El lenguaje de los textos científicos

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EL LENGUAJE DE LOS TEXTOS CIENTÍFICOS
Prof. Antonio Fernández
Departamento de Lengua castellana y Lit. y Lenguas clásicas
Kensington School
1.
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS TEXTOS CIENTÍFICOS
Son textos pertenecientes a las ciencias exactas que estudian la realidad física
independiente del hombre –opuesta a las ciencias humanas o estudios de humanidades, que se ocupan del hombre y de su relación con el mundo–. Distinguimos entre:
TEXTOS DE TRANSMISIÓN CULTURAL
DE LAS CIENCIAS
Textos científicos
DE LAS HUMANIDADES
Textos técnicos
Textos humanísticos
La finalidad esencial de estos textos es la de transmitir conocimientos y nuevos
descubrimientos sobre la realidad externa. Los constantes avances científicos y su
complejidad hacen que el lenguaje científico y técnico se haya convertido en una
auténtica lengua de grupo, sólo accesible para quienes tienen una preparación conceptual y terminológica adecuada. En teoría, el científico comunica su saber a la sociedad entera; en la práctica, el acceso a esa comunicación está muchas veces limitado, lo que queda claro si se piensa, por ejemplo, en los textos médicos.
Los textos científicos presentan en general unas CARACTERÍSTICAS COMUNES,
presentes en todos ellos:
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1. OBJETIVIDAD. Al científico le interesan los hechos, los datos, los objetos, las circunstancias, y se supone que las observaciones, razonamientos y argumentaciones
que sobre ellos presenta han de ser independientes de cualquier perspectiva subjetiva y, por tanto, válidas para cualquier otro observador. En los textos científicotécnicos no tienen cabida ni las opiniones no contrastadas ni los sentimientos de su
emisor.
2. VERIFICABILIDAD. En la ciencia, las investigaciones que se hagan y los resultados a que se llegue tienen que poderse demostrar y comprobar. Por ello, el científico
ha de tener en cuenta en sus textos que las tesis que defiende, los conceptos que explica o las descripciones y clasificaciones que realiza han de estar sujetas a la verificación de sus lectores.
3. UNIVERSALIDAD. El contenido y las nociones de las ciencias son comunes a todos los que se ocupan de ellas. Ello es muy importante para comprender las peculiaridades de la terminología científica, los tecnicismos son vocablos de significado único y preciso que la lengua científica crea constantemente.
4. REVISABILIDAD. El lenguaje científico está sometido a una revisión constante.
Los progresivos avances específicos de las ciencias y, sobre todo, la aparición en ocasiones de nuevos y revolucionarios modelos explicativos hacen que lo que era visto
como una verdad comprobada tenga que ser puesto en cuestión.
5. CLARIDAD Y PRECISIÓN. Aunque éstos son rasgos propios de la mayoría de los
textos escritos, lo cierto es que en los científico-técnicos adquieren una relevancia especial, puesto que se hacen más necesarios para evitar las ambigüedades y para que
nada en la interpretación del lector quede al azar o pueda malentenderse. La expresión lingüística no debe constituir nunca un obstáculo para la comunicación científica. En busca de esa claridad encontraremos recursos lingüísticos (definiciones, aclaraciones, ejemplos, estructuras explicativas...) y no lingüísticos (esquemas, gráficos,
ilustraciones...).
2.
2.1.
ASPECTOS PRAGMÁTICOS DE LOS TEXTOS CIENTÍFICOS
EL EMISOR Y SU INTENCIÓN COMUNICATIVA
La intención del emisor es transmitir información sobre un tema a un destinatario que, supuestamente, la desconoce. La función del lenguaje predominante será,
por tanto, la referencial. Se evitan todo tipo de contenidos connotativos o sugerencias de carácter emotivo. Es posible encontrar en ocasiones función apelativa en textos de intención referencial, cuando el autor pretende involucrar al lector en el propio
proceso que está describiendo: Supongamos que..., Aceptemos por ahora esta definición
de...
