¿Qué son las disciplinas espirituales o reglas de vida? Todos los creyentes debemos crecer y madurar en nuestro camino de fe. Todos podemos identificar áreas en las que debemos crecer, pero este crecimiento es un proceso que lleva tiempo. Es un proceso en el cual yo le permito a Dios que trabaje en mí, pero yo invierto tiempo para que ésto suceda. Las disciplinas espirituales o reglas de vida, son cambios intencionales exteriores e interiores que deseamos y decidimos hacer para amar a Dios y a nuestros hermanos de una manera más profunda. Pero mi deseo y mi esfuerzo no son los que me van a transformar. Ejercitando las disciplinas espirituales nos centramos en la presencia de Dios que es quien va a lograr el cambio en nuestras vidas. Éstas nos ayudan a conectarnos mejor con Dios y a escuchar su Palabra para seguirlo más comprometidamente. Nos ayudan a ser dóciles al Espíritu Santo y nos ayudan finalmente a moldear el carácter de Cristo en nosotros de una manera única. Ya que no fuimos creados por moldes, el Espíritu Santo nos va a guiar a descubrir cuales son las disciplinas que más necesitamos, para crecer en esa comunión e intimidad personal con el Padre. ¿Cuáles son las 3 disciplinas espirituales, que voy a elegir en este tiempo para dejarme transformar por Dios? Adoración: Todos adoramos a algo o alguien de alguna manera aunque no siempre seamos concientes. A veces es el dinero, el éxito, el poder etc. o inclusive a una persona. Pero adorar a Dios como una disciplina espiritual es postrarse delante de Dios para centrar mi vida en Él y conectar espiritualmente con Él, desde la realidad en la que hoy me encuentro con corazón abierto. Castidad: Cuando Dios vino en forma de hombre nos mostró como cuidar nuestro cuerpo, como respetarlo y como relacionarnos con las personas del sexo opuesto. Él también tuvo hormonas, deseos y tentaciones y al ser 100% hombre también tuvo la libertad que nosotros tenemos, de hacer con su cuerpo lo que quiera. Pero la libertad también exige responsabilidad, y vivir la castidad como disciplina espiritual es honrar mi cuerpo y el del otro, para amar con libertad en pureza. ¡No importa cual sea tu pasado, vivir en pureza honrando tu cuerpo y el de los demás, es una decisión que esta en ti y puedes empezar hoy! Quizás creas que es una misión imposible, pero acuérdate que cuentas con la ayuda de Dios, de tus hermanos y un grupo de apoyo para que se te haga más fácil el camino. Celebración: Dios mismo creó la alegría, el poder disfrutar y celebrar. El celebrar como disciplina espiritual, es encontrar una manera de estar alegres en la presencia de Dios inclusive en medio de los sufrimientos y las pruebas. Al final somos nosotros los que decidimos como queremos reaccionar antes las diferentes circunstancias que nos tocan vivir, y encontrar a Dios en esos momentos en los que creemos que no está. Concéntrate en celebrarlo a Él (bailando, cantando, etc.) alabarle y adorarle, no importa como te vean los demás, ese no es tu problema y Dios se encargará también de trabajar en ellos. Comunidad: Jesús enseñó que sus seguidores somos una familia en Dios. No nos creó para ser solitarios sino para funcionar como un cuerpo, y no hay cuerpo que funcione correctamente si sus miembros no trabajan en conjunto. ¡Ninguna parte del cuerpo fue creada para funcionar separada de éste! Formar comunidad como disciplina espiritual es involucrarme en las actividades y grupos que ofrece nuestra iglesia relacionándome con otros hermanos. Confesión y auto examen: Creemos que confesarnos es algo bueno para nuestra alma, pero que difícil es mostrarnos como en realidad somos, seres imperfectos y pecadores, cuando en realidad es lo contrario lo que queremos aparentar ante los demás. La confesión y el auto examen como disciplina espiritual es sacarme esa careta delante de Dios, dejando que el Espíritu Santo abra mi corazón para reconocer mi pecado, sabiendo que me perdona cuando yo me arrepiento y voy a Él en busca de perdón, me restaura y me libera dejando el pasado atrás y transformándome en una nueva creación por