TERTIA UNITAS

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TERTIA UNITAS: POESÍA LÍRICA. HORACIO
1.- INTRODUCCIÓN.
2.- SUBGÉNEROS LÍRICOS.
3.- EVOLUCIÓN DE LA POESÍA LÍRICA LATINA:
3.1.- Primeras manifestaciones.
3.2.- Penetración del helenismo.
3.3.- La lírica en el siglo I a.C..
4.- HORACIO.
4.1.- Contexto histórico y biográfico.
4.2.- Obra lírica.
4.3.- Lengua y estilo.
1.- INTRODUCCIÓN.
Como en tantos otros aspectos de la cultura latina, también la lírica romana es
deudora de la griega. En Grecia la lírica surgió al amparo de danzas y melodías y, a
medida que se fue desprendiendo de ellas, se transformó en un género más complejo e
intenso, que sustituyó el vacio musical con la perfección en el uso de la palabra.
La lírica griega era poesía destinada a ser cantada o recitada ante un público
más o menos numeroso con acompañamiento de la lira, como su propio nombre indica,
siendo el poeta, normalmente, compositor e intérprete a la vez. Esta poesía se
caracterizaba por:
• Temas: expresión de sentimientos personales muy variados, desde el
más dulce amor hasta el odio más enconado.
• Aspectos formales: la polimetría, la musicalidad y la brevedad de las
composiciones. Existían dos vertientes líricas: monódica y coral.
• La continua presencia de elementos mitológicos, como punto de
referencia de los sentimientos humanos.
Los romanos, dedicados durante siglos a la expansión militar, tardaron en
preocuparse de la expresión poética de sus sentimientos personales. Por ello la lírica
se desarrolla en Roma mucho más tarde que la épica o el teatro, concretamente a
finales del siglo II a.C., en plena influencia helenística y cuando las circunstancias
políticas y las convulsiones sociales habían llevado los ánimos de los ciudadanos cada
vez más hacia la intimidad y la vida privada. Las nuevas formas de vida hacen brotar
una serie de composiciones breves y delicadas en las que se renuncia a todo lo que
sea grandeza, volcándose en la intimidad de las pequeñas cosas.
Las características de esta nueva poesía siguen siendo semejantes a las de la
lírica griega (mitología, polimetría, etc.), pero la diferencia es que los romanos
escribieron poca poesía lírica propiamente dicha y además fue un producto
completamente literario y erudito, no arraigado en la costumbre social, pensado para
ser leído y no cantado.
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2.- SUBGÉNEROS LÍRICOS.
Algunos de los principales subgéneros líricos son:
Égloga: en un paisaje idílico, rodeados de una naturaleza idealizada (locus
amoenus), unos pastores dialogan bellísimamente sobre temas amorosos; otras
veces rivalizan por demostrar quién es mejor músico y poeta. En este subgénero
sobresale Virgilio, autor de las Bucólicas.
Elegía: Siguiendo modelos griegos, en los que la elegía servía para tratar temas
sociales y políticos, los autores latinos introdujeron otros temas referidos al
amor, la vida y la muerte. Se conservó de los griegos el metro utilizado (dístico
elegíaco), pero la mayor carga de subjetividad de los poetas latinos transformó
la elegía en lo que hoy es: un canto de dolor por la pérdida de algo o de alguien
muy querido. Destacaron en este campo Tibulo, Propercio y, sobre todo,
Ovidio.
Epigrama: originariamente los epigramas eran inscripciones funerarias breves
(de dos a ocho versos). Más tarde se trataron en estas composiciones temas
diversos: ofrendas a una divinidad, elogios a personas fallecidas, expresiones de
sentimientos amorosos, sátiras y burlas. Marcial es el principal representante de
este subgénero.
Oda: Es una composición de tema elevado, a través de la cual el poeta expresa
sus sentimientos y reflexiones elogiosas sobre asuntos relacionados con la vida,
la naturaleza, con algún personaje importante,... Horacio es el poeta más
destacado.
3.- EVOLUCIÓN DE LA POESÍA LÍRICA LATINA.
3.1.- Primeras manifestaciones.
Puede decirse que la poesía lírica como tal, está ausente de los primeros
períodos de la literatura latina. Aún así, se podrían rastrear escasas muestras dentro de
la poesía popular preliteraria, designadas con el nombre genérico de “carmina” (de
cano = “cantar”). Destacan
• El Carmen Fratrum Arvalium es el más antiguo. Los Fratres Arvales eran los
sacerdotes consagrados a Dea Dia (más tarde identificada con Ceres). En el
mes de mayo celebraban una procesión por el campo recitando este canto para
pedir a los dioses cosechas abundantes.
