Salama Kayleh: "La revolución triunfará y Al-Asad caerá" - UIT-CI

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Salama Kayleh: "La revolución triunfará y Al-Asad caerá"
Texto original: Al-Jazeera / Fecha: 16/05/2012
Entrevista realizada en Amman por Muhammad al Najjar
Reproducimos un reportaje realizado por Al Jazeera a Salama Kayleh, intelectual y militante
sirio-palestino, de 57 años, que fue arrestado el 23 abril, en Damasco, y finalmente fue
expulsado a Jordania.
Salama Kayla fue detenido en su casa "sin explicaciones", según dijo su abogado Anwar Bunni,
del Centro Sirio de Investigación y Estudios Legales. No es la primera vez que Salama Kayla
va a la cárcel. Estuvo invitado en diversa prisiones de la familia Assad durante ocho años y
once días durante los años 90.
Nacido en 1955 en Birzeit (Cisjordania, Palestina), Salama estudió en Bagdad (Iraq) y en
Damasco (Siria). Salama emergió de la Universidad de Bagdad en 1979 graduado en Ciencias
Políticas y convertido ya en uno de los pensadores marxistas más brillantes y en un valeroso
combatiente por la libertad universal. Su reputación se expandiría rápidamente por Siria,
Palestina, por el mundo árabe y por todas partes. Ha escrito numerosos libros sobre diversos
temas, sobre imperialismo, marxismo, sobre las limitaciones del Movimiento Nacionalista
Árabe, sobre globalización, sobre sionismo, y sobre el legado del método científico. Algunas de
sus obras (en árabe) incluyen: Los árabes y la cuestión nacional (1989), Crítica del marxismo
dominante (1990), El Imperialismo y el saqueo del mundo (1992), Socialismo o barbarie (2001),
Los problemas del marxismo en el Mundo Árabe (2003), y El problema del Movimiento
Nacionalista Árabe (2005). (...)
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En febrero de este año, Salama expuso la potencialidad de este levantamiento para la
izquierda.
"Esos comunistas que han participado en el levantamiento creen que derrocar al régimen es el
principal objetivo y no consideran en absoluto la posibilidad de la reforma. Saben que la lucha
de las clases empobrecidas continuará hasta que el régimen sea reemplazado por obreros,
campesinos y por todas las clases populares que sufren la ausencia de representación política.
Ello es así porque no hay respuesta a sus problemas sino deshaciéndose de todos los partidos
liberales y derrumbando a la clase capitalista mafiosa gobernante y a la burguesía tradicional
que opera dentro del régimen actualmente y que trata de controlarlo. Esta mafia capitalista se
introdujo en el partido Baaz y alcanzó ciertos logros cuando llegó por primera vez al poder,
pero tales logros fueron aprehendidos y ahora este régimen es sinónimo de mafia capitalista.
Con el fin de alcanzar los objetivos del levantamiento actual se debe contar con una nueva
visión basada en un análisis marxista que represente los intereses de obreros y campesinos, lo
que a su vez puede permitir el establecimiento de un nuevo partido que emprenda un programa
realmente transformador. Esta es la posibilidad que se ha abierto a través del levantamiento.
Por lo tanto, los marxistas deben empezar a formar a los trabajadores y a los campesinos del
partido con el fin de establecer una república democrática que refleje el interés popular".
Curiosamente Salama, aunque apoya inequívocamente la revolución siria, ha criticado por
diferentes razones tanto al Consejo Nacional Sirio (oposición principalmente exterior) como al
Consejo de Coordinación Nacional para el Cambio Democrático (oposición principalmente
interna) por no representar verdaderamente a las masas revolucionarias. Para Salama, ambos
sectores de la oposición están unidos por dos cosas: ninguno de los dos confía en la capacidad
del pueblo para lograr el cambio, y ninguno cree que el régimen sirio pueda ser derrocado por
el pueblo sirio. El llamamiento del Consejo de Coordinación Nacional a la reforma y al diálogo
con el régimen para lograr el cambio obvia el momento revolucionario y las aspiraciones de la
gente. Al reducir las expectativas, ha perdido el apoyo popular. Por otro lado, el llamamiento
del CNS a la intervención militar también oculta igualmente la falta de creencia en el pueblo
sirio para lograr el cambio. Ambos organismos, añadía Salama, están integrados por miembros
que habían perdido la fe en la capacidad del cambio revolucionario y que antes del
levantamiento del 15 de marzo ya habían hecho todo lo posible para acomodarse a la 'realidad'
del régimen sirio (Extractos de nota de Omar S. Dahi y Vijay Prashad en Rebelión de abril
2012).
