Original J.L. Quesada, Mª J. Martínez, Cl. Galletti, D. López Campos ORL-DIPS 2001;28(1):12-19 Vías respiratorias de difícil intubación J.L. Quesada1 Mª J. Martínez2 Cl. Galletti2 D. López Campos1 Servicio de O.R.L 2 Servicio de Anestesiología y Rehabilitación Hospital Universitario Valle Hebrón. Universidad Autónoma Barcelona 1 Resumen La intubación difícil es una entidad poco frecuente, pero no rara, que debe ser investigada sistemáticamente en el preoperatorio por un examen clínico riguroso. Se estudian las diferentes etapas del examen clínico y las etiologías responsables haciendo especial referencia a las del área otorrinolaringológica. Summary Difficult intubation is an infrequent situation but not rare. It must be detected with a careful exam at the preoperative time. In this paper we present the different stages to determine those patients with a possible trouble during the intubation and the etiologies that can be responsible for this situation, specially those located at the otolaryngology area. La muerte preoperatoria y, por extensión, la morbilidad preoperatoria a partir de los trabajos de Ruth1 se clasificaron en varias categorías según fueran ocasionadas principalmente por la anestesia, por la cirugía o por la enfermedad del paciente. Correspondencia: J.L. Quesada Servicio O.R.L. Hospital Universitario Valle Hebrón Pg. Vall dHebron, 119-129 08035 Barcelona 12 Se ha de tener en cuenta que si bien en la mayoría de las ocasiones la valoración preoperatoria la va a realizar sólo el anestesista, sin embargo la colaboración del otorrinolaringólogo puede ser fundamental tanto a la hora de identificar las alteraciones que pueden ser causa de dificultad en la intubación como para el tratamiento eficaz de estos pacientes. Además no hemos de olvidar que algunos pacientes a los que se realizan intervenciones del área otorrinolaringológica a menudo presentan afectación de la vías aéreas superiores antes de la cirugía debido a anomalías anatómicas, traumatismos, edema, infección o tumores de estas regiones. Referente a la valoración de una vía respiratoria de difícil intubación, como señalan Norton y Brown2 no existe un concepto claramente definido sobre lo que constituye una vía respiratoria difícil. Si no se visualiza bien la entrada de la laringe y se presentan ORL-DIPS 2001;28(1):12-19 dificultades para poder realizar una intubación laringotraqueal se considerará que estamos ante una vía respiratoria de difícil intubación. En general se considera que tres o más intentos fallidos para visualizar la glotis, tras la sedación del paciente, constituyen un criterio aceptable para considerar la existencia de una vía respiratoria difícil2. Aunque existen factores anatómicos como retrognatia, macroglosia, alteraciones de la articulación temporomandibular, etc., que pueden justificar la dificultad de la intubación laringo-traqueal, a veces existen otros factores de difícil valoración y que sin embargo tendrán un gran valor a la hora de realizar una correcta intubación. La incidencia de la intubación difícil y del fracaso de la intubación varía en función de los criterios de intubación difícil y de la población estudiada. En un estudio realizado por un Comité de expertos de la Sociedad Francesa de Anestesia se encontraron intubaciones difíciles entre el 0,5 y 2% en cirugía general, entre el 3 y 7% en obstetricia y entre el 10 y 20% en cirugía oncológica otorrinolaringológica3. Si a esto añadimos que el 30% de las muertes por anestesia son debidas a fracasos de intubación4, se comprenderá la importancia que debemos dar al problema de las intubaciones difíciles y la ayuda que podemos aportar los otorrinolaringólogos a identificar estos pacientes antes de llegar al quirófano. Las dificultades en la intubación son de tal importancia que la American Society of Anesthesiologists hizo un estudio cerrado de complicaciones en anestesia y compensaciones por negligencia profesional que surgieron por estas complicaciones. Más del 33% de las complicaciones fueron problemas