MEDIO AMBIENTE Y POSGUERRA FRÍA Hans Morgenthau1

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MEDIO AMBIENTE Y POSGUERRA FRÍA
Giampaolo de Martiis Hoyos*
EL FIN DE LA GUERRA FRÍA
1
Hans Morgenthau , influido por el planteamiento estratégico de la política estadounidense, plantea una definición realista de las relaciones internacionales,
en el marco de la guerra de contención
del comunismo. Para este autor, la política entre las naciones, después de la Segunda Guerra Mundial, estuvo centrada en la lucha hegemónica entre los dos
polos de poder a nivel global: Estados
Unidos y la Unión Soviética. La estructura de poder de la Guerra Fría restringió,
en la mayor parte de los casos, al Estado
nacional como el actor central y único de
las relaciones internacionales, y a la seguridad nacional como el objetivo central
de las negociaciones, que estaban determinadas por la distribución relativa de
poder militar en el sistema.
En otras palabras, la agenda podía
definirse en términos de alta y baja política. Alta, para los temas militares, y
baja, para los asuntos económicos y so-
ciales. Así, los temas medioambientales
no tuvieron una importancia relativa en
las agendas externas de los estados.
Dos décadas después, Kenneth Waltz,
inspirado en la teoría clásica realista de
Morgenthau, define la estructura del
sistema internacional, como un sistema
anárquico2 y descentralizado. El realismo aceptaba sólo al Estado como unidad de las teorizaciones sobre la política
internacional en función de sus intereses y su poder. Para Waltz, existen unidades diferentes a los Estados, pero éstas son las unidades más relevantes para
el análisis, por la condición anárquica
del sistema3.
En concordancia con la teoría realista que define las relaciones internacionales en términos de poder4, para Waltz
la capacidad que tengan las unidades es
la determinante del sistema: "...se hace
una estimación del poder (de las unidades) por medio de la comparación de ca-
* Politólogo de la Universidad de los Andes y especialista en Negociación y Relaciones Internacionales
del Centro de Estudios Internacionales de la misma universidad. Director ejecutivo del Instituto de
Ciencia Política.
1 Véase: Morgenthau, Hans, Política entre naciones. (Buenos Aires 1986), p. 25.
2 El autor define anarquía en el sentido hobbesiano del término: "Entre los Estados, el estado natural
es el de guerra", ante la ausencia de un poder regulador central. Waltz, Kenneth, Teoría de la política
internacional. (Buenos Aires, 1988), p. 151.
3 Mi., p. 139.
4 Morgenthau, Hans, op. cit., p. 27.
58
• Colombia Internacional 41
pacidades...5", que no sólo son militares,
sino económicas, geopolíticas.
Sin embargo, a diferencia del realismo, el proceso de cambio de los sistemas
de equilibrio no está supeditado a las
decisiones de los estados, sino a las características de la estructura internacional. En otras palabras, las decisiones racionales y unitarias de las unidades están
condicionadas por la estructura del sistema, por la existencia de otras unidades y por la interrelación entre ellas. De
esta forma, para Waltz6 , el proceso de
cambio sólo es posible si existen al menos dos actores que hagan el equilibrio.
Así, la teoría sistémica descansará necesariamente sobre esquemas bipolares o
multipolares.
De esta manera, el medio ambiente
se inserta en la Guerra Fría, en un contexto en el que los temas no estratégicos,
tenían muy poco peso en la agenda internacional.
Sin embargo, y de manera gradual,
surgieron dos hechos que hirieron que el
medio ambiente ganara un limitado espacio en la escena internacional. El primero,
el surgimiento de un cuerpo de investigaciones sobre la degradación del medio
ambiente y, el segundo, la divulgación
cada vez mayor de desastres ambientales
que tenían como causa probable la acción
directa del hombre. Por este motivo, aún
en plena Guerra Fría, la Primera Conferencia de la Tierra, celebrada en Estocolmo en 1972, despertó al mundo a pensar
en la protección del entorno. Como con-
5
6
Waltz, Kenneth, op. cit., p. 146.
Ibid, p. 178.
secuencia de la estructura rígida del sistema político internacional, que priorizaba los temas militares, la mayor parte
de los gobiernos no asumió de manera
inmediata las recomendaciones de la
Conferencia, que propendían por la realización de acciones decididas para proteger al entorno de la degradación a la que
estaba siendo sometida, como consecuencia de un incontrolado proceso de
desarrollo económico.
