MEDIO AMBIENTE Y POSGUERRA FRÍA Giampaolo de Martiis Hoyos* EL FIN DE LA GUERRA FRÍA 1 Hans Morgenthau , influido por el planteamiento estratégico de la política estadounidense, plantea una definición realista de las relaciones internacionales, en el marco de la guerra de contención del comunismo. Para este autor, la política entre las naciones, después de la Segunda Guerra Mundial, estuvo centrada en la lucha hegemónica entre los dos polos de poder a nivel global: Estados Unidos y la Unión Soviética. La estructura de poder de la Guerra Fría restringió, en la mayor parte de los casos, al Estado nacional como el actor central y único de las relaciones internacionales, y a la seguridad nacional como el objetivo central de las negociaciones, que estaban determinadas por la distribución relativa de poder militar en el sistema. En otras palabras, la agenda podía definirse en términos de alta y baja política. Alta, para los temas militares, y baja, para los asuntos económicos y so- ciales. Así, los temas medioambientales no tuvieron una importancia relativa en las agendas externas de los estados. Dos décadas después, Kenneth Waltz, inspirado en la teoría clásica realista de Morgenthau, define la estructura del sistema internacional, como un sistema anárquico2 y descentralizado. El realismo aceptaba sólo al Estado como unidad de las teorizaciones sobre la política internacional en función de sus intereses y su poder. Para Waltz, existen unidades diferentes a los Estados, pero éstas son las unidades más relevantes para el análisis, por la condición anárquica del sistema3. En concordancia con la teoría realista que define las relaciones internacionales en términos de poder4, para Waltz la capacidad que tengan las unidades es la determinante del sistema: "...se hace una estimación del poder (de las unidades) por medio de la comparación de ca- * Politólogo de la Universidad de los Andes y especialista en Negociación y Relaciones Internacionales del Centro de Estudios Internacionales de la misma universidad. Director ejecutivo del Instituto de Ciencia Política. 1 Véase: Morgenthau, Hans, Política entre naciones. (Buenos Aires 1986), p. 25. 2 El autor define anarquía en el sentido hobbesiano del término: "Entre los Estados, el estado natural es el de guerra", ante la ausencia de un poder regulador central. Waltz, Kenneth, Teoría de la política internacional. (Buenos Aires, 1988), p. 151. 3 Mi., p. 139. 4 Morgenthau, Hans, op. cit., p. 27. 58 • Colombia Internacional 41 pacidades...5", que no sólo son militares, sino económicas, geopolíticas. Sin embargo, a diferencia del realismo, el proceso de cambio de los sistemas de equilibrio no está supeditado a las decisiones de los estados, sino a las características de la estructura internacional. En otras palabras, las decisiones racionales y unitarias de las unidades están condicionadas por la estructura del sistema, por la existencia de otras unidades y por la interrelación entre ellas. De esta forma, para Waltz6 , el proceso de cambio sólo es posible si existen al menos dos actores que hagan el equilibrio. Así, la teoría sistémica descansará necesariamente sobre esquemas bipolares o multipolares. De esta manera, el medio ambiente se inserta en la Guerra Fría, en un contexto en el que los temas no estratégicos, tenían muy poco peso en la agenda internacional. Sin embargo, y de manera gradual, surgieron dos hechos que hirieron que el medio ambiente ganara un limitado espacio en la escena internacional. El primero, el surgimiento de un cuerpo de investigaciones sobre la degradación del medio ambiente y, el segundo, la divulgación cada vez mayor de desastres ambientales que tenían como causa probable la acción directa del hombre. Por este motivo, aún en plena Guerra Fría, la Primera Conferencia de la Tierra, celebrada en Estocolmo en 1972, despertó al mundo a pensar en la protección del entorno. Como con- 5 6 Waltz, Kenneth, op. cit., p. 146. Ibid, p. 178. secuencia de la estructura rígida del sistema político internacional, que priorizaba los temas militares, la mayor parte de los gobiernos no asumió de manera inmediata las recomendaciones de la Conferencia, que propendían por la realización de acciones decididas para proteger al entorno de la degradación a la que estaba siendo sometida, como consecuencia de un incontrolado proceso de desarrollo económico. De esta manera, a pesar de la limitación del alcance y dimensión de las políticas de carácter medioambiental, la comunidad internacional fue asumiendo paulatinamente el hecho de que el medio ambiente debería ser un tema de la agenda transnacional. Algunos