libro LA LIRA - banda de música La Lira

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«LA LIRA»
Banda de Música de Rojales
Gráficas DÍAZ, S.L. San Vicente/Alicante
I.S.B.N. 84-609-7863-X – Depósito Legal A. 951-2005
«LA L
IRA»
«LA
LIRA»
Banda de Música de Rojales
por
JOSÉ GONZÁLEZ GARCÍA
Mi agradecimiento
a José Fco. Galindo Bas.
El autor
«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
La aparición de la banda de música «La Lira» es, sin duda alguna, la manifestación cultural de mayor relieve que se registra en Rojales en el siglo XIX. Su
fundación fue todo un acontecimiento local, con el que se escribió una de las
páginas más bonitas de la historia de aquel pueblecito huertano edificado a orillas del río Segura.
Años más tarde, las diversas actividades de esta agrupación musical dieron
a Rojales, durante las dos primeras décadas del siglo XX, un renombre sorprendente que ennobleció a algunos y enorgulleció a todos, y, aunque la finalidad
lucrativa fue, quizás, su principal motivación, el contenido y hacer cultural de
este fenómeno lo encontramos patente y a todas luces evidente en todos los
momentos de su historia. «La Lira» fue un apellido de gloria y honor, con el que
Rojales adornó su nombre por aquellos años.
La historia de esta banda de música es un acontecer cotidiano que siempre vuelve a sorprender, unas veces con tristezas y otras con alegrías, y siempre
vemos en su trayectoria el protagonismo legítimo e indiscutible de sus directores, a quienes se atribuye, con toda justicia, la culpa de los fracasos y el mérito
de los triunfos. Estos, con la batuta en la mano, imprimieron sus sellos de calidad, y, con excelentes dosis de sensibilidad y comunicación, hicieron brotar en
los músicos la capacidad de la interpretación musical, base y pilar del alma de un
conjunto. Por eso, y creyendo que la historia de una banda de música es la historia de sus directores, he trazado esta historia siguiendo el rastro de quienes lo
fueron en «La Lira».
En estos momentos, no puedo dejar de recordar a Teodoro Martínez
Giménez, sin cuya ayuda, no me habría sido posible configurar este trabajo. Fue
un hombre humilde y sencillo que sintió siempre una gran curiosidad por lo que
fue esta entidad antes de llegar él a sus filas y, gracias a ello, me marcó unas
directrices con las que pude yo aproximarme a la verdad en la máxima medida
de mis posibilidades. Mi más sincero agradecimiento, por todo ello, a nuestro
buen amigo Teodoro, donde quiera que se encuentre, y también, por supuesto,
a todas aquellas otras personas que, posteriormente, me prestaron su colaboración para terminar de hacer este libro, cuyo contenido espero sea del agrado de
todo el mundo en nuestro pueblo.
Rojales, 10 de Octubre de 2005
EL AUTOR
«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
La primera época
En Rojales se ha sabido siempre, por tradición oral, que la banda de
música «La Lira» fue fundada a mediados del siglo XIX, remontándose sus primeros orígenes a la primera mitad del mismo. Así lo afirmaba Teodoro
Martínez Giménez, un curioso personaje, natural y vecino de Rojales, testigo y
transmisor de la tradición, que así lo oyó contar, a su vez, a los mayores que
estuvieron directamente relacionados con la banda de música en los primeros
años del siglo XX, cuando él empezaba a visitar su academia de educandos
para instruirse en el solfeo y en el arte musical, cuando aún vivían y relataban
El joven Teodoro Martínez Giménez en la década de los 20.
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sus recuerdos los testigos directos que vivieron por aquellas fechas. Este amigo
nuestro nació en Diciembre de 1904.
Teodoro Martínez Giménez, que vivió toda su vida en Rojales, conservó
claras y lúcidas sus facultades mentales hasta la hora de su muerte, lo que tuvo
lugar en Diciembre de 1996, por lo que no dudamos en considerar su testimonio como digno de todo crédito, testimonio que ha servido para estimar que
el primer director de esta banda de música fue, a partir del año 1867, José M.ª
Marín González, lo que nos hace suponer que la idea seria y formal de su fundación debió de forjarse sobre 1860, poco más o menos.
La idea de formar una banda de música en Rojales, según la misma fuente oral y tradicional, partió de un señor llamado Juan Elías, hermano de un
recaudador de impuestos que vivió en Rojales por aquellos años.
Efectivamente, hay pruebas claras y fehacientes de que en Rojales vivió
un señor llamado Juan Elías González López-Guía entre 1840 y 1871, las cuales
se encuentran en el Registro de la Propiedad de Dolores (hoy, de Guardamar
del Segura). Este hombre murió en 1871 sin descendencia, dejando todos sus
bienes, casa y algunas tierras, a un sobrino suyo que terminó vendiéndolo
todo y del que no quedó en Rojales rastro alguno.
Todos los bienes que poseyó en este municipio los obtuvo por compra
directa y no hemos encontrado indicios que vinculen su apellido a ninguna de
las familias González que vivían entonces en Rojales, por lo que suponemos
que no era de este pueblo.
Probablemente, una de las primeras cosas que hizo Juan Elías cuando
vino a vivir a Rojales, fue incorporarse al coro parroquial que amenizaba los
actos religiosos que se celebraban en la iglesia de San Pedro Apóstol, un coro
que, como era habitual por aquellos tiempos, se acompañaría de instrumentos
de cuerda, como guitarras, bandurrias, laúdes y mandolinas, de panderetas y
de algún acordeón.
Por esas fechas, en 1840 aproximadamente, muy poco antes o muy poco
después, fue traído a Rojales un hermoso órgano tubular que había pertenecido, hasta entonces, a una parroquia de Orihuela, la de la Merced, la cual, objeto, seguramente, de la Desamortización de Mendizábal, se vio desmantelada y
privada de todas sus pertenencias. Es también muy probable que Juan Elías
hubiera tenido que ver directamente con el traslado a Rojales de este hermoso órgano tubular, en torno al cual, como ya veremos, se cultivó el arte musical y germinó la idea de crear una banda de música.
