Pierre Boulez Baldo Martínez Dietrich Fischer

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REVISTA DE MÚSICA
Año XX - Nº 199 - Julio / Agosto 2005 - 6,30 €
DOSIER
Música y viaje
Nº 199 - Julio / Agosto 2005 - SCHERZO
ENCUENTROS
Marin Alsop
ACTUALIDAD
Pierre Boulez
Dietrich
Fischer-Dieskau
Carlo Maria Giulini
JAZZ
Baldo Martínez
9 778402 134807
0 01 9 9
Anuncio Lied
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XII Ciclo de Lied
05
06
TEMPORADA
Teléfono de Información:
91.524.54.00
Abonos y localidades
Se establece un abono a precio reducido (un recital gratuito) para los nueve recitales del Ciclo.
VENTA DE NUEVOS ABONOS: Los nuevos abonos se podrán adquirir del 11 al 16
de julio y del 12 al 30 de septiembre de 2005 en las taquillas del Teatro de La
Zarzuela, en la Red de Teatros del INAEM (dentro de los horarios habituales de despacho de cada sala) y mediante el sistema de venta telefónica llamando al número de
Serviticket 902.332.211 (de 8 a 24 horas), Servicaixa y Servicajeros de la Caixa.
VENTA DE LOCALIDADES:
VENTA LIBRE DE LOCALIDADES. Las localidades sobrantes del abono podrán
adquirirse para cualquiera de los nueve recitales del Ciclo, si las hubiere, a partir del 10
de octubre de 2005 en las taquillas del Teatro de La Zarzuela, en la Red de Teatros
del INAEM (dentro de los horarios habituales de despacho de cada sala) y mediante el
sistema de venta telefónica llamando la número de Serviticket 902.332.211 (de 8 a 24
horas), Servicaixa y Servicajeros de la Caixa.
COORDINACIÓN DE TEXTOS: FERNANDO FRAGA / COORDINACIÓN EDITORIAL Y GRÁFICA: VÍCTOR PAGÁN / DISEÑO GRÁFICO, CONCEPTO Y FOTOGRAFÍA (SERIE «TAL PARA CUAL»): ARGONAUTA
PRECIO DE LAS LOCALIDADES:
ABONO
192 €
168 €
144 €
120 €
96 €
72 €
48 €
D
D
(LUNES, 28 DE NOVIEMBRE DE 2005. 20:00 HORAS) Recital II
HRISTIAN ERHAHER, BARÍTONO
GEROLD HUBER, PIANO
F. SCHUBERT: 5 Lieder sobre poemas de F.G. KLOPSTOCK y F. RÜCKERT
G. MAHLER: Lieder eines fahrenden Gesellen
F. SCHUBERT: 5 Lieder sobre poemas de J.F. ROCHLITZ,
J.W. VON GOETHE, H. VON CHÉZY, F.X. VON SCHLECHTA y E. SCHULZE
G. MAHLER: Rückert-Lieder
C
G
(LUNES, 19 DE DICIEMBRE DE 2005. 20:00 HORAS) Recital
VENTA DE ABONOS:
ZONA
A
B
C
D
E
F
G
(LUNES, 7 DE NOVIEMBRE DE 2005. 20:00 HORAS) Recital I
AVID ANIELS, CONTRATENOR *
MARTIN KATZ, PIANO *
Lieder de W.A. MOZART, Mélodies de G. FAURÉ
y canciones españolas renacentistas
VENTA LIBRE
24 €
21 €
18 €
15 €
12 €
9€
6€
FORMA DE PAGO:
En efectivo o mediante tarjeta de crédito: CAJAMADRID, VISA, EUROCARD,
MASTERCARD, AMERICAN EXPRESS, SERVIRED, Y DINNERS CLUB.
AVISO IMPORTANTE: Todos los recitales darán comienzo a las 20:00 horas y no se
permitirá el acceso a la sala, una vez comenzado el recital, hasta la primera pausa que
exista. Todos los programas, fechas e intérpretes del XII CICLO DE LIED son susceptibles de modificación. En caso de suspensión de alguno de los conciertos programados, se devolverá a los abonados 1/9 parte del precio del abono adquirido y al
público en general el importe del precio de la localidad. La devolución se hará efectiva 7 días después de la cancelación del concierto en el lugar donde fue adquirida la
localidad. La suspensión de un concierto, no así su aplazamiento, será la única causa
admitida para la devolución de las localidades. Se recomienda conservar con cuidado
las localidades, pues no será posible su reposición en caso de pérdida, deterioro o
destrucción. No se atenderá ninguna reclamación una vez retirado el abono o las
localidades de taquilla.
III
IAN BOSTRIDGE, TENOR
JULIUS DRAKE, PIANO
F. SCHUBERT: 21 Lieder sobre poemas de J. MAYRHOFER,
J.P. SILBERT, J.N. VON CRAIGHER, J.G. SALIS-SEEWIS, E. SCHULZE,
T. KÖRNER, F. RÜCKERT, K.G. VON LEITNER,
F.X. SCHLECHTA y E. VON SCHLEGEL
(LUNES, 16 DE ENERO DE 2006. 20:00 HORAS) Recital IV
ESSELINA ASAROVA, MEZZOSOPRANO
CHARLES SPENCER, PIANO
Páginas de G.F. HAENDEL, F.J. HAYDN,
W.A. MOZART y G. ROSSINI
V
K
(LUNES, 6 DE FEBRERO DE 2006. 20:00 HORAS) Recital V
MANDA OOCROFT, SOPRANO*
MALCOLM MARTINEAU, PIANO
Lieder, Mélodies y Canciones de R. STRAUSS, C. DEBUSSY,
P.I. CHAIKOVSKI y S. BARBER
A
R
(LUNES, 20 DE MARZO DE 2006. 20:00 HORAS) Recital VI
ATTHIAS OERNE, BARÍTONO
ELISABETH LEONSKAJA, PIANO *
JORDI DAUDER, NARRADOR *
J. BRAHMS: Die Schöne Magelone Op. 33
M
G
(LUNES, 24 DE ABRIL DE 2006. 20:00 HORAS) Recital VII
IETRICH ENSCHEL, BARÍTONO
FRITZ SCHWINGHAMMER, PIANO
H. DUPARC: 6 Mélodies
H. PFITZNER: 4 Lieder Op. 15
J. BRAHMS: 8 Lieder Op. 58
F. POULENC: Le travail du peintre
D
H
(LUNES, 15 DE MAYO DE 2006. 20:00 HORAS) Recital VIII
ERNARDA INK, MEZZOSOPRANO *
ANTHONY SPIRI, PIANO
Lieder de F. SCHUBERT, H. WOLF, A. von ZEMLINSKY y A. BERG
Canciones de PAUPIC, B. IPAVEC y C. GUASTAVINO
B
F
(LUNES, 26 DE JUNIO DE 2006. 20:00 HORAS) Recital IX
HOMAS AMPSON, BARÍTONO
WOLFRAM RIEGER, PIANO
Programa a determinar
T
H
*POR PRIMERA VEZ EN ESTOS CICLOS DE LIED.
AÑO XX Nº 199 Julio-Agosto 2005 6,30 €
2
6
7
DOSIER
OPINIÓN
CON NOMBRE
PROPIO
Música y viaje
Aprendices, alucinados,
peregrinos
Pierre Boulez
Stefano Russomanno
Francisco Ramos
Estar, volver
Pedro Elías Mamou
Dietrich Fischer-Dieskau
Una vuelta al mundo
Arturo Reverter
8
Juan Manuel Viana
Carlo Maria Giulini
AGENDA
18
ACTUALIDAD
NACIONAL
44
60
Marin Alsop
José Luis Pérez de Arteaga
EDUCACIÓN
Pedro Sarmiento
EL CANTAR DE
LOS CANTARES
ACTUALIDAD
INTERNACIONAL
Arturo Reverter
ENTREVISTA
JAZZ
Fabio Biondi
Pablo Sanz
María Sánchez-Archidona
64
LIBROS
LA GUÍA
CONTRAPUNTO
Discos del mes
SCHERZO DISCOS
65
122
126
129
ENCUENTROS
Enrique Pérez Adrián
10
121
Norman Lebrecht
Sumario
136
140
142
144
146
148
152
Colaboran en este número:
Javier Alfaya, Daniel Álvarez Vázquez, Julio Andrade Malde, Íñigo Arbiza, David Armendáriz Moreno, Rafael Banús Irusta,
Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Patrick Dillon, Giacomo Di Vittorio, Pedro Elías Mamou, Fernando Fraga, Joaquín García,
Manuel García Franco, José Antonio García y García, Mario Gerteis, José Guerrero Martín, Federico Hernández, Fernando Herrero,
Leopoldo Hontañón, Bernd Hoppe, Paul Korenhof, Antonio Lasierra, Norman Lebrecht, Fiona Maddocks, Nadir Madriles,
Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Blas Matamoro, Erna Metdepenninghen,
Antonio Muñoz Molina, Miguel Ángel Nepomuceno, Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián,
José Luis Pérez de Arteaga, Javier Pérez Senz, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Francisco Ramos, Arturo Reverter, Leopoldo Rojas O’Donnell,
Stefano Russomanno, Carlos Sáinz Medina, María Sánchez-Archidona, Ignacio Sánchez Quirós, Pablo Sanz, Pedro Sarmiento, Bruno Serrou,
José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Juan Manuel Viana, José Luis Vidal, Albert Vilardell,
Carlos Vílchez Negrín, Ruth Zauner.
Traducciones
Rafael Banús Irusta (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) - Juan Manuel Viana (francés)
Impreso en papel 100% libre de cloro
PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN:
por un año (11 Números)
España (incluido Canarias)
63 €.
Europa:
98 €.
EE.UU y Canadá
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Esta revista es miembro de
ARCE, Asociación de
Revistas Culturales de
España, y de CEDRO,
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Derechos Reprográficos.
SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún
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respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva
responsabilidad de los firmantes, no siendo
por tanto opinión oficial de la revista.
1
OPINIÓN
OPINIÓN
EDITORIAL
2
¿VALE LA PENA MATAR A LA GALLINA
DE LOS HUEVOS DE ORO?
E
l veredicto de la Corte de Apelación londinense condenando a la casa
de discos Hyperion en su contencioso con el musicólogo Lionel Sawkins a raíz de la utilización por parte de aquella de una edición crítica
firmada por éste de la obra del compositor francés Michel-Richard de
Lalande (1657-1726), ha conmocionado al mundo de la industria fonográfica.
El doctor Sawkins denunció a Hyperion en mayo de 2004 por el uso de su edición en el disco Music for the Sun King, considerando insuficiente que Hyperion hubiera pagado el alquiler de los materiales impresos. Sawkins ganó en
esa instancia, la firma británica recurrió la sentencia y hace unos días se hacía
público el veredicto definitivo.
Empecemos por las consecuencias de la sentencia. Hyperion calcula en
casi un millón de libras esterlinas —millón y medio de euros— lo que deberá
pagar en concepto de costas —mucho mayor que lo que habrá de corresponderle al doctor Sawkins— y anuncia ya que afrontar semejante obligación
pondrá en peligro la existencia de la compañía —curiosamente una de las que
más ha hecho por la recuperación, la renovación y la difusión del repertorio a
que pertenece la obra objeto de la disputa— y, en consecuencia, la actividad
discográfica de muchos de los intérpretes que acoge. Parece claro, pues, que
el objetivo de Sawkins —obtener derechos de autor por las 3300 copias vendidas del disco de De Lalande— ha sido superado con creces, y si el veredicto
significa un triunfo para los abogados del musicólogo bien puede ser un golpe
mortal para quien parece recibir un castigo desmesurado.
El caso Sawkins-Hyperion pone de manifiesto la necesidad de un entendimiento entre las partes implicadas en los procesos necesarios pero también
complementarios de investigación y difusión de las músicas pretéritas. Se trata,
desde luego, de valorar lo que pueda haber de original en una edición crítica
pero también de calibrar hasta qué punto un trabajo de ese tipo aporta algo
tan sustancial como para hacer de ello un obstáculo a la hora de divulgar una
obra que, antes de ser editada críticamente, estaba sin mayores problemas en
el dominio público. En este caso se trata de la realización de la línea del bajo,
suficiente para cobrar derechos según la Music Publishers’ Association mientras Hyperion sostiene que lo hecho por Sawkins no es exactamente eso sino,
simplemente, añadir figuras adicionales a la fuente original. En todo caso,
¿puede la línea del bajo ocasionar una crisis semejante en una empresa modélica por tantas cosas?
Hay, por supuesto, que darle a cada uno lo que le corresponde pero en la
justa medida que haga posible que la cultura que pertenece a todos siga estando viva. El riesgo es, además, demasiado serio, y consiste, simplemente, en
matar a la gallina de los huevos de oro. La llamada música antigua ha sido la
gran revitalizadora del repertorio y de la industria discográfica, y en un mundo
en el que los márgenes de explotación son los que son, añadir el nuevo gasto
de unos derechos de autor que antes no se pagaban puede resultar un obstáculo. Por eso no hay más solución que la razonada discusión del asunto con lo
posible por horizonte. Que los abogados de Sawkins pasen a la historia de los
avatares del copyright por haber ganado un buen dinero —y hundido, de paso,
a una discográfica que ha hecho por la música mucho más de lo que ellos harían en diez vidas que vivieran— no deja de ser una mala noticia que quizá
pudiera evitarse con la creación de organismos consultores que partieran de la
razón más que de la vanidad, y en los que estuvieran representados por expertos todas las partes implicadas. No siempre los jueces saben muy bien qué es
crear, qué significa editar ni cuánto de cada cosa hay en la mezcla de ambas.
Hace poco más de un par de años moría Ted Perry, el creador de Hyperion. Para poder pagar las facturas en los primeros días de su aventura recorría
las calles de Londres como taxista y vendedor de helados. Arriesgó publicando
las canciones completas de Schubert y de Schumann, toda la obra para piano
de Liszt, la coral de Purcell y Vivaldi, y sus herederos están metidos en las canciones de Richard Strauss, los conciertos raros y curiosos de la época romántica, un ciclo Monteverdi… ¿Merece morir semejante esfuerzo sólo por unas
cuantas notas?
OPINIÓN
La música extremada
Diseño
de portada
Argonauta
(Salvador
Alarcó
y Belén
Gonzalez)
Foto portada:
Simon Fowler/EMI
UNA PARTITURA
E
Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L.
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28028 MADRID
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REVISTA DE MÚSICA
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Colaboradores
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GRAFICAS AGA S.A.
Encuadernación
CAYETANO S.L.
Depósito Legal: M-41822-1985
ISSN: 0213-4802
n una vitrina del Avery Fisher
Hall, donde tiene su sede la
Filarmónica de Nueva York,
hay una partitura amarillenta y
maltratada, llena de anotaciones a
lápiz o a pluma, con los bordes gastados y rotos, de la Primera Sinfonía
de Mahler. Fue el propio Mahler
quien la trajo consigo de Europa, y
quien la usó para dirigir su interpretación en 1910, ya enfermo, sin duda
intuyendo que no le quedaba mucho
tiempo de vida ni de música. En
alguna parte se ven las iniciales, inscritas a mano, G. M., en una tinta
desleída. La misma partitura la tuvo
entre sus manos Bruno Walter 24
años después. Iba a dirigir a la Filarmónica de Nueva York siguiendo los
pasos lejanos de su maestro, pero a
diferencia de él su viaje a América no
había sido voluntario. En 1934, Bruno Walter, judío de cultura y habla
alemanas, igual que Mahler, era un
exiliado que no podía volver a su
país. En Nueva York, nada más llegar, había dirigido una Novena de
Beethoven que era en sí misma una
afirmación contra la barbarie, una
manera orgullosa de reclamar como
suya la tradición cultural de la que se
le expulsaba. La Primera de Mahler,
en ese 1934 de la Noche de los
Cuchillos Largos y del triunfo definitivo del nazismo en Alemania, era ya
una música degenerada y proscrita,
que en Nueva York resonaría con un
aire de desgarro, de estridencia sentimental y de mezcla callejera que se
corresponden muy bien con el espíritu de la ciudad, con su fiebre urbana
y su populosa tradición de la Centroeuropa judía. Música extranjera, dirigida por un extranjero fugitivo, interpretada en una ciudad donde la condición natural es la extranjería, y
donde tantos fugitivos del desastre
de Europa iban a llegar en los años
siguientes.
Pero hay otra fecha en la manoseada partitura, otra caligrafía rápida
y otro nombre: en 1959, la tuvo
delante de sí en el podio de la Filarmónica Leonard Bernstein, que quizás es el gran heredero de Bruno
Walter en la vindicación de la música
de Mahler. Mahler y Walter habían
sido advenedizos en América: Bernstein había nacido en el país, pero era
hijo de emigrantes llegados desde las
mismas regiones de la Europa fronteriza donde la injusticia, la intolerancia y la persecución eran epidemias
más destructivas que el hambre, pero
donde se creó una cultura intensamente plural, agitadora y europea, a
la que debemos algunas de las obras
mayores del siglo XX, y que los totalitarismos nazi y soviético destrozaron sin dejar más que ruinas. ¿Quedaría alguien, en el Nueva York de
1959, que asistiera a la interpretación
de la Primera dirigida por Bernstein
y pudiera recordar la de Mahler casi
medio siglo atrás, y la de Bruno Walter de 1934? Las notas impresas en el
papel pautado son las mismas, pero
el tiempo, que ya había vuelto amarillas las hojas de la partitura, sin duda
habría cambiado también la música,
siempre idéntica y siempre renovada,
como el mar toujours recommencé
en el poema de Valéry. Ahora la partitura, demasiado frágil, está protegida por el cristal de una vitrina, pero
yo no puedo mirarla sin imaginar
sobre ella las manos sucesivas de
Mahler, de Bruno Walter y de Bernstein, y aunque los tres estén muertos
la música los mantiene fantasmales y
presentes en esta ciudad donde no se
interrumpe la tradición mahleriana.
El año pasado, una tarde de humedad irrespirable de junio, la Filarmónica de Nueva York clausuró la temporada con una Tercera formidable.
Este año, por las mismas fechas y
con semejantes calores, la temporada
termina con la Sexta. En una ciudad
donde todo pasa tan rápido, donde a
veces lo gana a uno el abatimiento
de su extranjería, es confortador que
perdure tan vigorosamente la presencia del extranjero Mahler.
Antonio Muñoz Molina
3
OPINIÓN
Prismas
LA FORMA
U
n reciente editorial del diario
madrileño El País ponía hace
pocos días el dedo en la llaga: se
ha celebrado una reunión de la Organización para la Seguridad y Cooperación
Europea (en la cual estuvieron presentes 35 países) donde se estudió una vez
más las maneras de combatir “el antisemitismo y otras formas de intolerancia”.
El periódico señalaba acertadamente
que el antisemitismo es probablemente
la más arraigada y duradera de las formas de intolerancia en el mundo. Lo
cual ha traído a mi memoria ciertos
escritos de musicólogos, teóricos e historiadores de la música que desde
mediados del siglo XIX hasta hace poco
se dedicaron a especular, con una buena conciencia que hoy estremece, qué
“razas” eran las que estaban mejor predispuestas para la creación musical.
Con las respuestas se podía hacer una
verdadera antología del disparate.
Recordaré que incluso un músico tan
extraordinario como Ernest Ansermet se
permitió sugerir en un libro importante
y sugerente como lo es Les fondements
de la musique dans la conscience
humaine que los judíos —y ponía los
ejemplos de Mahler y Mendelssohn—
no tenían sentido de la forma.
Uno que es lector apasionado de
Walter Benjamin, Jean Améry, Hanna
Arendt y Primo Levi entre otros, porque
siente la necesidad profunda de saber
qué clase de monstruosa desviación de
la naturaleza humana hizo posible Auschwitz, no deja de pensar qué terrible
cosa es que hoy, después de tanta sangre derramada, todavía haya que convocar reuniones para tratar de explicar
a la gente que el racismo es execrable.
Es posible que alguien me conteste que
al menos ahora no hay un Ansermet
que sin ser antisemita (como él no lo
era) pueda disparatar sin que le tiemble
el pulso acerca de las supuestas virtudes y los supuestos defectos innatos de
determinadas “razas”. Pero sí hay una
curia vaticana que hace unos años hizo
canonizar a un notorio antisemita llamado Stepinac y ahora trata de canonizar a
otro, el cura francés Léon Dehon, cuyo
antisemitismo, del cual quedan abundantes testimonios escritos, escandalizó
al parecer hasta al propio papa León
XIII.
¿Es que está horriblemente arraigado ese antisemitismo que ni siquiera el
recuerdo de los campos nazis de exterminio puede disuadirle? ¿Es que no
aprenden nada los seres humanos? No
sé si hay respuesta a esa pregunta. Lo
que sí sé es que me estremezco cada
vez que, cuando se habla de ciertos
fenómenos musicales, alguien se llena
tranquilamente la boca con expresiones
como “la mafia judía”. Por favor, cuidado con las palabras. Por ahí empieza
todo.
Javier Alfaya
C A R T A S
A L D I R E C TO R
EL CIERRE DE ALLEGRO
Sr. Director:
4
El pasado mes de junio, se cerró definitivamente el establecimiento sevillano
Allegro Música, una de las mejores tiendas especializadas en música clásica del
país. Regentada por Fernando Vallejo,
con la inestimable colaboración de Mari
Carmen Quintero, ha sido un referente
para los aficionados en estos últimos
doce años. En unos tiempos deshumanizados en los que lo impersonal y lo
aséptico predomina en el trato con las
personas, ha sido maravilloso encontrar
un lugar en el que no sólo éramos clientes sino también una parte esencial de
este mundo que es la música. Es decir ha
sido un lugar de encuentro de melómanos, en el que no importaba nada más
que una cosa, el amor a la música.
Nos ha tocado vivir una época en la
que gracias a los progresos tecnológicos,
se puede disfrutar en casa de algo muy
parecido a un concierto, lo que hace que
el disco no sea un mero producto de
consumo, sino un cofre que contiene
una verdadera obra de arte, y más cuando las discográficas, para competir con la
piratería, ofrecen productos con un enorme atractivo. Muchas de las propuestas
actuales, en las que la música antigua
podría ser la punta de lanza, ofrecen al
aficionado verdaderos productos artísticos que deleitan casi como si de una pieza única se tratara, incompatibles a mi
modo de ver con los sistemas de venta
masivos de la actualidad. Por otra parte,
la venta de discos requiere cada vez más
conocimiento y dedicación debido al sinfín de referencias disponibles, en las que
el aficionado tiene que navegar no sin
cierta dificultad. Por estas y otras muchas
razones una tienda de las características
de Allegro se hace imprescindible para el
aficionado. Conducida por un experto,
que conoce hasta el más mínimo detalle
de las obras en cuestión y dispuesto a
conseguir cualquier referencia por complicada que esta sea. Pero con la cualidad más importante a mi modo de ver, el
amor y la vocación de servicio a la música, y por tanto verdadero interlocutor
con los melómanos que entrábamos en
contacto con la tienda, en la que la amistad asomaba muy a menudo. Una tienda
que ha permitido a los aficionados no
sentirnos solos en un mundo muy complicado para la sensibilidad y el arte,
para compartir inquietudes y opiniones
sobre el mundo de la música. Por todo
esto y por muchas cosas más, gracias y
enhorabuena a Fernando y Mari Carmen.
Atentamente,
José Galeote Espinosa
Chiclana de la Frontera
OPINIÓN
Musica reservata
MÚSICAS DE LA PALABRA
L
a evidencia del significado enmascara la música del
habla: escuchar lenguas desconocidas permite rescatarla.
Cuanto más difícil nos resulta la comprensión de un idioma extranjero, tanto más obvia la articulación musical
que emerge como una vida interna del idioma. La observación
dista de ser nueva: Janácek transcribió gran cantidad de melodías habladas adaptándolas a la notación proporcional y temperada con una idealización similar a la de los cantos de los
pájaros anotados por Messiaen.
Repetir varias veces la escucha de una frase grabada tratando de discernir su significado permite que, a partir de cierto
instante, permanezca tan sólo el canto de las palabras: se revela entonces la música secreta del idioma y se aprecia, no ya
que cada lengua tiene su propia música, sino que cada hablante posee su propio canto, su propia forma de moldear el sonido en torno a la prosodia. De súbito, el significado irrumpe y la
música se esfuma: la frase, que se había elevado sobre sí, auf
Flügel des Gesanges, se cristaliza y solidifica en la geometría del
sentido. Opuesta a la significación, la música inscribe una
ambigüedad que enriquece el mundo.
La música emerge como residuo del habla: algo de ella que
no puede ser dicho pero que, pese a todo, expresa algo no
dicho. El tono de la voz posee una significación que va más
allá de la palabra, incluso más allá de la procedencia geográfica del hablante (reflejada también en la rítmica: la acentuación
sobre la última sílaba del francés o sobre la primera el húngaro), algo que puede ser ironía o reconvención, asombro o
aquiescencia, pero algo que solamente se materializa como
música. Una música inseparable del hecho de hablar, de poner
el lenguaje en acto, dimensión ajena a la escritura pero inmanente al lenguaje en tanto que inscripción del concepto en el
tiempo como articulación de
sonidos. Una monodia sometida a rígidas leyes de exclusión
(p. e.: no puede repetirse un
sonido más allá de un determinado y muy escaso número de
veces) y enteramente ajena a
cualquier forma de simultaneidad: el contrapunto y la armonía son, por naturaleza, extralingüísticos.
Hablar en música: el trujamán de El retablo de Maese
Pedro permanece la mayor parte del tiempo sobre una misma
nota (al comienzo, mi natural)
desde la que declama su relato
adaptándose cuidadosamente
al ritmo del lenguaje. Como en
éste, el énfasis sobre alguna
sílaba o palabra concreta se
refleja en un minúsculo gesto
melódico: un salto hacia una
nota superior o inferior quiebra
momentáneamente el recto
tono para regresar inmediatamente a él según progresa el
discurso. La similitud con formas tan cualificadas de la tradición oral como el pregonero
popular es obvia y ha sido
repetidamente señalada. Pero
hay algo más en lo que no se suele reparar, y es la analogía
entre tan parco movimiento melódico y el rígido y un tanto
espasmódico movimiento del títere de guante, único posible
para un teatro de medios tan restringidos como el que traía
Ginés de Pasamonte, manipulador de las figuras y responsable,
además, de una banda sonora que acompañaba la representación con trompeta y atabal, según describe Cervantes: la música
de Falla refuta por sí misma la tendencia, desdichadamente frecuente, de realizar esta obra con actores, por mucho que éstos
pretendan remedar los movimientos elementales del guiñol.
El poeta como músico: Mallarmé, cifra de la modernidad, lo
sería no ya por la exquisitez de su fonética o por el hermetismo
de sus enunciados, sino por el ímpetu de la enunciación para
proyectarse más allá de sus límites. El texto flexible, legible
desde diferentes lugares de sí mismo, la disposición tipográfica
en la que los versos cruzan la página, se interrumpen, regresan
y dialogan con el vacío en que se insertan (que se convierte así
en una forma poética) genera una lectura múltiple que es inevitablemente musical, que se construye en el tiempo a partir del
tiempo mismo, que no vuelve sobre sí y que es inseparable del
propio hecho de leer: Un coup de dés (pero también, en otro
sentido, L’après-midi d’un faune) es música visual, una partitura poética que sólo alcanza su realidad musical en la lectura o
en la memoria del lector. Debussy lo entendió perfectamente
cuando renunció a escribir una poema sinfónico, titulando su
obra Prélude: una música anterior a la poesía, una música
como acte préalable para otra música. Ravel, Boulez, el propio
Debussy que escribe versiones cantables para tres de sus sonetos ya en 1913, pudieron aún ir más allá: pero para ello fue preciso que el poeta hubiese desaparecido.
En semejante debate, Pelléas et Mélisande aparece como
culminación de un propósito
largamente acariciado por el
arte occidental: rescatar la
música del habla para la tradición escrita, construir una
música a partir de algo que ya
era música, pero que el arte
savant había sido, pese a
todo, incapaz de incorporar.
En la dramaturgia de Debussy
la vocalidad es el fin de una
tradición, la clausura de una
extenuante pesquisa. Quizá la
conciencia de ello le vetó
regresar a la escena, pese a lo
sumamente elaborado de
alguno de sus intentos, como
La chute de la maison Usher:
su ópera era ya más radical
que cuanto pudiera emprenderse en esa misma dirección.
Habría que esperar, por lo
menos, hasta Wozzeck para
encontrar una música escénica
tan inequívocamente anclada
sobre la música de la palabra.
O a la Sequenza III de Luciano
Berio. Pero esas serían ya
otras músicas: y también otras
palabras.
José Luis Téllez
5
III CICLO DE
MÚSICA Y PATRIMONIO
CONCIERTOS
2005
1
IGLESIA DE SAN AGUSTÍN EL VIEJO
DE TALAVERA DE LA REINA
Domingo, 27 de febrero 20:00 horas
(Toledo)
6
IGLESIA DE SANTO DOMINGO
Domingo, 3 de julio 21:30 horas
(La Coruña)
Grande Chapelle
Bach Collegium de Praga
Àngel Recasens, director
J. S. BACH
ENTRE AVENTURAS Y ENCANTAMIENTOS
Ofrenda Musical, BWV 1079
Música para don Quijote
2
IGLESIA DE SAN ROMÁN DE TOLEDO
(MUSEO DE LOS CONCILIOS)
Lunes, 21 de marzo 20:00 horas
7
IGLESIA DE SANTA MARÍA
DE ALBARRACÍN
Jueves, 8 de septiembre 20:00 horas (Teruel)
Passamezzo Antico
Ensemble Plus Ultra
Schola Antiqua
Wilbert Hazelzet, traverso
L. BOCCHERINI
Michael Noone, director
Música de cámara
MÚSICA INÉDITA EN LA CATEDRAL
DE TOLEDO
Obras de G. de Boluda, F. Guerrero, C. de Morales,
F. Palomares
8
3
PALAU DE LA MÚSICA
Sábado, 22 de octubre 19:00 horas (Barcelona)
CATEDRAL DE TUI
Viernes, 22 de abril 21:00 horas
Cuarteto Alban Berg
(Pontevedra)
Elisabeth Leonskaja, piano
La Trulla de Bozes
W. A. MOZART
LA TIERRA S’ESTÁ GOZANDO
Cuarteto con piano en sol menor, K 478
F. GUERRERO
Canciones y Villanescas
B. BARTÓK
Sonata para piano, SZ 80
W. A. MOZART
4
Cuarteto con piano en mi bemol mayor,
K 493
SANTA CUEVA DE CÁDIZ
Sábado, 21 de mayo 21:00 horas
Cuarteto Keller
9
J. WIDMANN
Choral
(estreno en España)
F. J. HAYDN
Las siete últimas palabras de Jesucristo
en la Cruz, op. 51
IGLESIA DE SANTA CATALINA MÁRTIR
Jueves, 17 de noviembre 20:00 horas (Valencia)
Europa Galante
Isabel Rey, soprano
Fabio Biondi, director
L. BOCCHERINI
5
IGLESIA DE SAN JUAN DE
LOS CABALLEROS
Viernes, 17 de junio 20:00 horas
(Segovia)
Pierre Hantaï, clave
D. SCARLATTI
Sonatas para clave
• Entrada libre
• Aforo limitado hasta completar cada uno de los recintos
• Los horarios de los conciertos son susceptibles de modificación.
Sinfonía del Diavolo
Stabat Mater para soprano
y orquesta de cuerda
CON NOMBRE PROPIO
PROPIO
8
PIERRE BOULEZ
D
e entre los músicos que integran el círculo de vanguardia
más representativo de la contemporaneidad, el que se da
cita en los cursos de Nueva Música en
Darmstadt, Pierre Boulez, que el pasado
26 de marzo cumplió ochenta años, es
sin duda el que goza de mayor prestigio. Desde la perspectiva actual, se puede preferir la trayectoria de otros compositores que han hecho del material
sonoro espacios más habitables para el
oyente que la búsqueda de la pureza y
objetividad del sonido preconizada por
Boulez, pero ni en Ligeti, Berio, Nono o
Kagel se han reunido con tanto éxito las
distintas facetas que hacen de Boulez lo
más cercano al músico total, el que
resume, en su sola figura, el tumultuoso
devenir de la modernidad musical.
Atacado desde no pocos focos, Boulez se ha mantenido en la élite del pensamiento musical de este tiempo gracias a
su firme defensa de un lenguaje interesado siempre en la ausencia de toda exteriorización y de cualquier referencia con
la tradición, un lenguaje que no ha querido saber nada de la idea de crisis, para
lo cual ordena, por así decir, al material
sonoro a un repliegue hacia su interior,
en justa correspondencia con el formalismo y la tendencia al cálculo del pensamiento estructuralista. El Boulez de los
años duros del círculo de Darmstadt es
un músico que vive instalado en la preeminencia que se otorga, en la época, a
los sistemas simbólicos: entorno cultural
en el que se generaliza la conciencia
según la cual el elemento abstracto
gobierna la experiencia humana entera.
Es desde las corrientes promulgadas
por los músicos pertenecientes a las
generaciones siguientes de donde parten
las múltiples críticas que se hacen al rígido sistema del autor de Le marteau sans
maître, promoviéndose un tratamiento
menos abstracto del material y favoreciendo que la música respirase desde su
interior. La corriente espectral francesa
pone freno a la expansión del pensamiento único bouleziano, capaz de mantener al margen de una vida concertística
normal las obras compuestas por autores
que, como Dutilleux o Barraqué, no
comulgaban con el ideal de objetividad
de Boulez. Hay una contradicción en
esta postura egocéntrica de Boulez: si,
por una parte, impide, desde su evidente
posición de privilegio (fundador del
Domaine Musical), la difusión de obras y
compositores que pueden hacerle sombra, se esfuerza con éxito en el surgimiento de centros de investigación como
Clive Barda / DG
CON NOMBRE
La voz de la modernidad
el IRCAM para dar salida a las propuestas
musicales más avanzadas. El IRCAM (y,
por extensión, el Ensemble InterContemporain) se convierte, en efecto, en lugar
de referencia de la creación y el tratamiento informático. La bendición por
parte de Boulez de la construcción de la
Cité de la Musique es otro paso importante en esta labor por la difusión de la
música, que encuentra en la dirección de
orquesta y en la redacción de ensayos
teóricos dos facetas complementarias
que no hacen sino fortalecer su figura.
Director que abre nuevos modos de
escucha y análisis de obras del repertorio
postromántico, que descubre insólitas
perspectivas en el Wagner más transitado, el del Anillo y Parsifal, Boulez es
también autor, en efecto, de un importante corpus de ensayos, reunidos en los
volúmenes Pensar la música hoy y Puntos de referencia. Aunque escritos en un
estilo poco trabajado y que obedecen
más al impulso y la necesidad del
momento que a un pensamiento largamente madurado, los textos de Boulez
son necesarios, sobre todo, como soporte de aquella postura de intransigencia
de los años de militancia en la vanguardia. Posteriormente, estos escritos tratarán con no poca lucidez el mundo musical que, a la postre, más le ha interesado
al Boulez director de orquesta, el postromanticismo y la escuela de Viena.
En el momento de cumplir 80 años,
Boulez se mantiene en plenitud. Si bien
la creación musical ya hace algún tiempo que ha dejado de ocuparle, su labor
de dirección no muestra signos de fatiga
y los proyectos se suceden. La batuta no
puede esperar.
Francisco Ramos
CON NOMBRE PROPIO
En su 80 aniversario
DIETRICH FISCHER-DIESKAU
Harald Hoffmann / DG
E
l lector de SCHERZO tendrá
seguramente en la memoria el
extenso trabajo que dedicamos al
barítono berlinés hace cinco
años, cuando llegaba a los 75. Allí contábamos su vida, seguíamos sus pasos
hasta los primeros triunfos y analizábamos sus cualidades.
No vamos ahora, evidentemente, a
dar los mismos pasos en el momento
de su llegada a los 80; pero sí a mostrar nuevamente nuestra gratitud ante
intérprete tan grande y a rememorar
algunos de los atributos que lo adornaron durante una provechosa y larga
carrera y lo convirtieron en una de las
voces de referencia del siglo XX y en
una de las que más veces ha pasado
por los estudios de grabación. Una de
las cosas que más nos sorprendieron
siempre de él fue la perfecta correspondencia entre sus medios, su timbre, su arte, su variado colorido, captados en los discos, con la realidad comprobada en las salas de concierto y
teatros de ópera. Es más: en estos
recintos su instrumento crecía, parecía
más grande que el que uno había imaginado, dado su lirismo, su facilidad
para apianar, para hacer medias voces
y falsetes, en una extraordinaria gama
dinámica tras la escucha de los discos.
El que firma se quedó con la boca
abierta al oírlo, en el Festival de
Múnich de 1971, en una hierática interpretación del Orador de La flauta
mágica de Mozart y en una impresionante y alucinada recreación del Jokanaán de Salomé de Strauss. Pocos gestos, pero precisos y justos, decisivos.
Cierto que el timbre nunca fue especialmente rico y que el metal, sobre
todo para la ópera italiana, no brillaba
significativamente; que los agudos no
campaneaban y en ocasiones no estaban canónicamente proyectados, pero
eran de apreciable potencia y de una
impresionante variedad de colores —
que nunca ocultaban el atractivo timbre de base—, que contribuían a enriquecer sus interpretaciones en los más
diversos frentes. Por otro lado, los gra-
ves eran audibles y el centro importante. Una de sus grandes armas, que le
servía para crecer y aparentar un talante dramático que evidentemente no
poseía, era el acento, la inflexión, unida a la enorme fantasía para atacar,
frasear, decir, sugerir, expresar.
En el campo del lied, en el que —
pese a determinados manierismos, a
los que muchos han concedido excesiva importancia— fue indiscutible protagonista durante décadas, siguió dictados de artistas anteriores como
Hüsch, Schlusnus, Rehkemper o Hotter, de los que se diferenciaba más de
lo que algunos jóvenes seguidores se
diferencian de él: Quasthoff, Goerne,
Trekel, Gerhaher… Damos a continuación una muy sucinta noticia discográfica de este maestro indiscutible del
canto —que ha venido depositando
sus conocimientos y experiencias en
algunos libros extraordinarios: Los lieder de Schubert (Alianza, 1989, con
impresentable traducción), Hablan los
sonidos, suenan las palabras (Turner,
1990) son los únicos vertidos al castellano— y aprovechamos las nuevas
ofertas que la labor recopilatoria de los
distintos sellos nos proporciona.
Arturo Reverter
DISCOGRAFÍA SELECCIONADA
Grabaciones originales. 9 CD con las primeras incisiones en
Los recitales de lied de Salzburgo.
Deutsche Grammophon (002 89477 52707).
Colección del 75 cumpleaños. 20 CD, que abarcan de 1949 a 1981,
reunidos por Deutsche Grammophon.
Grandes momentos. Interpretaciones de variada música vocal,
de lied, oratorio y ópera. 3 CD EMI 5 67345.
Once CD que recogen —en algunos casos por primera vez en disco— las
interpretaciones ofrecidas en el Festival de 1956 a 1965 junto a
Gerald Moore, grabadas por la Radio austriaca. Maravillosas, con el barítono
en su mejor momento vocal. Orfeo C 339 050 T.
El arte de Fischer-Dieskau. 2 DVD DG 004 40073 40509.
9
CON NOMBRE PROPIO
Se nos va el último
CARLO MARIA
GIULINI
D
e esa generación de los Celibidache, Kubelik, Wand, Mravinski, Karajan y compañía,
todavía nos queda vivo un
nonagenario Sanderling ya retirado,
aunque realmente es con la desaparición de Giulini con la que termina
toda una tradición de la dirección de
orquesta y una forma muy especial de
concebir la música. El año pasado
Roberto Andrade celebró desde estas
páginas el nonagésimo cumpleaños
del maestro con la historia y detalles
de su vida, de su especialísimo acercamiento a la música y de su discografía
esencial. EMI, su antigua casa de grabación, felicitaba asimismo al director
con un álbum sensacional de todos
sus registros con la Sinfónica de Chicago, también comentado muy elogiosamente desde nuestras páginas de crítica discográfica. Ahora, tras un año de
esas celebraciones nos toca hacer la
necrológica de ese oficiante, de ese
gran mago de la orquesta que hasta
ayer mismo nos sorprendía con un
precioso DVD de una Novena de
Bruckner filmada y grabada en Stuttgart con la Orquesta de la Radio en
1997 (y que se comentará en el próximo número). Bien conocido en las
salas de concierto españolas por sus
visitas con las más diversas agrupaciones, desde la Filarmónica de Los Ángeles hasta la Orquesta de La Scala
pasando por la ONE e incluso la JONDE (con la que grabó dos discos con
la Cuarta de Schubert y la Primera de
Brahms), Giulini nos dejó siempre claro que era un heredero de la gran tradición, un genuino representante de
ella que combinaba la fluidez, el nervio y la expresividad de la escuela italiana con el humanismo y el sentido
constructivo de la alemana, consiguiendo en algunas de sus recreaciones una admirable síntesis entre expresividad latina y profundidad germánica, por ejemplo, en su admirable inter-
pretación discográfica del mozartiano
Don Giovanni, que para muchos,
entre los que nos encontramos, pasa
por ser la versión ideal de esta ópera
de óperas. Pero Giulini, ese inmenso
director lírico que decía cosas tales
como que “en la ópera la música debe
expresar los momentos psicológicos
de los personajes, no los de los cantantes”, se hallaba retirado hace tiempo de ese mundo en el que nos había
dado versiones legendarias y que
podemos conocer hoy gracias al disco
(recordemos una vez más sus insuperables aproximaciones verdianas,
memorable Traviata con Callas, deslumbrante y dramático Rigoletto o su
contrastado y profundo Don Carlo,
por no hablar de su citado Mozart o su
Rossini en vivo en La Scala), decantándose más por los conciertos en los que
en los últimos tiempos había moderado su ímpetu y exaltación de los años
de la Philharmonia para hacer recreaciones amplias, moderadas y exquisitamente paladeadas en las que su
orquesta nunca sonaba confusa ni
apelmazada. El firmante le recuerda,
entre sus varios conciertos en vivo, un
sensacional Concierto de violín de
Brahms con Isaac Stern y la Orquesta
Nacional, una intensa y expresiva Séptima de Beethoven de ese mismo concierto, varias veladas con la Filarmónica de Los Ángeles (entre las que destacó una profunda, monumental y dramática Heroica, por no hablar de una
clara, serena y lírica Júpiter) o, en fin,
una preciosa, exquisita y delicada suite
de Ma mère l’oye de Ravel con la Filarmónica de La Scala.
Decía no haber comprendido nunca la profesión que tan bien desempeñó, “la de tomar una batuta en la mano
y ponerse delante de una orquesta. No
se puede comprender, porque este trabajo es sólo un acto de amor que un
servidor, el director, hace ante el genio
del compositor. El director es el único
músico sin instrumento que hace nacer
la música sin sonarla. Esto se puede
conseguir sólo a través del amor” (citado por Sandro Coppelletto, 90 anni di
carisma gentile). Esta fue la filosofía
que siempre aplicó a su práctica musical y la que siempre se puede sentir en
sus óperas, conciertos y discos, de ahí
que siempre haya algo de efusión y
magia en todas sus interpretaciones. Se
nos ha ido el último gran representante
de la tradición, pero nos quedan sus
historias, escritos, entrevistas y, sobre
todo, sus discos, esa maravillosa Novena de Mahler con Chicago, esos profundos y efusivos Conciertos de
Brahms con Arrau o esa soberbia Novena de Bruckner con Viena entre otras
muchas cosas de las que hizo para
EMI, DG y Sony, sus tres casas de grabación. Posiblemente nos lo volvamos
a encontrar de nuevo en las próximas
reediciones que se estarán ya preparando como homenaje a su desaparición. Hasta siempre, maestro.
Enrique Pérez Adrián
DISCOGRAFÍA SELECCIONADA
BEETHOVEN: Missa solemnis. HARPER, BAKER, TEAR, SOTIN.
FILARMÓNICA DE LONDRES. EMI.
BRAHMS: 2 Conciertos para piano. ARRAU. PHILHARMONIA. EMI.
— Concierto para violín. PERLMAN. SINFÓNICA DE CHICAGO. EMI.
— 4 Sinfonías. PHILHARMONIA, NEW PHILHARMONIA. EMI.
BRUCKNER: Sinfonía nº 2. SINFÓNICA DE VIENA.
Testament.
— Sinfonías 7 a 9. FILARMÓNICA DE VIENA. DG.
10
DEBUSSY/RAVEL: Música orquestal. PHILHARMONIA,
EMI.
DVORÁK: Sinfonías 7-9. PHILHARMONIA, FILARMÓNICA DE LONDRES. EMI.
MOZART: Don Giovanni. WÄCHTER, TADDEI, FRICK, SCHWARZKOPF,
SUTHERLAND, SCIUTTI. PHILHARMONIA. EMI.
VERDI: La traviata. CALLAS, DI STEFANO, BASTIANINI. LA SCALA. EMI.
— Don Carlo. CABALLÉ, DOMINGO, MILNES, VERRET, RAIMONDI. COVENT
GARDEN. EMI.
— Réquiem. SCHWARZKOPF, LUDWIG, GEDDA, GHIAUROV.
PHILHARMONIA. EMI.
AGENDA
AGENDA
El Festival de Peñíscola llega a sus diez años
ANTIGUOS EN LAS PLAYAS DE CASTELLÓN
E
l Festival de Música Antigua y Barroca de Peñíscola,
que organizan el Instituto Valenciano de la Música, la
Diputación de Castellón y el Ayuntamiento de la ciudad, alcanza este año la décima edición y lo hace presentando una programación sumamente atractiva. Rinaldo
Alessandrini propone una sesión clavecinística con piezas de
Sweenlick, Buxtehude, Bach, Storace y Royer. El grupo Victoria Musicæ, que dirige José Ramón Gil Tárrega, se centra
en obras del Cancionero de la Sablonara. Por su parte, el
contratenor Jordi Doménech, acompañado por Neobarock y
su director, Volker Möller, cantará arias y motetes de la época de los castrati, en un concierto que recordará el tiempo
de Farinelli. La música y la danza del Renacimiento italiano
ocupan la velada, titulada Festa di ballare, de La Rossignol y
Domenico Baronio. El Orlando Consort confronta a Cervantes y Shakespeare mediante la música de Morley, Johnson y
Tompkins. Al Nuevo Mundo nos llevan The Rare Fruits
Council y Manfredo Kraemer en su América, música, diferencia, con obras de Blasco, De Herrera, Sanz, Falconiero y
Vaquedano. Finalmente, La Venexiana, que dirige Claudio
Cavina, brinda una sesión de Madrigales de Monteverdi.
Peñíscola. Festival de Música Antigua y barroca. 4/12-VIII-2005.
La Deutsche Oper viaja al Maestranza
MONTSALVAT JUNTO AL GUADALQUIVIR
C
omo actividad fuera
de temporada, el teatro de la Maestranza
de Sevilla ha programado un título por todo lo
alto. Se trata de Parsifal, el
festival escénico sagrado con
el que Richard Wagner cerrase su magna contribución al
género lírico. La producción
que podrá verse es la de la
Deutsche Oper, que lleva a
la ciudad del Guadalquivir
toda su compañía. La dirección musical le corresponde
a Daniel Barenboim y la
escénica, a Bernd Eichinger.
Los principales papeles
corren a cargo de Burkhard
Fritz (Parsifal), Michaela
Schuster (Kundry), René
Pape (Gurnemanz) y Christof
Fischesser (Titurel). Una cita
obligada para wagnerianos.
Sevilla. Teatro de la Maestranza. 13, 16, 18-VII-2005. Wagner, Parsifal. Barenboim. Eichinger.
Fritz, Schuster, Fischesser, Pape.
Paul McCreesh
CAMINO AL PARAÍSO
C
on este título van a realizar una original peregrinación, organizada por la
Fundación Siglo para las Artes de Castilla y León Paul McCreesh y su
Gabrieli Consort. El viaje musical se iniciará en la iglesia de San Nicolás de
San Juan de Ortega, pasando por la iglesia de la Merced de Burgos, la de
Santa María del castillo de Frómista, la catedral de León, el Monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes, para recalar en la iglesia de Nuestra Señora de La
Encina de Ponferrada. Las obras seleccionadas van de la Edad Media española —
Codex Calixtinus—, pasando por la polifonía renacentista (Guerrero, Victoria,
Byrd), hasta incluir música coral británica contemporánea (Howells).
12
El Camino en Castilla y León. Gabrieli Consort. Paul McCressh. 20/26-VII-2005.
AGENDA
Festival de Santander
BONIZZONI
LÓPEZ COBOS
llegará La walkyria— en la
versión de las huestes del
Festival de Tirol dirigidas por
Gustav Kun. Y concluirá con
un tríptico sinfónico de
campanillas: la Joven
Orquesta Gustav Mahler
dirigida por Ingo
Metzmacher, Les Arts
Florissants de William
Christie y la Philharmonia
con James Conlon al frente.
Entre medias, el barroco con
Fabio Bonizzoni; los recitales
vocales de Montserrat Obeso,
Roberto Scandiuzzi o la gran
Renée Fleming; la música de
cámara con el Trío Mompou
o el Cuarteto Parisii —que
estrenará el Cuarteto nº 4 de
Israel David Martínez,
encargo del Festival; la
música contemporánea con
CHRISTIE
U
n año más, el
Festival Internacional
de Santander —del
31 de julio al 31 de
agosto— extiende su
programación por toda
Cantabria: el Palacio de
Festivales de la capital, el
Santuario de la Bien
Aparecida, Noja, Laredo, San
Vicente de la Barquera,
Colindres, Santillana del
Mar… para una
programación que responde
en su concepción a la
variedad como signo y que
celebra especialmente el IV
centenario del Quijote, el 250
aniversario de la ciudad de
Santander y el IV de la Bien
Aparecida. Arrancará con El
oro del Rin de Richard
Wagner —al día siguiente
FLEMING
ESCENARIOS MÚLTIPLES
el Grupo LIM o el recital de
la guitarrista María Esther
Guzmán; las orquestas con,
además de las citadas, la
Sinfónica de Madrid —López
Cobos— y la del Teatro
Regio de Turín —Latham
Koenig. Habrá ballet —con el
de Hong Kong como curiosa
y atrayente propuesta—, el
habitual ciclo de música coral
y órgano y, este año, las
pruebas finales del Concurso
de Piano Paloma O’Shea.
Santander. Festival Internacional. 31-VII/31-VIII-2005. www.festivalsantander.com
Libro conmemorativo
UNA ORQUESTA A LOS CUARENTA
L
os antiguos griegos
cifraban la cúspide de
la madurez —la acmé—
de una persona en los
cuarenta años. Pues bien,
esa edad ha cumplido justamente la Orquesta de Radiotelevisión Española, efeméride celebrada con la publicación de un libro dedicado a
su historia. El texto ha sido
redactado por José Ramón
Ripoll, colaborador habitual
de Radio Clásica cuya firma
aparece también con asiduidad en las páginas de esta
revista. El interesante texto
recoge los principales avatares de la vida de la orquesta
desde su fundación a nuestros días, los directores titulares que la han regido a partir
de Igor Markevich, su fundador, hasta el actual, Adrian
Leaper. Se analiza el paso de
las batutas invitadas más
sobresalientes —Celibidache, Maazel…— y se recoge
de manera exhaustiva las lista de obras encargadas o
estrenadas por la formación.
Se incluyen dos CDs con
grabaciones de todos los
titulares de la centuria. Nuestras felicitaciones a la orquesta y al autor del libro.
Cuarenta años sonando. La Orquesta Sinfónica de RTVE (1965-2005). Texto de José Ramón Ripoll. RTVE, 120 págs.
Festival de Carintia
SÁNCHEZ VERDÚ, COMPOSITOR RESIDENTE
J
osé María Sánchez Verdú
y Arvo Pärt son este año
los compositores residentes del austriaco Festival
de Carintia, que se extiende
del 10 de julio al 28 de agosto con dos sedes principales:
Ossiach y Villach. Para el
autor español —profesor en
la Academia de Música de
Dusseldorf— será sin duda
una buena ocasión para
consolidarse como uno de
los creadores más interesantes del actual panorama
europeo a través de unas
cuantas obras suyas entre
las que se contará un estre-
no. Entre los intérpretes que
acudirán al festival destacan
Sir John Eliot Gardiner con la
Sinfónica de Londres, el violinista Benjamin Schmid, el
pianista Oleg Maisenberg,
los barítonos Robert Holl y
Wolfgang Holzmair y el guitarrista Carles Trepat, quien
se suma a una representación española entre la que
hay que destacar también a
la soprano Pilar Jurado y al
octeto de violonchelos Conjunto Ibérico, que dirige Elías Arizcuren. No faltará el
flamenco con Alicia Márquez
y Soraya Clavijo.
13
AGENDA
Proms 2005
EL MAR Y LOS CUENTOS DE HADAS
D
el 15 de julio al 10
de septiembre, un
año más, el Royal
Albert Hall londinense acogerá los populares
Henry Wood Promenade
Concerts, esta vez con dos
hilos conductores en su programación: el mar y los
cuentos de hadas. El mar ha
estado siempre ligado a la
vida en el Reino Unido —se
cumplen, además, doscientos años de la batalla de Trafalgar—, y los cuentos de
hadas son un homenaje a
Andersen en el 200 aniversario de su nacimiento. Para el
tema marino, las grandes
ocasiones estarán a cargo de
Sir John Eliot Gardiner —
Misa Nelson de Haydn—, Sir
Charles Mackerras —H.M.S.
Pinafore, de Gilbert y Sullivan—, Esa-Pekka Salonen —
El mar de Debussy en el
centenario de su estreno— y
unas cuantas muestras más.
En lo que toca a los cuentos,
y con un criterio bien
amplio, encontramos, entre
otras piezas La nereida de
Zemlinsky —James Conlon—, La reina de las hadas
de Purcell —Paul McCreesh— o Cascanueces de
Chaikovski —Sinaiski. Se
conmemorará muy especialmente a Tippett en su centenario y, en el capítulo de
obras de encargo destacan el
Concierto para orquesta de
Michael Berkeley, Theatrum
Bestiarium de Detlev Glanert, After the Clock de John
Woolrich, For the leaving, de
Fraser Trainer y Strip de
Morgan Hayes. Además de
las orquestas de la BBC se
contará, entre otras, con el
Gabrieli Consort, The English
Baroque Soloists, Akademie
für Alte Musik, Orquesta Sinfónica Alemana de Berlín,
West-Eastern Diwan, Tonhalle de Zúrich, Orquesta de
Cleveland, Concertgebouw y
Filarmónica de Viena. La Última Noche será dirigida este
año por Paul Daniel.
Londres. Proms 2005. 15-VII/10-IX-2005. www.bbc.co.uk
Final madrileña del concurso
SUSANNA PHILLIPS Y VASILI LADIUK,
GANADORES DE OPERALIA 2005
L
14
a soprano
norteamericana
Susanna Phillips y el
barítono ruso Vasili
Ladiuk triunfaron en la
decimotercera edición del
concurso Operalia,
organizado por el tenor
Plácido Domingo y cuya
final se desarrolló en una
velada en el Teatro Real de
Madrid. El tenor canadiense
Joseph Kaiser y el bajo
brasileño Diógenes Randes
obtuvieron los segundos
premios.
Los dos premios para los
mejores intérpretes de
zarzuela fueron, el Pepita
Embil, para la
mezzosoprano alemana
Kinga Dobay y el Plácido
Domingo Ferrer para el
tenor mexicano Arturo
Chacón Cruz. El premio del
público correspondió a
Susanna Phillips.
El jurado de Operalia 2005
estuvo integrado, entre
otros, por Marta Domingo,
Joan Matabosch, Emilio Sagi,
Helga Schmidt y José
Carreras. Plácido Domingo
acompañó a los finalistas al
mando de la Orquesta
Sinfónica de Madrid.
AGENDA
Lorin Maazel
DIRECTOR MUSICAL DEL PALAU
DE LES ARTS DE VALENCIA
L
orin Maazel (Neully-sur-Seine, 1930) ha sido nombrado
director musical del Palau de les Arts, cuya sala principal
se abrirá en Valencia el 8 de octubre con un concierto de
gala. Maazel participará en la selección de los músicos
que habrán de configurar la orquesta estable del Palau de les
Arts y dirigirá, además de conciertos sinfónicos, dos óperas al
año. El nombramiento de Maazel contrasta con la idea inicial
de que Zubin Mehta —que fue presentado en su día a los
medios de comunicación como tal por el Presidente de la
Generalitat— fuera el responsable de la programación, aunque
el director indio, al parecer, estará ligado a las actividades del
Palau de les Arts y será presidente del futuro Festival del Mediterráneo.
Un festival que nació por deseo del compositor
PUCCINI EN AGUAS TRANQUILAS
E
l Festival Puccini de Torre del Lago vio la luz en 1930 por
deseo expreso del compositor, que había vivido y escrito
parte de su música a orillas del lago Massaciuccoli. La edición
de este año, la LI, que habrá de desarrollarse del 22 de julio
al 20 de agosto, propone cuatro títulos de su genio tutelar. La
fanciulla del west tiene a Alberto Veronesi a la batuta y a Ivan
Stefanutti en la dirección de escena, Daniela Dessì será Minnie, y
Fabio Armiliato, Dick Johnson. La bohème cuenta con Kery Lynn
Wilson en la dirección musical y Maurizio Scaparro en la escénica.
El reparto lo integran Antonia Cifrone (Mimì) y Roberto Aronica
(Rodolfo). Para Turandot, el foso estará gobernado por Bruno
Nicoli y la escena al mando de Pietro Cascella. La princesa de hielo
será Francesca Patané y el misterioso pretendiente sin nombre,
Marcello Giordani. Finalmente, Madama Butterfly será dirigida
musicalmente por Lucas Karytinos, con escena en responsabilidad
de Chung Kab Gyun. El papel de Cio Cio San lo encarna Sun Xiu
Wei, mientras que Pinkerton habrá de cantarlo Marco Berti.
Festival Puccini de Torre del Lago. 22-VII/20-VIII-2005.
www.puccinifestival.it
Festival de Verbier
MÚSICA EN LAS ALTURAS
L
a bella estación de esquí Suiza de Verbier acoge este
año su Festival del 22 de julio al 7 de agosto con una
programación que, como siempre, se abrirá y cerrará
con la actuación de su espléndida orquesta juvenil
residente, la UBS Verbier Festival Orchestra, que será dirigida por Michael Tilson Thomas, Christoph von Dohnányi,
Esa-Pekka Salonen y su titular, James Levine. Los recitales
vocales e instrumentales presentan una nómina impresionante: Kiri Te Kanawa, Thomas Hampson, Ivry Gitlis, Nelson
Goerner, Jian Wang, Janine Hansen, Leonidas Kavakos,
Verbier. Festival. 22-VII/7-VIII-2005. www.verbierfestival.com
Evgeni Kissin, Arcadi Volodos, Gary Hoffman… Garrick
Ohlsson ofrecerá la integral de las sonatas pianísticas de
Beethoven. Y, como siempre en Verbier, hay que destacar
esas veladas de música de cámara que hacen de cada concierto una especie de reunión de amigos y en las que, además de algunos de los nombres citados, aparecerán también
Julian Rachlin, Nikolai Znaider, Nobuko Imai, Yuri Bashmet
o Elena Bashkirova. Como orquestas invitadas, la Kremerata
Baltica, con Gidon Kremer, y la Orquesta de Cámara Italiana
con Salvatore Accardo.
15
AGENDA
Del Liceu al Palau
Rafa Martín
SE BUSCA DIRECTOR TITULAR
16
ERNEST MARTÍNEZ IZQUIERDO
EDMON COLOMER
“N
insatisfecha como para oponerse por todos sus medios
a la continuidad del actual
titular.
Algo debe fallar cuando
ante un panorama tan fantástico como el que dibujaron los responsables de la
OBC, el líder artístico arroja
la toalla.
Una semana más tarde,
Edmon Colomer anunciaba
públicamente que deja la
titularidad de la Orquestra
Simfònica del Vallès (OSV).
Eso, sí, fue claro y contundente a la hora de explicar
las razones de su marcha: la
falta de recursos económicos.
“Me había comprometido a
desarrollar un proyecto artístico con la orquesta, sino
también a luchar por mejorar
su financiación. El resultado
ha sido el desencanto por la
respuesta de las administraciones ante las propuesta
para mejorar los recursos del
conjunto”, aseguró Colomer
sin ocultar su irritación.
Razones no le faltan: los 55
o acepto la propuesta de renovación de contrato porque no
se dan las circunstancias
adecuadas para que continúe al frente de la orquesta,
ni a nivel profesional, ni a
nivel personal”. Así resumió
Ernest Martínez Izquierdo su
decisión de no continuar su
labor como director titular
de la Orquestra Simfònica de
Barcelona i Nacional de
Catalunya (OBC) a partir del
verano de 2006, cuando termine su actual contrato. No
ha sido una decisión fácil ni
precipitada —ha tardado
nada más ni menos que cuatro meses en responder a los
responsables de la orquesta
que le ofrecieron la renovación por tres años más prorrogables a un cuarto— y en
la rueda de prensa, celebrada el pasado 7 de junio, tuvo
que contener la emoción en
algunos momentos. “No hay
un hecho concreto que me
haga tomar esta decisión. Es
fruto de una consideración
global en la que entran desde una valoración sobre mi
trabajo aquí, mis planes de
futuro y hasta mis sensaciones y estados de ánimo. No
me compensa seguir en la
OBC”. Dijo que “la opinión
de los músicos no ha sido
determinante”, curiosa afirmación, si tenemos en cuenta que hace cuatro meses los
músicos de la orquesta filtraron a la prensa de forma
anónima una votación en la
que rechazaban por mayoría
su renovación. Encima se va
cuando los responsables de
la OBC le piden que continúe: Joan Oller, director
general de la OBC y Joaquim de Nadal, presidente
del Consorcio del Auditori y
la Orquesta, hablaron de los
logros de Martínez Izquierdo
—ampliación a nuevos
públicos, aumento de abonados y mayor presencia de
la música del siglo XX—
pero sin entrar en los problemas de una orquesta tan
músicos que integran la plantilla cobran una media de
12.000 euros al año y aunque
la Generalitat incrementará
sus subvenciones —pasará
de los 400.000 euros actuales
a 700.000 en el 2007—, las
cuentas no salen. Para salir
adelante los responsables de
la Simfònica del Vallès —tercera orquesta de Cataluña y
única que de verdad actúa
por toda la geografía catalana— estudian endeudarse en
1,2 millones de euros para
aumentar el 40% el sueldo de
los músicos.
No van muy bien las
cosas en el mundo sinfónico
catalán cuando en apenas
una semana dos directores
titulares anuncian que abandonan
sus
respectivas
orquestas, una de boyante
economía y otra al borde del
colapso. No van nada bien,
aunque en una de las dos
orquestas, al parecer, no hay
ningún problema.
Javier Pérez Senz
ACTUALIDAD
18
Janácek vuelve al Liceo
JUVENTUD Y VETERANÍA
Bofill
Gran Teatre del Liceu, 20 y 27-V-2005. Janácek, Jenufa. Amanda Roocroft y Nina Stemme
(Jenufa), Anja Silja y Eva Marton (Kostelnicka), Viorica Cortez (Abuela), Peter Straka y
Jorma Silvasti (Laca), Atilla Kiss y Pär Lindskog (Steva). Director musical: Peter Schneider.
Producción de la Hamburgische Staatsoper. Director de escena: Olivier Tambosi.
Jorma Silvasti, Eva Marton y Nina Stemme en Jenufa de Janácek en el Teatro del Liceo
Siguiendo la filosofía
artística del teatro, vuelve Janácek a la programación y lo hace con su
obra emblemática, Jenufa, que a veces ha sido
definida como de estilo
verista checo, y lo hace
contando con dos generaciones de cantantes, en los
dos papeles principales de
la obra.
Con el papel protagonista se presentaba Nina Stemme, que este año debuta en
Bayreuth como Isolda, y
mostró el porqué de su
carrera ascendente, con una
voz bella, igual en todos los
registros, una técnica segura
y sobre todo una gran capacidad para identificarse con
el personaje, al que supo
dotar de su fuerte humanidad. La veteranía estaba a
cargo de Eva Marton, que
mostró su calidad de artista,
dando vida a Kostelnicka,
con un centro que mantiene
la fuerza, que sólo disminuye en el grave y con una
gran vitalidad interpretativa
BARCELONA
NAC I O NA L
ACTUALIDAD
BARCELONA
que desarrolló de forma
extrovertida, sus dudas y su
sufrimiento. Algo parecido
ocurrió en el segundo reparto, donde Amanda Roocroft
cantó Jenufa con musicalidad y correcta intención, faltándole algo de intensidad y
Anja Silja, con la voz deteriorada, fue capaz de sobreponerse a sus limitaciones y
crear el rol con gran cantidad de matices. La también
veterana Viorica Cortez supo
realzar a la abuela, aunque
la puesta en escena, definiéndola como ciega, la
hacia deambular por el escenario. De los cuatro tenores,
destacaron más los dos que
personificaban a Laca, con
Jorma Silvasti entregado, a
pesar de alguna limitación
en la zona alta y Meter Straka, con buena línea, complementando la intensidad de
Rolf Haunstein y el buen
nivel del resto del equipo.
La dirección musical
estuvo a cargo de Peter Schneider, que después de unos
inicios dubitativos, alcanzó
un buen nivel, aunque los
resultados fueran inferiores a
anteriores prestaciones, destacando más en los momentos líricos, a los que aportó
capacidad melódica, faltando una mayor densidad en
las escenas más dramáticas,
con una orquesta variable y
un coro que cantó cohesionado y con intención.
La puesta en escena de
Olivier Tambosi tenía unos
decorados muy sugerentes,
muy bien iluminados, pero
pienso que se obsesionó
con el texto, concretamente
con la referencia a la losa
que pesa sobre los personajes y nos obsequió con una
piedra, pequeña en el primer acto, de referencia en el
segundo y hecha añicos en
el tercero, que por querer
subrayar las situaciones, mas
bien desviaba la acción, con
una dirección de actores
superficial, que sólo destacó
donde había madera de
artista.
Albert Vilardell
ACTUALIDAD
BARCELONA
Marco Borggreve
Ibercàmera
AUSTERIDAD Y PUREZA
Barcelona. Palau de la Música Catalana. 1-VI-2005. Ronald Brautigam, piano. Orquesta de
Cámara de la Radio Holandesa. Director: Frans Brüggen. Obras de Mozart.
N
aturalmente que no
toda las sinfonías de
Mozart valen lo que la
Sinfonía en sol menor (la nº
40) o la Júpiter, pero seguramente no hay ninguna que
merezca ser olvidada, ninguna que no tenga, al menos,
un toque del divino Wolfgang. Brüggen lo demostró
cumplidamente programando e interpretando con cuidado, inteligencia y belleza
la Primera, en mi bemol
mayor, de 1764 —ocho años
tenía la incomparable criatura y ya llevaba compuestas
más de treinta obras—, buscando el contraste entre la
vivacidad y espontaneidad
que imprimió al Allegro molto inicial y la ingenua severidad —recordaba, en verdad,
una sonata da chiesa— con
que vertió el Andante. Estos
apenas diez minutos de
música dejaron ya bien a las
claras las cualidades de la
orquesta y la manera en que
Brüggen entiende a Mozart.
Se trata de un curioso compuesto de austeridad y diafanidad, de unas líneas marcadas casi a buril —a ese respecto fue apodíctica la
manera de evidenciar,
potenciar, glorificar casi, el
testamento contrapuntístico
que es el Molto allegro final
de la Júpiter, que clausuró el
concierto como una clave
cierra una magnífica bóveda… gótica, curiosamente,
no neoclásica—, pero también de una gracia que algunas veces llevaba a Brüggen
a relajar comedidamente el
tempo y demorarse con cierto pudor en la melodía (la
“poesía” decía Hocquard)
mozartiana, algunas pocas
veces, con discreción. Quizá
donde más clara estuvo esa
manera original, profundamente reflexiva pero al mismo tiempo vital, de entender
a Mozart y de interpretarlo
fue en la modélica versión
del sombrío y bellísimo Concierto para piano y orquesta
nº 24 en do menor. Y en
gran medida fue así porque
el solista Ronald Brautigam
formó cuerpo con la orquesta en el sentido material —el
piano embutido en ella,
directamente en la línea central de los ojos del director y
no detrás de éste— y, claro
está, en el sentido espiritual,
el pianista como cómplice
de excepción de los planteamientos de Brüggen y sus
músicos. Escuchar al solista
tocando convencido su parte
también en los tutti, así en la
sustancial
introducción
orquestal del Allegro inicial,
RONALD BRAUTIGAM
es una anécdota muy significativa al respecto. Como lo
fue escuchar a la orquesta
respondiendo a su vez al
solo con el que el piano inicia el Larghetto, emulando el
tutti la austera pureza de la
intervención del piano. Pero
una pureza con gracia —y
eso es verdaderamente
mozartiano— como la que
se dio en las repeticiones del
tema del rondó, adornadas
con refinamiento y pulcritud.
Un Mozart importante, de
extraña belleza.
José Luis Vidal
19
ACTUALIDAD
BILBAO
La naturalidad en el canto
LAS NOCHES DE FLÓREZ
Moreno Esquibel
Palacio Euskalduna. 18-V-2005. Bellini, La sonnambula. Anna Chierichetti, Juan Diego Flórez, Ildar Abdrazakov, Alessandra
Marianelli, Emilia Boteva, Marco Moncloa. Coro de Ópera de Bilbao. Orquesta Pablo Sarasate. Director musical: Riccardo Frizza.
Director de escena: Federico Tiezzi. Producción del Maggio Musicale Florentino.
Ildar Abdrazakov, Mary Dunleavy y Juan Diego Flórez en La sonnambula de Bellini en el Palacio Euskalduna
BILBAO
No siempre en la ópera,
al igual que en otras
manifestaciones artísticas, los fenómenos
mediáticos se corresponden con resultados reales
verdaderamente dignos de
consideración, pero lo cierto
es que en el caso de Juan
Diego Flórez ambas realidades convergen en el milagro.
El joven tenor personifica el
sueño de muchos aficionados al belcanto, quienes ven
en la suya la voz que está llamada a ocupar un sitio al
que muy pocas, y ya éstas en
silencio, han tenido acceso.
Tal es así que la expectación levantada en torno a las
representaciones de La sonnambula, título con el que
la ABAO cerraba su última
temporada, se debía en gran
medida a la presencia en el
cartel del peruano y a la certeza de que las ocasiones en
las que visite la villa vasca
serán en los próximos años
más bien escasas. No defraudó al público. Su canto es de
una naturalidad casi insultante, como lo son su facilidad para la coloratura y la
calidez de su voz; se defien-
20
de con bastante más consistencia en el registro agudo
que en el grave, y aunque el
escaso caudal del instrumento desvirtúe en cierta medida
sus intervenciones en los
concertantes, la simpatía que
despierta en escena, construyendo un Elvino amable,
simpático y muy voluble,
unida a las virtudes ya
expresadas y a una buena
adecuación al rol lo convirtieron en el triunfador de la
noche y en el referente a
seguir en el futuro.
También sería conveniente guardar en la memoria el nombre de Alessandra
Marianelli, quien a sus 19
años muestra como Lisa un
buen dominio técnico y una
voz aún ligera pero grata y
sólida en los diferentes
registros. Fue fantástica la
labor de Ildar Abdrazakov,
pletórico de medios, quien
supo a su vez extraer de un
papel relativamente menor
—Rodolfo— color y riqueza. Se trata de otra firme
promesa.
En todo caso no cabe
duda de que el peso de la
representación acostumbra a
sostenerlo la soprano que
encarna a Amina, y en esta
ocasión la inicialmente prevista para el papel era Stefania Bonfadelli, cuya cancelación venía siendo desde
hacía meses una noticia
poco inesperada. La sustituyó Mary Dunleavy en tres de
las cuatro representaciones,
ya que en la tercera —la
aquí comentada— se anunció su indisposición, y la
encargada de dar vida a
Amina fue la italiana Anna
Chierichetti. En líneas generales acertó a caracterizar a
la protagonista con una suerte de personalidad etérea,
resaltando la pureza y el
candor de la campesina. Si
bien en ocasiones no supera
determinados apuros en el
registro agudo, sí domina las
coloraturas y el gorjeo, la
voz seduce y su interpretación culminó con un muy
emotivo Ah! Non credea
mirarti, digno de la mejor
escuela.
El Coro de la Ópera de
Bilbao sigue mereciendo
todos los elogios por sus
siempre brillantes intervenciones durante la temporada,
en esta ocasión subrayadas
más incluso por su mayor
protagonismo. La Orquesta
Pablo Sarasate no encuentra
en la partitura materia suficiente para manifestar sus
señas de identidad, cumpliendo correctamente bajo
la acertada batuta de un
Ricardo Frizza que permitió
a los cantantes —en especial
a Flórez, anótese el calderón
en el agudo final de Ah! perché non posso odiarte— desplegar todas sus dotes y virtuosismo. Todo ello sobre
una producción un tanto
insulsa e insípida, discutible
en su concepto, mas práctica
y sobria en su eficacia.
Con la caída de telón de
La sonnambula bajaba, en
fin, el de la temporada de la
ABAO. Así permanecerá hasta septiembre, cuando nuevos títulos, intérpretes y
público se den cita para disfrutar de la común afición
que en tan alto grado se estima, renovando la ilusión y
esperando, por cierto, que
los fantasmas de las indisposiciones sean clementes.
Asier Vallejo Ugarte
ACTUALIDAD
GRANADA
Orquesta Ciudad de Granada
CIERRE DE TEMPORADA
PIOTR ANDERSZEWSKI
Auditorio Manuel de Falla. 20-V-2005. Piotr Anderszewski,
piano y director. Obras de Mozart, Chopin y Haydn.
GRANADA
A falta de los conciertos
gratuitos en el conservatorio, la actuación del
pianista polaco Anderszewski al frente de la
OCG cerró la presente
temporada en el Auditorio Manuel de Falla. Como
solista, interpretó al final de
la primera parte del concierto las no previstas Mazurkas
op. 59 de su compatriota
Chopin, obra y compositor
con las que demostró perfecta sintonía, aunque se le
puede reprochar un exceso
de manierismo en las pausas
y la consiguiente ruptura del
ritmo en la primera y tercera
mazurkas, mientras que la
segunda se benefició del
procedimiento. Dejó constancia de que no teme alejarse de los cánones tradicionales, insistiendo en la modernidad de las composiciones
chopinianas.
La defensa de la parte
solista en los respectivos
conciertos para piano de
Mozart y Haydn la realizó
con extraordinaria elegancia.
Resulta evidente que comparte esa cualidad con la
solista que le precedió en el
Auditorio granadino, la violinista Mullova, de cuya mano
inició una carrera discográfi-
ca en la que ha cuidado
extraordinariamente la selección del repertorio, con
resultados en general sobresalientes. En contra de lo
previsto en el programa de
mano, la velada se inició
con el Concierto para piano
nº 24 en do menor K. 491 de
Mozart, dejando para la
segunda parte el menos programado Concierto en re
mayor Hob. XVIII. 11 de
Haydn, con un fantástico
rondó a la húngara en su
tercer movimiento. En
ambos, su labor como director y solista contó con la
complicidad de la orquesta
(magníficos los nutridos
vientos del concierto de
Mozart).
Si algo llama la atención
en la imagen de Anderszewski es que parece más
joven ahora que hace diez
años, y a esa juventud no le
es ajena la alergia al gesto
rudo, tan corriente en los
directores solistas que intentan compensar de ese modo
la relativa igualdad a que les
somete el descenso del
podio. Dirección grácil, casi
tímida, la del cada vez más
juvenil Anderszewski.
Joaquín García
21
ACTUALIDAD
JEREZ
Álvarez como Don Juan
DESTELLOS
JEREZ
Pocas maquinarias tan
delicadas y complejas
como la escenificación
de un título operístico.
No sin razón, ha corrido singular fortuna la imagen de
toda puesta en escena lírica
como un castillo de naipes
en perpetuo tenguerengue,
siempre pronto a derrumbarse. La plena perfección es,
en esta esfera, casi inalcanzable quimera: a menudo
hemos de contentarnos, y
llamándonos dichosos, con
avistar pasajeros destellos de
sublimidad.
El nuevo montaje del
Don Giovanni mozartiano
firmado por Francisco López
no se halla, desgraciadamente, entre sus trabajos más
brillantes e imaginativos. A
mi parecer, el norte de un
director de escena debe ser
el de explicar y clarificar,
servir con humildad y lucidez al autor, más que servirse de él. Muy en particular,
en el segundo acto hubo
escenas resueltas de manera
abstrusa, forzada e incomprensible desde el texto. Sí
convenció, sin embargo, la
propuesta escenográfica de
Jesús Ruiz, sin gratuitos alardes de esa imaginación desmadrada que tanto se sobrevalora hoy.
Extremadamente complejo es, en el caso de Don
Giovanni, el reto de seleccionar al extenso elenco
canoro con uniformes tino y
equilibrio. A este respecto la
noche dio para triunfos,
aplausos corteses y también
para algún que otro pequeño fiasco. Lo mejor, con
mucho, fue la deliciosa Zerlina brillantemente delineada por Ruth Rosique; bien
puede decirse que la soprano sanluqueña lo posee
todo: subyugantes frescura y
naturalidad en la composición dramática, una indefinible aura de encanto (eso
que llaman “imán escénico”)
y, sobre todo, una voz que
Miguel Ángel González
Teatro Villamarta. 27-V-2005. Mozart, Don Giovanni. Carlos Álvarez, Maurizio Muraro, Yolanda Auyanet, Ana Ibarra,
Luis Dámaso, Ruth Rosique, David Rubiera, Miguel Ángel Zapater. Coro del Teatro Villamarta. Orquesta Manuel de Falla.
Director musical: Miquel Ortega. Escenografía y figurines: Jesús Ruiz. Director de escena: Francisco López.
22
Ruth Rosique, como Zerlina, y Carlos Álvarez, como Don Giovanni, en el Teatro Villamarta de Jerez.
es un verdadero chorro de
oro líquido, dúctil y perfectamente proyectada, de un
hermoso y personalísimo
timbre lírico, manejada con
un gusto y una musicalidad
auténticamente hechiceras.
De antología, vamos.
Para un teatro modesto
como el Villamarta, contar
para el rol titular con el más
internacional de nuestros
barítonos del día, Carlos Álvarez, significa un innegable
lujo. El malagueño exhibió
un instrumento recio, gallardo y seguro, flexible y de
emisión pulcra, de fraseo
intencionado y neta musicalidad. Su creación del personaje, perfilada con coherencia y
atención al detalle, nos dibujaba un Don Giovanni vacío
de todo asomo de nobleza,
deliberadamente zafio, vulgar
y plebeyo. Sin duda, una
incorporación de primer
orden, pese a que la sensación que a mí en concreto me
dejó fue que de Álvarez cabía
haber esperado aún más.
Muy sólida y dueña de
sus recursos también la plausible Doña Ana de la canaria
Yolanda Auyanet, al igual
que el profesionalísimo
Leporello del italiano Maurizio Muraro, que demostró
sabérselas todas y tener
ampliamente explorados los
perfiles del personaje. Simplemente correcto, si bien
algo pálido y descolorido, el
Masetto del santanderino
David Rubiera. El madrileño
Luis Dámaso, más escorado
hacia lo spinto que a lo ligero, lidió como pudo con Don
Ottavio, solucionándolo con
solvencia, sin brillos ni luna-
res de nota. En el terreno de
lo olvidable, la Doña Elvira
de Ana Ibarra y el Comendador de Miguel Ángel Zapater.
Discutible la labor en el
foso de Miquel Ortega: de su
batuta salió un Mozart de
perfiles apolíneos, irreprochable en lo técnico, pero
desprovisto de pulso y alma,
desvaído y rutinario, desmayado, sin nervio, ayuno de
drama y de latido interior. La
Orquesta Manuel de Falla,
sin embargo, demostró su
buen nivel, con un sonido
equilibrado y terso, asumiendo las indicaciones del
director con ductilidad.
Encendido y entusiasta en
sus breves intervenciones,
finalmente, el coro titular del
Villamarta.
Ignacio Sánchez Quirós
ACTUALIDAD
LA CORUÑA
VIII Festival Mozart
SOPLAN NUEVOS VIENTOS
LA CORUÑA
Los vientos nuevos
soplan con fuerza en la
dirección del Festival
Mozart. En doble sentido. Aunque, en conjunto, se mantiene un sistema que ha tenido tanto
éxito, la programación se
aleja cada vez más de la
figura del genio de Salzburgo. Este año, el verdadero
protagonista ha sido Johann
Sebastian Bach. Nadie discute el acierto de la elección,
pero sí que ello se produzca
bajo la advocación mozartiana. Dos óperas, una sinfonía, un par de quintetos y
algunas transcripciones (de
obras de Bach, por cierto)
parece una representación
escasa para mantener la adscripción onomástica. ¿Qué
sucederá el año próximo en
que se cumple el 250 aniversario del nacimiento de
Mozart?
De las cuatro óperas
programadas, se han representado tres, por el momento. Nivel alto, en general,
aunque ha existido disparidad de criterios al enjuiciar
algunas puestas en escena.
Sobre todo, el Don Giovanni, de Giancarlo del Monaco, con vestuario de Ágata
Ruiz de la Prada. Hubo pateos y silbidos (insólito), también aplausos y bravos; el
planteamiento
escénico
pareció a veces un poco
pasado, pero no carente de
acierto, como el hecho de
utilizar toda la sala a la
manera de un gran escenario; el vestuario de la diseñadora resultó hermoso y colorista sobre las tablas. Víctor
Pablo y la Sinfónica realiza-
Miguel Ángel Fernández
Festival Mozart. 19 y 21-V-2005. Mozart, Don Giovanni. Vinco, Coliban, Martirosyan, von Bothmer, Kozlowska, Spagnoli,
J. A. López, de la Merced. Orquesta y Coro de la Sinfónica de Galicia. Director: Víctor Pablo Pérez. 20 y 22-V-2005.
Sartorio, Orfeo. Prunell, Forte, Alegret, Mologni, Palatchi, Ferrero, Mentxaka, LoPiccolo, Adami, Cardoso. Orquesta
Sinfónica de Galicia. Director: Alberto Zedda. 26-V-2005. Antonio Siragusa, tenor. Recital de canciones italianas. 27-V2005. Pieter Wispelwey, violonchelo. Bach, Suites para violonchelo solo nºs 2, 3 y 6. 28-V-2005. Orquesta Sinfónica de
Galicia. Director: Matthias Bamert. Obras de Bach, Mozart. 29-V-2005. Orquesta de Cámara de la OSG. Giovanni Fabris,
solista y director. Bach, Conciertos para violín y orquesta. 4-VI-2005. Trío Manuel Quiroga. Preludios y fugas de J. S. Bach
y de W. F. Bach en arreglos para trío de arcos. 5-VI-2005. Ilya Gringolts, violín. Bach, Sonatas y Partitas. 9-VI-2005.
Cuarteto Emerson. Obras de Bach, Beethoven y Mendelssohn. 10 y 12-VI-2005. Rossini, La Cenerentola. Zapata, Carbó, de
Simone, M. Rodríguez, Mouriz, Pizzolato, Regazzo. Coro de Cámara del Palacio de la Música Catalana. Orquesta Sinfónica
de Galicia. Director: Alberto Zedda.11-VI-2005. Raúl Giménez, tenor. Recital de canciones hispanoamericanas. 16-VI2005. Ewa Poblocka, piano. Bach, Partitas. 17 y 18-VI-2005. Haendel, La Resurrezione. Cardoso, Auyanet, Tro, Peña,
Lepore. Orquesta Sinfónica de Galicia. Director: Eduardo López Banzo.
24
Escenas de Don Giovanni (arriba) y la Cenerentola en el Festival Mozart de La Coruña
ron una gran versión; los
cantantes, de heterogénea
procedencia, bien a título
individual, pero faltó equilibrio en dúos, tercetos, cuartetos, sextetos… Destacaron
el bajo Coliban, la soprano
Kuzlowska y los barítonos
Vinco y Spagnoli. Otra vez
la simbiosis Zedda-Pizzi dio
como resultado una representación excepcional del
Orfeo, de Sartorio. Bellísima
puesta en escena, elenco de
cantantes-actores equilibrado y de alta calidad, orquesta en estado de gracia, con
Zedda al frente; y las actuaciones del bajo Palatchi, las
sopranos Mologni y Forte, el
tenor Prunell y el extraordinario Adami, en un personaje travestido. Fue mejor
aceptado el montaje de La
cenicienta, aunque algunos
no asumen los anacronismos
(que prestan al mito un
carácter intemporal). La solución de Pizzi para determinar
las distintas situaciones
mediante juegos de paneles
y reducidos elementos, me
pareció inteligente. De nuevo, la Sinfónica y Zedda.
Éste, en “su” Rossini: está
todo dicho. Un solo ejemplo:
la obertura. ¡Asombrosa!
Dentro de un tono general
de alta calidad, destacaron la
ACTUALIDAD
Miguel Ángel Fernández
LA CORUÑA
Cinzia Forte y Agustin Prunell en Orfeo de Sartorio
mezzo Marianna Pizzolatto,
el tenor Zapata y el barítono
de Simone; éste es además
un actor formidable.
El magnífico oratorio La
Resurrezione, de Haendel
estuvo a cargo de la OSG,
muy bien dirigida por López
Banzo, especialista en el
repertorio barroco; destacaron el bajo Lepore y el tenor
Peña. Aunque el protagonismo de la Sinfónica en el Festival, la obliga a un trabajo
extraordinario, pudo ofrecer
al menos un concierto. Estuvo al frente Matthias Bamert
e incluyó la Sinfonía nº 39,
de Mozart, y obras orquestales de Bach (Suite nº 4, Concierto de Brandemburgo nº
1) incluida la espléndida
transcripción de Stokowski
del Preludio y Fuga en do
menor, que fue celebrada
con una verdadera aclamación del público.
La Orquesta de Cámara
de la OSG interpretó los
Conciertos para violín y
orquesta BWV 1041-1043,
de Bach. Giovanni Fabris,
concertino de la orquesta,
estuvo espléndido como
director y solista. El excelente Cuarteto Emerson realizó
un programa monográfico
sobre la fuga con obras del
mismo compositor, incluidas
algunas hermosísimas transcripciones realizadas por
Mozart. También tocó transcripciones mozartianas de
partituras del gran maestro
alemán (y de su hijo, Wil-
helm Friedemann) el Trío
Manuel Quiroga. Fabris,
Quiggle y Ethève abordaron
de modo admirable un
repertorio tan hermoso
como poco conocido. Ilya
Gringolts ofreció la producción completa para violín
solo (tres Partitas, tres Sonatas) del genial músico; tras
el “tour de force” (dos horas
y cuarto de música), el
público pedía más. Pieter
Wispelwey tocó tres Suites
para violonchelo solo, las nºs
2, 3 y 6. Es verdad que las
versiones, poco habituales,
alejadas de la tradición interpretativa, no gustaron a todo
el mundo; pero la calidad de
los dos intérpretes parece
incontestable. Ewa Poblocka
tuvo a su cargo las seis Partitas, BWV 825 a 830, para
teclado, de Bach; otro largo
e intenso concierto que la
pianista polaca resolvió sin
aparente esfuerzo a pesar de
su evidente dificultad.
Dos recitales singulares
completaron la programación: el tenor Siragusa planteó un repertorio de canciones italianas para canto y
piano, que resolvió con
acierto; y el también tenor,
Raúl Giménez, se decidió
por la música hispanoamericana. Uno y otro resultaron
gratos aunque algunos aficionados los hallaron un
poco alejados del espíritu
del Festival.
Julio Andrade Malde
25
ACTUALIDAD
LAS PALMAS
XXXVIII Festival de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria
AIRES DE RENOVACIÓN
Teatro Cuyás. Stravinski, The rake’s progress. Isabel Rey, Chester Patton, Gregory Kunde, Nancy Fabiola Herrera. Director
musical: Eric Hull. Director de escena: Mario Pontiggia.
LAS PALMAS
La clausura de la presente edición del Festival de
Ópera Alfredo Kraus se
ha producido con una
obra que por primera
vez ha sido incluida en
esta programación. The
rake’s progress, de Stravinski cumple así una doble
misión, la del compromiso
presente en los criterios de
ACO de incluir cada año un
título que no haya sido presentado en ninguna temporada anterior y, además, en
este caso, la de adentrarse
en el repertorio del siglo XX,
muy poco frecuentado en
este festival. La propuesta
escénica ideada por Pontiggia supone un atractivo añadido para los espectadores,
puesto que la brillante e
inteligente puesta en escena
presenta grandes similitudes
con el lenguaje cinematográfico y hace guiños al teatro
musical, con los que el
público se identifica con
facilidad. La importancia de
la coreografía, eficazmente
creada por Claudio Martín,
cumple por tanto con su
capital cometido en este título, añadiendo amenidad al
espectáculo, sin por ello caer
ni en lo forzado ni en lo gratuito. Los imaginativos decorados, incluso en su simplicidad y la concepción limpia
del espacio, combinada con
la hábil iluminación y el vestuario han hecho de este
Rake’s progress una verdadera apuesta por lo novedoso y
marca de nuevo un hito en
la historia de este Festival.
Mucho ha contribuido
para conseguir el éxito el
excelente y perfectamente
elegido reparto. Isabel Rey,
que en cada presentación en
nuestros escenarios se anota
un nuevo logro, se hizo
acreedora de entusiastas
ovaciones plenamente merecidas. Su dificilísimo rol, largo y con frecuencia arropado por una nutrida orquestación, fue bordado en lo
vocal, como bien se eviden-
26
Isabel Rey y Gregory Kunde en The rake’s progress de Stravinski en el Teatro Cuyás de Las Palmas
ció en su importante aria
Quietly, night, rica en matices, y en lo escénico resultó
absolutamente encantadora,
en su caracterización tan cercana a Grace Kelly.
No pocos aplausos cosechó asimismo Chester Patton, de imponente voz, de
bello timbre y ejemplar
actuación en su lucido y diabólico personaje, absolutamente idóneo en todos los
aspectos. El ingrato papel
protagonista fue muy bien
resuelto por Gregory Kunde,
que ha de lidiar con una
escritura vocal nada fácil, y
que, especialmente en los
recitativos (por cierto, muy
bien acompañados por Marino Nicolini) y en los ariosos
alcanzaría
los
mejores
momentos.
Espléndida, como siempre, la gran artista que es
Recupere sus
grabaciones más
valiosas
Convertimos sus cintas de magnetófono, cassettes,
vinilos, DAT y casi cualquier otro formato a CD o mp3
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Nancy Fabiola Herrera en su
doble prestación, excelente en
lo vocal y sin par en lo escénico, consiguiendo gran dignidad en papeles a menudo cargados en lo grotesco. Muy
bien Soon Won Kang y Christian Hees en sus cometidos.
Magnífico el trabajo del
coro en una misión nada
fácil, rico en contrastes y en
colorido así como entregado
en lo actoral. Y magnífica la
batuta de Eric Hull que condujo a la orquesta con gran
atención al detalle y con
gran cuidado al equilibrio
sonoro, en una partitura
indudablemente complicada
para la orquesta que salió
más que airosa del reto.
Enhorabuena a todos por
este éxito que pone el broche de oro a un Festival que
marca una línea de calidad
francamente ascendente.
Leopoldo Rojas-O’Donnell
ACTUALIDAD
LEÓN
Facilidad y colorido
LA ELEGANCIA COMO
EXPRESIÓN DE ESTILO
RAMÓN VARGAS
Ramón Vargas es un
tenor que además de elegir con cuidado e inteligencia sus programas los
sabe exponer con elegancia,
lo que produce de inmediato una suerte de duradera
comunicatividad con el
público, aunque éste no sea
demasiado versado en las
artes del belcanto. Vino a
León expresamente desde
México para ofrecer un recital en el Auditorio, donde
volvió a dejar patente su
enorme categoría como cantante con una serie de canciones que sin ser las más
conocidas de cada uno de
los autores elegidos sí fueron de las que se reconocen
de inmediato por su estilo
directo y claro. Bellini, Donizetti y Verdi abrieron este
suculento recorrido que
Ramón Vargas convirtió de
inmediato en una master
class al ir explicando cada
una de ellas antes de dejarlas correr con esa facilidad
innata que le otorga su técnica, su fraseo y su bellísima
voz de tenor lírico.
Tanto la meliflua Malinconia, como Vaga Luna de
Bellini o L’amore funesto,
Una lacrima o Il sospiro, de
Donizetti fueron cinceladas
con la facilidad de quien se
sabe poseedor de un timbre
de gran belleza y lo exhibe
sin adornos para conseguir
con su amplio y perfecto
legato una caracterización
inequívoca del personaje,
otorgándole la intencionalidad debida y los matices
necesarios para hacer de
cada grupo de canciones un
inconfundible muestrario del
mejor belcanto. Con Verdi
retomó la línea más liederista al diseccionar las cuatro
canciones de Goethe, con
ese estilo directo y pasmosa
facilidad utilizando su canto
natural, su media voz y su
gama de colores como
Rafa Martín
LEÓN
Auditorio. 27-V-2005. Ramón Vargas, tenor; Mzia
Bachtouridze, piano. Obras de Bellini, Donizetti, Verdi, Ponce,
Villa-Lobos y Montsalvatge.
expresión de estilo, no escatimando recurso, ni matiz
para hacer de cada canción
una pequeña obra maestra.
La segunda parte fue un
recorrido por Sudamérica y
España repasando pequeñas
perlas de Manuel Ponce
como Nocturno de las rosas,
A la orilla de un Palmar o la
siempre difícil pero deliciosa
Estrellita que tantas veces
oyera a su maestro Alfredo
Kraus y que él cantó al
menos tan bien como su
mentor. Con fraseo cincelado, vocalidad a flor de labio
y una gama de colores rica y
sugerente Vargas dio una
auténtica lección del mejor
canto con Montsalvatge, del
que no se supo qué admirar
más, si su capacidad de
expresar sentimientos o de
otorgar matices increíbles a
sus canciones negras, verdaderas gemas de un canto
hecho para emocionar. Mzia
Bachtouridze acompañó con
buen hacer, aunque se le
hubiera pedido un poco
menos de volumen al
comienzo del recital, después todo funcionó a la perfección. Las dos propinas,
con la Furtiva lágrima
incluida, fueron sendos
regalos que despertaron
pasiones y fervores en los
nerviosos espectadores que
supieron agradecer la entrega y la categoría de un tenor
con mayúsculas.