de índole respiratoria y casi todas surgieron durante la inducción de la anestesia, con intubación traqueal fallida. El 85% de estas intubaciones fallidas terminaron en muerte o coma irreversible5. Vías respiratorias de difícil intubación Se calcula que en la actualidad, en Estados Unidos, la mortalidad anestésica es de 1 de cada 10.000 actos anestésicos, estimándose que el 70% de las muertes ocurridas son atribuidas a problemas de las vías respiratorias superiores. Aunque no existe ningún dato que nos anticipe de forma segura las dificultades para la intubación, se ha de tener en cuenta que existen una serie de datos anatomoclínicos que hacen prever una intubación laringotraqueal difícil. A pesar de la importancia y magnitud del problema, cuando se analiza de forma particular es evidente que los casos de vías respiratorias difíciles que cada anestesista encuentra cada año son raros, por lo cual en ocasiones no se tiene una conciencia exacta del problema. Se ha de realizar un interrogatorio dirigido a descubrir procesos que puedan asociarse a intubaciones difíciles, deben investigarse una serie de signos funcionales entre los que destacan: alteraciones de la fonación, disnea, ronquidos, accesos de cianosis, etc. La exploración física de la vía aérea superior ha de ser minuciosa, lo que permitirá identificar la mayoría de los pacientes con problemas de intubación. Se ha calculado que el 90% de las intubaciones difíciles pueden preverse si se realiza una correcta evaluación clínica preoperatoria6. En consecuencia, el problema de las vías respiratorias difíciles está, fundamentalmente, en identificar a estos pacientes en el preoperatorio, lo que permite valorar las anomalías anatómicas y procesos patológicos con el fin de poder elaborar un plan adecuado de asistencia de común acuerdo entre el anestesiólogo y el otorrinolaringólogo. Esto creemos que es fundamental sobre todo cuando se tengan que intervenir pacientes con patología otorrinolaringológica y de cirugía cérvico-facial. Como señala Epstein7, la evaluación cuidadosa de las vías respiratorias es parte integral del estudio preoperatorio del anestesista. La meta de la evaluación es identificar a las personas en quienes la intubación puede ser más difícil de lo usual. La revisión de las vías respiratorias es especialmente importante en personas a quienes se plantea realizar cirugía otorrinolaringológica, por la mayor incidencia de alteraciones de las vías mencionadas, en comparación con la población general. Cuando se identifica a un individuo con posibles dificultades en la intubación, es necesario obtener con anticipación el equipo apropiado, y comentar con el otorrinolaringólogo el plan de intubación y asistencia de las vías respiratorias e incluso debe de estar presente en el momento de la inducción en el caso de que existan dificultades ligadas a una lesión otorrinolaringológica. Esta evaluación siempre será posible, en enfermos programados, pero no en los casos de intervenciones urgentes. Si el paciente ha sido anestesiado en otra ocasión, es importante conocer si hubo o no problemas con la intubación. Ningún estudio aislado permitirá saber por anticipado si la intubación traqueal será difícil o fácil, pero con la combinación de varias pruebas se puede lograr un mayor grado de certeza. Generalmente la mayoría de los pacientes difíciles de intubar se relacionan con una reducción de la extensión de la cabeza, retrognatia y aumento del tamaño de la lengua, por lo que se ha de valorar fundamentalmente la extensión del cuello, tamaño mandibular y cavidad bucal, así como su abertura. Se ha de valorar que no existe una correlación directa entre laringoscopia e intubación difícil. - La no visibilidad de la úvula y del velo del paladar, en relación, en general, con el tamaño de la lengua y de la orofaringe. Se aplica el sistema de Mallampati modificado por Samsoon y Young13, para lo cual al paciente se explora sentado, de frente, abriendo al máximo la boca, la lengua fuera y en fonación. Nos encontramos