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
Este órgano era grandísimo y se instaló en la sala coral de la iglesia de nuestro
pueblo. Probablemente, su instalación fue
obra de hábiles artesanos locales (Francisco
Vergel González, Miguel Cartagena Forrat,
etc.), y, como es de suponer, se debió de
traer a alguien de fuera para su afinación y
puesta a punto, cuando no fuera el mismo
Juan Elías quien lo hiciera.
Sus impresionantes tubos de estaño
ocupaban todo el espacio y muchos de ellos
sobresalían colgando por la baranda de la
sala hacia la nave central del templo. Su fuelle había de ser inflado por acción manual, a
pesar de lo cual, su sonido era maravilloso.
Esto y la elegancia que le daba su color blanTeodoro Martínez Giménez contando
sus recuerdos, (Dic.81).
co satén, le hacían digno de estar en una
catedral. En funcionamiento, llenaba de majestuoso ambiente litúrgico los
actos religiosos que se celebraban en la iglesia de nuestro pueblo.
Según parece, el primer organista que arrancó bellas notas musicales a
esta maravillosa máquina fue José M.ª Marín González, sacristán de la iglesia, a
quien sucedió Camilo Vergel Juárez, y a éste, su hijo, Jesús Vergel Leal, que
cesó como tal en el año 1928. Desde esta fecha, hasta que estalló la Guerra Civil
en España, no lo tocó nadie, quedó en absoluto desuso, y, al inicio de la contienda, fue desmontado y retirado de la iglesia de Rojales, sin que se haya vuelto a saber nada de su paradero. Quizás fuera destruido o desguazado.
Los que lo oyeron sonar contaban que los actos litúrgicos que se celebraban en la iglesia de Rojales después de la guerra, sin él, ya no volvieron a
tener el encanto de antes.
Y contaban también que José M.ª Marín González llegó a manejar esta
máquina musical con gran maestría, de tal manera que sus intervenciones,
siempre impresionantes y verdaderamente sobrecogedoras, elevaban el
ambiente de estos actos a la máxima solemnidad.
Los últimos rojaleros que dieron testimonio oral de esta historia fueron
Jesús Marín Martínez y Teodoro Martínez Giménez, por separado e independientemente una versión de la otra. En gloria estén los dos.
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Respecto al origen del órgano tubular que había antes en la iglesia de
Rojales, hubo también una leyenda tradicional, hoy día casi olvidada, según la
cual, a mediados del siglo XIX, unos años antes de 1850 y, por tanto, antes de
la creación de la banda de música, las parroquias de Rojales y Guardamar del
Segura efectuaron, de común acuerdo, un singular trueque con piezas de sus
respectivas propiedades. La parroquia de Guardamar del Segura cedió a la de
Rojales un hermoso órgano que tenía en completo y absoluto desuso. A cambio, la parroquia de Rojales dio a la de Guardamar una de las campanas de la
torre de su iglesia, cuyo sonido era muy fino y agradable, algo verdaderamente especial. Esta versión la recogemos para constancia de su existencia, pero
no parece digna de crédito aunque su fondo coincida con el de la anterior.
* * * * * *
El amor a la música debió de ser un excelente fertilizante que hizo brotar una amistad fraternal entre Juan Elías y el tío José María. Seguramente, fueron ellos quienes dejaron a punto el nuevo órgano de Rojales sacándole todo
su rendimiento. Se quedó con la titularidad de organista el tío José M.ª Marín,
Fachada principal de la iglesia de Rojales.
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
pero ambos serían quienes lo afinarían y más lo disfrutarían en la práctica de
una apasionada afición al arte musical en el coro parroquial y en torno a este
maravilloso instrumento que acababan de estrenar o que acababa de llegar a
sus manos.
Juan Elías, que debía de saber música y solfeo, observó en los componentes del coro parroquial de la iglesia de San Pedro Apóstol de Rojales, desde
el momento en que empezó a convivir con ellos, unas excelentes cualidades
para la interpretación musical, y animado, sobre todo, por el rendimiento que
se le estaba sacando al órgano a manos de José M.ª Marín González, concibió
la idea de formar con ellos una banda de música de instrumentos de viento y
percusión.
Esta idea de Juan Elías, aunque al principio causara sorpresa, como es de
suponer, y tuviera, incluso, detractores, fue acogida con ilusión y entusiasmo
por otras muchas personas, como por ejemplo, los componentes del coro
parroquial y su director, el ya citado José M.ª Marín González, el cual, por estos
años y como sabemos, era ya también organista de la iglesia de Rojales.
Se tiene noticias de que destacaron notablemente, entre los que más
apoyaron la iniciativa de Juan Elías, los vecinos Miguel Cartagena Forrat,
Antonio Fuster Alarcón y Francisco Vergel González, quizá componentes de
aquel antiguo grupo coral parroquial.
La idea de Juan Elías prosperó, fue ganando adeptos, se puso en práctica y terminó cristalizando, y, al cabo de unos años, después de un lógico y adecuado período de preparación, la banda de música de Rojales era una feliz realidad que hacía música instrumental, amenizaba actos y fiestas y llenaba de
orgullo a la gente de Rojales, pero hay que aclarar que no se sabe si se llamó
«La Lira» desde sus comienzos, desde su fundación.
* * * * * *
Para llegar a comprender con la máxima exactitud lo que debió de significar para Rojales, primero, la adquisición de un órgano tubular compuesto
de numerosas y delicadas piezas, y luego, la creación de una banda de música, hay que considerar que los tiempos que corrían eran muy distintos a los de
ahora, en el sentido de que por aquel entonces no había cine ni radio y mucho
menos televisión ni nada por el estilo. La única música que podía oírse, de vez
en cuando, era la de guitarras, laúdes, bandurrias y acordeones en interpretación de grupos locales. También era posible oír, aunque menos frecuentemente, música de piano y violín, y, muy rara vez, cuando se salía de Rojales, cuando se iba de viaje a las grandes ciudades, podía oírse música de instrumentos
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de madera y metal, ocasiones éstas que resultaban verdaderamente extraordinarias.