• El Carmen Saliorum, cantado por los Salios (“saltadores”), sacerdotes del dios
Marte. Deben su nombre a los saltos que dan cuando, en el mes de marzo,
llevan en procesión los escudos sagrados por las calles de Roma.
• La plegaria a Mars Pater, es una oración que recitaba el pater familias durante la
vuelta ritual que debía dar en primavera a su posesión agrícola.
La lírica literaria se iniciaría (como los otros géneros) con Livio Andrónico,
autor de un himno a Juno Regina, compuesto por encargo del Estado Romano en el
año 207, tras la batalla de Metauro (II Guerra Púnica), cuando Asdrúbal había
penetrado por el norte de Italia para reforzar la situación de su hermano Aníbal. El
himno no se conserva, pero sí hay referencias a él en autores como Tito Livio.
3.2.- Penetración del helenismo.
A finales del s. II a.C., tras el sometimiento del Mediterráneo Oriental al poder de
Roma, se dan una serie de factores que influyeron en la transformación de la sociedad
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romana y que hicieron posible el cultivo del epigrama erótico, imitando a los poetas
alejandrinos:
• Se establece en Roma un auténtico aluvión griego de filósofos, gramáticos,
poetas, etc., bien como esclavos o como hombres libres, que ilustran y
comunican su arte a una sociedad cada vez más sedienta de cultura.
• Los fabulosos botines de las ciudades orientales vencidas iban a parar a las
grandes familias romanas.
• La expansión económica crea una sociedad noble y adinerada que se entrega al
otium y que cultiva la literatura por afición.
• Frente a la opulencia de unos pocos, el pueblo llano se hunde en la miseria.
Esta bipolarización de la sociedad romana originará que, frente a una masa
inculta, una elite noble y culta busque formas de expresión cada vez más
selectas y refinadas.
• Este afán por una nueva estética hará posible la ruptura con la tradición literaria
romana.
En este marco afloró en primer lugar el círculo de Lutacio Cátulo, integrado por
poetas que podemos considerar como precedente de los neotéricos, verdaderos
artífices y abanderados de toda una renovación literaria y estética. Otros autores de
este círculo literario, son Porcio Licino y Valerio Edituo.
3.3.- La lírica en el siglo I a.C.
La siguiente generación de poetas, en la primera mitad del s. I a.C., recibe el
nombre de poetae novi o neoteroi (neotéricos, modernos), según las expresiones
despectivas con las que los calificaba Cicerón. Estos autores pretenden renovar la
poesía latina del momento, mediante la búsqueda de la pureza estética (el arte por el
arte). Las principales características de los neotéricos son las siguientes:
• El abandono y el desprecio por la poesía épica de Homero y Ennio, pues
consideran sus obras largas y farragosas, lo que provocará la reacción de los
tradicionalistas, como Cicerón.
• El empleo de “brevia carmina” de gran perfección formal, ya sean de tipo
subjetivo, como la elegía sentimental o amorosa y el epigrama, ya sean de tipo
narrativo, como el epylion o pequeña epopeya en la que se resaltaban célebres
amores mitológicos. El epilio era considerado la obra maestra que había de
componer el neotérico para consagrarse como “doctus poeta”.
• Tendencia al subjetivismo, a expresar sus propios sentimientos directamente o a
través de un relato mitológico, sublimando las más nimias experiencias
personales. Esta será la gran conquista romana frente al helenismo, dando lugar
más tarde a una de las grandes creaciones poéticas latinas: la elegía.
• La ostentación de la erudición a la que a veces se subordina el relato y un
cuidado escrupuloso por el metro. El preciosismo exagerado de sus versos les
lleva a adoptar muchos aspectos de la poesía alejandrina.
• Se inspiran en modelos helenísticos recientes o contemporáneos, asimilando a
la cultura romana las últimas corrientes del Oriente helenizado, aunque a veces
se remontan a fuentes clásicas de inspiración como Safo o Alceo. Su modelo
principal fue Calímaco.
En esta etapa se ha producido un cambio en el status social de los poetas, que
pertenecen a clases económicamente sólidas, lo que les permite mantener su
autonomía, libertad de opinión y desinterés por las preocupaciones del resto de la
sociedad. Al poeta sólo le preocupan sus valores personales, sus sentimientos, sus
ideas y su propia vida: emerge, pues, el individualismo en la literatura.
