JULIO LLAMAZARES Las lágrimas de San Lorenzo 208 Páginas—18,00 Euros 25 años después, vuelve el Julio Llamazares de La lluvia amarilla. El autor Julio Llamazares nació en Vegamián (León) en 1955. Su obra abarca prácticamente todos los registros literarios, desde la poesía —La lentitud de los bueyes (1979) y Memoria de la nieve (1982)— a la literatura de viaje —El río del olvido (1990, Alfaguara, 2006), Trás-os-Montes (Alfaguara, 1998), Cuaderno del Duero (1999) y Las rosas de piedra (Alfaguara, 2008), primer volumen de un recorrido sin precedentes por España a través de sus catedrales—, pasando por la novela —Luna de lobos (1985), La lluvia amarilla (1988), Escenas de cine mudo (1994, Alfaguara, 2006) y El cielo de Madrid (Alfaguara, 2005)—, la crónica —El entierro de Genarín (1981)—, el relato corto —En mitad de ninguna parte (1995)— y el guión cinematográfico. Sus artículos periodísticos, que reflejan en todos sus términos las obsesiones propias de un narrador extraordinario, han sido recogidos en los libros En Babia (1991), Nadie escucha (Alfaguara, 1995) y Entre perro y lobo (Alfaguara, 2008). Su último libro es el volumen de relatos titulado Tanta pasión para nada (Alfaguara, 2011). La obra Julio Llamazares regresa a la novela con una emocionante historia sobre los Paraísos e Infiernos perdidos —padres e hijos, amantes y amigos, encuentros y despedidas— que recorren toda una vida entre la fugacidad del tiempo y los anclajes de la memoria. Exhausto de melancolía, el narrador de esta novela trata de dar sentido al principio del resto de su vida. El recuerdo guiará los pasos, y la mirada se perderá en el baile de estrellas de una noche de estío repleta de ternura y hallazgos vitales sin tregua. * ¿Puede todavía escucharse en el Mediterráneo la enseñanza ancestral de Homero? ¿Sigue teniendo validez la mirada amorosa de Catulo hacia las criaturas que pueblan la contemporaneidad? ¿Continúa siendo Paul Celan un valioso interlocutor? ¿Es posible captar la esencia verdadera de la frase de John Lennon por la cual se nos advierte que «la vida es lo que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes»? Todas estas preguntas y muchas más son respondidas en la última novela de Julio Llamazares, que trae recuerdos de las mejores de las suyas, aunque muestra ecos muy claros del monólogo de Andrés en Ainielle, el inolvidable personaje de La lluvia amarilla (1988), obra que ahora cumple su primer cuarto de siglo. Como ocurre con el habitante postrero de aquel pueblo abandonado en el Pirineo aragonés, también hay rememoración en Las Lágrimas de San Lorenzo. El tiempo, la memoria, la pasión… muestran la potencia con la que irrumpen en el mundo gracias a la prosa del autor leonés. Y sin embargo, todavía cabe preguntarse para qué tanta melancolía. Tal vez para que haya ocasión de arrepentimiento, de perdón, de vivir con la mayor entereza los restos del día, serían algunas de las respuestas que habrán de hallarse entre estas páginas. El narrador de Las lágrimas de San Lorenzo salió de Bilbao cuando la dictadura todavía atenazaba al país. Viajó, conoció la calidez del Mediterráneo, y allí se quedó un tiempo. Surgió el placer, el amor, la amistad, y el mundo se hizo infinito en todas sus posibilidades. Ahora, cumplida la cincuentena, ese narrador ilustrado ambulante— ha sido profesor de lengua y literatura— regresa a Ibiza para cumplir un deseo y reinventar su propia historia. Hace ya tiempo que sufre por no estar cerca de su hijo Pedro, fruto de su relación con Marie. Madre e hijo viven en París, pero ha habido ocasión para que Pedro y su padre se reencuentren en la isla donde todo es posible. Allí, tumbados padre e hijo bajo el cielo estrellado, sucede la acción principal de la novela. Una noche que permite la remembranza, la comprensión, el perdón, el ajuste de cuentas con el pasado: el reencuentro con la esencia íntima de lo humano, frente al baile cósmico de estrellas en la madrugada de San Lorenzo. También el padre del narrador llevó a su hijo adolescente a contemplar el espectáculo de las estrellas fugaces cuarenta años atrás. Ahora será Pedro —con sus 12 años cumplidos— quien se tumbe al lado de su padre para matizar tanto desencanto con la belleza del espectáculo astral, envueltos en aromas de tomillo y sonido de grillos. La