La Cova del Parco (Alòs de Balaguer, La Noguera, Lleida). La

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LOS CAZADORES RECOLECTORES DEL PLEISTOCENO Y DEL HOLOCENO EN IBERIA Y EL ESTRECHO DE GIBRALTAR:
ESTADO ACTUAL DEL CONOCIMIENTO DEL REGISTRO ARQUEOLÓGICO
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Javier Mangado*, José Miguel Tejero*,
Josep Maria Fullola*, Maria Àngels
Petit*, Marta Sánchez *.
La Cova del Parco (Alòs de Balaguer,
La Noguera, Lleida). La secuencia del
Magdaleniense
La Cova del Parco se encuentra en el Prepirineo
leridano, y más concretamente en el término municipal de Alòs de Balaguer, en la comarca de la Noguera
(coord. UTM 31 T – X:329322; Y:4642202). El yacimiento se sitúa a 420 m snm, y a 120 m sobre el
río Segre, con una orientación Norte-Sur. La cavidad
está formada por una galería única de planta triangular de 10,5 m de largo por 4,5 m de ancho máximo
en la entrada, y comunica lateralmente con un gran
abrigo de 5,5 m por 30 m, cercado por un muro de
mampostería de época histórica. (Fig. 1.)
El hallazgo del yacimiento se remonta a mediados
de la década de 1970, cuando se llevaron a cabo las
primeras intervenciones por parte del Prof. Joan Ma-
luquer de Motes en los años 1974, 1975 y 1981, que
comportaron el casi completo vaciado de los niveles
superiores de la estratigrafía que contenían los niveles
cerámicos. Diez años después de su descubrimiento
(1984) un sondeo en trinchera de 3m2 le permitió
al Dr. Maluquer de Motes establecer una secuencia
estratigráfica en seis estratos, en el más profundo de
los cuales localizó un conjunto de materiales líticos
del final del Paleolítico superior (Maluquer de Motes,
1983-1984, 1985; Fullola et al., 1988). Se retomaron
los trabajos de excavación en 1987 por parte del Dr.
Fullola, en campañas de excavación que continúan
desarrollándose anualmente bajo la dirección de diversos investigadores del Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques de la Universidad de Barcelona.
Figura 1. Situación y planta del yacimiento.
*
SERP (Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques) de la Universidad de Barcelona, área de Prehistoria, Departamento de
Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona; calle Montalegre, 6,
E-08001, Barcelona.
VALLE DEL EBRO, PIRINEOS Y PREPIRINEO
inferiores corresponden, por lo tanto, a la sedimentación provocada por una caída de bloques (n. XV
y XIV), y son, desde un punto de vista arqueológico,
estériles.
A partir del nivel XIII y hasta el VI se producen
procesos de escorrentía de débil intensidad y con
gran actividad antrópica. Climáticamente los niveles
comprendidos entre el XI y el VII presentan un ambiente húmedo, a excepción del nivel IX, en el cual
se detecta una pulsación más fría. Desde un punto de
vista palinológico la presencia en el nivel XII de roble
y de esporas de helechos demostraría unas condiciones más templadas y húmedas, como en los niveles
VIII y VII, donde se documenta por primera vez la
presencia de avellano y salce, y se mantiene la presencia de robles. En cambio, los niveles X y IX son
fríos y secos, y destaca la presencia de coníferas: Pinus
y Juniperus, siempre en porcentajes bajos (Fullola et
al., 1997).
Figura 2. Estratigrafia del Corte oeste de la Cata Maluquer
(M.M. Bergadà, 1998).
1. Secuencia sedimentaria y evolución paleoambiental
El análisis pormenorizado de la secuencia sedimentaria y el establecimiento de la evolución paleoambiental, a partir de la estratigrafía dejada en
el “corte Oeste” por el sondeo del Dr. Maluquer, se
realizó a partir de los estudios que dieron como resultado la Tesis doctoral de M.M. Bergadà (Fig. 3);
en la cual se estableció una secuencia sedimentaria
en quince niveles, que fue una de las primeras aportaciones científicas del yacimiento de la Cova del
Parco al Paleolítico superior en Cataluña (Bergadà,
1998:46-51, Bergadà et al., 1999). (Fig. 2).
