propone una tarificación de todos los modos a costes marginales, incluyendo los costes de infraestructura y las externalidades. Por ello, se han realizado muchos estudios para determinar los costes marginales de numerosas de casos de estudio. La dificultad de este enfoque estriba en los problemas de extrapolación de los valores así determinados, pues los costes marginales corresponden a cada situación concreta. Por otra parte, no resulta operativo establecer unos precios variables ─con el nivel de congestión, según la zona, etc.─ pues dificultaría la transparencia del mercado. Este enfoque es el denominado bottom-up. De una multitud de casos de estudio se pueden proponer unos valores válidos para una serie de contextos, debidamente tipificados. El otro enfoque, que se denomina top-down, es calcular los costes medios. Par ello se calculan los costes totales para un ámbito geográfico concreto de cada una de las externalidades (accidentes, contaminación, etc.) y luego se divide por las unidades de 2 transporte (vehículos o pasajeros-km). Los costes así determinados no reflejan el óptimo económico teórico, pero tienen una menor variabilidad y pueden asignarse a ámbitos geográficos más amplios. 3. Un sistema de precios que incorpore los costes externos La política europea tendente a establecer un sistema único de tarificación de servicios de transporte en un mercado competitivo, debe establecerse sobre la base de que los precios reflejen la totalidad de los costes, incluyendo las externalidades. Por ello, en los últimos años ha habido una gran actividad investigadora para fijar los costes externos de manera fiable. El estudio más completo, y con una metodología más homogénea, lo ha realizado el equipo formado por la consultora suiza INFRAS el instituto IWW de la Universidad de Karlsruhe (Schereyer et al, 2004). Este grupo ha calculado, en un estudio encargado por la UIC, los costes medios de los diversos medios de transporte para todos los países del la Unión Europea, para el año 2000. Los resultados se recogen en la tabla siguiente, donde se puede comprobar cómo dependiendo de los ámbitos geográficos, condiciones socio-económicas y escala temporal, los valores calculados tienen un significativo rango de variación. Interesa señalar que las externalidades producidas por los distintos modos de transporte son muy diferentes: el coche produce sobre todo accidentes y, en segundo lugar, contaminación atmosférica; el autobús contaminación; las motos accidentes y el avión consumo energético. El tren se comporta muy bien en todas las externalidades analizadas, por lo que las medidas para aumentar su uso supondrán una reducción de externalidades en su conjunto. Rango de variación de externalidades en zonas urbanas (€ /1000 pas-km) (Fuente: Schereyer et al, 2004) Cambio Contaminación Ruido Accidentes climático atmosférica 10-90 5,7-44,9 0,07-13 1,7-27 Coche 1-7 12-18 0,05-4,6 0,7-9,5 Autobús 3,2-3,3 0,25-33 1,7-11,7 Motocicleta 36-629 0-0,7 5,1-5,1 0,09-1,6 0,3-7,1 Tren 0-0,4 0,2-0,2 0,3-19 6,6-46,2 Avión Total sin congestión 17,5-174,9 13,8-39,1 41,2-677 5,5-14,5 7,1-65,8 En el proyecto UNITE, del V Programa Marco de I+D de la Unión Europea, se ha trabajado en el cálculo de costes marginales, analizando diversos casos de estudio de la Unión Europea. Entre los muchos resultados que arroja este interesante estudio (Nash, 2003), podemos ver en la figura siguiente los costes marginales de un coche circulando en áreas urbanas. Los resultados ponen de manifiesto que los dos principales costes externos de los automóviles en las ciudades son la congestión y los accidentes. 3 Costes de Externalidades para viajes urbanos en coche (Fuente: UNITE y elaboración propia) Costes Marginales para viajes urbanos en coche (euros/vehículo-km) Efecto invernadero-diesel umbral inferior Efecto invernadero-gasolina umbral superior Ruido nocturno Ruido diurno Polución/ Diesel Polución/ Gasolina Accidentes Congestión Infraestructura 0 0,02 0,04 0,06 0,08 0,1 0,12 0,14 0,16 0,18 0,2 0,22 0,24 0,26 euros/vehículo-km Las externalidades del transporte son más elevadas en los entornos urbanos y metropolitanos, pues la presión ambiental es mayor, debido a la intensidad de transporte en esas zonas, y la mayor concentración de población, receptora de los impactos negativos. Por ello, las mayores ineficiencias económicas del sistema de transporte, por no incluir las externalidades, se dan en las áreas metropolitanas. En nuestro país se han realizado algunos estudios en ciudades para determinar los costes del transporte incluyendo las externalidades. Entre ellos cabe citar: Balance social del transporte en la Comunidad Autónoma de Madrid (CRTM, 1995), Els Comptes del Transport de Viatgers a la Regió Metropolitana de Barcelona-Any 1998 (ATM, 2000), y Cuenta económica y socio-ambiental del transporte de viajeros en la Comunidad de Madrid (Guerrero y Monzón, 2003). Esta Cuenta incluyó todos los costes para el usuario y la sociedad en su conjunto de los viajes en los diversos modos de transporte. Los costes considerados fueron los siguientes: costes económicos (personal, energía, mantenimiento, seguros, amortizaciones, etc.), tiempo de viaje (incluyendo acceso, trasbordo, dispersión, búsqueda de aparcamiento), accidentes (pérdida capacidad productiva, daños morales y costes para la seguridad social y de gestión para la administración), contaminación atmosférica, emisión de gases de efecto invernadero (CO2), ruido (morbilidad) y costes de infraestructuras. Los resultados se recogen en la tabla siguiente. 