Proyecto curricular. P.D. Proyecto Educación Infantil

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PROYECTO
POPETE
2 AÑOS
PROYECTO CURRICULAR
ALGAIDA
1. LA ETAPA DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
La Educación Infantil constituye la primera etapa del sistema educativo y atiende a los niños y
a las niñas desde el nacimiento hasta los seis años, ordenándose en dos ciclos de tres años cada
uno. Se entiende como una etapa educativa con identidad y características propias, que debe
contribuir a compensar desigualdades y a hacer efectivo el principio de igualdad de
oportunidades. La acción educativa debe ajustarse al ritmo de aprendizaje, de crecimiento
y de desarrollo de cada niño y niña, teniendo en cuenta sus experiencias familiares, sociales y
culturales. Tiene como principal finalidad contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e
intelectual de los niños y de las niñas en estrecha cooperación con las familias. En esta etapa
educativa se sientan las bases para el desarrollo personal y social, y se integran aprendizajes
que están en la base del posterior desarrollo de competencias que se consideran básicas para
todo el alumnado.
La Educación Infantil constituye una etapa fundamental para el desarrollo de los niños y de las
niñas desde edades muy tempranas porque les permite desarrollar su personalidad, ampliar sus
experiencias y favorecer su desarrollo social. A lo largo de este período, los pequeños y las
pequeñas aprenderán a conocerse, a relacionarse con los demás a través de distintas formas de
comunicación y expresión, a observar y explorar su entorno natural, familiar y social, a realizar
las actividades cotidianas con progresiva autonomía…
Los contenidos educativos de la Educación Infantil se orientan al logro del desarrollo
integral y armónico de los menores. Se presentan en tres áreas diferenciadas, aunque en
estrecha relación, y se abordan por medio de actividades globalizadas que tienen interés y
significado para los niños y para las niñas. Las áreas son:
• Conocimiento de sí mismo/a y autonomía personal (el conocimiento y progresivo
control del propio cuerpo, el juego y el movimiento, el equilibrio y desarrollo de su
afectividad, la adquisición de hábitos de vida saludable que constituyen el principio de
una adecuada formación para la salud, descubrimiento del cuerpo como fuente de
sensaciones, acciones, relaciones y experiencias):
Hace referencia, de forma conjunta, a la construcción gradual de la propia identidad y de su
madurez emocional, al establecimiento de relaciones afectivas con los demás basadas en el
respeto a las normas de convivencia y a la autonomía personal como procesos inseparables y
necesariamente complementarios. Los contenidos de esta área adquieren sentido desde la
complementariedad con el resto de las áreas.
En este proceso de construcción personal son importantes las interacciones de los niños y de
las niñas con el medio, el creciente control motor, el desarrollo de la conciencia emocional,
la constatación de sus posibilidades y de sus limitaciones, el proceso de diferenciación de los
otros y la independencia cada vez mayor con respecto a las personas adultas.
La identidad es el resultado de las experiencias que los niños y las niñas tienen al
interaccionar con su medio físico, natural y social. Dicha interacción debe promover la
imagen positiva de uno mismo, la autoestima, la autonomía…; los sentimientos que
desencadenan deben contribuir a la elaboración de un concepto personal ajustado para un
desarrollo pleno y armónico.
Las experiencias con el entorno deben ayudar a los niños y a las niñas a conocer global y
parcialmente su cuerpo, sus posibilidades perceptivas y motrices, disfrutar de sus
sensaciones y servirse de las posibilidades expresivas de su cuerpo para manifestarlas.
Conocer sus características individuales y las de los compañeros y compañeras va a ir
contribuyendo a que adquieran actitudes no discriminatorias.
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Se atenderá asimismo al desarrollo de la afectividad como dimensión esencial en el
desarrollo de la personalidad infantil, potenciándose el progresivo reconocimiento,
expresión y control de emociones y sentimientos.
Dentro de esta área, se trabajará además la adquisición de buenos hábitos de salud, higiene,
descanso y nutrición.
• Conocimiento del entorno (conocimiento del medio físico, natural, social y cultural, el
descubrimiento del entorno y la convivencia con los demás):
Con esta área de conocimiento y experiencia se pretende favorecer en niños y en niñas el
proceso de descubrimiento y representación de los diferentes contextos que componen el
entorno infantil, así como facilitar su inserción en ellos de manera reflexiva y participativa.
Las interacciones que los niños y las niñas establezcan con los elementos del medio, que con
la entrada en la escuela se amplía y diversifica, deben constituir situaciones privilegiadas
que les llevarán a crecer, a ampliar sus conocimientos sobre el mundo y a desarrollar
habilidades, destrezas y competencias nuevas.
Para conocer y comprender cómo funciona la realidad, el niño o la niña indaga sobre el
comportamiento y las propiedades de objetos y materias presentes en el entorno: actúa y
establece relaciones con los elementos del medio físico, los explora e identifica, reconoce las
sensaciones que producen, se anticipa a los efectos de sus acciones sobre ellos, detecta
semejanzas y diferencias, compara, ordena, cuantifica…
A lo largo de la etapa, los pequeños se acercarán poco a poco al conocimiento de los seres
vivos, y se fomentarán actitudes de respeto y cuidado hacia el medio natural, hacia los seres
y los elementos que lo integran. Además, empezarán a conocer algunas manifestaciones
culturales de su entorno desde una perspectiva abierta e integradora y se iniciarán, de forma
muy sencilla, en las tecnologías de la información y de la comunicación.
• Lenguajes: comunicación y representación (el desarrollo del lenguaje como centro de
aprendizaje):
En esta área se pretende mejorar las relaciones del niño y niña con el medio. Las distintas
formas de comunicación y representación sirven de nexo entre el mundo exterior e interior,
al ser instrumentos que hacen posible la representación de la realidad, la expresión de
pensamientos, sentimientos y vivencias y las interacciones con los demás.
Trabajar educativamente la comunicación implica potenciar las capacidades relacionadas
con la recepción e interpretación de mensajes y las capacidades dirigidas a emitirlos o
producirlos, contribuyendo a mejorar la comprensión del mundo y la expresión original,
imaginativa y creativa.
A través de los distintos lenguajes, los niños y las niñas irán descubriendo la mejor
adaptación de cada uno de ellos a la representación de las distintas dimensiones de una
misma realidad. Se facilitará que acomoden los códigos propios de cada lenguaje a sus
intenciones comunicativas, acercándose a un uso cada vez más propio y creativo de dichos
lenguajes.
Las diferentes formas de comunicación y representación que se integran en esta área son: el
lenguaje verbal, el lenguaje artístico, el lenguaje corporal y el lenguaje audiovisual y de las
tecnologías de la información y de la comunicación. Estos lenguajes contribuyen de manera
complementaria al desarrollo integral de los niños y de las niñas y se desarrollan de manera
integrada con los contenidos de las dos primeras áreas. A través de los lenguajes, los
menores van a desarrollar su imaginación y creatividad, aprenden, construyen su identidad
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personal, muestran sus emociones, su conocimiento y percepción del mundo. Son
instrumentos de relación, regulación, comunicación e intercambio y la herramienta más
potente para expresar y gestionar sus emociones y para representarse la realidad.
Estas áreas deben concebirse con un criterio de globalidad y de mutua dependencia y
entenderse como ámbitos de actuación, como espacios de aprendizajes de conceptos, actitudes
y procedimientos que contribuyen al desarrollo de los niños y de las niñas de estas edades.
El proyecto Popete de Educación Infantil, siguiendo las directrices marcadas por la nueva Ley
de Educación, comparte los siguientes principios y fines:
• La calidad de los entornos educativos, haciendo referencia a todos los elementos que
influyen directa e indirectamente en la educación de los pequeños.
• El fomento de la investigación, la experimentación y la innovación educativa.
• El pleno desarrollo de la personalidad y de las capacidades de los alumnos y de las alumnas.
• El desarrollo afectivo, del movimiento, de los hábitos de control postural, de las
manifestaciones de comunicación y del lenguaje, de las pautas elementales de convivencia y
de relación social, así como el descubrimiento de las características físicas y sociales del
medio. Además, se facilitará que los niños y las niñas elaboren una imagen de sí mismos
positiva y equilibrada y que adquieran autonomía personal.
• La equidad para poder garantizar la igualdad de oportunidades y la integración de todos los
colectivos.
• El respeto en el trato al alumnado, a su idiosincrasia personal y a la diversidad de sus
capacidades e intereses.
• La promoción de la igualdad afectiva entre niños y niñas en todos los ámbitos.
• La convivencia como meta y condición necesaria para el buen desarrollo del trabajo del
alumnado, la promoción de la cultura de la paz y no violencia en todos los órdenes de la
vida, el respeto a los demás, la tolerancia con las diferencias legítimas y la búsqueda
permanente de fórmulas para prevenir los conflictos y resolver pacíficamente los que se
produzcan en la escuela.
• La educación en la responsabilidad individual y en el mérito y el esfuerzo personal.
• La formación para la paz, el respeto a los derechos humanos, la vida en común, la cohesión
social, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos, así como la adquisición de valores
que propicien el respeto hacia los seres vivos y el medio ambiente, en particular el valor de
los espacios forestales y el desarrollo sostenible.
• El desarrollo de la capacidad de los alumnos y de las alumnas para regular su propio
aprendizaje, confiar en sus aptitudes y conocimientos, así como para desarrollar la
creatividad, la iniciativa personal y el espíritu emprendedor.
• La formación en el respeto y en el reconocimiento de la pluralidad lingüística.
• El reconocimiento del pluralismo y de la diversidad cultural existentes en la sociedad actual,
como factores que pueden contribuir al enriquecimiento personal, intelectual y emocional y
a la inclusión social.
• La adquisición de hábitos intelectuales y técnicas de trabajo, de conocimientos, así como el
desarrollo de hábitos saludables, el ejercicio físico y el deporte.
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• La preparación para el ejercicio de la ciudadanía y para la participación activa en la vida
económica, social y cultural, con actitud crítica y responsable y con capacidad de adaptación
a las situaciones cambiantes de la sociedad del conocimiento.
2. EL PRIMER CICLO DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
Los primeros años de la vida del niño y de la niña ponen los cimientos para un crecimiento
saludable y armonioso, así como para su aprendizaje y desarrollo. Se trata de un período
marcado por un rápido crecimiento y por cambios que se ven influenciados por el entorno. Este
ciclo debe contribuir, de manera eficaz, a compensar todo tipo de desigualdades, entre
otras, algunas carencias que tienen su origen en diferencias del entorno social, cultural,
geográfico y económico, sin que ello signifique dejar de reconocer las diferencias psicológicas
que han de ser atendidas.
El primer ciclo de la Educación Infantil debe, además, favorecer la integración de los niños y
niñas desde la perspectiva de la interculturalidad, con el fin de potenciar la adquisición de
hábitos de comprensión, respeto, cooperación… Se debe prestar especial atención a la
detección de alumnos y alumnas que presenten necesidades educativas especiales, de forma que
puedan ser tratados con carácter preventivo y compensador.
El primer ciclo se corresponde con los tres primeros años de vida de los niños y de las niñas. En
él se atenderá al desarrollo afectivo, al movimiento y a los hábitos de control corporal, a
las manifestaciones de comunicación y de lenguaje, a las pautas elementales de
convivencia y relación social, así como al descubrimiento de las características físicas y
sociales del medio en el que viven.
Durante este primer ciclo se debe responder a las necesidades cambiantes de los niños y niñas,
quienes inicialmente dependen por completo del adulto y en muy poco tiempo se convierten en
personas incipientemente autónomas. La intervención educativa a lo largo de este ciclo se
dirige a estimular al niño y a la niña para que, desde la manifestación de sus necesidades
relacionadas con el bienestar corporal, las identifiquen y puedan emprender las acciones
necesarias para satisfacerlas y adquirir una autonomía progresiva en las rutinas y actividades
cotidianas. La escuela deberá organizar la vida diaria siguiendo los principios de seguridad,
estabilidad, estimulación y flexibilidad, creando ambientes seguros, agradables y relaciones
personales estimulantes y positivas. A través del afecto, del cariño, de la estimulación, del trato
individual como persona que tiene sus ritmos, sus emociones, sus sentimientos…, los pequeños
irán adquiriendo los instrumentos necesarios para actuar en su entorno y sentir que sus
necesidades están cubiertas.
Los contenidos del primer ciclo se orientan, por tanto, a lograr un desarrollo integral y
armónico de los niños y de las niñas, y a procurar los aprendizajes que contribuyan y hagan
posible dicho desarrollo. Los contenidos se organizan en tres áreas:
• Conocimiento de sí mismo/a y autonomía personal (el conocimiento y progresivo control del
propio cuerpo, el juego y el movimiento, el equilibrio y desarrollo de su afectividad, la
adquisición de hábitos de vida saludable que constituyen el principio de una adecuada
formación para la salud, descubrimiento del cuerpo como fuente de sensaciones, acciones,
relaciones y experiencias).
• Conocimiento del entorno (conocimiento del medio físico, natural, social y cultural, el
descubrimiento del entorno y la convivencia con los demás).
• Lenguajes: comunicación y representación (el desarrollo del lenguaje como centro de
aprendizaje).
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El desarrollo de estos contenidos debe basarse en la consideración de que la madurez de los
niños es un proceso continuo que se produce a diferentes ritmos, debiendo adaptarse dicho
desarrollo a las necesidades individuales de cada uno de ellos.
Como se dijo anteriormente, las áreas de aprendizaje hay que concebirlas con un criterio de
globalidad y de mutua interdependencia. Las situaciones de rutinas de la vida diaria en los
centros constituirán el eje de las actividades que se realicen a lo largo de todo el ciclo.
La intervención educativa pretende, en este ciclo, que los alumnos y las alumnas desarrollen las
capacidades que les permitan conocer su propio cuerpo y el de los otros, reconocer y utilizar
sus posibilidades de acción y, con ayuda del adulto, construir una imagen positiva de sí
mismos/as, desarrollar sus capacidades afectivas y aprender a respetar las diferencias.
La acción educativa les va a permitir que vayan adquiriendo autonomía en sus rutinas y
actividades cotidianas (comida, aseo, descanso…). Poco a poco, los niños y las niñas irán
identificando, manifestando y nombrando sus propias necesidades. La estimulación física que
reciben del adulto mientras interactúa con ellos en la resolución de sus necesidades básicas, el
contacto corporal con los otros y con los objetos, la coordinación visomotriz, la observación de
su imagen, etc., van a favorecer que los pequeños construyan un conocimiento global de su
cuerpo que, progresivamente, irán controlando.
A lo largo de este ciclo deben desarrollar la capacidad de descubrir y utilizar sus habilidades
perceptivo-motrices, cognitivas, afectivas y relacionales implicadas en sus actividades
habituales, en las rutinas y en los juegos.
Además, los pequeños deben aprender a relacionarse con los demás y adquirir progresivamente
pautas elementales de convivencia y relación social, así como ejercitarse en la resolución
pacífica de los conflictos. Poco a poco, irán adaptando su ritmo al de los demás, descubrirán y
conocerán relaciones sociales y espacios físicos diferentes de su medio familiar. Deberán
aprender a desplazarse autónomamente por las dependencias de la casa y de la escuela, y a
conocer a las personas con las que tiene que convivir, tanto en el centro como en su entorno
próximo.
En el comienzo del ciclo es importante que el niño reciba una rica y variada estimulación
sensorial para que pueda ir descubriendo las características más básicas de los objetos que le
rodean así como su utilidad.