Salama Kayleh ha declarado que el régimen de Bashar al Asad caerá y que la revolución
popular triunfará, y ha descrito al régimen de Asad como "la mayor mafia de la región".
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Kayleh, de origen palestino, ha hablado con Al Jazeera, sobre los detalles de su arresto y la
tortura, que calificó de salvaje, a la que fue sometido por parte de los servicios de Inteligencia
Aérea sirios, a los que ha acusado de cometer crímenes contra la humanidad.
Kayleh asegura que fue arrestado por ser el responsable de una publicación de tendencia
izquierdista de la que han salido tres números, el segundo de los cuales llevaba el lema "Para
liberar Palestina... queremos que caiga el régimen".
Nos gustaría saber lo que ocurrió durante su última detención, que terminó en su
deportación a Jordania.
La tarde del día 23 de abril me sorprendió una patrulla del servicio de Inteligencia sirio que se
presentó en mi casa y entró de forma natural, sin tratarme con brutalidad como en los arrestos
anteriores. Un grupo de ellos empezó a registrar la casa y me confiscaron tres ordenadores de
mi esposa y míos, memorias de almacenamiento (USB), una impresora, un escáner, y muchos
papeles cuyo contenido desconozco.
Me pidieron que me fuera con ellos un día. Les dije riendo que eso no era cierto, puesto que
estuve encarcelado durante 8 años después de que me llamaran para un interrogatorio de
media hora.
Me trasladaron, aunque eso lo supe después, a la Prefectura de Aviación en la plaza de los
Omeyas, bajo la cual se ha abierto una sede de los servicios de seguridad. Desde allí, me
llevaron a prisión, donde me metieron en una habitación llena de jóvenes.
Vi allí a toda Siria, desde Idleb hasta Alepo y Hawran, debido a que los prisioneros procedían
de varias regiones de Siria: algunos de ellos eran militares acusados de desertar o de tener la
intención de hacerlo, y entre ellos había cuatro oficiales y varios de Alepo, e incluso del partido
Baaz. Todos habían sido sometidos a severas torturas en la sede de los servicios de
Inteligencia en Mezzeh. La tortura no terminó hasta que firmaron unas confesiones forzadas en
las que declaraban haber robado, saqueado y matado.
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Escuché los aterradores relatos de las torturas, que tenían por objetivo confirmar la versión del
régimen sobre la existencia de bandas armadas que matan, torturan y violan. Cuando todas las
confesiones son iguales, ello solo puede significar que hay alguien que la dicta.
La habitación tenía capacidad para 20 personas y éramos 36. No tenía ni un solo colchón.
Algunos encontraban un lugar donde dormir, mientras otros preferían sentarse ante la falta de
espacio.
Por la mañana me citaron para el interrogatorio. Empezaron acusándome de imprimir una
publicación que distribuye la Coalición de la Izquierda Siria, una de esas formaciones que se
han formado recientemente y que ha publicado tres números de los cuales uno llevaba el lema
"Para liberar Palestina... queremos que caiga el régimen". Es una consigna que rompe con
todos sus esquemas, y están aterrorizados ante la misma.
Cuando el oficial quiso que confesase que yo era responsable de ese número, me negué y les
dije que simplemente me habían contactado por Internet por el tema de la revista, y había
pedido que me la enviasen; nada más, pero que yo no era responsable de la misma.
El oficial me respondió con duros insultos, llamándome "perro" y "ser despreciable", y me
golpeó salvajemente con unos cables gruesos que dejaron marcas perfectamente visibles en
mi cuerpo. Fui sometido a esa misma tortura durante dos días sin ceder a cambiar mi versión.