De esta manera, a pesar de la limitación del alcance y dimensión de las políticas de carácter medioambiental, la
comunidad internacional fue asumiendo paulatinamente el hecho de que el
medio ambiente debería ser un tema de
la agenda transnacional. Algunos procesos desarrollados en plena Guerra Fría,
como la lucha contra la desertización, la
lluvia acida, el control al movimiento
transfronterizo de desechos peligrosos;
y posteriormente la Convención de Viena y el Protocolo de Montreal, relativos
a las sustancias que agotan la capa de
ozono, tuvieron como causa inmediata
la Conferencia de Estocolmo de 1972.
Dos décadas después de Estocolmo,
en la Segunda Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro, el contexto internacional había cambiado radicalmente. La Unión Soviética se había
desintegrado, y junto con ella el poderío
de los países comunistas. Se habían gestado guerras étnicas en diferentes regiones del globo terráqueo, y aparentemente se fortalecían nuevos temas en la
agenda internacional, como propiedad
Medio ambiente y Posguerra Fría •
intelectual, derechos humanos, narcotráfico y medio ambiente.
A Río de Janeiro asistieron más de
100 jefes de Estado para asumir su compromiso vinculante con la búsqueda de
soluciones a los problemas ambientales.
Se firmaron las Convenciones de Biodiversidad y Cambio Climático. Adicionalmente, existen cifras que demuestran la
nueva importancia de los temas ambientales en el fin de siglo. Jessica Mathews
sostiene que "entre 1972 y 1992, la cantidad de tratados ambientales ascendió
de unas pocas docenas a más de 9007".
Los medios de comunicación, los discursos de los políticos, los programas de los
partidos, Internet, y hasta la moda, todo
nos habla de la importancia del medio
ambiente. Ante estos hechos, algunos
sostienen que estamos en la era verde.
El objetivo del presente ensayo es dimensionar las características del medio
ambiente, a menos de dos años del cambio de siglo, y definir su peso real en el
sistema internacional. Si estamos de
acuerdo con Waltz cuando afirmaba que
la estructura determinaba la capacidad de
las unidades y la importancia de los temas
de agenda, los cambios que han sucedido
después de la caída de la Cortina de
Hierro, han ocasionado una nueva matriz de poder, que debe ser analizada.
Más concretamente, resulta innegable que el período de Posguerra Fría al
que asistimos, sitúa en un nuevo rol de
59
importancia a la variable ambiental. Sin
embargo, es claro también que, así como
durante el conflicto Este-Oeste el tema
ambiental era el resultado de la matriz
bipolar de poder a nivel mundial, durante la Posguerra Fría el aparente esplendor del tema medioambiental responde igualmente a la nueva estructura
internacional.
POSGUERRA FRÍA: NUEVA
DISTRIBUCIÓN DE PODER
La caída del Muro de Berlín hacia finales
de la década de los ochenta, marcó el fin
del bipolarismo a nivel global. La estabilidad creada por el área de influencia de
Estados Unidos y la Unión Soviética en
el mundo se fraccionó, y dejó al descubierto una nueva concepción de poder.
Para Tomassini8, los análisis actuales de
relaciones internacionales deben revaluar los dos conceptos tradicionales de
los estudios de la Guerra Fría, para poder comprender la nueva estructura internacional: el Estado como único actor
de la escena mundial y la definición tradicional de poder.
Los actores internacionales
Mathews sostiene que en la actual década debe hablarse de actores "compartiendo poderes9". Esto significa que no
sólo los estados detentan el monopolio
de las acciones a nivel mundial, sino que
las organizaciones internacionales, las
7
Mathews, Jessica, "The Age of Nonstate Actors", in Foreign Affairs. (Nueva York, enero-febrero de
1997), vol. 76, no. 1 p. 59.
8
9
Tomassini, Luciano, La política internacional en un mundo posmoderno. (Buenos Aires, 1991), pp. 74-75.
Mathews, Jessica, op. cit., p. 51.
60 • Colombia Internacional 41
ONG, empresas multinacionales, las etnias, asociaciones religiosas e ideológicas, desempeñan un nuevo rol en la escena internacional.
Algunos analistas van más allá y afirman que el cambio en la estructura internacional no sólo es el producto de la
aparición de nuevos actores tangibles,
como el caso de las ONG o las instituciones internacionales, sino fundamentalmente del incremento vertiginoso de las
transacciones internacionales de información, comercial y financiera. Ello
hace que los estados compitan por su
protagonismo con un actor intangible:
el mercado económico como regulador
de la política mundial10.
El poder
También el "poder" es un concepto que
debe reformularse teóricamente. Ahora
no es unívoco, como lo planteaba la
perspectiva realista en términos de fuerza, sino que se ejerce a partir de múltiples puntos. Como los actores están diferenciados y en diferentes niveles, el
poder está atomizado y fragmentado.