novela es también la propia novela del narrador, que empezó su aventura con la escritura en la Ibiza de su juventud y ahora cierra el círculo de la ficción al poner el punto y final a la novela, también titulada Las lágrimas de San Lorenzo. Atrás quedan los años de viajes y desencuentros: Portugal, Uppsala, Iasi, Constanza, Utrecht, Bari, Liubliana, Toulouse; también los amores de Carolina, Nicole, Tanja; la amistad de Otto, Nadia, Joan, Daniel, Jesús; los apuntes familiares del abuelo Ovidio, el hermano Ángel, el Tío Pedro, ya convertidos en estrellas para siempre. Los capítulos se suceden, la lluvia de estrellas también: otra, otra y otra. En medio del espectáculo, irrumpe la vida y la voz de ambos personajes, padre e hijo. Uno quiere saber, el otro reconocer y mostrar que existe una nieve metafórica en el flujo de estrellas, en las flores de almendro, en las salinas pitiusas. Es cuando ya no es posible refrenar la voz lírica de quien cuenta la historia, ni tampoco el recuerdo del lúpulo leonés o las buganvillas ibicencas. Y es en el fondo la historia de todos aquellos que, en algún momento de sus biografías, se cansaron de soportar tanta felicidad. ¿Y la geografía? Los acantilados norteños de Benirrás, Santa Inés, San Mateo, Santa Gertrudis, las puestas de sol de San Antonio, Portinatx, Cala d’Hort, Cala Conta, Las Salinas, el Islote de Es Vedrá, Cala Llentrisca…, el territorio donde una vez existió el paraíso, y el tiempo en que podía pensarse —ingenuamente— que aquello era la vida. Extractos de Las lágrimas de San Lorenzo «Es el destino de todo lo que se cae, de todo lo que se mueve, ya sea en el cielo, ya sea en la tierra. O en nuestro corazón, que también tiene estrellas y flores como esta noche de San Lorenzo.» «Siempre me sorprende el tiempo. Más que el tiempo, su fugacidad. Como una de esas estrellas que cada poco surcan el cielo perdiéndose para siempre, mi vida se va alejando a velocidad de vértigo de la memoria que conservo de ella. Mi vida y las de los demás.» «Esta noche, el mundo gira de manera diferente a la habitual. Me refiero a la forma en la que lo hacía cuando era joven y, después, mientras vivía, primero aquí, en esta isla, y luego en otros lugares. Entonces, el mundo era una ruleta que daba vueltas sin detenerse, pero, desde hace ya años, aquella noria se ha convertido en una gran rueda que sólo gira si se la empuja. Y para empujarla hacen faltan fuerzas, esas fuerzas que a mí empiezan ya a faltarme.» «Jóvenes como yo que creían que el tiempo era como el mar, inagotable y siempre volviendo. Cuando todo está en su lugar, cuando las buganvillas y las adelfas florecen todos los días y el sol alumbra sin excepción, cuando el amor y el sexo coinciden, ¿quién puede temer al tiempo? ¿Quién se puede sentir amenazado por su paso? Por eso nadie, que yo recuerde, hablaba de él en aquella época.» «Nos pasamos la mitad de la vida perdiendo el tiempo y la otra mitad queriendo recuperarlo.» «Ahora que yo también comienzo a pensar lo mismo: que el tiempo nunca retorna y que ésa es la razón de la melancolía del hombre.» «Por eso, prefiero no defraudarlo y dejar que descubra por sí mismo la vacuidad de las ilusiones que perseguimos desde que nacemos, que tropiece como yo en cada peldaño de la escalera que recorremos en el camino a ninguna parte que es la existencia.» «Como la luna, he luchado contra todo: la soledad, el paso del tiempo, los desengaños, el desamor..., y como ella, aquí permanezco reemprendiendo cada día el camino de mi vida, ese camino que empiezo cada mañana como si lo estrenara siempre y que termino de madrugada cuando la melancolía me duerme como al agua de la acequia de mi abuelo o a los olivos y buganvillas de Ibiza cuando yo era joven.» «Eran demasiados besos. Demasiadas caricias para sobrevivir a ellas.» «Todos en algún momento comprendemos por qué nuestros padres hicieron las cosas que hicieron.» «Porque la generación de los hombres no conoce otras fronteras que los años, esos que son iguales para todos, salvo para los que ya se fueron, y que yo ya empiezo a añorar al ver cómo se alejan de mi vida mientras que mis alumnos, sean de donde sean, siguen teniendo los mismos siempre.» «Cambian las lenguas y las ciudades, pasan los años y las personas, pero las lágrimas de San Lorenzo siguen