Grado en Geografía e Historia FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LAS EDUCACIÓN UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Trabajo Fin de Grado El periodo Amarna Alumno: Juan Adolfo de la Torre Contreras Tutor: Dpto: Alejandro Jiménez Serrano Geografía e Historia Junio, 2015 Juan Adolfo de la Torre Contreras Contenido Resumen:.................................................................................................................................................2 Palabras clave:.........................................................................................................................................2 Introducción: ...........................................................................................................................................2 Objetivos: ................................................................................................................................................4 Materiales y métodos: ..........................................................................................................................4 1. Introducción al periodo Amarna.........................................................................................................4 1.1 El Reino Nuevo (expansión y fronteras) ......................................................................................4 1.2 El reinado de Amenhotep III. Egipto como potencia e importador de personas e ideas...............9 2. El periodo Amarna: definición y fuentes........................................................................................... 13 3. El reinado de Akhenaton ................................................................................................................... 14 3.1. La familia real. ........................................................................................................................... 14 3.2. Política continuista. .................................................................................................................... 15 3.3. La reforma religiosa ................................................................................................................... 15 3.3.1. El culto a Amón-Re. ............................................................................................................ 16 3.3.2. Los orígenes del culto a Atón.............................................................................................. 16 3.3.3. Del politeísmo al monoteísmo............................................................................................. 18 3.3.4. Concepciones teológicas: El Gran Himno a Atón. .............................................................. 20 3.3.5 La Religión popular.............................................................................................................. 22 3.4. La política en el reinado de Akhenaton...................................................................................... 23 3.4.1. Política interior. ................................................................................................................... 23 3.4.2. Política exterior. ...................................................................................................................23 3.5 El final del reinado de Akhenaton. .............................................................................................. 29 4. La vuelta a la ortodoxia: el papel de Tutankhamon. ......................................................................... 30 5. La ciudad de Akhetaton..................................................................................................................... 32 5.1 La fundación de Ajetatón y su emplazamiento. .......................................................................... 32 5.2 Distribución de los principales elementos urbanos de Akhetaton:.............................................. 38 5.3 La organización económica de Akhetaton: ................................................................................. 68 5.4 La sociedad en Akhetaton. .......................................................................................................... 69 5.5 Las instituciones en el periodo Amarna. ..................................................................................... 74 6. El arte en el periodo Amarna:............................................................................................................ 76 Conclusiones: ........................................................................................................................................ 78 Bibliografía............................................................................................................................................ 79 Página 1 Juan Adolfo de la Torre Contreras Resumen: Este trabajo aborda de manera detallada las principales características del periodo Amarna (1353-1323). A partir de la presentación de sus antecesores, estudiaremos las reformas llevadas a cabo por el faraón Akhenaton, y se prestará atención a las causas y a las consecuencias que tuvieron estas para el conjunto la sociedad egipcia así como para sus estados vecinos. Prestaremos atención especial al desarrollo de la nueva ciudad real, Akhetaton, para contemplar su estructura urbana y social. Finalmente nos detendremos en el final de esta etapa y en la vuelta a la ortodoxia que se vivió posteriormente. Abstrac: This work studies the main features of the so-called Amarna period. It starts describing the reign of his predecessors, turning then into the study of the reforms that the pharaoh Akhenaton carried out, stressing on the causes and the consequences which affected the Egyptian society together with the neighboring states as well. We will especially pay attention to the development of the new Royal City, Akhetaton, studying its urban and social structure. Finally, we will analyze the end of this period and the return to the orthodoxy that occurred afterwards. Palabras clave: Antiguo Egipto, Reino Nuevo, periodo Amarna, Akhenaton, Akhetaton, Atón, Amarna Key words: Ancient Egypt, New Kingdom, Amarna period, Akhenaton, Akhetaton, Atón, Amarna Introducción: La decisión de escoger el periodo Amarna y no otro tema para elaborar este trabajo, se debe a que resulta un magnífico caso de estudio en el que poder poner a prueba los conocimientos y capacidades adquiridos en el grado de Geografía e Historia. Antes de tomar contacto con la materia que nos ocupa hemos de realizar ciertas aclaraciones sobre la parcialidad de las fuentes con las que los historiadores han abordado el periodo Amarna, es decir, el marco temporal que se abre con el faraón Amenhotep IV y que concluye con el ascenso de Tutankhamon (1953-1923). Y es que estas fuentes provienen en su mayor Página 2 Juan Adolfo de la Torre Contreras parte de Tebas, exceptuando las procedentes de los templos egipcios en Nubia, el yacimiento de Amarna o los asentamientos mineros de Serabit el Khadim. Además hemos de tener en cuenta que todos los documentos son oficiales, y reflejan por tanto la ideología del poder, siendo los escribas los encargados de plasmar esta. También hemos de contar con las peculiaridades de las fuentes egipcias, elaboradas por una minoría letrada inmersa en una sociedad analfabeta, y que por tanto pertenecía a la misma élite sobre la que escribía. En el antiguo Egipto no existía, como es de esperar, una distinción entre distintos géneros literarios, por lo que es frecuente encontrarnos con relatos de ficción que son expresados como si de una realidad se tratase y relatos históricos que incluyen elementos literarios1. El Reino Nuevo (1539-1077) comienza con la dinastía XVIII (1539-1292), cuyo primer rey es Ahmosis (1570-1546 a.C.), sucesor, y probablemente sobrino, del legendario Kamose, precursor de las guerras de reunificación de Egipto según las estelas halladas en el templo de Amón en Karnak. Dichos grabados reflejan además la importancia de Tebas en dicho periodo. El último faraón de la dinastía XVIII es Horemheb (1319-1292). A comienzos del Reino Nuevo, Tebas se erigía como la capital del sur de Egipto 2, y su gobernador controlaba un vasto territorio que se extendía desde la Primera Catarata, situada en Asuán, hasta la provincia de Hermópolis, lo que suponía un territorio de casi quinientos kilómetros3. Ya en el Reino Nuevo, la ciudad retoma su importancia gracias al auge de su dios local entre otras cuestiones. Esta divinidad a la que aludimos es Amón, que asociada con Ra en la figura de Amon-Ra, pasa a ser considerada como la divinidad creadora. Esta cuestión explica que Tebas se convirtiera nuevamente en un auténtico centro del poder político y económico, destacando el papel de su clero. Más adelante veremos cómo la ciudad perdió su rango de capital por las reformas llevadas a cabo por Akhenaton, quien concedió la capitalidad a la ciudad de Akhetaton, construida bajo sus órdenes y dedicada al dios Atón. La nueva capital constituye un interesante objeto de 1 GALÁN (2002, 18) GALÁN (2011,300) 3 Para saber por qué Tebas había alcanzado esta importancia hemos de remontarnos al imperio medio, cuando ya en la dinastía XI, bajo el reinado de Mentuhotep Nebhepetra, Tebas desempeñaba el papel de capital. Sin embargo, el poder de Tebas no se consolida en estos momentos, y la capitalidad se traslada del Alto Egipto a las cercanías de delta, concretamente a Itji-Tawi/Lisht, en la dinastía XII (1319+16-1760). 2 Página 3 Juan Adolfo de la Torre Contreras estudio por diferentes cuestiones. En primer lugar y debido a su carácter efímero, ésta constituye un magnífico ejemplo para el estudio de las ciudades antiguas, a la vez que nos permite observar de cerca la topografía del poder y el uso simbólico del espacio. En segundo lugar, el estudio de Akhetaton nos ofrece la posibilidad de estudiar la sociedad del periodo Amarna en su más amplio concepto, más allá del tradicional estudio de la élite. La religión popular, la evolución del culto a Atón, la organización del trabajo o el funcionamiento de las principales instituciones egipcias del momento son algunas de las cuestiones a las que podremos acercarnos mejor gracias a la luz que arrojan las ruinas de Akhetaton. Es por ello que hemos decidido dedicar una buena parte de estas páginas al estudio de esta ciudad, adjuntando numerosas imágenes que permitan comprender mejor cómo pudo organizarse, al menos a grandes rasgos, Akhetaton y cuál fue la distribución de sus principales elementos. Objetivos: La idea original del presente trabajo consiste en analizar la Historia de un periodo concreto y los aspectos geográficos del yacimiento de Amarna a través de un análisis espacial y urbano y gracias siempre a los conocimientos adquiridos durante el grado de Geografía e Historia. La interdiscipinariedad propia de las ciencias que conforman nuestro grado, nos permite abordar en un único trabajo los principales rasgos historiográficos y geográficos del periodo Amarna y de su capital, Akhetaton. Materiales y métodos: Con respecto a la metodología, hemos de decir que se ha basado en el análisis crítico de varios volúmenes bibliográficos. Durante su uso hemos tenido en cuenta la fecha y el carácter compilatorio de muchas de ellas, como pueden ser las obras de Padró y Presedo, pero sin olvidar la valiosa aportación de las memorias arqueológicas así como su interpretación por el director del proyecto, Barry Kemp. Por último, cabe expresar las fuentes arqueológicas aportadas por Galán, gracias a las que hemos completado nuestra visión histórica de dicho periodo. 1. Introducción al periodo Amarna 1.1.El Reino Nuevo (expansión y fronteras) Página 4 Juan Adolfo de la Torre Contreras El Reino Nuevo es el periodo del antiguo Egipto que va desde 1540 hasta 1070, abarcando desde la dinastía XVIII hasta la XX. Para este momento, la monarquía de carácter divino había consolidado definitivamente su poder. Sin embargo, esto no quiere decir que no existiese ninguna otra fuente de poder, si no que hemos de mencionar a la clase sacerdotal como los responsables de elaborar y reinterpretar los textos religiosos. No debemos entender en ningún caso a la clase sacerdotal del Reino Nuevo en Egipto como un conjunto de personas dedicadas exclusivamente a labores religiosas, sino que estos podían tener además otras ocupaciones. Siguiendo esta línea hemos de destacar el papel de los templos, como centros religiosos pero también económicos. Estos lugares constituían el hogar de las imágenes divinas y los dioses que éstas representaban, pero además de ello se encargaban de administrar diferentes recursos económicos, entre los que podemos citar por ejemplo las propias ofrendas que se ofrecían a las distintas divinidades egipcias y que iban desde alimentos a valiosas joyas. Los templos llegaban incluso a administrar tierras y yacimientos minerales que podían encontrarse a cientos de kilómetros de distancia, incluso en territorios nubios. Por otra parte, su gran capacidad de almacenamiento, hizo de los templos los bancos de reserva del estado egipcio 4. Los templos constituyeron pues, una fuente de poder paralela al faraón, paralela y no necesariamente enfrentada, sino que ambas actuarían de manera complementaria, y es que se ha probado que algunas de las tierras del faraón fueron administradas por templos. Y de hecho, la construcción y mantenimiento de éstos, eran responsabilidades propias del monarca. Una vez vistas las principales fuentes de poder a nivel interior en el transcurso del Reino Nuevo, detengámonos en el poder efectivo que Egipto fue alcanzando en el plano internacional desde el comienzo de este periodo hasta el periodo Amarna. Es necesario que señalemos que el poder del estado egipcio en el exterior no se mantuvo homogéneamente ni en el espacio ni en el tiempo, observándose notables diferencias entre Nubia y la actual SiriaPalestina. Mientras que en la región nubia la administración egipcia se dedicó a explotar directamente sus recursos y a construir templos para hacer patente su presencia, en SiriaPalestina la situación debió ser muy diferente, limitándose Egipto a recaudar tributos y a castigar a los gobernantes que no aceptaban la autoridad egipcia5. 4 5 KEMP (1996, 243-248) GALÁN (2002, 27) Página 5 Juan Adolfo de la Torre Contreras El Reino Nuevo se abre con el reinado de Ahmosis, como ya hicimos referencia en la introducción. Gran parte de su reinado se basa en mantener y aumentar el dominio egipcio sobre Nubia, así como en sofocar diversas revueltas protagonizadas por los hicsos6. El valor estratégico que Nubia había alcanzado se consolidó durante el reinado de Amenhotep I (16461526), uno de los vástagos que Ahmosis engendró con su esposa-hermana Ahmes Nefertari. Se crea entonces el título de “virrey de Nubia”7, destinado a custodiar la autoridad egipcia en dicha región. Los triunfos militares conseguidos por Ahmosis le permitieron crear una clase de militares acomodados y fieles a una monarquía que les beneficiaba con tierras y otros obsequios. En líneas generales se puede afirmar, no obstante, que el reinado de Amenhotep I fue un periodo relativamente tranquilo8, en el que se dedicaron más esfuerzos a propiciar el desarrollo interior del país, que a tratar de extender el poder de Egipto más allá de sus fronteras9. Es con la ascensión del faraón Tutmosis I (1525-1512), de quien desconocemos su origen10, cuando comienza el periodo más glorioso del antiguo Egipto, al pasar de ser una potencia regional a convertirse en el poder hegemónico e incontestable de todo Oriente Próximo. El éxito de Egipto en estos momentos se debe en gran parte al genio militar de su faraón y a las exitosas campañas que protagonizó en lugares como Tombos11 (Baja Nubia), cuyo objetivo principal no era otro que el de captar productos exóticos y materias primas. Paralelamente, la mentalidad egipcia adquiere un nuevo y marcado matiz imperialista, lo que se manifiesta en los textos de la época, a través continuas menciones al deseo de ampliar las fronteras tanto como fuese posible. En efecto, Tutmosis satisfaría este deseo, sobrepasando la Cuarta Catarata y alcanzando en el norte la región de Naharina (Siria), con lo que el imperio egipcio se extendía a lo largo de casi 2.500 km12. 6 Hicsos: poblaciones de origen cananeo que se asentaron a comienzos del segundo milenio en el norte de Egipto y que terminaron dominando esta región asumiendo muchos elementos de la cultura local 7 PRESEDO (1989,193) 8 GALÁN (2011, 312) 9 El término egipcio que se traduce por frontera se refiere al lugar más lejano sobre el que el faraón mantiene algún tipo de influencia, es decir, se trata del límite geográfico de su autoridad. GALÁN (2002, 25) 10 GALÁN (2011,314) 11 GALÁN (2011,315) 12 GALÁN (2011,316) Página 6 Juan Adolfo de la Torre Contreras En cuanto a la estructura social del Estado en estos momentos, hemos de destacar una cierta movilidad, ya que los funcionarios eran capaces de ascender gracias a su talento y obras personales. A Tutmosis I le sucede su hijo, Tutmosis II. Este sería el encargado de reprimir serias revueltas en Nubia, cuyas élites intentaron aprovechar el cambio de rey y la juventud de éste para liberarse del control egipcio13. Tras la muerte de Tutmosis II, su único hijo varón, (engendrado con una esposa secundaria) era demasiado joven para reinar, por lo que fue la esposa principal de Tutmosis II, Hatshepsut, la encargada de velar el poder desde 1479 hasta 1458. En un primer momento, la reina actúa como regente y aparece representada como mujer. Posteriormente y de forma gradual, Hatshepsut fue adoptando la imagen masculina que todo gobernante egipcio debía mostrar. Paralelamente, la monarca fue legitimándose como rey, llegando a recurrir a su propio padre, Tutmosis I, e incluso a la voluntad divina del dios Amón. En cualquier caso, Hatshepsut se coronó como faraón en el séptimo año del reinado de su hijastro, formalizando de este modo la corregencia que se perpetuaría hasta el momento en el que dejamos de tener constancia de ella14. Hatshepsut dedicó su reinado a actividades relacionadas con el comercio y la reconstrucción de zonas abandonadas durante el periodo de los hicsos, dejando de lado, según algunos autores, las campañas de conquista, que pudieran afectar a los progresos del país. Sin embargo, también se ha hablado de que esta visión se debe en exceso al hecho de que fuese mujer, aludiendo a las diferentes campañas bélicas protagonizadas por la reina recogidas por la iconografía15. En cualquier caso, hemos de resaltar el esplendor de su reinado, con importantes logros como el fomento de las relaciones comerciales con Nubia y Punt o la reconstrucción del templo de la fortaleza de Buhen16. Antes de morir Hatshepsut ya se venía produciendo una cierta egipcianización de las élites nubias, y que en cualquier caso permitió el mantenimiento de las influencias políticas y culturales egipcias en la zona. Del mismo modo, Egipto reforzó su autoridad en la región a través de la construcción de diferentes templos dedicados a divinidades egipcias en Nubia 17, con lo que esto supone en los planos religioso, cultural y económico. 13 GALÁN (2011,319) DIEGO(2011, 310) 15 DIEGO(2011, 319) 16 GALÁN (2011, 320-334) 17 DIEGO(2011, 312) 14 Página 7 Juan Adolfo de la Torre Contreras Tutmosis III (1479-1425), gobernó en solitario a partir de 1458, fecha en la que Hatshepsut desaparece de las fuentes. Desde el momento en el que el monarca accede al trono se da un profundo viraje hacia la senda militar y conquistadora que caracterizó el reinado de su abuelo. Su capacidad como estratega y su continuidad le valieron para extender las fronteras del imperio, que se extendía desde el Éufrates hasta la Cuarta Catarata, lo que supone el mayor alcance territorial de Egipto en toda su historia. Tutmosis III ocupó el final de su reinado con un intenso programa de damnatio memoriae en contra de su antecesora, lo que explica que el nombre de ésta aparezca martilleado en gran parte de las ocasiones. Este hecho ha llamado poderosamente la atención de los historiadores, ya que no se tiene constancia de ningún tipo de rivalidad o tensión entre Hatshepsut y Tutmosis III durante la corregencia de ambos, y sobre todo les hace preguntarse por qué este programa se lleva a cabo al final de su reinado y no al principio de éste. El fin de esta campaña debió ser en cualquier caso el de eliminar cualquier prueba de una corregencia que a pesar de ser habitual chocaba con la concepción egipcia de la monarquía18. En el transcurso de los reinados de Tutmosis III y de su sucesor, Amenhotep II, (1425-1400) Tebas recibió numerosos extranjeros, procedentes en gran parte de Siria-Palestina y que fueron integrándose en la población egipcia. Algunos de estos extranjeros llegaron a copar importantes puestos en la administración egipcia, lo que se debió a que en muchos casos estos individuos eran letrados, algo no muy frecuente en estos momentos. Los numerosos productos que portaban estas personas: telas, armas, lapislázuli, turquesas… llegaron acompañados rasgos culturales e ideas que interactuaron con la cultura e ideas egipcias, enriqueciendo más si cabe a esta civilización19. Nubia continúa en estos momentos bajo el férreo control del Estado egipcio, debiendo presentar tributos una vez al año. Tal debió ser la estabilidad de la región en tiempos de Tutmosis III que éste pudo llevar a cabo reformas en sus templos, los cuales fueron embellecidos e incluso ampliados en determinadas ocasiones. No podemos olvidar que además de cumplir una función religiosa, los templos eran importantes centros económicos de almacenamiento y redistribución de productos en los estados de la antigüedad, razón que explica su emplazamiento al lado de rutas comerciales o zonas productoras20. 