En las iglesias donde había órgano, como, a partir de ahora, la de
Rojales, podía oírse también esta clase de música normalmente acompañada
de cantos corales que entonaban grupos locales. Esto último sucede también
ahora.
Por eso, considerando todo esto, la creación de la banda de música de
Rojales, por 1865 más o menos, debió de ser todo un acontecimiento cultural
y recreativo en la localidad, de grandes efectos y enormes dimensiones, acontecimiento protagonizado con feliz término por la misma gente del pueblo,
con su propio esfuerzo y por sus propios méritos, gente humilde y con apenas
formación cultural, pero con sobradas cualidades y mucha sensibilidad, sin
que desde entonces haya vuelto a haber nada en nuestro pueblo que lo haya
superado de manera relativa y guardando las debidas distancias entre tiempos
y campos.
* * * * * *
Probablemente, la idea de Juan Elías, una vez madurada, fue aprovechar
una buena ocasión que se presentaba de adquirir el instrumental que acababa
de retirar, o iba a hacerlo, una unidad militar con base en Cartagena, de lo que
él, de alguna manera, había tenido noticias. Este instrumental estaba en oferta
en buenas condiciones y a muy buen precio, y Juan Elías asoció la idea de
adquirirlo con la de mejorar el grupo coral de Rojales, enseñándoles a tocar
los instrumentos.
La idea debió de concebirla con el ánimo de hacer mejorar el hacer
musical del coro, lo que dio lugar a la formación de una pequeña banda de
música que, bajo la dirección de su primer director, dio la gente por llamar «la
charanga del tío José María».
Esta «charanga del tío José María», que no era sino una pequeña banda
de música, mejoró en poco tiempo, lo que despertó el respeto y la admiración
de la población que la escuchaba cada vez que había misa, y hay que tener en
cuenta que, por aquellos tiempos, todo el mundo iba a misa por pura devoción
o por temor a las penas del infierno. Y cuando empezó a salir para amenizar
bailes, conciertos, procesiones, fiestas, etc., con ganancias económicas, como
lógicamente debió de pasar, la juventud empezó a animarse con la idea de
incorporarse y ganar honradamente, de vez en cuando, algunos buenos reales, a la vez que era ocasión de divertirse y pasarlo bien.
* * * * * *
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
José M.ª Marín González, primer director
(1867 / 1876)
El primer director que tuvo la banda de música de Rojales, según el testimonio que nos dejó Teodoro Martínez Giménez, fue, entre 1867 y 1876, nueve
años aproximadamente, José M.ª Marín González, lo que también sostienen los
nietos y biznietos del mismo, quienes aseguran que siempre lo oyeron contar
así en el seno familiar.
Sabemos que José M.ª Marín González fue persona muy vinculada a la
parroquia. A mediados del siglo XIX era sacristán y organista de ésta, y también
tenía bajo su responsabilidad la dirección del coro parroquial. Es evidente que
debió de tener conocimientos de música, cuando menos, suficientes como
para poder atender estas tareas, y también es fácil llegar a la conclusión de
que debió de ser, quizás, el principal colaborador de Juan Elías, o, al menos,
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uno de los principales adeptos que apoyaron la idea de formar una banda de
música.
En el Registro Civil del Juzgado de Paz de Rojales se encuentran evidencias de la existencia de este hombre, según una de las cuales, murió en Rojales
en Diciembre de 1893, a los 60 años de edad, (acta n.º 92 del libro de defunciones de 1893). Este dato nos permite deducir que nació en 1833 y que en 1865
debía de tener unos 32 años de edad, la plenitud en la vida de un hombre.
Estaba domiciliado en la calle Mayor (hoy, Joaquín González).
Aún hoy hay en Rojales quien habla de «la charanga del tío José María»,
una banda de música legendaria formada por unos 20 ó 24 músicos que tocaban con unos instrumentos de viento (madera y metal), que fueron adquiridos
aprovechando una buena ocasión en que la banda de música de una unidad
militar de Cartagena los acababa de retirar por renovación de su instrumental.
Se cuentan algunas anécdotas de esta charanga, a la que se calificaba de
famosa y formidable en sus actuaciones en la iglesia y en procesiones religiosas por las calles del pueblo.
En este tiempo y en estas circunstancias, fue cuando la pequeña banda
o charanga de José M.ª Marín González realizó su primer desplazamiento a otra
localidad del que se tiene noticias. Fue a Daya Nueva, donde la contrataron
para amenizar una fiesta.
También podemos suponer que aquella banda que en Mayo de 1873 tocó
aires nacionales por las calles de Rojales con motivo de la proclamación de la
Primera República Española, era ésta que dirigía José M.ª Marín González. Esta
efemérides, de la que existe constancia fehaciente en el Boletín Oficial de la
Provincia de Alicante, despeja toda duda respecto a la edad centenaria de la
banda de música de nuestro pueblo y la proclama como una de las más antiguas de nuestra provincia.
En estos primeros tiempos de la banda de música de Rojales, destacó
muy notablemente la presencia del legendario Juan Elías como educador o
formador de músicos, responsabilidad que asumió con resultados excelentes.
Esta participación suya fue, sin duda alguna, el germen que originó la creación
de la banda, primero con la maduración de la idea y la compra de un instrumental, como ya se ha expuesto; después, con la enseñanza o formación de
músicos instrumentistas.
En este periodo, formaron parte de la banda, entre otros, Antonio
Bernabé Carrasco, Camilo Vergel Juárez, Valentín Fuster Cánovas, que, con el
tiempo, sucedieron a José M.ª Marín González en la responsabilidad de su
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
dirección, y Víctor Bas Valdés, Miguel Vergel Bas, los hermanos Roque y José
Zaragoza Baeza, los hermanos Miguel y Antonio Cartagena Forrat, los hermanos Francisco, Joaquín, Amancio y Alejandro Fuster Cánovas, hermanos del
citado Valentín, Jesús Marín Rodríguez, Esteban Marín Pujalte, Francisco
Gómez Gómez y los hermanos Cayetano y Javier Hernández Ruiz. Todos los
mencionados, junto con José M.ª Marín González, Juan Elías y algún otro más,
formaron la llamada y famosa «charanga del tío José María», recordada en
Rojales durante muchos años.