4 Costes por pasajero (€) en Madrid, 1996. Viajes urbanos COSTES Bus Metro Taxi Económicos Infraestructuras Tiempo de viaje Accidentes Contaminación Atmosférica Ruido Total coche Viajes metropolitanos Bus Cercanías interurbano 1,704 1,315 0,012 0,594 3,888 4,715 0,013 0,059 0,035 0,003 0,422 0,001 2,724 0,006 0,003 0,687 0,008 3,219 0,023 0,001 1,951 0,010 2,327 0,028 0,173 4,259 0,073 1,855 0,389 0,388 0,003 3,160 0,001 3,939 0,023 4,512 0,052 0,034 7,016 5,687 0,048 6,735 Coche 4,259 0,073 2,251 0,389 0,388 0,052 7,412 De los datos de esta tabla podemos concluir que, en zonas urbanas, los costes del viaje en coche son aproximadamente el doble que en transporte público, mientras que en viajes metropolitanos es sólo un 25% más costoso. Comparando los costes entre viajes urbanos y metropolitanos, podemos decir que el coste de un viaje metropolitano en coche es sólo un 5% superior al urbano, mientras que en transporte público resulta un 40% más oneroso. La suma de costes es favorable al transporte público a pesar de que, como se ha señalado, los tiempos de viaje son superiores al coche. Por ello toda política para hacer más competitivo el transporte colectivo debe ir orientada a reducir el diferencial de tiempos de viaje con el coche. Sería interesante analizar las diferencias entre los costes sociales que acabamos de enunciar y los costes percibidos por el usuario, en el caso del coche, o de las tarifas de transporte público. Como las externalidades ambientales no se han incorporado de manera reglada a la evaluación de inversiones de transporte, interesa analizarlas segregadamente del resto de costes sociales. La cuantificación de los costes externos ambientales es la base para la posible implantación de peajes urbanos -ya sean tarifas por circular, tasas por aparcar, etc.- o restricciones a viajes en modos contaminantes. Los costes unitarios son superiores en zonas urbanas, pues los problemas aparecen más concentrados; aunque este coste se compensa por la menor longitud de los viajes urbanos, como se ha señalado anteriormente. En el caso de estudio de Madrid (Monzón y Vega, 2004), los costes externos del metro resultan similares a los del autobús, siendo ambos 24 veces inferiores a los producidos por el coche. En viajes metropolitanos, de mayor longitud, los costes unitarios son menores ─una quinta parte─ pero nuevamente hay una diferencia enorme entre los modos públicos y el vehículo privado, siendo éstos 7 veces superiores. El punto fuerte de los modos ferroviarios es la menor emisión de contaminantes y, en el caso del metro, la escasa contaminación sonora. 5 Costes unitarios por modos de las externalidades ambientales en viajes urbanos, en Madrid, 1996 céntimos €'96/viajero-km Externalidades Ambientales viajes urbanos 25 20 15 10 5 0 bus metro taxi coche Ruido 0,10 0,02 0,49 1,42 Cont.Atmosférica 0,11 0,02 3,67 10,70 Accidentes 0,20 0,42 0,58 10,72 céntimos €'96 /viajero-km Costes unitarios por modos de las externalidades ambientales en viajes metropolitanos, en Madrid, 1996 Externalidades Ambientales viajes metropolitanos 6 5 4 3 2 1 0 bus Cercanías coche Ruido 0,21 0,32 0,35 Cont.Atmosférica 0,21 0,02 2,64 Accidentes 0,08 0,39 2,64 Conclusiones 6 Estas cifras pueden servir para diseñar estrategias para “internalizar” los costes externos, de modo que se igualen las diferencias de costes entre los diferentes modos. Lógicamente no se puede establecer directamente un peaje ambiental en función de la diferencia de costes externos, pues el sistema de transporte es dinámico, por lo que la aplicación de una tarifa, que aumenta los costes percibidos, modifica la demanda, lo que a su vez reduciría los costes del coche, al reducirse la congestión. Sin embargo, sí cabe afirmar que resultaría equitativo implantar sistemas que equilibren los costes totales entre los diversos modos de transporte, incorporando las externalidades al sistema de precios. Referencias ATM (2000). Els Comptes del Transport de Viatgers a la Regió Metropolitana de Barcelona-Any 1998. Barcelona. CAPRI (2001). Concerted action on transport pricing research integration. Final Report. EU, RTD IV FP, Brussels. CRTM (1995). Balance social del transporte en la Comunidad Autónoma de Madrid. Consorcio Regional de Transportes de Madrid. EEA (2000). 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