procesos desarrollados en plena Guerra Fría, como la lucha contra la desertización, la lluvia acida, el control al movimiento transfronterizo de desechos peligrosos; y posteriormente la Convención de Viena y el Protocolo de Montreal, relativos a las sustancias que agotan la capa de ozono, tuvieron como causa inmediata la Conferencia de Estocolmo de 1972. Dos décadas después de Estocolmo, en la Segunda Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro, el contexto internacional había cambiado radicalmente. La Unión Soviética se había desintegrado, y junto con ella el poderío de los países comunistas. Se habían gestado guerras étnicas en diferentes regiones del globo terráqueo, y aparentemente se fortalecían nuevos temas en la agenda internacional, como propiedad Medio ambiente y Posguerra Fría • intelectual, derechos humanos, narcotráfico y medio ambiente. A Río de Janeiro asistieron más de 100 jefes de Estado para asumir su compromiso vinculante con la búsqueda de soluciones a los problemas ambientales. Se firmaron las Convenciones de Biodiversidad y Cambio Climático. Adicionalmente, existen cifras que demuestran la nueva importancia de los temas ambientales en el fin de siglo. Jessica Mathews sostiene que "entre 1972 y 1992, la cantidad de tratados ambientales ascendió de unas pocas docenas a más de 9007". Los medios de comunicación, los discursos de los políticos, los programas de los partidos, Internet, y hasta la moda, todo nos habla de la importancia del medio ambiente. Ante estos hechos, algunos sostienen que estamos en la era verde. El objetivo del presente ensayo es dimensionar las características del medio ambiente, a menos de dos años del cambio de siglo, y definir su peso real en el sistema internacional. Si estamos de acuerdo con Waltz cuando afirmaba que la estructura determinaba la capacidad de las unidades y la importancia de los temas de agenda, los cambios que han sucedido después de la caída de la Cortina de Hierro, han ocasionado una nueva matriz de poder, que debe ser analizada. Más concretamente, resulta innegable que el período de Posguerra Fría al que asistimos, sitúa en un nuevo rol de 59 importancia a la variable ambiental. Sin embargo, es claro también que, así como durante el conflicto Este-Oeste el tema ambiental era el resultado de la matriz bipolar de poder a nivel mundial, durante la Posguerra Fría el aparente esplendor del tema medioambiental responde igualmente a la nueva estructura internacional. POSGUERRA FRÍA: NUEVA DISTRIBUCIÓN DE PODER La caída del Muro de Berlín hacia finales de la década de los ochenta, marcó el fin del bipolarismo a nivel global. La estabilidad creada por el área de influencia de Estados Unidos y la Unión Soviética en el mundo se fraccionó, y dejó al descubierto una nueva concepción de poder. Para Tomassini8, los análisis actuales de relaciones internacionales deben revaluar los dos conceptos tradicionales de los estudios de la Guerra Fría, para poder comprender la nueva estructura internacional: el Estado como único actor de la escena mundial y la definición tradicional de poder. Los actores internacionales Mathews sostiene que en la actual década debe hablarse de actores "compartiendo poderes9". Esto significa que no sólo los estados detentan el monopolio de las acciones a nivel mundial, sino que las organizaciones internacionales, las 7 Mathews, Jessica, "The Age of Nonstate Actors", in Foreign Affairs. (Nueva York, enero-febrero de 1997), vol. 76, no. 1 p. 59. 8 9 Tomassini, Luciano, La política internacional en un mundo posmoderno. (Buenos Aires, 1991), pp. 74-75. Mathews, Jessica, op. cit., p. 51. 60 • Colombia Internacional 41 ONG, empresas multinacionales, las etnias, asociaciones religiosas e ideológicas, desempeñan un nuevo rol en la escena internacional. Algunos analistas van más allá y afirman que el cambio en la estructura internacional no sólo es el producto de la aparición de nuevos actores tangibles, como el caso de las ONG o las instituciones internacionales, sino fundamentalmente del incremento vertiginoso de las transacciones internacionales de información, comercial y financiera. Ello hace que los estados compitan por su protagonismo con un actor intangible: el mercado económico como regulador de la política mundial10. El poder También el "poder" es un concepto que debe reformularse teóricamente. Ahora no es unívoco, como lo planteaba la perspectiva realista en términos de fuerza, sino que se ejerce a partir de múltiples puntos. Como los actores están diferenciados y en diferentes niveles, el poder está atomizado y fragmentado. Foucault describe