También se puede dar la función metalingüística: es muy habitual el uso de
definiciones de tecnicismos y de aclaraciones sobre el sentido en que se usan las palabras.
Si atendemos a la intención del emisor, principalmente analizaremos textos de
carácter divulgativo, pero también los hay especializados.
2.2.
EL DESTINATARIO
Es necesario entonces distinguir varios tipos de textos científico-técnicos,
según cuál sea su destinatario:
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TEXTOS ESPECIALIZADOS. Son los de mayor dificultad, el destinatario es un
especialista. El autor hace libre uso de símbolos específicos, de abundantes
tecnicismos que no considera necesario explicar ni definir; pues supone que
su lector ya los conoce. Los valores fundamentales son la precisión y el rigor
conceptual, a los que sacrifica, si es necesario, la claridad (publicaciones
científicas especializadas).
TEXTOS ACADÉMICOS. El destinatario está e interesado en ampliar sus conocimientos sobre el tema. Tienen siempre una finalidad didáctica. Puesto
que tratan de formar a futuros especialistas, han de conjugar cierto rigor
científico y terminológico con la claridad expositiva y la comprensibilidad, y
ello lo consigue el autor recurriendo a cuantas definiciones, explicaciones y
ejemplos considere precisos, y también a diversos tipos de procedimientos
gráficos (esquemas, cuadros, ilustraciones, etc.). Los manuales y los libros de
texto constituyen un buen ejemplo.
TEXTOS DIVULGATIVOS. El destinatario es un público amplio al que se supone una preparación previa sobre el tema que no va más allá de lo que se
considera cultura general. Se caracterizan por un menor uso de tecnicismos,
generalmente definidos en el propio texto y en cambio, por la abundancia de
explicaciones de conceptos basadas en ejemplos sencillos y en comparaciones con la vida cotidiana. En los textos divulgativos, el autor sacrifica la precisión y el rigor en aras de una mayor claridad, por lo que no duda en repetir
ideas o reformular en términos accesibles conceptos ya presentados (recordemos, por ejemplo, la revista Muy interesante).
LA SITUACIÓN COMUNICATIVA
En los textos divulgativos, la comunicación se produce fuera del ámbito institucional y académico (más bien tiene lugar fundamentalmente en los medios de comunicación –noticias o reportajes de prensa y televisión, publicaciones de divulgación cultural, documentales–...), y el lector suele acercarse al texto por un interés general sobre el tema o por mera curiosidad, pero en cualquier caso no se le puede exigir el nivel de estudio o reflexión que en los otros niveles. Ello obligará al autor a utilizar recursos específicos encaminados a mantener su atención: curiosidades, conexiones con la vida cotidiana y la experiencia del lector, recursos retóricos, etc.
2.4.
EL CANAL COMUNICATIVO
Siempre será escrito en los textos que analizaremos.
2.5.
EL CÓDIGO
El código utilizado en los textos científico-técnicos es la lengua española usada
en su nivel culto y en un registro formal, exigidos ambos por el carácter del emisor,
por el tipo de situación comunicativa en el que se produce el discurso y por el tema
mismo. No hay diferencia, por tanto, con otros tipos de textos que vamos a estudiar.
También es propio de la ciencia el uso, junto al código de la lengua, de otros
códigos especializados que son exclusivos de estas disciplinas: son los sistemas formalizados de símbolos.
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CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS DE LOS TEXTOS CIENTÍFICOS
Con carácter general, se pueden considerar como rasgos lingüísticos comunes
los siguientes:
3.1.
PLANO MORFOSINTÁCTICO
Escasa complejidad sintáctica, salvo por los alargamientos que producen en la
oración determinadas estructuras bastante frecuentes, como las nominalizaciones y
los incisos y aclaraciones entre paréntesis. Lo general suele ser el uso de oraciones de
estructura sencilla. Desde el punto de vista gramatical, podemos señalar como rasgos
fundamentales los siguientes:
ESTRUCTURA ORACIONAL
 Predominio de la modalidad enunciativa.