18 DIEGO(2011, 311) GALÁN (2011, 340) 20 GALÁN (2011,340) 19 Página 8 Juan Adolfo de la Torre Contreras El sucesor e hijo de Tutmosis III, Amenhotep II (1425-1400), pasó los dos primeros años de su reinado como corregente de su padre, una fórmula que se venía utilizando en el antiguo Egipto para legitimar al nuevo rey en vida de su predecesor, tratando de evitar así que se produjeran luchas dinásticas21. Amenhotep II se vio obligado a reforzar su presencia militar en Asia para asegurar las conquistas de sus antecesores, ya que este territorio ofrecía una gran resistencia. En este sentido, el faraón trató de llevar a cabo una política continuista tratando de mejorar las hazañas de su padre, un rasgo de identidad de la ideología de la monarquía egipcia. Según palabras del propio rey, sus intenciones eran las de “extender las fronteras y dar cosas a los que le eran leales22.” Su descendiente, Tutmosis IV (1400-1390), solo reinó durante diez años, en los que no necesitó realizar más que algunas modestas campañas en Nubia y Siria23, puesto que el poder de Egipto en estos momentos solo puede ser calificado como incontestable. La influencia del imperio egipcio se manifiesta en el matrimonio del faraón con la princesa mitánnica Mutemuia de Mitanni, madre de Amenhotep III (1390-1353)24. 1.2. El reinado de Amenhotep III. Egipto como potencia e importador de personas e ideas. Durante años se ha considerado al padre de Akhenaton, Amenhotep III, como el clásico monarca oriental despótico, empeñado en llevar a cabo una intensa campaña de prestigio tanto dentro como fuera de las fronteras egipcias. Sin embargo, hoy día consideramos que esta imagen es demasiado plana y que no se ajusta del todo a la realidad25. Para contrastar mejor la imagen del monarca, hemos de contextualizar su reinado. Este comienza en un momento de hegemonía para el imperio egipcio, especialmente para su economía y en que asistimos a cierta dinamización social reflejada en la aparición de una clase de profesionales que no dependían directamente del aparato estatal26. 21 GALÁN (2011,346) GALÁN (2011,348-349) 23 PRESEDO (1989,199) 24 GALÁN (2011, 349) 25 PRESEDO (1989,199) 26 PRESEDO (1989,199) 22 Página 9 Juan Adolfo de la Torre Contreras Son momentos de apertura al exterior y Egipto continúa importando usos y costumbres extranjeras, en una sociedad que se vuelve (al menos si hablamos de su élite) más sofisticada27. Fruto de este periodo es la creación de un nuevo método para publicar los hechos memorables utilizando escarbeos gigantes. Sin embargo, son las tablillas de Amarna las que nos ofrecen una mayor cantidad de información de este periodo, al ser el verdadero archivo del estado y registrar entre otras cuestiones las relaciones exteriores del estado egipcio28. Hijo de Tutmosis IV y de una de sus esposas secundarias, Mutemuia de Mitanni, Amenhotep III tuvo un reinado largo e intenso considerado como uno de los periodos de mayor prosperidad del antiguo Egipto. El faraón debió ser elegido heredero antes de la muerte de su padre, así, en la tumba de su tutor, Heqaerneheh, Amenhotep III aparece representado a escala mayor que sus hermanos29. A la temprana edad de 10 años aproximadamente, Amenhotep III es coronado faraón, y siendo aun muy joven contrae matrimonio con Teye, quien no pertenecía a la familia real. Algunos historiadores han barajado la posibilidad de que Teye tuviera un origen extranjero, si bien es cierto que no se tiene constancia de ello. La reina era considerada como la parte femenina del rey, y de este modo se la representaba junto a su esposo de forma habitual, tanto en relieves como en templos, estatuas, tumbas, inscripciones y diversos objetos de pequeñas dimensiones. El papel de Teye será tan destacado que incluso se le dedicó un templo propio en Nubia. Este es un hecho es muy importante para nuestro estudio, al constituir una ruptura con los faraones anteriores, cuyas madres gozaban de mayor protagonismo que las esposas reales, y sentar un precedente que seguirá el propio Akhenaton30, al adquirir su esposa un papel clave a lo largo del periodo Amarna. El matrimonio real tuvo cuatro hijas, quienes al igual que su madre, gozarían de un papel destacado en la monarquía egipcia. Dos de estas llegaron incluso a copar el importante cargo de gran esposa real en los momentos finales del reinado de Amenhotep III31. 27 PRESEDO (1989,199) PRESEDO (1989,199) 29 GALÁN (2011,358) 30 GALÁN (2011,358-359) 31 GALÁN (2011,359) 28 Página 10 Juan Adolfo de la Torre Contreras A pesar de la importancia de su figura, Teye no fue la única esposa del faraón, sino que éste contrajo matrimonio con dos princesas procedentes de Mitanni, siguiendo así los pasos de su padre. Sus nombres eran Gilukhepa y Tadukhepa y llegaron a Egipto en momentos diferentes, ya que no encontramos evidencias de la presencia de Tadukhepa en la corte hasta el final del reinado de Amenhotep III. Ambas princesas llegaron acompañadas por un séquito compuesto por mujeres y hombres de Mitanni, con lo que la presencia de extranjeros en el Imperio aumentaba nuevamente. El padre de Tadukhepa, Tushrata, agasajó además a la corte egipcia con una estatua de la diosa Ishtar de Nínive, dejando de manifiesto la alianza entre Egipto y Mitanni32. Amenhotep III no se limitó a reforzar sus relaciones exteriores mediante alianzas matrimoniales con Mitanni, sino que hizo lo propio con Arzawa (región al sur de Anatolia) y con Babilonia. Estas alianzas siempre se realizaban del mismo modo: princesas extranjeras eran casadas con el faraón u otros importantes miembros de la corte, mientras que las princesas egipcias no eran nunca entregadas a alianzas matrimoniales con extranjeros33. Las ricas relaciones exteriores de Egipto durante el reinado de Amenhotep III se completan, según los indicios que nos arroja la arqueología, con los contactos económicos mantenidos con el Egeo. Y es que se han encontrado objetos de cerámica provenientes de Micenas, tanto en lugares bajo el control egipcio (Siria-Palestina), así como en el interior de los confines del propio imperio34. El faraón respondió cumplió con una de las tradiciones de la monarquía egipcia acabando con una revuelta en Nubia, cuyo triunfo se conmemoró, como era ya habitual con la construcción de una estela en la región de Semna, cerca de la Segunda Catarata. Por aquel entonces, Nubia no era solo una región más de la que Egipto obtenía beneficios económicos, sino que se había convertido en un centro religioso de enorme interés, al ser la región que más influía al credo egipcio al ser el lugar en el que este podía desarrollarse con mayor libertad35. Uno de los acontecimientos más importantes en el transcurso del reinado de Amenhotep III es la celebración del Festival Sed. Esta festividad nace en los albores de la monarquía egipcia y, según la mentalidad egipcia, permitía la renovación de las capacidades del monarca, destacando su autoridad y su fortaleza. Por este motivo, el Festival Sed era convocado por los 32 GALÁN GALÁN 34 GALÁN 35 GALÁN 33 (2011,359) (2011,360) (2011,361) (2011,361) Página 11 Juan Adolfo de la Torre Contreras faraones de manera tradicional a los 30 años de reinado, si bien era habitual que los faraones no esperaran tanto para celebrarlos. Amenhotep III llegó a celebrar tres Festivales Sed, todos ellos en su palacio de Malqata donde no reparó en gastos, llegando a construir un edificio cuyo fin era ser utilizado únicamente en estas ocasiones. Amenhotep III destaca asimismo por su labor constructiva, tanto en Egipto como en Nubia, con estatuas colosales y grandes edificios en los que cuidó concienzudamente la proporción, el estilo y el detalle. El templo de Luxor, obra iniciada por la reina Hatshepsut, se eleva a un nuevo exponente en estos momentos gracias a una ambiciosa ampliación presidida por un magnífico patio solar. Pero sin duda alguna, la construcción más apabullante relacionada con este faraón no es otra que su templo funerario, levantado en la orilla occidental de Tebas, en el actual Kom el-Hetan. En el momento en el que dicho templo se erigió pasaba por ser el más grande de todos cuantos habían sido levantados. Su imagen actual, nos ofrece sin embargo, unas ruinas donde solo resisten dos de las enormes estatuas sedentes del rey, conocidas como los “colosos de Memmon” que en su día flanquearon la puerta de entrada al templo. Esta situación se debe en buena medida al expolio al que fue sometido este templo para satisfacer la necesidad de material para otras construcciones36. A estas alturas del Reino Nuevo, la religión solar, presidida por la figura Amón-Ra gozaba de una gran importancia en el conjunto de la sociedad egipcia. De hecho, los vínculos entre dicha divinidad y el monarca se habían estrechado enormemente desde el reinado de Hatshepsut. Amenhotep III siguió esta senda e incluso llegó a considerarse a sí mismo como hijo del propio Amón-Ra, quien habría adoptado la forma de su padre y tras colarse en los aposentos de la reina la habría fecundado, tal y como se cuenta en las nuevas salas del sanctasanctórum del templo de Luxor que el mismo Amenhotep III mandó construir. Es importante que destaquemos el auge del credo de Amón-Ra y de su clero para que podamos apreciar el carácter radical de la reforma religiosa llevada a cabo por Akhenaton en los años venideros, pero debemos tener en cuenta también que sus predecesores más próximos ya rendían culto a Atón como una de las formas de la divinidad solar. Los últimos años de Amenhotep III se encuentran sometidos a debate pues desconocemos si su sucesor, Amenhotep IV, fue nombrado corregente antes de la muerte de su predecesor. En cualquier caso no contamos con pruebas definitivas de esta teoría, y los indicios con los que 36 GALÁN (2011,363-364) Página 12 Juan Adolfo de la Torre Contreras contamos se basan únicamente en criterios artísticos y en la interpretación de objetos funerarios37. De lo que sí podemos estar seguros es de que Amenhotep III fue enterrado en el Valle de los Reyes, más concretamente en su parte occidental. Su tumba (WV 22) fue explorada y dibujada en 1915 por dos ingenieros de la expedición de Napoleón. Actualmente se encuentra en un proceso de restauración a cargo de la universidad japonesa de Waseda, que se está encargando de la decoración de las paredes38. 2. El periodo Amarna: definición y fuentes. Entendemos por periodo Amarna el tiempo en el que Akhenaton reinó como faraón del alto y el bajo Egipto, es decir desde el 1352-1336 a.C. pudiendo incluir también el breve reinado de Ay. Se trata de un periodo para el que disponemos de una gran cantidad de fuentes, como ya hicimos referencia brevemente (véase página 2). Estas se encuentran, en gran parte, en el archivo diplomático de Tell Amarna y nos ayudan a desentrañar algunas de las cuestiones de un periodo considerado como la época del antiguo Egipto sobre la que más se ha escrito en relación a su duración. A pesar de ello, hemos de apresurarnos en reconocer que existen numerosos aspectos del periodo que aun no han sido discernidos, lo que explica la aparición de numerosas teorías que intentan llenar los huecos que se nos presentan39. A lo largo de los 30 años que dura el periodo Amarna se produjeron hechos de suma importancia, tanto para Egipto como para sus estados vecinos. Tanto es así, que se ha llegado a considerar al periodo Amarna como el final del clasicismo egipcio, entendiendo el reinado de Amenhotep III como el auge de la civilización egipcia y el de su sucesor como el inicio de la decadencia. Los que aluden al periodo Amarna como el inicio de la decadencia del imperio egipcio se basan a menudo en el carácter pasivo del faraón ante los asuntos terrenales y a su supuesta incapacidad para hacer frente a las amenazas del estado. En cualquier caso debemos estudiar este periodo con un especial cuidado, teniendo en cuenta sus peculiaridades y el carácter excepcional de las reformas emprendidas en estos años, más allá del escaso éxito que tuvieran posteriormente. 37 GALÁN (2011,366) GALÁN (2011,366-367) 39 PADRÓ (2014,248) 38 Página 13 Juan Adolfo de la Torre Contreras No se tiene constancia de relatos posteriores a la muerte de Akhenaton que hagan referencia alguna a su persona, sino que es bien sabido el rechazo que generaron las reformas de éste tras fallecer. Si actualmente sabemos de su existencia, se debe, sin duda alguna, al testimonio que nos arrojan las numerosas construcciones llevadas a cabo en el transcurso de su reinado y a la construcción de una nueva capital real40. 3. El reinado de Akhenaton 3.1. La familia real. Amenhotep IV, nombre con el que Akhenaton accede al trono, fue engendrado Amenhotep III, y por la princesa Teye. El faraón tuvo un hermano mayor que él, sin embargo éste debió morir joven. Lo que no podemos afirmar con seguridad, como ya hemos hecho referencia anteriormente, es si Amenhotep IV fue nombrado corregente antes de fallecer su padre o por el contrario su reinado comenzó tras la muerte de éste. La figura de la esposa principal de Akhenaton, Nefertiti, es de una gran importancia en este periodo, considerándose como la parte femenina del rey, como ya sucediera, aunque de manera más sutil, en tiempos de Amenhotep III y Teye. Los orígenes de Nefertiti son inciertos, aunque actualmente se considera que ésta no formaba parte de la familia real antes de contraer matrimonio con Amenhotep IV, tras descartar la posibilidad de que su padre fuese Ay, esposo de la nodriza de Nefertiti, y quien fuese faraón por unos años tras la muerte de Akhenaton. La reina proyectó desde un primer momento la imagen femenina del rey, repitiendo uno tras uno los pasos de su marido, al que acompañaba allá donde fuera y destacando tanto en el plano político como en el religioso. Se sabe que Nefertiti fue la madre de seis princesas según las representaciones, que sin embargo no especifican que Akhenaton sea el padre de estas, dando así lugar a numerosas teorías sobre el padre de las princesas. Lo más probable es que estas representaciones trataran únicamente de hacer hincapié en el componente femenino de la monarquía, sin tener por tanto necesidad de manifestar que Akhenaton era el padre de las princesas. La mayor de las hijas era Meritatón, destinada a alcanzar el trono, y que por consiguiente fue ganando cada vez más protagonismo durante el reinado de su padre. Tras ella hemos de hablar 40 KEMP (1996, 335) Página 14 Juan Adolfo de la Torre Contreras de Meketatón, de quien únicamente sabemos que falleció a una temprana edad y que fue enterrada en una cámara propia en la tumba real de Akhetaton. La tercera princesa era Anjesenpa-atón, quien llegó a ser reina de Egipto tras su matrimonio con Tutankhamon. De las tres últimas princesas solo sabemos sus nombres: Nefernefruatón la joven, Nefernefrure y Setepenre41. En cuanto a la descendencia masculina de Akhenaton, sigue siendo una incógnita, al menos parcialmente. Y es que la imagen de los reyes con sus hijas constituía la representación perfecta de la fertilidad por lo que los hijos varones de los monarcas no solían ser representados. A pesar de la escasez de datos, lo más que probable es que tanto el célebre Tutankhamon como Semenkhkara fuesen hijos de Akhenaton42. 3.2. Política continuista. Una de las primeras acciones que Amenhotep IV lleva a cabo tras acceder al trono, es desposarse con la princesa Tadu-Jeba, proveniente de Mitanni, país con el que, como ya hemos visto, Egipto mantenía estrechas relaciones. Amenhotep IV comenzó de este modo su reinado, siguiendo los pasos de su padre y renovando la alianza de Egipto con Mitanni43. También hemos de destacar que el joven faraón se hizo coronar en Karnak44, como marcaba la tradición, por lo que en estos momentos podemos hablar de una cierta política continuista a todos los niveles. Este modo de actuar al inicio de su reinado se observa incluso en el mantenimiento de la tradicional concepción ideológica de la monarquía y en el respeto a la religión oficial, presidida hasta entonces por Amón-Ra. Sin embargo es cierto que ya se realizaban menciones al Atón, al que se le representaba entonces de manera muy diferente, a partir de un cuerpo humano con cabeza de halcón coronada por el disco solar. Esta continuidad de la que hablamos se hace patente en el templo de Karnak, donde Amenhotep III se dispuso a terminar las obras iniciadas por su antecesor, construyendo cuatro templetes que por otra parte se dedicaron a la forma física de la divinidad solar, es decir a Atón45. 3.3. La reforma religiosa 41 KEMP (1996,337) GALÁN (2011,367-368) 43 PADRÓ (2014,248) 44 PADRÓ (2014,249) 45 GALÁN (2011,368) 42 Página 15 Juan Adolfo de la Torre Contreras En este apartado haremos un recorrido detallado sobre la cuestión religiosa en el periodo Amarna, comenzando como no puede ser de otra manera por el estado de la situación antes de dicho periodo. A continuación repararemos en las reformas emprendidas en este tiempo y en sus bases dogmáticas. No acabaremos sin considerar el estado de la religión popular. 3.3.1. El culto a Amón-Re. Para estudiar la importancia de la principal divinidad en el antiguo Egipto antes de que Akhenaton llevase a cabo su reforma religiosa, hemos de remontarnos al Reino Antiguo, momento en el que aparece con fuerza el dogma de que el faraón era hijo de Re, el dios Sol. Ya en la dinastía V, la importancia del culto al sol se había consolidado con la construcción de las pirámides y continuaba manifestándose con la construcción de templos solares. El sol constituía la fuente de poder sobrenatural más cercana en cuanto a visible se refiere para el ser humano, sin embargo, los egipcios le otorgaron pronto figura humana para entenderla mejor, si bien es cierto que en ciertas ocasiones la divinidad fue representada con cabeza e animal, como es el caso de Re-Horus, con cabeza de halcón. En el Reino Nuevo, los teólogos otorgarían a la divinidad principal una apariencia totalmente humana, pasando a ser conocida como Amón, cuyo origen concreto se encuentra en la ciudad de Tebas. Amón heredó asimismo el mito de la paternidad del faraón y de este modo, la divinidad solar continuó siendo bajo su nuevo aspecto la principal divinidad del panteón egipcio. La manera de entender la religión en el antiguo Egipto eludía lo que para nosotros son contradicciones y a la vez posibilitaba la existencia de numerosas divinidades que por otra parte reflejaban un poder divino unánime bajo la presencia del sol46. 3.3.2. Los orígenes del culto a Atón. Desde el reinado de Tutmosis IV, el culto a Amón-Ra en su forma de disco solar (Atón) se encontraba en un proceso de institucionalización, en el que una reducida y poderosa élite cercana al faraón, se relacionaba de una manera cada vez más estrecha con esta divinidad. Podemos hablar por lo tanto de los orígenes elitistas del credo de Atón. 46 KEMP (1996, 333) Página 16 Juan Adolfo de la Torre Contreras También se ha hecho referencia en otras ocasiones a la posible influencia que hubieran tenido en su día las poblaciones venidas de fuera en el desarrollo del credo de Atón, si bien es cierto que debemos tratar este tema con prudencia. En cualquier caso, es imposible entender el origen del credo de Atón y su consolidación, sin la figura de Amenhotep IV, quien a pesar de su juventud en el momento de acceder al trono, contaba ya con una personalidad muy marcada. La imagen que se tiene del rey al inicio de su reinado es la de un idealista obsesionado con sus propios pensamientos filosóficos y teológicos y poseedor de una enorme fe en un dios único, bondadoso y creador en solitario de todo lo existente. Es entonces, en Karnak, cuando se lleva a cabo una de las primeras acciones encaminadas a establecer el nuevo culto. Se trata de la construcción de diversos templos que incluyen el trazado abierto47 propio del culto a Atón, quien comienza a representarse desde este momento con la que hoy consideramos como su forma característica, y que constituye el emblema de uno del periodo Amarna: un disco que irradia sus rayos sobre la tierra en forma de alargados brazos acabados en manos. Ya en su segundo o quizás tercer año de reinado, Amenhotep IV celebró su primer Festival Sed, donde además de honrar la memoria de su padre, el monarca trató de reflejar como Atón había insuflado fuerza y autoridad en su alma. De este modo, el faraón continuaba dando señales de su intención de convertir a la religión egipcia en un credo monoteísta. En concreto nos referimos a su prohibición de realizar cualquier tipo de mención a ninguna divinidad que no fuese Atón en el transcurso del Festival Sed. Si bien es cierto que la religión solar se había convertido en el epicentro religioso y político desde la época de Hatshepsut, como ya hemos mencionado en más de una ocasión (veáse página 15), es con la llegada de Amenhotep IV cuando ésta cobra una nueva dimensión. En estos momentos comienza a cobrar importancia el concepto del “shu”, es decir, el aspecto luminoso de la divinidad, que no tiene representación antropomorfa y que es omnipresente, características que posteriormente se le atribuyeron a Atón. Las ofrendas comienzan a realizarse entonces y hasta que se produjera la restauración religiosa de manos de Tutankhamon, en amplios patios, lo que supone una notable diferencia respecto al culto 47 KEMP (1996, 338) Página 17 Juan Adolfo de la Torre Contreras tradicional de Amón-Ra, cuyas ofrendas se llevaban a cabo de un modo mucho más intimista y oculto48. Las ideas teológicas de Amenhotep IV fueron ganando fuerza progresivamente, en contraposición a las del clero de Amón. El rey debió buscar entonces apoyo teológico en el clero solar de Heliópolis, propiciando así la aparición de dos facciones políticas relacionadas con el enfrentamiento religioso. Encontramos, en primer lugar, la facción clerical, sustentada en la vieja oligarquía, detentora del poder en la administración durante el grueso del Reino Nuevo, y la facción real, que empezó a buscar apoyos entre “hombres nuevos” favorecidos por el propio monarca a través de nuevas políticas que marcarán su reinado49. Amenhotep IV da entonces un importante paso en la constitución del credo monoteísta de Atón, proclamándose a sí mismo como gran vidente, o lo que es lo mismo, sumo sacerdote de Atón, rivalizando así con la autoridad del gran sacerdote de Amón, al que además se presupone que también se le retiró la administración de sus bienes seculares50. 