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
Antonio Bernabé Carrasco, segundo director
(1876 / 1890)
El sucesor de José M.ª Marín González y segundo director de la banda de
música de Rojales fue Antonio Bernabé Carrasco, recordado en el pueblo
como «el tío Cirujano», no porque él lo fuera, sino porque lo fue su padre con
ejercicio en nuestro pueblo, de quien heredó este sobrenombre por el que se
le conocía.
Antonio Bernabé Carrasco trabajaba como secretario en el Ayuntamiento de Rojales, de lo que hay constancia en el B.O. de la Provincia de
Alicante. Murió en Enero de 1912, a los 63 años de edad, lo que significa que
tomó la dirección de la banda de música cuando tenía unos 27 años, cesando
en el cargo hacia el año 1890. Los datos de su fallecimiento figuran también en
el Registro Civil del Juzgado de Paz de Rojales, (acta n.º 1 del libro de defunciones del año 1912), y vivía en la plaza de la Constitución (hoy, plaza de
España).
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En un reportaje de prensa publicado en el diario oriolano «El Día», de
fecha 11 de Noviembre de 1886, se decía que Antonio Bernabé dirigía hábilmente la banda de música de Rojales, pero, según el testimonio de Teodoro
Martínez Giménez, este director no se ocupó de formar nuevos músicos, labor
de la que se ocupó, con muy buenos resultados y durante todos los años en los
que aquél dirigió, el que tendría que tomarle el relevo en el manejo de la batuta algunos años después, es decir, Camilo Vergel Juárez.
Estos dos hombre, amigos y vecinos de Rojales, y, además, veteranos de
la vieja «charanga del tío José María», coincidieron en el servicio militar, de
donde vinieron con sus conocimientos de música, previamente adquiridos,
muy perfeccionados, y con la idea de ampliar la banda de música de Rojales,
a cuyo efecto, planearon y acordaron que el primero se ocuparía únicamente
de la tarea de dirección, mientras que el segundo se haría cargo de la instrucción de educandos para ir incorporándolos poco a poco, conforme fueran
saliendo. Y así funcionó esta banda de música durante el periodo de tiempo en
que estuvo dirigida por este su segundo director, Antonio Bernabé Carrasco.
Probablemente, Antonio Bernabé Carrasco y Camilo Vergel Juárez formaron parte de alguna banda de música militar cuando estuvieron juntos en
el ejército.
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
Camilo Vergel Juárez, tercer director
(1890 / 1906)
Camilo Vergel Juárez fue el tercer director de la banda de música de
Rojales. Según parece, fue a finales de esta época y ya en pleno siglo XX cuando fue bautizada con el nombre de «La Lira».
Muy buen músico y con vocación de compositor, Camilo Vergel Juárez
fue también, a la vez, organista de la iglesia de Rojales y director de su coro
parroquial. Probablemente, sucedió directamente en esto último a José M.ª
Marín González.
Cesó en la dirección de la banda de música en 1906, después de una
larga e interesante etapa de la historia de la agrupación, a lo largo de la cual,
se entró en el nuevo siglo. La duración de esta etapa fue de 16 años aproximadamente.
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Según constancia encontrada en el Registro Civil del Juzgado de Paz de
Rojales, Camilo Vergel Juárez fue carpintero de profesión y vivía en la calle
Rafael Aráez. Murió en Diciembre de 1908, a los 56 años de edad, (acta n.º 54
del libro de defunciones del año 1908). Esto nos permite deducir que nació en
el año 1852 y que cuando se hizo cargo de la dirección de la banda de música,
por 1890 aproximadamente, contaba ya con casi 40 años de edad, hombre
maduro, pero, por supuesto, aún joven para tal menester.
En el año 1888 compuso, para la Noche Buena de Rojales y como resultado de una feliz inspiración, su famosa y bonita Misa Pastorela, a dos voces,
tantas veces cantada por el coro parroquial de la iglesia de Rojales en misas de
gozo y Navidad. Hasta hace pocos años, Angel Ferri Vergel, nieto suyo ya fallecido, conservaba en casa la partitura original firmada por él y fechada en dicho
año.
A finales del siglo XIX, Camilo Vergel Juárez fue también alcalde constitucional de Rojales. Así consta en diversos edictos municipales publicados por
esas fechas en el B.O. de la Provincia de Alicante.
Como ya sabemos, durante la etapa anterior, en que Antonio Bernabé
Carrasco fue director de la banda de música de Rojales, Camilo Vergel Juárez
se ocupó de la tarea de enseñar música y solfeo a los jóvenes del pueblo que
aspiraban a ingresar en la misma, y, cuando sucedió a su citado antecesor,
quedó encargado, en solitario y sin ayuda de nadie, de ambos quehaceres, lo
que supo sacar adelante con trabajo, tesón, amor propio y no pocos esfuerzos.
Se le recuerda como forjador abnegado de una gran cantidad de alumnos y
como uno de los directores que más trabajó y más tiempo dedicó a la enseñanza musical, pudiéndose decir, como aseguraba Teodoro Martínez Giménez,
que en este tiempo, en esta etapa, no había familia en el pueblo que no tuviese, por lo menos, un miembro en la agrupación. Cuando quedó a cargo de
todas estas tareas y de manera especial en sus tiempos de alcalde, sin olvidar
que también era carpintero, debió de ser un hombre muy atareado, muy activo, de esos que ya no tienen tiempo para nada más, de esos que necesitan días
de 30 horas para sacar adelante todos sus compromisos, pero él lo supo hacer
y además escribiendo partituras originales de su propia cosecha, como el caso
de su ya citada Misa Pastorela que fue todo un éxito aplaudido y reconocido
en Rojales. Una gran pasión por la música, una gran fortaleza física y una gran
capacidad de trabajo explicarían sus excelentes cualidades y actividades que
plasmó en una trayectoria social en nuestro pueblo verdaderamente ejemplar
y de inolvidable recuerdo.