conmigo acompañándome a todas partes, iluminando mis decepciones y mis recuerdos, convirtiendo mis deseos en arena y mi melancolía en nostalgia. Porque las lágrimas de San Lorenzo no son sólo una metáfora del tiempo. Son sobre todo la prueba de que la vida es apenas una luz en las tinieblas de un universo infinito, pero a la vez tan fugaz como los deseos del hombre.» «Lo único que no desaparecerá es el tiempo. » «Las personas siguen viviendo en el cielo mientas los que las conocieron miren su estrella todas las noches.» La crítica ha dicho sobre… Julio Llamazares «Llamazares es sobre todo un poeta; de hecho, el ritmo de su escritura en prosa es deudor de esa ambición de asociar las palabras (y la memoria, que es su fuente) con el ritmo; la música es consustancial con su narrativa, y eso le viene de la poesía.» Juan Cruz, El País «Julio Llamazares escribe un cuento, una novela, un libro de viajes o un reportaje periodístico, todo con la misma soltura. Más allá de las modas, se atreve con lo que le apetece.» Elena F. Vispo, Revista Fusión «Memoria del tiempo perdido, recuerdo y olvido; reconstrucción, preservación de un mundo que desaparece es la obra de Julio Llamazares.» María del Mar Jorge, Narrativa española actual «Con Julio Llamazares sobreviene el encantamiento. Nada hay que escape a la fascinación que se diluye en los confines de la memoria y se sustenta en los albores de lo poético, desde Luna de lobos hasta Escenas de cine mudo la realidad se rinde a su mirada y se transforma en jugo literario.» Aurelio Loureiro, Leer «Actitud humanista, la de Julio Llamazares, sin duda, pero también muestras de una observación inteligente e ingeniosa. Su discurso crítico está sustentado por el escepticismo y por el humor socarrón y sutil que no sólo sorprende en los argumentos trabados, en los comentarios o en las frases ingeniosas, sino también en los apuntes y pinceladas utilizados para definir y limitar el medio, las personas, las cosas y las anécdotas que le sirven de referencias. Busque el lector aquellas advertencias que a la larga, son verdades como puños, porque eso es lo que hay.» Santos Alonso, Diario 16 «Julio Llamazares, curiosamente, es el que, en sus escritos, está más lejos, en apariencia, de la literatura… Y es que en Nadie Escucha, en donde reivindica el silencio como actitud y estética, Julio Llamazares, sin dejar de ser el escritor que es, se muestra más como ciudadano, moderadamente cabreado, justamente airado y omprensiblemente encolerizado. Los textos de Llamazares, publicados la mayoría, si no casi todos, en estos papeles, conforman un estupendo batiburrillo, el zurrón de un paseante en corte (pues bien que reivindica su esencia de urbanícola frente a críticos o lectores apresurados que lo tienen por un Robinsón rural de la zona de León).» Javier Goñi, El País «Este sustrato de desolación humana (reflejo del extraordinario sentido de la independencia que caracteriza a Julio Llamazares) es precisamente el elemento que salva la vulgaridad que caracteriza a este tipo de libros, de abrumadora presencia últimamente en los escaparates españoles. A saber, esa recopilación de artículos periodísticos, surgida apenas el escritor ha alcanzado un razonable renombre… No es fácil hallar mejor confirmación humana de los propios principios vitales.» Nicolás Miñambres, Diario de León «Llamazares es, desde sus columnas, ese espacio que se visita huyendo de los titulares de primera página con la seguridad de encontrar la opinión que te haga valer otras muchas. Acierta de nuevo con el motivo que justifica su libro, aunque su actitud es diferente, sus ideas más escépticas y su energía la renueva cierto desencanto.» Pilar Castro, ABC La crítica ha dicho sobre… La lentitud de los bueyes «Estamos de estreno de poeta, de poeta que se adivina importante.» Antonio Gamoneda, Ceranda « Muy pocas veces, o casi ninguna, pondría la mano en el fuego por un libro de poemas. En este caso lo hago con absoluto convencimiento y reiterando el juicio que desde el principio tuve de él: La lentitud de los bueyes, de Julio Llamazares, es uno de los poemarios más bellos y más conseguidos de los últimos años.» César Antonio Molina, Hora de Poesía «He leído con gusto y con sorpresa este primer libro de Llamazares. Lo he leído también con lentitud