con 4 estadios (Figura 1): Estadio I. Visibilidad del paladar blando, de la úvula, de los pilares del velo y de la pared posterior de la faringe. Estadio II. Visibilidad del paladar blando, la úvula y la pared posterior de la faringe. Estadio III. Visibilidad del paladar blando y de la base de la lengua. Estadio IV. Paladar blando no se observa. Criterios anatomoclínicos de intubación difícil En los estadios I y II generalmente a la laringoscopia directa se observa bien la laringe en más del 99% de los casos, mientras que en el estadio III y sobre todo el IV la intubación será difícil. Como hemos señalado anteriormente, un aspecto básico de las vías respiratorias de difícil exploración e intubación es su identificación. La dificultad de visualización de la glotis con la laringoscopia directa se expresa generalmente mediante los llamados grados de Cormack y Lehane8. ORL-DIPS 2001;28(1):12-19 13 J.L. Quesada, Mª J. Martínez, Cl. Galletti, D. López Campos Figura 1. Sistema de Mallampati modificado por Samsoon y Young. A, B, C y D corresponden a los estadios I, II, III y IV A B C D Figura 2. Grados de Cormack y Lehane. E, F, G y H corresponden a los grados I, II, III y IV Figura 3. Dificultad a la intubación por incisivos superiores prominentes Son cuatro (Figura 2): Grado I. Exposición de toda la glotis. Grado II. Sólo visible la parte posterior de la glotis (Comisura posterior y aritenoides). Grado III. Sólo visible la epiglotis. Grado IV.- No visible la epiglotis. Los grados III y IV pueden presentar dificultades de intubación laringo-traqueal. Siempre hemos de valorar una serie de factores que bien de forma aislada o asociada nos los vamos a encontrar, destacando: 14 ORL-DIPS 2001;28(1):12-19 Cuello corto y grueso. Una distancia esternomentoniana, medida con la cabeza en extensión y boca cerrada, entre el borde superior del manubrio esternal y la sínfisis mandibular, inferior a 13 cm se considera un factor predictivo de intubación difícil9,10. Igualmente una distancia entre el mentón y el borde superior del cartílago tiroides inferior a 6 cm, tras la extensión completa del cuello dificultará la intubación. Limitación de la movilidad del maxilar inferior, de tal forma que la introducción del laringoscopio es imposible con una abertura de la boca inferior a 20 mm, ya que para realizar la laringoscopia directa se precisa un mínimo de 30 mm en la mujer y 35 mm en el hombre. Boca estrecha con paladar ojival. La abertura normal es de 5 a 6 cm. Por lo común se debe abrir la boca un mínimo de 3 cm para que la laringoscopia sea satisfactoria y se pueda realizar la intubación. Además un paladar estrecho reduce el volumen bucofaríngeo y dificulta la laringoscopia directa y la introducción del tubo orotraqueal11. Dientes incisivos superiores salientes (dientes de conejo), dificultará de forma considerable la intubación (Figura 3). Limitación de la movilidad del raquis cervical. La capacidad de extensión completa del cuello es importante para alinear los ejes bucal, faríngeo Vías respiratorias de difícil intubación y traqueal y así facilitar la intubación traqueal. El adulto normal extiende el cuello 35º a nivel de la articulación atlantooccipital. Este ángulo se mide con el paciente sentado y con la boca abierta de forma que las caras oclusivas de los dientes superiores queden paralelas al suelo. A continuación se extiende al máximo la articulación atlantooccipital quedando el resto de la columna cervical lo más recta posible y se conserva la boca abierta. El grado de extensión de la articulación se calcula por el ángulo formado entre la línea paralela a la nueva posición de la superficie oclusal de los dientes superiores y la línea de referencia (Figura 4). Bellhouse y Doré12 establecen 4 grados, que pueden predecir la intubación difícil: Figura 4. Grados de Bellhouse y Doré. Evaluación clínica de la extensión atlantooccipital. En condiciones normales el cuello se extiende al menos 35º. La línea de referencia es la de las caras oclusivas de los dientes