Algunos aspectos de la variabilidad de los eufemismos en el

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Algunos aspectos de la variabilidad de los eufemismos en el español
contemporáneo
Anna Rodchenko
La variabilidad de la lengua es su característica fundamental, la condición
necesaria que garantiza su funcionamiento como medio al servicio de la comunicación humana,
del pensamiento y la expresión de todas las manifestaciones de la realidad. El gran lingüista
ruso G.V.Stepanov ha desempeñado un papel fundamental en la elaboración de la metodología
de la variabilidad lingüística, sus principios teóricos y la primera experiencia de su aplicación a
un amplio material práctico.
La lengua española constituye un material perfecto para los estudios de la variabilidad
ya que es el idioma oficial en 20 países y cada año cobra en el mundo cada vez mayor auge.
La eufemía es también un fenómeno universal y acompaña constantemente a nuestra
comunicación. Se recurre a medios eufemísticos siempre que se trata de algo que puede suscitar
asociaciones indeseables, algo que provoca o puede provocar una reacción emocional negativa.
Los recursos lingüísticos y paralingüísticos que utilizamos en estos casos sirven para atenuar y
neutralizar estas asociaciones, evitando así conflictos comunicativos. Estos recursos pueden ser
tanto de uso general (y así quedan registrados en los diccionarios con la abreviatura “euf.” eufemismo) como ocasionales. Cuanto más se usa tal o cual recurso tanto menos cumple su
función de atenuar las emociones negativas, para paulatinamente convertirse en forma
indeseable en el uso, transformándose en tabú. Es precisamente la variabilidad de la lengua la
condición que, aparte de otras funciones, cosntituye la base de la renovación del conjunto de los
recursos eufemísticos.
Las manifestaciones de la variabilidad dependen de muchos factores de carácter intra- y
extralingüístico. En el caso de los eufemismos, las necesidades de su renovación y sustitución
se encuentran fuera de la lengua, en las condiciones sociales y psicológicas, pero estas
necesidades se satisfacen gracias a las posibilidades que ofrece la lengua.
La variabilidad se manifiesta no solamente en una gran diversidad de recursos
eufemísticos sino también, y en primer lugar, en su especificidad nacional y cultural. La
evolución de la eufemía refleja la evolución de la moral humana. Las condiciones históricas y
sociales en las cuales se forman y se desarrollan la cultura y las tradiciones, los principios
morales y las peculiaridades psicológicas de cada pueblo determinan, entre otras cosas, las
esferas principales de la interdicción, que son en la mayoría de los casos aquellas donde se suele
recorrer a los eufemismos. En las culturas cristianas estas esferas son muy parecidas y tienen
como centro al Hombre, sus cualidades físicas, fisiológicas y espirituales y sus relaciones con
los demás y el Estado. La religión y los tabúes supersticiosos ya no ocupan tanto lugar en la
vida del hombre civilizado como antes. Sin embargo, la especificidad de muchas culturas
“primitivas” radica precisamente en el papel predominante de todo lo relacionado con la vida
religiosa de sus representantes, su culto. Asi, por ejemplo, en la cultura yakuta (Siberia) dentro
de las esferas de la interdicción linguistica se encuentran los términos “Camino”, “Alimentos”,
“Caza y pesca”, en algo absolutamente impropios e insólito para europeos o norteamericanos.
Entre otros ejemplos de la especificidad nacional y cultural respecto a los eufemismos cabe
mencionar el fenómeno de la “political correctness” en EEUU, el papel especial que
desempeñan los eufemismos políticos e ideológicos en Cuba o las diferencias en el carácter de
los tabúes sexuales en distintas culturas y muchos otros. La variabilidad de los eufemismos
tiene varios aspectos.
La variabilidad temporal de los eufemismos se manifiesta de dos formas:
1. En el proceso del uso el eufemismo pierde sus cualidades atenuantes, “se
desgasta”, y pasa a convertirse en forma indeseable (factor
psicolingüístico);
2. El eufemismo como reflejo de la interdiccion aparece y desaparece en
dependencia de la cantidad y el carácter de interdicciones en la sociedad
(factor social).
