“El cuarto poder: la prensa independiente en México”

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“El cuarto poder: la prensa independiente en México”
Por Chappell Lawson, profesor asistente de Ciencias Políticas en el
Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
*Este artículo fue publicado originalmente en Hemisphere, la revista del
Latin American and Caribbean Center de la Universidad Internacional de la
Florida.
En junio de 1995, el presidente Ernesto Zedillo sostuvo una conferencia de
prensa en Cuauhtitlán. El presidente pretendía tranquilizar a sus
conciudadanos, asegurándoles que el país, que en ese momento atravesaba
una profunda crisis económica y política, estaba encaminado a tiempos
mejores. Durante su discurso, Zedillo se refirió a un grupo de ‘malosos’
dentro del PRI (Partido Revolucionario Institucional). Estos funcionarios,
sugirió Zedillo, eran los responsables de una gran parte de los problemas
mexicanos, incluyendo los asesinatos en 1994 del líder del PRI José
Francisco Ruíz Massieu y del candidato presidencial del partido Luis
Donaldo Colosio.
Los periodistas mexicanos respondieron con vigor a los comentarios
de Zedillo. ¿Quería decir que funcionarios del partido de gobierno eran los
responsables del asesinato de Colosio? ¿Quiénes, específicamente, eran
esos funcionarios? ¿Era posible achacarle a un pequeño grupo de personas
todos los problemas del país, por muy malos que fueran? Y, ¿era ‘malosos’
el vocablo indicado para referirse a esta gente, dado que sus actividades
aparentemente incluían el narcotráfico y el asesinato político?
La vehemencia con la que reaccionaron los periodistas sorprendió a
muchos. Tradicionalmente, los asuntos entre la Prensa y el Presidente de
México habían sido cuidadosamente organizados de antemano. Las
preguntas a menudo las suplían los mismos funcionarios del gobierno, los
periódicos independientes quedaban mal representados si es que tenían
representación alguna, y el asunto se editaba cuidadosamente antes de
ofrecérselo al público por la cadena pro-gubernamental Televisa. Las
preguntas hostiles o agresivas sencillamente no eran parte de la
programación acostumbrada.
La reacción de los reporteros al incidente de los ‘malosos’
ejemplifica los cambios que han ocurrido en la prensa mexicana. En las dos
últimas décadas, han surgido y florecido medios independientes que han
logrado suplantar a sus colegas más tradicionales. Los programas radiales
de opinión han llegado a dominar en las ciudades más grandes. Aun la
televisión, la cual por mucho tiempo se vio como un ministerio de
información privado, ha empezado a cubrir a los grupos cívicos y de
oposición. Estos cambios han traído una mayor atención de los medios a la
sociedad civil y a sus puntos de vista, una mejor cobertura de las campañas
electorales, y una crítica más incisiva del sistema político y, quizás lo más
dramático, una investigación más agresiva de los escándalos potenciales.
El auge de la prensa independiente: algunas teorías
¿Qué causó esta transformación notable de los medios mexicanos? Una
explicación que se escucha a menudo sobre el surgimiento del cuarto poder
en México es la maduración general del clima político en el país en la
última década. En teoría, sin este cambio político, el gobierno podría haber
aplastado cualquier publicación independiente –como hizo cuando en 1976
ayudó a expulsar del periódico Excelsior a un equipo de editores con
mentalidad independiente. En este sentido, un poco de liberalización
política probablemente era algo necesario para que los medios
independientes mexicanos sobrevivieran y se fortalecieran.
Al mismo tiempo, no sería exacto caracterizar la reforma política
como móvil de la apertura en la prensa. Los periodistas mexicanos insisten
en que el espacio autónomo del que disfruta la prensa se debe a los cambios
en la sociedad civil y en los medios en sí, lo cual gradualmente le arrebató
el control al gobierno. Según dijo en 1996 José Gutiérrez-Vivó, anfitrión
del popular programa de radio Monitor, “La prensa no se abrió desde
arriba. Nosotros la abrimos. Nosotros excedimos los límites”.
Los periodistas especialmente subrayan el límite de la influencia del
expresidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) a quien, sobre todo en
los Estados Unidos, muchas veces se le acredita propiciar la apertura de la
prensa. Salinas inició un número de modestas reformas en las relaciones
entre la prensa y el gobierno y eliminó la costumbre de abonar sobornos
(conocidos en México como embutes y chayotes) a los periodistas en el
mismo palacio presidencial. En general, sin embargo, su administración
nunca tuvo mucha simpatía por la prensa independiente mexicana, y llegó a
ser abusiva hacia el final de su mandato. Esta impresión la comparten
esencialmente todos los periodistas independientes con quienes me
entrevisté en México entre 1995-1997. De acuerdo con Gutiérrez-Vivó,
“Salinas fue el presidente más duro con la prensa. El fue el que más control
quiso tener sobre la prensa”.
