Guía de lectura_Lazarillo_3º ESO

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3º ESO. GUÍA DE LECTURA: LAZARILLO DE TORMES
El trabajo consiste en responder a todas las cuestiones planteadas a continuación.
Condiciones:
•
El trabajo será manuscrito, nunca mecanografiado.
•
Debe tener buena presentación (limpieza, orden, márgenes, portada,
imágenes, bibliografía,...)
1 ESTRUCTURA Y ARGUMENTO
Sus orígenes
1.El Lazarillo de Tormes es una autobiografía fingida, en la que Lázaro cuenta la
historia de su vida en primera persona. ¿Bajo qué técnica narrativa se presenta
escrita?
2. Lázaro nos cuenta las penurias que pasó en su vida pasada. ¿Quiénes son sus
padres? ¿A qué se dedicaban? ¿Quién es Zaide? ¿Tuvo una infancia fácil?
Tratado I. El ciego
3. En el Tratado I Lazarillo sirve a un ciego. ¿Qué primera lección le enseña a
Lázaro? ¿Cómo lo hace?
4. Cuenta todas las tretas con las que Lázaro demuestra su astucia para lograr
comer sin que el ciego se dé cuenta.
5. Tras recibir varios severos castigos, Lázaro decide tender al ciego una trampa
para burlarse de él, ¿en qué consiste?
Tratado II. El clérigo
6. Su segundo amo, el clérigo, tiene un arcón viejo y cerrado con llave. ¿Qué guarda en él
celosamente? Lázaro consigue una copia de la llave y lo abre.
7. Se inicia un juego de ingenio entre los dos personajes para abrirlo y cerrarlo. Pero el
episodio acaba mal para Lázaro. ¿Qué le ocurre finalmente?
8. Al final de su aventura con este personaje exclama Lazaro: “Escapé del trueno y di en el
relámpago”. ¿Qué quiere decir con estas palabras?
Tratado III. El escudero de Toledo
9. Su tercer amo, el escudero, pasa más hambre que el propio Lázaro. ¿Con qué curiosa
situación se encuentra en esta ocasión?
10. ¿Engaña a Lázaro la apariencia del escudero? ¿Cómo?
11. ¿Con qué rasgos se nos va presentando la preocupación del amo por la
apariencia?
12. ¿Qué diferencias muestra este amo con respecto a los anteriores?
Trtatados IV, V y VI. El fraile, el buldero y el capellán
13. ¿Qué tienen en común estos tres amos de los Tratados IV-V-VI?
14. ¿Cómo se gana el buldero la confianza de los clérigos?
15. Explica la farsa que organizan el buldero y el alguacil para vender las bulas y
cómo reacciona Lázaro.
16. A Lázaro “le fue muy bien” con el capellán, ha conseguido prosperar. ¿A qué
se dedicaba en esta ocasión?
17. ¿Por qué razón deja de servir al alguacil? ¿Con qué oficio se queda
finalmente?
Final de la obra. El arcipreste y su criada
18. Lázaro se casa con la criada del arcipreste. Nuestro personaje no la considera
una buena esposa. ¿Por qué razón decide casarse con ella?
19. ¿Qué consejos le da el arcipreste a Lázaro si quiere prosperar?
20. Parece que al final Lázaro acaba en la misma situación que su madre… ¿por
qué razón?
TEMAS
El Lazarillo refleja la sociedad y los conflictos de la
España de su época de una manera realista.
2.1
El primer tema en el que se centra Lázaro es su
obsesión por mantener la honra, aunque sea de
manera aparente. Explica esta crítica a partir del
episodio de Lázaro al servicio del escudero.
¿Qué opina Lázaro de los que mantienen la honra
siendo víctimas de ésta?
2.2 Pero el propio Lázaro también se ve obligado a fingir una deshonra cuando se casa
¿de qué se trata?
2.3
2.4
Lo más curioso es que el propio Lázaro esconde su condición humilde,
empezando por esconder su propio nombre. ¿Cómo se llama en realidad?
Lázaro encarna la figura del antihéroe, adopta un nombre literario como
hace uno de los grandes personajes de la novela de caballerías. ¿De quién
hablamos?