amor. Contemplación: Nuestra sociedad nos enseña que mientras más vemos, más aprendemos, más visitamos lugares, más usamos las redes sociales, más nos completamos como personas. Decir que no a algo o parar el ritmo parece no ser una opción sabia. La contemplación como disciplina espiritual es abrir nuestro corazón por fe, con esperanza y amor, sin expectativas, para que Dios nos muestre lo que quiera. A través de la contemplación empezamos a ver a Dios en todas las cosas, más allá de lo que mis ojos me muestran, en una experiencia más profunda y completa: Yo puedo limitarme a estar mirando un simple atardecer, o puedo estar contemplando que grande es la creación, que maravilloso “pintor” es Dios, regalándonos un atardecer con colores impresionantes, etc. Cuidado personal: Dios habita en nuestros cuerpos por medio del Espíritu Santo, en cada rincón por más imperfectos que seamos. Pero el cuidado personal como disciplina espiritual implica vivir ese Amor de Dios que nos habita amándolo a Él, a los otros y a nosotros mismos de una manera honorable. No nos cuidamos por vanagloria o egoísmo sino porque valoramos la “casa” en la que el Espíritu Santo está habitando. Ésto implica por ejemplo: descansar, hacer elecciones de comidas más saludables, hacer ejercicio o inclusive visitar al doctor si no me siento bien etc. Descanso: Vivimos en una cultura que valora el estar haciendo continuamente algo. Lo que no vemos es que la falta de descanso arruina nuestras vidas y muchas veces hace miserable la vida de las personas que nos rodean, por ejemplo nuestras familias. No podemos decir a todo que si, no podemos visitar a todos todo el tiempo, y no somos indispensables. Vivir el descanso como disciplina espiritual es valorar mi cuerpo, mi tiempo y darme cuenta en que momento necesito parar y, parar sin remordimientos para que descanse mi cuerpo, mi mente y mi espíritu. ¡Dios mismo creó el mundo y paró para descansar! ¡A veces nos olvidamos de que Él nos creó a su imagen! Desconectarse: Vivimos en un mundo donde la tecnología nos invade, donde corremos el riesgo de no saludarnos en un cumpleaños cara a cara, ni mandarnos cartas o tarjetas escritas porque tenemos la facilidad de mandar e-mails, tarjetas electrónicas, texts, mensajes por Facebook etc. Nos facilita la vida en muchos aspectos, pero nos deshumaniza en nuestro contacto personal y deteriora nuestras relaciones muchas veces. Desconectarse como disciplina espiritual es reconocer que Dios nos creó para interactuar de persona a persona, mirándonos a los ojos, agarrándonos de la mano, hablándonos, escuchándonos y quiere tener esta misma relación personal con cada uno de nosotros. Poner en práctica esta disciplina es limitar tus horas de televisión, de celular, tableta, computadora etc. Las relaciones no se limitan al Cyber mundo. Desprendimiento: Jesús vivía una vida centrada en el Padre, por eso las cosas que el mundo valora siempre estuvieron en segundo lugar para Él, a pesar de haber sido tentado con poder, éxito, riquezas, etc. Vivir el desprendimiento como disciplina espiritual es vivir de esa misma manera, desapegándome o desinteresándome por aquellas cosas que reconozco que rigen mi vida hoy, para poner la Comunión con Dios en el primer lugar que es donde debe de estar. Día de reposo: Los judíos entendieron que el Sabbath (sábado) es un día de reposo, que sirve para el descanso de nuestros cuerpos limitados, y que honra e imita al Dios sin limitaciones que también había trabajado 6 días, y descansado 1. Vivir el día de reposo como disciplina espiritual no es llenar ese día de actividades diferentes al resto de la semana, como deportes de los niños o ponerme al día con la tarea de la casa o el trabajo atrasado. Es un día que Dios nos ofrece para renovar fuerzas, para deleitarnos y centrarnos en su presencia y renovar nuestra comunión con Él. Diario personal: Podemos acumular muchas experiencias pero no necesariamente recibiremos sabiduría a través de todas ellas. Llevar un diario personal como disciplina espiritual es anotar las experiencias de alegría, de dolor, de