Durante ese tiempo, los interrogadores insultaban al pueblo palestino, diciendo que había
vendido su patria y traicionado a Siria, que les había dado tanto.
¿La tortura fue sólo en aquel lugar?
Estuve así hasta el día 3 de mayo, cuando me trasladaron a otro lugar con los ojos vendados.
Después supe que era el aeropuerto de Mezzeh, la sede central de los Servicios de Inteligencia
Aérea. Cuando me vio el responsables y vio las huellas de la tortura, se sorprendió y me pidió
que me duchase.
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Cuando salí, encontré a un médico esperándome para examinarme. Supe que eso sucedió
cuando se levantó un fuerte revuelo ante la posibilidad de que muriese. Me examinó y se
sorprendió por las marcas de la tortura. Me trasladaron a otro edificio con los ojos vendados y
me reuní con un oficial de alto rango cuya identidad desconozco, y que siguió con el
interrogatorio sobre la publicación y otros asuntos.
Luego vino un médico, claramente de mayor importancia que el anterior, y escribió un informa
detallado sobre mí, en el que describía los efectos de la tortura. El doctor sospechaba que
sufría de ictericia (coloración amarilla de la piel). Decidieron llevarme al hospital, que más tarde
supe que era el hospital de Mezzeh. Me hicieron radiografías, análisis de sangre y otras
pruebas. Me dijo que la prueba de ictericia sólo se puede hacer por la mañana y sugirió que me
quedara en el hospital hasta el sábado. Esa fue la tragedia.
¿Por qué?
Descubrí que había entrado en un verdadero infierno, mucho peor de lo que había pasado
hasta entonces. En la habitación estaban los servicios de Inteligencia Aérea, había seis camas
para once pacientes atados con cadenas. Me pusieron en un rincón y me ataron las manos y
los pies con cadenas de metal y me taparon los ojos.
El problema empezó cuando quise ir al baño a orinar. La primera vez me lo permitieron, pero la
segunda me lo negaron y me pidieron que orinara en una bolsa sucia. Tengo diabetes y eso
me hace orinar con frecuencia. A continuación me volvieron a negar ir a orinar y me pidieron
que me orinara encima, que fue lo que, desgraciadamente, hice. Y desde entonces la situación
fue la misma cada vez que quería orinar. Me estuve orinando encima durante días. Por ello,
reduje la cantidad de agua y alimentos que tomaba.
Las instrucciones eran, aparentemente, que no se me pegara, así que me pegaron poco en
comparación con los otros, que eran golpeados a diario sin ningún miramiento. Durante la
semana que estuve en esa habitación, murieron dos de los que estaban con nosotros.
Teníamos a un enfermo mental en la habitación que se llamaba Louay Yusuf al Khatib.
Hablaba consigo mismo como consecuencia de las severas torturas que recibía. Lo golpeaban
y torturaban porque gritaba, lo mismo que pasaba con todos los que estábamos en esa sucia
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habitación.
Estuve en esa situación hasta el martes 8 de mayo, cuando me sometieron a nuevas pruebas
y, cuando volví a la cama, fui golpeado varias veces.
El jueves 10 de mayo, una patrulla vino a buscarme y me encontré de pronto en la Oficina de
Inmigración y Pasaportes en el Mezzeh, donde me dejaron. El oficial tenía prisa y me dijo que
el Ministro de Interior estaba siguiendo la orden de mi deportación. Me llevaron con urgencia al
Palacio de Justicia para que el Delegado General firmara la decisión de deportarme. Me
llevaron en autobús. Cuando llegué al Palacio de Justicia, el oficial se bajó y regresó con la
firma del Delegado General. Luego fui trasladado Bab al-Musalla (en el Maydan, Damasco),
donde se retiene a los deportados.
¿Quiere decir que no sabía que le iban a deportar?