Otro tema del que hace una feroz crítica es la corrupción del clero: el
clérigo es avaricioso e hipócrita, el fraile trata con prostitutas, el buldero es
un estafador…
2.5
¿Cómo es el arcipreste?
2.6
¿Cuál crees que es la razón por la que Lázaro escribe estas cartas?
EL PÍCARO
3.1
¿Cómo es por definición un pícaro? Comenta
aquí los orígenes, el hambre, el mundo adverso
y el proceso de aprendizaje.
3.2
Como actividad final te propongo que leas
este artículo del periódico El País. Pulsa sobre
este enlace, Los nuevos pícaros, de José Luis
Rodríguez Ortiz. Presta atención especialmente
al apartado “Los lazarillos” y responde a las preguntas:
Qien no se ha llevado alguna vez un bolígrafo del trabajo para usarlo en casa o dárselo a
sus hijos? ¿Cuántas veces las enfermedades son sólo la excusa de una mala salud ficticia
para evadir así un trabajo desagradable o unas malas relaciones con el jefe o algún
compañero? ¿Qué decir del jarrón chino que un laboratorio farmacéutico regala a un
médico para inducirle a recetar determinados medicamentos o de la cesta de Navidad al
oficial del juzgado para la agilización de un proceso? ¿Se trata, en todos estos casos, de
un fraude, un cohecho, una sisa, una actividad picaresca?Estos comportamientos, pese a
su consideración de desviados, son más la regla que su excepción. Sus variedades
dependen del tipo de trabajo desempeñado. No todos los traba os ofrecen la misma
posibilidad de acceder a unos beneficios que podrían denominarse como extraordinarios
y calificables, según la óptica utilizada, de ganancias extraoficiales, sobresueldo,
soborno, compensación o sisa, que es el término que utilizan los autores anglosajones.
Es obvio que algunas de estas prácticas son harto antiguas y hunden sus raíces en la
historia, razón por la que pretendemos entroncarlas con la picaresca, aun a sabiendas de
las diferencias que separan tales actuaciones. Algunos estudiosos del terna señalan que
las tensiones internas de la cultura barroca tienen un cierto parecido con las tensiones a
las que está sometida en la actualidad la sociedad occidental. Además, tanto el sisador,
pese a la frecuencia de su práctica, como el pícaro se mueven en un terreno fronterizo
entre la legalidad y la ilegalidad. Ambos caracteres subrayan la oposición o el
resentimiento, ante, determinados usos o normas sociales. Se ha dicho de los pícaros
que expresaban el resentimiento social de la gente mísera contra las clases privilegiadas.
El sisador moderno, igualmente, pondría de manifiesto el resquemor contra el jefe, la
empresa, el Estado o una organización del trabajo que cada vez más merma sus
posibilidades de autonomía. La sisa sería, pues, una revancha contra ciertas formas de
explotación en un intento no consciente de recuperar parte de la plusvalía arrancada,
aunque de un modo espurio, directamente emparentado con las prácticas que la sociedad
capitalista estimula.
La novela picaresca relata diferentes situaciones y tipos que daban lugar a diferentes
variedades de escamoteo, valoradas de manera desigual: no era lo mismo sisar a un
hidalgo muerto de hambre que a un cardenal o a un caballero hacendado. En la
actualidad ocurre algo parecido. Cada trabajo muestra diversas posibilidades de
beneficios paralegales; en algunas ocupaciones se alienta incluso este tipo de prácticas,
considerándolas parte del salario, y no se juzga de igual modo la sisa al ama de casa o al
pequeño comerciante que la cometida en una gran empresa o a la Hacienda pública.
Una última característica a destacar sería la existencia de reglas en el arte de la sisa.
Mateo Alemán, en su Guzmán de Afarache, aporta un amplio repertorio de las
"ordenanzas mendicativas" que regían entre los mendigos de Roma. Las reglas actuales
no llegan a tener una codificación tan minuciosa: la mayoría de las veces son implícitas,
pero tan imperiosas que señalan las cantidades, los momentos idóneos, los objetos
susceptibles de tales prácticas y las diferenciaciones que introduce la posición
jerárquica.