La variabilidad territorial del vocabulario interdicto y los eufemismos es muy propia de
la lengua española y se revela, por una parte, en que ciertas formas adquieren carácter vulgar en
algunas variantes nacionales y, en consecuencia, tratan de evitarse como indecentes, mientras en
otras variantes nacionales siguen funcionando normalmente en otras (en algunas provincias de
Cuba, por ejemplo, ‘bollo’, ‘papaya’ tiene el significado de ‘vulva’; ‘venirse’ - ‘alcanzar el
orgasmo’); por otra parte, se manifiesta en la especificidad nacional de los medios eufemísticos,
exclusivos de una sola variante nacional (por ejemplo, los cubanismos ‘escribir una carta a
Fidel’ - ‘defecar’; ‘difícil de feis’ - ‘feo’; ‘tifitifi’ - ‘ladrón’; ‘saramanbiche’ - ‘hijo de puta’ (del
inglés ‘son of a bitch’); ‘estar en Baracoa (embaracutey)’ - ‘estar embarazada’; ‘ser de Bainoa’
- ‘ser tonto’, etc.).
El uso de los medios eufemisticos depende también en gran medida de las
características de los participantes en el acto comunicativo (la capa social a que pertenecen, el
nivel de educación, el sexo; la situación y sus papeles en ella; el grado de intimidad u
oficialidad de sus relaciones en general; la intención del hablante, etc.). Cuanto mayor es la
distancia contemplada por los comunicantes en sus relaciones (oficiales) menos son las
posibilidades de que se violen diferentes interdicciones (lingüísticas o de conducta) y, en
consecuencia, mayor es la necesidad de recurrir a los eufemismos, escogiendo de los sinónimos
el más atenuante. Por ejemplo: En el extranjero dos oficiales de los servicios cubanos de están
redactando un informe al Centro. Uno dicta:
A las ocho el objetivo mandó a llamar nuevamente y
le encargó que lo conectara con el chulo del hotel, que subió de
inmediato para mostrarle el album de las putas...” El otro lo
interrumpe: “Pon algo mas decente, coño... En vez de chulo pon
tratante y en vez de putas pon call-girls...1
La especificidad nacional y cultural de la comunicación se refleja tambien en la
jerarquía de los temas en los repertorios temáticos, lo que constituye otro factor objetivo que
determina la variabilidad de la interdicción y los recursos eufemísticos (por ejemplo, las “3 S”
prohibidas en Italia).
Junto con las condiciones sociales (factor objetivo) una gran importancia tienen, por
otra parte, motivos psicológicos (factor subjetivo) que obligan al individuo evitar una forma de
expresarse para recurrir a otra, escoger de entre las muchas formas de exponer el mismo
contenido aquella que permita obtener los mejores resultados en la comunicación. El
componente afectivo de la palabra es un elemento integrante de la estructura de su significado.
En el caso del vocablo interdicto el carácter de este componente está determinado por las
emociones negativas vinculadas con éste a través de los mecanismos de la memoria. Estos
vínculos se establecen en el proceso de asimilación del idioma y las normas sociales en el
1
D.Chavarria, J.Vasco, Completo Camagüey, p.169.
individuo. A veces surgen los denominados “tabúes individuales” que dependen
exclusivamente de la experiencia individual de la persona, de ciertos acontecimientos de su
vida, mientras que para los demás estos vocablos carecen de toda forma de las asociaciones
negativas. Por ejemplo:
... y en la curda, Higinio, mecánico de profesión,
comunista de alma y lector apasionado de novelas de cualquier tema,
ya había repetido varias veces ante un desconocido, que Álvaro era un
intelectual, hasta que Álvaro se encabronó y estuvo un buen rato
explicando la diferencia entre ser un intelectual y tener una posición
intelectualista ante la vida. Y a Álvaro le jodía que lo presentaran
como un intelectual...2
Como podemos ver, para Álvaro, redactor de una editorial, la palabra “intelectual” si
no es un insulto, al menos le suena muy desagradable.
La unidad dialéctica entre la norma (lo estático) y la variabilidad (lo dinámico) con
respecto a los eufemismos se refleja en el problema de las relaciones entre los eufemismos de
uso común y los ocasionales. La paradoja radica aquí en que en el mismo momento en que un
eufemismo aparece en el diccionario empieza a dejar de serlo. El eufemismo “normativo” tiene
una vida muy breve en la lengua. Sin embargo ella ofrece recursos inagotables que usados de
manera ocasional pueden cumplir perfectamente todas las funciones propias del eufemismo.
Los recursos ocasionales más extendidos son diferentes cambios semánticos (metáfora,
metonimia, hipónimos, hiperónimos, antifrasis, litote, etc.) y los denominados “eufemismos
eternos” o situativos (elementos deícticos, palabras de amplia semántica (cosa, asunto, negocio,
problema), palabras clasificadoras (tipo, clase)). Un recurso ocasional muy frecuente es la
elipsis sintáctica.
