Art2_vidaurri_files/Fusilamiento de Vidaurri

Haciendo Historia….
FUSILAMIENTO DE VIDAURRI
Por Santiago Roel 1935
Tomada la plaza de México después del triunfo de los republicanos en Querétaro,
el día 8 de julio, a las seis de la mañana, fue aprehendido en la casa núm. 6 de la
entonces calle de San Camilo, en donde se había ocultado. Como el General Díaz
había dispuesto que bajo pena de muerte, se presentaran dentro de los términos
de veinticuatro horas los que habían servido al Impero, y D. Santiago no lo hizo, la
terrible pena debía cumplirse el mismo día a las cuatro de la tarde. El prisionero
suplicó al general Díaz que fuera a verlo, pero D. Porfirio se negó. Solicitó que se
aplazara su fusilamiento hasta que D. Benito Juárez llegara a la Capital, pero
tampoco le fue concedido. Lo que más afligía a Vidaurri en aquel trance postrero
era no poder ver a su hijo Indalecio, a quien quería entrañablemente. Y entonces
se le vio llorar. “Siento – dijo – no poder abrazar a mi pobre hijo Indalecio quien
tal vez correrá pronto la misma suerte por el crimen de haber acompañado a su
padre.”
A las tres de la tarde pidió Vidaurri una taza de té, que le fue servida con unas
gotas de aguardiente, y a las cuatro en punto se le condujo, en coche de la
Diputación, en donde se hallaba prisionero a la plazuela de Sto. Domingo que era
el sitio destinado para la ejecución. El tercer batallón de Oaxaca fue el encargado
del fusilamiento. Murió valientemente y sus últimas palabras fueron: “Deseo que
mi sangre sea la última derramada y que México sea feliz.” Un momento después
tres balas le atravesaron el cuerpo, por la espalda, y dos le hirieron, una en cada
mano. El tiro de gracia se lo dieron en la sien izquierda.
Durante la ejecución una banda de música tocó las dos piezas que más ofendían a
los imperialistas: Mamá Carlota y Los Cangrejos. No se supo quién ordenó la torpe
burla, que fue reprobada por la prensa liberal. D. Santiago Vidaurri llena muchas
páginas de nuestra Historia, y en el balance de sus méritos y de sus errores
merece un lugar distinguido y un grato recuerdo a su memoria.