Eran aproximadamente las ocho de la mañana de un día martes

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La vida en equilibrio de Susana Villarán
Susana Villarán de la
Puente, ex ministra
de la mujer en el 2001
y ex candidata a la
presidencia en el
2006 es un personaje
que se ganado el
respeto de muchos
como también el odio
por su origen burgués
en contradicción a
sus ideas sociales a
favor de los pobres.
Susana Villarán en Junín, 2008
Así, ella vive en un
equilibrio interno que lo demuestra a través de sus actos.
Eran aproximadamente las ocho de la mañana de un martes 11 de setiembre de 1973
cuando Salvador Allende daba su último mensaje desde La Moneda.
Susana Villarán, estudiante extranjera de sociología, se quedó en casa con la familia de
su hermano, su hermana y sus hijos de 2 años y dos meses mientras su esposo,
Manuel Piqueras1, también estudiante, después de escuchar el mensaje del presidente,
iba a la Universidad Católica para obtener más información. Mientras esperaba su
retorno, escuchó con terror los bombardeos de los Hawker Hunters al palacio
presidencial.
En la noche, recibieron una llamada telefónica de un funcionario del Ministerio de
Defensa que requirió a Manuel a presentarse de inmediato a aquella inmediación. No
sabían de qué se trataba y debido al toque de queda y al estado de sitio que se vivía en
ese momento, no salió. Esa noche, ninguno de los adultos de esa casa pudo dormir
debido a la incertidumbre de esa llamada.
A la mañana siguiente, un grupo de “monios” apedrearon las ventanas del consulado de
Cuba que estaba frente a la casa de Susana y también destrozaron sus ventanas
obligándoles a gritos “peruanos, peruanos, saquen la bandera”. Ella junto dos servilletas
rojas y una blanca y las mostró a los manifestantes para proteger a los niños. A su vez,
1
Entrevista a Manuel Piqueras, sociólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú y ex diputado por
Izquierda Unida en 1985. Fue partidario desde joven por la izquierda y en 1972, él y su esposa ganaron dos
becas para estudiar en le Universidad Católica de Chile y me mudaron allá hasta el golpe de Estado en
1973.
Manuel fue detenido por los carabineros al presentarse como ciudadano extranjero ante
una comisaría y lo llevaron a la embajada peruana, donde el diplomático Jaime Stiglich
quién acogió en su residencia a él y a su familia durante quince días hasta que los
padres de Susana, consideraron que era momento propicio para salir del país sureño y
enviaron los pasajes de avión. Toda la familia logró salir del aeropuerto sin problemas.
Al salir de Chile, Susana y su familia dejaron atrás todo: su casa, sus libros, sus
estudios universitarios y su ilusión por un ideal socialista que ya no fue el mismo.
Susana Villarán de la Puente, nacida hace casi sesenta años proviene de familias de
una clase social alta o como dirían algunos burguesa. Su padre, Fernando Villarán
Duani, era gerente de la empresa Ford en Lima y un hombre que sentía gran aprecio
por el arte y la literatura, a pesar que no tenía un título profesional, y su madre, Josefina
de la Puente y Lavalle, quién solo estudió hasta el quinto de primaria, era, según Fina2,
hermana menor de Susana, a diferencia de su padre más realista. Si bien no eran los
ricos de ambas familias, Fernando y Josefina pertenecían a una clase acomodada y
pudieron darles a sus siete hijos una vida sin carencias tanto financieras como
afectivas. Todos estudiaron en colegios particulares y católicos, las tres hijas estudiaron
en el Sagrado Corazón Chalet y Monterrico y los cuatro hermanos en el colegio Santa
María y Nuestra Señora del Carmen, y accedieron a una educación universitaria o
técnica.