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A este grupo pertenecen poetas como Valerio Catón, Furio Bibáculo, Varrón
Atacino, Licinio Calvo, Helvio Cinna y, sobre todo, Cayo Valerio Catulo, máximo
representante de los poetae novi y el único cuya obra nos ha llegado completa.
4.- LA LÍRICA EN LA ÉPOCA DE AUGUSTO. HORACIO.
4.1.- Contexto histórico y biográfico:
El panorama previo a la llegada de Augusto al poder era políticamente complejo
y especialmente sangriento: se suceden las guerras civiles y las revueltas hasta llegar
a una paz impuesta por la fuerza, tras la derrota de Marco Antonio por Augusto en
Accio en el año 31 a.C. Roma está agotada y cansada de guerras y los ciudadanos
ansiaban la paz y la tranquilidad. Se trata de un momento históricamente delicado en el
que el sistema republicano da paso al Imperio.
En esta situación, los poetas renuncian al esteticismo y se comprometen con la
sociedad; vuelve a recobrarse la visión griega clásica de la poesía como vehículo de
educación moral al servicio de los ciudadanos. Será fundamental el patrocinio de los
poderosos a las artes: en el primer período augústeo ese papel es ejercido por
Mecenas y más adelante, por el propio príncipe. Evidentemente, el mecenazgo tiene su
precio: los poetas patrocinados deben renunciar a su libertad y han de plegarse a la
voluntad de los dirigentes, convirtiéndose en su mejor medio de propaganda política.
No obstante, la literatura latina alcanza su época dorada y los poetas tienen claro que
su papel es conseguir la inmortalidad.
Quinto Horacio Flacco nació en 65 a.C. en Venusa, Apulia, en el sur de Italia,
hijo de un liberto que se ocupó de que recibiera una esmerada educación, primero en
Roma y más tarde en Atenas. Allí le sorprendió la guerra civil entre los asesinos de
César, Bruto y Casio, y sus herederos, Marco Antonio y Augusto. Se alistó en el bando
perdedor y asistió a la derrota de Filipos (42 a.C.).
Después del perdón concedido por Augusto regresó a Roma, donde se hizo
amigo de Virgilio, quien le presentó a Mecenas, del que no se separará hasta su
muerte. Mecenas le consiguió un empleo como funcionario del Estado y le regaló una
finca en la Sabina, con lo que el poeta pudo dedicarse tranquilamente al cultivo de la
literatura. Horacio, como buen epicúreo, se mantuvo alejado de actividades políticas y
cargos públicos durante toda su vida, disfrutando del aurea mediocritas que le permitió
labrar su ansiada inmortalidad literaria. Murió en el año 8 a.C., poco después de su
amigo y protector Mecenas.
4.2.- Obra lírica:
No toda la obra horaciana puede incluirse en el género lírico: además de los
Épodos, las Odas y el Carmen Saeculare, que serían los poemas propiamente líricos,
escribió Sátiras o Sermones y Epístolas.
Épodos: Frente a los neotéricos, Horacio no imita a los poetas alejandrinos, sino
a los líricos griegos de los siglos VII y VI a.C. Siguiendo a Arquíloco de Paros, creador
del ritmo yámbico (- u), escribió un libro de Yambos, que los gramáticos posteriores
llamaron Épodos. Son diecisiete composiciones que quedan a media distancia entre la
poesía satírica y la lírica. A diferencia de Arquíloco, cuyos yambos iban cargados de
agresividad, Horacio, sin dejar de usar la ironía, es menos duro y recorre mayor
variedad de temas:
Políticos: cantos de amistad a Mecenas, que acompaña a Augusto en su
campaña contra Marco Antonio (I) o tras la victoria de Accio (IX); contra las
guerras civiles que llevan a sus conciudadanos a la destrucción (VII),…
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Líricos: el famoso Beatus ille (II), es un precioso elogio de la vida del campo; a la
brevedad de la vida (XIII); al amor ingrato de una mujer amada (XV),…
Satíricos: los más agresivos; contra el ajo (III); contra una vieja hechicera (V y
XVII); contra dos viejas libidinosas (VIII y XII); contra un mal poeta (X),…
Con los Épodos Horacio mide sus fuerzas como poeta y le sirven de entrenamiento
para su gran obra lírica: las Odas.