A lo largo de este período aprenderá el respeto y el cuidado del medio natural mediante la
participación en actividades con animales y plantas. El conocimiento del paisaje deberá
restringirse a la toma de contacto con el entorno inmediato, la casa y el centro.
Progresivamente, irán desarrollando pautas de comunicación que van a favorecer el lenguaje
verbal y la fluidez expresiva. Los pequeños utilizarán el lenguaje oral y otras formas de
expresión para dar cauce a sus sentimientos y emociones. El lenguaje verbal, el lenguaje
artístico, el lenguaje corporal y el lenguaje audiovisual y de las tecnologías de la
información y de la comunicación contribuirán al desarrollo integral de los niños y de las
niñas, al desarrollo de su imaginación y creatividad. A través de los lenguajes, muestran sus
emociones, su conocimiento del mundo, su percepción de la realidad. Son instrumentos de
comunicación e intercambio fundamentales para elaborar la propia identidad cultural e ir
apreciando la de otros grupos sociales.
Los niños y niñas experimentarán la emisión de sonidos elementales, balbuceos y la imitación
de los primeros sonidos elaborados. Irán utilizando un vocabulario adaptado a las situaciones
cotidianas que les permitirá la elaboración de frases sencillas. A lo largo de los 2 años podrán
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realizar actividades significativas en las que estén presentes la comprensión y la expresión de
hechos, emociones, deseos, necesidades, intereses…
El lenguaje artístico desarrollará en ellos nuevas habilidades y destrezas, despertando la
sensibilidad estética y la creatividad. A través del lenguaje musical los niños y las niñas van a ir
descubriendo nuevas posibilidades expresivo-sonoras a través de su propio cuerpo, de los
objetos cotidianos, de instrumentos musicales sencillos… En cuanto al lenguaje corporal, es
importante un trabajo centrado en los desplazamientos, en la exploración del cuerpo y del
espacio, en los gestos, en el equilibrio… El lenguaje audiovisual y las tecnologías de la
información y de la comunicación requieren un tratamiento educativo que inicie a los niños y a
las niñas en la comprensión de los mensajes audiovisuales y en su utilización adecuada.
A lo largo de este proceso del que hemos hablado es fundamental que los niños y las niñas
disfruten y lo pasen bien y que se fomenten actitudes de respeto hacia los demás, hacia el
entorno, hacia los materiales…
3. PRESENTACIÓN, PLANTEAMIENTO Y ENFOQUE
El proyecto Popete de Educación Infantil se desarrolla en torno a unos centros de interés que
constituyen ejes globalizadores que servirán para introducir los contenidos que se van a trabajar
en los distintos ámbitos o áreas de aprendizaje. Los temas que se han seleccionado son cercanos
a los niños y a las niñas, para que, partiendo de los conocimientos que ya poseen, puedan seguir
aprendiendo. El proyecto parte de experiencias muy próximas y cercanas a los pequeños y a las
pequeñas relacionadas con su vida cotidiana: la familia, la casa, la Navidad, los juguetes, el
cuerpo y sus cuidados, la calle, los animales…
Además, en el proyecto adquiere especial relevancia el fomento de las cuestiones referidas a la
interculturalidad y a la educación emocional. A través de los personajes, de las canciones, de
los recursos literarios, de los cuentos, de las actividades… se promueve el desarrollo de
actitudes de aceptación, de respeto, de tolerancia y de solidaridad, y el desarrollo de la
afectividad, para que gradualmente vayan identificando y tomando conciencia de sus
emociones y sentimientos.
En el nivel 2 años se van a fomentar actitudes de tolerancia y de respeto a través de Popete, un
cohete que dibuja garabatos blancos y, a veces, echa papelillos de colores por el cielo, y que
acompañará a los pequeños y pequeñas durante todo el curso. A través de él, se promoverán
buenos hábitos de salud, de higiene y de alimentación, descubrirán el entorno más cercano y los
objetos presentes en él, la presencia de las nuevas tecnologías, las normas de convivencia,
ampliarán el vocabulario y desarrollarán la imaginación y la creatividad a través de los
diferentes lenguajes. Es un proyecto motivador, diverso y atractivo que contribuye al desarrollo
integral y armónico de los niños y niñas de estas edades. Ha sido elaborado teniendo en cuenta
la rápida evolución de los pequeños a lo largo de este año. El proyecto confiere especial
importancia al juego, al desarrollo de la expresión oral, a la educación del movimiento, a la
adquisición de hábitos, a la educación emocional y, sobre todo, al desarrollo de las capacidades
y competencias básicas.
En definitiva, el proyecto Popete de Educación Infantil responde a una concepción integral de
la educación y a las directrices marcadas por la Ley de Educación; se ajusta a los intereses y a
las necesidades que presentan los niños y las niñas de estas edades y potencia el desarrollo
integral de los menores.
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4. MÉTODOS PEDAGÓGICOS
Los procesos de desarrollo y de aprendizaje que se producen en el niño y niña de estas edades
son de gran relevancia, estando interrelacionados y condicionados mutuamente. Los pequeños
aprenden y se desarrollan en interacción con un medio adecuadamente organizado para ello,
por lo que la calidad y la variedad de los aprendizajes que realizan se relacionan con el modo
en que dichos aprendizajes han tenido lugar. Lo que aprenden depende en gran medida de cómo
lo aprenden.
Las decisiones relacionadas con la metodología afectan a elementos personales, físicos y
materiales. El protagonismo de los niños y niñas, el modo en que se agrupan, la organización
de los espacios y de los tiempos, la selección de los recursos y de los materiales, las situaciones
de aprendizaje, actividades y secuencias didácticas que se propongan, el papel de los
educadores, la interacción de la escuela con la familia y con otros estamentos sociales son
aspectos y elementos que configuran la metodología.
El aprendizaje se construye desde dentro del niño o de la niña que aprende. Esto implica una
metodología basada en el principio de aprendizaje significativo que parta de los
conocimientos previos de los niños y de las niñas, de sus niveles de desarrollo, de lo que saben
ya, de lo que les interesa, que conecte las necesidades de estos y que les proponga actividades
suficientemente atractivas para que aprecien de manera sencilla y clara la finalidad y la utilidad
de los nuevos contenidos que van desarrollando. Necesitan, además, estar lo suficientemente
motivados para que puedan relacionar lo nuevo que aprenden con lo que ya conocen. Por tanto,
aplicar una metodología basada en este principio didáctico exige tener en cuenta, además de lo
ya mencionado, los siguientes requisitos:
• Detectar los conocimientos previos de los alumnos y de las alumnas para poder realizar la
intervención adecuada.
• Plantear situaciones que no estén muy alejadas ni excesivamente cercanas a sus experiencias
para provocar el conflicto cognitivo que actuará de resorte para que los niños y las niñas
planteen soluciones a cada situación.
• Organizar los contenidos de la Educación Infantil teniendo en cuenta que es el niño o la niña
quien tiene que asimilarlos. El establecimiento de contenidos que actúen como
organizadores previos, la planificación de ejes temáticos, centros de interés o hilos
conductores y el repaso regular y periódico de los contenidos abordados con anterioridad
contribuyen a que los niños y las niñas sientan confianza y seguridad ante las situaciones
que se les planteen.
Para conseguir que los aprendizajes de los niños y de las niñas sean significativos y que estos
sean el resultado del establecimiento de múltiples conexiones, de relaciones entre lo nuevo y lo
ya aprendido, es imprescindible que el proyecto sea concebido bajo una perspectiva
globalizadora.
Cuando los niños y las niñas de estas edades realizan cualquier actividad, se implican
totalmente en ella y ponen en juego mecanismos diversos: cognitivos, psicomotores, afectivos,
de comunicación, de atención… Sin embargo, ellos no saben que están descubriendo el
entorno, que están adquiriendo un mayor conocimiento de su cuerpo, que están progresando en
su autonomía personal, que están ampliando su vocabulario o que están conociendo sus
posibilidades expresivas; solo pretenden resolver, de forma entusiasta, una tarea que necesita su
participación activa.
De ahí que el proyecto Popete de Educación Infantil se base, fundamentalmente, en el
principio de globalización. Se trata, pues, de un proceso global de acercamiento a la realidad
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que se quiere conocer. Este proceso será fructífero si permite establecer relaciones y construir
significados más amplios y diversificados. Este carácter globalizador no es incompatible con la
conformación del currículo en áreas que constituyen un conjunto relacionado con los ámbitos
más significativos del conocimiento, para cuyo desarrollo el profesorado debe propiciar
actividades que contribuyan al desarrollo integral del niño y de la niña, creando un clima de
seguridad y afecto.
Atendiendo a este principio, el proyecto trata los contenidos del nivel de la Educación Infantil
de forma global, interrelacionando las áreas o ámbitos de experiencia que forman el currículo.
Se organizan así los contenidos en unidades didácticas significativas para el niño y la niña,
quienes, partiendo de sus propios intereses, vinculan debida y ordenadamente los elementos
informativos nuevos con los que ya poseen.
La actividad es la principal fuente de aprendizaje y desarrollo de los niños y las niñas. Los
pequeños de estas edades han de aprender haciendo, en un proceso que requiere observación,
manipulación, experimentación y reflexión. Es necesario tanto para su desarrollo físico y
psicomotor, como para la construcción del conocimiento. El proyecto Popete de Educación
Infantil otorga gran importancia a la actividad física como un método de trabajo esencial y
necesario para los alumnos. Consideramos que es un momento clave para iniciarles en este
hábito porque, en gran medida, va a condicionar su posterior desarrollo y sobre todo, el de la
motricidad.
La enseñanza ha de ser activa, dando tiempo y ocasión a que el niño y la niña participen y
sean protagonistas de su propio aprendizaje. Hay que utilizar estrategias que les estimulen a ser
creativos, alentando el desarrollo de la imaginación y la capacidad de observación. A través de
la acción y de la experimentación, los niños y las niñas expresan sus intereses y motivaciones y
descubren relaciones, propiedades de objetos, formas de actuar, normas… En definitiva,
aprenden.
La enseñanza activa se contempla en el proyecto Popete de Educación Infantil con una amplia
propuesta de actividades individuales y de grupo, en las que los niños y las niñas podrán
desarrollar sus capacidades de manipular, explorar, observar, experimentar, crear…, que les
permitirán aplicar y construir sus propios esquemas de conocimiento. El trabajo en grupo
potencia la participación y mejora la capacidad de expresión, siendo, sin duda, uno de los ejes
principales para un buen desarrollo cognitivo y emocional.
Una de las principales fuentes de actividad es el juego. Supone para los pequeños situaciones
placenteras y divertidas que afectan al desarrollo afectivo, psicomotor, social, cognitivo y
lingüístico, de ahí su importancia para un desarrollo global y armónico. El papel de los adultos
es fundamental, ya que han de aprovechar estas situaciones no solo para observar y conocer a
los niños y niñas, sino para estimular las acciones lúdicas por el enorme potencial educativo
que ofrecen. Desde la escuela se deben proponer juegos motores, de imitación, de
representación, expresivos, simbólicos, dramáticos, de tradición cultural…
El juego debe ser tratado como objetivo educativo, porque ha de enseñarse a jugar como
contenido, ya que son muchos los aprendizajes vinculados a los juegos que los niños y niñas
pueden construir, y como recurso metodológico ya que a través de él se pueden realizar
aprendizajes referidos a las diversas áreas de conocimiento y experiencia.
Se ha de potenciar, asimismo, el juego autónomo, tanto el individual como el realizado en
equipo, por la seguridad afectiva y emocional, por la integración de los niños y de las niñas
entre sí y con los adultos. No hay que olvidar que la interacción con otros niños y otras niñas
constituye un importante recurso metodológico que les ayuda en su proceso social, afectivo e
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intelectual. En este sentido, la escuela debe ofrecer espacios y materiales que ayuden a crear un
ambiente de juego estimulante y que tengan en cuenta las necesidades de los alumnos y de las
alumnas. La creación de un ambiente cálido y la atención del maestro o la maestra son
herramientas básicas para sentirse seguros y queridos, y van a permitir a los niños y a las niñas
afrontar los retos del aprendizaje y desarrollar una autoestima positiva, pues la imagen que
construyen de sí mismos es, en gran parte, el reflejo de aquellas que les trasladan las personas
que les rodean.
Un principio metodológico muy ligado a la actividad es la motivación, que se ha tenido muy
en cuenta para la elaboración del proyecto. Es absolutamente necesario que el niño y la niña se
sientan atraídos hacia el aprendizaje. En esto juega un papel muy importante que los objetivos,
contenidos y actividades tengan un nivel adecuado que responda a sus intereses, y que los
métodos y recursos sean atractivos y faciliten el aprendizaje. Para lograr esta motivación, en el
proyecto se proponen varios tipos de estímulos:
• Observación, manipulación y exploración.
• Situaciones apropiadas de comunicación verbal, audiovisual, musical, plástica y
psicomotriz.
• Estímulos afectivos con alabanzas y premios, que son fundamentales por la satisfacción que
reportan.
Atiende también el proyecto Popete de Educación Infantil al principio de socialización. El
egocentrismo es un rasgo propio en estas edades y es necesario que lo superen. En este sentido,
el proyecto propone gran cantidad de actividades de grupo en las que los niños y las niñas
aprenderán comportamientos y normas, así como a compartir, a respetar, a participar y, en
definitiva, a relacionarse con los demás.
Hay que valorar constantemente la participación, el compañerismo, la ayuda y el respeto hacia
los demás… de tal forma que el niño y la niña se sientan inclinados a repetir esos
comportamientos que les reportan gratificaciones afectivas y a superar el egocentrismo,
desarrollando su capacidad de relación, su autonomía y su independencia.
La participación de la familia en la escuela es fundamental, ya que el aprendizaje de los niños
y de las niñas de 2 años está muy centrado en sus vivencias, en las rutinas de la vida cotidiana.
Debe existir una continuidad entre lo que hacen dentro de la escuela y lo que hacen fuera de
ella. Los docentes deben ser conscientes de ello y requerir la colaboración de la familia para
conseguir esta continuidad. El que existan relaciones fluidas entre la familia y la escuela va a
permitir que se tengan criterios comunes y pautas homogéneas de actuación que favorecerán
el proceso de aprendizaje y el desarrollo armónico de la personalidad de los niños y de las
niñas.
El proyecto Popete de Educación Infantil es consciente de la importancia de la vinculación de
la familia; por ello, incluye una gran variedad de recursos y materiales para hacer efectiva esta
colaboración (cuestionario inicial, carta y sugerencias a la familia, registros trimestrales,
cuentos…).
Además, a través del Libro para la familia, los padres y las madres estarán informados sobre
aspectos educativos importantes. Contiene un apartado que les va a permitir el contacto
continuo con el centro y con los docentes, informando sobre todo lo que crean conveniente en
relación con sus hijos e hijas.
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La flexibilidad del proyecto y de sus materiales hace posible que muchos elementos y recursos
en él incluidos puedan trabajarse tanto en la escuela como en el hogar, bajo la supervisión del
docente y de los padres o tutores respectivamente.
La sociedad actualmente depende en gran medida de las nuevas tecnologías informáticas; así,
el sistema educativo debe integrarlas en sus enseñanzas desde edades muy tempranas. El
ordenador y la pizarra digital son herramientas para toda la clase que sirven de apoyo para
introducir contenidos concretos, para repasar conceptos ya aprendidos, para desarrollar
destrezas y habilidades grafomotrices, para iniciar el aprendizaje de la lectoescritura…, o para
estimular el trabajo libre y creativo a través de juegos digitales. El proyecto Popete de
Educación Infantil incorpora esta nueva herramienta metodológica incluyendo entre sus
materiales un CD de juegos digitales interactivos y un DVD que contiene los cuentos animados
de las diferentes unidades y el PICBA (Panel Interactivo de Contenidos Básicos) donde se
trabajan, de forma lúdica y sencilla, diferentes aspectos.