En el análisis de la secuencia de relleno se observó
la intervención de dos tipos de procesos: por un lado
los sedimentarios (escorrentías y desprendimientos
de bloques); por otro, los post-deposicionales (circulaciones hídricas y actividad biológica). Los niveles
La sedimentación de los niveles VI a Ia presenta
escorrentía de fuerte intensidad y desprendimiento
de bloques por procesos de disgregación de la pared y
del techo de la cavidad. Además, del nivel VI al nivel
IV se observa la formación de costras sedimentarias,
que evidenciarían condiciones de aridez y pulsaciones frías más intensas que las anteriores. En los niveles III y II, en especial en el primero, se observó un
depósito de gravas y bloques de calizas y conglomerados con fisuras, propias de condiciones periglaciares,
que procedían de la disgregación de las paredes y del
techo de la cavidad. En el nivel II se documentó un
aumento de la humedad. En el contacto con el nivel
I se observan grandes bloques de calizas y conglomerados desprendidos, que también serían consecuencia
de un proceso de origen climático. Finalmente, la sedimentación en el nivel I, de potencia considerable,
se debe a procesos de escorrentía de diversa intensidad en el flujo hídrico. En la parte superior del nivel
I se localizan evidencias de crioclastia, pequeños desprendimientos de bloques y disgregación de la pared.
Las condiciones ambientales serían semiáridas, con
pulsaciones de humedad y frío.
En resumen, en los niveles XI y VII se localiza
un ambiente húmedo y templado con una pulsación
fría. A partir del nivel VI se detecta un medio semiárido (régimen de precipitaciones tormentosas) con
pulsaciones frías. Posteriormente, en el nivel III, aún
imperan las condiciones frías; sin embargo, en el nivel II aumenta la humedad. En el nivel I se produce
un aumento de las precipitaciones tormentosas que
erosionan las vertientes (tasas de sedimentación elevadas) en condiciones semiáridas, con pulsaciones de
humedad y frío (Bergadà, 1998: 79-80).
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En segundo lugar, se desarrolló la excavación y el
registro de los niveles epipaleolíticos del yacimiento
(entre los años 1993 a 1999), cuya presencia había
pasado inadvertida con anterioridad. Era la primera vez que se documentaba en la zona occidental
catalana la presencia de la secuencia “clásica” epipaleolítica definida por Fortea, unos niveles microlaminares a los que se superponían los geométricos
con triángulos y segmentos, junto a abundantes microburiles. La excavación nos permitió el establecimiento de su correspondiente secuencia cultural y
cronológica.
Por debajo de un horizonte Epipaleolítico geométrico muy antiguo (nivel Ia2, comprendido entre
unas profundidades de -175/-200 cm. aprox.), datado a partir de carbones procedentes de dos estructuras de combustión (en adelante EC): EC11 y EC12
en 10930±100BP (GifA 95562) y 10770±110BP
(GifA95563) respectivamente, y con una industria en
la cual se documentan microburiles y geométricos de
tipo sauveterriense (triángulos y segmentos) (Fullola
et al., 1998) apareció una fase de Epipaleolítico microlaminar (niveles Ib y Ic, comprendidos entre unas
profundidades de -200/-230 cm. aprox.), datados a
partir de los carbones de la EC15a en 11430±60BP
(OxA 8656) (Fullola et al., 2004).
Figura 3. Sección Oeste del sondeo del Dr. Maluquer de
Motes estudiado por Bergadà (1999).
2. La secuencia arqueológica de la Cova del Parco
Los materiales arqueológicos de la Cova del Parco exhumados durante las intervenciones del Dr.
Maluquer de Motes y depositados en el Museo del
Montsec, en la cercana localidad de Artesa de Segre,
demuestran ocupaciones neolíticas diversas desde el
Neolítico cardial al reciente, así como del III milenioCampaniforme y del Bronce inicial (Petit, 1996).
Las intervenciones llevadas a cabo por nuestro
equipo desde 1987 han permitido documentar una
secuencia cultural que presenta tres etapas.
En primer lugar, en los restos que quedaban de
niveles neolíticos, casi inexistentes, se documentó la parte basal de una estructura de almacenamiento (silo) datada a partir de restos de carbón en
6120±90BP (GrN-20058); el contenido cerámico
situaba su abandono durante el Neolítico Epicardial,
momento en que se reutilizó como escombrera con
abundante estiércol y cenizas (Petit, 1996).
Finalmente, bajo este Epipaleolítico microlaminar,
y tras un episodio de abandono, documentamos una
fase estratigráficamente muy precisa (profundidad
entre -230/-240 cm. aprox.) datada en 12605±60
BP (OxA 10796) que se corresponde con la última
ocupación del Magdaleniense Superior final (nivel
II), separada del resto de la secuencia de ocupaciones magdalenienses por una gran caída de bloques
(-240/-260 cm. aprox.), tras la cual, se desarrolla la
secuencia de ocupaciones magdaleniense que se está
excavando hasta la fecha.
