13415 (05) Vicenç Navarro 07/1/10 17:20 Página 79 El Estado del Bienestar en España y sus déficits sociales Vicenç Navarro Vicenç Navarro EL ESTADO DEL BIENESTAR EN ESPAÑA Y SUS DÉFICITS SOCIALES El Estado del Bienestar en España y sus déficits sociales En aquellos países en que las clases populares, las mujeres y las fuerzas políticas que las representan son más poderosas, como es el caso de los países nórdicos de Europa, los impuestos son más elevados, el gasto público social es también más elevado, el Estado del Bienestar es más extenso, y la calidad de vida de la ciudadanía es mayor que en aquellos países donde las clases populares, las mujeres y las fuerzas políticas que las representan tienen menos poder, como es el caso del sur de Europa, incluida España. Gizarte-klaserik herrikoienek, emakumeek eta indar politikoek botererik gehien duten herrialdeetan —Europako iparraldeko herrialdeetan, esate baterako—, zergak altuagoak dira, gastu sozial publikoa ere handiagoa da, Ongizateko Estatua zabalagoa da, eta hiritarren bizi-kalitatea, azkenik, hobea da gizarte-maila herrikoiek, emakumeek eta indar politikoek botere gutxiago duten herrialdeetan baino (eta hori gertatzen da Europako hegoaldean, Espainian adibidez). 80 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS 13415 (05) Vicenç Navarro 07/1/10 17:20 Página 81 EL ESTADO DEL BIENESTAR EN ESPAÑA Y SUS DÉFICITS SOCIALES I. QUÉ ES EL ESTADO DEL BIENESTAR Por fin, el concepto y la categoría del Estado del Bienestar han ido adquiriendo en España una visibilidad política y mediática que no habían tenido históricamente. En realidad, la concepción que tradicionalmente ha existido en España del Estado del Bienestar ha sido una concepción asistencial y benéfica, tal como queda, reflejado en la definición del Estado del Bienestar que todavía hoy existe en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, que lo define como “la Organización del Estado en la que este tiende a procurar una mejor redistribución de la renta y mayores prestaciones sociales para los más desfavorecidos”, incluyendo como tales los servicios asistenciales de carácter benéfico para las “clases humildes” o para (como los define la Real Academia) “las personas menos favorecidas”(1), expresión ampliamente utilizada en las culturas conservadoras dominantes. Esta visión es profundamente errónea, y reproduce una interpretación decimonónica de lo que es el Estado del Bienestar. Este incluye aquellas intervenciones del Estado encaminadas a mejorar el bienestar social y la calidad de vida de toda la población de un país. Se podría argumentar, con razón, que cualquier intervención del Estado afecta, de una manera u otra, negativa o positivamente al bienestar social de la población. Mejorar el transporte público, por ejemplo, beneficia la calidad de vida de la ciudadanía que necesita de tales servicios públicos. Pero cuando hablamos del Estado del Bienestar, hablamos de aquellas políticas públicas encaminadas directamente a las personas y que tienen como objetivo primordial aumentar su bienestar y calidad de vida, y que incluyen, en especial, los siguientes tipos de intervenciones públicas: 1. Transferencias sociales, que, como su nombre indica, son las transferencias de fondos públicos de un grupo social a otro. Entre ellas, las más importante son las pensiones y, dentro de ellas, las pensiones de vejez, que son transferencias de los fondos públicos de los contribuyentes a la seguridad social (en el caso de las pensiones contributivas), o del Estado (en el caso de las pensiones no contributivas), a los beneficiarios que, en el (1) Vicenç Navarro caso de pensiones de vejez, son los anciano y personas de edad madura que se han jubilado. La importancia de estas transferencias para explicar la calidad de vida de los receptores de estas transferencias es enorme. Un dato que ilustra este hecho es que sin las pensiones de vejez, el 68% de los ancianos en España serían pobres, convirtiendo tal programa en uno de los programas antipobreza más importante del país. Vicenç Navarro y Jillian Reynolds han detallado extensamente la naturaleza de la protección social de España, en sus distintos componentes, señalando su subdesarrollo en términos comparativos con el promedio de la UE-15 (La protección social de España en Navarro, V. Coord. La Situación Social de España. 2006). 2. Servicios públicos del Estado del Bienestar que incluyen la sanidad, la educación, la vivienda social, los servicios de ayuda a las familias (tales como escuelas de infancia y servicios domiciliarios a las personas con discapacidades), los servicios de prevención de la exclusión social y otros que juegan un papel determinante en la calidad de vida de la población, y muy en particular de las clases populares, que son las que utilizan estos servicios con mayor intensidad. 