que, en todo caso, las relaciones de poder son inmanentes a toda situación particular, micro o macropolítica (...), pero, no hay una matriz general de poder, sino que surge de acuerdo a cada circunstancia11. La diferenciación entre alta y baja política de la Guerra Fría ha sido sustituida por una nueva estructura en la que, a pesar de la innegable importancia de los aspectos militares y estratégicos, la agenda está determinada también por los asuntos económicos, ecológicos, comerciales, culturales, regionales, religiosos. La importancia de cada uno de los temas, depende del contexto en el que se formule. LOS ACTORES DEL DEBATE AMBIENTAL En este período de Posguerra Fría más complejo, con una mayor cantidad de actores, con niveles de poder más difusos, se inserta internacionalmente el debate ecológico. Con un propósito académico, pueden ser esquematizadas tres posiciones internacionales frente al tema medioambiental: los movimientos verdes, los grupos liberales y la visión dependentista. Los movimientos verdes Para Kaase12, la afinidad entre los grupos verdes de diferentes naciones es una afinidad entre actores colectivos que permite la consolidación de nuevas identidades más allá de la frontera de los estados. En otras palabras, se está conformando una identidad de ciudadanos cada vez mayor, que exige de sus gober- 10 Véase Gilpin, Robert, La economía política de las relaciones internacionales. GEL. (Buenos Aires, 1990). 11 Citado por Mejía, Osear y Tickner, Arlene, "Elementos para un nuevo paradigma de la teoría de las relaciones internacionales: del realismo clásico a la posmodernidad", en Documentos Ocasionales del CE;. Centro de Estudios Internacionales, Universidad de los Andes. Bogotá, enero-marzo 1993, no. 29, p.20. 12 Kaase, Max, "Movimientos sociales e innovación política", en Dalton, Rusell y Kuechler, Manfred, eds., Los nuevos movimientos sociales: un reto al orden político. (Madrid: Ediciones Alfonso el Magnáni mo, 1992), p. 131. Medio ambiente y Posguerra fría • 61 nantes y sus empresas un mayor respeto por el entorno. cidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades". Estos movimientos consideran que, como consecuencia del proceso de desarrollo económico capitalista y de las presiones por la obtención de riqueza, el medio ambiente ha sufrido un proceso de deterioro significativo. Hechos desconocidos hasta hace unas décadas, como la pérdida del ozono atmosférico, el calentamiento global, el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, hoy en día se han convertido en problemas políticos y económicos significativos. En esta visión sostenible se han agrupado no sólo numerosas organizaciones no gubernamentales, sino algunos gobiernos, especialmente los Estados con mejores ordenamientos de recursos naturales, como los países nórdicos europeos. De esta manera, los problemas de contaminación de la atmósfera, del agua de los ríos y océanos, la disminución gradual de la capacidad productiva de la tierra, el aumento de las zonas desérticas, entre otros, son factores que han motivado, no sólo a algunos gobernantes, sino a los ciudadanos a definirse como ambientalistas. Esa visión ecológica basa sus postulados en el peligro del agotamiento de los recursos naturales. En otras palabras, privilegia un modelo económico llamado "desarrollo sostenible" en donde deben respetarse los ciclos naturales de aprovechamiento del medio ambiente. Se entiende al ecosistema no como un recurso, sino como un complejo vivo, con derecho a la subsistencia. En 1987, la Comisión Brundtland sostuvo que este tipo de desarrollo económico sostenible "satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capa- La visión liberal La visión liberal ha rechazado los postulados generales de los ambientalistas, por medio de dos argumentos: la incertidumbre científica sobre la magnitud de los problemas ambientales y el tema de la propiedad pública y privada de los recursos naturales. La Cepal13, tal vez el organismo que ha desarrollado mejores trabajos sobre este tema, se ha formulado consistentemente esta pregunta: ¿Cuáles son los objetivos de la sociedad: el desarrollo de una mayor protección ambiental así pueda restringir el crecimiento económico, o el desarrollo de mayores libertades económicas que permitan elevar el índice de desarrollo humano? Para Hoffmann, la respuesta a esta pregunta no puede ser resuelta de manera satisfactoria, pues existe un alto grado de incertidumbre sobre la dimensión científica de los problemas ambientales y los mecanismos que deben implementarse para resolverlos. 