Desde pequeña, Susana acompañaba a su madre a trabajar al “Hogar de la madre”,
una maternidad para mujeres de pocos recursos que vivían en los pueblos jóvenes o
barriadas de Lima. Ella recuerda que esa institución fue creada por su tía abuela
Rosalía Lavalle y Morales Macedo, a la que tenía mucho cariño y le enseñaba a hacer
los cordones de los zapatitos del ajuar de las mujeres internadas. Así, conforme crecía
continuaba ayudando a su mamá en sus labores de ayuda social no solo en la
maternidad, sino en actividades populares de educación, salud y desarrollo de
proyectos urbanos en El Agustino, Villa el Salvador, Independencia.
“A mí, el mundo de la pobreza no fue un mundo que yo descubrí en la universidad, sino
lo descubrí trabajando con esas señoras.” Dice mientras toma un vaso de gaseosa y
está sentada en el sofá más grande de su sala cuyas paredes están llenas de cuadros y
los estantes llenos de libros viejos y esculturas incaicas. En su casa, que forma parte de
una quinta3 en Miraflores, se refleja ese gusto por el arte que tenía su padre, pero
también un matiz autóctono que entremezclan con la ruma de hojas que hay en su
escritorio como el de un adolescente en el colegio. Ese mismo escenario de papeles no
es muy diferente a su etapa escolar, particularmente en secundaria. Cuando estaba en
su último año se secundaria, a fines de los años sesentas, escribía artículos en su
primer periódico escolar que se llamó “Lo social y yo”. Hasta ese momento de su vida,
ya sentía una preocupación por el modo de vida de los pobres y en cómo podía
ayudarlos. Tenía una pasión por ayudar a la gente y lo demostró al momento de que
2
3
Entrevista a Josefina Villarán de la Puente.
Quinta o condominio de casas que se caracterizan por ser muy pequeñas.
ella y su promoción donaron, el dinero recaudado para su fiesta de promoción a un
colegio en Villa el Salvador, para construir aulas. Aquello resultó un escándalo para su
entorno social como lo cuentan su hermana y su esposo, pues desafiaba a lo tradicional
de la época y principalmente a las costumbres de las alumnas del colegio Sophianum,
de la misma congregación de monjas, que pertenecían a un sector más alto en ese
entonces.
Al terminar el colegio, Susana estudió en una escuela superior y se tituló como
profesora de educación familiar en Grado de Primera Categoría para después enseñar,
durante dos años, en el colegio Sophianum. “Desde joven, ya tenía una vocación por
transmitir sus conocimientos a otros” dice Guillermo Nugent4, quién la conoció en la
Universidad Católica cuando ella era parte del Movimiento Estudiantil Católico (UNEC),
tomaba cursos como alumna libre. “Susana es una persona, si bien con convicciones
religiosas muy arraigada, en mi opinión es cero clerical porque es una persona, por
sobretodo, con un gran sentido del disfrute de la vida.” – En ese sentido, Villarán se
diferenciaba del resto de las jóvenes tradicionales por ser apasionada, por seguir sus
ideas, sin a veces tener la noción si estos impulsos la llevarían a algo bueno o malo
para ella, pese a que era y es católica. Paradójicamente, a pesar de serlo, no se ceñía a
la vida tradicional y estricta de las mujeres creyentes, pero se revelaría más esta
paradoja al adoptar la ideología socialista. Esto sumado a la época, inicios de los
setentas, de las corrientes revolucionarías e idealistas y románticas de la igualdad para
todos alimentaron esa pasión desenfrenada.
Convencida de sus ideales optó por ser consecuente con estos. Para ese entonces, ya
estaba comprometida por un joven idealista de tendencia izquierdista llamado Manuel
Piqueras y ambos seguían muy de cerca de la teología de la liberación del padre
Gustavo Gutiérrez y principalmente a la opción preferencial por los pobres. Ambos,
provenientes de un sector socioeconómico parecido, fueron casados por el mismo
padre Gutiérrez y el padre Pepe Dammert en Cajamarca, en una iglesia muy sencilla y
ambos con poncho rojo encima de sus trajes de novios. Los padres de Susana,
entristecidos porque su hija no escogió la vida acomodada que ellos querían que
tuviera, respetaron su decisión y asistieron al casamiento. Al retornar a Lima, la pareja
se mudó a una casa sencilla en Caja de Agua, un barrio marginal en el Rímac, muy
cerca del centro de la ciudad, con su primera hija Soledad, recién nacida. En dos años,
ganarían dos becas para estudiar en una universidad en Chile, en pleno cambió de
régimen. No perderían la oportunidad de vivir los cambios de la revolución socialista de
Allende y de presenciar el modo de vida que creían. Viajaron de inmediato y esta vez
con un bebé de dos meses llamado Emmanuel.