Claro que no, me pilló por sorpresa. Cuando llegué al sitio donde nos retenían encontré a
muchos jóvenes árabes de todas las nacionalidades, la mayoría palestinos a la espera de
Estados que los reciban. Pude ducharme y llamar a mi mujer para que comprara un billete para
mí. Antes de que llegara, me informaron de que me buscaba el Tribunal Penal, pero finalmente
lo cierto es que quien me buscaba era la Seguridad Política (otro departamento de los servicios
de inteligencia).
¿Le llevaron de vuelta a la seguridad política?
Sí, me llevaron de vuelta a la Seguridad Política, donde descubrí que en realidad me habían
detenido a petición de ellos. Allí encontré también a muchos jóvenes de toda Siria y me
recluyeron en una habitación en mejores condiciones que la anterior. Me interrogaron y supe
que el motivo de que hubieran pedido que me detuvieran era una discusión en Facebook con
un joven sobre el Alto Comisionado de la Revolución Siria [1] , de la que tengo una opinión
bastante negativa.
Volví a Inmigración y Pasaportes. Vino mi esposa y me compró el billete acompañada de una
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abogada. Hicieron las gestiones necesarias para mi deportación a Jordania. La mañana del 14
de mayo, subí al avión y llegué a Amman.
Dice que vio a toda Siria dentro de la cárcel, por un lado, y por otro que se dio cuenta del
papel de los servicios de seguridad en la represión de la revolución antes y después de
tu entrada en prisión, háblenos sobre eso.
Los jóvenes que conocí en la cárcel eran sencillos y muy buenos, no tenían cultura política,
pero sabían que el horizonte cerrado tendría que reventar y que la lucha con este régimen es
inevitable, que la cuestión no es sectaria ni nada parecido. Esos son los jóvenes de la
generación de los 90, que creo que van a cambiar Oriente Medio en los próximos diez años.
La tortura a la que fueron sometidos, especialmente en Mezzeh, es indescriptible, pero ha
aumentado su determinación de seguir adelante, en vez de provocar su miedo o hacerles
retroceder. Eso es lo que verdaderamente me sorprendió.
Lo que también me llamó la atención de todos estos jóvenes de Siria es que su conciencia y
aspiraciones son similares y comparten la determinación de cambiar el régimen.
¿Qué pasa con los servicios de Inteligencia sirios, quién lleva las riendas más que
ninguno hoy en día en tu opinión?
Claramente, con la escalada de la crisis en Siria y la sensación de debilidad, el régimen ha
recurrido a su estructura más sólida y esa es la Inteligencia Aérea, después de confiar en un
primer momento en la Seguridad del Estado (otro servicio de inteligencia), cuyo rol hoy en día
es retocar con Photoshop las fotos y fabricar y falsificar videos.
El aparato del servicio de Inteligencia Aérea es el más cruel hoy día en Siria, y sus prácticas
superan la línea de los crímenes contra la humanidad. Dentro de este aparato, esta la rama de
las Misiones, cuyos miembros tienen libertad para matar, detener y torturar con total impunidad.
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Es evidente que el servicio de Inteligencia Aérea y la Cuarta Brigada son los dos cuerpos en
los que se ha apoyado el régimen, un signo de debilidad y no de fuerza, ya que el régimen se
ha limitado a un círculo cada vez más estrecho.
Ha sido detenido por el lema 'Para liberar Palestina... queremos derrocar el régimen
sirio', ¿Cree en este lema y creen en él los palestinos en Siria?
La mayoría de los jóvenes palestinos están con la calle siria, y los jóvenes sirios creen en este
lema porque el régimen se vale de la carta palestina, mientras que no se atreve a acercarse al
Golán o prepararse para guerra alguna. El régimen se ha convertido en un obstáculo en la
confrontación con Israel.
Pero hay partes palestinas que siguen apoyando el régimen, e incluso se han puesto de
su parte en contra de la revolución.
Así es, y esto daña al pueblo palestino, especialmente al grupo de la Dirección General de
Yasser Qashlaq y otras facciones que se armaron dentro de los campos de refugiados para
controlarlos. Estos desaparecerán con el régimen porque son un mero instrumento en sus
manos.