Miguel Ángel Nepomuceno
27
ACTUALIDAD
MADRID
Vuelve Don Carlo en el año Schiller
MUCHOS ÁRBOLES, POCO BOSQUE
MADRID
Vuelve al Real este lujoso
y un tanto huero y pomposo montaje, lleno de
desfiles y estandartes. Lo
que podríamos llamar
idea arquitectónica está
ingeniosamente planteada y
desarrollada a base de grupos de columnas neoclásicas,
presentes y ominosas que,
como toda la simbología,
acaba por engullir la peripecia humana. Hay cuadros
atractivos, evanescentes, así
el de la Canción del velo.
Pero se traicionan de continuo las indicaciones de Verdi. En el del Auto de fe no
hay frailes, ni herejes, ni
hoguera y la escena transcurre dentro de una iglesia, no
fuera. La escena en la que
muere Posa está muy mal
resuelta, con la multitud
encerrada tras unos ventanucos, sin posibilidad de ver al
Gran Inquisidor. El final está
realizado muy confusamente.
Toda la grandilocuencia
que despliega De Ana es rectilínea austeridad, limpieza de
adherencias en la dirección
musical. López Cobos organizó todo con esa pulcritud tan
suya, aunque también con
esa falta de arrebato, de lirismo encendido, que en ocasiones es preciso aplicar —en
la acentuación, en los ataques, en el fraseo— y que, si
falta, como en la maravillosa
segunda parte del dúo postrero, deja la música un tanto
plana. En cualquier caso,
orden y naturalidad, con una
orquesta y un coro de nivel.
La partitura se ofreció —la
producción, criticablemente,
así lo exige— sin el fundamental acto de Fontainebleau, aunque, curiosamente,
con música procedente del
original de París.
Lo más valioso desde el
punto de vista vocal estuvo
en la prestación de los dos
barítonos, tan distintos.
Frontali, de timbre no siempre grato, exhibe una mag-
Javier del Real
Teatro Real. 9 y 15-VI-2005. Verdi, Don Carlo. Roberto Scandiuzzi/Giacomo Prestia (Filippo II), Vincenzo La
Scola/Walter Fraccaro (Don Carlo), Roberto Frontali/Simon Keenlyside (Marqués de Posa), Ana María Sánchez
(Elisabetta de Valois), Dolora Zajick/Carolyn Sebron (Princesa de Éboli), Askar Abdrazakov (Gran Inquisidor). Director
musical: Jesús López Cobos. Director de escena, escenógrafo y figurinista: Hugo de Ana.
28
Ana María Sánchez y Roberto Scandiuzzi en Don Carlo de Verdi en el Teatro Real
nífica proyección a la máscara, que ocasiona sonoridades penetrantes, bien reguladas, que maneja con elegancia. Keenlyside posee un
timbre menos rico, un poco
a lo Dieskau, pero es grato,
cálido y transmite con
mucha cordialidad; sin duda
ha ensanchado su caudal. Al
lado de ellos brilló Ana
María Sánchez, sobre todo el
día 15, que, con ese timbre
caluroso, un punto apagado
en ciertos sonidos, dio vida
a una Elisabetta lírica, bien
delineada, que dijo muy
bien, con exquisita musicalidad, sus dos arias.
Scandiuzzi tiene más
línea, es más homogéneo,
aunque más mate, que Prestia, algo más basto e irregular, bien que con más proyección. Ambos se esforzaron en cantar con lirismo su
famosa aria. De los tenores,
mejor La Scola, a despecho
de sus desigualdades, que el
inexpresivo, de emisión en
exceso cupa, incapaz de
hacer un piano, Fraccaro.
Zajick, como siempre, mostró dos colores y sorprendentes notas de soprano,
anchas, vigorosas y timbradas. Quedó falta de fuelle en
el cierre de O don fatale.
Mucho peor Sebron, nada
fina, opaca, gritona. Impresentable, como ya lo fuera
hace unos años —¿por qué
contratarla de nuevo para
esta parte?—, Abdrazakov,
que no tiene ni centro, ni
agudos, ni graves: una voz
áspera y desleída. Además,
De Ana lo convirtió en un
fantoche. En un monigote
remaquillado, cuando es un
personaje básico; y muy
serio. Los demás, Masino,
Borrallo, Rodríguez y Cordón,
cumplieron en sus breves
cometidos. Una mención
especial para esta última: su
voz celestial sonó bellamente.
Arturo Reverter
ACTUALIDAD
MADRID
Una zarzuela regionalista
EN LA HUERTA DEL SEGURA
Jesús Alcántara
Madrid. Teatro de la Zarzuela. 10-VI-2005. Alonso, La parranda. María Rey-Joly, Eliana Bayón, José Julián Frontal, Carlos
Crooke, Rafael Castejón, Paco Torres, Mario Martín, Nacho San Pedro. Coro del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la
Comunidad de Madrid. Director musical: Miguel Roa. Director de escena: Emilio Sagi.
U
ltima la temporada
zarzuelística en el teatro de su nombre, un
título del maestro granadino, Francisco Alonso, quien
junto a Luis Fernández
Ardavín, libretista de la
obra, serviría al compositor
para escribir momentos
musicales, algunos inolvidables como son las coplas del
nº 8, el Canto a Murcia (nº
8B), del primer acto o la
romanza de Miguel, Diga
usté, señor platero (nº 13)
del acto segundo, inspirados
principalmente en motivos
populares murcianos.
La parranda es un buen
ejemplo de un subgénero
de la zarzuela que sacaba a
relucir los bailes, las melodías y los trajes tradicionales
de una región, en este caso
de Murcia, cuya huerta y
cerámica se exaltaban al
tiempo que se fijaba el contexto laboral de los protagonistas, obreros en una alfarería. La obra estrenada
durante la temporada 192728, fue elogiada y su éxito
compartido en los teatros
Calderón (75 representaciones), Apolo (17), Fuencarral
(12) y Zarzuela (8).
A partir de 1920 la zarzuela grande dio nuevas
señales de vida “modernizando y españolizando la
zarzuela clásica”. Esta zarzuela de Alonso está dentro
de esa resurrección del
género que quiere afirmar la
verdadera música española
frente a una invasión de
“producto cabaretero” venido de Francia, Alemania y
los Estados Unidos, y volver
a cierto lirismo con carácter
de nuevo romanticismo, al
decir de Emilio Carrere. Nos
encontramos, por consiguiente, con una obra de
línea tradicional, notablemente católica y de enigma,
transformada con aciertos en
esta nueva producción del
Teatro de la Zarzuela con la
dirección escénica de Emilio
Escena de La parranda de Francisco Alonso en el Teatro de la Zarzuela
Sagi y de acuerdo con sus
principios ya declarados en
alguna ocasión, es decir: el
acercamiento del género a
las nuevas generaciones,
actualización o moderniza-
ción de algunos títulos, traslado de acción de época o
eliminación de pasajes, capítulo éste que sirve para
reducir el tiempo de la obra
sustancialmente, algo más
Presidenta de honor Montserrat Caballé
I SEMANA LÍRICA DE TARAZONA
CURSO DE CANTO Y FESTIVAL
Del 3 al 12 de septiembre de 2005
TARAZONA (Zaragoza)
ÓPERA, ZARZUELA
CELSA TAMAYO
Teatro Real, Madrid
CANCIÓN ESPAÑOLA, ZARZUELA
ISABEL PENAGOS
Profesora de canto, Madrid
TÉCNICA VOCAL
DAVID MASON
Profesor de canto, Madrid y Londres
STEFAN PAUL SÁNCHEZ
ESCENAS DE ÓPERA
Director artístico European Chamber Opera
DARREN ROYSTON
MOVIMIENTO Y TRABAJO CORPORAL
Profesor de danza y movimiento, Royal Academy of Dramatic Art, Londres
LIED ALEMÁN, CANCIÓN FRANCESA
ROBIN BOWMAN
Catedrático de canto, Guildhall School of Music, Londres
TÉCNICA VOCAL
SHEILA BARNES
Profesora de canto, Londres y Nueva York
RICARDO ESTRADA
CANCIÓN ESPAÑOLA
Compositor, director y pianista
CANTO CORAL
JOAN COMPANY
Director coral internacional
Las clases tendrán lugar en el Seminario Diocesano y en el
Conservatorio de Tarazona. Las inscripciones serán limitadas.
Premios y contratos para los alumnos destacados.
Los conciertos tendrán lugar en el Teatro de la ciudad con la
participación de solistas invitados y los alumnos del curso.
SEMANA LÍRICA
Valverde 39, 1º C. 28004 Madrid. Tfno. 91 531 53 59.
EMAIL: [email protected] WEB: www.echo-opera.com
que la duración de una pieza de género chico. Ganóse
agilidad y entretenimiento y
evitóse los versos didácticos
y el tono moral de la obra
que el personaje del Padre
Vicente protagoniza, pero
también en alguno de esos
pasajes se pierde información al espectador que hace
más comprensible la historia. No obstante, el logro en
el movimiento escénico y la
distribución de espacios
contrastados fue impecable.
Los toques de revista musical y el uso del vestuario en
tonos pastel contribuye a
echar de menos un verosímil
conflicto dramático y verdadera sensibilidad popular,
sólo alcanzado en esa
atmósfera de emoción y
recogimiento que el buen
hacer de Sagi supo proponer
del Coro auroro (nº 17), del
último acto, canto religioso
que se entona al amanecer,
antes del rosario, presentado
en un contorno escénico
desnudo y a la vista del
espectador, como fondo,
sólo el desfile de los símbolos procesionales.
Brillante la actuación del
coro, podemos destacar en
el lado teatral las extraordinarias dotes de improvisación de un veterano como
es Rafael Castejón (Don
Cuco). Triunfó en el aspecto
vocal y de actor, el barítono
José Julián Frontal como el
enamorado Miguel, y María
Rey-Joly, más discreta en su
actuación, como Aurora, la
heroína de corte melodramático. Propios en sus papeles la argentina Eliana Bayón
(Carmela) y Carlos Crooke
(Retrasao), como pareja
cómica. La Orquesta de la
Comunidad de Madrid junto
a su director Miguel Roa,
resolvieron la partitura del
maestro Alonso de acuerdo
con sus características: españolismo, garbo y donaire.
Manuel García Franco
29
ACTUALIDAD
MADRID
Un camino prometedor
NIÑOS EN EL REAL
s El pequeño deshollinador obra de Britten, el
operista; mas también de
Britten, el músico para los
niños; y de Britten, el animador de la música en Gran
Bretaña, desde el primer festival de Aldeburgh en 1948.
Es también obra de quien
siempre defendió causas
nobles y se compadeció del
dolor de los oprimidos,
como Sam, el niño que protagoniza esta obra, personaje surgido de uno de los
Cantos de inocencia de
William Blake y que da lugar
a una historia a lo Dickens.
Esta ópera formaba parte de
un espectáculo teatral más
amplio, era el final de Let’s
make an opera! Por la lógica
de la propuesta, la puesta en
escena de Ignacio García se
limita a la ópera misma. Se
canta en inglés y se habla en
castellano. Los niños entreveran sus voces inmaduras,
que mejoran mucho en los
conjuntos (el baño, la despedida, ambos deliciosos en
esta función), con la de unos
cuantos adultos, como la
Javier del Real
Madrid. Teatro Real. 4-VI-2005. Britten, The little sweep (El pequeño deshollinador). Los niños: Jesús Mesa, Alberto
Granados, Inés Vento, Pedro José Sánchez, Pablo Carra, Virginia Alonso. Los cantantes adultos: Beatriz Díaz, Marina Pardo,
Susana Cordón, Miguel Sola, José Manuel Montero. Conjunto instrumental. Director: Wolfgang Izquierdo. Versión y Director
de escena: Ignacio García. Escenografía: Cecilia Hernández Molano. Figurines: Christophe Barthès de Ruyter.
E
El pequeño deshollinador de Britten en el Teatro Real
excelente soprano Beatriz
Díaz, muy convincente
joven-niña.
Nuestro Deshollinador
ocupaba la parte delantera
del escenario del Real, invadido éste por el aparatoso
tinglado de un Don Carlos.
La humildad del espacio era
suficiente para el orgullo de
una propuesta bella, sensible, medida. El joven director Ignacio García le da
vueltas al Deshollinador
desde hace tiempo. Su idea
ha sido premiada en un
concurso y, felizmente, la
hemos visto desarrollarse
en el Real. Se ha valorado y
alabado mucho esta iniciativa de ópera con niños y
para niños (sin excluirnos a
los demás, que estábamos
encantados), y no vamos a
insistir; pero, francamente,
no era menor el espectáculo
de ver aquellos compañeros
menudos de las butacas de
al lado con las boquitas
abiertas ante las vicisitudes
de Sam y la solidaridad de
sus nuevos amigos. Después de su Sorozábal en el
Español, que se repite ahora, Ignacio García muestra
de nuevo su talento para el
teatro con música. Wolfgang Izquierdo le apoyó
con maestría desde el foso,
en el que tan sólo siete
músicos acompañaban la
acción y las situaciones. Se
dieron ocho funciones, y
han sido bien recibidas por
el público al que iban dirigidas. Habrá que insistir en
esta vía, que es prometedora, pero que también es
delicada.
Santiago Martín Bermúdez
XI Ciclo de Lied
EL SOLDADO DE INFANTERÍA
Madrid. Teatro de la Zarzuela. 13-VI-2005. Juan Diego Flórez, tenor; Vincenzo Scalera, piano. Obras de
García, Bellini, Carpio, Silva, Sas, Valcárcel, Fauré, Massenet, Bizet y Tosti.
D
30
ecían los expertos en
materia militar que el
soldado de caballería
conquistaba posiciones con
rapidez y podía perderlas
con igual velocidad. Mientras el artillero permanecía
inmóvil junto a su cañón, el
infante hacía avances mesurados y, cuando ocupaba un
lugar, no lo cedía jamás. Al
ver cómo evoluciona Juan
Diego Flórez al desplazarse
por el escenario, con largos
pasos, apoyo firme y seguro, certeza sin alardes, se
puede pensar en un combatiente de infantería en la
inofensiva guerra del arte.
En efecto, los que hemos
seguido su carrera desde su
casual debut en Pésaro,
hemos visto al muchacho
estudioso que, no obstante
los éxitos conseguidos, cada
vez se proponía metas
mayores. Lo que parecía
imposible, que mejorase tal
o cual dechado de canto
rossiniano, lo exhibía en su
actuación posterior.
Ahora el desafío era de
tono menor: la canción de
cámara. El tenor peruano
volvió sobre las tonadillas
de García que exhumaba,
en tiempo, su maestro
Ernesto Palacio. Lo hizo con
encanto microscópico, gracia comedida, musicalidad
impecable. Luego vino
Bellini, especialidad de un
belcantista. Elevó la modestia de otras obras y hasta
convenció en la melodía
francesa, a pesar del sol
meridional de su voz. Qué
decir de su Tosti y de un
abrumador ciclo de propinas: Una furtiva lacrima, La
donna é mobile, los rondós
de El barbero de Sevilla y La
cenicienta.
La infantería contó con
un suntuoso banderín de
enganche, el pianista Scalera. Ambos volvieron del
frente sanos y salvos, dispuestos a ganar la próxima
batalla. Si hasta parece que
el uniforme, el frac, lo llevan puesto de toda la vida.
Blas Maramoro
ACTUALIDAD
MADRID
Ciclo de la ORCAM
TIMBRES
Madrid. Auditorio Nacional. 17-V-2005. Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: Yuri Nasushkin. Obras
de Bretón, Schubert, Shostakovich, Liadov y Honegger. 24-V-2005. Michael Vollé, barítono. Coro y Orquesta de la
Comunidad de Madrid. Director: Hans Leenders. Obras de Mendelssohn, Mahler y Brahms. 31-V-2005. Karina Azizova,
piano. Director: Alexis Soriano. Obras de Cuevas, Prokofiev y Schumann.
N
asushin, director artístico
—en
estos
momentos— de tres
orquestas españolas, la que
dirigía en esta ocasión entre
ellas, dio una lección ejemplar, quizá de más, por dos
conceptos: en las obras que
dirigió consiguió claridad
tímbrica, pintoresquismo,
cohesión y esencia de buena
ley (espléndido el oboe) en
el fresco sonoro de En la
Alhambra, de Bretón, y en
Kikimora de Anton Liadov;
sonoridad cambiada y ejemplar rendimiento en la
orquesta en su profunda
versión de la Sinfonía para
cuerdas (arreglo del Cuarteto nº 10 por Rudolf Barshai)
de Shostakovich, y planificación excelente y esplendor
orquestal en el Pacific 231
del coro. En medio, deleitó
con el buen hacer en su voz
de noble timbre, homogénea, emitida sin esfuerzo
aparente y con un manejo
del falsete y de las regulaciones dinámicas acertado y
capaz, el barítono alemán
Michael Vollé, dejando unos
Kindertotenlieder de Mahler
a recordar.
El tercer concierto que
se comenta trajo, de la mano
de Alexis Soriano, el estreno
de Airi’s, del toledano David
Cuevas, obra en la que un
cuidadoso entramado tímbrico de arranque da lugar a
explosiones sonoras transitorias con gran apoyo de
metales y percusión, alternando pasajes de uno y otro
carácter hasta llegar a la
disonancia en el tutti. A con-
de Honegger. No acertó,
opino, al ceder la batuta
para dirigir la Sinfonía nº 5
schubertiana a su director
asistente Miguel Romea, que
hizo una interpretación mal
articulada, basada sólo en la
ligereza de tempi, buscando
con gesto impreciso y de
grandes y monótonos trazos,
contrastes dinámicos que
destruían la cantabilidad
ejemplar de la obra.
Muy distinto fue lo que
hizo el holandés Hans Leenders con la Sinfonía nº 1 de
Mendelssohn con gesto
enérgico y flexible, logrando
una interpretación ordenada
y bien cantada, llena de brío
sin confusión. Logró también la atmósfera adecuada
del Schicksalslied de Brahms,
con una buena prestación
tinuación intervino la pianista armenia de la Orquesta
Karina Azizova como solista
en el Concierto nº 2 de Prokofiev con gran éxito, que
no tuvo la deferencia de
compartir con el director:
obtuvo esa ejecución entre
declamatoria y percusiva
que el joven Prokofiev
demanda, y sus buenos
medios brillaron en la
cadenza, de abundantes
escalas arpegiadas. Acompañó el director español con
pujanza y claridad. Y la
pujanza buena entonces, fue
abusiva en la Renana de
Schumann, y triunfó sobre el
fraseo y el detalle, aparte de
la desabrida actuación de la
sección de trompas.
José A. García y García
Ibermúsica
DE HORMIGAS Y CIGARRAS
32
tivo se impone a la expresión subjetiva.
Kurt Masur ha sido un
fiel paradigma de este último grupo. Formado en la
Orquesta de la Gewandhaus
de Leipzig, donde fue titular
más de veinticinco años, y
en la Filarmónica de Nueva
York, ha realizado una
carrera estable y sin altibajos
que le ha permitido dedicar
mucho tiempo al estudio y
al perfeccionamiento de su
técnica. Tal vez por eso, las
versiones que ofreció en
Madrid no fueron especialmente brillantes ni arrebatadoras, pero sí fueron de las
que dejan un grato recuerdo
mucho tiempo después de
oídas. Hubo detalles propios
de un director experimentado, como el tratamiento de
los planos sonoros —dando
Rafa Martín
N
o es ningún secreto
que en el mundo de la
dirección orquestal ha
habido siempre grandes
figuras que han forjado su
carrera a base de golpes de
efecto y grandes genialidades. Estas cigarras de la
dirección se han caracterizado por su irregularidad:
capaces de las versiones más
sublimes, pero también de
los peores escándalos.
Hay, sin embargo, otro
tipo de directores, que han
hecho una gran carrera sin
ruido y a base de trabajo y
estudio constante. Estos funcionarios del arte, estas hormigas musicales que han
ido creciendo poco a poco,
se han caracterizado por
ofrecer al público versiones
más sólidas y estables, donde el elemento técnico obje-
KURT MASUR
Madrid. Auditorio Nacional. 23 y 24-V-2005. Orquesta Nacional de Francia. Director: Kurt Masur. Vahan Mardirossian, piano.
Obras de Mozart, Bruckner, Franck y Shostakovich.
una mayor relevancia de lo
habitual a los elementos
secundarios— y una concepción formal de la obra
muy compacta. En este sentido, cabe destacar una profunda versión de la Séptima
de Bruckner y una cómica
Primera de Shostakovich.
A la Orquesta Nacional
de Francia, siendo una de
las grandes orquestas de
Europa, le faltó un poco del
brillo al que nos tiene acostumbrados. El problema fundamental estuvo en la descompensación que hubo
entre una sección de cuerdas brillante como pocas
hay en Europa y unos vientos metales muy irregulares.
Fue en definitiva un concierto muy interesante, de conceptos profundos pero poco
espectacular. Un concierto
de esos que dicen para
entendidos.
Federico Hernández
ACTUALIDAD
MADRID
ONE
FINAL FELIZ
Madrid. Auditorio Nacional. 22-V-2005. Coro Nacional de España. Director: Matthias Bamert. Dvorák, Stabat Mater.
5-VI-2005. Christian Zacharias, director y solista. Obras de Beethoven y Schnebel. 12-VI-2005. Coro Nacional de España.
Coro de la Generalitat Valenciana. Escolanía de Nuestra Señora del Recuerdo. Director: Josep Pons. Falla/E. Halffter, Atlántida.
MATTHIAS BAMERT
Eric Richmond
D
os imponentes obras
sinfónico-corales han
presidido la actividad
de la ONE en este final de
temporada. El suizo Matthias Bamert dirigió una
compacta versión del Stabat
Mater de Dvorák, resaltando los aspectos dramáticos
pero sabiendo extraer también la vena popular de la
composición. Contó para
ello con una magnífica
intervención del Coro
Nacional, seguro en los ataques, maleable en el matiz
y con un muy bello color,
que se convirtió sin problemas en uno de los mayores
atractivos de la interpretación. El cuarteto vocal no
estuvo a la misma altura. La
soprano británica GwenethAnn Jeffers lució un instrumento generoso y una buena expresividad, y el tenor
norteamericano
Donald
Litaker mostró su veteranía
en una tesitura nada cómoda, pero a la mezzo alemana Katharina Kammerloher
le faltó un poco más de
cuerpo y rotundidad y a su
compatriota el bajo JanHendrik
Rootering
lo
encontramos, curiosamente,
algo falto de fuelle.
A la semana siguiente,
Christian Zacharias causó
una excelente impresión en
su primera actuación al frente de la ONE. Su labor con
las orquestas de Lausana y
Gotemburgo le ha dado una
mayor seguridad con la
batuta, como se plasmó en
una vitalista recreación de la
Cuarta Sinfonía de Beethoven, llevada con contagioso
impulso. Antes, había brindado un Primer Concierto
tocado, por supuesto, de
manera impecable, lleno de
detalles originales y en un
permanente diálogo con el
conjunto, destacando especialmente las cálidas maderas. La Beethoven Symphony
de Dieter Schnebel, con su
divertida glosa del primer
movimiento de la Quinta
del sordo de Bonn, fue tocada con gracia y permitió
lucirse a los músicos de la
orquesta.
Josep Pons ha querido
cerrar su primer curso como
titular en plenas funciones
con una partitura que ama
especialmente, la Atlántida
de Manuel de Falla. Una pie-
za siempre problemática,
que el maestro catalán dirigió con pulso firme y sin
desmayos (se utilizó la condensada versión de Lucerna), resaltando su aspecto
teatral y acercándola a otros
monumentales frescos de la
época, como los de Honegger o Milhaud, con lo que
creemos que la obra gana
sustancialmente. De nuevo
se contó con una excelente
prestación del Coro Nacional
(reforzado convenientemente por el Coro de la Generalitat Valenciana) y un adecuado equipo de solistas,
destacando la luminosa Isabel de Ofelia Sala y el robusto Corifeo de Manuel Lanza,
así como las impecables
intervenciones de los solistas
del coro, mientras que la
mezzo holandesa Margriet
van Reisen, de elegante
línea y grato timbre, no
pareció enterarse demasiado
de la muerte de Pirene. En
suma, una excelente clausura de una temporada llena
de buenos momentos y de
entusiasmo.
R.B.I.
Fundación Scherzo
ZIMERMAN, EL GRANDE
Madrid. Auditorio Nacional. 30-V-2005. Krystian Zimerman, piano. Obras de Mozart, Ravel y Chopin.
P
osiblemente haya sido
el último concierto
ofrecido por Krystian
Zimerman en Madrid, para
el ciclo de Grandes Intérpretes, uno de los más
grandes acontecimientos
musicales en la capital de
los años recientes. A juzgar
por las críticas suscitadas
por sus interpretaciones, se
suscitan pocas dudas. Gonzalo Alonso, en su comentario publicado en La Razón,
concluía
precisamente:
“Hubo tanta música y tan
modernamente presentada
[…] que quitó hasta el sonido de las respiraciones.
Sencillamente inolvidable y
el mejor recital escuchado
en años”. De la Sonata K.
330 mozartiana, este crítico
afirmaba que había sido
“una lectura limpia, sin
lugar para detalles fuera del
más estricto clasicismo”.
Por su parte, Enrique
Franco en El País, definió las
versiones de Zimerman
como “la búsqueda y hallazgo de la verdad, la concien-
cia de que no existe otra
posibilidad de enaltecer las
sonatas de Wolfgang Amadeus o Chopin”. Describía
así Franco la sensación al
terminar la velada: “Parecíamos y acaso éramos otros
distintos, más agudos de
sensibilidad, más enriquecidos de luz e infinitamente
agradecidos al poseer algo
inolvidable incorporado a
nuestro ser”.
Alberto González Lapuente, en ABC, se refería a
la interpretación de los Val-
ses nobles y sentimentales de
Ravel en estos términos:
“todo fue coleccionar cristales de colores, preferir la
templanza a la locura de la
danza y hacer de la obra un
perfilado retrato de formas
cubistas”. Con respecto a la
Segunda Sonata, este crítico
destacó “las voces desconocidas que afloraron en el
Scherzo, la media voz en la
última repetición de la Marcha fúnebre o la nebulosa
en la que convirtió el final
de la obra”.
33
ACTUALIDAD
MADRID
Centro para la Difusión de la Música Contemporánea
DE LA VOZ A LA MARIMBA
Madrid. Auditorio Nacional. 21-V-2005. Pilar Jurado, soprano. Octeto Ibérico de Violonchelos. Director: Elías Arizcuren.
Obras escritas y dedicadas al Octeto. Auditorio MNCARS. 23-V-2005. Angela Sondermann, flauta; Wolfgang Weigel, guitarra.
Homenaje a Antonio Ruiz-Pipó. 6-VI-2005. Joan Marc Pino, percusión; Mª Jesús Avila Rubio, piano. Diversos autores.
T
odavía a falta la temporada madrileña del
CDMC de un concierto
monográfico sobre Agustín
González Acilu y de sus
anuales Jornadas de informática y electrónica, temas que
no llegan a alcanzar el presente número, se reúnen en
él los tres conciertos precedentes de dicha temporada.
El espacio es siempre escaso,
pero voy a intentar resumirlos con la debida claridad.
Que ese Octeto Ibérico
de Violonchelos que inventó
en 1989 y dirige desde
entonces Elías Arizcuren,
adquirió ya hace unos cuantos años una muy serena, firme y siempre teñida de
especial personalidad presencia en la vida musical
europea, es cuestión por
todos aceptada. Que esa
joven soprano que responde
al nombre de Pilar Jurado es
uno de los valores de más
versátil ocupación y valía de
nuestra música, también es
generalmente reconocido.
Pues bien, todo quedó con-
firmado y bien confirmado
en un programa tan realmente comprometido por dificultades de ejecución y diversidades de estilo como éste:
Korot, de Luciano Berio; Cinco canciones sobre textos de
Cernuda, de Ramón Lazkano
—con estreno absoluto de su
quinta sección, El intruso, y
con la Jurado de solista—; y
Nigreso, de David del Puerto,
en la primera parte, y Messagesquisse, de Pierre Boulez, y
Del todo al infinito, de Pilar
Jurado, en la segunda.
Sólo dos días después,
ahora en el Centro de Arte
Reina Sofía, nueva sesión
ejemplar del CDMC, en
homenaje ésta al granadino
Antonio Ruiz-Pipó, fallecido
en 1997. A través de tres títulos suyos, acompañados por
páginas firmadas por seis
destacados compositores en
quienes concurre la doble
circunstancia de haber sido
amigos suyos y haber compartido con él —incluido el
cubano Flores Chaviano—
una especial sensibilidad por
nuestra cultura mediterránea,
el éxito volvió a sonreír a la
organización que dirige Jorge Fernández Guerra.
Y es que, como semejantes identidades se daban
también en los dos magníficos intérpretes encargados
de transmitírnoslas, en la
flautista Angela Sondermann
y, sobre todo, en el guitarrista Wolfgang Weigel, amigo
íntimo de Ruiz-Pipó, excusado resulta afirmar el muy
alto nivel disfrutado a lo largo de toda la velada. No
sólo en las páginas del artista
homenajeado —Triga III,
Nénia y Jarcias— y en las de
terceros ya frecuentadas —
Magic, de Joan Guinjoan,
Dos divertimentos, de Salvador Brotons, y Cuatro canciones sefardíes, de Matilde
Salvador—, sino también en
las que se ofrecían con
carácter de estreno absoluto:
la ya antigua, de 1950, Albada y Danza, de Vicente
Asencio, y las dos expresa y
fielmente dedicadas a la
memoria del granadino este
mismo año, Dueto a RuizPipó, de Flores Chaviano, y
Ney, de José Evangelista,
ésta para flauta sola.
Si el éxito grande acompañó a los dos conciertos
reseñados, no fue menor ni
mucho menos, el que lograron, también en el CARS,
Jean-Marc Pino, a la marimba, y Mª Jesús Avila Rubio, al
piano. Me queda muy poco
espacio, pero creo que la
plena justicia del mismo quedará clara con la sola afirmación de que uno y otra dejaron palpable en todo
momento la de la obtención
por ellos de los premios
radiofónicos Premis Tutto en
su última edición. En programa, por cierto, plagado de
dificultades virtuosísticas de
todo tipo: en sendos títulos
de Akira Miyoshi, Keiko Abe
y Paul Bisel, para marimba
sola, y en Aina, estreno
absoluto de Jordi Griso, y
Concierto, de Ney Rossana,
para marimba y piano.
Leopoldo Hontañón
Concierto de ganadores
LAS GALAS DEL DIFUNTO
Madrid. Teatro Monumental. 20-V-2005. XII Gala Lírica (Ganadores de Concursos Internacionales de Canto). Orquesta Sinfónica
de RTVE. Director: Adrian Leaper. Obras de Mascagni, Puccini, Bellini, Charpentier, Catalani, Gounod, Verdi, Vives y otros.
L
34
a gala lírica, como
espectáculo, lleva ya un
tiempo agonizando. No
es casual, por tanto, que en
el momento en que los cantantes han dejado de ser el
centro de atención de la
ópera, el número de galas
haya disminuido sensiblemente. Los que deploramos
ambas cosas, por fuerza
habíamos de acudir ilusionados a un espectáculo en
el que se nos ofrecía canto,
en presunto estado puro. Y
obsérvese que he dicho
canto y no voces, por cuanto que éstas han de subor-
dinársele siempre.
Cosa muy diferente es
que ese canto lo obtuviéramos, al menos con la pureza deseada. Y eso que las
condiciones a priori no
eran malas. No había orientales, que son la filoxera del
canto, y sí muchas voces
latinas. Sin embargo, entre
las cuatro sopranos que
actuaron es imposible destacar a ninguna. Quien no
forzaba los agudos era
calante de entonación; y
quien no era fría como el
hielo exageraba la expresión. Hablaré sólo, pues, de
la que, por contar con buenos medios, más me defraudó: Serena Daoilo (Viñas).
En Louise y, sobre todo, en
el Addio del passato de Traviata, los cambios de registro, por impuros, se advertían demasiado y, en lo
expresivo, el empaque
dado al canto era tan artificial que, en ocasiones, se
tornaba ampuloso.
El discurso adquiere
otros tintes en el caso de los
tenores, pues su mano a
mano (consciente o no),
fue lo más interesante de la
velada. Jorge de León
(Gayarre), sobre todo en
Cavalleria rusticana, puso
en juego una voz fresca y
grata, con ataques limpios y
cierto dramatismo en la
expresión (pero sin cargar
en exceso las tintas). Gustavo Casanova (Lavirgen),
que lució excelentes agudos, leyó en clave de lírico
pleno la romanza de Doña
Francisquita, Por el humo
se sabe…, servida habitualmente por tenores líricoligeros, enmarcados en la
tradición Casenave-Kraus.
J. Martín de Sagarmínaga
ACTUALIDAD
MADRID
Musicadhoy cierra su temporada
MÉRITO Y DESORDEN
Madrid. Auditorio Nacional. 19-V-2005. Antoni Besses y Miquel Villalba, pianos. Boulez, Obra completa para
uno y dos pianos. Auditorio Nacional. 10-VI-2005. Ernst Kovacic, violín. Orquesta de RTVE. Director: Beat
Furrer. Obras de Varèse, Saariaho y Furrer.
R
eúno aquí los dos últimos conciertos stricto
sensu de la temporada
2004-2005 de la serie que
bajo la expresiva denominación de músicadhoy organiza y dirige desde hace ya
prácticamente una década
Xavier Güell. Y quiero adelantar que, pese a que al
segundo de ellos o, mejor
dicho, a su anuncio y demás
prolegómenos, les voy a
dedicar párrafos nada benevolentes, dejo intactas y tal
cual fueron expresadas las
múltiples enhorabuenas y
los encendidos elogios que
el quehacer de Güell y su
equipo me han hecho escribir un buen puñado de
veces. Sin ir más lejos, la
apostilla que dedicaba en el
número anterior de esta
revista a las convocatorias
de músicadhoy de abril y
mayo. “Justificarían por sí
solas —escribía— el quehacer de su director Xavier
Güell en este ciclo y en
otros diez”.
Mantengo intacta idéntica
opinión para todo lo que se
refiere a la primera de las
convocatorias aquí reunidas.
Es decir, aquélla en la que los
pianistas Antoni Besses y
Miquel Villalba ofrecieron en
la sala de cámara del Auditorio Nacional la obra integral
para uno y dos pianos de Pierre Boulez. Porque hacerlo
con la autenticidad de lo
escrito, sin abdicar de la
correspondiente personalidad
expresiva, en las piezas a
solo, y acertar a enhebrar y
unificar criterios lectores en
las de dos pianos, elevó a
categoría de acontecimiento
fácilmente asimilable una
propuesta aparentemente
dura en principio. Véase.
Para piano a solo, las Notations y la Deuxième Sonate,
asumidas por Besses, mientras que Incises y las Sonates
Première y Troisième fueron
tocadas por Villalba. En cuanto a las Structures pour deux
pianos, fue Besses cabeza de
dúo en el primer libro, mientras que lo fue Villalba en el
segundo. Ambos excelentes,
tanto en estos cometidos
como en los solistas.
Amenazaba al principio
con censurar determinados
fallos organizativos padecidos en el concierto que
ponía punto final a músicadhoy de esta temporada.
No me vuelvo atrás, pero
antes quiero dejar muy clara
la nada fácil y sí meritoria al
máximo, por lo que luego se
cuenta, contribución sonora
real en el escenario de los
grupos intervinientes de la
Orquesta de RTVE. Y también la del violín solista
Ernst Kovacic y el director y
compositor Beat Furrer, pero
especialmente la de los profesores
radiotelevisivos,
demostrando una vez más
su formidable nivel global.
Niveles de calidad cierta
que, a no dudarlo, hubieran
alcanzado grados todavía
más altos de no haber concurrido en la preparación de
esta última cita —y aquí llega la parte negativa— todos
estos trastrueques. El concierto había sido anunciado
en un primer avance del
ciclo con el encabezamiento
de Beat Furrer dirige a Mauricio Sotelo, con la Orquesta
de la RTVE y el Coro Proyecto Guerrero, y con el estreno
absoluto de Wall of light
black de este autor, el Violinkonzert, de Furrer, y Château de l’âme, de Kaija Saariaho. Ya en el libro programa definitivo, bajo el mismo
título de Saariaho como final,
Cena de las cenizas, de Sotelo, ya estrenada en La Coruña en 2001, y Andere stimmen, de Furrer. Y en la hojita definitiva repartida inmediatamente antes del concierto, bajo el nuevo título de
Beat Furrer dirige a la O. de
RTVE, y ya sin el Coro, se
anuncian Orión, de la Saariaho, Integrales, de Edgar
Varèse, y la citada Andere
stimmen, de Furrer. Orden
éste que fue alterado desde
el principio sin aviso previo.
En fin, “aliquando bonus
dormitat Homerus”.
Leopoldo Hontañón
Sesión coral
UNA ATENTA MIRADA ATRÁS
Madrid. Teatro Monumental. 8-VI-2005 Coro de RTVE. Director: Lorenzo Ramos. Obras de Stanford, Delius,
Rutter, Raminsh y Pizzetti.
E
sta velada coral a cappella hubiese sido más
gustosa con la inclusión
de páginas renacentistas, por
ejemplo. Dado que fue lo
británico el factor dominante, figuras como Byrd o Gibbons hubieran sido de agradecer (y, dicho sea sin malicia, quien programó este
concierto tan anglo fue
Lorenzo Ramos, no el director titular). Sin otras incursiones, todas las patas de la
mesa recaían sobre una franja demasiado escasa de ese
repertorio: finales del s. XIX
e inicios del XX. Mucho
autor menor, pues, con la
parcial salvedad de Pizzetti
pero, como Stanford o el
actual Rutter, depositarios de
una larga tradición de canto
coral, con una miríada de
sociedades canoras que hoy
mismo conservan su vigencia en Albión, servidas por
compositores artesanos y
especializados. Al Stanford
de mano y oficio un tanto
previsibles, no cabe escatimar el elogio de una obra
tan suave y sugestiva como
The Blue Bird (sobre Coleridge). La cualidad de miniaturista (casi de orfebre)
parece deducirse de algunas
piezas de Delius como sus
bellas 2 Partsongs (aunque
no de todas; ahí está Appalachia para demostrarlo).
Pero son ya algo tardías, de
1917. El caso de Rutter no
tiene perdón. Pese a lo deslumbrante de su técnica,
está hoy tan pasado de
fecha que sólo tiene sentido
para el consumo interno.
También Italia quiso
recuperar su secular tradición de música religiosa,
que coincidió en el Renacimiento con su período más
áureo. Pizzetti y su Réquiem,
exponentes de ello, protagonizan otra peligrosa mirada
hacía atrás, ¡pero que muñeca tenía el músico! El Coro
de RTVE cantó con mayor
refinamiento que de costumbre, mimando mucho las
dinámica (pues sólo en el
Sanctus de esta obra cedieron a lo estrídulo). El canto
a cappella pule, disciplina y
obliga a empastar mejor.
Detrás estaba el pulso flexible de Ramos, la infrecuencia del acto y el notable
esfuerzo conjunto.
J. Martín de Sagarminaga
35
ACTUALIDAD
MADRID
Propuesta transgresora
FIGLIA! – MIO PADRE!
Madrid. Teatro Español. 2-VI-2005. Santos, La meua filla sóc jo. Antoni Comas, Xavier Galán, Iván García, Tina
Gorina, Sandra Pastrana, Leticia Rodríguez, Oriol Roses. Director: Carles Santos.
N
o se sabe si el último
espectáculo ocasionado por Carles Santos es
una invitación al suicidio,
una refutación de la paternidad, una defensa solapada
del incesto o, más llanamente, una meditación verbenera
acerca del (sin)sentido de la
vida y las edades del hombre. Sea del modo que fuere,
La meua filla sóc jo es una
epopeya escénica de tanta
precisión como inventiva en
que la música es inseparable
de la dimensión teatral en
que se inserta: y eso desde el
comienzo, ese preludio en
que ocho instrumentistas de
viento, espejo abstracto de
ocho cantantes que más tarde se repartirán dieciséis personajes, se muestran individual y colectivamente en
espacios independientes trazados por grandes cañones
de luz cenital: el ámbito
Escena de La meua filla sóc jo de Carles Santos en el Teatro Español
espacial y luminoso es una
misma cosa con el sonido
que lo habita, del mismo
modo que el movimiento
escénico tiene siempre su
proyección en la música que
lo envuelve y acota y a cuyo
través se vehicula: dialéctica
entre imagen y silencio (u
oscuridad) que gira sobre sí
en esos cuatro minutos centrales en que los intérpretes
se enfrentan al público a cara
descubierta y a plena luz
para homenajear a John Cage
y reivindicar la transgresividad del silencio. De una
intensidad vocal comparable
a la del duetto cuyo incipit
sirve de título a esta nota, La
meua filla sóc jo, es la más
operística de las músicas no
operísticas dispensadas por
Santos, la más ritualizada y
litúrgica. Detalles hilarantes
aparte (que son numerosos),
se trata de un espectáculo
vital y de admirable violencia enunciativa que exige
tanta intensidad y despliegue
de medios a sus intérpretes
(y debe hacerse especial
mención del infatigable
Antoni Comas, que riza el
rizo como tenor-antipodista
de admirable fidelidad a Santos y su obra) como concentración y receptividad a sus
espectadores. Ese encuentro
jubiloso y no poco febril que
cada año nos depara la visita
de El Gran Heterodoxo de
Vinaròs se salda una vez más
con la más gratificante de las
experiencias.
José Luis Téllez
La temporada del Plural Ensemble
DENTRO DE LA DIVERSIDAD
Madrid. Museo Thyssen-Bornemisza. 19-VII-2005. Plural Ensemble. Director: Fabián Panisello. Obras de Marco,
Boulez, de Pablo, C. Halffter y Panisello.
N
36
o cabe duda de que,
dentro del muy completo panorama que
“dentro de la diversidad” —
en palabras de su director
Fabián Panisello— ha preparado para su temporada 2005
el Plural Ensemble, destacaba el concierto que ahora se
recoge en este comentario.
Por tres razones principales.
La de que en él se fundían
las felicitaciones de cumpleaños con páginas suyas de
dos de nuestros más emblemáticos compositores actuales —Cristóbal Halffter y Luis
de Pablo, éste Presidente de
Honor del Grupo, en sus
setenta y cinco años— y de
quien, sin exageración ninguna, puede blasonar, al llegar a los ochenta, de personificar la puesta al día y el
triunfo a nivel mundial del
nuevo pensamiento y de los
nuevos sistemas del arte
musical: Pierre Boulez. También, la de que la convocatoria ofrecía el estreno de sendas obras expresamente
escritas y dedicadas a Halffter y de Pablo para este concierto por dos compositores
tan destacados como Tomás
Marco y el propio director
del Plural Ensemble. Finalmente, la de que, habida
cuenta de la atención y el
cuidado con los que acostumbra ese conjunto a preparar sus apariciones públicas, podría disfrutarse con
toda probabilidad de versiones de muy buen nivel.
Y no, no hubo error
alguno de previsión. Si es
caso, cabría afirmar que la
espléndida actuación de los
trece instrumentistas del Plural, tanto en sus intervenciones individuales como en su
actuación en grupo, muy
bien conducidos siempre
por Panisello, superó las
expectativas más optimistas
que un programa tan plagado de dificultades podía
generar.
Porque las presentaban,
y no pocas, los títulos ya
conocidos: Derive I, de Boulez; Epístola a un transeúnte
y las dos piezas Relato y
Estudio —éstas magníficamente protagonizadas por la
violinista Ema Alexeeva—,
de de Pablo, y Antiphonismoi, de Halffter. Pero no
menores concurrían, con el
compromiso y la dificultad
añadida de ser abordados
por vez primera, en los dos
estrenos. En la Noche de
ardiente soledad sonora, de
Tomás Marco, página de diecisiete minutos para tríos de
cuerda y madera, con piano,
en la que el madrileño muestra en grado máximo su
capacidad imaginativa para
elevar a condicionantes formales los juegos internos de
repeticiones y colores, y en
Concierto de cámara, de
Panisello, para pequeño
conjunto orquestal, de veinte
minutos, en el que el argentino cohonesta su idea de la
modernidad con los modos y
formas clásicos.
Un lleno absoluto en la
sala respondió con un mantenido y caluroso premio.
Leopoldo Hontañón
ACTUALIDAD
SANTIAGO
Liceo de Cámara
EN CARNE VIVA
Madrid. Auditorio Nacional. 17-V-2005. Heinrich Schiff, violonchelo. Cuarteto Alban Berg.
Obras de Schubert y Kancheli.
C
omo hace justo un año
y de nuevo por motivos
de salud, Isabel Charisius ha reemplazado a su
maestro el viola Thomas
Kakuska en la última visita
del Cuarteto Alban Berg al
ciclo patrocinado por la fundación Caja Madrid. Una visita en la que el grupo de
cuerda vienés ha vuelto, sin
duda, a sentar cátedra. Difícilmente cabe imaginar una
interpretación más frenética
y apasionada del Movimiento
de cuarteto D. 703. El exacerbado dramatismo de la sublime página schubertiana —inicio de un proyectado Cuarteto en do menor— encontró
una plasmación ideal en la
alucinada versión del Alban
Berg, de una destreza instrumental y una tensión interior
Con el refuerzo de un
comunicativo Heinrich Schiff
el cuarteto vienés bordó en
la segunda parte una versión
a la altura (inmensa) del
genial Quinteto de cuerda D.
956. La densidad y claridad
polifónica lograda —pese a
la rabia contenida y las aristas— en el Allegro ma non
troppo inicial, la emoción y
el desamparo que reinaron
en el desolado Adagio (con
unos pizzicati de Schiff prodigiosos), la borrascosa
energía sin destemplanzas
del Scherzo y la frescura e
incisividad del Allegretto
final contribuyeron a construir una interpretación nada
complaciente, descarnada,
de latente expresionismo.
sólo al alcance de unos
pocos. Night Prayers de Giya
Kancheli —obra para cuarteto
y cinta magnetofónica realizada por encargo del Cuarteto
Kronos, que lo estrenó en
1992— incide en el discurso
habitual en los últimos años
del músico georgiano: entrecortado, quejumbroso, de
grandes contrastes dinámicos
y tintes predominantemente
elegíacos. El trasfondo religioso de la pieza remite al
melodismo un punto melifluo del polaco Górecki aunque se observe aquí una
mayor indagación tímbrica,
manifiesta en el “murmullo”
electrónico convertido, en la
última sección de la pieza,
en voz de soprano que entona un doliente Domine ex
audio vocem meam.
Juan Manuel Viana
Liceo de Cámara
TRANSPARENTE DENSIDAD
Madrid. Auditorio Nacional. 7 y 8-VI-2005. Cuarteto Emerson. Obras de Bach y Mendelssohn.
Mitch Jenkins
L
a desusada claridad de
líneas, la soberana nitidez tímbrica, ese prurito
por que todo se escuche con
plena transparencia incluso
en los momentos de mayor
espesor polifónico de que
hace gala el Cuarteto Emerson sientan muy bien al arte
cuartetístico —a caballo entre
la compostura clasicista y los
primeros arrebatos románticos— de Felix Mendelssohn.
Pudo apreciarse en la
Fuga final perteneciente al
inmaduro Cuarteto en mi
bemol mayor (1823), primera
página mendelssohniana en
esta doble sesión que enfrentaba buena parte de los cuartetos del músico hamburgués
en alternancia con una selección de Contrapuntos de El
arte de la fuga de Bach —
músico fundamental en la
evolución artística del autor
del Elías—, cuya intemporalidad y exigencias virtuosísti-
CUARTETO EMERSON
cas sirvieron para confirmar
la absoluta solvencia técnica
de cada uno de los miembros
del conjunto neoyorquino
(en especial del formidable
viola, Lawrence Dutton, en
los Contrapuntos III, VII, XII
y XIII). Si el bello Capricho
op. 81, nº 3 conoció una lectura luminosa, el Cuarteto nº
4 op. 44, nº 2 estuvo dominado por el equilibrio: impecable de ajuste el chispeante
Scherzo, los movimientos
extremos gozaron del suficiente desgarro (Allegro assai
appassionato), fluidez y energía (Presto agitato).
En la segunda velada el
Emerson desveló las claves
de la Op. 44, nº 3: impetuosidad desenfrenada en el Molto Allegro vivace (trasunto
melódico de la Italiana),
delicadeza ensoñadora del
Menuetto, alada belleza del
Andante espressivo y desbordante alegría en el Presto con
brio conclusivo. El magistral
Cuarteto nº 6 op. 80 no fue
menos afortunado en su traducción sonora: la angustia
del Allegro vivace inicial, la
apremiante incisividad que
envuelve al segundo movimiento, el oasis de resignación del Adagio y la áspera y
desesperada agitación del
negro Finale fueron expuestos por el Emerson de modo
tan convincente como estremecedor.
Juan Manuel Viana
37
ACTUALIDAD
MÁLAGA / MURCIA
La Filarmónica de Málaga en su mejor momento
UN FOSO ARREBATADOR
MÁLAGA
Teatro Municipal Miguel de Cervantes. 22-V-2005. Puccini, Tosca. Eva Urbanová, Mario Malagnini, Christopher
Robertson, Luis Álvarez y Alberto Arrabal. Orquesta Filarmónica de Málaga, Escolanía Santa María de la Victoria. Coro de
Ópera de Málaga. Director musical: Antonello Allemandi. Director de escena: Javier Hernández.
Desde los primeros acordes de esta emblemática
ópera de Puccini se pudo
apreciar la intensidad dramática que el maestro
Allemandi quiso imprimir
a esta representación, producida escénicamente por el
Teatro Arriaga de Bilbao. Su
dominio de la partitura incide
de tal forma en la acción dramática que, en los momentos
de mayor belleza musical,
que son muchos, alteraba la
atención del espectador que
se veía dominado por la
pasión de su sones. Contó
para ello con unos filarmónicos malagueños que respondieron con atención y máxima eficacia a sus indicaciones, habitando el foso con la
excelencia de sus mejores
actuaciones.
Eva Urbanová posee ese
carácter vocal donde lo trágico y lo melódico se funden de manera coherente,
haciendo creíble el arrebatador impulso vital de su
actuación, que no llegó a ser
correspondido plenamente
con el deseable lirismo spinto que requiere toda soprano que asume este singular
papel femenino del verismo
mejor destilado.
Mario Malagnini, que
encarnaba al pintor Cavaradossi, estuvo en una línea
interesante en lo vocal, sin
llegar a las excelencias de su
partenaire, al verse en
muchos momentos forzado,
dando la sensación de cierta
falta de flexibilidad en su
voz como pudo apreciarse
en la famosa E lucevan le
stelle, referente incuestionable para todo aficionado que
exige desde la fluidez más
regular, sutil y sugerente en
el sotto voce y fiato, hasta la
más intensa extensión y
potencia de voz. Siendo
excelentes las cualidades
Urbanová y Malagnini en Tosca
vocales del joven barítono
Christopher Robertson, no
era el cantante más adecuado para hacer de Scarpia,
papel que requiere una tesitura de bajo-barítono, aún
mejor de bajo-cantante, para
así expresar toda la indigni-
dad de este personaje de
elocuente musicalidad en
sus intervenciones. Robertson quiso compensar tal
hecho con una sobreactuación en la escena que no
terminaba de convencer al
público. No tuvo ese problema su compañero de cuerda
Luis Álvarez haciendo de
sacristán. En él, actor y cantante se fundieron en un
todo armónico creíble y
efectivo, dejando una más
que agradable impronta de
arte y profesionalidad.
La pobre escenografía
fue equilibrada con una eficaz dirección escénica ajustada siempre a la tensión
dramática de la ópera perfectamente conducida en lo
musical por Allemandi, verdadero triunfador de una
velada que dejó satisfecho al
público.
José Antonio Cantón
Mørk y Alsop revitalizan una ardua pieza de Prokofiev
VIRTUOSISMO, AUTORIDAD Y DOMINIO
MURCIA
Auditorio y Centro de Congresos “Víctor Villegas”. 17-V-2005. Truls Mørk, violonchelo. Orquesta Sinfónica de
Bournemouth. Directora: Marin Alsop. Obras de Barber, Prokofiev y Bernstein.
38
Como cierre del ciclo
sinfónico de la temporada, el Auditorio de Murcia ha contado con una
orquesta de las más antiguas de Inglaterra y de
gran tradición en el rico
panorama sinfónico británico, habiendo contado con
titulares tan prestigiosos en
su pódium como Constantin
Silvestri, Paavo Berglund o
Rudolf Barshai.
Lo primero a destacar de
su ejecutoria es la claridad y
transparencia de su sonido,
fundamentado en un brillante equilibrio de las distintas
secciones instrumentales. La
Sinfonía nº 1 de Barber sirvió para resaltar esta característica, asumiendo los profe-
sores la autoridad de concepto que transmitía su actual
titular, la norteamericana
Marin Alsop, de las pocas
mujeres que han alcanzado
plena equiparación con el
hombre en la dirección musical al más alto nivel artístico.
El concierto adquiría
máximo interés con la Sinfonía concertante de Prokofiev, al contar con la presencia de uno de los violonchelistas con más renombre
actualmente en el panorama
internacional, el noruego
Truls Mørk, pleno dominador
de su instrumento en su versión de esta famosa partitura
por su extrema dificultad técnica para el solista —no hay
que olvidar la intervención
de Rostropovich (su dedicatario) en su composición—, y
el enervante virtuosismo del
Andante final. Orquesta y
solista concertaron aquí con
tal grado de fluidez que diluyó el fárrago en el que se
convierten sus notas con
intérpretes menos dotados en
técnica y musicalidad. Sin
duda fue el momento artístico culminante de la velada,
lo que justificaba sobradamente su programación.
La popularidad de la
música del inefable Bernstein
ocupó toda la segunda parte,
con las danzas de West Side
Story y On the Town. La interpretación se hizo demasiado
esquemática, aunque siempre dentro de una elevada
perfección técnica. Fue aquí
donde la directora demostró
la intensidad de su oficio
exhibiendo precisión en el
acompasar de su mano derecha y enorme sensibilidad en
la expresión en su mano
izquierda. Su dirección de la
obertura de la ópera Candide, que ofreció como bis,
resumía de forma diáfana el
virtuosismo, autoridad y
dominio de esta directora de
Nueva York instalada sobradamente por méritos propios
en una profesión que, como
con el sacerdocio en algunas
religiones, ha sido patrimonio casi exclusivamente del
mundo masculino.
José Antonio Cantón
ACTUALIDAD
PAMPLONA
Sociedad Filarmónica
MADUREZ
INTERPRETATIVA
PAMPLONA
ANTONIO PAPPANO
Sheila Rock
Auditorio Baluarte. 27-V-2005. Han-Na Chang, violonchelo.
Orquesta Sinfónica de Londres. Director: Antonio Pappano.
Obras de Bernstein, Shostakovich y Rachmaninov.
Antonio Pappano se
muestra concierto a concierto como un director
de orquesta versátil y de
gran solvencia técnica. Y
no sólo en el foso de los
teatros de ópera, sino
también en las salas de concierto. Que el foso operístico
es una de las mejores escuelas para el director de
orquesta es cosa bien sabida, y demostrada hasta la
saciedad en la historia de la
interpretación. La actuación
de Pappano al frente de la
Sinfónica de Londres lo ha
vuelto a poner de manifiesto, en un programa variado
y exigente. El concierto se
abrió con la suite sinfónica
On the Waterfront, de Leonard Bernstein, en una interpretación de gran fuerza y
espectacularidad, donde la
Sinfónica de Londres desplegó su enorme potencia
sonora, y donde la percusión se llevó una merecida
ovación. Pappano, al que sin
duda la interpretación operística ha dotado de un agudo sentido melódico, fraseo
espléndidamente los generosos arcos melódicos del
compositor americano, trasladando ese carácter cantable a la compleja rítmica de
sabor jazzístico.
El centro de la velada
fue sin duda el Primer Concierto para violonchelo de
Shostakovich, donde se
mostró un esmerado trabajo
en reducidos grupos orquestales, fiel al lenguaje orquestal camerístico de esta obra.
La chelista Han-Na Chang
ofreció una auténtica exhibición de virtuosismo y expresividad, propia de una gran
solista. Su pulcritud en los
lacerantes pasajes en armónicos, la contundencia con que
supo resolver la compleja
cadencia —que funciona
como tercer movimiento del
Concierto—, y la poderosa
sonoridad con que se
enfrentaba a la orquesta,
pusieron de manifiesto su
extraordinario dominio técnico del instrumento. Pero más
llamativa que la técnica
resultó la madurez interpretativa de la joven chelista,
que mostró una profunda
comprensión de la cohesión
motívica que recorre los cuatro movimientos de este
Concierto —que se sintetiza
en la cadencia—, y supo
transmitir toda la tensión
latente en el concentrado
lirismo del Moderato. En la
segunda parte del concierto
escuchamos una Segunda
Sinfonía de Rachmaninov
brillante, sincera, nada pastosa, donde el sentido melódico de Pappano campó a sus
anchas, que cerró la velada
con la misma fuerza y entusiasmo con que empezó.
David Armendáriz Moreno
39
ACTUALIDAD
RENTERÍA / SAN SEBASTIÁN
Eresbil recupera músicos vascos
DE LA TIERRA
RENTERÍA
La Semana Musical de
Rentería, Musikaste, no
deja de asombrar a quienes hacemos seguimiento año tras año de lo que
los responsables del
Archivo Vasco de la
Música Eresbil ponen en
conocimiento de los amantes de la música. Y digo
asombrar porque es una
pena conocer la cantidad de
material musical producido
por autores vascos que sigue
estando guardado en un
cajón y la escasa repercusión que esas obras obtienen en las habituales temporadas orquestales. La citada
Semana sirvió para dar a
conocer muchas obras desconocidas y descubrir partituras que bien merecen recibir otro trato.
En esta XXXIII edición,
Musikaste rindió homenaje a
la figura del alavés Luis de
Aramburu en el centenario
de su nacimiento, insigne
vitoriano que mantuvo una
intensa actividad en cuanto
a producción de música religiosa, coral y para txistu se
refiere a lo largo de toda su
vida. Fue recordado por partida doble a través de su
Zeazketak inicialmente compuesta para banda e interpretada en este caso por las
Bandas Municipales de
Música y de Txistularis de
Vitoria, así como en el concierto de clausura en versión
ampliada para orquesta sinfónica y que fue ejecutada
por la OSE ante la batuta de
Juan José Ocón. También
fueron recordados otros
nombres, entre ellos Julián
Lavilla y Manuel Turrillas,
ambos vinculados al ámbito
de las bandas de música, así
como José Mª Ugarte y
Ramón Muguruza por su trabajo en el mundo del canto
coral.
Musikaste contó con las
habituales citas siguiendo el
objetivo de potenciar la
música de todos los tiempos,
desde antigua hasta la más
contemporánea, y sirvió de
marco para el estreno de
diversas obras de reciente
creación. El Ensemble de
vientos del Centro Superior
de Música del País Vasco
estrenó Spring Serenade de
Vicent Egea en la jornada
dedicada a las vanguardias
musicales. Las antes mencionadas bandas dieron a conocer asimismo Nire gogoan de
H. Extremiana y Hiru haurkantak de E. Vázquez. En la
jornada coral el Coro Landarbaso estrenó Orioko baleari de su director Iñaki Tolaretxipi y durante el concierto
de clausura la sorpresa fue
doble con la redonda y contundente interpretación de
Quemadmodum desiderat
cervus de los Salmos para
una sinfonía de T. Aragüés
a cargo de la OSE y la Coral
Andra Mari, así como el descubrimiento del Concierto
para piano de Ignacio Tellería, una hermosa partitura en
varios movimientos que llevó al pianista, en este caso
el donostiarra Iosu Okiñena,
por cuidados senderos líricos, una obra que sorprende
no haya sido ejecutada antes
por su belleza.
Al margen de estos estrenos hubo ocasión de acercarse al ámbito de la música
antigua con la Capilla Peñaflorida, que ha incluido savia
LUIS DE ARAMBURU
XXXIII Musikaste. 14/21-V-2005.
nueva en sus filas, con la
Misa Rex Virginum y motetes de Juan de Anchieta bajo
la dirección de su titular,
Josep Cabré, y una nutrida
representación de la realidad
coral vasca. Sin embargo,
merece un punto y aparte y
un gran aplauso el espectáculo ideado por la violagambista Elena Martínez de Murguía, a la sazón titular de
viola de la OSE, que bajo el
nombre de Le basque, recoge músicas y danzas en el
siglo de las luces buscando
las conexiones e influencias
de los dantzaris o bailarines
vascos, sobre todo souletinos, en la corte francesa.
Contó para ello con el
Ensemble Diatessaron y
Erregelak. Todo un acierto.
Íñigo Arbiza
Fin de temporada
HOMENAJE A HONEGGER
SAN SEBASTIÁN
Auditorio Kursaal. 30-V-2005. Brigitte Fournier, Brigitte Balleys, Joan Cabero, Julia Stamberger, Örs Kisfaludy. Miembros
del Orfeoi Txiki. Orfeón Donostiarra. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director: Christian Mandeal. Honegger, El rey David.
40
En el quincuagésimo
aniversario del fallecimiento del creador suizo
Arthur Honegger la
música de la obra que le
dio fama internacional
llenó el auditorio del
Kursaal donostiarra. El
rey David significó en su
momento —años veinte
del pasado siglo— la apertura definitiva del compositor
a un género hasta entonces
poco cultivado, un oratorio
dramático de considerable
envergadura e importancia
decidida de solistas, coro y
orquesta. Se trata en definiti-
va de una gran obra sinfónico-coral, cuya extraña pero
extraordinaria virtud de
satisfacer a aficionados de
un amplio espectro de culturas sonoras la ha mantenido
en el repertorio y, en ese
sentido, la Orquesta Sinfónica de Euskadi decidió plantearla en el último concierto
del período 2004/2005.
Los solistas dieron respuesta adecuada a las exigencias de la partitura —aunque los discursos de los cantantes resultasen vanos por
momentos—, destacando por
el peso del papel las inter-
venciones del recitador Örs
Kisfaludy, quien desglosó de
manera estimable el progreso
emocional que se produce a
medida que avanza la partitura, sobreactuando en determinadas ocasiones, atinando
en otras tantas y recitando
siempre en un subrayando y
excelente francés.
El Orfeón Donostiarra
rindió a un elevado nivel
definiendo un sonido marcado por la rotundidad y certeza de los graves y por un
registro agudo esmaltado.
Un resultado, cercano a la
perfección y a la altura de
una efeméride que merecía
también una orquesta de
metal broncíneo, así como
una dirección afable, moderada y atenta. Viéndose
satisfechas estas premisas, a
las que se adhirieron frescura y espíritu impulsor por
parte de los profesores del
conjunto que dirigía su cotitular Cristian Mandeal, el
público entendió el lenguaje
de Honegger, lo disfrutó y
en consecuencia el homenaje significó un éxito ideal
para dar fin a la temporada.
Asier Vallejo Ugarte
ACTUALIDAD
ÚBEDA
XVII Festival Internacional de Música y Danza Ciudad de Úbeda
LOTARIO, UN DESCUBRIMIENTO
42
La incursión de la ópera
Lotario en la programación del festival ubetense ha supuesto un salto
cualitativo de prestigio
en las intenciones de los
organizadores de este relevante acontecimiento de la
vida musical de Andalucía,
tanto en cuanto que ha sido
estreno en España y un
auténtico descubrimiento
para los melómanos, que
han disfrutado de su interpretación, en versión de
concierto, por unos intérpretes de primer rango artístico
bajo el certero criterio de
Goodwin, músico versátil y
de elocuente persuasión en
el pódium.
Éste contaba con una
formación barroca de exquisito sonido, cualidad que la
ha llevado a ser muy valorada entre las orquestas de su
género, así como con un
excelente plantel de cantantes, entre los que destacó,
por su delicada voz, la joven
española Nuria Rial, que
sustituía a la reputada Alison Hagley. Tenor y contratenores brillaron en su
actuación, autentificando el
ser barroco de la obra con
puridad estilística y enorme
flexibilidad vocal. Lotario es
una obra de plena madurez
haendeliana, en la que se
siguen, después de la típica
obertura, diversas arias que,
unidas y envueltas en recitativos, expresan unos determinados sentimientos que
van cohesionando y dan
sentido a la estructura de la
acción en el desarrollo argumental que, en este caso,
describe un episodio con un
trasfondo histórico que tuvo
lugar en la ciudad lombarda
de Pavía mediado el siglo X.
La belleza de esta producción del Festival Haendel de
Halle quedará siempre en el
mejor recuerdo de la histo-
PAUL GOODWIN
UBEDA
Michael Putland
Auditorio del Hospital de Santiago. 21-V, 3, 17 y 18-VI-2005. Sinfónica de Múnich. Director y solista: Philippe
Entremont. Obras de Beethoven y Mozart. Concerto Köln & Sarband Ensemble. Directores: Jörg Buschhaus y Vladimir
Ivanoff. Obras de Gluck, Toderini. Süssmayer, Kraus y Mozart. Haendel, Lotario. N. Rial, soprano; L. Zazzo, contratenor;
J. Gilchrist, tenor; K. Hammarström, mezzo; T. Mead, contratenor; H. Claessens, barítono. Kammerorchester Bassel
Barock. Director: Paul Goodwin. Mariola Cantarero, soprano; Antonio Serrano López, piano. Obras de Bellini, Donizetti,
Rossini, Rodrigo, Turina, Sorozábal y Giménez.
ria de este cada vez más
ambicioso Festival Internacional de Úbeda.
En su concierto de clausura se ha apostado por
contar con una de las jóve-
nes cantantes españolas de
mayor proyección futura: la
granadina Mariola Cantarero. La intensidad de su voz,
su prodigiosa coloratura y
la precisión de su afinación
la llevan a ser candidata a
heredar las excelencias del
color de Edita Gruberova y
la calculada dinámica de
Régine Crespin, excelsos
antecedentes de sus características vocales. Trabajar
en musicalidad y cuidar
repertorio deben ser sus
metas inmediatas, dada la
exigencia de los importantes
compromisos
que
cubren ya tres años de su
agenda.
La seriedad de los sinfónicos muniqueses en un
programa clásico, bien dirigidos por Entremont, y el
exotismo oriental en fusión
de Sarband Ensemble y el
Concerto Köln mantuvieron
la calidad de la programación de un festival que, a
pocas ediciones vista, se
convertirá en referente
incuestionable de la primavera musical española,
entrando a formar parte con
singularidad entre los más
famosos de nuestro país.
José Antonio Cantón
ACTUALIDAD
VALENCIA
Velocidades y durezas
SE ESPERABA MÁS
VALENCIA
Palau de la Música. 20-V-2005. Gillian Webster, soprano; Bernard Richter, tenor; Andrew Tortise, tenor; Carl Ghazarossian,
tenor; Alan Ewing, bajo. Les Musiciens du Louvre-Grenoble. Director: Marc Minkowski. Haendel, Acis y Galatea.
MARC MINKOWSKI
Guy Vivien
Especialmente en versión de concierto, la
ausencia de acontecimientos dramáticos hasta la aparición de Polifemo, es decir, durante
todo el primer acto, plantea
en Acis y Galatea la dificultad de evitar que la música
se convierta en una mera
sucesión de melodías bajo
el patrón recitativo-aria da
capo. En este tramo Marc
Minkowski (París, 1962)
optó no por los contrastes
en la efusión de los sentimientos de los distintos personajes, sino por una velocidad rápida y uniforme,
como si le urgiera llegar al
meollo de la cuestión, y aun
temeraria en las dos últimas
arias. Ni Bernard Richter ni
Gillian Webster poseían
medios técnicos para soportar tales premuras.
En algún pasaje del
segundo acto (la segunda
aria de Polifemo) se llegó en
cambio a rozar el extremo
opuesto, y entonces lo que
se lamentó fue que la excelente línea del bajo Alan
Ewing no se viera acompañada de una suficiente capacidad histriónica para profundizar en el enojo de su
personaje y al mismo tiempo
distanciarse de él con
humor. Para encontrar algo
de emoción humana expresada en música hubo que
esperar a la muerte de Acis y
el final del coro que le
sigue.
Del resto de cantantes,
que como conjunto no siempre empastaron, destacó el
Damon de Andrew Tortise
por la ternura con que cantó
el sufrimiento que inevitablemente acompaña al
amor. La orquesta, de tamaño sólo un poco mayor que
aquella de que en su día
debió de disponer Haendel,
respondió a las indicaciones
de su director con la misma
precisión fuese cual fuese el
paso marcado. Su sonido, en
cambio, resultó más duro de
lo deseable y, por supuesto,
esperado, recordando la formidable Platée de Rameau
de hace tres cursos.
Alfredo Brotons Muñoz
Temporada de la Orquesta de Valencia
EL FONDO Y LA SUPERFICIE
Valencia. Palau de la Música. 24-V-2005. Orquesta de Valencia. Director: Pedro Halffter-Caro. Obras de C. Halffter y
Chaikovski. 4-VI-2005. Ainhoa Arteta, soprano; Marina Rodríguez-Cusí, mezzosoprano; Nina Romanova, mezzosoprano;
Anne Collins, mezzosoprano; Steve Davislim, tenor; Vladimir Chernov, barítono; Pierre Lefebvre, barítono; Paata
Burchuladze, bajo. Coro de la Generalitat Valenciana. Orquesta de Valencia. Director: Miguel Ángel Gómez Martínez.
Chaikovski, Eugenio Oneguin (versión de concierto).
C
ristóbal Halffter, homenajeado
por
los
Ensems y por el Palau
de la Música, estrenó en la
sala sinfónica de este auditorio Cuatro piezas para
orquesta, encargo de la
Orquesta de Valencia. Del
conocimiento del oficio desplegado da muestra que,
pese al grandísimo aparato
empleado, no se vio el
movimiento de un solo
músico sin que al mismo
tiempo se oyera el correspondiente sonido. No debería, sin embargo, pasarse por
alto el dato de que la pieza
más apreciada por el público fue la tercera, precisamente aquella en que el
autor se recuerda a sí mismo, y, dentro de ésta, el
pasaje de cámara para los
primeros atriles de las cuerdas, tan contrastante con las
arrolladoras plenitudes del
resto.
Pedro, hijo de Cristóbal,
extrajo luego de la Quinta
Sinfonía de Chaikovski una
muy buena versión; especialmente de los dos primeros movimientos. En el
segundo, María Rubio fraseó
el célebre solo de trompa
con afinación y adecuada
intención expresiva.
En Eugenio Oneguin
Miguel Ángel Gómez Martínez descuidó bastante el fondo en favor de una superficie por otro lado sólo particularmente brillante allí donde intervino el coro. En su
primera Tatiana, la innegable
belleza del timbre de Ainhoa
Arteta sólo se pudo apreciar
en los clímax. Marina Rodríguez-Cusí gustó como Olga
y Vladimir Chernov encarnó
un Oneguin tan suelto como,
en el fondo, rutinario. Como
Lenski, Steve Davislim compensó con el buen gusto
para el fraseo ciertas insuficiencias en el agudo. Paata
Burchuladze asombró por el
enorme vozarrón de color
inconfundiblemente ruso,
pero su aria de Gremin se
quedó en una mera exhibición de poder. Sólo el gusto
por estas cosas explica a mi
juicio las grandes ovaciones
obtenidas.
Alfredo Brotons Muñoz
43
ACTUALIDAD
VALLADOLID
Asociación Cultural Salzburgo
ECLÉCTICO Y CERVANTINO
Durante unas jornadas a
lo largo de abril y mayo
se programó el Festival
Internacional de Música
de Castilla y León. Organizado por la Asociación
Cultural Salzburgo, muy
ecléctico, ofreció cosas
muy interesantes que destacamos de la globalidad de
los conciertos celebrados.
Desafortunada la “representación” de El retablo de Maese Pedro por el Teatro de
Marionetas La Estrella y discreta la versión musical,
mayor nivel tuvieron el Don
Quijote de Gerhard y las
pimpantes danzas de La
Gitanilla de García Abril.
Homenaje cervantino fue
asimismo elegido como concierto Institucional por la
Junta de Castilla y León.
Del programa de la llamada Orquesta Sinfónica de
Berlín, medianeja con un
escaso número de instrumentistas de cuerda (dos
violonchelos, dos contrabajos) destacó con mucho la
estupenda versión que del
Concierto “Emperador” hizo
Gustavo Díaz-Jerez. El resto,
una Heroica descafeinada y
PHILIPPE ENTREMONT
VALLADOLID
Valladolid. Festival Internacional de Música de Castilla y León. Auditorio Feria de Muestras. IV-V-2005. Orquesta RTVE. Adrian
Leaper. Obras de Falla, Gerhard y García Abril. Gustavo Díaz-Jerez, piano. Orquesta Sinfónica de Berlín. Director: CharlesOlivieri Munroe. Obras de Telemann y Beethoven. Orquesta Sinfónica de Múnich. Director y pianista: Philippe Entremont.
Obras de Mozart. Adrian Brendel, violonchelo; Tim Horton, piano. Obras de Mendelssohn, Beethoven y Brahms. Elena
Obraztsova, mezzosoprano; Alejandro Zabala, piano. Obras de Poulenc, Hahn y Chaikovski.
un Telemann (otra vez Don
Quijote) poco contrastado
en sus diversas variaciones.
Mucho mejor el concierto de
la Orquesta Sinfónica de
Múnich, con un veterano
Entremont, que interpretó y
dirigió con total solvencia el
bello Concierto nº 20 de
Mozart. Una versión nada
evanescente, natural y fluida. La Sinfonía nº 41 de
Mozart fue vertida de forma
magnifica, con el tempo adecuado y con control de los
planos sonoros. La claridad
expositiva fue una de las
cualidades de esta visión
mozartiana del veterano
artista, que se hizo palpable
en el endemoniado último
tiempo.
No se prodigan las sesio-
nes de música de cámara en
la Ciudad. Por ello la presencia de Adrian Brendel y
Tim Horton resultó pertinente, sobre todo si sirve de
punto de partida para ciclos
de cuartetos o sonatas, esa
gran música que es necesario forme parte de la vida
cultural. Sus versiones son
muy correctas, aunque el
sonido del chelo sea un
poco débil, quizás en los
tempi lentos se alcance una
mayor expresividad, en todo
caso la musicalidad necesaria para este tipo de obras
estuvo presente.
Para cerrar el ciclo (pendiente sólo del recital de
Jonas Kaufmann y Helmut
Deutsch del Viaje de invierno de Schubert, aplazado
por enfermedad) actuó Elena Obraztsova. Son de sobra
conocidas las características
de esta mezzosoprano, temperamental, sanguínea, de
gran fuerza interpretativa, de
voz irregular pero muy personal y atractiva en su desgarro. En el programa —
obras en francés y ruso—
demostró que todavía se
puede contar con ella. Distraída en Poulenc, faltó tal
vez un poco de poesía en
las bellísimas canciones de
Reynaldo Hahn, pero Chaikovski, sobre todo en la alucinante versión del aria de
La dama de picas subió el
nivel, ratificado en unas canciones populares rusas interpretadas con el idiomatismo,
la poesía y la fuerza requeridas. Y un Offenbach —La
Perrichole— en el que la
actriz hizo tanto como la
cantante. Satie y Bizet cerraron el concierto que demostró que, a pesar de la edad y
las lógicas limitaciones vocales, Elena Obraztsova sigue
siendo una artista peculiar e
inimitable.
Fernando Herrero
La OCyL cierra su temporada con Fauré
LO INEFABLE EN MÚSICA
Valladolid. Teatro Calderon. 2-VI-2005. Mauro Rossi, violín. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Director: Giovanni
Antonini. Obras de Boccherini, Mozart y Beethoven. 16-VI-2005. Elena de la Merced, soprano; Josep Miquel Ramón,
barítono. Orfeó Català. Director: Alejandro Posada. Obras de Rota y Fauré.
A
44
ntonini y su labor terapéutica para la Orquesta. Arco corto, visión
del pasado, historicista, funcionó muy bien en la estupenda versión de la Sinfonía
“La Casa del Diablo” de Boccherini, regular en Mozart,
versión gris del difícil Cuarto
Concierto para violín, y desigual en la Primera de Beethoven. Lo mejor el cuarto
movimiento. Una experiencia interesante que requeriría
quizás más ensayos para
romper la forma de trabajo
habitual aunque nos preguntemos si vale la pena para
ciertos compositores.
Matiz, lirismo en la bella
y sentida Sinfonía sopra una
canzone d’amore de Rota,
utilizada en Il Gatopardo.
Finales siempre en piano,
primero y tercer tiempos (el
Adagio) los más inspirados.
Pórtico perfecto para el
maravilloso Réquiem de Fauré, lo inefable en música,
según Jankelevich. Recuerdo
una versión emocionante de
Nadie Boulanger, ya anciana,
sentada entre la Orquesta de
RTVE y los coros. Alejandro
Posada asume el lirismo de
la velada, contenido, sobrio,
espiritual con un buen Orfeó
Català, sobre todo en los pianos, y la musicalidad exquisita de Elena de la Merced y
Josep Miquel Ramón. No es
obra difícil en la ejecución,
pero sí en la expresión, con
esos pianos de larga duración. Un bello concierto fin
de temporada.
Fernando Herrero
ACTUALIDAD
ZARAGOZA
XI Temporada de Grandes Conciertos de Primavera
LA MÁQUINA DE AYREAR
Miguel Ángel Fernández
Auditorio. 10-VI-2005. Al Ayre Español. Director: Eduardo
López Banzo. Obras de Telemann, J. S. Bach y C. P. E. Bach.
ZARAGOZA
EDUARDO LÓPEZ BANZO
A poco de su sonado
triunfo en el Concertgebouw de Amsterdam,
López Banzo volvió a su
ciudad con Al Ayre Español. Para cumplir el honroso cometido de clausurar la temporada propuso un
concierto algo arriesgado:
por la ausencia de voces,
por su orgánico reducido —
catorce personas—, y por
incluir alguna obra cuyos
precedentes discográficos
adolecen de harta sosería. El
director zaragozano en cambio cocina con sal, pimienta,
y hasta guindilla. Fraseo
punzante, ataques vigorosos,
ritmos en frenesí, voces
entrechocando en cristalina
claridad, subrayados inesperados… todo lo utiliza con
osadía —aunque con fundamento musicológico de
peso— amasando unas interpretaciones de expresividad
inusualmente excitante.
De ahí la arrebatada sensibilidad de su Carl Philipp
Emanuel Bach (tercera de
las Sinfonías de Hamburgo),
el abanico de emociones de
su Telemann (conciertos de
las dos primera partes de la
Música de mesa), y el ímpetu dionisíaco de su Johann
Sebastian Bach (Suite nº 2),
todo ello resaltado por la
encomiable labor de sus
músicos, con mención especial esta vez para el flautista
Zebley, el chelista Weiboldt,
y las impagables solistas del
telemanniano
Concierto
para tres violines, cuerda y
continuo: Glodeanu, James
y Roca, cuyos diálogos en el
Largo alcanzaron cotas del
máximo suspense. Concluida la velada, un espectador
bromeaba: alguien debería
inventar una máquina que
tragara nuestros viejos discos barrocos y clásicos
prehistoricistas y los escupiera directamente tocados
por Al Ayre Español. ¿Dónde
hay que apuntarse para
financiar tal ingenio?
Antonio Lasierra
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ACTUALIDAD
Hilarante versión de la genial ópera rossiniana
ENTRE EL SEX-SHOP Y LA MEZQUITA
Monika Rittershaus
Staatsoper. 21-V-2005. Rossini, L’Italiana in Algeri. Silvia Tro Santafé, Michele Pertusi,
Antonio Siragusa, Adriane Queiroz, Simone Schröder, Giorgio Caoduro, Yi Yang. Director
musical: Massimo Zanetti. Directores de escena: Nigel Lowery y Amir Hosseinpour.
Decorados y vestuario: Nigel Lowery.
INTERNACIONAL
ACTUALIDAD
ALEMANIA
Silvia Tro Santafé como Isabella y Michele Pertusi como Mustafa en La italiana en Argel de Rossini
BERLÍN
Entre Mustafá y su mujer
Elvira hay una crisis
matrimonial —todas las
artes de seducción de la
bella mujer son inútiles
cuando el Bey está sentado
leyendo el periódico en la
mesa de la cocina. La nueva
producción del dramma giocoso rossiniano L’Italiana in
Algeri de Nigel Lowery y
Amir Hosseinpour en la Staatsoper ofrece un nuevo
ejemplo de un escenario
pobre, diseñado por el propio Lowery. Tras la ventana
se ven hamburgueserías y
locales de diversión que
anuncian en luces de neón
“chicas, chicas, chicas”. Al
fondo, mezquitas y minaretes dan testimonio de una
antigua religiosidad. Unas
odaliscas, veladas y con el
ombligo al aire, bailan la
danza del vientre o actúan
como dominadoras en un
sex-shop. Hay algunos
46
momentos ingeniosos, y el
absurdo del primer finale
está adecuadamente traducido. Después de la pausa, la
producción cayó cada vez
más en lo estúpido, como en
la escena de los Pappataci o
al final de la obra, cuando
Mustafa es vendado por la
enfermera Isabella y recibe
una botella.
El éxito de la representación se debió a un adecuado elenco, encabezado por
Silvia Tro Santafé. Caracterizada como una muñeca Barbie, cantó con enérgico
aplomo y un burbujeante
temperamento mediterráneo. Su color de mezzo,
fuertemente gutural, lució
también tonos melancólicos
y delicados en el Per lui che
adoro (con originales ornamentaciones en el da capo).
Bravura e individualidad
determinaron también su
rondó final, desgraciada-
mente perturbado por las
bailarinas. Michele Pertusi
fue a su lado un robusto
Mustafá, provisto de la
necesaria flexibilidad, que
siguió con humor las tonterías escénicas. Su abandonada Elvira estuvo adecuadamente encarnada por Adriane Queiroz, y Simone
Schröder dio mucha dignidad a su confidente Zulma.
Giorgio Caoduro fue un
Taddeo de gran presencia,
al igual que Yi Yang como
Haly. Antonio Siragusa
dominó con buen estilo el
papel de Lindoro —aquí un
barrendero con su mono
naranja— y exhibió bellos
matices, aunque el timbre es
poco agradable. Massimo
Zanetti obtuvo de la Staatskapelle Berlin un sonido
incisivo, garantizando una
velada ágil y desenvuelta.
Bernd Hoppe
ACTUALIDAD
ALEMANIA
Las finanzas de Macbeth
SEXO Y CRIMEN EN EL UNION BANK
FRANCFORT
Oper. 22-V-2005. Verdi, Macbeth. Zeljko Lucic, Caroline Whisnant, Magnus Baldvinsson, Matthias Zachariassen. Director
musical: Paolo Carignani. Director de escena: Calixto Bieito. Decorados: Alfons Flores. Vestuario: Nicola Reichert.
Ya hace unos años,
Christine Mielitz en su
montaje de Macbeth de
Verdi en la Komische
Oper de Berlín situó la
acción en la terminal de
un gran aeropuerto, con
sus mostradores de facturación. Ahora, en la nueva producción de Calixto Bieito en
la Oper Frankfurt vemos un
ambiente parecido. El decorado de Alfons Flores presenta el vestíbulo de un importante banco, limitado al fondo por una elevada construcción de metal ante una pared
de cristal. Unos pocos muebles —mesa, sillas giratorias,
neveras— permiten variar
rápidamente este frío espacio
único. La óptica de la representación está dominada por
un permanente aluvión de
imágenes de películas o
anuncios. Así, vemos una
pocilga y un establo, asistimos a un partido de fútbol o
somos bombardeados con
publicidad de artículos de
lujo, eslóganes de productos
maravillosos, índices bursátiles o pornografía, con los
que el director escénico catalán quiere evocar ante nuestros ojos el ansia de poder, el
culto a la belleza, la dependencia sexual o la brutalidad
de nuestro tiempo. Para ello
despoja a la obra de toda
mística: no hay diferencia
entre brujas y apariciones,
invitados a la fiesta y cortesanos, asesinos, fugitivos escoceses o soldados británicos.
Nicola Reichert los ha vestido a todos con trajes de hoy
—uniformes para las secretarias del banco y trajes de ejecutivo para sus jefes, camisetas y calzoncillos para los
soldados, atuendos de moda
para los participantes en el
banquete. Tampoco hay apariciones sobrenaturales —las
brujas son secretarias que se
pintan intensamente los
labios de carmín. Ni, por
supuesto, bosque de Birnam;
a cambio, vemos a un omnipresente limpiador que realiza estoicamente su trabajo,
recogiendo sus profanos
desperdicios cerca del lugar
del horror.
Macbeth permite a Bieito
representar los abismos
infernales y la bestialidad
humana. Como en su Rapto
berlinés, también aquí muestra a una pareja dominada
por el amor-odio, con una
sexualidad agresiva e insatisfecha. En vano estimula la
Lady a su marido, un tipo
ambicioso y fanático de
poder, lo que la lleva a la
autosatisfacción mientras
canta La luce langue. Zeljko
Lucic dio al protagonista un
timbre viril y cálido, y supo
expresar sus dudas y temores. Caroline Whisnant fue
una Lady muy enérgica y
con un fantástico poderío.
Magnus Baldvinsson cantó
el papel de Banquo con voz
voluminosa y algo opaca, y
Matthias Zachariassen estuvo
menos pendiente de la línea
que de la emoción en el aria
de Macduff. El Coro de la
Ópera, preparado por Alessandro Zuppardo, cantó con
muchos matices. La Frankfurter Museumsorchester
bajo la batuta de Paolo
Carignani, obtuvo bellos
detalles y probó una especial afinidad con la rica paleta sonora verdiana.
Bernd Hoppe
Un Meyerbeer de juventud
ROSSINI COMO MODELO
Oper. 27-V-2005. Meyerbeer, Margherita d’Anjou. Eun Yee You, Marina Prudenskaja, Robert Chafin, Tuomas Pursio,
Herman Wallen. Director musical: Frank Beermann.
LEIPZIG
Como parte de su ciclo
belcantista, la Ópera de
Leipzig ha presentado la
ópera de Meyerbeer
Margherita d’Anjou en
concierto, después de que el
previsto montaje de Katja
Czellnik, a causa de diversas
indisposiciones en la compañía, tuviera que ser postergado para otra ocasión.
Con ello el teatro ha perdido
la oportunidad de tener en
su repertorio la primera producción moderna de este
título, pero incluso esta versión, después de la ofrecida
recientemente en Londres,
es extremadamente meritoria. El melodramma semiserio de 1820 es fruto de los
viajes a Italia de Meyerbeer
y muestra en muchos aspectos el modelo rossiniano.
También las necesidades
vocales de la obra son parecidas a las del maestro italiano y plantean elevadas exigencias a los cantantes.
La Ópera de Leipzig ha
contado con un reparto de
alto nivel, empezando por
la mezzo rusa Marina Prudenskaja como Isaura,
mujer del Duque de Lavarenne, que, vestida de paje,
quiere recuperar a su amado esposo. La mezzo rusa
expandió un cálido timbre
de resonancias de contralto
y cautivadora opulencia.
Tuvo a su cargo el final de
la obra, una delicada cavatina y un virtuosístico rondó,
donde pudo exhibir toda su
bravura. En el papel titular,
la soprano Eun Yee You
resultó algo escasa de volumen y con un agudo problemático, destacando sólo
en los pasajes melancólicos,
como la elegíaca cavatina
en la que, como viuda de
Enrique VI de Inglaterra, se
lamenta de los lastres de la
corona y la inútil gloria del
poder. En el Duca di Lavarenne, enamorado de ésta
y, por tanto, a caballo entre
dos mujeres (aunque finalmente volverá junto a la
suya), Robert Chafin ha
vuelto a dar, tras su Enée en
Les troyens, una imponente
prueba de su magisterio,
dominando con su robusto
timbre tenoril la tremenda
tesitura. Tuomas Pursio fue
el amenazador General Carlo, desterrado por la reina y
enemistado con ella, y Felipe Bou dio autoridad a Riccardo, Duque de Gloucester. El elemento bufo en
esta pieza semiseria lo
aportó Herman Wallen
como el médico francés
Michele Gamautte, que sirvió con pasmosa facilidad el
parlato a lo Rossini.
El Coro de la Ópera
mostró entrega y belleza en
los ataques, y la Orquesta de
la Gewandhaus fue llevada
por Frank Beermann con
brío y animados tempi.
Bernd Hoppe
47
ACTUALIDAD
ALEMANIA
Presencia de Al Ayre Español
DRAMAS DE AMOR Y MUERTE
48
Con dos nuevas producciones operísticas, reposiciones y numerosos
conciertos, el festival que
se celebra en la ciudad natal
de Haendel ha brindado
también este año un rico
programa. En la Opernhaus,
Peer Boysen ha puesto en
escena Rodelinda, el dramma per musica que en Halle
se había presentado ya en
tres producciones. Escénicamente, el nuevo montaje
defraudó por su forzado
efecto cómico, pues el director de escena, que era también su propio escenógrafo
y figurinista, vistió a los personajes, en un recorrido a
través de la historia, con una
mezcla de actores de la
escena
shakespeareana,
Arlequines de la commedia
dell’arte, juglares medievales, mosqueteros franceses y
el mito de Don Quijote. En
un escenario oscuro, con la
tramoya a la vista, veíamos
en el centro un gran podio
negro de varios pisos presidido por un trono, por el
que los personajes actuaban
subiendo y bajando escaleras. Fue poco afortunada la
idea de ilustrar las diversas
escenas con danzarines del
Ballet de la Ópera de Halle,
pues la coreografía de Ralf
Rossa se acercó a menudo a
la revista, distrayendo de las
interpretaciones de los cantantes. La introducción antes
de cada acto a través de Flavio, hijo de Bertarido y
Rodelinda (en realidad, un
papel mudo) ayudó poco a
la comprensión de la trama.
En el papel titular, Romelia Lichtenstein consiguió
imponerse sobre el barullo
escénico y salvar la veracidad dramática de la obra
gracias a su ardiente intensidad interpretativa. En el
papel del esposo alejado del
trono, Kai Wessel tuvo el
adecuado tono lacrimógeno.
Eduige, hermana de Bertarido, estuvo defendida con
excesiva ligereza por Ulrike
Schneider, al igual que el
Jens Schlüter
HALLE
Gert Kiermeyer
Festival Haendel. Haendel, Rodelinda y Amadigi di Gaula. 5/12-VI-2005.
Escenas de Rodelinda (arriba) y Amadigi di Gaula en el Festival de Halle
usurpador Grimoaldo por
Michael Smalwood. Su confidente Unulfo fue cantado
por Artur Stefanowicz de
modo elocuente, y su amigo
Garibaldo tuvo en Raimund
Nolte a un rotundo defensor.
Michael Hofstetter dirigió
la Orquesta del Festival con
una rica paleta sonora y fascinante tensión, dando a la
representación un magnífico
impulso.
Menor efecto causó la
nueva producción de Amadigi di Gaula en el Teatro
Goethe de Bad Lauchstädt.
El director de escena Rüdiger Pape, su diseñadora y
figurinista Ursula Müller y el
animador de imágenes Marc
Altmann intentaron acercarse a esta ópera fantástica
con modernos medios visuales. El escenario recordaba,
en su estructura, a las paredes corredizas de los modelos barrocos, pero este estilo
era transformado a través de
fotografías
proyectadas
sobre telones. En lo musical
tampoco las cosas fueron
mejor, con lo que esta obra
de naturaleza elegíaca en
raras ocasiones alcanzó a
levantar el vuelo. Maria Riccarda Wesseling, que el
pasado año fue una excelente Medea en Teseo, ofreció
en el papel titular del rey
escocés que quiere liberar a
Orianna, hija del rey de
Inglaterra, una expresión
cultivada pero algo monocroma. Como la maga Melissa, Sharon Rostorf-Shamir
ofreció una interpretación
más irregular, pero también
de mayor vehemencia. Sin
especial relieve la Orianna
de Ulrike Ludwig y el Dardano (escudero de Amadigi)
de Anna Fischer. Al frente
de su Lautten Compagney
Berlin, Wolfgang Katschner
se preocupó por obtener un
dramático impulso y variedad de matices en las partes
danzables.
Michael Hofstetter dirigió
también el concierto inaugural en la Sala Georg Friedrich
Haendel, con una realmente
festiva Música para los reales
fuegos artificiales, al frente
de la Orquesta del Festival
de la Ópera de Halle. El
Chamber Choir of Europe
estuvo majestuoso en el coro
inicial de Saul, del que cantaron algunos fragmentos
con bastante fortuna Kirsten
Blase, Max Emanuel Cencic
y Otto Katzameier.
De especial interés fue el
concierto del conjunto Al
Ayre Español con su titular,
Eduardo López Banzo, que
con el título La cantada
española en América nos
descubrió perlas de la música barroca hispana. El contratenor Carlos Mena deleitó
con sus sonidos acariciadores; ya en la inicial Cantada
al Santísimo “Vuela abejuela” de Joseph de Torres nos
encantaron los delicados
piani y sus hermosos y resonantes graves. La obra,
acompañada con delicadeza
y transparencia por los seis
músicos, termina de manera
poco convencional con un
serio Grave, en el que la voz
adquiere tonos realmente
arrobados. Otra Cantada al
Santísimo de Torres, Panal
de amor, resultó en su
estructura muy variada y llena de contrastes, con la
alternancia de pasajes danzables y contemplativos.
En la segunda parte
conocimos dos composiciones vocales de José de
Nebra, Bello pastor, una
encantadora pieza de jovial
alegría, y Dulzura espiritual,
de un elevado virtuosismo.