3. Normas y sanciones para proteger a los ciudadanos y residentes, bien como trabajadores (legislación laboral), bien como consumidores (legislación de defensa del consumidor) y bien como residentes en comunidades (legislación ambiental). En estas intervenciones (que juegan un papel importantísimo en proteger la salud y el bienestar de los trabajadores, consumidores y residentes, el Estado no financia ni provee servicios sino que más bien establece normas junto a incentivos para estimular su cumplimiento, y sanciones para penalizar su incumplimiento. En el análisis de estas políticas públicas es importante diferenciar las que tienen como objetivo definir las normas que la sociedad debe seguir, de aquéllas que tienen como finalidad la implementación de tales normas. Un país puede tener unas normas muy avanzadas y, en cambio, su implementación puede ser muy deficiente, como ocurre con frecuencia en España. Tal deficiencia puede deberse a muchos factores, pero dos adquieren gran importancia. Una es la escasa autoridad que puedan tener los organismos responsables para de- Definición de la Real Académia de la Lengua Española (XXIII Edición) EKONOMI GERIZAN XIV 81 13415 (05) Vicenç Navarro 07/1/10 17:20 Página 82 Vicenç Navarro sempeñar su función pública. Éste es el caso con los municipios de España que frecuentemente tienen escasa autoridad para imponer, por ejemplo, el seguimiento de normas en salud pública de los cuales son responsables, tales como el control de las contaminaciones acústicas, entre otros. El escaso desarrollo del municipalismo en España (el municipio es la cenicienta en la democracia española), afecta negativamente a la dimensión sancionadora del Estado del Bienestar, en las competencias de las cuales son responsables, como los servicios de salud pública. En realidad, los países que tienen Estados del Bienestar más desarrollados son aquellos que, como los países escandinavos, tienen un municipalismo más extenso, con mayores recursos existentes en el ámbito laboral. Tal como muestran las profesoras Nuria Bosch y Marta Espasa en su artículo El Gasto Social de la Administración Local (en Navarro, V. Coord. La Situación Social de España. 2006), el gasto público municipal de Suecia representa el 44% de todo el gasto público, en Dinamarca el 59%, en Finlandia el 37%, y en Noruega el 31%, porcentaje mucho más elevado que el de España, que es sólo un 13%, el menor en la UE-15 (cuyo promedio es 34%). A la pobreza de recursos financieros y materiales, hay que añadir la escasez de recursos sancionadores, estando tales municipios incapacitados para llevar a cabo sus funciones debido a una falta de medidas e instrumentos sancionadores. Un alcalde, por ejemplo, sólo puede poner multas a un cabaret ruidoso que molesta al vecindario, multas, además, que son de muy poca cuantía, con lo cual, frecuentemente, el dueño del cabaret prefiere pagar las multas y considerarlas como un coste de producción. El alcalde, sin embargo, no puede llevarlo a la prisión. Gran número de violaciones de civismo y salud pública se basan en la sensación de inmunidad extendida entre los violadores. La otra causa de la escasa autoridad pública puede ser la ineficiencia y sesgo conservador del sector jurídico que retrasa excesivamente las sanciones por incumplimiento de las normas. A esta ineficiencia hay que añadir un sesgo que premia excesivamente la propiedad privada sobre la salud de los trabajadores, consumidores o residentes y que explica que, hasta este año, veinticinco años después de tener democracia en España, no se haya penalizado con la cárcel a un empresario cuya negligencia fue claramente responsable de la muerte de un 82 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS EL ESTADO DEL BIENESTAR EN ESPAÑA Y SUS DÉFICITS SOCIALES trabajador. Estos son ejemplos de los problemas existentes en nuestro país en el desarrollo de esta dimensión normativa y sancionadora del Estado del Bienestar. 