Foucault describe que, en todo caso,
las relaciones de poder son inmanentes a
toda situación particular, micro o macropolítica (...), pero, no hay una matriz general de poder, sino que surge de acuerdo a cada circunstancia11.
La diferenciación entre alta y baja
política de la Guerra Fría ha sido sustituida por una nueva estructura en la
que, a pesar de la innegable importancia
de los aspectos militares y estratégicos,
la agenda está determinada también
por los asuntos económicos, ecológicos,
comerciales, culturales, regionales, religiosos. La importancia de cada uno de
los temas, depende del contexto en el
que se formule.
LOS ACTORES DEL DEBATE AMBIENTAL
En este período de Posguerra Fría más
complejo, con una mayor cantidad de actores, con niveles de poder más difusos, se
inserta internacionalmente el debate ecológico. Con un propósito académico, pueden ser esquematizadas tres posiciones
internacionales frente al tema medioambiental: los movimientos verdes, los grupos liberales y la visión dependentista.
Los movimientos verdes
Para Kaase12, la afinidad entre los grupos verdes de diferentes naciones es una
afinidad entre actores colectivos que permite la consolidación de nuevas identidades más allá de la frontera de los
estados. En otras palabras, se está conformando una identidad de ciudadanos
cada vez mayor, que exige de sus gober-
10 Véase Gilpin, Robert, La economía política de las relaciones internacionales. GEL. (Buenos Aires, 1990).
11 Citado por Mejía, Osear y Tickner, Arlene, "Elementos para un nuevo paradigma de la teoría de las
relaciones internacionales: del realismo clásico a la posmodernidad", en Documentos Ocasionales del
CE;. Centro de Estudios Internacionales, Universidad de los Andes. Bogotá, enero-marzo 1993, no. 29,
p.20.
12 Kaase, Max, "Movimientos sociales e innovación política", en Dalton, Rusell y Kuechler, Manfred,
eds., Los nuevos movimientos sociales: un reto al orden político. (Madrid: Ediciones Alfonso el Magnáni
mo, 1992), p. 131.
Medio ambiente y Posguerra fría • 61
nantes y sus empresas un mayor respeto por el entorno.
cidad de las generaciones futuras para
satisfacer sus propias necesidades".
Estos movimientos consideran que,
como consecuencia del proceso de desarrollo económico capitalista y de las presiones por la obtención de riqueza, el
medio ambiente ha sufrido un proceso
de deterioro significativo. Hechos desconocidos hasta hace unas décadas, como
la pérdida del ozono atmosférico, el calentamiento global, el cambio climático,
la pérdida de la biodiversidad, hoy en
día se han convertido en problemas políticos y económicos significativos.
En esta visión sostenible se han agrupado no sólo numerosas organizaciones
no gubernamentales, sino algunos gobiernos, especialmente los Estados con
mejores ordenamientos de recursos naturales, como los países nórdicos europeos.
De esta manera, los problemas de
contaminación de la atmósfera, del agua
de los ríos y océanos, la disminución
gradual de la capacidad productiva de
la tierra, el aumento de las zonas desérticas, entre otros, son factores que han
motivado, no sólo a algunos gobernantes, sino a los ciudadanos a definirse
como ambientalistas.
Esa visión ecológica basa sus postulados en el peligro del agotamiento de
los recursos naturales. En otras palabras,
privilegia un modelo económico llamado "desarrollo sostenible" en donde deben respetarse los ciclos naturales de
aprovechamiento del medio ambiente.
Se entiende al ecosistema no como un
recurso, sino como un complejo vivo,
con derecho a la subsistencia. En 1987, la
Comisión Brundtland sostuvo que este
tipo de desarrollo económico sostenible
"satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capa-
La visión liberal
La visión liberal ha rechazado los postulados generales de los ambientalistas,
por medio de dos argumentos: la incertidumbre científica sobre la magnitud
de los problemas ambientales y el tema
de la propiedad pública y privada de los
recursos naturales.
La Cepal13, tal vez el organismo que
ha desarrollado mejores trabajos sobre
este tema, se ha formulado consistentemente esta pregunta: ¿Cuáles son los
objetivos de la sociedad: el desarrollo de
una mayor protección ambiental así
pueda restringir el crecimiento económico, o el desarrollo de mayores libertades económicas que permitan elevar el
índice de desarrollo humano? Para
Hoffmann, la respuesta a esta pregunta
no puede ser resuelta de manera satisfactoria, pues existe un alto grado de incertidumbre sobre la dimensión científica de los problemas ambientales y los
mecanismos que deben implementarse
para resolverlos.