La Sonata op. 5 nº 4 en sol
mayor para 2 violines y bajo
continuo HWV 399 de Haendel fue un homenaje al
público de Halle, y una
Copla de Torres, que en su
carácter revelaba exactamente esa mezcla de música culta y callejera, nos devolvió a
los sones españoles. Una
velada atípica del máximo
nivel y digna de un festival.
Bernd Hoppe
ACTUALIDAD
AUSTRIA / BÉLGICA
Ópera y realidad
MANON LESCAUT PASEA POR LA KÄRTNERSTRASSE
Staatsoper. 4-VI-2005. Puccini, Manon Lescaut. Neil Shicoff, Barbara Haveman. Director musical: Seiji Ozawa. Director
de escena: Robert Carsen. Escenografía: Antony MacDonald.
VIENA
La Kärtnerstrasse de Viena es la calle comercial
del centro por excelencia, una de las más caras,
a medio camino entre lo
moderno-pretencioso y resonancias biedermeier: de una
supuesta elegancia que no
oculta la grandeza venida a
menos de la antigua capital
de Kakania. Esta calle linda
con la Staatsoper. Y cuando
se traspone el umbral de
este recinto, uno espera que,
al levantarse el telón, se despliegue ante los ojos un
mundo desgarrado, de
pasiones intensas, tragedia y
dolor. O acaso la Manon
Lescaut de Puccini no es una
mujer arquetípica, heroína
de tragedia que muchos
consideran antecesora de
Lulu, en esta obra que le
abre por fin el camino del
éxito a su compositor, y en
la que parece reflejar las
contradicciones finiseculares
de un mundo burgués que
se eclipsa? Pero no, el decorado de unas galerías comerciales, con escaparates de
llamativa ropa femenina, nos
deja de nuevo en la Kärtnerstrasse. El viaje a la ópera no
nos arranca de la actualidad.
Si acaso, la vulgariza más.
Así lo ha querido, en este su
segundo montaje de Manon
el director escénico Robert
Carsen, apoyándose en la
escenografía de Antony MacDonald y la dirección musical de Seiji Ozawa. Seguimos en la Kärtnerstrasse,
frente a una nueva trasposición a la actualidad de la tercera ópera de Puccini: el
destino de la joven Manon,
que se deja comprar por la
riqueza del viejo Geronte y
sin embargo no es capaz de
renunciar a la pasión amorosa por Des Grieux, se desenvolverá entre el desenfado y
la banalidad de las boutiques y el lujo de un ático
con vistas al skyline de una
gran ciudad. Una Manon
rodeada de Chanel, Cartier,
champán francés y un coro
convertido en farándula de
alto standing con rubias platino incluidas. La danza del
segundo acto se convierte
en una sesión de fotos a una
Barbara Haveman y Neil Schicoff
modelo glamourosa; la llamada de las prostitutas al
barco en Le Havre —uno de
los momentos álgidos de la
obra— se trasforma en un
desfile de modelos esposadas. Y la travesía por el
desierto en su exilio americano, allí donde la muerte la
espera en pago a su amoral
entrega a los placeres más
sensuales, vuelve a tener
lugar en la galería comercial.
He aquí, pues, una
Manon postmoderna. Nada
que objetar a las actualizaciones de las obras teatrales
u operísticas si contribuyen a
engrandecer o esclarecer los
misterios que las obras de
arte inmortales encierran. Sin
embargo, casa mal la sensibilidad postmoderna, este universo líquido tan certeramente definido por el pensador Zygmunt Bauman, en el
que todo es fluido, hasta los
amores, que huyen de todo
compromiso, con la pasión
amorosa de Manon Lescaut.
Por lo menos en esta propuesta de Robert Carsen. Y
como tampoco Seiji Ozawa
parece querer resaltar la tristeza lírica de Puccini, sino
más bien sus ecos wagnerianos, el esforzado tenor Neil
Shicoff y la dulce Barbara
Haveman luchan por imponerse a la orquesta, tensos y
poco
espontáneos
en
muchos momentos.
Ruth Zauner
Ono dirige una magnífica Mujer sin sombra
ANIMALES PINTADOS
Teatro de La Moneda. Strauss, Die Frau ohne Schatten. Silvana Dussmann, Gabriele Schnaut, Jon Villars, José van Dam.
Director musical: Kazushi Ono. Director de escena: Matthew Jocelyn.
BRUSELAS
Las producciones de Die
Frau ohne Schatten son
bastante raras en Bélgica.
La última que se puso en
escena fue en Bruselas
en 1972, en una escenificación de Rudolf Hartmann.
Esta vez ha sido el canadiense Matthew Jocelyn el que
intentó visualizar los diferentes niveles de acción con
unos decorados apagados y
bastantes grises de Alain
Lagarde. Unas veces, había
unos bonitos cuadros con
proyecciones de una gacela
blanca y un halcón rojo que
desempeñan papeles impor-
50
tantes en la historia. Otras,
Lagarde utilizó marionetas
para crear el mundo de Keikobad. Pero en general la
puesta en escena careció de
fantasía y el final que debe
ser jubiloso y colorista resultó ser bastante aburrido.
El nivel musical de la
representación fue excelente, con una Orquesta de la
Monnaie que tocó maravillosamente bajo la batuta de
Kazushi Ono. Lo que consiguió fue impresionante, un
lujoso sonido a la vez abrumador y refinado, lleno de
color y tensión dramática.
En general, el reparto no
se mostró tan excelente salvo
en el caso de Silvana Dussmann, una maravillosa emperatriz con una voz plateada
pero llena, que levitaba
expresiva y radiantemente
por encima de la orquesta y
el caso de Michaela Schuster
como la dramática y viciosa
Nodriza con unos recursos
vocales muy amplios. Jon
Villars fue un escultural
Emperador de voz fuerte y
sonora. El tintorero y su
mujer fueron menos convincentes. Gabriele Schnaut se
entregó a su papel, pero su
voz es más fuerte que melodiosa y no siempre acierta
con las notas. En cuanto a
José van Dam, ha llegado
demasiado tarde al papel de
Barak. Su voz ha perdido
fuerza y color y tuvo problemas para que se le oyera por
encima de la orquesta. Harry
Peeters no estuvo nada
cómodo en su papel de mensajero (Geisterbote). Los
demás tuvieron un buen
nivel. El publico aplaudió
mucho a Ono y a la orquesta, y con mucha razón.
Erna Metdepenninghen
ACTUALIDAD
FRANCIA
El tenor defiende la ópera de Alfano
DOMINGO DE BERGERAC
NUEVA YORK
Siempre que aparece el
nombre de Franco Alfano en el Met, es a la
sombra de otro. La primera vez fue en 1926, a
la sombra de Puccini,
con la truncada versión
del tercer acto de
Turandot que sigue siendo
incluso hoy la “creación”
más famosa de Alfano. Luego, la temporada siguiente,
se representó seis veces la
Madonna Impera en un
acto y eso se debió probablemente al esfuerzo que
hizo Tullio Serafin, que dirigió las dos óperas, para que
el Met la pusiera. Y sin ninguna duda Cyrano de Bergerac, su primera ópera larga que el teatro pone en
escena, nunca hubiera sido
elegida setenta y ocho años
más tarde, si no le hubiera
interesado a un tenor de
gran influencia que se llama
Plácido Domingo.
Pero aunque está muy
claro que fue Domingo el
que defendió este nuevo
Cyrano, debe quedar también muy claro para un
público atento que la ópera
de Alfano tiene todo el derecho del mundo a ser representada en el Metropolitan.
Henri Cain —el libretista de
Massenet en Cendrillon y
Don Quichotte— adaptó la
obra dramática de Rostand
para ser puesta en música
antes de que Alfano, el compositor que luego eligió,
empezara a escribirla. Eso
no es sorprendente, ya que
un dramaturgo capaz de
reducir la imponente novela
de Cervantes a un tamaño
manejable para una ópera
no encontraría demasiado
difícil allanar esta obra teatral, y su libreto cubre todos
los puntos dramáticos esenciales sin parecer acelerado
o carecer de ambiente.
Y Alfano estaba a la altura del reto. Su partitura tiene
buen ritmo y ambiente (la
secuencia del tercer acto en
Ken Howard
Metropolitan Opera. 17-V-2005. Alfano, Cyrano de Bergerac. Placido Domingo, Sondra Radvanovsky, Raymond Very,
Anthony Michaels-Moore, Roberto de Candia. Director musical: Marco Armeliato. Director de escena: Francesca Zambello.
Decorados: Peter Davidson. Vestuario: Anita Yavich.
Sondra Radvanovsky y Plácido Domingo en Cyrano de Bergerac
la que un pastor tocando la
flauta da una serenata a los
gascones llenos de morriña
es un honorable eslabón en
una larga línea de momentos nostálgicos tan queridos
por los veristi, que van desde la balada de Jake Wallace
en la Fanciulla del West de
Puccini hasta Liecrona
tocando el violín en Cavalieri di Ekebù de Zandonai),
con hábil orquestación postimpresionista y bien escritas
(aunque no memorablemente melódicas) líneas vocales.
Pero más importante es que
todos los grandes momentos
que realzan el amor frustrado de Cyrano por Roxanne
son profundamente conmovedores: la escena duchamente construida en la
panadería de Ragueneau,
con las varias “Ah” que trazan con sus subidas y bajadas el arco de sus esperanzas y desilusiones; la escena
del balcón donde por primera vez presta su propia voz a
las palabras que pronuncia;
y su muerte en el convento
cuando por fin su amor es
reconocido y, demasiado
tarde, correspondido. Si no
tuviera otra cosa que ofrecer, el Cyrano de Alfano
destacaría como un dramón
lacrimógeno de gran sofisticación y estilo.
Pero también es un
espléndido vehículo para un
tenor de sustancia y elegancia, y después de décadas
de un relativo olvido parece
que por fin se reconoce por
lo que es, y no sólo Domingo lo defiende, sino también
Roberto Alagna (en Montpellier, y ahora en vídeo). No
he visto el Cyrano de Alagna
pero no creo que él o cualquier otro tenor pueda superar el de Domingo, que fácilmente se puede considerar
como la mejor interpretación
que ha dado el cantante en
Nueva York y muy probablemente es la mejor interpretación de todos los que
han cantado el papel de
Cyrano. No es que únicamente Domingo lo cante
asombrosamente bien para
un tenor de cualquier edad
sino que, más crucialmente,
ocupa el papel por completo y convincentemente. Se
ha dedicado a las representaciones genéricas siguiendo
las reglas al pie de la letra
desde hace mucho tiempo,
sobre todo desde hace unos
veinte años (las más recientes en el Met son Chénier y
Canio). Pero algo sobre el
espadachín–poeta de Alfano
ha captado su imaginación
más sublime, y lo que interpreta en el escenario no es
Domingo con un graciosa
nariz sino Cyrano mismo,
con su cuerpo y alma, y su
corazón que late con éxtasis.
Felizmente estuvo rodeado por unos dignos colegas.
Sondra Radvanovsky abarcó
su rara excursión fuera de
Verdi con su habitual tono
expansivo y sensualmente
vibrante, y con una cálida
presencia. Raymond Very
fue un magnifico Christian y
cantó maravillosamente también. Anthony MichaelsMoore, Roberto de Candia,
Julien Robbins y Brian Davis
hicieron unos trabajos
espléndidos en los diferentes papeles para voces más
bajas. Marco Armiliato dirigió con cariñosa convicción
(y la orquesta, como casi
siempre, tocó espléndidamente), los decorados de
Peter Davidson eran modelos de una limpia sencillez y
estilo y el vestuario de Anita
Yavich los resaltaron magníficamente. Francesca Zambello dirigió el enorme elenco con una mano segura y
parecía estar satisfecha con
contar la historia con claridad y convincentemente, sin
entrometer algún “concepto”
que pudiera inclinar el equilibrio o desenfocar la gran
interpretación en el centro.
Domingo fue el plato fuerte
pero eso gracias en gran
parte a Franco Alfaro.
Patrick Dillon
51
ACTUALIDAD
FRANCIA
Teatro total
SESTO AMOROSO
PARÍS
Anunciada como “nueva
producción”, La clemenza di Tito firmada por
Karl-Ernst y Ursel Herrmann, es de una innegable
agudeza. Con figurines
intemporales y accesorios
minimalistas, la Antigüedad
se evoca al modo neoclásico, simbolizado por perspectivas de armoniosas arcadas, una imponente columna que se quiebra en el
momento en que el poder
de Tito se tambalea y un trono monumental alrededor
del cual se mueven los protagonistas.
En este contexto de
sobriedad extrema, los Herrmann crean un teatro total
que apenas deja lugar al
sueño y la fantasía. Pese a
movimientos que apuntan a
alguna redención, como
esas flores que Vitelia arranca al comienzo del primer
acto para reconstruir un
ramo en el siguiente, el pesi-
Eric Mahoudeau
Opéra Garnier. 19-V-2005. Mozart, La clemenza di Tito. Susan Graham, Hannah Ester Minutillo, Catherine Naglestad,
Ekaterina Siurina, Roland Bracht, Christoph Prégardien. Orquesta y Coro de la Ópera Nacional de París. Director musical:
Sylvain Cambreling. Directores de escena, decorados, vestuario e iluminación: Ursel y Karl-Ernst Herrmann.
Catherine Naglestad y Susan Graham en La clemenza di Tito
mismo es de rigor y la ironía
aflora hasta en las referencias, sobre todo a Don Giovanni. Ninguna reconciliación final, sólo destinos irremediablemente rotos. En el
foso, a pesar de pequeñas
morosidades, la dirección
contenida de Sylvain Cambreling insufla rigor y tensión dramática a la obra,
admirablemente servida por
una orquesta chispeante,
particularmente en las maderas, con unos clarinetes que
otorgan a las grandes arias
una deliciosa nostalgia.
El reparto es desigual.
Christophe Prégardien está
sin duda más a gusto en el
oratorio —hoy en día es un
Evangelista sin igual— que
en la ópera. Si su voz untuosa sirve admirablemente un
canto matizado al servicio
de la palabra, el tenor alemán resulta un Tito terriblemente distanciado. A la
inversa de la soprano americana Catherine Naglestad
que, como Vitelia, se presta
a furores insólitos pero con
técnica insuficiente y voz
inestable. Roland Bracht
hace un Publio inenarrable
como sosias (en todos los
conceptos) de Cambreling,
Ekaterina Siurina es una
deliciosa Servilia y Hannah
Esther Minutillo un pimpante Anio. Pero esta Clemenza
vale sobre todo por la destacada prestación de Susan
Graham, que otorga al personaje de Sesto la dimensión
de un auténtico héroe.
Noble y elegante, con voz
carnosa de timbre luminoso
y límpido fraseo, la mezzo
americana realizó una interpretación inolvidable.
Bruno Serrou
Aviso de tormenta
AGORA 2005: HACIA UN NUEVO IRCAM
París. VIII Festival Agora. IRCAM. Auditorio del Louvre. Ateliers Berthier. Théâtre des Bouffes du Nord. etc. 1/11-VI-2005. Yan
Maresz, Paris qui dort. Ensemble Court-Circuit. Director: Jean Devoyer. Brice Pauset, Six Canons, Sinfonía III (Anima Mundi).
Klangforum Wien. Director: Emilio Pomarico. Boulez, Improvisations I et II sur Mallarmé, Dérive 1, Anthèmes II. Ferneyhough, O
Lux. Dalbavie, …“La marche des transitoires”. Carter, Tempo e tempi. Mantovani, Happy B. Ferneyhough, Time and Motion
Study II. Benjamin, Shadowlines. George Benjamin, piano; Hae-Sun Kang, violín. Ensemble TM+. Director: Laurent Cuniot.
E
52
l título, Aviso de tormenta, era reflejo de la
voluntad de aire fresco
que intenta instaurar el
IRCAM tanto al Festival
como a sus temporadas. En
el apartado cinematográfico, Agora ha presentado
una nueva partitura para la
primera película de René
Clair, Paris qui dort (1924).
Film mudo de modernidad
apropiada a una música llena de fantasía de Yan
Maresz (1966) que firma
aquí una obra risueña,
repleta de guiños y de
humor, dirigida con energía
por Jean Devoyer. Otro
estreno francés fue la Sinfonía III (Anima Mundi) de
Brice Pauset (1965) ofrecida
por el Klangforum Wien y
Emilio Pomarico. Con este
conjunto de virtuosos dispuesto en cuatro grupos y
dirigido con rigor por el
músico argentino, esta página de más de 50 de minutos
inspirada en Mallarmé ha
conocido una interpretación
sobresaliente que no pudo
evitar algunas momentos
muertos. En sus Six canons,
dedicados al Klangforum, el
compositor se refiere tam-
bién al pasado, como indican el título y la retórica
barroca.
El Festival se clausuró
con un homenaje a Pierre
Boulez, con ocasión de su
80 cumpleaños. El Ensemble
TM+ y su director fundador,
el
compositor
Laurent
Cuniot, han propuesto en
presencia del autor las dos
primeras Improvisations sur
Mallarmé extraídas de Pli
selon Pli y Dérive 1, junto a
Tempo e tempi de Elliott Carter (1908) que, en esta obra
de 1998-99, se muestra más
inventivo que nunca y más
imaginativo que los jóvenes
franceses Marc-André Dalbavie (1961) y Bruno Mantovani (1974) que, en sus homenajes al fundador del IRCAM
y frente al nonagenario americano, aparecen un tanto
indecisos. Mientras George
Benjamin (1960) interpretaba su propia Shadowlines
(2001), suite de seis piezas
para piano de bella expresividad, la surcoreana HaeSun Kang ofrecía Anthèmes
II para violín y dispositivo
electrónico de Boulez .
Bruno Serrou
ACTUALIDAD
FRANCIA
Festival de las regiones
POR EL AMOR DE UNA
ESTATUA
París. Théâtre du Châtelet. 12-VI-2005. Rameau, Pigmalion (+
obras de Ligeti). Cyril Auvity, Valérie Gabail, Cassandre
Berthon, Magali Léger. Centro Coreográfico Nacional–Ballet de
Lorena. Orquesta y Coro del Concert Spirituel. Director
musical: Hervé Niquet. Directora de escena, coreografía y
vídeo: Karole Armitage.
Escena de Pigmalion de Rameau en el Teatro de Châtelet
O
bra poco habitual,
Pigmalion fue estrenada en París en 1748.
Aunque agradable, este “acto
de ballet” —de hecho una
operita de unos cincuenta
minutos— no se cuenta
entre las mejores partituras
de Rameau. Escrita sobre un
argumento extraído de las
Metamorfosis de Ovidio,
alterna algo abruptamente
una veintena de minutos de
canto con otros tantos de
divertimento danzado para
concluir con un coro. Es un
verdadero prodigio lo que
con tan poco material ha
conseguido Karole Armitage.
La bailarina y coreógrafa
americana sitúa Pigmalion
en un decorado sencillo: una
cortina de perlas de cristal
animada con proyecciones
de vídeo que rodean el escenario, literalmente esculpido
por la destacada iluminación
de Clifton Taylor. Tres bailarines acompañan la acción
escénica, prolongando los
movimientos de los cuatro
cantantes. Esas tres criaturas
vestidas de negro rodean y
manipulan a un Pigmalión,
tan ágil y perfecto físicamente que hay que esperar a que
cante para comprobar que
no se trata de un bailarín. La
coreografía, ligera, fluida y
sutil está muy bien interpretada por los miembros del
Ballet. La dirección flexible
de Hervé Niquet sabe abandonarse tanto a las languideces de Pigmalion como a las
estridencias rústicas de ciertas sonoridades, pero la
música de ballet parece inspirar menos al director y el
Concert Spirituel no siempre
suena afinado.
En el papel titular el tenor
Cyril Auvity, dotado de una
técnica deslumbrante, resuta
muy convincente pero es difícil juzgar la calidad de su proyección vocal. La amplificación incomoda la audición,
pues el sonido parece proceder siempre del mismo punto
y con igual potencia, incluso
cuando el cantante se sitúa
de espaldas al público. El
timbre cristalino de Cassandre Berthon, su encanto y
suave vocalidad son dignos
de la estatua que ciega a su
creador. Magali Léger (Minerva, Amor) y Valérie Gabail
(Céphise), a pesar de su breve aparición, están a la altura
de sus compañeros.
Bruno Serrou
53
ACTUALIDAD
GRAN BRETAÑA
El regreso de Hall
LA MISTERIOSA EMOCIÓN DE UNA TORMENTA
Mike Hoban
Festival de Ópera. 19-V-2005. Rossini, La Cenerentola. Ruxandra Donose, Maxim Mironov, Nathan Berg, Simone Alberghini,
Luciano di Pasquale, Lucia Cirillo, Raquela Sheeran. Director musical: Vladimir Jurowski. Director de escena: Peter Hall.
GLYNDEBOURNE
Lucia Cirillo como Tisbe, Raquela Sheeran como Clorinda y Ruxandra Donose como Angelina en La Cenerentola de Rossini
54
Hubo una explosión de
ovaciones cuando cayó
el telón sobre la nueva
puesta en escena de Sir
Peter Hall de La Cenerentola, la ópera que
inauguró el Festival de
Glyndebourne esta temporada. Hall dirigió escénicamente en este Festival por primera vez hace 35
años, luego se convirtió en
el director artístico, tuvo un
conflicto con la casa y se
marchó. Ahora ha vuelto,
como un abuelo pródigo,
recibido con los brazos
abiertos, para dirigir su primer Rossini en colaboración
con Vladimir Jurowski, el
joven director musical ruso
de la compañía.
Y la colaboración ha sido
un éxito. Hall declaró que
iba a presentar La Cenerentola de forma convencional,
nada de desmandarse. La
verdad es que es la única
manera de hacerlo, ya que la
infinitamente
expresiva
música rebosa humor. Los
conjuntos se arman grandes
líos, hombres mayores cantan coplas disparatadas y en
general prevalece un aire de
locura. Hall optó por el
comedimiento, incluso en las
escenas más absurdas. Después de un comienzo algo
lento, con los nervios de una
primera noche a flor de piel,
este planteamiento sobrio
resultó ingenioso y divertido.
Es la versión de Rossini
de la Cenicienta, en la que
se ha eliminado el hada
madrina y el zapatito de cristal a favor de la lucha de clases y de comentarios sociales. La pobre Cenicienta, llamada aquí Angelina, es
ambiciosa desde el primer
momento. Las hermanastras,
cantadas con bravura por
Raquela Sheeran y Lucia
Cirillo, son coquetas, nada
feas, y desconcertantemente
felices, recibiendo a desconocidos en ropa interior.
Los decorados naturalistas de Hildegard Bechler,
iluminados de forma algo
molesta por Peter Mumford,
comenzaron con una cocina
a lo Chardin, bien estudiada
aunque
necesariamente
lúgubre. Pero cuando la
escena cambió al palacio del
príncipe Ramiro, Bechtler
creó un hermoso y austero
interior que, aunque primordialmente clásico, tenía la
misteriosa sencillez de una
escultura de Rachel Whitebread. Esta escena fue una
elegante y sutil puesta al día
para satisfacer a los partidarios de la tradición.
El generalmente austero
enfoque que dio Hall a la
ópera exigió una disciplina
parecida en el foso. Jurowski cumplió, extrayendo una
inesperada melodiosidad
combinada con la precisión
de la Filarmónica de Londres, muy diferente de la
aguda urgencia metálica que
se suele asociar con Rossini.
Este refinado colorido musical se vio realzado por el
delicado continuo al fortepiano de Richard Barker.
Algunos se quejaron de
que las voces, buenas en los
conjuntos, no tenían fuerza.
Pero si no dieron todo de sí
en el primer acto, cantaron
con la necesaria fuerza en la
briosa escena de sobremesa
del segundo acto. Maxim
Mironov, el príncipe cuya
voz suele ser ligera mostró
un vigor renovado. Ruxandra Donose, una compasiva
Angelina que a veces suena
demasiado suave, cantó esta
vez con mucho nervio y
volumen. Nathan Berg en el
papel de Alidoro y Simone
Alberghini como Dandini se
mostraron sobrados de
carácter y Luciano di Pasquale, un cómico natural, se
tambaleaba, resollaba y se
enfurecía en su papel de
Don Magnifico. Jurowski
consiguió que una escena
con una tormenta y un terremoto fuera mucho más emocionante que el frío y la llovizna que había fuera.
Fiona Maddocks
ACTUALIDAD
GRAN BRETAÑA
Éxito de Cecilia Bartoli
EL TURCO EN MOTO
LONDRES
Aunque canta Rossini
mejor que nadie y tiene
una fascinante presencia
en el escenario, Cecilia
Bartoli con toda su
genialidad no fue capaz
de rescatar esta ramplona
producción de la Royal Opera House de Il turco en Italia. Patrice Caurier y Moshe
Leiser han convertido esta
obra tan ligera como un
soufflé en una especie de
dolce vita a lo Fellini de
principios de los años 60 y
han gastado una millonada
para hacerlo. Así que con
los decorados de Christian
Fenouillat y una chillona
ropa de última moda una
producción que podía ser
divertida y colorista.
Sin embargo, al montar
todo este clamoreo visual,
debió preguntarse cuál era la
mejor manera de realzar la
música de Rossini. En lugar
de eso, decidieron sacarse
de la manga todas las bufonadas sueltas por el mundo.
Utilizaron los chistes más
vulgares y las sugerencias
más verdes posibles. Esa
obra claramente desequilibrada fue reducida a una
comedia baja del peor tipo.
Pero tengo que confesar
que el público del Covent
Garden estaba pasándolo en
grande. Se rieron de la pelea
con los espaguetis, y de la
Lambretta (¡una motocicleta!), y del FIAT Cinquecento
(¡un coche!) y del barco (¡un
barco!). Me esforcé por imaginar cómo me sentiría si yo
hubiera podido reírme de
todas aquellas tonterías pero
fui incapaz.
Nada de eso hubiera
importado si el nivel musical
hubiera sido bueno, aunque
el director musical Adam
Fischer consiguió dar un
nuevo rumbo a la obra después de un tambaleante
estreno. El Coro y Orquesta
de la Royal Opera, que suelen ser excelentes, sonaron
Catherine Ashmore
Royal Opera House Covent Garden. 28-V-2005. Rossini, Il
turco en Italia. Cecilia Bartoli, Ildebrando D’Arcangelo,
Thomas Allen, Barry Banks. Director musical: Adam Fischer.
Directores de escena: Patrice Caurier y Moshe Leiser.
Cecilia Bartoli en Il turco in Italia
muy irregulares. Thomas
Allen (Prosdocimo) y Barry
Banks (Don Narciso), dos de
las figuras de ópera más
queridas por el público de
Londres, hicieron lo que
podían en estas circunstancias, y Alessandro Corbelli
provocó mucha risa y cantó
con un sereno fervor.
Sin embargo, Ildebrando
D’Arcangelo decepcionó en
el papel de Selim el turco.
Su voz es limpia y flexible
pero su presencia escénica
no convenció. Pero Cecilia
Bartoli estuvo fascinante.
Puede hacer que su voz
parezca un instrumento de
percusión como el xilófono,
o que susurre como una
armónica de cristal. A lo
mejor, sus gesticulaciones y
lo de poner los ojos en blanco es demasiado para algunos gustos pero tiene mucha
gracia y ella, sólo ella, mereció todos los aplausos.
Fiona Maddocks
55
ACTUALIDAD
HOLANDA
Festival de Holanda
ALICIA EN EL PAÍS DE LAS NARANJAS
Hans van den Bogaard
Het Muziektheater. 2-VI-2005. Prokofiev, L’amour des trois oranges. Sandrine Piau, Marianna Kullikova, Natascha Petrinski,
Anna Shafajinskaia, Richard Angas, Marcel Boone, Martial Defontaine, Willard White, Orquesta Filarmónica de Rotterdam.
Director musical: Stéphane Denève. Director de escena y vestuario: Laurent Pelly. Decorados: Chantal Thomas.
Martial Defontaine como el Príncipe y Sergei Khomov como Trouffaldino
AMSTERDAM
El creciente interés en El
ángel del fuego, Guerra
y paz e incluso en El
jugador no ha cambiado
en absoluto el hecho de
que El amor de las tres
naranjas es la única
ópera de Prokofiev que
tiene un sólido lugar en el
repertorio internacional. Esta
nueva producción de la
Ópera de los Países Bajos es
la cuarta que se ha puesto
en escena desde el final de
la Segunda Guerra Mundial,
pero en cuanto a las otras
óperas de Prokofiev, algunas
ni siquiera se han visto aquí
en Holanda.
El aspecto más notable
de la nueva producción, una
presentación del Festival de
Holanda, fue la decisión del
director artístico de transformar la comedia musical de
Prokofiev en una opéra
comique francesa. La utilización de la traducción francesa que el compositor mismo
hizo para el estreno de Chicago en 1921 fue sólo el pri-
56
mer paso. El paso más
importante fue la elección
de un equipo totalmente
francés, que resaltó este
enfoque, ya que se aprovechó un texto ligeramente
revisado que cuida mucho
el sonido y la correcta articulación y usa palabras
vivas.
Hoy en día, no es tan
fácil encontrar un reparto
totalmente francés pero los
solistas que no eran franceses se esmeraban por pronunciar bien, lo cual
demuestra claramente la
importancia que tiene el
apropiado uso del lenguaje
(especialmente este lenguaje) para la ambientación de
una obra. El director musical Stéphane Denève supo
combinar ese lenguaje con
una viveza y un espíritu
musicales que la obra exige, y la Orquesta Filarmónica de Rotterdam parecía
pasarlo muy bien transformando la partitura en música burbujeante.
También las voces estuvieron espléndidas la noche
del estreno. Martial Defontaine, en el papel del Príncipe que no puede reír,
comenzó un poco acartonado pero cantó muy bien en
la segunda mitad, aunque
tener que llevar un pijama
durante toda la representación no sea de gran inspiración. Destacaron Sandrine
Piau (Princesa Ninette), Sergei Khomov (Trouffaldino),
Alain Vernhes (el rey) y
François Le Roux (Léandre),
y el público estaba encantado escuchar de nuevo a
Willard White, esta vez en el
papel del mago Tchélio.
Hace mucho tiempo que
empezó su carrera internacional en Amsterdam, pero
su voz sonó tan impresionante como siempre y su
presencia dramática parece
seguir aumentando.
La puesta en escena de
Laurent Pelly fue menos
satisfactoria. Los primeros
dos actos parecían un débil
reflejo de Alicia en el país de
las maravillas, un reino que
poco antes del intermedio se
derrumba como un castillo
de naipes, y donde no hay
nada gracioso. No es de
extrañar que el pobre Príncipe no pudiera reír hasta la
bufonesca escena en que la
cómica Fata Morgana agita
las piernas en el aire. En los
dos últimos actos, tanto los
decorados como la escenificación eran más divertidos,
sobre todo en la escena con
el
asustado
Cocinero,
espléndidamente interpretado por el bajo Richard
Angas, que consiguió combinar tanto los elementos
cómicos como los humanos.
Desde aquel momento hasta
el fin Pelly logró evitar presentar vacías caricaturas y el
resto de la función estuvo
muy bien; sin embargo, se
puede esperar más de una
producción del Festival de
Holanda.
Paul Korenhof
ACTUALIDAD
MARRUECOS
Festival de Música Sacra
ENTRE LO MÍSTICO
Y LO POPULAR
Palacio de Bab Makina. 3-VI-2005. Teresa Berganza, Cecilia
Lavilla Berganza, Asmaa Lamnawar. Coro y Orquesta de la
Comunidad de Madrid. Orquesta de Fez. Director: Jordi Casas.
Obras de Soler, Pergolesi, Falla y tradicional sufí.
FEZ
Desde hace once años
se desarrolla en Fez,
antigua
capital
de
Marruecos, un llamado Festival de Músicas Sagradas del
Mundo, que es, más bien, a
la vista de su composición,
en su mayoría, un festival de
músicas étnicas y que en
esta edición —del 3 al 11 de
junio— ha incorporado un
ambicioso programa paralelo incluido en la leyenda Los
caminos de la esperanza.
En este contexto, y en
medio de una organización
bastante deficiente, se presentaron los conjuntos de la
Comunidad madrileña con
un curioso programa collage
como mínimo curioso, en el
que figuraban piezas sacras
—los Stabat Mater de Soler
y de Pergolesi—, místicas —
así canciones de Saïd Chraïbi sobre textos de la tradición sufí de Al Harraq y el
maestro andaluz Ibn Arabi—,
con su indudable veta folclórica, y de extracción
popular con tratamiento culto: las Siete canciones populares de Falla. El concierto,
al aire libre, hubo de ser
necesariamente amplificado,
y en este caso de manera
poco lograda. Difícil, sin
duda, así el obtener el recogimiento debido en piezas
tan delicadas y de polifonía
tan exquisita como las de
Soler y Pergolesi, en las que
actuó con finura y empaste
variable el Coro; en la
segunda contribuyó con
musicalidad evidente la
Orquesta, a la que llegaron
los dos contrabajos sin montar. Que finalmente pudiera
desarrollarse el concierto
entra dentro de lo milagroso; como lo es que el resultado global fuera más que
aceptable.
A ello contribuyó la buena disposición y la claridad
de la rectoría de Jordi Casas,
Teresa Berganza y Cecilia Lavilla
que hubo de trabajar casi de
oído para fundir en un solo
grupo sonoro al conjunto
sinfónico madrileño y al de
tipo popular de Fez en las
piezas, muy melismáticas y
danzables, de Chraibï, orquestadas, en un discutible
estilo fusión, por Azíz El
Achhab, que se puso a su
lado para marcar el compás.
La cantante marroquí Lamnawar le dio calor y aire a la
móvil música.
Teresa Berganza y su
hija Cecilia hubieron de
luchar también con la acústica. En las canciones de Falla
la primera cantó con estilo,
con ese poso expresivo y
estilístico de los maestros,
aunque también con las
limitaciones propias del
paso del tiempo, con algún
que otro sonido mate, alguna que otra apretura; que
pudieron detectarse asimismo en sus intervenciones a
solo en Pergolesi, con dos o
tres momentos de problemática afinación. Cecilia Lavilla
empastó con su madre y
lució facilidad en los floreos,
bien que sus agudos necesiten de un mayor pulimento
y redondez.
Arturo Reverter
57
ACTUALIDAD
MADRID
SUIZA
Dos ginebrinos
CLARINES Y POETAS
GINEBRA
Grand Théatre. 15-V-2005. Martin, Der Cornet. Dayer, Mémoires d’une jeune fille triste. Monica Groop, Joan Rodgers.
Director musical: Patrick Davin. Director de escena: Nicolas Brieger.
El Gran Teatro ha presentado una doble nueva producción que deseaba rendir homenaje a
dos compositores de los
siglos XX-XXI nacidos
en la ciudad de Calvino
(cuyas biografías casi se dan
la mano), o sea Frank Martin
(1890-1974) y Xavier Dayer
(1972). Del primero se ha
interpretado Der Cornet,
ciclo de 23 Lieder para contralto y orquesta de cámara
basado en el Die Weise von
Liebe und Tod des Cornets
Christoph Rilke (Canto de
amor y muerte del corneta
Christoph Rilke) de Rainer
Maria Rilke, que se estrenara
el 9 de febrero de 1945 en
Basilea, con la voz de la
célebre mezzo suiza Elsa
Cavelti y gracias a la intervención del gran mecenas
Paul Sacher. Del joven Xavier
Dayer, alumno de Tristan
Murail y Brian Ferneyhough,
se ha estrenado un encargo
del propio Gran Teatro,
Mémoires d’une jeune fille
triste, ópera para soprano,
octeto vocal, coro y orquesta,
cuyo libreto, del propio compositor, procede de Menina e
moça di Bernardim Ribeiro,
publicado en Ferrara en 1555.
También conocida como
Saudades, la obra se transforma al musicarla en un monólogo interior, el de la “jeune
fille triste” del título, exiliada
mática, excelente dicción y
personal reelaboración del
recitado del texto. Una prestación memorable. La soprano inglesa Joan Rodgers
hizo una “jeune fille” de gracia y suavidad. El desafío no
era fácil para la Orquesta de
la Suisse Romande, pero
Patrick Davin, verdadero
experto en este repertorio,
supo instruir al conjunto,
coordinando los múltiples
planos y las diferentes
estructuras de la partitura de
Dayer, rindiendo también
justicia a la fascinación y el
refinamiento de la música de
Martin.
en una isla desierta. Por lo
que respecta a la realización
escénica del joven y brillante
actor y director alemán Nicolas Brieger, seguiría la idea de
Mallarmé, todo existe en el
mundo para acabar en un
libro, concretamente en las
Mémoires, con el objeto libro
circundado por marionetas
brebarrocas, mientras que en
Der Cornet, se proyectaban
en rojo sobre fondo negro las
palabras del texto del poema
de Rilke. Nada hubiera sido
lo mismo sin dos intérpretes
extroardinarias. La mezzo
finlandesa Monica Groop,
que hacía su presentación
en Ginebra, fue un cornetapoeta de rara intensidad dra-
Giacomo Di Vittorio
Vladimir Fedoseiev dirige una rareza de la ópera rusa
AMOR, VENENO Y LOCURA
Opernhaus. 29-V-2005. Rimski-Korsakov, La novia del zar. Maya Dashuk, Liliana Nikiteanu, Vladimir Stoyanov, Alexey Kosarev,
Martin Zysset, Alfred Muff. Director musical: Vladimir Fedoseiev. Director de escena: Johannes Schaaf.
58
Suzanne Schwiertz
ZÚRICH
Incluso en el escenario
de la Opernhaus de
Zúrich, la ópera rusa es
un raro invitado. En las
trece premières de la
temporada, ni siquiera un
intendente tan sensible como
Alexander Pereira ha logrado
cubrir esta laguna. Para ello
ha acudido a un director
estrechamente vinculado al
teatro como Vladimir Fedoseiev, un probado conocedor
del teatro musical de su país,
que obtuvo en el foso
orquestal un sonido auténticamente ruso, reforzado por
un bien escogido reparto
vocal del Este de Europa.
La cuestión es si La
novia del zar de Rimski-Korsakov merecía este esfuerzo.
Pues el excelente academicista del Grupo de los Seis
no era una naturaleza teatral
como su amigo Musorgski.
Confiaba más en la expresión lírica: “cuando me consideran un compositor dramático”, dijo en una oca-
Maya Dashuk en La novia del zar de Rimski-Korsakov
sión, “me siento un poco
dolido”. Esto puede apreciarse en esta historia de
celos. Los personajes cantan
(en su mayor parte, exhaustivamente) sobre sus sentimientos, y apenas evolucionan psicológicamente. Aunque no faltan acciones externas de gran efecto, como
envenenamientos y crímenes. Musicalmente, Rimski-
Korsakov oscila entre un
suave belcantismo y el leitmotiv wagneriano. Procede
magistralmente con el tejido
instrumental, creando una
auténtica magia sonora en la
orquesta. Esto ocurre sobre
todo en la escena más poderosa de la ópera, la conmovedora escena de locura de
Marfa, donde Maya Dashuk
alcanzó una interpretación
de verdadero impacto.
Lubasha es, con diferencia, la figura más interesante
de la ópera. Liliana Nikiteanu, que pertenece desde
hace tiempo al elenco del
teatro, demostró con qué
fortuna ha logrado pasar al
repertorio dramático.
El resto permaneció en
un segundo plano. El veterano director de escena Johannes Schaaf renunció, incluso
en las intervenciones de las
tropas de Iván (inteligentemente cubiertos con cabezas
de lobo), al fácil realismo,
concentrándose en los conflictos individuales sin acudir
a la parafernalia rusa. Sólo a
partir del acto II creció la
tensión, y poco a poco nos
acostumbramos a los estentóreos (y genuinamente eslavos) sonidos de Vladimir
Stoyanov como el intrigante
Grigori y Alexei Kosarev
como su antagonista Iván.
Mario Gerteis
“Madama Butterfly”
Mikhail Pletnev
Maxim Vengerov
Christian Zacharias
William Christie
“Don Quijote”
66 quincena musical de san sebastián
4 agosto-3 septiembre 2005
AUDITORIO KURSAAL
28 agosto
4 agosto
Orquesta Nacional de Rusia
Mikhail Pletnev, director
Georgy Goryunov, violoncello
“Obertura festiva”, “Concierto para violoncello y orquesta nº 1”,
“Sinfonía nº 9”, D. Shostakovich
Compañía Rafael Amargo
"D.Q. ...pasajero en tránsito"
Rafael Amargo, coreografía
Carles Padrissa (La Fura dels Baus) y
Rafael Amargo, dirección de escena
Patrocina: Caja Laboral
•
Orquesta Nacional de Rusia
• Precio: 25 / 15 / 10 euros
13-15-17 agosto
“Madama Butterfly”, G. Puccini
Cristian Mandeal, director musical
Lindsay Kemp, dirección escénica
Solistas: Mina Tasca Yamazaki (Cio Cio San),
Roberto Aronica (Pinkerton), Antonio Salvadori (Sharpless),
Marina Rodríguez-Cusí (Suzuki), Alfonso Echeverría (El tío Bonzo)…
Orquesta Sinfónica de Euskadi, Coral Andra Mari
(Una producción del Palacio de Festivales de Cantabria
y el Gran Teatro de Córdoba, con la colaboración del Palau Altea)
Patrocina: Kutxa
Mikhail Pletnev, director
Maxim Vengerov, violín
“Concierto para violín y orquesta”, L.v. Beethoven;
“La bella durmiente del bosque” (selección), P. Chaikovski
Patrocina: DonostiGas-naturgas energia
•
Precio: 55 / 44 / 36 / 28 / 10 euros
30 agosto
Orquesta Sinfónica de Bilbao
Sociedad Coral de Bilbao
Coro infantil de la Sdad. Coral de Bilbao
Juanjo Mena, director
“War Requiem”, B. Britten
Patrocina: Euskaltel
• Precio: 68 / 54,50 / 43,50 / 35 / 10 euros
19-20 agosto
Ballet: “Don Quijote”
Ludwig Minkus, música
Yuri Grigorovich, coreografía
Grigorovich Ballet Krasnodar
Patrocina: DonostiGas-naturgas energia
•
Precio: 45 / 36 / 29 / 23 / 10 euros
31 agosto
Les Arts Florissants, coro y orquesta
William Christie, director
“El juicio de Salomón”, M. A. Charpentier
Odas, himnos y canciones de H. Purcell
Precio: 42 / 34 / 27 / 21,50 / 10 euros
22 agosto
•
Orquesta Nacional de España
Coro Easo
1 septiembre
Josep Pons, director
“Un superviviente de Varsovia”, A. Schönberg;
“Sinfonía nº 7, Leningrado”, D. Shostakovich
•
Precio: 45 / 36 / 29 / 23 / 10 euros
Gustav Mahler Jugendorchester
Ingo Metzmacher, director
Mathias Goerne, barítono
“Till Eulenspiegel, op. 28”, R. Strauss; “Gesangsszene”,
K. A. Hartmann; “Sinfonía nº15 ”, D. Shostakovich
•
23-24-25 agosto
Orchestre de Chambre de Lausanne
Precio: 50 / 40 / 32 / 26 / 10 euros
Precio: 50 / 40 / 32 / 26 / 10 euros
3 septiembre
Christian Zacharias, director y piano
Integral de conciertos para piano y orquesta de L. v. Beethoven
23: “Octeto para instrumentos de viento”,
“Conciertos para piano y orquesta nº 2 y 3”
24: “Coriolano”, “Conciertos para piano y orquesta nº 1 y 4”
Patrocina: Caja Laboral
25: “Prometeo”, “Concierto para piano y orquesta nº 5,
el Emperador”
Patrocina: Banco Guipuzcoano
“Fidelio”, L.v. Beethoven (versión concierto)
•
Patrocina: Audi
10 agosto
Precio: 42 / 34 / 27 / 21,50 / 10 euros
26 agosto
Orquesta Sinfónica de Galicia
Orfeón Donostiarra
Coral Andra Mari
Escolanía Easo
Miguel Angel Goméz Martínez, director
Solistas: Jayne Casselman (Leonore), Robert Brubaker (Florestan),
Alan Titus (Don Pizarro), Attila Jun (Rocco), Ainhoa Garmendia
(Marzelline), Iñaki Fresán (Don Fernando), Joan Cabero (Jacquino)
Orquesta Sinfónica de Euskadi, Orfeón Donostiarra
Patrocina: Antiguo Berri
•
Precio: 55 / 44 / 36 / 28 / 10 euros
CICLO DE MÚSICA DE CÁMARA
Armoniosi Concerti
Juan Carlos Rivera, director
“Damas, Caballeros, Rufianes y Pastores”
La música en la época de Cervantes
Víctor Pablo Pérez, director
Solistas: Alessandra Marc, Amanda Mace, Raquel Lojendio,
Iris Vermillon, Marianna Pizzolato, José Antonio López, Attila Jun
“Sinfonía nº 8, de los mil”, G. Mahler
Patrocina: Kutxa
•
•
•
Precio: 55 / 44 / 36 / 28 / 10 euros
Precio: 15 euros
16 agosto
José Bros, tenor
Vincenzo Scalera, piano
Arias de ópera y zarzuela
Precio: 20 euros
27 agosto
18 agosto
Orquesta Sinfónica de Galicia
Grigory Sokolov, piano
Víctor Pablo Pérez, director
Nadine Secunde, soprano
“Sinfonía nº 5”, F. Schubert; Marcha fúnebre y Escena final de
“El Ocaso de los Dioses”, R. Wagner
Obras de F. Schubert y F. Chopin
•
“Música de Cámara de la Familia Bach”
Precio: 42 / 34 / 27 / 21,50 / 10 euros
Precio: 20 euros
2 septiembre
Camerata Köln
•
Ayuntamiento de San Sebastián
Diputación Foral de Gipuzkoa
Gobierno Vasco
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
Precio: 15 euros
VENTA DE ENTRADAS / A partir del 18 de julio
Información:
Quincena Musical
Centro Kursaal
Avda. de Zurriola, 1
20002 San Sebastián
Tel.: 943 00 31 70
Fax: 943 00 31 75
www.quincenamusical.com
E-mail: [email protected]
estudio lanzagorta
•
Precio: 50 / 40 / 32 / 26 / 10 euros
29 agosto
ENTREVISTA
Fabio Biondi
“EL ÉXITO DE BAJAZET ES LA RECOMPENSA
A UN ACTO DE AMOR”
E
Fotos: Simon Fowler / EMI
l violinista y director Fabio Biondi, figura ejemplar en el panorama actual de la interpretación de la
música antigua, vuelve a sorprendernos. Al frente de su grupo Europa Galante, sigue alegrando la
escucha de los amantes y estudiosos de la música; su última grabación, la ópera Bajazet de Antonio
Vivaldi, ha obtenido numerosos premios internacionales, además de constituir una importante
aportación al campo de la musicología. Pero no es éste el único “descubrimiento” que el maestro se trae
entre manos; de sus últimos proyectos, que incluyen siempre inéditos, nos habla en las siguientes líneas.
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ENTREVISTA
FABIO BIONDI
Hay una doble faceta en la vida musical de
Fabio Biondi. Por un lado, el artista que
interpreta las grandes obras del repertorio,
Las cuatro estaciones, por ejemplo. A la
vez, es el artista inquieto que va buscando
músicas olvidadas y que arriesga en la recuperación en concierto de las mismas. Desde esta última perspectiva, ¿qué supone
para usted el reconocimiento de la crítica y
del público a un trabajo como Bajazet, proyecto que ha ocupado años de su vida y
que, a pesar de sus esfuerzos, ha tardado
en recibir el aplauso después de su estreno
en el Festival de Estambul en 1996?
El éxito de Bajazet, a pesar de
haber llegado años después de haber
rescatado la partitura, representa un
gran acto de reconciliación con el teatro vivaldiano, en concreto, y con el
veneciano en general. Significa sobre
todo, que una determinada elección de
partituras desconocidas puede llegar a
rediseñar la historia de la música, dando su auténtico valor, y colocando en
su verdadero espacio, aspectos injustamente olvidados como, por ejemplo, el
teatro de Vivaldi. Investigarlo es un
acto de amor que, cuando el público y
la crítica lo recompensan, nos dan a
nosotros, los artistas, la idea de cuán
extraordinario puede ser buscar y hacer
renacer partituras olvidadas.
A la hora de enfrentarse a la edición crítica
de esta obra, que es considerada por algunos estudiosos como una ópera pastiche.
¿Cuál ha sido el criterio llevado a cabo para
elaborar su propia reconstrucción?; ¿cómo
ha sido su trabajo con las fuentes musicales?
La partitura se encontraba con cuatro arias incompletas. Esto se podía
deducir fácilmente comparándola con
el libreto, ya que Vivaldi puso especial
empeño y entusiasmo en él, (cosa que
se deduce por la presentación que hizo
del mismo). Pensé recuperar al menos
tres de las arias que faltan buscándolas
en el repertorio que Vivaldi escribió
para los intérpretes de la primera representación en Verona. Han aparecido,
milagrosamente, arias que, por la colación métrica del texto y su carácter dramatúrgico, se adaptaban bien a la situación del libreto, ocupando así perfectamente el lugar del aria original perdida.
La música vivaldiana de esta ópera es
del orden de un setenta por ciento,
hecho que la aleja radicalmente del término pasticcio en el sentido peyorativo
de la palabra. Vivaldi ha utilizado simplemente arias de compositores “pregalantes” para cambiar y variar el len-
guaje musical en puntos dramatúrgicamente precisos.
Después realizar esta grabación, ¿cree que
Bajazet podría considerarse una obra de
referencia dentro de la producción operística de Vivaldi?
Estoy seguro que desde ahora el
público se acercará al teatro de Vivaldi
con oídos más curiosos; conseguirán
entender la diferencia entre las grandes
partituras vivaldianas y aquellas menos
interesantes.
Acostumbrados a las voces relativamente
pequeñas que se escuchan en el repertorio
barroco, resultan sorprendentes los requerimientos técnicos que exige Vivaldi a los
cantantes. ¿Significa esto una desmitificación de esos anquilosados criterios estéticos en cuanto a la interpretación histórica?
Vivaldi es un caso aparte. Hay que
decir que sus contemporáneos (entre
los cuales se encontraba el gran Tartini)
le reprochaban una utilización de la
voz excesivamente próxima a la escritura violinística y poco inclinada a las
exigencias reales de la voz. La verdad
es que, a menudo, su escritura es extremadamente difícil; esto nos obliga a
elecciones técnicas que requieren cantantes de grandes capacidades. No es
casual el éxito en los años setenta de
Marilyn Horne con su Orlando furioso,
dirigido por Claudio Scimone. Suplir el
gran dominio de los castrati, es hoy
todavía una operación difícil, pero
posible en algunos casos gracias a una
generación de grandes cantantes… sin
embargo, el caso de Vivaldi no tiene
que dictar una ley absoluta, ya que
para cada compositor y área geográfica
la escritura vocal cambia radicalmente.
¿A qué es debido su interés (si no predilección) por este autor?
Vivaldi nace en mi corazón como
modelo de un violinismo que congenia
mucho conmigo mismo, pero no creo
poder considerarlo mi predilecto… Me
encanta, es verdad, pero muchas veces
lo critico por todo lo que nos ha dejado
de apresurado y convencional… Sin
embargo, adoro darlo a conocer por su
carácter inventivo y su capacidad de
abrirse a todos los géneros; ópera,
música instrumental, sacra, etc.
Próximamente volverá a interpretar Bajazet
pero esta vez con una nueva escenografía.
Dada su rica experiencia con el mundo de
la ópera, ¿cómo es su trabajo con los directores de escena?
La relación con el director de escena es uno de los puntos clave de la rea-
lización de un espectáculo de ópera.
Los encuentros, las reflexiones que
nacen con ellos forman parte de una
construcción común para la cual la
interpretación musical se armoniza con
la idea dramatúrgica de la escena. La
gran suerte del Bajazet viene de la
existencia de nuestra grabación discográfica, que ha podido ser utilizada por
el director de escena para tener una
idea precisa y global de la ópera. En
este repertorio, en el cual a menudo se
presentan obras que son estreno mundial, es difícil dar al director de escena
este tipo de material. Pienso, sin
embargo, que es necesario procurarle
una interpretación completa de la partitura que le permita hacerse una idea
clara de la obra. Trabajar exclusivamente sobre la base del libreto es complicado y peligroso. ¡Evidentemente es
indispensable que el músico posea
conocimientos literarios y dramatúrgicos, y que el director de escena posea
conocimientos musicales!
Siempre volviendo a su faceta de investigador, recientemente ha estrenado usted un
oratorio de un autor prácticamente desconocido para el público, Gian Francesco de
Majo, en la primera sesión de la Schubertiade (mayo de 2005). El estreno, que al
parecer tuvo gran éxito, estuvo protagonizado por Ian Bostridge. ¿Puede hablarnos
de esta primicia y de sus planes con esta
obra?
El oratorio del napolitano Francesco
de Majo ha representado para mí una
reivindicación importante del repertorio preclásico italiano, música que he
investigado poco y conocido poquísimo. ¿Cómo es posible que Mozart cite
en una de sus cartas a este compositor
diciendo que escribe una música bellísima, por encima de todo lo que había
escuchado hasta entonces en Nápoles,
y después sea olvidado tras una carrera
fulgurante aunque brevísima? La respuesta es siempre la misma: no se sabe.
Recuperarlo ha supuesto una gran
toma de conciencia, apoyada además
por una extraordinaria acogida, entusiasta, del público en Austria, donde lo
hemos estrenado. Ahora este trabajo lo
presentaremos por toda Europa y, concretamente el próximo año, lo haremos
en España. También existe el proyecto
de la grabación discográfica.
¿No resulta sorprendente que el público
reciba tan bien estas primicias y que, sin
embargo, cueste tanto que se programen
habitualmente en las series de conciertos?
61
ENTREVISTA
FABIO BIONDI
guardia conceptual gracias a la presencia de Farinelli. En este sentido, podemos considerar Madrid como el lugar
donde el paso entre el barroco tardío y
el clasicismo ha tenido mayores adeptos. Se encuentran ya en los años 40
partituras que, con su profundo trazo
preclásico, han dado un gran empuje y
avance estético al gusto del público,
abriendo las puertas a un nuevo lenguaje musical. Y es éste, junto con las
influencias populares y un cierto amor
por el manierismo, el origen y la esencia de Luigi Boccherini. La figura de
Farinelli, al servicio de la corte española, es fundamental para que ésta se
convierta en un centro en el que se
reciben los movimientos más experimentales y estimulantes de Europa.
¿A qué cree usted que se debe el escaso
interés demostrado hasta ahora por este
compositor, a su prematura muerte quizá?
El público no es estúpido. Estoy
convencido de que lo que realmente
merece ser “redescubierto” genera en el
público moderno una reacción de interés y participación. En lo que concierne
a los organizadores, la cosa es distinta.
Muy a menudo, la crisis actual lleva a
los organizadores a renunciar a una
programación educativa e innovadora.
Temen siempre una falta de presencia
del público a causa de la excepcionalidad del titulo presentado. Pero no
pienso que eso sea un razonamiento
acertado. El público es curioso y merece estar informado de lo que nosotros,
intérpretes, encontramos en este repertorio tan lleno de sorpresas aún hoy. La
música antigua nació con esa ambición
y sería un delito perder este impulso.
Tenemos que descubrir y recrear una
nueva historia de la música del pasado.
El compositor De Majo sufre la misma
falta de popularidad injustificada que
Paisiello, Cimarosa y todo el círculo de
músicos del estilo galante y clásico italiano. Quizá se deba también a su
muerte prematura (murió en 1770 con
tan sólo 38 años) y, seguramente, a lo
poco que circularon sus partituras en la
época. De estas partituras se encuentran, de hecho, sólo copias o fuentes
únicas, lo cual indica que el compositor
no tuvo oportunidad de hacer llegar su
música a los grandes centros europeos.
Es una pena que esto sucediera así.
Nosotros hoy nos ocupamos de que
finalmente se difunda este repertorio.
Y redundando un poco en este tema, su
próxima aparición en España es también un
inédito, la Festa cinese de Niccolò Conforto. ¿Qué puede adelantarnos de esta partitura?; ¿no resulta agotador estudiar nuevos
compositores y partituras con la complejidad que tienen ambas de, además, ser oratorios o escenas dramáticas?
62
La Festa cinese de Niccolò Conforto
es una partitura ligera y muy agradable.
El estilo de esta música es marcadamente galante y carece de dificultad de
comprensión; es más, el trabajo de preparación de la partitura ha representado para mí (que en este período estoy
trabajando en el año Mozart en torno a
sus años jóvenes, sus conciertos para
violín y la serenata Ascanio in Alba) un
divertido acto preparatorio sobre las
influencias que el estilo galante italiano
representaron para el joven Mozart.
Esta obra viene a saldar una deuda histórica con la música española o la
música de la corte madrileña. Fue
representada en Aranjuez, en uno de
los momentos de más éxito del trabajo
como gestor de Farinelli para los
monarcas españoles. La partitura, prácticamente olvidada, se encuentra en los
fondos de la Biblioteca del Palacio
Real. Curiosamente Farinelli, en su libro
Fiestas reales, aporta información sobre
la misma. El libreto es de Metastasio,
con ligeras modificaciones “domésticas”; es decir, que se sustituyeron algunas frases del original por alabanzas al
rey Fernando VI. También considero
que Conforto es un músico a revalorizar. Una vez más, el ciclo Los Siglos de
Oro nos ofrece la oportunidad de recuperar estos fragmentos de la historia.
Conforto, Majo, Corselli… todos estos italianos que de una manera u otra han tenido
una fuerte relación con España modificaron
totalmente la estética musical de nuestro
país. Este flujo de influencia fue en una sola
dirección. ¿Podríamos decir que Italia
representa en el siglo XVIII la génesis de los
movimientos musicales?
Ciertamente, uno de los más importantes. El periodo de mayor interacción
entre España e Italia podemos situarlo
entre la década de los 40 y la de los 80
del siglo XVIII. No es casualidad que
en un momento tan fundamental del
desarrollo del lenguaje compositivo
europeo —momento marcado por la
presencia de la nueva escuela napolitana, génesis del estilo “galante”— España haya podido participar en esta van-
En todo este repertorio del que hablamos,
¿qué importancia adquiere para usted el
texto a la hora de decidir una determinada
obra?
En el repertorio del siglo XVIII (y
esto no es válido en el siglo anterior),
más que el texto en sí mismo me interesa el modo en que se trata el mismo.
Los compositores demuestran su talento recogiendo el sentido dramatúrgico
y cada palabra de su traducción musical. Esto es así porque los grandes textos reformistas (Metastasio, Zeno, Calzabigi) se crearon al mismo tiempo que
otros libretos de baja calidad. Sin
embargo, esto no impide al compositor
conseguir un alto perfil compositivo y
moral (por ejemplo, cuánta belleza
musical hay sobre un texto despreciable de la Santísima Trinidad de Alessandro Scarlatti).
Casi siempre dirige usted desde el violín
¿es de alguna manera su “batuta”?
¡Naturalmente!
Dada la proliferación de grupos de música
antigua y viendo, al mismo tiempo, cómo
los históricos de la música antigua abordan
repertorios que se adentran casi ya en el
siglo XX, ¿cómo ve usted la perspectiva de
la interpretación histórica?
Es un argumento largo y delicado.
Creo que hay que estar precavido…
demasiada realidad poco inclinada a la
reflexión y al trabajo intenso con respecto al repertorio antiguo están confundiendo al mercado. Desde otro punto de vista, muchos músicos pertenecientes a la nueva generación de intérpretes están dando nuevas soluciones
al lenguaje de la música antigua… El
mercado está saturado y quien lo organiza tiene que tener la competencia
suficiente para distinguir entre aquellos
que aman este repertorio y lo estudian
con pasión, y aquellos que, sin embargo, improvisan sin mucha competencia.
Sólo así la música, y no sólo la antigua, tendrá un futuro…
María Sánchez-Archidona
D I S C O S
EXCEPCIONALES
LOS DISCOS
XCEPCIONALES
DEL MES DE JULIO DE 2005
La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio
del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia.
BEETHOVEN: Cuartetos de
cuerda opp. 95, 127, 130, 131,
132 y 135. Gran Fuga op. 133.
CUARTETO TAKÁCS.
3 CD DECCA 470 849-2.
Una referencia insoslayable para
estas obras y una fiesta para los
sentidos. Desde la intimidad, desde la reflexión, desde la vitalidad.
C.V.N. Pg. 80
SHOSTAKOVICH:
Cuarteto de cuerda nº 15 op.
144. Trío nº 1 op. 8. OLEG KAGAN,
violín; GRIGORI ZHISLIN, violín; YURI
BASHMET, viola; NATALIA GUTMAN,
chelo; ELISSO VIRSALADZE, piano.
CLASSICS LIVE LCL 110.
Una referencia absoluta del
Cuarteto nº 15 de Shostakovich,
sea lo que sea lo que se haya
dicho y tocado y hecho hasta
ahora mismo. S.M.B. Pg. 102
J. M. HAYDN: Réquiem. Misa
VIVALDI: Salve Regina RV
en honor de santa Ursula.
CAROLYN SAMPSON, HILARY SUMMERS,
JAMES GILCHRIST, PETER HARVEY. CHOIR
AND THE KING’S CONSORT.
Director: ROBERT KING.
616. Stabat Mater RV 621. e.a.
CARLOS MENA, contratenor; FRANÇOIS
FERNÁNDEZ, viola de amor. RICERCAR
CONSORT. Director y viola de gamba:
PHILIPPE PIERLOT. MIRARE MIR 9968.
2 CD HYPERION CDA67510.
La sensacional lectura de King
del Réquiem perfila esta pieza
como una auténtica obra maestra. Discos tan necesarios como
logrados. E.M.M. Pg. 88
KORNGOLD:
Carlos Mena vuelve a demostrar
que es uno de los contratenores
más interesantes del panorama
actual. Un bellísima antología,
entre las mejores referencias del
repertorio. P.Q.L. Pg. 107
La ciudad muerta. T. KERL, A.
DENOKE , B. SKOVHUS, D. DENSCHLAG.
ORQUESTAS DEL MOZARTEUM DE
SALZBURGO Y FILARMÓNICA DE VIENA.
Director: DONALD RUNNICLES.
WAGNER: Los maestros
cantores de Nuremberg. MORRIS,
PAPE, ALLEN, HEPPNER, MATTILA. CORO
Y ORQ. DE LA METROPOLITAN OPERA DE
NUEVA YORK. Director musical: JAMES
LEVINE. 2 DVD DEUTSCHE
2 CD ORFEO C 634 0421.
GRAMMOPHON 00440 073 0949.
El oyente puede fantasear a su
gusto en medio de la tormenta
sonora de esta ópera intensa
como pocas, gracias a una lectura
difícil de superar. S.M.B. Pg. 90
Estamos ante la mejor representación de la comedia wagneriana
en todos los aspectos que se
enjuician en una ópera en DVD.
E.P.A. Pg. 116
RACHMANINOV: Rapsodia
WESTHOFF: Sonatas para
violín y bajo continuo.
DAVID PLANTIER, violín.
LES PLAISIRS DU PARNASSE.
sobre un tema de Paganini.
Variaciones Corelli. Variaciones
Chopin. NIKOLAI LUGANSKI, piano.
ORQUESTA SINFÓNICA DE LA CIUDAD DE
BIRMINGHAM. Director: SAKARI ORAMO.
WARNER 2564 60613-2.
Las variaciones tienen en Luganski a un intérprete ideal. Es
romanticismo sin mácula, elegante y sobrio. Nada le falta y nada
le sobra. C.V.N. Pg. 96
ZIG ZAG Territoires ZZT050201.
Una aportación mayor, que quizá
marque un paso decisivo hacia la
plena recuperación de la obra de
Westhoff. Zig Zag convierte en
oro cada uno de sus descubrimientos. S.R. Pg. 108
SCHÜTZ: O misericordissime
Jesu SWV 309. Sei gegrüsset,
Maria, SWV 333. Historia de la
Natividad SWV 435. Magnificat
SWV 468, e.a. AKADÊMIA. Directora:
FRANÇOISE LASSERRE.
ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 041101.
Françoise Lasserre y Akadêmia
reverdecen y aun superan el
magnífico triunfo obtenido con el
Requiem. Calidad técnica superlativa. A.B.M. Pg. 101
64
A partir de este número,
SCHERZO destacará también
los discos históricos
excepcionales comentados
mensualmente.
DISCOS
CASALS
GIGLI
HEIFETZ
SCHURICHT
VARNAY
FERRIER
MENUHIN
WALTER
Año XX – nº 199 – Julio-Agosto 2005
Reediciones
HISTÓRICOS Y
EXCEPCIONALES
SUMARIO
ACTUALIDAD:
Históricos y excepcionales . . . . . . . . . . . . . . . 65
ESTUDIOS:
Músicas para Don Quijote. P.J.V. . . . . . . . . . 66
Tres Octavas. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
REEDICIONES:
Warner Apex. J.P.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Tahra. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Myto. A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Andante. R.O.B. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
Telarc. J.P. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
Calliope. P.J.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
EMI Luxury Edition. J.P. . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Walhall. A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
DISCOS de la A a la Z. . . . . . . . . . . . . . . . 76
DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 119
EL BARATILLO. Nadir Madriles . . . . . . . . . 120
H
ace ya más de seis años, exactamente desde marzo de
1999, que los lectores de nuestra revista están acostumbrados a la presencia de un galardón —la “e” de excepcional— con la que los críticos y la dirección de SCHERZO destacan la importancia, desde el punto de vista interpretativo y/o
de repertorio, de una grabación.
Hasta ahora la distinción de discos “excepcionales” se adjudicaba tan sólo a los registros de estricta novedad. La avalancha
de reediciones que, desde los últimos años, inunda el mercado
discográfico y permite al melómano disponer, en las mejores
condiciones sonoras posibles, de auténticas joyas de la historia
de la interpretación musical, el nacimiento de nuevos sellos que
se nutren de fondos radiofónicos inexplorados, la irrupción del
soporte DVD —con la correspondiente resurrección en imágenes de antiguos documentos videográficos procedentes, en ocasiones, de archivos televisivos muy poco divulgados con anterioridad o sencillamente desconocidos— ha aconsejado finalmente la creación de un nuevo galardón que subraye la importancia de este tipo de registros “históricos” de excepcional trascendencia.
Por encima de la enésima presencia en nuestro mercado de
grabaciones harto conocidas, de fácil disponibilidad o que simplemente recorran colecciones de serie media o económica de
determinada compañía discográfica, primaremos esos otros
registros cuya reedición constituya una aportación de peso a la
discografía existente, ya sea por su notable plusvalía sonora, la
recuperación de una obra largo tiempo descatalogada o por el
raro concierto tomado “en vivo” que enriquezca el catálogo de
cualquier artista de discografía oficial escasa o que nunca dejó
testimonio en estudio de una determinada obra.
65
D I S C O S
ESTUDIO
Ángel Recasens y José Miguel Moreno
UNA BANDA SONORA PARA EL QUIJOTE
ENTRE AVENTURAS Y
ENCANTAMIENTOS: MÚSICA
PARA DON QUJOTE. LA GRANDE
CHAPELLE. DIRECTOR: ÁNGEL RECASENS.
LAUDA MÚSICA LAU001. DDD. 60’. Grabación:
Melsen (Bélgica), XII/2004. Productor: Albert
Recasens. Ingeniero: Markus Heiland. Distribuidor:
LR Music. N PN
MÚSICA EN EL QUIJOTE.
ORPHÉNICA LYRA. Director: JOSÉ MIGUEL
MORENO.
GLOSSA GCD 920207. DDD. 72’24’’. Grabación:
Cuenca, XI/2004. Productores: Raúl Mallavibarrena
y Carlos Céster. Ingeniero: Isidro Matamoros.
Distribuidor: Diverdi. N PN
E
66
n el año en que se conmemora el
cuarto centenario de la publicación
de la primera parte del Quijote no
podían faltar trabajos discográficos
orientados a presentar el ambiente sonoro en que trabajó Cervantes y por el que
presumiblemente se mueven los personajes de la novela. Mucho se ha especulado incluso con la posibilidad de que el
escritor madrileño fuera él mismo músico, tesis en último término sin confirmar
y que no cuenta hoy con muchos valedores. Lo cierto es que su obra está plagada de referencias a la música y a los
músicos, pero no más que la de otros
muchos escritores de su tiempo. Puede
asegurarse en cualquier caso que Cervantes tenía en alta estima los efectos
benéficos de la música sobre los individuos, y ahí está para demostrarlo esa
citadísima frase del capítulo 34 de la
segunda parte del Quijote, cuando el
hidalgo manchego dice a la duquesa
que lo acoge en su palacio: “Señora,
donde hay música no puede haber cosa
mala”, expresión, no por desmentida por
la historia, menos significativa del lugar
que el arte de los sonidos ocupaba en el
imaginario cervantino.
Estos dos trabajos se acercan a la
magistral obra de Cervantes desde planteamientos diferentes y que pueden ser
entendidos como complementarios. Si
Ángel Recasens busca una implicación
absoluta con la literalidad de la novela,
hasta el punto de que recurre al contrafactum para poner música a algunos
de sus poemas, y descarga una parte
muy importante del peso de la interpretación sobre la polifonía de las voces;
José Miguel Moreno ofrece una panorámica mucho más general, casi una crónica de ambiente en torno a la figura
del escritor y sus personajes, y sus
recreaciones basculan constantemente
entre las danzas puramente instrumentales y las canciones para voces solistas
con acompañamiento.
Constituida recientemente a partir de
la Capilla Príncipe de Viana, La Grande
Chapelle parece nacer como un proyecto sólido y de amplio alcance, ya que
Ángel Recasens ha conseguido reunir en
torno a él a un buen número de primeras figuras de la música antigua europea.
Cantantes como Cécile Kempenaers,
Hervé Lamy o Lieven Termont e instrumentistas como los flautistas Bart Coen y
Peter de Clercq, el gambista Piet Stryckers, el laudista Philippe Malfeyt o la
arpista Hannelore Devaere son habituales de algunos de los más importantes
conjuntos europeos dedicados a la música del Renacimiento y el primer barroco
(Capilla Flamenca, Ensemble Romanesca, Huelgas Ensemble…).
Una primera parte del trabajo de
Recasens y su grupo está dedicada a
temas del Romancero, con músicas anónimas extraídas del Cancionero de Turín
o del Libro de tonos humanos que se
conserva en la Biblioteca Nacional. En
este apartado habría que incluir también
Nunca mucho costó poco de Carlos Patiño o Al tronco de un verde mirto de Fray
Gerónimo. La Grande Chapelle ofrece
de estas piezas versiones coloristas, de
gran viveza rítmica y una rica mezclas de
timbres instrumentales y vocales. Un
Tiento de cuarto tono de Sebastián Aguilera de Heredia, en transcripción para
conjunto instrumental, sirve de bisagra al
disco. Su segunda parte está dominada
por un tono más austero en materia de
color, la inclusión de un par de temas
religiosos (un Miserere, no completo, de
Mateo Romero y el Super flumina Babylonis de Victoria) y el recurso al contrafactum al que hacíamos antes referencia.
Se trata en concreto de hasta cinco poemas incluidos en el Quijote y sobre los
que nunca se había escrito música
(Árboles, yerbas y plantas, Sancho Panza es aqueste, Suelen las fuerzas de
amor, Amor, cuando yo pienso y Yace
aquí el hidalgo fuerte) a los que se ha
acoplado música de Romero, Chacón,
anónima y de Joan Pau Pujol. La interpretación de esta segunda parte del CD
es, como dijimos, más austera, con versiones a cappella incluidas del Miserere
de Romero y de ¡Oh, más dura que mármol a mis quejas! de Pedro Guerrero,
sobre célebre poema de Garcilaso. Un
gran refinamiento en el fraseo y un cuidado exquisito en la prosodia (admirable la pronunciación de los cantantes,
todos extranjeros, del conjunto de Recasens) culminan un trabajo muy interesante por lo poco habitual del repertorio
y por unas interpretaciones bien contrastadas y elegantes.
José Miguel Moreno y su Orphénica
Lyra se mueven en un terreno ligeramente distinto. En primer lugar, el repertorio es bastante más conocido. El
vihuelista madrileño vuelve aquí al territorio de los cancioneros, los vihuelistas y
las danzas renacentistas y barrocas
(pavanas, gallardas, jácaras, canarios,
villanos, chaconas) que tanto éxito y
reconocimiento le han dado. En segundo lugar, su formación es algo más reducida, y está formada por tres cantantes
(las sopranos Núria Rial y Raquel Andueza y el contratenor Jordi Domènech) y
cinco instrumentistas (Fernando Paz,
flautas; Fahmi Alqhai, viola da gamba;
Eligio Quinteiro, guitarra renacentista;
Álvaro Garrido, percusión y el propio
José Miguel Moreno, con la vihuela y la
guitarra barroca).
Las interpretaciones se mueven dentro de los parámetros habituales de los
conjuntos de Moreno, quien concede
mucho más valor a los instrumentos de
cuerda pulsada, tanto en las piezas instrumentales (más numerosas que en el
disco de La Grande Chapelle) como en
los acompañamientos, y un mayor peso
también a la percusión (que en el trabajo de Recasens apenas aparecía de
modo discreto en un par de temas). El
programa avanza con ligereza y fluidez,
apoyado en contrastes muy marcados,
tanto entre temas vocales e instrumentales como en el carácter de las piezas,
que se mueven entre la ternura más
emotiva (memorable la voz de Núria
Rial en el anónimo Qué bonito niño chiquito), la más dulce melancolía (ahí
están los diversos romances para
demostrarlo, el de Durandarte, el de
Cardenio, el del Marqués de Mantua o el
del Conde Claros) y la más desbordante
alegría (como en la célebre chacona A
la vida bona de Arañés, que se interpreta dos veces, o en el anónimo Al villano
se la dan, único tema que figura en los
dos discos).
En la mayor parte de los casos,
Moreno encomienda los temas vocales a
formaciones en dúo (siempre una soprano y el contratenor), aunque también
hay piezas para voces solistas y una
interpretada por el trío vocal (la anónima Qué me queréis, caballero). En todos
los casos, los cantantes de Orphénica
Lyra muestran voces bien colocadas y
proyectadas, frescas, claras e inteligibles.
Los acompañamientos son siempre
variados y comedidos, sin excesos de
ningún tipo, y las piezas instrumentales
están tocadas con fantasía e imaginación. Como dijimos, dos trabajos complementarios, que pueden servir magníficamente como banda sonora para
encuadrar las andanzas del personaje
novelesco más célebre de la literatura
universal.
Pablo J. Vayón
D I S C O S
ESTUDIO
Rafael Kubelik, Kent Nagano, Simon Rattle
TRES MIL
MAHLER: Sinfonía nº 8. ARROYO,
SPOORENBERG, MATHIS, HAMARI, PROCTER,
GROBE, FISCHER-DIESKAU, CRASS. COROS DE LA
RADIO DE BAVIERA, DE LA NDR Y DE LA WDR.
ESCOLANÍA DE LA CATEDRAL DE REGENSBURG.
VOCES FEMENINAS DEL CORO MOTETE DE MÚNICH.
ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIODIFUSIÓN
BÁVARA. Director: RAFAEL KUBELIK.
SACD AUDITE 92551. ADD. 73’37’’. Grabación:
Múnich, Sala de Congresos, 24-VI-1970 (en vivo).
Producción y grabación de la Radio Bávara.
Distribuidor: Gaudisc. N PN
MAHLER: Sinfonía nº 8. GREENBERG,
DAWSON, MATTHEWS, KOCH, MANISTINA,
GAMBILL, ROTH, ROOTERING. COROS DE LAS
RADIOS DE BERLÍN Y LEIPZIG. CORO INFANTIL DE
WINDSBACH. ORQUESTA SINFÓNICA ALEMANA DE
BERLÍN. Director: KENT NAGANO.
2 SACD HARMONIA MUNDI 901858-59. DDD.
88’15’’. Grabación: Berlín, IV-V/2004.
Coproducción de Harmonia Mundi, ROC GmbH y
Deutschland Radio. N PN
MAHLER: Sinfonía nº 8. BREWER,
ISOKOSKI, BANSE, REMMERT, HENSCHEL, VILLARS,
WILSON-JOHNSON, RELYEA. CORO INFANTIL DE
TORONTO. COROS DE LA SINFÓNICA DE LONDRES.
CORO JUVENIL DE LA CBSO. ORQUESTA
SINFÓNICA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM.
Director: SIR SIMON RATTLE.
EMI 5 57945 2. DDD. 77’36’’. Grabación:
Birmingham, VI/2004 (en vivo). Productor: Stephen
Johns. Ingeniero: Mike Clements. N PN
T
res nuevas versiones de la Octava de
Mahler se añaden a la discografía
oficial de esta compleja obra, tocada
solamente en conciertos especiales y,
caso curioso, abundantemente grabada a
pesar de los gastos de producción y de la
poca popularidad de que goza incluso
entre los mahlerianos más conspicuos, al
menos en el aspecto discográfico. La primera de ellas recoge el concierto en vivo
que dio Kubelik el 24 de junio de 1970
en la Sala de Congresos de Múnich como
preparación a la grabación oficial para
DG que tuvo lugar a finales de ese mismo mes de junio de 1970 en la Sala Hércules de la Residencia de Múnich, versión, ésta que comentamos, nunca publicada con anterioridad y que nos ofrece
el mejor Kubelik, el más brillante e inspirado, el director insuperable de los conciertos en vivo, aunque si las comparamos entre sí no haya grandes diferencias
entre ésta y su citada versión de estudio
para DG. La orquesta, solistas y coros,
volcados en la obra y magnetizados por
la batuta, responden virtuosamente; hay
una claridad más que suficiente y cada
detalle de la colosal partitura permanece
audible, por no hablar de los episodios
fuertemente contrastados y del perfecto
equilibrio de las masas sonoras, y eso
contando con la ligereza con la que
Kubelik aborda la colosal composición.
Quizá falte la suntuosidad sonora de un
Solti o un Bernstein en sus respectivas
grabaciones, pero el discurso en ambos
movimientos, fluido, expresivo, matizado
y de romántica inspiración, hará mella
indeleble en cualquier mahleriano que se
sienta atraído por estos peculiares pentagramas. Admirable recreación, sin falsos
trascendentalismos y de economía ejemplar a pesar de los imponentes efectivos,
igual de convincente que las más conseguidas de la discografía (Horenstein —
BBC Legends—, Mitropoulos —Orfeo—,
Bernstein I —Sony— y II —DG— y
Tennstedt —EMI—, de próxima aparición en DVD). La grabación original de
la Radio Bávara, mejorada ahora en un
SACD compatible, añade atractivo a la
publicación del CD, penúltimo eslabón
del ciclo Mahler hecho en vivo por este
extraordinario director y que está siendo
comercializado por Audite. De las tres
versiones reseñadas, esta es, sin duda, la
de mayor enjundia y la más convincente
en el aspecto artístico.
Nagano firma para Harmonia Mundi
la primera versión hecha directamente en
SACD y en estudio, un despliegue impresionante para unos resultados comerciales realmente inciertos. El director de
California, un incipiente mahleriano que
ya había debutado en el disco con unas
notables versiones de Das klagende Lied
(Erato), de la Tercera (Teldec) y de
diversos Lieder (Teldec) en los que
acompañaba muy bien al barítono Dietrich Henschel (todos comentados desde
estas páginas), aterriza ahora con esta
Octava donde la inspiración del director
se centra sobre todo en los más sutiles
pasajes polifónicos y en los más delicados puntos instrumentales, faltándole ese
impulso y esa contundencia imprescindibles para que fragmentos como el Veni
Creator queden convincentemente
expuestos. Nagano se ve forzado a ralentizar los tempi en aras de la claridad,
pero su discurso queda un tanto afectado
y artificioso y realmente no es más claro
que el de Kubelik, y eso que emplea más
de un cuarto de hora que el anterior en
traducir la obra (ver duraciones). En la
segunda parte, por el contrario, la concepción sensible, inteligente y ciertamente innovadora de la batuta, que enfoca el
fragmento como un final de ópera wagneriana, logra una versión heroica y refinada que supone no solamente la puesta
en evidencia de la moderna arquitectura
de la obra, sino también posiblemente su
mejor logro mahleriano hecho hasta la
fecha. Los solistas masculinos están aceptables, no así las voces femeninas, especialmente las sopranos, con serios problemas de entonación, vibrato y emisión
(escúchese el final sobre el verso “Zieht
uns hinan” de la apuradísima Sylvia Greenberg). Coros excelentes, tanto los
adultos como los infantiles. En conjunto,
aceptable versión que, de todas formas,
carece del atractivo de las versiones clásicas citadas más arriba, sin lograr tampoco el de otras (Solti —Decca—, Chailly
—Decca—, Ozawa —Philips—) de
mayor calado interpretativo. Buena grabación y correcta presentación, aunque
tenga el inconveniente de ser un álbum
de 2 CDs. que encarece el producto.
En cuanto a Rattle, termina ahora su
ciclo Mahler de Birmingham con esta
Octava procedente de tres tomas de conciertos en vivo (creo recordar que de su
ciclo completo la Quinta fue hecha con
la Filarmónica de Berlín, la Novena con
la Filarmónica de Viena y la Décima otra
vez con Berlín —aparte de una juvenil
grabada en Bournemouth en 1980—, no
volviendo a registrarlas con la CBSO).
Aquí no estamos, desde luego, ante el
mejor Mahler de Rattle, dando la impresión de ciertas prisas y bastante improvisación en el transcurso de estos conciertos. La grabación tampoco es un modelo
de claridad, presencia y definición, y
muchos pasajes del Veni Creator, por
ejemplo, quedan bastante oscuros y confusos. Los coros, de evidente falta de
homogeneidad, envergadura y redondez,
y desde luego no muy atinados en cuanto a dicción y afinación, quedan bastante
por debajo de los excelentes de Kubelik
y Nagano. Los solistas vocales, en cambio, cumplen satisfactoriamente. En
general, la interpretación carece de
visión de conjunto, Sir Simon no llega a
equilibrar la dinámica y el tempo, y hay
caídas de tensión incomprensibles en los
modos de un director como él, caracterizado normalmente por un ímpetu y
vibración que siempre impactan en el
oyente. Aquí da la impresión de estar
relativamente desmotivado; pensamos
que con una planificación más exhaustiva se podrían haber mejorado las cosas.
En fin, a pesar de algunas buenas ideas y
de logros puntuales conseguidos aquí y
allá, no estamos más que ante una versión discretita que no aporta mucho a la
historia fonográfica de la Sinfonía de los
mil; parece que éste no es el mismo
director que fue capaz de una memorable grabación de la Novena con la Filarmónica de Viena y una no menos espectacular Décima con la Filarmónica de
Berlín. A anotar en la columna del Debe.
Conclusión: la versión de Kubelik es
la más notable de las tres y la que puede
codearse con las grandes interpretaciones de esta obra citadas más arriba.
Nagano firma una aceptable interpretación, sobre todo de la segunda parte de
la sinfonía, mientras que Rattle no ha
estado especialmente afortunado en la
conclusión de su ciclo Mahler.
Enrique Pérez Adrián
67
D I S C O S
REEDICIONES
Warner Apex
DIDACTISMO Y NOVEDAD
R
68
ecordaremos que las grabaciones
del sello Apex proceden de referencias de sellos del grupo Warner,
Erato y Teldec en el caso que nos ocupa, aunque, como sabe el discófilo, hay
otros sellos en este grupo como Finlandia y Nonesuch no presentes en el
actual lanzamiento. Por otro lado, la
novedad, algo poco usual en una colección de estas características, la constituye una grabación muy reciente no editada hasta ahora. Se trata de la versión de
Owain Arwel Hughes al frente de la
Royal Philharmonic Orchestra (con participación puntual de The Cambridge Singers) de Los planetas de Holst (61991-2)
que se completa con Plutón de Colin
Matthews y A Somerset Rhapsody también de Holst. El hecho de añadir la
mencionada obra de Matthews obedece
al hecho de que el Los planetas de Holst
faltaba uno, Plutón, cuyo descubrimiento es posterior a la composición de Holst
(hay otras versiones discográficas de
esta obra acoplada a la que supuestamente complementa, por lo tanto novedad total en lo que se refiere al repertorio en sí no es. Recordemos que fue
Kent Nagano quien la encargó a Matthews). Ahora bien, ¿qué pasará con el
reciente descubrimiento en 2004 del planeta provisionalmente nombrado Sedna?
Pues bien, a ver qué hace el señor Matthews o quien sea con Sedna… Aparte
de todo esto, las versiones son magníficas y dotadas de la espectacularidad que
cabe esperar en Los planetas y con el
leve y evocador folclorismo de tono
modal definitoriamente británico que
define A Somerset Rhapsody.
Otro aspecto inusual en las series
económicas y medias de las multinacionales y de los sellos “oficiales” es la
inclusión de música más o menos
reciente en lo que a su composición se
refiere. Destaca aquí la inclusión de sendos compactos dedicados a obras de
Boulez (62083-2 2 CD), Enescu (62032-2
2 CD), Martinu (62035-2) y Stravinski
(62088-2). El doble compacto dedicado
a la música de Pierre Boulez tiene a su
favor la defensa de sus composiciones
por él mismo al frente de los BBC Singers y la BBC Symphony Orchestra, con
obras mayores como Pli selon pli, Le
visage nuptial, Le soleil des eaux y Figures, doubles, prismes. Referencia absoluta
y recomendación total para cuatro obras
que se cuentan (especialmente las dos
primeras) entre las de mayor influencia
entre la música de vanguardia e indiscutibles obras maestras de su autor.
Es conocida la vinculación y afecto
(por origen y relación personal) de Lawrence Foster con la música de Enescu y
es precisamente Foster quien se encarga
de mostrar al gran público el doble compacto dedicado a algunas de las obras
más significativas del maestro rumano,
con las Dos rapsodias rumanas, el Poema rumano, las tres Suites para orquesta
y la Sinfonía concertante para violon-
chelo y orquesta (62032-2 2 CD). Con
Foster al frente de la Orchestre Philharmonique de Montecarlo, a mediados de
la década de 1980 (una época especialmente dulce en la trayectoria de orquesta y director) el idiomatismo en la aproximación a la peculiarísima música de
Enescu es una total garantía y cabe
hablar aquí de auténticas referencias.
El versátil James Conlon dirigiendo a
la Orchestre National de France se ocupa de tres de las mejores obras de Martinu (ya vemos que Apex tiene un carácter eminentemente divulgativo) como
son el Doble concierto para cuerdas,
piano y timbales, el Concierto para
cuarteto de cuerda y orquesta y los Tre
Ricercari (62035-2). Como solistas los
pianistas Jean-François Heisser y Alain
Planès, el percusionista Jean Camosi y el
Cuarteto Brandis. Hay otras versiones de
estas obras que merecen ser conocidas y
reconocidas (como las de Mackerras en
Conifer) pero éstas son dignas de recomendarse, y más ahora que se ofrecen a
un precio tan irrisorio que no hay excusa
para no acercarse a la siempre seductora
música de Martinu. Un auténtico clásico
que todavía hay quien considera como
un autor contemporáneo es Stravinski y
dos de sus más “asequibles” e indiscutiblemente deliciosas y cautivadoras obras
(Pulcinella y Le chant du rossignol) se
presentan en versión de, nada menos,
Pierre Boulez con el Ensemble InterContemporain, la Orchestre National de France y solistas del nivelazo de, entre otros,
Ann Murray, Anthony Rolfe-Johnson,
Simon Estes, Patrice Fontanarosa y
Patrick Gallois (62088-2). Han pasado
veinticinco años desde que se realizaron
estas grabaciones stravinskianas y siguen
contándose entre las más recomendables.
En el presente lanzamiento de Apex
también hay lugar para una muestra de
música mucho más antigua que Boulez y
Stravinski; nos remontamos nada menos
que a Le roman de Fauvel, según versión
de la Boston Camerata y el Ensemble
Project Ars Nova dirigidos por Joel
Cohen (62038-2), una composición de,
al menos, el siglo XIV. Decimos al
menos, pues se sabe que en 1310 empezaron a circular por París las copias
manuscritas de esta fábula medieval. En
una obra como ésta, creada en tiempos
realmente remotos cuando hablamos de
música cabe tener en cuenta que nos
encontramos ante una auténtica reconstrucción. En nuestro tiempo (la grabación es de 1991) tales trabajos se realizan con rigor y con saludables dosis de
creatividad, de modo que estamos ante
una de las muchas versiones posibles de
esta obra (además de ser ésta fragmentaria, dado que se ha procedido a una
selección de textos y músicas). El resultado es fascinante y muy fresco, con
cierto contenido teatral.
No menos interesante que lo referido hasta ahora es el doble compacto
con música para dos pianos y para pia-
no a cuatro manos de Mozart a cargo de
las hermanas Güher y Süher Pekinel
(62037-2). Se trata casi de una integral,
pues sólo encontraríamos a faltar la
Fuga en do menor, K. 426, de 1783 que
Mozart adaptó cinco años después para
orquesta de cuerda o cuarteto de cuerda
añadiéndole un Adagio, obra ésta que
pasó a constituir el famoso Adagio y
fuga en do menor, K. 546 de 1788 que, a
su vez, fue objeto de una nueva versión
para dos pianos debida al propio
Mozart. Versiones impecables y de gran
musicalidad.
Más dúos pianísticos en la referencia
62036-2 (2 CD) con la Suite nº 2 para dos
pianos, op. 17 de Rachmaninov a cargo
de las hermanas Katia y Marielle Labèque
en un doble compacto que comprende
también versiones no menos destacables
de Moura Lympany de otras composiciones del mismo autor: el Preludio op. 3, nº
2 y los Preludios op. 23 y op. 32. El gran
pianismo virtuosístico romántico (en el
caso de Rachmaninov, post-romántico o
tardo-romántico) continúa en el presente
lanzamiento con el CD dedicado a tres
de las páginas concertantes más célebres
de Liszt: los dos Conciertos para piano y
orquesta y la Totentanz, con Boris Berezovski como solista y Hugh Wolff al frente de la Philharmonia Orchestra (620442). Versiones brillantes justamente apreciadas, que se cuentan entre las opciones
más recomendables.
Para terminar, la Sinfonía nº 9 de
Mahler a cargo de la New York Philharmonic a las órdenes de Kurt Masur
(62034-2). Quizá no sea Masur, con su
habitual tendencia a la sonoridad más
potente y a la vez aristada, pero puede
que no tan delicada y poética como
cabría esperar en esta música de evidente carácter elegíaco y dramático, el director más adecuado para expresar el contenido profundo de una sinfonía como
ésta, pero cuando uno escucha una
composición tan intensa como es la Sinfonía nº 9 de Masur termina por no estar
pendiente de la versión y hacer abstracción mientras se fija en la música en sí.
Es como le pasó en cierta ocasión a
Nadia Boulanger cuando le preguntaron
qué le había parecido la interpretación
de determinada obra: “¿Qué interpretación? Yo estaba pendiente de la música”
(más o menos; cito de memoria). Pues
eso, tal es el interés intrínseco de esta
música extraordinaria.
Josep Pascual
D I S C O S
REEDICIONES
Tahra
NOMBRES MÍTICOS
N
uevos lanzamientos del sello francés Tahra (distribuidor: Diverdi)
con tres nombres míticos de la
dirección de orquesta: Furtwängler,
Schuricht y Erich Kleiber. Con el título
de Los registros de Alfred Kunz, Tahra
nos trae un álbum de 3CDs con varias
interpretaciones de Furtwängler en el
Festival de Salzburgo, y según se hace
constar, en sonido estéreo, o, al menos,
en algo que pretende serlo (FURT 10951097). La verdad es que el sonido estéreo tal y como lo entendemos hoy, en
la Novena de Schubert de 1953 no existe, y en El cazador furtivo de 1954,
tampoco. Sin embargo, la casa Rodolphe Productions sacó en su día esta misma ópera en un sonido procedente de
una cinta de 76 cm/seg bastante más
conseguido que éste; o sea, que Herr
Kunz tenía un rival de competencia
superior o con medios técnicamente
más avanzados. Como quiera que sea,
las grabaciones de EMI y Orfeo de la
página de Schubert, y la de EMI del
Cazador (todas monofónicas procedentes de la Radio austriaca), son superiores a las de este álbum, más naturales y
nítidas, y desde luego sin el sonido
oscilante y poco claro que aparece aquí
y que desmiente ese relieve sonoro que
la publicidad pretende hacernos creer
que existe. Si todas las grabaciones
estereofónicas de Furtwängler que se
perdieron en una inundación en el
sótano de la casa de su hijo Andreas
eran como éstas, desde luego no hay
que ponerse de luto por ello. EMI y
Orfeo nos han obsequiado con registros
en mono muy considerables de estas
dos obras (y de otras muchas del legendario director en el Festival de Salzburgo) que mantienen viva la leyenda de
sus particulares concepción y sonido.
En fin, independientemente de las sensacionales versiones que contiene el
álbum, comentadas muchas veces desde estas páginas, lo mejor de la publicación es una foto del maestro con Elisabeth Grümmer que ilustra la portada
del libretillo.
No dejamos a Furtwängler, ya que
el sello francés nos trae una fenomenal
Séptima de Bruckner que el maestro
dirigió a su Filarmónica de Berlín en
Roma el 1 de mayo de 1951 (FURT
1098), de concepto similar a las grabadas por EMI en estudio el 18 de octubre
de 1949 y por los desconocidos ingenieros de Radio Cairo el 23 de abril de
ese mismo año de 1951 (ésta disponible
en DG). El sonido procedente de una
grabación en vivo sobre acetatos, no
deja que desear a pesar de que en ocasiones esté comprimido, la dinámica se
resienta y haya un fuerte soplido de
fondo, problemas relativos que no
impiden apreciar esta impresionante
recreación. Las duraciones de las tres
versiones, todas con la Filarmónica de
Berlín, son prácticamente las mismas
(62’25’’ la de EMI, 62’26’’ la de DG y
63’05’’ la que ahora reedita Tahra), y
cualquiera de ellas les dará una idea
cabal de la profundidad expresiva, de
la sutileza de matices y de la intensa
energía desplegada por el director, aunque posiblemente la lectura más impactante debido a su mejor sonido sea la
de EMI (actualmente descatalogada), lo
cual no es óbice para poder calificar
esta interpretación romana como un
hito de particular trascendencia dentro
de la discografía dedicada al compositor austriaco. Imprescindible para
incondicionales del compositor, del
director o de ambos a la vez. Para los
que no se encuentren en ninguno de
estos tres casos y quieran tener una
Séptima de Bruckner por Furtwängler,
traten de encontrar la de EMI (publicada en un álbum de 3 CDs de referencia
5 66206 2 del que quizá puedan encontrar algún ejemplar en las tiendas especializadas o bien en internet).