3.3.3. Del politeísmo al monoteísmo. Antes de abordar con mayor profundidad las reformas religiosas llevadas a cabo por Akhenaton, es necesario hacer una serie de aclaraciones sobre el concepto “monoteísmo”. Éste hace alusión, como pudimos aprender en la asignatura “historia de las religiones” del grado de Geografía e Historia, a los credos religiosos basados en una única divinidad. Sin embargo, hoy día somos conscientes de que la religión constituye en sí misma un fenómeno demasiado complejo para encorsetarlo en estos términos. Y es que, el cristianismo, una de las principales religiones monoteístas de la historia, adquiere un aspecto muy diferente si se estudia desde fuera. En este sentido, los numerosos santos a los que se le rinde culto de una u otra manera, y lo que es más importante, la presencia de un dios con “tres personalidades” son aspectos más propios de un credo politeísta que de uno monoteísta. Del mismo modo que los cristianos han solventado estos dilemas gracias al concepto del “misterio”, los egipcios se dedicaron a transmitir las sensaciones religiosas que albergaban a partir de los términos lingüísticos de los que disponían, dando así lugar a un juego lingüístico religioso extremadamente rico, y cuyas concepciones escapan a nuestro pensamiento racional. 48 GALÁN (2011,368) PADRÓ (2014,248-249) 50 PADRÓ (2014,249) 49 Página 18 Juan Adolfo de la Torre Contreras Las reformas de Akhenaton atentaron en este sentido contra la tradicional riqueza semántica de la cultura egipcia, apostando por la simplicidad de la religión solar51. En un primer momento, Amenhotep IV, continuó con un modelo henoteísta, en el que Atón relegaba a Amón como principal divinidad (veáse página 15). De hecho tenemos constancia de que existió sincretismo entre Atón y otras divinidades, tal y como ocurriera tiempo atrás, lo que refleja una mayor tolerancia al resto de cultos en los primeros años de reinado de Amenhotep IV. Así, Atón llegó a unirse en una figura con cabeza de halcón llamada ReHarakhti-Atón52. No será hasta el quinto año de su reinado, cuando Amenhotep IV inicie sus reformas. En primer lugar, Amenhotep IV ya no respondería nunca más a este nombre, si no que adoptó uno que le ligaba más al dios Atón: Akh-en-aton, lo que se traduce como espíritu de Atón53. Al comienzo del reinado de Amenhotep IV, el culto a la totalidad de las divinidades se permitía sin ningún tipo de restricción, excepto en casos contados como el del Festival Sed. Sin embargo, la situación cambió radicalmente en el momento en el que el faraón se instala en la nueva ciudad real. A partir de aquí se abre una política de persecución religiosa, destinada especialmente a las figuras de Amón y su esposa, la diosa Mut. Esta persecución se llevó a cabo de diversas formas. Para empezar, los esfuerzos del faraón se centraron en dañar la imagen física de estos dioses, destrozando las estatuas y relieves en los que éstos eran representados. Paralelamente sus nombres eran borrados allá donde aparecían, ya fuese en los templos oficiales o en los monumentos funerarios privados. Sabemos también que los diferentes cleros fueron muy perjudicados, en especial el credo de Amón, cuyo sumo sacerdote llegó a ser enviado a las canteras como manera de mantenerlo alejado 54. El culto a los restantes dioses fue abolido progresivamente, al tiempo que se dedicaban grandes fiestas en honor a Atón, para tratar así de conseguir la mayor cantidad de fieles posibles. Paralelamente, las pertenencias de los antiguos templos eran requisadas y la clase sacerdotal suprimida, la oligarquía tradicional era apartada del poder y el rey continuaba con su política de beneficio a los hombres nuevos55. 51 KEMP (1996, 333-334) HORNUNG (1999, 225) 53 GALÁN (2011,369) 54 HORNUNG (1999, 225) 55 PADRÓ (2014,250) 52 Página 19 Juan Adolfo de la Torre Contreras Es entonces cuando podemos hablar de la desaparición, aunque solo por un breve periodo de tiempo, del henoteísmo en el antiguo Egipto. Atón se convierte de este modo en la única divinidad del panteón egipcio, y Akhenaton pasa a ser su profeta, el único capaz de entender su naturaleza56. Observamos pues que las reformas emprendidas en el periodo Amarna fueron llevadas a cabo de manera bastante más progresiva de lo que en ocasiones se considera. Se trata de un modo de operar premeditado que nos acercan a una imagen de Akhetaton más reflexiva y racional 57. 3.3.4. Concepciones teológicas: El Gran Himno a Atón. A la hora de estudiar la teología del nuevo credo, contamos con un documento fundamental. Se trata de “El Gran Himno a Atón” que se encuentra en la tumba de Ay, comandante de las tropas egipcias bajo el reinado de Akhenaton. El texto sagrado aborda la cuestión de la creación, entendida como una acción divina que se repite cada día y que se encuentra relacionada con las fuerzas de la luz, la vida y el orden, todas ellas sometidas al gran dios Atón58. Las ideas religiosas que se destacan en el himno a Atón no tienen nada de revolucionario, pues podemos encontrar precedentes similares en textos anteriores dedicados a Amón-Ra. Del mismo modo, tampoco es nueva la idea de un único dios creador en la teología egipcia. La diferencia sustancial del culto de Atón respecto a la teología egipcia tradicional, es el interés político y personal del monarca en elevar la figura del disco solar por encima de las demás manifestaciones divinas, entendiéndose como un giro al monoteísmo a través de una concepción divina antigua pero secundaria. Resaltemos pues que se trata del primer credo monoteísta y exclusivista “revelado” de la historia59. La originalidad del nuevo culto pasa también por ser este un culto al sol mucho más simplista, que prescinde del tradicional juego de palabras teológico, así como de las representaciones artísticas complejas vistas hasta este momento60. Además de ello también es necesario que advirtamos un cierto giro del mito al logos en el nuevo credo61. 56 HORNUNG (1999, 226-228) HORNUNG (1999, 224-225) 58 GALÁN (2011,374) 59 GALÁN (2011,375) 60 KEMP (1996, 333) 61 KEMP (1996, 333) 57 Página 20 Juan Adolfo de la Torre Contreras Con el nuevo credo, a los egipcios les fue arrebatada su tradicional forma de explicar los fenómenos del universo a través de un sistema extremadamente rico. En este sentido, Akhenaton fue culpado de tratar de acabar con la vida intelectual de la sociedad egipcia. Y es que el faraón se dio cuenta del carácter prescindible de gran parte del pensamiento de su época, pero fue incapaz de reemplazarlo por algo que satisficiera las necesidades espirituales de su gente, dejando por consiguiente un enorme vacío62. Muy pronto el rey se autoproclamó como el único nexo posible entre la divinidad y el resto de los mortales; la única manera de conocer su voluntad, y, junto con la reina Nefertiti y sus hijas, los únicos capaces para realizar ofrendas de modo directo al dios creador. Así el culto a Atón se convirtió en una suerte de culto a la propia familia real. No es de extrañar, por lo tanto, la presencia de altares en las viviendas de los principales cortesanos destinados al culto a la familia real. Akhenaton es considerado de hecho como el profeta de Atón y el hijo del dios hecho hombre, y junto con Nefertiti y Atón, forma parte de la triada divina 63. Éstos son conceptos que nos recuerdan inevitablemente a la teología cristiana. En cuanto al resto de elementos de la teología del nuevo credo, Atón se considera exterior y anterior al mundo, único y universal, por lo que todo lo que existe ha sido creado por él y es esencialmente bueno. El dios creador es el encargado pues, de dar lugar a todos los seres vivos permitiéndoles respirar a través de su aliento. Cada uno de estos seres es protegido por el dios y ocupa un lugar específico en este mundo, como si se tratara de los engranajes de una compleja y enorme máquina. Lugar especial es el que encuentran los seres humanos dentro de la creación de Atón, al ser considerados como los hijos de éste sin importar su procedencia o raza. Atón era considerado como un ente que regía el universo con actitud benigna, pero sin intención de intervenir en los asuntos del hombre, puesto que no le interesaba ni su destino ni su condición.64 La moral, había sido separada de la teología en Egipto hacía ya mucho tiempo 65. El nuevo credo sentó las bases de la moral en el concepto de “maat”, el cual se traduce como verdad. En este sentido cabe destacar el uso regular que dio Akhetaton a dicho concepto, usando a 62 HORNUNG (1999, 224) GALÁN (2011,375) 64 KEMP (1996, 334) 65 KEMP (1996, 334) 63 Página 21 Juan Adolfo de la Torre Contreras menudo la fórmula “el que vive de maat” para referirse a sí mismo y dando a entender que la “verdad” era la sustancia de la que se nutría66. 3.3.5. La Religión popular. Tras haber examinado cuál fue el desarrollo de la religión oficial en el periodo Amarna, hemos de reparar en las manifestaciones religiosas del conjunto de la sociedad. Y es que, un contexto tan particular como el de dicho periodo, en el que se producen cambios tan reseñables en la religión oficial, es muy útil para estudiar las auténticas creencias del grueso de la sociedad. En primer lugar, hemos de destacar la continuidad del culto al faraón67. Este tipo de culto se practicaba en los jardines traseros de las casas, mediante pequeños santuarios que se dedicaban a la familia real. En este sentido destaca también la adoración de las estatuas reales, que al parecer era un gesto sincero y no promovido por el interés. La escasez de datos sumada al fracaso que finalmente tuvo el culto al Atón, puede llevarnos a pensar que éste tenía pocos seguidores en el pueblo llano. Sin embargo contamos con algunos argumentos desmienten, al menos parcialmente, esta idea. Uno de ellos es la correspondencia privada de un funcionario en la que manifiesta abiertamente su devoción al disco solar. Sin embargo, es más común la presencia de centros de interés espiritual independientes. Es el caso del panteón de la aldea de los obreros, que constituía un lugar familiar y sagrado en el que de alguna manera se rendía culto a los difuntos. En la aldea de los obreros se levantaron numerosas capillas, muchas de las cuales tras la muerte del faraón hereje. Los dioses que los aldeanos escogieron para ser conmemorados fueron Amón, Amón-Re, Isis, Shed “el Sabio”, y también Atón. Observamos pues, como los dioses tradicionales no fueron ni mucho menos olvidados por el pueblo llano, que continuó adorándolos de manera clandestina como otras tantas veces en la historia de la humanidad. Entre estos, podemos citar, además de los anteriores, a Horus, Hathor, Osiris o Bes. En el caso de Amón, éste empezó a ganarse el título de “protector de los humildes” al ser considerado como la divinidad que velaba por los desprotegidos, carácter del que ya gozaba antes del periodo Amarna. 66 67 KEMP (1996, 338) KEMP (1996, 382) Página 22 Juan Adolfo de la Torre Contreras Hemos de mencionar asimismo que las creencias populares nos muestran además, una devoción a multitud de divinidades menores y asociadas con actividades cotidianas como es el caso del dios babuino Tot, patrón de la escritura68. Es importante que hagamos hincapié en la fidelidad que se mantuvo por lo general en el transcurso del periodo Amarna a las divinidades tradicionales, ya que ésta se puede relacionar con el escaso éxito que tuvieron las reformas llevadas a cabo por su faraón 69. 3.4. La política en el reinado de Akhenaton. 3.4.1. Política interior. Tal y como explicaremos más tarde bajo un punto de vista diferente, Akhenaton desarrolló una cierta política interior de beneficio social, tratando de redistribuir la riqueza del expoliado clero de Amón entre los ciudadanos. Esta política se llevó a cabo con especial hincapié en la nueva capital, donde el faraón impulsó una serie de medidas cuya aplicación debió suponer un gran esfuerzo para el estado. En primer lugar, hemos de destacar que en Akhetaton todas las viviendas se encontraban decoradas hasta el más mínimo detalle. Los techos interiores se pintaban de azul y ricos murales llenaban las paredes de las distintas habitaciones. Pero no es solo la decoración lo que hacía de las viviendas de Akhetaton unas residencias de gran calidad, si no que además éstas eran amplias, ventiladas y contaban con drenaje y letrinas que las dotaban de mayor salubridad70. Otra de las acciones emprendidas por Akhenaton en cuanto a política interior se refiere es la promoción de los “hombres nuevos” que ya explicamos anteriormente. Ésta acabó siendo un fracaso en la práctica, ya que los “hombres nuevos” caracterizados por su lealtad al faraón se encontraban, sin embargo, faltos de la experiencia que caracterizaba a la vieja élite y en ningún caso supieron estar a la altura de las circunstancias. Paralelamente, la desamortización llevada a cabo en los templos de las antiguas divinidades y el intento de centralización administrativa (véase página 19), solo sirvieron para desorganizar las estructuras del Imperio en el momento en el que éste disponía de una nueva y enorme masa de recursos por administrar. 68 KEMP (1996, 385) CASTAÑEDA (2003,314) 70 CASTAÑEDA (2003,315) 69 Página 23 Juan Adolfo de la Torre Contreras Como consecuencia de todos estos desmanes pronto aparecería la figura de la corrupción, que logró asentarse rápidamente en todas las esferas del estado, y que constituyó una de las peores herencias que dejó el periodo amárnico, y que no fue posible de eliminar en el tiempo que se mantuvo el imperio egipcio71. Diferentes textos elaborados tras la muerte de Akhenaton nos hablan de cuáles fueron los principales errores cometidos por el monarca interiormente, y por qué sus reformas no tuvieron continuidad. No debemos olvidar que estos documentos fueron elaborados por personalidades afines a la restauración del credo tradicional y contrarios a las reformas de Akhenaton. Para empezar, se alude en líneas generales al escaso sentido común que caracterizó al monarca, incapaz de darse cuenta de su responsabilidad para con el pueblo egipcio. A partir de esta premisa los ataques al faraón se basan en su reforma religiosa, considerándose que al atacar a las tradicionales divinidades egipcias, se atacaba al conjunto de la sociedad, que entendía a través de estas el mundo que las rodeaba. En definitiva, el giro al monoteísmo fue entendido como un órdago contra las necesidades espirituales de Egipto. Además, el dios en el que se basaba el nuevo credo, Atón, no llegó a ser popular entre el grueso de la sociedad, lo que se debe sin duda a su carácter excesivamente abstracto y a su falta de mitología. El propio Akhenaton decía que solo él era capaz de entender la naturaleza del nuevo credo. La sociedad egipcia no veía con malos ojos las reinterpretaciones religiosas o filosóficas, si no que estas eran toleradas bajo el carácter de moderación egipcio, sin embargo, la persecución que se hace por parte del monarca a lo tradicional, atenta en contra de este principio. Es por ello que la sociedad egipcia no podía aceptar a largo plazo un dios que se mostraba como impersonal, intolerante y exclusivo, erigiéndose como el fin de las demás divinidades72. Un texto de la época de Tutankhamon (estela del Museo del Cairo 34.183) nos resume este sentir: “Los recursos [de los templos] estaban prohibidos. La tierra se hallaba como en el tiempo del caos. Los templos de los dioses desde Elefantina [hasta el Delta], abandonados, caían en la hora aciaga; los almacenes estaban como si no existieran; los edificios se transformaban en caminos. El país estaba en decadencia. Los dioses desviaban la cabeza de esta tierra… si se invocaba a un dios para recibir un consejo, no respondía; si se imploraba a una diosa, tampoco ella acudía; sus corazones estaban disgustados de sus cuerpos, ellos dejaban perecer la creación.” 71 72 PADRÓ (2014,251) CASTAÑEDA (2003,305) Página 24 Juan Adolfo de la Torre Contreras 3.4.2. Política exterior. Poco antes de fallecer, Amenhotep III había visto conveniente la renovación de las alianzas con Mitanni, que cristalizó a través del matrimonio entre el propio faraón y una de las hijas del rey mitánnico Tushrata. Desconocemos si esta princesa era Tadu-Jeba, quien finalmente llegó a contraer matrimonio con Amenhotep IV (veáse página 15). Lo que sí sabemos es que mediante esta alianza, el joven rey trataba de seguir los pasos de su padre, al menos en asuntos exteriores. Sin embargo, la política exterior de Akhenaton, en líneas generales, se caracterizó por un escaso interés del faraón hacia los asuntos internacionales, lo que fue aprovechado por el estado hitita y su rey, Suppiluliuma73. En tiempos de Akhenaton, el rey hitita dedicó gran parte de sus esfuerzos a organizar su estado y pacificar sus fronteras en Anatolia. A través de una exitosa combinación de diplomacia y belicismo, Suppiluliuma consiguió ejercer su influencia sobre una serie de pequeños estados como lo son Kizzuwadna, Alshe y Hurri, encontrando sus intereses con los de Mitanni, aliado de Egipto. Mientras ambos estados se preparaban para la contienda, Akhenaton no manifestó de manera clara su apoyo a Mitanni, lo que pudo afectar a las relaciones entre ambas cortes. De hecho el propio rey de Mitanni, Tushrata recriminó a Akhenaton su actitud de forma vehemente. Egipto asistió impasible, entre otras cuestiones a causa de sus graves problemas interiores, a la gran expansión del imperio hitita, que invadió Siria y alcanzó rápidamente el Éufrates y el Líbano. El estado hitita llegaba así hasta la frontera egipcia, sin bien no tenían ningún interés a corto plazo de enfrentarse directamente con el estado egipcio74. Por su parte, la reacción de Tushrata fue tardía e insuficiente. La actitud de Akhenaton en el plano internacional se refleja asimismo en sus relaciones con otro estado asiático, Amurru. El rey de este estado, Abdi-Ashirta, que había ascendido al trono en tiempos de Amenhotep III, era en estos momentos uno de los vasallos de Egipto. Sin embargo, su ambicioso carácter le valió para aprovecharse de la situación internacional, interviniendo en el tablero geopolítico. De este modo, Amurru acabó controlando la mayor parte del Líbano, derrotando sistemáticamente al resto de vasallos de Egipto que reclamaban 73 74 PADRÓ (2014,252) PADRÓ (2014,253) Página 25 Juan Adolfo de la Torre Contreras sin éxito la ayuda del estado faraónico. Entre estos vasallos cabe ser destacada la presencia de Biblo, que pasaba por ser un gran informador de Egipto y uno de sus estados más fieles. Las misivas dirigidas por parte de Egipto al rey de Amurru eran contestadas con la negación de todos los hechos, persistiendo en sus aspiraciones expansionistas. Es así, como el estado dirigido por Abdi-Ashirta se dispuso a atacar Biblo, comenzando por bloquear la ciudad, hecho que Egipto entendió, esta vez sí, como inadmisible, por lo que se dispuso a actuar enviando tropas a Biblo, con la intención de contribuir al desbloqueo de la ciudad. Abdi-Ashirta falleció en el transcurso de la contienda y fue sucedido por su hijo Aziru75. El nuevo rey de Amurru no tardó demasiado tiempo en continuar la inacabada labor de su padre, lo que sumado a sus relaciones con los hititas, obligó a Akhenaton a convocar a Aziru para que éste diese explicaciones sobre su actitud. El acusado se limitó a ofrecer una serie de excusas al rey de Egipto, continuando sin mayor problema con su ambigua actitud. No es de extrañar que finalmente los amorritas lograran expulsar a Rib-Adda, de su reino y tomar así el control del puerto fenicio mientras el rey de Biblo fallecía en el exilio. Antes de morir, el rey de Biblo envío una misiva al faraón donde le reprochaba su falta de implicación en la defensa de su reino. Akhenaton continuó instando a Aziru a comparecer en Egipto, como si esta fuese la única medida que pudiera llevarse a cabo, a lo que éste, tras haber cerrado un pacto de alianza con los hititas, decidió personarse finalmente ante el faraón. Increíblemente, Aziru resultó bien parado de las acusaciones de infidelidad vertidas por el faraón, gracias a la defensa de ciertos funcionarios egipcios que pudieron ser sobornados por el rey de Amurru. Como era de esperar, al regreso de Aziru a su tierra, el estado amorrita y el hitita consolidaron su alianza, pasando Amurru a ser formalmente un aliado hitita, y alejándose definitivamente de la órbita de Egipto76. Los ataques hititas se dejaron sentir entonces en los dominios del imperio egipcio, lo que sumado a las intrigas protagonizadas por el estado hitita, Amurru y Qadesh, obligó por fin a Egipto a enviar un ejército a Qadesh. Al mismo tiempo, las hostilidades entre mitánnicos e hititas se reanudaban, completando de esta manera el caldo de cultivo de la 3ª Guerra Siria. 