superiores paralela al suelo. Grado I: movilidad superior a 35º; Grado II: movilidad reducida en 1/3; Grado III: movilidad reducida en 2/3; Grado IV: movilidad nula Grado 1. La movilidad es al menos de 35º. Grado 2. Reducción de un tercio de la movilidad. Grado 3. Reducción de la movilidad a la mitad. Grado 4. Movilidad nula. Figura 5. Distancia tiromental de Patil. La situación ideal es cuando la distancia es al menos de 6 cm estando el paciente en extensión máxima Los grados de movilidad 3 y 4 predicen una intubación difícil. Espacio mandibular. Otro método sencillo que puede utilizarse para valorar el posible nivel de dificultad de la intubación traqueal, es medir el espacio mandibular anterior. Se puede medir mediante: a. La distancia tiromental de Patil. Es la distancia desde la escotadura del cartílago tiroides hasta el mentón con el cuello en máxima extensión y la boca cerrada. Si esta distancia es menor de 6 cm (Figura 5) o está entre 6,5 y 6 y se asocia otra anomalía de las vías respiratorias, la dificultad en la intubación suele ser la regla14. b. Distancia esternomentoniana. Savva15 prefiere valorar esta distancia, que debe ser superior a 12,5 cm. Se evalúa observando al paciente de perfil, con la boca cerrada y la cabeza en extensión completa. Signo del orador o prior. Este signo se presenta como consecuencia de afectación de las articulaciones interfalángicas como consecuencia de afecciones reumáticas o diabetes, a consecuencia de lo cual el paciente no puede juntar las manos (Figura 6). Se suele asociar a afectación de la articulación temporomandibular y del raquis cervical, por lo cual es un signo predictivo de intubación difícil16. También hemos de tener en cuenta que suele existir una asociación entre la intubación y la ventilación con mascarilla facial difícil, de tal forma que para Figura 6. Signo del orador. A: normal; B: sujeto diabético A B Asai, et al.17 un 14% de los pacientes con ventilación difícil presentaban una intubación difícil y Parmet et al.18 encuentra que en el 0,1% de los pacientes se asociaba ventilación e intubación difíciles en las inducciones anestésicas. Para Masso19 la incidencia de ventilación difícil-intubación imposible fue del 0,3%, incluyendo aquellos casos de ventilación e intubación difíciles, coincidentes simultáneamente y aquellos en los que las dificultades de intubación provocaron secundariamente una ventilación con mascarilla difícil. No debemos de olvidar que estos factores predictivos no descartan la existencia de otras causas patológi- ORL-DIPS 2001;28(1):12-19 15 J.L. Quesada, Mª J. Martínez, Cl. Galletti, D. López Campos cas y farmacológicas de vía aérea difícil. La evaluación debe completarse con el análisis detenido del historial clínico y la búsqueda de semiología compatible con la presencia de alguna de las patologías consideradas como causas de dificultad de intubación. También es de ayuda un examen otorrinolaringológico completo que puede llegar incluso a un estudio endoscópico no solo faringo-laríngeo sino también traqueal. Causas de dificultad de intubación Las alteraciones que pueden dificultar la intubación son muy variadas, la mayoría de ellas dentro del campo de la otorrinolaringología. Cuando la intervención está indicada por el otorrinolaringólogo, generalmente estas alteraciones suelen identificarse y valorarse correctamente, pero esto no siempre ocurre cuando el paciente es intervenido por patologías diferentes. Las podemos agrupar en los siguientes apartados: En relación con el movimiento de la cabeza y cuello La movilidad del cuello es importante para que se produzca una buena alineación de los ejes de la traquea, faringe y boca que permita visualizar la glotis. Todos los procesos que produzcan incapacidad para extender y conseguir una posición óptima de la cabeza para obtener una buena visualización de la glotis harán difícil la intubación. Se ha de tener en cuenta que aparte de las dificultades que pueden presentarse a la hora de la intubación, existe la posibilidad de que se