Tradición del árbol de navidad

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Tradición del árbol de navidad
Ana M. Recci | @Ana_RecciEV
Ya nos encontramos en el mes de diciembre y muchas familias, como de costumbre, decorarán
sus hogares y su árbol de navidad. Algunas utilizarán los adornos del año pasado o comprarán
un nuevo motivo para que su ‘arbolito’ (sea natural o artificial) quede espectacular. Y si usted
que lee estas líneas es una de esas personas, es importante que conozca el origen del árbol
de navidad. Pero si no sabe la respuesta no se sienta mal, al contrario, por este motivo se ha
escrito este artículo.
Resulta muy interesante la historia respecto al origen del árbol de navidad. Se podría pensar
que su existencia es solo por razones de comercio, no obstante su origen se remonta a tiempos
muy antiguos.
Según indica el Portal Catholic.net, los germanos (conocidos también como bárbaros) tenían la
creencia de que el universo estaba sostenido por un gran árbol con sus inmensas ramas, que
llamaban el dios Odín. Y cada invierno, realizaban una celebración en la cual adornaban un
árbol con antorchas, (en representación de las estrellas, lunas y el sol), y danzaban y
adoraban, ya que no querían enojar a su deidad.
Y se cuenta que San Bonifacio (que significa bienhechor), quien era apóstol en Alemania,
derrumbó ese árbol y en su lugar plantó un pino, el cual representaba el amor de Dios. A este
pino, San Bonifacio lo adornó con manzanas y velas, para ofrecer a estas personas un
“simbolismo cristiano” dela historia de la salvación. Las manzanas representaban el pecado
original, el de los hombres y las tentaciones. Y las velas representaban a Jesús como la luz del
mundo. De esta manera, muchos germanos se convirtieron al cristianismo dejando a un lado
las costumbres paganas. Y no solo eso, que esta enseñanza o costumbre que San Bonifacio
trajo movido por la fe, llegó a toda Europa en la Edad Media, y con los tiempos de las
conquistas fue que entonces llegó a América.
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Tradición del árbol de navidad
No obstante, la tradición fue cambiando con los años hasta lo que conocemos hoy día. Aunque
las manzanas han sido cambiadas por esferas y ya la costumbre de colocar una estrella en la
cima del árbol (que representaba la fe que guía al ser humano) se ha perdido, aún hay hogares
que conservan estas tradiciones. Cabe destacar que parte de esas costumbres más
contemporáneas respecto a las esferas, están relacionadas al número de días que contenía el
Adviento, y así era que se iban colocando en el árbol. Esto iba acompañado también de
oraciones.
Aunque se podría decir que en la actualidad se coloca el árbol como una pieza decorativa de
este tiempo navideño, el reconocer el gran significado cristiano que le dio San Bonifacio debe
llevarnos a reflexionar sobre la razón por la cual realmente hacemos las cosas.
Los signos externos también son reflejos de la fe y muestran a los demás que se vive a plenitud
la vivencia cristiana. Por eso, hay que conocer la historia que le atañe a cada uno, para así
darle sentido y valor a todo lo que realmente es importante: redescubrir en lo externo y lo
interno el gran amor de Dios. Sí, esa gran misericordia del Señor a veces obra por caminos
misteriosos para que otros le descubran. ¡Quién se imaginaría que muchos germanos
conocerían al verdadero Dios, Yavé, a través de lo que era cotidiano para ellos!
Así que cada vez que vea su árbol de Navidad recuerde que por medio de este signo muchas
personas que no conocían de Jesús y del cristianismo, lograron entregar su vida al único y
verdadero Dios. Y la fe que hoy día se profesa, y por cual se lucha incasablemente, demuestra
que el gran valor que tiene ese gran acontecimiento de la llegada del Mesías, del Emmanuel,
del Dios con nosotros, sigue llegando a más almas.
Por tal motivo, no olvide enseñar a los más pequeños estas tradiciones y costumbres porque
son baluartes de la Iglesia. De una Iglesia madre que ha entregado estos tesoros a sus hijos
para que sean transmitidos de generación en generación.
Fuente: Varias
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