75 76 PADRÓ (2014,253) PADRÓ (2014,255) Página 26 Juan Adolfo de la Torre Contreras Este es el panorama internacional que se vivía cuando se produjo la muerte de Akhenaton. Tras la muerte del faraón, la actual reina, probablemente Meritaton, tomó una polémica decisión al pedir al rey Suppiluliuma que le enviase a uno de sus hijos para desposarse con él. El rey hitita decidió asegurarse de las intenciones de la reina enviando un mensajero que regresó un año más tarde. Tras esto, Suppiluliuma se decidió finalmente a enviar a su hijo Zannana a la corte egipcia, pero este fue asesinado antes de llegar, decantando de este modo la declaración de guerra del estado hitita al Imperio egipcio77. Por suerte para Egipto, el general Horemheb supo repeler de manera hábil la invasión hitita, derrotando a su ejército que, para colmo de males pudo haberse visto afectado por la peste en el transcurso de esta campaña, expandiéndola por su territorio al fin de la contienda. La llegada de Aziru al trono nos ofrece un buen ejemplo de cómo los vasallos de Egipto, enfrentados a menudo entre sí, trataban de influir en el rey para obtener su favor en detrimento de sus enemigos. En el caso de Siria-Palestina se han documentado unas 300 cartas enviadas a Egipto. Estos documentos nos ofrecen además relevante información acerca de cómo se organizaban las relaciones entre Egipto y sus vasallos en el ámbito internacional, reflejando cuáles eran los deberes de cada una de las partes y en qué modo estos se cumplían. En este caso podemos apreciar la labor de Tutu en la comunicación fluida que éste mantuvo con Aziru, quien le pedía que intercediese por él ante el rey, a cambio, este le premiaría generosamente78. Tutu había alcanzado el cargo de primer sirviente del rey en el templo de Atón, y es en su tumba donde podemos contemplar sus acciones como mediador de las regiones siriopalestinas en otra ceremonia oficial, esta vez presidida únicamente por el propio Akhenaton. Además de esto, Tutu hizo las veces de portavoz de los jefes extranjeros en la corte egipcia, lo que ha quedado de manifiesto en la correspondencia diplomática encontrada en la ciudad real. Tradicionalmente se ha venido interpretando el periodo Amarna como un proceso de pérdida de poder efectivo del Imperio Egipcio sobre sus vasallos, pero gracias a los estudios de personalidades como Mario Liverani podemos contrastar esta imagen. Si bien es cierto, que la actitud de Akhenaton hacia sus vasallos se pudo caracterizar en determinadas ocasiones por la indecisión, podemos constatar lo respetada que era todavía la autoridad egipcia, en líneas generales, por sus vasallos, a pesar de ejemplos como el de Amurru. De hecho, tenemos 77 78 PADRÓ (2014,255) GALÁN (2011,377) Página 27 Juan Adolfo de la Torre Contreras constancia, gracias a documentos como las misivas enviadas al monarca egipcio por el gobernador de Tiro, de la lealtad profesada al rey por los jefes locales. En la correspondencia a la que antes hacíamos referencia, el gobernador de Tiro comienza comparando al faraón hereje con su padre, el dios Atón. Acto seguido lo equipara a Baal, y destaca cómo el aliento del rey le ha procurado la felicidad79. Esta es la tesis que sigue también J.M. Galán, quien señala que las protestas de los vasallos egipcios durante el periodo Amarna ante las distintas tensiones políticas, reflejan indirectamente lo extraordinario de estas, y el gran control que mantenía Egipto en estos momentos80. La región de Siria-Palestina debió pasar en estos momentos por un periodo convulso caracterizado por la proliferación de diversos conflictos entre dicha región y sus vecinos más próximos. Entre ellos podemos destacar los que se produjeron entre Siria-Palestina y Amurru, Biblo o Sidón. Por si esto fuese poco, se ha documentado la presencia de grupos seminómadas de hapiru que actuaban como bandoleros en los centros urbanos de la región. Por último hemos de destacar el papel de los hititas en su intento de integrar a la región en su zona de influencia. A través de importantes fuentes historiográficas, como lo son las tumbas de Huya y de Meryra II, la historiografía ha sido capaz de desentrañar algunas de las cuestiones políticas del periodo Amarna. Huya y Meryra fueron detentores del puesto de supervisor del Tesoro y supervisor del harén de las reinas Teye (en el caso de Huya) y Nefertiti (en el caso de Meryra). En las paredes de sus enterramientos se hallan algunas escenas que representan un acontecimiento ocurrido en el duodécimo año del reinado de Akhenaton. Se trata de la recepción de tributo extranjero, en la que tomaron parte delegaciones del norte y del sur, presentándose ante la familia real. Hemos de destacar la presencia de nubios cautivos en este evento, lo que puede deberse al enésimo castigo de los egipcios a Nubia, concretamente a la región de Ikayta. Se ha especulado con la posibilidad de que este acto oficial fuera además una ceremonia llevada a cabo para inaugurar internacionalmente la nueva capital, al igual que el nuevo credo. En este sentido, el rey se equiparaba públicamente al dios Atón, y la figura de la reina se unía a la de su esposo. La unión simbólica de la pareja real se observa en las representaciones de la tumba de Mery II, donde apreciamos una sola figura formada tras la unión del rey y la reina. 79 80 GALÁN (2011,379) GALÁN (2002, 28) Página 28 Juan Adolfo de la Torre Contreras 3.5. El final del reinado de Akhenaton. Akhenaton fallece en el decimoséptimo año de su reinado, momento en el que la tumba real se encontraba inacabada. Ésta se estaba construyendo en el extremo oriental del territorio, y a su término sería dedicada, como no podía ser de otra manera, al dios Atón. Actualmente se desconoce el paradero de la momia de Akhenaton81. En los últimos años de su reinado, el monarca había asistido impasible a una sucesión de acontecimientos que explican su pérdida de poder en Asia frente al auge del estado hitita, quienes controlaban cada vez una mayor extensión de territorio y trazaban alianzas con algunos de los tradicionales vasallos de Egipto, que para colmo, atentaban contra los vasallos que aun se mantenían en la órbita egipcia82. También es cierto que se ha especulado con la idea de que la peste hubiese afectado a la población egipcia, y que las bajas que ésta provocó en su ejército fuesen determinantes para explicar el declive egipcio en el plano internacional. Interiormente, generales y altos funcionarios se encontraban bajo la influencia de la corrupción, que se había extendido años atrás, y aceptaban sobornos a cambio de actuar en contra de los intereses de su estado. El largo conflicto con el clero de Amón tampoco benefició en ningún caso a la estabilidad interior del país. Estas durísimas circunstancias debieron tener mucho que ver en la posible ruptura entre Akhenaton y Nefertiti, la cual no abandonó la capital en ningún caso. Es entonces cuando la hija de ambos, Meritatón debió asumir oficialmente las funciones de reina. Es probable que Meritatón llegase a contraer matrimonio con su propio padre83. A la muerte de Nefertiti en el decimocuarto año del reinado de Akhenaton, éste se asocia como corregente a Esmenjkare, del quien desconocemos su origen contando con dos teorías sobre su identidad. Y es que Esmenjkare ha sido considerado de manera tradicional como el esposo de Meritatón, pero también se ha hecho referencia a la posibilidad de que su verdadera identidad fuera la de la propia Meritatón en un intento de adoptar una personalidad masculina. 81 GALÁN (2011,379) PADRÓ (2014,248-255) 83 PADRÓ (2014,256) 82 Página 29 Juan Adolfo de la Torre Contreras Desconocemos si Nefertiti llegó a ser enterrada en la tumba real de Akhetaton, la cual estaba dispuesta para albergar tanto su cuerpo como su equipamiento funerario, o si por el contrario acabó siendo enterrada en el Valle de los Reyes de la ciudad de Tebas.84 En cualquier caso, tras la muerte de Akhenaton debió producirse, al menos en un primer momento, una situación de incertidumbre en el tema de la sucesión. Y es que, como ya vimos en relación a la política exterior de Egipto, Meritatón se negó a contraer matrimonio con uno de sus súbditos y pidió a Suppiluliuma, el rey hitita, que le enviase a uno de sus hijos, con la intención de casarse con él y convertirlo en rey (véase página 30). Si bien es cierto que se habían llevado a cabo prácticas similares de modo habitual, siempre habían sido princesas extranjeras las que habían llegado a Egipto para contraer matrimonio con algún miembro de la familia real, pero nunca había ocurrido nada parecido con un príncipe extranjero85. A pesar de lo novedoso de la situación, y como ya sabemos, el rey hitita acabó complaciendo los deseos de la reina, y envió a Egipto a uno de sus hijos llamado Zananza, el cual sin embargo no llegaría a cumplir su destino, puesto que fue asesinado antes de llegar a Egipto. Desgraciadamente no tenemos más noticias sobre Meritatón, pero si advertimos la determinación que tuvieron los asesinos de Zananza para acabar con él, sabiendo que ello conllevaría el estallido de una guerra en lo que debió ser un complot anti-real en toda regla, el final de Meritatón no debió ser plácido86. 4. La vuelta a la ortodoxia: el papel de Tutankhamon. Actualmente contamos con escasos datos sobre el origen de Tutankhamon, el último faraón que residió en la ciudad real de Akhetaton. Si bien es cierto que lo más probable es que Tutankhamon fuese engendrado por Akhenaton y su segunda esposa, Kiya87, no contamos con pruebas lo suficientemente consistentes como para confirmar esta teoría. En el momento en el que accedió al trono, Tutankhamon contaba solo con 9 años de edad y su nombre era el de Tutankhaton. Nada más llegar al trono, el joven rey contrajo matrimonio con la princesa Anjesenpaatón, hija de Akhenaton y Nefertiti y quien le transmitió los derechos al trono88. 84 PADRÓ (2014,256-257) PADRÓ (2014,255-256) 86 PADRÓ (2014,257) 87 GALÁN (2011,380) 88 PADRÓ (2014,257) 85 Página 30 Juan Adolfo de la Torre Contreras Al igual que ocurrió al comienzo del reinado de Akhenaton (veáse página 15), Tutankhaton, no trató en un primer momento de llevar a cabo una ruptura con los principios de su predecesor. Sin embargo, al tercer o quizás cuarto año del reinado de Tutankhaton, éste decretó una vuelta a los principios que regían la vida política y religiosa de Egipto antes de la llegada de su predecesor, momento que aprovechó del mismo modo, para adoptar el nombre de Tutankhamon, con el que se le conoce en nuestros días. Este decreto ha llegado a nuestros días inscrito en dos estelas (de las cuales una se encuentra en un estado de conservación deplorable) situadas en el templo de Karnak y que posteriormente fueron bautizadas como las estelas de la restauración89. El decreto se hizo oficial desde la ciudad de Menfis, y restablecía a los dioses tradicionales su antigua dignidad. Del mismo modo reinstauraba su credo, rituales, ofrendas y quizás lo más importante, sus ingresos. Desde este momento las imágenes de estos dioses volvieron a ser esculpidas de nuevo. No sería de extrañar que en esta coyuntura se produjera, al igual que sucedió con el propio faraón y con el resto de la corte, un abandono masivo de la fe en Atón por parte del resto de la sociedad de Akhetaton, de manera que estos cambiarían sus nombres, abandonarían sus casas y tumbas y contribuirían al caos en el que la ciudad de Atón se sumiría previamente a su abandono90. Como ya hemos referido en alguna ocasión, el faraón no era más que un niño en estos momentos, por lo que debemos de considerar el grado de responsabilidad que éste tuvo en los actos de gobierno, y destacar las figuras de Ay y Horemheb como los auténticos detentores del poder efectivo. Con el ascenso al trono de Horemheb, el templo de Atón fue totalmente destruido poniendo punto y final a una de las ciudades reales más efímeras de la historia. Sin embargo, la restauración se produjo de manera progresiva, puesto que no era tarea fácil olvidar unos planteamientos que, al menos en teoría, ofrecían una cierta igualdad para los habitantes de Egipto91. De hecho, el propio faraón siguió adorando a Atón tal y como demuestran diferentes objetos encontrados en su tumba. Es pues improbable, que se produjese una persecución al credo de Atón, por lo que consideramos que la situación del imperio 89 GALÁN (2011,381) PADRÓ (2014,258) 91 CASTAÑEDA (2003,319) 90 Página 31 Juan Adolfo de la Torre Contreras egipcio tras la muerte de Tutankhamon, supuso una vuelta a la situación vivida en tiempos de Amenhotep III92. Tutankhamon falleció de manera repentina a la temprana edad de 18 años, con lo que su enterramiento se llevó a cabo en una situación de desconcierto. De este modo, se habilitó una tumba en el Valle de los Reyes que había sido abandonada anteriormente. La causa de la muerte del célebre Tutankhamon es aún desconocida por la historiografía. Lo que sí sabemos es que la no haber tenido descendencia, le sucedió Ay, quien pudo haber obtenido sus derechos al trono al haber estado casado con la reina Tiy II, si bien es cierto que se ha considerado la posibilidad de que estos derechos le viniesen de su matrimonio con la reina viuda Anjesenamón93. 5. La ciudad de Akhetaton94. El lugar que actualmente conocemos como Amarna, constituyó durante un breve periodo de tiempo la capital del imperio egipcio. Ésta fue erigida por mandato del faraón Akhenaton, y abandonada un tiempo después de su muerte y fue en este lugar, donde el faraón persiguió su visión de una sociedad dedicada al culto de un solo dios, encarnado en el disco solar y conocido como Atón. Además del interés histórico que dicha ciudad representa, Amarna destaca por su tamaño y accesibilidad. En definitiva, se trata pues de un lugar necesario para entender este capítulo de la historia. 5.1. La fundación de Ajetatón y su emplazamiento. Como estudiamos en la asignatura de Urbanismo y Ordenación del Territorio del grado de Geografía e Historia, hasta el siglo XX, el emplazamiento de una ciudad venía propiciado por el deseo de dominar las rutas más importantes, por las que se movían mercancías y personas, y así beneficiarse además de zonas de contacto de economías diferentes. Las razones que llevaron al monarca a abandonar Tebas, la hasta entonces ciudad real, para embarcarse en la construcción de una nueva, han dado lugar a numerosas hipótesis. Una de 92 PADRÓ (2014,258) PADRÓ (2014,258) 94 La información relativa a la antigua ciudad de Akhetaton que se incluye en estas páginas ha sido extraída 93 casi en su totalidad de la web del proyecto Amarna, pues es la fuente que mejor combina la bibliografía clásica elaborada sobre dicha ciudad con los proyectos actuales de investigación. Es por ello que llegados a este punto no se han incluido tantas referencias a las fuentes de información, como en otros apartados del trabajo. Página 32 Juan Adolfo de la Torre Contreras ellas alude al creciente poder del clero de Amón, y que, con la reforma religiosa se vería reducido para tranquilidad de Akhenaton. En este sentido, al trasladar la capitalidad, el faraón se alejaría en todos los sentidos de este influyente grupo. Otra teoría más reciente es la que explica el traslado de la ciudad real por razones de salubridad, y es que existe la posibilidad de que desde finales del reinado de Amenhotep III, Tebas se hubiese visto afectada por una plaga o enfermedad que las fuentes llaman “peste cananea”, lo que además explicaría la proliferación de estatuas dedicadas a la diosa Sekhmet, patrona de la guerra y la peste, en este periodo. Amenhotep III situó el palacio de Malqata en la orilla occidental de Tebas, con lo que el río actuaría como flanco entre el palacio y la mayor parte de la población, situada en la otra orilla. Este hecho que puede encontrar su explicación, en la presencia de la ya citada presencia de una enfermedad contagiosa o una plaga. De este modo, es posible que Akhenaton buscara un nuevo emplazamiento para la ciudad real huyendo de las hipotéticas condiciones de insalubridad de Tebas95. Lo que es cierto, es que estas teorías no han podido ser confirmadas en ningún caso, puesto que remitiéndonos a las fuentes, las razones que movieron a Akhenaton en su toma de decisiones son de carácter divino y no terrenal. Si hacemos caso a estas fuentes, Akhetaton respondería a la necesidad de construir una ciudad real que sirviese al mismo tiempo de sede al culto oficial de Atón. En esta nueva ciudad, una nueva cultura podría erigirse ajena a la sombra del pasado. El emplazamiento de Akhetaton se encontraba a medio camino entre Tebas y Menfis, en la actual provincia de El-Minia. Amarna se enmarca entre las siguientes localizaciones: La ciudad de El-Minia, a 58 km al norte, el Cairo, a 312 km en la misma dirección, Asyut, a 75 km al sur, y a 402 km en la misma dirección, Luxor. El emplazamiento de Akhetaton consistía en una considerable porción del Valle del Nilo que incluía una parte apropiada para la labranza, pero también una sección desértica. Los límites antiguos de la ciudad ocupaban una extensión de 16 x 13 km. Esta distancia se ha conseguido medir gracias a dos estelas de demarcación situadas en los extremos de la ciudad. El área de la ciudad consistía en un rectángulo de unos 200 km2 de superficie atravesados por el río Nilo. De este modo, los asentamientos quedarían enmarcados en la orilla oriental, como se puede comprobar en el mapa del plano urbano de la ciudad en la ilustración número 1. 95 GALÁN (2011,371) Página 33 Juan Adolfo de la Torre Contreras En la actualidad, Amarna ocupa una larga bahía semidesértica, que se encuentra rodeada casi en su totalidad por diferentes acantilados que pueden alcanzar una altura de 100 metros aproximadamente. Desde el cabo norte hasta el sur, los cuales se encuentran muy cerca del Nilo, hay una distancia de 10 km. La mayor extensión que existe entre el río y los acantilados no alcanza los 5 km. Alrededor de este complejo de acantilados, encontramos la presencia de valles secos y cauces de diferentes torrentes (wadis) que conducen al interior del desierto. En el sudeste, los acantilados forman un extenso valle de alrededor de 3 km de ancho que se origina sobre la orilla de una terraza muy irregular. El lugar por aquel entonces virgen, que el mismo faraón bautizaría con el nombre de Akhetaton (horizonte de Atón), y que hoy conocemos como Amarna, se encontraba por aquel entonces virgen, con lo que el faraón descartaba incomodar a ningún hombre ni dios. La razón por la que Akhenaton eligió este entorno para la fundación de una nueva capital continua siendo un misterio, pero es posible que la presencia del Valle Real, interrumpiendo el centro de las colinas circundantes, cautivase al faraón, al ser la viva imagen del jeroglífico Akhet (horizonte) en el momento del amanecer. Esta visión pudo sugerir el nombre de la ciudad: “Akhetaton, el horizonte del Atón”. Página 34 Juan Adolfo de la Torre Contreras Ilustración 1: Mapa del plano de la antigua ciudad y su correspondiente leyenda. Traducción de la leyenda: 1. Gran Templo de Atón; 2. Pequeño Templo de Atón; 3. Gran Palacio; 4. La casa del Rey; 5. Casa de Correspondencia; 6. Barracones militares; 7. Suburbio Sur; 8. Taller de Thutmose. Traducción de las leyendas asignadas a un color de arriba abajo, empezando por la columna izquierda: Templos y Terrenos de Altares: rituales de ofrenda a Atón; Almacenes del templo y panadería: preparación de la ofrenda y almacenamiento; Palacios reales y corte: administración real de la corte; Almacenes del palacio y oficinas: administración del gobierno; Camino Real: Ruta de carretillas ceremoniales; Barracones militares: patrulla de los límites de la ciudad; Casas, pozos y talleres: residencia, recogida de agua y manufactura; Compuestos del gobierno: almacenamiento de bienes y manufactura; Mercados locales y campos: venta de comida y agricultura; Muelles, barcos y fábricas de ladrillo: embarcación, intercambio y fabricación del ladrillo. A la entrada de la ciudad, Akhenaton incluyó una inscripción donde aclaraba algunas cuestiones. En primer lugar, el faraón estableció que el lugar había sido elegido por el propio Atón, quien le había encomendado la creación de dicha ciudad. También hace hincapié en que el territorio se encontraba virgen e inculto a su llegada, especifica las dimensiones del territorio, y que éste se dedicaba en exclusividad al dios Atón. También se declara la intención del monarca a no cambiar la ubicación de la ciudad ni realizar ninguna ampliación Página 35 Juan Adolfo de la Torre Contreras del territorio bajo ninguna premisa, lo que fue respaldado al poco tiempo con la creación de quince inscripciones en los límites montañosos de la ciudad. Por último, Akhenaton deja constancia de algunas de las construcciones que se han de realizar, como su propia tumba, que debía situarse en la colina este de la ciudad, lugar donde también debían ser enterradas la reina y la princesa Meritatón. También debía levantarse una necrópolis en la misma colina en la que se incluirían el resto de enterramientos de la familia real96. Al manifestar su voluntad de ser enterrado en Akhetaton, fuese cual fuese el lugar de su muerte, Akhenaton se desligaba de su pasado de forma definitiva, rompiendo con la tradición dinástica de excavar las tumbas reales en las colinas occidentales del territorio de Amón en Tebas. Según esto, la nueva ciudad tendría en adelante su propio Valle de los Reyes. Akhetaton fue construida en un corto periodo de tiempo y ocupada por una gran cantidad de personas (entre veinte mil y cincuenta mil) 97que además debieron trasladarse con una rapidez reseñable. De este modo, pensamos que a finales del octavo año del reinado de Akhenaton, la ciudad ya estaría dispuesta para convertirse en la residencia del faraón, si bien aún se encontraría sujeta a cambios de planes y esquemas menores de reconstrucción. A día de hoy, Amarna nos ofrece únicamente la vista de algunos edificios en ruinas. Un aspecto muy diferente al que debió tener la ciudad en los días de Akhenaton. Por suerte, contamos con pinturas de la ciudad que reflejan cómo la contemplaban los artistas contemporáneos. Estas pinturas deben ser interpretadas con cautela, al no contar con ninguna precisión topográfica. El propósito de los artistas del momento no era otro que el de reflejar la sensación visual de encontrarse en un lugar determinado. En cualquier caso, estas pinturas entre las que podemos destacar los frescos de los templos nuevos y el Gran Palacio98, nos muestran numerosos edificios que de otro modo no podríamos conocer, además de una gran afición por árboles y jardines, que contrasta considerablemente con la aridez actual. La ilustración 1 también nos sirve para estudiar el plano de Akhetaton, que puede ser considerado irregular, al no obedecer a ningún criterio preconcebido. Este se explica principalmente a las necesidades que van surgiendo al crecer la ciudad. Estos son conocimientos que hemos ido adquiriendo en el grado de Geografía e Historia, tanto en Geografía Humana, como en Urbanismo y Ordenación del Territorio. 