La suerte, sin embargo, le dio la espalda en unos certámenes musicales
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
en los que tomó parte la banda de música de Rojales bajo su dirección en los
primeros años del siglo XX, los primeros en los que participó desde que fuera
creada, según las noticias que tenemos. Estos certámenes fueron dos:
Torrevieja, año 1900, y Alicante, año 1904.
En relación al de Alicante, Agosto de 1904, se conserva una relación de
su puño y letra, y firmada por él, en la que figuran todos los músicos que, bajo
su dirección, participaron en este certamen, la cual se reproduce en la página
28.
* * * * * *
La banda de música de Rojales acudió a estos dos certámenes de la
mano o bajo la dirección de Camilo Vergel, y, además, se inscribió para tomar
parte en otro que había de tener lugar en Orihuela en Agosto de 1902, pero que
se malogró por intereses ocultos sin llegar a celebrarse.
La participación de nuestra banda de música en estos certámenes no
tuvo resultados brillantes, aunque la buena calidad de sus interpretaciones en
público eran señaladas constantemente en la prensa de la época, que la seguía
por los lugares por los que pasaba amenizando sus fiestas y celebraciones.
El no ser bien estimados en estos certámenes los valores y méritos de la
banda de Rojales, hizo que el ánimo de sus músicos y seguidores sufriera una
caída que originó una profunda crisis, la primera crisis seria, quizás, de su historia. Afortunadamente, duró muy poco tiempo y se superó de muy feliz
manera, como ya veremos más adelante.
El diario oriolano «El Oriol», en su número del día 17 de Agosto de 1900,
daba noticias sobre el acta del fallo del jurado calificador del certamen musical de Torrevieja.
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
El diario «El Labrador», también de Orihuela, cubrió prácticamente toda
la información relativa al otro certamen musical que se pretendía celebrar en
esta ciudad en el verano de 1902, con motivo de sus fiestas de Agosto, y que,
como decíamos, acabó malográndose.
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La buena calidad de la banda de música de Rojales era reconocida en
Torrevieja en el verano del año siguiente, con motivo de unos conciertos que
dio en dicha localidad, tal y como se deduce de las noticias que desde allí se
publicaron en el diario murciano «El Liberal» el día 19 de Agosto de 1903, las
cuales decían así:
«La banda del vecino pueblo de Rojales, que pasó el domingo entre nosotros, dio
un verdadero concierto en la verbena de la plaza de la iglesia, espléndidamente
iluminada, y fue ovacionada con justicia».
Este mismo diario hacía también referencia a unos conciertos nocturnos
en Torrevieja, para los que fue contratada la banda de música de Rojales en el
verano del año siguiente, 1904, como también para amenizar actos relacionados con un torneo de esgrima que se organizó aquel mismo verano en la citada localidad salinera.
* * * * * *
El certamen musical de Alicante del año 1904 lo conocemos por las noticias que dieron sobre su organización, desarrollo y resultado, los diarios «El
Correo» y «El Demócrata», de Alicante, y «El Liberal», este último, como ya
sabemos, de Murcia.
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
Durante todos estos años, y entre certamen y certamen, las contrataciones y actuaciones de la banda de música de Rojales en otros pueblos y ciudades de la comarca, fueron muy frecuentes. Su presencia elevaba la categoría
de las fiestas para las que era llamada. Sus componentes, sus músicos, debieron de ganar, no sin trabajo y esfuerzo, y honesta y meritoriamente, muy buenos dineros, y el nombre de Rojales se ennobleció con benemérita fama y
honorable renombre.
* * * * * *
Aunque la banda de música de Rojales no obtuvo claramente ningún
premio en estos certámenes, únicamente un accesit de consolación en el de
Torrevieja del año 1900, es muy significativo el lugar que le da “El Liberal” de
Murcia en su artículo del día 4 de Agosto de 1904, cuando informa sobre el
resultado del certamen en los siguientes términos:
«Las bandas concursantes han sido aplaudidísimas, descollando por su afinación y
maestría las de Elche, San Juan, Rojales, Villafranqueza y Albatera».
Como podemos ver, este diario informativo la nombra en tercer lugar, y,
sin embargo, no nombra ni destaca a las que obtuvieron los premios segundo
y tercero. Puede ser que este tercer lugar y las demás observaciones que hacemos no tengan ningún significado importante, pero también podría ser que lo
hubiera tenido en la opinión del corresponsal o reportero que elaboró la noticia y que, desde luego, no era de Rojales.
En cualquier caso, el resultado del certamen, aunque válido y definitivo,
debió de dejar mucho que desear, puesto que un público profano, por muy
respetable que sea, no es jurado suficientemente cualificado como para valorar y fallar una interpretación artística. Lógicamente, debieron de gustar y de
obtener más votos aquellas bandas que llevaron consigo mayor número de
paisanos, amigos y conocidos, extremo que queda fuera de toda duda según
nos tiene enseñado la experiencia en todos los campos de la vida.
Este mismo diario, «El Liberal» de Murcia, decía unos cuantos meses después, concretamente el día 30 de Marzo de 1905, que siete bandas de música
de pueblos de alrededor iban a acudir a Torrevieja para amenizar ciertos actos,
y destacaba o ponía de ejemplo a las de Albatera y Rojales, comentando sobre
éstas que ya habían sido laureadas en diferentes certámenes musicales con
estricta justicia.
* * * * * *
Como ya hemos dicho antes, el no obtener la banda de música de
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Rojales ninguna distinción honrosa en estos certámenes de principios del siglo
XX, hundió los ánimos en el pueblo. Se hablaba que, por ello, Camilo Vergel,
algo avergonzado y forzado por el ambiente y las presiones, dejó la dirección
de la banda para dar paso a Valentín Fuster, otro hijo de Rojales que acababa
de obtener la licencia o retiro en el Ejército Español, al que había dedicado,
prácticamente, toda su vida.