Pasamos a Schuricht, presente en
esta ocasión con, otra vez, una Séptima
de Bruckner al frente de la NDR de
Hamburgo (TAH 552) grabada por Friedrich Schnapp, el ingeniero de
Furtwängler durante muchos años. La
grabación de estudio, hecha el 4 de
octubre de 1954 en excelente sonido
monofónico, se completa con una breve entrevista en alemán al director (tienen traducciones francesa e inglesa en
el libreto). En cuanto a la interpretación, es un fenomenal ejemplo del
modus operandi de este director: milagroso equilibrio, cálido fraseo, discurso
flexible sin frenos ni durezas, ligereza
BRUCKNER. Sinfonía nº 7.
ORQUESTA NDR DE HAMBURGO.
Director: CARL SCHURICHT.
TAHRA TAH 552. Grabación: 4-X-1954.
BEETHOVEN. Sinfonía nº 6
“Pastoral”. SCHUBERT.
Sinfonías nº 3 y 9. Fragmentos
de Rosamunda. ORQUESTA NDR DE
HAMBURGO. Director: ERICH KLEIBER.
2 CD TAHRA TAH 561-562. Grabaciones en
vivo, 1953/54. Distribuidor: Diverdi.
que conlleva la ausencia de enfoques
en exceso trascendentales, justo y con
una buena respuesta orquestal de la
NDR, a pesar de roces y desajustes ocasionales, posiblemente a causa de la
ausencia de más ensayos. La toma
sonora es de notable espacialidad y
muy clara. Una muy bella versión, en
suma, recomendable especialmente
para los brucknerianos de pro y para los
seguidores de este maestro irrepetible.
Erich Kleiber, finalmente, aparece
en un doble álbum también con la NDR
de Hamburgo dirigiendo Beethoven y
Schubert en conciertos públicos de
1953 y 1954 (TAH 561-562). Lo más
impactante del álbum es una soberbia
Pastoral, verdadero caballo de batalla
de este director que nos ha dejado hasta la fecha cinco versiones de la Sinfonía en fa mayor a cada cual mejor. Ésta
posee una minuciosa atención a cualquier detalle por insignificante que
pueda parecer, un equilibrado juego
orquestal, articulación fluida, intensa
incisividad y un encanto en el fraseo
pocas veces expuesto así, una verdadera joya en la fonografía beethoveniana.
Las páginas de Schubert que completan el álbum (dos fragmentos de Rosamunda, más las Sinfonías Tercera y
Novena) son también marca de la
casa, aunque la discografía del propio
Erich Kleiber tiene otras versiones de
estas mismas obras igual de inspiradas, sutiles, equilibradas y líricas, y
sobre todo con mejor sonido, aunque
éste del álbum que ahora se reseña
sea bastante aceptable. De cualquier
forma, un álbum protagonizado por
un director excepcional recomendable
para los que posean un adecuado
rodaje fonográfico.
Resumiendo, en esta ocasión quizá
la Séptima de Bruckner por Schuricht y
la Pastoral de Beethoven por Kleiber
sean las grabaciones imprescindibles,
las más atractivas del lanzamiento,
teniendo en cuenta que de los registros
de Furtwängler existen mejores ediciones en Orfeo y EMI, más recomendables que los que aquí aparecen.
Enrique Pérez Adrián
69
D I S C O S
REEDICIONES
Myto
SEGUIR LA HISTORIA
L
70
a historia musical de los grandes teatros se puede seguir a partir de las
funciones que realizaron y en esta
nueva propuesta de Myto (Diverdi) podemos ver momentos puntuales de tres ciudades con gran tradición musical: Nueva
York, Viena y Milán. Del teatro americano se incluyen cinco noches especiales,
la primera de las cuales es Norma, dada
el 30 de diciembre de 1944 (2CD
044.H093), con la presencia de Zinka
Milanov, donde la gran soprano muestra
su fuerza dramática en el momento de su
plenitud vocal, con una versión amoldada de acuerdo con sus características, que
le permite brillar en el aspecto vocal,
sobre todo en las escenas de mayor densidad. A su lado Jennie Tourel, cantante
de bella voz y muy musical, pero con
unos medios más aptos para otro tipo de
repertorio, aunque su versión tiene gran
sutileza, complementando el reparto Frederik Jagel, tenor de timbre penetrante y
canto algo abierto, y Norman Cordon, flojo Oroveso, dirigidos con oficio y poco
más por Cesare Sodero.
Una de las grandes noches triunfales
en el viejo Met fue la función de Andrea
Chenier, (2CD 044.H094) del año 1954,
con un trío de antología, integrado por
Zinka Milanov, que después de dilatada
carrera y en una obra que le era más
afín mantenía la intensidad y la seguridad para afrontar el rol de Magdalena y
sabía marcar su evolución, Mario del
Monaco, que con su voz de bronce y su
estilo entregado brilla especialmente en
las partes más dramáticas y Leonard
Warren, que sabe reflejar cómo el personaje es humano y vengativo a la vez,
con un fraseo que penetra por su capacidad expresiva, dirigidos con profesionalidad por Fausto Cleva. Complementa
el álbum una selección del Rigoletto, que
Warren grabó para RCA. Del mismo
escenario podemos gozar en Aida (2 CD
043.H091), del 6 de febrero de 1937, de
una de las grandes sopranos dramáticas
de entreguerras, Gina Cigna, que sabe
reflejar toda la fuerza del personaje,
pero con una voz de gran poder de
penetración, es capaz de reflejar el lado
más intimo de la princesa con una
amplia sutilidad y un fraseo cuidado.
Otra figura histórica es Giovanni Martinelli que ya en los últimos años de su
carrera, mantenía gran parte de su vigor
y seguridad, aunque por momentos el
timbre pierde algo de color. Junto a
ellos, Bruna Castagna, con buena línea,
Carlo Morelli, con una buena expresión
y se ha de destacar la presencia de Ezio
Pinza, Ramfis de lujo, dirigidos sin especial relieve por Ettore Panizza.
Las representaciones de Un ballo in
maschera de 1955, en el mismo marco
(2 CD 051.H098) tenían la circunstancia
histórica del debut en el mismo de la
primera cantante de color, Marian
Anderson, artista que había triunfado en
el mundo del recital, que destacaba con
un instrumento de gran intensidad en
los registros central y grave y por la vitalidad interpretativa. Zinka Milanov hizo
del personaje de Amelia, uno de sus preferidos y sabe expresar el sentimiento de
culpabilidad, el miedo y el amor de forma muy clara. En el resto del reparto
encontramos a Jan Peerce, muy brillante,
aunque con un estilo que requeriría más
refinamiento; Robert Merrill, de medios
expansivos y expresión más genérica y la
siempre efectiva y segura Roberta Peters,
como Oscar, dirigidos con una gran fuerza, llena de matices, por Dimitri Mitropoulos. Cierra el ciclo americano Otello,
del 12 de febrero de 1938 (2CD
051.H097), donde destaca la presencia
de dos grandes figuras del teatro, nuevamente Giovanni Martinelli, que marcó un
estilo de interpretar al moro veneciano
con un canto que alternaba las frases
dúctiles del primer acto, con las más
densas cuando los celos le devoran, y
Lawrence Tibbett, el primero de los grandes barítonos americanos, que da una
lección de inmersión en el personaje,
subrayando su carácter resentido y su
afán de venganza. Elisabeth Rethberg
canta con musicalidad su personaje, aunque le falte mayor identificación, dirigidos por Ettore Panizza, con momentos
claros y otros más superficiales.
De Viena nos llegan dos propuestas.
La primera, totalmente novedosa, corresponde a una obra y a un autor prácticamente desconocidos, salvo en Centroeuropa: se trata de Der Bergsee, de Julius
Bittner (2CD 044.H095), autor que nació
en 1874 y murió en 1939; en su obra
puede adivinarse la influencia de su área
cultural, desde los románticos alemanes
a Wagner, sin renunciar a otros estilos.
Esta ópera fue estrenada en 1911, es una
historia de 1535, con una premonición
de la lucha de clases y la música muestra
una cierta inspiración, que requiere cantantes de voces densas. Entre sus intérpretes destacan Günther Treptow, que
canta con intensidad, Hilde Konetzni
con un estilo dúctil, Julius Patzak, muy
fraseador, y Eberhard Wächter, que da
intención a su personaje, todos dirigidos
por Felix Prohaska, con cuidado interés.
La otra propuesta es Carmen, registrado
en 1954 (2 CD 043.H088) con la presencia de Herbert von Karajan, al podio, y
una versión en que muestra sus particulares planteamientos, aunque en aquella
época aún estaba más pendiente de la
música que de su propia persona. Su
visión es clara, sabe reflejar las escenas
más sutiles, con delicadeza, que a veces
se diluye, mientras que en las más dramáticas muestra su gran capacidad teatral. Nicolai Gedda canta un Don José de
estilo francés, con fraseo cuidado, marcando la idiosincrasia algo primitiva del
personaje. Giulietta Simionato es una
Carmen que está mejor vocal que expresivamente, faltándole una cierta sensualidad. Junto a ellos, los correctos Hilde
Güden y Michel Roux.
La Scala está presente con Cavalleria
rusticana de 1955 (051.H099), que
cuenta nuevamente con el canto exuberante de Giulietta Simionato, al que le
falta una cierta fuerza expresiva, junto al
gran Giuseppe Di Stefano que brilla por
la vitalidad, el canto cálido y a la vez
penetrante, en un momento en que
mantenía prácticamente intacto su precioso timbre. Completa el trío protagonista la impresionante voz de Gian Giacomo Guelfi, con una dirección profunda de Antonino Votto.
La propuesta se complementa con
varios recitales. Fedora Barbieri (043.
H089) ha sido una de las grandes mezzosopranos de su época, destacando
por un registro central de gran belleza y
densidad, y un grave muy profundo. En
su recital muestra además su versatilidad, con títulos que le han hecho famosa, como Il trovatore o Un ballo in maschera, otros como Cavalleria rusticana
o Don Carlo, a los que imprime fuerza,
el dúo de Adriana Lecouvreur, con fiereza, junto a Marcella Pobbe, buena cantante, su vital versión de Carmen, su
sensual Samson et Dalila y muestra su
versatilidad en páginas tan dispares
como Alceste, L’Italiana in Algeri y
Genoveva. Gian Giacomo Guelfi
(051.H096) fue una de las voces más
impresionantes de su generación e hizo
una buena carrera, que no fue mejor
por el estilo excesivamente extrovertido
y a veces poco refinado de sus versiones. En este recital destaca su visión de
Scarpia y La fanciulla del West, que le
recordamos del Liceu, y tiene momentos de buena línea como en el aria de I
vespri siciliani, mientras que en otras
páginas de Verdi destaca más por intensidad que por los matices. Finalmente,
uno de los mejores tenores americanos,
Richard Tucker (044.H092) nos propone unos registros de dúos, con tres
sopranos habituales del Met, en los que
podemos admirar su fraseo expansivo
pero cuidado, con un canto entregado
y también profundizado y con unas versiones que siempre impactan. Con Eileen Farrell, soprano de voz densa, destacan en Aida y Un ballo in maschera, a
los que aportan dramatismo, mientras
que acompañado por Dorothy Kirsten,
cantante de exquisito fraseo, nos dan
vida a las dos Manon y con Ljuba
Welitsch, en Tosca, a la que dan un
buen sentido interpretativo.
Albert Vilardell
D I S C O S
REEDICIONES
Andante
DEL RECUERDO DE GULDA AL
ARCHIVO HISTÓRICO
N
os llegan del siempre bien documentado y atractivo (aunque carísimo) sello Andante (distribuidor:
Diverdi) cuatro álbumes de indudable
interés, aunque en algún caso se requiere
bastante generosidad en cuanto a la calidad de las tomas se refiere, dada su antigüedad. Dos de ellos están dedicados al
pianista austriaco Friedrich Gulda (19302000). El primero (AN 2080) contiene un
disco con el Emperador de Beethoven
(1966, con la Filarmónica de Viena y
George Szell en el podio) y la Fantasía
cromática y fuga de Bach (1964), con el
atractivo añadido de que el primero se
ofrece también en DVD. El buen sonido
monofónico permite apreciar una interpretación fresca, enérgica y grandiosa, de
enorme vitalidad en contrastes y acentos,
dicha con un brío contagioso y un magnetismo difícil de resistir. El siempre fantástico Szell se une a la fiesta con su
característica energía y precisión, extrayendo de la Filarmónica vienesa una
magnífica prestación. Una versión arrolladora, de enorme interés. También lo tiene la lúcida y clarísima interpretación
bachiana, de igualmente contagiosa vitalidad y grandeza, aunque no apta, por
supuesto, para amantes del purismo.
El segundo (AN 2110) es un álbum
de cuatro discos con interpretaciones de
1957 (Debussy: Pour le piano, Suite bergamasque, Preludios I-II, Reflets dans l’eau, L´isle joyeuse; Ravel: Sonatina, Gaspard de la nuit, Le Tombeau de Couperin, Valses nobles y sentimentales) y 1967
(Schubert: Sonatas D. 845 y D. 960,
Impromptus D. 899 y Momentos musicales D. 780). Buena parte de la música
francesa registrada aquí fue también grabada por el austríaco para Decca en la
misma época (entre 1953 y 1957), y apareció en el volumen 40 de la edición
Grandes Pianistas del Siglo XX de Philips (primero de los dos dedicados al
pianista austriaco), pero las grabaciones
que aquí se presentan, aunque contemporáneas, son diferentes y proceden del
archivo de la ORF. Es en ellas donde
reside el mayor interés del álbum, pues
nos encontramos ante un pianismo tan
técnicamente deslumbrante como sugerente en cuanto a colorido, expresión,
vitalidad y ritmo. Unas interpretaciones
fantásticas, con un sonido aceptable,
aunque la toma parece hecha a volumen
relativamente bajo. En todo caso, los
pianófilos no querrán dejarlo pasar, con
razón, porque el joven Gulda transmitía
en esta parte del repertorio un encanto
especial. Otro cantar es Schubert. El disco con los Impromptus y Momentos
musicales es, en general, excelente, aunque tiene instantes (el último de los
Momentos musicales) de cierto distanciamiento. En cambio, las Sonatas, especialmente la D. 960, son más especiales
y a más de uno le harán levantar las
cejas. Muy vivas en los tempi, Gulda
acierta sin duda en la parte más vienesa
de las mismas, pero el drama de ese irresistible lamento que es el primer movimiento parece escapar por completo, en
una interpretación excesivamente precipitada y un tanto superficial. Versiones,
pues, que no se encuentran entre lo más
ortodoxo y tampoco, en opinión de
quien esto firma, atinan en lo más hondo del drama del último Schubert, pero
que por supuesto están expuestas con
perfección técnica y con el atractivo
colorido sonoro propios del artista. En
todo caso, el principal atractivo del
álbum se encuentra, sin duda, en
Debussy-Ravel.
Los otros dos álbumes son documentos de Historia de la interpretación,
y evidentemente para muchos no serán
plato de todos los días. En estos dos
casos hay que ser bastante generoso en
cuanto a la calidad de sonido, porque
con frecuencia, y pese a la cuidada
remasterización, el resultado es tan
penoso como cabe esperar por la fecha
de su origen, y en ocasiones (tal ocurre
en las grabaciones entre 1919 y 1922)
casi hay que adivinar lo que nos llega en
medio de un ruido de fondo formidable.
En el primero (AN 1190, 4 discos),
segundo de los dedicados a la música de
Chopin, se nos ofrecen distintos monográficos dedicados a Estudios (Kilenyi,
Paderewski, Brailowsky, Buzón, Planté,
Darré, Sofronitski, Cortot, Koczalski y
Saber), Nocturnos (Rubinstein, Paderewski, Sofronitski, Cortot, Buzón, Lipatti, Koczalski y Jonas), Polonesas (Rubinstein, Paderewski, Friedman, Sofronitski y
Jonas) y Mazurkas (Horowitz, Friedman,
Sofronitski, Kapell y Jonas). Las grabaciones se remontan hasta 1919 y llegan
hasta 1952. El contraste de las visiones
más objetivas de un Kilenyi con las libérrimas aproximaciones del amaneradísimo Planté, el elegante y hermoso pianismo de Busoni, el espontáneo y hermosísimo sonido del Rubinstein de los años
30, la elegancia de Cortot, las curiosas
inegalités de Paderewski, el soberbio
Lipatti o el visionario Sofronitski, son
sólo ejemplos que permiten apreciar
toda una panoplia de interpretaciones
del polaco (a menudo de la misma obra,
con lo que el contraste es más evidente),
de indudable interés para pianófilos y
chopinianos de pro.
En la misma línea se encuentra el
último álbum (AN 1180, 4 discos), una
antología de música concertística y sinfónica de Haydn, con nombres ilustres
de la historia que nos permiten apreciar
como se interpretaba la música orquestal
del gran compositor austriaco en el primer tercio del siglo XX. Los conciertos
están representados por el primero de
los de violín (Szymon Goldberg con
Susskind, 1947), el en re mayor para
teclado (Landowska con Bigot, 1937) y
el segundo de los de violonchelo
(Feuermann con Sargent, 1935), además
de la Sinfonía concertante para instrumentos de viento (Munch, 1938). El resto
son interpretaciones, en algún caso
repetidas, de algunas de las sinfonías
más populares del último periodo del
compositor. Encontramos allí a Toscanini (nºs 88, 98 y 101), Walter (nºs 92,
100), Kusevitzki (nºs 94, 102) y Beecham (nº 99), con grabaciones de los
años 1929 a 1946.
Hay aquí, evidentemente mucho
romanticismo, con tendencia a caer los
tiempos lentos, algún que otro abuso de
portamento y cierto peso en los minuetos, y también alguna curiosidad, como
el descomunal (pero espantoso) clave de
Landowska, que no obstante ofrece una
visión contrastada y llena de vitalidad.
Ninguna sorpresa, dada la época de que
se habla. Por lo demás, uno se encuentra
lo esperable. El siempre preciso, enérgico, incluso contundente Toscanini es de
los más interesantes, aunque se echa en
falta el (buen) humor, que en cambio
transpira en la luminosidad de Beecham.
Kusevitzki presenta también una visión
muy germanófila y seria, y Walter se
muestra pacífico y vitalista en la Oxford
pero resulta, al menos para quien esto
firma, un tanto plomizo en la Militar.
En suma, cuatro álbumes no exentos
de interés, de los que pueden recomendarse (sin otra reserva que la referida a
su controvertido Schubert), los dos de
Gulda. Los otros, ya se dijo, parecen más
destinados al aficionado estudioso más
interesado en bucear en los arcanos de
la interpretación que a disponer de una
o dos versiones de referencia de las
obras en cuestión.
Rafael Ortega Basagoiti
71
D I S C O S
REEDICIONES
Telarc
REIVINDICACIÓN DE ROBERT SHAW
L
72
lega al mercado una auténtica avalancha de grabaciones del repertorio
clásico y romántico (con alguna
incursión en épocas anteriores y algún
apunte hacia el siglo XX, pero casi todo
dentro de lo que llamamos repertorio)
del sello Telarc (Indigo). El sonido es
espectacular, tal como nos tiene acostumbrados esta discográfica desde hace
años. Las grabaciones que aquí se nos
presentan (todas ellas reediciones y, por
lo tanto la mayoría de ellas ya conocidas
entre nosotros aunque hay alguna
excepción) datan de entre finales de la
década de 1970 y mediados de la de
1990, todas ellas, repetimos, de gran
calidad de sonido.
Entre tanta y tanta música (nada
menos que treinta y tres compactos) hay
de todo aunque el nivel medio en general sea entre alto y muy alto, si bien no
falta alguna que otra cosilla intrascendente e incluso alguna que otra barbaridad que, dada la calidad en la interpretación, puede disculparse. Bien, pues ya
que hablamos de una barbaridad entre
lo que aquí se nos ofrece, no podemos
dejar de mencionar un compacto tan
curioso, innecesario e incluso de discutible oportunidad como, por qué no reconocerlo, cautivador si uno se deja de
prejuicios. Nos referimos a The Ring without Words (80154), que no es sino una
especie de síntesis sinfónica de la Tetralogía wagneriana debida a Lorin Maazel
(que ya hizo algo similar con Tannhäuser para Sony). Para muchos este compacto será (no sin razón) una absoluta
pérdida de tiempo, pero el trabajo de
Maazel como “transcriptor” (quizá este
no sea el término más apropiado pero
ya nos entendemos) es tan serio y entusiasta como su labor como director al
frente de la Filarmónica de Berlín. Es
realmente sensacional… y pónganle después a esta apreciación todos los
“peros”, aunque, ¿alguien sería capaz de
“cargárselo” después de haberlo escuchado? Hagan la prueba. Sí, ya sabemos
que en una ópera (y quizá en Wagner
más) palabra y música forman un todo…
Sí, sí, pero si pueden, escúchenlo.
Otra grabación innecesaria, aunque
muy distinta a la anterior, e incluso del
todo prescindible a pesar de que sus
artífices son un auténtico lujo es la versión de los Carmina Burana de Orff
(80056) con Robert Shaw al frente de los
Coros y la Orquesta Sinfónica de Atlanta
y con Judith Blegen, Haken Hagegard y
William Brown como solistas. Lo dicho:
un lujo de interpretación para una música que no merece tantos medios. Eso sí,
el espectáculo sonoro está garantizado.
De Robert Shaw hay, afortunadamente,
más grabaciones que le hacen mayor
justicia como el gran director que fue. Su
versatilidad y buen oficio quedan de
manifiesto en sus versiones de la Missa
Solemnis de Beethoven, la Misa en do
menor de Mozart (ambas en la referencia 80150-2 CD), un doble programa
Berlioz con Les nuits d’été (con Elly
Ameling como solista) y Pelléas et Mélisande (80084), la masiva Sinfonía nº 8
“De los mil” de Mahler (80267), el War
Requiem de Britten (80157, 2 CD) y, en
un solo compacto (anteriormente se
habían publicado en dos) el Gloria de
Poulenc, el Concierto en sol menor para
órgano, cuerdas y timbales también de
Poulenc, y la Sinfonía de los Salmos
(mucha atención a esta magnífica versión) en la referencia 80643. Entre los
solistas vocales de estas grabaciones que
tienen como gran atractivo la presencia
en el podio de Shaw (que no era un
genio, pero sí un grandísimo director no
suficientemente valorado fuera de los
Estados Unidos) figuran ilustres cantantes como Sylvia McNair, Deborah Voigt,
Tom Krause, Benjamin Luxon y otros.
También hallamos como solista instrumental en el Concierto en sol menor
para órgano, cuerdas y timbales de Poulenc al organista Michael Murray, que
protagoniza otros dos compactos de esta
serie (80169 y 80255) con obras de compositor tan distintos entre sí como Vierne, Schumann, Soler, Marcello, Bach,
Purcell y otros. Uno y otro compactos
son de los que crean afición por el órgano, dado su sonido espectacular pero
también por el buen hacer de Murray,
quien lo mismo sitúa en el programa
melodías popularísimas que composiciones más exigentes (como una versión
estupenda de la Sonata nº 2 de Mendelssohn).
Otro gran intérprete protagoniza tres
compactos (80064, 80065 y 80663) que
se cuentan entre lo más recomendable
de la presente edición, Rudolf Serkin,
acompañado nada menos que de la Boston Symphony Orchestra con Seiji Ozawa a la batuta. Serkin ya era mayor
cuando grabó esta integral de los conciertos para piano y orquesta de Beethoven (bien, grabó los cinco “oficiales”)
pero su talento está fuera de duda y este
pianista era de esos que mejoraba con
los años, cada vez más tendente a la
esencialidad y ya de vuelta de convencer a nadie. Su concepción de Beethoven es de las que se disfrutan, y Ozawa
está muy atento e incluso participa de
ella (¡qué lejos estaba Ozawa en estas
grabaciones de sus recientes versiones
de las sinfonías de Beethoven, del todo
prescindibles!).
Más conciertos para piano con otro
gran pianista como solista, André Watts,
en dos compactos. En uno (80386), los
Conciertos nº 1 de Chaikovski y nº 2 de
Saint-Saëns (ambos con Yoel Levi al
frente de la Atlanta Symphony Orchestra), y en el otro (80429), el Concierto nº
2 de MacDowell y los dos de Liszt (con
Andrew Litton dirigiendo la Dallas
Symphony Orchestra); versiones magníficas todas ellas y convincentes tanto en
lo más curioso (la obra de MacDowell,
afortunadamente hoy ya no tanto gracias
a la discografía) como en lo más trillado
(el resto). Más piano concertante: John
O’Connor con Charles Mackerras empuñando la batuta de la Scottish Chamber
Orchestra, y en el programa los Conciertos nº 19 y 23 de Mozart, y el Rondó K.
386 (80285). Un Mozart muy elegante y
bien informado históricamente aunque
con instrumentos “modernos” en la
orquesta (o, al menos, lo parece si bien
su sonoridad es convincentemente clásica) y con un Steinway hamburgués
(suponemos que “histórico”) de bellísimo sonido. Un Mozart delicioso y, a la
vez, serio y, sobre todo, muy hermoso,
interpretado con evidente autoridad y
con un no disimulado afecto. Otra joya
de esta edición; como también lo es el
compacto con los dos quintetos más
célebres para piano y viento, el K. 452
de Mozart y el Op. 16 de Beethoven con
André Previn y los Solistas de Viento de
Viena (80114). Siguiendo con Previn
(ahora como director) y con Mackerras,
encontramos en esta serie muestras de
la versatilidad de este par de magníficos
músicos. De Mackerras, unas brillantes
versiones (pero unas más de entre las
muchas que hay aunque ello no le resta
méritos), de las suites de El lago de los
cisnes y La bella durmiente de Chaikovski con este director al frente de la
Royal Philharmonic Orchestra (80151) y
un extenso programa de música para
trompa y orquesta de Mozart (80367)
con los cuatro conciertos como parte
fundamental del programa pero en el
que hay bastante más; como solista el
D I S C O S
REEDICIONES
más que convincente Eric Ruske y la
Scottish Chamber Orchestra. Y de Previn y con la Royal Philharmonic un Walton de libro: Sinfonía nº 1 y dos marchas monárquicas, Crown Imperial y
Orb & Sceptre (80125); y la cantata Alexander Nevski de Prokofiev y la suite
del Teniente Kijé, con la Filarmónica de
Los Ángeles (80143). Espectacular ya es,
pero más allá de lo cinematográfico y
colorista de esta música (que es
mucho), Previn sabe extraer lo mejor de
estas partituras que, a pesar de su popularidad, no se cuentan realmente entre
lo mejor de Prokofiev.
Una de las estrellas de Telarc, Yoel
Levi, se ocupa de obras sinfónicas de lo
más poderoso con su competencia habitual pero sin llegar a hacer tambalear
ninguna referencia ni conseguir que
nuestras modestas preferencias cambien.
Levi es un buen músico, un excelente
músico incluso, y aquí lo deja bien claro,
aunque no es, desde luego, ningún
genio. También hay que decir que otros
que son tenidos por genios no son capaces de conseguir hacer música con este
nivel de competencia y calidad, lo cual
dice mucho a favor del buen oficio de
Levi. Tenemos una Sinfonía nº 8 de
Shostakovich con la Sinfónica de Atlanta
(80291), Sinfonía nº 2 de Sibelius y Finlandia del mismo compositor con la
Orquesta de Cleveland (80095), un atractivo y popular programa Barber con
Atlanta y Sylvia McNair en Knoxville:
Summer of 1915 (80250), una Sinfonía
nº 6 de Mahler también con Atlanta
(80444) y unos Cuadros de una exposición de Musorgski-Ravel más Una noche
en el monte pelado de Musorgski-RimskiKorsakov (80296), de nuevo con Atlanta.
Este último programa se repite en otro
compacto con Maazel y Cleveland
(80042), una y otra realmente buenas.
Otro director habitual en el sello americano, Louis Lane, nos brinda un popular
programa Copland al frente de la Sinfónica de Atlanta (80078) con versiones
estupendas de la Fanfare for the Common Man, Rodeo y Appalachian Spring.
Menos convincente es la versión de la
Sinfonía nº 2 de Mahler con Slatkin dirigiendo a los Coros y a la Orquesta Sinfónica de Saint Louis y con dos solistas de
gran nivel: Kathleen Battle y Maureen
Forrester (80081, 2 CD). Y no es que
esta versión esté mal del todo; de hecho
es buena, o muy buena, pero hay otras
grabaciones de ella que no podemos
olvidar y, ni mucho menos, obviar.
Y para terminar dos recitales bien
distintos. Primero el del trompetista Rolf
Smedvig con la Scottish Chamber
Orchestra a las órdenes de Jahja Ling
(80227). En el programa, obras de Bach
(Segundo de Brandemburgo), Telemann
(Concierto en re mayor) y Leopold
Mozart (el célebre Concierto en re
mayor), además de una curiosidad, la
Suite orquestal nº 2 de Bach con la trompeta interpretando la parte original para
flauta. Los historicistas no podrán tolerar
este compacto y el resto podrá prescindir de él, pero si hay que escucharlo
pues se escucha y basta, que hay
momentos en que no está nada mal, a
pesar de no ser un disco que uno situaría nunca entre sus favoritos. El otro
recital es bastante más interesante, aunque tampoco es para todos los públicos,
si bien podría ser muy popular. Se trata
de A Touch of Class, de Ángel Romero
(80134). Este gran guitarrista se atreve
con casi todo, la mayoría adaptaciones
de obras muy populares aunque también hay originales. Fragmentos de
obras de Bach, Respighi, Mozart,
Debussy y otros excelentemente interpretados. Desde luego, para pasar un
buen rato en cualquier momento.
Josep Pascual
Calliope
HOMENAJE A ANDRÉ ISOIR
N
os han llegado ocho de los nueve
discos con los que el sello Calliope
(que distribuye Harmonia Mundi)
rinde homenaje a uno de sus colaboradores más distinguidos, el organista francés André Isoir (Saint-Dizier, 1935), cuyo
trabajo artístico se ha dividido básicamente, y como demuestra esta pequeña
colección, entre la música francesa y la
de Johann Sebastian Bach. En concreto
se incluyen tres discos de Bach en este
homenaje, de los cuales el dedicado a las
4 tocatas y fugas no nos ha llegado. De
los otros dos, uno está centrado en los
Conciertos BWV 592-596 (CAL 5709,
1988) y el otro en los Corales de Schübler
BWV 645-650 y otras piezas, entre las
que destacan la Partita diverse sopra “Sei
gegrüsset, Jesu Gütig” BWV 768 y la Passacaglia BWV 582 (CAL 5710, 1988). Las
piezas italianas resultan ágiles, movidas,
de tempi muy contrastados y registraciones leves. Isoir muestra un virtuosismo
más que notable en las complicadas
variaciones de BWV 768 y BWV 582, que
resultan en cualquier caso algo secas,
sobre todo comparados con la delicadeza y el refinamiento de los corales.
Los seis discos restantes marcan un
itinerario por la historia del órgano francés. Arranca con un CD dedicado a la
música del Renacimiento (CAL 5901,
1973), que incluye danzas, fantasías,
fugas y versiones intabuladas de famosas
canciones de la época, extraídas de las
ediciones de Gervais, Attaignant y otros
compositores, que terminan por penetrar
hasta los tiempos barrocos (Du Mont, De
la Barre, Roberday). Desde la tribuna del
órgano del Buen Pastor de Angers, Isoir
busca contrastar el diverso carácter de
las piezas que tiene entre manos, recurriendo en algunos casos a un regal,
aunque en líneas generales su recorrido
resulta demasiado uniforme y con cierta
tendencia a la robustez de las líneas, sin
la ligereza con la que otros intérpretes
han penetrado en la esencia de esta
música (pienso por ejemplo en Massimiliano Raschietti o en Andrea Marcon).
Sigue un CD centrado en la música del
grand siècle, con noëls de d’Andrieu y
suites de Guilain, Nivers y Boyvin (CAL
5916, 1971 y 1974), que Isoir interpreta
en tres instrumentos diferentes con claridad polifónica, notable vigor rítmico y
un tratamiento muy contrastado de los
registros, que por momentos parece cuasisinfónico.
El órgano francés bajo la revolución
(CAL 5917, 1974) se abre con la versión
de La marsellesa de Balbastre e incluye
obras de una decena de músicos apenas
conocidos, si exceptuamos a Corrette,
Daquin o el propio Balbastre. El disco,
registrado en cuatro instrumentos diferentes y con algunas tomas sacadas de
conciertos, es de una extraordinaria
variedad y aunque no toda la música sea
de altísima calidad, Isoir sabe interpretarla con las dosis de imaginación, color
y variedad de contrastes suficientes
como para convertir el CD en uno de los
más interesantes de la serie. Una gran
variedad de propuestas, desde preludios
y fantasías hasta marchas nupciales,
impromptus y otras piezas de música
ligera incluye El órgano francés en el
Segundo Imperio (CAL 5934, 1996),
registrado en el instrumento de la Iglesia
de San Antonio de Compiègne y que
incluye, junto a una docena de nombres
poco frecuentados, una curiosidad de
Donizetti y dos obras de César Franck, el
gran protagonista de los dos últimos discos de la colección (CAL 5920 y 5921,
1975). El compositor belga aparece
representado por sus dos fantasías, la
Gran pieza sinfónica, los tres corales, el
Preludio, fuga y variación y algunas
otras piezas menores. En el gran órgano
Cavaillé-Coll de la catedral de Luçon,
Isoir nos ofrece esta música con extraordinaria fluidez de fraseo, gran claridad
polifónica, notable robustez de líneas y
un contrastado tratamiento del color y
de las texturas, que hacen los dos discos
muy apetecibles para cualquier aficionado al órgano romántico.
Pablo J. Vayón
73
D I S C O S
REEDICIONES
EMI Luxury Edition
EL REINO DE LOS FRAGMENTOS
E
74
MI lanza al mercado una nueva
colección que recupera por enésima
vez el legado de sus grandes estrellas con un formato interesante y con un
nombre sorprendente: Luxury Edition.
Tal título merece una aclaración, pues
no se refiere a que la edición sea lujuriosa sino lujosa; quede dicho para evitar
confusiones.
Presentado en formato de libro con
dos compactos, cada número de la
Luxury Edition está dedicado a un intérprete célebre. Los textos del libro (compuestos básicamente de una semblanza
y una cronología del músico en cuestión
con breves comentarios acerca del
repertorio que contienen los compactos)
está escritos en tres idiomas (inglés, alemán y francés) y los dos compactos contienen grabaciones que prácticamente
todo el mundo ya conoce y no esperemos encontrar ninguna novedad en
ellos. El primer lanzamiento se centra en
cinco intérpretes realmente extraordinarios y a ellos nos referiremos ahora mismo siguiendo un orden alfabético.
Primero nos encontramos con Maurice André (5 62993 2), el trompetista que
consiguió que las obras para su instrumento fueran tan populares y comerciales como las dedicadas al piano o al violín. Con André muchos melómanos se
tomaron tan en serio un concierto para
trompeta como uno para violonchelo o
algún otro de los instrumentos más habituales, y él mismo fue tan bien considerado como si de un Heifetz o un Arrau
se tratara. No es ninguna exageración
decir que su labor podría parangonarse
en este sentido con la de Andrés Segovia. André era un brillante virtuoso y un
músico versátil, abierto a nuevas experiencias y que lo mismo tocaba música
barroca que lo que hemos dado en llamar cross-over, si bien la música contemporánea no le resultaba demasiado próxima posiblemente porque tampoco le
interesaba demasiado y se sentía cómodo con “su” repertorio. De fragmentos
de conciertos (a excepción del Concierto
en re mayor de Stölzel que está completo) y obras breves se nutren los dos
compactos dedicados a él y en ellos hay
de todo en lo que a calidad se refiere:
hay cosas muy buenas y otras que no lo
son tanto. Entre las primeras cabe
lamentar que interpretaciones tan
memorables como los conciertos de
Hummel y Haydn (el primero con Janos
Rolla y la Orquesta de Cámara Franz
Liszt, y el segundo con Muti al frente de
la Philharmonia) no se nos ofrezcan
completas, pues cosas como el delirante
“arreglo” de un tal Carradot de El vuelo
del moscardón de Rimski-Korsakov no
sirve para aumentar la gloria de Maurice
André ni mucho menos. Otros “arreglos”
de este hombre, por divertidos o agradables que fueran años atrás, hoy ya están
envejecidos (otra muestra de ellos es
una impresentable versión de la Meditación de Thaïs de Massenet). Más intere-
santes son los arreglos jazzísticos de
Michel Legrand, con versiones de Caravan de Ellington, de Night and Day de
Porter y de One Note Samba de Jobim,
entre otras. Entre el resto, alguna que
otra curiosidad como una obra para
trompeta sola de Johann Christian
Schickhardt (1682-1762), el aria de la
Reina de la Noche de la Die Zauberflöte
mozartiana Der Hölle Rache para trompeta y orquesta, tan brillante como una
alucinante versión para trompeta de la
Badinerie de la Suite orquestal nº 2 de
Bach. La presencia de directores como
Muti, Marriner, Karajan y Plasson juega a
su favor, aunque el hecho de que contenga versiones como las ya referidas
que han envejecido mal por muy
“modernas” que fueran en su momento,
podría haberse evitado, de modo que,
considerado globalmente, no es éste, ni
mucho menos, el mejor homenaje que
EMI podría haber rendido a Maurice
André.
Mucho más interesante es el dedicado al pianista Samson François (4 76703
2), con menos fragmentos que el anterior (aunque también) dada la mayor
concurrencia en él de obras más o
menos breves. El repertorio se centra en
Chopin, Ravel, Bach-Liszt, Franck, Fauré,
Debussy y Prokofiev. En polonesas, nocturnos, valses, baladas y preludios de
Chopin pocos pueden hablar de tú al
exquisito y poético François por muy
personal y poco convencional que éste
sea al abordar el repertorio clásicoromántico para su instrumento. Y lo mismo cabe decir del resto del programa
que aquí se nos ofrece, con presencias
tan destacables como el Prélude, coral et
fugue de Franck (que está, afortunadamente, completo). Los fragmentos de
obras concertantes de Chopin (Concierto
nº 2 con Frémaux y la Orchestre National de l’Opéra de Monte-Carlo), Ravel
(Concierto en sol con Cluytens al frente
de la Orchestre de la Société des Concerts du Conservatoire) y Prokofiev (el
Concierto en do op. 26 con Rowicki dirigiendo a la Philharmonia) son, lamentablemente, eso, fragmentos, pero lo que
hay es lo suficientemente bueno y significativo del arte de François como para
que este doble compacto con libro
merezca ser recomendado vivamente.
A pesar de que haya también obras
de las cuales tan sólo se nos presenten
fragmentos, el balance del volumen
dedicado a Karajan (5 62990 2) al frente
de la Berliner Philharmoniker no puede
ser mejor. Por supuesto que todo es
conocidísimo desde hace años, primero
en vinilo y después en las sucesivas
reediciones en compacto, pero, lo
dicho, es muy bueno, digno del mejor
Karajan. Las tomas datan de entre 1970
y 1981 y su productor fue uno de los
grandes amigos de Karajan, Michel
Glotz. El festival (así cabe considerar
este auténtico festín musical absolutamente espectacular) empieza con una
vibrante versión del Boléro de Ravel y
termina con el final de la Sinfonía “Del
Nuevo Mundo” de Dvorák. En medio
hay momentos tan destacables como el
Intermezzo de Manon Lescaut de Puccini, la obertura de Der fliegende Holländer de Wagner y el Vals triste de Sibelius, pero hay más y es como para no
perdérselo: lo que sucede, pero, es que
quien más quien menos ya tiene todo
esto en casa… Para nuevos melómanos,
eso sí, muy recomendable.
Como en el caso del repertorio que
centra parte del volumen dedicado a
Maurice André, en el dedicado a
Menuhin (4 76709 2) sucede otro tanto:
la calidad de las experiencias más o
menos jazzísticas de este gran violinista
es incuestionable y gozan de una justa
popularidad. El encuentro entre
Menuhin y Grapelli generó una serie de
discos (años después ya compactos) verdaderamente interesantes y, sobre todo,
muy, pero que muy, disfrutables. Una
pequeña muestra la encontramos aquí,
como también hallamos un ejemplo de
la no menos fecunda relación que
Menuhin estableció con otro genio musical de nuestro tiempo, Ravi Shankar.
Además de los estándares de Gershwin,
Porter y otros, y de una obra de Shankar, dominan el repertorio de estos dos
compactos las composiciones del ámbito, por decirlo de algún modo, clásico.
Fragmentos de conciertos de Beethoven,
Mendelssohn, Brahms y Paganini, más
La primavera de Vivaldi completa y el
Concierto para dos violines en re menor
BWV 1043 también completo, y mucho
más, todo muy variado y con acompañantes ilustres como Gerald Moore (a
destacar unas soberbias Danzas populares rumanas de Bartók), Hepzibah
Menuhin, Maurice Gendron y otros.
En el álbum dedicado a Rostropo-
D I S C O S
REEDICIONES
vich (5 62996 2) hay tres grandes obras
completas: la Suite nº 1 BWV 1007 de
Bach, las Variaciones sobre “Ein Mädchen oder Weibchen” de Beethoven (con
Vasso Devetzi) y las Variaciones sobre
un tema rococó de Chaikovski (con
Rozhdestvenski al frente de la Orquesta
Sinfónica de la URSS). El altísimo nivel
de estas interpretaciones nos hace
lamentar que el resto, sumamente prometedor sobre el papel, termina decepcionando por su carácter fragmentario. Y
muy pronto, al escuchar este par de discos, nos damos cuenta de ello; y sirva de
ejemplo el maravilloso Adagio ma non
troppo del Concierto para violonchelo y
orquesta de Dvorák con Giulini dirigiendo la London Philharmonic Orchestra.
Pero no termina ahí la decepción ante
interpretaciones sensacionales que no
podemos disfrutar en su integridad,
pues, ¿qué decir del hecho que tan sólo
se nos presenten los dos últimos movimientos de los tres que forman el Concierto para violonchelo y orquesta de
Schumann con un inspirado Bernstein a
la batuta de la Orchestre National de
France? Aunque hay más, mucho más, y
es una lástima. Imagínense: el Doble
concierto de Brahms con Oistrakh y
Szell dirigiendo a The Cleveland Orchestra (sólo 8’48’’), la Suite nº 1 para violon-
chelo solo de Britten (sólo 2’49’’)… Una
lástima, pues con tal fondo de catálogo
podría haberse homenajeado como
merece a este grandísimo músico. De
hecho, otro tanto podría decirse del resto de los intérpretes congregados en
estos cinco libros-disco (quizá a excepción de François, bien representado) y
cabe suponer que el público al que se
dirige esta colección se compone sobre
todo de nuevos aficionados. Pero hubiera costado lo mismo o incluso algo
menos (no nos referimos al dinero, sino
al esfuerzo) presentar obras completas.
Josep Pascual
Walhall
WAGNER HISTÓRICO
L
a actual oferta de Walhall (distribuidor: LR Music) hubiera gustado
seguramente a mi recordado amigo
Ángel Fernando Mayo, por lo que se
refiere a Wagner, al ofrecer tres representaciones con cantantes que han
hecho historia en la interpretación del
genio alemán. La primera es Siegfried
(WLCD0096) que Herbert von Karajan
dirigió en el segundo ciclo de El anillo
del Nibelungo, de la apertura del Festival
de Bayreuth en 1951 y del que no hace
mucho ha salido también Das Rheingold,
aunque lamentablemente no ha salido
ninguna grabación de las dos otras jornadas. Nos encontramos con un reparto
en el que destaca Astrid Varnay, por la
belleza, fuerza y calidez de su canto, al
que imprime una etérea humanidad,
acompañada de Bernd Aldenhoff cantante con una voz penetrante, con un
registro agudo espectacular que le lleva
a acabar con un escalofriante do4, con
un canto que destaca más por la intensidad que por una elevada profundización
del fraseo. Junto a ellos el Wanderer del
hoy lamentablemente olvidado Sigurd
Björling, acompañado de un grupo de
segunda línea de alta calidad como el
Mime de Paul Kuen, Alberich de Heirinch Pflanzl y Wilma Lipp como el pájaro del bosque. La dirección de Karajan
es francamente buena y está al servicio
de la música, aunque deja a los cantantes a su libre albedrío.
Las otras dos funciones corresponden a sesiones en el viejo Metropolitan:
la primera cronológicamente corresponde a la época de gloria del canto alemán
en el teatro neoyorquino y es Tristan
und Isolde del 2 de enero de 1937
(WLCD 0103) en un registro que tiene
un cierto ruido de fondo, pero que permite gozar de la calidad de los protagonistas, Kirsten Flagstad que penetra en la
piel de la protagonista y sabe reflejar el
odio y el amor, el deseo de venganza y
la entrega con una gama de matices y
una seguridad que impresiona y Lauritz
Melchior, que deja sello de su clase en
una versión que maravilla por la intensidad del canto y por cómo sabe replegarse con una belleza inusitada en los
momentos más dúctiles. Les acompañan
la virilidad de Julius Huehn, como Kurwenal, la nobleza de Ludwig Hofmann
como Marke y la musicalidad de Kerstin
Thorborg como Brangäne, con una
dirección de Artur Bodanzky en una versión bastante cortada, habitual en esos
días y aquel marco, correcta. La otra
gran noche, ya en la época Bing que
tanto perjudicó el repertorio germano,
fue con Tannhäuser el 29 de enero de
1955 (WLCD 0095), con un reparto que
parece recordar otras épocas. Astrid Varnay, a pesar que su repertorio de la época era más dramático, acoge a una de las
heroínas líricas de Wagner con su canto
expresivo, lleno de detalles y humanidad y Ramón Vinay con una brillantez
vocal y expresiva que conmueve, junto
al estilo comunicativo más latinoamericano. George London es el gran barítono de siempre, con un fraseo claro y
detallado, aunque su voz es demasiado
dramática, completando el reparto Blanche Thebom, sensual Venus y Jerome
Hines, de línea aristocrática, dirigidos
por Rudolf Kempe, que sabe definir de
forma clara los momentos envolventes,
los de mayor densidad y aquellos en
que la tensión es patente.
Otras novedades son Ariadne auf
Naxos, dada en Colonia en mayo de
1954 (WCLD 0101), que sale por primera
vez y que cuenta con dos grandes especialistas en la obra: Sena Jurinac que
hace una versión modélica del compositor, al que imprime impulso juvenil,
expresión y canto de una gran delicadeza y Rita Streich, que sabe, por un lado
superar las dificultades que genera Zerbinetta y por otro crear el personaje listo y
capaz de arreglar todos los entuertos. En
el resto del reparto, encontramos a la
correcta Hilde Zadek, como Ariadne y al
extrovertido, seguro Bacchus de Alfred
Poell, con su habitual profesionalidad,
dirigidos por Joseph Keilberth, que sabe
dar continuidad a la obra, y contrastar las
diferentes situaciones. Weber fue uno de
los principales compositores románticos
alemanes y sus obras son el germen de
la revolución habida en la música germana. Euryanthe es una obra importante,
lastrada por un libreto con bastantes
incoherencias, que perjudican el desarro-
llo de la ópera, que tiene una música en
muchos momentos inspirada, aunque a
veces se diluya el interés. La versión que
comentamos se edita por primera vez en
disco y corresponde a una grabación realizada en Stuttgart el 8 de enero de 1954
(WLCD 0100) y que cuenta con la presencia del gran Wolfgang Windgassen,
que sabe reflejar el espíritu del atormentado Adolar, con esa voz bella, densa y
ese canto lleno de expresión. Completan
la versión la correcta Trude Eipperle en
el papel titular y el profesional Gustav
Neidlinger como Lysiart, dirigidos con
buen ritmo y cuidados detalles por Ferdinand Leitner. Cierra el grupo Don Giovanni procedente de Aix-en-Provence
del 18 de julio de 1950 (WLCD 0102) que
cuenta con la dirección de Hans Rosbaud, que consigue una versión contrastada, que señala las bellezas de la partitura de una forma coherente y cuenta
con un reparto el que destaca la excelente línea de Suzanne Danco, como Donna
Elvira y la musicalidad de Leopold Simoneau como Don Ottavio. Renato Capecchi no posee una voz especialmente
importante pero es un cantante fraseador
que sabe marcar claramente las intenciones con una buena gama de matices,
siendo lo más flojo la Donna Anna de
Carla Castellani, en un repertorio que no
es el suyo, completando el reparto la
siempre eficiente Emmy Loose.
Albert Vilardell
75
D I S C O S
CRÍTICAS de la A a la Z
DISCOS
AMBROSINI-BACH
AMBROSINI:
Big Bang Circus. SONIA VISENTIN, soprano;
PAOLA SENO, MEZZOSOPRANO; LEONARDO DE LISI,
tenor; MARCO ZANNONI, actor; ABRAMO
ROSALEN, bajo. EX NOVO ENSEMBLE.
Director: MARCELLO PANNI.
2 CD STRADIVARIUS STR 33666. DDD. 59’55’’,
42’59’’. Grabación: Venecia, IX/2002. Producción:
Bienale de Venecia, 2002. Ingeniero: Michael
Seberich. Distribuidor: Diverdi. N PN
U n poco como en las películas de Max
Ophuls, los personajes de esta ópera (Piccola
storia dell’Universo) de Claudio Ambrosini
son evocados en una especie de rueda sin
fin, un circo al que asistimos como forma de
representación del Gran Teatro del Mundo.
Cada cantante, de los cinco del reparto, da
vida a varios personajes, algunos del prestigio de Einstein, Aristarco o Giordano Bruno
y otros que son meras ideas (el Tiempo, el
Nacimiento, la Imaginación), sin que necesariamente ninguno de esos cantantes se identifique con los personajes, simplemente se
trata de una evocación. La representación
viene dada en varias lenguas, con conceptos
y nombres tomados de la Historia que tienen
en común haberse pronunciado en algún
momento sobre el fundamento de esta ópera,
el origen del Universo.
Este mundo poblado por seres tanto reales como imaginarios, ha sido tratado por
Ambrosini por medio de una ópera “de
números”, en la que, siguiendo el referente
clásico, se alternan las partes explicativasnarrativas (aquí, a cargo del Presentatore, el
verdadero personaje-eje) y las escenas cantadas. El estilo del veneciano Claudio Ambrosini para esta obra, estrenada dentro de la
Bienal de Venecia de 2002, no se aparta en
lo sustancial del mostrado en La Pasión
según San Marcos, que el mismo sello Stradivarius editara hace un par de temporadas:
un lenguaje austero, manejando con gran
pericia y convicción elementos tomados de
los cantos populares de su región. Es una
música que suena muy italiana, tan sutil y
atenta a los pequeños detalles como transmisora de una belleza extraña, que parece
venir escondida en los pliegues de cada
sonido. El canto, así, se inserta dentro del
tejido instrumental (formidablemente ejecutado por el Ex Novo Ensemble, fundado por
el mismo Ambrosini) y deviene una especie
de murmullo incesante: música interior que
habla de cosas mayores.
El gran problema que plantea Big Bang
Circus, en la escucha, a falta del componente
escénico, es la abrumadora presencia del
personaje-eje, que con su modo histriónico
rompe la unidad formal. El tono fantasmático
del conjunto se hace añicos cada vez que
aparece la voz grandilocuente (se piensa,
ciertamente, en los personajes de Ophuls, los
de La Ronde o Madame de) de Il Presentatore, quien, tal vez, sea el único aporte realmente dramático de Ambrosini, pero que en
una obra concebida desde la atención a las
pequeñas cosas, se hace notar en exceso.
F.R.
BACH:
Obras para clave. Suite BWV 996,
Preludio de la colección Voss, Toccatas
BWV 911-915, Fantasía BWV 917,
Sonata BWV 964, Fantasía cromática y
fuga BWV 903, Fantasía y fuga BWV
944, Preludio y fuga BWV 894, Preludio
BWV 999, Preludio BWV 923, Fuga
BWV 951. PIERRE HANTAÏ, clave.
2 CD VIRGIN Veritas 5 62473 2. DDD. 72’22’’,
63’43’’. Grabación: Haarlem, VI y XI/1997.
Productor e ingeniero: Nicolas Bartholomée.
Distribuidor: EMI. R PM
Vuelven a estar disponibles estas soberbias interpretaciones bachianas a cargo
de uno de los grandes clavecinistas jóvenes de nuestra época. Hantaï propone
fundamentalmente unas poderosas y virtuosistas lecturas de cinco de las Toccatas, donde hay tanto una coherente
visión de conjunto como movimientos
resueltos de manera extraordinaria, caso
de la Giga de la BWV 912 o de la fuga
de la BWV 914. El sonido que extrae a
su magnífico instrumento es siempre
admirable, aunque quizá pueda resaltarse el obtenido en la Suite BWV 996. La
claridad contrapuntística y la sobriedad
de la línea caracterizan estas sensacionales versiones. Otra lectura de primerísima categoría es la de la Fantasía cromática y fuga y no menos revelador es el
acercamiento al Preludio y fuga BWV
894. Una oportuna reedición.
E.M.M.
TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA
N
H
R
Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo
Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un
concierto en vivo o procede de archivos de radio
Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo
de soporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o láser disco
PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO
PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 €
PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 €
PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 €
76
D I S C O S
AMBROSINI-BACH
Fabio Bonizzoni
RIGOR Y FANTASÍA
BACH: Variaciones Goldberg.
FABIO BONIZZONI, clave.
GLOSSA Platinum GCD P31508. DDD. 79’05’’.
Grabación: Roletto, V/2004. Productora: Tini
Mathot. Ingeniero: Adriaan Verstijnen.
Distribuidor: Diverdi. N PN
Fabio Bonizzoni firma para Glossa unas
interesantísimas Variaciones Goldberg,
en las que combina rigor y fantasía con
notable talento. El clavecinista italiano
es en efecto riguroso con el ritmo, pero
deja volar su imaginación en unas repeticiones que ornamenta con generosidad, a la vez que con una elegancia y
un buen gusto admirables, virtudes que
definen igualmente la exposición del
aria, acaso ligeramente más lenta que
en la mayoría de las versiones existentes. Hay en general una tendencia a
ralentizar los tempi en variaciones como
la 7 (una giga), la 10 (una fughetta), la
16 (en forma de obertura) o muy signifiBACH:
Sonatas y Partitas para violín solo
BWV 1001-1006. GILLES COLLIARD, violín.
2 CD EMEC E-060/1. DDD. 70’48’’, 70’31’’.
Grabación: Olmos de Ojeda (Palencia), VIII/2003.
Ingeniero: Antonio Palomares y Montes. N PN
cativamente en la 26, justo la que sigue
al crucial Adagio, que Bonizzoni interpreta con todas sus repeticiones y con
un fraseo algo más solemne y amplio
que en el resto de la obra, como si lo
convirtiera en el auténtico centro sobre
el que gravita toda su interpretación.
Desde aquí hasta el final el sonido parece hacerse más brillante, la pulsación
más cortante e incisiva, hasta un quodlibet verdaderamente gozoso en su enérgica explosión de libertad y fantasía.
Todo ello se hace manteniendo siempre
una transparencia de texturas que resulta especialmente significativa en los
cánones, que, curiosamente, son llevados a tempo muy rápido, que incluso
puede ser inclemente (como en el
canon a la segunda de la variación 6,
auténticamente fulgurante).
Sin alcanzar esa especie de esencialidad poética que Hantaï consiguió en
su segunda versión discográfica de la
manera impecable, a un tempo rapidísimo y con una transparencia y una profundidad de sonido en verdad admirables. Una opción a tener en cuenta para
estas obras fundamentales de la literatura violinística.
C on
un Stradivarius de 1732, Gilles
Colliard ofrece una muy interesante
interpretación de la obra para violín solo
de Bach. Con tempi en general rápidos,
riguroso control rítmico y notable
sobriedad ornamental, Colliard muestra
una agilidad de arco extraordinaria (las
escalas de fusas del Siciliano de la Sonata nº 1, los tresillos de la Courante de la
Partita nº 2 o los endiablados pasajes en
semicorcheas de la Gigue de la Partita
nº 3 resultan prodigiosos), que combina
con una excepcional claridad polifónica
y una gradación de matices dinámicos
algo estrecha, pero usada con inteligencia, así en las repeticiones de la Sarabande de la Partita nº 1, en todo el Andante
de la Sonata nº 2, de gran sutileza en el
contraste, o en el Preludio de la Partita
nº 3, de contrastes mucho más explícitos
y aguerridos. El violín de Colliard puede
resultar un tanto estridente en el registro
sobreagudo (Fugas de la Sonata nº 1 y
nº 3), pero sus graves son de una tersura
hermosísima (el Andante de la Sonata nº
2 se beneficia de ello, pues la claridad
expositiva que logra Colliard permite
disfrutar tanto de la elegante melodía
como del bellísimo acompañamiento en
corcheas). El fraseo es suficientemente
fluido, aunque uno echa de menos algo
más de fantasía en los movimientos o
danzas monódicos (todas las doubles de
la Partita nº 1 resultan demasiado lineales), algún detalle de rubato, alguna
retención con intenciones expresivas.
Por otro lado, tanto la célebre Chacona
de la Partita nº 2 como la monumental
Fuga de la Sonata nº 3 están tocadas de
P.J.V.
BACH:
Concierto de Brandemburgo nº 4 en sol
mayor BWV 1049. Concierto para oboe
de amor en re mayor, transcripción del
Concierto para clavecín en mi mayor
BWV 1053. Concierto para tres claves
en do mayor BWV 1064. Suite para
orquesta en si menor BWV 1067.
CAFÉ ZIMMERMANN. ALPHA 071. DDD. 70’44’’.
Grabación: Metz, II y VIII/2004. Productora: Aline
Blondiau. Ingeniero: Hughes Deschaux.
Distribuidor: Diverdi. N PN
Vuelve el Café Zimmermann a la carga,
y nunca mejor dicho, con el tercer volumen de su integral de “conciertos para
varios instrumentos” (para los anteriores,
véanse SCHERZO, nº 166, pág. 81, y nº
186, pág. 75). El esquema del contenido
sigue siendo el mismo: un Brandemburgo y una suite para orquesta, más dos
conciertos “sueltos”. En cuanto a los
planteamientos interpretativos, nada ha
cambiado tampoco; en todo caso, se han
acentuado la velocidad vertiginosa de
los tempi y la pujanza de las acentuaciones rítmicas. Sí es una novedad, y no
para bien precisamente, que el oboe
d’amore de Patrick Beaugiraud no pueda resistir el paso en el BWV 1053 con
la misma solvencia con que lo hacía el
de Antoine Torunczyk en el BWV 1055.
Pablo Valetti, que desde la anterior
entrega figura como Konzertmeister además de primer violín, obtiene los resultados más convincentes en un Cuarto
obra (para el sello Ambroisie), es esta
una de las interpretaciones más personales y sugestivas que se hayan hecho
de las Goldberg en mucho tiempo.
Pablo J. Vayón
“Brandemburgo” en el que no se llega
al desbocamiento y diríase que las flautas dulces de Michael Form y Luis
Beduschi no llegan al último grado de
virtuosismo de que parecen capaces. En
el Concierto para tres claves, pese a la
buena labor de las solistas, es imposible
percibir con claridad todas las líneas. En
cuanto a la Suite nº 2, muchos serán los
que desearán una obertura más solemne; tantos quizá como a los que decepcionará precisamente que en la Badinerie Diana Baroni no diga su parte al traverso de un solo aliento.
A.B.M.
BACH:
Cantatas. Vol. 17. BWV 13, 17, 19, 32,
35, 56, 57, 58, 84, 169. JOHANNETTE
ZOMER, SANDRINE PIAU, SIBYLLA RUBENS,
sopranos; BOGNA BARTOSZ, NATALIE
STUTZMANN, contraltos; PAUL AGNEW, JÖRG
DÜRMÜLLER, CHRISTOPH PRÉGARDIEN; tenores;
KLAUS MERTENS, bajo. CORO Y ORQUESTA
BARROCOS DE AMSTERDAM.
Director: TON KOOPMAN.
3 CD CHALLENGE CC72217. DDD. 71’13’’,
55’44’’, 62’55’’. Grabaciones: Amsterdam, VI y
XI/2001; II-III, X-XI/2002; II y X/2003. Productora:
Tini Mathot. Ingeniero: Adrian Verstijnen.
Distribuidor: Diverdi. N PN
El
presente volumen de la serie de
Koopman se sitúa un poco por debajo
del rendimiento general del proyecto. En
concreto, el primer disco, aun con
momentos muy interesantes, se desequilibra un tanto por las intervenciones de
los solistas vocales, únicamente correc-
77
D I S C O S
BACH-BEETHOVEN
tas o aun algo menos, en especial Zomer
en la BWV 32 o Piau en la BWV 84,
composición que padece una cierta caída de tensión. A pesar de todo, el balance no se inclina del lado negativo por la
estupenda actuación del propio Koopman al órgano en la cantata BWV 169, el
magnífico solo de oboe en la BWV 32 o
el apaciguador coral que cierra esta misma obra. Ya en el segundo disco, el juego contrapuntístico queda muy bien
expuesto por el coro en el primer número de la BWV 19, pero es seguramente la
BWV 56 la obra que recibe una interpretación más redonda, gracias a la concentrada aportación de Mertens. Excelentes,
finalmente, tanto éste como Rubens en
la BWV 57, página que Koopman expresa con elocuencia en sus claroscuros
anímicos.
E.M.M.
BACH:
Cantatas nº 96 “Herr Christ, Der eine
Gottessohn”, nº 122 “Das neugeborne
Kindelein”, nº 180 “Schmücke dich, o
liebe Seele”. YUKARO NONOSHITA, soprano;
TIMOTHY KENWORTHY-BROWN, contratenor;
MAKOTO SAKURADA, tenor; PETER KOOIJ, bajo.
CORO Y ORQUESTA DEL BACH COLLEGIUM DE
JAPÓN. Director: MASAAKO SUZUKI.
BIS CD-1401. DDD. 52’57’’. Grabación: Kobe,
VI/2003. Productora: Marion Schweber. Ingeniera:
Rita Hermeyer. Distribuidor: Diverdi. N PN
Iniciada en la nº 25 (véase SCHERZO, nº
192, pág. 82), la reducción de efectivos
corales a doce miembros con los solistas
integrados prosigue en la siguiente
entrega de esta integral de las cantatas
bachianas. El aligeramiento del peso
objetivo viene muy bien a estas tres
luminosas cantatas compuestas durante
el último trimestre de 1724. Naturalmente, habría que ver qué sucede en el templo o en la sala de conciertos, pero en
esta grabación en el coral inicial de la
BWV 96 por ejemplo, el problema que
plantea la presencia protagonista de una
flauta de pico piccolo se resuelve con
una limpieza que sorprendentemente no
merma en absoluto la densidad de las
texturas. En cuanto a los solistas vocales,
no por esperada merece un encomio
menos caluroso la extraordinaria clase
que vuelve a demostrar Peter Kooij, pero
los que realmente llaman la atención son
Nonoshita y Sakurada por la confirmación de las mejores de sus cualidades
bachianas, así como la prometedora
incorporación, aunque todavía sin ningún aria a su cargo, del contratenor
inglés Timothy Kenworthy-Brown. La
orquesta se muestra en perfecto estado
de forma, lo mismo que un Suzuki que
vuelve por sus fueros al restablecer el
equilibrio entre contenido y forma, precisión ejecutiva y compromiso expresivo, musicalidad y fervor, que le ha valido el puesto de honor que a estas alturas ya nadie le puede discutir entre los
grandes maestros bachianos de nuestro
tiempo.
78
A.B.M.
BACH:
Cantatas BWV 4, 106, 131 y 196.
EMMA KIRKBY, soprano; MICHAEL CHANCE,
contratenor; CHARLES DANIELS, tenor;
PETER HARVEY, bajo. THE PURCELL QUARTET.
CHANDOS Chaconne CHAN 0715. DDD. 76’48’’.
Grabación: Londres, XII/2002 y III/2004.
Productora: Rachel Smith. Ingeniero: Jonathan
Cooper. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN
E n los últimos años ha comenzado a
imponerse de forma bastante generalizada la interpretación minimalista (tanto las
partes corales como las instrumentales
son asignadas a solistas) de la música
religiosa de Bach, especialmente de sus
cantatas tempranas. Chandos comienza
con este disco una serie dedicada justamente a las primeras cantatas salidas de
la pluma del músico. Apoyado por los
solistas necesarios para completar el
orgánico requerido por Bach en cada
pieza, el Cuarteto Purcell brinda versiones en que las líneas instrumentales son
de gran debilidad, lo cual se refleja en
una extrema delgadez de las texturas.
Con todo, lo más significativo resulta ser
la generalizada falta de vigor, de intensidad y de contrastes. Hay momentos delicados y sugerentes sustentados, especialmente, en las voces de Kirkby o Harvey,
pero la lentitud exasperante de los tempi
y la frialdad de las contribuciones instrumentales (el oboe de Anthony Robson en
BWV 131 o las flautas dulces de Rachel
Beckett y Marion Scott en BWV 106 parecen verdaderamente anémicos) provocan
en muchos momentos el tedio más absoluto: el arioso de tenor de BWV 131, apoyado en un continuo casi inaudible, no
es mal ejemplo, como la insulsa Sonatina
de BWV 106 o el coro central de BWV 4.
Un Bach insignificante y aburrido.
P.J.V.
BACH:
Tilge, Höchster, meine Sünden BWV
1083. Cantata “Vernügte Ruhe, beliebte
Seelenlust” BWV 170. NANCY ARGENTA,
soprano; GUILLEMETTE LAURENS, mezzosoprano.
CORO DE LA RADIO SUIZA DE LUGANO.
I BAROCCHISTI. Director: DIEGO FASOLIS.
ARTS 47694-2. DDD. 61’25’’. Grabación: Italia y
Suiza, XII/2000. Productor: Giuseppe Clericetti.
Ingeniero: Ulrich Ruscher. Distribuidor:
Diverdi. N PN
No siendo pocos sus puntos fuertes y sí
en conjunto recomendable este disco,
por separado cada una de las dos obras
de que se compone afronta una competencia que verdaderamente deja muy
pocos resquicios por los que colarse
hasta alcanzar los primeros puestos del
escalafón. La que peor lo tiene es la
Cantata BWV 170, donde ni Guillemette
Laurens se acerca siquiera a la exhibición de virtuosismo y expresividad de
Andreas Scholl ni Fasolis a la calidez,
hondura y plenitud que Herreweghe
consigue del Collegium Vocale y sobre
todo de La Chapelle Royale (véase
SCHERZO, nº 125, pág. 70, y nº 139,
pág. 82). ¿Quién nos iba a decir que
podríamos acabar prefiriendo una voz
masculina en una parte de contralto? En
cuanto a la parodia del Stabat Mater de
Pergolesi, Nancy Argenta sigue poseyendo el mismo buen gusto de siempre para
cantar e incluso en los dúos logra tirar
de Laurens para el logro de algunos
momentos notables (el final del penúltimo, pista 11, por ejemplo), en su timbre
no acaba de encontrarse aquella suprema cualidad perlada que la ha hecho
realmente única en la historia de la interpretación vocal contemporánea. No se
queda, sin embargo, esta versión a la
cola de los candidatos, entre otras cosas
porque aquí el trabajo de Fasolis es muy
superior, globalmente y en el detalle, a
por ejemplo el de Martin Gester al frente
de Le Parlement de la Musique (véase
SCHERZO, nº 144, pág. 74).
A.B.M.
BACH:
Misa en si menor BWV 232. MANUEL
MRASEK, MATTHIAS RITTER, SOPRANOS;
MAXIMILIAN FRAAS, MATTHIAS SCHLODERER,
contraltos; ANTHONY ROLFE JOHNSON, tenor;
MICHAEL GEORGE, bajo. CORO DE NIÑOS DE
TOLZ. CORO DEL KING’S CONSORT. THE KING’S
CONSORT. Director: ROBERT KING.
2 CD HYPÈRION CDA67201/2. DDD. 110’20’’.
Grabación: IX-X/1996. Productor: Ben Turner.
Ingeniero: Philip Hobbs. R PM
La
reedición de esta Misa ocho años
después de ver por primera vez la luz
del mercado (CDA67201/2; véase
SCHERZO, nº 114, pág. 69) confirma las
impresiones entonces producidas: una
gran versión con el único pero importante inconveniente de emplear como
solistas y coristas en las tesituras de
soprano y contraltos voces infantiles que
distan de lograr los niveles de calidad
técnica e interpretativa a que, en la sala
de conciertos y en el cuarto de estar, nos
tienes acostumbrados Robert King y su
Consort y que por lo demás, es decir, en
lo que afecta a los adultos, en esta grabación sí se cumplen. Naturalmente no
al punto de superar las cotas de calidad
establecidas, casualmente muy poco
después de que apareciera esta grabación (véase SCHERZO, nº 115, pág. 65),
por el Coro Balthasar Neumann y la
Orquesta Barroca de Friburgo bajo la
dirección de Thomas Hengelbrock. Lo
dicho: autenticismo sí, pero nunca como
fin, sino siempre como medio.
A.B.M.
D I S C O S
BACH-BEETHOVEN
C. P. E. BACH:
Sinfonía en mi mayor Wq. 177.
Concierto para violonchelo y orquesta
en si mayor Wq. 171. Concierto para
oboe y orquesta en si mayor Wq. 164.
Doble Concierto para clave y
fortepiano en mi sostenido Wq. 47.
KRISTIN VON DER GOLTZ, violonchelo;
ANN-KATHRIN BRÜGGEMANN, oboe; MICHAEL
BEHRINGER, clave; CHRISTINE SCHORNSHEIM,
fortepiano. ORQUESTA BARROCA DE FRIBURGO.
Director: GOTTFRIED VON DER GOLTZ.
CARUS 83.305. DDD. 72’20’’. Grabación:
Zäringen, VI/2004. Productor: Stephan
Schellmann. Ingeniero: Johannes Kammann.
Distribuidor: Diverdi. N PN
La reina, sin duda, en la grabación, es
esa Sinfonía en mi mayor Wq. 177 de
1756, o sea, justo en la mitad del periodo
berlinés del compositor, cuando era clavecinista en la corte de Federico el Grande. Pero esto es lo de menos. Lo importante es que se trata de una obra de gran
impulso, con pasajes al unísono en desarrollo que calienta la sangre y con una
definición rítmica que contribuye a su
salida total de la música de salón, por
muy de Corte que éste sea. Con denuedo
tocan los de Friburgo para dejarnos una
interpretación clara, de gran vitalidad y
de impecable ejecución.
Los Conciertos son otro cantar: no
por falta de calidad interpretativa, sino
porque la esencia musical está mucho
más encuadrada en la época, con clara
influencia de los modos compositivos italianos. Es importante el nivel requerido
en los solistas, tanto en éste Concierto
para violonchelo como en el Concierto
para oboe Wq. 164. En el primero, Kristin
von der Goltz aporta una buena participación, fundamental, quedando su sonido pálido aunque bien perceptible. Por
su parte, la oboísta Ann-Katrhrin Brüggemann obtiene de su instrumento un precioso sonido y concurre a unos excelentes resultados globales por medio de un
mecanismo ágil y estilísticamente muy
adecuado.En cuanto al Doble Concierto
para clave y fortepiano, es una curiosidad en la que no aúnan, difícil sería, los
timbres de ambos instrumentos, y queda
una pieza de escasa trascendencia.
J.A.G.G.
BALAKAUSKAS:
Réquiem en memoria de Stasys Lozoraitis.
JUDITA LEITAITE, mezzo. CORO JAUNA MUSIKA DE
VILNA. ORQUESTA DE CÁMARA CHRISTOPHER DE
VILNA. Director: DONATAS KATKUS.
NAXOS 8.557604. DDD. 52’56’’. Grabación:
Vilna, II/2003. Productor: Vilius Kondrotas.
Ingeniero: Viktoras Vonogradus. Distribuidor:
Ferysa. N PE
El lituano Osvaldas Balakauskas (n. 1937)
es, además de un compositor destacado
en su país, un personaje público que ha
llegado incluso a ejercer de embajador en
Francia, España y Portugal (residiendo
entonces en París) entre 1992 y 1994. Quizá por aquello de que los embajadores
deben ser más diplomáticos que nadie y
se cuentan entre los más políticamente
correctos del mundo, la música de Balakauskas es de una corrección tal que
resulta casi anodina. A alguno podrá parecerle “bonita”; pues vale, pero la mezcla
de banda sonora bíblica y modalismo
vagamente medievalizante con toques
supuestamente vanguardistas que parecen
buscar su ascendente en un Messiaen del
que se encuentra a años luz no convence
al oyente actual que ya está de vuelta de
los contemplativos Tavener, Pärt y demás,
y que el hecho de que a Balakauskas se le
considere en su país algo así como “su”
Messiaen es del todo excesivo e incluso
irreverente (para con Messiaen, por
supuesto). Parece que de la simplicidad
hemos pasado ya a la simpleza…
J.P.
BARTÓK:
El mandarín maravilloso Sz 73. Suite de
danzas Sz 77. Esbozos húngaros Sz 97.
CORO Y ORQUESTA SINFÓNICOS DE
BOURNEMOUTH. Director: MARIN ALSOP.
NAXOS 8.557433. DDD. 62’12’’. Grabación:
Poole (Inglaterra), VII/2004. Productor: Andrew
Walton. Ingeniero: Mike Clements. Distribuidor:
Ferysa. N PE
Se presenta la directora norteamericana
Marin Alsop en el mundo bartókiano de
la fonografía con un trío de obras lejanas
entre sí (y no por el tiempo) que muestran tres lados distintos pero contiguos de
Bartók. Eso sí, es el Bartók danzante.
Pero uno es dramático, con una obra teatral fuerte, poderosa, llena de misterio, El
mandarín maravilloso, aquí en versión
íntegra, no como suite. El otro es el Bartók curado de espantos nacionalistas, el
que comprende a todas las naciones
mucho mejor que antes de la catástrofe:
es el la Suite de danzas. Por último, el de
los Esbozos húngaros, secuencia aldeana
que bien podía ser eslovaca o rumana, y
que constituye una de sus series folclóricas más importantes. Ésta es más o menos
la lógica que creemos que Alsop ha podido aplicar a la selección de obras. Después está el enfoque. La teatralidad del
Mandarín sale adelante con un concepto
y una batuta rigurosos, ásperos, ácidos,
pero que no llegan a explotar toda la violencia de la partitura. Habrá quien lo eche
de menos y no le faltará razón.
La Suite de danzas es grave, hay en
ella poco festejo, como si Alsop se
sumiera en sentidos ajenos a los que dieron origen a esta obra de encargo para
una celebración y ausculta en el estado
de ánimo de Bartók y de la propia Hungría en ese momento. Aunque quién
sabe si no estamos exagerando; el caso
es que la cosa es muy sobria, incluso
austera, las danzas como expresión de
un estoicismo musical. Es una opción
legítima e inteligente, aunque no sea la
más atractiva.
Los cinco breves movimientos de
Esbozos húngaros son un equilibrio entre
esa austeridad y mayores expresividades.
El primero, el más amplio, lo enfoca
Alsop como un nocturno que bordea el
lirismo, con un innegable toque romántico. Por lo demás, Alsop parece compla-
cerse poco en el lado étnico, y desmenuza analíticamente los otros cuatro episodios. No estamos ante grandes referencias, pero sí se trata de honestas e inspiradas lecturas de obras muy grabadas,
pero de las que es evidente que una
directora rigurosa como Alsop, batuta en
alza, todavía puede decir algo distinto, y
decirlo bien con una orquesta en buena
forma, Bournemoth, de la que la directora es titular desde hace unos tres años.
S.M.B.
BEETHOVEN:
Trío en do menor op. 1, nº 3.
Variaciones en mi bemol mayor op. 44.
Trío nº 4 en si bemol mayor op. 11.
TRÍO FLORESTÁN.
HYPERION CDA67466. DDD. 61’10’’. Grabación:
Londres, IX/2003. Productor: Andrew Keener.
Ingeniero: Simon Eadon. Distribuidor:
Harmonia Mundi. N PN
Continúa The Florestan Trio con la laboriosa tarea de reunir en discos compactos
la obra completa para trío con piano de
Ludwig van Beethoven (1770-1827). Anthony Marwood (violín), Richard Lester
(violonchelo) y Susan Tomes (piano)
ofrecen en este CD la cuarta entrega, con
grabaciones realizadas en septiembre de
2003. De las anteriores ya nos ocupamos
debidamente en los números 177, 184 y
191 de esta revista, grabaciones aquéllas
efectuadas en octubre, noviembre y
diciembre de 2002, respectivamente. Con
igual fortuna y las mismas virtudes que en
los tres anteriores capítulos, como no
podía ser de otra manera, en éste los integrantes del Trío Florestan, formado en
1995, abordan obras primerizas del genio
de Bonn. Estamos, pues, en pleno clasicismo, en el que las sombras de Haydn y
de Mozart son todavía alargadas. El Trío
nº 3 en do menor es el más bello de los
que compone el Op. 1 y sin duda es una
de las más intensas obras del Beethoven
joven. Una vehemencia sobrecogedora y
explosiva da paso a una sombría belleza
lírica. Un gran Trío en verdad. El Trío en si
bemol mayor op. 11 fue escrito originalmente para clarinete, violonchelo y piano
pero el propio Beethoven publicó una
versión alternativa en la que la parte del
clarinete quedaba reservada a un violonchelo. En realidad, parece que fue pensado para el virtuoso clarinetista Joseph
Bähr. Remata la composición un tercer
movimiento con el tema y unas variaciones de un fragmento de la ópera cómica
L’amor marinaro, de Joseph Weigl. Variaciones que figuran entre las de mayor
inventiva del primer periodo creativo del
autor. Finalmente, las Variaciones en mi
bemol, op. 44 o Trío nº 10, en este disco
compacto situadas entre las dos obras
mayores, poco o nada aportan de nuevo
si hemos de hacer la comparación con la
bondad y calidad de éstas. En definitiva,
un nuevo logro en la serie que nos viene
ofreciendo The Florestan Trio de la mano
del sello Hyperion. A mayor gloria de la
música de cámara y haciendo afición.
J.G.M.
79
D I S C O S
BEETHOVEN-BRUCKNER
Cuarteto Takács
FIN DE FIESTA
BEETHOVEN: Cuartetos de
cuerda opp. 95, 127, 130, 131,
132 y 135. Gran Fuga op. 133.
CUARTETO TAKÁCS.
3 CD DECCA 470 849-2. DDD. 220’19’’.
Grabación: Bristol, XI/2003, V y VII/2004.
Productor: Andrew Keener. Ingeniero:
Simon Eadon. N PN
C on este tercer volumen, el Cuarteto
Takács da por concluido su extraordinario ciclo de los cuartetos de cuerda del
compositor alemán. Estas interpretaciones suponen la culminación de un concepto, de una idea que ya expusieron en
los cuartetos del periodo medio de forma excelsa. La de un Beethoven directo,
expresivo, de clara vocación terrenal.
Unas ejecuciones que trasmiten una
intensa humanidad, que pueden sorprender por su proximidad y que llevan
a un proceso de reflexión gracias a su
profundidad conceptual.
Es esa capacidad de expresión directa la que los distingue de otras opciones
BEETHOVEN:
Oberturas completas. ORQUESTA TONHALLE
DE ZÚRICH. Director: DAVID ZINMAN.
2 CD ARTE NOVA 82876 57831 2. DDD. 45’38’’
y 42’11’’. Grabaciones: Zúrich, II/2004. Productor:
Chris Hazell. Ingeniero: Simon Eadon. Distribuidor:
Galileo MC. N PE
referenciales. Esa, a veces, vehemencia
un tanto visceral que hace que la música
surja desde dentro se convierte en una
vía de comunicación impagable. El cuarteto magiar no busca el equilibrio exquisito (representado por un inspiradísimo
Italiano —Philips—), ni la perfección
formal que ya mostró el Tokio en sus
grabaciones para RCA. Lo suyo es refrescar un panorama excesivamente formalista con una propuesta fresca, apasionada, carente de complejos y, que no se
pase por alto, de una perfección formal
extraordinaria.
La hondura expresiva del Andante
del Op. 131, por ejemplo, es casi imposible de superar. No hay rastro de afectación. Sabe ser enérgico y sutil al mismo
tiempo. Es como si el tiempo se detuviera en una especie de nube en la que el
sonido redondo y aterciopelado de los
húngaros hubiese obrado el milagro del
sonido y, lo que es más fundamental, de
su carácter. Saben convertir el reto de la
adecuada estructuralidad en un arte.
tienen sus más que notables versiones de
varios poemas sinfónicos; también acaba
de grabar recientemente las Sinfonías de
Schumann, seguramente la suerte le habrá
sonreído más que en estas desafortunadas
Oberturas.
E.P.A.
Como
80
en el caso de las Sinfonías de
Beethoven, que recibieron el Premio de la
Crítica Discográfica Alemana e incluso
entre nosotros hubo hasta quien se entusiasmó con ellas, la colección de oberturas por Zinman y la Tonhalle sigue los
mismos pasos interpretativos de aquellas:
fraseo seco; articulación confusa; tempi en
ocasiones descabelladamente rápidos, y
además ataques, arcadas, tímbrica y limitaciones expresivas propias de los instrumentos de época (cuando la Tonhalle,
como bien es sabido, es una orquesta
moderna), faltando colorido, dimensión
dramática, naturalidad y contrastes. Ya es
sabido que dentro del público musical
hay infinidad de gustos y que incluso
estas Oberturas gozarán de cierto predicamento entre algún sector determinado
que comulgue con estas ejecuciones planas, sin respiración ni reposo y que evidencian el tono prosaico y sin imaginación de la batuta. Nuestra recomendación
es que, sin pretender apabullar con infinidad de versiones de estas obras (que las
hay), no se les ocurra comprar el álbum
que comentamos sin antes consultar con
cualquier maestro de los de antes o de los
de ahora que haya grabado estas oberturas: de Furtwängler a Abbado pasando
por Klemperer, Szell, Kubelik, Kempe o
Maazel, hay interpretaciones para todos
los gustos, siempre con alguna característica importante que hace de sus versiones
algo especial. En fin, parece que Beethoven no es el mundo de Zinman, como sí
lo era, por ejemplo, Richard Strauss: ahí
BERLIOZ:
Les nuits d’été op. 7.
CHAUSSON: Poème de l’amour et de
la mer op. 19. DUKAS: La péri. E LSA
MAURUS, mezzosoprano. ORQUESTA NACIONAL
DE LILLE. Director: JEAN-CLAUDE CASADESUS.
NAXOS 8.557274. DDD. 73’21’’. Grabación: Lille,
II/2003. Productor e ingeniero: Tim Handley.
Distribuidor: Ferysa. N PE
E s el presente disco compacto de los
que se agradecen porque con su escucha
parecen emerger en nosotros lo más
sublime del alma humana, los sentimientos más nobles y el más alto grado de
estima hacia los demás, hacia lo otro.
Una orquesta francesa de provincias de
muy buen nivel, la Orquesta Nacional de
Lille (Région Nord/Pas de Calais), creada
en 1976 y bajo su titular Jean-Claude
Casadesus, es la encargada del regalo.
Con el destacado protagonismo de la
mezzosoprano Elsa Maurus, cuya belleza
de voz y su buen cantar, expresivo y
convincente, son determinantes en el
resultado total de lo que nos ocupa.
Basándose en versos de Théophile Gautier, Berlioz (1803-1869) agrupa seis piezas melódicas (que no forman propiamente un ciclo unificado) bajo el título
de Les nuit d’été y que fueron orquestadas con vistas a una publicación en 1856.
La celebración de la primavera y del
amor, el sueño de una joven a quien se
le aparece el fantasma de una rosa, tex-
Escuchen si no el extenso y monumental
movimiento central del Op. 132, o la perfecta conjunción de la Gran fuga, o…
Una referencia insoslayable para
estas obras y una fiesta para los sentidos. Desde la intimidad, desde la reflexión, desde la vitalidad.
Carlos Vílchez Negrín
turas volátiles impregnadas de melancolía, el canto a la ausencia y al deseo del
regreso de la amada, la tristeza de un claro de luna en un cementerio y la evocación de lo inaccesible materializado en
un lugar donde el amor pueda ser eterno
son los sugerentes motivos hermosa y
acertadamente musicados. Chausson
(1855-1899) hace lo propio con unos versos de Maurice Bouchor para conformar
Poème de l’amour et de la mer, op. 19,
escrito entre 1882-1890 y revisado en
1893. Aquí prevalece una atmósfera
romántica y apacible, un clima bucólico
y contemplativo que, sin embargo, culminan con el duelo por la muerte del
amor. Finalmente, Dukas (1865-1935)
proporciona suntuosa vestimenta orquestal a su La péri, poème dansé, escrito en
1911-12, en el que se evoca la eterna
cuestión de la juventud y, una vez perdida ésta, la búsqueda de la flor de la
inmortalidad. Un CD, pues, para elevarse
por encima de lo prosaico y de tanta
miseria humana y tanta podredumbre
cotidiana como nos rodean. Elevemos el
vuelo, con frecuencia gallináceo, y situémonos, siquiera por una hora larga, en el
oasis de la utopía, de la ilusión por liberarnos del asfixiante entorno de cada día.
J.G.M.
BLOCH:
Sonatas para violín nºs 1 y 2. Mélodie.
Nuit exotique. Abodah. HAGAI SHAHAM,
violín; ARNON EREZ, piano.
HYPERION CDA67439. DDD. 68’56’’. Grabación:
Londres, II/2004. Productor: Eric Wen. Ingeniero:
Tony Faulkner. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN
Shaham: un excelente violinista para un
repertorio intenso y lírico. Bloch fue discípulo de Ysaÿe, nada menos, e iba para
D I S C O S
BEETHOVEN-BRUCKNER
virtuoso, pero se dedicó a la composición de obras de corte postromántico y
piezas judías de gran lirismo que beben
en la tradición de su pueblo, como Abodah (1928), la muy bella pieza de siete
minutos que cierra este disco, aunque lo
judío está un poco por todas partes en
Bloch, y ahí está el estallido de la Primera Sonata para demostrarlo, junto con
otras tradiciones, que el compositor hermanó tras el desastre bélico de 19141918. Hay un claro contraste entre la Primera Sonata (1920, cuando el compositor cumplía cuarenta y ya se encontraba
en Estados Unidos) y la Segunda (1924),
como si con el lirismo introspectivo de
ésta quisiera compensar el dramatismo
notorio de aquélla. De la misma época
son la breve Mélodie y la sugerente Nuit
exotique. Como adelantábamos, el gran
virtuoso israelí Hagai Shaham consigue
un recital cálido y excitante, con unas
interpretaciones inquietantes y cargadas
de sentido. Le acompaña con gran acierto otro virtuoso de Israel, el magnífico
pianista Arnon Erez; aunque, en rigor, lo
de Erez es algo más que acompañamiento, en especial en determinados momentos concertantes de ambas Sonatas, y no
sólo en ellas. Algunos lectores recordarán la integral de la música para violín y
piano de Bloch por Latica Honda-Rosenberg y Avner Arad, en Arte Nova, doble
álbum que reseñábamos hace algún
tiempo. Era más completo, pero el que
ahora comentamos es más palpitante.
S.M.B.
BLOCH:
Invierno. Primavera. Proclamación para
trompeta y orquesta. Poemas de otoño
para mezzo y orquesta. Suite para viola
y orquesta. SOPHIE KOCH, mezzo; TABEA
ZIMMERMANN, viola; REINHOLD FRIEDRICH,
trompeta. ORQUESTA SINFÓNICA ALEMANA DE
BERLÍN. Director: STEVEN SLOANE.
CAPRICCIO 67 076. DDD. 74’58’’. Grabación:
Berlín, V/2003. Productor: Rainer Pöllmann.
Ingeniero: Florian B. Schmidt.
Distribuidor: Gaudisc. N PN
La figura de Ernest Bloch está indudablemente mediatizada por su pieza más
popular, Schelomo, que ha ensombrecido el resto de su producción. Ahora, el
sello Capriccio, en su serie Retratos del
siglo XX, dedica a este compositor un
volumen con algunas de las obras más
representativas de su período de juventud. En estas piezas ya se puede apreciar
la fascinación por los temas musicales
judíos, religión que formó parte indisoluble de su personalidad y que le hizo
mantener sus raíces a pesar de los
muchos sitios donde vivió. Estos temas
fueron profusamente utilizados a lo largo de su producción y estas piezas no
son ajenas a ellos.
Las obras contenidas en este disco no
se pueden calificar de trascendentales,
pero muestran un compositor dueño de
una sólida técnica. Las versiones aquí
contenidas les hacen justicia. Los tres
solistas realizan una labor impecable
(sobre todo Zimmermann en la Suite,
quizás la pieza más redonda de la selección) en sus respectivas obras. Koch sabe
ser evocadora y sutil, a la vez que exhibe
una amplia paleta de colores. Friedrich,
por su parte, resulta robusto y sólido. Sloane, al frente de la formación berlinesa,
cumple su papel de perfecto acompañante, aunque algo falto de personalidad.
más de cuarenta minutos de duración,
no es de recibo en los tiempos que
corren. En fin, versiones más aptas para
el bostezo que otra cosa, impropias de
la importancia de un director como Haitink y, desde luego, en conjunto notable
fracaso como ciclo Brahms. Buenas
tomas de sonido y convencionales
comentarios en los idiomas habituales.
C.V.N.
E.P.A.
BRAHMS:
Sinfonía nº 3. Serenata nº 2.. ORQUESTA
SINFÓNICA DE LONDRES.
Director: BERNARD HAITINK.
LSO LIVE 0056. DDD. 69’12’’. Grabaciones:
Londres, V/2003 y VI/2004 (en vivo). Productor:
James Mallinson. Ingenieros: Neil Hutchinson y
Jonathan Stokes. Distribuidor:
Harmonia Mundi. N PM
BRAHMS: Sinfonía nº 4. ORQUESTA
SINFÓNICA DE LONDRES.
Director: BERNARD HAITINK.
LSO LIVE 0057. DDD. 41’24’’. Grabación:
Londres, VI/2004 (en vivo). Productor: James
Mallinson. Ingeniero: Neil Hutchinson.
Distribuidor: Harmonia Mundi. N PM
Con los dos volúmenes que se reseñan
termina Haitink su tercer ciclo Brahms
para la fonografía, el más opinable de
los tres según han podido ver en números anteriores de SCHERZO al comentar
la Segunda acoplada con el Doble Concierto y la Primera con la Obertura trágica. Estas dos que faltaban incluyen
también una preciosa versión de la Serenata nº 2, lo mejor de los cuatro volúmenes al darle Haitink el carácter lírico,
bucólico y exaltado propio de las obras
del joven Brahms, y eso que las maderas
de la Sinfónica de Londres no logran en
vivo el virtuosismo y colorido de las de
la orquesta del Concertgebouw al grabar
esta misma obra con el mismo director
en estudio para Philips (1980). Tercera y
Cuarta siguen las pautas de las dos
anteriores al carecer de la mínima efusión lírica, leídas y tocadas con una irritante asepsia totalmente improcedente
en obras como éstas. Hay, eso sí, equilibrio instrumental, claridad de planos,
cuidadosa exposición del discurso musical y mucha más preocupación por la
letra que por el espíritu. A estas alturas
de la película y con dos notables ciclos
Brahms en su haber (sobre todo el primero con la Concertgebouw para Philips, en su estilo objetivo uno de los
mejores de la discografía), éste en vivo
con la Sinfónica de Londres nos demuestra sobre todo que la vena artística del
en tiempos fenomenal director se ha
secado y no tiene nada más que decir en
obras como éstas, una y mil veces tocadas y grabadas.
Un par de ejemplos bastarán para
demostración: el distanciado y cerebral
Poco allegretto de la Tercera, o el cuidadoso, calculado, limpio y carente por
completo de inspiración Allegro non
troppo de la Cuarta, posiblemente la
versión más conseguida de las cuatro.
Además, la publicación de esta última
como obra única en un disco de poco
BRITTEN:
Las iluminaciones. Serenata para
trompa, tenor y cuerda. Variaciones
sobre un tema de Frank Bridge. TOBY
SPENCE, tenor; MARTIN OWEN, trompa.
SCOTTISH ENSEMBLE. Directora: CLIO GOULD.
SACD LYNN CKD 226. DDD. 72’45’’. Grabación:
Dundee, VII/2003. Productor: Tim Oldham.
Ingeniero: Calum Malcolm. N PN
E l Scottish Ensemble es un grupo de
cuerdas que dirige desde el violín la versátil Clio Goldsmith, a la que en septiembre de este año sustituirá en el
puesto Jonathan Morton. Su pequeño
formato —doce elementos— se suple
con una entrega indudable, demostrada
en las Variaciones sobre un tema de
Frank Bridge, aunque haya que preferir
otras versiones, sobre todo la dirigida
por el propio Britten (Decca). Toby
Spence, un joven tenor en ascenso, le da
a la Serenata una luminosidad que no
vela esa cierta inquietud que marca su
discurrir. No estamos ante una voz con
el carácter de la de Peter Pears —imbatible su grabación con Britten (Decca)—,
ni de la expresividad liederística de Anthony Rolfe-Johnson —con Glover
(ASV)— dejando aparte la maravillosa
versión “femenina” de Felicity Lott con
Thomson (Chandos). Respecto de la
Serenata, la prestación del trompa Martin Owen es excelente y Spence está a
buena altura, aunque aquí haya que citar
otra vez a Pears —en la misma grabación señalado antes— y a Bostridge con
Metzmacher (EMI). Un disco honrado y
bien hecho que debe luchar con una
competencia dura.
C.V.W.
BRUCKNER:
Sinfonía nº 3 en re menor.
BEETHOVEN: Sinfonía nº 7
en la mayor op. 92.
MAHLER: Kindertotenlieder.