96 GALÁN (2011,369) GALÁN (2011,371) 98 KEMP (1996, 344) 97 Página 36 Juan Adolfo de la Torre Contreras La ciudad constituye un valioso ejemplo, debido al estado en el que se encuentra, para estudiar el urbanismo de las antiguas urbes. Y todo esto a pesar de lo excepcional de su fundación. Podemos realizar una primera división de la ciudad actual en tres partes diferenciadas: La primera de estas partes es la conocida como línea de los acantilados. Ésta se encuentra presidida por tres conjuntos de monumentos rocosos del Periodo Amarna. Uno de ellos está formado por las Estelas Fronterizas, mientras que los otros comprenden dos grupos de tumbas rocosas (las Tumbas Norte y las Tumbas Sur), que pertenecieron a los cortesanos de Akhenaton y a altos oficiales. Éstas se encuentran decoradas con escenas talladas y pinturas. Un tercer grupo de tumbas rocosas descansa en uno de los wadis, alejado de los conjuntos anteriormente citados. Estas tumbas fueron construidas para la familia real, y entre ellas se encuentra la Tumba Real. La superficie de la meseta desértica sobre la que se asienta la línea de los acantilados fue utilizada para la extracción de piedra caliza, destinada a la construcción de los edificios reales, columnas y entradas en casas privadas. Muchas canteras antiguas se conservan hoy en día, situadas en su mayoría al norte. La caliza se presenta en capas aproximadamente horizontales, encontrándose fracturada en gran parte o albergando duros nódulos que dificultan su extracción. Sin embargo, existen capas en las que la roca se encuentra bastante bien granulada y homogénea. Estas eran las capas utilizadas en años de Akhenaton, para abastecer a la ciudad. La extracción continuó en periodos posteriores, llegando incluso a nuestros días. La segunda parte de la ciudad es la constituida por los Altares Desérticos. Éstos se encuentran a lo largo de la zona intermedia del bajo desierto, concretamente entre el Suburbio Norte y las Tumbas del Norte por un lado, y entre el Pueblo de los Trabajadores y el Pueblo de Piedra por otro. La última de estas partes no es otra que ciudad de Akhetaton propiamente dicha. El emplazamiento de la antigua ciudad yace junto al río, cuyo cauce debió ser muy similar al actual. Hoy día, y como ya aludíamos al inicio de este apartado, no hallamos más que una franja discontinua de edificios ruinosos en el desierto que recorren una distancia de 6 km de norte a sur, y con una anchura máxima de 1 km cerca del centro. La ciudad se encuentra cubierta de arena en su mayor parte, además de haber sido fuertemente erosionada. Estas cuestiones explican que ninguna de las esculturas realizadas en piedra, que debieron decorar el interior de los templos o los palacios, haya sobrevivido. Además de esto, Página 37 Juan Adolfo de la Torre Contreras hemos de recordar que muchas de estas esculturas fueron eliminadas tras la Restauración. Los muros de adobe secados al sol, a partir de los cuales se habían construido las casas y gran parte de los palacios de Akhetaton, han sido reducidos a ruinas por la acción del viento, las lluvias ocasionales, y la reutilización de materiales para llevar a cabo otras obras, por lo que en el presente se encuentran en su mayor parte reducidos a arena. Un continuo programa de limpieza y reparación está haciendo de la ciudad un lugar más accesible gradualmente. 5.2. Distribución de los principales elementos urbanos de Akhetaton: La ciudad central: completamente excavada en los años treinta por la Sociedad de Exploración Egipcia, bajo la dirección de John Pendlebury, se trata de la parte de la antigua Akhetaton donde se sitúan los dos principales templos dedicados a Atón, así como el palacio principal y numerosos edificios administrativos. Constituye el único ejemplo de centro real construido en el antiguo Egipto, conformando el epicentro del imperio egipcio en el breve periodo de tiempo en que Akhetaton mantuvo la capitalidad. La apariencia actual de la ciudad central se debe en buena medida al hecho de que sus elementos más importantes fueron construidos con bloques de piedra, que más tarde se utilizaron en la construcción de otros edificios. Los planos de los edificios se han conservado gracias a que éstos fueron levantados sobre una base de yeso. Ilustración 2: Fotografía aérea de la Ciudad Central cuando fue excavada en marzo de 1932. El Pequeño Templo de Atón se encuentra en primer plano. La mayor parte del Gran Palacio continúa sin excavarse por la expedición Pendlebury. El Gran Palacio: el Gran Palacio se extendía 580 metros a lo largo del lado oeste de la Carretera Real, ocupando el espacio entre esta y la ribera del río. Su aspecto pudo ser el de una larga columnata de cara a una playa con vegetación y barcos amarrados con sus pasarelas descansando en la parte posterior (ver ilustración 3). Página 38 Juan Adolfo de la Torre Contreras Ilustración 3: Lugar donde se encontraba el Gran Palacio, visto en dirección sur desde el extremo norte del barrio de Harem. Fotografía tomada en 2003. Aunque el Gran Palacio se encuentra reducido a fragmentos, estos revelan la identidad de un edificio cuidado hasta el más mínimo detalle, con una rica decoración. Las paredes estaban pintadas y los suelos cubiertos con pavimento de yeso pintado. El palacio se dividía en varias partes: En primer lugar, hemos de nombrar los apartamentos de Estado, construidos en piedra. También debemos hacer alusión a la gran entrada ahora perdida, y que en su tiempo conducía a un patio que medía sobre 160 metros cuadrados. Este patio albergaba a su vez una fila de estatuas de la familia real, muchas de las cuales eran colosos de granito del propio rey. La parte posterior del patio estaba cubierta por un pórtico de columnas que desarrollaba una terraza central. El espacio central contenía una ancha rampa que ascendía a una profunda terraza situada tras el pórtico que proyectaba el gran patio. Otro conjunto de apartamentos situados en el este, y construidos mediante bloques de barro, formaba un largo conjunto de edificios individuales situados entre los Apartamentos de Estado y la Carretera Real, con una anchura de alrededor de 35 metros. Los excavadores reconocieron dos secciones principales, el “Barrio de Harem” y los “Almacenes”. El “Barrio de Harem” contenía un jardín hundido flanqueado por una fila de pequeñas cámaras a cada lado, y un área con columnas en el sur, que incluía a su vez un pórtico abierto al jardín, como se observa en la ilustración número 4. Los pavimentos de estas partes estaban cubiertos con emplasto de yeso pintado con brillantes escenas de la naturaleza y con figuras de cautivos extranjeros. En la parte posterior probablemente se encontraba un trono real. La parte sur consistía en un grupo de pequeñas habitaciones que conducían a un pórtico abierto a Página 39 Juan Adolfo de la Torre Contreras un jardín en el lado este. Un grupo similar de suelos de yeso pintados rellenaba las habitaciones. Ilustración 4: Fotografía tomada en 1934 del jardín hundido en la sección norte del Barrio de Harem del Gran Palacio. Las pequeñas cámaras que se encontraban tras un pórtico con columnas se situarían a la derecha de la fotografía. Los “Almacenes” comprendían cuatro grupos de cámaras estrechas paralelas, normalmente usadas, como su propio nombre indica, para almacenar distintos objetos. Algunas de esas cámaras incluían soportes de ladrillo como estanterías. Las cámaras alrededor del jardín hundido por su parte podrían haber hospedado a sirvientes de la familia real. Los apartamentos este presentan una prolongación hacia el norte que es conocida como “Los barrios de los sirvientes”. Esta sección contenía una serie de grandes y pequeños almacenes y casas de mediano tamaño. La Sala de Coronación: Añadida al extremo sur del Gran Palacio al final del periodo de Amarna, este edificio rectangular de 130 x 135 metros, destaca por su gran número de pilares de ladrillo. Durante un nuevo examen en 1935, se encontraron ladrillos estampados que llevaban el cartucho de Ankhkeperura entre los restos, al igual que mosaicos y azulejos de los que se piensa que decoraron las paredes. Aunque han surgido distintas teorías que hablan de la función de esta sala, como la que habla de ella como un gran viñedo, la interpretación más plausible es la de un lugar destinado a la celebración de banquetes. El puente: Un camino de 9 metros de ancho unía el Gran Palacio con la Casa del Rey. Dentro de ambos edificios, una rampa empezaba a ascender orientada a la Carretera Real, y tras ascender varios metros de altura, recorría el camino a través de dos inmensos pilares de ladrillo. Para prevenir que las paredes que soportaban el peso del puente se hundieran, varias bigas y maderos fueron insertados en el trabajo de ladrillo. Algunas partes del puente contenían escenas pintadas, retratando a la pareja real, un estanque y un jardín. Página 40 Juan Adolfo de la Torre Contreras La Casa del faraón: Este emplazamiento de 138 x 120 metros pudo constituir el lugar de trabajo del monarca. Llama la atención la presencia de la conocida “ventana de la aparición”, a la cual se asomaba el faraón para conceder ascensos a determinados funcionarios. Entre los elementos que constituyen esta construcción podemos hablar de tres zonas diferenciadas. Ilustración 5: Emplazamiento de la Casa del Faraón. En primer lugar advertimos la presencia de un patio abierto con numerosos árboles dispuestos en filas, formando una avenida que se dirigía al sur desde una entrada de pilones. Era en este patio donde el puente descendía. Además de este patio existía un grupo de apartamentos de diferentes tamaños, algunos de ellos con una sola habitación. El principal edificio de estos apartamentos debió haber contado con más de un piso. En el centro había una entrada con columnas, y a su lado una habitación más pequeña que contenía una pequeña plataforma escalonada parecida a una tarima para un trono. Parte de la pared exterior se encontraba pintada, incluyendo escenas de figuras extranjeras cautivas. Las paredes interiores de este edificio estaban pintadas con las ya clásicas escenas de Akhenaton y Nefertiti en actitud relajada y acompañadas por sus hijas. Por último haremos referencia a un grupo sustancial de almacenes dividido en dos bloques. Algunos contenían soportes de pequeños ladrillos como estanterías y podrían haber servido de graneros, entre otras cuestiones. La casa de la correspondencia del Faraón: Detrás de la casa del faraón se encuentran numerosas oficinas construidas para servir como depósito de documentos de estado, en los que se trataban diversos temas. En el momento en el que Tutankhamon decide marcharse de Akhetaton, numerosos documentos se quedan abandonados en el archivo, lo que nos sugiere Página 41 Juan Adolfo de la Torre Contreras dos teorías acerca del abandono de la ciudad. En primer lugar, el hecho de que estos documentos fuesen abandonados significaría que la marcha de la ciudad se produjo de forma precipitada, sin embargo, también podemos pensar que estos documentos ya no eran del interés de Tutankhamon. Con la llegada al poder de Tutankhaton, tiene lugar un periodo confuso que propicia una nueva fase de actividad constructora. En cualquier caso, el material utilizado en estos edificios públicos, así como en los anteriores, será reutilizado en el programa arquitectónico de Ramsés II. El Gran Templo a Atón: con unas dimensiones de 229 metros de ancho por 730 de largo, el recinto del gran templo a Atón debió de permanecer inacabado al no incluir nunca la mayor parte de edificios que lo hubieran completado. Sí que advertimos, sin embargo, los restos de dos edificios de piedra: se tratan del Templo largo, al frente, y el Santuario, hacia la parte posterior. Ilustración 6: Fotografía aérea del Gran Templo a Atón, tomada en 1935. El Templo Largo tenía las dimensiones de 190 x 33 metros y se organizaba alrededor del largo eje central del gran cercado y detrás de un par de pilones de ladrillo. En primer lugar encontramos un pórtico externo de columnas monumentales que precedía una progresión de 6 patios abiertos, separados por portadas monumentales. Cada uno de estos patios estaba ocupado por casi 800 mesas de ofrendas hechas de piedra (como se observa en la ilustración 7). Página 42 Juan Adolfo de la Torre Contreras Ilustración 7: Fotografía tomada en 1932 que muestra el frente del Templo Largo, donde los cimientos de arios de los altares de ofrenda estaban preservados. Para hacernos una idea de la apariencia del interior del Templo Largo, hemos de prestar atención a las imágenes de los templos de Atón, las cuales apuntan a la presencia de tres centros importantes de interés ritual situados en el eje del templo. El primero, en el patio norte, consiste en una plataforma a la que se accede por medio de escaleras. En esta parte del Templo Largo, Akhenaton, acompañado de su familia, ofrecía plegarias y comida a Atón. En el caso del Santuario, este se encuentra en la parte posterior del complejo. Se trataba de un edificio rectangular hecho de piedra y con unas dimensiones de 48 x 32 metros, y subdividido por un pilón de piedra. Las dos partes en las que el pilón dividía el Santuario permanecieron descubiertas y llenas de mesas de ofrendas, en un número superior a 150 y que reemplazaban a una originaria plantación de árboles en macetas hechas de barro y a lo que pudo ser un altar o pedestal para algún objeto a juzgar por la base cuadrada que hoy día podemos observar (ilustración número 8). Ilustración 8: Fotografía tomada en 1932 de la parte trasera del Santuario del Gran Templo de Atón que muestra los restos de los cimientos de yeso. Página 43 Juan Adolfo de la Torre Contreras Hemos de destacar además, la presencia de un segundo eje que se unía en ángulos rectos con el eje principal, y que incluía diferentes elementos arquitectónicos. Entre ellos podemos apreciar los restos de un edificio cuadrado de ladrillo asentado sobre el muro norte del cerco. Este edificio ha sido bautizado con el nombre de “la Casa del obsequio extranjero”. El edificio debió organizarse en cuatro habitaciones separadas, abastecidas con láminas de piedra que probablemente fueran robadas. El segundo elemento consiste en una construcción de piedra a corta distancia del punto en el que ambos ejes se cruzaban. El último elemento es una plaza rodeada de un muro de ladrillo que se identifica por los excavadores como un patio de sacrificio. Edificios al sur del Gran Templo de Atón: El gran espacio rectangular que albergaba al Gran Templo de Atón, además del Gran Palacio y la Casa del Rey, contenía también varios edificios que pueden haber servido al templo en su papel de proveedor de alimentos, a través de las ofrendas a Atón. Estos edificios incluyen: La casa del alto sacerdote (Primer servidor del Atón), Paneshy. Este personaje es el dueño de la tumba de roca número 6, y también de una gran casa en la Ciudad Principal. Además, ostentaba el título de “Superintendente del rebaño de Atón”. Sobre este edificio se construyó posteriormente una magnífica capilla de piedra caliza grabada, ahora lucida en el Museo de el Cairo en Egipto. Un edificio que contiene varias entradas presididas con columnas, pavimentadas con piedra y provistas de piedras en la parte baja de las paredes, abrevaderos de piedra y hornos. El diseño completo, su localización y la presencia de “huesos de buey” apuntan al probable uso del edificio como lugar para la preparación de la carne, aunque los excavadores interpretaron el edificio como una “zona purificadora para los sacerdotes”. Tres largas filas de cámaras paralelas, muchas de las cuales contienen hornos en la parte posterior. Los hallazgos de un gran número de moldes de pan hechos de alfarería encontrados en lugares cercanos dejan pocas dudas de que estas cámaras eran panaderías. En el Nuevo Reino, el pan horneado en moldes de alfarería estaba reservado para su uso en templos y capillas. Un complejo sistema de almacenes y otros edificios situados al sur. Entre el material encontrado hay una notable concentración de jarras de alfarería etiquetadas para especificar su Página 44 Juan Adolfo de la Torre Contreras contenido y una igualmente notable cantidad de piedras con un agujero en medio, aunque no se sabe dónde eran utilizadas. La Mansión del Atón: se trataba de una versión reducida del Gran Templo de unos 191 x 111 metros, que se encontraba amurallada para dar la impresión de estar dentro de una fortaleza. Objeto de numerosas reformas durante el periodo Amarna, su posición central en la ciudad fue responsable de que La Mansión del Atón fuese utilizada por el faraón para muchos de los actos semi-públicos de culto. Es posible entonces, que este sea un templo funerario, teoría apoyada por la presencia de un pequeño edificio que podría haber sido utilizado como vestidor, además de una ventana de la aparición. El templo contaba con unos pilonos en su acceso, cada uno de los cuales estaba provisto con dos nichos donde podrían haber existido astas de madera. La entrada al templo se orientaba hacia la tumba real. Por último cabe decir que el templo se encontraba divido en tres patios. Ilustración 9: Fotografía aérea de la Mansión del Atón, tomada en 1992. El primer patio debió albergar una gran plataforma rectangular de bloques de barro alcanzada por una escalera y flanqueada por 106 mesas de ofrenda hechas de bloques de barro ordenadas en filas a cada lado. La plataforma central habría sido destruida posteriormente. El segundo patio, más pequeño que los otros, contenía una pequeña estructura en forma de casa en el lado sur del eje del templo. Estaba provisto con una tarima muy pequeña hecha de bloques de barro alcanzada por escaleras, como si hubiese actuado de base para un trono. Los excavadores interpretaron trazas de ladrillo y cimientos de emplasto en el medio del patio, como posibles restos de una estela. El tercer patio estaba presidido por el Santuario de piedra, muy similar en diseño al de la parte posterior del Gran Templo de Atón, incluyendo también mesas de ofrendas, como podemos comprobar en la ilustración 10. Una doble línea de árboles en macetas rodeaba el Santuario Página 45 Juan Adolfo de la Torre Contreras por sus tres lados, y un número de edificios de pequeños ladrillos, dotaban el terreno en su parte exterior. Ilustración 10: Reconstrucción del antiguo trazado del Santuario dibujado con bloques de piedra caliza. Los Altares del Desierto: Conocemos como los Altares del Desierto a un grupo de edificaciones de barro que se encuentran cerca de la carretera que conduce a las Tumbas del Norte. Fueron excavados por la Sociedad de Exploración Egipcia entre 1931 y 1932 y constan de tres elementos principales, percibidos muy claramente en la ilustración 11, construidos a lo largo de un alineamiento común. De norte a sur, estos son: Una plataforma cuadrada a la que le alcanzaba una rampa por cada uno de sus cuatro lados. Un profundo agujero en el centro de la plataforma podría apuntar a la existencia original de una piedra fija. Seguidamente, un grupo de tres plataformas alcanzadas por rampas, dos de ellas flanqueando el acercamiento a la rampa de la plataforma más grande, que fue reconstruida durante el Periodo Amárnico en piedra. Finalmente una gran plataforma rectangular, alcanzada por rampas en cada uno de sus cuatro lados. El complejo diseño de sus cimientos sugiere que varias habitaciones con columnas se sostenían encima de la plataforma, rodeadas de una columnata abierta. Página 46 Juan Adolfo de la Torre Contreras Ilustración 11: Fotografía que muestra los tres elementos de los que se componían los Altares del Desierto. Al oeste se encontraba un recinto rectangular rodeado de un muro de ladrillos reforzado con contrafuertes externos. Un pequeño edificio de piedra ocupaba el lado sur, cuya posición permanece marcada por un estrato de yeso en el que se sostenían los bloques. Algunos fragmentos de piedra grabada fueron encontrados durante la excavación original. El conjunto entero se erigió en un lugar que había sido limpiado de piedras previamente. Estas fueron utilizadas en una tenue cresta que rodea el área por el norte, sur y este. Este perímetro se rompe en el lado este debido a varios cruces con dos de las carreteras del desierto que también pertenecen al Periodo Amarna. Esta conexión, y la ausencia de un claro perímetro al oeste, sugieren que en esta zona concurría el cruce de las Tumbas Norte y de los altos oficiales. Por último, destacar la existencia de un pequeño santuario de piedra perteneciente a un grupo de santuarios remotos, ejemplos de templos del sol que pertenecieron a algunas de las mujeres de la familia de Akhenaton. Kom El-Nana: Este nombre local se asigna a un recinto al sur de la ciudad principal y al este del poblado actual de el-Hagg Qandil. Fue el propio Akhenaton quien mandaría construir este recinto como templo dedicado al sol. Entre 1988 y 2000, la Sociedad de Exploración Egipcia excavó algunas de sus zonas clave como parte de un intento (hasta ahora exitoso) de prevenir el derrumbamiento del lugar. Kom El-Nana pasa por ser un gran recinto de ladrillo de unos 228 x 213 metros, cuyos muros estaban reforzados con gruesos contrafuertes exteriores. Este recinto fue dividido en dos partes desiguales por un muro levantado de este a oeste, y se encontraba atravesado por puertas flanqueadas por pilones en cada uno de sus cuatro lados. La porción del norte contenía un grupo de cámaras paralelas de ladrillo provistas de hornos. Algunas evidencias excavadas Página 47 Juan Adolfo de la Torre Contreras sugieren la existencia de una panadería y cervecería combinadas en el interior del recinto, como se puede observar en la ilustración 12. A su lado, una depresión en el desierto marca probablemente la presencia de un pozo. Ilustración 12: Hornos en la parte posterior de una de las cámaras utilizadas como panadería/cervecería. Pero esta parte fue, sin embargo, reemplazada por un monasterio cristiano, cuyo origen lo encontramos en los siglos V y VI d.C. que reutilizó en parte los muros originales, destruyendo o disfrazando la naturaleza de los edificios primarios. Una porción del monasterio, incluyendo la iglesia y los departamentos domésticos/industriales, se encuentra excavado en la actualidad. La porción sur permaneció en gran parte en el exterior del perímetro del monasterio, y los edificios del Periodo Amarna sobrevivieron mejor, aunque permanecen significativamente desnudos y también afectados por la posterior extracción de ladrillos. Una serie de edificios permanecieron en un eje sur-norte, entre ellos citamos los siguientes: Un gran pilón en el muro del emplazamiento, con el suelo del gran espacio de entrada de piedra; el Pabellón Sur, un estrecho edificio rectangular con entradas escalonadas en el sur, oeste y este; finalmente un