Se cuenta aún que la tristeza, por un lado, de sus fracasos competitivos
al frente de la banda de música, y, por otro, la vergüenza que involuntariamente le causaron los prontos triunfos de la misma estando bajo la dirección
del nuevo director, sucesor suyo, fueron para Camilo Vergel un duro golpe
que acabó por llevarle a la tumba. Como ya sabemos, falleció en el año 1908,
seguramente, por lo que ha venido contándose hasta ahora, angustiado y atormentado por el sentimiento y la pena que le produjo el no haber podido ofrecer ningún premio a Rojales a través de la banda de música, por la que tanto
trabajó y se desveló.
* * * * * *
Los instrumentistas que formaron parte de la banda de música de
Rojales en tiempos de Antonio Bernabé Carrasco y Camilo Vergel Juárez, fueron, además de los relacionados en la pág. 28:
José González Mora
Ramón Mora Giménez
Antonio Sánchez Ferrández
Manuel Sánchez Ferrández
Vicente González Giménez
Antonio González Giménez
Manuel Cuadrado Martínez
José Pujalte Pertusa
Pascual Pérez Andréu
Manuel Navarro Martínez
Roque Zaragoza Doilataguerra
Joaquín Zaragoza Doilataguerra
José Ruiz «Rigores»
Joaquín González Cases
Miguel Vergel Cases
Bartolomé Juan Ruiz
Manuel Juan Ruiz
Bartolomé Roca Filíu
Jesús Vergel Leal
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
Juan Bordonado Esteban
Jesús Marín López
Francisco Vergel Leal
Juan Cartagena Calvo
Miguel Cartagena Calvo
Jesús Cartagena Gil
José M.ª Cartagena Gil
Elías Cartagena Gil
Alfonso Cartagena Gil
Francisco Vidal «Herrero»
Antonio Navarro Ródenas
Antonio García Ferrández
Joaquín Fuster Guirao
Antonio Bas Roca
Bernardo Baeza Martínez
Vicente Verdú Martínez
Antonio Verdú Martínez
Antonio Verdú Brotons
Juan Sansano Sáez y
Jesús García Martínez,
forasteros los seis últimos, no sabemos si alguno más. Aquellos segundos apellidos que aparecen entre comillas puede que fueran apodos y no apellidos,
por eso están señalados así.
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«LA LIRA», Banda de Música de Rojales
El Café de Rojales, sede de «La Lira» en las primeras décadas del siglo XX.
Una sede para «La Lira»
A principios del siglo XX, en tiempos aún de Camilo Vergel, iban las cosas
tan bien para la banda de música de Rojales, que se pensó en construir un local
para fijar en él la sede o domicilio social de la agrupación.
Juan Cartagena Ruiz fue el encargado de gestionar o presentar, en nombre de «La Lira», una solicitud ante el Ayuntamiento de Rojales relativa a la
adquisición de un solar de propiedad municipal que había en la misma orilla
del río, justo pegado al puente de piedra de Carlos III. Este solar, excelentemente situado, tenía una superficie aproximada de 125 metros cuadrados y fue
comprado para la banda de música en Febrero de 1903 por el precio de 120,–
pesetas.
Allí se levantó, con aportaciones de socios y simpatizantes, un edificio de
una planta alta, en el que quedó establecido el domicilio de la banda de música «La Lira». En el bajo se instaló un bar o cafetería que explotaban arrendadores y en los salones superiores ensayaba la banda y se instruían en el arte
musical a los nuevos educandos que aspiraban a ser incorporados a sus filas.
El nuevo edificio empezó enseguida a ser llamado «El Café» y en poco
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tiempo se convirtió en un local de asueto y recreo popular, muy frecuentado
por el público local, en el que, a menudo, se referían historias y anécdotas de
los viejos tiempos de la banda, de sus experiencias en certámenes y de sus
actuaciones en salidas a otros lugares, etc.
A principios de los años 20 y en un periodo de crisis que sufrió la entidad
musical, fue cedido para sede del denominado Nuevo Casino de Rojales, que
se inauguró en Diciembre de 1921.
Cinco años después, en 1926, aparecía registrado como propiedad de
Pedro Calvo Regidor, y, en 1935, lo adquirió José Calvo Cartagena.
A partir de entonces, pasó por varias manos, hasta que, en el verano de
1985, fue derribado por disposición municipal.
Hasta hace poco, se contaba que en los veranos, especialmente en tiempos de Valentín Fuster, la gente de Rojales gustaba de acudir y pasear por las
inmediaciones de esta sede cuando la banda ensayaba. Por la noche la gente
se apiñaba en las pétreas barandas del puente para escuchar estos ensayos
nocturnos que se realizaban con puertas y ventanas abiertas de par en par
debido al calor. Estas veladas resultaban deliciosas en el grato ambiente que
daba el frescor de las aguas del Segura, y, cuando la banda empezaba a sonar,
no se oía respirar a nadie, el silencio era absoluto, sepulcral, y sólo lo rompían
los trinos de los ruiseñores que abundaban por los cercanos cañares del río.
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Vista del puente de piedra de Rojales y del Café en día de riada por el Segura.
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Valentín Fuster Cánovas, cuarto director
(1907 / 1920)
Cuando Camilo Vergel Juárez dejó la dirección de «La Lira», enseguida se
contrató a Valentín Fuster Cánovas, rojalero ausente que residía por aquellas
fechas en Cartagena, para que se hiciera cargo de esta responsabilidad.
Este hombre gozaba en Rojales de muy buena fama como músico. En su
infancia, se había iniciado en este arte en la academia de «La Lira», o dicho de
otra manera, se había iniciado en ello de la mano de los primeros responsables
de la banda en los años de su fundación, siendo muy notables las aptitudes que
demostró desde el primer momento.