13 Véase Hoffmann, Helga, "Comercio y medio ambiente: ¿Luz verde o luz roja?", en Revista de la Cepal.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Nueva York, Naciones Unidas, agosto de 1997,
no. 62, p. 133.
62
• Colombia Internacional 41
El autor considera difícil demostrar
que la degradación ambiental que trae el
capitalismo se debe realmente a éste más
bien que a algún otro factor, y que la pérdida de bienestar humano que representa
es mayor que la pérdida derivada de una
disminución del capitalismo14. Sobre este
tema se han presentado numerosas investigaciones tendientes a comprobar que el
afán por resolver los problemas ambientales pueden ser contraproducentes.
Veamos algunos breves ejemplos. La
Convención Marco de Cambio Climático nació como resultado de investigaciones científicas que sostienen que algunas actividades del hombre, como la
quema de combustibles fósiles y la destrucción de bosques, liberan una cantidad significativa de dióxido de carbono
al aire que podría calentar la atmósfera
mundial en un orden del 1 al 3,5% durante los próximos 100 años15. Estos estudios sostienen que sólo una reducción
de la emisión de estos gases de "efecto
invernadero" podría evitar la catástrofe
ambiental. Frente a este tema, la visión
liberal sostiene que las evidencias científicas del calentamiento global y el cambio climático se basan sólo en supuestos,
pues algunos reportes sostienen que las
temperaturas de la tierra
han aumentado en la mitad de un grado
centígrado desde 1880 hasta 1940, época
en la que la actividad industrial tuvo un
gran desarrollo. De 1940 a 1970, la temperatura bajó para luego subir hasta 1980,
pero a partir de entonces la temperatura
ha fluctuado y no se sabe en que dirección. Todo indica que las medidas de restricción industrial son improcedentes y
prematuras16.
Algunas ONG liberales, como el Institute of Economic Affairs de Inglaterra, el
Fraser Institute en Canadá o el Instituto
Free Enterprise en Estados Unidos, consideran que no deben tomarse medidas
de control a las emisiones pues atenta
contra la libertad y tendrían un impacto
negativo en el crecimiento económico,
arrojando mayores niveles de pobreza,
y, por consiguiente, de degradación ambiental.
Sin embargo, esta visión liberal no se
puede circunscribir únicamente al nivel
de las organizaciones. Algunos países,
como Estados Unidos, han desarrollado
una posición internacional que privilegia el crecimiento económico al desarrollo sostenible. Como "ejemplo bandera"
de esta realidad está la cumbre de Río de
Janeiro en 1992. En la Conferencia, los
medios de comunicación transmitieron
insistentemente lo benéfico que resultaba para el mundo la firma de la Convención de Diversidad Biológica, que regula
los obtentores vegetales y los recursos
genéticos producto de la biodiversidad.
14 lbid.,pA35.
15 Véase por ejemplo, IPCC, Second Assestment, Climate Change: A Report of Intergovernmental Panel
on Climate Change.
16 Esta posición se basa en estudios desarrollados por el Instituto Espacial Marshall, la NASA y la Univer
sidad de Alabama por el profesor Richard Lindzen, del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts).
Véase al respecto López, Franklin, "Mitos ecológicos", en Juan Bendfeldt, ed., Ecohisteria y sentido
común. Centro de Estudios Económico-Sociales. Guatemala, 1996, p. 6.
Medio ambiente y Posguerra Fría
Sin embargo, más allá de la posición ambientalista estaban los efectos económicos y políticos para los actores internacionales. De esta manera, Estados Unidos,
la más grande potencia industrializada
del mundo, manifestó públicamente
que se abstenía de hacer parte de la
Convención de Diversidad Biológica:
El presidente Bush confesó que no podía
firmar este Convenio, ya que significaba
la inestabilidad de los sectores económicos que utilizaban la información genética en su país que llegaba al 4,5% del producto bruto norteamericano, y que esta
inestabilidad podría tener serias repercusiones en el nivel de empleo de las
mismas17.
El segundo aspecto subrayado por la
visión liberal es la propiedad como reguladora de los aspectos ambientales.
Mientras que los ambientalistas, generalmente, proponen la protección y conservación estatal como eje de solución
de la problemática ecológica, los liberales sostienen que sólo la privatización
de los recursos naturales permite conciliar el crecimiento económico con la preservación ambiental. En este sentido, señalan que cuando los recursos son de
propiedad común, ninguna persona se
toma la responsabilidad de conservarlos, mientras que "cuando las personas
son dueñas de propiedades, tienen incentivos para cuidarlas18".