edificio central con columnas que se abría a unos jardines hundidos en los lados este y oeste. Las plantas de los jardines estaban organizadas en cuadrículas del tamaño de un codo. Página 48 Juan Adolfo de la Torre Contreras Ilustración 13: Fotografía del Pabellón Sur al final de su excavación. La Plataforma Central, consistente en un podio cuadrado que soportaba una serie de habitaciones, algunas de ellas con columnas, siendo la más larga una gran entrada provista con una tarima escalonada en sus tres lados. Es probable que una de ellas o incluso todas comunicasen al exterior por medio de una ventana de aparición. La plataforma estaba alcanzada por rampas en el norte y el sur, y quizá por otro par unidas al final del lado este. Ilustración 14: Parte oeste de la Plataforma Central al final de su excavación. El Santuario Sur, cuya posición y trazado están indicados por una plataforma de estrato de yeso, en la que permanecen muchas marcas del trazado de los ladrillos. Parece haber consistido en una serie de cámaras en el este y un pórtico de columnas en el oeste. También en la porción sur había un grupo de casas en la esquina sudeste, ordenadas en dos grupos separados por un patio; un grupo de parcelas de jardín del tamaño de un codo se extendía al nivel del suelo en la esquina nordeste. Página 49 Juan Adolfo de la Torre Contreras Todo el conjunto tiene un gran parecido con Maru-Atón. El reciente trabajo en los fragmentos del relieve del lugar (Williamson 2008) confirmó una propuesta anterior (Kemp 2005: 45761) de que el complejo contenía un santuario solar del tipo que los egipcios llamaban una “sombra del sol”, y que probablemente estaba dedicado a la Reina Nefertiti. Ciudad Principal y Suburbio Sur: con el término “Ciudad Principal”, aludimos a la zona de la ciudad, mayormente destinada a uso residencial, que se extiende hacia el sur desde la Ciudad Central a lo largo de 2,7 km. Antes de alcanzar el límite sur, a una distancia de 1,8 km, en el lugar en el que actualmente encontramos una pequeña depresión, el carácter de la zona parece cambiar aumentando la dispersión entre las viviendas a la vez que disminuye la presencia de ruinas arqueológicas. Estas cuestiones sirven para dar a esta parte una designación propia, llamada Suburbio Sur. Ciudad Principal: se encuentra dividida por un wadi que ha cubierto gran parte de las casas de la zona. Las exhaustivas excavaciones arqueológicas que se han llevado a cabo en la Ciudad Principal desde la primera parte del S.XX, se han concentrado en el sector este, la parte menos afectada por las extracciones de ladrillos y los cazadores de tesoros. Cuanto más avanzamos al oeste, más evidente es el desnudo y el desorden del territorio. El lugar siempre ha estado visible, con grandes edificios marcados por montículos de escombros, lo que se relaciona con su nivel de degradación. Los indicios que obtenemos a partir de la superficie visible, indican que la Ciudad Principal se ordenaba a lo largo de tres pasajes de norte a sur que la conectaban con la Ciudad Central. Estos caminos no presentaban una forma recta, por lo que probablemente se formaron espontáneamente a medida que la ciudad crecía, si bien es cierto que conserva un curso general paralelo al río. La terminología moderna ha bautizado el primero de estos caminos como “carretera este hacia el sur”, conocida en tiempos de Akhenaton como “Calle del Alto Sacerdote”. El segundo camino es conocido como “carretera del oeste al sur”, cuyo nombre antiguo era el de “Carretera principal”. Quizá este camino fuese una continuación de la Carretera Real, ahora perdidos bajo el terreno actual. La manera en la que se agrupaban las casas variaba según el lugar. Algunas veces estas se establecían en calles o callejones bien definidos, y otras veces constituían espacios irregulares. La Ciudad Principal alberga los antiguos hogares de diversos personajes ilustres de Akhetaton, como puede ser la casa del escultor Thutmose (véase ilustración 15), donde fue descubierto el famoso busto pintado de Nefertiti en 1912, o la casa del oficial Ranefer. Página 50 Juan Adolfo de la Torre Contreras Originalmente, las casas más grandes incluían el nombre de su propietario en puertas de piedra caliza grabadas. Sin embargo, muy pocas de estas puertas han sido encontradas, al igual que la mayoría de las casas. Una gran casa en el extremo sur del la Ciudad Principal fue reconstruida en 1907 por Ludwig Borchardt para su propio uso durante la expedición. Esta fue retomada por la Fundación de Exploración Egipcia en 1921 y utilizada durante tres estaciones. Encontrándose en ruinas a la altura de 1977, fue reparada y, con sucesivas ampliaciones, constituye actualmente la estación de campo y casa de la expedición de la Sociedad de Exploración Egipcia. Ilustración 15: La casa del escultor Thutmose se puede observar en el centro de la imagen. Las áreas residenciales incluyen numerosas variaciones en cuanto al emplazamiento y tamaño de sus viviendas. El aspecto general de estas áreas es probablemente el resultado de las elecciones hechas por los oficiales y el consiguiente relleno de las zonas adyacentes por sus dependientes. A pesar de la relativa cercanía al río, la ciudad central estaba abundantemente abastecida con pozos de agua. Algunos yacían en los complejos privados de los oficiales, mientras que otros se encontraban en espacios abiertos sirviendo a una comunidad de personas que vivían en casas más pequeñas. Se ha discutido mucho acerca de la altura original de las viviendas. Se conservan pocos restos de viviendas que superen una altura mayor a 1,5 metros si bien es cierto que contamos con pruebas de que algunas de estas viviendas tenían plantas superiores. Estas casas constituyen una muestra única de la arquitectura y economía domésticas. Pero no todos los edificios de la Ciudad Central tuvieron una función residencial, si no que gracias a su plano sabemos que algunos servían para almacenar determinados enseres, otros constituían lugares donde los obreros trabajaban, e incluso hay edificios de los que aún no Página 51 Juan Adolfo de la Torre Contreras conocemos su función. Estos últimos son parte de una investigación continua sobre la base económica de la ciudad, que se encarga, entre otras cuestiones, de determinar dónde se manufacturaban los objetos y cómo eran distribuidos. Entre los edificios no residenciales de la Ciudad Principal destacamos unos enormes bloques rectangulares situados al oeste de la carretera oeste hacia el sur. Se trata de edificios desnudos que se están perdiendo progresivamente bajo el terreno actual. Solo algunas pequeñas partes de estos han sido excavadas. El almacenaje a gran escala fue claramente una de sus funciones. Su emplazamiento debió encontrarse cerca de la orilla del río, por lo que se supone que albergaban mercancías traídas hasta Akhetaton a través del río. Otra de las dependencias de la zona incluía hornos de vidrio y azulejos y manufacturas de alfarería, aunque posteriormente estas instalaciones fueran reemplazadas por edificios destinados al almacenaje. Esta parte, explorada en primer lugar por Petrie, fue excavada con posterioridad bajo la dirección de P. Nicholson. Para finalizar, hemos de destacar que este emplazamiento fue posteriormente utilizado como un lugar de enterramiento, y no solo para humanos, sino también para perros. Suburbio Sur: La extensión de la Ciudad Central al sur de la Ciudad Principal no penetraba excesivamente en el desierto, ya que se detenía en la línea de la carretera este. El Suburbio Sur ha sido excavado en una proporción muy pequeña, y una gran parte del sector más al sur ha sido destruido por el cementerio moderno del poblado de el-Hagg Qandil. Viejas fotografías aéreas muestran los trazados de dos o más casas de tamaño considerable en el extremo sur, que podrían haber alojado a algunas de las personas más ricas de la ciudad. Concretamente en su extremo noroeste se encontraba la casa del visir Nakht, excavada en 1922. Las casas más pequeñas colocadas más al norte se distribuyen de manera dispersa. Hay pruebas consistentes que demuestran que el Suburbio Sur fue una adición posterior a la ciudad. Maru-Atón: La ciudad terminaba a mitad de camino entre dos estelas de demarcación, por lo que existía un gran espacio que podía ser ocupado con edificios sueltos. El más célebre de estos edificios es el conocido como Maru-Atón, situado en el desierto al sur de la Ciudad Principal, cerca del poblado moderno de El-Hawata. Este fue explorado por la Sociedad de Exploración Egipcia en 1922. Consistía en dos recintos similares rodeados por muros de ladrillo sostenidos con contrafuertes, siendo uno de los recintos más grande que el otro. Ambos parecen haber sido ocupados por piscinas o lagos poco profundos además de albergar jardines plantados de árboles y pequeños pabellones de varios tipos alrededor de los bordes, Página 52 Juan Adolfo de la Torre Contreras algunos de ladrillo y otros de piedra. Una larga y estrecha calzada de piedra y un muelle, con un quiosco decorado al final, se proyectaban desde Maru-Atón hacia al gran lago. Ilustración 16: Fotografía aérea del emplazamiento de Maru-Atón, tomada el 10 de marzo de 1932. La parte más distintiva que ha sobrevivido se encuentra en la esquina nordeste de un gran recinto. Se trata de una isla artificial cuadrada rodeada por un foso que soportaba una plataforma de piedra. Tras ella, y ocupando la esquina del recinto, había un gran construcción de pilares que sombreaba una serie de vasijas entrelazadas en forma de T. Las inscripciones en piedra del lugar preservaban el nombre de Maru-Atón, identificado como un ejemplo de un templo solar, además de grabar el nombre de la hija mayor de Akhenaton y heredera, Meritatón. Su nombre, sin embargo, fue grabado sobre uno anterior, correspondiente a otra mujer de origen real. Primero, se pensó que este había sido el de Nefertiti. Sin embargo, actualmente se considera que el nombre original era el de Kiya, segunda esposa de Akhenaton. Maru-Atón, tanto en su diseño como en su nombre, refleja la búsqueda de la tranquilidad que se podría encontrar en jardines donde los santuarios añaden su presencia espiritual. El complejo fue completamente destruido en las décadas de 1960 y 1970, cuando un gran proyecto de riego del gobierno se extendió hacia el norte y el este de El-Hawata, como se comprueba en los escasos restos de la ilustración 16. La Ciudad Norte: La Ciudad Norte ocupa un espacio triangular de terreno entre el río y una baja pendiente del acantilado próximo que alcanza la orilla del río y se aproxima a la llanura de Amarna por el norte. La extensión de esta zona ocupa una distancia de 800 metros de sur a norte, y 250 metros en su punto más ancho a lo largo del margen sur. Página 53 Juan Adolfo de la Torre Contreras Su característica principal es la presencia de un doble muro construido con enormes ladrillos y que rodea el terreno. Este se encontraba atravesado por una puerta de entrada. Hacia su extremo norte se encuentran los restos de los cimientos de un gran grupo de almacenes, y de lo que parecen ser otros edificios destinados al servicio, como se puede comprobar en la imagen 17. Ilustración 17: Vista general del Edificio Administrativo Norte. Fotografía tomada en 1977. Alejándonos un poco más encontramos la esquina de otro gran edificio del que no queda mucho en pie, y al que se ha aludido como El Palacio de la Ribera Norte. A través del otro lado de la carretera yace una serie de casas muy grandes y complejos habitacionales. La más grande de todas las casas, se levantaba en el lado inmediatamente opuesto al portón y posiblemente pertenecía a alguien muy cercano al rey. Este edificio compartía con la casa del gran sacerdote Paneshy la distinción de poseer una capilla privada construida en piedra. En 1924 la Sociedad de Exploración Egipcia empezó a construir una casa de expedición en las ruinas de este edificio, ensanchándolo y realzándolo, convirtiéndose posteriormente en la base de John Pendlebury, quien dirigiría las excavaciones en la década de 1930. Sin duda hoy en día se trata de unas ruinas muy pintorescas, tal y como se puede comprobar en la ilustración 18. Página 54 Juan Adolfo de la Torre Contreras Ilustración 18: La primera casa de expedición construida sobre parte de los cimientos de la antigua casa U21.1 en la Ciudad Norte. La mayor parte de la Ciudad Norte permanece sin excavar, aunque la apariencia de su superficie muestra las consecuencias de la búsqueda de antigüedades en el pasado. En el límite norte las características del lugar cambian. Un solo edificio ocupa la pendiente en una serie de terrazas. Este es conocido como el Edificio Administrativo Norte, siendo el almacenaje y la administración sus principales. En el centro había un gran patio reducido en la pendiente de rocas, dejando una plataforma de piedra. La numerosa cantidad de productos que debió contener el edificio nos lleva a pensar que la Ciudad Norte pudo haber sido autosuficiente. El Palacio de la ribera norte: Este gran recinto fue interpretado como la residencia principal para la familia real. Este gran complejo se construyó en el límite norte de La Carretera Real, la ancha y recta calle que recorría la Ciudad Central, encontrándose por lo tanto separado del resto de la ciudad. El recinto se encontraba protegido por una impresionante muralla fortificada con una entrada inmensa. Cuando comenzaron las excavaciones de este edificio, entre 1930 y 1932, muchos fragmentos de emplasto de barro pintado fueron encontrados entre los escombros que bloqueaban un gran portón. El excavador, John Pendlebury, pensaba que estos se habrían caído de una habitación que se encontraba encima del portón y que correspondían a los restos de una ventana por la cual el rey hacía presencia. Página 55 Juan Adolfo de la Torre Contreras Los restos de las pinturas representaban una escena que incluía un carro real, adornos florales, un soporte de madera con flores cayendo de él, y zonas de paneles imitando la madera. Algunos de estos fragmentos contenían partes de nombres de cartucho en los que parecen haber incluido el nombre de Akhenaton y el de una consorte: “Amada Ankhkeperura de Neferkheperura” y “Nefernefruaten amada de su marido”. Las distintas partes del Palacio de La Ribera Norte, las cuales se pueden diferenciar claramente en la imagen 19, son las siguientes: Ilustración 19: Fotografía aérea de las diferentes partes del Palacio Norte. Una entrada en la fachada oeste situada entre dos pilones cortos que comunicaba el Palacio con un patio abierto. En el lado norte del patio encontramos un gran espacio que conducía a un grupo de tres plataformas con escalones, originalmente construida en piedra sobre una base de yeso, y que se encontraban orientadas al norte. La central y más grande de estas plataformas permanecía flanqueada por dos filas de cuatro mesas de ofrenda. Los lados este y oeste del espacio estaban a su vez ocupados por una fila de cámaras paralelas, quizá almacenes. En el lado sur del patio, un espacio más estrecho aparecía rodeado por los cimientos de edificios de ladrillo que parecen haber incluido almacenes rodeados por columnatas. Los restos de una entrada monumental al patio principal interior, que constaba de dos estructuras de ladrillo, flanqueando un área de cimientos de yeso que podría haber soportado originalmente columnas y pavimento de piedra. Dos entradas más estrechas, también con pavimento de piedra, flanqueaban los límites exteriores de los pilones. En frente de cada uno de ellos había un par de cimientos de yeso cuadrados pensados para un objeto que se encontraba de pie, quizá estatuas. Página 56 Juan Adolfo de la Torre Contreras El patio principal interior destaca por la presencia de una gran depresión que parece haber tenido un trazado rectangular, y que presenta una fila de tres fosos o pozos en el lado norte. No se ha conseguido saber con exactitud el nivel al que llegan los escombros en la depresión. Los pozos de dicha depresión pudieron constituir la fuente de agua para el jardín hundido de la esquina nordeste del palacio. Un conducto de piedra caliza enterrado unía ambos espacios. La cara norte de este patio interior se encuentra dividida en tres edificios similares destinados a alojar a diferentes animales y que combinaban un espacio central abierto y zonas techadas soportadas en pilares de ladrillos cúbicos. La parte este incluye dos grupos de comederos de piedra caliza para animales, combinados con piedras con un agujero en medio, como se ve en la ilustración 20. Ilustración 20: Fotografía tomada en 1923 que muestra los comederos de piedra caliza con rebaños retratados. En el lado sur, el espacio estaba ocupado con lo que parece ser edificios de servicio: casas, probablemente una panadería, y hornos donde quizá se produjera joyería de cerámica. La parte posterior del palacio presentaba una continua fila de edificios. En la parte posterior se encontraba una diminuta sala del trono en el eje central. Frente a esta había una entrada de columnas transversal que conducía a otra entrada con muchas columnas, cuya presencia es la característica principal del palacio. Las posiciones de estas bases de columnas se encuentran actualmente marcadas en el cemento moderno, pudiendo apreciarse su disposición inusual, puesto que las columnas de la última fila estaban menos espaciadas entre ellas que las del centro, lo que puede reflejar que la parte central del techo se levantaba más y era más ancha, por lo que las columnas debían estar más separadas entre sí en esta parte. Página 57 Juan Adolfo de la Torre Contreras Frente a esta entrada había una terraza de piedra que soportaba un dosel en columnas de piedra. Le alcanzaban unas escaleras o una rampa que se extendía por la entrada. Las posiciones de la rampa y la terraza se encuentran marcadas actualmente con bloques de piedra modernos, siguiendo las líneas de los cimientos originales. Inmediatamente al sur de la entrada estaba el dormitorio y el baño principal. Otros espacios se ocupaban con almacenes y quizá con acomodamiento para los miembros del séquito. La sección norte de la parte posterior estaba ocupada por un jardín. Cuando se excavó, las paredes de las cámaras que lo rodeaban todavía conservaban zonas de emplasto pintado. La habitación central en el lado norte, conocida como la “Habitación Verde”, estaba pintada con un friso continuo retratando la vida natural de los pantanos. Cada cámara en el este poseía una ventana a través de la cual podía ser visto el jardín central, hundido bajo el nivel del pavimento. Estas cámaras son claramente visibles en la imagen 21. Ilustración 21: Fila de cámaras con ventanas en el lado este del jardín. La esquina sudeste estaba en un primer lugar ocupada por almacenes y por un gran espacio techado soportado en pilares de ladrillo. Los almacenes fueron convertidos en casas y el espacio con pilares subdividido por muros de partición. Se construyeron algunas escaleras para acceder a la parte posterior del palacio, aumentando la posibilidad de que un segundo almacén estuviera presente, incluyendo las habitaciones que rodean el jardín. El camino real: partiendo de la ciudad norte, el camino real llegaba al sur, hasta la ciudad central, siendo este el recorrido que seguía el paseo real en carro. Presidido por el faraón y el resto de la familia real, y seguido por el ejército, este paseo cargado de solemnidad haría que los ciudadanos contemplaran arrodillados semejante poderío militar. Página 58 Juan Adolfo de la Torre Contreras El Suburbio Norte: El nombre de Suburbio Norte se le otorga a una gran zona residencial que se encontraba separada por el desierto de la Ciudad Central en el sur, y del Palacio Norte al norte. Tiene la distinción de haber sido completamente excavada, entre 1926 y 1932, por la Sociedad de Exploración Egipcia. Ilustración 22: Fotografía aérea del Suburbio Norte tomada en marzo de 1932. En tiempos modernos, la zona ha sido dividida en dos sectores por un wadi. Posiblemente, las casas que se encuentran en el límite sur convivieran, tal y como parece, con este wadi, situándose frente a él. Y es que estas casas estaban provistas de escaleras que descendían al suelo, que por entonces se encontraba unos metros más abajo. Las casas se organizaban en anchas calles que parecían seguir la estructura de las calles de la Ciudad Principal. A juzgar por la cantidad de escombros arqueológicos asociados con las diferentes partes del Suburbio Norte, estas fueron ocupadas en diferentes espacios de tiempo. Las casas que se encontraban cercanas al río, estuvieron ocupadas durante más tiempo que el resto, mientras que otras parecen no haber llegado a terminarse. La parte este del Suburbio Norte se encontraba en proceso de extensión antes de que la ciudad fuera abandonada. No todos los edificios eran casas, si no que hemos de destacar la existencia de un gran recinto al norte del wadi que parece haber sido, debido a su plano, un edificio administrativo. El Suburbio Norte se ha deteriorado considerablemente desde que fue excavado, lo que se debe sin duda a su cercanía respecto al poblado actual de Et-Till. Hoy en día únicamente son visibles varios montículos de arena, montones de ladrillos sueltos y algún fragmento de pared ocasional. Tumbas del Sur: Página 59 Juan Adolfo de la Torre Contreras Este es el más grande de los dos grupos de tumbas, ya que contiene una cantidad de 19 tumbas, que además se encuentran numeradas (de la número 7 a la 25). Estas se interrumpen con la falda de una meseta frente al límite de los acantilados. Las tumbas pertenecían a un rango más amplio de oficiales que las tumbas del norte: desde un jefe de policía (número 9) al “Padre de Dios” Ay, quien posteriormente se convertiría en rey (número 25). El diseño de las tumbas es también más variado, y aunque a menudo no es tan imponente como en las del norte, posee un gran encanto. Muchas de las tumbas fueron usadas para enterramientos en tiempos posteriores. Grandes cantidades de fragmentos de recipientes ocupaban el lugar, la mayoría data del periodo entre las Dinastías 25 y 30. Inmediatamente frente a las tumbas, sobreviven trazos visibles