Odas: Las Odas, que Horacio llamó Carmina, son un total de ciento tres
composiciones que se recogen en cuatro libros, de los cuales los tres primeros fueron
publicados el año 23 y el cuarto fue muy posterior. Es la obra de madurez poética de
Horacio, en la que se jacta de haber sido el primero en transplantar al latín la lírica eolia
en su conjunto, imitando los temas y los metros líricos griegos de Alceo, Safo y
Anacreonte. Horacio tiene conciencia de que sus odas son lo mejor de su obra y afirma
que serán más duraderas que el bronce (exegi monumentum aere perennius).
Los temas y los motivos de las Odas son muy variados, desde la efusión del
sentimiento personal hasta escenas de la vida diaria y manifestaciones de patriotismo.
Podrían clasificarse del siguiente modo:
Patrióticas: a la República convaleciente tras la guerra civil, a Augusto
pacificador, a las victorias de Druso y Tiberio,… Destaca el grupo formado por
las seis primeras odas del Libro III, conocidas como “odas romanas”, en las que
hace elogios al imperio romano y a la obra de Augusto, así como a las virtudes
morales que han hecho posible ese imperio.
Erótico-amorosas: unas veinte en total, dirigidas a mujeres con amor o despego;
a Pirra, a Lidia, a Lálage,… En ellas, frente a la pasión desaforada de Catulo,
Horacio muestra la misma templanza que las otras facetas de su vida.
Morales y filosóficas: en las que el poeta expone su filosofía de vida (estoicismo
y epicureismo) y que constituyen el conjunto más valioso: hay que saber hacer
uso de las riquezas y ser generoso; debe uno gozar de los bienes presentes,
que son precarios; los años pasan volando y la muerte es inevitable; lo mejor
para lograr la felicidad es la aurea mediocritas (II,X),… Especialmente famosa es
la oda XI del Libro I, dedicada a una mujer, Leucónoe, a la que invita a gozar del
momento presente, ya que el día de mañana es incierto (Carpe diem).
De la naturaleza: a la fuente Bandusia, a la primavera, a la pequeña finca que le
regaló Mecenas, a Fauno para que extienda su protección sobre los campos; a
Baco,…
Carmen Saeculare: Compuesto por Horacio con motivo de los Juegos Seculares
celebrados por Augusto en el año 17 a.C., con un gran significado político, pues con
ellos Augusto pretende celebrar la culminación de su obra. Estos juegos sólo podían
ser celebrados una vez por siglo.
El poema de Horacio debía ser cantado por un coro de 27 muchachos y 27
doncellas. Comienza con una invocación a Apolo y Diana, sigue con una petición a los
demás dioses por la felicidad de Roma en el nuevo período que se abre con la
progenie de Venus y de Anquises (la gens Iulia) y se cierra con una última invocación a
los hijos de Latona.
4.3.- Lengua y estilo:
El mismo Horacio manifiesta sus gustos literarios en la Epistula ad Pisones,
verdadero tratado de normativa literaria, denominado también Ars Poética. Pueden
resumirse en las siguientes características:
•
Plasticidad: Horacio es insuperable en la descripción tanto de motivos de la
naturaleza, como de sus ideas y sentimientos, personificándolos si es necesario
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•
•
por medio de divinidades alegóricas: intenta llegar al entendimiento a través de
los sentidos.
Sentido del equilibrio: intenta llevar a la literatura la idea epicúrea de la
moderación que cultivó durante toda su vida, logrando la perfecta concordancia
entre el pensamiento y la expresión.
Sentido de la perfección: es la cualidad más acusada y característica, aunque
pueda hacerle perder a veces espontaneidad. Horacio utiliza en todo momento
la palabra o construcción exacta, trabaja una y otra vez los versos de forma casi
obsesiva (labor limae) hasta dejarlos perfectos; la estructura de sus
composiciones es armónica y rigurosa, todo en consonancia con la alta misión
social que el poeta se atribuye, la de ser educador e intérprete de los
sentimientos de la sociedad.
Podemos decir que los temas y formas usados por Horacio no constituyen una
innovación en sí dentro de la lírica romana, pues ya se tenía el precedente de Catulo.
Pero lo que sí supone una aportación original es la síntesis que logra entre la tradición
romana arcaica, las tendencias alejandrinas de su época y los líricos griegos antiguos,
frente a los "poetae novi" que siguieron exclusivamente los modelos helenísticos.
Podríamos afirmar que Horacio supera todo lo anterior partiendo de unos elementos
conocidos.
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