lesione la médula cervical y se produzca daño neurológico. Entre los procesos que pueden ser causa de dificultad de extender la cabeza tenemos fundamentalmente: Anomalías congénitas - Síndrome de Klippel-Feil, que se caracteriza por cuello corto o ausente, con vértebras cervicales o cervicotorácicas fusionadas. El giro rápido de la cabeza y el cuello puede producir un síncope y durante la laringoscopia e intubación se pueden producir lesiones de la médula con riesgo de daño neurológico importante. - Deformación de Arnold-Chiari, que es un cierre prematuro de las suturas craneales, que produce craneosinartrosis y que resulta de un bulbo y cerebelo alargados o aplanados, con protrusión a través del agujero occipital hacia el conducto raquídeo. Hay que tener una pre- 16 ORL-DIPS 2001;28(1):12-19 caución extrema al mover la cabeza durante la intubación. - Síndrome de Turner masculino, que aparte del cuello corto, existe una estatura baja con retraso de la pubertad. - Síndrome de Smith-Lemeli-Opitz que presenta cuello corto con microcefalia y retraso mental. - Síndrome de Still en que además de la fusión del raquis cervical, puede haber una artritis temporomandibular que dificulte la abertura bucal, con lo que aumentan las dificultades de intubación oro-traqueal. Lesiones adquiridas cervicales, tales como traumatismos, fracturas y secuelas, osteomielitis, artritis, etc. Aproximadamente el 10% de los traumatismos craneales se acompañan de fracturas del raquis cervical, algunos con déficit neurológico. Si hubiera necesidad de realizar una intubación laringotraqueal, se ha de procurar realizar una intubación nasotraqueal, conservando la cabeza del paciente en posición neutral, ya que es necesario conservar la función neurológica que exista y proteger al paciente de lesiones relacionadas con la manipulaciones de la cabeza para la intubación. Se ha descrito limitación de la movilidad de la articulación atlanto-occipital con disminución de la extensión y flexión de la cabeza en el síndrome de articulación rígida diabética20. Cuello muscular y corto, limita la movilidad de la articulación atlanto-occipital y en consecuencia la movilidad de la cabeza. Procesos que producen incapacidad para abrir la boca con suficiente amplitud Lo más frecuente es la disfunción de la articulación temporomandibular. Cualquier forma de artritis puede originar rigidez o inmovilidad de la articulación temporomandibular. Se ha de tener en cuenta que la inmovilidad de la mandíbula puede ser tanto por lesiones a nivel de la propia articulación como por lesiones de vecindad a consecuencia de quemaduras, traumatismos, miopatía del músculo temporal, etc. Estas alteraciones deben determinarse por el interrogatorio y el examen. La exploración de las articulaciones temporomandibulares puede realizarse de forma simple y simultánea, colocándose los dedos pulgares de las manos detrás de los lóbulos auriculares y los índices Vías respiratorias de difícil intubación por delante del trago presionando profundamente la articulación, mientras se solicita al paciente que abra y cierre la boca al máximo, con lo que se observa el desplazamiento de la cabeza del cóndilo. Cavidad oral Paladar estrecho. Reduce el volumen bucofaríngeo y dificulta no sólo la laringoscopia directa, sino también la introducción del tubo orotraqueal. Macroglosia. Relacionada sobre todo con el volumen y longitud anterior. Hay que tener en cuenta que una serie de síndromes se van a caracterizar por la presencia de macroglosia y boca pequeña tales como el de Down, Hurler y el de KocherDebré-Sémélaigne, en que además de la macroglosia, existe mixedema y aumento generalizado de la masa muscular. Linfangioma, que dificulta de forma considerable cualquier maniobra de exploración laríngea e intubación. Angina de Ludwig. Es una celulitis de los espacios submandibular y sublingual que puede incluir el suelo de la boca y los compartimentos anteriores del cuello. La visualización de la glotis puede ser imposible debido a la distorsión