13 Véase Hoffmann, Helga, "Comercio y medio ambiente: ¿Luz verde o luz roja?", en Revista de la Cepal. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Nueva York, Naciones Unidas, agosto de 1997, no. 62, p. 133. 62 • Colombia Internacional 41 El autor considera difícil demostrar que la degradación ambiental que trae el capitalismo se debe realmente a éste más bien que a algún otro factor, y que la pérdida de bienestar humano que representa es mayor que la pérdida derivada de una disminución del capitalismo14. Sobre este tema se han presentado numerosas investigaciones tendientes a comprobar que el afán por resolver los problemas ambientales pueden ser contraproducentes. Veamos algunos breves ejemplos. La Convención Marco de Cambio Climático nació como resultado de investigaciones científicas que sostienen que algunas actividades del hombre, como la quema de combustibles fósiles y la destrucción de bosques, liberan una cantidad significativa de dióxido de carbono al aire que podría calentar la atmósfera mundial en un orden del 1 al 3,5% durante los próximos 100 años15. Estos estudios sostienen que sólo una reducción de la emisión de estos gases de "efecto invernadero" podría evitar la catástrofe ambiental. Frente a este tema, la visión liberal sostiene que las evidencias científicas del calentamiento global y el cambio climático se basan sólo en supuestos, pues algunos reportes sostienen que las temperaturas de la tierra han aumentado en la mitad de un grado centígrado desde 1880 hasta 1940, época en la que la actividad industrial tuvo un gran desarrollo. De 1940 a 1970, la temperatura bajó para luego subir hasta 1980, pero a partir de entonces la temperatura ha fluctuado y no se sabe en que dirección. Todo indica que las medidas de restricción industrial son improcedentes y prematuras16. Algunas ONG liberales, como el Institute of Economic Affairs de Inglaterra, el Fraser Institute en Canadá o el Instituto Free Enterprise en Estados Unidos, consideran que no deben tomarse medidas de control a las emisiones pues atenta contra la libertad y tendrían un impacto negativo en el crecimiento económico, arrojando mayores niveles de pobreza, y, por consiguiente, de degradación ambiental. Sin embargo, esta visión liberal no se puede circunscribir únicamente al nivel de las organizaciones. Algunos países, como Estados Unidos, han desarrollado una posición internacional que privilegia el crecimiento económico al desarrollo sostenible. Como "ejemplo bandera" de esta realidad está la cumbre de Río de Janeiro en 1992. En la Conferencia, los medios de comunicación transmitieron insistentemente lo benéfico que resultaba para el mundo la firma de la Convención de Diversidad Biológica, que regula los obtentores vegetales y los recursos genéticos producto de la biodiversidad. 14 lbid.,pA35. 15 Véase por ejemplo, IPCC, Second Assestment, Climate Change: A Report of Intergovernmental Panel on Climate Change. 16 Esta posición se basa en estudios desarrollados por el Instituto Espacial Marshall, la NASA y la Univer sidad de Alabama por el profesor Richard Lindzen, del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). Véase al respecto López, Franklin, "Mitos ecológicos", en Juan Bendfeldt, ed., Ecohisteria y sentido común. Centro de Estudios Económico-Sociales. Guatemala, 1996, p. 6. Medio ambiente y Posguerra Fría Sin embargo, más allá de la posición ambientalista estaban los efectos económicos y políticos para los actores internacionales. De esta manera, Estados Unidos, la más grande potencia industrializada del mundo, manifestó públicamente que se abstenía de hacer parte de la Convención de Diversidad Biológica: El presidente Bush confesó que no podía firmar este Convenio, ya que significaba la inestabilidad de los sectores económicos que utilizaban la información genética en su país que llegaba al 4,5% del producto bruto norteamericano, y que esta inestabilidad podría tener serias repercusiones en el nivel de empleo de las mismas17. El segundo aspecto subrayado por la visión liberal es la propiedad como reguladora de los aspectos ambientales. Mientras que los ambientalistas, generalmente, proponen la protección y conservación estatal como eje de solución de la problemática ecológica, los liberales sostienen que sólo la privatización de los recursos naturales permite conciliar el crecimiento económico con la preservación ambiental. En este sentido, señalan que cuando los recursos son de propiedad común, ninguna persona se toma la responsabilidad de conservarlos, mientras que "cuando las personas son dueñas de propiedades, tienen incentivos para cuidarlas18". • 63 La visión centro-periferia