4. Creación de buen empleo, al ser responsabilidad pública garantizar las condiciones necesarias para que el mundo empresarial pueda crear buen empleo. Incluso en muchos países se considera también responsabilidad del Estado producir empleo, ya sea directamente a base de crear empleo público, o bien a través del gasto público, contratando al sector privado para que se cree empleo. En realidad, la mayoría de empleo creado en los últimos diez años en Suecia y la Gran Bretaña, dos países que frecuentemente se presentan como modelos de creación de empleo, ha sido estimulado por el gasto público. La responsabilidad pública en la creación de trabajo (y sobre todo del buen trabajo) se justifica con el argumento ampliamente documentado de que la naturaleza y calidad del trabajo es una variable de enorme importancia para explicar la calidad de vida de la población, no sólo de la población empleada sino también de la desempleada. En EEUU, por ejemplo, se han hecho trabajos epidemiológicos muy importantes que han mostrado que una de las variables más importantes para explicar la longevidad de una persona, es decir los años de vida que una persona vaya a vivir, es la satisfacción que ha tenido con el trabajo que ha realizado durante su vida laboral, siendo esta variable incluso más importante que la dieta, el ejercicio físico u otras variables que tienen mayor visibilidad mediática que no la naturaleza del trabajo. Marcelo Amable y Joan Benach en su artículo Desigualdades en Salud Laboral y Javier Ramos en su artículo sobre flexiseguridad. La respuesta Europea a la Globalización (en Navarro, V. Coor La Situación Social de España. 2006), han analizado la situación y características del mercado laboral español, así como sus implicaciones en la calidad de vida de la población. Estas observaciones adquieren especial relevancia a la luz del optimismo imperante en centros económicos y financieros del país, que señalan las tasas elevadas de creación de empleo de lo que se ha dado en llamar el “milagro español”. Sin minimizar la importancia de la elevada tasa de creación de empleo, tal optimismo debe moderarse frente a los datos presentados por dichos autores. Tal como señala Javier Ramos, el 60% de trabajadores en España tienen baja calificación (el porcentaje más alto de la UE-15), situación que, co- 13415 (05) Vicenç Navarro 07/1/10 17:20 Página 83 EL ESTADO DEL BIENESTAR EN ESPAÑA Y SUS DÉFICITS SOCIALES mo el autor, señala está retrasando considerablemente la calidad del desarrollo económico y de la fuerza de trabajo. Ramos, comparando la situación en España con el resto de países de la OECD, muestra claramente el enorme retraso de nuestro país en materia social y laboral. Tal retraso se traduce también, como documentan Amable y Benach, en la elevada siniestralidad laboral, responsable de que tres trabajadores mueran cada día debido a un accidente del trabajo, uno de cada ocho sufre anualmente algún tipo de lesión debido a esta causa, y una cuarta parte de los trabajadores ocupados se encuentren expuestos a cancerígenos, estimándose que mueren más de 7.000 personas por esta causa. Esta elevada siniestralidad y morbilidad laboral contrasta con la pasividad —hasta hace poco— del Estado frente a esta situación. Es más, la excesiva influencia que la propiedad (y de los propietarios) tienen en la legislación española explica el hecho insólito de que, según las cifras oficiales del Estado, en el año 2004 no hubiera ninguna muerte en España debida a una enfermedad laboral. Este dato muestra la enorme impunidad del mundo empresarial y su excesiva influencia en las Mutuas Patronales que dificultan enormemente el reconocimiento de las enfermedades laborales a fin de evitar el pago de compensaciones a los familiares de los muertos. 5. Reducción de las desigualdades sociales, al ser responsabilidad pública la disminución de tales desigualdades, puesto que se ha documentado que las desigualdades sociales afectan negativamente la calidad de vida de las personas. La evidencia de este hecho es rotunda. Los países donde existen más desigualdades sociales (como EEUU), tienen menor calidad de vida que países con menos desigualdades sociales (como Suecia). Es más, dentro de cada país, el Profesor Marmot de la Gran Bretaña (Marmot, M. The Status Syndrome. Owe Books, 2004), ha documentado que existe un gradiente de mortalidad en la sociedad, de manera que en la medida en que el estatus y prestigio de un persona desciende en la escala social, aumenta su mortalidad. Una persona de clase media tiene una esperanza de vida menor que una persona de renta superior, y ello debido no sólo a que tengan comportamientos menos saludables sino, primordialmente, a que tienen menos prestigio social y menor capacidad de control sobre su propio ambiente laboral y residencial. La distancia social afecta a la calidad Vicenç Navarro de vida de las personas y de la población. De ahí que el Estado deba intervenir en la reducción de las desigualdades, intervención que es mucho más amplia que la lucha en contra de la pobreza y en contra de la exclusión social. Maica Rodríguez y Carmen Borrell han documentado en su artículo “Desigualdades en Salud” (en Navarro, V. Coord. La Situación Social de España. 