Y ahora que está fuera de Siria, ¿cree que el régimen sirio caerá o que tiene tiempo para
maniobrar e incluso sobrevivir?
El régimen ha llegado al círculo más estrecho y ese es el último: ahora estamos más cerca del
cambio que nunca. Desde el principio he estado convencido de que esta revolución cambiaría
el régimen. El problema sigue siendo la falta de fuerzas políticas que organicen correctamente
a la calle siria. Hay un sentimiento que está creciendo dentro de la propia comunidad alawí de
que el régimen inevitablemente caerá, y que la destrucción se volverá contra todos. Consideran
que la revolución es en contra de las familias Asad, Makhlouf y Shalish entre otros, y no contra
los alawíes.
Se teme una guerra civil en Siria, ¿la ve en el horizonte?
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No hay perspectivas de guerra civil en Siria, y todos los intentos del régimen en este último año
para arrastrar al país a esta guerra han fracasado. Yo he visto jóvenes religiosos en la cárcel,
pero no son sectarios.
¿Vive la gente de Damasco con normalidad... usted que acaba de volver de allí?
Últimamente, la situación estaba tensa, y hay un claro estancamiento económico. La presencia
de los servicios de seguridad es casi como la de una situación de ocupación, y la gente no sale
mucho por la noche. Esto demuestra el miedo que tiene el régimen. Creo que la presión social
acelerará el proceso: lo último ha sido el aumento del precio del diesel y el gas.
Es usted un pensador de izquierdas conocido, y hay una parte de la izquierda y de los
nacionalistas árabes que están a favor del régimen sirio y en contra de la revolución,
¿qué les dice a ellos?
Les pido que piensen un poco y vuelvan a entrar en razón, que piensen con objetividad y no
solo de manera superficial.
Estamos en contra del imperialismo y debemos estar en contra de él, pero la situación en Siria
era una adaptación al imperialismo. La economía que creó el régimen sirio pedía a gritos el
beneplácito de los estadounidenses.
En Siria lo que ocurre es que hay un pueblo y que el país está siendo víctima de un crimen
cometido por el régimen que va desde el asesinato hasta el conflicto sectario y la tortura.
Descubrirán que están defendiendo a la mayor mafia de la región y espero de ellos que no
crean que se trata solamente de un asunto de imperialismo, porque el imperialismo se
materializa en las formaciones locales. Es el pueblo sirio el que se ha sacrificado por Palestina
y en contra de Israel y Estados Unidos, no el régimen, y la gente está luchando hoy por
Palestina, no sólo para cambiar de régimen.
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Hay una superficie política formada por supuestos partidos y personalidades que se creó en los
años 50 y 60 que caerá con este régimen. La izquierda es hostil al imperialismo, la opresión, el
saqueo y la explotación. Rusia a día de hoy es un imperio emergente y no un Estado socialista
como piensan nuestros amigos, ¿por qué entonces estamos con el imperialismo contra el
imperialismo?
[1] Organismo o formación que se encarga de varios asuntos relacionados con la revolución:
organizar algunas manifestaciones, certificar muertes, etc.
Entrevista realizada en Amman por Muhammad al Najjar
Reproducimos un reportaje realizado por Al Jazeera, a Salama Kayleh intelectual y militante
sirio-palestino, de 57 años, que fue arrestado el 23 abril, en Damasco, y finalmente fue
expulsado a Jordania.
Salama Kayla fue detenido en su casa “sin explicaciones”, según dijo su abogado Anwar Bunni,
del Centro Sirio de Investigación y Estudios Legales. No es la primera vez que Salama Kayla
va a la cárcel. Estuvo invitado en diversa prisiones de la familia Assad durante ocho años y
once días durante los años 90.