Con el fin de clasificar las distintas prácticas utilizaremos dos dimensiones básicas: el
modo de realización del trabajo -es decir, si se realiza individualmente o en grupo- y la
manera como se ejerce el control sobre el trabajo: las situaciones de alto control son
aquellas en las que el trabajador tiene pautados sus movimientos y predeterminadas sus
actuaciones, mientras que las situaciones de bajo control permiten al trabajador una
cierta autonomía en la realización de su quehacer laboral. El entrecruzamiento de estas
dos dimensiones permite establecer cuatro tipos de sisa, según las distintas ocupaciones.
Para denominar a cada uno de estos tres tipos hemos elegido cuatro figuras de la
picaresca española, aun a sabiendas de que la correspondencia existente es más
expresiva que descriptiva del tema en cuestión. Veámoslo.
LOS ALFARACHES
Son unas figuras que nos resultan familiares, pues algunos de sus especímenes más
conspicuos cundieron como flor de mayo durante la dictadura. Una posición clave en
ciertas instituciones oficiales dota a sus ocupantes de informaciones e influencias
valiosas en temas como la especulación inmobiliaria, origen de grandes y rápidas
fortunas. Otros alfaraches han gozado de influencias para acelerar o conseguir permisos
de importación de determinados materiales, o favorecer la adjudicación de contratas
para las administraciones públicas, general mente recompensadas de manera extra
oficial. Estas actividades también abundaron en muchos países europeos durante la
posguerra.
Los alfaraches trabajan solos y en situaciones de bajo control, lo que les dota de la
capacidad de negociar individualmente sus recompensas, aun cuando son asalariados.
Así sucede con los altos ejecutivos, y en especial los del área comercial, quienes poseen
diversos tipos de remuneraciones, salariales y en especie, para evitar los controles
fiscales y su repercusión en la declaración de la renta: el coche ostentoso, la vivienda, la
afiliación al club deportivo o social, la tolerancia en los llamados gastos de
representación, prebendas todas ellas que, según se afirma, tratan de compensar la
iniciativa, el riesgo en tareas difíciles, complicadas o reservadas y los logros obtenidos.
La utilización del tiempo adquiere matices peculiares en este tipo de ocupaciones. La
máxima del alfarache sería "el tiempo es oro", con la particularidad de que es un oro
líquido que se derrama impidiendo su exacta contabilidad, con la excusa de que lo
importante es la calidad y no la cantidad. Así, no sólo los horarios son flexibles, sino
que caben múltiples actividades; es el caso de los médicos que atienden enfermos
privados en su puesto de trabajo público o los profesores de prestigio que atienden
consultas profesionales, asesoran editoriales, colaboran en los medios de comunicación,
etcétera, dentro de su dedicación académica, pues ello acrecienta el prestigio de la
institución que los emplea y esconde el pago de unos haberes inferiores al estatuto
social de su profesión.
La diversificación de actividades fragmenta la lealtad del alfarache a una sola
institución, reduciendo así el grado de control al que está sometido; además, el
entrecruzamiento de lealtades hace que las ocasiones de escamoteo sean mayores;
ejemplos señeros son los espías, o los corredores independientes o brokers.
Los alfaraches proliferan en las ocupaciones donde el llamado capital humano es lo más
importante. Son las personas que oscilan más acordemente con la ley de la oferta y la
demanda; su posición les acerca a las zonas privilegiadas del sistema. Son aspirantes a
capitalistas, y, en cierta forma, incorporan nítida y expresivamente los valores
dominantes. Algunas de sus actividades se acercan o entran de lleno en los delitos de
cuello blanco. Los alfaraches reflejan una imagen prístina de los valores esenciales del
sistema capitalista.
LOS LAZARILLOS
Los lazarillos representan la otra cara de la moneda, el polo opuesto de los alfaraches.
Realizan su trabajo en un relativo aislamiento, en una situación de alto control que les
deja poca libertad de movimientos. Su sisa podríamos tildarla de reactiva, pues su
objetivo primordial consiste en recuperar cierto grado de control sobre las tareas que
realiza. Cuando el trabajo es excesivamente constrictivo, pueden recurrir al sabotaje, o a
actos deliberados de mutilación o de destrucción que reducen la tensión y la frustración
a las que están sometidos.