El gobierno de Zedillo (1994 al presente) ha sido considerablemente
más tolerante con la prensa independiente mexicana, pero los periodistas
mexicanos todavía consideran su política parcial y contradictoria, en el
mejor de los casos. Entre otras cosas, durante la gestión de Zedillo se han
dado varios casos de asalto físico a periodistas y por lo menos unos cuantos
casos bien documentados de hostigamiento oficial (como el
encarcelamiento del editor de El Universal bajo acusaciones de evasión de
impuestos). Además, durante la primera mitad de la gestión de Zedillo, la
mayoría del PRI en la legislatura bloqueó las reformas propuestas a la
estructura legal que gobierna la prensa. En vez de propiciar la libertad de
prensa, el gobierno mexicano sencillamente no ha reprimido a la prensa
independiente que ha surgido por otras razones.
La segunda razón que se propone para explicar los cambios de la
prensa en México es el impacto del desarrollo económico. Durante los años
60 y 70, México disfrutó de una expansión económica ininterrumpida,
mejoras en la educación, una mejoría en el estándar de vida, una rápida
urbanización, y el crecimiento de una clase media considerable. Esta teoría
sostiene que el proceso de modernización creó un terreno fértil para el
periodismo independiente. En 1950, México probablemente no tenía el
perfil demográfico para mantener una prensa independiente y diversa. En
1990, dicen los que proponen esta hipótesis, ya lo tenía.
El momento preciso de la apertura en la prensa, sin embargo, sólo
brinda un apoyo limitado y condicional a esta explicación. Los mexicanos
no disfrutaron de un incremento de la riqueza, la educación y la
alfabetización durante los 80 y 90. Fue durante este período que surgieron
las publicaciones y programas independientes. Como la liberalización
política, el desarrollo económico puede haber sido una condición necesaria
para la apertura a la prensa, pero no condujo automática e inmediatamente
a los cambios en la prensa mexicana.
Una tercera posible explicación del auge de la prensa independiente
en México es el desarrollo y difusión de nuevas tecnologías de la
comunicación. Desde que la imprenta redujo el poder del clero en la
Europa medieval, los tecnófilos han insistido en el impacto liberalizador de
las innovaciones en los medios masivos de la comunicación. Hoy las
transmisiones directas por satélite, Internet y otras innovaciones igualmente
notables amenazan con socavar las tendencias a la censura de los
gobiernos.
En teoría, estas innovaciones en las comunicaciones podrían haber
permitido a la prensa independiente surgir y florecer. Pero, aunque los
adelantos tecnológicos hayan tenido un efecto indudable en otras
situaciones, en México han desempeñado un papel limitado. Las nuevas
tecnologías no han tenido gran penetración en México, según encuestas
realizadas por Nielsen y por IBOPE de México. En 1995, por ejemplo,
solamente un 2 por ciento de los hogares mexicanos tenía computadora y
sólo un 10 estaba conectado a un sistema de televisión por abono. Más aún,
algunas de estas tecnologías supuestamente liberalizadoras –la televisión
por cable, por ejemplo– han estado controladas por mucho tiempo por
Televisa y por otras empresas alineadas al PRI. Los cambios en los medios
mexicanos es más probable que se debieran a un incremento en la
competencia de los medios tradicionales como la radiodifusión y los
diarios.
Esto nos trae a una cuarta posible explicación del auge en la
independencia de la prensa mexicana: la liberalización económica y la
apertura del mercado. Esta teoría plantea que las reformas en pro del
mercado en economías rígidamente controladas pueden socavar el control
del gobierno y permitir el florecimiento de una prensa independiente.
Según dijera el periodista mexicano Raymundo Riva Palacio a Business
Week en 1993, “La reforma económica en un estado autoritario como
México debilita el sistema y abre oportunidades a otras fuentes de poder”.
En otras palabras, los mandatarios mexicanos más recientes no habrán
promovido la libertad de prensa directamente, pero la apoyaron
indirectamente al implementar reformas de libre mercado.
Un cuerpo considerable de la evidencia apoya este argumento en
cuanto se aplica a la prensa mexicana. En medios impresos, los periódicos
independientes demostraron que podían competir por los lectores y los
anunciantes. La autonomía financiera a su vez les permitió resistir las
presiones y sobornos oficiales. En radio, el éxito rotundo de los programas
de opinión combativos al principio de los 90 sirvió de aliciente a otras
estaciones, deseosas también de cortejar ingresos publicitarios, a
experimentar con coberturas más independientes. Finalmente, en televisión,
la competencia comercial que siguió a la privatización de los canales de
televisión del gobierno en 1992-1993 indujo a la cadena dominante,
Televisa, a introducir una medida de independencia a la hora de elaborar
sus noticias. La crisis económica reforzó los efectos de la competencia
comercial, lo cual obligó a Televisa a implementar nuevas estrategias para
proteger sus ratings.