2006), el impacto que las desigualdades sociales tienen en la salud de la población, reproduciéndose así las desigualdades en salud que aparecen en España según la clases social (donde las clases de mayor renta tienen mejor salud que las clases medias, y éstas mejor salud que las clases trabajadoras), el género (las mujeres tienen peor salud que los hombres) y el territorio (CCAA y municipios) en el que vive la población (Canarias, Galicia y Castilla La Mancha tienen peor salud que Aragón, La Rioja y Navarra). Estas cinco intervenciones —transferencias sociales, servicios públicos, normas y sanciones laborales, defensa del consumidor y del ambiente, trabajo y reducción de las desigualdades sociales— son enormemente importantes para explicar la calidad de vida de la población, y constituyen las intervenciones públicas que, según las encuestas populares, la población valora más. II. EL NIVEL DE DESARROLLO O SUBDESARROLLO DEL ESTADO DEL BIENESTAR ESPAÑOL Hay varios indicadores que se han utilizado para medir el grado de desarrollo del Estado del Bienestar de un país. Veamos cuales son los más importantes. Uno de ellos es el empleo en los servicios del Estado de Bienestar, utilizándose como indicador el porcentaje de la población adulta que trabaja en los servicios del Estado de Bienestar, en los ámbitos de sanidad, educación, y servicios sociales. En España, sólo 11,6% de la población adulta trabaja en tales servicios, por debajo del promedio de la UE-15, (14,9%) y mucho menor que en Suecia (26,9%). Mientras que en Suecia, un ciudadano adulto de cada cuatro trabaja en tales servicios, en España lo hace sólo uno de cada nueve. Es uno de los porcentajes más bajos de la UE-15. EKONOMI GERIZAN XIV 83 13415 (05) Vicenç Navarro 07/1/10 17:20 Página 84 Vicenç Navarro Otro indicador es el gasto público social como porcentaje del PIB; que mide el porcentaje de la riqueza del país (el PIB) que se gasta en transferencias y servicios públicos del Estado del Bienestar. En España, tal porcentaje es sólo un 19,7% del PIB (año 2003, último año en el que existen datos comparables a nivel europeo), comparado con 28,3% de promedio de la UE-15, y el 33% de Suecia, el país que tiene el Estado del Bienestar más desarrollado. Estos datos, procedentes de la agencia de estadística de la UE, Eurostat, muestran que España es el país de la EU-15 que tiene un gasto público social como porcentaje del PIB más bajo de la UE-15, después de Irlanda. Y otro indicador del grado de desarrollo del Estado del Bienestar es el gasto público social por habitante. Aquí, de nuevo, España está a la cola de la UE-15. Con sus 4.186 euros estandarizados (o unidades de poder de compra que permiten compaginar su capacidad de compra en varios países que, aún cuando tienen la misma moneda como es el caso de la UE, tienen distintos niveles de vida) por habitante. España está a la cola de la UE-15 después de Portugal. El promedio de la UE-15 es 6.926 upc, y el de Suecia, casi el doble: 8.258. Se mire como se mire, la España social está, pues, a la cola de Unión Europea. España se gasta muy poco en su Estado del Bienestar. En realidad gasta mucho menos de lo que debería por su nivel de desarrollo económico. España, cuyo nivel de riqueza económica (medida por su PIB per capita) alcanza ya el 89,6% del promedio de la UE-15, destina sólo el 60% del promedio de gasto público social por habitante de la UE-15. Si en lugar del 60%, dedicara el 89,6% del gasto público social per capita promedio de la UE-15, España gastaría alrededor de 75.000 millones de euros estandarizados, más de lo que gasta ahora. Este es el enorme déficit social que España tiene. En España, hay economistas que intentan negar o relativizar este enorme déficit, utilizando un determinismo económico que señala que España ya gasta en el Estado del Bienestar lo que le corresponde por su nivel de riqueza, asumiendo erróneamente que el gasto público social de un país está determinado por su nivel de desarrollo económico, acentuando que a mayor riqueza, mayor el porcentaje del PIB en gasto social. Este determinismo económico hace caso omiso de trabajos de investigación 84 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS EL ESTADO DEL BIENESTAR EN ESPAÑA Y SUS DÉFICITS SOCIALES bien conocidos en el ámbito internacional, que muestran que las variables más importantes para explicar el gasto público social (así como el tipo de financiación de las transferencias y servicios sociales del Estado del Bienestar) son las variables políticas, mostrando por ejemplo, como países gobernados durante el periodo 1950-1998 por partido de tradición socialdemócrata y cristianodemócratas tienen mayor gasto público social que países gobernados por partidos liberales o partidos conservadores. (Ver Navarro, V. dir. The Political Economy of Social Inequalities. Baywood. 