La publicación de la Ideología alemana en 1846 por parte de Engels y Marx fue el punto de partida de una nueva óptica teórica para comprender la historia de la humanidad. Para Marx, lo económico determina lo político. Es decir, la forma de producción económica crea relaciones de poder entre dos clases antagónicas: los dueños de los medios de producción y los proletarios. Esta concepción de la historia consiste, pues, en exponer el proceso real de producción partiendo para ello de la producción material de la vida inmediata, y en concebir la forma de intercambio correspondiente a este modo de producción y engendrada por él 19. El mundo actual, fragmentado, interdependiente, global, no es el mismo del tiempo de Marx. Las relaciones económicas se han dinamizado, la tecnología, los servicios financieros y el flujo de las comunicaciones son nuevas características de la economía política internacional. A pesar de que los postulados de Marx y Engels tienen escasas referencias explícitas a las relaciones entre países, la esencia del marxismo fue recogida, desde los años setenta, para asegurar que la nueva realidad global implicaba la misma dicotomía proletario-burgués de fines del siglo xix. Los defensores de la teoría de 17 Sejenovich, Héctor, "Río y Estocolmo y los objetivos del desarrollo", en Tréllez, Eloísa, ed., De Estocolmo a Río de Janeiro: un balance de los ambientalistas. Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1993, p. 39. 18 Kwong, Jo Ann, "Ambientalismo de libre mercado", en Juan Bendfeldt, ed., Ecohisteria y sentido común. Centro de Estudios Económico-Sociales. Guatemala, 1996, p. 8. 19 Escobar, Ignacio, El materialismo histórico. Temis, Bogotá, 1989, p. 6. 64 • Colombia Internacional 41 la dependencia comprenden la política internacional en términos de la consolidación de los efectos del capitalismo mundial y sostienen que la relación entre el centro septentrional y la periferia meridional, lejos de ser una relación de cooperación de intereses mutuos, connota la subordinación del último al primero y su explotación por parte de aquél20. De manera sistemática, los países en vías de desarrollo han reproducido sus fuertes discursos Norte-Sur de la década de los años sesenta, legitimados en los noventa por la candidez de las "palabras verdes". Consideran que la relación asimétrica entre los países del Norte y los del Sur, propia del modelo de desarrollo capitalista logró, en primer lugar, que las potencias desarrolladas, con sus altos niveles de producción y consumo, deterioraran el medio ambiente con el incremento constante de los niveles de contaminación; y, en segundo lugar, que en las naciones en vías de desarrollo se explotaran, sin beneficio de inventario, los recursos naturales con el fin de lograr el fortalecimiento de las economías internas, el acceso a la tecnología, el pago del endeudamiento externo y, en algunos casos, la subsistencia 21. Así, el tema ambiental revive la dimensión desarrollo-subdesarrollo, y pue- de permitir que el "tema verde" sea una forma de presión de la periferia hacia el centro industrial, como sostiene Manuel Rodríguez, ex ministro de Medio Ambiente de Colombia: ...las negociaciones relacionadas con el desarrollo sostenible y el medio ambiente son tal vez el único foro donde los países del Sur juegan un papel más equilibrado frente a los tradicionalmente dominantes países del Norte22. Sin embargo, en los países desarrollados se consolida igualmente una exigencia cada vez mayor a los países en vías de desarrollo, para que asuman sus responsabilidades en materia ambiental. La Convención Marco de Cambio Climático establecía, en 1992, cronogramas no obligatorios de reducción de los gases efecto-invernadero únicamente para los países industrializados. Sólo cinco años después y sin que aún se cumplieran esos objetivos, los países desarrollados han modificado substancialmente los debates y han asegurado que el calentamiento global no se debe a las emisiones de la industria, sino en mayor proporción a la deforestación que ocurre en los países en vías de desarrollo23. En materia de biodiversidad, el Convenio, que regulaba primordialmente los derechos de propiedad de los países 20 Dougherty, James y Robert Pfaltzgraff, Teorías en pugna en las relaciones internacionales. GEL, Buenos Aires, 1990, p. 261. 21 Este tema es desarrollado por De Marráis, Giampaolo, "Ecología y política en el NAFTA", en Revista Panóptico. Departamento de Ciencia Política, Universidad de los Andes, agosto, 1995, p. 8. 22 Rodríguez Becerra, Manuel y López, Juan Andrés, "Relaciones internacionales, medio ambiente y desarrollo sostenible", en La política ambiental de fin de siglo. Cerec, Bogotá, 1994, p. 301. 