IRIS VERMILLION, mezzosoprano. ORQUESTA
SINFÓNICA DE BERLÍN. Director: ELIAHU INBAL.
2 CD RTVE Música 65233. DDD. 67’41’’ y 63’04’’.
Grabación: Santander, VIII/2004. Ingenieros: Javier
Morales y Félix Vallejo. N PN
Este disco está formado por las grabaciones realizadas durante la participación de la Sinfónica de Berlín en el Festival Internacional de Santander del pasado año. Los conciertos tuvieron lugar en
el Palacio de Festivales de Cantabria los
días 26 y 27 de agosto. Con este lanzamiento se alcanza el volumen séptimo
de la serie que RTVE Música dedica al
81
D I S C O S
BRUCKNER-DONIZETTI
veterano festival santanderino.
El director israelí opta por unas lecturas en las que la tensión prima sobre
la reflexión. La Séptima de Beethoven
(quizás el punto más bajo del álbum)
resulta demasiado crispada y aristada. Le
falta un punto de soltura para que funcione de manera fluida a pesar de la
perfecta planificación sonora y su control sobre los elementos orquestales.
Virtudes estas que se ven magnificadas en las otras dos obras. Acompañado
de una inspirada Iris Vermillion, Inbal
desgrana las Canciones a la muerte de
los niños con intensidad. El discurso
rezuma naturalidad y la sensibilidad
necesaria para hacerlo creíble. Su lectura
detallista y la voz dúctil y flexible de la
mezzo casan a la perfección. La Tercera
de Bruckner (en la versión original de
1873) destaca por su acertado discurrir y
su perfecta articulación. Es un viejo
conocedor del repertorio (recuerden la
magnífica integral con la Orquesta de la
Radio de Francfort para Teldec) y aplica
su magisterio en una interpretación sólida, en la que todos los elementos se
confabulan para imprimir un carácter
singular. Todo encaja como si fuera un
puzzle, y con una coherencia estructural
y discursiva envidiable.
en París anteriormente, construye sin
defectos, ejerce un control absoluto
sobre la orquesta, que pudo desplegar
sin dificultades todo su poder sonoro, y,
en fin, cada acento, cada ritmo y cada
frase están en su sitio, con una efusión
lírica y una vitalidad encomiables. A
veces, por ejemplo en la monumental
coda que cierra la obra, se hubiese deseado un punto más de intensidad y vigor,
pero, en definitiva, estamos ante una
versión tradicional, bien dicha y planteada, sin concesiones de ningún tipo, firmada por un bruckneriano claro, directo, efusivo y musical, una interpretación
especialmente indicada para los que ya
conozcan la obra y deseen abordar otras
aproximaciones. Ésta, sin duda, no les
defraudará.
C.V.N.
E l planteamiento global de la música
pianística de Ferruccio Busoni era el de
renovar la herencia musical del romanticismo. Pero lo hacía desde el puro compromiso artístico, desde la fidelidad al
hecho musical sin crear concesiones de
ningún tipo. Ésa quizás sea la razón
principal de su escasa popularidad, a
pesar de haber creado un amplio catálogo trufado de obras de gran originalidad.
En ese propósito acompañó a compositores como Schoenberg o Debussy. Esta
soledad estética le emparenta con otro
compositor-francotirador: Alexander
Scriabin, aunque, a diferencia de éste,
siempre miró a Liszt como antecesor
directo.
La selección de piezas contenida en
este disco es de lo más variada. A pesar
de ser un niño prodigio, no se considera
que llegó a la madurez compositiva, y
por tanto a un lenguaje original, hasta
cumplir los 41 (en 1907), año de finalización de una de sus obras cumbre: las
Siete elegías. El resto de las obras es posterior y contribuyen a apreciar la evolución pianística que le llevó, con el paso
de los años, a un lenguaje más ascético
(como se puede apreciar en las Siete piezas cortas para el cultivo de la interpretación polifónica).
Las lecturas del pianista sueco
Roland Pöntinen supone una aproximación íntima a la obra del italiano, aun
sabiendo la filiación Lisztiana de estas
partituras. Sacrifica parte de la espectacularidad técnica (especialmente en las
Elegías) para imprimir un carácter más
sobrio y comedido. Supone, pues, una
magnífica introducción a esta gran desconocido del que sólo nos acordamos
cuando hablamos de transcripciones de
Bach al piano.
BRUCKNER:
Sinfonía nº 5. ORQUESTA NACIONAL DE
FRANCIA. Director: LOVRO VON MATACIC.
NAÏVE V 5000. ADD. 77’07’’. Grabación: París,
21-V-1979 (en vivo). Coproducción con Radio
France. Distribuidor: Diverdi. N PN
Excelente traducción protagonizada por
82
un bruckneriano de los de antes, romántico y exaltado, pero también sólido
constructor de compactos bloques sonoros, de amplias líneas y planteamientos
claros y precisos. Tiene en su discografía
algunas recreaciones de bastante enjundia; le recuerdo, por ejemplo, una Tercera con la Sinfónica de la BBC (BBC
Legends) bien planificada aunque un
punto morosa de más debido a la avanzada edad del director en uno de sus
últimos conciertos; una Séptima con la
Filarmónica Checa (Supraphon) cálida,
lírica y bien estructurada, así como una
Novena con la NHK de Tokio (Denon)
poderosa y contundente, tres versiones
interesantes a las que ahora se les une
esta Quinta con la Nacional de Francia,
orquesta que entonces no era la ideal
para una obra como esta, pero que gracias al trabajo de la batuta logra una traducción segura, equilibrada y homogénea que podría pasar como hecha por
cualquier conjunto de alguna emisora
alemana.
Von Matacic (uno de los primeros
directores que dirigió a la ONE una sinfonía de Bruckner, concretamente la
Séptima, me parece que a finales de los
sesenta o principios de la década
siguiente), poderoso, concentrado e
intenso, traduce sabiamente el complejo
edificio en un año (1979) en el que solamente Jochum había dirigido esta obra
E.P.A.
BUSONI:
Siete Elegías. Perpetuum mobile. Siete
piezas cortas. Preludio y estudio en
arpegios. ROLAND PÖNTINEN, piano.
CPO 999 853-2. DDD. 72’56’’. Grabación:
Stuttgart, X/2001 y I/2002. Productor: Michael
Sadner. Ingeniero: Burkhard Pitzer-Landeck.
Distribuidor: Diverdi. N PN
C.V.N.
BUXTEHUDE:
Kommst du, Licht der Heiden BuxWV
66. Magnificat BuxWV Anh. 1. Wie soll
ich dich empfangen BuxWV 109. Ihr
lieben Christen freut euch nun BuxWV
51. Cantate Domino BuxWV 12. Das
neugeborne Kindelein BuxWV 13. In
dulci jubilo BuxWV 52. Alleluja BuxWV
43. CONJUNTO VOCAL RASTATT. LES FAVORITES.
Director: HOLGER SPECK.
CARUS 83.156. DDD. 59’51’’. Grabación:
Karlsruhe, X/2003. Productor e ingeniero: Andreas
Neubronner. Distribuidor: Diverdi. N PN
Sobre todo conocido por sus obras para
el órgano, Dietrich Buxtehude (16371707) fue asimismo un prolífico compositor de música vocal y famoso en su
tiempo por sus conciertos en Lübeck los
domingos por la tarde, la llamada
Abendmusik. Su enorme producción de
cantatas se divide grosso modo en tres
tipos según el carácter de los textos que
pone en música: bíblicos, específicamente luteranos y mixtos; este último
sería el habitual en Bach, que mucho
debió de aprender del maestro para
conocer al cual realizó un viaje a pie de
unas doscientas millas y vuelta. Las líneas melódicas son de una expresividad,
cómo decirlo… abrupta (algo por otro
lado habitual en los compositores del
norte de Europa en aquella época), pero
magistralmente matizada por armonías y
sonoridades que subrayan con suma elocuencia las emociones contenidas en las
palabras. Las ocho piezas reunidas en
este disco pueden constituir una excelente introducción al arte de Buxtehude,
no tanto por sí mismas sino por su fidelidad estilística, en cualquier caso superior al proceso de edulcoración al que
por ejemplo, en un programa con una
sola coincidencia, lo sometían Kirkby,
LeBlanc, Harvey y el Cuarteto Purcell
(véase SCHERZO, nº 179, págs. 72 y s.).
Las voces nunca deslumbran, pero si,
sobre todo las solistas, no hubiesen aparecido tan alejadas en el espectro sonoro, el tono de una recomendación habría
podido ser de gran entusiasmo. Lástima.
A.B.M.
CHAIKOVSKI:
Concierto para violín y orquesta en re
mayor op. 35. ITZHAK PERLMAN, violín.
ORQUESTA SINFÓNICA DE LONDRES. Director:
ALFRED WALLENSTEIN. Serenata para
cuerdas en do mayor op. 48.
ORQUESTA DE CÁMARA DE STUTTGART.
Director: GILBERT VARGA.
PROFIL PH04089. DDD. 70’27’’. Grabaciones: 1967
(op. 35) y 1994 (1994). Distribuidor: Gaudisc. R PN
Es curioso este compacto; y no lo es por
su contenido (vean las obras; trilladísimas), por supuesto, sino por cómo se ha
editado. De entrada sorprende en él la
hipotética fecha del copyright, 2004, sin
más comentarios. Dado que el posible
comprador verá el compacto sin desprecintar en la tienda de discos, pensará que
algo no funciona aquí: ¿una nueva versión de Perlman del Concierto de Chaikovski con Wallenstein (fallecido en
D I S C O S
BRUCKNER-DONIZETTI
1983) a la batuta? Esa es la pregunta que
se hará cualquiera ante este disco porque, la verdad, ahí está su gran interés, y
sea dicho sin demérito de la versión de la
Serenata dirigida por Gilbert Varga que
es estupenda, pero que uno no lo sabe
hasta que no la escucha. Bien, pues imaginemos que el hipotético interesado va
y, por lo que sea, compra el disco. Al
abrir el cuadernillo de tan sólo seis páginas de texto (tres en alemán y tres en
inglés, idénticas en cuanto a contenidos
se refiere, de modo que son sólo tres
páginas de información) se encuentra
con comentarios de las obras y con una
brevísima biografía de Perlman. Cuesta
entenderlo, pues quien compre este compacto no lo hará por las obras sino por la
interpretación. Y bien, la portada de
dicho cuadernillo aporta la información
de la procedencia de las grabaciones que,
textualmente, es: “Track 1-3 1967 Reader’s Digest” y “Track 4-7- 1994 Ardee
Music”. Ya está; sin fecha ni lugar de grabación. Ahora bien, ese posible interesado, una vez haya escuchado este compacto, se dará cuenta de que es buenísimo y no tiene por qué arrepentirse de su
compra. Las versiones de una y otra obra
son del máximo nivel y de excelente
sonido. Vamos, un compacto muy recomendable y de esos que gustan a todo el
mundo, incluidos los más obtusos pero
también los más exigentes. Para disfrutar
de principio a fin del trabajo y del talento
de unos intérpretes sensacionales.
J.P.
CHAIKOVSKI:
Sinfonía nº 4 op. 36. FILARMÓNICA DE VIENA.
Director: VALERI GERGIEV.
PHILIPS 475 6316. DDD. 42’33’’. Grabación:
Viena, X/2002 (en vivo). Productor: Andrew
Cornall. Ingeniero: Philip Siney.
CHAIKOVSKI:
Sinfonía nº 5 op. 64. FILARMÓNICA DE VIENA.
Director: VALERI GERGIEV.
PHILIPS 475 6718. DDD. 46’22’’. Grabación:
Salzburgo, VII/1998 (en vivo). Productor: Wolfgang
Danzmayr. Ingeniero: Manfred Hofer.
CHAIKOVSKI:
Sinfonía nº 6 op. 74. FILARMÓNICA DE VIENA.
Director: VALERI GERGIEV.
PHILIPS 475 6317. DDD. 44’. Grabación: Viena,
IX/2004 (en vivo). Productor: Andrew Cornall.
Ingeniero: Philip Siney. Distribuidor: Universal. N PN
De estos tres registros, el de la Quinta
de 1998 ya era conocido. Se completa
ahora el medio ciclo Chaikovski de Gergiev con Cuarta y Sexta. Se trata de lecturas impecables, de gran musicalidad e
intensidad, que sin embargo el aficionado puede encontrar algo tibias. Es una
manera objetivista y analítica de hacer a
Chaikovski, acaso un intento por parte
de Gergiev de alejarlo de la visión sentimental que a menudo ha teñido las versiones occidentales de las sinfonías de
este maravilloso compositor. Para su
aventura cuenta con una orquesta sencillamente insuperable, un instrumento
preciso, capaz de todos los matices y
todas las intensidades. No se desmelena
Gergiev en estas tomas en vivo, aunque
en la Cuarta se muestre más incisivo,
más cálido si queremos, en especial en
el Allegro del primer movimiento, mas
también en el Adagio lamentoso del
Finale. Su Quinta sigue siendo de una
belleza doliente que sin embargo se
mantiene siempre de pie, firme, sin concesiones a las facilidades del programa,
con una nostalgia de veras cantabile en
el Andante, con una alegría danzante en
el Vals. La Sexta, la Patética, es la que
parece apartarse más de aquella tradición occidental que no siempre protagonizaron directores occidentales. No hay
grandes gestos en unas páginas muy
dadas a ellos, y Gergiev parece recordarnos que no son obligatorios. Atención
también aquí a la alegría, la muy matizada del Allegro con grazia, que en rigor
siempre es triste, incluso aquí; pero no
desdeñemos la opción ponderada, medida de los Adagios extremos. Es lo contrario a aquella tradición, sí, pero también a Mravinski, que sin duda es la
referencia por antonomasia. A la que en
este caso contesta, teniéndola muy en
cuenta por negación, el nuevo rey de la
misma ciudad en que el viejo maestro
registró las mismas sinfonías. En resumen: gran perfección y enorme musicalidad, mas también una opción que los
aficionados pueden encontrar discutible.
S.M.B.
DONIZETTI:
Elvida. PIETRO SPAGNOLI, barítono (Amur);
JENNIFER LARMORE, mezzosoprano (Zeidar),
ANNICK MASSIS, soprano (Elvida), BRUCE FORD,
tenor (Alfonso). CORO GEOFFREY MITCHELL.
ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES.
Director: ANTONELLO ALLEMANDI.
OPERA RARA ORC 29. DDD. 65’47’’. Grabación:
Londres, III/2004. Productor: Patric Schmid.
Ingeniero: Chris Braclik. Distribuidor: Diverdi. N PN
O tra suculenta entrega de la inquieta
Opera Rara, a cargo del mismo cuarteto
vocal e idénticos elementos instrumentales y corales, bajo la precisa, ágil y colaboradora batuta de Allemandi, que Francesca di Foix. Elvida es, sin embargo, de
1826, encajando en la primera etapa compositiva donizettiana, melodrama en un
acto que transcurre en el reino moro de
Granada. Aunque, parece ser, el compositor no estaba muy confiado en el valor
de esta partitura, logró alguna que otra
excelente página para el lucimiento de
un terceto formado en el estreno napolitano por Rubini, Meric-Lalande y Lablache. Es decir que se basó más en la escritura vocal de sus intérpretes que en el
contenido dramático de la obra. Así el
aria del tenor, Atra nube al sol intorno,
tan exigente por canto como por posibilidades vocales, de la que estaba muy
orgulloso el compositor es de extrema
dificultad y sólo un cantante de la experiencia y disciplina de Ford parece capaz
de sacarla adelante. Por cierto que su
cabaletta Cara immagin reaparecerá
como tal también en el Percy de Anna
Bolena. Otro momento, asimismo favori-
to del compositor, es el cuarteto Deh, ti
placa, un espléndido larghetto seguido
de un no menos atractivo allegro, que
nuestros cuatro intérpretes resuelven con
cuidadoso primor. La Massis, de nuevo,
rentabiliza el aria y la cabaletta destinadas
al personaje titular, una y otra dignas de
figurar dentro del Donizetti más inspirado. Spagnoli y Larmore, otra vez en papel
travestido, se acoplan a la perfección en
los dúos o tercetos y demás conjuntos en
los que intervienen, firmando entre todos
una lectura difícilmente mejorable.
F.F.
DONIZETTI:
Francesca di Foix. PIETRO SPAGNOLI,
barítono (Il Re); ALFONSO ANTONIOZZI, bajo
(Il Conte), ANNICK MASSIS, soprano
(La Contessa); BRUCE FORD, tenor (Il Duca);
JENNIFER LARMORE, mezzosoprano (Il Paggio).
CORO GEOFFREY MITCHELL CHOIR. ORQUESTA
FILARMÓNICA DE LONDRES.
Director: ANTONELLO ALLEMANDI.
OPERA RARA ORC 28. DDD. 76’42’’. Grabación:
Londres, III/2004. Productor: Patric Schmid.
Ingenieros: Chris Braclik. Distribuidor: Diverdi. N PN
Curiosa obra en un acto definida como
“melodramma giocoso”, estrenada en
1831 y por tanto cercana a L’elisir d’amore, alguno de cuyos temas recibirá de
inmediato (por ejemplo, entre otros, la
introducción y el coro Vieni, e narra y
sobre todo la marcha, n.º 7), perfectamente encuadrados en el nuevo ropaje.
El argumento gira en torno a una broma
que le hacen a un celoso Conte francés y
asombra la distribución vocal del compositor ya que éste, o sea el personaje que
puede considerársele como el amoroso,
es un bajo bufo, convenientemente puesto en pie, tratándose de papel dentro de
sus muchas posibilidades para el género,
por Alfonso Antoniozzi quien, para su
bien, cada vez nos recuerda más a su
profesor Bruscantini. La operita es deliciosa y no hay número inferior uno a
otro (ocho en total), desde la chispeante
introducción a cargo de los cuatro personajes masculinos (incluyendo la contralto in travesti, Il Paggio) hasta el disfrutable rondó final destinado, por supuesto,
a la Condesa, oportunidad para que la
Massis se luzca con ganas merced a su
impoluta coloratura y generosidad de
registro agudo. Tanto Ford, favorecido
con un aria bellísima Donne, che ognor
più bella (propia más bien de una obra
más seria o sentimental) como Spagnoli
impecable en la cavatina con coro, dentro de la introducción, Grato accolse i
vostri accenti, a más de la Larmore, ideal
para estos cometidos y que resuelve su
canzonetta magníficamente por brío y
exhibición, están a la altura de las exigencias donizettianas. Colabora en la
excelente realización del conjunto la presencia directorial de Allemandi, nuevo
fichaje del sello inglés que esperemos
continúe, pues como buen conocedor
sabe destacar a la orquesta sin nunca
perjudicar la labor del solista. Otra joyita.
F.F.
83
D I S C O S
DUFAY-GOMES
Andrew Kirkman
DUFAY DE ESTRENO
DUFAY: Misa para San Antonio Abad.
BINCHOIS: Domitor Hectoris. Nove
cantum melodie. Tres movimientos de
misa. THE BINCHOIS CONSORT. Director:
ANDREW KIRKMAN.
HYPERION CDA67474. DDD. 70’54’’.
Grabación: Londres, I/2004. Productor: Mark
Brown. Ingeniero: Neil Hutchinson.
Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN
En su testamento, Guillaume Dufay legó
dos manuscritos con su música a la
Capilla Saint-Étienne de la Catedral de
Cambrai, la gran institución religiosa del
norte de Francia donde se formó. Uno
de aquellos manuscritos contenía una
Misa para San Antonio de Padua y el
otro, un Requiem y una Misa para San
Antonio Abad. Ninguno de los dos
manuscritos ha sobrevivido, pero David
Fallows identificó hace más de veinte
años en códices del siglo XV conservados en Trento, y sin ningún género de
dudas, la primera de las misas. Recientemente ha aparecido, también en Trento,
una Missa Beati Anthonii anónima, que
se corresponde exactamente con los
detalles litúrgicos de la fiesta de San
DVORÁK:
Serenata en mi mayor para orquesta de
cuerda op. 22. Serenata para
instrumentos de viento, violonchelo y
contrabajo op. 44.
CHAIKOVSKI: Andante cantabile del
Cuarteto nº 1 en re mayor op. 11.
Canción sin palabras de “Souvenir de
Hapsal” op. 2, nº 3. ORQUESTA DE CÁMARA
CHECA. Director: JOSEF VLACH. CONJUNTO DE
VIENTO FILARMÓNICO CHECO.
SUPRAPHON SU 3776-2 011. ADD. 65’11’’.
Grabaciones: Praga, X/1964, II/1966, XII/1966,
XII/1977. Productores: Eduard Herzog, Pavel Kühn,
Miroslav Venhoda, Zdenek Zahradník. Ingenieros:
Miroslav Kulhan, Miroslav Mares, Josef Platz.
Distribuidor: Diverdi. R PM
84
Cuidadísimo fraseo, idiomatismo total
en una orquesta no excepcional, pero
que con Vlach recrea estos bellos pentagramas cordial y musicalísicamente. La
interpretación tiene de local y espléndido todo lo que no tiene de refinado en
sonido propiamente dicho. Así se llega a
una reproducción muy apetecible, por
recreativa, de esta deliciosa —aunque
algo relamida, sí— composición del
maestro checo.
Más que loable es, de todo punto, la
versión que da el Conjunto de Viento
Filarmónico Checo (o de la Filarmónica
Checa) de la Serenata op. 44, en la que
lucen conocimiento, tímbrica, cohesión
e impecable ensamblaje instrumental
para decantar una interpretación ejemplar de la página. De inspiración popular, o pseudopopular, en lo que tan
mañoso era don Antonín, es una página
de gran altura compositiva, complicada
Antonio Abad según se celebraba en
Cambrai. Se trata de una misa completa
a tres voces, en la que, en efecto, el propio recoge la combinación de textos y
melodías que se encuentran en los himnarios de la Capilla de Saint-Étienne.
Esos datos, más un estilo muy cercano
al de Dufay, han llevado a Andrew Kirkman a presentar esta grabación como la
primera que se hace de la Misa de San
Antonio Abad del compositor franco-flamenco, si bien señala con absoluta claridad que se trata sólo de una atribución,
basada, en cualquier caso, en fundadas
sospechas. La obra fue editada por Alejandro Planchart, quien, en ausencia del
Kyrie y la Comunión en la fuente original, los reconstruyó, en el primer caso,
con la música del Agnus Dei, y en el
segundo utilizando música coetánea
extraída de los códices trentinos.
El disco se completa de forma singular, ya que presenta obras religiosas
del gran maestro de la canción del sigo
XV, Gilles Binchois, en concreto dos
motetes (uno de ellos, Nove cantum
melodie, el único de los suyos de carácter isorrítmico que se ha conservado) y
ejecución y que supone un triunfo para
los intérpretes cuando se hace con esta
dimensión y esta altura.
Se añaden dos cortas piezas que me
parece que no vienen muy a cuento, porque ni ponen ni quitan en un disco que
es, por encima de todo, puro Dvorák.
J.A.G.G.
DVORÁK:
Mazurka para violín y orquesta. Rondo
para chelo y orquesta. 7 Interludios
para pequeña orquesta. El silencio de
los bosques para chelo y orquesta.
Polonesa en mi bemol mayor. Nocturno
en si mayor. Suite americana. 5 valses
de Praga. Polka en si bemol mayor.
DIMITRI IABLONSKI, chelo; ALEXANDER
TROSTIANSKI, violín. ORQUESTA FILARMÓNICA DE
RUSIA. Director: DIMITRI IABLONSKI.
NAXOS 8.557352. DDD. 78’42’’. Grabación:
Moscú, X/2003. Productor: Lubov Dornina. Ingeniero:
Alexander Karasev. Distribuidor: Ferysa. N PE
Tenemos aquí al Dvorák festivo, bailarín, cordial. Algo menor si lo comparamos con sus obras sinfónicas, camerísticas o sinfónico-corales, pero muy agradable, para tomarse un respiro y echar a
bailar, aunque esté uno solo en casa. No
se trata de miniaturas, salvo en algún
caso, aunque sean piezas breves. Son
esas piezas que a menudo “le faltan
todavía” al dvorákiano más impenitente,
que ahora tiene oportunidad de escucharlas en diáfanas y brillantes lecturas.
Al frente de este amable disco está Dimitri Iablonski, y comprobamos que no
tres partes de misa (Kyrie, Sanctus y
Agnus Dei). La interpretación, con un
conjunto de solistas exclusivamente
masculinos, es magnífica, luminosa, festiva, de extraordinaria fluidez, reveladora transparencia, notable intensidad de
acentos y una considerable profundidad
expresiva.
Pablo J. Vayón
sólo de Shostakovich vive este excelente
director ruso, que en estos registros de
2003 se preparaba para el centenario
que estaba en puertas y que ahora
hemos dejado atrás. Acompaña al excelente Trostianski en la Mazurka, o se
acompaña a sí mismo en el Rondó y en
El silencio de los bosques, porque
Iablonski es también muy buen chelista.
Y se lanza a continuación con los Interludios o la Suite Americana y un puñadito de danzas que son la alegría de la
huerta. Lo dicho, un disco muy simpático que desborda musicalidad sencilla y
ágil.
S.M.B.
ESCUDERO:
Illeta. RICARDO SALABERRIA, barítono. CORAL
ANDRA MARI. ORQUESTA SINFÓNICA DE BILBAO.
Director: JUAN JOSÉ MENA.
NAXOS 8.557629. DDD. 59’03’’. Grabación:
Bilbao, III/2002. Productor e ingeniero:
Teije van Geest. Distribuidor: Ferysa. N PE
Perteneciente al periodo de expresión
nacionalista del compositor donostiarra
Francisco Escudero (1913-2002), el oratorio Illeta, escrito en 1953, traspasa los
límites estéticos característicos de la misma para hacerse universal, y ello por
tres razones: fundamentalmente: porque
el autor utiliza un estilo propio que
reformula el lenguaje musical de su tierra, porque incorpora al mismo elementos sonoros de la modernidad e incluso
de la vanguardia, y porque se mueve en
el campo tonal con tal libertad que le
D I S C O S
DUFAY-GOMES
permite llegar a los más audaces resultados sonoros. Con Illeta quedó atrás la
etapa de influencia francesa y estaba por
venir todavía la de horizontes expresivos
más amplios inaugurada con el Concierto para violonchelo y orquesta (1970).
Basada en el poema Biotzean min dut
(Tengo roto el corazón) del zarauztarra
Xabier Lizardi (1896-1933), sobre el
dolor producido por la pérdida de un
ser querido, Illeta es una obra de gran
efecto, en la que solista, coro y orquesta,
perfectamente imbricados, alcanzan con
brillantez el objetivo pretendido por el
compositor: cómo el ser humano de su
país siente el dolor y la muerte. Barítono
(el individuo) y coral (el pueblo) lo
expresan en primera persona. Hay hondura espiritual en la partitura. Salaberria,
Andra Mari, Sinfónica de Bilbao y Mena
conocen perfectamente lo que tienen
entre manos y se nota en el producto
final. Los recursos utilizados son de una
gran variedad, lo que enriquece la composición. El juego de tensiones y combinaciones tímbricas está al servicio de la
mezcla de sentimientos en el protagonista. Dolor intenso, vacío emocional, ternura, melancolía, impotencia, desvalimiento se suceden a través de una música que culmina con ese rotundo y desgarrador “¡tengo roto el corazón!”. Una
obra de gran efecto, como queda dicho.
Y una grabación que se agradece.
J.G.M.
FAURÉ:
Canciones completas. Vol. 1. FELICITY
LOTT, soprano; JENNIFER SMITH, soprano;
GERALDINE MACGREEVY, soprano; STELLA
DOUFEXIS, soprano; JOHN MARK AINSLEY, tenor;
CHRISTOPHER MALTMAN, barítono; STEPHEN
VARCOE, barítono; GRAHAM JOHNSON, piano.
HYPERION CDA 67333. DDD. 68’47’’.
Grabación: 2002-2004. Productor: Mark Brown.
Ingeniero: Jullian Millard. Distribuidor:
Harmonia Mundi. N PN
Es este el primero de los cuatro compactos Que Hyperion destina a la completa
producción cancioneril de Gabriel Fauré.
Puede considerársela como una suerte
de examen de oposición del canto inglés
en materia faureana. En efecto, Gran
Bretaña brindó al músico francés una
acogida cordial y atenta, lo mismo que a
otros colegas suyos como Haendel,
Mendelssohn, Gounod, Wagner y
Brahms, de modo que se fue creando
una tradición de lectura británica de la
melodía francesa.
En esta entrega van canciones sueltas
y los ciclos Cinco melodías de Venecia
con versos de Verlaine, Espejismos con
letra de la baronesa de Brimont y El horizonte quimérico con palabras de Mirmont. No todo Fauré es igualmente
memorable y a veces tiene un aire anticuado, irremediable e ilegiblemente
caduco del cual surgen los versos de
antaño, suscritos por Catulle Mendès,
Sully Prudhomme, Samain y algunos artículos de diccionario de las letras galas.
Entre simples recuperaciones y
pequeñas obras maestras van pasando
las respetuosas lecturas inglesas: voces
de escaso timbre, dicción cuidada, musicalidad proba y, detrás, la mano del gran
profesor Johnson. Destaca, desde luego,
por su entereza como cantante de cámara, Felicity Lott, que supera cierta aspereza de timbre propia del almanaque y
alguna inestabilidad de altura con el
señorío de su oficio y su cuidado intencional. Le tocan las mejores partes del
menú, Au bord de l’eau y los citados
poemas venecianos de Verlaine.
B.M.
FROBERGER:
Tocatas y partitas. SERGIO VARTOLO, clave.
2 CD NAXOS 8.557472-73. DDD. 55’58’’, 56’05’’.
Grabación: Fumane, VI/2003. Productor e
ingeniero: Matteo Costa. Distribuidor: Ferysa. N PE
P rograma dedicado al repertorio para
tecla de Froberger, centrado principalmente en obras que tienen que ver con
la muerte y los lamentos. Sergio Vartolo
utiliza un modelo de clave francés de
dos teclados, afinado con el diapasón en
390, para las Partitas FbWV 606, 612,
620 y 630, el Tombeau sobre la muerte
de Monsieur de Blancheroche FbWV 632
y el Lamento por la muerte del Emperador Fernando III FbWV 633; y un modelo italiano afinado en temperamento
mesotónico, con el diapasón en 415,
para las Tocatas FbWV 101-103, 107,
108 y 112. La variedad de carácter y de
colores que supone el empleo de los
dos instrumentos resulta ser uno de los
mayores atractivos de este doble cedé.
Una variedad de contrastes que puede
rastrearse también dentro de cada pieza.
Así en la Partita FbWV 620, que Froberger compuso como Meditación sobre su
propia muerte, resulta destacable tanto
el juego con la tímbrica como la audacia
armónica que recorre toda la obra, y que
Vartolo se preocupa de resaltar convenientemente, presentando de forma
absolutamente descarnada las disonancias de la Allemande inicial. Las Partitas
resultan en general de gran austeridad
ornamental y cierta rigidez rítmica. Si la
Partita FbWV 606, basada en el lied Die
Mayerin, destaca por la ligereza y la
extraordinaria invención del compositor
para variar el tema original, incluyendo
un movimiento cromático que en las
manos de Vartolo suena más disonante
que en ningunas otras, el resto de partitas y lamentos está dominado por un
tempo lento, que se hace por momentos
lentísimo, como en el Tombeau pour
Monsieur Blancheroche o en el Lamento
por la muerte de Fernando IV (Partita
FbWV 612) que resultan excesivamente
entrecortados. Las tocatas están llevadas
también a tempo moderado, aunque en
ellas Vartolo se permite más libertades
con el fraseo, los contrastes agógicos y
la ornamentación. Pese a las objeciones
apuntadas, un buen complemento, a
excelente precio, para la integral de Froberger que Bob van Asperen está registrando para el sello Aeolus.
P.J.V.
GERSHWIN:
Rhapsody in blue. An American in Paris.
Song Book. Preludios. Impromptu “in
two keys”. 2 valses en do. Merry
Andrew. Three-Quartet Blues.
Promenade, Jasbo Brown’s blues.
FRANK BRALEY, piano.
HARMONIA MUNDI HMC 901883. DDD.
79’11’’. Grabación: París, XII/2004. Productora:
Anne Decoville. Ingeniero: Michel Pierre. N PN
P ianista dúctil, sugerente, sutil y también afirmativo, percutivo cuando hace
falta, bailón casi siempre, cantarín no
sólo en el Song Book, Frank Braley nos
brinda un amplio y delicioso recital
Gershwin con transcripciones del propio
compositor (Rapsodia, Song Book),
excepto en algún caso, como el Americano, que oímos en la versión para piano solo de William Daly. También hay
una serie de obras para piano solo,
como los tres Preludios de siempre y
otros tres que aparecen por ahí. No van
a saltar los hit parades por este CD, pero
el aficionado tiene asegurados ochenta
minutos de disfrute de ese Gershwin
básico que parte del piano para alcanzar
otras dimensiones. A Braley le gusta
sugerir y susurrar más que acelerar y
sorprender, pero hay de todo en este
recital, con un montón de piezas que
requieren todos los matices. Atención a
los Preludios (unos y otros) y percibiremos el Braley acaso más significativo de
todo el disco. Atención a la Rapsodia
para ver cómo continúa y salva la tradición con arte y con estilo. Es cierto que
echamos de menos el original en el
Americano, pero también que el Song
Book lo enfoca Braley muy a la francesa.
Sin duda le habría gustado a Gershwin.
S.M.B.
GOMES:
Missa de Nossa Senhora da Conceiçao.
LEILA GUIMARAES, soprano: LOLA DI VITO,
mezzosoprano; TIEMIN WANG, tenor, PAUL
CLAUS, barítono. CORO SINT MARTINUS DE
DRONGEN-BAARLE. CORO MAGNIFICAT DE URIEL.
ORQUESTA JEUGD EN MUZIEK IN
OOST-VLAANDEREN. Director: GEERT SOENEN.
BONGIOVANNI GB 2366-2. DDD. 50’23’’.
Grabación: Gante, II/2003. Ingeniero: Fred
Nerinckx. Distribuidor: Diverdi. N PN
C arlos Gomes es hoy un compositor
prácticamente desconocido y sólo la grabación que hizo Plácido Domingo de Il
guarany, su obra mas popular, ha recordado su estilo, aunque seis de sus operas
pueden conocerse por una edición que
hizo en su día Master Class, a partir de
representaciones realizadas en su país,
Brasil. Su música fue definida como una
continuación de la de Verdi, pero la realidad es algo más, ya que si bien dominaba
el estilo de los compositores italianos, lo
hacía a través de una personalidad propia, que tenía influencias de la música de
sus orígenes, junto a un importante bagaje de conocimientos técnicos, que le permitían asumir lo anterior y buscar soluciones de futuro. Pero para conocer mejor a
un artista es bueno poder escuchar sus
85
D I S C O S
GLUCK-HAYDN
Paul McCreesh
LA FE DEL CONVENCIDO
GLUCK: Paride ed Elena. MAGDALENA
KOZENA, mezzo (Paride); SUSAN GRITTON,
soprano (Elena); CAROLYN SAMPSON, soprano
(Amore); GILLIAN WEBSTER, soprano (Pallade,
Un troyano). GABRIELI CONSORT & PLAYERS.
Director: PAUL MCCREESH.
2 CD ARCHIV 00289 477 5415. DDD. 146’19’’.
Grabación: Londres, X/2003. Productor:
Christopher Alder. Ingeniero: Robert Malkowski.
Distribuidor: Universal. N PN
La historia de amor de Paris, hijo de Príamo, y Helena de Troya constituye el
centro de esta ópera gluckiana cuyo texto se debe al mismo libretista, Raniero de
Calzabigi, que Alceste y Orfeo y Eurídice,
aunque haya quedado evidentemente
desplazada en popularidad por éstas,
especialmente por la segunda. Ópera de
notable lirismo y ternura, de las que termina bien, y en la que Gluck huye de
espectaculares despliegues de virtuosismo vocal para centrarse en hermosas
melodías de carácter poético.
McCreesh se acerca a la obra con la
fe del convencido de que la obra “funciona”, aunque no alcance la excelencia de
las otras dos del mismo libretista, y utiliza
la versión impresa de la partitura, excepto para la última escena de la obra que,
en sus palabras, queda “difusa” y tiene
serios indicios de que probablemente fue
ejecutada de otra forma, aunque la que él
elige es, enteramente suya y, como tal,
“especulativa”. Se ofrece como apéndice,
no obstante, la versión “original” de esta
primeras partituras. La firma Bongiovanni,
tan pendiente de ampliar la visión musical, nos presenta esta Misa, compuesta
antes de 1859, fecha de su viaje primero a
Río de Janeiro y a Italia y nos muestra la
forma como absorbió el estilo no sólo de
Verdi, sino también el de Mozart, Rossini
y Donizetti, siendo notable el hecho de
que en la fecha de composición no había
salido de su cuidad natal, Campinas. La
obra tiene una importancia secundaria
dentro de la producción de Gomes, pero
nos permite oír una música bella, a ratos
inspirada, que alterna los momentos
melódicos, con los de más fuerza con uso
del metal y la percusión, sin olvidar el
carácter místico de la partitura. La interpretación mantiene un nivel correcto, con
una participación cohesionada de los
coros y la orquesta y una intervención
poco importante de los cantantes.
A.V.
HAENDEL:
Arias y fragmentos instrumentales.
LYNNE DAWSON, soprano. LAUTTEN
COMPAGNEY. Director: WOLFGANG KATSCHNER.
86
BERLIN 0017572BC. DDD. 73’59’’. Grabación:
Berlín, XII/2002. Productoras: Bettina-C. Schmidt y
Bettina Gerber. Ingenieros: Geert Puhlmann y
Eugenie Kleesattel. Distribuidor: Gaudisc. N PN
última escena. McCreesh defiende la
ausencia de espectacular coloratura vocal
y se aproxima a la partitura con elegancia, y buena y sencilla línea expresiva, de
las que dejan fluir la música con naturalidad, acompañando con cuidado detallismo y coherencia y extrayendo lo mejor
de las hermosas melodías gluckianas,
como en el hermoso ballet que cierra el
acto primero o el majestuoso y vibrante
que precede al cuarto. El cuarteto femenino protagonista tiene su estrella indudable en Kozena, pero sus compañeras
rayan también a un nivel sobresaliente.
Sampson se luce (en el sentido más musical de la palabra) en su aria del primer
acto Nell’idea ch’ei volge in mente. Gritton, por su parte, y a despecho de un
timbre un tanto nasal, canta con más que
plausible línea expresiva e impecables
elegancia y entonación. Su dúo con
Kozena en la segunda escena del segundo acto es uno de los momentos más
bellos de la obra, y su arrebatado canto
en el final del acto IV resulta también
extremadamente convincente. Ahora
bien, caben pocas dudas de que por voz,
por carácter, por intensidad en su retrato
del personaje, es la mezzo checa la
auténtica estrella, como debió de serlo
también en las interpretaciones en vivo
que se llevaron a cabo en paralelo a la
presente grabación. Kozena ha demostrado ya sobradamente su categoría, y en
ella este repertorio (Orfeo, Armida, ahora
Paride) tiene un lugar muy especial.
L ynne Dawson ha sido durante al
menos un par de décadas una de las
sopranos más delicadas y elegantes de
las que han transitado por el mundo del
Barroco. Aquí nos presenta su personal
selección de fragmentos haendelianos
favoritos, que incluye tanto arias de óperas (Alcina, Giulio Cesare, Arianna in
Creta, Amadigi di Gaula, Ottone, Ariodante) como de oratorios (La Resurrezione, Hercules, Solomon, Athalia, Theodora, Joshua). El timbre de Dawson es
particularmente bello, tierno y con personalidad, lo que lo hace diferente al de
tantas voces clónicas. Sus medios no son
especialmente ostentosos, pero la musicalidad y el buen gusto permanecen
intactos en este recital, en el que supera
con suficiencia los pasajes de mayor agi-
Kozena luce una vez más su voz redonda, con cuerpo, de bello timbre, que responde con gran amplitud dinámica, lo
que le permite dibujar su personaje con
notable colorido dramático. Basta escuchar su bellísima traducción del Quegli
occhi belli en el acto III (una de las más
hermosas melodías de la obra, con un
precioso acompañamiento de arpa) para
apreciar su magnífica interpretación. El
balance general, por consiguiente, bien
puede considerarse sobresaliente. Una
obra, si no de las mejores, sí muy atractiva, magníficamente interpretada en lo
vocal y en lo orquestal, que hará sin
duda las delicias de los gluckianos de
pro. Absolutamente recomendable.
Rafael Ortega Basagoiti
lidad y da un toque de especial distinción a las arias más íntimas y recogidas.
Magnífica está, por ejemplo, en With
darkness deep de Theodora, en Affani
del pensier de Ottone (pese a algunos
agudos un poco justos) o en Piangero la
sorte mia de Giulio Cesare, si bien en
esta última podría haberse esperado
algo más de contraste entre la parte central (rápida y exuberante) del aria y el
resto, de extrema delicadeza. Ligera y
resuelta se muestra la cantante en Volate
amori de Ariodante, pese a pequeños
problemas en la coloratura, y en My vengeance awakes me de Athalia, a la que
falta un mayor énfasis dramático, lo que
podría decirse también de Destero
dall’empia dite de Amadigi, en la que
parece incómoda y forzada.
El acompañamiento del conjunto
Lautten Compagney, que dirige Wolfgang Katschner e interpreta en solitario
tres danzas del ballet Terpsicore y la Sinfonía de Giulio Cesare, se ajusta a las
características de la voz, evitando los
excesos. Resulta de todo ello un recital
comedido, elegante y discreto (en el
mejor sentido del término), con momentos de extasiante belleza y otros en los
que se echa de menos algo de mayor
brío, empuje y brillantez.
P.J.V.
D I S C O S
GLUCK-HAYDN
HAYDN:
Concierto para trompeta y orquesta en
mi bemol mayor. HUMMEL: Concierto
para trompeta y orquesta en mi mayor.
DAVID: Concertino para trombón y
orquesta en mi bemol mayor op. 4.
WAGENSEIL: Concierto para trombón y
orquesta en mi bemol mayor. JEFFREY
SEGAL, trompeta; MICHAEL BERTONCELLO,
trombón. ORQUESTA DE LA TONHALLE DE
ZÚRICH. Director: DAVID ZINMAN.
ARTE NOVA 82876 58424-2. DDD. 58’06’’.
Grabación: Zúrich, 2001-2003. Productor: Chris
Hazell. Ingeniero: Simon Eadon. Distribuidor:
Galileo MC. N PE
No suele ser un buen síntoma para los
solistas cuando de un disco de conciertos se empieza elogiando el acompañamiento; salvo que la orquesta y el director sean tan buenos que en absoluto
ensombrezcan sino que por el contrario
resalten las virtudes de los que así aún
resultan más protagonistas. Es lo que
aproximadamente viene a suceder en
esta ocasión: bajo la sabia dirección de
Zinman, la Tonhalle dialoga con sus dos
jóvenes primeros atriles asumiendo un
nivel de implicación en los acontecimientos musicales por raro tanto más
estimable. Incluso en el insulso Concertino es la orquesta la que sabe descubrir,
por ejemplo a la marcha fúnebre que
constituye su segundo y central movimiento, una profundidad expresiva que
al buen trombonista que es Michael Bertoncello (timbre redondo, afinación
impecable, gama dinámica amplia, legato terso) le veda la barrera de notas tenidas que le asigna el compositor. Aunque
no más inspirado, en los dos movimientos de su Concierto Wagenseil al menos
tiene el detalle de reservarle no sólo el
liderazgo del discurso musical sino
incluso, en el Adagio inicial, una cadencia. Con un material por supuesto
mucho más maleable pero también
mucho más peligroso dada la feroz competencia a que ha de hacer frente, las
altas calificaciones que Jeffrey Segal
obtiene en Haydn y Hummel las debe
en gran medida a la sensible respuesta
que encuentran sus limpios al tiempo
que sumamente matizados fraseos.
A.B.M.
HAYDN:
Concierto para violonchelo y orquesta
nº 1 en do mayor. Concierto para
violonchelo y orquesta nº 2 en re
mayor. JANOS STARKER, violonchelo.
ORQUESTA DE CÁMARA DE ESCOCIA.
Director: GERARD SCHWARZ.
DELOS DE3341. DDD. 52’43’’. Grabación:
Edimburgo, s. f. Productora: Joanna Nickrenz.
Ingeniero: Mark Aubert. Distribuidor:
Gaudisc. N PN
Es éste un CD cuyo reclamo reside tanto
o más en el intérprete solista que en el
autor o en las obras ejecutadas. Está justificado tratándose de Janos Starker
(Budapest, 1924), que aun estando muy
bien acompañado por la Orquesta de
Cámara de Escocia, bajo la dirección de
Gerard Schwarz, se erige indiscutiblemente en protagonista absoluto. Se dice
a menudo, con toda razón, que el violonchelo es el instrumento que más se
parece a la voz humana, de suerte que
cuando lo escuchamos se nos antoja que
algún ser humano nos está hablando.
Con Starker todo esto no sólo se confirma sino que se acrecienta al máximo, de
tal manera que si nos referimos a su violonchelo como si de una verdadera voz
se tratara, hemos de decir que está en
posesión de un dominio absoluto del
fiato y del legato, que su fraseo alcanza
cotas difícilmente superables y que la
extensión de su tesitura va de los más
brillantes agudos a los más aterciopelados, pastosos y mórbidos graves, pasando por un centro bien determinado y
potente.
El sonido global es de una gran
belleza, limpio y perfectamente colocado. Los dos Conciertos para violonchelo
de Haydn, preciosos en verdad, le permiten a Starker no sólo demostrar su
gran capacidad expresiva sino también
sus altísimas dotes de virtuoso, que
pone siempre al servicio de la obra, en
este caso dentro de un clasicismo de
marca. Sabemos que la comercialización
del presente disco es del año en curso,
pero no se nos dice, ignoramos por qué,
la fecha de las grabaciones. Ambos Conciertos, en definitiva, son idóneos para
Starker, el primero dado por perdido
durante largo tiempo y descubierto en
1961, y el segundo objeto de dudas
sobre su autenticidad durante muchos
años. Como muestra del dominio, la
maravilla de ese endemoniado Allegro
molto del primero, donde el velocísimo
virtuosismo está resuelto con una aparente e insultante facilidad, acompañada
de una límpida expresividad, radiante,
transparente.
J.G.M.
Adam Fischer
DEMASIADO
HAYDN: Obertura de La fedeltà
premiata Hob XXVIII:10. Sinfonía nº 92
en sol mayor “Oxford”. Sinfonía nº 94
en sol mayor “La sorpresa”. HAYDN
PHILHARMONIE. DIRECTOR: ADAM FISCHER.
SACD MDG Scene 901 1325-6. DDD. 51’12’’.
Grabación: Graz, IX/2004 (en vivo). Productores:
Werner Dabringhaus, Reimund Grimm. Ingeniero:
Werner Dabringhaus. Distribuidor:
Diverdi. N PN
Hace ya unos años (más concretamente
a finales de los ochenta más inmediatos)
aparecieron algunos —pocos— discos
con interpretaciones de Haydn encomendadas a estos orquesta y director,
que fueron saludadas alborozadamente
por la crítica. Y si este comentarista no
da la máxima calificación al registro que
nos ocupa es por exceso: es demasiado.
La interpretación es justa, no se apetece
otra. La tímbrica es magnífica. Los ataques, matemáticos. La contundencia,
total (¡ojo a la sorpresa de La sorpresa).
Se nos dice que se trata de una interpre-
tación en vivo: ¡qué barbaridad de precisión y de ejecución!
¿Por qué es demasiado? Tal vez lo
sea, porque a todo lo antecedente se
suma una toma sonora por parte del
conocido Dabringhaus que no solamente pone todo eso de relieve, sino que yo
creo que lo hipertrofia, y entonces el
disco grabado, que debe ser un testimonio reproducible, pasa a ser un producto con gran aditamento técnico. Y no
soy el primero en decirlo: ya pasó con
aquellas grabaciones glamurosas sonoramente que le hacían a Karajan con la
Filarmónica de Berlín. ¡Si el sonido real
de la orquesta ya era impresionante!
Mejorar si eso es posible sin faltar a la
verdad; no añadir si no hace falta. Hay
que hacer una observación para el atento lector: que la grabación ha sido
hecha en el sistema SACD 2+2+2, cuya
correcta reproducción requiere un
reproductor y unos altavoces especiales
de los que este comentarista —¡ay!—
carece.
En el presente caso, los resultados,
aun con lo que se tiene, son impresionantes, de verdad. Pero para quien firma se debe reparar en esa cuestión de
matiz.
José Antonio García y García
87
D I S C O S
J.M. HAYDN-KRENEK
Robert King
RENACE EL HAYDN POSTERGADO
J. M. HAYDN: Réquiem. Misa
en honor de santa Ursula.
CAROLYN SAMPSON, soprano; HILARY
SUMMERS, contralto; JAMES GILCHRIST, tenor;
PETER HARVEY, bajo. CHOIR AND THE KING’S
CONSORT. Director: ROBERT KING.
2 CD HYPERION CDA67510. DDD. 83’50’’.
Grabación: Londres, V/2004. Productor: Ben
Turner. Ingeniero: Philip Hobbs. Distribuidor:
Harmonia Mundi. N PM
G rabaciones como las contenidas en
este doble CD eran imperativas para
situar a Johann Michael Haydn en el
lugar que le corresponde en la historia
de la música practicada en Salzburgo.
De este modo, la sensacional lectura de
King del Réquiem perfila esta pieza
como una auténtica obra maestra. Son
muchos los detalles que revelan que
Mozart tuvo en cuenta este antecedente
Enrique Martínez Miura
HENSELT:
HILDEGARD VON BINGEN:
HOLMBOE:
Doce Estudios característicos de
concierto op. 2. Poema de amor op. 3.
Doce Estudios de salón op. 5.
PIERS LANE, piano.
El origen del fuego y otras
composiciones para coro a cappella.
ANONYMOUS 4.
Conciertos para piano, clarinete y oboe.
NORIKO OGAWA, piano; MARTIN FRÖST,
clarinete; GORDON HUNT, oboe. CORO DE LA
ÓPERA NACIONAL DANESA. ORQUESTA SINFÓNICA
DE AALBORG. Director: OWAIN ARWEL HUGHES.
HYPERION CDA 67495. DDD. 78’57’’.
Grabación: Londres, V/2004. Productor: Ates Orga.
Ingeniero: Ben Connellan. Distribuidor:
Harmonia Mundi. N PN
HARMONIA MUNDI HMU 907327. DDD.
66’05’’. Grabación: Napa (California), X/2003.
Productora: Robina G. Young. Ingeniero:
Brad Michel. N PN
gen: Adolf von Henselt (1814-1889), virtuoso destacadísimo en su siglo, heredero
de los Liszt, Thalberg y predecesores,
aunque parece que fue von Weber quien
más influyó en sus modos. Así pues, su
música no es rompedora, sino que se atiene a un discurso en el que lo virtuosista
no predomina como esencial. Pese a su
enorme éxito, especialmente en Rusia, su
hondura no llega a ser la de Liszt ni Chopin, por ejemplo de cimas poco alcanzables, como queda patente en el Poema de
amor, aun inspirado por su boda con una
mujer que se divorció de un médico para
casarse con Henselt. Aunque llegase a llamarle Robert Schumann “el Chopin del
Norte” por su origen bávaro, esto parece
exagerado. Sus Doce Estudios característicos de concierto op. 2 son, en general, más
discursivos que los otros Doce Estudios de
salón que se ofrecen en el disco, tienen
títulos uno a uno y vienen detallados en
los buenos comentarios de carpetilla,
como la colección acompañante, de un
virtuosismo más rutilante, aunque no sean
fáciles para el pianista ni unos y otros, y
estén disimuladas bajo esos títulos las
necesidades estrictas de elaborar estudios
para el instrumento.
Con creces reina técnica y musicalmente Piers Lane sobre este repertorio,
que se recoge en grabación de calidad,
aproximándonos a una personalidad
poco menos que desconocida hoy en la
fonografía y en las salas de concierto.
S iete años después de batir varios
récords de ventas de discos en el repertorio medieval con el que dedicaron a
Hildegard von Bingen coincidiendo con
el noveno centenario de su nacimiento,
el grupo femenino Anonymous 4 vuelve
a ocuparse de esta mística y casi mítica
abadesa benedictina, ya beata y curiosamente el primer compositor cuya biografía se conoce bastante detalladamente en una historia, la de la música, que
en tan poco tendrá la contribución de
las mujeres.
En cuanto a calidad técnica, pocos
cambios cabe señalar, por no decir ninguno: la belleza del empaste, la afinación y la unanimidad de los ataques y
fraseos siguen siendo proverbialmente
perfectos, un calificativo que no menos
conviene a las tomas de sonido.
Las únicas novedades las constituyen
el agregado esporádico de un bordón al
unísono monódico y la puesta en música
de algunos visionarios textos en prosa.
Para esto último se recurre a modos gregorianos que, carentes de la fuerza
expresiva característica de Hildegard von
Bingen , por contraste resaltan esta misma al tiempo que, junto a tres muestras
de canto llano, la contextualizan. Sin
embargo, y aunque los parámetros acústicos escogidos son más amplios de lo
que venía siendo habitual en las grabaciones anteriores del conjunto Anonymous 4, por comparación con otros
enfoques el efecto global resulta de una
frialdad también distintiva.
J.A.G.G.
A.B.M.
Pleno romanticismo en el piano. Su ori-
88
para escribir su propio Réquiem K. 626.
King le imprime una innegable grandeza
al Kyrie y el punto justo de tensión al
Dies iræ, secuencia que Haydn evitó
sobrecargar de sentido trágico. El Benedictus suena con una delicadeza extrema y resulta conmovedor el Agnus Dei,
que se beneficia de sobresalientes intervenciones de los solistas. Imponente la
fuga sobre las palabras “Cum sanctus
tuis” que cierra esta parte. La Misa de
santa Ursula es una composición muy
diferente, alegre y jubilosa, que evidencia una extraordinaria maestría en el
manejo de los medios sinfónico-corales.
King redondea una interpretación fluida,
deslumbrante, de enorme brillantez, gracias sobre todo a la portentosa prestación de su coro y la nerviosa articulación de la cuerda, pero que también se
pliega en un instante de admirable intimidad en el Agnus Dei. Discos tan necesarios como logrados.
BIS-CD 1176. DDD. 78’06’’. Grabación: Aalborg,
I/1998; V-VI/1999; V/2002. Productores: Stephan
Reh y Hans Kipfer. Ingeniero: Stephan Reh.
Distribuidor: Diverdi. N PN
Fiel a la tradición tonal, el compositor
danés Vagn Holmboe (1909-1996)
encontró pronto un estilo personal que,
sin embargo, siempre tuvo como puntos
de referencia a creadores como Nielsen,
Hindemith, Toch o Stravinski. El CD que
nos ocupa presenta, en estricto orden
cronológico, tres Conciertos (para piano
y orquesta, clarinete y orquesta, oboe y
orquesta, todos ellos divididos en dos
movimientos) y una obra para coro y
orquesta, composiciones escritas más de
veinte años antes de su fallecimiento. En
el Concierto nº 1, op. 17, de 1939, cuando todavía la escritura a la manera de
Bartók le tenía ocupado al autor, una
cierta vena impresionista se deja traslucir
a lo largo de un dilatado primer tiempo
y un segundo mucho más corto y en el
que nos parece percibir ecos orientales;
el piano tiene más cometido en conjunción con la orquesta que desarrollado
como solista. El Concierto nº 3, op. 21
(1940-42), ya libre de la querencia por
Bartók y en plena andadura hacia un
estilo personal, nunca fue interpretado
en público en vida del compositor, si
bien no es ésta su primera grabación. El
Concierto nº 7, op. 37 (1944-45), en el
que vuelven a aparecer ciertos acentos
bartokianos, aunque no propiamente en
el lenguaje musical, sí fue conocido rápidamente en toda Escandinavia. Tiene un
gran atractivo en la seductora parte solista del oboe, de gran lucimiento y de la
que el autor extrae las mejores cualidades. Obra bella, y más redonda y madu-
D I S C O S
J.M. HAYDN-KRENEK
ra que las anteriores. Finalmente, Beatus
Parvo, op. 117 es una composición para
coro- y orquesta en la que prevalece la
facilidad de ejecución sobre cualquier
otra consideración. Inscrita en esa línea
de discreta y suave evolución estilística
que caracterizó a Holmboe, incide en
una música en general vital y suelta, a
menudo ligera, que sin embargo no
excluye momentos de genuina emoción.
Notable el capítulo de intérpretes, tanto
cada uno de los destacados solistas
como la Orquesta Sinfónica de Aalborg,
creada en 1943 (una de las cinco orquestas sinfónicas provinciales profesionales
de Dinamarca), y el Coro de la Ópera
Nacional Danesa, que existe como conjunto profesional permanente desde
2000.
J.G.M.
HOTTETERRE:
La flauta del rey, suites, sonatas y otras
piezas. MICHAEL FORM, flautas dulces; REBEKA
RUSÓ, violas da gamba; DOLORES COSTOYAS,
tiorba; DIRK BÖRNER, clave.
RAUM KLANG RK 2207. DDD. 73’25’’.
Grabación: Polditz, IX/2002. Productores:
Sebastian Pank y Bettina-Cornelia Schmidt.
Ingeniero: Sebastian Pank. Distribuidor:
Gaudisc. N PN
Tres suites, dos sonatas en trío y otras
piezas breves de Jacques Martin Hotteterre llamado el Romano (1673-1763) conforman este disco marcado por el virtuosismo del flautista Michael Form, que
otorga a la música de Hotteterre un
vigor y una robustez notabilísimos. Las
interpretaciones de las suites están basadas en un contrastado tratamiento de los
ritmos, en el que las danzas rápidas se
benefician de una agilidad y una exuberancia ornamental muy atractivas, que
en ocasiones deriva en cierto indeseado
atropellamiento (gigue L’italienne o Air
Le Fleury), mientras que las lentas suenan delicadas y expresivas (magnífico el
rondeau Le plaintif, con un continuo de
bellísima plasticidad, uno de los
momentos más hermosos de todo el
CD). Las sonatas, con una viola da gamba soprano haciendo de segunda voz
aguda, se mueven por las mismas coordenadas. El disco se completa con una
estupenda Passacaille para clave solo de
D’Anglebert, interpretada con auténtica
raza por Dirk Börner, y otras cuatro piececitas de Hotteterre. Muy interesante.
P.J.V.
KÁLMÁN:
Der Zigeunerprimas. EDITH LIENBACHER,
(Juliska), GABRIELE ROSSMANITH, sopranos
(Sári); ZORAN TODOROVICH, tenor (Gastón);
WOLFGANG BANKL, bajo (Pali Rácz). CORO DE
NIÑOS DE LA ÓPERA DEL ESTADO DE BAVIERA.
CORO FILARMÓNICO ESLOVACO. ORQUESTA DE LA
RADIO DE MÚNICH. Director: CLAUS PETER FLOR.
2 CD CPO 777 058-2. DDD. 101’23’’. Grabación:
Gasteig, X/2003. Productor: Gernot Rehrl.
Ingeniero: Renate Leucht-Strelow. Distribuidor:
Diverdi. N PN
E mmerich Kálmán (1882-1953) es por
excelencia el operetista de Hungría y los
comienzos de su carrera lo sitúan en los
tabladillos de canciones en lengua magyar. Luego, el entonces imperio bicéfalo
se lo llevó a Viena y allí se produjo una
armoniosa intersección entre el folclore
de los gitanos húngaros y el vals vienés.
Violines zíngaros y címbalos cadenciosos
se unieron a la tradición del salón imperial, bajo la inspiración orquestal colorida
e incisiva que muchos atribuyen a Chaikovski. La vena melódica acariciante o
picada nunca falta. Este Zigeunerprimas
es el mayor ejemplo del hungarismo gitano de Kálmán. Los elementos de color
local dominan con su paleta de ocurrencias bailables o largas y voluptuosas
lamentaciones solistas del violín, la fábula
que, en esta grabación, nos va contando
una actriz para sintetizar su desarrollo. Al
final, unas breves palabras del autor nos
dan una rápida explicación de su preferencia por este título estrenado en 1912.
La toma en vivo hace participar a un
público atento y entusiasta. Podemos
imaginar la vivacidad del espectáculo
por la fuerte propiedad de estilo que lo
domina, sin duda debida a la tarea del
director Flor. Comparables dosis de
autenticidad kalmaniana exhiben los
cantantes, de buen hacer vocal y una
intención muy expresiva en sus personificaciones. A la hora de destacar, vaya el
elogio hacia el fresco timbre de las
sopranos y la noble hondura del bajo.
B.M.
KNAIFEL:
Psalm 51 (50). Amicta Sole. TATIANA
MALENTIEVA, soprano. CORO DEL COLEGIO
GLINKA. ORQUESTA ESTATAL DEL ERMITAGE.
Director: ARKADI SHTEINLUKHT.
ECM 1731. DDD. 53’02’’. Grabación: San
Petersburgo, IX/2001 y VII/2000. Productor:
Manfred Eicher. Ingenieros: Stephan Schellmann y
Semion Shugal. Distribuidor: Nuevos Medios.
N PN
La evolución del compositor uzbekistano Alexander Knaifel (Tashkent, 1943),
contemporáneo y amigo de Alfred Schnittke, Sofia Gubaidulina y Edison Denisov, entre otros autores, parte de una
posición vanguardista —en los años 60
del siglo anterior—, apoyada en la
Escuela de Viena, que se torna en introspección obsesiva en la década siguiente
y desemboca en los años 90 en una
atención preferente a los temas religiosos, “ocupando un territorio entre la filosofía, la psicología y lo esotérico”, estética y estilísticamente expresado con la
máxima economía de medios, en busca
de una forma simple y directa de expresión. El mundo musical actual de Arvo
Pärt, por cercano, nos puede ayudar a
comprender cuanto decimos. Las sensaciones más íntimas, la sincera y profunda inmersión en uno mismo, meditando
alrededor del hecho religioso, en torno a
lo metafísico, quedan reflejadas en el
Salmo 51 y en la más extensa Amicta
Sole mediante efímeros y brevísimos
momentos de belleza sonora que, repeti-
dos hasta la saciedad, entran en la gran
contradicción, en el enorme contrasentido, de perder su efecto por cansancio
auditivo derivado de la monotonía acumulada. La cuestión es si esa forma simple de transmitir, esa economía de
medios, tienen la correspondiente respuesta en la percepción del oyente,
pues supone que lo más importante para
el autor sea la comunicación más eficaz
del mensaje. Un sobresaliente para los
intérpretes. Mstislav Rostropovich, profesor que fue de Knaifel, hace una demostración de su veterano saber con una
obra, Salmo 51, en la que el lucimiento
está ligado al virtuosismo exigido por el
compositor. Tatiana Malentieva, esposa
de Knaifel, orquesta y coro, todos bajo
la dirección de Arkadi Shteinlukht, están
espléndidos en la traducción de la partitura de Amicta Sole: deseo vivo, súplica,
rezo producido por el asombro, que el
corazón religioso de Knaifel convierte
en notas, cuya recepción por el oyente
forzosamente habrá de ser desigual.
J.G.M.
KRENEK:
El dictador op. 49. El reino secreto op.
50. Peso pesado o El honor de una
nación op. 55. CELINA LINDSLEY, GABRIELE
RONGE, CLAUDIA BARAINSKY, sopranos; UrBAN
MALMBERG, MICHAEL KRAUS, barítonos; ROBERT
WÖRLE, tenor; ROLAND BRACHT, bajo bufo.
CORO DE CÁMARA DE LA RIAS. ORQUESTA
SINFÓNICA ALEMANA DE BERLÍN.
Director: MAREK JANOWSKI.
2 CD CAPRICCIO 60 107 DDD. 86’35’’.
Grabaciones: Berlín, XI/1998 (Dictador, Peso pesado)
y II/1999 (Reino). Productores: Horst Dittberner y
Helge Jörns. Ingenieros: Geert Puhlmann y Henry
Thaon. Distribuidor: Gaudisc. N PN
Entre la primavera de 1926 y finales del
verano de 1927 compuso Ernst Krenek
estas tres óperas fugaces y maravillosas:
Der Diktator, Das geheime Königreich y
Schwergewicht oder Die Ehere der Nation.
Eran los tiempos felices de la República
de Weimar, libérrima, creativa, salida ya
de los años duros de la inflación, pero
llena de rebeldes, contestatarios y vanguardistas. Junto a ellos, desde luego, las
fuerzas de la reacción que no cejaron
nunca, y que acabarían tumbando a
todos los Krenek que poblaban la turbulenta, inquieta y genial sociedad alemana
de entreguerras. Krenek tenía el teatro y
el canto en las venas, era eso una de sus
maneras naturales de expresarse. Le
resultaba sencillo ponerse ante un texto y
sacarle la música que llevaba dentro, o
acaso inventarle una que al final parecía
irle como un guante. Estamos en el
momento del fenómeno Jonny spielt auf,
que se estrena en 1927, cuando parece
que Alemania sucede a Francia como
centro cultural europeo. Estas tres óperas
breves que Krenek compone inmediatamente después de concluir Jonny son
contemporáneas de intentos semejantes:
tragedia más grotesco, absurdo más
expresionismo y Kabarett, símbolo más
sátira y escarnio, crítica social hija de los
tiempos postbélicos, brevedad e incluso
89
D I S C O S
KORNGOLD-MASSENET
Donald Runnicles
PARA LA FANTASÍA
KORNGOLD: La ciudad muerta.
TORSTEN KERL (Paul), ANGELA DENOKE
(Marietta), BO SKOVHUS (Frank),
DANIELA DENSCHLAG (Brigitta). CORO DE LA
ÓPERA DE VIENA. CORO INFANTIL y CORO DE
MUCHACHAS DE SALZBURGO. ORQUESTA DEL
MOZARTEUM DE SALZBURGO. ORQUESTA
FILARMÓNICA DE VIENA.
Director: DONALD RUNNICLES.
2 CD ORFEO C 634 0421. DDD. 121’05’’.
Grabación: Festival de Salzburgo, 18-VIII-2004 (en
vivo). Productor: Nicole Brunner. Ingeniero: Walter
Sailer. Distribuidor: Diverdi. N PN
En esta revista le hemos prestado bastante atención a Erich Wolfgang Korngold como compositor de óperas, inventor de la música de cine en Hollywood y
músico de salas de conciertos. Y en
especial a La ciudad muerta, su obra
maestra para la escena, la tercera de sus
cinco óperas, estrenada cuando sólo
tenía 23 años. Como saben los aficionados, esta ópera y este compositor permanecieron ocultos mucho tiempo. Sin
duda fue esto secuela de dos maldiciones: una, la de prohibirse su música en
Europa en virtud de formar parte de la
pléyade de compositores considerados
degenerados por el régimen nazi; dos,
más tarde, la de ser un músico plenamente postromántico y no tener nada
que ver con la Viena de Schoenberg, sus
discípulos y las escuelas posteriores que
se reclamaban de ese legado. La ciudad
muerta se vio en Múnich en 1955 y en
Viena en 1967. Pero su resurrección vino
tras reponerse en el Met en 1975 y grabarse en Múnich ese mismo año. A partir de ese momento, la carrera de este
título ha ido en ascenso, y hoy se la considera uno de los mayores del siglo XX.
La ciudad muerta es una perita en dulce
para el director de escena, pero también
es un regalo para el oído por la intensidad de su flujo musical inagotable, por
su lirismo y su dramatismo encendidos,
por su sugerencia de fantasía y el retrato
90
fugacidad del discurso, etc. Pensemos en
Paul Hindemith, primero, y en Kurt
Weill, después; por sólo decir dos nombres, puesto que los intentos abundan, y
surgen aquí y allá músicas con deje
popular y acidez cabaretera.
El dictador no llega a media hora de
duración y despliega en tan pocos minutos una atmósfera de alta comedia, de
comedia galante y finalmente de tragedia.
María, esposa de un oficial ciego por una
de las muchas guerras del dictador, se
propone asesinar a éste durante sus vacaciones en Suiza. Pero cae víctima de la
atracción erótica del déspota y de la vigilancia de la esposa de éste, Charlotte. Hay
escenas espléndidas en lo musical y lo
dramático: el trío de María, Charlotte y el
dictador; el arioso del oficial sobre los
desastres de la guerra y su propio desastre; el dúo de María y el oficial sobre la
venganza; el dúo entre María y el dictador,
de una morbosidad enfermiza. En soporte audio, el que escucha tiene la posibilidad de hacer su propia puesta en escena: de corte realista, conceptual, simbólica, lo que quiera. La fantasía que se
permiten los mejores directores escénicos está al alcance del aficionado. En
especial si la realización sonora es del
nivel de esta lectura en vivo que ahora
nos llega, porque si todas las óperas
requieren un buen concertador, en este
caso hace falta una batuta que integre
las voces en medio de ese personaje
omnipresente que es la orquesta, y le dé
una expresividad llena de tensión y de
sugerencia.
El registro de Múnich era de un nivel
considerable, con Julius Rudel, un director muy de foso, muy unificador de
detalles y aportaciones. Había un tenor
que no satisfacía plenamente, René
Kollo, y una soprano esplendorosa,
Carol Nebleth. Era un excelente registro
para dar a conocer la obra. De 1996 es
la versión sueca dirigida por Leif Segerstam, que unos años después editó
Naxos. No superaba lo de Múnich, pero
tenía su dignidad. Hacía falta un salto
cualitativo. En buena medida se consiguió con el DVD de Estrasburgo, puesta
en escena alucinante pero no del todo
lograda de Inga Levant, dirección febril
de Ian Latham-Koenig y protagonismo
excelente de Denoke y algo menos
excelente de Kerl (Arthaus), los mismos
de este registro que comentamos.
Ahora bien, la referencia absoluta en
soporte audio es precisamente la de
Salzburgo 2004, que sin duda estará en
formato DVD muy pronto. Se trata de
una muy alabada producción de Wily
Decker en coproducción con el Liceu y
con Amsterdam. Por el momento, tenemos lo que se oye, y se oye una dirección envolvente, explosiva, magistral de
Runnicles; y se oyen una Marietta ideal
en canto y en dramatismo, en sugerencia, en ilusión escénica auditiva, en
punteado por Charlotte, oculta, hasta el
estallido erótico, interrumpido por la
esposa al disparar contra María, más por
celos que por defender al tirano; y la escena final: ante el sorprendido dictador, el
oficial ciego busca a su esposa y pregunta
si ha matado por fin al déspota. La orquesta subraya, apenas comenta, y se sitúa con
discreción en un foso poco ruidoso pese a
que a veces golpea con fuerza.
Más golpes inflige la orquesta en Peso
pesado, despliegue de un triángulo en
menos de 16 minutos. Es una pieza más
desenfadada, con danzas (pasodoble,
vals, tango, etc.), con mucho humor y
cierta desvergüenza, al menos para la
época: eso sí, una desvergüenza muy
simpática. Un joyita huidiza, una miniópera de muchos quilates en la que Krenek no desdeña imitar al maestro Padilla.
Frente a estas dos óperas, El reino
secreto es larguísima: dura tres cuartos de
expresividad, en vibrato; y el mejor Paul
hasta el momento en lo vocal, y no sólo:
en la medida en que no le vemos, no
percibimos los defectos que señalábamos en su exceso de gesticulación y
tambaleo cuando lo de Estrasburgo (acaso Decker se los haya corregido o no se
los ha señalado), de manera que podemos poner en su rostro más sobriedad y
quitarle tumbos molestos. Pero hay una
voz de lujo para complementar a estos
dos abrumadores protagonistas: nada
menos que Bo Skovhaus en el buen
amigo Frank, voz de barítono noble y
poderosa que nos dio un memorable
Wozzeck; atención: Skovhus repite en el
comprometido papel de Fritz-Pierrot de
la escena arlequinesca del cuadro segundo. La contralto Daniela Denschlag cumple con las oscuridades de la fiel Brigitta, y el resto del reparto se desenvuelve
con muy buen nivel de canto y actuación. No lamente el lector que este
álbum carezca de imágenes: puede fantasear a su gusto en medio del oleaje y
la tormenta sonora de esta ópera intensa
como pocas, gracias a una lectura difícil
de superar.
Santiago Martín Bermúdez
hora. Además, el tono cambia bastante:
del drama y lo burlesco pasamos a una
atmósfera de cuento de hadas. Hasta cierto punto, claro: escenas revolucionarias,
de triángulo erótico, de locura, escenas
grotescas… y escenas prodigiosas de
reconciliación del rey con la naturaleza y
con su propia esposa (ahora, árbol),
mediante renuncia al poder, claro está.
Una vis cómica irresistible atraviesa la trama que conduce al desenlace mágico.
También de este breve título puede decirse que es una joya, aunque la verdad es
que los tres lo son.
Unos repartos adecuados, sin grandes
voces pero con dignidad en los cometidos; una dirección incisiva y con gran sentido de la comedia por parte de Janoswki;
un conjunto orquestal de considerable
nivel, la DSO de Berlín. Tales son los
mimbres de un disco Krenek que es todo
un regalo por su novedad, su alto nivel, su
D I S C O S
KORNGOLD-MASSENET
recuerdo de una vanguardia que para
entonces tenía los días contados y que ha
sido necesario recuperar tras años de olvido abrumador. Un magnífico álbum para
todos los aficionados, en especial para los
que no se conforman con el pasado que
se ha escrito hasta no hace mucho, y que
ya sabemos que no era definitivo, porque
el pasado es imprevisible.
S.M.B.
LAZKANO:
Zur-Haitz. Ur Loak. Lur-Itzalak.
Hilarriak. LISA KEROB, violín; THIERRY AMADI,
violonchelo. JOVEN ORQUESTA NACIONAL DE
ESPAÑA. Director: PABLO GONZÁLEZ.
ORQUESTRA DE CAMBRA TEATRE LLIURE.
Director: JOSEP PONS. ORQUESTA SINFÓNICA DE
BILBAO. Director: JUAN JOSÉ MENA.
LE CHANT DU MONDE LDC 278147. DDD.
57’38’’. Grabaciones: Zaragoza, I/2000;
Estrasburgo IX/1999 (en vivo); Mónaco, II/2004;
Bilbao, V/2004 (en vivo). Distribuidor:
Harmonia Mundi. N PN
Recoge este CD cuatro obras del compositor donostiarra Ramon Lazkano (San
Sebastián, 1968) en grabaciones realizadas en distintos lugares y momentos, y
que, en su conjunto, ofrecen una buena
perspectiva de la producción reciente de
este autor vasco, del que la Orquesta
Nacional de España estrena una obraencargo la temporada próxima. Desasosegante es calificativo que encaja en la
música de este autor, producto, nos parece, de la naturaleza e idiosincrasia de su
país natal, con sus aristas y contrastes,
pero también de la visión de un espíritu
crítico e inconformista ante la realidad
general que tenemos cada día ante nosotros. Por eso estamos ante polirrítmias
complejas, timbres estridentes, sonidos
enervantes, tensiones agobiantes… Que
no dejan al oyente tranquilo, que inquietan y aguijonean, que sacuden el ánimo.
El conjunto de intérpretes es notable, el
resultado también. La Joven Orquesta
Nacional de España (Pablo González) se
encarga de Zur-Haitz (Bosque de Piedra,
1998-1999); la Orquestra de Cambra Teatre Lliure (Josep Pons), de Ur Loak (Aguas
estancadas, 1998); Lisa Kerob (violín) y
Thierry Amadi (violonchelo), de Lur-Itzalak (Sombras de Tierra, 2003); la Orquesta de Bilbao (Juan José Mena), de Hilarriak (Estelas funerarias, 2002-2003). Los
títulos de las piezas pueden ayudar, sólo
someramente, a entender los puntos de
partida del compositor. Pero al margen
de lo que éste haya querido expresar,
estamos ante una música de gran interés,
rica en sugerencias, atractiva en el propio
desasosiego del que hablábamos, inquietante en el juego progresión-explosiónsilencio… Donde la percusión, sabiamente utilizada, desempeña un gran papel. Y
en la que en algún caso, sin embargo,
Lur-Itzalak, el sonido (de un violín y de
un violonchelo) es violentado, resultando
molesto, agresivo, hostil, incómodo. Sólo
con cuyo cese total es posible el descanso del oyente.
J.G.M.
LEGRENZI:
Sonatas en trío, 1655. PARNASSI MUSICI.
CPO 777 030-2. DDD. 65’33’’. Grabación:
Karlsruhe, II/2003. Productores: Burkhard
Schmilgun, Wolfgang Scherer. Ingeniero: Bernhard
Mangold-Märkel. Distribuidor: Diverdi. N PN
Publicadas en 1655, las Sonatas a dos y a
tres op. 2 de Legrenzi representan un
importante eslabón en la historia del
género. Cada sonata está dividida en secciones con fisonomía cada vez más independiente, aunque aún no se han constituido en movimientos autónomos. El lenguaje de la sección de apertura es libremente contrapuntístico, y muestra la capacidad de Legrenzi de combinar el rigor
polifónico con la plasticidad de los ritmos.
El compositor veneciano está en posesión
de un estilo elaborado pero siempre
directo, encauzado por ritmos incisivos y
líneas melódicas en donde perdura cierto
aroma vocal a lo Monteverdi.
Merece la pena recuperar estas piezas, y no sólo por su función de puente
entre la generación de Castello por un
lado y la de Vivaldi, Caldara y Albinoni
por otra. Parnassi Musici se ha convertido
en toda una autoridad interpretativa en el
ámbito de la sonata en trío entre los siglos
XVII y XVIII. Las versiones son intachables tanto por sentido del estilo como por
el acabado técnico, y no cabe duda de
que al sonido del grupo alemán le conviene el trazo aún grueso de Legrenzi. Un
bello efecto produce en las Sonatas nºs 7,
8 y 9 el emparejamiento entre el violín y
el fagot. Buena grabación.
S.R.
LOCKE:
Broken Consort. IL DOLCIMELO.
AEOLUS AE-10056. DDD. 79’48’’. Grabación:
Honrath, VIII/2000. Productor e ingeniero: Christoph
M. Frommen. Distribuidor: Gaudisc. N PN
Música para broken consort (es decir,
para conjunto de instrumentos de distintas familias) de Matthew Locke y algunos de sus contemporáneos (Nicola Matteis, Henry Eccles, Henry Purcell, Robert
Carr, Thomas Robinson, Gottfried Finger) es lo que ofrece este disco del conjunto Il Dolcimelo, que forman Katja
Beisch, flautas dulces; Marie Verweyen,
violín; Doris Runge, violonchelo y violonchelo piccolo; Thomas Boysen, laúd,
tiorba y guitarra y Christoph Lehmann,
órgano y clave.
Las interpretaciones aparecen dominadas por la peculiar tímbrica de la
omnipresente flauta dulce, conveniente
y hábilmente metamorfoseada merced a
los diferentes modelos que Katja Beisch,
con sobrada pericia, emplea. Il Dolcimelo se apunta, por otro lado, a la tendencia de versiones enérgicas y muy contrastadas, tanto en dinámicas como en
tempi, con algunas fluctuaciones agógicas ciertamente llamativas (como en el
segundo movimiento de la Suite de Matteis). Destaca asimismo la notable presencia de los instrumentos del bajo continuo, en especial el de una tiorba de
poderosísimo sonido. Todos estos ingredientes, unidos al sonido agreste del ágil
violín de Marie Verweyen y a la muy
acertada alternancia en el uso de los instrumentos de tecla, dan como resultado
un disco variado y atractivo, que se
escucha con agrado y refleja a la perfección una de las formas más habituales
de entender este repertorio en el arranque del siglo XXI.
P.J.V.
MASSENET:
Werther. ANDREA BOCELLI, tenor (Werther);
JULIA GERTSEVA, mezzo (Charlotte); NATALE DE
CAROLIS, barítono (Albert); MAGALI LÉGER,
soprano (Sophie). CORO Y ORQUESTA DEL
TEATRO COMUNALE DE BOLONIA.
Director: YVES ABEL.
2 CD DECCA 4756557 DHO 2. 129’39’’.
Grabación: Bolonia, I y II/2004. Productor: David
Mottley. Ingeniero: Luciano Serena. Distribuidor:
Universal. N PN
Un solo elemento justifica que se haya
grabado esta enésima versión de la ópera massenetiana y es la descollante tarea
del director Abel. Tiene un sentido de la
narración que aparece en las anticipaciones trágicas y líricas del preludio y se va
desarrollando a través de las distintas
atmósferas hasta el desolado dramatismo
de los dos cuadros finales. Abel sirve al
discurso de la ópera con una suntuosidad orquestal muy acorde con la propuesta de Massenet. A través de ella va
diseñando el mundo idílico de la pequeña población romántica, el encanto del
plenilunio en el jardín, la fiesta burguesa, el indiferente canto infantil de Navidad, en torno a la creciente labor suicida
del protagonista.
El resto apunta la corrección de los
comprimarios y la escasa proyección de
los protagonistas. Gertseva está correcta
pero sus medios, vocalmente suficientes,
no dan la tierna entrega de Charlotte y
en el tercer acto resulta demasiado
matronil en relación al personaje. Bocelli
tiene medios escasos que un uso molesto de la cámara no puede disimular. A
veces, su voz, de simpático timbre, carece de apoyo y se queda corta en ciertos
momentos del agudo. Su francés es
montaraz y su Werther, apenas una primera lectura.
B.M.
91
D I S C O S
MAHLER-MOZART
Michael Gielen
PRECISIÓN Y LUCIDEZ
MAHLER: Sinfonía nº 5.. ORQUESTA
SINFÓNICA DE LA RADIO DEL SUROESTE, BADENBADEN Y FRIBURGO. DIRECTOR: MICHAEL GIELEN.
HÄNSSLER CD 93.101. DDD. 68’54’’.
Grabación: Friburgo, XII/2003. Productor:
Bernhard Mangold-Märkel. Ingeniero: Klaus
Dieter Hesse. Distribuidor: Gaudisc. N PN
MAHLER: Sinfonía nº 9.
BOULEZ: Rituel, in memoriam Bruno
Maderna. Notations I-IV, VII. ORQUESTA
SINFÓNICA DE LA RADIO DEL SUROESTE, BADENBADEN Y FRIBURGO. DIRECTOR: MICHAEL GIELEN.
2 CD HÄNSSLER 93.098. DDD. 129’07’’.
Grabaciones: Friburgo (Mahler) y Baden-Baden
(Boulez), IX/1990. Productor: Helmut Hanusch.
Ingenieros: Ute Hesse (Mahler) y Frank Wild
(Boulez). Distribuidor: Gaudisc. N PN
Con estos dos ejemplares termina Gielen su notable ciclo Mahler aparecido
poco a poco en los últimos años y acoplado con otras obras de autores diversos (Ives, Kurtág, Webern, Schubert,
Schreker, Berg, Schönberg y Boulez)
presentes en la edición por separado de
cada sinfonía, según han podido comprobar en los comentarios aparecidos
en estas páginas cuando salieron publicadas (al comprador que solo le interese el Mahler puede adquirir el álbum
completo de 11 CD con todas las Sinfonías y el Adagio de la Décima con la
referencia 93.130). Las recreaciones de
Quinta y Novena siguen las pautas de
las anteriores en cuanto a planificación,
claridad de planos, contrastes expresivos, matización dinámica, delicadeza
tímbrica y sabor personal indiscutible.
Gielen, ya lo hemos visto en numerosas
ocasiones, está perfectamente compenetrado con su orquesta, y suponemos
que no solamente en los aspectos técnicos o puramente musicales, sino también en el humano después de tantos
años de colaboración mutua, y eso se
nota en sus dos estupendas interpretaciones. La Novena, por ejemplo, es una
lectura sensacional, especialmente los
tres primeros movimientos (¿hay otra
obra con tanta suerte en fonografía?)
gracias a la batuta precisa, analítica y
lúcida de este director que aquí se nos
muestra refinado, expresionista y trágico como el más consumado mahleriano, consiguiendo de su conjunto un trabajo afinado, flexible, brillante y variado, diríamos que a la altura de las mejores prestaciones orquestales de la actualidad. No obstante, al último movimiento, racional y sin concesiones a cualquier matiz expresivo (sin embargo,
hay portamenti a diestro y siniestro
fuertemente destacados) se le podría
haber pedido un poco más de calor y
expansión para poder resaltar más su
emotivo mensaje de adiós. Con la
Quinta el nivel es también muy alto,
aunque en nuestra opinión se le podría
pedir un punto más de variedad para
dar esa imagen desencajada por un
lado, ácida por otro y delicadamente
lírica en algún punto determinado (en
el Adagietto, por ejemplo, traducido
aquí sobriamente y sin ningún tipo de
afectación). De cualquier forma, una
gran versión, de absoluta concentración, perfectamente construida, equilibrando sabiamente los elementos elegantes y vulgares, y, como en el caso
de la Novena, de admirable y virtuosa
respuesta orquestal. En ambos casos,
muy buenas tomas de sonido, espaciosas, detalladas y clarificadoras de las
complejas texturas orquestales.
La Novena se complementa con dos
obras de Boulez traducidas por Gielen
con la misma convicción que la demostrada en Mahler, tratando al músico
francés como un clásico merecedor de
figurar en una grabación al lado de un
sinfonista de tanto prestigio, aunque
como es evidente el grado de dificultad
para el oyente es mayor. El Rituel
(1974-75), compuesto en memoria del
entonces recientemente fallecido Bruno
Maderna, es una obra para orquesta
dividida en ocho grupos de distintos
MESSIAEN:
Éclairs sur l’au-delà. ORQUESTA FILARMÓNICA
DE BERLÍN. Director: SIMON RATTLE.
EMI 5 57788 2. DDD. 60’24’’. Grabación: Berlín,
VI/2004. Productor: Stephen Johns. Ingeniero:
Arne Akselberg. N PN
92
¿S e va a convertir Relámpagos al más
allá en una de las obras más grabadas de
la creación sonora de las dos o tres décadas finales del siglo pasado? En los últimos años hemos comentado al menos
cuatro referencias, entre las que destacaba la de Chung con Bastilla (DG, 1994),
sin desdeñar ni mucho menos las importantes lecturas de Wit, que fue pionero, y
la más reciente de Cambreling.
Ahora llega Rattle, que no revoluciona el patio, pero que le da una poesía,
una gracia, una tensión y un dibujo de
paisaje que nos hace dudar si no estamos
ante la gran referencia. La música de
Messiaen no es cálida, pero posee un
calor objetivo que no provoca el entusiasmo ni la adhesión, pero sí la reflexión
y la introversión hasta lo doloroso. Es ahí
donde vence y convence Rattle, en especial en secuencias que sugieren lo arcano
o quién sabe si lo sagrado, como al
cerrar la Constelación de Sagitario.
La música de Messiaen es colorista, y
la planificación de timbres de Rattle es
portentosa. Los relámpagos son una
tamaños que el propio Boulez estrenó
en Londres el 2 de abril de 1975, mientras que la siguiente obra procede de la
orquestación de diversas piezas para
piano de su juventud (las números 1 a
4, más la 7) que originalmente se llamaron Douze Notations (1945) y que se
pueden considerar como el Opus 1 del
compositor francés. Colores, timbres,
rigor extremo y espíritu decididamente
analítico se nos muestran en estas obras
perfectamente traducidas por Gielen,
que hace gala de una refinada paleta
tímbrica, sólida construcción racional y
precisa y virtuosa respuesta orquestal,
dos espléndidos trabajos idóneos para
divulgar estas dos obras de Pierre Boulez y cuya audición atenta y repetida es
necesaria para tratar de aproximarse al
mensaje de ese enorme peso intelectual
de la música de nuestro tiempo. En fin,
dos estupendas traducciones de Quinta
y Novena de Mahler que completan el
excelente ciclo grabado por Gielen para
Hänssler. El atractivo complemento de
dos obras de Boulez en el segundo
álbum añade interés a la publicación.
Excelentes tomas de sonido y buenos
comentarios en alemán e inglés firmados por Paul Fiebig, de la Radio SWR.
Enrique Pérez Adrián
visión no nerviosa, ni histérica ni exaltada del texto sacro más exaltado, el Apocalipsis, que uno todavía no comprende
cómo pudo colarse en los viejos concilios. Felizmente, ahí está Messiaen para
recobrar las esencias puras y prescindir
de los aspavientos de un texto que tiene
mucho de narrativa de terror y de ciencia ficción. Y aquí está Rattle para objetivarlo más aún, sin quitarle ni un ápice
de sentido. No de pasión, que no la tiene sino implícita, como el calor. Mas de
imagen de lo hermético. El pavor del
espectáculo de las estrellas hecho sonido. Frío sonido del frío firmamento por
la noche, lejos del fragor sonoro y lumínico de la ciudad. Así, Rattle. Con Berlín,
nada menos.
S.M.B.
D I S C O S
MAHLER-MOZART
MESTRES QUADRENY:
Promptuari des dirs. A tomb de dau.
Cop de poma. Tres cànons en
homenatge a Galileu.
JEAN-PIERRE DUPUY, piano.
ARS HARMONICA AH 141. DDD. 77’. Grabación:
Búger (Mallorca), XI/2004. Ingeniero: Antoni
Caimari. Producción: Re & Ma 12 S.L. Distribuidor:
Gaudisc. N PN
Con la garantía de la interpretación de
Jean-Pierre Dupuy (pianista y director de
dilatada carrera al servicio de la difusión
de la música de los siglos XX y XXI, con
una importante labor pedagógica en su
haber), Ars Harmonica nos ofrece en
este CD la segunda entrega de la serie
dedicada al compositor Josep M. Mestres
Quadreny (Manresa, 1929), primera de
la integral de piano del autor catalán (en
el nº 188 de esta revista, julio-agosto de
2004, se incluyó el comentario del primer disco de dicha serie, música de
cámara). Una labor ciertamente valiente
y arriesgada del sello que nos ocupa por
cuanto estamos ante una obra que exige
la máxima atención del escucha e incluso una cierta preparación previa ante la
misma. Mediante un sistema que transforma las notas graves en agudas y las
agudas en graves, recurso a la inversión
tan común en la escritura contrapuntística, Mestres Quadreny trata en Cop de
poma (1961) de conceptos tan presentes
en algunas filosofías orientales como
cambio, transformación y evolucionismo. Unos pocos años después, en 1965,
a partir de los procedimientos de la imitación canónica y con el uso de tres
magnetófonos que permiten ampliar
grandemente la producción de la materia sonora, surge Tres cànons en homenatge a Galileu (con la valiosa colaboración del veterano compositor de música
electroacústica Andrés Lewin-Richter),
donde la gran masa sonora resultante se
alimenta y enriquece de infinidad de
microsonidos individuales, a la vez que
fagocita su identidad. Acertada, pues, la
mención de Galileo Galilei, por la analogía de la composición con el cosmos. De
1996 es Promptuari de dirs, suite de dieciséis miniaturas que Dupuy (que fue el
que la estrenó) considera “excelente
herramienta para introducir a los estudiantes en el mundo de la música contemporánea). Y de 1998 es A tomb de
dau, escrita con el pensamiento puesto
en el importante grupo catalán de vanguardia Dau al Set.
Cabe recordar que Cop de poma respondió a una experiencia interdisciplinar
que dio como fruto la obra colectiva de
un escultor (Moisés Villèlia), un poeta
(Joan Brossa), dos pintores (Joan Miró y
Antoni Tàpies) y un compositor (el propio
Mestres Quadreny). Una consideración
más: en sí mismas, y con la perspectiva
del tiempo pasado, las piezas de los años
noventa no superan en interés a las de los
años sesenta. Y una duda: la fidelidad a
unos principios, legítima y encomiable,
puede haber menoscabado la evolución a
causa de una excesiva rigidez.
J.G.M.
MOZART:
Los cinco conciertos para violín y
orquesta, Concertone para dos violines
y orquesta en do mayor K. 190, Sinfonía
concertante para violín, viola y
orquesta en mi bemol mayor K. 364.
SHLOMO MINTZ, violín y viola; HAGAI SHAHAM,
violín. ORQUESTA DE CÁMARA INGLESA.
Director: SHLOMO MINTZ.
3 CD AVIE AV2058. DDD.180’ Grabación:
Londres, VI y IX/2004. Productor: Chris Hazell.
Ingeniero: Mike Hatch. Distribuidor: Gaudisc. N PN
He aquí un caso discográfico curioso, en
el que la favorable impresión que la primera audición produce va progresivamente perdiendo fuerza en las subsiguientes. Mintz, por supuesto, toca maravillosamente el violín y aún mejor incluso
la viola, pero el regusto final que dejan
estas interpretaciones suyas de Mozart
como instrumentista y como director (en
esta última función a los mandos de una
máquina de precisión absoluta como es
la ECO) es el de un bombón sin licor, es
decir, sin aquel sabor de contraste que
haga el placer un poco canalla y por tanto apetecible su repetición. Dicho de otro
modo, todo resulta tan simétrico, que la
segunda vez que se oye lo mismo ya no
queda ni siquiera la esperanza de que
ahora el mismo pasaje cobre en la recapitulación un matiz de fraseo, por mínimo
que sea, que, inadvertido en la primera,
lo diferencie de su lectura en la exposición. Como primer violín en el Concertone, Hagai Shaham (no confundir con Gil)
aporta un timbre apenas menos dulce
que el de su compañero, de manera que
sólo la Sinfonía concertante, y ello por el
magistral manejo de los distintos colores
en la partitura, acaba por elevar el nivel
de interés por encima del que produciría
la más perfecta pieza de porcelana industrial cuando ya hace tiempo que se descubrió el núcleo de mármol, tallado siempre a cincel, pieza por pieza y con acabado en muchas ocasiones non finito, que
en Mozart subyace a cualquier barniz
decorativo de que se le quiera revestir.
A.B.M.
Leif Ove Andsnes
PURO CLASICISMO
MOZART: Conciertos para piano nº 9
en mi bemol mayor K. 271 y nº 18 en si
bemol mayor K. 456. LEIF OVE ANDSNES,
piano y director. ORQUESTA DE CÁMARA DE
NORUEGA.