Las posibilidades de sisa de este grupo de tareas (entre las que podemos incluir a las
cajeras de supermercados, las taquilleras del metro, los conductores de autobús, las
telefonistas o algunos pues tos de la cadena de montaje) son escasas, por lo que el
escamoteo más frecuente es el del tiempo de trabajo, que toma una variada gama de
formas, des de el absentismo más patente (con baja médica incluida) hasta las
variedades más larvadas donde se aceleran los ritmos de trabajo en determinadas fases
de la jornada para poder disfrutar de pequeños descansos y fumarse un cigarrillo, leer el
periódico, charlar con los compañeros o tomarse un refresco.
Las tareas del lazarillo son monótonas y repetitivas, pues, aunque una taquillera atiende
a una gran cantidad de público diverso, ve muchas caras siempre desde la misma óptica.
La telefonista pone en comunicación a centenares de usuarios, pero no podrá salirse del
recitado de frases estereotipadas y rituales que le impiden un mayor acercamiento a esa
voz que la solicita, tal vez a muchos kilómetros de distancia. Así pues, en la mayoría de
los casos, sólo resta ganar algo de tiempo para mínimos desahogos personales, evitando
sentirse invadido hasta sus últimos resquicios por un trabajo cuyo control es ajeno al
lazarillo hasta en sus más mínimos detalles.
En algunos casos, la sisa es de un orden diferente, como aquella cajera de un
supermercado que en cada operación sustraía pequeñas cantidades de dinero, que no
quedaban registradas en la caja. La sisa era frecuente y repetitiva como la propia tarea,
pero proporcionaba nuevos motivos e intereses en el trabajo e incluso en el oculto deseo
de engañar a la máquina.
LOS MONIPODIOS
Los monipodios son puestos caracterizados por un trabajo realizado en grupo y
sometido a un estrecho control por la organización que los emplea. Aquí pueden
encuadrarse muchas de las ocupaciones desempeñadas por la clase obrera tradicional:
mineros, estibadores, pescadores, basureros, albañiles y trabajos realizados en las
instituciones cerradas, manicomios, cárceles, barcos, etcétera.
La sisa de los monipodios es creativa, afecta a todos los miembros del grupo de trabajo,
de modo que la actividad picaresca resulta muy estructurada. En primer lugar, existen
unos procesos de admisión al grupo que suponen un período de prueba para el neófito
antes de poder acceder a la sisa. De ahí que en épocas pasadas se reclutara a los
candidatos de entre sus familias. Una vez superada la prueba, el nuevo miembro pasa a
ocupar un lugar en la estructura informal del grupo, estructura jerarquizada de manera
que nadie tenga un acceso exclusivo a la sisa y donde las posibilidades de escamoteo
son mayores a medida que se ocupa un lugar superior en la jerarquía. El acceso a estos
puestos superiores suele regularse mediante los criterios de edad y antigüedad, ya que la
experiencia en la sisa es esencial. Por ello, los monipodios suelen ser conservadores: la
continuidad y la estabilidad protegen al grupo de la competencia y la rivalidad entre sus
miembros. Los cambios organizativos o tecnológicos entorpecen los métodos
tradicionales de sisa, motivo por el que son rechazados, como ocurrió entre los
estibadores ante la introducción de contenedores para el transporte marítimo de
mercancías o entre los basureros al generalizarse el liso de bolsas de basura selladas.
Los bienes más vulnerables a la sisa de los monipodios son, entre otros, la comida en
algunas instituciones cerradas, los ladrillos que se dejan apilados al pie de obra, el
pescado antes de ser alotado, la carga marítima aparentemente anónima que se almacena
en los muelles del puerto, algunos objetos reutilizables arrojados a la basura, etcétera.
Una última característica de estos trabajos es la celebración colectiva, una vez concluida
la sisa, celebración que permite estrechar los lazos y aumentar la camaradería entre el
grupo, a la vez que se apuntala la jerarquización internal pues, entre copa y copa, los
más veteranos narran relatos y acontecimientos de escamoteos anteriores que facilitan la
integración de los más jóvenes al incorporarlos a la historia del grupo.
