Gustavo Adolfo Bécquer (1836–1870) 4 Olas gigantes que os rompéis bramando en las playas desiertas y remotas, envuelto entre la sábana de espumas, ¡llevadme con vosotras! 8 Ráfagas de huracán que arrebatáis del alto bosque las marchitas hojas, arrastrado en el ciego torbellino, ¡llevadme con vosotras! 12 Nubes de tempestad que rompe el rayo y en fuego ornáis las desprendidas orlas, arrebatado entre la niebla oscura, ¡llevadme con vosotras! 16 Llevadme por piedad a donde el vértigo con la razón me arranque la memoria. ¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme con mi dolor a solas! Manuel Machado (1874–1947) Domingo 4 La vida, el huracán, bufa en mi calle. Sobre la turba polvorienta y vociferadora, el morado crepúsculo desciende… El sol ahora se va, y el barrio queda enteramente pobre. 8 ¡Fatiga del domingo, fatiga… Extraordinario bien conocido y bien corriente!… No hay remedio. ¡Señor, tú descansaste; aleja, en fin, el tedio de este modesto ensueño consuetudinario! Voces, gritos, canción apenas… Bulla. Locas carcajadas… ¿Será que pasa la alegría? Y yo aquí, solo, triste y lejos de las fiestas… 12 Dame, Señor, las necias palabras de estas bocas; dame que suene tanto mi risa cuando ría; dame un alma sencilla como cualquiera de éstas.