EMI 5 57803 2. DDD. 59’31’’. Grabación: Oslo,
VIII/2003. Productor: John Fraser. Ingeniero:
Arne Akselberg. N PN
Estreno discográfico en la dirección de
uno de los talentos pianísticos más grandes de su generación con dos de los
conciertos más hermosos del salzburgués. Las versiones a cargo de Andsnes y
la Orquesta de Cámara de Noruega destilan puro clasicismo por los cuatro costados. Están exquisitamente expresados
(sobre todo desde el teclado) con las
proporciones justas de musicalidad y
equilibrio sonoro desde los planos, vigilando constantemente la transparencia
de éstos y su peso en la interpretación
global.
El pianista noruego ha demostrado,
desde que comenzó su imparable carre-
ra internacional, poseer, entre otras
muchas cualidades, un intenso sentido
de la musicalidad y una solidez técnica
increíble. Estos dos conciertos, como
comentamos hace unas líneas, son puro
clasicismo, sin afectación ni edulcoramientos. Son ejecuciones estudiadas
hasta la saciedad, en las que los matices
forman parte indisoluble del todo.
Mediante una articulación cristalina
expone las partituras con claridad y elegancia, una elegancia que recuerda
vagamente a Clara Haskil. Como su
sobriedad, tan presente siempre en las
interpretaciones de Andsnes.
Si entramos en detalle, el K. 456 sale
beneficiado por su mayor madurez en la
escritura. Es interpretado como tal, con
más solidez y empeño estructural. El K.
271, por su parte, es más juvenil, más
despreocupado. Menos comprometido a
nivel expresivo, aunque eso no quiera
decir más fácil de traducir. El equilibrio
de funambulista que requiere el Andantino central no está al alcance de cualquie-
ra, y el noruego lo resuelve con la mayor
naturalidad. La Orquesta de Cámara de
Noruega se revela como una formación
bien armada instrumentalmente y dúctil
para afrontar todo tipo de repertorios.
Este disco es una buena muestra de ello.
Carlos Vílchez Negrín
93
D I S C O S
MOZART-RACHMANINOV
Arias de Così fan tutte, Zaide y Las
bodas de Fígaro. Bella mia Fiamma K.
528. Ah, lo Previdi K. 272. Ch’io mi
scordi di te? K. 505. SOILE ISOKOSKI,
soprano; MARITA VITASALO, piano. TAPIOLA
SINFONIETTA. Director: PETER SCHREIER.
ONDINE ODE 1043-2. DDD. 61’28’’. Grabación:
Espoo, I/2004. Productor: Seppo Siirala. Ingeniero:
Enno Mäemets. Distribuidor: Diverdi. N PN
S oile Isokoski, una de las mayores
sopranos líricas del momento, afronta
este disco con tres de las arias de concierto más populares de Mozart, además
de arias de óperas entre las que se cuentan dos de los papeles más característicos de su repertorio: Fiordiligi y la Condesa de Las bodas de Fígaro.
Aplica a sus interpretaciones su voz
cálida, envolvente, de nítida apreciación
y emisión. Sin defectos en la articulación
y de hermoso y sólido timbre, desgrana
estas páginas con delicadeza, pero al
mismo tiempo con el carácter que los
tres personajes operísticos requieren. Las
tres arias de concierto poseen la profundidad de concepto y la ligereza de texturas que redundan en su dramatismo.
Quizás le falte a Ch’io mi scordi te? algo
más de gravedad, pero es una falta leve
en comparación con el total.
La acompaña un solvente y experimentado mozartiano como es Peter Schreier al frente de una Tapiola Sinfonietta
a la que no estamos acostumbrados a
escuchar en estos repertorios. La formación finesa muestra así su eclecticismo.
Schreier sabe acentuar y complementar
la fina voz de Isokoski sin estridencias,
pero con la suficiente personalidad.
C.V.N.
MYSLIVECEK:
Sinfonías. Cinco oberturas. L’ORFEO
BAROCKORCHESTER. Director: MICHI GAIGG.
2 CD CPO 777 050-2. DDD. 106’10’’. Grabación:
Stift Seitenstetten, XII/2003. Productor: Andreas
Beutner. Ingeniero: Manfred Brass. Distribuidor:
Diverdi. N PN
Prácticamente hablamos de lo mismo:
94
tanto da, desde el punto de vista de la
escucha, sinfonía que obertura en el
autor nacido en el mismísimo meollo
praguense, en la isla de Kampa, diecinueve años antes de hacerlo Mozart en
Salzburgo. Y se cita al hito salzburgués
porque la misma soltura, el mismo
desenfado aparente, la misma fluidez
pimpante contagian los pentagramas del
uno y del otro. Eso no quiere decir que
no se enlentezca y se profundice el discurso cuando ha lugar. La rítmica, los
cambios dinámicos constantes, y ese
chispeo en la sucesión de las notas (tantas, se dice, que contrariaban a los ejecutantes contemporáneos).
Myslivecek tomó el testigo de sus
predecesores Hasse, Galuppi y Jommelli,
reforzando su formación musical en
Venecia, y fue en Italia donde fueron
estrenándose sus óperas. Curiosamente,
aunque más conocido como compositor
de óperas, sus sinfonías casi doblan el
número de oberturas, habiendo llegado a
la imprenta sólo veinte de ellas. En el primero de estos dos discos están contenidas las que editó William Napier en 1772,
y en ellas se dan todas las cualidades y la
amenidad a las que se hacía referencia al
principio de esta breve reseña.
En las oberturas de ópera la estética
es la misma, ya se dijo, y estos dos discos
conforman una parte del legado inestimable del músico checo a la evolución de la
sinfonía centroeuropea dieciochesca.
El servicio de Michi Gaigg a este período musical es bien conocido, los resultados al frente de esta orquesta de instrumentos históricos de tan sólo siete años
de existencia en el momento de las tomas
son impecables. Todo complementado
por una grabación justa y ejemplar.
J.A.G.G.
ORFF:
Carmina Burana. SALLY MATTHEWS,
soprano; LAWRENCE BROWNLLE, tenor;
CHRISTIAN GERHAHER, barítono. CORO DE LA
RADIO DE BERLÍN. ORQUESTA FILARMÓNICA DE
BERLÍN. Director: SIMON RATTLE.
EMI 5 57888 2. DDD. 59’16’’. Grabación: Berlín,
29, 31-XII-2004 (en vivo). Productor: Stephen
Johns. Ingeniero: Mike Clements. N PN
ORFF
MOZART:
¿Qué tiene esta obra que gusta tanto a
tanta gente y que se graba una y otra vez
gracias al inexplicable atractivo que ejerce sobre músicos del máximo nivel?
¿Quién habría de pensar que Rattle, siempre dispuesto a transitar por caminos
poco transitados, perdería tiempo y energías con esto? No será cosa del marketing
(¿o sí?) pues uno duda del gancho comercial de una grabación (cara) como ésta a
cargo de intérpretes que, aunque digan
mucho al melómano (sobre todo Rattle,
la Filarmónica y el Rundfunckchor Berlin) a la inmensa mayoría de conciudadanos nuestros les resultan tan familiares
como Kierkegaard a Jesulín de Ubrique.
Grabada en un espléndido y espectacular
directo, esta versión tiene su atractivo en
Rattle y en los efectivos corales e instrumentistas que dirige, aportando una
visión personal de tan manida obra, con
algún que otro detalle de gran músico
pletórico de creatividad en una lectura
matizada y muy rica en el aspecto dinámico. Los solistas no brillan especialmente por su talento y, más que creativos, se
muestran caprichosos (incomprensible el
fraseo del barítono en Omnia Sol temperat, por ejemplo) cuando no en serios
aprietos para vencer algún que otro escollo que la partitura plantea (el tenor en
Olim lacus colueram, por ejemplo). En
fin, un disco que nunca debería haberse
grabado pues con los Carmina Burana
de Jochum, Dorati y algún otro ya estamos más que servidos.
J.P.
PAGANINI:
Seis duetos. Carmagnola con variazioni.
Gran sonata para guitarra con
acompañamiento de violín.
LUIGI ALBERTO BIANCHI, violín; MAURIZIO
PREDA, guitarra.
DYNAMIC CDS 440. DDD. 74’45’’.
Grabación: Génova, X/2003. Productor e
ingeniero: Pietro Mosetti Casaretto.
Distribuidor: Diverdi. N PN
El estupendo dúo formado por el violinista Luigi Alberto Bianchi y el guitarrista
Maurizio Preda, ambos reconocidos por
su trabajo interpretativo pero también
por sus acercamientos musicológicos a
obras poco atendidas o desconocidas
hasta hace poco, se han propuesto grabar la integral de Paganini para violín y
guitarra, una integral en la que no faltan
primicias como la Entrata d’Adone nella
reggia di Venere del primer volumen. El
que presentamos hoy es el tercero y en
él no hay ninguna primicia. En estas
obras encontramos la concurrencia de, si
dejamos de lado la viola, los dos instrumentos de Paganini. De hecho fue un
célebre violinista, todo un mito del violín, pero incluso llegó a dejar el violín
durante un tiempo para dedicarse a la
guitarra. Desde luego, Paganini conocía
a fondo las posibilidades de ambos instrumentos y hasta compuso una obra
(que aquí escuchamos) sígnificativamente titulada Grande sonata per chitarra
sola con accompagnamento di violino,
de 1803, con una maestría en la escritura
para guitarra que no es deudora prácticamente de nadie más que del propio
Paganini, pues el compositor no sabía
nada entonces de Giuliani ni de Carulli.
Más sobre el afecto de Paganini por la
guitarra: la obra de su catálogo que está
considerada la primera que compuso,
Carmagnola con variazioni, está destinada al violín y a la guitarra, y aquí la
escuchamos en una versión tan brillante
y musical como el resto del muy exigente programa. Un disco magnífico en el
que ciertamente no hallamos ninguna
obra maestra pero que tiene ese encanto
belcantista y ese nunca escondido exhibicionismo de Paganini que, de vez en
cuando, nos muestra a un compositor
dotado de un modo natural para la
melodía.
J.P.
PRADAS:
Ópera al Patriarca Sn. Joseph. Arda en
gozos el valle. MORERA: Como el rey
supremo anhela. Bélico armonioso.
CAPELLA SAETABIS. Director: RODRIGO MADRID.
EGT 961-CD. DDD. 72’43’’. Grabación: Valencia,
X/2004. Productor: Paco Bodí. Ingeniero: Jorge G.
Bastidas. Distribuidor: Gaudisc. N PN
Ópera sacra o cantata, la obra de José
Pradas (1689-1757) que rescata para este
disco la Capella Saetabis de Rodrigo
Madrid, fue compuesta e interpretada en
1718. Se trata de una reflexión sobre el
misterio de María, virgen y madre, que
conduce el personaje de José, adjudicado a un tenor, a través de una serie de
D I S C O S
MOZART-RACHMANINOV
recitados, tonos, coplas y un aria (Muerte, alivia mi dolor), y que se completa
con la intervención de un ángel (personaje doblado aquí en las voces de dos
niños) y un par de números corales. El
disco se completa con un villancico del
propio Pradas (Arda en gozos el valle) y
dos de Francisco Morera (1731-1793), su
alumno y, como él, de origen castellonense y maestro de capilla de la Catedral
valenciana. Música de notable encanto
melódico, bien representativa del Barroco hispano, que en Morera se adentra ya
en territorio galante, si no plenamente
clásico.
Como en su anterior trabajo con
música de maestros de capilla de Játiva
(ver SCHERZO nº187), la Capella Saetabis ofrece interpretaciones homogéneas,
equilibradas y cálidas de un repertorio
que está muy necesitado de trabajos de
este tipo. Si en la Ópera al patriarca Sn.
Joseph tanto el tenor Antonio Lozano
como los solistas de la Escolanía de
Nuestra Señora de los Desamparados
(Adrián Ferrer y José Mateu) pasan por
algunos apuros y los resultados globales
quedan lastrados por cierta monotonía
expresiva, los villancicos resultan variados, intensos, muy bien contrastadas las
partes más reflexivas de recitados y arias
con las chispeantes coplas y tonadillas.
Interesante.
P.J.V.
PROKOFIEV:
Sinfonías nºs 5 y 7. SINFÓNICA DE LA RADIO
BAVIERA. Director: KLAUS TENNSTEDT.
DE
PROFIL PH05003. ADD. 77’29’’. Grabación:
Múnich, VII y XII/1977. Distribuidor:
Gaudisc. N PN
Estos registros de 1977 debían de estar
más o menos ocultos en los archivos de
Radio Baviera, aunque esta misma Séptima había circulado por ahí en uno de
esos sellos “atrevidos” y benéficos. Es un
Tennstedt en plena madurez interpretativa, inspirado, con nervio y garra, mas
también con lirismo. Se trata de la sinfonía más conocida de Prokofiev, la Quinta, y de la última, la Séptima, el gran
compromiso con la estética oficial del
que salió con gran dignidad menos de
un año antes de su muerte. Ninguna de
las dos comienza con un gran movimiento rápido, sino al contrario: un
Andante que posee grandiosidad y un
Moderato con tres temas bellos, sugerentes, soñadores por momentos. Tennstedt
los borda con un sentido de la medida
que no descree de lo dramático. Estamos
tentados de decir que es el Tennstedt
que ya hace Mahler aquí y allá y que
prepara su ciclo con la Sinfónica de Londres de los años siguientes. Los movimientos lentos son de una belleza a
veces doliente (el amplio y ambicioso
Adagio de la Quinta, el más breve
Andante de la Séptima). Ante los dos
allegros de la Quinta, lamentamos que
Tennstedt no haya grabado nunca un
Romeo y Julieta íntegro. Oyendo ambas
sinfonías, lo que lamentamos es que no
haya hecho más Prokofiev para el soni-
do grabado. Sí hizo Kijé, y también la
Quinta, ambas con la misma orquesta
que su Mahler; la Quinta sólo unos
meses antes que ésta de Múnich. Este
espléndido disco, rico en tensiones y en
expresividad con una música a menudo
sencilla y también de gran inspiración,
constituye un bello recuerdo, un homenaje a Tennstedt, desaparecido hace ya
siete años tras una larga enfermedad, y
que vivió setenta y dos.
S.M.B.
PURCELL:
Dido y Eneas. The Masque of Cupid and
Bacchus de Timón de Atenas.
GALLIARD: Pan y Syrinx. SOLISTAS VOCALES.
MUSICA AD RHENUM. Director: JED WENTZ.
2 CD BRILLIANT 92464. DDD. 132’37’’.
Grabación: Utrecht, VIII-IX/2004. Productores e
ingenieros: Peter Arts, Barbara Valentin, Maresa
Herbrand. Distribuidor: Cat Music. N PE
Se complementan en estos espléndidos
discos dos autores, más conocido Purcell
y menos John Ernest Galliard, dentro de
lo que es la música para escena del período barroco, así como se busca al mismo
tiempo la contraposición en la intención
de las obras que se han registrado. Más
profundo y con mayor ambiente oscuro
y concentrado Dido y Eneas y más ligera
la intención de Pan y Syrinx, saltarín y
jocoso, recogidas ambas de mano maestra por Jed Wentz, que con unos medios
nada ampulosos sino escuetos, restituye
la mayor pureza a estas partituras. Igualmente acertada la intención en la asignación de cometidos a los cantantes, que
no se enumeran en la ficha por su gran
número. Más ligeros y desenfadados los
que dan cuerpo a la partitura de Galliard,
y de todo punto excelentes, sin que
aquellos dejen de serlo, los que incorporan el reparto de Dido y Eneas.
Pero también, en el fragmento restante de Purcell (traduzcan ustedes:
¿máscara, disfraz? nos llega el lado jocoso de este autor, con un tratamiento
jocundo y una música que, para la época, chispea, excelentemente servida y
que redondea dos discos francamente
interesantes por todos los conceptos.
J.A.G.G.
RACHMANINOV:
Conciertos para piano. Rapsodia sobre
un tema de Paganini. STEPHEN HOUGH,
piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE DALLAS.
Director: ANDREW LITTON.
2 CD HYPERION CDA67501/02. DDD. 145’35’’.
Grabación: Dallas, VI/2003, y IV-V/2004.
Productor: Andrew Keener. Ingeniero: Jeff Mee.
Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN
L a aproximación de un músico de la
altura de Stephen Hough a los Conciertos
para piano de Rachmaninov provocaba,
a priori, buenas sensaciones, expectativas que se han visto defraudadas en parte tras la escucha de estos discos.
Las interpretaciones son elegantes
en su factura, muy clásicas, que recuer-
dan al estilo de Byron Janis. No resultan
nada afectadas y la rapidez impuesta por
solista y director le restan dramatismo y
adornos innecesarios. Pero al mismo
tiempo, esta música requiere ciertas
dosis de recreación, de tranquilidad, de
reflexión, para dar todo lo que tiene que
dar de sí. Queda lejos de la intensidad
de Sviatoslav Ritcher o el sutil equilibrio
de Ashkenazi, por no hablar de la gravedad de un Janis en plenitud. Es como
intentar rescatar del pasado las interpretaciones del propio autor (por concepto
y tempi se acercan mucho), pero sin la
autoridad de aquél.
Y es una pena, porque Hough es un
excelente pianista, dotado técnicamente
y con sensibilidad. Pero no ha dado con
la llave para esta música tan aparentemente simple, pero que esconde más de
lo que todo el mundo se atreve, de alguna forma, a reconocer. Litton, por su
parte, muestra su capacidad de adaptación a casi cualquier repertorio al frente
de una orquesta sólida y bien armada.
C.V.N.
RACHMANINOV:
El caballero avaro. MIJAIL GUZHOV (El
barón), VSEVOLOD GRIVNOV (Albert), ANDREI
BATURKIN (El duque), BORISLAV MOLJANOV
(Prestamista), VITALI EFANOV (Criado).
ORQUESTA SINFÓNICA DEL ESTADO RUSO.
Director: VALERI POLIANSKI.
CHANDOS CHAN 10264. DDD. 60’30’’.
Grabación: Moscú, X/2003. Productor: Valeri
Polianski. Ingeniero: Igor Vepritsev. Distribuidor:
Harmonia Mundi. N PN
Es probablemente El caballero avaro la
más interesante de las tres óperas de
Rachmaninov. Tras la juvenil Aleko, las
dos óperas de 1906, la que ahora recibimos y Francesca da Rimini. Como es
sabido, El caballero avaro parte de uno
de los microdramas de Pushkin, todos
los cuales han sido puestos en música
por compositores rusos: antes que
todos, Dargomishki convirtió en ópera
El convidado de piedra, ese sorprendente Tenorio ruso; Rimski hizo lo mismo
con Mozart y Salieri; Cui compuso Festín en tiempo de peste. Musorgski, el más
grande, acudió a una pieza pushkiniana
de otra índole, Boris Godunov.
El preludio es de una belleza mórbida y misteriosa que no anuncia lo que
viene, pero que crea un clima de expectación doliente. A continuación, tres
escenas. Hay planteamiento, y hay catástrofe. Pero la crisis es algo que se arrastra de antes; no se da en la segunda de
las tres escenas, que es un largo monólogo del barón, del padre avaro. Mijail
Guzhov, con su voz limpia de claro barítono, hace un barón de timbre noble,
desmentido por sus palabras y sus actos,
en especial en su largo solo de ¡23 minutos! Grivnov, en Alberto, el hijo, desborda la cuerda de tenor lírico para darle
toques de heroísmo.
A ellos se limita el drama, pero hay
otros tres cometidos masculinos de
importancia: Molshanov, un interesante
tenor altino (cuerda que sirve tanto para
95
D I S C O S
RACHMANINOV-ROSSINI
la nobleza del iuródivi de Boris, el lirismo del astrólogo de El gallo de oro o la
estridencia de Mime), en el cometido del
prestamista (claro está, te ponen que es
judío, faltaría más); un noble barítono,
Baturkin, en el Duque que intenta poner
paz en la familia devorada por la codicia; y un criado de escaso cometido en
el que advertimos un muy intereante
bajo, Efanov, que canta papeles de
superior interés, como Boris, Dosifei y
Gremin.
Valeri Polianski acierta a crear un clima de enrarecida tensión dramática, y
prosigue con gran acierto su incursión
en los grandes compositores rusos (Grechaninov, Shostakovich, Prokofiev, Schnittke y otros), aunque no es éste su pri-
mer Rachmaninov: recordemos sus muy
interesantes Vísperas (Melodia). Una lectura de teatralidad contenida, morbosa,
un dibujo medido, sin exageraciones, de
uno de los vicios capitales pushkinianos
en la excelente musicalidad tardorromántica de Rachmaninov.
S.M.B.
Nikolai Luganski y Sakari Oramo
ARREBATADORAMENTE ROMÁNTICO
RACHMANINOV: Concierto para
piano nº 2 en do menor op. 18.
Concierto para piano nº 4 en sol menor
op. 40. NIKOLAI LUGANSKI, piano. ORQUESTA
SINFÓNICA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM.
Director: SAKARI ORAMO.
WARNER 2564 61946-2. DDD. 60’01’’.
Grabación: Birmingham, I/2005. Productor:
Wilhelm Helwig. Ingeniero: Jean Chatauret. N PN
RACHMANINOV: Rapsodia
sobre un tema de Paganini op.
43. Variaciones sobre un tema
de Corelli op. 42.
Variaciones sobre un tema de Chopin
op. 22. NIKOLAI LUGANSKI, piano. ORQUESTA
SINFÓNICA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM.
Director: SAKARI ORAMO.
WARNER 2564 60613-2. DDD. 73’34’’.
Grabación: Birmingham, VIII/2003. Productor:
Wilhelm Helwig. Ingeniero: Jean Chatauret. N PN
Hace ya tiempo que Nikolai Luganski
dejó de ser una promesa para convertirse en una gozosa realidad. Su Rachmaninov discográfico, del cual se presentan
ahora dos nuevos volúmenes, lo atestigua y lo muestra como un intérprete
sólido y de gran personalidad. Sus interpretaciones resultan arrebatadoramente
románticas, pero al mismo tiempo lo
suficientemente contenidas para evitar
desmesuras inútiles y exhibicionistas. En
REGER:
Sieben geistliche Volkslieder. Drei
Choralbearbeitung für Weihnachten,
Neujahr, Epiphanias, op. 79g. Zwölf
deutsche geistliche Gesänge. CORO DE
LA NDR DE HAMBURGO.
Director: HANS-CHRISTOPH RADEMANN.
CARUS 83.155. DDD. 67’08’’. Grabación:
Hamburgo, VI/2003. Productor: Günter Beckmann.
Ingeniero: Dirk Lüdemann. Distribuidor: Diverdi.
N PN
¡C uántas perlas esperan a ser descu-
96
biertas entre el voluminoso legado de
Reger! No se trata, por supuesto, de realizar hallazgos de obras ignoradas por
los musicólogos o que permanezcan
escondidas en alguna biblioteca, sino de
rescatar del olvido (un olvido escandaloso) que se cierne sobre un respetable
número de composiciones capaces de
interesar a muchos. Y este compacto es
un ejemplo de ello. Un inspirado y sabio
Reger dirigió su mirada al respetable
pasado polifónico germánico y al rico
este punto conviene destacar la asociación con Sakari Oramo y sus huestes de
Birmingham, plenamente partícipes de
un mismo concepto interpretativo.
En los dos conciertos el juego de
contrastes y dinámicas, unidos a la
capacidad expresiva del solista, son las
claves del éxito. En la más célebre de
las piezas del autor (el Segundo Concierto) imprime un carácter expansivo,
pero de fuerte control dinámico.
Recuerda, en su enfoque, a Richter con
Wislocki (DG), aunque el pianismo de
éste último resulte más rotundo.
Luganski resulta más austero, una austeridad que termina de aflorar en el Cuarto, muy medido aunque de un profundo
lirismo. Frente a los fuegos artificiales,
él aplica la contención. En el primer
movimiento, cuya última parte en un
auténtico tour de force, aplica un virtuosismo discreto, consciente de lo fácil
que es caer en el recurso típico de la
manifestación puramente mecánica. El
resto de la partitura se mueve por los
mismos principios, para fortuna de una
lectura personal de enorme hermosura.
Las dos series de variaciones tienen
en Nikolai Luganski a un intérprete ideal.
La claridad expositiva y capacidad de
síntesis permiten una perfecta asimilación de su desarrollo. Es tan meticuloso
que los detalles afloran de una forma
folclore alemán desde su peculiar estilo
que se mueve entre todo cuando aconteció entre Bach y Brahms, e incluso
podríamos intuir que Reger mira un
poco más atrás: fíjense y encontrarán
aquí algún eco de Schütz. La escritura
contrapuntística y armónica es genuino
Reger, acaso menos aventurado que en
otras obras que de él conocemos, pero
cautivador siempre. Otra cosa es la escritura coral, pues queda en evidencia que
Reger proviene del mundo instrumental,
con un empleo de registros extremos
poco habitual con unas armonizaciones
(en principio sencillas y modestas) como
éstas, o en una conducción de las voces
en las que no faltan disonancias que no
resultan nada fáciles para los coros a los
que debían destinarse, posiblemente de
aficionados. De hecho, es necesario un
coro experto para abordar la interpretación de estas obras y ni que decir tiene
que la prestigiosa agrupación que aquí
se ocupa de ellas es de las adecuadas,
hasta el punto de hacernos olvidar que
transparente. Es romanticismo sin mácula, elegante y sobrio. Nada le falta y
nada le sobra. Lo mismo se puede decir
de la Rapsodia sobre un tema de Paganini, impregnada de un lirismo sobrecogedor. La fastuosidad viene de la
mano de una articulación natural, de un
exquisito sonido (¡Qué forma de exponer la variación XVIII del Op. 43!; o la
precisión del arranque del tema del Op.
42) y de esa forma tan personal de
entender la pasión sobre la música de
su compatriota.
Carlos Vílchez Negrín
Reger estaba aquí un tanto fuera de su
lugar habitual y nos parece todo tan hermoso como escuchar alguna de las
maravillosas armonizaciones de (por
poner un ejemplo estéticamente cercano
al propio Reger) Brahms.
J.A.G.G.
RIES:
Tríos con piano en mi bemol mayor op.
2 y do menor op. 143.
TRÍO MENDELSSOHN DE BERLÍN.
CPO 777 053-2. DDD. 54’53’’. Grabación: Berlín,
IV/2004. Productores: Burkhard Schmilgun y Jean
Cuillerier. Ingeniero: Geert Puhlmann.
Distribuidor: Diverdi. N PN
Ferdinand Ries fue uno de los escasos
discípulos de Beethoven, quien le adiestrara en el piano, pero que nunca le
enseñó composición. Sin embargo, hay
mucho de Beethoven en la música de
Ries, aunque mezclado con otros rasgos
D I S C O S
RACHMANINOV-ROSSINI
de estilo; unos miran claramente al pasado, singularmente Mozart; otros, parecen
presagiar a Mendelssohn. Los jóvenes
componentes del Trío Mendelssohn de
Berlín plasman con total idoneidad esa
encrucijada de estilos, pero sobre todo
ponen a contribución una extraordinaria
convicción en la defensa del valor de
estas obras. Por cierto que hay una
obvia energía beethoveniana en el Allegro inicial del Op. 2, movimiento que
cuenta con una brillante parte a cargo
del piano. Su segundo tiempo, Andante
un poco Allegretto, cobra un inesperado
aire mendelssohniano y el Rondó final
se beneficia de una deliciosa interpretación. El Trío op. 143 recuerda vagamente
en su primer Allegro al Archiduque
beethoveniano, mas en todo caso los
músicos lo dibujan con suma originalidad y pasión; hay lirismo de buena ley
en el Adagio con espressione y una
vehemencia muy apropiada en el Prestissimo final. Un interesante disco dedicado a un autor de segundo orden.
E.M.M.
RIMSKI-KORSAKOV:
Capricho español op. 34. Concierto
para piano op. 30. Suite de El Cuento
del zar Saltan op. 57. Sadko op. 5.
Obertura del Festival de la Pascua rusa
op. 36. NORIKO OGAWA, piano. ORQUESTA
FILARMÓNICA DE MALASIA. Director: KEES BAKELS.
BIS CD-1387. DDD. 76’42’’. Grabación: Kuala
Lumpur, XI/2003. Productor: Hans Kipfer.
Ingeniero: Thore Brinkmann. Distribuidor:
Diverdi. N PN
C urioso lo del mercado discográfico
actual. Debe haber mucho dinero por
medio para que un sello como BIS se
vaya hasta Kuala Lumpur para grabar un
disco de la Orquesta Filarmónica de
Malasia (con todo el respeto) con música
de Rimski-Korsakov. Y con obras conocidas, archigrabadas (algunas de ellas) y
plenamente conocidas por el público. Se
da la circunstancia, además, de que es el
segundo volumen de una serie que tiene
visos de continuar en el tiempo. El primer disco de la serie contenía Scheherazade y la Segunda Sinfonía.
No es que las versiones sean insufribles, ni mucho menos. Son interpretaciones coloristas, un tanto folclóricas en
el caso del Capricho español, pero solventes. Pero ante la competencia previa
existente en la discografía, totalmente
innecesarias.
Podemos, sin embargo, conocer el
prescindible Concierto para piano en
manos de la sólida pianista japonesa
Noriko Ogawa. Una obra correcta, pero
carente del encanto de otras piezas de
su catálogo, fuertemente influenciada
por Liszt en lo técnico y cimentada
temáticamente en algunos temas populares recopilados por Balakirev. O Sadko,
una pieza de juventud basada en la historia de un personaje que años más tarde convertiría en ópera. Del resto, lo
que hemos comentado antes.
C.V.N.
RODRIGO:
Música para piano. Vol. 1. A l’ombre de
Torre Bermeja. Cuatro piezas para
piano. Pastoral. Preludio de añoranza.
Deux berceuses. Bagatela. Cuatro
estampas andaluzas. Sonata de adiós.
Serenata española. Air de ballet sur le
nom d’une jeune fille. Zarabanda lejana.
Cinco piezas del siglo XVI. Fantasía que
contrahace la harpa de Ludovico.
ARTUR PIZARRO, piano.
NAXOS 8.557272. DDD. 69’27’’. Grabación:
Suffolk, II/2003. Productor e ingeniero: Michael
Ponder. Distribuidor: Ferysa. N PE
La magnífica integral orquestal de Rodrigo que edita Naxos halla ahora su continuidad en paralelo en la integral pianística que, sin duda, constará de sólo dos
volúmenes (a no ser que haya habido
importantes descubrimientos en torno a
manuscritos inéditos, lo cual es bastante
improbable) de los cuales nos llega el
primero. El encargado de dar vida al
legado pianístico de nuestro admirado
compositor es Artur Pizarro, un excelente
pianista cuya carrera discográfica parece
que vaya dando tumbos a pesar de su
innegable talento. Ha grabado música de
autores tan poco habituales como Vianna
da Motta pero también una integral de
las sonatas de Beethoven recientemente
y mucho más, y todo ello para distintos y
muy variopintos sellos, contándose entre
sus grabaciones más interesantes (al
menos así lo es para el que suscribe) un
primer volumen de una integral pianística de Mompou para Collins de cuya aparición hace ya unos ocho o nueve años y
que no halló continuidad (y eso que
posiblemente hubiera sido considerada
entre las mejores, como las de Colom y
del propio Mompou). Ahora le toca el
turno a Rodrigo cuando todavía están
recientes diversas integrales de este autor
ya comentadas aquí a su debido tiempo.
Ni que decir tiene que Pizarro convence
como siempre y las obras de Rodrigo se
benefician de su sensibilidad y su seguridad técnica. Así pues, esta será una excelente integral cuando esté completada, y
su precio irrisorio (sobre todo dada su
intrínseca calidad en todos los sentidos)
hará que su adquisición sea de lo más
tentadora. Si no tienen ninguna de las
integrales justamente mejor consideradas, como la de Sara Marianovich (Sony),
no duden en hacerse con este disco.
J.P.
ROSSINI:
Cantemus Domino. Il candore in fuga.
Eja Mater. O salutaris hostia. La fede.
La speranza. La carità. Choeur de
chasseurs démocrates. Choeur.
Preghiera. Brindisi. I gondolieri.
La passeggiata. Toast pour le nouvel an.
O giorno sereno. Quartetto pastorale.
Il Carnevale. SÜDFUNK-CHOR. Directores:
RUPERT HUBER, ERIC ERICSON Y HELMUT WOLF.
ROLAND KELLER Y SUSAN WENCKUS, piano.
CARUS 83.127. ADD/DDD. 65’42’’. Grabaciones:
Stuttgart, 1979-1992. Productor: Muchael Sandner.
Ingeniero: Friedemann Trumpp. Distribuidor:
Diverdi. N PN
C ompacto con grabaciones realizadas
entre 1979 y 1992, por lo tanto en ADD
y DDD, y editado en 1993 nos llega ahora en primicia (si uno no anda mal informado, pues, según parece, no se trata de
una reedición) con doce años de retraso.
Pero no termina aquí la “variedad”: tres
directores y dos pianistas van alternándose en sus respectivos cometidos, bien
a la batuta, bien al piano, según la obra
interpretada, mientras, eso sí, el coro es
siempre el mismo. Y la maravillosa música de Rossini… ¡Qué delicia! Y más en
versiones como éstas, musicalísimas y
exquisitas, sin teatralidad (es fácil caer
en la teatralidad en Rossini) ni con falsa
religiosidad o falsa ligereza: Rossini en
su punto justo, al dente.
Rossini debió componer estas pequeñas perlas para sí mismo aunque algunas
de ellas respondieran a un encargo o
estuvieran dedicadas a quien fuera. En
estas composiciones Rossini evidencia
un sólido oficio, un gran conocimiento
de la tradición polifónica y (por supuesto) operística, y se aprecian también sus
afectos (más de una vez pensaremos en
Mozart, su adorado Mozart), incluida la
música popular y hasta, de algún modo,
la ligera, la que entonces se identificaba
con el salón. Lo dicho, una delicia. Los
documentados comentarios a la grabación son más que suficientes para introducir en cada composición al interesado,
de modo que el disco en conjunto es
inmejorable pues, repetimos, la música
es encantadora y las versiones no lo son
menos. Bromas musicales para ser tomadas muy en serio, una aparente gravedad
que deviene ligereza, mucho lirismo y
aquello que podríamos llamar la expresión musical del gozo de vivir, está en
este genuino e inconfundible Rossini. Un
precioso recital.
J.P.
ROSSINI:
La Cenerentola. JENNIFER LARMORE,
mezzosoprano (Angelina); RAÚL GIMÉNEZ,
tenor (Don Ramiro); GINO QUILICO, barítono
(Dandini); ALESSANDRO CORBELLI, barítono
(Don Magnifico); ADELINA SCARABELLI, soprano
(Clorinda); LAURA POLVERELLI, mezzosoprano
(Tisbe); ALASTAIR MILES, bajo (Alidoro). CORO y
ORQUESTA DEL COVENT GARDEN.
Director: CARLO RIZZI.
2 CD WARNER 4509 94553-2. DDD. 154’31’’.
Grabación: Londres, IV/1994. Productora: Renate
Kupfer. Ingeniero: Mike Hatch. R PN
Hace diez años que Teldec publicó ésta
como menos correcta versión, donde los
elementos en juego no acaban de encajar en un conjunto algo desequilibrado
pese a las buenas intenciones de una
batuta que tampoco acaba por levantar
el vuelo. La lectura de Rizzi es transparente y elegante, acercando al pesarense, como suele ocurrir con muchos
directores contemporáneos, a climas
muy mozartianos, pero no puede evitar
cierta rigidez de planteos y desarrollos
algo monótonos. Los elementos más
interesantes del equipo vocal pasan por
el impoluto Ramiro de Giménez, de can-
97
D I S C O S
ROSSINI-SCARLATTI
to exquisito y refinada exposición, armas
suficientes para hacerse obviar una voz
no demasiado atractiva, y por el excelente Don Magnifico de Corbelli, más
conocido como intérprete de Dandini,
uno de los mejores, si no el mejor, de su
generación. Controlado pero certero en
la expresión, dominador del estilo y de
los recursos cómicos del personaje, nunca cae en excesos o en caricatura. De
cualquier manera, es más habitual escuchar a Magnifico en timbres más graves
u oscuros, lo que puede resultar chocante en los primeros momentos de la audición. Algo pobre, casi insignificante, el
Dandini de Quilico, al que le falta carácter y verbo, aunque viéndolo esas carencias suelen ser más tolerables, si juzgamos su presencia en la producción salzburguesa de 1988, producción de Michael Hampe publicada en DVD por Arthaus. Poco interesante el Alidoro de
Miles, en franco contraste con las dos
estupendas intérpretes de Clorinda y Tisbe, tan graciosas como disciplinadas. La
Larmore, pese a ser un papel que se le
puede asociar en la etapa primeriza de
su carrera, no parece adecuarse a las
posibilidades o personalidad de Angelina. Ya pueden ser muy discutibles, de
partida, sus desigualdades de registro
que la intérprete intenta suplir con la
entrega generosa y extravertida, a las
que añade una innegable y franca
seducción. Al final, deja una pintura
ciertamente reconocible del sentimental
y dulce personaje, pero desprovista de la
espontaneidad o encanto que logran
otras colegas precedentes o contemporáneas, en especial Horne y Bartoli.
F.F.
ROSSINI:
L’italiana in Algeri. LUCIA VALENTINI-TERRANI,
mezzosoprano (Isabella); UGO BENELLI , tenor
(Lindoro); SESTO BRUSCANTINI, bajo (Mustafá);
ENZO DARA, bajo (Taddeo); NORMA PALACIOSROSSI, soprano (Elvira). CORO DE LA STAATSOPER
DE DRESDE. STAATSKAPELLE DRESDE Director:
GARY BERTINI.
2 CD ARTS Archives 43048-2. ADD. 140’05’’.
Grabación: Dresde, II/1978. Ingeniero: Matteo
Costa. Distribuidor: Diverdi. R PE
A rts
98
Archives rescata del olvido este
registro de estudio de los años setenta
que presenta una de las óperas más
populares de Rossini, L’italiana in Algeri. La grabación dirigida inteligentemente por Gary Bertini procede de la Ópera
de Dresde, siendo una buena muestra
de cómo se interpretaba a Rossini hace
tres décadas, cuando todavía no había
despegado la recuperación rossiniana
iniciada a finales de los años ochenta
por varios directores y cantantes.
El papel de Isabella está interpretado
por una de las mezzosopranos rossinianas de referencia de los años setenta, se
trata de Lucia Valentini-Terrani que deslumbra por el buen momento vocal por
el que atravesaba en aquella época. La
voz, de timbre fácilmente identificable
por su color aterciopelado, muestra una
Isabella sensual y con carácter, capaz de
extraer de su complicado personaje multitud de matices, los cuales han quedado
muchas veces eclipsados en grabaciones
excesivamente academicistas. Su interpretación de la cavatina Cruda Sorte destaca por la inteligente utilización del canto legato, así como por su dominio en la
ejecución de los pasajes de coloratura.
Ugo Benelli como Lindoro tiene una
bella línea de canto y conoce a la perfección el estilo rossiniano, no obstante el
registro agudo no es del todo brillante y
en ciertos momentos las notas más agudas no están emitidas con total limpieza.
En su cavatina Languir per una bella destaca principalmente su exquisita musicalidad. En el rol de Mustafá tenemos a Sesto
Bruscantini que deslumbra por su bella
voz y por su interpretación dramática de
indudable calidad. Enzo Dara como Taddeo cumple su labor de bajo buffo de
manera precisa, con ese punto de exagerado histrionismo que siempre ha sido
característico en su forma de interpretar.
Finalmente, Norma Palacios-Rossi presenta una compacta Elvira que destaca su
brillante voz en los numerosos concertantes de la partitura. Una buena ocasión de
adquirir un registro que no se ha prodigado excesivamente en el mercado y que
además tiene un excelente precio.
pequeñas muestras del arte de este puntal de la Schola: La Fanfarria para una
consagración pagana (1921), de menos
de un minuto de duración, y Le Bardit
des Francs o Canción guerrera de los
francos (1926), referencia de un viejo
mito medieval para coro masculino,
metales y percusión. Tanto en las miniaturas como en el despliegue de amplios
desarrollos y renovación de ideas permanente que son las dos grandes piezas brilla el arte de un compositor incorruptible
ante las modas, que no desdeña si las
cree necesario (como en el caso de la
politonalidad o la polimodalidad), y que
luchaba en ese momento contra una
corriente muy poderosa, la personificada
en su país por algunos de los jóvenes del
Grupo de los Seis. Benjamin Butterfield
es un tenor suficiente y sólido para los
solos del Salmo 80. Bramwell Tovey dirige con brío, con sentido de los episodios
y con exactitud analítica al coro EuropaChorAkademie y a la Filarmónica de
Luxemburgo la considerable cantidad de
ideas emotivas o dramáticas de estas piezas admirables. El sello Timpani logra un
nuevo tanto en su acumulación de rescates de obras poco conocidas del repertorio francés con este precioso disco.
S.M.B.
C.S.M.
ROUSSEL:
Salmo 80. Fanfare pour un sacre païen.
Le Bardit del francs. Æneas. BENJAMIN
BUTTERFIELD, tenor. EUROPACHORAKADEMIE.
ORQUESTA FILARMÓNICA DE LUXEMBURGO.
Director: BRAMWELL TOVEY.
TIMPANI 1C1082. DDD. 64’05’’. Grabación:
Luxemburgo, V/2004. Productor: Alain Jacquon.
Ingeniero: Jeannot Mersch. Distribuidor:
Diverdi. N PN
SAINT-SAËNS:
Música para órgano. Preludio y fuga en
mi bemol mayor op. 99, nº 3. Tres
Rapsodias sobre melodías bretonas op.
7, nº 3. Siete Improvisaciones op. 150.
Adagio de la Tercera Sinfonía.
Fantasía en mi bemol mayor.
ROBERT DELCAMP, órgano.
NAXOS 8.557285. DDD. 76’37’’. Grabación:
Luxemburgo, V/2003. Productor: Wolfgang
Rübsam. Distribuidor: Ferysa. N PE
El Salmo 80 es fruto de un encargo ame-
¡Qué excelente, superlativo instrumento,
ricano, que le llega a Roussel en 1928
gracias a un antiguo discípulo suyo, que
es nada menos que Edgar Verèse. Escuchamos aquí la versión original en inglés,
aunque el compositor arregló la obra
inmediatamente para texto francés. Siendo de Roussel, no hace falta decir que es
obra sólida, con tejidos contrapuntísticos
densos y complejos; pero el compositor
se deja seducir por los encantos de la
politonalidad, un descubrimiento reciente que no utiliza aquí por vez primera.
Algo posterior, de 1935, es el ballet
Æneas, encargo de Hermann Scherchen
para la Expo de ese año. Cuando se
estrena este ballet con coros en Bruselas
a finales de julio, a Roussel le quedan
dos años de vida. Celebra el compositor
aquí a Eneas en tanto que fundador, y el
himno final es un canto a la pax romana.
Es una obra de belleza grave, en la que
la cuerda protagoniza pasajes enteros en
una nueva muestra de complejidad de
tejidos. El dramatismo del Salmo 80 se da
aquí con medios explícitamente teatrales
y mayor diversidad de climas gracias a
las distintas situaciones.
Junto a los 20 minutos del cristiano
Salmo y los casi cuarenta del ballet pagano, este disco Roussel entrevera dos
por encima de todo! (Sus características se
detallan en las notas de carpetilla, y su
construcción data de 1912). Si rinde en la
grabación como rinde es, claro, a través
del magnífico organista que es Delcamp y
gracias al ingeniero de sonido cuyo nombre se nos hurta. Se nota la categoría de
virtuoso y el conocimiento del repertorio
para el instrumento en el compositor
francés. Así, su Preludio y fuga en mi
bemol mayor op. 99, nº 3, puede alinearse
entre lo más esplendoroso de la literatura
organística con ese título. Otra, naturalmente, es la estética y la intención de las
Tres Rapsodias sobre melodías bretonas
op. 7, nº 3, en las que se busca más la cita
y la evocación que la complicación. Sí la
tienen las muy formales Siete Improvisaciones op. 150 y la Fantasía en mi bemol
mayor, mientras que la transcripción
hecha por Emile Bernard del Adagio de la
Sinfonía nº 3 de Saint-Saëns no es un
hallazgo, ya que mantiene ese entorno
organístico del fragmento original, y hasta
lo empobrece tal vez. De todos modos,
queda un disco de órgano importante, de
manera muy especial por lo dicho al
comienzo de esta reseña.
J.A.G.G.
D I S C O S
ROSSINI-SCARLATTI
SAINT-SAËNS:
A. SCARLATTI:
Conciertos para piano y orquesta nºs 15. ANNA MALIKOVA, piano. SINFÓNICA WDR
DE COLONIA. Director: THOMAS SANDERLING.
Vísperas de Santa Cecilia. SUSANNE RYDÉN
y DOMINIQUE LABELLE, sopranos; RYLAND
ANGEL, contratenor; MICHAEL SLATTERY, tenor;
NEAL DAVIES, barítono. PHILHARMONIA
BAROQUE ORCHESTRA. PHILHARMONIA CHORALE.
Director: NICHOLAS MCGEGAN.
2 SACD AUDITE 92.509 y 92.510. 79’17’’ y
60’56’’. Grabaciones: Colonia, III-XII/2003.
Productor: Andreas Beutner. Ingeniero: Mark
Hohn. Distribuidor: Gaudisc. N PN
Mendelssohn y Weber parecen dominar
el lenguaje de los dos primeros conciertos para piano y orquesta de Saint-Saëns
mientras que el virtuosismo brillante y el
lenguaje rapsódico de Liszt con un aliento sinfónico y un orden que se relaciona
con claridad con Brahms y la estética del
clasicismo romántico explican los tres
restantes, con ese curioso exotismo del
último concierto (conocido con el sobrenombre de Concierto egipcio). Podemos
hallar incluso algún acercamiento
(romántico, por supuesto) al mundo de la
toccata barroca con lo que podríamos llamar cierta intencionalidad contrapuntística en, por ejemplo, los primeros compases del piano solista en el Concierto nº 2.
Y es que de hecho en estos conciertos
encontramos a Saint-Saëns en su totalidad, como compositor, como pianista y
como erudito. Es, pues, el Saint-Saëns
más personal y, dentro de unos márgenes
que él mismo se impone, más libre (la
parte pianística del primer movimiento
del Concierto nº 4 parece a ratos casi una
improvisación y recuerda simultáneamente a Chopin y a Liszt; poética y brillante,
poderosa y delicada a un tiempo). Se trata de obras bien distintas entre sí (incluso
hay una sinfonía escondida bajo el título
de concierto) que demandan a músicos
más que capaces para llevar a buen término una integral que resista la audición
de los cinco conciertos uno tras otro.
Pues bien, aquí tenemos una magnífica
opción, muy recomendable, con un
director que no necesita presentación y
una pianista sensacional que se mueve a
sus anchas en estos muy pianísticos pentagramas. Versiones poderosas, intensas,
fogosas y a la vez rigurosas, sin subjetividades, con pasión y, siempre que es posible, realizadas con el ánimo de subrayar
lo que de poético tiene esta música.
J.P.
A. SCARLATTI:
Misa de Navidad para Santa María la
Mayor. CONJUNTO VOCAL FESTINA LENTE.
SCHOLA GREGORIANA E I MUSICI DI SANTA
PELAGIA. Director: MICHELE GASBARRO.
STRADIVARIUS STR 33646. DDD. 69’19’’.
Grabación: 2002-2003. Ingenieros: Roberto
Chinellato y Andrea Chenna. Distribuidor:
Diverdi. N PN
Compuesta para la celebración navideña del año 1707 en la basílica de Santa
María la Mayor de Roma, de la que Alessandro Scarlatti (1660-1725) acababa de
ser nombrado maestro de capilla, esta
misa no ha sido redescubierta hasta
recientemente, en partes copiadas a las
que únicamente faltaban mínimas secciones probablemente porque se anotaron aparte sobre la marcha, o bien por-
que se previó el recurso a la versión gregoriana. Siguiendo una costumbre
ampliamente documentada, se han añadido breves páginas de Pasquini y Foggia,
dos compositores contemporáneos de la
obra. Ésta está escrita en do mayor y
prescribe la ubicación enfrentada del
doble coro a fin de producir los efectos
estereofónicos tan estimados en la época.
La interpretación requiere ante todo conjuntos vocales e instrumentales interna y
mutuamente bien empastados. Lo están y
mucho Festina Lente e I Musici de Santa
Pelagia, y lo mismo cabe decir de la
Schola Gregoriana, a la cual se le reserva
un ambiente sonoro más resonante. Los
pasajes imitativos especialmente se realizan con notables claridad y vivacidad,
pero ni en este último aspecto ni en las
intervenciones individuales se incurre en
exageraciones que desde inevitablemente
redundarían en desnaturalizaciones estilísticas. El resultado puede antojarse emocionalmente frío, pero ese el riesgo que
se corre cuando lo que prevalece es la
intención de comunicar serenidad.
A.B.M.
A. SCARLATTI:
Ombre tacite e sole. Bella quanto
crudel spietata Irene. Non so qual più
m’ingombra. Infirmata vulnerata.
Sonata nona para flauta dulce, dos
violines y continuo. Sonata vigesima
quarta para oboe, dos violines y
continuo. MATTHEW WHITE, contratenor.
LES VOIX BAROQUES.
ANALEKTA AN 2 9904. DDD. 67’15’’. Grabación:
Mirabel, X/2004. Productor: Carl Talbot. Ingeniero:
Steven Bellamy. Distribuidor: Gaudisc. N PN
El contratenor canadiense Matthew White
afronta un programa que incluye tres
cantatas y un motete de Alessandro Scarlatti. Las cantatas estaban pensadas en
origen para voz de soprano y han sido
adaptadas para contralto. White las interpreta con notable homogeneidad en toda
la tesitura, unos graves de suficiente solidez y unos agudos claros y brillantes. Su
voz fluye con naturalidad, incluso en los
pasajes de coloratura más comprometidos, sin sombra alguna de artificiosidad.
Acaso se echa de menos algo de mayor
variedad en el color y la expresión, así
como un poco más de calor, sobre todo
en el motete Infirmata, vulnerata, que
resulta más bien desangelado y frío.
Acompañamiento elegante, más contenido que arrebatado, que resulta algo
esquelético en el motete, por parte de Les
Voix Baroques, quienes completan el disco con un par de sonatas del compositor
siciliano conservadas en un manuscrito
napolitano de 1725, en las que Matthew
Jennejohn adopta el papel de solista con
solvencia, tanto con la flauta dulce como
con el oboe.
P.J.V.
2 SACD AVIÈ AV 0048. DDD. 130’41’’.
Grabación: Berkeley (California), IV/2004.
Productor e ingeniero: David v. R. Bowles.
Distribuidor: Gaudisc. N PN
Mezcla de elementos antiguos y modernos, este Oficio de Vísperas pudo ser el
que se interpretara en la iglesia de Santa
Cecilia del Trastevere de Roma en 1721,
aunque algunas de las piezas llevan la
fecha autógrafa de 1720. Se incluyen los
salmos Dixit Dominus, Laudate pueri,
Laetatus sum, Nisi Dominus y Lauda,
Jerusalem, el himno Jesu, corona y el
Magnificat. Resulta curioso que Scarlatti
compusiera dos de las antífonas que
encuadraban los salmos (Cantantibus
organis y Valerianus) en un estilo concertado (con una voz y un oboe ejerciendo de solistas), de forma tal que
aquí se cantan esas dos antífonas en
canto llano, precediendo a los salmos
Dixit Dominus y Laudate pueri respectivamente, y al final de éstos en la versión
concertada de Scarlatti. La oferta se completa con otra versión del Nisi Dominus,
mucho más amplia, florida y exuberante
que la del cuerpo de las Vísperas, un
extraordinario Salve Regina y un Audi
filia, gradual compuesto para el día de
Santa Cecilia de 1720.
Nicholas McGegan dirige a un
amplio conjunto en el que la parte instrumental brilla de forma incontestable,
por solidez, empaste y fluidez, aunque
el bajo queda a menudo en demasiado
segundo plano. Entre los solistas, son
preferibles las sopranos (muy delicada
Dominique Labelle en el hermosísimo
Salve Regina, magníficamente acompañado por la cuerda, uno de los grandes
momentos del álbum) a un contratenor
de voz demasiado pequeña y sin color,
un tenor más bien impersonal y un barítono de timbre y emisión poco gratos. El
coro (cuatro voces por parte) cumple
con solvencia en las partes más brillantes y grandiosas, pero resulta demasiado
plano y poco expresivo en los pasajes
de mayor intimidad.
P.J.V.
D. SCARLATTI:
Sonatas K 230-269. Vol. 6.
Pieter-Jan Belder, clave.
3 CD BRILLIANT 92455. DDD. 62’34’’, 59’40’’ y
57’18’’. Grabaciones: Utrecht, V/2003; Deventer,
X/2003 y Schoonhoven, II/2004. Distribuidor:
Cat Music. N PE
Sexto volumen de la integral scarlattiana
de Pieter-Jan Belder para Brilliant, cuyas
interpretaciones siguen los mismos derroteros que hasta ahora, esto es, ejecuciones de considerable altura técnica, absoluto control rítmico (sin ningún tipo de
extravagancias en el empleo, muy comedido, del rubato), fluidez y transparencia
99
D I S C O S
SCARLATTI-SCHÜTZ
más que sobradas, tempi variados y contrastados, ornamentación sobria y elegante. Falta acaso algo más de penetración
musical y poética en las sonatas más lentas (K. 238, necesitada de algo de variedad en la secuencia de acordes repetidos,
K. 258 y 259, muy correctas, pero demasiado frías, poco sugerentes) y, sobre
todo, un punto de reposo en las rápidas,
que en ocasiones resultan un tanto atro-
pelladas (K. 244, que provoca cierta sensación de mecanicismo, K. 252 o K. 261,
que convierte casi en un prestissimo). Sin
embargo, hay momentos estupendamente conseguidos, como el marcado carácter rítmico que concede a la K. 239, el
refinamiento en la pulsación de la K. 234
o la agilidad virtuosística, combinada con
una espectacular claridad, de la K. 248 y
la gracilidad de la K. 250. Al precio de
Brilliant, muy recomendable.
P.J.V.
Pires y Castro
EQUILIBRIO VITAL
SCHUBERT: Fantasía en fa menor para
piano a cuatro manos D. 940.
Rondó en la mayor para piano a cuatro
manos D. 951. Sonata para piano
D. 664. Sonata para piano en la menor
D. 784. Allegro para piano a cuatro
manos D. 947. MARIA JOÃO PIRES
Y RICARDO CASTRO, pianos.
2 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477
5233. DDD. 52’05’’ y 41’08’’. Grabación: Caxias,
V/2004. Productor e ingeniero: Helmut Burk.
Distribuidor: Universal. N PN
Bajo el curioso título de La resonancia
del origen, este disco recoge varias piezas para piano a cuatro manos y dos
sonatas para piano (cada una interpretada por los protagonistas). Al margen del
estudio psicoanalítico que incluye el
libreto referido al fenómeno musical, a
Schubert y a la empatía de los dos pianistas, los resultados puramente musicales arrojan un balance muy positivo.
Las interpretaciones comunes desta-
SCHUBERT:
Sonata en si bemol mayor D. 960.
Tres lieder: Viola D. 786,
Der Winterabend D. 938, Abschied
von der Erde D. 829. LEIF OVE ANDSNES,
piano; IAN BOSTRIDGE, tenor.
EMI 5 57901 2. 65’45’’. Grabación: Suffolk,
Inglaterra, IX/2004. Productor: John Fraser.
Ingeniero: Arne Akselberg. N PN
En la cuidada serie que EMI está dedican-
100
do a la interesante e inteligente combinación de sonatas y lieder de Schubert en
las teclas de Andsnes y la voz de Bostridge, nos llega a hora la última de las piezas
de aquella colección y tres de los Lieder
de los años finales, más o menos coetáneos y relacionados en algún caso musicalmente con la obra instrumental.
El pianista noruego nos sigue causando magnífica impresión, acrecentada si
cabe dadas las dificultades de traducción
y la fuerte carga expresiva de la sonata
elegida. Elige tempi prudentes, más bien
pausados, mantiene un lógico equilibrio
entre movimientos y hace que la música
mane tranquila y fluida. Diríamos incluso
que demasiado tranquila. Andsnes, que
tiene medios sobrados, resuelve sin problemas cualquier cuestión de ejecución,
calibra dinámicas, regula y atiende rubatos, frasea con limpieza y un sonido carnoso y bello. Pero, forzoso es decirlo, nos
parece en conjunto un tanto plano, en
can por su exquisito equilibrio, en el
que la conjunción conceptual y musical
alcanza cotas rayanas en la perfección.
Esta simbiosis es primordial, sobre todo
si se trata de una aproximación tan particular como ésta, basada fundamentalmente en la transmisión de los aspectos
emocionales. Un punto de partida que
nada tiene que ver con la sensiblería o
la autocomplacencia. La preocupación
por el detalle, por lo íntimo en detrimento de una mayor fuerza discursiva,
es el elemento diferenciador.
No obstante, las interpretaciones
individuales marcan diferencias entre sí.
El pianismo delicado y elegante de la
Pires contrasta con el más recio de Castro. Si bien los dos son magníficos instrumentistas, lo ideal para estas obras
sería una combinación de ambos. En el
D. 664 apreciamos el calor y el gusto
por la musicalidad de la intérprete portuguesa, apoyada sobre una cierta tendencia a un abandono casi hedonista.
exceso amable o educado en una obra
que esconde mucho drama dentro de sus
pentagramas. Expone con propiedad pero
no nos llega a emocionar en el inquietante desarrollo del Molto moderato inicial y
aunque profundiza con sabiduría en el
engañoso Andante, es simplemente aceptable en el Scherzo, en donde echamos en
falta algo más de gracia. Despierta afortunadamente en el Allegro ma non troppo,
que es reproducido con claridad —que
nunca falta— e intención. Aunque, la ejecución es impecable, hay pasajes en los
que aún podríamos pedirle más en este
aspecto. Así ese deslumbrante juego a tres
bandas que comienza hacia el compás 49
de la exposición, dos melodías combinadas, una en la mano derecha y otra en la
izquierda, y el acompañamiento en racimos de corcheas asignado a la primera,
que encontramos más nítido en otras
manos. Por otro lado, es lástima que
Andsnes sea tan cauto en el desarrollo de
ese tiempo inicial, en el que, tras el maravilloso juego armónico, ha de alcanzarse
en un espeluznante fortísimo un dramático re menor, que antecede al fatídico trino que tanto se repite en el movimiento.
Nos basta con escuchar en este punto,
incluso en la forma de exponer el contemplativo tema de apertura, a un pianista
como Arrau: estamos en otro universo: el
de la dolorosa resignación. Y eso se consigue con una dinámica más variada, un
Ricardo Castro, sin embargo, plantea
una Sonata en la menor apoyada en
una poderosa mecánica y un exuberante control dinámico.
Carlos Vílchez Negrín
fraseo más dramático y un legato como el
que poseía el gran artista chileno. Buena
interpretación, pues, la que ahora se nos
ofrece, pero, hay que insistir, sin que llegue a esas alturas; o a las de otros insignes: Kempff, Rubinstein, Brendel, incluso
Zacharias; o un pianista tan espléndido y
hoy en día prácticamente olvidado como
Kovacevich. Pocos cantantes tan musicales y aplicados como Ian Bostridge. Enfoca, junto con la estupenda colaboración
de Andsnes, los tres lieder elegidos con
una soltura y una panoplia de matices
resaltable. El problema, aparte de la indudable estridencia de algunas notas agudas,
de la emisión más bien nasal y del color
en exceso blanquecino de la voz, es que
las piezas convienen poco a un instrumento tan claro: requieren, para agotar sus
cualidades musicales y expresivas, un tinte
más oscuro, más penumbroso, más dramático si se quiere. Y es una pena, porque
tanto el inacabable Viola como el tan bello
y fluido Tarde de invierno —en si bemol
mayor, como la Sonata— se siguen bien
en esta interpretación, que no toca los
resortes más escondidos de la poética
schubertiana. El D. 829, Adiós a la tierra,
es un curioso melodrama: la voz habla,
entona, y lo hace bien el tenor, el piano
expone una hermosa cadena de arpegios
en la pastoral tonalidad de fa mayor.
A.R.
D I S C O S
SCARLATTI-SCHÜTZ
Cuarteto Terpsycordes
PROMESA DE GRAN CUARTETO
SCHUMANN: Cuartetos de cuerda.
CUARTETO TERPSYCORDES.
apoyadas en una calidad sonora extraordinaria y explorando con acierto las
conexiones entre los tres cuartetos; diálogos apasionados y a la vez muy precisos, otorgan a la música de Robert
Schumann un sello de autenticidad y
belleza singulares.
Fundado en Ginebra en 1997, ganador del primer premio en el Concurso
de la misma ciudad suiza en 2001, y
con amplia experiencia concertística en
toda su trayectoria, la proyección artística del Cuarteto Terpsycordes puede
alcanzar nuevos horizontes tras el acierto pleno de esta grabación.
CLAVES 50-2404. DDD. 76’02’’. Grabación:
IV/2004. Productor: Teije van Geest.
Distribuidor: Gaudisc. N PN
Los tres Cuartetos op. 41 de Schumann,
concluidos sucesivamente en verano de
1842, poseen una belleza singular que
tal vez no alcance el vuelo poético y el
impulso romántico de sus grandes creaciones pianísticas, pero que más allá de
su deuda evidente con los predecesores, Mozart y Beethoven, ofrece un
magnífico despliegue de riqueza melódica y vitalidad interior.
Las versiones del estreno discográfiR. SCHUMANN:
Liederkreis op. 24. C. SCHUMANN: 7
Lieder. BRAHMS: 10 Lieder populares
alemanes. WERNER GÜRA, tenor; CHRISTOPH
BERNER, piano.
HARMONIA MUNDI HMC 901842. DDD. 59’33’’.
Grabación: Reitstadel, XI/2003. Productor e
ingeniero: Markus Heiland. N PN
Precioso y ambicioso programa el planteado por el joven y sin embargo ya
veterano tenor Werner Güra para su
segundo disco de lieder tras La bella
molinera (de excelente acogida crítica,
sobre todo en Francia). Un disco que
pretende aunar, mediante la música, una
co del Cuarteto Terpsycordes son realmente buenas; llenas de naturalidad,
de las relaciones de amor y amistad que
más ríos de tinta han hecho correr en la
historia de la música.
El tenor alemán posee una voz de
gran personalidad, dotada de equilibrio
y bien asentada en todos los registros.
Un instrumento no excesivamente grande en amplitud, pero sí de gran finura
en la emisión y un timbre sutilmente
sedoso. Estos lieder, pese a lo que
pudiera parecer en una primera impresión, se adaptan bien a su sentido de la
expresividad. Sobre todo los temas
populares de Brahms, cuya visión extrovertida y vitalista ensalza el espíritu
puramente antropológico de las piezas.
Daniel Álvarez Vázquez
Los siete Lieder de Clara Schumann
poseen una factura clara y, a pesar de la
solidez de su escritura, carecen de la
grandeza de las escritas por los otros
dos. En Robert Schumann, sin embargo,
Güra no consigue extraer todo el meollo.
Quizás porque tiende a simplificar el lenguaje schumanniano, o porque, sencillamente, no logra reproducir la desesperación y el contraste emocional inherentes
a ellas, dejan un cierto poso de insatisfacción. Todo ello al margen de la impecable factura vocal y al interesante trabajo del también joven Christoph Berner.
C.V.N.
Françoise Lasserre
RELATO Y DRAMA
SCHÜTZ: O misericordissime
Jesu SWV 309. Sei gegrüsset,
Maria, SWV 333. Historia de la
Natividad SWV 435. Magnificat SWV
468. Veni, Sancte Spiritus SWV 475.
Alleluja! Lobet den Herren in
seinem Heiligtum SWV 38.
AKADÊMIA. Directora: FRANÇOISE LASSERRE.
ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 041101. DDD.
71’17’’. Grabación: París, I/2004. Productores:
Frank Jaffrès y Françoise Lasserre. Ingeniero: Frank
Jaffrès. Distribuidor: Diverdi. N PN
La Historia de la Natividad de Heinrich
Schütz, estrenada en Dresde el año
1664, es el primer auténtico “oratorio de
Navidad” del que se tiene noticia: un
relato, simple y directo en la forma, del
nacimiento de Jesús sin ningún material
extraño o interpolado. La narración propiamente dicha corre a cargo del Evangelista en recitativo, mientras que los
ángeles, los tres Magos, los pastores,
Herodes y el Sumo Sacerdote aparecen
en breves concertantes. El lenguaje
musical es conciso hasta la racanería y
las fuerzas instrumentales modestas. Sin
embargo, si algo demanda de sus intérpretes es sentido dramático. De hecho,
los movimientos concertantes (que
Schütz llama significativamente “intermedios”, un término anacrónico que
recuerda los típicos efectos musicales y
visuales de la tradición italiana del siglo
XVI) son miniaturas trabajadas con
máxima minuciosidad a fin de que
resulten lo más plenas de carácter posible. Así por ejemplo, los pomposos gestos vocales del Sumo Sacerdote han de
poderse imaginar acompañados de los
contoneos que el acompañamiento instrumental remeda musicalmente, y la
misma actitud interpretativa exigen las
demás dramatis personæ.
Frente a otras propuestas voluntariosas pero por una u otra razón no
totalmente satisfactorias en sus resultados como son las de Kuijken con su La
Petite Bande (véase SCHERZO, nº 140,
págs. 114-5) y McCreesh con su Gabrieli
Consort (véase SCHERZO, nº 141, pág.
117), Françoise Lasserre y Akadêmia
reverdecen y aun superan el magnífico
triunfo obtenido con el Requiem (véase
SCHERZO, nº 133, pág. 100). Todo aquí
se realiza en el tono más comunicativo
y con una calidad técnica superlativa,
pero si a alguien es ineludible destacar
es al tenor Jan van Elsacker, que ya
conquista al oyente desde las primeras
notas del O misericordissime Jesu con
que comienza el programa, sin olvidar
la angelical voz (nunca mejor dicho) de
la soprano Cécile Kempenaers. Y, como
no podía ser de otro modo en este
cuantitativa y cualitativamente generoso
disco, los niveles no se rebajan lo más
mínimo en los complementos.
Alfredo Brotons Muñoz
101
D I S C O S
SHOSTAKOVICH-SILVESTROV
Oleg Kagan, Grigori Zhislin, Yuri Bashmet, Natalia Gutman, Elisso Virsaladze
REFINAMIENTO
SHOSTAKOVICH: Cuarteto de
cuerda nº 15 op. 144. Trío nº 1
op. 8. OLEG KAGAN, violín; GRIGORI
ZHISLIN, violín; YURI BASHMET, viola; NATALIA
GUTMAN, chelo; ELISSO VIRSALADZE, piano.
CLASSICS LIVE LCL 110. ADD. 53’26’’.
Grabación: Kuhmo (Finlandia), VII/1982.
Ingeniero: Peter Urban. Distribuidor:
Gaudisc. N PN
El mayor refinamiento, la más exquisita
exposición sonora de ese sonido adelgazado que parece pedir el op. 8, una
lectura de decidida raíz tardorromántica.
Frente a esta pieza juvenil, el último de
los insuperables cuartetos de cuerda, el
Op. 144, el número quince. La asombrosa frase en susurro con que comienza el
canto elegíaco de este cuarteto nos indica que estamos ante la misma manera
de tocar de idéntico equipo (falta VirsaSHOSTAKOVICH:
Cuartetos nºs 1, 4 y 9.
CUARTETO DE JERUSALÉN.
HARMONIA MUNDI HMC 901865. DDD. 64’19’’.
Grabación: Berlín, VII/2004. Productor: Martin
Sauer. Ingeniero: Tobias Lehmann. N PN
102
¿Son de veras tan jóvenes los componentes del Cuarteto de Jerusalén como
aparecen en la foto? Y si es así, ¿de dónde
viene esta madurez al tocar, ese dominio
del matiz expresivo, no ya del dinámico,
que se da por supuesto? ¿De dónde sacan
capacidad para dar distancia, humor y
hasta cachondeo para resolver movimientos tan de guiño como el segundo Moderato del Primer Cuarteto de Shostakovich?
Mas de repente saben concluir la misma
obra con un afirmativo, enérgico Allegro.
Y sugerir las brumas propias del compositor en las disonancias (sin emancipar)
del Cuarto Cuarteto, el que el propio
compositor ocultó durante años por lo
que pudiera pasar: atención al enigma
que parece plantear el Andantino, prodigioso en esta lectura; lo que viene a significar: atención a las muchas sugerencias
de este recital lleno de ellas. En cambio,
los de Jerusalén son menos incisivos en
los episodios cáusticos, como el Allegretto del Cuarto, aunque siguen siendo ricos
en la definición del tejido y en la expresividad de las voces. ¿Es una opción, es
deliberado? Tanto el Moderato como los
dos Adagios del Noveno Cuarteto nos
sugieren que al Jerusalén se le dan
mucho mejor la sugerencia, la tensión
encerrada en lo leve, la expresión de la
angustia sorda. En cambio, el terrible
Allegretto es para el Jerusalén más caricatura danzante que secuencia de terror. El
Allegro final es tal vez un acertado esperpento, pero le falta ese mismo toque de
espanto.
No sabemos si con este CD comienza una integral del ciclo de cuartetos de
Shostakovich. Estos cuatro músicos israelíes llevan tocando juntos doce años,
ladze, claro), pero el clima cambia por
completo. Este Adagio, quince ricos y
densos minutos, era en manos de
Kagan y su equipo una doliente y emotiva experiencia que nos sugiere que la
ralentización puede encerrar todas las
tensiones. El clima será más o menos el
mismo hasta el final, treinta y ocho
minutos después. Toda una proeza, seis
adagios, del mismo modo que Bartók
quería cuatro indicaciones mesto (triste)
seguidas. Y una proeza de Kagan, Zhislin, Bashmet y Gutman, que desgranan
estas lentitudes como quien busca con
paciencia y sin alivio un sentido oculto
a cada frase, a cada idea, a toda la
secuencia. La tensa atmósfera de la grabación en vivo se respira en cada episodio. Se respira, aunque no haya respiro.
Estamos ante una referencia absoluta
del Cuarteto nº 15 de Shostakovich, sea
han interpretado mucha música del siglo
XX, incluida la vanguardia, y tienen
carrera suficiente a la espalda como para
plantearse un proyecto tan ambicioso. A
la vista de esta entrega, en la que bordan
tres piezas que no son las más interpretadas habitualmente, ojalá fuera así.
S.M.B.
SHOSTAKOVICH:
Sinfonía nº 4. S INFÓNICA DE LA R ADIO
BAVIERA. Director: MARISS JANSONS.
DE
EMI 5 57824 2. DDD. 64’22’’. Grabación: Múnich,
II/2004. Productor: Wilhelm Meister. Ingeniero:
Stefan Briegel. N PN
A la Cuarta de Shostakovich empieza a
pasarle lo que pasó con la Cuarta de
Beethoven hace tiempo: que se la valora
cada vez más, que se la considera una
de las más importantes producciones
sinfónicas de este compositor que, a su
vez, es cada vez más valorado como tal.
La Cuarta, algo oscurecida por la fama
cargada de sentidos opuestos de la
Quinta, es todavía de la época de vanguardia libre de Shostakovich, esto es,
antes de los “grandes disimulos”. Es de
un operista que ha conocido el éxito de
La nariz y ya tiene ahí Lady Macbeth de
Msensk. Consiste este gran fresco sinfónico en dos amplios movimientos de
casi media hora, que encierran otro más
breve, que no llega a diez minutos y que
es de transición, de alivio, de humores
relajados frente al discurso terrible del
primero, y preparación de la suite de
temperamentos del tercero. Es obra
estridente, ruidosa, pero no usa del pathos a la falsa manera del peor romanticismo; ya saben a qué nos referimos. Se
equivocará quien la niegue por ese
estrépito, porque ahí está su poética. Se
equivoca quien le reprocha a Shostakovich no ser Mozart. Sorprende cómo ha
sabido entenderlo Mariss Jansons, direc-
lo que sea lo que se haya dicho y tocado y hecho hasta ahora mismo.
Santiago Martín Bermúdez
tor que estaba en alza y que ahora ocupa un lugar envidiable por su talento y
la sabiduría a la hora de dar sentido a
compositores como éste. Los que tenemos memoria recordamos, sin embargo,
los tiempos en los que algunos le perdonaban la vida a Jansons por no parecerse, qué sé yo, a Celibidache, Furtwängler o Erich Kleiber. Qué cosas. Ahora le
tenemos con una de las mejores orquestas europeas, la de la Radio de Baviera,
y con este instrumento de gran virtuosismo ofrece un discurso duro, ácido, una
pelea de sonoridades planificadas con
dramatismo, con teatralidad. Para disolverse en ese temperamento final con
sugerencias de campanas que cierra el
Finale: ¡y qué disolución, sobre todo
comparada con la acidez de antes! Cada
vez hay más Shostakovich, es cierto, y
cada vez hay un compromiso mayor de
los artistas en la dificultad y los recovecos del arte de este genio del siglo XX.
Uno de los que mejor responde hoy a
esas demandas es Mariss Jansons, con
Baviera, y con esta Cuarta Sinfonía.
S.M.B.
SHOSTAKOVICH:
Sinfonía nº 5. ORQUESTA SINFÓNICA DE
LONDRES. Director: MSTISLAV ROSTROPOVICH.
LSO LIVE LS00058. DDD. 46’58’’. Grabación:
Londres, VII/2004 (en vivo). Productor: James
Mallinson. Ingeniero: Jonathan Stokes.
Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN
Se trata de una toma en vivo en el Barbican Center. El viejo Slava continúa su
misión de recrear continuamente a su
amigo Shostakovich, ahora con la más
conocida de sus sinfonías. Atención al
tercer movimiento, Largo, en el que Rostropovich se complace con sugerencias e
intensidades que inquietan y prenden al
aficionado. Ahí está tal vez el secreto de
esta nueva Quinta de Shostakovich, en
D I S C O S
SHOSTAKOVICH-SILVESTROV
velar el misterio de uno de los muchos
movimientos lentos y traducirlo en sonidos que nos suspenden y nos turban. En
contraste, el Allegretto, antes del Largo y
después del impresionante y amplio
Moderato, era un remanso entre dos dramatismos de muy distinta índole. El Allegro final lo enfoca Rostropovich de
acuerdo con la verdadera tradición de
esta sinfonía, la de Mravinski, una visión
ácida muy poco heroica, aunque no llega
a los extremos del maestro de Leningrado. Acaso el aficionado escuche una y
otra vez el Largo, y espere repetidas
veces esa disolución asombrosa del sonido al final, cuando ya no queda movimiento pero permanece el desasosiego.
Sibelius reconocía que le costaba vivir en
ciente dinero pudo permitirse el traslado
a un lugar más tranquilo donde tendría
su hogar. Ese lugar era Järvenpää y su
casa, terminada en 1904, diseñada por el
arquitecto Lars Sonck (nombre señero del
modernismo nórdico) tendría el nombre
de Ainola, la casa de Aino, pues la esposa
del compositor se llamaba Aino. En marzo de 2004, cien años después de terminada Ainola, se grabó en esa misma casa
un recital de obras para violín y piano del
maestro finés. El piano que escuchamos
aquí es el del propio compositor, el Steinway que recibió Sibelius como regalo en
su cincuenta cumpleaños. El repertorio,
eminentemente salonnier, pertenece a
esa parcela del catálogo sibeliano que el
propio autor decía que escribía para que
sus hijas pudieran comer galletas (no es
literal la cita, el que suscribe recurre a la
memoria), de modo que se trata de música de consumo cuya existencia se explica
por motivos económicos. Pero ello no va
en detrimento de su encanto (que en
muchos casos es mucho) aunque evidentemente no hallaremos aquí al gran Sibelius. Si quieren conocer los detalles de la
toma sonora en Ainola no se pierdan el
breve pero interesante escrito del productor Seppo Siirala que acompaña a la grabación. Música íntima interpretada en su
contexto y con evidente afecto por dos
músicos estupendos.
Helsinki, donde “todo el canto en mí está
muerto”, y cuando tuvo ocasión y el sufi-
J.P.
S.M.B.
SIBELIUS:
Cinco piezas, op. 81. Cuatro piezas op.
78. Danzas campestres op. 106. Cuatro
piezas op. 115. Tres piezas op. 116.
PEKKA KUUSISTO, violín;
HEINI KÄRKKÄINEN, piano.
ONDINE ODE 1046-2. DDD. 66’30’’. Grabación:
Järvenpää, III/2004. Productor: Seppo Siirala.
Ingeniero: Enno Mäemets. Distribuidor:
Diverdi. N PN
SMETANA:
Trío op. 15. SUK: Trío op. 2. Elegía op.
23. FISER: Trío con piano.
TRÍO GUARNIERI DE PRAGA.
PRAGA PRD/DSD 250 218. DDD. 56’27’’.
Grabación: Praga, VI y IX/2004. Productor: Milan
Slavicky. Ingenieros: Václav Roubal y Karel
Soukeník.Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN
Tres generaciones distantes de la escuela
checa: el temprano y muy intenso Trío op.
15 de Smetana, compuesto en momentos
desdichados, antes de la emigración a Suecia y antes de sus grandes obras; dos obras
para trío de Suk, que tenía diez años cuando desapareció Smetana; y una pieza de
1978 de Lubos Fiser, que nacía el mismo
año 1935 en que desaparecía Suk. Este
recorrido no encierra ningún resumen histórico, desde luego, pero este triple salto
de ciento y pico años de música checa tiene un sentido: fundación, epigonismo de
alto nivel e intento de ruptura en condiciones no muy favorables. El Trío Guarnieri
logra un disco que, pese a la diferencia
estética de los últimos diez minutos, aparece como un todo lógico y coherente. El
pianista es Ivan Klánsky, del que conocemos espléndidos registros de compositores
checos. Pavlín al violín y Jerie al chelo
completan esta magnífica formación que
nos brinda una conmovedora aproximación al legado checo para trío con piano.
S.M.B.
Sergei Yakovenko, Ilia Scheps y Valentin Silvestrov
SILVESTROV, MANDELSTAM Y OTROS CALVARIOS
SILVESTROV: Canciones silenciosas. 4
canciones con poemas de Osip
Mandelstam. SERGEI YAKOVENKO, barítono;
ILIA SCHEPS, PIANO (Silenciosas); VALENTIN
SILVESTROV, piano (Mandelstam).
2 CD ECM New Series 1898. DDD. 120’.
Grabación: Moscú, 1986. Productor e ingeniero:
P. Kondrashin. Distribuidor: Nuevos Medios. N PN
Sabemos bastante de la poesía y del tormento de Osip Mandelstam, el acmeísta,
el grandísimo con otros grandes de una
época muy rica de la poesía rusa: el
libro de Vasili Chentalinski en Anaya &
Mario Muchnik sobre los expedientes
del KGB dedicados a escritores; las
memorias de su esposa, Nadiezda Maldestam, en Alianza Editorial; también
tenemos sus libros de poemas en castellano, publicados en varios volúmenes
por la Diputación de Málaga. He ahí al
hombre, he ahí al poeta. Es él quien cierra este recital con las sorprendentes
Cuatro canciones compuestas en 1982
por Valentin Silvestrov (1937).
Antes, hemos oído el cuádruple ciclo
Canciones silenciosas, del que se ha
dicho que es un solo poema, por mucho
que esté compuesto por veinticuatro. Los
poetas son Evgeni Baratinski, Keats,
Pushkin, Taras Shevchenko (ucraniano,
cuyo poema es el único que no suena en
ruso en todo el ciclo), Mandelstam, Lermontov, Tiuchev, Séller, Esenin y
Zukovski; uno de los subciclos, de sólo
tres poemas, le pertenece por completo a
Lermontov. La estética de este ciclo se
anuncia en esa invocación del silencio. Y
es puramente musical, hasta el punto —
como hace notar Tatiana Frumkis en las
notas interiores— de que muchos poemas son conocidos ampliamente en Rusia
por haberse puesto en música antes. No
se trata de sorprender, ni de reinterpretar,
sino de someterse a la lógica de la poesía.
El tono es íntimo, la referencia sonora es
tonal, predomina el tono menor, la evocación es la vieja romanza rusa, el acompañamiento introduce y apoya con discreción, aumenta cuando aumenta la voz,
y se retrae para permitir el susurro, la
sugerencia, el matiz. Todo ello retrata una
visión de Rusia, la eterna ocupación y
preocupación que entre nosotros no
resultan extrañas. Los registros que ahora
presenta ECM tienen casi veinte años. El
gran ciclo Canciones silenciosas se grabó
en el verano de 1986, un año después del
estreno en el Conservatorio de Moscú, y
tras una serie de recitales en los que el
largo ciclo de dos horas fue bien acogido
(no sin provocar protestas concretas). La
grabación no llegó nunca a publicarse en
disco, y podría haberse quedado archivada o perdida. ECM, Manfred Eicher y el
propio Silvestrov las han rescatado y
mejorado en sonido. Gracias a ellos tenemos este registro algo lejano ya de Yakovenko y Scheps, y el ciclo Mandelstam,
con el mismo cantante acompañado por
el propio compositor. La doliente y mágica secuencia de las Canciones silenciosas
alcanza su sentido en las Cuatro canciones de Mandelstam.
Yakovenko es todo introspección,
profundidad, dicción rica en sensibilidad,
acompañado con respeto y sentido por
Ilia Scheps. Un ciclo para escuchar la
objetividad de un lamento, para comprender el sentir de un músico-poeta que
nos dejó no hace mucho, y que aquí desconocemos por la lógica ilógica de las
cosas. Y, para remate, Mandelstam por el
mismo magnífico barítono y la hondura
del propio compositor. Un doble CD
muy especial, muy distinto a todo, porque la tensa serenidad del dolor se
expresa aquí como nunca. O casi.
Santiago Martín Bermúdez
103
D I S C O S
STRAUSS-TUNDER
STRAUSS:
Elektra (escenas). VARNAY, MADEIRA, ZADEK,
SYMONETTE. VAN DER LUGT, MÖDL, TARRÈS.
ORQUESTA DE LA DEUTSCHE OPER AM RHEIN.
Director: ARNOLD QUENNET.
ORFEO C 661 041 B. Mono. ADD. 77’23’’.
Grabaciones: Düsseldorf, 21-II y 6-XII-1964
(en vivo). Distribuidor: Diverdi. N PM
El CD recoge escenas de dos represen-
taciones de Elektra en la Ópera de Dusseldorf en 1964, ambas dirigidas por el
desconocido (en España) Arnold Quennet (1905-1998), un maestro que mantuvo en este centro durante 36 años (de
1951 a 1987) un nivel artístico, vocal,
musical y técnico envidiable. Muchos de
los directores y cantantes que le trataron,
le elogiaron sin reservas (Böhm, Carlos
Kleiber, Varnay), y para demostración
de su competencia profesional aquí tie-
nen estos fragmentos dirigidos con evidente solvencia técnica e idiomática, y
además con el adecuado sentido trágico
que supone enfrentarse a esta espeluznante ópera, por no hablar de su experto acompañamiento a los cantantes. No
está claro, sin embargo, el por qué no
pudo despegar su carrera internacionalmente, quedándose la mayor parte de su
vida en esta ciudad alemana (suponemos que algo tendrían que ver sus actividades artísticas en la Alemania de los
años treinta y cuarenta). En fin, de todas
formas son las voces las que protagonizan este registro, y tanto en uno como
en otro caso los operófilos disfrutarán de
lo lindo con estos nombres míticos. Dos
soberbios ejemplos bastarán para convencer a cualquiera: el monólogo de
Elektra al principio de la primera representación (Allein! Weh, ganz allein), con
una entregada y excelsa Astrid Varnay
que realmente pondrá los pelos de punta a cualquiera, y el dúo siguiente entre
Elektra y Klytemnestra (Varnay-Madeira)
que merecería figurar en cualquier hipotética antología operística de cómo saltan chispas en un escenario. De la
segunda representación destaca la sutil,
histérica y doliente Klytemnestra de la
gran Martha Mödl, la adecuada Elektra
de Marijke van der Lugt, de voz potente
aunque a veces con un molesto vibrato,
y finalmente la versátil e inteligente
soprano catalana Enriqueta Tarrès como
Crisotemis. En suma, fragmentos excelentes de Elektra adecuados para los
buenos straussianos o para seguidores
de cualquiera de las cantantes excepcionales que protagonizan este disco.
E.P.A.
Robert Craft
VOLVER, CON LA FRENTE MARCHITA
STRAVINSKI: El pájaro de fuego.
Petrushka. ORQUESTA PHILHARMONIA.
DIRECTOR: ROBERT CRAFT.
NAXOS 8.557500. DDD. 78’53’’. Grabaciones:
Londres, XI/1996 y II/1997. Productor: Gregory K.
Squires. Ingenieros: Michael Sheady y Alex Marcou. Distribuidor: Ferysa. N PE
A estas alturas, es evidente que la base
de la Edición Stravinski de Craft para
Naxos va a ser su ciclo de los años 90
para Masters Musicians, en diez volúmenes. Estas dos referencias aparecieron
en los volúmenes 9 y 10 de aquella
serie, los dos últimos. Otra fuente será
la de los pocos registros stravinskianos
que hizo Craft para Koch, con la London Symphony.
Me reprocha alguien debilidad por
Craft; si no, no se explicarían ciertos
elogios a discos suyos recientes. Caramba. Esto da que pensar. Escucho este
CD con esta reserva sobre Craft y sobre
mí mismo. Me apasiona El pájaro. Es
cierto que se trata de una orquesta de
muy alto nivel, pero qué nitidez de pianos en una obra abundante en gamas
inferiores; qué claridad de crecimientos
sonoros, qué trémolos, qué sugerencias,
qué orientalismos con guiño, qué apoteosis final, qué manera de darle carne al
drama tanto en los lirismos rimskianos
para decorados exóticos como en las
apoyaturas francesas de esta obra de
STRAVINSKI:
La consagración de la primavera.
NIELSEN: Sinfonía nº 5 op. 50.
ORQUESTA SINFÓNICA DE CINCINNATI.
Director: PAAVO JÄRVI.
TELARC CD-80615. DDD. 73’08’’. Grabación:
Cincinnati, I-II/2004. Productor: R. Woods.
Ingeniero: M.l Bishop. Distribuidor: Indigo. N PN
104
Puede extrañar el acoplamiento: Quinta
de Nielsen y Consagración de Stravinski.
Las separan sólo nueve años, con una
espantosa guerra en medio. Son en
transición. Hay ballet y hay sinfonismo,
un compromiso entre ambos con la
fuerza de una batuta implacable, pero
no despiadada. ¿Debilidad? Quién sabe.
¿Y Petrushka? Es el Petrushka de
1947, no el de 1911; acaso Craft no
quiere pisar por donde otros revolucionaron una vez que se le arrinconó a él,
al pionero, al amigo, confidente e inspirador del maestro. Además, Stravinski y
Craft se conocieron precisamente ese
año, en 1947, gran año. Cómo renegar
de esa añada. Veamos.
Petrushka no es lo que se esperaba
tras El pájaro, que era transición, ya dijimos. Pero entre Rimski y Debussy, Stravinski eligió otro camino, no una tercera
vía, sino el camino que le alejaba de
aquellos hogares. Eso lo han comprendido muchos, pero pocos como Craft. Y en
su traducción renuncia a los trallazos
maestros y gratificantes de la tradición
Boulez-Salonen, para optar a su vez por
un camino fiel a su propia tradición. Hay
garra y fuerza en el diseño de la feria y
los muñecos, pero Craft sabe que esto
no es Salomé. El maestro construye todo
alrededor de los cuadros extremos, como
es lógico, o al menos es ésa una de las
lógicas para este ballet, y reserva su paleta más lucida para la lucidísima secuencia final de danzas populares. Pero, atención a ese Petrushka en su cubil, a la
danza de la bailarina y el moro, que son
muchos sentidos la noche y el día. Pero
son noche y día de una manera de
entender la modernidad. Las perspectivas sectarias de hace tan sólo unos años
reducían estas obras a una modernidad
malograda: no habían sabido ser lo bastante vienesas antes de Viena, o durante
Viena. Hoy sabemos ver aquellos años
inquietos de muy distinta manera, sin
monoteísmo ni intolerancia. No es que
Stravinski ni Nielsen se empeñaran en
mantener lo tonal, es que la modernidad
tiene varias caras.
todo un poema… cómico. Vuelve Robert
Craft a Stravinski en estos registros de
1996 y 1997, en un proyecto que hemos
comentado ya y que veremos lo que da
de sí. Ahora tiene más de 80 años, y no
sabemos cuántos registros de este tipo
guarda Naxos. Pero si son todos como
este CD, mas también otros que llevamos reseñados, el proyecto del anciano
Craft merecerá la pena. Parece mentira
que todavía se puedan decir cosas interesantes con Pájaro y Petrushka. Pero
ya ven, se juntan el talento, el intelecto,
una magnífica orquesta… y el haberle
salido los dientes con el compositor.
Santiago Martín Bermúdez
Paavo Järvi, en este curioso acoplamiento, nos ofrece dos caras no lejanas
de lo moderno. No es cuestión de extenderse ahora en ellas, ya lo hemos hecho
a menudo. Järvi plantea sinfónicamente
dos obras que proponen una teatralidad
inmediata, y las resuelve con fuerza, con
garra y con toda su carga de inquietud.
Incluso en momentos de aparente sosiego y auténtica inestabilidad como el
Andante de la Quinta de Nielsen, que se
integra en un amplio Allegro que matiza
sus subepisodios con la dialéctica de los
D I S C O S
STRAUSS-TUNDER
temas y los temperamentos. Tenemos
una nueva Consagración que es todo un
acierto interpretativo, si queremos que
esta obra sea violenta y que esa violencia se motive, se gradúe y eclosione con
medida, y que sepa desarrollar toda la
aspereza que se espera de ella. Tenemos
una Quinta de Nielsen con toda la carga
de crecimientos de sus sonidos. Una
excelente velada con dos autores que
raras veces acuden juntos, unas lecturas
vigorosas, medidas mas también impetuosas que no dejarán indiferente a
nadie.
S.M.B.
TELEMANN:
Concierto en mi mayor para flauta
travesera, oboe d’amore, viola d’amore,
cuerdas y bajo continuo TWV 53:E1.
Concierto en la mayor para oboe
d’amore, cuerdas y bajo continuo
TWV 51:A12. VIVALDI: Concierto en re
mayor para viola d’amore, cuerdas y
bajo continuo RV 392. GRAUPNER:
Concierto en sol mayor para flauta
d’amore, oboe d’amore, viola d’amore,
cuerdas y bajo continuo GWV 333.
ENSEMBLE IL GARDELLINO.
Director: MARCEL PONSEELE.
ACCENT ACC 24151. DDD. 56’49’’. Grabación:
Haarlem, II/2004. Productores e ingenieros:
Adelheid y Andreas Glatt. Distribuidor:
Diverdi. N PN
No han tenido ni mucho menos los ins-
trumentos d’amore la suerte histórica
que aunque sólo fuera por su nombre
merecerían.
La belleza con que en este hermoso
disco suenan la flauta, el oboe y la viola
hace aun mucho más injusto el olvido.
Ellos tres y los seis que asumen las funciones de ripieno y bajo continuo logran
producir un momento de especial magia
sonora en el inicio del Concierto en mi
mayor de Telemann, un Andante llevado
adelante con una serenidad en el paso y
un empaste en el conjunto de voces y
líneas verdaderamente cautivadores. De
entre los solistas, las únicas reservas las
provoca precisamente Marcel Ponseele,
estupendo como director pero cuyo
oboe adquiere ocasionales resonancias
de saxofón, especialmente en los dos
Vivaces telemannianos. Por otro lado,
tampoco François Fernández tiene
mucho que reprocharse por la manera
en que empuña la viola d’amore en
Telemann y Vivaldi, pero en Graupner,
Ryo Terakado obtiene un timbre innegablemente más cremoso. Por último, tanto a la flauta travesera como a la flauta
d’amore, Jan De Winne está magnífico,
sobre todo por el control de las intensidades con que sabe ora destacar sus
hermosos sonidos, ora reintegrarlos en
un tutti de inmediato enriquecido por su
incorporación.
La combinación de amplitud, detallismo y fidelidad en las tomas de sonido
resulta modélica, especialmente en el
repertorio barroco.
A.B.M.
TOCH:
Obras para piano. CHRISTIAN SEIBERT, piano.
CPO 999 926-2. DDD. 59’16’’. Grabación:
Colonia, II y IV/2003. Productores: Burkhard
Schmilgun y Bernhard Wallerius. Ingeniera:
Walburga Dahmen. Distribuidor: Diverdi. N PN
Aborda el joven pianista Christian Seibert, nacido en el norte de Alemania en
1975, un repertorio de obras bien representativas de la música de cámara del
compositor estadounidense, de origen
austriaco, Ernst Toch (1887-1964). Y lo
hace con solvencia y fidelidad al espíritu
del contenido en las partituras. Con virtuosismo, incluso, aunque nunca en
detrimento de la exigida expresividad.
La música de Toch, inspirada originariamente en el romanticismo y sólidamente
anclada en el sistema tonal, aunque
practicado éste sin excesivo rigor, muestra en las obras recogidas en el CD que
nos ocupa clasicismo en las formas,
ingenio en el elemento rítmico, modernidad en el lenguaje y su buena dosis de
humor, cosa siempre de agradecer. En
general, piezas brevísimas, miniaturas
que con frecuencia no llegan al minuto
de duración (sólo en una ocasión alcanza los cuatro minutos) o que apenas
traspasan la barrera de los dos minutos,
componen un todo al que cada detalle o
matiz le dan sentido. Así ocurre con los
cinco Capriccetti, op. 36, de 1925, plenos de frescura y originalidad. O en los
catorce Kleinstadtbilder, op. 49, compuestos en 1929, retratos o fogonazos de
pequeñas ciudades. O en los tres movimientos de la Sonata, op. 47, de 1928,
en la que el autor toma la Toccata barroca para sobrepasarla en su desarrollo. O
en las tres Burlesken, op. 31, de 1923,
impregnadas de un humor subyacente
nunca agresivo. O en los diez KonzertEtüden, op. 55, de 1931, donde se alcanza el máximo nivel de exigencia sonora
y virtuosa del presente disco. Imágenes
concretas, sentimientos, puntos de vista
determinados, ráfagas de humor, estados
de ánimo, pinceladas, siempre expresados a través de la brevedad y del nervio
musical de un autor apenas difundido.