problemas etc. para poder leerlas y reflexionar con la presencia del Espíritu Santo, para aprender lo que Dios nos quiere revelar de ellas. Es describir el camino de nuestra alma para poder decirle a Dios sin trabas como nos sentimos diariamente, semanalmente o mensualmente a través de dibujos o fotos como mejor nos funcione a cada uno. No hay un método específico para ello solo ser sincero/a ante Dios y contigo mismo lo más que puedas. Cuando re-leas el diario vas a identificar situaciones, sentimientos, tentaciones, frustraciones y quizás hasta pecados recurrentes, que te van a ayudar a empezar un diálogo de honestidad con tu Padre. Discipulado: En Mateo 28:19-20 Jesús nos envía a hacer discípulos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El discipulado como disciplina espiritual es un mandato que implica no solamente ir a las personas para la salvación de sus almas, sino para ayudarlos en el proceso de transformación a la imagen de nuestro Señor, por medio de la información, del amor y la compasión para que puedan amar a Dios con todo su corazón, fuerza, mente y alma. No debemos olvidar que nosotros solamente ayudamos en el papel de discipulado ofreciendo por ejemplo estudios bíblicos, grupo de oración, ofreciendo servicios como mentor en ciertas áreas etc., y que siempre el que guía y hace es el Espíritu Santo, no nosotros. Examen personal: El examen personal o examen de conciencia como disciplina espiritual, nos muestra qué cosas nos dan vida y cuáles nos llevan a la muerte durante nuestro día, para presentarlos a Dios en oración. Nos podemos hacer preguntas como: ¿En qué momento del día di y recibí más amor?, ¿En que momento del día no di ni recibí amor?, ¿Dónde tuve hoy una mejor comunicación con Dios?, ¿Dónde tuve hoy una mala comunicación con Dios? Estas preguntas nos ayudan a discernir en que lugares, en que situaciones y con que personas nos sentimos más vivos y con cuales no, para vivir nuestra vida de acuerdo al plan que Dios tiene para nosotros. Él nos creó para vivir plenamente en armonía y felicidad. Gratitud: Normalmente en la vida de cada uno de nosotros tenemos diferentes tipos de situaciones; a todos nos suceden cosas que consideramos buenas y cosas que consideramos malas. La actitud que tomamos al presentarnos frente a cada situación depende de nosotros, y la gratitud como disciplina espiritual, nos permite dar gracias a Dios por estar con nosotros en todos los momentos a pesar de que pasen cosas difíciles o malas, que quizás Dios permita para templar nuestro carácter y crecer en su amor. Ejercitemos esta disciplina dando gracias a Dios por cada situación y momento de nuestra vida sabiendo que Dios nos protege. Grupo de apoyo: Vivimos en un mundo que nos brinda diferentes oportunidades de reunirnos con personas, pero generalmente para un trato de diversión o comunicación superficial, laboral o académico. Participar en un grupo de apoyo como disciplina espiritual, implica encontrar a un grupo pequeño a largo plazo, con fines o necesidades comunes, de personas que pueden llegar a ser mis verdaderos amigos, donde puedo conectarme profundamente con honestidad, abriendo mi corazón sin temor a ser juzgado y sabiendo que en confidencialidad van a escuchar y contestar mis preguntas, van a apoyarme y ayudarme en mi camino, van a orar por mi, y que lo mismo voy a hacer por mis compañeros de grupo. Grupo de hogar: Jesús nunca estuvo solo. Antes de venir a la Tierra estaba con el Padre y el Espíritu Santo y al llegar aquí y crecer eligió 12 amigos. La transformación espiritual no es un evento único y Dios usa a otros para trabajar en nosotros continuamente. Unirse a un grupo de hogar como disciplina espiritual significa conectarnos con hermanos semanalmente (por lo general), para caminar como comunidad en nuestro camino de transformación espiritual, tratando temas en común, interactuando y confiando en la guía de nuestro facilitador o líder de grupo. Hospitalidad: Puede ser que el mundo en la actualidad se perciba como un lugar peligroso o inseguro, en donde nuestro hogar lo vemos como