de buey; lo he rumiado con pensamiento de buey, empapándome de su nostalgia.» Rafael Alfaro, La Estafeta Literaria «Un ejemplo de elegante sensibilidad, construcción unitaria y ajustada exposición. De obligada lectura.» Juan Carlos Suñén, El País «Un espléndido primer libro (…) Los preocupados por la marcha de la poesía española deberán seguir a partir de ahora la labor de Julio Llamazares.» José Luis García Martín, Jugar con fuego La crítica ha dicho sobre… Memoria de la nieve «Curioso que un escritor extraño a la eterna cofradía de los poetas haya incidido con tal fortuna en la poesía (…) Una auténtica singularidad dentro de la poesía española.» Adolfo García Ortega, El País «Hermoso poemario que halla en la visión cercana de los elementos de la naturaleza el símbolo más perfecto de nuestro destierro espiritual.» Diario 16 «Todo ello otorga a la elegante y densa dicción de Llamazares una sombría belleza de seducción indescriptible.» Florencio Martínez Ruiz, ABC La crítica ha dicho sobre… Luna de lobos «Un libro extraordinario, fuera de lo común. Por cómo está escrito: sin una palabra de más, sin autocomplacencia, lleno de una tensión emotiva que nunca tiende a caer y que deja al lector con la respiración en suspenso de la primera a la última página.» La Repubblica (Italia) «Una de esas lecciones de historia y de vida que sólo la gran literatura nos aporta.» Libération, (Francia) «Excelente novela que devuelve el placer de la lectura.» Cinco Días «Esta primera novela de Llamazares resulta casi un milagro en estos tiempos de penuria mental (…) Creo, por tanto, que debe ser leída por todos los lectores que ahora mismo están a la búsqueda de una nueva novela hispana.» Diario 16 «Luna de lobos recuerda –sólo recuerda, porque la mejora– La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela.» Ya «Comenzar una crítica afirmando sin reservas la excelencia literaria de un libro denota por lo general sumisión al prestigio de un nombre. No es el caso. Luna de lobos es la primera novela publicada de Julio Llamazares y es sin ninguna duda una novela espléndida.» La Gaceta de los Libros «Julio Llamazares está llamado a ser uno de los grandes novelistas del futuro.» El Correo Español-El Pueblo Vasco La crítica ha dicho sobre… La lluvia amarilla «Una novela que honra a la literatura española.» Mario Rigoni Stern, Corriere della Sera (Italia) «Un libro maravilloso, una sombría y conmovedora elegía por un mundo perdido.» Le Monde (Francia) «Poderosa y exquisita. Una fábula sublime.» Scotland on Sunday (Reino Unido) «Recuerda la obra de García Márquez. Pero en ella el barroco deja paso a un conmovedor lirismo.» El Periódico de Cataluña «Una espléndida novela…. Un libro cuya lectura permanece en la memoria.» Cambio 16 «Esta novela me ha dejado con la boca abierta, algunas noches la he tenido que cerrar de miedo. Me ha mostrado un autor excepcional.» José María Parreño, Sur-Exprés «Pocas veces he leído un libro tan lúcido sobre la soledad y la muerte, el ocaso y el sinsentido de la vida.» Egin «Un libro de árida grandeza y contagiosa capacidad de trastorno.» El País «Espléndida prosa que nos remite al mejor Benet y en ocasiones consigue sabores dignos de Rulfo.» El Urogallo «Bellísima novela que provoca en el lector el desasosiego de la llegada de la muerte.» Ínsula La crítica ha dicho sobre… Escenas de cine mudo «Un libro bello, en muchos momentos conmovedor, transparente de estilo y de pensamiento, de construcción sencilla sólo en apariencia, porque no es fácil crear tal cantidad de vida continua y, en ella, de vidas verdaderas ensartando estampas.» Fernando Lázaro Carreter, ABC «El lector queda prendido de esta novela.» El País «Una novela que no decepcionará a los admiradores de Llamazares, entre los que me cuento.» Juan Masoliver Ródenas, La Vanguardia «Culminación de la obra personalísima de Llamazares, Escenas de cine mudo es una muestra ejemplar de exigencia artística que señala una cima en la narrativa española de hoy.» El Día «Escenas de cine mudo es una maravillosa novela, una memoria que convierte a Llamazares en uno de los mayores escritores que está dando esta época rara para la literatura y para todo.» Alfons Cervera, Levante «Una delicia para los amantes de la buena literatura.» Egin La crítica ha dicho sobre… El cielo