23 Véase Jones, Laura, ed., Global Warming: The Science and the Politics. The Fraser Intitute, Canadá, 1997, p. 14. Medio ambiente y Posguerra Fría • 65 megadiversos sobre su diversidad biológica, se ha modificado para exigir de esas naciones no sólo una mayor conservación de esos recursos, sino la apertura al registro de patentes de obtentores vegetales para los descubrimientos científicos realizados, en la mayor parte de los casos, en los países desarrollados. LA AGENDA INTERNACIONAL Resulta claro que el antagonismo de las visiones ecológica, liberal y dependentista han logrado que la agenda ambiental se encuentre altamente polarizada, al menos en tres aspectos: la opción estatal frente a la privada, la conservación frente al crecimiento económico, y el enfrentamiento entre desarrollo y subdesarrollo. En síntesis, el debate sobre sustentabilidad aún no ha generado una respuesta concluyente y generalmente aceptada respecto de la compatibilidad entre ecología y economía24. La importancia del debate ambiental, sumado a su estrecha relación con los temas estratégicos y económicos, ha constituido a la variable ecológica como uno de los componentes de la política internacional de fin de milenio. El medio ambiente como variable estratégica El tema ambiental, considerado durante la Guerra Fría como un aspecto de "baja política", se ha instituido en un nuevo componente del marco estructural de seguridad internacional. La mayor interdependencia y el surgimiento de actores que compiten con el Estado en las áreas comercial, financiera y tecnológica; así como el descubrimiento de problemas ambientales transnacionales, como el agotamiento de la capa de ozono o el cambio climático, hacen que "se reduzca sensiblemente la soberanía del Estado en el control25". En otras palabras, que otros actores, como las ONG verdes y las instituciones internacionales aumenten su cuota de poder en la escena internacional. Para los estados, los compromisos derivados de las Convenciones Internacionales y la presión de los grupos ambientales han logrado que el medio ambiente tenga un componente estratégico, pues deben mantener la soberanía territorial, sin parecer depredadores del entorno. Temas como los recursos fitogenéticos, cuencas internacionales, monitoreo de problemas ambientales, entre otros, han generado en los gobernantes políticas que deban priorizar la defensa de la soberanía nacional. El problema radica en la existencia de un ecosistema único, complejo y altamente integrado, dentro de las limitaciones de un sistema político conformado por más de 170 estados que exigen, cada 24 Klemmer, Paul, "Compatibilidad entre economía y ecología", en Revista Contribuciones. Konrad Adenauer Stíftung - CIEDLA. Buenos Aires, 1996, no. 1,1996, p. 133. 25 Fazio, Hugo, "Los factores externos en la política internacional contemporánea: material para discu sión", en Revista Colombia Internacional. Centro de Estudios Internacionales. Universidad de los An des, Bogotá, enero-marzo de 1995, no. 25, p. 42. 66 • Colombia Internacional 41 uno, una autoridad soberana dentro de su territorio 26. La misma Declaración de Río hace énfasis en esta realidad, cuando señala que zación del proceso económico. El agente principal de la globalización es el mercado mundial el cual actúa como proceso homogeneizador de las sociedades 29. ...el concepto de soberanía permanente no ha evitado que el derecho internacional considere los asuntos relativos a la conservación dentro del territorio de un estado, como asuntos de preocupación común en los cuales la comunidad internacional tiene un interés legítimo27. En otras palabras, el Estado ha perdido poder como agente regulador de la política, rol que es ahora desempeñado por las relaciones y los flujos superestatales y globalizados que requieren una regulación global. Como resulta obvio, el poder relativo de cada actor en el campo estratégicoambiental está determinado no sólo por sus activos militares y económicos globales, sino por su capacidad de ofrecer recursos cruciales estratégicos (biodiversidad, agua, petróleo), su aptitud de procesamiento tecnológico, y la potencialidad de crear impactos negativos en el ecosistema28. En términos económicos, el poder está sujeto a la competitividad de los agentes de producción y comercialización para responder al complejo flujo de ofertas y demandas. Los teóricos consideran que esta El medio ambiente como variable económica El mundo de la Posguerra Fría está inmerso en los mecanismos uniformizadores a través de los cuales transcurre la mundiali- existencia de canales múltiples de contacto nos lleva a esperar límites más allá de los habituales en la política externa, a la capacidad de los estadistas para calcular la manipulación de la interdependencia o seguir una sólida estrategia de vinculación 30. En este sentido, el poder31, está sujeto a un aumento considerable de los intercambios financieros, de servicios y de información. 