Nacido en 1955 en Birzeit (Cisjordania, Palestina), Salama estudió en Bagdad (Iraq) y en
Damasco (Siria). Salama emergió de la Universidad de Bagdad en 1979 graduado en Ciencias
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Políticas y convertido ya en uno de los pensadores marxistas más brillantes y en un valeroso
combatiente por la libertad universal. Su reputación se expandiría rápidamente por Siria,
Palestina, por el mundo árabe y por todas partes. Ha escrito numerosos libros sobre diversos
temas, sobre imperialismo, marxismo, sobre las limitaciones del Movimiento Nacionalista
Árabe, sobre globalización, sobre sionismo, y sobre el legado del método científico. Algunas de
sus obras (en árabe) incluyen: Los árabes y la cuestión nacional (1989), Crítica del marxismo
dominante
(1990), El
Imperialismo y el saqueo del mundo (1992), Socialismo o barbarie
(2001), Los problemas del marxismo en el Mundo Árabe
(2003), y El problema del Movimiento Nacionalista Árabe (2005). (…)
En febrero de este año, Salama expuso la potencialidad de este levantamiento para la
izquierda.
“Esos comunistas que han participado en el levantamiento creen que derrocar al régimen es el
principal objetivo y no consideran en absoluto la posibilidad de la reforma. Saben que la lucha
de las clases empobrecidas continuará hasta que el régimen sea reemplazado por obreros,
campesinos y por todas las clases populares que sufren la ausencia de representación política.
Ello es así porque no hay respuesta a sus problemas sino deshaciéndose de todos los partidos
liberales y derrumbando a la clase capitalista mafiosa gobernante y a la burguesía tradicional
que opera dentro del régimen actualmente y que trata de controlarlo. Esta mafia capitalista se
introdujo en el partido Baaz y alcanzó ciertos logros cuando llegó por primera vez al poder,
pero tales logros fueron aprehendidos y ahora este régimen es sinónimo de mafia capitalista.
Con el fin de alcanzar los objetivos del levantamiento actual se debe contar con una nueva
visión basada en un análisis marxista que represente los intereses de obreros y campesinos, lo
que a su vez puede permitir el establecimiento de un nuevo partido que emprenda un programa
realmente transformador. Esta es la posibilidad que se ha abierto a través del levantamiento.
Por lo tanto, los marxistas deben empezar a formar a los trabajadores y a los campesinos del
partido con el fin de establecer una república democrática que refleje el interés popular”.
Curiosamente Salama, aunque apoya inequívocamente la revolución siria, ha criticado por
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diferentes razones tanto al Consejo Nacional Sirio (oposición principalmente exterior) como al
Consejo de Coordinación Nacional para el Cambio Democrático (oposición principalmente
interna) por no representar verdaderamente a las masas revolucionarias. Para Salama, ambos
sectores de la oposición están unidos por dos cosas: ninguno de los dos confía en la capacidad
del pueblo para lograr el cambio, y ninguno cree que el régimen sirio pueda ser derrocado por
el pueblo sirio. El llamamiento del Consejo de Coordinación Nacional a la reforma y al diálogo
con el régimen para lograr el cambio obvia el momento revolucionario y las aspiraciones de la
gente. Al reducir las expectativas, ha perdido el apoyo popular. Por otro lado, el llamamiento
del CNS a la intervención militar también oculta igualmente la falta de creencia en el pueblo
sirio para lograr el cambio. Ambos organismos, añadía Salama, están integrados por miembros
que habían perdido la fe en la capacidad del cambio revolucionario y que antes del
levantamiento del 15 de marzo ya habían hecho todo lo posible para acomodarse a la ‘realidad’
del régimen sirio (Extractos de nota de Omar S. Dahi y Vijay Prashad en Rebelión de abril
2012).
Salama Kayleh ha declarado que el régimen de Bashar al Asad caerá y que la revolución
popular triunfará, y ha descrito al régimen de Asad como “la mayor mafia de la región”.
Kayleh, de origen palestino, ha hablado con Al Jazeera, sobre los detalles de su arresto y la
tortura, que calificó de salvaje, a la que fue sometido por parte de los servicios de Inteligencia
Aérea sirios, a los que ha acusado de cometer crímenes contra la humanidad.
Kayleh asegura que fue arrestado por ser el responsable de una publicación de tendencia
izquierdista de la que han salido tres números, el segundo de los cuales llevaba el lema “Para
liberar Palestina... queremos que caiga el régimen”.
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