•
63
La visión centro-periferia
La publicación de la Ideología alemana en
1846 por parte de Engels y Marx fue el
punto de partida de una nueva óptica
teórica para comprender la historia de la
humanidad. Para Marx, lo económico
determina lo político. Es decir, la forma
de producción económica crea relaciones
de poder entre dos clases antagónicas:
los dueños de los medios de producción
y los proletarios.
Esta concepción de la historia consiste,
pues, en exponer el proceso real de producción partiendo para ello de la producción material de la vida inmediata, y
en concebir la forma de intercambio correspondiente a este modo de producción y engendrada por él 19.
El mundo actual, fragmentado, interdependiente, global, no es el mismo del
tiempo de Marx. Las relaciones económicas se han dinamizado, la tecnología, los
servicios financieros y el flujo de las comunicaciones son nuevas características
de la economía política internacional.
A pesar de que los postulados de
Marx y Engels tienen escasas referencias
explícitas a las relaciones entre países, la
esencia del marxismo fue recogida, desde los años setenta, para asegurar que la
nueva realidad global implicaba la misma
dicotomía proletario-burgués de fines del
siglo xix. Los defensores de la teoría de
17 Sejenovich, Héctor, "Río y Estocolmo y los objetivos del desarrollo", en Tréllez, Eloísa, ed., De Estocolmo a Río de Janeiro: un balance de los ambientalistas. Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1993, p. 39.
18 Kwong, Jo Ann, "Ambientalismo de libre mercado", en Juan Bendfeldt, ed., Ecohisteria y sentido común.
Centro de Estudios Económico-Sociales. Guatemala, 1996, p. 8.
19 Escobar, Ignacio, El materialismo histórico. Temis, Bogotá, 1989, p. 6.
64 • Colombia Internacional 41
la dependencia comprenden la política internacional en términos de la consolidación de los efectos del capitalismo mundial y sostienen que
la relación entre el centro septentrional y
la periferia meridional, lejos de ser una
relación de cooperación de intereses mutuos, connota la subordinación del último al primero y su explotación por parte
de aquél20.
De manera sistemática, los países en
vías de desarrollo han reproducido sus
fuertes discursos Norte-Sur de la década
de los años sesenta, legitimados en los
noventa por la candidez de las "palabras
verdes". Consideran que la relación asimétrica entre los países del Norte y los
del Sur, propia del modelo de desarrollo
capitalista
logró, en primer lugar, que las potencias
desarrolladas, con sus altos niveles de producción y consumo, deterioraran el medio
ambiente con el incremento constante de
los niveles de contaminación; y, en segundo lugar, que en las naciones en vías
de desarrollo se explotaran, sin beneficio
de inventario, los recursos naturales con
el fin de lograr el fortalecimiento de las
economías internas, el acceso a la tecnología, el pago del endeudamiento externo y, en algunos casos, la subsistencia 21.
Así, el tema ambiental revive la dimensión desarrollo-subdesarrollo, y pue-
de permitir que el "tema verde" sea una
forma de presión de la periferia hacia el
centro industrial, como sostiene Manuel
Rodríguez, ex ministro de Medio Ambiente de Colombia:
...las negociaciones relacionadas con el
desarrollo sostenible y el medio ambiente
son tal vez el único foro donde los países
del Sur juegan un papel más equilibrado
frente a los tradicionalmente dominantes
países del Norte22.
Sin embargo, en los países desarrollados se consolida igualmente una exigencia cada vez mayor a los países en
vías de desarrollo, para que asuman sus
responsabilidades en materia ambiental.
La Convención Marco de Cambio Climático establecía, en 1992, cronogramas no
obligatorios de reducción de los gases
efecto-invernadero únicamente para los
países industrializados. Sólo cinco años
después y sin que aún se cumplieran esos
objetivos, los países desarrollados han
modificado substancialmente los debates y han asegurado que el calentamiento global no se debe a las emisiones de la
industria, sino en mayor proporción a la
deforestación que ocurre en los países
en vías de desarrollo23.
En materia de biodiversidad, el Convenio, que regulaba primordialmente
los derechos de propiedad de los países
20 Dougherty, James y Robert Pfaltzgraff, Teorías en pugna en las relaciones internacionales. GEL, Buenos
Aires, 1990, p. 261.
21 Este tema es desarrollado por De Marráis, Giampaolo, "Ecología y política en el NAFTA", en Revista
Panóptico. Departamento de Ciencia Política, Universidad de los Andes, agosto, 1995, p. 8.
22 Rodríguez Becerra, Manuel y López, Juan Andrés, "Relaciones internacionales, medio ambiente y
desarrollo sostenible", en La política ambiental de fin de siglo. Cerec, Bogotá, 1994, p. 301.