anatómica, edema y trismo. También se ha de valorar la posibilidad de la abertura espontánea del absceso, con la subsiguiente diseminación del pus hacia los pulmones. Traumatismos bucofaciales. Cuando son graves y sobre todo si se asocia edema y hemorragia, a veces, puede ser preciso realizar traqueotomía. Si no existe hemorragia incoercible ni obstrucción de la vía aérea, las intervenciones que requieren anestesia e intubación traqueal se pueden diferir lo que permite realizar previamente una valoración médica completa y minuciosa de la vía aérea superior. Tumores de la cavidad oral. Pueden dificultar la intubación tanto por su volumen como a consecuencia de las posibles hemorragias que se puedan producir en el momento de las manipulaciones. Los tumores del tercio posterior de lengua son los que mayores problemas plantean. Retrognatia y micrognatia. Estas alteraciones dificultan la intubación al reducir el espacio para el desplazamiento de la lengua durante la laringoscopia directa. Generalmente se trata de anomalías congénitas como el síndrome de Teacher Collins o el Síndrome de Pierre Robin. Faringe Absceso periamigdalino. Debe esperarse una intubación difícil por la anatomía distorsionada, edema y posible trismo. Hipertrofia de amígdalas. Si bien por si solas no suelen plantear problemas de intubación, si se asocian a otras alteraciones, como macroglosia, retrognatia, etc. se puede agravar el problema. También se ha de tener en cuenta que es la causa más frecuente de OSAS en los niños y su diagnostico permitirá la exclusión de estos pacientes de un programa de cirugía ambulatoria. Hipertrofia de la amígdala lingual. Para el diagnóstico es preciso realizar una laringoscopia indirecta y sospecharse ante la existencia de ronquidos, apneas, disfagia, odinofagia, sensación de globo faríngeo o cambios de voz. Tumores faríngeos. Los tumores de faringe y sobre todo del seno piriforme pueden invadir o desplazar la laringe y dificultar la visualización de la glotis y en consecuencia la intubación. También se ha de tener en cuenta la posibilidad de que surja una hemorragia importante como consecuencia de las manipulaciones de intubación. Laringe Anomalías epiglóticas. Algunos defectos congénitos de la epiglotis, como la bífida o hipoplásica. Quistes laríngeos. Suelen ser asintomáticos y benignos, pero cuando son voluminosos o se sobreinfectan pueden presentar riesgo de imposibilidad de intubar e incluso de ventilar pues, a veces, pueden deformar la laringe. La localización más frecuente es en la cara lingual de la epiglotis y más raramente en el área aritenoidea y los repliegues ariepiglóticos. Se puede precisar la punción y aspiración del contenido quístico. Traumatismos laríngeos y secuelas. Los traumatismos laríngeos pueden plantear problemas de intubación, dependientes de la causa e intensidad del traumatismo. No es raro encontrar edema, enfisema y hematomas que alteran la anatomía de la vía aérea superior. Epiglotitis. Desde el punto de vista anatomopatológico las lesiones se sitúan a nivel de las estructuras supraglóticas. La sintomatología empieza con síntomas discretos, un simple estado catarral con ligero malestar general, local y febrícula, pero en cualquier momento se puede presentar disnea, que se puede agravar de forma súbita y conducir a la muerte en pocas horas. ORL-DIPS 2001;28(1):12-19 17 J.L. Quesada, Mª J. Martínez, Cl. Galletti, D. López Campos sionar edema, fibrosis y rigidez de la laringe e incluso trismo, por lo que no es infrecuente que la intubación sea difícil incluso en los pacientes que no presenten estridor. Figura 7. Tubo nasofaríngeo La obstrucción de la vía aérea puede ser secundaria a la cirugía cervical, bien como consecuencia del edema, hematoma o lesión nerviosa. La tiroidectomía, discectomía cervical e incluso la colocación de catéteres venosos en la región cervical son las causas más frecuentes de obstrucción preoperatoria de la vía aérea11. Figura 8. Paciente en el postoperatorio inmediato con tubo nasofaríngeo 18 Obesidad El