La organización del tiempo
El tiempo es un elemento importante de la acción educativa. La organización del tiempo va más
allá de la temporalización de actividades o de la elaboración de horarios.
En Educación Infantil ha de ser flexible y debe respetar las necesidades de los niños y de las
niñas, combinando tiempos de actividad con períodos de descanso, y actividades individuales
con relaciones en grupo. El tiempo debe adaptarse al desarrollo evolutivo, a las necesidades de
los niños y de las niñas, a las características del aula y a las posibilidades con que contamos.
Es necesaria una adecuada planificación de la jornada escolar. No hay que confundir el
ambiente distendido y lúdico de este nivel y el trabajo sobre temas que surjan espontáneamente
con el desorden. En esta planificación habrá que mantener unas constantes temporales o
rutinas, como el saludo a la entrada, el tiempo del desayuno, la asamblea, la realización de
actividades en grupo e individuales, la despedida…, que servirán a los niños y a las niñas para
interiorizar la noción del tiempo.
Agrupamiento y organización del espacio
Todos los espacios de la escuela infantil deben considerarse potencialmente educativos. Su
organización debe orientarse hacia la satisfacción de las necesidades y atender los intereses de
las personas que en él conviven. Por ello:
• Es fundamental que los niños y las niñas lo perciban como algo suyo.
• Ha de adaptarse a sus necesidades, previendo que dispongan de lugares propios y de uso
común para compartir, para estar solos o para relacionarse con los demás, espacios para
realizar un determinado tipo de actividades, etcétera.
• Ha de favorecer la integración entre iguales y con los adultos, la manipulación de objetos, la
observación… Así, habrá que habilitar determinados espacios para ello: se fijarán áreas o
rincones para el juego, los disfraces, las actividades plásticas, las construcciones…
Es importante que los espacios en la escuela sean armónicos y que, en su diseño y decoración,
se cuide especialmente la estética incorporando formas, colores y elementos del entorno
natural, evitando imágenes estereotipadas y demasiado infantilizadas que no suponen estímulos
para el crecimiento y no les ayudan a desarrollar la sensibilidad estética y artística.
El proyecto Popete de Educación Infantil ofrece una importante serie de recursos educativos
para utilizar en todas las unidades, una serie de materiales para organizar, ambientar y decorar
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el aula. Además del carácter didáctico y educativo, estos materiales tienen la finalidad de crear
un clima agradable, atractivo, motivador…, donde los pequeños y pequeñas deberán colaborar
y así empezar a tomar conciencia de la importancia del trabajo en equipo. Estos materiales son:
• La mascota de la clase: el cohete Popete.
• El mural del árbol, que se irá decorando con los elementos propios de las diferentes
estaciones, las prendas de vestir de los personajes que aparecen y los pictogramas del tiempo
atmosférico.
• El calendario semanal: se utilizará todos los días para la observación del tiempo.
• El mural de cumpleaños: se completará con los nombres o fotografías de los niños y niñas
que cumplen años.
• El mural del cuerpo.
• El mural de hábitos.
• El mural del día y de la noche.
• El mural de números.
• El mural de figuras.
• El mural de colores.
• El listado de los niños y de las niñas: se utilizará a diario para anotar las faltas de asistencia.
• Los murales de las diferentes unidades didácticas.
• Las láminas secuenciadas de los cuentos.
• Las cartulinas de objetos y espacios del aula.
• Las láminas de los equipos de mesa.
• Los símbolos individuales.
• El Belén.
En el recreo continúan el desarrollo de su actividad motora, simbólica y de socialización. La
utilización de este espacio exige una planificación intencional y una distribución ordenada para
que el niño y la niña vayan aprendiendo progresivamente a utilizar su tiempo libre desde una
manera guiada hasta una manera cada vez más autónoma. En el recreo, el maestro o la maestra
podrá recoger una valiosa información sobre los intereses y el proceso de socialización, así
como reforzar aprendizajes de los pequeños y de las pequeñas.
Los materiales utilizados en la Educación Infantil han de ser variados, manejables, atractivos,
seguros, sugestivos y adaptados a las características del grupo, que den ocasiones para
manipular, experimentar o representar. Para la selección de los materiales se debe tener en
cuenta:
• Deben apoyar la actividad infantil, promoviendo la investigación, la indagación, la
exploración.
• Se consideran materiales educativos todos aquellos con los que los pequeños interactúan y
generan aprendizajes.
• Deben ser polivalentes, permitiendo realizar diferentes acciones, usos y experiencias.
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• Deben ser variados, orientados al desarrollo de todos los planos que integran la personalidad
infantil: motor, sensorial, cognitivo, social…
• Deben facilitar la autonomía e independencia de los pequeños, colocándolos en lugares
accesibles y disponerse ordenadamente de forma que permitan saber su ubicación y faciliten
su colocación posterior, favoreciendo de esta forma la creación de hábitos de orden.
Conviene señalar que los profesionales deben contar con materiales que apoyen su tarea
educativa: bibliográficos, audiovisuales, informativos…, que puedan ser utilizados por la
familia siempre que se estime oportuno.
En este proyecto educativo incluimos algunos métodos pedagógicos que consideramos
aplicables para el nivel de la Educación Infantil:
• Métodos centrados en el aprendizaje cooperativo: se basan en la influencia de la
interacción social en el aprendizaje; el maestro y la maestra deben fomentar un ambiente de
cooperación y colaboración en el aula, de esta forma los alumnos y las alumnas aprenderán
unos de otros.
• Métodos basados en la personalidad y estilos de aprendizaje: el profesor o profesora
deberá conocer a cada uno de sus alumnos y alumnas y dar una respuesta educativa adaptada
a cada necesidad concreta.
• Métodos inductivos: el docente debe ayudar a sus alumnos y alumnas a que analicen su
forma de pensar, de forma que aprendan a resolver problemas, que aprendan a aprender. La
tarea no consistirá en enseñar operaciones mentales sino que tendrá por objeto diseñar tareas
que les lleven a descubrir por ellos mismos dichas operaciones.
• Métodos no directivos: son los propios alumnos y alumnas los que deciden qué quieren
aprender y la forma en que quieren aprender. El maestro y la maestra guían el aprendizaje,
fomentando un ambiente de comunicación.
• Métodos basados en las diferencias individuales: pretenden que los niños y las niñas
desarrollen una salud mental y emocional adecuada. El docente debe conocer a sus alumnos
y alumnas individualmente puesto que cada uno de ellos tiene capacidad de aprender y se les
debe dar la oportunidad para hacerlo.
• Métodos centrados en el aprendizaje para el dominio: es un método conductual basado
en que una vez que los alumnos y las alumnas aprenden una determinada conducta, la
probabilidad de que esta se repita dependerá del entorno de aprendizaje. Cada niño o niña
necesita de un tiempo concreto para dominar una determinada noción o concepto; una vez
que este es dominado, será capaz de aprender el siguiente. Todos los alumnos y las alumnas
pueden alcanzar unos mismos objetivos, lo que varía es el tiempo que tardan en conseguirlo.
• Métodos constructivistas: es necesario que el docente conozca los conocimientos previos que
sus alumnos y alumnas poseen para que el nuevo material que se les presente se relacione
significativamente con ellos, así los niños y las niñas aprenderán a aprender porque serán
capaces de realizar autónomamente aprendizajes por sí mismos. Para el filósofo y psicólogo
ruso Lev Vigotsky, la interacción social se convierte en el motor del desarrollo. Enfatiza la
influencia de los contextos sociales y culturales en el conocimiento, proponiendo un “modelo
de descubrimiento del aprendizaje” en el que promulga, por un lado, que el rol activo del
docente es fundamental y, por otro, que las habilidades mentales de los niños y las niñas se
desarrollan “naturalmente” a través de varias rutas de descubrimiento.
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5. CARACTERÍSTICAS DE LOS NIÑOS Y DE LAS NIÑAS DE 2 AÑOS
Los niños y las niñas de 2 años presentan una serie de características cognitivas, afectivas,
psicomotoras, de lenguaje, de hábitos de conducta… que hay que tener en cuenta a la hora de
planificar la acción educativa. Aunque existan unas pautas comunes para un mismo intervalo de
edad, esto no quiere decir que todos los niños y las niñas evolucionen de la misma manera.
Antes de empezar a mostrar las características evolutivas de esta edad, conviene aclarar que
se trata de una serie de hitos evolutivos cuya consecución será el resultado de un proceso
que se desarrollará a lo largo del año, no de algo ya conseguido. En esta consecución, el
papel que la escuela desempeñe será algo fundamental, ya que, partiendo de lo que los
niños y las niñas pueden ser capaces de conseguir, planificará toda una serie de
estrategias, juegos y actividades que contribuyan a estos logros.
En los dos primeros años de la vida del niño y de la niña, el desarrollo cognitivo, afectivo,
social… está estrechamente ligado a su desarrollo físico y a su capacidad de movimiento, cada
vez más autónoma. El desplazamiento y la palabra son dos elementos fundamentales en la vida
de estos niños y niñas.
Desarrollo afectivo-social
Los primeros años de la vida del niño y de la niña están marcados por la necesidad de afecto,
jugando el apego un rol fundamental. En el segundo año, el vínculo de apego se consolida,
enriquecido por el desarrollo intelectual del menor. Sus nuevas capacidades lingüísticas
facilitan la comunicación con esta figura.
Este año viene también marcado por el egocentrismo que los pequeños todavía presentan en
gran medida. Manifiestan un gran interés por la posesión y por la propiedad de las cosas y las
personas. Intentan satisfacer sus deseos y ven en peligro todas sus posesiones, que son las que
les proporcionan placer y diversión. Es necesario, por parte de los docentes, ir regulando estas
conductas egocéntricas, evitando darles todo lo que pidan y compensando las acciones
generosas, creando situaciones de participación y cooperación a través de los juegos en grupo
(a esta edad les gusta jugar junto a otros niños, pero lo hacen individualmente).
Poco a poco empieza a darse cuenta de que es un ser independiente y se identifica en su papel
de niño o de niña. Empieza a imitar las actividades de sus padres a través del juego.
Es una etapa marcada por las rabietas como respuesta a sus frustraciones y por grandes
conflictos entre su deseo de independencia y la necesidad que tiene del adulto. El niño o la niña
se obstina en hacer las cosas solo y se aferra a sus caprichos. Insiste en conseguir lo que se
propone. Llora, se queja, tiene pataletas. Frente a este comportamiento, los educadores y los
padres y madres deben entender que son conductas normales y que hay que consentirlas, ser
pacientes, mantener los límites y no darle grandes explicaciones ni castigarlo. No se debe
utilizar el chantaje ni el miedo para controlarlo. Una vez que se haya calmado hay que hablar
con él o con ella sobre lo mal que lo ha pasado y sobre lo inadecuado de su comportamiento,
siempre con afectividad.
Poco a poco el pequeño irá comprendiendo lo que puede y no puede hacer, lo que está
prohibido y lo que no. Se ríe contagiosamente y muestra síntomas de simpatía, comprensión,
modestia o vergüenza. Obedece a encargos domésticos simples y empieza a colaborar en tareas
relacionadas con la higiene, la alimentación y el vestido. Al final del año es capaz de expresar
sus sentimientos, deseos y problemas.
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Para que los niños y las niñas adquieran conductas socialmente deseables, deben estar sujetos a
determinadas normas de disciplina, razonadas por el adulto, sin imposiciones no explicadas ni
amenazas.
Desarrollo del lenguaje
El desarrollo del lenguaje en el niño o la niña de 2 años va a depender, entre otros factores, de
su ritmo de madurez, de la estimulación que recibe del exterior, de sus experiencias, de su
desarrollo neurológico…
A esta edad se inicia la comunicación verbal, que se caracteriza por el comienzo de la
formación de la gramática. Aspectos como la dentición, la alimentación, la imitación… son
determinantes en este proceso. Factores ambientales van a influir también en la adquisición del
lenguaje. El niño o la niña se encuentra en una etapa conocida como telegráfica, caracterizada
principalmente por la retención y omisión de elementos con una función gramatical.
Se produce un gran desarrollo del habla articulada en la que, en un principio, se mezcla la
jerga con las palabras. El lenguaje oral presenta una inmadurez fonética que irá desapareciendo
poco a poco.
Durante el primer semestre del segundo año, el niño o la niña habla consigo mismo/a mientras
juega o realiza cualquier actividad. Utiliza el pronombre personal “yo”, “tú”, “él” y construye
pequeñas frases negativas con el “no”. Es capaz de nombrar algunos objetos de su entorno que
se le señalan (silla, mesa) y algunos objetos representados en imágenes. Habla solo aunque
nadie lo esté escuchando. A lo largo de segundo semestre su nivel de comprensión es muy
estable. Le gusta escuchar y que le cuenten cuentos y empieza a verbalizar la acciones que
realiza (saltar, dormir, correr, peinarse). Empieza a conjugar los verbos, entiende algunas
preposiciones (sobre, bajo), adverbios (encima, debajo, antes, después) y utiliza algunos
posesivos.
Al final del segundo año su vocabulario ha aumentado considerablemente y es capaz de
expresarse con bastante fluidez. Tanto los docentes como la familia pueden favorecer y
estimular el desarrollo del lenguaje y de la expresión oral de los niños y de las niñas. Nombrar
objetos, realizar visitas a tiendas, convertir en pequeñas frases las palabras que dice, hojear
cuentos, ver juntos la televisión… El proyecto Popete de Educación Infantil contempla este
aspecto de desarrollo de los pequeños y pequeñas y ofrece una gran variedad de recursos, a
través de juegos y actividades que, sin duda, contribuyen a promover dicho desarrollo: lectura
de imágenes, canciones, poesías, el trabajo con las fichas de cada unidad, los rincones, cuentos,
juegos, actividades que implican dialogar, escuchar, hablar, etcétera.
Desarrollo psicomotor
Podemos considerar el desarrollo psicomotor como la base del desarrollo de las demás áreas
en el crecimiento del niño y de la niña (cognitivo, del lenguaje, emocional, social…).
A los 2 años, el pequeño o la pequeña es ya capaz de planificar sus propias acciones. Es la
etapa del movimiento, de ir de un sitio a otro, ya que, en la mayoría de los casos, el niño o
niña no tiene dificultad en la marcha y se producen grandes progresos en el control postural.
Durante el primer semestre, será capaz de, entre otras acciones: manipular pequeños objetos,
pasar las páginas de un libro, mantener la cuchara en posición correcta mientras se la lleva a la
boca, arrojar objetos al aire, correr tras el balón dando puntapiés, tocar las palmas mientras oye
música, bailar, abrir y cerrar grifos y cremalleras, imitar golpes, garabatear, realizar trazos
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horizontales y verticales, imitar y adoptar determinadas posturas, saltar, subir y bajar escaleras,
actuar con mayor precisión en las actividades manipulativas de carácter fino…
Durante el segundo semestre, se producen muchos progresos. El niño o la niña ya tiende a
utilizar una sola mano y sostiene bien el lápiz con los dedos. Es capaz de realizar actividades de
ensartar bolas en un hilo y de transportar objetos frágiles. Además, tiene más control en el
equilibrio, recorta utilizando las tijeras, traza líneas rectas y curvas con el lápiz, sus juegos con
los encajables son más complejos, es capaz de permanecer quieto y atento ante la televisión y
otros espectáculos, corre y salta de manera más coordinada, baila al son de la música, anda de
puntillas, etcétera.