23 Véase Jones, Laura, ed., Global Warming: The Science and the Politics. The Fraser Intitute, Canadá, 1997,
p. 14.
Medio ambiente y Posguerra Fría • 65
megadiversos sobre su diversidad biológica, se ha modificado para exigir de esas
naciones no sólo una mayor conservación de esos recursos, sino la apertura al
registro de patentes de obtentores vegetales para los descubrimientos científicos
realizados, en la mayor parte de los casos, en los países desarrollados.
LA AGENDA INTERNACIONAL
Resulta claro que el antagonismo de las
visiones ecológica, liberal y dependentista han logrado que la agenda ambiental se encuentre altamente polarizada, al
menos en tres aspectos: la opción estatal
frente a la privada, la conservación frente al crecimiento económico, y el enfrentamiento entre desarrollo y subdesarrollo. En síntesis,
el debate sobre sustentabilidad aún no ha
generado una respuesta concluyente y generalmente aceptada respecto de la compatibilidad entre ecología y economía24.
La importancia del debate ambiental, sumado a su estrecha relación con
los temas estratégicos y económicos, ha
constituido a la variable ecológica como
uno de los componentes de la política
internacional de fin de milenio.
El medio ambiente como variable
estratégica
El tema ambiental, considerado durante
la Guerra Fría como un aspecto de "baja
política", se ha instituido en un nuevo
componente del marco estructural de
seguridad internacional. La mayor interdependencia y el surgimiento de actores que compiten con el Estado en las
áreas comercial, financiera y tecnológica; así como el descubrimiento de problemas ambientales transnacionales,
como el agotamiento de la capa de ozono o el cambio climático, hacen que "se
reduzca sensiblemente la soberanía del
Estado en el control25". En otras palabras,
que otros actores, como las ONG verdes y
las instituciones internacionales aumenten su cuota de poder en la escena internacional.
Para los estados, los compromisos
derivados de las Convenciones Internacionales y la presión de los grupos ambientales han logrado que el medio
ambiente tenga un componente estratégico, pues deben mantener la soberanía
territorial, sin parecer depredadores del
entorno. Temas como los recursos fitogenéticos, cuencas internacionales, monitoreo de problemas ambientales, entre
otros, han generado en los gobernantes
políticas que deban priorizar la defensa
de la soberanía nacional. El problema
radica en la existencia de
un ecosistema único, complejo y altamente integrado, dentro de las limitaciones de un sistema político conformado
por más de 170 estados que exigen, cada
24 Klemmer, Paul, "Compatibilidad entre economía y ecología", en Revista Contribuciones. Konrad Adenauer Stíftung - CIEDLA. Buenos Aires, 1996, no. 1,1996, p. 133.
25 Fazio, Hugo, "Los factores externos en la política internacional contemporánea: material para discu
sión", en Revista Colombia Internacional. Centro de Estudios Internacionales. Universidad de los An
des, Bogotá, enero-marzo de 1995, no. 25, p. 42.
66
• Colombia Internacional 41
uno, una autoridad soberana dentro de
su territorio 26.
La misma Declaración de Río hace énfasis en esta realidad, cuando señala que
zación del proceso económico. El agente
principal de la globalización es el mercado
mundial el cual actúa como proceso homogeneizador de las sociedades 29.
...el concepto de soberanía permanente
no ha evitado que el derecho internacional considere los asuntos relativos a la
conservación dentro del territorio de un
estado, como asuntos de preocupación
común en los cuales la comunidad internacional tiene un interés legítimo27.
En otras palabras, el Estado ha perdido poder como agente regulador de la
política, rol que es ahora desempeñado
por las relaciones y los flujos superestatales y globalizados que requieren una
regulación global.
Como resulta obvio, el poder relativo
de cada actor en el campo estratégicoambiental está determinado no sólo por
sus activos militares y económicos globales, sino por su capacidad de ofrecer
recursos cruciales estratégicos (biodiversidad, agua, petróleo), su aptitud de
procesamiento tecnológico, y la potencialidad de crear impactos negativos en
el ecosistema28.
En términos económicos, el poder
está sujeto a la competitividad de los
agentes de producción y comercialización para responder al complejo flujo de
ofertas y demandas. Los teóricos consideran que esta
El medio ambiente como variable
económica
El mundo de la Posguerra Fría está inmerso en
los mecanismos uniformizadores a través de los cuales transcurre la mundiali-
existencia de canales múltiples de contacto nos lleva a esperar límites más allá
de los habituales en la política externa, a
la capacidad de los estadistas para calcular la manipulación de la interdependencia o seguir una sólida estrategia de vinculación 30.