2004). III. ANÁLISIS SECTORIAL DEL ESTADO DEL BIENESTAR; LA DIMENSIÓN DEL DÉFICIT Sanidad Tal déficit del gasto público social aparece también en la sanidad pública española (tal como se muestra claramente en el artículo citado anteriormente de Navarro, V. y Reynolds, J. “La protección social de España”). Si analizamos tal gasto como porcentaje del PIB, vemos que es del 5.9%, el más bajo de la UE-15, mucho más bajo que el promedio de la UE-15, 7,74%, y significativamente inferior al de Suecia, 8,9%. En realidad, a pesar de lo deprimente que resulta este porcentaje, el déficit es incluso mayor puesto que, como consecuencia de la enorme influencia de la industria farmacéutica en la cultura médica del país, el gasto público farmacéutico representa el 20,1% de gasto público sanitario, con lo cual, si descontamos el gasto farmacéutico de aquella cifra, vemos que el gasto público sanitario no farmacéutico es sólo el 4,7% del PIB, que es, con mucho, el más bajo de la UE-15. Tal déficit de gasto público sanitario aparece también cuando consideramos el gasto público sanitario por habitante, siendo el español el más bajo de la UE-15, después de Grecia y de Portugal. Tal gasto es de 1.256 upc, más bajo que el promedio de la UE-15, 1887 y mucho más bajo que el promedio de Suecia, 2.095 upc. Este enorme déficit de gasto público sanitario tiene elevados costes en el confort de los usuarios, en la satisfacción de los profesionales y trabajadores del sector, y en 13415 (05) Vicenç Navarro 07/1/10 17:20 Página 85 EL ESTADO DEL BIENESTAR EN ESPAÑA Y SUS DÉFICITS SOCIALES la calidad de los servicios tal como señala Vicenç Navarro en el artículo La sanidad en España (en Navarro, V. Coord. La Situación Social de España. 2006). Ejemplos hay muchos. Así, España es uno de los países con un tiempo de visita promedio más bajos de la UE-15, lo cual explica que el 78% de usuarios de atención primaria sanitaria se quejen de que el tiempo de sus visitas al médico sea demasiado breve (el promedio de quejas de los usuarios la UE-15 es el 48%). Una situación semejante ocurre en los hospitales públicos, donde habitaciones de hasta seis camas no son infrecuentes. Por otra parte, es bien conocido el malestar de los profesionales del sector por sus condiciones de trabajo y remuneraciones que consideran, con razón, que no son comparables al resto de la UE-15. Esta escasez de fondos para los servicios públicos sanitarios determina la gran dimensión del sector sanitario privado en España, siendo este utilizado por las personas y familias del 30% de la población, de renta superior, que no experimentan los problemas creados por la falta de recursos en la sanidad pública. En realidad, esta dicotomía sanidad privada (que atiende a una clientela pudiente) sanidad pública (que atiende a las clases populares), es característica de países con bajo gasto público. En este modelo, las grandes insuficiencias de gasto público han intentado ser corregidas por un aumento del gasto privado. Así, el gobierno conservador español desgravó las pólizas a las compañías de seguros sanitarios privados (para colectivos determinados), a la vez que creó la Ley las Fundaciones Hospitalarias, dando autonomía financiera a los hospitales públicos para que pudieran contratar con aseguradoras privadas o mutuas la provisión de servicios y privilegios especiales (tales como reducir el tiempo de espera o tener mejores servicios hospitalarios) dentro de los servicios públicos a los pacientes que tengan tales seguros o mutuas. Tales privilegios son negados a los que entran en aquellas instituciones públicas como ciudadanos sin seguro privado. En España se están dando casos en que hospitales públicos atienden con mayor rapidez (menores listas de espera) y mayor confort (menor número de camas por habitación) a aquellos pacientes que ingresan en los hospitales públicos a través de los convenios con las compañías de seguros privados o mutuas privadas. Esta polarización por clase social que se reproduce en esta dicotomía sanidad privada versus sanidad públi- Vicenç Navarro ca no favorece a ninguna clase social puesto que, si bien es cierto que la sanidad privada puede, por lo general, ser más confortable que la pública (suele tener una cama por habitación, o puede ofrecer mejor trato personal o mayor capacidad de elección que la pública), ésta, sin embargo, es mucho mejor que la privada en la calidad del personal sanitario y en la riqueza tecnológica de equipamiento médico, lo cual explica que haya mayor mortalidad hospitalaria en la privada que en la pública, tal como se ha documentado ampliamente en EEUU. Lo que se requiere, por lo tanto, es una sanidad única que sirva a todas las clases sociales, que tenga un confort elevado (una cama por habitación), un trato personal digno, capacidad de elección, y que mantenga la calidad elevada del personal sanitario y riqueza tecnológica de la pública. Ahora bien, conseguir un sistema único multiclasista de alta calidad, requiere un gasto público sanitario mucho más elevado que el actual. Educación Un gasto público bajo se da también en la educación, tal como documentan Jorge Calero y Joseph Oriol Escardil en su artículo Políticas Educativas y ámbitos de desigualdad en la educación española España (en Navarro, V. Coord. La Situación Social de España. 