nuestra fortaleza. La hospitalidad como disciplina espiritual nos enseña a darle acogida a cualquier persona en nuestra casa, como si estuviéramos recibiendo a Cristo. La hospitalidad es una manera de demostrar amor a nuestro hermano haciéndolo sentir bienvenido y amado, imitando a Dios que nos ama. No se trata de tener una casa linda o bien surtida de comida para recibir a mi hermano. Se trata de abrir mi corazón y darle la bienvenida a mi hermano en mi hogar o en la iglesia. Podemos ejercitar esta disciplina por ejemplo organizando alguna reunión bíblica en nuestro hogar, o proponiéndonos recibir con amor y atención a las nuevas personas que comienzan a asistir a nuestra iglesia para que se sientan bienvenidos, o invitando a conversar a algún hermano que lo necesite. Mentor a quien rendir cuentas: En el ruido y rutina de la vida podemos volvernos ciegos y sordos a lo que realmente pasa al alrededor nuestro y en nuestro interior. Quizás hemos aprendido por experiencias de dolor, que abrirnos y confiar en alguien más es algo peligroso, y nos volvemos cerrados, defensivos para proteger nuestro corazón. Tener un mentor como disciplina espiritual significa confiar en una persona que sin juzgarnos, a través de su experiencia, relación con Dios y compasión, nos va a ayudar a descubrir quienes somos verdaderamente en Cristo, nos va a ayudar a enderezar nuestro camino y a ubicarnos en el camino que Dios pensó para nosotros. ¡Quien dirige nuestros encuentros personales con el mentor es el Espíritu Santo! Memorización: Memorizar es ser intencional en aquellas cosas que guardaremos en nuestro pensamiento a largo plazo. Esto implica intencionalidad en aquello que yo deseo pensar, meditar, hablar, recordar. La memorización también implica comprensión de lo memorizado, nunca debemos memorizar sin realmente comprender lo que estamos memorizando, la comprensión permitirá que esa verdad bíblica, o principio de vida se filtre en nuestro conocimiento y tenga la oportunidad de transformar nuestro pensamiento y hasta nuestras conductas. Retiro: A veces tenemos la idea que retirarse es usar un tiempo para obtener más información y pasar un buen rato con los hermanos, pero retirarse de la rutina como disciplina espiritual significa tomar un tiempo a solas con Dios para descansar, clarificar mi mente, fortalecer y alimentar el alma. Cuando estamos descansados oímos más claramente la voz de Dios. Podemos hacer retiros por nuestra cuenta un día al mes (por ejemplo), en un lugar apartado llevando nuestra Biblia y un cuaderno, dispuestos a entrar en intimidad con Dios y abiertos a lo que Él quiera mostrarnos o decirnos. Santa Comunión: Jesús mismo reunido con sus amigos, instituyó la santa comunión o cena, horas antes de su muerte. Él se convirtió en el cordero inocente que murió en nuestro lugar, por nuestros pecados. Recibir la Santa comunión como disciplina espiritual, es una invitación a una unión más profunda con Jesús alimentando nuestros corazones por fe, entendiendo que su sangre y su carne fueron derramados para nuestra redención, pero que resucitó y va a venir pronto. Ser enseñable: Somos personas pensantes y nos gusta siempre estar informados, pero recibir información no necesariamente quiere decir que nos dejemos enseñar. A veces solo queremos recibir información para acomodarla a lo que pensamos, sin abrirnos a la posibilidad de que estemos equivocados. Ser enseñable como disciplina espiritual es estar abierto a escuchar con humildad lo que no sabíamos; abrirnos a la posibilidad de que sabíamos erradamente, y dejarnos transformar por la sabiduría que el Espíritu Santo nos quiere dar continuamente, e independientemente de quienes sean nuestros maestros. ¡Nunca dejaremos de ser estudiantes en esta vida! Ser mentor: Muchos de nosotros tenemos nuestras ideas, nuestra forma de ser que no podemos cambiar simplemente porque recibimos una mejor información, sobre como debemos ser y actuar. El ser un mentor como disciplina espiritual es ser ese instrumento que usa el Espíritu Santo, para acompañar y animar el crecimiento espiritual