26 Hurrel, Andrew, "El medio ambiente y las relaciones internacionales, una perspectiva mundial", en Guhl, Ernesto y Tokatlian, Juan, eds., Medio ambiente y relaciones internacionales. Tercer Mundo Edito res, Bogotá, 1982, p. 25. 27 Citado por Caballero, Paula, "Colombia y la agenda ambiental internacional", en Revista Colombia Internacional. Centro de Estudios Internacionales. Universidad de los Andes, Bogotá, abril-junio de 1997, no. 38, p. 23. 28 Al respecto puede leerse a Rodríguez, Manuel, "Medio ambiente", en Ramírez, Socorro y Restrepo, Luis Alberto, eds., Colombia: entre la inserción y el aislamiento, IEPRI, Universidad Nacional. Siglo del Hombre Editores, Bogotá, 1997, p. 259. 29 Fazio, Hugo, op. cit., p. 35. 30 Keohane, Robert y Joseph Nyee, Poder e interdependencia, GEL, Buenos Aires, 1988, p. 52. 31 Drucker, Peter, "Trade lessons from world economy", in Foreign Affairs. February 1994, p. 65. Medio ambiente y Posguerra Fría • 67 Daniel Bell resume la importancia de los asuntos económicos en la Posguerra Fría por medio de una sencilla frase: "la economía es la continuación de la guerra, pero por otras vías32”. En este sentido, la nueva estructura internacional está determinada en gran medida por los recursos de poder económico con los que cuenta cada actor. Se han consolidado algunos países como Estados Unidos, Japón y Alemania, que regulan los intercambios entre los diferentes países. Estas economías hegemónicas cumplen muchos papeles cruciales para el funcionamiento de la economía mundial. (...) Crean principios, normas, reglas v procedimientos de tomas de decisiones 33. El derecho internacional y las empresas son, junto con el Estado, los actores de las relaciones económicas internacionales. Para Susan Strange34, la relación entre las Firmas y el Estado son la base de la nueva diplomacia internacional económica. Estas negociaciones o transacciones conducen generalmente a que los estados deleguen parte de su "soberanía para acceder a estos beneficios", dado que las firmas son las que realizan parte importante de los intercambios mundiales, más del 80% del comercio exterior de Estados Unidos y de los intercambios entre las diferentes regiones35 . Los temas ambientales, por el poder económico que engendran los recursos naturales y por la legitimidad de sus discursos, se han convertido en parte importante de la nueva estructura económica internacional. En el campo comercial la variable ambiental juega un rol protagónico. En los procesos de negociación de integración regional y comercial ya se consideran fundamentales las cláusulas "verdes". En La Organización Mundial del Comercio, TLC36, la Unión Europea, EU, el medio ambiente ha adquirido una gran importancia, por medio de la discusión de los controles sanitarios, fi-tosanitarios, el ecoetiquetado, y los niveles de control a la contaminación industrial. Sin embargo, para algunos autores, el control ambiental, por medio de sanciones comerciales en defensa de intereses globales, se ha convertido en una excusa para establecer políticas proteccionistas37. En numerosos casos estas discusiones, aparentemente ambientales, han termi- 32 Citado por Huntington, Samuel, "Why International Primacy Matters", in International Security. Pri mavera de 1993, p. 72. 33 Gilpin, Robert, op. cit., p. 89. 34 Strange, Susan, The retreat ofthe State, the diffusion of Power in the World Econorny. Cambridge University Press, Cambridge, 1996. 35 Ibíd.,pA2. 36 Nafta por sus siglas en inglés (North American Free Trade Agreement). Es llamado también TLCN (Tratado de Libre Comercio de Norteamérica) o Alean (Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte). 37 Emerson, Peter y Collinge, Robert, "The Environmental Side of Nafta", in Nafta Netzuork. The Fraser Institute, Canadá, 1993, p. 2. 