2006). El gasto público educativo como porcentaje del PIB, 4,29%, es el más bajo de la UE-15, más bajo que el promedio de la UE-15, 5,20%, y mucho más bajo que en Suecia, 7.47%. Igual déficit de gasto público educativo aparece cuando se toma como indicador de gasto: el gasto público educativo por habitante (927 upc en España versus 1.174 upc en la UE-15) o por alumno, tanto de primaria (España 3.180upc, UE-15 3.923upc) como de secundaria (España 4.272upc, UE-15 5.660upc). En todos estos casos, el gasto público español es el más bajo de la UE-15. Nos encontramos, también aquí, que las implicaciones de este bajo gasto público son muy preocupantes, tal como señala Francesc Padro en su artículo El profesorado en la Educación en España (en Navarro, V. Coord. La Situación Social de España. 2006). En el año 2004, un estudiante de escuela secundaria en España tenía 559 horas lectivas al año, muchas menos que el promedio de la UE-15, 678 horas lectivas al año. Sumando el déficit de horas lectivas al año durante todo el periodo de escuela EKONOMI GERIZAN XIV 85 13415 (05) Vicenç Navarro 07/1/10 17:20 Página 86 Vicenç Navarro secundaria, resulta que un estudiante de España, cuando termina sus estudios de secundaria ha ido a la escuela un año menos que el graduado de secundaria promedio de la UE-15 (y dos años menos que Alemania, Bélgica, Escocia y Holanda. Esto contribuye, entre otros factores, a que, según el informe PISA, los conocimientos de un joven español en matemáticas, lenguaje y comprensión lectora sean semejantes a los de un joven en la UE-15 que tiene un año menos. Otra consecuencia del bajo gasto público educativo de España es, como también ocurría en sanidad, la polarización social de la educación, hecho bien documentado en el artículo de Calero y Escaribul. Es decir, la gran extensión de la escuela privada (mayoritariamente gestionada por la Iglesia Católica) que atiende, en general, las necesidades educativas de los hijos del 30% de la población de renta superior, mientras que la escuela pública asiste a los hijos de las clases populares que representan el 70% restantes de la población. Las escuelas privadas, en su gran mayoría concertadas con el sector público, en la práctica no están integradas con el sistema público y no cumplen con los requisitos legales —tales como gratuidad de la enseñanza—, y además seleccionan al estudiantado, discriminando en contra de hijos de los inmigrantes. Por otra parte, la escasez de recursos en la escuela pública, donde se concentra la población inmigrante, explica, entre otros hechos, la elevada tasa de fracaso escolar (34%) existente en España. En Suecia, país de escuela única, laica y multiclasista, el fracaso escolar es de sólo un 7%. Aquí, de nuevo, podemos ver que tal polarización social de la educación (por clase social) no favorece a ninguna clase social, puesto que aún cuando los estudiantes de la privada tienen más recursos que los estudiantes de la pública, el hecho es que ambas tienen carencias de recursos, lo cual confirma la experiencia internacional de que es difícil tener centros educativos excelentes dentro de un mar de insuficiencias. De nuevo, tal como documenta Calero y Escardibul, el sistema educativo en España está reproduciendo la división por clase social existente en nuestro país. Los servicios de ayuda a las familias La dimensión del Estado del Bienestar que esta menos desarrollada en España es la de servicios y transfe86 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS EL ESTADO DEL BIENESTAR EN ESPAÑA Y SUS DÉFICITS SOCIALES rencias a las familias, lo cual llama la atención por la importancia que la familia tiene en la narrativa oficial del país. España, donde retóricamente se considera a la familia como el centro de la sociedad, tiene las políticas públicas profamiliares menos desarrolladas de la UE. El Estado español muestra una enorme insensibilidad hacia sus familias. Tales políticas públicas de apoyo a las familias son lo que en su día, en el año 2000, definí como el cuarto pilar del bienestar. En aquel momento estaba asesorando a un candidato a la presidencia del país en las elecciones legislativas, y acuñé el término de 4.