de Madrid «Una novela de los años en que fuimos europeos sin pasar ningún referéndum.» Javier Rioyo, El País «Un libro cuidadoso, bien escrito y estructurado, que hunde sus raíces en su lirismo inicial, en su realismo rural (aunque aquí sea urbano) .» Rafael Conte, El País «Llamazares recupera el mejor aliento de su literatura rural y al mismo tiempo es capaz de demostrar la falacia del mito del beatus ille, del menosprecio de corte y alabanza de aldea.» J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia «Esta novela es un largo poema de las herrumbres de la edad.» José María Pozuelo Yvancos, Blanco y Negro Cultural- ABC De El río del olvido «Si la pretensión de todo libro de viajes consiste en incitar al lector, antes inclusive de dar cabo a la lectura, a remedar el viaje expuesto, esta particular travesía por la margen del Curueño es imitable.» Amadeo Cobas (http://latormentaenunvaso.blogspot.com.es) De Tras-os-Montes «Lo mejor del libro es ese personaje sorprendido por lo que va viendo: ese viajero y su contar calmo y sobrio en el que no es posible medir el tiempo.» El País «Un libro para conocer, para embriagarse de melancolía y para ver cómo el pasar del tiempo es la estación primera del olvido.» ABC La crítica ha dicho sobre… Cuaderno del Duero «La fluida escritura de Llamazares esboza un texto interesante, libre de ornato retórico, en un estilo apegado a las raíces elementales de la tierra y de sus gentes, y veteado de fugaces intuiciones líricas.» Ángel Basanta, El Cultural de El Mundo De Las rosas de piedra «Julio Llamazares es un verdadero viajero: persigue un objetivo y regresa enriquecido de él. Su peregrinación a través de las diferentes regiones de España supone una visión personalísima y una apasionante historia de arte. Un libro de viaje indispensable.» Cees Nooteboom, en la contraportada de la edición alemana La crítica ha dicho sobre… Tanta pasión para nada «El libro está lleno de un poderoso caudal poético.» Europa Sur «Julio Llamazares sigue siendo un escritor especial, alguien capaz de mirar el mundo de otra manera.» El Correo Gallego «Un escritor de su categoría podría redactar los anuncios por palabras de un periódico y seguiría siendo interesante.» Qué leer Declaraciones del autor «Las novelas son historias que la gente lee para olvidar otras historias que les están ocurriendo. Aunque no siempre. Yo creo que, en parte, sí hay un aspecto de evasión de la realidad a través de la fantasía y, por otro lado, ocurre lo contrario, que también son historias que nos ayudan a interpretar la realidad y a conocer nuestra propia historia.» «Los temas que abordo no los elijo yo, porque creo que el escritor no elige los temas, sino que los temas le eligen a uno en función de su propia vida, de su trayectoria personal…» «No me gusta ir de escritor por la vida. Me parece una falacia. Y de la literatura lo único que me interesa es escribirla o leerla. Todo lo que hay en torno a la literatura: el mercado, el glamour..., me parece una mentira que no tiene nada que ver con la literatura y, sobre todo, lo que hace es impedirte escribir normalmente.» «El éxito puede ser el infierno.» «España ha avanzado mucho políticamente, económicamente, pero culturalmente ha vivido en una especie de campana de cristal, en una especie de nube de autocomplacencia que se va desvaneciendo.» «Creo que la literatura, si no tiene un substrato poético no es literatura.» «Mi generación vivió, cuando era joven, en un país como España que pasó de la Edad Media a la posmodernidad en cuatro días…» «Patria quiere decir, etimológicamente, tierra de los padres, y del mismo modo que todos tenemos un idioma materno con el que aprendemos a nombrar el mundo, todos tenemos un paisaje en el que aprendimos a ver el mundo. A lo largo de la vida conocemos otros paisajes pero con ninguno te sentirás más identificado como en ese paisaje materno.» «Yo creo que la literatura no es rural ni es urbana, sino la destilación de tus sentimientos y pensamientos, de tu manera de ser y de vivir.» «Ahora estamos viviendo una época de mercantilismo absoluto, donde todo es por la audiencia y el beneficio económico. Pero seguro que tarde o temprano habrá una reacción, se pasará a una época más humanista, así ha avanzado la historia, en movimiento de ida y vuelta.»