3. Dataciones radiocarbónicas de los niveles magdalenienses de la Cova del Parco
La secuencia sedimentaria analizada por M. M.
Bergadà (1998) fue datada radiocarbónicamente en
un principio a partir de muestras antracológicas extraídas de la misma sección por ella descrita. A lo largo de estos años nuevas dataciones llevadas a cabo a
partir de carbones recuperados durante la excavación
de diversas ECs nos ha permitido establecer la secuencia cronológica que a continuación presentamos.
Así, hemos diferenciado un Magdaleniense Superior
final, datado en: 12460±60BP (OxA10797) (z-269
cm) y 12560±130BP (OxA10835) (z-271 cm) ( La
fecha 13175±60BP correspondiente a (OxA10798)
(procedente de un carbón recuperado del interior de
VALLE DEL EBRO, PIRINEOS Y PREPIRINEO
la EC19 (zù-273 cm), no la consideramos válida) de
un Magdaleniense Superior, que sitúa su inicio a cotas
de entre -280/-285 cm. en base a la documentación
de triángulos escalenos alargados y que cuenta con
diversas dataciones: 12995±50BP (OxA13597) (zù285 cm), 13025±50BP (OxA13596) (z-280 cm) y
13095±55BP (OxA17730) (z-293,5 cm).
La progresiva desaparición de estos elementos
líticos, así como la aparición de diversos cambios
tecnológicos (p.ej. en los módulos de los soportes
laminares), tipológicos (nuevos tipos de azagayas) y
funcionales (en la dinámica de las ocupaciones del
espacio habitable); así como las últimas dataciones
radiométricas obtenidas: 13255±50BP (OxA29336)
(z-322 cm) y 13475±50BP (z-318 cm) nos plantean
la hipótesis de situarnos ya en ocupaciones pertenecientes al Magdaleniense medio.
4. Principales características de las ocupaciones magdalenienses de la Cova del Parco
Presentaremos a continuación un resumen, necesariamente sintético, de lo que han supuesto las intervenciones arqueológicas en la Cova del Parco por lo
que respecta al Magdaleniense; nuestra presentación
será necesariamente incompleta, ya que los trabajos
de campo continúan en la actualidad.
4.1. Dinámica de ocupación del espacio
Queremos señalar que la excavación sobre una
extensión de 40 m2 de las ocupaciones magdalenienses de la Cova del Parco no es casual. Una de nuestras
principales prioridades en el momento de abordar el
estudio del Magdaleniense en este yacimiento ha sido
desarrollarlo desde una perspectiva socio-económica
y de los comportamientos humanos; por este motivo
hemos llevado a cabo una excavación en extensión,
que nos ha permitido observar las relaciones espaciales entre los múltiples vestigios (artefactos y ecofactos) y las estructuras evidenciadas. Especial mención
merecen para nosotros las estructuras de combustión
(EC), ya que consideramos que en torno a ellas se
han articulado la mayor parte de las actividades productivas, sociales y culturales de dichas comunidades,
motivo por el cual han recibido a lo largo de estos
años una especial atención.
No debemos sin embargo obviar que nuestro trabajo se enfrenta con un problema importante: la trinchera-sondeo realizada en 1984 por el Dr. Maluquer de
Motes seccionó longitudinalmente el yacimiento por
su parte central, y afectó a toda la secuencia arqueológica, motivo por el cual no podemos, por un lado, establecer con absoluta certeza la continuidad estratigrá-
fica entre las actividades desarrolladas en cada uno de
los ámbitos en los que quedó divido el yacimiento tras
esta actuación, a saber: a la derecha el espacio definido
propiamente como cueva, y a la izquierda, el ámbito
considerado más externo o abrigo. Además, por otro
lado, la trinchera supuso la pérdida irremediable de la
información contextual asociada a los vestigios recuperados durante su excavación, y acabó constituyendo
únicamente una colección de materiales.