Los niños y niñas de estas edades están en continua actividad y les gusta expresar sus
emociones a través del cuerpo. La educación psicomotriz, por tanto, debe partir del cuerpo
para que, progresivamente, sean capaces de desarrollar y utilizar correctamente los demás
lenguajes: musical, plástico, audiovisual…
Cualquier momento es propicio para realizar con el niño o con la niña actividades que van a
favorecen el desarrollo de la psicomotricidad: actividades y ejercicios que le permitan explorar,
moverse, realizar diferentes desplazamientos, saltar, correr, expresarse utilizando diferentes
medios (pintando, modelando, cantando, bailando, riendo, hablando…), manejar pequeños
utensilios, jugar con juegos de construcción, con puzles adecuados a su edad, introducir y sacar
objetos de diferentes recipientes…
Desarrollo cognitivo
A los 2 años de edad hay una estrecha interdependencia entre el desarrollo mental y el
psicomotor. Es muy frecuente que el niño o la niña hable mientras actúa al tiempo que ejecuta
lo que dice.
Durante este período, el niño o la niña va a ir desarrollando su capacidad para utilizar
símbolos en sus pensamientos y acciones y manejará conceptos como edad, tiempo y espacio.
Progresivamente adquirirá la capacidad para representar internamente los objetos y fenómenos
y para resolver los problemas cognoscitivamente. Es capaz de expresar sus sentimientos y
deseos, de predecir las relaciones causa-efecto y de representar objetos ausentes.
Durante este año, el niño o la niña ha ampliado su memoria, recordando hechos que sucedieron
hace días, y puede memorizar rimas cortas, aunque su capacidad de atención sea poca. Muestra
gran curiosidad por todo lo que le rodea, y tiene un gran afán por saber, por conocer su
entorno y por imitar lo que hacen los adultos. Distingue algunos colores, intensidades, tamaños,
formas y puede clasificar objetos siguiendo criterios muy sencillos.
Poco a poco empieza a imitar trazos circulares, verticales y horizontales. Va siendo más
autónomo en algunas de sus rutinas diarias (lavarse y secarse las manos, beber de un vaso sin
ayuda, utilizar el tenedor, desatarse los zapatos…) y es capaz de controlar sus necesidades
corporales, sintiéndose culpable si tiene algún accidente en el control de esfínteres diurno.
Empiezan los juegos imaginativos, imita a animales, confunde la realidad con hechos
fantásticos y empieza a participar en juegos de escenificación. A los dos años se desarrollan los
sentimientos de gusto y aversión hacia otras personas.
En definitiva, es un año de gran importancia para el desarrollo intelectual. Nuestro proyecto, a
través de todos los recursos que ofrece, estimula este desarrollo con múltiples actividades que
permiten al niño y a la niña pensar, explorar con los sentidos, identificar, observar,
experimentar, clasificar, promover la creatividad y la iniciativa personal, relacionar, establecer
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correspondencias, aparear objetos, manipular, comparar cantidades, ordenar, seriar, reconocer
semejanzas y diferencias, reconocer algunas características en los objetos, leer imágenes…
6. LA ADQUISICIÓN DE HÁBITOS Y RUTINAS
El pequeño o la pequeña está en un proceso de maduración importante y necesita tiempo para
poder adquirir determinados hábitos: necesita desarrollar su motricidad fina y su motricidad
gruesa, su capacidad de atención, su desarrollo físico y cognitivo, su lenguaje… Aun así, es
importante que, desde los primeros días, se le vaya iniciando en la adquisición de hábitos
relacionados con el orden y con la autonomía en sus desplazamientos. Debe existir una
regularidad en la repetición de los hábitos que queramos conseguir y, sobre todo, intentar
que el niño o la niña disfrute y se lo pase bien mientras aprende.
Los pequeños deben conocer desde el principio dónde tienen que guardar sus objetos
personales, dónde colgar las prendas de vestir, dónde colocar los distintos materiales de la
clase, dónde está el aseo, el patio, su clase…
También es importante iniciarlos en los primeros hábitos de trabajo y normas de
convivencia: empezar a guardar turnos, levantar la mano para hablar, permanecer sentados,
respetar a los compañeros y a las compañeras y al docente, etcétera.
Las rutinas en la vida diaria del niño o de la niña van a desarrollar el sentido de la confianza
y de la seguridad sobre el mundo que le rodea. Las actividades en torno a las comidas, el sueño,
la alimentación y la higiene constituyen un recurso educativo de primer orden porque
contribuyen a ofrecer a los pequeños y a las pequeñas un marco estable y seguro, a la vez que
responden a sus necesidades.
Para que el niño o la niña establezca hábitos de sueño, es imprescindible mantener unos
horarios destinados a descansar. Los niños pequeños que comen en el colegio deben dormir
después del almuerzo, como tiempo reparador del cansancio y de la fatiga que acumulan debido
a su intensa actividad.
Además, hay que desarrollar en los menores la necesidad de estar limpios y el deseo de tener un
aspecto personal pulcro y cuidado. Las actividades de higiene suponen un momento
privilegiado para ellos y para ellas, ya que se sienten atendidos por el adulto. Para los hábitos
de higiene de las manos, de la cara, de los dientes y de la nariz es necesario que el niño y la
niña sepan identificar en qué momentos deben realizarse estas actividades, que comprendan su
necesidad, que las vayan realizando de manera progresivamente autónoma, que posean ciertas
destrezas motrices y que posean un cierto control del propio cuerpo.
Las actividades en cuanto a la alimentación deben ser educativas. Hay que fomentar la
autonomía y la participación de los niños y de las niñas, enseñarles a utilizar los utensilios para
comer, que conozcan los momentos en que tienen que desayunar o merendar, que utilicen los
espacios destinados a las comidas, y concienciarles de que la comida no es tiempo de juego.
Hay que fomentar el consumo de frutas y de verduras, y explicarles las consecuencias que
produce el consumo de chucherías y de bollería industrial. A los 2 años podrán comer parte de
la comida solos o con poca ayuda, pero siempre deben estar bajo la vigilancia de un adulto.
Hay que procurar que los niños y las niñas participen en el vestido y desvestido para que
vayan desarrollando las habilidades necesarias para este cometido. Tan importante es
enseñarles a ser progresivamente autónomos en el vestido, como a recoger y a colgar o guardar
su ropa.
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Es importante la coordinación con la familia para que la labor que se realiza en la escuela tenga
continuidad en casa.
7. COMPETENCIAS BÁSICAS
Las competencias básicas, desde el proceso de enseñanza, son aquellos conocimientos,
destrezas y actitudes necesarios para que una persona alcance su desarrollo personal, escolar y
social. Estas competencias las alcanza el alumnado a través del currículo formal, de las
actividades no formales y de las distintas situaciones a las que se enfrenta en el día a día, tanto
en la escuela, como en casa o en la vida social.
Una de las finalidades del proyecto Popete de Educación Infantil es proporcionar a los niños y a
las niñas una educación completa, que abarque los conocimientos y, dado el carácter
preparatorio de la etapa, algunas de las competencias básicas que resultan necesarias en la
sociedad actual que les permitan desarrollar los valores que sustentan la práctica de la
ciudadanía democrática, la vida en común y la cohesión social, que estimule en los pequeños y
en las pequeñas el deseo de seguir aprendiendo y la capacidad de aprender por sí mismos. La
adquisición de estas competencias permite el desarrollo de la capacidad de los alumnos y
alumnas para regular su propio aprendizaje, confiar en sus aptitudes y conocimientos, así como
para favorecer la creatividad, la iniciativa personal, el espíritu emprendedor y la resolución de
los conflictos que se les planteen en su vida cotidiana.
Las competencias básicas constituyen un saber hacer, un saber ser y estar; es decir, un saber
que se aplica, que puede adecuarse a una diversidad de contextos y que tiene un carácter
integrador, abarcando conocimientos, procedimientos y actitudes. Incluyen el desarrollo de
capacidades y no la aplicación de contenidos puntuales. Deben seguir desarrollándose,
manteniéndose y actualizándose como parte de un aprendizaje a lo largo de toda la vida. La
incorporación de competencias básicas al currículo permite poner el acento en aquellos
aprendizajes que se consideran imprescindibles. Constituyen un elemento curricular más, pero
no se engloban dentro de ningún área curricular concreta; tienen un carácter globalizador e
integrador. Por ello, el proyecto Popete de Educación Infantil considera importante incluirlas ya
desde este ciclo.
Hay que definir cuáles son estas competencias, qué las caracteriza y cuál es el nivel que se
considera básico en cada una de ellas y que, por lo tanto, deben alcanzar todos los alumnos y
las alumnas. No constituyen aprendizajes mínimos comunes, pero orientan el proceso de
enseñanza porque permiten identificar los contenidos y los criterios de evaluación que tienen
carácter imprescindible. Las competencias básicas forman parte de las enseñanzas mínimas,
complementan a los elementos del currículo dándole un enfoque integrador. Es necesario
ponerlas en relación con los objetivos, con los contenidos y con los criterios de evaluación si se
quiere conseguir su desarrollo efectivo en la práctica educativa cotidiana.
La nueva Ley de Educación establece la siguiente clasificación de competencias básicas:
• Competencia en comunicación lingüística: se refiere a la utilización del lenguaje como
instrumento, tanto de comunicación oral y escrito, como de aprendizaje y de regulación de
conductas y emociones. Esta competencia está referida al uso por el niño y por la niña de las
cuatro destrezas del lenguaje (escuchar, hablar, leer y escribir) para construir el
pensamiento, expresar e interpretar ideas, sentimientos o hechos de forma apropiada y en
distintos contextos sociales y culturales, y para regular la conducta, tanto en la lengua propia
como en el resto de las lenguas que se utilizan en el aprendizaje.
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En el caso del niño y de la niña de estas edades, las destrezas de hablar y escuchar son
prioritarias en su lengua y exclusivas en la lengua extranjera. Pero esto no impide el
acercamiento al código escrito y, sobre todo, a la literatura infantil a través de cuentos y
relatos. El desarrollo de la competencia en comunicación lingüística está íntimamente
ligado, tanto en la comprensión como en la expresión, con el resto de códigos de
comunicación, principalmente con el gesto y con el movimiento mediante el lenguaje
corporal, y al uso de la imagen y la representación con el lenguaje icónico. El uso de estos
lenguaje potencia el desarrollo de las habilidades lingüísticas, contribuye a crear vínculos
con los demás y con el entorno, a transformar la realidad, a construir la convivencia y a
desarrollar una personalidad firme y segura. Al terminar este ciclo, el niño y la niña habrán
ampliado sus posibilidades expresivas a través del uso de diferentes lenguajes, habrán
aumentado tanto su vocabulario expresivo como el comprensivo y serán capaces de utilizar
estructuras gramaticales sencillas.
• Competencia matemática: habilidad para utilizar números y sus operaciones básicas, los
símbolos y las formas de expresión y razonamiento matemático para producir e interpretar
informaciones, para conocer más sobre aspectos cuantitativos y espaciales de la realidad y
para resolver problemas relacionados con la vida diaria. A través de la manipulación, la
experimentación, la observación y el lenguaje matemático, los pequeños irán conociendo las
propiedades de los objetos y se iniciarán en el conocimiento lógico-matemático a partir de
acciones como agrupar, comparar, ordenar…
• Competencia en el conocimiento y la interacción con el mundo físico: habilidad para
interactuar con el mundo físico, tanto en sus aspectos naturales como en los generados por la
acción humana, de modo que facilite la comprensión de sucesos, la predicción de
consecuencias y la actividad dirigida a la mejora y a la preservación de las condiciones de
vida propia, de los demás hombres y mujeres y del resto de los seres vivos. El niño y la niña
de 0 a 3 años entran en contacto con el mundo que les rodea y a medida que lo descubren,
interactúan con él, amplían sus experiencias, establecen relaciones y construyen el
pensamiento y el conocimiento. Al finalizar el ciclo, serán competentes para explorar
activamente el entorno, localizar y orientarse en espacios cotidianos, identificar seres vivos,
elementos y objetos de su ámbito y saber la utilidad de los más significativos.
• Tratamiento de la información y competencia digital: el niño y la niña desde que nacen
se encuentran inmersos en la sociedad de la información y el conocimiento. Por ello, se
justifica la utilización progresiva de las tecnologías como recurso didáctico para los
procesos de enseñanza-aprendizaje. En este ciclo, comienzan a sentir curiosidad por el
ordenador y por el resto de los medios tecnológicos y audiovisuales. Llaman su atención.
Las actividades que se planifiquen haciendo uso de ellos contribuirán a despertar el interés y
a aumentar el conocimiento del mundo próximo y lejano, y a la adquisición y desarrollo de
destrezas y habilidades manipulativas en el manejo del ordenador.
• Competencia social y ciudadana: la competencia social la adquiere el alumnado cuando se
comunica e interactúa con el medio y cuando es capaz de colaborar y de trasladar sus
demandas. Los afectos y las relaciones sociales son decisivos en el desarrollo de los niños y
niñas y constituyen la base de seguridad necesaria para descubrir el mundo y a los demás.
Las relaciones afectivas que establezcan con las personas que les cuidan y educan y con sus
compañeros, les permitirán aprender modelos y reglas de relación social, ajustar sus
conductas a los contextos y construir de forma progresiva su personalidad. El centro
educativo facilita la interacción entre iguales con grupos más estables, permitiéndoles ver,
imitar e interiorizar lo que hacen los otros, relacionarse con los demás de forma cada vez
más equilibrada y satisfactoria, compartir y resolver conflictos. Esta competencia supone ser
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capaz de ponerse en el lugar del otro, aceptar las diferencias, ser tolerante y respetar los
valores, las creencias, las culturas y la historia personal y colectiva de los demás.
• Competencia cultural y artística: supone apreciar, comprender y valorar críticamente
diferentes manifestaciones culturales y artísticas, utilizarlas como fuente de disfrute y
enriquecimiento personal y considerarlas como parte del patrimonio cultural de los pueblos.
Supone igualmente apreciar la expresión de ideas, experiencias o sentimientos de forma
creativa, a través de diferentes medios de expresión (la música, las artes visuales, las artes
escénicas, el lenguaje verbal, el lenguaje corporal, las artes populares…). El acercamiento a
las producciones plásticas y musicales, la manipulación de materiales, texturas, objetos,
instrumentos… motivarán a los niños y niñas a realizar sus primeras manifestaciones
artísticas de forma libre y a desarrollar su creatividad.
• Competencia para aprender a aprender: supone iniciarse en el aprendizaje y ser capaz de
continuarlo de manera autónoma. Implica poder desenvolverse ante las incertidumbres
tratando de buscar respuestas que satisfagan la lógica del conocimiento racional. Esta
competencia consiste en admitir diversidad de respuestas posibles ante un mismo problema
y encontrar motivación para buscarlas desde diversos enfoques metodológicos. Requiere ser
consciente de lo que se sabe y de lo que queda por aprender, de cómo se aprende y de cómo
se gestionan y controlan de forma eficaz los procesos de aprendizaje para optimizarlos según
las propias capacidades, orientándolas a las necesidades personales. Es decir, conocer las
propias potencialidades y carencias sacando provecho de las primeras y esforzándose para
superar las segundas, a fin de sentirse seguro ante nuevos retos de aprendizaje y motivado a
emprenderlos ante la perspectiva de éxito.