de alguien, entregando nuestro tiempo, conocimiento y experiencia para que esta persona que viene a nosotros, se transforme en la persona que Dios desde siempre pensó para ellos, a su máximo potencial en todas las áreas. Servicio: La sociedad actual nos enseña que las personas privilegiadas o bendecidas son las que son servidas, o reciben el servicio. Sin embargo Jesús vino al mundo ha servir y no ha ser servido. El servicio como disciplina espiritual es la manera en que podemos derramar las bendiciones de Dios para con los otros, y es también el vehículo por el cual la gente nos reconoce como seguidores de Cristo. El servicio no es solo ver a nuestro hermano, vecino, compañero como una persona para cubrir su necesidad, sino es mirarlos como Dios los mira y servirles como Él mismo les serviría desde el amor. Servimos al ayudar o darle tiempo a nuestro vecino, apoyar a un amigo que lo necesite y mostrar compasión por alguien en la comunidad o iglesia. Silencio: No vivimos en una época que valore el silencio. Vivimos rodeados de ruido, música, tecnología, palabras, alarmas y comerciales para llenar espacios que parecen vacíos. Vemos el silencio muchas veces como pérdida de tiempo, o si logramos un rato de silencio nos sentimos incómodos y enseguida ponemos música o televisión para sentirnos más a gusto. Buscar momentos de silencio como disciplina espiritual significa buscar un espacio de encuentro a solas con Dios. Donde yo callo para escucharlo a Él sin distracciones. No hay nada que yo necesariamente tenga que hacer, solamente descansar en su Presencia. El mundo no se va a detener porque no escuchemos la alarma y contestemos ese mensaje de texto una hora después por desear estar a solas con Dios. ¡Anímate a apaga tu celular! Simplicidad: Vivimos en una sociedad que define tener buena vida, como una llena de cosas, ocupada, donde siempre hay espacio para una cosa más, sin darnos cuentas que agregando más pertenencias también se suman las complicaciones. Vivir la simplicidad como disciplina espiritual es centrarnos en que lo importante no está en atesorar en esta tierra si no en el cielo. Vivir en simplicidad es desprenderse de lo que uno quiere y no esperar demasiado, mas disfrutar de las cosas que la vida y Dios nos regalan a cada instante como poder caminar, dormir, comer, dar y recibir amor. ¿No es ésto acaso una preparación para lo que nos va a suceder al final, teniendo que desprendernos de todo, inclusive de nuestro cuerpo mortal? Soledad: La vida personal que llevamos es una vida normalmente ocupada llena de actividades por el trabajo, visitas a amigos, quehaceres del hogar, atender a nuestra familia entre otras cosas que pasamos en el día. Un tiempo de soledad es algo que se nos puede dificultar tener, no solo por las actividades que tenemos, sino también por que es un momento en donde nos encontramos con nosotros mismos, frente a la presencia de Dios. La soledad como disciplina espiritual es hacerme un tiempo específico, para que mi verdadera identidad, sin complejos e inhibiciones se presente ante Dios para entablar una conexión. Esta disciplina me permite aprender a desconectarme del ruido diario, de las preocupaciones, de las personas, de mi falsa identidad para poder mostrarme ante Dios, y ponerme en una posición donde Dios me pueda revelar cosas que no veo o escucho diariamente debido a tantas distracciones. Sumisión: A veces tenemos la idea errónea de que ser sumiso significa convertirse en el felpudo o alfombra de entrada de las casas, donde todo el mundo va a limpiarse los zapatos. Tampoco es someterse a un lavado de cerebro. No es algo forzado y es diferente a la opresión. La sumisión como disciplina espiritual es dejar que Dios nos moldee, en cada área de nuestra vida entregándole voluntariamente nuestra libertad. Es alinear mis deseos y libertad con los deseos y libertad de Dios. Dios va a utilizar muchas veces al Pastor y/o líderes de la iglesia para esta tarea. Nuestra tarea es obedecerles por sumisión a Dios, creyendo y por discernimiento que Dios mismo nos va a hablar a través de ellos.