° pilar de bienestar para definirlas, subrayando con este término que el Estado del Bienestar (que podría considerarse representado gráficamente por una silla que permita el apoyo y descanso de la población) tenía sólo tres pilares o patas; uno el derecho a la sanidad, otro el derecho a la educación, otro el derecho a las pensiones (con la aprobación de las pensiones no contributivas), pero le falta todavía un cuarto derecho (una cuarta pata a la silla), que era el derecho de los miembros de las familias a tener apoyo y ayudas por parte del Estado en forma de transferencias y servicios tales como escuelas de infancia para niños de 0 a 2 años, y servicios domiciliarios para personas con dependencias. Este derecho es lo que llamé cuarto pilar del Estado del Bienestar, término que me alegra constatar que ha hecho fortuna, aún cuando lamento que su amplia difusión se ha hecho a costa de reducirlo y limitar su significado a los servicios domiciliarios. Analizaremos ahora la dimensión de cada componente de este 4º pilar del bienestar, manteniendo el significado original que di a tal término, comenzando en el artículo ¿Las escuelas infantiles son la solución? (en Navarro, V. Coord. La Situación Social de España. 2006). Señalan el efecto de la disponibilidad de escuelas infantiles (0-3 años) en el comportamiento laboral de la mujer: dichos autores documentan el subdesarrollo de estos servicios en España; sólo el 10% de los niños de 0 a 2 años tienen acceso a escuelas públicas de infancia, comparado con el 28% en el promedio de la UE-15, y el 52% de Suecia. Este enorme diferencial de cobertura queda incluso más acentuado cuando se analizan los recursos y calidad de tales escuelas en varios países. En España, estos centros se definen incluso como guarderías, implicando un concepto de aparcamiento de los niños mien- 13415 (05) Vicenç Navarro 07/1/10 17:20 Página 87 EL ESTADO DEL BIENESTAR EN ESPAÑA Y SUS DÉFICITS SOCIALES tras los padres trabajan, función de guardar en lugar de educar. Bazán y González documentan el impacto negativo que la limitada cobertura de estos servicios tiene en la entrada de la mujer en el mercado de trabajo, y en la calidad de vida de las mujeres. Sebastián Sarasa, en el artículo La atención a las personas adultas dependientes en España. Desigualdades territoriales y estratificación social (en Navarro, V. Coord. La Situación Social de España. 2006), documenta la limitada cobertura de dichos servicios. Sólo un 4.92% de la población con discapacidades tiene algún tipo de cobertura por parte de estos servicios, porcentaje muy inferior al promedio de la UE-15 (13%). Sarasa muestra también la enorme variabilidad en tal cobertura, tanto por clase social (nivel educativo), como por CCAA. Esta información, de gran valía en un momento de gran relevancia para el país, resultado del compromiso del gobierno español de garantizar tales servicios a toda la población, señala lo mucho que queda por hacer para alcanzar los promedios de la UE-15. IV. ¿POR QUÉ EL ESTADO DEL BIENESTAR ESTÁ A LA COLA DE LA UE-15? LA IMPORTANCIA DE LAS VARIABLES POLÍTICAS Aunque sea una obviedad, hay que repetir que no se puede entender el presente sin entender el pasado. Y una causa mayor de este gran retraso es el dominio de las fuerzas conservadoras en la historia de España, dominio que adquirió dimensiones dictatoriales durante el periodo 1939-1978. La dictadura franquista se caracterizó, además de por ser enormemente represiva (según el Catedrático Malefakis, historiador del fascismo en Europa, por cada asesinato político que hizo Musolini, Franco hizo 10.000), por una enorme insensibilidad social. Cuando el dictador murió en el año 1975, el gasto en protección social era sólo un 14% del PIB, mucho menor que el promedio de los países que más tarde constituirían la UE-15, que era del 22%. Este déficit fue corrigiéndose durante la época democrática, de manera que en el año 1993 el gasto público social alcanzó ya un 24% del PIB. El del promedio de los países de la UE-15 era, en aquel Vicenç Navarro año 1993, de un 28%. La diferencia de España con el promedio de la UE-15 (que mide el déficit social de España con la UE-15) se redujo de 8 a 4 puntos del PIB. Ahora bien, a partir del 1993 y como consecuencia de una serie de cambios en el gobierno español y su sistema de alianzas, alineándose con el partido nacionalista conservador, CIU, el gobierno español desarrolló un cambio muy sustancial de prioridades presupuestarias en respuesta a un objetivo político: alcanzar la convergencia monetaria según los criterios del Mastrich, que exigían una reducción del