La niña y el niño de este ciclo irán adquiriendo habilidades y estrategias para satisfacer su
curiosidad, interés y necesidad. La motivación, el disfrute al aprender y el deseo de mejorar
serán fundamentales para su adquisición.
• Autonomía e iniciativa personal: la imagen que los niños y niñas construyen de sí mismos
depende, en gran medida, de la confianza que los demás depositan en ellos y de la seguridad
que les proporcionan. La forma en la que las personas que les rodean recogen sus iniciativas
facilitará u obstaculizará su desarrollo. Al terminar el ciclo, serán competentes para
reconocer y diferenciar algunos rasgos propios y de los demás compañeros y compañeras y
personas adultas; adquirir un progresivo control de su cuerpo; ampliar el conocimiento de
sus posibilidades perceptivas y de acción, expresión y movimiento, así como de sus
limitaciones para identificar sensaciones, disfrutar de ellas y expresar necesidades; progresar
en la adquisición de hábitos de salud, higiene, vestido, nutrición, descanso y organización y
cuidado de materiales.
• Competencia emocional: en el desarrollo de cada una de las acciones que la niña y el niño
realizan, en un horizonte cada vez más amplio y en contacto con las personas que tienen un
papel determinante en su vida, construyen el autoconcepto y desarrollan la autoestima. El
autoconcepto integra todas las claves que el menor siempre va a utilizar para interpretar la
realidad y, especialmente, las relaciones con las personas que les rodean. El desarrollo de la
competencia emocional está asociado a una relación positiva y comprometida con los
demás. Las primeras emociones están más ligadas a la satisfacción de las necesidades
básicas. En este período de edad, los pequeños se pueden mostrar obstinados con las
personas que le rodean. Igualmente, la comprensión de las emociones de los demás va
evolucionando. Los conflictos entre iguales son habituales y les cuesta entender el punto de
vista del otro. Desarrollan sentimientos de pertenencia y de seguridad, base de la autoestima
y de la práctica de valores y de actitudes. A lo largo de este ciclo, irán manifestando
20
muestras de afecto hacia sus compañeros y compañeras y hacia las personas adultas más
significativas para ellos.
8. LENGUAJES
Trabajar educativamente la comunicación implica potenciar las capacidades relacionadas con la
recepción e interpretación de mensajes y las dirigidas a emitirlos o a producirlos, contribuyendo
a mejorar la comprensión del mundo y la expresión original, imaginativa y creativa.
Gracias al desarrollo de los distintos lenguajes, el niño o la niña va desarrollando la
competencia lingüística, la competencia cultural y artística, la competencia para aprender a
aprender, la competencia digital, la competencia social y la competencia emocional, y además
contribuye al desarrollo de las demás competencias descritas en el apartado anterior.
A través de la utilización de los distintos lenguajes, los niños y las niñas irán descubriendo la
mejor adaptación de cada uno de ellos a la representación de las distintas realidades y a cada
situación. El lenguaje verbal, el lenguaje corporal, la aproximación a la lengua escrita, el
lenguaje creativo o artístico y el lenguaje de las tecnologías de la información y de la
comunicación son los que van a desarrollar las habilidades comunicativas y expresivas de los
pequeños y pequeñas y a contribuir a su desarrollo integral. Todos son importantes y deben ser
ejercitados tanto en la escuela como en casa.
El lenguaje corporal: el uso satisfactorio del lenguaje corporal, primer sistema de
comunicación, permite a las niñas y niños establecer relaciones con las personas. La calidad de
este contacto, su continuidad y coherencia determinarán en el pequeño la confianza en sí
mismo y en los demás, su gusto por la relación social y su actitud ante la vida. A los 2 años de
edad, la mayoría de las manifestaciones que el niño o la niña realiza son a través del cuerpo.
Gestos, movimientos, posturas… reflejan mensajes y señales, expresan ideas, delatan
sentimientos, sensaciones, necesidades, etc. El cuerpo habla, y padres y educadores debemos
aprender a identificar aquello que el niño o la niña nos está diciendo para poder responder a sus
necesidades. Debemos ayudarle a utilizarlo, a que descubra las posibilidades motrices, su
capacidad de representación, la importancia que tiene para el juego, para el baile, para las
dramatizaciones…
A través del lenguaje corporal se van a ir desarrollando los demás lenguajes. De ahí la
importancia de enseñar a los menores a conocer y a controlar el propio cuerpo.
El lenguaje verbal o lenguaje oral es especialmente relevante en esta etapa. Constituye el
instrumento por excelencia de aprendizaje, de regulación de la conducta y de manifestación de
vivencias, de emociones, de sentimientos…
La verbalización de lo que los pequeños están aprendiendo, de lo que piensan, de lo que sienten
es un instrumento imprescindible para configurar la identidad personal, para aprender, para
aprender a hacer y para aprender a ser.
Es, por tanto, fundamental que el niño o la niña vaya progresando en la adquisición del
lenguaje para poder comprender órdenes, para que pueda, poco a poco, relatar hechos, expresar
y comunicar ideas, participar en situaciones comunicativas con otros niños y niñas mediante el
diálogo, participar en juegos y canciones, acercarse a la literatura infantil a través de los
cuentos, poesías, etc., recitar pequeños textos de carácter poético…
Asimismo, se puede ir introduciendo a los pequeños, desde estas edades, en el conocimiento de
una lengua extranjera enseñándoles vocabulario relacionado con las actividades y rutinas
21
cotidianas y con los centros de interés que van trabajando, de forma que se despierte en ellos el
interés y el deseo de aprender otra lengua.
La aproximación a la lengua escrita es igualmente importante. Los niños y niñas, desde muy
pequeños, imitan la escritura de los mayores. Los útiles propios de esta actividad como lápices,
cuadernos, gomas… deben estar a su alcance. Además, el intento de comprender las actividades
de las personas adultas les llevará a utilizar y a manipular libros, revistas, periódicos, cuentos…
para intentar leer, comprender e interpretar la lectura y la escritura. Se deben potenciar
situaciones donde los niños y niñas puedan interactuar con el material escrito, hojear un libro,
emitir sonidos y realizar gestos como si estuvieran leyendo.
El lenguaje artístico o creativo hace referencia tanto al lenguaje musical como al lenguaje
plástico. El lenguaje plástico incluye la manipulación de materiales, de texturas, de objetos, la
capacidad de percibir, transformar y expresar de manera gráfica ideas visuales, el progresivo
acercamiento a las obras plásticas, el desarrollo de destrezas y habilidades que van a ir
despertando la sensibilidad y la creatividad en los niños y en las niñas.
El lenguaje musical hace referencia a cantar, reconocer sonidos, recordar melodías… Integra
aspectos sensoriales, afectivos, estéticos, etc., siendo al mismo tiempo instrumento de
comunicación e interacción con los otros. A través de este lenguaje, el niño o la niña va a ir
desarrollando la percepción, el movimiento corporal, el sentido del ritmo, la interpretación de
sonidos, el gusto por las distintas manifestaciones musicales, etc. A los 2 años de edad, los
pequeños ya sienten un gran atractivo por cantar y por escuchar música. Es para ellos y para
ellas una actividad lúdica que genera un importante desarrollo del lenguaje verbal.
El lenguaje de las tecnologías de la información y de la comunicación está presente en la
vida de los niños y de las niñas de estas edades y, por tanto, requiere un tratamiento educativo
que les inicie en la comprensión de los mensajes audiovisuales y en su utilización correcta. A
través de este lenguaje, se produce un acercamiento del alumnado a las distintas producciones
audiovisuales como las películas, los dibujos animados o los videojuegos.
9. LA TUTORÍA Y LA COLABORACIÓN FAMILIA-ESCUELA
La colaboración planificada entre el centro y las familias de los menores es esencial para
realizar una buena labor educativa. Por una parte, los padres y las madres son los que poseen la
mejor y más fiable información sobre los niños y las niñas; y por otra, los docentes deben
aportar a las familias todos los datos que consideren relevantes y que afecten al desarrollo y a la
educación de los pequeños y pequeñas. El docente necesita conocer el ambiente familiar, y la
familia necesita depositar su confianza en el centro escolar, saber que su hijo o su hija va a ser
reconocido, educado y valorado. Ambos contextos tienen su propio protagonismo y sus
peculiares maneras de actuar, pero deben compartir el objetivo común de colaborar activamente
en el desarrollo integral de los pequeños y de las pequeñas. La colaboración sistemática
familia-escuela va a aportar experiencias enriquecedoras tanto a padres y madres como a los
docentes.
De esta manera, las relaciones fluidas entre la familia y la escuela van a permitir que se
unifiquen criterios y pautas de actuación que favorecerán el proceso de aprendizaje y el
desarrollo armónico de la personalidad de los niños y de las niñas.
Así, el centro de Educación Infantil comparte con la familia la labor educativa, completando y
ampliando sus experiencias formativas. La eficacia de la educación depende, en gran medida,
de la unidad de criterios educativos en los distintos momentos de la vida del niño o de la niña,
en su casa y en la escuela. En este sentido, la escuela debe permanecer siempre en disposición
22
de recibir a los padres y a las madres para poder comentar cualquier aspecto educativo de sus
hijos e hijas y, asimismo, debe aceptar sus sugerencias y aportaciones.
La familia, por su parte, debe colaborar estrechamente y comprometerse con el trabajo
cotidiano de sus hijos e hijas y con la vida de la escuela. Solo el compromiso y el esfuerzo
compartido permitirán la consecución de los objetivos que nos marquemos.
Las tutorías: la educación se concibe, como hemos visto, como un proceso compartido con las
familias, que se ha de favorecer desde el centro docente a través de la tutoría.
La tutoría es el conjunto de actividades que desarrolla el tutor o la tutora con el grupo de clase,
con sus familias y con el resto de maestros y de maestras que colaboran en la docencia de ese
grupo. Su contenido forma parte del plan de orientación y atención a la diversidad, y en su
planificación, desarrollo y evaluación son asesorados por el responsable de orientación del
centro. A través de ella, el equipo de orientación del centro, ajusta y orienta el proceso de
enseñanza-aprendizaje, previniendo posibles dificultades, favoreciendo los procesos de
maduración, desarrollando su capacidad de autovaloración, facilitando la aceptación de un
sistema de valores y permitiendo una adecuada socialización.
Habitualmente en los centros se impulsan diversas estrategias y se utilizan variados
instrumentos para la información, el conocimiento y la relación con las familias. Este esfuerzo
solo será posible si se procura:
• Hacer visible la cultura y la manera de hacer del centro y del educador.
• Mantener una escucha comprensiva hacia las familias en un clima de respeto, valoración y
confianza.
• Promover espacios de intercambio en los que las influencias sean recíprocas, y cuyo centro
de atención sean los niños y las niñas.
• Arbitrar las medidas organizativas oportunas para que padres y madres participen y tomen
decisiones de la vida de la escuela.
• Informar de los progresos de los niños y de las niñas de manera positiva, buscando el
consenso y aunado criterios para la actuación.
El proyecto Popete de Educación Infantil favorece la colaboración familia-escuela ofreciendo
una serie de materiales, informes y sugerencias que los niños y las niñas llevarán a casa:
• Cuestionario inicial: es un recurso que permite al docente conocer a los niños y a las niñas
en diferentes aspectos: físicos, de desarrollo, emocionales, psicomotrices, familiares… Se
puede complementar con una entrevista personal con los padres o tutores.
• Carta a la familia: la llevarán a casa al comienzo de cada unidad. En ella, aparece una
detallada información sobre los contenidos de la unidad, sobre cómo será la actuación
pedagógica y una serie de sugerencias destinadas a reforzar en casa dicha actuación.
• Cuento: es un elemento motivador más del proyecto que pretende que, mediante su
observación y manipulación, los niños y las niñas comiencen a descubrir la belleza que
encierran las páginas de un libro y el placer de la lectura. A través de sus diferentes
apartados, pretendemos que se ejerciten en destrezas, que se inicien en la formación de
estructuras lingüísticas que les ayuden a ordenar el lenguaje, que desarrollen hábitos que
constituyen la base para la posterior comprensión lectora y que repasen los contenidos
trabajados en cada unidad.
23
• CD de juegos digitales interactivos: es un material que se puede utilizar para iniciar a los
niños y a las niñas en el manejo del ordenador de manera muy sencilla. Además, con él, y en
casa, se podrán reforzar los contenidos tratados en la escuela.
• Informes trimestrales: al finalizar cada trimestre los alumnos llevarán a casa un informe
que resume los objetivos que han ido consiguiendo y las competencias que han ido
desarrollando a lo largo de este período de tiempo.
• Libro para la familia en el que se recogen estos y otros aspectos educativos importantes.
Incluye unas hojas para que los padres y las madres puedan comunicar al docente aspectos que
consideren oportunos.
• Actividades en todas las unidades didácticas que sugieren la participación de la familia:
actividades extraescolares, salidas, excursiones, talleres, fiestas, adorno de la clase,
manualidades…
• Libro viajero: cada niño o niña lo llevará a casa, junto con la mascota, un fin de semana.
Podrán pegar una fotografía, realizar un dibujo… El padre o madre escribirá cómo ha sido la
experiencia.
10. PERÍODO DE ACOGIDA
La entrada en la escuela supone un cambio relevante tanto para el alumnado que tiene
experiencia previa como para el que procede de la familia, ya que implica la salida de un
mundo, el familiar, donde tiene un papel definido, se siente aceptado, querido, así como de un
espacio conocido, seguro, de acuerdo con unos códigos conocidos. Este cambio afecta
igualmente a los padres y a las madres y a la propia institución escolar. Es necesario aminorar
la sensación de incertidumbre e indefensión que pueden sentir algunos pequeños cuando llegan
a la escuela y favorecer el dominio del espacio, la aceptación de una figura de referencia ajena
y la adquisición progresiva de unas normas sociales.
El período de adaptación debe incluir, por tanto, un conjunto de actuaciones con la familia y
con los niños y niñas dirigidas a aceptar y resolver de una manera natural y normalizada el
conflicto que necesariamente produce el cambio.
A comienzos del curso, se organiza el proceso de acercamiento progresivo a la nueva
situación mediante visitas de la familia al colegio y al aula y el calendario de entrevistas
individuales para completar la información y para explicarles el significado y la importancia
del período de adaptación. Se pedirá a los padres colaboración y ayuda para llevar a buen
término este proceso.
Con la incorporación de los niños y de las niñas se continúa la labor de adaptación iniciada con
las familias. El maestro o la maestra debe crear un clima en el que los pequeños se sientan
aceptados, acogidos y reconocidos individualmente. Es fundamental que los docentes se
marquen como objetivo prioritario incorporar al alumnado a la comunidad educativa de la
manera más positiva posible, sin olvidar las particularidades de cada uno, respetando sus ritmos
y sus características personales e intentando evitar sentimientos de angustia, desconfianza o
inseguridad.
La entrada hasta la configuración definitiva del grupo debe ser organizada en grupos reducidos
y de forma gradual, propiciando el que todos y todas tengan las mismas condiciones y el
tiempo suficiente para adaptarse.
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El proyecto Popete de Educación Infantil ofrece una unidad inicial pensada para este período de
acogida y de adaptación. Es una unidad diferente a las demás, que tiene como objetivo que los
niños y que las niñas se vayan adaptando a la vida escolar. Además, ofrece y sugiere una serie
de juegos para que la entrada en el colegio se realice de forma alegre y divertida y para que
ayuden a los pequeños y a las pequeñas a tomar confianza con el entorno y con sus nuevos
compañeros y compañeras, así como con el maestro o la maestra. En esta unidad inicial se
presentará a la mascota de la clase, Popete, que les acompañará durante todo el curso y que
conocerán, además, a través de la música, con la canción de la mascota, y a través del cuento.