 Preferencia por estructuras coordinadas y yuxtapuestas, aunque también son frecuentes las subordinadas que expresan causa, finalidad, condición y concesión,
muchas veces antepuestas, puesto que permiten establecer con claridad las relaciones lógicas entre los hechos que se explican: Si se consigue estimular los órganos
reproductores adecuadamente, aunque en estos casos las condiciones de luz y temperatura
no sean las óptimas, puede conseguirse una fertilización aceptable.
 Oraciones atributivas para las definiciones: El paracetamol es un analgésico y antipirético.
 Ausencia del sujeto hablante. Se elude el uso de la primera persona del singular
en las formas verbales y en los pronombres. Son varias las construcciones sintácticas cuya abundancia en los textos científicos se explica de esta manera:
 Oraciones impersonales con se y pasivas reflejas.
 Oraciones en voz pasiva (ser + participio), normalmente con sujeto inanimado y sin complemento agente. Con ello se consigue centrar el interés en
el hecho o el objeto mismo, despreocupándose del agente: Si un metal es
sometido a la acción sucesiva de radiaciones luminosas...
 Presencia de construcciones subordinadas: adverbiales, participio y gerundio en
construcción absoluta: Dada la enorme velocidad de la luz...
 Construcciones explicativas que permiten aclarar o explicar el sentido de lo que
se dice: proposiciones de relativo explicativas; incisos entre comas, guiones o
paréntesis; definiciones y aclaraciones tras dos puntos; proposiciones explicativas
introducidas por expresiones como es decir, esto es, a saber.
LAS FORMAS VERBALES
 Prevalece el uso del modo indicativo, quedando reducido el subjuntivo a las oraciones de modalidad dubitativa y de probabilidad, por ejemplo en la presentación de hipótesis.
 Uso preferente de la 3ª persona.
 La modalidad exhortativa no es habitual en estos textos, salvo en aquéllos que
tienen carácter instruccional.
 Plural de modestia: En el epígrafe anterior nos hemos referido a las condiciones de estabilidad y permeabilidad de estos materiales.
 Plural sociativo: Estudiaremos ahora aquellas otras características.
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 Presente atemporal o gnómico: La célula es una unidad microscópica dotada de vida
propia..., el uso del presente de indicativo expresa, no que tal afirmación se cumple en el momento del habla, sino que es válida para cualquier tiempo, lugar y
condición.
 Presencia de diversos tipos de complementos circunstanciales para determinar
las circunstancias de los procesos.
GRUPOS NOMINALES
 Predominio de sustantivos concretos, aunque también pueden aparecer abstractos.
 Largas estructuras nominales.
 Artículo usado con valor generalizador: El cultivo de las células requiere…
 Adjetivos especificativos: células nerviosas, pared abdominal, etc.
 Complementos del sustantivo: proposiciones de relativo y grupos preposicionales.
3.2.
PLANO SINTÁCTICO-TEXTUAL
 Una adecuada ordenación lógica de los párrafos es fundamental para hacer patente la progresión temática. En ello LOS CONECTORES O MARCADORES DISCURSIVOS desempeñan una función esencial: el autor procura que las relaciones
entre las ideas expresadas en los enunciados (oposición, causalidad, consecuencia, enumeración, gradación, ejemplificación, resumen...) queden siempre explícitas: Sin embargo, la primera evaluación de los resultados...; Por lo tanto, la combustión
de los residuos...; Se puede afirmar, en definitiva, que...
 Otro rasgo que caracteriza la sintaxis textual de los escritos científico-técnicos es
la REITERACIÓN LÉXICA Y SINTÁCTICA. Improcedente en otros tipos de textos,
donde se procura evitar la repetición inelegante de un mismo vocablo mediante
el uso de sinónimos, esa reiteración se tolera en los escritos científicos para evitar
ambigüedades. Lo mismo sucede con las construcciones sintácticas, que pueden
aparecer repetidas en un contexto próximo.