déficit público del Estado y su deuda pública. A partir de aquel año, el incremento de los ingresos al Estado, resultado del crecimiento económico, fue destinado no a continuar corrigiendo el déficit social de España en la UE-15 (permitiendo una convergencia social), sino a corregir el déficit del Estado de manera tal que a principios del siglo XXI se alcanzó no sólo la reducción, sino incluso la eliminación del déficit público, equilibrándose las cuentas del estado, aunque se consiguió a costa de aumentar de nuevo el déficit social entre España y la UE-15. En el año 2003, la distancia del PIB en gasto público social volvía a ser de más de ocho puntos. El porcentaje de gasto público social de España sobre su PIB bajó del 24% en 1993 a un 19.7% en el año 2003, mientras que en la UE-15 este descenso fue mucho menor, (28,7% en 1993 a 28,3% en 2003). España se situó de nuevo a la cola de la UE-15 en gasto público social (detrás sólo de Irlanda). La convergencia monetaria con la UE-15 se consiguió a costa de la desconvergencia social con la UE-15. Tal situación aparece también cuando se analiza la evolución del gasto público social por habitante. Mientras que el déficit de gasto público social entre España y la UE-15 era de 1.638 upc en 1993 (4.677 upc en la UE-15, menos 3.039 upc en España), tal déficit subió a 2.740 upc en el año 2003 (6.923 upc en la UE-15, menos 4.186 upc), un aumento nada menos que de un 67%. Tal incremento del déficit ocurrió en todos los sectores del gasto público social (con la excepción del gasto público social en desempleo, que disminuyó como consecuencia de la reducción del desempleo). Esto quiere decir que el Estado español fue destinando muchos menos fondos que el promedio de los países de la UE-15 a escuelas, centros sanitarios, vivienda social, servicios domiciliarios, escuelas de infancia, pensiones, EKONOMI GERIZAN XIV 87 13415 (05) Vicenç Navarro 07/1/10 17:20 Página 88 Vicenç Navarro transferencias y ayuda a los familias en servicios domiciliarios. Es sorprendente que el crecimiento de tal déficit no centrara la discusión y debate político o mediático del país durante el periodo 1993-2002. Tal silencio ensordecedor se explica, sin embargo, por el hecho de que el 3035% de la población de mayor renta del país tiene una gran influencia en la vida política y la cultura mediática españolas. Entre ellos están los creadores y generadores de opinión. Este sector de la población utiliza poco los servicios públicos (y si lo hace, recibe trato preferencial como ocurre con los representantes políticos), siendo a la vez el sector de la población que proporcionalmente paga más impuestos. Da ahí que no favorezcan el incremento de los impuestos (que sería necesario para aumentar los ingresos del Estado y, con ello, reducir el déficit social). El poder de clase explica las insuficiencias del gasto público, y el poder de género explica que las mayores deficiencias ocurran en los servicios y las ayudas a las familias (en España decir familias significa mujeres). Los impuestos representan sólo un 39.9% del PIB en España, mucho menos que el promedio de la UE-15, 46,4%. Pero tal poder de clase se traduce no sólo en la escasa carga fiscal del Estado español, sino en la composición de 88 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS EL ESTADO DEL BIENESTAR EN ESPAÑA Y SUS DÉFICITS SOCIALES tal carga fiscal. Zenón Jiménez-Ridruejo y Julio López Díaz en su artículo El IRPF: un análisis temporal y espacial (en Navarro, V. Coord. La Situación Social de España. 2006), señala cómo la reforma fiscal realizada por el gobierno español en el año 1998 tuvo un impacto regresivo que afectó muy favorablemente a las rentas superiores a costa de las rentas medias e inferiores, tanto a nivel de toda España como en cada CCAA, mostrando una gran agresividad que afectó negativamente en la equidad fiscal que retóricamente se reproducía en el discurso oficial del gobierno. En resumidas cuentas, tales datos y otros presentados en este volumen muestran que en aquellos países en que las clases populares, las mujeres y las fuerzas políticas que las representan son más poderosas, como es el caso de los países nórdicos de Europa, los impuestos son más elevados (52%), el gasto público social es también más elevado (32%), el Estado del Bienestar es más extenso, y la calidad de vida de la ciudadanía es mayor que en aquellos países donde las clases populares, las mujeres y las fuerzas políticas que las representan tienen menos poder, como es el caso del sur de Europa, incluida España. En estos países, las fuerzas conservadoras han sido las que, históricamente (con escasos paréntesis), han tenido mayor influencia en la vida política del país.