Aprovecharemos este recurso para que los menores se vayan familiarizando con los materiales,
con los espacios de la clase, con la dinámica del grupo, con las rutinas diarias…
11. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y NECESIDADES EDUCATIVAS
ESPECÍFICAS
La atención a la diversidad se entiende como el conjunto de actuaciones educativas dirigidas a
dar respuestas al alumnado y a su entorno en función de las diferentes capacidades, ritmos,
estilos de aprendizaje, motivaciones, intereses, situaciones sociales, culturales, lingüísticas y de
salud.
La concepción de la escuela como grupo humano conlleva la aceptación de la diversidad de los
alumnos y de las alumnas que, como parte de ella, integran y enriquecen la labor educativa.
Esta aceptación de la diversidad del alumnado supone, por parte de los educadores y de las
educadoras, un análisis y una reflexión sobre su grupo, aceptando que cada miembro tiene sus
propios intereses, capacidades, necesidades, motivaciones y estilos de aprendizaje. La
intervención educativa debe contemplar esta diversidad, dada la importancia en estas edades
del ritmo y el proceso de maduración de los pequeños y de las pequeñas.
Cada niño y cada niña tiene su ritmo de maduración y desarrollo, por lo que debe recibir una
atención y una educación personalizada. Aquellos que presentan necesidades educativas
específicas, sean transitorias o permanentes, necesitan un apoyo especializado temprano, y
deben recibir una educación apropiada y adaptada. La atención a la diversidad no implica una
atención personalizada al margen del grupo. Hay que reconocer a cada niño y a cada niña como
miembro de un colectivo social del que forman parte.
Cuando hablamos de alumnos y de alumnas con necesidades educativas específicas nos
referimos a los niños y a las niñas que proceden de otros países y culturas, a los que poseen
altas capacidades intelectuales y a aquellos con retraso en su desarrollo madurativo –bien por la
presencia de una o varias discapacidades o por otros factores de análogos efectos–.
Los alumnos y las alumnas inmigrantes tienen los mismos derechos y deberes que los
españoles. Se debe facilitar su incorporación al sistema educativo, ya que pueden desconocer la
lengua y la cultura española o presentar graves carencias en los conocimientos básicos.
Con los alumnos y las alumnas superdotados intelectualmente se deben adoptar las medidas
necesarias para identificar y evaluar de forma temprana sus necesidades. Para ellos es necesario
flexibilizar la duración de los distintos niveles y etapas del sistema educativo,
independientemente de la edad que tengan, cuando se prevea que esta medida es la más
adecuada para su desarrollo personal y social. En algunos casos, se debe facilitar su
escolarización en centros que puedan prestarle una atención adecuada.
Los niños y las niñas que requieran determinados apoyos y atenciones educativas específicas
por padecer discapacidades físicas, psíquicas, sensoriales o por manifestar graves trastornos de
la personalidad o de la conducta, deben tener una atención especializada con arreglo a los
25
principios de no discriminación y normalización educativa, y con la finalidad de conseguir su
integración debemos ofrecer una adecuada respuesta educativa que se ajuste a las
circunstancias y necesidades que en ellos concurren, pudiendo introducirse medidas de
flexibilización de las distintas etapas. La escolarización de estos alumnos se regirá por los
principios de normalización e inclusión y asegurará su no discriminación y la igualdad efectiva.
La adecuada respuesta educativa a todos los alumnos y alumnas se concibe a partir del
principio de inclusión, entendiendo que únicamente de ese modo se garantiza el desarrollo de
todos y todas, se favorece la equidad y se contribuye a una mayor cohesión social. La atención
a la diversidad es una necesidad que abarca a todas las etapas educativas y a todos los alumnos
y las alumnas; es decir, se trata de contemplar la diversidad como principio y no como una
medida que corresponde a las necesidades de unos pocos.
El proyecto Popete de Educación Infantil, para dar respuesta a estos alumnos y alumnas,
adoptará y utilizará estrategias como:
• Modificación del tiempo de los aprendizajes. Las fichas de cada unidad didáctica no
presentan ningún orden de paginación. Así, cada docente podrá trabajarlas en función de su
realidad educativa y de las características individuales de cada uno de sus alumnos y
alumnas.
• Adecuación de la ayuda pedagógica.
• Adecuación de la metodología: los métodos de trabajo se basarán en el juego, en las
experiencias y en las actividades, en un ambiente de afecto y confianza, garantizando el
pleno respeto al ritmo de desarrollo de cada niño y de cada niña, para potenciar su
autoestima y su integración social.
• Adecuación de las actividades a las diferencias individuales de los alumnos y de las
alumnas.
Este proyecto considera necesario desarrollar un currículo capaz de adaptarse a las necesidades
individuales, y tiene muy presente la atención a la diversidad en sus materiales curriculares.
El material del alumno y de la alumna, por su diseño y su carácter abierto y flexible, permite
que una misma actividad se realice de distintas formas según las diferencias individuales.
La Propuesta didáctica ofrece una amplia variedad de actividades referidas a cada ficha de
trabajo, y otras que se incluyen al final de cada unidad didáctica (juegos complementarios y
psicomotores).
Se presentan también un gran número de recursos didácticos para el desarrollo del lenguaje y
de actividades relacionadas con el ámbito musical que, en todo momento, requieren y precisan
de la colaboración de la familia como complemento a la atención a la diversidad.
Los educadores y las educadoras podrán seleccionar las actividades de refuerzo o ampliación
que estimen convenientes para cada pequeño.
Hay que reseñar que el proyecto, por su carácter abierto y flexible, permite que cada docente lo
adapte en el currículo a la heterogeneidad de los niños y de las niñas y de su realidad.
Por último, para conseguir una oferta educativa de calidad, en particular para los alumnos y las
alumnas con necesidades educativas específicas, los profesores y las profesoras de la
Educación Infantil colaborarán con los profesionales especializados necesarios y con las
familias, con el fin de introducir las adaptaciones adecuadas para la atención de estos alumnos.
Estas adaptaciones pueden ser no significativas si afectan a determinados elementos del
currículo (metodología, actividades, evaluación), pero no modifican los objetivos; y
26
significativas, si afectan a los elementos básicos de la programación del nivel de la Educación
Infantil.
Actividades complementarias
Como consecuencia del esfuerzo para atender a la diversidad, nuestro proyecto ofrece
numerosas soluciones de carácter práctico para dar respuesta a este enfoque, a la formación
integral, actividades abiertas a la vida cultural, al entorno social, en definitiva, a la realidad de
hoy día.
Las actividades complementarias se integran en la programación didáctica porque contribuyen
a desarrollar los objetivos, las competencias básicas y los contenidos del currículo. Contribuyen
a conseguir una escuela más atractiva para todos los miembros de la comunidad educativa, a
incrementar el interés por aprender del alumnado, y facilitan la generalización de los
aprendizajes tanto dentro como fuera del contexto escolar. Son actividades que van a permitir a
los niños y a las niñas establecer relaciones directas con su grupo de clase, con otros grupos,
con el entorno (su barrio, lugares de ocio, parques, seres vivos…). A través de ellas, los
menores van a ir afianzando poco a poco el sentido de pertenencia y, además, van a favorecer
la creación de actitudes tan positivas como el interés, la curiosidad, el respeto, la solidaridad,
etcétera.
El proyecto Popete de Educación Infantil incluye recursos para que los pequeños y las
pequeñas complementen el proceso de enseñanza-aprendizaje a través de una serie de fichas
fotocopiables y el PICBA, que el docente podrá utilizar para ampliar o reforzar según crea
necesario. Además, en cada una de las fichas de las unidades didácticas, se proponen
actividades para realizar en grupo, salidas, visitas culturales guiadas, dramatizaciones,
realización de talleres y rincones, actividades psicomotrices, musicales…
12. LA EDUCACIÓN EN VALORES Y PARA LA CONVIVENCIA
La Educación Infantil se configura como un período decisivo para la formación de la persona,
ya que en esta etapa se asientan los fundamentos no solo para un sólido aprendizaje de las
habilidades básicas, sino que también se adquieren para el resto de la vida hábitos de trabajo,
convivencia ordenada y respeto hacia los demás.
Junto a la formación de un autoconcepto positivo y la construcción de su propia identidad, ha
de estimularse la adquisición de los valores que se generan en la relación con los otros y con el
medio en el proceso educativo, como respetar a los demás y sus trabajos, aceptar las normas,
mostrar interés por convivir y colaborar con los compañeros y las compañeras y con el adulto,
respetar el medio ambiente y, en suma, autorregular la conducta en el juego, en la convivencia,
en el trabajo y en relación con la salud, respondiendo progresivamente de un modo cada vez
más adecuado a las situaciones que se plantean.
La Ley 27/2005 de 30 de septiembre de fomento de la educación y la cultura de la paz propone
que en todos los niveles del sistema educativo se impartan las enseñanzas de acuerdo con los
valores propios de la paz, potenciando una educación integral, eliminando la intolerancia y
promocionando el diálogo y la no violencia como prácticas que hay que generalizar en la
gestión y transformación de conflictos.
A través de la educación se ejercitan estos valores que hacen posible la vida en sociedad y se
adquieren hábitos de convivencia democrática y de respeto; es decir, se prepara a los niños y a
las niñas para la participación responsable en las distintas actividades e instancias sociales.
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Fomentar el aprendizaje a lo largo de toda la vida implica, ante todo, proporcionar a los
alumnos y a las alumnas una educación completa que abarque los conocimientos y las
competencias básicas que resultan necesarios en la sociedad actual, que les permitan desarrollar
los valores que sustentan la práctica de la ciudadanía democrática, la vida en común y la
cohesión social, y que estimule en ellos y ellas el deseo de seguir aprendiendo y la capacidad de
aprender por sí mismos.
El proyecto Popete de Educación Infantil considera que uno de los objetivos básicos de la
enseñanza es el de formar conciencias críticas, personas capaces de pensar por sí mismas. Esta
tarea debe comenzar a llevarse a cabo desde las edades más tempranas, pues sabemos que una
correcta actuación pedagógica en estos niveles permitirá a los alumnos y alumnas contar con el
fundamento principal para su posterior aprendizaje y desenvolvimiento funcional en la
sociedad.
Se ha optado en todo momento por un modelo de enseñanza activa, considerando el aula como
un foro de construcción de conocimiento, donde los alumnos y las alumnas son protagonistas
de su aprendizaje y el maestro o la maestra un orientador u orientadora en esta tarea.
En estas edades, el niño y la niña comienzan a formarse una visión del mundo. La formación
integral del individuo, que persigue la educación en la actualidad, lleva implícita la formación
en valores democráticos fundamentales como son el ejercicio de la libertad, la tolerancia, la
solidaridad y la igualdad.
De esta forma, la educación contribuye a avanzar en la lucha contra la desigualdad y la
discriminación por razones socioeconómicas, de raza, sexo o religión. Esta discriminación, ya
sea de origen familiar o social, se haya arrastrado tradicionalmente o haya aparecido
recientemente como consecuencia de los cambios sociales, dificulta la convivencia pacífica en
una sociedad cada vez más compleja.
El avance de los medios de comunicación ha contribuido a acercar las fronteras. La sociedad
occidental del presente y del futuro es eminentemente multiétnica, y la coexistencia en un
mismo contexto de personas de diferentes razas y culturas es ya una realidad para la que
debemos preparar a nuestros alumnos y alumnas en una escuela donde se potencie la diversidad
y la solidaridad.
En este sentido, hemos creído conveniente incluir en nuestro proyecto niños y niñas de distintas
razas cuya incorporación a los colegios europeos es cada día más cotidiana. Se trata de
aprender, a partir del conocimiento de las características y costumbres de otros pueblos, que el
respeto a la diferencia entre culturas no contribuye a hacer a unos ciudadanos mejores que
otros, sino al enriquecimiento de todos.
El proyecto Popete de Educación Infantil incluye unos contenidos vinculados al currículo que
deben estar inmersos en el quehacer cotidiano. Para conseguir que el alumno y la alumna los
interioricen y sean capaces de hacerlos operativos en sus conductas, extrapolándolos a
cualquier situación que se les presente, es necesario desarrollar una serie de estrategias y tener
muy claro que, entre otros medios, se aprende por imitación del comportamiento de los adultos.
El educador o la educadora deberá tener presente que estos contenidos son la manifestación de
un sentimiento y una expresión de valores asumidos como positivos por la comunidad. Por ello,
los tendrá en cuenta en todo momento, creando incluso situaciones que propicien su puesta en
práctica.
Así, por ejemplo, el alumno o la alumna aprenderá más fácil y rápidamente a tener
comportamientos no sexistas si en el aula o en el centro impera una relación no discriminatoria
por razones de sexo que realizando largas charlas sobre ello.
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Desarrollaremos continuamente actitudes de compañerismo, de respeto y de ayuda a los demás,
de orden y limpieza, de uso del diálogo, de rechazo a la violencia y a la agresividad, de cuidado
de los bienes naturales, fomentando un estilo de vida y comportamiento cotidiano como
aceptación de esos valores que la sociedad necesita y establece como positivos para su buen
funcionamiento.
El proyecto Popete de Educación Infantil propone un conjunto de contenidos de enseñanzas,
principalmente actitudinales, que deben entrar a formar parte de las actividades planteadas en
todas las áreas. Son los siguientes:
Dialoguemos y respetemos a los demás
Supone educar para la convivencia pacífica y la ciudadanía democrática, fomentando la
solidaridad, la cooperación, la libertad, la responsabilidad, la disciplina, el respeto y el rechazo
a todo tipo de discriminación e intolerancia.
Para ello, nuestro proyecto propone:
• Establecer normas de convivencia en el aula y en el centro.
• Crear un clima de confianza en el que los niños y las niñas se expresen libremente.
• Fomentar la tolerancia y el respeto a los demás.
• Resolver situaciones conflictivas a través del diálogo.
• Otorgar pequeñas responsabilidades a los niños y a las niñas.
• Rechazar los juegos, juguetes y situaciones que inciten a la violencia.
• Promover actividades en grupo en las que se coopere, se respete y se comparta.
Todos somos iguales
La sociedad en la que vivimos asigna a los niños y a las niñas roles diferentes en función de su
sexo.
Los maestros y las maestras pueden y deben corregir estas desigualdades. En sus manos está
hacer que los niños y las niñas se formen como personas que son, en igualdad de condiciones y
con los mismos derechos y obligaciones.
Por tanto, nuestro proyecto:
• Presenta una distribución equitativa de personajes masculinos y femeninos.
• Propone una distribución equitativa de los diferentes roles desempeñados por ambos sexos
en el ámbito familiar, escolar y profesional.
• Refleja una distribución equitativa de los rasgos positivos y negativos entre ambos sexos.
• Rechaza todo tipo de discriminación por razón de sexo.
• No hace distinción entre juegos masculinos y juegos femeninos.
• Utiliza un lenguaje no sexista.
• Asigna responsabilidades en el aula indistintamente a niños y a niñas.
• Comenta con ellos la necesidad de que tanto los niños como las niñas deben colaborar en las
tareas domésticas.
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• Procura que los espacios o rincones del aula sean utilizados indistintamente por los niños y
por las niñas.
• Narra cuentos cambiando los papeles que tradicionalmente se asignaban a los hombres y a
las mujeres.