Las ocupaciones magdalenienses de la Cova del
Parco se caracterizan por una gran complejidad, evidenciada por distintos elementos. En primer lugar, por
el número y diversidad de las estructuras descubiertas
y excavadas; por un lado tenemos las ECs: planas sin
delimitación, o delimitadas por una corona de piedras,
o un enlosado y en cubeta, ya sea ésta simple o doble;
y por otro contamos con los “Depósitos de Restos de
Talla” (DRT), que definimos como acumulaciones en
una superficie muy reducida de restos de talla procedentes de un proceso técnico concreto (Mangado et
al., 2009, 2010). En segundo lugar, la complejidad ha
quedado evidenciada a partir de la variedad de actividades documentadas gracias a la diversidad tipológica
y funcional de los utillajes líticos (Calvo, 2004) y sobre
materias duras animales (Tejero, 2005); así lo certifican tanto la fabricación y reparación de instrumental
lítico (Langlais, 2004, 2010) y óseo (Tejero y Fullola,
2008), como el trabajo de la piel en las diversas fases
de su cadena operativa (Calvo 2004).
Por lo que respecta al Magdaleniense superior final, los estudios de distribución espacial de los vestigios, así como los análisis de las principales características de las estructuras de combustión (tipología, microestratigrafía y contenido), nos demuestran
una ocupación importante y multifuncional del área
central del ámbito de la cueva, donde, junto a la
funcionalidad culinaria de los hogares –asociados a
abundantes restos de fauna quemada–, se manifiestan otros tipos de actividades, básicamente de tipo
laboral: trabajo lítico, óseo, de la piel... Dentro de este
ámbito, aquellas zonas más próximas a las paredes
demuestran su marginalidad funcional, y se reservan
principalmente como áreas de acumulación de desechos, ya que en ellas se recuperan básicamente restos
faunísticos de escaso o nulo valor alimenticio y vestigios líticos desestimados para la producción (Mangado et al., 2006-2007).
También el sector más externo, o ámbito del abrigo, se caracteriza por este comportamiento marginal,
en el cual se desarrollaron apenas algunas actividades
de tipo laboral, como el posible ahumado de la piel o
de alimentos (Bergadà, 1998: 77-79).
Este comportamiento, tan marcadamente diferenciado en el uso de los espacios por lo que respecta
a las actividades en ellos documentadas, se verá mo-
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dificado a medida que nos adentremos en el Magdaleniense superior. Así, las ECs relacionadas con este
momento aumentan su presencia y reutilización en
el sector externo, del ámbito del abrigo, y manifiestan
a la vez tanto una mayor variabilidad tipológica como
en sus funciones; de este modo, junto a las actividades meramente de señalización e iluminación, aparecen las actividades laborales de talla lítica asociadas
a dichas estructuras, lo que nos ha permitido incluso
los remontajes tecnológicos entre varios conjuntos de
vestigios líticos.
Las otras estructuras que nos manifiestan la
complejidad de las ocupaciones llevadas a cabo
por los cazadores recolectores magdalenienses son
lo que hemos denominado Depósitos de Restos de
Talla (DRT), que hemos definido como: “la acumulación en un espacio delimitado y restringido de
una gran cantidad de restos de procesos técnicos
líticos concretos” que nos permiten incluso reconstruir la movilidad intrasite (Mangado et al., 20062007).
4.2. La gestión de los recursos a lo largo del Magdaleniense de la Cova del Parco
Los estudios llevados a cabo a lo largo de estos
años no sólo nos han permitido una cierta mirada
intrasite hacia la organización del espacio de trabajo
y vida de los ocupantes magdalenienses de la Cova
del Parco, sino que también nos han resultado básicos
para llevar a cabo una cierta visión hacia el exterior
extrasite, más allá del propio yacimiento, para conocer cuál era la gestión del territorio y de sus recursos por parte de estas comunidades. En este sentido
hemos observado también algunas diferencias entre
el Magdaleniense superior final y el Magdaleniense
superior.