En este sentido, el poder31, está sujeto
a un aumento considerable de los intercambios financieros, de servicios y de
información.
26 Hurrel, Andrew, "El medio ambiente y las relaciones internacionales, una perspectiva mundial", en
Guhl, Ernesto y Tokatlian, Juan, eds., Medio ambiente y relaciones internacionales. Tercer Mundo Edito
res, Bogotá, 1982, p. 25.
27 Citado por Caballero, Paula, "Colombia y la agenda ambiental internacional", en Revista Colombia
Internacional. Centro de Estudios Internacionales. Universidad de los Andes, Bogotá, abril-junio de
1997, no. 38, p. 23.
28 Al respecto puede leerse a Rodríguez, Manuel, "Medio ambiente", en Ramírez, Socorro y Restrepo,
Luis Alberto, eds., Colombia: entre la inserción y el aislamiento, IEPRI, Universidad Nacional. Siglo del
Hombre Editores, Bogotá, 1997, p. 259.
29 Fazio, Hugo, op. cit., p. 35.
30 Keohane, Robert y Joseph Nyee, Poder e interdependencia, GEL, Buenos Aires, 1988, p. 52.
31 Drucker, Peter, "Trade lessons from world economy", in Foreign Affairs. February 1994, p. 65.
Medio ambiente y Posguerra Fría • 67
Daniel Bell resume la importancia de
los asuntos económicos en la Posguerra
Fría por medio de una sencilla frase: "la
economía es la continuación de la guerra, pero por otras vías32”. En este
sentido,
la
nueva
estructura
internacional está determinada en gran
medida por los recursos de poder
económico con los que cuenta cada
actor. Se han consolidado algunos
países como Estados Unidos, Japón y
Alemania, que regulan los intercambios
entre los diferentes países. Estas
economías hegemónicas
cumplen muchos papeles cruciales para el
funcionamiento de la economía mundial.
(...) Crean principios, normas, reglas v procedimientos de tomas de decisiones 33.
El derecho internacional y las empresas son, junto con el Estado, los actores
de las relaciones económicas internacionales. Para Susan Strange34, la relación
entre las Firmas y el Estado son la base
de la nueva diplomacia internacional económica.
Estas negociaciones o transacciones conducen generalmente a que los estados
deleguen parte de su "soberanía para acceder a estos beneficios", dado que las
firmas son las que realizan parte importante de los intercambios mundiales, más
del 80% del comercio exterior de Estados
Unidos y de los intercambios entre las diferentes regiones35 .
Los temas ambientales, por el poder
económico que engendran los recursos
naturales y por la legitimidad de sus discursos, se han convertido en parte importante de la nueva estructura económica internacional. En el campo comercial
la variable ambiental juega un rol protagónico. En los procesos de negociación
de integración regional y comercial ya
se consideran fundamentales las cláusulas "verdes". En La Organización Mundial del Comercio, TLC36, la Unión
Europea, EU, el medio ambiente ha
adquirido una gran importancia, por
medio de la discusión de los controles
sanitarios,
fi-tosanitarios,
el
ecoetiquetado, y los niveles de control
a la contaminación industrial.
Sin embargo, para algunos autores,
el control ambiental, por medio de sanciones comerciales en defensa de intereses globales, se ha convertido en una
excusa para establecer políticas proteccionistas37.
En numerosos casos estas discusiones,
aparentemente ambientales, han termi-
32 Citado por Huntington, Samuel, "Why International Primacy Matters", in International Security. Pri
mavera de 1993, p. 72.
33 Gilpin, Robert, op. cit., p. 89.
34 Strange, Susan, The retreat ofthe State, the diffusion of Power in the World Econorny. Cambridge University
Press, Cambridge, 1996.
35 Ibíd.,pA2.
36 Nafta por sus siglas en inglés (North American Free Trade Agreement). Es llamado también TLCN
(Tratado de Libre Comercio de Norteamérica) o Alean (Acuerdo de Libre Comercio de América del
Norte).
37 Emerson, Peter y Collinge, Robert, "The Environmental Side of Nafta", in Nafta Netzuork. The Fraser
Institute, Canadá, 1993, p. 2.