Desde que marchó para ingresar en el ejército, frecuentemente habían
llegado a Rojales excelentes noticias de su labor y del gran prestigio que, como
músico, se había labrado en las filas del mismo, en el que finalmente había
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pasado la mayor parte de su vida dedicado a este hermoso arte cuando tomó
la dirección de «La Lira».
Durante un tiempo, en la primera etapa de su reencuentro con «La Lira»
y con su pueblo, Valentín Fuster venía a Rojales un par de veces al mes a ensayar con la banda. Siempre lo hacía en tren y solía acompañarle en estos desplazamientos una de sus dos hijas, Lolita, que
lógicamente vivían con él en Cartagena.
Cuando venía, iban a recogerlo en una
carriola a la estación ferroviaria de RojalesBenijófar.
Con la presencia de este hombre, en
muy poco tiempo se recuperó la moral en
«La Lira», floreciendo nuevamente entre sus
músicos el ánimo y el buen ambiente.
Valentín Fuster, músico nato que, además, contaba con una gran experiencia
musical, pues no en vano había dedicado su
vida a la música en el Ejército Español, sabía
dar a los instrumentos una afinación especial
que, junto con sus dotes de mando, fue la
base y razón de una sabia dirección con la
que consiguió dar a «La Lira» unos triunfos y
renombre que jamás se han vuelto a alcanzar. Verdaderamente, los años de Valentín
Fuster Cánovas, su cuarto director, fueron la
época dorada de la banda de música de
Rojales.
Se dice de él, que fue un escrupuloso
artista de la interpretación, recordándosele
aún como el mejor de los maestros, capaz de
transmitir las emociones que se desprenden
de cada compás de una partitura.
Valentín Fuster no fue organista de la
iglesia de Rojales ni dejó ninguna obra escrita, pero sus extraordinarias enseñanzas fueron recogidas y desarrolladas, años después,
por sus discípulos.
Con motivo de las fiestas patronales en
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honor a San Pedro Apóstol, celebradas en Rojales en Junio de 1977, se editó
una revista que, entre otras cosas, contenía una breve pero interesante biografía de Valentín Fuster, escrita y firmada por doña Victoria Rubí Martín, la
entonces directora del Colegio Nacional «Príncipe de España», de Rojales. A
continuación, nos permitimos reproducir el contenido íntegro de la misma.
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Posteriormente, la autora de esta biografía manifestó que los datos que
insertó en ella los tomó de un periódico antiguo, de antes de la Guerra Civil
Española, que encontró casualmente en casa de una sobrina suya, Rosarito
Martínez Calvo, donde se había conservado en un cajón guardado y olvidado.
Después de ser publicada esta biografía de Valentín Fuster en la referida revista de fiestas, doña Victoria Rubí perdió el recorte del periódico, del que no
recuerda el nombre ni la fecha.
Algunos años después, en Julio de 1985, la misma Rosarito Martínez
Calvo encontró en un rincón de su casa, un día en que estaba haciendo lim-
Estandarte que lucía «La Lira» en las primeras décadas del siglo XX, (Jul.85).
pieza general, un estandarte rojo de la banda de música «La Lira», de Rojales,
idéntico y, por lo tanto, el mismo que se ve en la foto de la banda de música
hecha en Alicante en Febrero del año 1911 por el fotógrafo Cantos, en ocasión
del certamen de bandas de música que ganó bajo la dirección de Valentín
Fuster en la capital provincial.
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A raíz del triunfo que se alcanzó en Orihuela en el año 1907, Valentín
Fuster trasladó su residencia a Rojales, su pueblo natal, donde vivió definitivamente hasta el fin de sus días, lo que ocurrió en Abril de 1925, a los 73 años de
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edad, según consta en el Registro Civil del Juzgado de Paz de Rojales, libro
correspondiente de defunciones.
La batuta de «La Lira» estuvo en sus manos hasta, aproximadamente, el
año 1920, y durante todos estos años, la banda de música de Rojales cosechó,
en innumerables actuaciones, toda clase de triunfos y laureles que glorificaron
el nombre de Rojales.
En el año 1934, la Corporación Municipal de Rojales, en sesión celebrada el día 26 de Mayo, tuvo a bien dedicar a su recuerdo, con toda justicia y
merecimiento, una de las vías públicas más hermosas, importantes y transitadas de la población, que aún hoy vemos rotulada con su nombre: Avenida de
Valentín Fuster.
Sus restos mortales descansan en el cementerio municipal Ntra. Sra. del
Rosario, de Rojales.
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De los tiempos de este director, data la primera Junta Directiva de «La
Lira» de la que tenemos noticias. Seguramente, sus componentes fueron los
que más hicieron por que este hombre viniera contratado a Rojales para
hacerse cargo de la dirección de la banda de música.
Esta Junta Directiva estuvo formada de la siguiente manera:
Presidente:
Vice-presidente:
Secretario:
Tesorero:
Gaspar Mora García
Antonio González Sampere
Vicente Ferrando Burgos
Cipriano Aragoncillo Pérez
Se ignora si tuvo, además, vocales, y se sabe que a Antonio González
Sampere y a Valentín Fuster Cánovas les unió una gran amistad, una amistad
fraternal. Un hijo del primero, Víctor, y una hija de éste último fueron novios,
estuvieron prometidos durante largo tiempo, pero finalmente no llegaron a
contraer matrimonio por razones particulares. Ella, Lolita, estuvo esperándole
hasta el fin de sus días. Fue toda una historia de amor.
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A últimos de Julio de 1907, empezaron a publicarse en los periódicos de
Murcia, Alicante y Orihuela noticias referentes a un nuevo concurso de bandas de música que se iba a celebrar los días 4 y 5 de Septiembre de ese año en
Orihuela, en la plaza de toros, con motivo de su feria anual de verano. Este fue
el primer concurso en el que participó «La Lira», de Rojales, dirigida por
Valentín Fuster Cánovas, en el cual obtuvo el segundo premio.
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A continuación, reproducimos algunas de dichas noticias, en las que se
ve toda clase de detalles relativos a la convocatoria, desarrollo y resultado de
este concurso.