3.3.
PLANO LÉXICO-SEMÁNTICO
Es en el léxico donde aparecen los rasgos más significativos del lenguaje científico-técnico.
 Rasgos léxico-semánticos:
 Uso de tecnicismos propios de la disciplina, monosémicos, denotativos y
precisos.
 Distintos procedimientos de formación de palabras:
1. Derivación tanto mediante prefijos y sufijos de la lengua común (cuadratura, directorio, intravenoso, sobresaturación...), como mediante otros
propios de la terminología científica (sulfato, antracita, dermatitis, osteoporosis, genoma...).
2. Composición, a partir de bases léxicas de la lengua común y, muy especialmente, a partir de raíces prefijas y sufijas procedentes del latín y
del griego: hidrocéfalo, microscopio, electromagnético, cefalópodo, lepidóptero,
etc.
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Locuciones nominales, es decir, expresiones sintagmáticas de significado unitario como, por ejemplo, masa atómica, base de datos, longitud de
onda, trompa de Falopio, nitrato potásico...
Siglas y acrónimos: TAC, ADN.
Préstamos de distintas lenguas, fundamentalmente del inglés (escáner,
chip, chequear...).
Especialización de voces comunes: fuerza, materia, etc.
Epónimos. Son tecnicismos que proceden de nombres propios: el del
descubridor del elemento de la realidad que designa, el de su país, o
cualquier otro similar. Así, términos técnicos como voltio, vatio, amperio,
polonio y galvanizar proceden de Volta (científico italiano), Watt (científico escocés), Ampere (científico francés), Polonia (país de origen de
Marie Curie) y Galvani (físico italiano).
ÍNDICE
1.
Características generales de los textos científicos y técnicos ...................... 1
2.
Rasgos pragmáticos de los textos científicos y técnicos............................... 2
2.1.
2.2.
2.3.
2.4.
2.5.
3.
El emisor y su intención comunicativa ...................................................... 2
El destinatario ................................................................................................ 2
La situación comunicativa............................................................................ 3
El canal comunicativo ................................................................................... 3
El código ......................................................................................................... 3
Rasgos lingüísticos de los textos científicos y técnicos ................................ 4
3.1.
3.2.
3.3.
Plano morfosintáctico ................................................................................... 4
Plano sintáctico-textual................................................................................. 5
Plano léxico-semántico ................................................................................. 5
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TEXTO 1
Los científicos siguen encontrando remedios a las enfermedades humanas en
los seres vivos más insospechados.
La naturaleza ha sido siempre el mayor laboratorio farmacéutico al alcance del
hombre. Por eso, la industria farmacéutica no cesa de investigar en plantas y animales, Su campo de actuación son, sobre todo, los bosques tropicales que, junto con los
arrecifes de coral, constituyen los mayores centros de riqueza biológica de todo el
planeta. Según el Instituto Nacional contra el Cáncer de EEUU, de estas riquísimas
formaciones vegetales proceden más del setenta por ciento de plantas anticarcinógenas que se usan en la actualidad, aunque el potencial por utilizar es infinitamente
mayor puesto que solo se ha investigado el uno por ciento de las plantas conocidas.
En cualquier caso, el que la medicina occidental no haya recurrido aún a esas plantas
no impide que sí lo hagan los pueblos aborígenes, y con excelentes resultados. De
ello da idea el hecho de que del largo centenar de preparados farmacéuticos procedentes de plantas que hoy se comercializan, las tres cuartas partes han sido elaboradas con recetas de la farmacopea aborigen.
El abanico de sustancias curativas de origen animal también es amplio. Sirvan
como referencia los anticoagulantes que se sacan de determinadas serpientes venenosas, los fármacos antialérgicos procedentes de los caracoles marinos o los anticonceptivos que se obtienen a partir de los sistemas inmunológicos de escualos y anfibios. El contrasentido es que mientras por un lado se busca en la biodiversidad remedios para combatir todo tipo de enfermedades, por otro se destruye. Y esto,
además de una amenaza directa para millones de personas, supone hipotecar el futuro de toda la humanidad.