4.2.1. Recursos abióticos
Así pues, a lo largo del periodo analizado hemos
documentado la presencia de determinados tipos de
sílex, que han sido objeto de caracterizaciones petroarqueológicas detalladas que ponen de manifiesto
como, de manera progresiva, se va produciendo una
reducción en la variabilidad de los tipos de sílex utilizados, ya que estas variedades más lejanas no aparecen representadas ya durante el Magdaleniense superior final, en lo que podemos considerar un cierto
proceso de regionalización de la explotación de los
recursos. De este modo, para las fases más antiguas de
la secuencia estudiada hasta la fecha (Magdaleniense superior), hemos podido evidenciar la presencia,
aunque en número escaso, de materiales procedentes de largas y/o muy largas distancias, que superan
ampliamente el rango regional de desplazamientos;
estos materiales son introducidos en el yacimiento
tanto en forma de soportes laminares tallados, como
de núcleos configurados. Este hallazgo que forma
parte de la tesis doctoral de uno de nosotros (MS)
que próximamente verá la luz, pone de manifiesto
un comportamiento de aprovisionamiento de materiales silíceos sobre el eje de las largas distancias, que
engloba tanto ambas vertientes de los Pirineos como
algunos territorios vecinos, ya no estrictamente pirenaicos, circunstancia que nos muestra una amplia
movilidad de estos grupos del Magdaleniense superior; esta movilidad se verá reducida progresivamente
a lo largo del Magdaleniense superior final, durante el
cual los materiales documentados son de adscripción
regional, para acabar adoptando un régimen local
de recursos durante las ocupaciones de los últimos
cazadores-recolectores, ya holocenos.
Las cadenas operativas líticas para la producción
del utillaje, asociadas a estos recursos silíceos, manifiestan también a lo largo de la secuencia estudiada
un progresivo comportamiento adaptativo tanto a
las características métricas como a la tallabilidad de
las materias primas empleadas para la confección del
utillaje. De este modo, durante el Magdaleniense superior el módulo laminar presenta tanto hojas como
hojitas, talladas en el propio yacimiento a partir de la
secuencia de reducción de núcleos de materias primas de calidad elevada y de morfologías principalmente, piramidales y prismáticas, y se recuperan a la
vez parte de los elementos de mantenimiento de los
núcleos (lascas y lascas corticales) para la confección
de utillaje doméstico variado (raspadores, raederas,
buriles, perforadores, etc…). Progresivamente, asistimos a la explotación de módulos menores de materia prima, por lo que en el yacimiento se genera un
mayor número de hojitas que de hojas; éstas últimas
parece que llegan en parte ya talladas como soportes,
e incluso como utillaje finalizado (algunos raspadores
y buriles así lo manifiestan), al mismo tiempo que
las actividades de configuración y mantenimiento de
los núcleos de hojitas se simplifican, pues se recurre principalmente a la explotación de volúmenes de
materia prima de menor tamaño y a partir de aristas
de origen natural (Langlais, 2010). En consecuencia,
el utillaje se resiente de esta circunstancia, y se echa
mano progresivamente con mayor frecuencia del sílex local de menor aptitud de talla para la elaboración
de los diversos tipos de instrumental lítico (Mangado,
2005).
El instrumental lítico de los niveles magdalenienses de la Cova del Parco se encuentra ampliamente dominado por los elementos cinegéticos y de
proyectil a lo largo de toda la secuencia exhumada. El predominio de hojitas y puntas de retoque
abrupto manifiesta una amplia variabilidad tipoló-
VALLE DEL EBRO, PIRINEOS Y PREPIRINEO
Figura 4. Industria lítica y ósea de las ocupaciones del Magdaleniense superior de la Cova del Parco (dibujos, R. Álvarez).
1,10,16: raspadores. 2: perforador. 3: hojita de dorso abatido. 4-9: triángulos escalenos. 11-13: buriles. 14-15: núcleos de
hojitas. 17: fragmento de hoja retocada. 18: Dentalium sp. 19: Nasarius sp. 20: Homalopoma sanguineum. 21: Theodoxus
fluviatilis. 22: colgante de canino atrofiado de ciervo . 23: aguja. 24: fragmento distal de azagaya. 25: azagaya.
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gica, en la que destaca la presencia de las hojitas
de dorso abatido truncadas (LDT), elemento que
hemos utilizado como marcador cultural para señalar la transición entre la fase final y la superior del
Magdaleniense. El conjunto cinegético se acompaña
de utillaje doméstico que manifiesta la amplia diversidad de actividades laborales desarrolladas en el
yacimiento, tanto en lo referente al trabajo de raspado y curtido de las pieles (Calvo, 2004) como en
el de elaboración y mantenimiento de utillaje óseo
(Tejero y Fullola, 2008) (Fig. 4).
4.2.2. Los recursos bióticos
La industria en materias duras de origen animal
de la Cova del Parco comprende dos grandes apartados. El primero se refiere al equipamiento doméstico
y cinegético fabricado en hueso y asta de cérvido. En
segundo lugar, contamos con un conjunto de objetos
de adorno personal que, con la excepción de dos colgantes en canino atrofiado de ciervo, se confeccionaron a partir de la concha de diversas especies malacológicas. Ambas entidades del registro arqueológico
material de la Cova del Parco constituyen un conjunto
notable tanto desde un punto de vista numérico como,
sobre todo, desde una óptica cualitativa, puesto que
incluyen no sólo objetos acabados sino otros elementos “técnicos” (restos de fabricación, piezas en curso de
trabajo, soportes…). Estos últimos resultan imprescindibles para reconstituir los esquemas técnicos operativos de explotación de las materias orgánicas de origen
animal.