Al regresar a Perú después del golpe contra Allende, algo cambio. Cuando le pregunté
si su posición respecto al socialismo y a la forma de vida que llevaba desde que se casó
4
Entrevista a Guillermo Nugent quién conoció a Susana y Manuel cuando formaban un grupo de jóvenes
cuestionadotes del sistema y literario junto a Mirko Lauer, Javier Diez Canseco, entre otros.
hasta Chile cambió, me respondió que sí, porque ella creía en un socialismo utópico,
romántico como del Che Guevara, como su familia dice. Le decepcionó la idea que se
formó con la caída de Allende de “los enemigos de la justicia social eran muy
poderosos” y que esos poderosos no podían convivir con los de abajo. Ella lo sabe
porque su nombre y los de su familia figuraban en la lista de personas que iban a matar
en el estadio nacional de Santiago.
Su hermana cree que en la época el concepto de la opción preferencial por los pobres se
malinterpretó entre quienes las adoptaban porque la idea, según ella, no era tratar de
vivir como el pobre para ayudarlo, sino ayudarlo sin necesidad de ser pobre. No era
necesario. Fina, que es la hermana más cercana a Susana, cree que se su hermana
mayor se dió cuenta de aquello cuando regreso de Chile y entonces cambio su forma de
vida de acuerdo a su “realidad”.
Ya no volvió a Caja de Agua, sino a una casa en Pueblo Libre, un distrito más de clase
media. Se ocupó más de sus hijos, pero no perdió del todo esa pasión muy característica
de ella. Se unió al Partido Comunista Revolucionario porque al ver que en Chile “la clase
alta no podía convivir con los de abajo” y la democracia parecía no dar frutos, sintió que
el medio o la vía ideal para la solución de problemas debía ser el modelo socialista. Así,
esa pasión refrenada regresó, pero esta vez, al revelarse la violencia en Cuba a favor de
los pobres, la desunión de los partidos de izquierda por intereses de liderazgo generó
que su postura y modo de vida más acorde con lo democrático y popular. Como dice
Javier Diez Canseco5: “ella es una buena amiga, tenemos diferencias políticas, yo no soy
anticubano ni anticastrista ni comparto su forma de juzgar un procesos tan importante
como es el de la revolución donde ella es tan crítica y contraria.”
Susana Villarán afirma no ser partidaria de una posición socialista devota del marxismo o
Castro ni realizar un cambio radical en el sistema del país, sino humanista y social
demócrata, por eso Diez Canseco no la considera una socialista como es en su
verdadero significado, pero si una persona consecuente sus ideas y seguro que personas
de la extrema izquierda tampoco la consideran como representante de esa ideología.
La derecha tampoco la considera representante firme del socialismo, sino “Caviar” como
lo menciona Aldo Mariátegui, director del Diario catalogado de derecha El Correo6 y:
“Siempre la encuentro perdida en el espacio, tiene un idealismo adolescente en temas
políticos. Se quedó en la mentalidad estudiantil de 1968. Aquí, como el resto del
“caviaraje”, no sintoniza con el pueblo, es muy “blanca” para ellos.”
Es esa la contradicción en la vida de Susana Villarán: es una persona que proviene de
una clase media alta, descendiente de una clase burguesa que critica a la burguesía y
vive de manera sencilla y aboga por los pobres sin ser pobre. No es ni de derecha, ni de
izquierda. Es parte de los dos y no se ha desligado de ninguno para pasarse a un bando
definitivo. Ella dice que aquello la molesta, particularmente si viene de Mariátegui: que
la cataloguen como una “izquierdista caviar”, pero tiene plata y no vive como pobre, sino
como rica. Martha Chávez7, representante del “Fujimorismo”, opina que Villarán “no es
5
Entrevista a Javier Diez Canseco, dirigente del Partido Socialista.