68 • Colombia Internacional 41
nado en disputas sobre temas de comercio internacional. Por ejemplo, el Tratado
de Libre Comercio entre Canadá, México y Estados Unidos TLC "permite que
los países impongan a la inversión extranjera las regulaciones ambientales que
juzguen convenientes38”. El hecho de
que cada país "pueda mantener o adoptar estándares nacionales más rígidos
que los internacionales para proteger el
medio ambiente39 ", no es otra cosa
que el interés de los firmantes del
Tratado de contar con mecanismos de
protección a determinados sectores poco
competitivos.
cutió si dichos objetivos se alcanzaban de
manera óptima, o incluso si se alcanzaban del todo. La controversia tuvo que
ver con el uso del comercio como instrumento para lograr objetivos ambientales40.
Para Hoffmann,
En el seno de la TLC, corporaciones
de inversión y compañías industriales
en Estados Unidos41 consideran que sus
empresas están en desventaja competitiva frente a las mexicanas, debido a que
éstas enfrentan menores costos de control a la contaminación, creando un
dumping ambiental, o la posibilidad de
desplazamiento de capitales e industrias
hacia México. A pesar de que algunas
investigaciones42 afirman que los
costos
de
control
ambiental
representan una porción muy pequeña
de los costos totales de producción,
como
para
justificar
un
desplazamiento masivo, es interesante encontrar que en la búsqueda de
estándares comunes estaba implícita la
lucha por disminuir las ventajas competitivas de las diferentes regulaciones nacionales. Este discurso de "evitemos
contaminar en otras latitudes" desnuda
la vulnerabilidad de otros factores, como
las diferencias en las ventajas competitivas, especialmente el costo de la mano
de obra y de las materias primas.
la controversia de la gasolina no fue un
caso ambiental: no estaban en tela de juicio los objetivos ambientales del país que
discriminaba las importaciones ni se dis-
En este punto es donde surgen los
principales debates sobre las relaciones
entre medio ambiente y economía. Va-
En el seno de la Organización Mundial del Comercio, los problemas han
ido más allá. El primer caso que el nuevo
Órgano de Apelación de la OMC recibió
fue la petición de Venezuela y Brasil de
examinar la política de la Agencia de
Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) de las normas de importación
de gasolina, que según los países sudamericanos viola las disposiciones de la
OMC. La EPA, por su parte, sostiene que
legítimamente puede establecer controles más severos a la gasolina importada
que a la nacional, con fines ambientales.
38 Pearson, Charles, Comercio y ambiente: la experiencia de Estados Unidos, SELA (Sistema Económico Lati
noamericano). Santa fe de Bogotá, octubre de 1993, p. 56.
39 Ibíd.,p. 56.
40 Hoffmann, Helga, op. cit, p. 137.
41 Pastor, Robert, Integration with México: Options for U.S. policy. Twentieth Century Fund Paper, Nueva
York, 1993, p. 56.
42 Ibíd.,p. 55.
Medio ambiente y Posguerra Fría • 69
rios autores43 sostienen enfáticamente
que detrás de la legitimidad de lo "verde" se esconden la ignorancia y la mala
fe. Ignorancia sobre la real gravedad de
los problemas y las soluciones ambientales; y mala fe, por la manipulación del
tema ambiental para legitimar intereses
económicos, políticos, sociales y culturales.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Como resulta evidente, el cambio en la
estructura internacional de poder, que
trajo consigo la aparición de nuevos actores y la transformación de la agenda,
transformó el peso de los temas ambientales en el contexto global. En esa dirección, en la Posguerra Fría se presentan
cuatro fenómenos importantes:
En primer lugar, la existencia de un
debate ideológico sobre el medio ambiente, que incluye opciones ambientalistas
de conservación, liberales de priorizar el
crecimiento y privatizar los recursos naturales, y dependentistas que reivindican
la asimetría entre el centro industrial y
la periferia en desarrollo.
En este marco se inserta el segundo
fenómeno, la aparición de nuevos actores,
como las organizaciones transnacionales verdes y las nuevas instituciones internacionales ambientales, creadas por
las Convenciones Internacionales, que
defienden diferentes posiciones.
Como tercer aspecto, se puede señalar el crecimiento de los espacios de la
agenda internacional ambiental. En este
sentido, la Cumbre de Río de Janeiro generó un fenómeno de inercia en estas
negociaciones. Los instrumentos jurídicamente vinculantes y los espacios internacionales comerciales y estratégicos
incorporan responsabilidades ambientales que los actores estatales, transnacionales, económicos y las ONG hasta
ahora están asumiendo. En esta medida, la agenda está generando autónomamente una continuidad del tema.
Finalmente, la importancia política
del tema ecológico, en los tres niveles
anteriores (debate, actores, espacios)
hace que se convierta en una estrategia
de negociación, puesto que se constituye
en una fuente de poder internacional.
43 Véase Hoffmann, Helga (op. cit.) y Klemmer, Paul (op. cit.), p. 133.
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