manejo de la vía aérea puede ser especialmente difícil, sobre todo en la obesidad mórbida, ya que los movimientos de la columna cervical y la introducción del laringoscopio pueden estar limitados por la grasa. El aumento de volumen de los tejidos blandos que rodean la vía aérea pueden disminuir de tamaño, incluso la laringe puede ocupar una posición más anterior y superior, de modo similar a como ocurre en la infancia. La odinofagia suele ser importante. El diagnóstico es fácil si se piensa en esta afección, por una simple laringoscopia. La intubación puede resultar difícil o imposible, por lo que puede ser necesario realizar una traqueotomía de urgencia. El problema se suele agravar en los obesos que presentan un síndrome de apnea obstructiva del sueño (OSAS), pues a la obesidad pueden asociar alteraciones anatómicas como: cuello corto, retrognatia, macroglosia, etc.21 Autores como Vilette, et al22 señalan que la frecuencia de intubaciones difíciles en pacientes con OSAS es del 0,5 al 2% en casos de cirugía general, aumentando dicha frecuencia del 7 al 15 % en la cirugía de la esfera otorrinolaringológica y del macizo craneofacial. En estos pacientes suelen estar presentes más de una de las alteraciones señaladas por todos los autores como predictivas de intubación difícil. La orientación diagnóstica nos la puede dar: la historia clínica, donde el ronquido e hipersomnia diurna afirmativas nos orientarán para posteriores preguntas dirigidas fundamentalmente a la persona que duerme con él y que será principalmente la presencia o no de agitación y apneas nocturnas. Tumores laríngeos. Generalmente la dificultad en la intubación va a estar en relación a la extensión y localización del tumor, junto a las características anatómicas del paciente. Los grandes carcinomas exofíticos, friables y hemorrágicos de la epiglotis son generalmente los casos más difíciles de intubación. En la valoración de las vías respiratorias el otorrinolaringólogo debe de informar al anestesista de la localización y extensión del tumor y si el paciente ha recibido radioterapia previa o no, ya que ésta puede oca- La presencia de dos personas experimentadas en este tipo de pacientes es necesaria para llevar a cabo con éxito la intubación. Es necesario tras una anestesia local bucofaríngea y/o una sedación ligera, realizar una laringoscopia con el fin de ver la laringe y valorar las posibilidades de intubación. Sólo relajaremos al paciente cuando tengamos la certeza de que está intubado21. El paciente terminada la intervención será extubado una vez recuperados los reflejos y saldrá del quirófano tras colocar un tubo nasofaríngeo (Figuras 7 y 8), pasando a la sala de reanimación. ORL-DIPS 2001;28(1):12-19 Vías respiratorias de difícil intubación Acromegalia Una importante consecuencia de la hipersecreción de la hormona de crecimiento es la acromegalia, que puede presentar una gran dificultad para el control de las vías aéreas, de la laringoscopia y de la intubación. Intubación naso-traqueal En caso de tener necesidad de realizar una intubación naso-traqueal, hemos de explorar las fosas nasales, valorando que puede existir dificultad o imposibilidad del paso del tubo a través de las fosas nasales e incluso que pueda existir contraindicación como ocurre en las atresias de coanas e incluso en la disostosis cráneo facial de Cruzon. Aunque es evidente que los casos de vías respiratorias de difícil intubación que cada anestesiólogo encuentra cada año son escasos, no deja de tener interés su identificación y valoración, máxime que cada día es mayor el numero de pacientes que son intervenidos en programas de cirugía mayor ambulatoria, de donde estos pacientes deben de ser excluídos. Bibliografía 1. Ruth HS. Anesthesia study commissions. Jama 1945;127:514-7. 2. Norton ML, Brown ACD. Valoración del paciente con vías respiratorias difíciles para anestesia. Clínicas Otorrinolaringológicas Norteamérica. México: Interamericana, 1990;4:773-87. 3. 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