Este aspecto constituye precisamente la mayor
aportación de la industria ósea de la Cova del Parco al
conocimiento de las ocupaciones magdalenienses del
yacimiento y, por extensión, del Magdaleniense peninsular. Si bien el desarrollo de la tecnología ósea es
relativamente reciente en relación a la tecnología lítica, ha quedado ampliamente demostrado su enorme
potencial para el mejor conocimiento de los aspectos
paleoetnográficos de los cazadores-recolectores del
Paleolítico superior (Averbouh, 2000).
Los resultados de nuestros análisis muestran que
el esquema operativo de la explotación del hueso
y del asta está orientado a la obtención de soportes
de tipo varilla o baguette mediante el procedimiento
del doble ranurado longitudinal (Tejero 2005, Tejero y Fullola 2006, 2008, Tejero et al. 2010). En el
caso del hueso, los bloques a explotar se seleccionan
plausiblemente entre los restos óseos desechados de
la cadena alimenticia, sin que se observen patrones
específicos de fracturación de carácter técnico. La
fauna recuperada en los niveles magdalenienses de
la Cova del Parco son fundamentalmente restos de
cabra (Nadal, 1998). Las astas trabajadas, siempre de
ciervo (Cervus elaphus), proceden probablemente
de colectas de astas de muda, si nos atenemos a sus
módulos de espesor del tejido cortical y la escasa presencia de ciervos entre la fauna cazada de Parco. Los
soportes en hueso y asta son transformados, mediante un raspado integral, respectivamente en agujas y
azagayas. Esta correspondencia entre materia prima y
tipo de objeto, que no es exclusiva del Magdaleniense, está relacionada con las propiedades estructurales
de cada materia, que las hacen más eficaces en tareas
de transformación (hueso) o como elementos de proyectil (asta) (Christensen y Tejero e.p).
En relación a los objetos de adorno personal, la
Cova del Parco ha proporcionado un conjunto de más
de un centenar de piezas, con una destacada presencia de gasterópodos marinos (Homalopoma sanguineum y Cyclope neritea) y fluviales (Theodoxus fluviatilis) (Tejero 2005, Estrada 2009, Estrada et al. 2010).
Las conchas de los diferentes taxones citados –algunas de las cuales conservan restos de ocre– fueron
perforadas probablemente mediante una percusión
indirecta. La aplicación de esta técnica para perforar
la concha de unas especies de tamaño muy reducido
y relativamente poco espesas requiere de un control
muy preciso de la operación. Este hecho muestra un
elevado grado de maestría técnica por parte de los
magdalenienses de la Cova del Parco. Al mismo tiempo, la selección de unas pocas especies –difíciles de
trabajar–, entre el amplio abanico de moluscos que
podemos suponer a disposición de los magdalenienses, indica una elección guiada por criterios culturales
y no de disponibilidad y/o eficiencia técnica.
Sin embargo, la mayoría de elementos faunísticos
documentados durante el Magdaleniense en la Cova
del Parco corresponde a restos abandonados de la
fauna cazada y consumida. Su estado de conservación suele ser precario ya que aparece muy fragmentada. A pesar de ello, ha sido posible en numerosas
ocasiones identificar cut-marks, que demuestran una
explotación intensiva de las presas, fundamentalmente Capra pyrenaica.
5. Conclusiones
La excavación durante más de un decenio de los
niveles magdalenienses de la Cova del Parco por parte
del equipo del SERP de la UB ha resultado clave para
la comprensión de las ocupaciones del Pleistoceno
final en el noreste de la península Ibérica. Tanto por
la larga secuencia sedimentológica y paleoambiental,
como por la cantidad y calidad de los vestigios culturales y estructuras antrópicas exhumados, este yacimiento es un punto de referencia obligado para el
estudio global de las ocupaciones magdalenienses en
ambas vertientes de los Pirineos.
ROBERT SALA RAMOS (EDITOR)
EUDALD CARBONELL | JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ CASTRO | JUAN LUIS ARSUAGA
(COORDINADORES)
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