UNA ROSA CON UN CUCHILLO EN EL PECHO SALTA, SANGRANDO, POR LA VENTANA Acuchillada por una mano cálida, realista y experta, una auténtica rosa resistió la hemorragia gracias a su notable valor físico. Batiendo pétalos, atravesó llanos, selva, ríos, montes, islas y puertos, y por todas partes dejó caer el musgo rojo de la herida. Desde lo alto, pálidamente sombrío, se detuvo a contemplar los antárticos desiertos glaciales, el bosque petrificado y los peces fósiles de hace tres millones de años. Aterrizó en Nueva Zelanda, donde murió bajo las ruedas de un vergonzoso triciclo. La magistratura ha ordenado la autopsia para establecer la causa de tan irremediable deshojamiento. A Joaquim Folguera I. M. Versión de Enrique Badosa