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Obsérvese el artículo del diario «La Iberia» del día 6 de Septiembre de
1907, en el que se atreven a decir cómo debieron de haber sido concedidos los
premios de este certamen musical. Esto es muy significativo. En este artículo
se proclama, sin reparos de ninguna clase y con una buena argumentación,
que el primer premio debió de haber sido concedido a la banda de música de
Rojales que dirigía Valentín Fuster.
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Un niño muy chico ataviado de músico tocando
el tambor.
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Lo cierto es que los resultados
de este certamen de bandas de música
celebrado en Orihuela, en el que «La
Lira», tan merecidamente, obtuvo el
segundo premio, catapultó el prestigio
de la agrupación a cotas de gran altura, de tal manera, que para los pueblos
de la provincia, especialmente los de
la Vega Baja del Segura, e incluso para
muchos de la vecina provincia de
Murcia, contar en sus fiestas y días
grandes con la presencia de la banda
de música de Rojales, dirigida por
Valentín Fuster, llegó a ser todo un
lujo, una verdadera distinción digna
de pueblos de la más alta categoría.
A partir de este tiempo, la banda
de música de Rojales empieza a recibir
el calificativo de LAUREADA cada vez
que se la nombra.
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Muy probablemente, los músicos de «La Lira» de aquella maravillosa
época, podían vivir y sacar adelante a sus familias con lo que ganaban como
músicos, pues las actuaciones se sucedían con bastante frecuencia y la fama
de la banda les permitía cobrar por ello muy buenas primas.
Vamos a transcribir, como muestra de lo últimamente expuesto, dos artículos que se publicaron en el diario «El Liberal», de Murcia, los días 12 y 18 de
Agosto de 1908.
DESDE TORREVIEJA:
«El domingo fue decididamente el día en que más forasteros se vieron en el pueblo.
El estar el verano en todo su apogeo, el ser día de fiesta y sobre todo, el hallarse
aquí la notabilísima banda del inmediato pueblo de Rojales, fueron causas más
que suficientes para tanta aglomeración.
La banda de Rojales es la que con más simpatías cuenta en Torrevieja. A la maravillosa manera con que interpreta las obras más difíciles, a los primores de ejecución, a la delicadeza de expresión que imprime a las partituras, hay que añadir el
gusto, la finura, la precisión con que matiza todos los pensamientos de los autores.
Y anoche, el público, en vez de pasear lentamente a las cadencias de la música, en
el eterno flirteo que es el ambiente de estas plácidas noches de la playa, rodeaba
silenciosamente el tablado de la música saboreando intensamente las inspiradas
notas de “Thanhäuser”, la dulcísima melodía de “Aida”, la brillante gama de sonido que constituye la inspiradísima sinfonía de “Raymond”.
Y cuando terminaban los músicos su difícil empresa, una salva nutridísima de
aplausos partía de todos los ámbitos del paseo, como premio al maravilloso trabajo de los artistas.
Aplauso al que unimos el nuestro más sincero, en especial para el infatigable
director, don Valentín Fuster».
DESDE ELCHE:
«Hoy han estado aquí Rojales y Monóvar, sus músicos, los dos pueblos, y Elche,
cariñoso y obligado, les ha abierto sus brazos y ha tenido para ellos todo el entusiasmo de su alma levantina que enciende en vehemencia este sol radiante.
Ayer, a la hora de la siesta, nos sorprendió la banda de Rojales con un bonito pasodoble, “El paso del Regimiento”.
El Casino estaba lleno y se alegraron todos, pero nadie hizo más que cambiar de
postura y acalorar la discusión, como hacen los canarios que se enfurecen con la
algazara y cantan y cantan rabiosos como si sintieran la necesidad de hacer silencio. Unos cuantos aplausos débiles que fueron contestándose de salón en salón,
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premiaron el pasodoble. Y otra vez
volvió a sonar el tintineo de copas y
cucharillas y el golpeteo de los dominós y el gritar de los contertulios.
Esta vez no fue un pasodoble, fue la
admirable fantasía de “Guillermo Tell”
que poco a poco fue invadiendo los
ánimos de todos. La música era un
órgano, sus armonías habían ganado
al auditorio y en aquellos compases
valientes en que el metal da todas sus
energías como un grito guerrero, la
batuta magistral acusa el sentir de un
hombre, don Valentín Fuster, que ha
dominado la técnica de este arte y
lleva a los pueblos con su alma virtuosa la simpatía del suyo.
Una tempestad de aplausos y el grito
unánime de ¡Viva Rojales! atruena el
Casino y el director, todo bondad,
todo sencillez, esquiva a los entusiastas que le buscan para abrazarle. “Son
mis músicos”, dice con cariño, y otro
¡Viva Rojales! vibra en los salones.
Así es como se empiezan a querer los
pueblos».
Casi cuatro años después, es
decir, en Febrero de 1911, «La Lira«, bajo
la dirección de este mismo director,
participó, como ya sabemos, en otro
concurso o certamen de bandas de
música celebrado, esta vez, en Alicante
con motivo de sus fiestas de invierno.
En este certamen participaron las bandas de música de Novelda, Rojales,
Catral, Muchamiel y Villafranqueza, y
tuvo lugar el día 10 de Febrero de 1911,
en la plaza de toros de la capital provincial, ante la presencia del entonces
Ministro de Marina y un numeroso
público.
Al día siguiente de su celebración
y durante los días que siguieron, la
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prensa alicantina y parte de la de Murcia dieron noticias puntuales y detalladas sobre este certamen de bandas de música de nuestra provincia, del que,
como verdadero acontecimiento social, estaba pendiente toda la provincia de
Alicante y cuyo primer premio fue a parar a las manos de «La Lira», la de
Rojales, que con tanto acierto dirigía el maestro Valentín Fuster.
«La Lira» que participó en el certamen de bandas de música de Alicante en Febrero de 1911.
Como en los casos anteriores, tenemos el gusto de reproducir algunos
de estos recortes de prensa de la época, los cuales hablan, por sí solos, sobre
los hechos con toda claridad.
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