de viejas carreteras. Muchas de las Tumbas del Sur contienen poca decoración e incluso nula, y algunas apenas fueron empezadas antes de que la ciudad fuera abandonada. El nuevo valle de los reyes: Se encontraba en un lugar apartado en el este. La entrada al wadi se encontraba a 5 km y desde ahí se llegaba al valle real en un paseo de 6 km. En este complejo solo se completó la tumba de Akhenaton, similar a las de los faraones enterrados en Tebas, pero con la peculiaridad de estar destinada a ser el núcleo de una cámara familiar. A diferencia del clásico valle de los Reyes, que buscaban unirse al sol en el horizonte occidental para acompañar al faraón en su viaje nocturno a través del subsuelo y renacer con él a la llegada de un nuevo día, el nuevo valle de los Reyes se situaba en el punto exacto por el que los egipcios veían salir el sol, de modo que este acompañaba al faraón en su viaje por el cielo. La Tumba Real: El emplazamiento de la tumba de Akhenaton se encuentra en un estrecho wadi que conecta con el Wadi Real a una distancia de 6 km desde su boca. Esta tumba fue ideada para Akhenaton, la princesa Meketatón y probablemente la Reina Tiy. En un anexo inacabado se incluirían los restos de otra persona, quizá Nefertiti. Su diseño y proporciones hacen de esta una tumba similar a las tumbas reales en el Valle de los Reyes en Tebas. La tumba real fue protagonista de numerosos cambios en su diseño original, originados por las muertes de los miembros de la familia real que fallecieron antes que Akhenaton. Página 60 Juan Adolfo de la Torre Contreras La Tumba Real fue descubierta en la década de 1880 por la gente local. Dañada desde hace mucho tiempo, tras su descubrimiento, esta ha sufrido aún más daños. Muchos objetos de la tumba se encuentran en museos, siendo los más importantes diversos fragmentos de dos sarcófagos de granito y sus tapas que pertenecían a Akhenaton y a Meketatón, fragmentos de un cofre de alabastro para Akhenaton, y alrededor de 200 figuras shabti del mismo rey. A partir de este material podemos estar seguros de que Akhenaton fue enterrado en su tumba tras su muerte en su año 17 de reinado. Sin embargo, esta fue posteriormente profanada, por lo que el paradero del cuerpo del rey es desconocido. La roca de la Tumba Real es, como ya hemos afirmado, de una calidad pobre, por lo que el grueso de la decoración que ha resistido se encuentra total o parcialmente trazada en un fino estrato de emplasto de yeso extendido en las paredes. En cualquier caso, es importante reseñar que la mayor parte de la decoración ha sido destruida, tal y como se observa en la ilustración 23. El lugar en el que mejor ha sobrevivido la decoración es en el interior de las enormes cámaras de la princesa Meketatón. Ilustración 23: Escena de la familia real lamentándose en frente de una efigie de la princesa Meketatón. En cuanto a la temática, podemos observar otra diferencia notable que marca diferencias entre Akhenaton y sus predecesores. Y es que mientras estos solían incluir imágenes que hablaban de la noche y del encuentro del faraón con diversas divinidades, la tumba de Akhenaton se encuentra decorada con escenas de temáticas terrenales que se centran en los miembros de la familia real y en las ofrendas al dios Atón. La tumba real es entendida como una fuente de luz, que del mismo modo que Atón irradiaba con sus rayos a la humanidad, iluminaría la ciudad real. Página 61 Juan Adolfo de la Torre Contreras Las tumbas del Norte: El grupo norte de tumbas de roca se situó en el lado nordeste de la llanura desértica, donde el acantilado alcanza una altura de hasta 85 metros, como apreciamos en la imagen 24. Los enterramientos permanecen en la base de la parte abrupta de la cara del acantilado, pero en la cima de una pronunciada pendiente de rocas sueltas. El acantilado se interrumpe con un barranco que divide las tumbas en dos grupos. En esta zona se encontraban las dieciocho tumbas de las personalidades que en vida habían copado los altos cargos de la administración, de las cuales cabe decir que ninguna llegó a ser terminada y casi ninguna ocupada, así que cuando la capitalidad se traslada a Tebas nuevamente, estas quedaron totalmente abandonadas. Es por ello que en estas tumbas encontramos muy poca presencia de objetos funerarios. Como decíamos antes, el complejo se encuentra dividido en dos partes, una más al norte y otra al sur, siendo estas últimas las de mayor valor. Ilustración 24: Vista aérea del emplazamiento de las Tumbas del Norte. Las tumbas que están numeradas y decoradas pertenecieron a algunos de los principales hombres de la corte de Akhenaton, quienes incluían a los dos sacerdotes más antiguos (Meryra y Panehsy). Es posible que el lugar donde se emplazan los Altares del Desierto fuera un centro ceremonial relacionado con el culto a sus tumbas. En cuanto al resto, hemos de destacar su tamaño más reducido y el desconocimiento que tenemos sobre la identidad de sus propietarios. Decoración en las tumbas de la corte: Al igual que sucede con la tumba del rey, la decoración de las tumbas de la corte presenta diferencias notables respecto a la decoración vista anteriormente en la ciudad de Tebas. En primer lugar, es notable la desaparición de las referencias a Osiris y al mundo funerario para desarrollar escenas centradas en la propia Página 62 Juan Adolfo de la Torre Contreras ciudad de Akhetaton, destacando las imágenes de la pareja real realizando ofrendas al disco solar o encabezando actos oficiales, si bien es cierto que también se incluyen otras escenas de Akhenaton y Nefertiti en actitudes más cotidianas. Este tipo de decoración es muy valiosa para el historiador, ya que nos arroja una gran cantidad de información referente al papel de la pareja real como representantes de Atón en la tierra, así como de otras cuestiones más mundanas que nos ayudan a entender el desarrollo de los acontecimientos políticos, sociales y religiosos del periodo Amarna. El Poblado de los trabajadores: Se trata de un asentamiento aislado que se encuentra en un valle de la baja meseta que recorre en dirección oeste los acantilados y que divide la parte este de la llanura de Amarna en dos. El Poblado de los trabajadores fue parcialmente excavado entre 1921 y 1922, continuando con dicho trabajo entre 1979 y 1986. Su localización relativamente escondida ha servido para preservar muchos de sus edificios, que se encuentran en una altura mayor de lo que es común para las ruinas en Amarna. Por otra parte, su mayor distancia respecto a los cultivos ha tenido mucho que ver en la mejor conservación de los materiales orgánicos presentes en la zona. Las partes principales del lugar son las siguientes: El poblado amurallado: en efecto, esta parte de Akhetaton se contenía dentro de una pared de ladrillo de aproximadamente 69 metros cuadrados. El poblado se extendió progresivamente hacia el oeste durante su existencia, por lo que llegó hasta el límite del lado oeste del valle. El poblado llegó a albergar un total de 72 casas de un diseño similar, distribuidas a lo largo de una serie de calles paralelas. Destacamos la presencia de una casa más grande en la esquina sudeste, que probablemente pertenecía al oficial a cargo. En un primer momento el poblado solo disponía de una única entrada muy estrecha, puesto que la segunda entrada fue añadida posteriormente. Dentro de la entrada hallamos un pedestal rectangular que podría haber sido un santuario. Una zona de pozos y depósitos de basura al sur y al este, uno de los cuales es lo suficientemente grande como para ser considerado una cantera. La zona “zir”. Al sur de los pozos y de los desechos existe un área abandonada donde grandes recipientes de cerámica (del tipo llamado “zir” en árabe egipcio) fueron conservados en Página 63 Juan Adolfo de la Torre Contreras montones de piedras unidos por argamasa. Dos patios de ladrillo los acompañaban. El poblado no parece haber poseído un pozo propio (la capa freática habría estado en esos momentos a una profundidad considerable). Este se abastecía pues, con agua de uno de los pozos de la Ciudad Principal, transportada probablemente en ánforas de cerámica. Los “zirs” podrían haber sido los recipientes donde este agua se almacenase. Ilustración 25: Vista del área “zir” durante su excavación en 1983. Corrales de animales. El espacio abierto al sur y este del poblado servía de sustento a un número de pequeños edificios hechos de ladrillo y piedras mezclados para formar paredes. Su plano característico consistía en un patio con una de sus equinas vallada con un muro curvado, como se aprecia en la ilustración 26. Las entradas a este recinto eran estrechas y estaban flanqueadas con paredes ligeramente protuberantes que soportaban palos de madera justo encima del umbral, actuando así como barrera. Algunos abrevaderos de piedra eran otra de sus piezas características, colocados en los patios exteriores. Por su tamaño parecen ser apropiados solamente para el acorralamiento de animales. En este lugar han sido encontrados numerosos huesos de cerdo, los cuales también eran característicos de los depósitos de desechos (al igual que los de ovejas o cabras). El cuidado que muestran estos corrales, y el alto requerimiento de agua por parte de los cerdos, nos muestran la importancia que esta industria tenía para los habitantes de la zona. A pesar de la ya citada presencia de huesos de cerdo, no se han encontrado restos de instalaciones especialmente construidas para ellos. Página 64 Juan Adolfo de la Torre Contreras Ilustración 26: Corral con un abrevadero de piedra caliza. Las capillas. Tras los corrales se construyeron unas 23 capillas de ladrillos de pequeño tamaño. Sus habitaciones estaban techadas, provistas con bancos que parecen haber sido destinados a reuniones comunitarias, y algunas habitaciones que a su vez contaban con hornos y restos de comida. Los santuarios de estas capillas consistían en plataformas de ladrillo, evidentemente ideadas para el soporte de imágenes. Las capillas estaban decoradas con diseños y escenas pintadas, y con una cierta cantidad de piedra grabada. Las menciones a Atón son notablemente ausentes. En su lugar había diseños tradicionales y referencias a deidades familiares, y es que las capillas pudieron ser utilizadas como lugar de culto a los ancestros. La explicación inicial que se da a este hecho fue que las capillas permanecieron útiles únicamente durante un corto intervalo de tiempo tras la muerte de Akhenaton. Sin embargo, su emplazamiento implica que las capillas se integraron en la disposición de la ciudad y que fueron utilizadas durante el reinado de Akhenaton. El cementerio. Para cuando los arqueólogos trabajaron en el poblado, el cementerio asociado a él ya había sido saqueado. Ninguna de las expediciones le ha prestado mucha atención. Es principalmente visible desde fotografías aéreas. Enterramientos del pueblo llano: En cuanto a los enterramientos del pueblo llano, se desconoce si llegaron si quiera a llevarse a cabo, ya que estos no se han encontrado. No sería de extrañar que estos no llegaran a aparecer en la ciudad de Akhetaton, al no contar esta con el suficiente tiempo material para generar en sus gentes el sentimiento de arraigo necesario. La cantera: La zona principal de antiguas extracciones en Amarna se encuentra en la meseta desértica tras la Ciudad Norte. Cuando F. Petrie lo visitó en 1892, encontró el nombre de la Reina Tiy tallado en su interior. A pesar de que el nombre fuese borrado posteriormente, la cantera todavía se conoce con dicho nombre. Para darnos cuenta del auténtico valor de la cantera nos basta con decir que de ella han sido extraídos miles de bloques. Página 65 Juan Adolfo de la Torre Contreras Ilustración 27: Entrada a la cantera de la Reina Tiy. Cerca de la cantera de la Reina Tiy, la cual podemos observar en la ilustración número 27, encontramos la presencia de innumerables canteras superficiales de menor entidad de las que solo fueron extraídos algunos bloques. En algunos de estos bloques, el trabajo de separación y extracción quedó sin finalizar, lo que se debe a las propiedades de la piedra caliza: en un primer momento es bastante suave y fácil de tallar, pero su superficie se endurece con el tiempo. Muchas de las pequeñas canteras se conservan gracias a políticas estatales de explotación por parte de los propios ciudadanos. Es posible que la construcción de los templos y palacios de Akhetaton se llevasen a cabo en parte gracias a los aportes de bloques como un tipo de impuesto más. También hemos de hablar de la presencia de otras canteras superficiales del Periodo Amarna situadas en el desierto posterior, así como de cavernas no muy lejanas a la estela límite norte, en el lugar conocido como Sheikh Said, que también satisfarían esta necesidad. Las estelas fronterizas: Como ya sabemos, el territorio de Akhetaton se encontraba subrayado por la presencia de una serie de estelas grabadas, situadas en los acantilados, y que se utilizaron para delimitar el perímetro de la antigua ciudad. Cada una de estas estelas presenta una forma rectangular, cuya parte superior adquiere un carácter redondeado. La parte central rectangular se encontraba grabada con numerosas líneas horizontales de texto jeroglífico; una imagen de la familia real idolatrando al Atón rellenaba el panel superior circular. La mayoría de las estelas estaban acompañadas por estatuas de Akhenaton, Nefertiti y algunas de sus hijas. Podemos ver el ejemplo de una estela en la ilustración 28. Página 66 Juan Adolfo de la Torre Contreras Ilustración 28: Estela U en 1983. Las estelas fueron metódicamente inspeccionadas y documentadas en 1891/2 por el arqueólogo F. Petrie. Él designó cada una de ellas por medio de una letra mayúscula, dejando huecos en la secuencia para futuros descubrimientos. El texto principal de cada estela se compone de las proclamaciones hechas por Akhenaton. La primera se lleva a cabo en el quinto año de su reinado y la segunda en su sexto año (con una reafirmación añadida en su octavo año). Es muy probable que las estelas constituyeran en su día lugares de visita, ya que advertimos la presencia de anchos senderos delimitados por piedras claras a cada lado. Los textos de ambas proclamaciones son largos, repetitivos y también hemos de decir que se encuentran dañados, especialmente hacia el final de los mismos, lo que explica que solo hayan podido ser traducidos en parte. En su primera proclamación, Akhenaton pone en evidencia sus intenciones. La segunda proclamación versa sobre la fijación precisa de los límites de Akhetaton y su dedicación al dios Atón. Las estelas han sido erróneamente interpretadas en algunas ocasiones, pues se ha llegado a decir en base a ellas que Akhenaton pretendía no traspasar nunca los límites de Akhetaton. Sin embargo, la disposición consignada para su enterramiento demuestra lo contrario. Las estelas y las estatuas que las acompañan han sufrido varios grados de erosión natural y daño humano, algunos muy recientes. Davies anotó en su publicación de 1908 (p. 25): “La estela P fue derruida por dinamita unos años atrás por los Coptos quienes esperaban, al igual que todos los egipcios, encontrar que la estela era una puerta a una cámara del tesoro escondida”. La mejor preservada en tiempos de Davies era la Estela S, de la que remarcó (p.26): “Los escultores se aventuraron en un filón de piedra caliza tan duro como el Página 67 Juan Adolfo de la Torre Contreras alabastro, por lo que la mayor parte del monumento está maravillosamente conservado, a pesar de que ataques malévolos se han llevado a cabo en su contra recientemente.” Partes de la Estela R fueron vendidas en los años 40 por el Louvre de París. En 2004, la mayoría de las estelas y sus estatuas fueron destruidas con explosivos de extracción para desintegrarlas de la roca. Muchas de las piezas de estas fueron posteriormente apropiadas por el inspectorado local del Consejo Supremo de Antigüedades con vistas a restaurarlo. Para los visitantes, el acceso a la mayoría de las estelas se encuentra denegado. La más accesible es la estela U, con una altura de 7,6 metros, y que ocupa parte de la cara del acantilado en una pequeña bahía al norte de la entrada al Wadi Real. En ambos lados de la base permanecen grupos de estatuas grabadas de la familia real. Los visitantes al emplazamiento de Tuna el-Gebel a través del río también pasan muy cerca de una estela bien conservada con restos de estatuas, la estela A. 5.3.La organización económica de Akhetaton: Es evidente que la creación de una ciudad requiere, entre otras cuestiones, de la mano de obra de obreros y artistas. Sin embargo, a partir del registro se deduce que este grupo no debió ser numeroso ni estar organizado de forma disciplinada, de hecho es posible que la mayoría de estos trabajadores fuesen futuros habitantes de Akhetaton, a excepción, claro está, de los habitantes de la aldea de los obreros, situada junto al grupo de tumbas meridional (véase página 62). Contamos con al menos dos ejemplos que nos ilustran sobre la poca preocupación por la eficiencia del trabajo durante la construcción de la nueva ciudad real y mientras ésta se mantuvo ocupada. El primero de ellos lo encontramos en la cocción del pan, tarea que se realizaba con la participación de numerosos trabajadores a pequeño sueldo repartidos en equipos a cargo de un supervisor y bajo la responsabilidad de un funcionario. Este tipo de organización es eficaz ya que se alcanzaban los objetivos previstos, pero no era ni mucho menos eficiente, ya que utilizando hornos más grandes se podrían haber ahorrado horas de trabajo y personal99. La otra tarea que se llevó a cabo sin buscar un sistema eficiente fue el abastecimiento de agua. La construcción de pozos en Akhetaton parte de la iniciativa del faraón para contar con una fuente de suministro de agua independiente al río Nilo. Al igual que en el caso anterior, 99 KEMP (1996, 368) Página 68 Juan Adolfo de la Torre Contreras fueron numerosos aguadores, los encargados de realizar esta tarea a través de un gran esfuerzo físico, ya que tenían que subir el agua en vasijas de cerámica cargadas sobre sus hombros. Además, estos pozos albergaban un problema técnico, y es que la capa de arena que se encuentra antes de llegar a la superficie acuífera era demasiado débil y se derrumbaba con facilidad antes de llegar a los 7 metros necesarios. El principal foco económico de la ciudad de Akhetaton debió ser sin duda el sector agrícola, como no puede ser de otra manera en una ciudad de la antigüedad. En su mayor parte, la población de la ciudad real, así como la de las aldeas cercanas se componía de labriegos. El papel de Akhetaton como centro agrícola se encuentra muy bien documentado, ya que las casas más grandes parecen granjas (véanse páginas 70 y 71), reflejando de este modo la base de la economía100. Y es que el ideal general de estas poblaciones era el de acumular todos los excedentes posibles. Esta presencia de Stock se pudo destinar a complementar el producto local. La importancia de la agricultura en Akhetaton se observa asimismo en la figura de los funcionarios, quienes recibían rentas agrícolas, ya fuera de tierras lejanas o cercanas a Akhetaton. Hemos de aludir también a las rentas que se destinaban desde otras ciudades a Akhetaton, aunque tal y como sugieren las estelas de demarcación, desde que estas fueron levantadas la ciudad se abasteció con sus propios recursos. 5.4. La sociedad en Akhetaton. Tras estudiar la capital del imperio egipcio en el periodo Amarna, donde hemos podido acercarnos a los auténticos centros de poder egipcios del momento, entre otros aspectos, hemos de ocuparnos del conjunto de la sociedad de Akhetaton, pues consideramos que es en este marco inigualable donde el pueblo llano vivió las reformas del momento de un modo más directo. La brevedad del periodo es responsable de que el grueso de la sociedad egipcia apenas llegase a ser consciente del carácter revolucionario de dichas reformas. Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de estudiar el conjunto de la sociedad de Akhetaton, es conocer cuál era su tamaño. Según Barry J. Kent, es posible calcular la cantidad de tierra arable perteneciente a Akhetaton, y de este modo conocer la cantidad de población que habitaba la ciudad. La llanura aluvial sobre la que se asentó Akhetaton se encontraba 100 KEMP (1996, 391) Página 69 Juan Adolfo de la Torre Contreras atravesada por el río Nilo, además de otra corriente de agua llamada Bahr Yusuf. Al este de esta corriente debió situarse la porción de tierra arable de la ciudad, con una superficie de 162 km2, que podría haber mantenido a una población de 45.000 habitantes101. Es evidente que la cantidad de 45.000 habitantes es simplemente una aproximación, siendo imposible, al menos en estos momentos, acercarnos más a la cifra real de las personas que habitaron en su día la ciudad de Akhetaton. Además, existen dudas sobre el tamaño de las familias de la ciudad real, y sobre si estas tenían a otras personas a su cargo, y es que al no existir una lista con los criados, no sería de extrañar que estos se alojasen en la vivienda de la familia a la que servían o en sus cercanías. En cualquier caso, el grueso de la población fija de Akhetaton debió repartirse entre el norte y sur de la ciudad central, es decir, en el barrio norte y en la ciudad principal. La planificación del territorio se puede calificar como inexistente (véase página 32), exceptuando como es lógico, los edificios destinados a las instituciones. Nos encontramos por consiguiente, ante calles más o menos rectas y paralelas al río Nilo, que servían para comunicar los diferentes barrios con el centro. Estas son cruzadas por callejuelas estrechas en ángulo recto 102. La separación de los ciudadanos en función de criterios económicos era prácticamente inexistente, mezclándose de forma más que frecuente casas grandes con pequeñas, si bien es cierto que cerca del palacio principal encontramos algunas casas grandes, posiblemente relacionadas con el ámbito más cercano del Faraón. En cualquier caso no se han encontrado indicios de un excesivo interés por parte de las gentes de Akhetaton de situarse en un lugar concreto, ni siquiera cerca de la ciudad central o del camino real. De hecho, en el caso del sumo sacerdote Paneshy, su vivienda se encontraba en la ciudad principal, bastante apartada del camino real103 (véase página 44). Gracias los datos obtenidos a través de la arqueología, podemos conocer cuáles eran los elementos básicos de una vivienda de Akhetaton104. En primer lugar, las plantas de las casas de la ciudad real son considerablemente uniformes, diferenciándose más por el tamaño que por otras cuestiones. El centro de la vivienda se ocupaba con una sala de estar, que incluía una tarima baja de ladrillo y el asiento del propietario y de su esposa. Esta era la dependencia sobre la que se articulaban todas las demás. Entre éstas podemos citar una sala de recibir 101 KEMP (1996, 343) KEMP (1996, 373) 103 KEMP (1996, 373) 104 KEMP (1996, 376) 102 Página 70 Juan Adolfo de la Torre Contreras exterior, despensas y cuartos personales. Llegados a este punto hemos de hacer alusión al hecho de que el propietario de la vivienda se reservaba el mayor cuarto, que albergaba además una cama de madera. Se especula con la presencia de una segunda planta, que haría las veces de almacén y/o dormitorio de verano, y que podría relacionarse además de algún modo con el mundo femenino. Además de estos elementos las viviendas de Akhetaton se encontraban provistas de otras dependencias complementarias y relacionadas con la economía doméstica. Entre éstas encontramos graneros construidos con ladrillo y de forma circular. Su diámetro era de 2,5 metros de media, e incluían una cubierta en forma de cúpula. Los cereales básicos que abastecían en estos momentos a la población eran trigo y cebada. Éstos se vertían por el techo del granero y se sacaban por una trampilla. También encontramos indicios de la presencia de establos provistos de un techo sostenido por varios pilares cuadrados de ladrillo. Del mismo modo, las viviendas de Akhenaton debieron incluir un jardín con árboles donde es muy probable que se cultivaran hortalizas y flores. Las cocinas se situaban a menudo en el extremo sur de las casas, orientándose a favor del viento y reduciendo así las molestias del humo. Estas cocinas se organizaban en base a pequeños grupos de hornos circulares de arcilla utilizados sobre todo para cocer el pan. Por último hemos de mencionar la existencia de cobertizos y otros recintos con un uso incierto, que en algunos casos pudieron destinarse a actividades artesanales. En los casos en los que estas dependencias pertenecieron a escultores, sus restos han sido identificados fácilmente. En casos aislados, las viviendas podían presentar una capilla y dependencias separadas que podían llegar a constituir pequeñas casas independientes105. Las escasas diferencias sociales se encuentran pues, en el tamaño y en las dependencias de la vivienda. Las dimensiones de los hogares oscilaban entre los 50 y los 200 metros cuadrados, aunque la mayoría tenía una superficie de unos 60 metros cuadrados106. Otro aspecto en el que se aprecian las escasas diferencias sociales de la población de Akhetaton, es en la tipología de los enterramientos. Éstos se encontraban inacabados en su mayoría en el momento en que la ciudad real es abandonada, sin embargo, podemos dividirlas en dos grupos. Por una parte se encuentran los enterramientos destinados a albergar una sala con columnas en su interior, que 105 106 KEMP (1996, 373) CASTAÑEDA (2003,315) Página 71 Juan Adolfo de la Torre Contreras se reservaban a las personas con mejor posición social, y las que no habrían de incluir tal sala, destinadas al resto de la población de Akhetaton. Los ciudadanos eminentes solían además distinguirse por grabar su nombre y títulos oficiales en el marco de las puertas de sus viviendas, sin embargo, tras el abandono de la ciudad real, las gentes de Akhetaton se llevaron consigo la mayor parte de sus pertenencias de valor, incluyéndose entre éstas los marcos de las puertas. La escasa presencia de objetos de valor encontrados en la actual Amarna, constituyen además un argumento más que apoya la teoría de que Akhetaton no fue desalojada a toda prisa. Hemos de mencionar la presencia de altos funcionarios con una vida llena de comodidades gracias a las ganancias obtenidas por su profesión, entre las que destaca la posibilidad de disponer de una segunda residencia en otras provincias, con las que mantenían contacto por correspondencia. Entre estos funcionarios surgió lo que parece ser una nueva nobleza que desplazó a las tradicionales familias poderosas, lo que se encuentra en relación con el apoyo del faraón a los “hombres nuevos” ya tratado en estas páginas. Entre los ciudadanos más destacados de la ciudad real, y cuyo ejemplo nos ilustra las diferencias sociales anteriormente citadas, encontramos al visir. Najt. Este individuo era dueño de una espaciosa residencia con numerosas dependencias, si bien es cierto que ésta era minúscula en comparación con cualquiera de los palacios de la ciudad. En cualquier caso, ni los altos funcionarios ni el ejemplo del visir Najt, representan la norma general de las personalidades notables de Akhetaton, ya que entre los sacerdotes, oficiales del ejército y demás miembros de la administración era común poseer una vivienda discreta que no tenía porqué situarse en ningún lugar concreto de la ciudad. Akhetaton nos muestra pues, una sociedad en la que una élite muy reducida disponía de todas las comunidades posibles, mientras que la población restante llevaba una vida mucho más discreta y sin demasiadas diferencias internas. Sin embargo, las reformas políticas llevadas a cabo en tiempos de Akhetaton conllevaron una cierta movilidad social, ya que un importante sector de la anterior administración fue relegado al no comulgar con éstas. De este modo se produjo un “relevo generacional” en determinados puestos, como pudo ser el de los escribas, sustituidos por “hombres nuevos” (véase página 18) que accederían a sus nuevos puestos gracias a la confianza que el rey depositó en ellos. Akhenaton trataba así de crear una Página 72 Juan Adolfo de la Torre Contreras burocracia estatal que le guardase una auténtica fidelidad, dejando a un lado a gran parte de la vieja élite. El apoyo que Akhenaton dio a los “hombres nuevos” lo encarna mejor que nadie el oficial May, quien dejó constancia de su situación en estas palabras: “Yo era un hombre de humilde origen, tanto del lado de mi padre como del lado de mi madre, pero el rey me ha fortalecido, me estableció… Él me ha hecho prosperar… por su bondad en el momento en que yo era un hombre desprovisto de bienes… él me ha dado alimentación y provisiones cada día a mí que yo había sido un (hombre) que mendigaba su pan”. Podríamos citar asimismo testimonios de personalidades como Pa-nehesy, Bak o el tesorero Sutau, quienes obraron de manera similar al manifestar antes de morir, lo agradecidos que se sentían hacia el faraón por haberles beneficiado considerablemente107. Las escenas que representan a Akhenaton rodeado en todo momento por gente del pueblo llano, que le agradecen sus obras con ofrendas, tienen que ver por supuesto, con el beneficio este tipo de políticas. Sin embargo, Akhenaton fue cuestionado también por su beneficio a los “nuevos hombres” tras el final de su reinado. De hecho, en una de las líneas de la estela de la restauración de Tutankhamon podemos leer lo siguiente: “las masas caminaban en los patios de los templos”108. Los templos constituían zonas prohibidas para el pueblo llano, por lo que desde esta estela, Akhenaton era tachado de populista. Es por ello, que autores como José Carlos Castañeda Reyes hablan de una sociedad caracterizada por el paternalismo de Akhenaton hacia sus súbditos, al tiempo que éste protagonizaba una “revolución desde arriba”. Este concepto alude a una sociedad en la que el gobernante trata de contentar al pueblo promoviendo medidas que les benefician, pero en las que estos participan poco o nada, y que en definitiva se encuentran encaminadas a consolidar el poder de dicho gobernante109. Siguiendo esta misma línea, podemos reconocer un cierto patronazgo llevado a cabo por el faraón mediante la protección a algunos discapacitados, entre los que podemos citar cantantes y músicos ciegos. Si bien conocemos casos concretos en los que “hombres nuevos”, favorecidos en gran medida por el monarca, dejaron constancia del fervor que sentían por este, no es posible determinar 107 CASTAÑEDA (2003,311) CASTAÑEDA (2003,313) 109 CASTAÑEDA (2003,309-311) 108 Página 73 Juan Adolfo de la Torre Contreras cuál fue el auténtico alcance de sus medidas ni el apoyo que Akhenaton consiguió a través de éstas. Es probable que un primer momento, el faraón contase con el beneplácito de una parte de la sociedad que no veía con buenos ojos al clero de Amón, pero tampoco sabemos si este sector fue verdaderamente representativo. En definitiva, los apoyos del monarca se encontraron en un grupo de nobles que formaban su núcleo más cercano; el ejército, institución de la que hablaremos próximamente explicando las razones de su apoyo al rey; una “nueva” administración favorecida directamente por el propio faraón; y un sector del pueblo descontento con el clero de Amón110. Al mismo tiempo, una gran cantidad del pueblo llano permanecía ajeno a las reformas, tanto religiosas como políticas, que su faraón ponía en práctica. Por consiguiente, no podemos hablar en ningún de una revolución social111 en el transcurso del periodo Amarna, pues no tuvieron lugar cambios sustanciales en las relaciones de producción y de ningún modo se trató de acabar con las diferencias sociales, si bien es cierto que pudo producirse una cierta aproximación entre los sectores medios y bajos de la sociedad. Hemos de hacer referencia a un detalle importante, y es que Egipto se llena en estos momentos de guarniciones militares que pueden reflejar la intención del faraón de reprimir a su pueblo ante la tentativa de cualquier acción popular que atentase contra alguno de los pilares del nuevo estado. Una de las causas que podría haber llevado al pueblo llano a rebelarse en estos momentos es el gran esfuerzo al que fue sometido al encomendársele diversas obras de considerable envergadura, como lo son el obelisco de Karnak en honor a Atón112. En cualquier caso, es muy posible que la revolución desde arriba impuesta en estos años, trajera como consecuencia el clamor del pueblo en la búsqueda de una verdadera mejora social, siendo necesario para el aparato estatal controlarlos de alguna manera, en cuyo caso sería el ejército, el encargado de acometer esta tarea, reprimiendo cualquier síntoma de rebeldía. Sin embargo, es cierto que en ocasiones se llevaron a cabo políticas de concesiones a los grupos populares113 para evitar así males mayores. 5.5. Las instituciones en el periodo Amarna. 110 CASTAÑEDA (2003,313) CASTAÑEDA (2003,308) 112 CASTAÑEDA (2003,317-318) 113 CASTAÑEDA (2003,318) 111 Página 74 Juan Adolfo de la Torre Contreras A la hora de abordar el papel de las instituciones del estado egipcio durante el periodo Amarna, hemos fijado la ciudad de Akhetaton, al igual que en otros apartados, como nuestro principal objeto de estudio, ya que al ser la ciudad real en este tiempo, es el lugar más apropiado para estudiar el desarrollo de dichas instituciones. Lo primero que debemos considerar en el estudio de las instituciones del estado egipcio en el transcurso del periodo Amarna es la separación entre la familia real y el resto de la sociedad. Como vimos anteriormente, el faraón residía junto al resto de la familia real, en el Palacio de la ribera norte, lejos de los lugares residenciales del barrio norte y la ciudad central. La casa del Faraón era considerada como el centro de trabajo de Akhenaton en su papel de jefe del estado egipcio (véase página 41). Hasta ahí acudía para reunirse con sus ministros y para tratar asuntos de carácter terrenal, labor a la que contribuía el gran archivo del departamento de la correspondencia del Faraón114. Era también en La casa del Faraón, más concretamente a través de la ventana de la aparición, donde se realizaba la importante ceremonia de entrega de recompensas, a través de la que se reforzaba la figura de los principales funcionarios mediante la entrega de diferentes obsequios y el ascenso a un cargo superior. Es posible que también a través de esta ventana se realizase el reparto de las raciones115. En cualquier caso, las ceremonias de este tipo servían para recordar al pueblo su dependencia respecto al faraón116. El granero donde se almacenaban las raciones que posteriormente se repartían entre el pueblo, se encontraba también en la Casa del Faraón y constaba de unos 2.000 metros cuadrados. La presencia de dicho granero en la Casa del Faraón nos da una idea de hasta qué punto controlaban los recursos las diferentes instituciones en Akhetaton y por consiguiente cuál era la dependencia del resto de la población respecto a éstas117. Sin embargo, el aparato técnico del gobierno se localizaba en unos modestos locales lejos de la casa del Faraón118. En este apartado que versa sobre el papel de las principales instituciones en el periodo Amarna, no podemos obviar el fuerte carácter militar de la ciudad real, que se enmarca de este modo perfectamente en el contexto del Reino Nuevo. Este carácter se observa en muchas de las representaciones de la vida cotidiana del monarca. En éstas, Akhenaton aparece 114 KEMP (1996, 363) KEMP (1996, 363-364) 116 KEMP (1996, 364) 117 KEMP (1996, 364-365) 118 KEMP (1996, 364) 115 Página 75 Juan Adolfo de la Torre Contreras frecuentemente acompañado de soldados y mercenarios. Sin embargo, no contamos con excesivos ejemplos de arquitectura militar en Akhetaton. De hecho, el Palacio de la Ribera Norte, que si contaba con el aspecto de una fortaleza militar y que pudo albergar a la guardia personal del rey, no encuentra parangón en la ciudad central ni en las zonas residenciales119. El Reino Nuevo trajo consigo el desarrollo del ejército, que hasta ese momento se había abastecido con armas considerablemente rudimentarias, pero que ante las contiendas contra los bien formados ejércitos de Asia occidental, tuvo la imperiosa necesidad de innovr tecnológica y tácticamente. Del mismo modo, no será hasta el Reino Nuevo cuando el estado egipcio cuente con un cuerpo militar profesional y permanente120. En cualquier caso, la clase militar había salido muy reforzada tras las reformas llevadas a cabo por Akhenaton. Este hecho se consolidó en los años posteriores con el ascenso al trono de tres de los generales de Akhenaton. Uno de estos generales era Ay, el comandante más leal al faraón. El ejército tenía en primer lugar, el papel de separar al monarca del mundo exterior. Sin embargo, la sociedad tenía un contacto diario con los miembros del ejército, siendo posible que un campesino tuviese como vecino a un militar121. Esto no nos debe de extrañar si reparamos en que en el transcurso del Reino Nuevo no existía una especialización de los cargos militares y administrativos, de modo que un simple escriba podía acabar copando un puesto en el ejército o en cualquier otra institución. Para acabar hemos de hablar de la presencia de un cuerpo de policía dotado con carros y sin relación alguna con el ejército regular. A este cuerpo se le atribuye la tarea de velar por el orden interno de la ciudad. 6. El arte en el periodo Amarna: Ya en los primeros momentos del reinado de Amenhotep IV, se observan cambios sustanciales en la manera de representar a la familia real. Estos cambios van a definir un nuevo estilo, que se bautizará como “estilo amárnico” en referencia a la nueva capital del imperio. 119 KEMP (1996, 372) KEMP (1996, 285-288) 121 KEMP (1996, 373) 120 Página 76 Juan Adolfo de la Torre Contreras Las figuras se nos presentan en estos momentos de manera más estilizada, especialmente en brazos y manos, mientras que las caderas se exageran, al igual que el vientre y la parte posterior del cráneo. En cuanto a los rasgos faciales hemos de destacar labios y pómulos, que aparecen mucho más marcados que en épocas anteriores122. Estas cuestiones son importantes y deben ser tenidas en cuenta, ya que a través del arte, los egipcios trataban de mostrar la esencia de las personas que representaban, una esencia que se manifestaba sobre en la cabeza, el rostro, o los objetos que éstos portaban, como lo pueden ser tocados, diademas o coronas. De este modo, el estilo Amarna, trataba de reflejar un mayor realismo en la realeza, y de este modo, acercar el nuevo credo al resto del pueblo. También hay que apelar en este sentido, a la introducción del nombre del dios dentro de cartuchos reales, acercando así la figura del dios a la realeza. En definitiva, el nuevo estilo artístico trataba de acercar a Atón a la familia real, y a ésta al resto del pueblo, estrechando de este modo los vínculos entre los tres factores de la nueva religión. También es posible que al representar a la familia real de esta forma, los artistas del momento trataran de manifestar su carácter real y divino hasta en los momentos más íntimos, alejados del protocolo. Los artistas entendían, o así lo manifestaban, que estas condiciones formaban parte de la verdadera esencia de la familia real123. A través de la simbología del arte egipcio, podemos entender algunas de las metáforas incluidas en las representaciones artísticas del periodo Amarna. En el caso del vientre, por ejemplo, éste se encuentra ligado a la capacidad de crear vida, por lo que al representar a los reyes con esta parte del cuerpo exagerada, los artistas harían hincapié en dicha virtud. Si bien es cierto que se ha llegado a barajar la existencia de una enfermedad que afectase a los miembros de la familia real, como decíamos antes, y que explicase los particulares rasgos con los que estos fueron representados, hemos de tener en cuenta que el resto de personas representadas en este periodo adopta en mayor o menor medida las características propias del estilo Amarna, por lo que al no existir pruebas de la existencia de dicha enfermedad, esta hipótesis ha ido perdiendo consistencia historiográfica. 122 123 GALÁN (2011,368) GALÁN (2011,375) Página 77 Juan Adolfo de la Torre Contreras Contamos con dos excelentes ejemplos del estilo Amarna en los primeros años del reinado de Amenhotep IV. Se tratan de dos colosos que representan a Akhenaton (ilustración 31) y a su esposa Nefertiti. En su día, estas gigantescas estatuas debieron deslumbrar a los habitantes de Karnak. Actualmente podemos encontrarlas en el museo del Cairo. Ilustración 31: Coloso de Akhenaton. El otro ejemplo al que haremos referencia es la escena inacabada en la tumba de Ramose, quien fuera un célebre visir en tiempos de Amenhotep III y su sucesor. En esta, se puede observar como Amenhotep IV y Nefertiti premian al visir por sus servicios mientras reciben a un numeroso grupo de extranjeros desde la ventana de las apariciones oficiales124. Conclusiones: En el año quinto de su reinado, el faraón Akhenaton, se decide a llevar a cabo un ambicioso conjunto de reformas que afectaron a una buena parte de la sociedad en el plano religioso, político e incluso económico y artístico. Para el año quinto de su reinado, Amenhotep IV, nombre con el que Akhenaton accedió al trono, ya había mostrado algunos indicios acerca de sus intenciones. Sin embargo, es a partir de este momento cuando se produce una auténtica ruptura con sus predecesores. El traslado de la capitalidad a una ciudad construida de la nada y sobre todo la reforma religiosa con la que gran parte de las creencias de todo un imperio quedaron abolidas durante un breve periodo de tiempo, son las medidas más importantes que Akhenaton concluyó en vida, y que por otra parte, no tuvieron continuidad tras su muerte. 124 GALÁN (2011,369) Página 78 Juan Adolfo de la Torre Contreras Y es que la “revolución desde arriba” que el faraón impuso no contó en ningún momento con los apoyos suficientes para poder triunfar y perpetuarse en el tiempo. Ni siquiera su apuesta por los “hombres nuevos”, a los que benefició en buena medida a través de sus políticas, ni la lealtad del ejército, que alcanzó un gran poder político en el transcurso de su reinado, le valieron a Akhenaton para imponerse ante sus enemigos. Estos eran principalmente el poderoso clero de Amón-Ra, al que el faraón había despojado de su poder religioso y económico; su pasividad en el plano exterior, dando en ocasiones imagen de ser un rey tan preocupado por los asuntos divinos que era incapaz de bajar un segundo la vista del disco solar; y por último, el escaso apoyo de una sociedad que jamás llegó a comprender ni compartir, las reformas acometidas en este periodo. La interacción de la Geografía y la Historia es la base sobre la que se han elaborado estas páginas, constituyendo el periodo Amarna un magnífico ejemplo para poder llevar a cabo un análisis historiográfico y geográfico haciendo hincapié en varias de sus disciplinas, como lo son la interpretación del espacio simbólico, la interpretación del medio o el análisis urbano arcaico. A partir de aquí se han utilizado fuentes arqueológicas y epigráficas para elaborar un discurso historiográfico. Bibliografía KEMP, Barry J. El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. (1ª edición 1996).Editorial Crítica, 1996. Barcelona. GALÁN, José Manuel. “El Reino Nuevo I: la construcción del imperio”, editado por José Miguel Parra: El Antiguo Egipto. Editorial Marcial Pons, 2011. Madrid. PRESEDO, Francisco José. Egipto y los grandes imperios (Gran Historia Universal). Editorial Nájera. 1989. Madrid. CASTAÑEDA, José Carlos. Sociedad antigua y respuesta popular. Movimientos sociales en Egipto antiguo. Editorial Plaza y Valdés, 2003. México, D.F. PADRÓ, Josep. Historia del Egipto faraónico. Editorial Alianza, 2014.Madrid HORNUNG, Eric. El uno y los múltiples. Editorial Trotta, 1999. Madrid. DIEGO, Andrés. Abriendo los caminos del Punt. Editorial Bellaterra S.L., 2011. Barcelona. GALÁN, José Manuel. El imperio Egipcio, CA 1550-1300 A.C. Editorial Trotta, S.A. 2002. Madrid. Web del Proyecto Amarna: http://www.amarnaproject.com/. Última visita: 22/07/2015 Página 79