Protejamos el medio ambiente
Supone acercar a los niños y las niñas al medio natural aprendiendo a valorar la importancia
que este tiene para la vida de las personas y desarrollando actitudes de respeto y cuidado hacia
él.
Para ello, nuestro proyecto propone:
• Enseñar a los menores a identificar seres vivos como animales y plantas.
• Fomentar la importancia de estos seres vivos para la vida de las personas.
• Observar el crecimiento de alguna planta.
• Involucrarles en el cuidado de alguna planta o alguna mascota.
• Concienciarles en la necesidad de utilizar la papelera.
• Realizar actividades y juegos con materiales de desecho.
• Explicarles la importancia de separar la basura antes de tirarla.
• Introducirles en la importancia del consumo responsable y el ahorro energético.
Consumamos responsablemente
Aunque en estas edades los niños y las niñas no tienen todavía autonomía como consumidores,
están constantemente recibiendo mensajes de los medios de comunicación: publicidad sobre
golosinas, pastelitos, juguetes, material escolar... Lo que se pretende es que los niños y las
niñas vayan adquiriendo una actitud crítica y responsable hacia el consumo.
Así, nuestro proyecto propone:
• Enseñar a los niños y a las niñas a cuidar los materiales individuales y los comunes.
• Procurar un máximo de aprovechamiento del material escolar.
• Realizar con ellos juegos que no necesiten juguetes.
• Utilizar los objetos de la clase que no nos sirven para otras actividades.
• Procurar arreglar los juguetes estropeados.
• Utilizar materiales de desecho para construir juegos y juguetes.
• Fomentar el consumo de alimentos sanos en el desayuno y la merienda en lugar de bollería
industrial.
• Concienciarles de que no se puede comprar todo lo que quieren.
Vayamos seguros
El objetivo fundamental de la educación vial es la prevención de accidentes.
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En estas edades, los niños y las niñas aún no son autónomos en sus desplazamientos por los
espacios urbanos, pero sí puede ser que utilicen los transportes públicos y los privados.
Por ello, es necesario iniciarles en el conocimiento de unas normas establecidas, fundamentales
para su futura participación en el ambiente urbano como peatones, viajeros o usuarios de vehículos.
Para tal fin nuestro proyecto propone:
• Realizar salidas cortas por el entorno próximo estableciendo normas: caminar por las aceras,
no correr, detenerse al llegar a un cruce, cruzar por el paso de peatones…
• Proponer juegos en los que sea necesaria la intervención de figuras como el policía de
tráfico, los peatones, los coches…
• Realizar juegos con los colores del semáforo.
• Enseñarles normas sobre el uso de los transportes: ir sentados correctamente, no distraer al
conductor, abrocharse el cinturón de seguridad…
Seamos buenos ciudadanos y ciudadanas
Supone preparar a los niños y a las niñas para el ejercicio de la ciudadanía y para la
participación en la vida social y cultural con actitud crítica y responsable.
De esta forma, nuestro proyecto propone:
• Enseñarles las normas de convivencia que rigen la vida en el aula para que empiecen a
respetarlas.
• Empezar a responsabilizarse en el cuidado de los materiales y espacios comunes.
• Proponer juegos en los que tengan que discriminar comportamientos adecuados e
inadecuados en diferentes situaciones.
• Desarrollar actitudes para ser buenos ciudadanos (respeto, tolerancia, solidaridad,
convivencia…).
Cuidemos nuestra salud
El objetivo fundamental de nuestro proyecto es fomentar en los niños y en las niñas la
adquisición progresiva de hábitos de salud: alimentación sana, descanso, higiene personal,
prevención de accidentes…
A tal fin, proponemos:
• Fomentar el consumo de alimentos sanos y variados: fruta, leche, verduras…
• Rechazar el consumo abusivo de golosinas y chucherías, explicándoles su repercusión sobre
la salud dental.
• Establecer normas de aseo personal: lavarse las manos antes y después de comer, tener la
nariz limpia…
• Realizar juegos simbólicos relacionados con el aseo para que lo vean como un hecho
agradable.
• Dar importancia al descanso.
• Realizar actividades al aire libre.
• Informarles y prevenirles sobre las situaciones de peligro en el recreo, en el aula, en casa…
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13. LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL
Las sociedades modernas se caracterizan por la convivencia en un mismo seno de distintos
grupos étnicos, con sus correspondientes señas de identidad cultural, religiosa y política. Atrás
quedó un mundo rígidamente compartimentado en el que los intercambios socioculturales entre
unos países y otros eran poco frecuentes y significativos. Asistimos hoy día al nacimiento de un
nuevo mundo favorecedor del enriquecimiento a través del intercambio cultural, un mundo
verdaderamente abierto y multicultural.
Una de las realidades sociales de mayor trascendencia en la actualidad es, sin duda alguna, la
inmigración. Este fenómeno, más o menos reciente, está provocando numerosos cambios en las
distintas estructuras sociales y está dando lugar a una sociedad plural en la que la diversidad
cultural es una de sus características principales. Esta diversidad aconseja aproximar a los
niños y a las niñas a los usos y costumbres sociales desde una perspectiva abierta e integradora
que les permita conocer diversos modos y manifestaciones culturales presentes en la sociedad y
generar así actitudes de respeto y aprecio hacia ellos.
El fenómeno de la inmigración es muy complejo y requiere de actitudes abiertas, flexibles e
integradoras por parte de todos, tanto de las distintas instituciones como de cada uno de
nosotros como seres individuales. Debemos entender la inmigración como un elemento de
enriquecimiento cultural y social para las poblaciones de acogida, ya que supone la posibilidad
de conocer y asimilar nuevas formas de vida, costumbres, fiestas, alimentación... sin necesidad
de renunciar a nuestra propia identidad cultural y sin que las personas y los colectivos
inmigrantes tengan que renunciar a la suya propia. Caminamos hacia una nueva concepción de
ciudadanía en la que se superan actitudes y concepciones excluyentes para dar paso a visiones
inclusivas desde las cuales se entiende a las personas como sujetos de derecho al margen de las
fronteras política, social y económicamente establecidas.
Desde esta perspectiva, se hace necesario poner en marcha cuantos mecanismos y actuaciones
hagan falta para ir fomentando nuevas formas de convivencia basadas en el respeto, la
tolerancia y el reconocimiento hacia nuevas culturas y sus distintas formas de expresión.
Desde la escuela se debe preparar para vivir en una sociedad donde la diversidad cultural se
valore como una riqueza común y no como un factor de división.
En este proceso de cambio y adaptación social va a jugar un papel esencial la escuela, como
institución social directamente afectada por la llegada, en los últimos años, de una gran
cantidad de nuevos alumnos y alumnas procedentes de diferentes culturas. La escuela deberá
estar estratégicamente situada para acometer, desde los primeros años de escolaridad,
actuaciones encaminadas a conseguir que dichos alumnos reciban una enseñanza de calidad
que respete sus señas de identidad cultural, y a que el resto de compañeros y de compañeras
aprendan a conocer y aceptar nuevas manifestaciones culturales y a enriquecerse con las
mismas.
Educar desde la interculturalidad implica planificar propuestas curriculares que potencien
las posibilidades de pensar de manera crítica y responsable a partir de las primeras edades. Es
necesario recoger en el trabajo cotidiano la realidad de todos los alumnos y alumnas,
facilitando los medios para que puedan aportar sus vivencias y sus diferentes puntos de vista.
En este sentido, el proyecto Popete de Educación Infantil se identifica plenamente con esta
filosofía educativa, constituyéndose en una valiosa herramienta al servicio de la consecución de
una sociedad auténticamente plural en la que, partiendo del conocimiento y el respeto de la
cultura de los demás, vivamos todos en armonía.
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Por tanto, es función esencial e irrenunciable de la escuela actual el diseño de planes de
acogida para los alumnos y para las alumnas procedentes del exterior en los que se tenga en
cuenta elementos tales como:
• Sensibilizar al profesorado, considerándolos figuras esenciales para la consecución de una
verdadera educación intercultural, partiendo de la idea de que el ser extranjero no debe
constituir para los menores un impedimento para poder desarrollar un proceso educativo
idéntico al resto del alumnado.
• Preparar materiales adecuados para su aplicación y adaptación a las peculiaridades y
necesidades de cada alumno y de cada alumna, en función de su nivel de competencia
lingüística y de sus conocimientos previos (pictogramas, programas de aprendizajes del
castellano…).
• Seleccionar metodologías que favorezcan la atención a la diversidad, ajustadas a cada ciclo
educativo, priorizando el trabajo por proyectos, rincones, talleres y grupos, impulsando las
adaptaciones curriculares que se valoren como necesarias.
• Desarrollar actividades lúdicas y participativas (trabajos de plástica, disfraces, juegos…) que
les permitan proyectar sus señas de identidad cultural y que, a la vez, favorezcan un mejor
conocimiento de su nuevo entorno (músicas tradicionales, fiestas populares, costumbres…),
propiciando una mejor interacción con el mismo.
• Informar adecuadamente a las familias sobre todo aquello que sea necesario (horarios,
normas de funcionamiento, ideario del centro, normas de convivencia), implicándolas en la
dinámica del mismo a través de las escuelas de padres, jornadas, encuentros y similares.
• Informar detalladamente a los alumnos y a las alumnas sobre todos los aspectos relacionados
con el centro que les puedan interesar y ayudar (instalaciones, horarios actividades,
normas…) propiciándoles una adaptación progresiva al mismo.
Tan solo así conseguiremos que cada alumno y cada alumna sea tratado desde su propia
individualidad, ajustándonos a sus verdaderas necesidades educativas, objetivo ineludible de la
escuela actual.
14. EVALUACIÓN
La evaluación en la Educación Infantil tiene las mismas características que en el resto de las
etapas educativas. Va dirigida a los alumnos y a las alumnas y al desarrollo de los procesos de
enseñanza y aprendizaje y de la práctica docente.
La evaluación de los niños y de las niñas es un proceso de investigación permanente y debe
cumplir dos finalidades: adaptar la ayuda pedagógica a las características individuales de los
alumnos y de las alumnas mediante observaciones sucesivas y determinar el grado de
consecución de los objetivos y competencias básicas previsto.
La evaluación nos permite obtener información sobre cómo se está desenvolviendo el proceso
educativo para poder intervenir adecuadamente. Debe realizarse en términos que describan los
progresos que realizan los niños y las niñas y las dificultades que encuentran. De esta forma, se
podrá dar respuesta adaptada a las necesidades particulares de cada alumno y de cada alumna.
No hay que considerar la evaluación, en ningún momento, como un instrumento de medida,
sino como un elemento inseparable del proceso educativo que contribuye constantemente a la
mejora de la actividad educativa.
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En el primer ciclo de la Educación Infantil, la evaluación atenderá a todos los ámbitos de la
persona y tendrá en cuenta la singularidad de cada alumno y de cada alumna, analizando su
proceso de aprendizaje, sus características y sus necesidades específicas. Nos aportará datos
que nos ayudarán a entender los procesos seguidos por los niños y las niñas. La evaluación
debe servir para identificar los aprendizajes adquiridos, el nivel de desarrollo alcanzado en las
competencias básicas, en función del ritmo y las características de la evolución de cada niño o
de cada niña. A estos efectos, se tomarán como referencia los criterios de evaluación definidos.
Los criterios de evaluación sirven para establecer el nivel de suficiencia, en términos de
competencia, alcanzado por el niño o la niña en el desarrollo de las capacidades recogidas en
los objetivos. Además, permiten establecer las medidas educativas necesarias para facilitar su
desarrollo.
El nivel de desarrollo alcanzado necesariamente está condicionado por la calidad del proceso
de enseñanza. Esta calidad viene determinada por la adecuación a la realidad del niño o de la
niña, por la variedad y riqueza de las situaciones y actividades diseñadas para favorecer el
aprendizaje y por la retirada gradual de la ayuda recibida.
La evaluación en esta etapa será global, continua y formativa para ajustar la ayuda a las
características individuales de los niños y de las niñas en los momentos en que fuera precisa.
Tiene un carácter global porque se orienta a conocer el desarrollo de todas las dimensiones de
la personalidad y un carácter continuo porque se desarrolla a lo largo de un proceso que tiene
tres momentos fundamentales: inicial, de proceso y final.
Para facilitar su carácter formativo se establecen como referentes los objetivos y las
competencias básicas y se concreta a través de los criterios de evaluación.
Indicadores
En esta etapa consideramos unos indicadores sobre qué se debe evaluar para poder determinar
unos resultados del proceso de evaluación que nos definan si la actuación educativa ha sido la
adecuada o no para dar respuesta a las necesidades de cada alumno o alumna. Hay que evaluar:
el proceso de enseñanza, la práctica educativa, el desarrollo de las capacidades de los niños y
de las niñas, la propia programación didáctica y la distribución del tiempo, los espacios, los
agrupamientos, los recursos y materiales…
Procedimientos de evaluación
La técnica de evaluación más apropiada es la observación directa y sistemática. Mediante ella
podremos constatar los conocimientos que van construyendo los niños y las niñas a partir de los
que ya poseían, si es adecuada la actuación didáctica, la organización del espacio, la
distribución del tiempo, los agrupamientos y formas de relación entre los niños y las niñas, y de
estos con los adultos, las estrategias y los materiales utilizados.
Además, se puede recurrir a otros muchos procedimientos de evaluación: diario del docente,
informe diario, escalas de observación, entrevistas con las familias, observaciones externas,
técnicas audiovisuales, observaciones de grupo, juegos, registros de incidencias…
Es necesario que los maestros y las maestras evalúen su propia práctica educativa con el fin
de adecuarla a las necesidades del alumnado. Es imprescindible que el docente reflexione sobre
la adecuación de la programación, de los objetivos, de los contenidos y competencias
planteados, de las relaciones de comunicación y del clima en el que se desarrollan las
actividades.
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El hecho de que en el primer ciclo de la Educación Infantil la evaluación haya de ser continua,
no excluye la existencia de una evaluación inicial y una evaluación final. La primera es
necesaria al comienzo de cualquier secuencia de aprendizaje, ya que permitirá evaluar los
conocimientos previos de los alumnos y de las alumnas para construir, sobre ellos, aprendizajes
significativos.
De particular importancia es la evaluación que se realiza al inicio de la etapa, a partir de la
observación de los niños y de las niñas durante los primeros días, de una entrevista con los
padres y las madres y de la información proporcionada por el centro anterior, en caso de haber
estado escolarizado anteriormente. Esta evaluación incluirá, en el caso que sea necesario, los
informes médicos, psicológicos, pedagógicos y sociales, que revistan importancia para el
proceso educativo del niño o de la niña.
A tal efecto, el proyecto Popete de Educación Infantil propone un registro de evaluación
inicial. Contaremos con el cuestionario inicial aportado por la familia y los datos de
observación de los primeros días que se rellenarán al final del período de adaptación
(valoración del período de adaptación).
La evaluación final es necesaria como culminación de cualquier proceso de enseñanzaaprendizaje. El maestro o la maestra irá analizando las diferentes situaciones educativas para
poder ajustar su intervención. Con ella valoraremos el grado de consecución respecto a los
objetivos marcados obtenido por cada alumno o cada alumna (registro de evaluación del nivel).