J.G.M.
TUNDER:
Obras para órgano. BERNARD FOCCROULLE.
RICERCAR RIC 239. DDD. 67’25’’. Grabación:
Roskilde, IV y V/2001; Norden, V/2003. Productor e
ingeniero: J. Lejeune. Distribuidor: Gaudisc. N PN
En dos instrumentos diferentes, ambos
alemanes y del siglo XVII, Bernard Foccroulle vuelve a dar una auténtica lección de adecuación entre los medios
empleados y la naturaleza de la música
interpretada. La dulzura de los flautados,
la transparencia de los plenos, la variedad de colores, contrastados con exquisita sutileza, que oímos aquí sitúan a la
perfección a la música de Franz Tunder
(1614-1667) en el entorno de su época,
el primer barroco alemán. Este disco
ofrece todas las fantasías y preludios de
coral compuestos por Tunder (salvo las
dos fantasías escritas sobre Was kann
uns kommen an für Not), entre ellas la
fantasía basada en Christ lag in Todesbanden, una obra grandiosa, de las más
deslumbrantes salidas nunca de las iglesias del norte de Alemania, que Foccroulle interpreta con una exquisitez en el
manejo de las dinámicas y los registros,
una claridad polifónica y una flexibilidad
rítmica soberbias. Se incluyen también
los cuatro preludia escritos para el órgano por el músico alemán, en los que
Foccroulle demuestra un virtuosismo
extraordinario y una gran imaginación
con el manejo de los colores. Una
pequeña canzona, escrita en un brillante
estilo italiano heredado de Frescobaldi,
completa la excelente propuesta.
P.J.V.
TUNDER:
Obras vocales. RHEINISCHE KANTOREI.
DAS KLEINE KONZERT. Director: HERMANN MAX.
CPO 999 943-2. DDD. 68’32’’. Grabación:
Colonia, I/2003. Productores: Burkhard Schmilgun
y Ludwig Rink. Ingeniero: Karl-Heinz Stevens.
Distribuidor: Diverdi. N PN
Hermann Max ha sido, y sigue siendo,
una de las figuras punteras dentro del
movimiento que defiende la ejecución
históricamente fiel de la música antigua,
partiendo de una labor de investigación
en bibliotecas y archivos, pasando por la
elaboración de partituras fieles a las originales, continuando con la utilización
de instrumentos antiguos (sean originales
o copias exactas) y culminado el proceso
con la interpretación según las reglas en
vigor en la época en que fueron compuestas las obras. Esto último lo hace al
frente de un pequeño coro fundado en
1977 (cuyos componentes varían entre
dieciséis y treinta y dos, según las necesidades) y que desde 1985 lleva el nombre
de Rheinische Kantorei. Con la colaboración, desde 1980, de la orquesta barroca
Das Kleine Konzert. Todos estos elementos artísticos se reúnen en el presente
disco compacto para llevar a cabo las
versiones de una decena de piezas de las
diecisiete obras vocales que nos han llegado del organista y compositor alemán
Franz Tunder (1614-1667), en las que el
conjunto de intérpretes se impone a
cualquier individualidad. Hay motetes de
solista en la tradición italiana (Carissimi):
O Jesu dulcissime, Da mihi Domine, que
se caracterizan por un estilo moderno de
escritura poco practicado todavía por
entonces en Alemania. Y Nisi Dominus
ædificaverit es un diálogo o concierto
entre tres voces de solistas con el acompañamiento de dos violines. En general,
las obras vocales de Tunder se distinguen por su técnica de escritura notablemente expresiva. Hay manifestación de
dolor en Wend’ab deinen Zorn o reconocimiento de este mundo como un valle
de lágrimas en Salve cœlestis pater. Además del interés intrínseco de la música
del autor que nos ocupa, cabe añadir el
histórico, pues Tunder fue antecesor de
Buxtehude y éste lo fue de J. S. Bach.
J.G.M.
105
D I S C O S
TURNAGE-WEINBERGER
Kazushi Ono
CLÁSICOS DE MAÑANA
TURNAGE: Etudes and Elegies. RIHM:
Canzona per sonare. Cuts and Disolves.
BENJAMIN: Olicantus. MICHAEL SVOBODA,
trombón. ORQUESTA SINFÓNICA DE
LA MONNAIE. Director: KAZUSHI ONO.
WARNER 2564 60244-2. DDD. 67’47’’.
Grabación: Bruselas, 2003-2004 (en vivo).
Productor: Simon Fox-Gál. Ingenieros: Nicolas de
Beco y Frédéric Briant. N PN
Lo primero, felicitar a Warner. No suele
ser normal que una poderosa multinacional, en momentos de crisis del disco,
cuando lo que se quiere a toda costa es
que el negocio no caiga y se corta con
demasiada frecuencia el grifo al clásico,
se atreva con este repertorio. Es apostar
por los clásicos de mañana pero, hoy,
tiene su mérito. Y es que, en efecto, nos
encontramos ante tres grandes compositores que son nombres indiscutibles de
la música de ahora mismo y que aquí
demuestran por qué.
De Mark-Anthony Turnage (Grays,
1960) se nos ofrece su Etudes and Elegies,
un tríptico para gran orquesta que muestra todo el poderío del creador británico,
su dominio de la escritura y su capacidad
VERDI:
VILLA ROJO:
Las vísperas sicilianas. JACQUELINE BRUMAIRE
(Hèléne), JEAN BONHOMME (Henri), NEILSON
TAYLOR (Monfort). CORO DE LA BBC. ORQUESTA DE
CONCIERTOS DE LA BBC. Director: MARIO ROSSI.
Concerto grosso III. Música sobre unos
módulos. Divertimento I. Divertimento
III. Sexteto. LIM-SOLISTAS DE MADRID.
3 CD OPERA RARA ORCV 303. ADD. 189’59’’.
Grabación: Londres, V/1969. Ingeniero: Oliver
Davis. Distribuidor: Diverdi. R PN
Esta grabación proviene de la BBC y ya
fue comentado en esta revista (nº 64),
pero ahora aparece reeditada con una
mejora de sonido y una documentación
muy amplia, como Opera Rara nos tiene
acostumbrado. Como ya se dijo en su día,
el principal mérito de esta edición es su
propia existencia, ya que nos permite
escuchar la ópera en su versión original
francesa, tal como Verdi la concibió aunque las diferencias estructurales no son
importantes. Le fue encargada con motivo
de la Exposición Universal, en la capital
francesa y supuso para su creador un reto,
a fin de conseguir una partitura, que respetando su forma de componer, respondiera a los criterios de la Grand Opéra,
que era el estilo imperante en París y cuyo
máximo representante era Meyerbeer. La
versión de Rossi es correcta, ya que permite mantener el espíritu francés y la filosofía
italiana, con una concepción que consigue
ciertos contrastes. El reparto lo integran un
conjunto de cantantes profesionales, con
medios no siempre adecuados a este
repertorio: Bremaire posee un bello timbre
y es musical, pero le falta fuerza, Taylor y
Baran son cantantes de buena línea, pero
les falta proyección vocal y Bonhome es
un tenor de voz blanca con un estilo lejano para Henri.
106
para construir voluminosos edificios
sonoros de los que no suele estar ausente
una idea de comunicación que aquí aparece diáfana y que apela en ocasiones al
jazz y a la antigua música inglesa sin
renunciar, igualmente, a la representación
de una naturaleza desatada o en calma.
Wolfgang Rihm (Karlsruhe, 1952) presenta, primero, Canzone per sonare (2002),
para trombón y orquesta, que apela en su
título a una filiación gabrieliana que, sin
embargo, es en realidad una suerte de
mirada a la expresión romántica de un
Wagner o un Brahms desde el ahora más
estricto. Como muy bien dice Kazushi
Ono en sus notas al programa, el solista
es como un viajero que se fuera moviendo entre las distintas propuestas de la
obra, dándoles unidad y, al mismo tiempo, dialogando con aquella. Cutts and
Dissolves (1976-1977) es música muy
ceñida a su propósito de mostrar la presencia de lo extraño, de una enorme
sugerencia en su sucesión de pequeñas
células. En la breve Olicantus (2002), de
George Benjamin (Londres, 1960) a la
gran orquesta le sustituye el pequeño
conjunto. Fue un regalo sorpresa para el
A.V.
LIM CD012. DDD. 51’39’’. Grabación: Madrid, VVI/2004. Producción: LIM Records. Ingeniero:
Pepe Loeches. N PN
C omo una disculpa o mero punto de
partida, del que enseguida se separará
cuanto crea conveniente, Jesús Villa
Rojo (Brihuega, Guadalajara, 1940) utiliza el pasado como referencia para crear
las cinco obras que reúne en el presente
CD, bajo el título de Música de cámara
II. Sea el periodo barroco (Concerto
grosso III, 1978), las corrientes renovadoras de los años 60 (Música sobre módulos, 1969), los “divertimenti” de épocas
pasadas (Divertimento I, 1982), el virtuosismo practicado en tantas etapas del
ayer (Divertimento III, 1992) o la utilización, mezcla y superposición de procedimientos comunes (Sexteto, 2003), da la
sensación de que el autor persigue un
deliberado propósito de no ser clasificado fácilmente, ni siquiera identificado
con ningún estilo, en un afán que se nos
antoja acorde con el caos, al menos aparente, que rige el mundo actual, donde
más que el discurso importan los materiales o elementos que pudieran conformar el mismo, de manera que el resultado final nunca pueda ser unívoco sino
múltiple y abierto a diversas interpretaciones. En este sentido, Sexteto, la pieza
más reciente (para flauta, clarinete,
fagot, violín, viola y violonchelo), es la
que parece tener más delimitado el cauce discursivo. Por el contrario, en Concerto grosso, trompeta, trompa y trombón operan de manera independiente,
cincuenta aniversario de Oliver Knussen
y se basa en un canon, siempre en mezzo-piano, sugerente y delicado.
Las versiones de Kazushi Ono y la
Orquesta Sinfónica de la Monnaie de
Bruselas son excelentes. No en vano el
director japonés se ha hecho con una
estupenda reputación en poco tiempo.
Aquí demuestra su afinidad con un repertorio tan interesante como revelador.
Claire Vaquero Williams
acompañados de tres grupos mixtos de
instrumentos que se superponen. En
Música sobre módulos, el trío de dos
flautas y viola es desvirtuado mediante
gestos aleatorios y serialismo aún dogmático. En Divertimento I, para violín y
violonchelo, coexiste cierto carácter virtuosístico con rigidez estructural y elementos libres. Y Divertimento III ofrece
el juego de dos saxofones en el que lo
virtuosístico no supone, sin embargo, la
búsqueda exhaustiva de nuevos recursos
sonoros. Música, en consecuencia, a la
que le costará salvar la barrera de comunicación con el oyente medio o el no
formado.
J.G.M.
VIVALDI:
Stabat Mater RV 621. Sonata “Al Santo
Sepolcro” RV 130. Nisi Dominus RV
608. Magnificat RV 611. LA TEMPESTA.
JAKUB BURZYNSKY, contratenor, sopranista
y director.
BIS CD-1426. DDD. 54’35’’. Grabación: Varsovia,
I/2004. Productor: Jakub Burzynsky. Ingeniera:
Marian Czarnecki. Distribuidor: Diverdi. N PN
El conjunto polaco La Tempesta ofrece
en este CD una hipotética reconstrucción de un Oficio de Vísperas para la
celebración de la Fiesta de los Siete
Dolores de la Virgen en el Ospedale
della Pietà de Venecia el 15 de septiembre de 1727. Para reconstruir la ceremonia se emplea un programa únicamente
vivaldiano, con un himno (el Stabat
Mater RV 621), un salmo (el Nisi Dominus RV 608), el Magnificat (RV 611) y
una antífona en canto llano (Salve Regi-
D I S C O S
TURNAGE-WEINBERGER
na), a la que se añade, a modo de teórica antífona, la soberbia Sonata “Al Santo
Sepolcro” RV 130 en preludio del Nisi
Dominus. Aunque en términos litúrgicos
la propuesta dista mucho de ser una
reconstrucción verosímil del acto veneciano (faltaría al menos un salmo más, o
en su defecto una antífona sustitutiva,
para completar un teórico oficio vespertino), el programa (que por lo demás
incurre en el error de incluir la versión
del Magnificat de 1739 en unas supuestas Vísperas de 1727) si tiene mucho
interés en términos puramente musicales, pues las cuatro obras que se incluyen son auténticos capolavori del Prete
Rosso. La Tempesta es un solvente grupo
historicista que opta por un acercamiento audaz y apasionado al repertorio
vivaldiano. De hecho, emplea un coro
enteramente femenino (transportando a
la octava alta los tenores y los bajos)
para recrear así el supuesto coro de las
figlie de la Pietà, una sugestiva y filológica opción (que depara curiosas cuando
no bellas transposiciones vocales) que
apenas ha sido probada por los intérpretes historicistas. Las partes solísticas,
incluso las que son para soprano (caso
de tres páginas del Magnificat), son cantadas todas ellas con gran virtuosismo
por el joven contratenor y sopranista
Jakub Burzynsky, que actúa también
como director del grupo. El resultado es
una interpretación muy sanguínea y
expresiva, llena de acentos vivaces, gran
dramatismo y vigorosa musicalidad, todo
ello sustentado por un notable conocimiento estilístico. Es por ello una lástima
que, en diversos pasajes, la interpretación se deslice hacia el abismo del sensacionalismo (algo de lo que ya da
cuenta el título del CD: “Vespers of
Sorrow”), especialmente en el inaudito
uso de la percusión en dos de los números: hay que reconocer que su empleo
puede ser sugestivo al comienzo del Stabat, pero la cosa acaba por arruinar la
pieza, algo que ocurre desde el mero
inicio del Cum dederit del Nisi, donde la
percusión resulta abiertamente disparatada. Mas saludables, dentro del abierto
clima experimental que preside todo el
CD, son las dos versiones (con tempi
antagónicos) que se ofrecen del fascinante Amen del Stabat. Se trata, en
suma, de un extravagante y por momentos interesante CD que, más que nada,
parece indicado para vivaldianos inquietos. En cualquier caso hay que constatar
que Burzynsky posee un poderoso, por
momentos deslumbrante instrumento, y
por supuesto un arrojo interpretativo
que no conviene perder de vista.
P.Q.O.
Carlos Mena y Philippe Pierlot
EN LOS ALTOS VIVALDIANOS
VIVALDI: Salve Regina RV 616.
Stabat Mater RV 621. Nisi
Dominus RV 608. Concierto
para viola de amor RV 394. CARLOS
MENA, contratenor; FRANÇOIS FERNÁNDEZ,
viola de amor. RICERCAR CONSORT. Director y
viola da gamba: PHILIPPE PIERLOT.
MIRARE MIR 9968. DDD. 70’35’’. Grabación:
Fontevraud, XII/2003. Productor: François-René
Martin. Ingenieros: Frédéric Briant y Simon Fox.
Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN
El interés por la música sacra vivaldiana
se ha multiplicado por doquier en los
últimos años, y de hecho pocos son los
conjuntos historicistas que se han resistido a interpretar esa maravilla que es la
obra sagrada del Prete Rosso. El ya veterano Ricercar Consort era uno de los
grandes conjuntos barrocos que no
había saltado a la palestra vivaldiana —
salvo el puntual registro del motete Vestro Principi Divino RV 633 con James
Bowman en 1991—, pero por fin lo ha
hecho con una antología de primera
magnitud que engloba tres de las más
importantes obras para contralto y
orquesta de Vivaldi: el Salve Regina in
due cori RV 616, el célebre Stabat Mater
RV 621 y el Nisi Dominus RV 608. Para
tan suculento programa, el Ricercar
WEINBERGER:
Svanda el gaitero. MATJAZ ROBAVS (Svanda),
TATIANA MONOGAROVA (Dorota), IVAN
CHOUPENITCH (Babinsky), LARISA KOSTYUK (La
reina), ALEXANDER TELIGA (El mago), NICHOLAS
SHARRATT (El juez), PAVEL KOZEL (El verdugo),
ALEXANDER TELIGA (El diablo). CORO DEL
FESTIVAL DE ÓPERA DE WEXFORD. ORQUESTA
FILARMÓNICA NACIONAL DE BIELORRUSIA.
Director: JULIAN REYNOLDS.
2 CD NAXOS 8.660146-47. DDD. 134’07’’.
Grabación: Wexford (Irlanda), X/2003 (en vivo).
Productor e ingeniero: Andrew Lang. Distribuidor:
Ferysa. N PE
Consort cuenta con la colaboración del
contratenor vasco Carlos Mena, que una
vez más vuelve a demostrar que es uno
de los contratenores más interesantes
del panorama actual. Mena luce aquí un
timbre límpido, corpóreo y pleno de
color que se antoja idóneo para cantar
las sombrías páginas vivaldianas, que
además de demandar lirismo a raudales
—cosa de la que el cantante de Vitoria
anda más que sobrado, escúchese como
muestra el primoroso Gloria Patri del
Nisi Dominus (del que por cierto se nos
regala una segunda versión con viola de
gamba)— exigen un prominente virtuosismo para desgranar los frecuentes passaggi de arduas coloraturas (especialmente en el Amen del Nisi), pasajes
donde Mena muestra una agilidad y una
afinación impecables. Naturalmente las
prestaciones del contratenor, que en
todo momento hace gala de un soberbio conocimiento estilístico del repertorio, encuentran una perfecta compañía
en el Ricercar Consort, que está tan
sobrio como estilizado, con una meridiana claridad de texturas, afinación
impecable y expresiva musicalidad. Ello
es también patente en el delicioso Concierto para viola de amor en re menor
RV 394 que, de modo harto pertinente y
H ay
un pequeño e instructivo libro
sobre la música checa y eslovaca editado
por Orbis (Praga, 1964), obra de Valdimír
Stepánek y Bohumil Karásek, en el que
hay una exhaustiva nómina de compositores. No aparece en ningún momento el
nombre de Jaromír Weinberger, compositor judío nacido en Praga en 1896. Sin
embargo, es el compositor de una de las
obras más famosas del repertorio operístico checo, Svanda Dudák, Svanda el
gaitero, estrenada en el Teatro Nacional
de Praga en abril de 1927, traducida por
Max Brod al alemán y pronto vertida a
sugestivo, se ofrece como complemento
del programa y que cuenta con François
Fernández como excelente solista del
amoroso cordófono. Una bellísima antología, en definitiva, que se sitúa entre
las mejores referencias del repertorio, es
decir, junto a Blaze con el King’s Consort y Scholl con el Ensemble 415. Confiamos por tanto en que este sea tan
sólo el punto de partida de una fructífera andadura vivaldiana de Carlos Mena.
Pablo Queipo de Llano Ocaña
unos quince idiomas más. Es una obra
de vocación checa folclórica, en un
momento en que la república independiente parece un viable estado compuesto por dos naciones hermanas. Pero a
finales de los años 30 se exilia Weinberger por razones evidentes, y su nombre
queda borrado de los repertorios, durante la ocupación nazi y más tarde bajo el
régimen comunista. Por eso no aparece
en el libro de Orbis. Weinberger se dedica a la composición y a la enseñanza en
Florida, Estados Unidos, y allí se suicidará
un mal día de agosto de 1967, a los 71
107
D I S C O S
WEINBERGER-RECITALES
años. Casi toda su obra se ha olvidado, y
sólo Svanda resurge de vez en cuando
para rememorar el éxito que conoció en
el periodo de entreguerras.
Svanda dudák es una obra que toma
prestado el lenguaje, las maneras y el
escenario de obras como La novia vendida, de Smetana. Algunos de sus temas
han tenido fortuna fuera de los escenarios (la polka del primer acto, la fuga del
segundo), pero raras veces los pisa la
ópera completa, y parece que en su país
no se quiere saber nada de él. Es una
ópera ingenua, de cierto atractivo, de
pequeña pero innegable inspiración y
no poca habilidad mimética. No merece
desaparecer del repertorio, pero no está
a la altura de los grandes compositores
operísticos checos, como el propio Smetana. Sorprende que el lenguaje de
Weinberger ignore por completo presencias patentes en 1927 como la del viejo
Janácek. Su lenguaje es muy anterior, y
bastante simple. Es curioso que a menudo evoque algo que no se ha inventado
todavía en 1927: la música de cine; y
también los futuros musicales de Broadway, a menudo trasladados al cine.
Naxos y el Festival de Wexford nos
rescatan ahora este título, que ya mereció ser registrado por CBS allá por los
años 70 (lo lamento, no tengo las referencias). Es un registro de calidades
medias suficientes para disfrutar este
título —insistimos— atractivo y menor.
No es la mejor baza su protagonista, el
esloveno Matjaz Robavs, un barítono
buen actor y bastante limitado en el canto. Mayor interés tiene la moscovita
Tatiana Monogarova en Dorota, su amada, una soprano lírica de bella voz,
mucha fuerza, gran capacidad para la
frase y buen vibrato. También la mezzo
rusa Larisa Kostiuk, en la Reina, de bella
emisión y magnífico centro. El resto del
reparto cumple de manera estimable. Un
coro aceptable, una orquesta media, una
dirección algo plana de Julian Reynolds.
En general, un producto de interés, con
el atractivo de haberse grabado en vivo,
aunque ni la obra ni su realización sonora provoquen un especial entusiasmo.
S.M.B.
David Plantier
UN PASO DECISIVO
WESTHOFF: Sonatas para violín
y bajo continuo.
DAVID PLANTIER, violín.
LES PLAISIRS DU PARNASSE.
ZIG ZAG Territoires ZZT050201. DDD. 69’13’’.
Grabación: Frasnes-le-Chateau (Francia), IV 2004.
Productor e ingeniero: Franck Jauffrés.
Distribuidor: Diverdi. N PN
Johann Paul von Westhoff (1656-1705)
tuvo un papel importante en el desarrollo del violín en los países alemanes, al
lado de Biber o Schmelzer. Sin embargo,
su figura no ha alcanzado hasta hoy el
mismo relieve que sus compañeros.
Escuchando estas sonatas publicadas en
Dresde en 1694 —y grabadas aquí por
primera vez— es difícil comprender las
razones de semejante olvido. Westhoff
es un músico inspirado, dotado de una
paleta expresiva muy amplia y escribe
muy bien para su instrumento. Los
recursos técnicos no son inferiores a los
de Biber, resultan quizá menos llamativos pero sus exigencias son tremendas
(hay pasajes en dobles y triples cuerdas
XENAKIS:
Erikhton. Ata. Akrata. Krinoidi. HIROAKI
OOÏ, PIANO. ORQUESTA FILARMÓNICA DE
LUXEMBURGO. Director: ARTURO TAMAYO.
TIMPANI 1C1084. DDD. 53’08’’. Grabación:
Luxemburgo, VI/2004. Productor: Stéphane
Topakian. Ingeniero: Jeannot Mersch. Distribuidor:
Diverdi. N PN
108
¿Le hubiera sido útil a Hitchcock contar
con Xenakis para la composición de alguna banda sonora para sus películas de
pesadillas? Para la romántica Vértigo, probablemente no, pero para la escritura de
una música como la de Psicosis, que
parece a ratos cortada a cuchillo, sí
hubiera sido pertinente. En todo caso,
Herrmann ya cumplía muy bien su cometido, mas escuchando piezas como Krinoidi, donde la masa de cuerdas expresa
un mundo en convulsión, o Erikhton,
también presente en este CD (cuarto de
la integral de Tamayo y los músicos de
Luxemburgo), en la que el material dibujado por el piano y la orquesta se vuelve
que realizan polifonías a tres voces).
Algunos movimientos lentos, a pesar de
ser definidos como “arias”, recuerdan
por sus sofisticadas armonías y sus líneas
ornamentadas los recitativos instrumentales de Bonporti (Grave y Largo de las
Sonatas nºs 4 y 3). El violín busca una
dimensión propia, pero también sabe
imitar al laúd (Sonata nº 2) y las campanas (Sonata nº 3). Y en un gesto de
altruismo, el compositor otorga también
al bajo continuo momentos de virtuosismo desenfrenado (Presto de la Sonata
nº 2). Una peculiaridad: todas las sonatas están escritas en modo menor.
Extraordinaria la interpretación de
David Plantier, con un virtuosismo que
pone a veces los pelos de punta (Sonata nº 4). Notable también la prestación
de Les Plaisirs du Parnasse, formado por
violonchelo, clave y archilaúd, empeñado en la nada fácil tarea de realizar el
bajo continuo. La grabación capta con
gran precisión los matices interpretativos (la partitura de Westhoff es muy
cuidadosa a la hora de anotar dinámicas
verdadero frenesí, bien podrían haber
figurado perfectamente como músicas de
apoyo a escenas cinematográficas donde
los personajes están situados en el límite.
Y es que una pieza como Erikhton
parece compuesta como prueba de fuego
para los intérpretes (y los oyentes), a los
que se les mantiene casi sin aliento en un
tour de force en el que no hay lugar para
la más mínima cesura. El bloque orquestal
monolítico juega aquí un papel muy particular al estar superponiéndosele continuamente un piano que, en lugar de participar en el mismo contexto, se toma la
libertad de crear su propio espacio sonoro, con lo que se obtiene una especie de
dislocación: cada elemento va por su lado
y, en la resolución, en lugar de un enfrentamiento explosivo, el discurso queda
roto de forma brusca, como cortado a
cuchillo. Esa dislocación entre el solista
(el piano) y la orquesta es una de las marcas del Xenakis maduro y que ya explota
con extraordinario acierto en piezas como
Synaphai. Los instrumentos solistas tienen
y signos de expresión) y consigue un
excelente equilibrio entre los instrumentos. Estamos ante una aportación
mayor, que quizá marque un paso decisivo hacia la plena recuperación de la
obra de Westhoff. Un bravo a Zig Zag,
capaz de convertir en oro cada uno de
sus descubrimientos.
Stefano Russomanno
la particularidad, en Xenakis, de convertirse, por decirlo así, en personajes insidiosos, que crean un profundo malestar: obstruyen el discurrir de la orquesta y el
resultado es ese tono feísta, de pesadilla,
tan característico del estilo del autor.
En el Xenakis de los últimos años,
representado aquí por Ata y Krinoidi, el
material es menos uniforme y hay que
ver en cada secuencia de cuerdas un
intento del compositor por crear hermosos fragmentos melódicos que vienen
disfrazados por las aparatosas, ricas polifonías ciclópeas. Ese impulso melódico
del último Xenakis, que se puede observar también en piezas de cámara como
Akea o en la orquestal Horos, no se
aparta un ápice del tono general de vértigo que hay en toda su producción,
pero con esta nueva asunción de la
orquesta desaparece el viejo estilo
monolítico al no echar mano Xenakis de
forma tan sistemática de los glissandi.
F.R.
D I S C O S
WEINBERGER-RECITALES
RECITALES
TERESA BERGANZA. MEZZOSOPRANO.
Obras de Falla, Granados, Turina,
Guridi, Toldrà, Villa-Lobos, Braga y
Guastavino. ORQUESTA DE CÁMARA DE
LAUSANA. Director: JESÚS LÓPEZ COBOS (Falla).
JUAN ANTONIO ÁLVAREZ PAREJO, piano (resto).
3 CD BRILLIANT 6990. DDD. 47’20’’, 64’32’’ y
57’13’’. Grabaciones: Suiza, 1983 y 1986.
Productor: Teije van Geest. Distribuidor:
Cat Music. R PE
La mejor forma de felicitar a una cantante por su cumpleaños, es la reedición de
sus discos. En el caso que nos ocupa
fueron presentados el año 2001 por la
firma Claves y se recogen una serie de
actuaciones en Suiza los años 1983 y
1986. No vamos a descubrir ahora las
grandes cualidades de la cantante madrileña, su exquisita musicalidad, un fraseo
detallista, su canto noble y elegante y
esa capacidad para expresar el mundo
de la canción española y sudamericana,
en un momento en que llegado a la
madurez de su carrera, que podía lucir
especialmente en este tipo de repertorio
Podemos gozar su fuerza en El
corregidor y la molinera, de Falla, con la
versión que da Jesús López Cobos, llena
de carácter, la variedad con que desgrana las 7 Canciones populares españolas,
del mismo Falla, la intensidad de los
majos de Granados, la nobleza descriptiva del Poema en forma de canciones, de
Joaquín Turina, el contraste claro de las
Seis canciones castellanas de Joaquín
Guridi o el impacto emocional de sus
versiones de las partituras de Eduard
Toldrà.
Gran divulgadora de la música de
los compositores americanos nos deleita
con canciones de Villa-Lobos, con una
variada gama de matices, Braga, con
unas canciones de gran belleza, expresadas con sutileza e intensidad, para acabar con Guastavino, donde sabe captar
todo el espíritu argentino. la acompaña
con su habitual serenidad y calidad, Juan
Antonio Álvarez Parejo.
A.V.
Sharon Belazy
SEDUCCIÓN
SHARON BEZALY. FLAUTISTA.
Dean: Demons. Dohnányi: Passacaglia.
Dominique: Songlines. Chaminade:
Pièce romantique. Diethelm: Zodiak.
Donjon: Le chant du vent. Devienne:
Sonata nº 4. Debussy: Syrinx.
BIS SACD-1459. DDD. 78’05’’. Grabación:
Österkär, V/2004. Productor: Christian Starke.
Ingeniero: Ingo Petry. Distribuidor: Diverdi. N PN
Tres primicias discográficas (las obras
de Dean, Dominique y Diethelm), de
las cuales dos (las dos primeras) están
dedicadas a Sharon Bezaly. El resto, a
excepción de Syrinx de Debussy, no
figura entre lo más popular del repertorio de modo que estamos ante una grabación con programa ciertamente novedoso y que descubrirá a muchos obras
infrecuentes. Este tercer volumen de la
colección ya se adentra en la letra D,
aunque en medio de las obras que aquí
concurren encontramos una debida a
Cécile Chaminade, una composición
ésta realmente exquisita aunque, desgraciadamente, muy breve. Una obra de
quien fuera violista de la Filarmónica de
Berlín entre 1985 y 2000, el australiano
Brett Dean, Demons, abre el programa
con brillantez, permitiendo a la flautista
mostrar su dominio del instrumento.
FRANÇOISE POLLET. SOPRANO.
Vissi d’arte. Arias de La forza del
destino, Tosca, Edgar, Il trovatore,
Madama Butterfly, Don Carlo, Un ballo
in maschera, Manon Lescaut, Otello,
La bohème, Aida.
ORQUESTA FILARMÓNICA DE MONTPELLIER.
Director: FRIEDEMAN LAYER.
CASCAVELLE VEL 3014. DDD. 74’13’’. Grabación:
Montpellier, IX/1997.
Distribuidor: Gaudisc. N PN
Con cierto retraso llega este disco que
permite en bastante manera, acceder al
arte de esta cantante francesa, voz de líricas resonancias, clara y timbrada, capaz
Cambios tímbricos, grandes contrastes
dinámicos, juego de armónicos y sonidos naturales, diversidad en la articulación y otros muchos recursos hacen de
esta composición una óptima introducción a esta virtuosística grabación. A un
mundo bien distinto pertenece la Passacaglia de Dohnányi, de inspiración
barroca y parentesco brahmsiano, y en
la que se aprecia el sólido oficio de este
músico que tuvo discípulos tan ilustres
como Solti y que fue, además, un excelente pianista (otro gran pianista, Géza
Anda, también se cuenta entre sus discípulos). Quizá el nombre de Carl-Axel
Dominique “suene” a más de uno como
pianista y no tanto como compositor
(de él existe una grabación magnífica
de Catalogue d’oiseaux de Messiaen,
por ejemplo). Pues bien, en este compacto escuchamos un excelente ejemplo de su compromiso con la estética de
Messiaen y Jolivet además de su interés
(muy “francés”) por la música más o
menos exótica. Otros autores ilustres,
en este caso Hindemith y alguno de Les
Six, vienen a la mente al escuchar la
extensísima Zodiak del suizo Caspar
Diethelm, mientras que los ecos de la
Viena de los Strauss parecen resonar en
la deliciosa y brevísima Le chant du vent
de enfrentarse a varias heroínas puccinianas y verdianas, algunas de ellas de
mayor enjundia vocal y sentimental que
lo que su voz permite pensar. La Pollet es
inteligente y a su límpida musicalidad
añade un peso dramático que cuadra
naturalmente con la protagonista que tiene está asumiendo. Hay, sin embargo,
unos papeles que le van mejor que otros.
Así, la lánguida perorata de Leonora frente a la torre donde está encarcelado Manrico le queda más apañada que la página
lamentosa de la tocaya de La forza, pese
a que vocalmente no manifiesta el más
mínimo problema, ni en la regulación inicial, ni en el complicado salto de octava
de Jean Donjon. Para el final quedan las
dos grandes muestras de brillante virtuosismo debidas a Devienne y
Debussy, interpretadas con la autoridad
y solvencia habituales en esta grandísima flautista. Un compacto excelente
como todos los que de ella conocemos.
Por cierto, no es ésta una grabación que
sólo pueda interesar a los flautistas o a
los amantes de la flauta, aunque, por
supuesto, también, sino que es capaz
de seducir, por su intrínseco valor musical, a cualquiera.
Josep Pascual
de Invan la pace, ni en el sonoro (y tenido ad libitum) agudo final. Impecables
versiones son también las del Tu che le
vanità de la Valois o In quelle trine morbide de Manon y bien rica de contenido
la larga escena de la Desdemona verdiana. Las arias correspondientes a Tosca,
Mimì, Butterfly o Fidelia de Edgar
demuestran asimismo la excelente actitud
de la cantante para entrar en el intríngulis
del mundo femenino pucciniano, mientras que en el Ritorna vincitor de Aida,
planteado con suficiente coraje y astucia,
no alcanza tantos enteros. Ciertas tendencias a forzar el sonido o el matiz en algunos momentos de tensión expresiva nos
109
D I S C O S
RECITALES-VARIOS
recuerdan algunos feísmos característicos
de Montserrat Caballé, sin duda uno de
los modelos de esta siempre atractiva e
interesante soprano francesa. Layer, que
está desarrollando una interesante carrera
en Montpellier rescatando partituras insólitas, demuestra su experiencia y valía
como acompañante, al frente de una
orquesta de suficiente nivel.
F.F.
SINGER PUR. CONJUNTO VOCAL.
Obras de Rihm, Sciarrino, Moody
y Metcalf. THE HILLIARD ENSEMBLE.
OEHMS OC 354. DDD. 60’47’’. Grabaciones:
2003-2004. Productor e ingeniero: Christoph M.
Frommen. Distribuidor: Galileo MC. N PM
Singer Pur es un conjunto vocal formado en 1991 que se compone de una
soprano, tres tenores, un barítono y un
bajo. En esta ocasión cuenta con el apoyo de otro tenor y otro barìtono y con
The Hilliard Ensemble para interpretar
música de cuatro autores actuales bien
distintos entre sí. El programa empieza
con cuatro motetes basados en textos de
la Pasión de Cristo obra de Wolfgang
Rihm; cuatro motetes de contenido dramatismo y llenos, a pesar de su deliberada sobriedad, de imágenes sugerentes, a
veces inquietantes, otras contemplativos,
y más meditativos que apasionados aunque con ese característico expresionismo
(que por momentos se torna un punto
violento e intenso) de su autor. Después,
otro texto relacionado con la Pasión de
Cristo sirve a Sciarrino para mostrar una
curiosa confrontación entre modelos gregorianos y audacias vanguardistas, con
una calidez innegable aunque un punto
efectista. Moody acude a textos de los
Carmina Burana para su Lamentation of
the Virgin, muy en la línea de Pärt y
Tavener, con relaciones con la música
ortodoxa y medieval; original no es, desde luego. Y terminamos con Il nome del
bel fior, de Jeanne Metcalf, basada en
unos pasajes de La divina comedia de
Dante, cuyo lenguaje musical alude al
pasado son caer en la evidencia de
Moody, y con ciertos vínculos con la
vanguardia sin llegar a ser críptica ni, en
absoluto, difícil, pues es una composición que se escucha con agrado. Además
de las interpretaciones, que son excelentes como no podría ser de otro modo,
cabe destacar la obra de Rihm y, a cierta
distancia, la de Metcalf. Del resto, la verdad, podemos prescindir.
J.P.
110
ANTONIO RUGOLO. GUITARRISTA.
Guitarreo. Música rioplatense. Ginastera:
Sonata op. 47. Pedrell: Danzas de las tres
princesas cautivas. Al atardecer, en los
jardines de Arlaja. Improvisación.
Trois pièces. Gilardi: Serie argentina.
Santórsola: Sonata nº 4.
alusiones a la música italiana culta (el
barroco en el primer movimiento, por
ejemplo) como popular (el brillante tercer movimiento, claramente emparentado con la tarantela). Un compacto muy
interesante.
J.P.
STRADIVARIUS STR 33686. DDD. 64’11’’.
Grabaciones: Valle Ceppi, I-V/2003. Productor:
Frédéric Zigante. Ingeniero: Andrea Chenna.
Distribuidor: Diverdi. N PN
Bajo el título de Guitarreo se nos presenta un puñado de obras importantes para
guitarra de autores argentinos y uruguayos del siglo XX. Ese título, precisamente, puede inducir a creer que estamos
ante un repertorio popular y muy accesible, casi folclórico. Pues no. Es evidente
que existe en estas composiciones (en
mayor o menor medida) una cierta presencia del elemento popular pero con
sólo poner el compacto en nuestro lector
y empezar la audición ya percibimos que
el recital va muy en serio y que el guitarrista es extraordinario además de muy
valiente. La dificilísima y genial Sonata
de Ginastera abre el programa. Un hueso
duro de roer que demanda un intérprete
brillante y experto. Pues bien, aquí tenemos una versión magnífica de una obra
que cabe situar entre las auténticas obras
maestras del repertorio guitarrístico. Le
sigue la integral guitarrística del sobrino
de Pedrell, el uruguayo Carlos Pedrell;
integral en el momento de grabarse el
disco, pues recientemente ha sido descubierto un manuscrito, una obra para guitarra inédita que no ha podido ser incluida aquí. Pedrell dedicó cada una de sus
Danzas de las tres princesas cautivas (su
obras más importante para guitarra) a
tres guitarristas eminentes: Segovia, Pujol
y Llobet. Como en el resto de las obras
de Pedrell que escuchamos en este compacto, el elemento popular pesa lo suyo
y la estética es, básicamente, nacionalista. Una de las Trois pièces de Pedrell, la
tercera, Guitarreo, da título al disco. Después, todo un descubrimiento: la encantadora Serie argentina de Gilardo Gilardi
(1889-1963), compositor argentino tan
celebrado en su país (está considerado el
más importante de la generación anterior
a la de Ginastera) como ignorado fuera
(o al menos entre nosotros). Música bellísima la de Giraldi que cuenta con una
especial defensa en la versión de Rugalo,
quien aborda esta obra lírica y a la vez
de importante tratamiento rítmico con
evidente afecto y con exquisita sensibilidad. Italiano de nacimiento, Santorsola
evocó en su Sonata nº 4 el país en que
vio la luz por primera vez, sirviéndose de
ENRIQUE VIANA. TENOR.
El Donizetti heroico. Páginas de
Elisabeth, Alahor in Granata, La lettera
anónima, Il furioso all’isola di San
Domingo, Bettly, L’esule di Roma, Maria
de Rudenz y Roberto Devereux.
MANUEL BURGUERAS, piano.
CALANDO 2120204-2. DDD. 76’32’’. Grabación:
Leganés, VII/2004 (en vivo). Productor e ingeniero:
Martin Compton. N PN
En directo, sin trucos y montajes como
desea y gusta el tenor protagonista, llega
esta nueva muestra de la inteligencia de
Viana. Aunque no todo el contenido responde a este concepto de heroicidad
tenoril donizettiana (Bettly y La lettera
anónima, por ejemplo, son obras cómicas o farsas) sí la parte de mayor enjundia
del registro se enmarca en esa exigente
vocalidad. Viana, mejor controlado el
vibrato, con una voz que suena ahora
algo más ancha y oscura sin por ello perder la capacidad para el agudo, es un
cantante muy preparado, conoce y domina sus posibilidades y la experiencia que
demuestra en este nada fácil repertorio le
facilitan salir airoso en todos los desafíos
que se plantea. Apoyado por el fiel y
beneficioso teclado de Burgueras, que el
continuo rodaje con el cantante hace que
cada vez sea más ágil y activa la compenetración entre voz e instrumento, Viana
da una impecable lección de estilo y
posibilidades, en las diferentes modalidades de canto que estas peliagudas páginas permiten y en los distintos tipos de
expresión necesarios, trátese de los más
comunicativos recitados, las arias siempre
más evocativas o las cabalettas donde
entran ya las mayores exigencias en
empuje y en la denominada heroicidad.
De todos los felices momentos que integran este Donizetti, páginas poco conocidas la mayoría, podría destacarse la escena de la cárcel de Devereux, donde aquella distinción señalada pocas líneas antes
encuentra en la voz y en el canto de Viana una traducción de inusitada pero de
nada sorprendente calidad. Como si en
ella se resumiera todo el arte de este cantante tan original como admirable.
F.F.
D I S C O S
RECITALES-VARIOS
VARIOS
CORELLI
ARIAS SACRAS BARROCAS DEL
NORTE DE ALEMANIA.
Obras de Geist, Buxtehude, Ebart,
Vierdank, Tunder, Reincken, Bernhard
y Baltzar. RUTH ZIESAK, soprano.
BERLINER BAROCK-COMPAGNEY.
CAPRICCIO 67 125. DDD. 71’33’’. Grabación:
Berlín, XI/2003. Productora: Bettina Schmidt.
Ingeniero: Robby Höhne. Distribuidor:
Gaudisc. N PN
Un repertorio que en los últimos años
se ha hecho muy habitual entre formaciones de muy distinto signo y cantantes
de cualquier tesitura y afinidad, las cantatas y arias alemanas prebachianas, de
las que aquí se incluyen cinco: el ya
célebre Padrenuestro alemán de Christian Geist, de quien también se incluye
otra pieza bastante conocida, Wie schön
leuchtet der Morgenstern, conciertos
espirituales de Franz Tunder (Ach Herr,
lass deine lieben Engelein) y Christoph
Bernhard (Aus der Tiefe), que también
conocía por otras interpretaciones, y un
Miserere de Samuel Ebart, obra contaminada de italianismos de todo tipo y que
es la única vocal del CD que no había
oído nunca. El programa se completa
con algunas obras instrumentales, dos
de ellas suficientemente conocidas (una
sonata de la Op. 1 de Buxtehude y la
suite nº 6 del Hortus Musicus de Reincken) y otras, poco frecuentadas (Passemezzo e la sua gagliarda de Johann Verdank y una especie de suite para violín
solo de Thomas Baltzar).
La soprano Ruth Ziesak pone su
bella y magníficamente proyectada voz
al servicio de una música de sonoridad
grave y emociones contenidas, que sabe
expresar a la perfección, sobre todo en
un magistral Padrenuestro de Geist. Su
registro agudo suena brillante y su capacidad para las agilidades resalta de
modo especial en el Miserere de Ebart.
La Berliner Barock-Compagney, dirigida
desde el primer violín por Georg Kallweit, acompaña de forma deslumbrante
e interpreta las piezas instrumentales
con intensidad, sonido punzante y muy
ornamentado (por momentos, sobre
todo, en los movimientos rápidos de la
sonata de Buxtehude, demasiado) y un
equilibrio notable. El contraste entre los
ágiles y ásperos violines y la dulzura
tímbrica de la viola constituye uno de
sus más atractivos valores.
P.J.V.
EL ARTE DE LA FLAUTA DE PICO.
Obras de Van Eyck, Cima, Clemens Non
Papa, Ortiz, Fontana, Castello,
Frescobaldi, Corelli, Telemann, Haendel
y Bach. PIETER-JAN BELDER, flauta de pico;
RAINER ZIPPERLING, violonchelo y viola da
gamba; MENNO VAN DELFT, clave y órgano.
2 CD BRILLIANT 92460. DDD. 148’09’’.
Grabación: Renswoude, verano/2004. Productor
e ingeniero: Peter Arts. Distribuidor:
Cat Music. N PE
D urante casi doscientos años (desde
finales del período barroco hasta los
años treinta del siglo XX) casi por entero
olvidada y hoy en día mayoritariamente
relegada en todo el mundo a la primera
enseñanza musical, la flauta de pico es
sin embargo un instrumento de los más
curiosos: nada en ella es difícil de lograr
con un nivel mínimo de virtuosismo,
mientras que el máximo resulta tan inalcanzable como en un violín o un piano.
De los siglos en que gozó de mayor
esplendor y fama ofrecen una selección
estos dos discos, que bien podrían
haberse editado por separado. El contenido del primero procede de la Holanda
del siglo XVI, que tiene a Van Eyck
como principal exponente de la competencia con los especialistas italianos (y
nuestro Diego Ortiz) en el arte de la llamada disminución. Junto a Corelli como
enlace, son los tres grandes del barroco
alemán (Haendel, naturalmente, con la
representación añadida de Gran Bretaña)
los que protagonizan el segundo, donde
oímos dos fantasías y una sonata de
Telemann, una sonata de Haendel y una
partita (la BWV 1013) y un sonata-trío (la
BWV 529) de Bach. En solitario o acompañado, Pieter-Jan Belder (n. 1966) realiza una auténtica exhibición de belleza
tímbrica, poderío técnico y conocimiento
estilístico, que los técnicos de sonido
recogen con una fidelidad que aun hoy
en día, cuando lo verdaderamente raro
es encontrar un disco mal grabado,
merece el calificativo de extraordinaria.
A.B.M.
CANTUS GALLICANUS.
Antífonas y otras piezas de canto
galicano y gregoriano. SCHOLA
TRUNCHINIENSIS. Director: FRANS MARIMAN.
EUFODA 1346. DDD. 74’52’’. Grabación: Leuven,
XI/2001. Productor e ingeniero: Florian Heyerick.
Distribuidor: Diverdi. N PN
Aunque en sentido amplio llega a abarcar cualquier tradición musical no gregoriana en un marco geográfico que llega
desde la actual Bélgica hasta la Península Ibérica y aun a las zonas celtas y la
misma ciudad de Milán, en sentido
estricto el canto galicano es la música
monofónica empleada en la liturgia de
las iglesias cristianas galas antes de la
imposición por Pipino el Breve y Carlomagno, durante la segunda mitad del
siglo VIII y comienzos del IX, del canto
gregoriano, también llamado romano.
Sus características más destacadas son el
uso de dos notas de recitación en la salmodia y la frecuencia de los melismas y
otros efectos expresivos. El material “de
primera mano” de que disponemos es
prácticamente nulo, de manera que la
construcción de hipótesis a partir de las
influencias pese a todo ejercidas en el
canto gregoriano y los paralelismos que
se pueden conjeturar con el canto
ambrosiano y mozárabe es actividad
ardua y reservada a musicólogos muy
especializados. Uno de ellos, el holandés Fred Schneyderberg presenta un
resumen de sus métodos de investigación y resultados en los textos eruditos
que acompañan a esta grabación, la cual
viene a cumplir la función de ejercicio o
demostración en la práctica. Como el
trabajo de los intérpretes es excelente, la
recomendación es calurosa, pero, lógicamente también, limitada a poco más que
los previamente interesados por el tema
o muy curiosos.
A.B.M.
CARMINA BURANA.
Selección.. MILLENARIUM.
RICERCAR RIC 238. DDD. 70’41’’. Grabación:
Centeilles, IV/2004. Productor e ingeniero: Jérôme
Lejeune. Distribuidor: Diverdi. N PN
L os Carmina Burana son famosos
sobre todo por la cantata que en los
años treinta del siglo XX compuso Carl
Orff a partir de una pequeña selección
de los dos centenares y medio de piezas
de que consta la colección de cantos
medievales descubiertos en el XIX en el
monasterio benedictino de Beuren, en la
Alta Baviera. Las tres grabaciones integrales del original disponibles (Clemencic, Pickett y Pérès), siendo muy distintas, coinciden necesariamente, dado el
enorme volumen del material, en la
apuesta por la multiplicidad de los enfoques estilísticos y de distribuciones
vocales e instrumentales. Otra cosa son
las selecciones, que pueden permitirse
apuestas unidireccionales con un menor
riesgo de fatiga para el oyente. Así por
ejemplo, se ha llegado a soluciones tan
extremas como la que Theatrum Instrumentorum extraía de la consideración de
estos textos y músicas mayoritariamente
tabernarios como el rock and roll de la
época (véase SCHERZO, nº 127, pág.
85). En las nueve piezas vocales (una
con doble versión) escogidas por Millenarium la voz femenina solista es constante y se ha reservado la diversidad para
los acompañamientos. Con todo y no
poder dejar de reconocer la belleza de la
voz de Sabine Lutzenberger, ni siquiera
las cuatro piezas puramente instrumentales y otras tantas improvisaciones (para
percusión, flauta, viella y orguines) agregadas bastan, sin embargo, para evitar el
resultado negativo mencionado. Si este
llega a ser, como parece la intención, el
inicio de una integral, será recomendable
no cambiar, pero sí al menos variar los
planteamientos.
A.B.M.
111
D I S C O S
VARIOS
LA CASA DEL DIAVOLO.
Gluck: Danza de los espectros y las
furias de “Don Juan”. C. P. E. Bach:
Sinfonía en si menor Wq. 182, nº 5.
Locatelli: Concierto grosso en mi bemol
mayor Op. VII, nº 6 “Il pianto di
Arianna”. W. F. Bach: Concierto para
clave en fa menor. Boccherini: Sinfonía
en re menor op. XII, nº 4 “La casa del
diavolo”. ENRICO ONOFRI, violín; OTTAVIO
DANTONE, clave. IL GIARDINO ARMONICO.
Director: GIOVANNI ANTONINI.
NAÏVE OP 30399. DDD. 69’26’’. Grabación:
Cremona, III, VIII y X/2004. Productores: Hervé
Boissière y Bernhard Trebuch. Ingenieros: Roberto
Chinellato y Klaus Wachschütz. Distribuidor:
Diverdi. N PN
Como homenaje algo atípico a Boccherini, del que se ofrece su sinfonía más
difundida y el antecedente gluckiano,
Antonini ha preparado este programa de
ejemplos de música dieciochesca que tiene pocas cosas en común, a excepción
del marco temporal. Las lecturas son personalísimas, dotadas siempre de contrastes extremos y acentos rabiosos en los
movimientos rápidos, lo que puede no
ser del gusto de todos los oídos. Por lo
demás, esa actitud furiosa se traduce en
un ligero confusionismo en la pieza de
Gluck y poco menos que en brutalidad
sin demasiada justificación en la sinfonía
de C. P. E. Bach, una obra que Leonhardt
ha llevado al disco más ponderadamente
y sin que ello supusiera pérdida de fuerza. Hay aciertos en Locatelli, con más
contrastes y una soberbia intervención
de Onofri, pese a que en el final el sonido torne a rondar lo hiriente. Acordes
metálicos, verdaderos trallazos se descubren de nuevo en el Concierto para clave
de W. F. Bach —obra en la que Dantone
está ciertamente espléndido—, con lo
que no queda muy clara cuál es la diferencia de estilo entre este componente
de la familia Bach y su hermano. El
remanso del tiempo lento, los claroscuros que se apoderan de la cuerda son
otros tantos logros innegables. Radical
lectura de la sinfonía de Boccherini, con
un tormentoso Finale, el inspirado en el
Don Juan gluckiano, que cierra el círculo
diabólico de la grabación.
E.M.M.
CONCERTO VENEZIANO.
Vivaldi: Conciertos para violín RV 583 y
RV 278. Locatelli: Concierto para violín
op. 3, nº9. Tartini: Concierto para violín
D. 96. GIULIANO CARMIGNOLA, violín.
ORQUESTA BARROCA DE VENECIA.
Director: ANDREA MARCON.
ARCHIV 474 517 2. DDD. 65’56’’. Grabación:
Udine, V/2004. Productor: Arend Prohmann.
Ingeniero: Jürgen Bulgrin. Distribuidor:
Universal. N PN
La evolución en la interpretación de la
112
música barroca en las últimas décadas
ha sido formidable a la vez que fascinante. De los primeros escarceos por acercarse al sonido barroco que encabezaron
conjuntos como I Musici, I Solisti Veneti
o I Virtuosi di Roma desde los años 50
del siglo pasado a la irrupción de los
instrumentos originales y la búsqueda
de una pretendida autenticidad, que
pareció imponerse de modo incontestable al menos desde los 80, se ha llegado
hoy a una mayor libertad interpretativa
que, si bien se basa en los descubrimientos y hallazgos propiciados por el
historicismo, aboga por una relación
más flexible entre la partitura, el intérprete y los medios con los que cuenta.
Auténtico paladín de estos nuevos
aires es el violinista italiano Giuliano
Carmignola que hace del puro virtuosismo una de sus señas de identidad.
Acompañado por la Orquesta Barroca
de Venecia de Andrea Marcon y con el
diapasón en 440 (algo que, en cualquier
caso, habían probado ya reconocidos
conjuntos barrocos, sin ir más lejos Il
Giardino Armonico en su celebrada grabación de la Op. 8 vivaldiana), Carmignola vuelve a demostrar que posee uno
de los arcos más vertiginosos y precisos
del continente con un programa que
incluye cuatro obras de su repertorio
favorito, aquel en el que puede deslumbrar con el brillo de unas ejecuciones
que en las cadencias y caprichos de
Locatelli entran de lleno en el terreno
del más difícil todavía. El magnífico conjunto de Marcon sirve el acompañamiento que más se ajusta a las necesidades
del solista y aprovecha los movimientos
lentos para mostrar su capacidad para
tocar la fibra más sensible del oyente.
Un disco en el que los fuegos de artificio
y la música tienen una relación compleja, aunque cuando logran acoplarse provocan chispazos de auténtica emoción.
P.J.V.
DOUBLE DREAM.
Improvisaciones sobre música de Bach,
Chopin, Debussy, Schumann, Saeverud,
Janácek, Prokofiev, Scriabin y Mozart.
MISHA ALPERIN Y MIKHAIL RUDI, piano.
EMI 7243 5 57769 2 1. DDD. 52’44’’. Grabación:
Oslo, VI/2003. Productor e ingeniero: Morten
Lindberg. N PN
E l ruso Mikhail Rudi, residente entre
París y Londres, y el moldavo Misha
Alperin, residente en Noruega, decidieron un día unir su arte pianístico en un
dúo que busca nuevas vías de expresión
musical partiendo muchas veces, como
en el presente CD, de músicas ya existentes, debidas a compositores reconocidos en el caso que nos ocupa. Dos excelentes intérpretes que nos ofrecen piezas
de una gran belleza, de un poderoso
atractivo, vitales, frescas, diferentes,
inesperadas, fruto del eclecticismo pero
también de la sorpresa. Música atemporal, de siempre, de gran fuerza y también de sentimental expresión. Se trata
de la búsqueda de la belleza por otros
medios y vericuetos. Y de encontrar
otras salidas. Estamos ante otra manera
de sentir y de ver las cosas. Partiendo de
una doble cuestión (dónde va la interpretación y por qué el jazz se ha convertido prácticamente en el único dominio
reservado a la improvisación), Rudi y
Alperin se proponen transgredir las
reglas, desbordar lo establecido, situándose en la encrucijada de diferentes estilos, países, escuelas y culturas, para
intentar experiencias tan estimulantes
para los músicos como para el público.
Surge de ahí la improvisación, inspirándose en grandes autores. La formación
clásica del uno y la inclinación por el
jazz, la tradición popular y el rock del
otro (practicando siempre la máxima de
que es preciso evitar el buen camino y
transitar los malos senderos para crear
algo distinto) dan como resultado las
piezas recogidas en este disco compacto, donde un Preludio de Scriabin se
metamorfosea en un cuento de hadas
ruso, un Estudio de Debussy para ocho
dedos da origen a una improvisación
para dieciséis, una pieza intimista de
Saeverud se transforma en un tango nórdico, una Mazurca de Chopin se convierte en motivo de diálogo entre dos
sensibilidades y dos tonalidades… O un
Adagio de Mozart nos confirma que el
misterio de la belleza y de la creación
permanece intacto. Un delicioso CD en
definitiva.
J.G.M.
MÚSICA EN LA CORTE DE
FELIPE V Y DE LOS BORBONES.
Obras de Desmazures, Durón, De San
Juan, Facco, A. Scarlatti, De la Té y
Sagau, Herrando y Pignolet de
Montéclair. LA FOLÍA. Director: PEDRO BONET.
DAHIZ 028-CD. DDD. 77’59’’. Grabación:
Aranjuez, X/2004. Productor: Francisco Bodí.
Ingeniero: Alfonso Ródenas. Distribuidor:
Gaudisc. N PN
L a insondable riqueza del patrimonio
musical español va poco a poco saliendo a la luz, una tarea en la que en los
últimos años Pedro Bonet y su grupo La
Folía vienen cosechando éxitos cada vez
mayores. El de este disco es extraordinario en todos los conceptos.
Por una parte, el programa es de
una belleza que desmiente las razones
para cualquier resto de complejo de
inferioridad que pudiera quedar. El siglo
XVIII, concretamente en la corte de
nuestro primer rey borbón, fue por lo
menos tan prolífico en buenos músicos
y en géneros de los que éstos se ocuparon (aquí incluyen desde el ballet a la
cantata pasando por la suite) como en
las demás naciones europeas, y sólo el
secular aislamiento político ha impedido
que hasta ahora se haya reconocido así.
No se ocultará, sin embargo, el cierto
retraso en la incorporación de novedades que se produce en todas las artes y
manifestaciones culturales, pero en su
estricta ortodoxia barroca cuando en
otros lugares ya apunta el clasicismo la
capacidad onomatopéyica de Herrando
en la evocación de los rumores que
acompañan el paso del Tajo por Aranjuez es de primer nivel. La cantata Augellin de Scarlatti es muestra cabal del estilo italiano triunfante en todas las cortes
del continente. Y, si lo que se quiere es
sabor popular, ahí está la cantata Tiorba
D I S C O S
VARIOS
cristalina de Té y Sagau. En segundo
lugar, las versiones son irreprochables.
La soprano Celia Alcedo exhibe una frescura expresiva sólo alcanzable desde la
consistencia sin fisura alguna de sus
medios técnicos. A las flautas de pico,
Belén González Castaño y el propio
Pedro Bonet lideran un grupo instrumental de alto rendimiento y en cuyo bajo
continuo el clave de Alberto Martínez
Molina pone el punto necesario de control tanto en el paso que marca al conjunto como de las propias ornamentaciones. Por último, los registros respetan la
pureza de los timbres en un espectro
sonoro perfectamente estratificado para
que todo se oiga a la distancia justa.
A.B.M.
EL PIANO ROMÁNTICO I.
Obras de Chopin, Mendelssohn y Liszt.
DANIEL BARENBOIM, piano.
7 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477
519. ADD/DDD. 455’58’’. Grabaciones: 19731982. Distribuidor: Universal. R PM
U na y otra vez aprovecha Deutsche
Grammophon las grabaciones de sus
artistas estrella para reeditar en los más
diversos formatos y colecciones algunas
de las obras más populares del repertorio pianístico. Ahora es el turno del polifacético Barenboim que en 7 CDs interpreta los Nocturnos de Chopin, las
Romanzas sin palabras opp.19, 30, 38,
53, 62, 67, 85 y 102 y otras pequeñas
obras de Mendelssohn, y la Sonata en si
menor, algunas piezas de Años de peregrinaje y diversas transcripciones operísticas de Wagner, de Liszt. Se trata de versiones de los años 70, viejas conocidas,
pues, del mundo discográfico, donde la
calidad técnica y la solvencia artística del
pianista argentino se imponen. No se
trata en mi opinión de referencias absolutas; le superan en general, sin entrar
en muchos detalles Rubinstein, Arrau,
Richter o Berman por ejemplo, pero la
seguridad y el talento de Barenboim
defienden bien cualquier repertorio.
Un músico todoterreno que al igual
que en su faceta como director combina
momentos extraordinarios con otros más
rutinarios, pero como se ha dicho,
moviéndose siempre en un nivel muy
alto. En esta ocasión destaca en un vigoroso e impecable Liszt, más que en un
Chopin bastante frío y distanciado. En
todo caso, el conjunto, de generoso contenido, precio medio y buenas tomas
sonoras, es recomendable.
D.A.V.
IL PRIMO DOLCE AFFANNO.
Obras de Liszt, Meyerbeer, Ricci, SaintSaëns, Liszt, Poniatowski, Verdi, Gomes
y Buzzolla. ELISABETH VIDAL, BRUCE FORD,
LAURA CLAYCOMB, MANUELA CUSTER, WILLIAM
MATTEUZZI, ROBERTO SERVILE Y ALASTAIR MILES.
DAVID HARPER, piano.
OPERA RARA ORR 230. DDD. 74’25’’. Productor:
Patric Schmid. Ingenieros: Chris Braclik y Chris
Bowman. Distribuidor: Diverdi. N PN
Continuando su importante labor en la
difusión de las canciones para salón del
siglo XIX, Opera Rara publica el séptimo
volumen que nos permite conocer nuevas composiciones, que hoy día tienen
escasa difusión, pero que seguramente se
podrían incluir alguna en los recitales de
lieder. De Franz Liszt se incluyen tres
Sonetos, cantados por Bruce Ford, con un
bello contraste entre el carácter romántico del nº 2, la mayor densidad del nº1 y
la elegancia del nº 3, que posee además
una gran belleza, con una interpretación
del tenor que refleja la sutileza del autor.
El estilo de Federico Ricci se comprueba
con las Tres piezas dedicadas a Stefania
Favelli, algunas con solista solo, destacando la musicalidad de Elizabeth Vidal y
otras en forma de dúo con Manuela Custer, con unas voces que se fusionan con
claridad. Meyerbeer está representado
por cuatro canciones, claramente diferenciadas, con versiones muy cuidadas de
Custer, Vidal, solas y a dúo, y Ford. Otros
autores son Saint-Saëns, con dos fragmentos muy elegantes, Verdi, con una
melodía serena y hermosa, Miniaturas
del príncipe Poniatowski, la primera con
la buena línea de Laura Claycomb, a la
que se une Ford, para el duetto Le rosier,
Gomes con una Meditación validamente
expresada por Roberto Servile y con
Antonio Buzzolla, el más desconocido de
todos, con una Barcarola a tre voci, con
un gran contenido melódico y cuidadamente interpretada por William Matteuzzi, Alastair Miles y el habitual Ford. El
acompañamiento David Harper no sólo
apoya a los cantantes, sino que se integra
con ellos.
A.V.
RETRATOS EN MÚSICA
DEDICADOS A LATOUR.
Obras de Balbastre, Barrière, Forqueray,
Duphly, Rousseau, Couperin, Rameau,
Grandval, Parant, Mondonville
y anónimas. OLIVIER BAUMONT, clave.
VIRGIN Veritas 5 45667 2. DDD. 56’39’’.
Grabación: Saint-Quentin, IX/2003. Productor e
ingeniero: Manuel Mohino. Distribuidor:
EMI. N PN
En 2004 se cumplió el tercer centenario
del nacimiento de Maurice-Quentin de La
Tour (1704-1788), célebre retratista de la
Francia de la Ilustración. Dentro de los
homenajes que entonces se le dedicaron,
debe incluirse este disco que en septiembre de 2003 Olivier Baumont grabó en un
clave de doble teclado construido hacia
1750 por Benoist Stehlin que se conserva
en el Museo Antoine Lécuyer de SaintQuentin, ciudad natal del pintor.
La idea de Baumont fue la de reunir
piezas de carácter de compositores galos
de la época, retratos sonoros de personajes a los que capturó también el pincel
de La Tour, incluido el propio pintor.
Para cumplir su propósito, Baumont
agrupó las obras por tonalidades, organizando con ellas cinco suites que, en la
mejor tradición francesa, se abren siempre con un preludio. La interpretación
destaca por su tono brillante y enérgico,
la riqueza del colorido, la rapidez de los
tempi y la intensidad de la acentuación.
La fluidez del fraseo y los contrastes rítmicos, muy marcados, hacen la escucha
muy entretenida, pese a que la vehemencia casi ininterrumpida de la pulsación, unida a la potencia sonora del instrumento, puede provocar más de un
aturdimiento.
P.J.V.
VOCES DE LA NATURALEZA.
Schnittke: Concierto para coro. Voces
de la naturaleza. Pärt: Dopo la vittoria.
Bogoróditse Djévo. I am the true vine.
CORO DE LA RADIO SUECA.
Director: TONU KALJUSTE.
BIS CD-1157. DDD. 60’01’’. Grabaciones: I-III/2000.
Productor: Gunnar Andersson. Ingeniero:
Ian Cederholm. Distribuidor: Diverdi. N PN
E l Concierto para coro es una obra
importante en el catálogo de Schnittke.
El hecho de que su texto se base en la
versión rusa del tercer capítulo del Libro
de las lamentaciones del monje armenio
Grigor Narekatsi (951-1003) debe haber
influido en las resonancias armenias de
la escritura coral (modos propios de la
música armenia que algunos relacionarán con la música de autores tan distintos como Khachaturian o Mansurian),
uso de la segunda aumentada, quintas
paralelas…). Schnittke parece continuar
en esta composición la tradición del
concierto coral ruso que arrancó en el
siglo XVIII con las poderosas figuras de
Berezovski y, sobre todo, Bortnianski, y
que halló continuidad en las geniales
aportaciones de Chaikovski y Rachmaninov. También, empero, hallaremos aquí
técnicas modernas, como los clusters,
aunque éstos resulten, paradójicamente,
diatónicos situados en su contexto. La
versión de tan destacable obra (que lo
es a pesar de no haber tenido la divulgación que merece) es magnífica por venir
de quien viene: es uno de los mejores
coros del mundo a las órdenes de unos
de los mejores directores de coros del
mundo (y no lo descubrimos aquí y ahora, por supuesto, pero nunca está de
más recordarlo). Después, en Voces de la
naturaleza, datada en 1972, se aprecia
la estética imperante en la época en que
fue compuesta, con ecos del Ligeti coral,
de esa micropolifonía (a menudo sin
palabras como en este caso) plagada de
disonancias, contemplativa, con el aderezo ligeramente vanguardista del sonido del vibráfono (poco más que una
moda entonces) y con ese curioso lenguaje contrapuntístico que hoy ya nos
resulta familiar. Y después de las audacias, el talento y la creatividad siempre
sorprendente y multiforme de Schnittke,
a menudo tan cerca de lo genial, nos llegan tres obras menores y breves de Pärt
que no nos revelan nada nuevo de tan
sobrevalorado autor, a no ser que sirvan
de demostración que a veces la interpretación es superior a lo interpretado; tal
es el caso.
J.P.
113
D V D
BRITTEN:
CRÍTICAS de la A a la Z
D
V
D
BRITTEN-WAGNER
La vuelta de tuerca. MARK PADMORE
(Quint). LISA MILNE (La institutriz). CATRIN
WYN DAVIES (Miss Jessel). DIANA MONTAGUE
(Mrs Grose). NICHOLAS KIRBY JOHNSON (Miles).
CAROLINE WISE (Flora). CITY OF LONDON
SINFONIA. Director musical: RICHARD HICKOX.
Directora de vídeo: KATIE MITCHELL.
BBC OPUS ARTE OA 0907 D. 117’. Subtítulos:
inglés, francés, alemán, italiano y español. Formato
sonido: Dolby Digital. LPCM Stereo. Formato
imagen: PAL. Código región: todas. Productor:
Alison Chitty. Ingeniero: Ralph Couzens.
Distribuidor: Diverdi. N PN
Este DVD nos ofrece una versión para la
televisión de una de las obras maestras
de Britten, lo que para muchos aficionados que prefieren —y, a mi entender,
con razón— los registros tomados directamente en el teatro puede resultar un
inconveniente más o menos grave. Y lo
será en función de lo que les pueda gustar la realización televisiva que, digámoslo desde el principio, es magnífica.
Los paisajes, la casa y el jardín en los
que se desarrolla la acción son adecuadísimos y perfectamente creíbles para la
verosimilitud de una acción que pide
inquietud y misterio. Lo mismo cabe
decir de los cantantes que aquí son actores, y no doblados por estos como ocurre en otros intentos similares. El reparto
es excelente, comenzando por el formidable Mark Padmore, que vive su plena
madurez como artista. El resto está igualmente excelente, con una mención para
la estupenda institutriz de Lisa Milne,
una soprano que ve demasiado restringido su trabajo a los escenarios del Reino
Unido. Valor añadido es la excelente
dirección de Richard Hickox, ya un britteniano con todos los galones. Lo dicho,
si no importa que el teatro desaparezca
y que estemos, más bien en el cine, una
opción muy buena para conocer o reconocer una gran música.
mafiosas de los años 1950. David Alden
convierte a Grimoaldo en el nuevo capo
del crimen organizado y a Garibaldo en
su más sanguinario lugarteniente. Asumidos el coche, los letreros luminosos,
las ametralladoras en fundas de violín y
el hecho de que Bertarido acabe con
Garibaldo de cuatro disparos, el núcleo
de la trama está bien articulado y resulta
creíble en medio de un ambiente de
estética minimalista, pero hosco y oscuro (demasiado, casi siempre), por más
que algunos temas no queden tan bien
resueltos: así, el exilio de Bertarido (uno
no acaba de enterarse nunca de cuál es
su situación real dentro de la familia) o
la relación entre Eduige y Grimoaldo,
demasiado desdibujada al principio.
Musicalmente, resulta admirable la
capacidad de adaptación de la Orquesta
de la Ópera muniquesa al sonido barroco. Ivor Bolton consigue que el conjunto
suene con una agilidad en el fraseo y las
articulaciones, una transparencia y una
incisividad en las acentuaciones verdaderamente encomiables, conduciendo el
drama con pulso firme y vigoroso. El
reparto vocal es más que interesante. Lo
domina una estupenda Dorothea Röschmann, poseedora de un hermosísimo
registro grave, sobrada de recursos y de
matices expresivos para dibujar el perfil
atormentado y noble de la reina de los
longobardos. Paul Nilon es un magnífico
Grimoaldo, más robusto que refinado en
el fraseo, pero muy sólido también abajo
y esforzado en las agilidades. Se convierte en su sombra el Garibaldo imponente
de Umberto Chiummo, de gran presencia escénica. También destaca como
actriz Felicity Palmer, cuya voz tiende a
descontrolarse por un exceso de vibrato.
Los dos contratenores cumplen, algo
apurado Robson, de atractivo timbre, en
el registro grave; refinado siempre en el
fraseo y aristocrático en la expresión un
Chance en una de las mejores caracterizaciones que le recordamos.
C.V.W.
P.J.V.
HAENDEL:
Rodelinda.. DOROTHEA RÖSCHMANN, soprano
(Rodelinda); FELICITY PALMER, soprano
(Eduige); MICHAEL CHANCE, contratenor
(Bertarido); PAUL NILON, tenor (Grimoaldo);
UMBERTO CHIUMMO, bajo (Garibaldo);
CHRISTOPHER ROBSON, contratenor (Unulfo);
ELIAS MAURIDES, actor (Flavio). ORQUESTA DEL
ESTADO DE BAVIERA. Director musical: IVOR
BOLTON. Director de escena: DAVID ALDEN.
Decorados: PAUL STEINBERG. Vestuario: BUKI
SHIFF. Iluminación: PAT COLLINS. Coreografía:
BEATE VOLLACK. Director de vídeo: BRIAN LARGE.
2 DVD FARAO D 108 060. 200’. Formato de
vídeo: 16:9. Subtítulos en alemán, italiano, inglés y
japonés. Grabación: Múnich, VII/2004.
Postproducción (Farao): Felix Gargerle y Andreas
Caemmerer. Distribuidor: Gaudisc. N PN
114
Estrenada en el Festival de Múnich de
2003 y repuesta en el de 2004, la producción de Rodelinda que aquí se
comenta nos presenta este drama haendeliano sobre reyes, usurpadores, lucha
por el poder, lealtades y traiciones en
medio de las disputas entre familias
HOLST:
Los planetas. MATTHEWS: Plutón.
ORQUESTA SINFÓNICA DE LA BBC DE GALES.
DIRECTOR: DAVID ATHERTON.
BBC OPUS ARTE OA 0907 D. 59’. Formato
sonido: Dolby Digital. LPCM Stereo. Formato
imagen: PAL. Código región: todas. Director de
vídeo: Rhodri Huw. Productor: Ferenc van
Damme. Distribuidor: Ferysa. N PN
Aquí la música de Holst no es sino el
soporte para un documental televisivo
que va pasando revista a los subtítulos
de cada uno de sus planetas —incluido
el Plutón de Colin Matthews— con imágenes que van de lo evidente a lo sofisticado, excelentemente tratadas y de alta
espectacularidad. De Nuevo México a
Escandinavia, pasando por el desierto de
Arizona, de los tanques a la naturaleza,
con alusiones a la orquesta que, bajo la
dirección de David Atherton, interpreta
muy bien la música (de fondo), desfila
por la pantalla una orgía de imágenes
que harán las delicias de los que posean
D V D
BRITTEN-WAGNER
un buen equipo de reproducción. Quienes prefieran, por encima de todo, vivir
el concierto, deberán abstenerse.
C.V.W.
MONTEVERDI:
L’incoronazione di Poppea. MIREILLE
DELUNSCH (Poppea), ANNE SOFIE VON OTTER
(Nerone), SYLVIE BRUNET (Ottavia), CHARLOTTE
HELLEKANT (Ottone), DENIS SEDOV (Seneca),
JEAN-PAUL FOUCHÉCOURT (Arnalta). LES
MUSICIENS DU LOUVRE-GRENOBLE. Director
musical: MARC MINKOWSKI. Director de
escena: KLAUS-MICHAEL GRÜBER. Director de
vídeo: VINCENT BATAILLON.
VERDI:
WAGNER:
Aida. ESZTER SÜMEGI (Aida), CORNELIA HELFRICHT
(Amneris), KOSTADIN ANDREEV (Radamés), IGOR
MOROSOW (Amonasro). BALLET, CORO y
ORQUESTA DEL TEATRO NACIONAL DE BRNO.
Director musical: ERNEST MÄRZENDORFER.
Director de escena: ROBERT HERZL.
La Walkyria. RICHARD BERKELEY-STEELE
(Siegmund), ERIC HALFVARSON (Hunding),
FALK STRUCKMANN (Wotan), LINDA WATSON
(Sieglinde), DEBORAH POLASKI (Brünnhilde),
LIOBA BRAUN (Fricka). ORQUESTA DEL GRAN
TEATRE DEL LICEU. Director musical: BERTRAND
DE BILLY. Director de escena: HARRY KUPFER.
Director de vídeo: TONI BARGALLÓ.
EUROARTS 2054059. 150‘. Grabación:
Römersteinbruch St. Margarethen, VII-VIII/2004.
Distribuidor: Warner. N PN
L a ópera en grandes espacios es una
na, en rojos y negros, con pinturas
murales que recuerdan estilizadamente
las de Pompeya, lleva, gracias al reparto
de los papeles, hasta la exasperación el
juego del travestimento. Tiene la ventaja
que al menos no sitúa la acción en un
disparatado contexto actual. Aunque la
dirección de actores roza en ocasiones
lo histriónico, en general extrae una
gran fuerza dramática de las situaciones,
en consonancia, por lo demás, con la
intensa lectura musical —dotada de una
carnosa sonoridad— proveniente del
foso. Un momento ciertamente efectivo
es el final, un supuesto dúo de amor en
que Nerón y Popea cantan perdidos por
la escena, ensimismados en sus ambiciones egoístas, sin ni siquiera tocarse. La
narración musical resulta fluida, merced
a la incisiva dirección de Minkowski,
atento siempre a las necesidades de sus
cantantes. Sobresalen el Nerón —cantado con agilidad y seductor timbre—, que
se mueve entre la razón de estado y sus
pulsiones eróticas, de Von Otter, y la
sensual, insidiosa e insinuante Popea de
Delunsch. El resto del reparto no está
probablemente a esa altura. El Séneca de
Sedov es excesivamente juvenil, bien
que esté apropiadamente cantado; su
enfrentamiento con Nerón —el choque
de la razón con la violencia— constituye
sin duda uno de los puntos neurálgicos
de la representación. La Arnalta de Fouchécourt es bufa en extremo, de modo
peligrosamente anacrónico. Muy dura la
pronunciación italiana del Otón de
Hellekant y destemplada, aun gritona la
Octavia de Brunet. Aceptable la Drusila
de Nicole Heaston y muy endeble el
Mercurio de Michael Bennett.
realidad hace años con la sana intención
de acercar el género a la mayor cantidad
de público posible, aspiración muy elevada, siempre y cuando ello no redunde
en la calidad musical. Es evidente que al
aire libre pierde algo de intimidad, pero
cuando el gran escenario es un medio,
no un fin, y se mantiene un buen nivel
musical, la propuesta puede ser interesante. Uno de los lugares que se ha
abierto a este tipo de actos es St. Margarethen, localidad situada a 60 Km. de
Viena, que creo en el primer año programó la Aida que comentamos y este año
tiene previsto Carmen. Las funciones se
realizan en un gran escenario visible de
una amplia zona, aunque creo a una distancia excesiva, con un aforo muy
importante.
Si una obra se presta a esta filosofía
es sin duda Aida, pero en el caso que
nos ocupa se pueden considerar interesantes los resultados escénicos y discretos los musicales. La escena recuerda a
las grandes superproducciones del cine,
como Los diez mandamientos o la más
actual Alejandro Magno, y por ello
vemos aparecer gran cantidad de personas sobre el escenario, se introducen
animales, como un elefante, se hacen
desfilar con caballos y carros tirados por
equinos, logrando un movimiento teatral
que tiene buenas soluciones en las escenas de masas, y resuelve con imaginación los momentos más intimistas. La
dirección musical está a cargo de Ernst
Märzendorfer, con los miembros estables
del Teatro Nacional de Brno, en una versión que tiene cohesión, pero le falta
fuerza en los momentos más intensos y
la sutileza en los más dúctiles. Con todo,
lo más flojo son los cantantes, que están
equipados con micrófonos, con una técnica limitada y que no dominan el estilo.
El más correcto es Igor Morosow, con
voz algo lírica y un fraseo de cierto detalle, mientras que Eszter Sümegi tiene
momentos de dudosa musicalidad, Cornelia Helfricht queda apagada como
Amneris y el tenor Kostadin Andreev
posee un bello timbre, que no domina.
E.M.M.
A.V.
BEL AIR BAC004. 164’. Grabación: Festival de
Aix-en-Provence, VII/2000. Productor: François
Duplat. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN
Este montaje de la Popea monteverdia-
3 DVD OPUS ARTE OA 0911 D. 250’. Grabación:
Barcelona, 19 y 22-VI-2003. Formato imagen: 16/9
anamorphic. Formato sonido: LPCM stereo. Digital
DTS Surround. Código región: 0. Subtítulos en
castellano y catalán. Distribuidor: Ferysa. N PN
La respetable efectividad de El oro del
Rin (comentado en SCHERZO nº 197)
baja puntos en esta producción de La
Walkyria del mismo tándem formado
por De Billy-Kupfer. La escena, en palabras de Kupfer, “hace hincapié en la
capacidad de la humanidad de destruir
el mundo en el que vive y muestra las
consecuencias trascendentales de la
acción agresiva del hombre contra la
naturaleza”. Si él lo dice, así será, pero
lo que el espectador ve en realidad es
una fea red cuadriculada ante la que se
desarrollan los complejos acontecimientos en una sempiterna luz azulada que
uniformiza la escena, con parcos decorados de Hans Schavernoch. La entregada
Orquesta del Liceu está peor aquí que
en el Prólogo, y es dirigida veloz y animadamente por Bertrand de Billy, sin
especiales dotes para diferenciar situaciones y desde luego con muy cortita
inspiración.
El elenco vocal tampoco brilla especialmente, salvo la excelente Fricka de
Lioba Braun, la siempre efectiva Brünnhilde de Deborah Polaski y la aceptable
Siegliende de Linda Watson. El resto, de
muy limitada discreción, tanto si hablamos del desafinado Siegmund, como del
forzadísimo Wotan o del débil Hunding.
Cumplidor el grupo de Walkyrias. Sonido e imágenes de calidad superior, subtítulos en castellano y catalán, y álbum
de tres DVD en lugar de los dos habituales, lo que encarece todavía más este
complicado producto. En fin, seamos
claros y directos: al lado de la representación de Levine en el Met (DG), disponible actualmente en el mercado, este
álbum del Liceu no tiene nada que
hacer, ni por dirección musical, ni por
orquesta, ni por voces, ni por escena, ni
por precio. Esto es todo, amigos.
E.P.A.
115
D V D
WAGNER-RECITALES
James Levine
UNA GRAN TARDE
WAGNER: Los maestros
cantores de Nuremberg.
JAMES MORRIS (Hans Sachs),
RENÉ PAPE (Veit Pogner), THOMAS ALLEN
(Sixtus Beckmesser), BEN HEPPNER (Walther
von Stolzing), MATTHEW POLENZANI (David),
KARITA MATTILA (Eva), JILL GROVE (Magdalena),
JOHN RELYEA (Un sereno). CORO Y ORQUESTA
DE LA METROPOLITAN OPERA DE NUEVA YORK.
Director musical: JAMES LEVINE. Director de
escena: OTTO SCHENK. Director de vídeo:
BRIAN LARGE.
2 DVD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073
0949. DDD. 292’. Formato imagen: NTSC / Color
/ 4 : 3. Formato sonido: DTS 5.1 Dolby Digital
5.1. PCM Stereo. Código región: 0. Grabación:
Nueva York, XII/2001. Subtítulos en español.
Distribuidor: Universal. N PN
C on
algo de retraso nos llega esta
espléndida representación neoyorquina
de Maestros cantores ya publicada en
Francia, Italia, Inglaterra y Alemania
hace algunos meses (según los comentarios discográficos de varias revistas
especializadas de esos países a las que
hemos tenido acceso). Vaya por delante
que estamos, hasta la fecha, ante la
mejor representación de la comedia
wagneriana, la mejor en todos los
aspectos que se enjuician en una ópera
en DVD: escena, cantantes, coro,
orquesta, dirección musical y filmación,
si bien, como suele ocurrir hasta en las
tardes operísticas más conseguidas, no
se alcance la imposible perfección a la
que, no obstante, siempre hay que
intentar llegar. La tradicional puesta en
escena de Otto Schenk complementada
con la cuidada y hasta amorosa recreación de los habitantes del Nuremberg
del siglo XVI por Schneider-Siemssen
(artífices ambos del discutido pero efectivísimo Anillo del Met ya comentado
desde estas páginas), es un agradable
aspecto visual de esta producción, por
encima de otras a todas luces menos
conseguidas (Wolfgang Wagner en Bayreuth, Michael Hampe en Sydney, Götz
Friedrich en Berlín), aunque quizá se le
podría reprochar una dirección de actores algo estática que se compensa con
la excelencia interpretativa de cada
miembro del reparto en particular. La
orquesta, de singular poderío sonoro,
virtuosismo y refinamiento, hábilmente
regida por el habitual James Levine, es
uno de los basamentos primordiales de
esta representación; la coordinación
entre foso y escena es perfecta; el
acompañamiento a los cantantes, modélico; hay un emotivo lirismo de la mejor
ley (preludio del acto tercero, quinteto
del mismo acto, soliloquios de Sachs en
los actos segundo y tercero) sin descuidar otros pasajes de esencia más contrapuntística (fuga del final del acto segundo) y en conjunto, como se apuntaba,
contribuye poderosamente a elevar el
nivel de la representación hasta límites
impensables para las tres producciones
comentadas más arriba. El coro es un
prodigio de afinación y entrega, con el
adecuado matiz emotivo en pasajes
demasiado proclives al exceso (Wach
auf! Es nahet gen den Tag, cuatro 2º del
acto tercero), mientras que la filmación,
precisa, cuidada e imaginativa, es otro
trabajo maestro del eminente realizador
Brian Large.
El cuadro de cantantes también
logra el primer puesto comparado con
las versiones anteriores. James Morris es
un actor excelente que, según se
comenta en el libreto, ha esperado a
tener cincuenta años para encarnar el
difícil papel de Hans Sachs, tardando
cinco en madurarlo y tenerlo listo para
la escena. Efectivamente, a juzgar por lo
que aquí podemos ver, parece haber
cantado este personaje durante toda su
vida dada su desenvoltura teatral y los
cuidados matices dramáticos de los que
hace gala, si bien su estado vocal no se
halle en el mejor de los momentos posibles. Mattila es una Eva plausible, algo
talludita, pero en inmejorables condiciones vocales e interpretativas. Heppner,
buen actor de imponente voz aunque
con el inconveniente de su corpulencia
física, poco adecuada para el papel, sale
airoso del cometido, aunque estaba en
mejores condiciones vocales en su versión de concierto para Solti (Decca).
Allen, otro excelente actor en la plenitud de su madurez, borda al pedante
Beckmesser, mientras que Polenzani y
Grove recrean admirablemente a David
y Magdalena. A Pape (Pogner) no se le
puede discutir nada de su intervención,
aunque tenían que haberle caracterizado como el rico burgués de más edad
que representa, ya que así parece el
hermano de Eva antes que su padre.
Irreprochables comprimarios, entre los
que destaca la hermosa voz de bajo de
John Relyea (Sereno) al final del acto
segundo.En suma, excelente representación de Meistersinger, por ahora la de
mayor nivel artística y la mejor de las
disponibles en soporte DVD. La traducción española de los subtítulos, correcta
en líneas generales, debería haberse
revisado y matizado un poco más para
estar al nivel de esta suntuosa representación. En definitiva, un espectáculo
wagneriano de alta calidad recomendable para cualquier tipo de aficionados.
Enrique Pérez Adrián
RECITALES
SIR JOHN BARBIROLLI. DIRECTOR.
BRAHMS: Sinfonía nº 2. BARBIROLLI
(arr.): Suite isabelina. DELIUS: Camino
al jardín del Paraíso. WALTON: Partita
para orquesta. ORQUESTA SINFÓNICA DE
BOSTON. Director: SIR JOHN BARBIROLLI.
VAI 4304. 94’. Subtítulos: ninguno. Formato
sonido: Mono-Stereo. Formato imagen: 4:3 Blanco
y negro. Código región: 0. Grabación: Harvard,
3-II-1959. Distribuidor: LR Music N PN
Interesantísimo documento este, proce-
116
dente de los archivos de la Orquesta Sinfónica de Boston y que fue grabado
dentro de los programas musicales que
ofrecía la cadena educacional WGBH
para ser emitidos por las radios y televisiones públicas de Estados Unidos. Hay,
al parecer, más muestras en aquellos
archivos de estas películas grabadas en
videos de dos pulgadas o en cine de 16
milímetros, muy delicadas para su conservación, y en las que se preservan
conciertos de la Sinfónica de Boston que
abarcan de 1957 a 1979. En este nos llega el arte extraordinario de Sir John Barbirolli, el maestro inglés que llegaría a
primer invitado de la formación americana, que veía en él a un auténtico servidor de la música, educado y sabio. Que
le querían, y mucho, se pone bien de
manifiesto en los aplausos enfervorizados que los propios músicos le ofrecen
al terminar el concierto del 3 de febrero
de 1959 que aquí vemos completo. Barbirolli era hombre de pequeña estatura,
batuta larga, gesto amplio, que movía
todo el tronco hacia delante y hacia los
lados, que se entregaba y que, no siendo en absoluto un prodigio físico, no
dejaba de poseer cierto porte. Todo
puesto al servicio de unas versiones
hondas, bien planteadas, estupendamente resueltas y que tienen aquí su quintaesencia en una magnífica Segunda de
D V D
WAGNER-RECITALES
Brahms bien acompañada en el programa por igualmente excelentes versiones
de una suite sobre temas isabelinos
ingleses preparada por el propio Barbirolli, una vistosa Partita de Walton y un
sentidísimo Delius. La calidad técnica de
la grabación visual es sólo regular y el
sonido se ofrece en dos posibles opciones: monoaural del propio concierto o
estereofónico de otro con el mismo programa grabado tres días antes. En este
caso, se gana en calidad pero la banda
sonora no se corresponde con la visual
por lo que nada tiene que ver lo que
oímos con lo que vemos. Para admiradores de Barbirolli, imprescindible.
C.V.W.
MARIA CALLAS. SOPRANO.
A documentary. Documental escrito por
John Ardoin y narrado por Franco
Zeffirelli, con intervenciones de Menotti,
Giulini, Rescigno, Lord Harewood,
Scotto, Gorlinsky, etc. Bonus: Swank in
the Arts.
BEL CANTO SOCIETY BCS-DO194, 117’.
Realización: 1978. En inglés, sin subtítulos.
Distribuidor: LR Music. N PN
Este documental fue realizado, algo después de la muerte de Callas, para la RAI
italiana. Zeffirelli, el regista que dirigiera
a la diva en sus últimas apariciones escénicas (Norma, Tosca), devoto de su arte,
se encarga de la contarnos el devenir
humano y artístico de la soprano, a partir del guión de uno de los más penetrantes estudiosos de su arte, Ardoin,
impagable autor de uno de los textos
más lucidos sobre el arte callasiano, El
legado Callas. A partir de las tomas de la
salida del féretro de los funerales de la
iglesia griega sita en la calle Georges
Bizet de París, donde el público asistente estalla en un espontáneo y emocionante aplauso, vamos asistiendo a las
vicisitudes vitales y profesionales de
Maria, entretejidas por opiniones de
algunos personajes relacionados con
ella, desde su mejor Scarpia (Tito Gobbi)
hasta su mejor heredera (Renata Scotto),
en medio de las aportaciones debidas a
Carlo Maria Giulini, Giancarlo Menotti o
Elvira de Hidalgo, aportando matices de
diverso interés que enriquecen o amplían la narración. La propia e inconfundible voz de la Callas se une al coro en
algunos momentos, siempre con interesantes comentarios. La vemos también
en su salsa, es decir, en fragmentos de
algunos de los pocos testimonios visuales que, lamentablemente, nos ha dejado
(debut en París 1958 con fragmentos de
Norma y Tosca o uno mínimo de la Norma parisina, ahora escenificada, de años
después). El documental está hecho con
rigor, claridad y conocimiento, manteniendo sin desmayo el interés a lo largo
de su casi hora y media de duración. La
imagen es correcta, acorde con sus orígenes y el momento de la filmación.
Como complemento a esta entrega principal, el bonus de casi media hora de
duración recoge una larga entrevista a
John Ardoin dentro del programa televi-
sivo estadounidense que presentaba
Patsy Swank donde, aparte de algunas
fotografías inéditas, tenemos la oportunidad de escuchar nuevos juicios relativos
a la diva por boca de Rescigno, Gobbi
(los más tristes) o Scotto.
F.F.
RAFAEL KUBELIK. DIRECTOR.
Mi patria es la música. Una película de
REINER E. MORITZ. Comentarios de ELSIE y
MARTIN KUBELIK, DANIEL BARENBOIM, HENRY
FOGEL Y ALBERT SCHARF.
ARTHAUS MUSIK 100 723. 125’. Formato imagen:
16: 9. Formato sonido: PCM stereo. Código región:
0. Subtítulos en español. Distribuidor: Ferysa. N PN
Panorámica interesante aunque incompleta de este extraordinario músico y
director, tratado con todos los honores
desde estas mismas páginas cada vez
que nos llega alguna de sus grabaciones,
uno de los directores más completos,
sensibles e imaginativos del siglo XX, y
no sólo eso, también un humanista y un
demócrata a carta cabal, además de un
profundo altruista y un verdadero patriota checo que no dudó en exiliarse voluntariamente de su país en 1948 (tras el
golpe de estado comunista) y al que no
volvió hasta 1990, en vísperas de las primeras elecciones libres (“para ser libre
hay que tener la conciencia limpia”, dice
en algún momento de esta película, frase
impactante y lapidaria que desde luego
tenemos algo olvidada en nuestro mundo actual). Construido a partir de numerosos extractos de archivos de diversas
procedencias, con testimonios hablados
de su segunda mujer (la soprano Elsie
Morrison, que grabaría con él el cuarto
movimiento de la Cuarta de Mahler) y su
hijo Martin, aparte de interesantes
comentarios de músicos como Barenboim (impresionante comienzo del
Segundo de Brahms cuya filmación completa sería de agradecer), la película
refleja muy exactamente esta atractiva y
cautivadora personalidad, con impactantes fragmentos musicales como el
comienzo de Jenufa, ensayos de la misma ópera con Astrid Varnay, el final de la
Leonora III, la Cuarta de Bruckner, la
Misa Santa Cecilia de Haydn o sus queridos Smetana y Dvorák, siempre presentes en sus conciertos y grabaciones, por
no hablar de compositores actuales
como Hartmann, de quien fue un convencido divulgador de su obra sinfónica.
También se nos ofrecen diversos aspectos del Kubelik compositor (pocos saben
que fue autor de cinco óperas, tres
réquiem, sinfonías, música de cámara y
Lieder, pero salvo su ópera Cornelia
Faroulli, representada en alguna ocasión,
lo demás está todo pendiente de descubrir). En fin, un documento de indiscutible interés que aunque no recoge todos
los aspectos de su vida y su arte, servirá
igualmente al aficionado y al profesional
para descubrir diversos aspectos artísticos y humanos de este gran director.
Correctos subtítulos en español.
E.P.A.
ERICH LEINSDORF. DIRECTOR.
Ensayos y concierto. Wagner: Parsifal,
preludios I y III e interludios.
Schumann: Sinfonía nº 4 en re menor,
op.120 (versión de 1841). ORQUESTA
SINFÓNICA DE LA RADIO DEL SUROESTE,
BADEN-BADEN Y FRIBURGO.
ARTHAUS 101 153. DDD. 118’. Director de
vídeo: Janos Darvas. Formato imagen: 4 : 3.
Formato sonido: PCM stereo. Código región: 0.