LOS BUSCONES
El perfil del puesto de buscón es el menos definido de los cuatro que estamos
describiendo, ya que, pese a realizarse en grupo y estar sometido a un control no
excesivamente riguroso, incluye operaciones eventuales, sometidas a frecuentes
cambios que pueden llevar a que el buscón pase a alguno de los otros tipos.
La picaresca del buscón es adaptativa y dependiente de las oportunidades variables que
le ofrece su trabajo, bien sea por una aceleración del ritmo, un aumento de escala o una
alteración de los precios.
Ejemplos de este grupo los encontramos entre camareros, representantes de comercio,
repartidores, taxistas por cuenta ajena, vendedores ambulantes, etcétera.
La sisa del buscón se realiza individualmente, pero dentro de un marco colectivo que
obliga a una sincronización con los que trabajan en la misma empresa o gremio.
Otra característica de este grupo es la desigualdad para las posibilidades de sisa; unas
calles son mejores que otras para los repartidores, y dentro de un restaurante o cafetería,
unas mesas resultan más propicias que otras para los camareros. Ello genera una gran
rivalidad y competitividad entre los buscones para conseguir las mejores posiciones; las
alianzas surgidas entre ellos son muy inestables, y cuando la tensión aumenta en su
seno, se recurre a la búsqueda de chivos expiatorios, cuyo castigo restablece el
equilibrio previo.
Las variaciones en el trabajo permiten diferenciar puestos de trabajo centrales y
periféricos (la hostelería es un ejemplo de gran variabilidad, según la estación, e incluso
dentro de la semana, la demanda es diferente en los fines de semana, o cuando se
producen acontecimiens singulares, como bodas, banquetes, etcétera). Los buscones
centrales mantienen una cierta estabilidad en el puesto; los buscones periféricos, por el
contrario, son eventuales y acceden a los lugares peores para la sisa. Este último grupo
está integrado por sectores marginales o estigmatizados; su trabajo es tan esporádico
que no necesitan aportar, documentación o aprobar exámenes de selección.
EL PORQUÉ DE LA SISA
La sisa en el trabajo prueba la existencia de la naturaleza multidimensional de los tratos
humanos que complementan más que desafían al sistema dominante, aunque pueden
llegar a minarlo. Los bienes sisados desmaterializan la transacción y la personalizan; no
es accidental que los bares sean lugares tradicionales para los negocios informales.
La sisa, además, fomenta las relaciones interpersonales y grupales, así como la adopción
de roles sociales y el desempeño de papeles no asignados o impuestos por otros; la
picaresca, en definitiva, permite sustentar una identidad que: utiliza unas prácticas
específicas e incluso un lenguaje propio. Por otra parte, las instituciones informales o
encubiertas que crea la picaresca en el trabajo son preciosas para sus practicantes, pues
les ofrecen un marco de referencia para realzar toda una gama de acciones no oficiales.
Cuando el cambio organizativo o tecnológico pone en peligro a estas instituciones, el
individuo se torna más vulnerable. La resistencia al cambio es un medio de conservar la
iniciativa, mantener la flexibilidad, asegurar la continuidad de un trabajo valorado, así
como la libertad del intercambio. Las instituciones informales son contrainstituciones
que pretenden restaurar la autonomía del trabajador, de la que le ha despojado la
organización del trabajo.
Explica el significado de los epígrafes que aparecen en el texto.
¿Quiénes son los nuevos pícaros según Rodríguez Ortiz? ¿Por qué razón los compara con
nuestro protagonista de la novela.
¿Estás de acuerdo con la opinión de este artículo? Escribe un texto argumentativo
con tu opinión personal.
ACTIVIDADES ACERCA DE TODA LA OBRA
25.-¿Qué visión de la sociedad de la época nos presenta la obra?
26.-Redacta un final distinto.
27.-Confecciona un mapa con el itinerario de Lázaro señalando todos los lugares
geográficos por los que pasa y lo que sucede en los distintos lugares.
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