Criterios de valoración de los procesos de aprendizaje
• Conocimiento de sí mismo/a y autonomía personal (el conocimiento y progresivo
control del propio cuerpo, el juego y el movimiento, el equilibrio y desarrollo de su
afectividad, la adquisición de hábitos de vida saludable que constituyen el principio de
una adecuada formación para la salud, descubrimiento del cuerpo como fuente de
sensaciones, acciones, relaciones y experiencias):
Se valorará el conocimiento progresivo del esquema corporal y el progresivo control del
cuerpo; la 35ormación de una imagen ajustada y positiva; el respeto y aceptación por las
características de los demás y las actitudes de ayuda y colaboración; la participación en
juegos, mostrando destrezas motoras y habilidades manipulativas, y regulando la expresión
de sentimientos y emociones. Se observará, además, la autonomía y la iniciativa en
actividades habituales para satisfacer necesidades básicas, consolidando hábitos de cuidado
personal, higiene, alimentación, descanso, salud y bienestar.
• Conocimiento del entorno (conocimiento del medio físico, natural, social y cultural, el
descubrimiento del entorno y la convivencia con los demás):
Se valorará la capacidad de discriminar objetos y elementos, de actuar y establecer
relaciones sobre ellos, de ordenar elementos y colecciones, de discriminar y comparar
algunas magnitudes y cuantificar colecciones mediante el uso de la serie numérica. Se tendrá
en cuenta el interés hacia el medio natural, la identificación de algunos elementos, las
manifestaciones de cuidado y respeto hacia la naturaleza y la participación en las actividades
para conservarla.
Se evaluará el conocimiento de algunos servicios comunitarios, de los grupos sociales más
significativos de su entorno, la comprensión de elementos y manifestaciones culturales y el
respeto hacia la pluralidad cultural. Especial atención merecerá la integración y vinculación
afectiva a los grupos más cercanos y la adecuación de la conducta a los valores y normas de
convivencia.
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• Lenguajes: comunicación y representación (el desarrollo del lenguaje como centro de
aprendizaje)
Se observará la capacidad para expresarse y comunicarse oralmente y la utilización del
lenguaje para relatar vivencias, comunicar estados de ánimo, emociones, etc. Se tendrá en
cuenta la capacidad para escuchar y comprender mensajes, relatos, producciones literarias…
Se valorará el respeto hacia los demás, a los diferentes puntos de vista, el interés hacia los
textos escritos presentes en el aula y en el entorno, el desarrollo de habilidades expresivas a
través de diferentes lenguajes y la actitud positiva hacia las producciones artísticas.
Instrumentación
El proyecto Popete de Educación Infantil propone:
• Cuestionario de inicio de la escolaridad.
• Registro de evaluación inicial. •
• Valoración del período de adaptación.
• Informe diario.
• Registro de evaluación del nivel.
• Registro de evaluación trimestral (uno por cada trimestre).
• Informe resumen del primer ciclo de la Educación Infantil.
• Historial educativo del primer ciclo de la Educación Infantil.
• Registro de evaluación de cada unidad didáctica.
• Registro de evaluación de la práctica educativa.
• Registro de evaluación del proyecto educativo.
Todos estos modelos propuestos para la evaluación tienen un carácter meramente orientador.
En ellos se sugieren aspectos a tener en cuenta en las valoraciones.
Ahora bien, considerando que los aspectos a evaluar varían de unos contextos escolares a otros,
y dado el carácter abierto de este proyecto, los educadores y educadoras, a la vista de su
realidad escolar, podrán seleccionar o añadir aquellos aspectos que consideren más apropiados.
15. DESCRIPCIÓN DE LOS MATERIALES
Para el alumno
NIVEL 0 AÑOS
I. Para padres y docentes:
1. El primer ciclo de la Educación Infantil. De 0 a 1 año.
2. Objetivos y contenidos generales de la enseñanza-aprendizaje del nivel 0 años.
3. La estimulación temprana.
4. Rutinas.
5. Los accidentes infantiles en el hogar. Prevención y primeros auxilios.
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II. Un poco de la historia del niño o de la niña
Álbum fotográfico que recoge hitos y momentos importantes de la vida del bebé en sus
primeros quince meses. Además, se podrán anotar datos relacionados con la alimentación y la
salud (talla, peso, dentición, alergias, vacunas…).
III. Aspectos evolutivos del niño y de la niña. Orientaciones didácticas para padres y
docentes:
1. De 0 a 3 meses.
2. De 3 a 6 meses.
3. De 6 a 9 meses.
4. De 9 a 12 meses.
5. De 12 a 15 meses.
IV. Primeros contactos con el material gráfico.
El libro termina con unas páginas para que padres y docentes las utilicen, si lo estiman
oportuno, para desarrollar las primeras destrezas y habilidades grafomotrices del pequeño o
pequeña (estampar huellas, extender pintura, garabatear…).
NIVEL 1 AÑO
Material para el alumno
Carpeta que contiene:
• Unidad 1: Pam en el cole.
• Unidad 2: Pam en la casa.
• Unidad 3: Pam en el parque.
• Tres cuentos (uno por cada unidad didáctica).
• Libro de imágenes: Cosas de Pam.
• Libro para la familia.
• Boletines de información trimestral.
• Hojas de comunicaciones a la familia.
• Cartas de información y sugerencias a la familia (una por cada unidad).
• Cuestionario inicial.
• CD de canciones, versiones instrumentales, sonidos y cuentos.
Las unidades didácticas
• 3 unidades básicas que responden a los objetivos, contenidos y competencias básicas
correspondientes al nivel 1 año. Van sin encuadernar en sobres contenedores.
El contacto con la familia
• 3 sobres trimestrales que contienen:
– Cuestionario inicial.
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– Cartas de información y sugerencias a la familia
– Boletines trimestrales.
– Hojas de comunicaciones a la familia.
Libro para la familia
I. Presentación.
II. Colaboración familia-escuela:
1. Materiales del proyecto que facilitan la colaboración familia-escuela.
2. Comunicaciones al docente.
3. Autorizaciones.
III. Magacín Popete para la familia:
1. El primer ciclo de la Educación Infantil.
2. Características evolutivas de los niños y niñas de 1 a 2 años.
3. Cómo afrontar los primeros días de colegio.
4. Desarrollo y estimulación del lenguaje oral.
5. La alimentación.
6. El sueño.
7. Los juegos.
8. Cosas que le gustan.
9. Afecto, disciplina, comunicación y convivencia.
10. El movimiento. Juegos psicomotrices.
11. Los accidentes infantiles en el hogar.
IV. Recuerdos.
Iniciación a la interpretación de imágenes
Cosas de Pam:
Es un pequeño libro que reproduce, siguiendo la secuencia de los contenidos trabajados,
acciones y objetos muy próximos y familiares a los niños y niñas. Con él se iniciarán en la
observación y en la interpretación de imágenes desarrollando, de esta forma, el vocabulario y la
expresión oral.
La educación musical
CD de canciones, versiones instrumentales, sonidos y cuentos:
• Sintonía general del método.
• 3 canciones de unidades.
• Un villancico.
• 3 canciones de rutinas.
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• Versiones instrumentales de las canciones.
• Lotos sonoros de objetos y del entorno.
• Audiciones de los 3 cuentos.
Los cuentos
3 cuentos:
Los cuentos contribuirán al desarrollo emocional e intelectual de los niños y niñas. Con ellos
ejercitaremos su capacidad de escucha y de comprensión y favoreceremos el proceso de
desarrollo del lenguaje. Alentaremos el deseo de expresarse y el descubrimiento de la belleza y
la fantasía que contienen los libros.
NIVEL 2 AÑOS
Material básico para el alumno
3 carpetas contenedoras: una por trimestre.
• Primer trimestre
– Unidad inicial: ¡Hola! Soy Popete.
– Unidad 1: Popete tiene frío.
– Cuaderno de ambientación y fiestas.
– 2 cuentos (uno por cada unidad didáctica).
– Libro para la familia.
– Cartas de información y sugerencias a la familia (una por cada unidad).
– Boletín de información trimestral.
– Hojas de comunicaciones a la familia.
– Cuestionario inicial.
– CD de canciones, versiones instrumentales, sonidos y vocabulario básico en inglés.
– CD de juegos digitales interactivos.
• Segundo trimestre
– Unidad 2: Los juguetes de Popete.
– Unidad 3: Popete en la calle.
– Cuaderno de ambientación y fiestas.
– Unidad de iniciación al trazo.
– 2 cuentos (uno por cada unidad didáctica).
– Cartas de información y sugerencias a la familia (una por cada unidad).
– Boletín de información trimestral.
– Hojas de comunicaciones a la familia.
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• Tercer trimestre
– Unidad 4: Popete y las flores.
– Unidad 5: El gran viaje de Popete.
– Cuaderno de ambientación y fiestas.
– 2 cuentos (uno por cada unidad didáctica).
– Cartas de información y sugerencias a la familia (una por cada unidad).
– Boletín de información trimestral.
– Hojas de comunicaciones a la familia.
Las unidades
El Proyecto comprende dos tipos de unidades:
Unidades básicas:
• 5 unidades que cubren los objetivos y contenidos del nivel 2 años.
Otras unidades:
• Dos unidades flexibles de libre utilización.
Cuadernos de ambientación y fiestas
• Uno por trimestre.
Los cuentos
• Un cuento por cada unidad.
Información a la familia
El Proyecto tiene muy en cuenta la importancia de la relación familia-escuela.
• En cada trimestre un sobre que contiene:
– Cuestionario inicial (sólo en el primer trimestre).
– Una serie de hojas para mejorar la comunicación entre los padres y el docente.
– Información de cada unidad y sugerencias para la familia.
– Boletines trimestrales.
Libro para la familia
I. Presentación.
II. Colaboración familia-escuela:
1. Materiales del proyecto que facilitan la colaboración familia-escuela.
2. Comunicaciones al docente.
3. Autorizaciones.
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III. Magacín Popete para la familia:
1. La importancia de la Educación Infantil.
2. Características evolutivas de los niños y niñas de 2 años.
3. Desarrollo del lenguaje oral.
4. Hábitos y rutinas.
5. El control de esfínteres.
6. Educación emocional.
7. La importancia de la psicomotricidad.
8. La sobreprotección.
9. Afecto, disciplina, responsabilidad y convivencia.
10. Juegos y juguetes.
11. El ocio y el tiempo libre.
12. Los accidentes infantiles en el hogar.
IV. Recuerdos.
Las nuevas tecnologías en nuestro Proyecto
CD de juegos digitales interactivos.
Los contenidos musicales
CD de canciones, versiones instrumentales, sonidos y vocabulario básico en inglés.
Para el profesorado
1 AÑO
Propuesta didáctica
I. Proyecto curricular
1. La etapa de la Educación Infantil.
2. El primer ciclo de la Educación Infantil.
3. Presentación, planteamiento y enfoque.
4. Metodología.
5. Características de los niños y de las niñas de 1 año.
6. La adquisición de hábitos y rutinas.
7. Competencias básicas.
8. Lenguajes.
9. La tutoría y la colaboración familia-escuela.
10. El período de acogida.
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11. Atención a la diversidad y necesidades educativas específicas.
12. La educación en valores y para la convivencia.
13. La educación intercultural.
14. Evaluación.
15. Descripción de los materiales.
II. Programaciones didácticas
1. Programación del primer ciclo de la Educación Infantil.
2. Programación del nivel 1 año.
3. Programaciones de aula.
III. Registros de evaluación.
IV. Propuesta didáctica por unidades
Cada unidad contiene:
• Introducción.
• Esquema de contenidos.
• Organización del espacio.
• Organización del tiempo.
• La educación en valores y para la convivencia.
• Educación del comportamiento. Hábitos.
• Colaboración familia-escuela.
• Desarrollo de la unidad. Cada ficha incluye:
– Actividad individual.
– Objetivos.
– Contenidos.
– Competencias básicas.
– Actividades sugeridas.
• La expresión oral:
– Vocabulario.
– Estructura de la oración.
– Ejercicios bucofaciales.
• Recursos para la expresión oral:
– Cuento de la unidad con actividades sugeridas.
– Otros recursos literarios.
• El movimiento.
• Juegos complementarios y psicomotrices.
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• Relajación.
• Actividades plásticas.
• Educación musical.
2 AÑOS
Propuesta didáctica
I. Proyecto curricular
1. La etapa de la Educación Infantil.
2. El primer ciclo de la Educación Infantil.
3. Presentación, planteamiento y enfoque.
4. Metodología.
5. Características de los niños y niñas de 2 años.
6. La adquisición de hábitos y rutinas.
7. Competencias básicas.
8. Lenguajes.
9. La tutoría y la colaboración familia-escuela.
10. El período de acogida.
11. Atención a la diversidad y necesidades educativas específicas.
12. La educación en valores y para la convivencia.
13. La educación intercultural.
14. Evaluación.
15. Descripción de los materiales
II. Programaciones didácticas
1. Programación del primer ciclo de la Educación Infantil.
2. Programación del nivel 2 años.
3. Programaciones de aula.
III. Registros de evaluación
IV. Propuesta didáctica por unidades
Cada unidad contiene:
• Introducción.
• Esquema de contenidos.
• Organización del espacio.
• Organización del tiempo.
• La educación en valores y para la convivencia.
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• Educación del comportamiento. Hábitos.
• Colaboración familia-escuela.
• Desarrollo de la unidad. Cada ficha incluye:
– Actividad individual.
– Objetivos.
– Contenidos.
– Competencias básicas.
– Actividades sugeridas.
• La expresión oral:
– Vocabulario de la unidad.
– Estructura de la oración.
– Ejercicios bucofaciales.
• Recursos para la expresión oral:
– Cuento de la unidad con actividades sugeridas.
– Cuento de educación emocional con actividades sugeridas.
– Adaptación de un cuento clásico con actividades sugeridas.
– Otros recursos literarios.
• El movimiento.
• Juegos complementarios y psicomotrices.
• Relajación.
• Actividades plásticas.
• Iniciación en el conocimiento del inglés.
• Educación musical.
• Material fotocopiable.
Materiales para el aula
1 AÑO
• Carpeta de gomas.
• Ambientación del aula:
– Murales de unidad.
– Mural niña y niño.
– Mural de cumpleaños.
– Mural ¿Qué hace Pam?
– 2 murales de observación del entorno.
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• Iniciación a la lectura de imágenes:
– Tarjetas de imágenes.
• CD de canciones, versiones instrumentales, sonidos y cuentos.
• CD de música clásica y relajación.
• DVD de películas animadas de los cuentos.
• Libro viajero.
• Peluche:
– La conejita Pam.
2 AÑOS
• Maletín.
• Libro viajero.
• Ambientación del aula:
– Mural del árbol.
– Elementos para decorar el árbol.
– Observación del tiempo.
– Prendas de vestir.
– Belén.
– Calendario semanal.
– Murales de las unidades.
– Mural del cuerpo.
– Mural de cumpleaños.
– Mural de hábitos.
– Mural del día y de la noche.
– Mural de números.
– Mural de colores.
– Mural de figuras.
• Organización del aula:
– Espacios y objetos del aula.
– Símbolos individuales.
– Listado de los alumnos con tarjetas de asistencia.
– Láminas de equipos.
– Orla.
• Iniciación a la lectura de imágenes:
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– Tarjetas de imágenes.
– Láminas secuenciadas de cada cuento.
– Semáforo de entrada y salida.
• CD y DVD para divertirse:
– DVD de películas animadas de los cuentos y Panel Interactivo de Contenidos Básicos
(PICBA).
– CD de música clásica y relajación.
– CD de audiciones de cuentos.
– CD de canciones en lengua inglesa, vocabulario y expresiones en inglés.
– CD de canciones, versiones instrumentales, sonidos y vocabulario básico en inglés.
• Juegos para el aula:
– Encajables.
• Peluche:
– El cohete Popete.
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