Percepcion Ambiental desde le Hecho Religioso

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PERCEPCIÓN AMBIENTAL DESDE EL HECHO RELIGIOSO
José M. Castillo
Doctor en Teología, ha sido profesor en la Facultad de Teología de Granada,
además ha sido profesor invitado en la Universidad Pontificia Gregoriana de
Roma, en la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid y en la Universidad
Centroamericana "José Simeón Cañas" de El Salvador.
Las agresiones contra el equilibrio ecológico y las violencias que se están
ejerciendo contra la vida son tantas y de tal envergadura, que para plantear los
problemas que esto representa, sobre todo si queremos ver tales problemas desde el
Hecho Religioso, parece necesario afrontar esta situación con la mayor amplitud de
miras. Por eso me parece que resultará más pertinente presentar una mirada conjunto a
la problemática que en este congreso nos planteamos, comenzando desde los orígenes,
para poder ver con cierta profundidad dónde está, en este momento, la raíz de las
dificultades. Pienso, por ello, que será conveniente recordar cuatro hechos de enorme
importancia en la historia de Humanidad, que nos dan la clave de comprensión y de
posible solución a lo que está ocurriendo. Estos cuatro hechos son los siguientes:
1. El nacimiento del Hecho Religioso
Los antropólogos y los historiadores de las religiones están generalmente de
acuerdo en que los primeros conocimientos que poseemos de los orígenes del Hecho
Religioso se sitúan en Mesopotamia, hacia el 3500 a. C.. Esto ocurría entre pueblos de
cazadores nómadas, que vivían de lo que la naturaleza directamente les aportaba. Eran
los tiempos del homo no-economicus, es decir, el hombre para el que todo lo que
nosotros acumulamos como riqueza, a él le estorbaba. Tener cosas era un estorbo, un
impedimento, a la movilidad, a su condición de nómada en relación directa con la
naturaleza, la caza, la pesca. Se tienen datos abundantes que prueban que el “hombre
no-económico” era religioso. Pero su religiosidad estaba profundamente ligada a la
naturaleza. Los hombres de aquel tiempo reverenciaban como divinidades las
tempestades, los vientos, los ríos, las montaas, el sol, la luna, las fuerzas todas de la
naturaleza. Eran los tiempos en los que la simbiosis entre humanidad, naturaleza y
religión era perfecta. En otras palabras, la religión se fundía y se confundía con el
ambiente, con la naturaleza.
2. El nacimiento de la civilización
Fue hacia el ao 3200, en Oriente Próximo. En este tiempo se producen dos megaacontecimientos: a) La aparición de la tecnología; b) La aparición del Monoteísmo, al
que precedieron diversas formas de Henoteísmo. Es importante caer en la cuenta de que
con la aparición de la Tecnología, aparece necesariamente la Economía. Y los
consiguientes hechos que han marcado el nacimiento de la Civilización: el
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ahondamiento de las desigualdades económicas, los poderes públicos que en los grupos
humanos se imponen a los demás, el despotismos de unos hombres sobre otros y los
conflictos que todo esto ha traído consigo. En estas condiciones, el Monoteísmo tendría
que ser una réplica y un posible control a las desviaciones de la Tecnología y la
Economía. Porque el nacimiento de la Civilización puso en evidencia un fenómeno
sobrecogedor, a saber: que la evolución tecnológica y la evolución social, no sólo
pueden separarse la una de la otra, sino además que pueden avanzar en sentido
inverso: l evolución tecnológica como progreso, la evolución social como degradación.
Es el drama mayor que estamos viviendo en nuestro tiempo.
3. El proceso histórico de los Monoteísmos
Los Henoteísmos, primero, y los Monoteísmos, después, han sido (como no
podía ser de otra manera) fenómenos excluyentes. Desde el momento en que cada uno
dice que es el único o, al menos, el más fuerte, desde ese momento el Hecho Religioso
se convierte en un hecho excluyente, de forma que quien so se le somete, está condenado
a vivir en el error, en camino de perdición y condenado a las tinieblas exteriores. Ahora
bien, las Religiones, para mantenerse y prosperar en esta postura no han tenido más
remedio que aliarse con la evolución tecnológica a costa de acrecentar la degradación
social, por más que esto se haya disimulado o maquillado con caridades y obras de
misericordia. Porque, como es lógico, desde el momento en que las Religiones tomaron
el camino de la alianza con los poderes políticos y económicos, dejaron de cumplir la
misión que tenían que cumplir y la función que tenían que desempear en la historia de
la Civilización. Quiero decir: al aliarse con los poderes de este mundo, las Religiones,
en lugar de ser fuente de humanización y de vida, se convirtieron en fuente de
deshumanización y de violencia. Primero, porque con frecuencia han legitimado y han
justificado a poderes opresores y violentos. Segundo, porque también han ejercido
directamente violencia, en guerras de religión y confrontaciones religiosas, hasta el
punto de que los tres grandes monoteísmos (Judaísmo, Cristianismo e Islam) son
conocidos como “Religiones de Confrontación”. Tercero, porque siempre los
monoteísmos se han aliado con poderes políticos y económicos para obtener ventajas y
privilegios.
4. La patética situación actual
Lo más grave, que han hecho las religiones a lo largo de la historia, no ha sido
la alianza con los poderes que han provocado la degradación social. Lo más grave ha
sido, y sigue siendo, la pasividad, el silencio y hasta el desinterés por el deterioro y la
destrucción de la vida y de las fuentes de la vida que, con el paso de los siglos se viene
produciendo y que, en las últimas décadas se ha acelerado de forma tan alarmante que
hoy nos vemos abocados a la destrucción irreparable de las energías de la vida y de la
vida misma en el planeta tierra. Es un hecho que en este momento, más que nunca, se
está poniendo en evidencia hasta qué extremos la tecnología prosigue su crecimiento en
flecha a costa de degradación social. Se están agotando las fuentes de energía, sobre
todo se hace agobiante el problema del agua. Pero eso no es obstáculo para que la
investigación y la Big Science sigan adelante en su incansable labor destructiva,
inventando nuevas máquinas de muerte, de contaminación, de violencia. Y ante
semejante estado de cosas, las religiones siguen obsesionadas con sus problemas
internos de tipo organizativo, litúrgico o de perpetuación de su autoridad moral, al
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tiempo que cada día mueren de hambre, desnutrición y pandemias más de 70.000
personas.
Referencia bibliográfica
KAREN ARMSTRONG, La Gran Transformación. El mundo en la época de
Buda, Sócrates, Confucio y Jeremías, Barcelona, Paidós, 2007.
MARÍA DARAKI, Las tres negaciones de Yahvé. Religión y política en el
antiguo Israel, Madrid, Abada Editores, 2007.
J. BOTTERÓ, La religión más antigua. Mesopotamia, Madrid, Trotta, 2000.
C. LÉVI-STRAUSS, Anthropologie structurale deux, Paris, Plon, 109.
J. GÓMEZ CAFFARENA, El Enigma y el Misterio. Una filosofía de la
Religión, Madrid, Trotta, 2007.
M. ELIADE, Historia de las creencias y de las ideas religiosas [1975 ss], 4
vols., Madrid, Cristiandad, 1978 ss.
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