Como han constatado algunos autores (S.Widlak, E.Montero, J.da Silva Correia,
M.Casas Gomez y otros) la variabilidad lingüística de los medios eufemísticos está
representada por un conjunto de posibilidades para neutralizar las asociaciones negativas que
existen en todos los niveles de la lengua. Estas posibilidades (el sistema) pueden ser realizadas
en cada variante nacional de forma diferente (la norma). Asi son, por ejemplo, los eufemismos
formales de ‘diablo’: diache (PR), diango (Cuba), diasque (Chile, Hond., Mex.), diastre o
diastres (Col.), diacho, dianche, diantre o diantres (Esp.), o las diferentes expresiones para
referirse al embarazo (nivel de significado): estar en estado Tachira / Trujillo (Ven.), estar
adelantada (Col.), estar cargada (Mex.), andar con bombo (Arg.), estar (o tener) tamaña
barriga; estar como el pan de la Perdomo, con la ganancia adentro (Guat.), inflarle el globo a
una, ir a echar un litro y llenarle el tanque a una, estar en Baracoa (embaracutey), estar
embarcada (Cuba).
Las necesidades derivadas de la atenuación o neutralización de las reacciones
emocionales negativas exigen el recurso al eufemismo en prácticamente todos los tipos de
texto. Sin embargo, cada estilo funcional determina ciertas peculiaridades de los recursos
eufemísticos. Así, uno de los problemas por discutir es el de la posibilidad del uso del
vocabulario coloquial y hasta vulgar con fines eufemísticos. La resolución de este problema
sería imposible si consideramos el eufemismo como una característica constante de un conjunto
mas o menos estable de palabras y expresiones. Al contrario, si tenemos en cuenta que en
dependencia del contenido de la enunciación y los motivos de la comunicación el hablante
escoge determinadas formas de expresarse, en el caso del carácter negativo del contenido y el
motivo de evitar todo tipo de reacción negativa en el interlocutor (o en si mismo) todas las
2
Op.cit., pág.83.
formas que escoja el hablante y que correspondan a este motivo desempeñan la función del
eufemismo. El concepto de la función del eufemismo fue introducido por primera vez por un
lingüista ruso, A.M.Katzev (1977), lo que fue un paso muy importante en los estudios de la
eufemía, equiparable a la introduccion del concepto mismo de la eufemía (E.Benveniste,
Ch.Bruneau), más amplio que el del eufemismo y que define mejor al fenómeno. Los
eufemismos, en consecuencia, no son sino determinadas formas de expresión que cumplen en el
acto comunicativo ciertas funciones pragmáticas. Estas son la atenuación (suavización) y/o
neutralización de las asociaciones negativas relacionadas en la conciencia del individuo con
algunos fragmentos de la realidad. El cumplimiento (o no cumplimiento) por tal o cual forma
de estas funciones depende tanto del micro- como del macrocontexto de la situación
comunicativa. La forma que perfectamente cumple funciones eufemísticas en una situación se
convierte en disfemística y deja de cumplirlas en otra.
En esta contradicción repercute otro problema, el de las relaciones entre las formas
eufemísticas con un mismo contenido. Comparemos, en calidad de ejemplo, un grupo de
expresiones del concepto “morir” que se usan en la variante nacional cubana del español: largar
el piojo, colgar los guantes, comerse el perejil, estirar la pata, llegarle la pelona a uno, pasar a
mejor vida, irse al otro mundo. Es evidente que ademas de sus diferentes características
estilísticas, estas expresiones se distinguen por su capacidad de suavizar el sentido trágico del
concepto de la muerte, es decir, tienen distinto potencial eufemístico, cuyo análisis cuantitativo
es posible gracias a las metodologías psicolingüísticas de la medición del significado. Algunas
formas tienen un alto potencial, otras prácticamente no lo tienen, pero en algunas ocasiones
pueden surgir condiciones para que se revele hasta el potencial mas mínimo. No existe
eufemismo fuera de una situación, y en la situación todo puede ser eufemismo.
Conclusiones:
1. Los medios eufemísticos acompañan constantemente nuestra comunicación y sirven
para atenuar o neutralizar las asociaciones negativas relacionadas en la conciencia del individuo
con algunos fragmentos de la realidad.
2. La variabilidad de la lengua permite la renovación constante del núcleo del
vocabulario eufemístico y el uso de los medios ocasionales.
3. La variabilidad de los eufemismos tiene distintos aspectos:
a) Temporal.
b) Territorial.
c) Nacional y cultural.
d) Social.
e) Psicológico.
f) Lingüístico.
4. Con fines eufemísticos puede utilizarse cualquier recurso lingüístico y paralingüístico
siempre que en la situación comunicativa cumpla la función principal del eufemismo: atenuar
una reacción emocional negativa.
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