Entrevista a Aldo Mariátegui, director del Diario El Correo, el medio catalogado por muchos como de
derecha por su postura. Paradójicamente es nieto de José Carlos Mariátegui.
7
Entrevista a Martha Chávez, abogada de la Pontificia Universidad Católica del Perú, ex congresista por
Cambio 90 Nueva Mayoría y representante del Fujimorismo.
6
consecuente con sus ideas porque es una persona que gana en dólares, recibe miles
de dólares, supuestamente trabajando en nombre de los pobres y vive tan bien como
cualquier burgués. Ellos (los “caviares”), atacan a los que ganan dinero, pero ellos lo
hacen y disfrutan de ese dinero…por eso se ha ganado el adjetivo de “caviar”.
Si bien Susana desde siempre ha tenido relación con una realidad que no correspondía
a su estatus de vida y tampoco se ha desligado de ésta. No ha perdido su gusto por el
arte, la literatura francesa, el jazz y sus amigas como lo son Cecilia Blume y Patricia
Teullet. Es cierto que ganaba más de diez mil soles cuando era Ministra de la mujer y
en los demás cargos que ha tenido como Vicepresidenta de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos de la OEA en el 2002, Secretaria Ejecutiva de la Coordinadora
Nacional de Derechos Humanos del Perú en 1995. Y es cierto que vive de manera
sencilla, pero no pobre. Es cierto que mantiene un idealismo adolescente que se ve
reflejado en sus acciones políticas y en su vida fuera de ella. Es bastante persistente
con sus ideas. Las defiende a muerte por lo que no le gusta perder. Se entrega en alma,
corazón y vida por ellas, quizás sea por esto que se ha ganado el odio no sólo de
ciertos personajes de la derecha, sino también del “Fujimorismo” como Martha Chávez
que mencionó en la entrevista que “ella es bastante agresiva como mujer en el sentido
de querer borrar del mapa a las personas que piensan como ella como es el caso de las
“fujimoristas”, en reiteradas veces se ha pronunciado de una manera despectiva de las
“fujimoristas” sin mayor fundamento que el de no gustarle el carácter ideológico”.
El ser una persona rodeada siempre de gente y dispuesta a escucharlas que la alejan
en ciertas ocasiones de su familia. Duda entre su familia o la gente que cree en ella,
principalmente sus militantes como lo cuenta Diana Cordano, ex militante del partido
Concertación Descentralista8 que la recuerda como “una persona bastante afectuosa,
sabe escuchar a la personas y darle a cada una de ellas una atención especial” pero
que también que “el extrañar y el hecho de querer estar con sus hijos significaban una
disyuntiva.” Debido a que es una persona pública y está comprometida con una causa
se debe a sus militantes, pero también a su familia. Tampoco pertenece a ninguno de
estos dos bandos completamente. Ya es parte de ella estar siempre entre las dos
partes, pero nunca sin las dos partes.
Ahora Susana se dedica a realizar trabajos de consultoría para empresas y
organizaciones diversas sobre desarrollo y planes sociales en Huancayo, Ecuador y
Colombia. Al igual que un estudiante universitario termina los trabajos hasta que salga
el sol del amanecer y ello le ha provocado una gastritis. Es dirigente del partido Fuerza
Social, formado en el año 2007. Aún mantiene la esperanza que esa propuesta sea la
elegida en las próximas elecciones del 2011.
8
Entrevista a Diana Cordano, socióloga y ex militante del partido Concertación Descentralista, cuya
dirigente fue Susana Villarán, que desapareció poco después de las elecciones del año 2006. Ahora, este
partido forma parte de otro llamado Fuerza Social.
Aunque sea poco, logra darse un tiempo para estar con sus tres hijos y sus nietas.
Continúa viviendo con esa sonrisa habitual que le muestra a la gente que camina por la
calle y la mira.
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