Mundo científico, abril 1998.
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TEXTO 2
Residuos nucleares: la opción cerámica
Junto a la vitrificación, la cerámica aparece como una vía interesante para confinar ciertos residuos nucleares.
Investigadores franceses han conseguido sintetizar un fosfato de torio de
fórmula química: Th4(P04)4P207. Detrás de este trabajo de apariencia esotérica existe
un campo nuevo de investigación sobre la mejor manera de confinar los residuos nucleares. Hasta el momento, el método dominante, desarrollado con éxito por el CEA,
es la vitrificación de los residuos retirados. Pero una parte de la comunidad científica
piensa que, para radioisótopos particulares (plutonio o neptunio) de periodo radiactivo muy largo, sería preferible el confinamiento en materiales cerámicos específicos.
Éstos parecen, en efecto, resistir mucho mejor con el tiempo la lixiviación, es decir, la
lenta disolución por el agua. El principal argumento en apoyo de esta hipótesis es el
hecho de que se encuentran en la naturaleza numerosas rocas que conservan trazas
de uranio o de torio.
Se deduce entonces que estas matrices cristalinas (silicato de circonio, monazita,
apatita) constituyen estructuras estables aptas para preservar los materiales radiactivos hasta dos mil millones de años. Equipos norteamericanos y australianos desarrollan así compuestos a base de silicato y de titanato que presentan propiedades similares a las de las rocas encontradas en la naturaleza. Por su parte, investigadores del
Instituto de Física Nuclear de la Universidad de Orsay han elaborado un nuevo tipo
de fosfato de torio que presenta estas cualidades. Por añadidura, han logrado reemplazar una parte de los iones de torio del material por iones de uranio y plutonio, sin
que la estructura cristalina del fosfato de tono cambie, lo que indica que podría conservar de manera estable estos radioisótopos de período largo. La técnica es interesante para los actínidos menores (principalmente el neptunio, que tiene un período
de 2,14 millones de años) que están incluidos en los residuos nucleares.
Mundo científico, mayo 1998.
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TEXTO 3
Frecuentemente muchos pacientes se quejan de dolor de cabeza. Una queja tan
frecuente y descriptiva como imprecisa, porque esta definición engloba tres grandes
tipos diferentes de dolencias, con síntomas y tratamientos distintos. Saber en qué categorías se encuadra nuestra cefalea es imprescindible para tratar de atajar aquello
que la causa y recibir el tratamiento adecuado.
La migraña o jaqueca es un episodio de dolor muy intenso que dura varios días
y que es generalmente inhabilitante. El dolor se concentra en un lado de la cabeza y
es como un latido. Cuando resulta muy fuerte, puede llegar a causar náuseas e hipersensibilidad a la luz y al ruido. Se desencadena por varios estímulos: desde alimentos, como el vino tinto y el chocolate, hasta variaciones hormonales, como la menstruación. Sabemos que las mujeres son las que más las sufren.
Aunque el término jaqueca sea el más recurrente en nuestro vocabulario, la cefalea tensional es el dolor de cabeza más frecuente. El dolor es leve, de tipo opresivo
y se extiende por toda la cabeza. Suele estar vinculada a una gran tensión muscular
en la cabeza o en el cuello, que provoca una isquemia en el interior del músculo contraído. Una postura corporal incorrecta, la exposición prolongada a situaciones de
estrés social o psicológico o el cansancio pueden estar en el origen de este dolor de
cabeza.
La cefalea en racimos es poco frecuente y afecta sobre todo a los hombres jóvenes. Las crisis suelen durar unas tres horas y se repiten varias veces al día durante
distintas épocas del año. Su dolor es el más intenso de todas las cefaleas.
C. M., El País, 8/10/2011
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