68 • Colombia Internacional 41 nado en disputas sobre temas de comercio internacional. Por ejemplo, el Tratado de Libre Comercio entre Canadá, México y Estados Unidos TLC "permite que los países impongan a la inversión extranjera las regulaciones ambientales que juzguen convenientes38”. El hecho de que cada país "pueda mantener o adoptar estándares nacionales más rígidos que los internacionales para proteger el medio ambiente39 ", no es otra cosa que el interés de los firmantes del Tratado de contar con mecanismos de protección a determinados sectores poco competitivos. cutió si dichos objetivos se alcanzaban de manera óptima, o incluso si se alcanzaban del todo. La controversia tuvo que ver con el uso del comercio como instrumento para lograr objetivos ambientales40. Para Hoffmann, En el seno de la TLC, corporaciones de inversión y compañías industriales en Estados Unidos41 consideran que sus empresas están en desventaja competitiva frente a las mexicanas, debido a que éstas enfrentan menores costos de control a la contaminación, creando un dumping ambiental, o la posibilidad de desplazamiento de capitales e industrias hacia México. A pesar de que algunas investigaciones42 afirman que los costos de control ambiental representan una porción muy pequeña de los costos totales de producción, como para justificar un desplazamiento masivo, es interesante encontrar que en la búsqueda de estándares comunes estaba implícita la lucha por disminuir las ventajas competitivas de las diferentes regulaciones nacionales. Este discurso de "evitemos contaminar en otras latitudes" desnuda la vulnerabilidad de otros factores, como las diferencias en las ventajas competitivas, especialmente el costo de la mano de obra y de las materias primas. la controversia de la gasolina no fue un caso ambiental: no estaban en tela de juicio los objetivos ambientales del país que discriminaba las importaciones ni se dis- En este punto es donde surgen los principales debates sobre las relaciones entre medio ambiente y economía. Va- En el seno de la Organización Mundial del Comercio, los problemas han ido más allá. El primer caso que el nuevo Órgano de Apelación de la OMC recibió fue la petición de Venezuela y Brasil de examinar la política de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) de las normas de importación de gasolina, que según los países sudamericanos viola las disposiciones de la OMC. La EPA, por su parte, sostiene que legítimamente puede establecer controles más severos a la gasolina importada que a la nacional, con fines ambientales. 38 Pearson, Charles, Comercio y ambiente: la experiencia de Estados Unidos, SELA (Sistema Económico Lati noamericano). Santa fe de Bogotá, octubre de 1993, p. 56. 39 Ibíd.,p. 56. 40 Hoffmann, Helga, op. cit, p. 137. 41 Pastor, Robert, Integration with México: Options for U.S. policy. Twentieth Century Fund Paper, Nueva York, 1993, p. 56. 42 Ibíd.,p. 55. Medio ambiente y Posguerra Fría • 69 rios autores43 sostienen enfáticamente que detrás de la legitimidad de lo "verde" se esconden la ignorancia y la mala fe. Ignorancia sobre la real gravedad de los problemas y las soluciones ambientales; y mala fe, por la manipulación del tema ambiental para legitimar intereses económicos, políticos, sociales y culturales. A MODO DE CONCLUSIÓN Como resulta evidente, el cambio en la estructura internacional de poder, que trajo consigo la aparición de nuevos actores y la transformación de la agenda, transformó el peso de los temas ambientales en el contexto global. En esa dirección, en la Posguerra Fría se presentan cuatro fenómenos importantes: En primer lugar, la existencia de un debate ideológico sobre el medio ambiente, que incluye opciones ambientalistas de conservación, liberales de priorizar el crecimiento y privatizar los recursos naturales, y dependentistas que reivindican la asimetría entre el centro industrial y la periferia en desarrollo. En este marco se inserta el segundo fenómeno, la aparición de nuevos actores, como las organizaciones transnacionales verdes y las nuevas instituciones internacionales ambientales, creadas por las Convenciones Internacionales, que defienden diferentes posiciones. Como tercer aspecto, se puede señalar el crecimiento de los espacios de la agenda internacional ambiental. En este sentido, la Cumbre de Río de Janeiro generó un fenómeno de inercia en estas negociaciones. Los instrumentos jurídicamente vinculantes y los espacios internacionales comerciales y estratégicos incorporan responsabilidades ambientales que los actores estatales, transnacionales, económicos y las ONG hasta ahora están asumiendo. En esta medida, la agenda está generando autónomamente una continuidad del tema. Finalmente, la importancia política del tema ecológico, en los tres niveles anteriores (debate, actores, espacios) hace que se convierta en una estrategia de negociación, puesto que se constituye en una fuente de poder internacional. 43 Véase Hoffmann, Helga (op. cit.) y Klemmer, Paul (op. cit.), p. 133.