Tenemos aquí los ingredientes de una explicación nítida de la
transformación de la prensa mexicana. La liberalización política –aunque
parcial y tentativa– hizo imposible los asaltos sostenidos y sistemáticos a la
prensa mexicana. Mientras tanto, los cambios en la propia audiencia
mexicana logrados por el desarrollo económico ayudaron a crear un
mercado para el periodismo independiente. Finalmente, la introducción de
reformas de libre mercado incentivó a la prensa independiente y dio
aliciente a otras a adoptar nuevos estilos de cobertura.
Aunque la historia hasta aquí es precisa, en lo que cabe, todavía
parece desalentadoramente anónima. Explica por qué los periodistas
independientes que experimentaron con nuevos estilos de reportaje
tuvieron mayores posibilidades de éxito en los 80 y 90 que en épocas
anteriores. Explica también por qué sus experimentos tendieron a ser
contagiosos. Pero no explica qué los motivó a experimentar en primer
lugar, ni porqué muchos de ellos persistieron en su experimentación a pesar
de obstáculos considerables (incluyendo episodios ocasionales de represión
oficial).
La respuesta a esta pregunta se encuentra en el desarrollo de una
nueva cultura periodística en algunos segmentos de la prensa mexicana. La
emergencia del cuarto poder en México no fue sencillamente producto de
oportunidades estructurales; fue producto de la imaginación, del
aprendizaje y de la lucha por parte de ciertos periodistas y grupos de
periodistas cuya visión los llevó a rechazar las viejas fórmulas de hacer las
cosas en favor de un nuevo estilo de reportar. Colectivamente, convirtieron
las oportunidades de la liberalización política, del desarrollo
socioeconómico y de las reformas de mercado en realidades prácticas.
El papel del profesionalismo periodístico fue decisivo para las
publicaciones independientes (Proceso, La Jornada, El Financiero,
Reforma, Zeta, Público, etc.). Cada uno de estos periódicos fue creado con
la intención de evitar los vicios tradicionales del periodismo mexicano,
incluyendo la corrupción y el contubernio con los poderes políticos
existentes. Muchos fueron fundados o animados por individuos cuyos
encuentros previos con la oficialidad había reforzado su propia imagen
como periodistas independientes. Sin referencia a este amplio proceso de
profesionalización, es sencillamente imposible explicar dónde y cuándo
surgió la prensa independiente.
La importancia de los agentes
Esta investigación sugiere que la emergencia del cuarto poder no es el
resultado mecánico de cambios políticos y económicos. Más bien, depende
de la emergencia de nuevos cuadros de periodistas, de sus propios procesos
internos de formación de identidad, y del efecto contagioso que
últimamente tienen en toda la prensa. Es este cambio dentro de la prensa,
tanto como los cambios externos, que explican la apertura de la prensa en
México.
Es interesante notar que algunos estudios recientes en otros países
apuntan en la misma dirección. En sus investigaciones sobre la prensa y el
escándalo político en la Argentina, Silvio Waisbord plantea que el sentido
de misión de los periodistas fue un factor decisivo en decidir cuáles de los
medios mantuvieron su independencia al encarar la presión creciente del
gobierno del presidente Carlos Menem. De singular importancia fue la
emergencia del diario Página 12, cuyo elenco mantuvo una imagen e
ideología profesionales que fortalecieron la postura independiente del
periódico. Aunque factores como la competencia en el mercado hayan
alentado a consorcios de medios a cubrir historias delicadas después que
éstas se dieron inicialmente, a menudo fue Página 12 el que garantizó que
se divulgaran en primer lugar.
Si estos razonamientos son acertados, sugieren un nuevo
acercamiento al estudio de la libertad de prensa. Este acercamiento no
negaría la importancia de ciertas condiciones de fondo, incluyendo las
realidades políticas y económicas de cada país. Pero enfocaría, sin
embargo, las motivaciones, decisiones y acciones de los periodistas, al
igual que el entrenamiento y las experiencias que moldean su
comportamiento. En otras palabras, asumiría que una prensa libre no
aparece automáticamente en pos de la liberalización política, del desarrollo
económico, de la innovación tecnológica o de las reformas de mercado.
Debe ser forjada por periodistas comprometidos que estén dispuestos a
afrontar la censura y la represión.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Ver también:
La política del palo: violencia contra la prensa en América Latina, por
Silvio Waisbord.
Para información sobre México visite:
Latin American Network Information Center
(6 de marzo del 2000)
CENTRO INTERNACIONAL DE PRENSA
UNIVERSIDAD INTERNACIONAL DE LA FLORIDA, MIAMI - 2000
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