Grabación: Karlsruhe, Alemania, 1989. Subtítulos
en español. Distribuidor: Ferysa. N PN
Erich Leinsdorf (1912-1993) fue un eminente director cuya carrera se desarrolló
sobre todo en Estados Unidos a partir de
los años cuarenta (judío y vienés de nacimiento, tuvo que abandonar su país por
razones obvias a finales de la década de
los treinta), y cuyo rigor, exigencia artística y amor por la perfección heredó de su
idolatrado Toscanini, si bien sus métodos
de trabajo y su trato con las orquestas
estaban en los antípodas de los del italiano: su vitalidad, poder creador y una
concentración plena de serenidad se unían a una paciencia soberana y rigurosa.
Le recuerdo una bonita Escocesa de Mendelssohn con la ONE y una brillante Primera de Brahms con la Royal Philharmonic allá por los setenta-ochenta, ambas
en el Teatro Real de Madrid, así como
una extraordinaria Arabella en el Met
con Te Kanawa y Weikl, por no hablar
de su abundante discografía con la Sinfónica de Boston que nos sirvió a los jóvenes melómanos españoles de entonces
(década de los sesenta) como primera
toma de contacto con el gran repertorio
a través de Selecciones del Reader’s
Digest, y también gracias a los conciertos
con que TVE nos obsequiaba en las
mañanas de los domingos, muchos de
ellos protagonizados por Leinsdorf y su
Sinfónica de Boston.
Tildado muchas veces, quizá demasiado a la ligera, de excesivamente superficial, este maestro fue un excelente artesano de la música que se consagraba
siempre a su oficio con absoluta dedicación. Aquí le vemos a sus 77 años en
varios ensayos con la Südwestfunk de
Baden Baden más el concierto que tuvo
lugar después, ambos (ensayos y concierto) grabados y filmados en la Sala Brahms
de Karlsruhe en 1989. Se puede apreciar
en su trabajo un dominio orquestal absoluto, con unos resultados sobresalientes
en la suite extraída de varios fragmentos
de Parsifal (cinco partes en las que “no
hay ninguna nota que no sea de Wagner”, al decir del propio Leinsdorf, que
elaboró una especie de poema sinfónico
de más de cuarenta minutos de duración
con los dos preludios de la obra, el primer cambio de escena, el encantamiento
del Viernes Santo y el final); a destacar la
excelente y refinada respuesta orquestal,
la absoluta afinación, el rigor expresivo y
la enorme fuerza de sugestión conseguida en esta compilación sinfónica. En
cuanto a la versión primitiva de la Cuarta
de Schumann (1841), el notable resultado
final, pulcro y equilibrado, no está al mismo nivel que la obra anterior, el sonido
es más tosco y el método de trabajo
recuerda el de directores especialistas en
117
D V D
RECITALES-VARIOS
interpretaciones históricas (Norrington,
Herreweghe, Gardiner), reduciendo el
vibrato y tomando incluso ciertos instrumentos de época como las maderas, de
timbre más delicado, con el fin de parecerse lo más posible a la Gewandhaus de
1841. Interesante, de cualquier forma, ya
que la versión de 1841 es infrecuente y
los métodos de Leinsdorf tratan de hacer
justicia a esta versión original.
En suma, muy interesante documento recomendable para cualquier aficionado a la música sinfónica o para los profesionales que se atrevan con él. Las filmaciones son precisas y variadas, hay subtítulos en español correctamente traducidos, el sonido es de calidad y el trabajo
de este excelente Kapellmeister les enseñará muchas cosas sobre técnica orquestal y sobre las dos obras que interpreta,
aparte de poner en tela de juicio algunas
interpretaciones modernas de estos dos
autores que pasan por ser hoy (erróneamente) la quintaesencia de la tradición.
E.P.A.
RUSSELL OBERLIN. CONTRATENOR.
El legendario contratenor americano.
Obras de St. Godric, Haendel, Britten,
Purcell, A. Scarlatti, Wolf y Schumann.
DOUGLAS WILLIAMS, clave y piano.
VAI 4305. 79’. Grabaciones: Canal Tres, 1962;
Radio Canadá, 1961. Producción: Creative Arts
Television. Distribuidor: LR Music. R PN
Hacia 1940 Alfred Deller resucitó la voz
y el repertorio del contratenor, palabra
que le fue sugerida por Michael Tippett.
El ejemplo cundió y en 1952 se daba a
conocer un muchacho de Ohio, nacido
en 1928 y alumno de la Juilliard School,
Russell Oberlin. Su carrera duró hasta
1964, cuando se retiró a enseñar, lo que
hizo hasta 1994. No obstante su brevedad, el tiempo de actuación en público
le bastó para hacerse un repertorio del
cual este DVD exhibe diversos ejemplos.
Oberlin es un contratenor sopranil, de
voz adolescente, timbre definido y cristalino, buena vibración y un manejo modélico de los medios que le permite solventar saltos, escalas, trinos, coloraturas y
reguladores de volumen con aseada concentración. Su mundo es el barroco y las
antiguas canciones de las islas, más el
Oberón de Sueño de una noche de verano de Britten, del que se ofrece un
monólogo. Fue un papel estrenado por
Deller y enseguida servido por Oberlin.
En Schumann y en el Wolf más lírico
se advierte que los medios no son los
adecuados. No obstante, la dignidad del
trabajo se impone por sí misma. Algo
similar cabe decir del acompañante. Las
tomas de televisión, con sobrios comentarios, tienen un sabor de época de cierto
encanto. Una larga entrevista tomada en
color (lo anterior va en blanco y negro)
en 2004 para Artist Domain, expone
detalles de la historia artística del cantante, así como explicaciones amenas y
didácticas acerca de su peculiar registro
vocal y su técnica de emisión.
118
B.M.
VARIOS
BELCANTO.
Los tenores de la era de las 78 rpm.
Parte I. ENRICO CARUSO, BENIAMINO GIGLI,
TITO SCHIPA, RICHARD TAUBER, LEO SLÉZAK,
JOSEPH SCHMIDT.
TDK EURO ARTS DV-DOCBEL 1. Distribuidor:
JRB. N PN
A través de películas, reportajes, informativos, fotos, comentarios de personas que
directa o indirectamente tuvieron relación
con determinados artistas y la presencia de
un grupo de estudiosos de diferentes países, de una forma amena y clara, se nos
comenta la vida tanto personal como artística de un grupo de seis cantantes, tres del
área italiana y tres del mundo germano.
Lógicamente se empieza por el más famoso, Enrico Caruso, donde además de analizar su voz, podemos ver algunas interpretaciones parciales, donde surge la grandeza de su voz, su comunicación con el
público y los comentarios sobre la evolución de su instrumento y su inteligencia
para superar determinados problemas.
El segundo es Beniamino Gigli, del
que se explica su estancia como uno de
los sucesores de Caruso en el Metropolitan y la cancelación de su contrato, con
el consiguiente regreso a Europa, que se
complementa con el material sacado de
las doce películas que hizo en Italia y
Francia, acompañado de unos comentarios sobre su canto cálido y belleza vocal,
el uso impecable de la mezza voce y su
calidad técnica expuesta por colegas
como Magda Olivero, Giulietta Simionato,
Anita Cerquetti o su propia hija, Rina
Gigli que cantó bastante con su padre. El
trío italiano se completa con el gran estilista Tito Schipa, donde se detalla su
pureza musical, su fraseo de una bella
extraordinaria, que recuerda a los “tenori
di grazia”, y su capacidad para la interpretación de canciones, haciendo especial hincapié en su estancia en Argentina,
donde, como no podía ser menos, dio su
versión de los tangos.
Los tres cantantes alemanes tienen en
común su problemática relación con el
nazismo, siendo el más perjudicado
Joseph Schmidt, que murió en un campo
de prisioneros. Richard Tauber es un
tenor de bello porte, con una forma de
interpretar detallista, lo cual le hizo, aparte de su buena carrera en la ópera, intérprete del mundo de la opereta y del lied,
donde su sutileza e intención, subrayaba
el carácter más directo o intimista de sus
versiones. Otro grande fue Leo Slézak,
cantante con un amplio repertorio en el
que conseguía intervenciones brillantes.
Cuando su medios se fueron limitando, se
identificó con las obras de humor y las
películas, donde su sentido interpretativo
daba lo mejor de sí mismo. Joseph Schmidt era un cantor judío, que realizaba
servicios religiosos en las sinagogas, lo
que le dio gran resistencia y una voz muy
fonográfica. Dadas sus características físicas, media 1,54 m., su carrera se desarrolló en la radio y en el cine y parece que
sólo actuó una vez en teatro con La bohème. Murió a los 38 años, después de exi-
larse por varios países.
Los comentarios de los especialistas
sirven para incrementar el placer de la
audición de sus discos, siempre y cuando
tengamos presente las fechas en que fueron realizados y los medios técnicos existentes. Creemos que es una idea muy
interesante, con un trabajo concienzudo,
hecho por personas que aman el mundo
lírico, que debería alargarse todo lo que
el material permitiera y avanzar en el
tiempo, lo que hace esperar con interés
las nuevas entregas.
A.V.
TANGO MAESTRO.
Documental sobre Astor Piazzolla.
Realizador: MIKE DIBB.
OPUS ARTE BBC OA 0905 D. 160’. Productor:
Hans Petri. Productor DVD: Ferenc van Damme.
Distribuidor: Ferysa. N PN
Juntando partes del filme Tango maestro
con una filmación de estudio de 1989 llamada Tango nuevo, los realizadores reunieron una frondosa cantidad de materiales (películas de distintas épocas, entrevistas, recorridos ambientales, etc.) para servir al espectador que quiere saber todo
sobre Piazzolla y nunca se atrevió a preguntarlo. Para ello se debieron cumplir
vastos viajes en busca de gentes y cosas,
desde la Mar del Plata nativa hasta París,
pasando por Punta del Este y Nueva York.
Biografía y obra del músico argentino
aparecen expuestas cumplidamente y con
un dinamismo fílmico que las hacen llevaderas, no obstante la duración de la entrega. Padres, esposas, amantes, hijos, todos
apasionados por el personaje, conflictivos
y confesionales. Compañeros de tareas,
solistas, amigos, colaboradores en el cine
y seguidores de este iracundo y fecundo
personaje, que aparece tocando el bandoneón, explicando su diabólico (sic) funcionamiento y explayando sus megalomanías y extravagancias, cuando no sus atrabiliarias opiniones políticas.
Piazzolla se creía un renovador absoluto de la música occidental, a partir del
tango, que él veía anquilosado y repetitivo.
En verdad, en el medio siglo anterior a él,
el tango no había hecho sino renovarse.
Luego están sus relaciones con el sexo
femenino (llamaba a su perra con el mismo nombre que a su mujer), la sexualidad
misma (equivalente a la violación) y sus
amabilidades con el dictador Videla.
Recuerda a su maestra Boulanger, quien lo
estimuló a escribir tangos, pero se olvida
de Ginastera, uno de los mayores, si no el
mayor, músico de América Latina. Largas
secuencias de interpretación con quintetos
y sextetos, nos llevan al mundo denso y
minucioso de Piazzolla compositor y arreglador. En él queda lo mejor de este hombre que debió inventarse un público a su
imagen y semejanza, primero en el íntimo
universo nocturno de Buenos Aires, luego
en el recorrido del planeta, donde sigue
siendo estimado e imitado como uno de
los nombres más notorios de la disciplina
musical contemporánea.
B.M.
ÍNDICE
ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS
Ambrosini:
Big
Bang.
Panni.
Stradivarius. . . . . . . . . . . . . . . . . . .76
André, Maurice. Trompetista. Obras de
Hummel, Haydn y otros. EMI. . . . . .74
Arias
sacras
barrocas.
Ziesak.
Capriccio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .111
Arte de la flauta de pico. Belder/Van
Delft. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . .111
Bach, C. P. E.: Sinfonías y conciertos.
Von der Goltz. Carus. . . . . . . . . . . .79
Bach, J. S.: Cantatas. Vol. 17. Koopman.
Challenge. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .77
— Cantatas. Vol. 26. Suzuki. BIS. . . .78
— Cantatas. Purcell. Chandos. . . . . .78
— Cantatas. Fasolis. Arts. . . . . . . . . .78
— Conciertos. Café Zimmermann.
Alpha. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .77
— Misa en si menor. King. Hyperion. 78
— Obras para clave. Hantaï. Virgin. .76
— Sonatas y Partitas. Colliard. Emec. 77
— Variaciones Goldberg. Bonizzoni.
Glossa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .77
Balakauskas:
Requiem.
Katkus.
Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .79
Barber: Knoxville. Levi. Telarc. . . . . .73
Barbieri, Fedora. Mezzo. Obras de Verdi,
Gluck y otros. Myto. . . . . . . . . . . . .70
Barbirolli, John. Director. Obras de
Brahms, Delius y otros. VAI. . . . . .116
Bartók: Mandarín maravilloso. Alsop.
Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .79
Beethoven: Cuartetos. Takács. Decca.80
— Misa solemne. Shaw. Telarc. . . . . .72
— Oberturas. Zinman. Arte Nova. . . .80
— Tríos. Florestan. Hyperion. . . . . . .79
Belcanto. Tenores de la era de las 78
rpm. TDK. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .118
Bellini: Norma. Milanov, Tourel/Sodero.
Myto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .70
Berganza, Teresa. Mezzo. Obras de
Falla,
Granados
y
otros.
Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .109
Berlioz: Noches de estío. Maurus/Casadesus. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . .80
Bezaly, Sharon. Flautista. Obras de
Dean, Dohnányi y otros. BIS. . . . .109
Bittner: Bergsee. Treptow, Patzak/
Prohaska. Myto. . . . . . . . . . . . . . . .70
Bizet: Carmen. Gedda, Simionato/
Karajan. Myto. . . . . . . . . . . . . . . . .70
Bloch: Poemas. Sloane. Capriccio. . .81
— Sonatas para violín y piano.
Shaham/Erez. Hyperion. . . . . . . . . .80
Boulez: Pli selon pli y otras. Boulez.
Warner. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .68
Brahms: Sinfonías 3-4. Haitink. LSO. .81
Britten: War Requiem. Shaw. Telarc. .72
—
Iluminaciones.
Spence/Gould.
Lynn. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .81
— Vuelta de tuerca. Padmore, Milne/Hickox. BBC. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .114
Bruckner: Sinfonía 3. Inbal. RTVE. . . .81
— Sinfonía 5. Matacic. Naïve. . . . . . .82
— Sinfonía 7. Schuricht. Tahra. . . . . .69
Busoni: Elegías y otras. Pöntinen.
CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .82
Buxtehude: Magnificat y otras. Speck.
Carus. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .82
Callas, Maria. Soprano. Documental. Bel
Canto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .117
Cantus
Gallicanus.
Mariman.
Eufoda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .111
Carmina
Burana.
Millenarium.
Ricercar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .111
Casa del diavolo. Obras de Gluck, Boccherini y otros. Onofri/Antonini.
Naïve. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .112
Chaikovski: Concierto para piano 1.
Watts/Levi. Telarc. . . . . . . . . . . . . .72
—
Concierto
para
violín.
Perlman/Wallenstein. Profil. . . . . . .82
— Sinfonías 4-6. Gergiev. Philips. . . .83
— Suites de ballet. Previn. Telarc. . . .72
Chopin: Obras para piano. Varios.
Andante. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .71
Concerto veneciano. Obras de Vivaldi,
Locatelli y Tartini. Carmignola/Marcon.
Archiv. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .112
Copland: Rodeo y otras. Lane. Telarc. 73
Debussy: Obras para piano. Gulda.
Andante. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .71
Donizetti:
Elvida.
Spagnoli,
Larmore/Allemandi. Opera Rara. . .83
— Francesca di Foix. Antoniozzi, Massis/Allemandi. Opera Rara. . . . . . .83
Double Dream. Improvisaciones. Alperin/Rudi. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . .112
Dufay: Misa de San Antonio. Kirkman.
Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .84
Dvorák: Serenatas. Vlach. Supraphon.84
— Silencio de los bosques y otras.
Iablonski. Naxos. . . . . . . . . . . . . . .84
Enescu: Sinfonía concertante y otras. Foster. Warner. . . . . . . . . . . . . . . . . . .68
Entre aventuras y encantamientos. Recasens. Lauda Música. . . . . . . . . . . . .66
Escudero: Illeta. Mena. Naxos. . . . . .84
Fauré: Canciones. Vol. 1. Lott/Johnson.
Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .85
François, Samson. Pianista. Obras de
Chopin, Ravel y otros. EMI. . . . . . . .74
Froberger: Tocatas y partitas. Vartolo.
Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .85
Furtwängler, Wilhelm. Director. Obras
de Weber, Schubert y Bruckner.
Tahra. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .69
Gershwin: Rapsodia y otras. Braley.
H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .85
Giordano: Andrea Chenier. Milanov,
Warren/Cleva. Myto. . . . . . . . . . . . .70
Gluck: Paris y Elena. Kozena,
Gritton/McCreesh. Archiv. . . . . . . .86
Gomes: Misa. Soenen. Bongiovanni. .85
Guelfi, Giangiacomo. Barítono. Obras de
Puccini, Verdi y otros. Myto. . . . . . .70
Gulda, Friedrich. Pianista. Obras de
Beethoven y Bach. Andante. . . . . . .71
Haendel: Arias y fragmentos. Dawson.
Berlin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .86
— Rodelinda. Röschmann, Palmer/
Bolton. Farao. . . . . . . . . . . . . . . . .114
Haydn, J.: Concierto para trompeta.
Segal/Zinman. Arte Nova. . . . . . . . .87
— Conciertos para chelo. Starker/
Schwarz. Delos. . . . . . . . . . . . . . . .87
— Sinfonías 92, 94. Fischer. MDG. . .87
— Sinfonías y conciertos. Varios.
Andante. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .71
Haydn, M.: Réquiem. Misa. King.
Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .88
Henselt: Estudios. Lane. Hyperion. . .88
Hildegard: Obras vocales. Anonimous 4.
H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .88
Holmboe: Conciertos. Hugues. BIS. . .88
Holst: Planetas. Atherton. BBC. . . . .114
— Planetas. Hugues. Warner. . . . . . .68
Hotteterre: Suites y otras. Börner. Raum
Klang. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .89
Isoir, André. Organista. Obras de Bach,
Gervais y otros. Calliope. . . . . . . . .73
Kálmán: Zigeunerprimas. Flor. CPO. .89
Karajan, Herbert von. Director. Obras de
Ravel, Dvorák y otros. EMI. . . . . . . .74
Kleiber, Erich. Director. Obras de
Beethoven y Schubert. Tahra. . . . . .69
Knaifel: Salmo. Shteinlukht. ECM. . . .89
Krenek: Dictador y otras. Janowski,
Capriccio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .89
Korngold: Ciudad muerta. Kerl, Denoke/Runnicles. Orfeo. . . . . . . . . . . . .90
Kubelik, Rafael. Director. Mi patria es la
música. Arthaus. . . . . . . . . . . . . . .117
Lazkano: Obras para orquesta. Mena.
Chant du Monde. . . . . . . . . . . . . . .91
Legrenzi: Sonatas. Parnassi. CPO. . . .91
Leinsdorf, Erich. Director. Obras de
Wagner y schumann. Arthaus. . . .117
Liszt: Conciertos para piano. Berezovski/Wolff. Warner. . . . . . . . . . . . . . .68
Locke: Broken Consort. Dolcimelo.
Aeolus. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .91
Mahler: Sinfonía 2. Slatkin. Telarc. . .73
— Sinfonía 5. Gielen. Hänssler. . . . . .92
— Sinfonía 6. Levi. Telarc. . . . . . . . . .73
— Sinfonía 8. Kubelik. Audite. . . . . . .67
— Sinfonía 8. Nagano. H. Mundi. . . .67
— Sinfonía 8. Rattle. EMI. . . . . . . . . .67
— Sinfonía 9. Gielen. Hänssler. . . . . .92
— Sinfonía 9. Masur. Warner. . . . . . .68
Martinu: Doble Concierto y otras.
Conlon. Warner. . . . . . . . . . . . . . . .68
Mascagni: Cavalleria rusticana. Simionato, Di Stefano/Votto. Myto. . . . . . . .70
Massenet: Werther. Bocelli, Gertseva/
Abel. Decca. . . . . . . . . . . . . . . . . . .91
Menuhin, Yehudi. Violinista. Obras de
Beethoven, Brahms y otros. EMI. . . .74
Messiaen: Éclairs. Rattle. EMI. . . . . . .92
Mestres Quadreny: Obras para piano.
Dupuy. Ars Harmonica. . . . . . . . . .93
Monteverdi: Coronación de Popea. Von
Otter, Brunet/Minkowski. Bel Air. .115
Mozart:
Arias.
Isokoski/Schreier.
Ondine. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .94
— Conciertos para piano 9, 18. Andsnes.
EMI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .93
— Conciertos para piano 19, 23. O’Connor/Mackerras. Telarc. . . . . . . . . . .72
— Conciertos para trompa. Ruske.
Telarc. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .72
— Conciertos para violín. Mintz.
Aviè. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .93
— Don Giovanni. Danco, Capecchi/
Rosbaud. Walhall. . . . . . . . . . . . . .75
— Obras para dos pianos. Pekinel.
Warner. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .68
— Quinteto. Previn/Solistas de Viento.
Telarc. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .72
Murray, Michael. Organista. Obras de
Bach, Soler y otros. Telarc. . . . . . . .72
Música en la corte de Felipe V. Obras de
Durón, Facco y otros. Bonet.
Dahiz. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .112
Música en El Quijote. Moreno.
Glossa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .66
Musorgski: Cuadros. Noche en el monte
pelado. Levi. Telarc. . . . . . . . . . . . .73
— Cuadros. Noche en el monte pelado.
Maazel. Telarc. . . . . . . . . . . . . . . . .73
Myslivecek: Sinfonías. Gaigg.
CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .94
Oberlin, Russell. Contratenor. Obras de
Haendel, Britten y otros. VAI. . . . .118
Orff: Carmina Burana. Shaw. Telarc. .72
— Carmina Burana. Rattle. EMI. . . . .94
Paganini: Duetos. Bianchi/Preda. Dynamic. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .94
Piano romántico. Obras de Chopin,
Mendelssohn y Liszt. Barenboim.
DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .113
Pollet, Françoise. Soprano. Arias. Cascavelle. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .109
Poulenc: Gloria, Concierto. Shaw. Telarc.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .72
Pradas: Ópera al patriarca S. José.
Madrid. EGT. . . . . . . . . . . . . . . . . .94
Primo dolce affano. Obras de Liszt,
Ricci y otros. Vidal, Ford e. a.
Oper Rara. . . . . . . . . . . . . . . . . . .113
Prokofiev: Alexander Nevski. Previn.
Telarc. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .73
— Sinfonías 5, 7. Tennstedt. Profil. . .95
Purcell: Dido y Eneas. Wentz.
Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .95
Rachmaninov: Caballero avaro. Polianski, Chandos. . . . . . . . . . . . . . . . . . .95
— Conciertos para piano. Hough/Litton.
Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .95
— Conciertos para piano. Variaciones.
Luganski/Oramo. Warner. . . . . . . . .96
— Suite para dos pianos. Labèque. Warner. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .68
Reger: Obras para coro. Rademann.
Carus. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .96
Retratos en música. Obras de Balbastre,
Barrière y otros. Baumont. Virgin. .113
Ries: Tríos. Mendelssohn de Berlín. CPO.
96
Rimski-Korsakov: Concierto para piano.
Ogawa/Bakels. BIS. . . . . . . . . . . . . .97
Rodrigo: Obras para piano. Vol. 1. Pizarro. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .97
Roman de Fauvel. Cohen. Warner. . .68
Romero, Ángel. Guitarrista. Obras de
Bach, Respighi y otros. Telarc. . . . .73
Rossini:
Cenicienta.
Larmore,
Giménez/Rizzi. Warner. . . . . . . . . .97
— Italiana en Argel. Valentini-Terrani,
Benelli/Bertini. Arts. . . . . . . . . . . . .98
— Obras corales. Huber e. a. Carus. .97
Rostropovich, Mstislav. Violonchelista.
Obras de Bach, Beethoven y otros.
EMI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .75
Roussel: Salmo. Tovey. Timpani. . . . .98
Rugolo, Antonio. Guitarrista. Obras de
Ginastera,
Pedrell
y
otros.
Stradivarius. . . . . . . . . . . . . . . . . .110
Saint-Saëns: Conciertos para piano. Malikova/Sanderling. Audite. . . . . . . . . .99
— Obras para órgano. Delcamp.
Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .98
Scarlatti,
A.:
Cantatas.
White.
Analekta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .99
— Misa de Navidad. Gasbarro.
Stradivarius. . . . . . . . . . . . . . . . . . .99
— Vísperas de Santa Cecilia. McGegan.
Aviè. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .99
Scarlatti,
D.:
Sonatas.
Belder.
Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .99
Schubert: Fantasía y otras. Pires/Castro.
DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .100
— Lieder y obras para piano.
Bostridge/Andsnes. EMi. . . . . . . . .100
Schumann: Cuartetos. Terpsycordes.
Claves. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .101
—
Liederkreis.
Güra/Berner.
H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .101
Schütz: Historia de la Natividad. Lasserre. Zig Zag. . . . . . . . . . . . . . . . . .101
Serkin, Rudolf. Pianista. Obras de Beethoven. Telarc. . . . . . . . . . . . . . . . . .72
Shostakovich: Cuarteto nº15. Kagan e. a.
Classics. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .102
— Cuartetos 1, 4, 9. Jerusalén.
H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .102
— Sinfonía 4. Jansons. EMI. . . . . . . .102
— Sinfonía 5. Rostropovich. LSO. . .102
— Sinfonía 8. Levi. Telarc. . . . . . . . .73
Sibelius: Obras para violín y piano. Kuusito/Kärkkäinen. Ondine. . . . . . . .103
— Sinfonía 2. Levi. Telarc. . . . . . . . . .73
Silvestrov: Canciones. Yakovenko/Silvestrov. ECM. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .103
Singer Pur. Conjunto vocal. Obras de
Rihm,
Sciarrino
y
otros.
Oehms. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .110
Smedvig, Rolf. Trompetista. Obras de
Bach, Telemann y otros. Telarc. . . .73
Smetana: Trío. Guarnieri. Praga. . . .103
Strauss: Ariadna en Naxos. Surinac,
Striech/Keilberth. Walhall. . . . . . . .75
— Elektra. Varnay, Madeira/Quennet.
Orfeo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .104.
Stravinski: Consagración de la primavera.
P. Järvi. Telarc. . . . . . . . . . . . . . . .104
— Pájaro de fuego. Craft. Naxos. . . .104
— Pulcinella. Boulez. Warner. . . . . . .68
Telemann:
Conciertos.
Ponseele.
Accent. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .105
Toch: Obras para piano. Seibert.
CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .105
Tango maestro. Documental sobre Piazzolla. Opus Arte. . . . . . . . . . . . . . .118
Tucker, Richard. Tenor. Obras de Verdi y
Puccini. Myto. . . . . . . . . . . . . . . . .70
Tunder: Obras para órgano. Foccroulle.
Ricercar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .105
— Obras vocales. Max. CPO. . . . . .105
Turnage: Estudios y Elegías. Ono.
Warner. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .106
Verdi: Aida. Cigna, Morelli/Panizza.
Myto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .70
— Aida. Sümegi, Andreev/Märzendorfer.
Euroarts. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .115
— Baile de máscaras. Anderson,
Merrill/Mitropoulos. Myto. . . . . . . .70
— Otello. Martinelli, Tibbett/Panizza.
Myto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .70
— Vísperas sicilianas. Brumaire, Bonhomme/Rossi. Opera Rara. . . . . . .106
Viana, Enrique. Obras de Donizetti.
Calando. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .110
Villa Rojo: Concierto grosso y otras. LIM.
LIM. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .106
Vivaldi: Stabat Mater. Burzynsky.
BIS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .106
— Stabat Mater. Mena/Pierlot. . . . .107
Voces de la naturaleza. Obras de Schnittke y Pärt. Kaljuste. BIS. . . . . . . . . .113
Wagner: Anillo del nibelungo. Karajan.
Walhall. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .75
— Maestros cantores. Morris, Pape/
Levine. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . .116
— Tannhäuser. Vinay, London/Kempe.
Walhall. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .75
— Tristán e Isolda. Flagstad/Melchior.
Bodanzky. Walhall. . . . . . . . . . . . .75
— Walkyria. Berkeley-Steele, Polaski/De
Billy. Opus Arte. . . . . . . . . . . . . . .115
Wagner-Maazel: Anillo sin palabras.
Telarc. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .72
Walton: Sinfonía 1. Previn. Telarc. . .73
Weber: Euryanthe. Windgassen, Neidlinger/Leitner. Walhall. . . . . . . . . . . . .75
Weinberger: Svanda el gaitero.
Reynolds. Naxos. . . . . . . . . . . . . .107
Westhoff: Sonatas para violín. Plantier.
Zig Zag. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .108
Xenakis: Akrata y otras. Tamayo.
Timpani. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .108
119
EL BARATILLO
DOS DE LOS DE ANTES
D
120
esde hace tiempo me meto todos los meses en internet, a
ver qué se pesca. Y unas veces la captura es más sabrosa
que otras, pero ya saben que yo siempre les traigo a este
Baratillo los mejores bocados. En esta ocasión, como siempre,
es verdad, ha salido bien barata. Ya saben ustedes que aquí no
nos andamos por las ramas y cómo me cuesta seguir poniendo
el listón en los seis euros. En una de mis páginas favoritas —
www.jpg.de— ofertaban unas cajas de cuatro compactos de una
casa llamada Artone, que resulta pertenecer a Membran, expertos en chollos donde los haya. La mayoría de lo propuesto ya
ha salido en estas páginas, pues se trata de material aparecido
en otros sellos y firmado por Ormandy, Casals, Kusevitzki, Heifetz, Arrau, Gieseking, Kempff, Fischer, Szigeti, Backhaus,
Rubinstein, Milstein, Serkin, etcétera. Pero mirando cuidadosamente en la lista aparecían dos nombres que no han tenido
cabida todavía en las series baratas con semejante generosidad
—cuatro discos a 9,99 euros: Eduard van Beinum (1901-1959) y
Rudolf Kempe (1910-1976). Da la casualidad que son dos músicos a los que conocí personalmente y admiré toda mi vida, aunque ellos murieron jóvenes y yo, toco madera, aquí sigo. Dos
maestros serios, musicales, competentísimos,
quizá para algunos
demasiado analíticos. El
holandés pegado a la
partitura pero flexible y
dejando respirar al
oyente. El alemán con
un rigor que le iba muy
bien a su buena planta y
al que añadía ese plus
que dan a sus versiones
los que han sido cocineros antes que frailes, él
oboe en la Gewandhaus
de Leipzig antes de
empezar a triunfar como
director con la Staatskapelle de Dresde.
A Van Beinum le
tocó la difícil tarea de
suceder a Mengelberg
en el Concertgebouw de
Amsterdam, lo que no
era moco de pavo. Quiso ser pianista, y de
hecho se estrenó como
solista, pero le gustaba
más dirigir. Su trato con
la orquesta era maraviEDUARD VAN BEINUM.
llosamente educado —
D IRECTOR . Obras de Beethoven,
vean el DVD que la
Schubert, Berlioz, Rossini, Brahms,
Concertgebouw
ha
Mendelssohn, Ravel, Bartók y
publicado con Vida de
Britten. ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW
héroe de Strauss dirigida
DE AMSTERDAM.
por Mariss Jansons y
4 CD ARTONE 222358-354. Grabaciones:
escuchen lo que ahí se
1946-1952.
dice de él— y todos los
que tocaban en ella le
adoraban. Dirigía sin batuta pero sus dedos trabajaban con una
independencia asombrosa y el gesto era de una enorme expresividad. La música surgía de sus manos con una fluidez milagrosa
y las versiones se construían con una naturalidad apabullante.
Kempe trabajó mucho en la ópera y su gesto era serio y
concentrado, elegante también. Nunca se excedía en la pasión,
dejaba, como Van Beinum, que fuera la música la que hablara
por encima de los gestos. Tenía un repertorio no tanto amplio
como original. Grabó mucho, ópera y sinfónico, y su pérdida
nos lo dejó sin quien hubiera llegado a ser uno de los más
grandes, aunque fuera, sin duda, uno de los grandes de su
momento. Con él pasó lo que con el propio Van Beinum o con
István Kertész, que se fueron demasiado pronto y se les echó
mucho de menos. Hacía buena figura con sus compañeros de
generación: Solti, Karajan, Giulini, Sanderling, Celibidache,
Wand, qué tíos.
Los álbumes que presenta Artone tienen forma de libro, lo
que quiere decir que son incómodos de colocar en la estantería
de los compactos, pero eso es lo de menos. Tienen una buena
presentación, con una extensa semblanza —en inglés y en alemán— de cada protagonista. El dedicado a Van Beinum es de lo
más variado, y en él encontramos Las criaturas de Prometeo —
completa— de Beethoven, la Cuarta Sinfonía de Schubert, la
Sinfonía Fantástica de Berlioz, las oberturas de Guillermo Tell y
La urraca ladrona de Rossini, La Tercera Sinfonía de Brahms,
el Concierto para violín y orquesta de Mendelssohn —con un
Alfredo Campoli que no será para todos los gustos pero que es
testimonio de una manera hoy superada— y la Obertura de “El
sueño de una noche de verano” del mismo autor, la Rapsodia
española de Ravel, el Concierto para orquesta de Bartók y los
Cuatro interludios marinos y passacaglia de “Peter Grimes” de
Britten. Todo ello de primera calidad, aunque haya cosas que
destaquen sobremanera. Imprescindibles me parecen el Beethoven, el Brahms, el Ravel,
el Bartók y el Britten. La
Orquesta del Concertgebouw suena maravillosamente, como no era
menos al tener al frente
a un maestro al que respetaba y quería. Las grabaciones abarcan de los
años 1946 a 1952 y el
sonido es bueno.
El álbum dedicado a
Kempe es más actual,
pues presenta grabaciones hechas en 1975 y
1976, estereofónicas por
tanto y con excelente
sonido,
quizá,
en
Brahms, un punto agresivo, brillante siempre.
Se nos ofrecen dos
especialidades de la
casa: Bruckner y Brahms
con la que fue su última
orquesta, la Filarmónica
de Múnich —iba a ser el
sucesor de Pierre Boulez
en la BBC de Londres.
Del austriaco, las Sinfonías Cuarta y Quinta,
RUDOLF KEMPE. DIRECTOR.
esta grabada en vivo y
Obras de Bruckner y Brahms.
con tan buen sonido
ORQUESTA FILARMÓNICA DE MÚNICH.
como el resto. Son ver4 CD ARTONE 222604-354.
siones magníficas y no
Grabaciones: 1975-1976.
es fácil quedarse con
una o con otra, aunque
en el oyente quedará
grabado para siempre el
arranque de la Quinta.
El Brahms —las cuatro sinfonías que grabara en 1975 para el
sello Acanta— es apolíneo, verdadero, equilibrado, suficientemente serio y, a la vez, bien cantado. La orquesta se mueve
como pez en el agua y demuestra que cuando la cogió Celibidache ya era una formación de gran categoría, con la configuración genética que le habían ido dando nombres como Weingartner, Hausseger o Rosbaud. Por un puñado de euros no tiene
perdón de Dios no hacerse con estos discos, que enseñan un
montón. Gracias por su atención y hasta el mes que viene, si
Dios quiere.
Nadir Madriles
[email protected]
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
N
o, el lector no va a leer un dosier más sobre
festivales o rutas para ir de concierto en concierto
por el ancho mundo. Las páginas que siguen se
plantean algo muy distinto, pues enfocan más a
fondo las relaciones del arte musical con la idea del
desplazamiento en el espacio. Se trata así el concepto de la
migración de los estilos musicales, cómo la música pasa de
unas culturas a otras y si le resulta posible aclimatarse o no.
También hemos escogido el tema de los viajes de los
compositores por el contexto geográfico que les fue dado
conocer y las implicaciones que ello tuvo para su obra.
Finalmente, una discografía propone una soñada vuelta al
mundo en treinta y seis propuestas.
121
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
APRENDICES, ALUCINADOS, PEREGRINOS
N
o deja de ser una tautología pero es cierto: escribir sobre música y viaje es, a su vez, un viaje. Un viaje
que, ante la vastedad del tema, aconseja marcarse unos objetivos y unos límites. Más que en ofrecer una
reseña de piezas musicales, he procurado centrarme aquí en algunas tipologías de viaje (y viajero)
musical. También he limitado el ámbito del artículo al siglo XIX (con alguna incursión en los siglos XVIII
y XX), pese a ser consciente de que viajes y viajeros siempre ha habido a lo largo de la historia de la música.
Mozart: el viaje vertical
Entre los seis y los veintidós años, la de Mozart es una vida
de viajes. Se puede casi decir que pasa más tiempo en el
coche de caballos que en su propia casa en Salzburgo. El
deseo del padre Leopold de rentabilizar las precoces dotes
musicales del hijo le lleva a recorrer las cortes aristocráticas
europeas y las principales capitales del viejo continente. La
primera salida oficial es al palacio imperial de Schönbrunn
(donde conoce a una jovencísima María Antonieta), luego
vendrán Múnich, París, Londres, Viena y un sinnúmero de
ciudades más pequeñas. Desde 1769 es el turno de Italia:
Roma, Nápoles, Milán, Bolonia, Florencia.
Con tan sólo trece años, el joven Mozart es, sin saberlo,
un hijo del cosmopolitismo ilustrado. “Nápoles es bonita,
pero hay mucho vulgo, como en Viena y París. Y en cuanto
a la insolencia del vulgo, no sé si Nápoles supera incluso a
Londres…”. escribe a su hermana el 19 de mayo de 1770.
Un año más tarde, el 30 de noviembre, apunta: “Aquí en
Milán, en la plaza del Duomo he visto ahorcar a cuatro
truhanes. Los ahorcan como en Lyon”. Nápoles como Viena
y Londres, Lyon como Milán. Lejanos quedan los tiempos
de Couperin y el encendido debate sobre los estilos nacionales. Ahora el mundo habla un solo idioma musical, el del
Clasicismo. En el catálogo de Mozart conservamos unas
sonatas “milanesas” (K. 55-60), unos cuartetos “italianos”
(K. 155-160), una sinfonía “París” (K. 297), una “Linz” (K.
452) y otra “Praga” (K. 504). Sin embargo, estos títulos
hacen referencia al lugar en que las piezas se compusieron
o estrenaron. No hay diferencias específicas en lo que respecta al lenguaje.
Por mucho que el joven compositor recorra kilómetros,
visite tierras lejanas, conozca costumbres nuevas, oiga idiomas extraños, su experiencia es la de un viaje vertical. Hay
una observación reveladora, que alcanza valor de metáfora.
El 24 de agosto de 1771, Mozart escribe a la hermana desde
Milán: “Encima de nosotros está un violinista, al lado un
maestro de canto está impartiendo una clase, en la habitación de enfrente está un oboísta. ¡Es una belleza componer!
Te produce muchas ideas”. El mundo es un único, gran edi-
Pierre-Henri de Valenciennes. Establos y casas en la colina Palatina, c. 1870
122
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
ficio en que el viaje consiste en moverse de habitación, en
desplazarse de un piso a otro y, para los más atrevidos
(Mozart lo será), en mirar fuera de la ventana. Allí están, listas para explosionar, las fantasías turcas de Zaide y El rapto
en el serrallo y sobre todo ese Oriente esotérico (Thamos
rey de Egipto, La flauta mágica) que conecta directamente
con el oscuro sótano de la imaginación romántica.
Berlioz: el viaje alucinado
El viaje romántico empieza con dos descubrimientos. El primero es que cada nación tiene un genio propio, una forma
de expresión específica y no asimilable a la de otros pueblos. El segundo es que, ocultos dentro de nuestra realidad,
se agolpan muchos mundos paralelos, ora idílicos, ora infernales, a los que uno puede acceder a través de nuevos e
inauditos medios de transporte: la imaginación y la creación
artística. El viaje de Hector Berlioz costea ambas orillas.
Lo que Baudelaire escribe en el poema El viaje bien
podría definir a Berlioz: “Aquéllos cuyos deseos tienen la
forma de las nubes, / y sueñan, igual que un recluta sueña
con el cañón, / amplios placeres multiformes, desconocidos, / de los que el espíritu humano desconoce el nombre”.
El compositor francés no ha salido todavía de su país y ya
ha descubierto en la Sinfonía fantástica que el viaje es alucinación, un entramado de realidades paralelas en forma de
paraísos e infiernos artificiales que se superponen a la percepción ordinaria, entran en conflicto con ella y hasta se
atreven a suplantarla. Los medios pueden ser sonoros o químicos (la obra tiene entre otros referentes a Las confesiones
de un fumador de opio de Thomas de Quincey): música
como droga, como alucinógeno para realizar viajes parecidos a los de los chamanes americanos.
Berlioz llega a Italia en 1831, tras ganar el Prix de Rome.
Allí, más que las obras de arte o la ópera, le atrae la música
Atribuido a Carlos de Haes. Vista de Madrid, c. 1855
popular y sobre aquellos instrumentos proscritos de las
orquestas tradicionales: guitarra, mandolina, piffero… Si
Harold en Italia representa un condensado de las impresiones recibidas en la península, cabe admitir que los gustos
del compositor manifiestan cierta excentricidad. En lugar de
diseñar los escenarios soleados del mediterráneo sur, el viaje musical empieza por el norte, los Alpes, en un clima frío,
brumoso y melancólico. No estaría mal recordar que el programa inicial de la obra nada tenía que ver con Italia sino
con Escocia (Los últimos instantes de María Estuardo). El
tercer movimiento nos traslada a otro escenario poco usual
(aunque proféticamente dannunziano): la montañosa región
central de los Abruzos. Aquí Berlioz demuestra su preferencia por los instrumentos raros —el piffero— con los que
amplía la paleta tímbrica tradicional. El elemento popular
explosiona en el último movimiento en una verdadera orgía
de sonidos y colores, como en los cuadros orientales de
Delacroix. Caos, desbordamiento y exceso son los rasgos
de esta fiesta al aire libre que encontrará una réplica en la
obertura El carnaval romano. Nada de talante clásico, sino
la culminación dionisíaca de un viaje entendido como experiencia alucinógena y desviación de la norma corriente.
Mendelssohn: el viajero culto
Muy cercanas en el tiempo son las fechas de los viajes a Italia de Berlioz y Mendelssohn, pero muy dispar es la sensibilidad que los anima. El viaje de Berlioz es ebriedad, búsqueda de lo anormal. Lo pintoresco representa una derogación de los principios universales y la afirmación de la vitalidad del detalle sobre el conjunto. Lo que le guía en cambio a Mendelssohn su estancia en Italia es una fértil paradoja: un sueño romántico alimentado por un deseo de orden y
equilibrio. En 1828, Goethe había publicado en 1828 el Viaje a Italia y no sería descabellado suponer que MendelsFrederic Leighton of Stretton. Vista de Capri, c. 1859
Josephus Augustus Knip Green Mountains , c. 1810
123
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
Ramsay Richard Reinagle. Paisaje montañoso con ruinas y construcciones, 1796
sohn (alumno de Zelter, amigo a su vez de Goethe) llevase
el libro consigo como vademécum en su peregrinación por
la península italiana.
El compositor afirmaba que la música de su Sinfonía
“Italiana” se debía “a lo que de por sí no es música: las ruinas, los cuadros y la serenidad de la naturaleza”. Sin embargo, su ojo tiende a aderezar la visión, la ajusta a unas coordenadas formales de autónomo equilibrio. El caos de las
ciudades meridionales se vuelve alegre bullicio, las ruinas
quedan perfectamente reconstruidas. Lo pintoresco no
constituye una desviación con respecto a ella sino que la
completa, la amplía, la profundiza: la luz solar mediterránea
busca iluminarla de una manera más intensa y calurosa.
Mendelssohn es el prototipo de viajero culto. Sabe de
antemano lo que hay que ver y cómo hay que verlo. También en la Sinfonía “Escocesa” confirma ser un viajero que
no se entrega a la impresión directa y espontánea, y menos
aún ingenua. Lo que le conduce a las tierras de Escocia son
sus lecturas: Ossian, en primer lugar, pero también Walter
Scott. Al visitar el antiguo castillo de Holyrood, el compositor escribe: “La capilla a su lado ha perdido ahora su techo.
Está invadida por las hierbas y las hiedras, y en el altar roto
María fue coronada Reina de Inglaterra. Todo está en ruinas, decaído y a cielo abierto. Creo que he encontrado el
comienzo de mi Sinfonía Escocesa”. De nuevo, el punto de
partida son unas ruinas pero el compositor tardará trece
años en dotarlas de un nuevo acabado.
Liszt: el peregrino musical
124
Si hay un músico del siglo XIX que encarna el espíritu viajero, éste es Liszt. Liszt nace viajero. Con tal sólo once años se
traslada a Viena y luego a París (1824). Después vienen
Inglaterra, de nuevo Francia, Suiza (adonde huye acompañado por la condesa Marie d’Agoult), Italia y de nuevo Viena. Sus triunfos como virtuoso le llevan a recorrer toda
Europa, desde Portugal hasta Rusia. Liszt es una extraña
mezcla de músico viajero por necesidad y vocación. Entre
1835 y 1836 emprende la composición del Álbum de un
viajero. La colección se amplía y su nuevo título ofrece connotaciones más precisas: Años de peregrinaje.
Más que viajero, Liszt se siente un peregrino. Sin embargo, un peregrino tiene una meta precisa a alcanzar y Liszt
parece demasiado ocupado en viajar de un país a otro, de
ciudad a ciudad para fijarse objetivos a largo plazo. Su propósito de llegar a ser compositor oficial del Vaticano e instalarse definitivamente en Roma se resuelve con un fracaso.
No le queda más remedio que seguir viajando. Entonces,
¿en qué sentido Liszt podía considerarse a sí mismo como
un peregrino? Posiblemente porque el propio pianista
entendía sus viajes como los eslabones de un proyecto ecuménico de más amplio alcance. Liszt es el primer músico en
mantener de forma consciente y concienzuda una mirada
europeísta. ¿Qué músico es capaz de expresar igual admiración por Meyerbeer, Verdi y Wagner? Su obra refleja una
geografía de gustos tan dispar como enciclopédica, donde
cada elemento entra a formar parte de un contexto más
amplio sin ser desnaturalizado: Paganini, Berlioz, Chopin, el
gregoriano, el folclore húngaro, el exotismo de salón, Beethoven… el atonalismo. Y si nos trasladamos al ámbito de
las letras: Chateaubriand, Byron, Heine, Dante, Petrarca,
Hugo, Lamennais, Goethe…
“Habiendo recorrido en estos tiempos muchos países
nuevos, muchos sitios diferentes, muchos lugares consagrados por la historia y la poesía; habiendo percibido que los
variados aspectos de la naturaleza no pasaban delante de
mis ojos como imágenes vanas sino que removían en mi
alma unas emociones profundas… he intentado traducir en
música algunas de mis sensaciones más fuertes, de mis percepciones más vivas”, así escribe Liszt en el prefacio del primer cuaderno de los Años de peregrinaje.
A pesar de estas afirmaciones, los Años de peregrinaje
no son la obra de un evocador. La evocación se apoya en la
lejanía, en la falta de definición, otorga prioridad al trazo
borroso, a la mancha de color. La visión que ofrece Liszt es
en cambio nítida, cargada de detalles, amplia. Pero tampoco la pieza aspira a la condición del cuadro o la fotografía,
ambos vinculados a la perspectiva fija, y al soporte bidimensional. El viaje de Liszt busca una traducción tridimensional, casi física, como de objeto al que se puede rodear y
palpar. Pocos compositores de la época logran reproducir
tan fielmente la materialidad del objeto representado. Como
la sonoridad marmórea de Il penseroso, representación del
grupo escultórico de Miguel Ángel en la Capilla de los
Médicis en Florencia. O los chorreos en Juegos de agua en
la Villa d’Este.
Sería injusto cerrar este capítulo sin citar por lo menos
otro de los muchos méritos del pianista húngaro. Liszt es
también un profeta en la percepción de Venecia como ciudad decadente. En sus dos versiones de La lúgubre góndola
y en Richard Wagner – Venecia, el compositor rechaza la
representación colorista y turística de la ciudad y se adelanta en algunos decenios a las páginas de Thomas Mann y
Barón Corvo a la hora de captar la vertiente nocturna, funérea y malsana de Venecia: sus arquitecturas decaídas, consumidas por la erosión del agua. A años luz de distancia
quedan las atmósferas acolchadas de las Canciones de gondolero de Mendelssohn.
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
Debussy: el viaje imaginado
La obra pianística de Debussy está llena de referencias geográficas. Parecería a primera vista una invitación al viaje en
plena regla: Anacapri, el Midi, Bali, Granada, el Bois de Boulogne, Delfos… Tal vez lo sean, pero ello no quita que
Debussy sea un viajero recalcitrante, perezoso, incluso ficticio. Algo en él elude y dinamita el viaje como experiencia
física y concreta. Los comienzos son reveladores. En enero
de 1885, el compositor deja París para trasladarse a Roma: la
victoria en el Prix de Rome le garantiza la estancia en la capital italiana durante un año. Nada más salir de Francia,
Debussy empieza a echar de menos el ambiente parisino. En
Roma casi no sale de Villa Medici: la ciudad no le interesa
nada. Más que componer dedica su tiempo a mantener
correspondencia con sus amigos franceses. Se confiesa aburrido, les pide que le envíen las últimas novedades editoriales publicadas allí.
Roma, que tanto había fascinado a Berlioz, Goethe,
Gogol, Mendelssohn y Bizet, no suscita ningún interés en
Debussy. Por otra parte contadas serán sus salidas de París, y
casi siempre orientadas hacia lugares de veraneo. Nada de
aventuras exóticas. La puerta del vino, incluida en el segundo libro de los Preludios, se inspira en una postal; las atmósferas balinesas de Pagodes son el fruto de un paseo por la
Exposición Universal parisina de 1889. Debussy no tuvo
vocación de viajero, a diferencia de Albert Roussel (oficial de
la marina en su juventud) o Darius Milhaud (entre 1917 y
1918 secretario de Paul Claudel en la embajada francesa en
Brasil). Los tierras exóticas a las que nos llevan sus piezas
son fruto de la imaginación, como lo habían sido la Sinfonía
española de Lalo, la Carmen de Bizet o como también lo
serían las Chansons madecassées de Ravel.
Es posible que el viaje imaginado sea más libre de ataduras que el viaje consumado. Lo expresaría muy bien algunos
años más tarde un viajero cansado de viajar. Louis-Ferdinand
Céline escribía en 1932 al comienzo de Viaje al fin de la
noche: “Viajar es muy útil, hace trabajar la imaginación. El
resto no son sino decepciones y fatigas. Nuestro viaje es por
entero imaginación. A eso debe su fuerza… Hombres, ciudades y cosas, todo es imaginado… Y además todo el mundo
puede hacer igual. Basta con cerrar los ojos”.
Varèse: el viaje sin vuelta atrás
En la mayoría de los casos, el viaje supone un regreso.
Uno explora, observa, analiza y luego vuelve a casa para
reflexionar sobre lo vivido. Pero a veces las experiencias allí
acumuladas pueden suponer la ruptura con la identidad originaria del viajero. La vuelta atrás resulta imposible. La
inmersión en dimensiones ignotas implica la renuncia a la
identidad originaria. Aunque Paul Gauguin regrese a Francia
desde Tahití, ya no será el Gauguin de antes. También es el
caso de Edgard Varèse. Cuando el 29 de diciembre Varèse
desembarca en Nueva York con ochenta dólares y sin hablar
el inglés, el impacto que recibe es impresionante. Como un
ruidoso gigante de acero, la ciudad americana le revela
dimensiones insospechadas: todo allí es más grande, más
rápido, más alto y más ancho que en Europa. Amériques
(1918-21) es la primera pieza en la que el compositor francés
condensa el torbellino de estas sensaciones: “la impresión de
un extranjero que se interroga sobre las posibilidades de
nuestra nueva civilización”. Inspirándose en el modelo de la
ciudad americana, Varèse estira y ensancha hasta lo inverosímil el tamaño y las posibilidades de la orquesta tradicional. La
primera versión incluye veintisiete maderas y veintinueve
metales. Abrumador era el despliegue de las percusiones, que
incluían dos sirenas y varios tipos de silbidos. Más que una
orquesta parecía una factoría.
Explosiones, sacudidas de ritmos feroces, choques de
masas sonoras: América es para Varèse la metáfora de lo
nuevo, del descubrimiento y de todo lo que queda por descubrir. A partir de entonces, el compositor corta los puentes
con el pasado: se hace ciudadano de una tierra ignota. El
viaje no tiene vuelta atrás. En 1927 obtiene la ciudadanía
americana. En Amériques, Varèse no es un mero espectador
de aquel espectáculo sonoro estruendoso. Él mismo está en
medio del torbellino, nos parece verlo accionando la sirena
y disfrutando como un loco. No obstante, el compositor
siempre defendió que el título de la pieza no era puramente
geográfico e insistía en que no había querido escribir tanto
una pieza programática como definir un estado de ánimo.
Varèse en el fondo era un empedernido individualista y
no sorprende que su viaje, empezado en plena ciudad, acabe en el desierto. Entre 1950 y 1954, da forma definitiva a
una de las cumbres de su desbordante imaginación sonora:
Déserts. El título es en plural: “Déserts significa para mí no
sólo los desiertos físicos, de la arena, del mar, de las montañas y de la nieve, del espacio exterior, de las calles desiertas en las ciudades, no sólo esos aspectos despojados de la
naturaleza que evocan la esterilidad, la lejanía, la existencia
fuera del tiempo sino también ese lejano espacio interior
que ningún telescopio puede alcanzar, donde el hombre
está solo en un mundo de misterio y soledad”. Al final el
viaje, más que la exploración de territorios nuevos y exóticos, es en realidad el descubrimiento de uno mismo.
Componer en viaje
Tanto el viaje como la música son actividades que tienen un
rasgo común: el movimiento. Sin movimiento en el espacio
no hay viaje, sin movimiento en el tiempo no hay música.
No estaría mal por lo tanto concluir el artículo con un apartado reducido y algo excéntrico dedicado a una situación
que sólo los viajeros musicales (y no todos) han experimentado: la composición durante el viaje. Esto es: concebir la
música desde un estado de movimiento físico, en una condición marcada por la condición mutable del paisaje que
uno tiene ante los ojos y por las vibraciones a las que está
sometido el medio de transporte en el que se viaja.
El 25 de agosto de 1791, a las ocho de la mañana,
Mozart sale de Viena hacia Praga. Quedan sólo dieciocho
días antes del estreno de La clemenza di Tito, la ópera que
le ha sido encargada para la coronación del nuevo emperador Leopoldo II. Un pequeño detalle: Mozart no ha acabado
todavía la ópera. Es más: lo que lleva escrito es bastante
poco. Es muy probable —lo había hecho ya otras veces—
que compusiera parte de la ópera en su cabeza durante el
viaje en coche de caballos (entonces se tardaba casi cinco
días en ir de Viena a Praga) y que la pasara a partitura una
vez llegado a la ciudad checa.
En el caso de esta otra anécdota las suposiciones dejan
lugar a las certezas. El 19 de abril de 1937, Paul Hindemith
está realizando una gira por Estados Unidos. Acaba de coger
el tren en dirección a Chicago, donde ofrecerá al día siguiente un recital solista. Puesto que el viaje es largo y el músico
necesita una pieza para completar el programa, a Hindemith
no se le ocurre mejor idea que componer en el coche del
tren una sonata para viola sola en tres movimientos con una
duración total de trece minutos (la pieza se conoce como
Sonata para viola sola 1937). La estrena la noche del día
siguiente en su recital. Desde luego la pregunta no deja de
ser frívola, pero ¿es posible que en algo incida el hecho de
componer, por decirlo así, en movimiento? Cada uno puede
escuchar la Clemenza di Tito y seguidamente la Sonata de
Hindemith y buscar su propia respuesta.
Stefano Russomanno
125
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
ESTAR, VOLVER
U
na muchacha viaja desde Colombia, Nigeria, Kosovaria o Rumania; ha sido arrancada. Un día, aparece
furtivamente en el diario televisivo, testigo en primera persona de una redada en un club de carretera.
Esconde la cara tumefacta por las palizas que el maquillaje no consigue negar, cambia su nombre,
avergonzada o corrompida por la esclavitud (Europa, siglo XXI ya), nadie puede reconocerla. Una
música (una cancioncilla susurrada, unas pocas notas tocadas en la ghijak…) es oída por un compositor durante
un viaje de reconocimiento; la arranca, se la lleva…
Aparece luego, armonizada a 4 voces, soprano-mezzotenor-bajo, adaptada para coro, acompañada por orquesta
filarmónica, sinfónica, nacional, estatal, a veces con solista
añadido, pianista, violinista, violonchelista; agachada bajo
los decibelios, sus rasgos deformados por la obesidad, irreconocible, hinchada como mousse de foá o comprimida
como salchicha embutida en cular, sangrando como toro
esperando al verduguillo, exangüe como río llegando, por
fin, al mar tras haber alimentado a tantas centrales hidroeléctricas, su silueta melódica otrora ondulante siguiendo
intervalos inusuales es podada, cepillada hasta caber en las
cuadrículas de los sistemas afinados al uso, bien temperados, de temperamento igual… sus ritmos irregulares, acaso
inciertos e incluso cojos, son enderezados, amaestrados
bajo la batuta… Maquillada al gusto del cliente, la música
original es finalmente volcada en el escenario donde es violada por un centenar de impasibles miembros de coro,
manoseada por un número igual de profesores sudando
bajo la pajarita. Enrolada para servir bajo bandera los intereses de una u otra nación (propaganda sonriente), esta musiquilla, otrora tradicional (o según los gustos y las modas,
popular, étnica…), otrora única, irrepetible, hace, concierto
tras concierto, las delicias de un público que puede maravillarse, tras haber leído las notas del programa, al reconocer
aquella melodía kirguiz o moluca, puede gozar sin siquiera
tomar un vuelo charter… Bien evidentemente, un milagro,
a veces, se produce; el viajero y la muchacha se enamoran,
ella va a vivir en el país de él sin tener que acabar trabajando en un prostíbulo, y podemos escuchar, sin culpabilidad,
a Dvorák, a Britten o a Glinka…
***
126
Cuando escribe una sinfonía sobre un tema popular que, a
fin de cuentas, no le había hecho nada, el compositor repite el gesto del entomólogo atravesando el corazón de la
mariposa para clavarla en su caja de cristal; no se da cuenta,
pero las alas han dejado de palpitar, o no le importa nada.
Algunas veces, raras, el compositor es consciente de ello;
perpetra el asesinato a sabiendas, como Bartók en la danza
del cuarto movimiento del Concierto para orquesta, donde
cita el desastroso tutti de la Séptima de Shostakovich evidenciando su furioso (y se supone inconsciente) parecido
con el Voy al Maxims de La viuda alegre de Lehár… Morton
Feldman describe otro tipo de viaje, menos movido; el viaje
de unos pocos parámetros desde una partitura de Webern
que desemboca en el taller de otro compositor homicida,
Boulez (“Schoenberg ha muerto” y otros artículos): “Estudio
metódicamente el movimiento lento de la Primera Sonata
de Boulez: dos páginas. Estudio (metódicamente, también)
una canción religiosa de Webern: dos páginas. Los acentos,
los ataques, los cambios de intensidad (…) son absolutamente idénticos en una y otra obra. Boulez había calcado lo
que puede llamarse modos de intensidad y lo había consi-
derado como una estructura”. Feldman describe este proceso, este viaje, como “una suerte de succión vudú, de succión de la sangre del enemigo, de su fuerza”… En este
caso, puede que la música succionada no lo haya sido hasta la muerte, puede que el succionador no haya tenido la
fuerza necesaria para vaciar la obra-víctima, incluso puede
que la obra succionante haya reventado sin dejar trazas (a
pesar, o aparte, de Pollini, de Biret y otros maravillosos pianistas ¿quién escucha aquella Primera Sonata?). Y para los
que el término “sonata” puede dejar perplejos, Boulez afirma su firme voluntad de destruir la forma de sonata e incluso la forma fuga, “como un último guiño a un pasado ya
completamente desaparecido”; y para ello cita (pero escondiéndola, de manera críptica) la célula b-a-c-h en su Segunda Sonata para piano. Los boulezianos indican a los neófitos que pueden empezar por el final de la obra, no para
acabar antes, sino porque la célula b-a-c-h se puede oír en
las últimas notas. (Huyendo de tales certezas, Glenn Gould
entiende la fuga no tanto como una forma propiamente
dicha sino, mediante la renuncia a toda fórmula, como una
invitación a la invención de una forma, una invitación a la
invención, una invitación).
La célula b-a-c-h viaja mucho, quizá más que el po-po-
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
po-pooom de la Quinta de Beethoven. Todo el mundo —en
el sentido que le da Satie— la emplea: desde Honegger
(Preludio, arioso y fugueta sobre el nombre de Bach) hasta
Schoenberg (Op. 31), de Chopin (Op. 35) a Webern (Op.
28), de Brahms (cadencia para el Cuarto Concierto de Beethoven) a Liszt (entre varias obras, la Fantasía y fuga sobre el
tema B-A-C-H), de Villa-Lobos (Bachianas brasileiras IV) a
Pärt (Collage sobre el tema B-A-C-H), desde la Pasión según
San Lucas de Penderecki hasta la Pasión según Sankt Bach
de Kagel…
El nombre de Bach —si bemol, la, do, si natural— es
parte de nuestro imaginario como si se tratase de una música tradicional, por multitud de razones: por ser la transcripción sonora (por otra parte absolutamente arbitraria) del
nombre del dios de la música, un tetragrama para más inri;
porque forma una melodía, una célula, muy bella, una suerte de ese, que, repitiéndose al infinito, imitaría el movimiento del riachuelo, es decir Bach en alemán; porque suena
muy moderno con su estructura hecha por 3 semitonos;
porque, como el po-po-po-pooom es un comodín al limite
de lo insignificante; porque es la base de las mil y una combinaciones del Arte de la fuga, obra que, supongo, es, como
Metropolis o Los olvidados, patrimonio de la humanidad.
Uno puede entender la fascinación de un compositor
por una música que encuentra magnífica, que es efectivamente formidable, sea tradicional, anónima, o de otro compositor; uno puede entender que ese primer compositor,
arrastrado por un arrebato o un sentimiento de frustración,
o un amor incontenible, quiera apropiarse esa música para
fundirla en la suya. Desde Lautréamont inventando la desviación del plagio hasta Wagner efectuando razzias en las
partituras de Berlioz o Mendelssohn para crear obras inauditas, desde los préstamos usuales practicados durante el
Barroco hasta las variaciones sobre un tema de tal o tal
compositor, la historia del arte está tan llena de aciertos que
los fracasos, las muertes de los avatares de los temas originales, han sido evacuados como acontecimientos vergonzosos o desastres colaterales. No se trata, claro está, de equi-
parar las obras basadas sobre b-a-c-h con el Arte de la fuga,
sino encontrar una constante en esos viajes de los avatares
de un tema, de una melodía, o de toda una obra. Por muy
conseguidas, muy bellas, que sean, por encima del gusto de
cada cual (incluso cuando es Bach el que transcribe, nota
por nota, un concierto de Vivaldi o Marcello, cambiando los
instrumentos solistas), todas estas obras parecen padecer de
esa enfermedad misteriosa que acechaba a algunos mercenarios, en el siglo XVII. Apenas contagiados, esos soldados,
generalmente provenientes de países montañosos, ni
siquiera desertaban; empezaban por llorar sin poder cesar y
se tumbaban para dejarse morir en las cunetas anhelando
sus cimas coronadas de nieve, o se ahorcaban en las ramas
de los árboles murmurando el nombre de sus novias, de sus
padres, de sus pueblos y otros recuerdos de infancia. El
médico Hofer inventó un nombre para esa nueva enfermedad: “nostalgia”. Para ello juntó dos palabras griegas nostos
y algos, es decir, retorno y sufrimiento.
Los pintores, cuando cogen esa enfermedad, equilibran
ese “sufro por volver” con un “estuve allí” invadiendo el
cuadro, o no retirándose del retrato de grupo; Velázquez,
bien presente en La Meninas, ni siquiera necesita firmar,
como van Eyck “Johannes de Eyck fuit hic” (van Eyck estuvo aquí) para que nos percatemos de su silueta en el espejo. El pintor no estaba, estuvo; el pintor habla en pretérito,
en pasado perfecto. Mientras los retratados están en el cuadro, viven allí, el pintor estuvo aquí, estuvo, ya no está;
expresa su anhelo por volver allí. El tiempo de los modelos
que pinta y su propio tiempo que fueron una vez coetáneos
pueden despegarse el uno del otro. Como el pintor entre
sus modelos, la música viajada, citada, destaca en su nuevo
espacio sonoro, pues tiene un pasado (todo lo que percibimos como muy antiguo fue un día nuevo), además del presente, es decir el tiempo de la escucha y su nuevo entorno
sonoro; y con este pasado intenta adquirir un status, un
derecho, una perfección, pues al conocerla ya, al haberla
amado en otro tiempo, la aceptamos como cosa familiar,
recuerdo de la infancia.
Gustave Guillaumet. Montañas en el Norte de África con un campamento de beduinos, c. 1862
127
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
Unos compositores escapan, más que otros, a este mal,
o fingen escapar: tras estudiar, descubrir, la música de
Bach, Mozart compone sus primeros fugatos (Kv 394), porque (lo escribe de su puño y letra) “mi mujer ama perdidamente esta forma musical”. Con esa boutade adolescente,
Mozart, al contrario que van Eyck, intenta no utilizar el pretérito, o más bien se lo pasa a su mujer “es ella la que estuvo allí, y a la que le gustó esa forma musical”, un poco a lo
Cherubino “no sé lo que me que…”. Mozart escribe luego
en presente cuando, asumiendo su genio, copia la obra de
Bach nota por nota (los Kv 404, el Kv 405) y, embriagado
por su destino inconmensurable, escoge luego el futuro
perfecto también llamado antefuturo: convertido en MozartBach, el nuevo compositor huye hacia Beethoven arrastrado por su Fuga Kv 426; desde el principio de la obra, para
evitar toda duda, Mozart enuncia el nombre de Bach, el
tetragrama b-a-c-h (un tono más alto y en recurrencia, es
decir leído al revés). Es esa misma fórmula, h-c-a-b, que
Beethoven, tras varias obras esbozadas sobre el nombre de
Bach, adopta como matriz de su Gran fuga (a partir del
compás 15); y muchas son las razones por las que Beethoven decide unir el nombre de Bach al suyo (una de sus
transcripciones sonoras, en este caso, el tema del Himno a
la alegría) en esa Gran fuga, por ejemplo, para celebrar,
como se debe, la genialidad de ambos autores y subrayar,
para las generaciones venideras, el carácter visionario de su
obra que puede tender una mano al pasado mientras (a lo
Liszt) lanza su flecha en el porvenir.
Los barrocos franceses, melancólicos y ellos también
atacados por la nostalgia, llamaban este tipo de obras
“Tumba”, cuando el compositor homenajeado había desaparecido. A veces, el compositor vivo escogía, no las músicas más representativas o más graves, sino las más amadas
por el muerto: como esas estatuillas de terracota que acompañaban al enterrado en algunas antiguas tumbas amerindias; no representaban a su familia o a sus dioses, sino sus
actos eróticos preferidos. Para el viaje, el muerto no se llevaba ninguna pertenencia, ni siquiera fruta o pan, solo las
trazas de sus gozos. (“Se descubrieron en unas islas noruegas —escribe Chateaubriand— algunas urnas grabadas con
caracteres indescifrables. ¿A quién pertenecen esas cenizas?
Los vientos lo ignoran”).
Frederic Leighton of Stretton. Paisaje español, 1866
128
***
Aunque toda melodía, toda célula temática, sea concebida
como algo único, el intérprete, el oyente, sorprende a veces
en los sonidos que la componen una suerte de deseo de
difusión, que aceptaría la idea de repetición, de reutilización; entiende luego que puede estar destinada a vagar hasta la muerte, de música en música, de un color a otro color,
de un matiz, cuando el color ya no puede ser nombrado, a
otro matiz, deseosa de convertirse, exiliada del imaginario,
en un sonido sin memoria, olvidadizo de lo que le precede
y le sigue.
Normalmente (quiero decir, si uno se refiere a la historia
de la música occidental), la obra se construye a partir de un
material puro; un material sonoro que todavía no ha servido
para nada (unos sonidos, unas notas, que el compositor o
el intérprete se preparan a producir); es el primer grado de
transformación de la materia bruta; luego el artista es
alguien que crea desde la nada (Aristóteles lo explica muy
bien), o desde el origen. Al apropiarse, en cambio, sonidos
existentes (trazas sonoras de vida), usados, el compositor
trabajaría como un fabricante de memoria, un creador de
vivencias, un inventor de recuerdos.
¿Cómo empieza una música? ¿Cómo acaba una melodía?
¿Qué? ¿Se acaba una música? Yo (el compositor, el intérprete, el oyente…) no puedo construir hasta el final mi melodía mi música; su final pertenece a otros, a los demás, ellos
han de escribir su historia, su novela, su relato exterior,
mítico.
Las primeras representaciones rítmicas parecen coincidir
con la aparición de las primeras moradas humanas, y pronto, las músicas naciendo a partir de una superficie quizá
áspera, discontinua, desigual, esas músicas como graffiti,
esas músicas producidas en un lugar, esas músicas, empalideciendo, ya no habitan en ningún lugar, no tienen lugar,
parecen sobrar… El compositor que trabajase en esos confines, que recogiera en ese momento la música para prolongar su vida, no intentaría que sus sonidos estuviesen en el
sitio adecuado; intentaría acaso que los sonidos surgiesen
inadecuadamente, que viajasen continuamente, pareciéndose a los sonidos de otra música, de otra música que no existe, de otra que no existe todavía (una metáfora que no
parara). “No te retuve nunca y por ello te mantengo firmemente” canta Webern sobre el poema de Rilke Weil ich niemals dich anhielt…
Un compositor podría imaginar una música que tuviera
rasgos vanos, vagos, pero trazados alla prima, es decir, sin
posibilidad de rectificarlos, pues no tienen soporte donde
agarrarse, ni tampoco idea preconcebida debiendo ser
desarrollada, ni modelo al que seguir, ni meta por alcanzar,
nada que no fuese su propio gesto, delicado como un arañazo, gesto que no quiere aprehender sino, acaso, flotar.
¡Tierras arables de los sueños! ¿Quién piensa construir?
Un compositor podría soñar con dejar trazas de una
música dulce, cosida de cicatrices malvas, arrastrarla como
una negligencia, una miga, unas migajas de una pereza, con
la inigualable elegancia de la fatiga amorosa (pero puede
que esa fuera una postura discretamente decadente); una
música que retrasara su desvanecimiento, que retuviera algo
de la infancia que se prolonga después de la infancia.
Rosa Luxemburg, en una carta escrita desde la prisión
algunos meses antes de ser asesinada por sus guardianes:
“…la vida canta también en la arena que cruje bajo los
pasos lentos y lasos del centinela…”.
Algo parecido viven los enamorados y puede que también los funámbulos.
Pedro Elías Mamou
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
36 propuestas discográficas
UNA VUELTA AL MUNDO
E
n uno de los ensayos que integran Colección de arena, Italo Calvino nos recuerda que la primera
necesidad de fijar sobre el papel los lugares va unida al viaje: es el recordatorio de la sucesión de las
etapas, el trazado de un recorrido. El que aquí proponemos está repartido en 36 trayectos; tres
docenas de guías para otros tantos itinerarios, geográficos la mayoría —desde las cumbres alpinas
hasta el desierto asiático, de Laponia al Polo Sur, el Oriente soñado y el vivido, selvas, montañas y
océanos—, pero también mentales. Viajes hacia la noche y hacia la soledad, viajes al pasado y a la
muerte; al cielo y al infierno; viajes literarios, cinematográficos, pictóricos o inspirados por los mitos.
RAFF (1822-1882): Sinfonía nº 7 “En los Alpes”.
PHILHARMONIA HUNGARICA. Director: WERNER ANDREAS ALBERT.
CPO 999 289-2 (1991).
La plasmación de las altas cumbres, de los umbrosos bosques
que las rodean, del hombre que
contempla anonadado el fascinante espectáculo de la Naturaleza forman parte inexcusable en el
imaginario del artista romántico.
En sus Hojas de otoño (1831) Victor Hugo nos pregunta: “Habéis
subido alguna vez, con calma y
en silencio, a la montaña?” Lo que se oye en la montaña,
uno de sus poemas, estimulará un tímido paseo sonoro al
joven Franck a la vez que uno de sus más atractivos poemas sinfónicos a Franz Liszt. Además de sugerir a éste algunas muy bellas páginas pianísticas del primer cuaderno de
Años de peregrinaje (1855), la montañosa Suiza constituye
la fuente de inspiración de la Séptima Sinfonía “En los
Alpes” (1875) de Joachim Raff, alumno prolífico del maestro
húngaro. Un viaje en cuatro etapas en el que el músico suizo, décadas antes que Richard Strauss, rinde homenaje al
imponente paisaje de su tierra natal.
DUPARC (1848-1933): La invitación al viaje. JANET BAKER,
mezzosoprano. ORQUESTA SINFÓNICA DE LONDRES. Director: ANDRÉ PREVIN.
EMI Forte 2 CD 5 68667 2 (1977).
Una misteriosa enfermedad aliada
a un implacable sentido autocrítico y un temperamento neurasténico secaron la inspiración de
Henri Duparc, el discípulo más
dotado de César Franck, a los
treinta y seis años. Duparc se
sobrevivió a sí mismo durante
otros cincuenta, en los que corrigió con maniática tozudez algunas de sus canciones. Como ha señalado Bernard Gavoty, el
triste destino de Duparc puede entenderse como la “brutal
oposición entre una música lujuriante y una vida desolada,
entre una obra corta y una vida interminable”. La invitación
al viaje, compuesta entre 1870 y 1871, durante el asedio de
París, y orquestada hacia 1896, sobre el célebre poema de
Baudelaire extraído de sus Flores del mal, supone para
Duparc la consecución de su primera obra maestra absoluta
y, sin duda, una de las más hermosas canciones de toda la
historia del género, de una belleza y emoción difícilmente
repetibles. El poeta esperaba vivir en Holanda con su ama-
da, una actriz cuya belleza compara con la de aquel país,
describiendo la vida de “lujo, calma y voluptuosidad” que
llevarían juntos.
D’INDY (1851-1931): Día de verano en la montaña.
Cuadros de viaje. ORQUESTA FILARMÓNICA
Director: PIERRE DERVAUX.
DE LOS
PAÍSES
DEL
LOIRE.
EMI 7 64364 2 (1978).
Nacido en 1905, el mismo año
que El mar de Debussy, el hoy
olvidado Día de verano en la
montaña deja traslucir —frente al
paganismo debussysta— las preocupaciones religiosas de su
autor. Así, el tríptico de d’Indy es,
además de un himno a la naturaleza, un himno a su creador. “Son
impresiones de mi montaña [el
Alto Vivarais] un día de verano en tres instantes. Aurora (un
amanecer de sol sin nubes), Día (ensueño en un bosque de
pinos con cantos, abajo, en el camino) y Noche (regreso al
albergue con los últimos resplandores sobre las copas de
los pinos, después la noche)… He puesto aquí todo mi
corazón de montañero”.
FANELLI (1860-1917): Cuadros sinfónicos sobre
“La novela de la momia”. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO
ESLOVACA. Director: ADRIANO.
Marco Polo 8.225234 (2002).
La novela de la momia de Théophile Gautier, publicada en 1857,
refleja la poderosa atracción de la
sociedad francesa por el mundo
egipcio, puesto de moda tras las
campañas napoleónicas y los descubrimientos de Champollion.
Ernest Fanelli, parisino de origen
italiano que dedicó la segunda
parte de sus Cuadros sinfónicos a
Judith, la hija de Gautier, utiliza en fecha tan temprana
como 1883 procedimientos que se convertirán en signos
distintivos de los impresionistas, lo que hace de esta singular obra sinfónica —según Adriano— “el primer ejemplo de
la historia de la música francesa en donde el sonido y el
color instrumental se convierten en los principales medios
de expresión musical”. Con su atmósfera asfixiante, que
evoca un día de canícula en las calles de Tebas, el primer
cuadro sedujo particularmente a Maurice Ravel, admirador
de Fanelli.
129
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
DIEPENBROCK (1862-1921): ¿Tiene que volver siempre
la mañana? La noche. LINDA FINNIE, mezzosoprano. ORQUESTA DE LA
RESIDENCIA DE LA HAYA. Director: HANS VONK.
Chandos CHAN 8878 (1990).
En ¿Tiene que volver siempre la
mañana?, segundo de sus Himnos a la Noche, Novalis opone la
temporalidad de la luz (o de la
vida terrestre) al reino intemporal
e inmaterial de la noche, augurador de una felicidad eterna. Con
ecos del Chausson del Poema del
amor y del mar y anunciando al
Strauss de los Cuatro últimos Lieder, el holandés Alphons Diepenbrock escribe en 1899 este
viaje hacia los misterios de la noche con palabras del más
genuino Romanticismo alemán. La noche (1910-11), escrita
a partir de una elegía de Hölderlin, constituye otra de sus
cimas vocales. Para Eduard Reeser “la naturaleza adopta en
esta música múltiples sonoridades: el murmullo de la fuente
o el canto de los pájaros, cuya interpretación musical se
emparenta de manera sorprendente con el último movimiento de La canción de la tierra, entonces desconocida”.
PETERSON-BERGER (1867-1942): Sinfonía nº 3
“Laponia”. ORQUESTA SINFÓNICA DE NORRKÖPING.
Director: MICHAIL JUROWSKI.
CPO 999 632-2 (1999).
En la primavera de 1913 se celebró en Estocolmo una exposición
dedicada a la cultura lapona donde pudieron oírse “joikus” o cantos improvisados y sin palabras
de los lapones. El sueco Peterson-Berger quedó fascinado por
esta cultura a la que —pertrechado de su habitual lenguaje wagneriano— homenajea en su Tercera Sinfonía “Laponia” (1913-15), que incluye citas de cinco joikus. Si el segundo movimiento, Tarde de invierno,
recrea la visión de la aurora boreal, el tercero, Noche de
verano, considerado como una de las secuencias más bellas
del repertorio sinfónico escandinavo, evoca los sonidos
característicos de una noche estival.
KOECHLIN (1867-1950): El libro de la jungla. ORQUESTA
FILARMÓNICA DE RENANIA-PALATINADO. Director: LEIF SEGERSTAM.
Marco Polo 8.223484 (1985).
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En Kim un lama recorre la colección de esculturas y frisos del
museo de Lahore “con la reverencia del devoto y la fina apreciación del artesano”. Así debió de
leer Charles Koechlin las páginas
de El libro de la jungla, el otro
inolvidable relato del escritor
nacido en Bombay. La obra
maestra del autor de Las horas
persas —integrada por cinco poemas, cuatro de ellos puramente sinfónicos, a los que se añade uno, tripartito, que
incluye solistas y coro— acompañó al músico parisino
durante toda su vida, pues trabajó en ella entre 1899 y 1940.
Politonalidad, lenguaje modal y atonalidad conviven en este
monumental y originalísimo fresco sonoro sin equivalente
en la historia de la música francesa entre Debussy y Messiaen. La alquimia tímbrica de Koechlin refleja con igual habilidad el despertar de la naturaleza y de la sensualidad de
Mowgli, la glorificación de la primavera, el misterio del cielo nocturno, la serenidad de las cumbres del Himalaya (La
meditación de Purun Baghat) o el retrato caricaturesco de
los monos ignorantes y vanidosos (Los Bandar-Log).
BANTOCK (1868-1946): Una Sinfonía de las Hébridas.
Sinfonía pagana. REAL ORQUESTA FILARMÓNICA.
Director: VERNON HANDLEY.
Hyperion CDA66450, CDA66630 (1990, 1992).
Concebida en un único movimiento dividido en nueve secciones en las que se suceden las más
variadas evocaciones (la atmósfera de ensueño que envuelve las
brumas marinas, el misterio de las
antiguas leyendas, el esplendor
del sol naciente y el temblor de la
tormenta en alta mar, los aires de
cornamusa escoceses o el recuerdo de canciones populares), Una Sinfonía de las Hébridas
(1913) es, para Michael Hurd, la más bella y poderosa de
todas las obras de Bantock inspiradas en el mundo celta. La
antigüedad clásica será, por el contrario, el detonante de su
Sinfonía pagana (1927-28), que utiliza como prefacio la
divisa latina “Et ego in Arcadia vixi”. Un comentario del
músico hace alusión al segundo libro de las Odas de Horacio y al comienzo de la Oda XIX: “He visto a Baco sobre
rocas lejanas —si la posteridad tiene a bien creerme— que
enseñaba sus cantos divinos a las ninfas atentas y a los sátiros de patas de cabra y orejas puntiagudas”.
McEWEN (1868-1948): Tres baladas fronterizas.
ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: ALASDAIR MITCHELL.
Chandos CHAN 9241 (1993).
Aunque cercanas a los poemas
sinfónicos de Wallace, las Tres
baladas fronterizas del escocés
John Blackwood McEwen difieren
en estilo. En Grey Galloway —
muy admirada por Havergal Brian,
que la citará en su ópera Los
tigres— el material melódico
posee un claro acento popular,
apoyado en danzas y canciones
tradicionales. La balada describe el paisaje accidentado del
Galloway y evoca sus leyendas a la manera de Smetana en
Mi patria. La amante del diablo penetra profundamente —
según Lenoliel— en un sombrío paisaje marino poswagneriano, emparentado con Chausson, Miaskovski, Scriabin y el
primer Schoenberg. Coronach —una majestuosa marcha
fúnebre a la manera de Parry o Elgar— designa un himno
gaélico que se cantaba en los funerales de los jefes de clanes.
ROUSSEL (1869-1937): Evocaciones. NATHALIE STUTZMANN,
contralto; NICOLAI GEDDA, tenor; JOSÉ VAN DAM, barítono. ORFEÓN
DONOSTIARRA Y ORQUESTA DEL CAPITOLIO DE TOULOUSE.
Director: MICHEL PLASSON.
EMI 7478872 (1987).
El viaje de Roussel a la India propició dos obras ejemplares: la
ópera Padmâvatî y el tríptico
Evocaciones para voces, coro y
orquesta, concluido en 1911. Los
dioses en la sombra de las cavernas restituye la atmósfera del
templo de Ellora bañado de oscuridad, entre la que se adivinan los
relieves de los dioses esculpidos
en la roca. La villa rosa sugiere el recuerdo festivo de Jaipur
y una muchedumbre ataviada “con todos los colores del
arco iris”. A orillas del río sagrado constituye un himno a la
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
naturaleza y al amor, al milagro del amanecer y a las virtudes del Ganges, inspirado en una melopea entonada por un
joven faquir iluminado.
TOURNEMIRE (1870-1939): Sinfonía nº 3 “Moscú”.
Orquesta Filarmónica de Lieja. Director: PIERRE BARTHOLOMÉE.
2 CD Adda 581302/3 (1992).
Impresionado por el Kremlin y
los fastos de la corte imperial,
pero también por la poesía de la
estepa rusa, el obsesivo canto de
las campanas y el intenso fervor
de un monasterio próximo a Moscú, Tournemire compuso esta
obra, poseedora de un lenguaje
extremadamente original en el
panorama de la música francesa
de su época, entre 1912 y 1913. La temática eslava se funde,
muy personalmente, con las armonías heredadas de Franck
y Debussy y un cierto misticismo scriabiniano, mediante
una estructura cíclica aprendida de su maestro; surge así un
hermoso fresco evocador de la “Rusia creyente e incluso
fanática” anterior a la Revolución que “exalta la grandeza y
la poesía de las llanuras infinitas y glorifica la idea divina
tan querida para el corazón de los eslavos”.
El norteamericano Henry Hadley
compuso El océano entre 1920 y
1921 y lo estrenó ese último año
en el Carnegie Hall, al frente de
la Filarmónica de Nueva York. La
obra está inspirada en varias
estrofas del poema de Louis Anspacher Oda al océano. “Quería
—escribe el músico— que la primera sección sugiriera toda la
furia y el tumulto de un mar tormentoso. La parte central
contiene el motivo de los ‘duendes del mar’, interpretado
por las tres flautas sobre fondo de los violonchelos y el clarinete solista. La última sección evoca la eternidad de un
océano calmo y sereno”. A propósito de la obra, Lawrence
Gilman escribiría: “Hadley, conmovido por las visiones del
texto poético, no se ha contentado con sueños y tormentas.
Emocionado por lo que Kipling llamaba ‘su excelente soledad’, evoca su misterio impenetrable, su exultación cósmica
y terrorífica, la inmensa voz solemne que canta su melodía
inmemorial bajo cielos amenazantes; también su serenidad,
su belleza salvaje y su hechizo cruel”.
VAUGHAN WILLIAMS (1872-1958): Sinfonía antártica.
ALISON HARGAN, SOPRANO. CORO Y REAL ORQUESTA FILARMÓNICA DE
LIVERPOOL. Director: VERNON HANDLEY.
SCHMITT (1870-1958): Salambó. ORQUESTA NACIONAL DE ÎLE
EMI Eminence CD-EMX 2173 (1991).
DE FRANCE.
Además de algunas de las más
deliciosas comedias británicas de
posguerra (Pasaporte para Pimlico, Ocho sentencias de muerte,
Whisky a go gó, El hombre del traje blanco, Oro en barras, El quinteto de la muerte) los estudios
Ealing produjeron en 1948 Scott
of the Antarctic, que relata la odisea inútil del capitán Scott por las
heladas tierras del Polo Sur. La belleza desolada de los glaciares, la adversidad de los elementos y la lucha de un
puñado de hombres por sobrevivir en un escenario natural
de dimensiones estremecedoras encuentran en el magistral
trabajo de Vaughan Williams —base de su posterior Sinfonía antártica— un aliado inestimable.
Director: JACQUES MERCIER.
Adès 203592 (1991).
Cuando el productor Louis Aubert
y el realizador Pierre Marodon
encargaron el acompañamiento
musical para su film mudo Salambó (1925) a Florent Schmitt, éste
no sólo era una de las glorias
musicales de la Francia de entreguerras sino también —desde la
muerte de Saint-Saëns— el gran
compositor orientalista de la época. Si la adaptación cinematográfica de la novela de Flaubert
fue juzgada con severidad, los críticos fueron unánimes en
elogiar la partitura: ella sola hacía emocionante esta evocación de la hegemonía cartaginesa, reencontrando la fuerza y
la grandeza de las proporciones, los colores sombríos y la
barbarie del original literario. Todo un péplum comme il faut.
REGER (1873-1916): Cuatro poemas sinfónicos sobre Arnold
Böcklin. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: LEON BOTSTEIN.
BIARENT (1871-1916): Cuentos de Oriente.
Telarc CD-80589 (2002).
ORQUESTA FILARMÓNICA DE LIEJA. Director: PIERRE BARTHOLOMÉE.
El orientalismo, ese reclamo ineludible para tantos artistas europeos —desde los inicios del
Romanticismo hasta el cambio de
siglo— generador de muchas
obras maestras y también de infinidad de piezas banales, inspira
al belga Biarent en 1909 una
composición rica en colores, ritmos y melodías, con un sabor
exótico siempre medido y una capacidad de seducción
nada menor a otras partituras incomparablemente más célebres. El Oriente descrito por Biarent en estas doce evocadoras viñetas sinfónicas lo es en un sentido muy amplio: sus
descripciones abarcan desde Penjab hasta Ucrania, del
Indostán al Japón.
En Contad, hombres, vuestra historia Alberto Savinio recuerda
que “los lugares que han inspirado la Isla de los muertos en Europa son tan numerosos como las
camas en las que ha dormido
Napoleón”. Böcklin pintó hasta
cinco versiones diferentes de ese
icono del simbolismo finisecular,
encargado por una joven viuda
que le pidió un “cuadro para soñar”. La ilustración sonora
efectuada por el severo Max Reger —aquí más sensible y
emocionante que nunca— de cuatro lienzos del pintor de
Basilea (Eremita tocando el violín, Juego de olas y Bacanal,
además de la citada Isla de los muertos) constituye uno de
los más hermosos viajes hacia la pintura —Wagner pensó
en Böcklin como probable escenógrafo para su teatro de
Bayreuth— jamás realizados.
HADLEY (1871-1937): El océano. ORQUESTA SINFÓNICA
IVES (1874-1954): Sonata nº 2 “Concord, Mass., 1840-60”.
NACIONAL DE UCRANIA. Director: JOHN MCLAUGHLIN WILLIAMS.
PIERRE-LAURENT AIMARD, piano; TABEA ZIMMERMANN, viola; EMMANUEL
PAHUD, flauta. Warner 2564 60297-2 (2004).
Cyprès CYP7605 (1998).
Naxos American Classics 8.559064 (1999).
131
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
Según el músico de la vecina
Connecticut, la segunda de sus
sonatas pianísticas constituye
“una tentativa para describir la
impresión que debía producir en
cada uno el espíritu de la literatura, de la filosofía y de los hombres de Concord, Massachusetts,
hace casi medio siglo”. El transcendentalismo del filósofo Ralph
Waldo Emerson —instalado en esa pequeña localidad situada al noroeste de Boston—, la obra literaria de Nathaniel
Hawthorne, los Alcotts y Henry David Thoreau —discípulo
de Emerson y célebre autor de Walden y el panfleto La
desobediencia civil— junto al lejano modelo de la Hammerklavier beethoveniana alumbran y guían esta vasta, ambigua y sorprendente utopía panteísta ivesiana escrita, a la
manera de Emerson, por frases o por períodos y no según
una secuencia lógica.
MARSICK (1877-1959): Escenas de montaña.
ORQUESTA FILARMÓNICA DE LORENA. Director: JACQUES HOUTMANN.
CRAS (1879-1932): Diario de a bordo. ORQUESTA FILARMÓNICA
DE LUXEMBURGO.
Director: JEAN-FRANÇOIS ANTONIOLI.
2 CD Timpani 2C2037 (1996).
Compuesto en 1927, Diario de a
bordo está considerado unánimemente como la obra maestra del
repertorio sinfónico de Cras.
Lejos de los efectos fáciles, los de
la tempestad o el naufragio que
el músico y marino bretón tan
bien conocía, Jean Cras rinde
homenaje en esta obra soberbia
al mar de todos los días, el que habitualmente contemplaba
desde el puesto de mando de su embarcación. Si en El mar
de Debussy el hombre —según Fleury— “desaparece y deja
hablar a los elementos, en Cras se mantiene, por el contrario, en primer plano: se trata aquí de la efusión plenamente
romántica de un alma que se abandona a la contemplación
y el misterio del mundo”. Como en el anterior Polifemo, su
magistral ópera mitológica, las impresiones y sentimientos
experimentados frente a la inmensidad marina encontraron
aquí un traductor privilegiado.
Koch Schwann CD 311 198 H1 (1990).
La guerra greco-turca obligaría al
belga Armand Marsick a abandonar Grecia y trasladarse a España.
Antes de su estancia bilbaína a
mediados de la década de los 20
—en donde dirigió el Conservatorio y la recién creada Sinfónica—
escribe sus magníficas y desconocidas Escenas de montaña, fechadas en 1910. Marsick vive entonces en Atenas y en esta suite reúne sus recuerdos de viaje.
“Hay que escuchar estas Escenas que evocan a Francia,
Grecia e Italia —indica Maurice Barthélemy— con el estado
de ánimo del que contempla las hojas de un álbum de viaje
de antaño, lleno de dibujos a lápiz, a veces realzados con
acuarela, con sus notas y sus comentarios. Se encuentran
aquí bellísimas evocaciones que no excluyen el folclore”.
HOLBROOKE (1878-1958): Ulalume. Las campanas.
El cuervo. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE BRATISLAVA.
Director: ADRIAN LEAPER.
Marco Polo 8.223446 (1992).
132
El 3 de marzo de 1900 se estrenaba en Londres El cuervo, primer
poema sinfónico de Joseph Holbrooke y también primera incursión de su torrencial e imprevisible autor en el alucinado universo poético de Edgar Allan Poe.
La desesperación del narrador
ante el recuerdo de Leonora, su
amada muerta, y la imagen del
cuervo, símbolo de esa presencia obsesionante, invitan al
compositor a efectuar un curioso ejercicio de descriptivismo musical: para Gwydion Brooke, expresiones como “En
una taciturna noche”, “De improviso se oyeron unos
toques”, “¡Saca tu pico de mi corazón!” y, sobre todas ellas,
el reiterativo “Nunca más” del cuervo —implacablemente
repetido por los metales y al final susurrado por los tres
fagotes— pueden escucharse. El viaje obsesivo de Holbrooke al encuentro con Poe prosigue en su cuarto poema
sinfónico, Ulalume —basado en la balada homónima del
escritor de Boston inspirada, de nuevo, en la pérdida de la
persona amada—, y en Las campanas, que el músico transforma en 1903, diez años antes que Rachmaninov, en
extensa sinfonía coral.
DELAGE (1879-1961): Cuatro poemas hindúes.
Siete Hai-Kais. LUCIENNE VAN DEYCK, mezzosoprano. CONJUNTO
Director: ROBERT GROSLOT.
INSTRUMENTAL.
2 CD Cyprès CYP2621 (1996).
Compositor hipersensible, Maurice Delage heredó de su íntimo
amigo Ravel el mismo gusto por
los colores inusuales y las atmósferas de refinado exotismo. Su
carrera inicial como marino mercante —que le permitió conocer
India y Japón— tendría consecuencias extraordinarias para sus
posteriores actividades musicales.
Los Cuatro poemas hindúes (1912-13) se adelantan en el
tiempo a otras dos piezas señeras que giran en su misma
órbita: los Tres poemas de la lírica japonesa de Stravinski y
los Tres poemas sobre Mallarmé de Ravel, que les acompañaron en su estreno parisino. Cada uno de los poemas lleva el
nombre de las ciudades indias donde nacieron (Madrás,
Lahore, Benarés y Jaipur) y están dedicados a Ravel, Schmitt
y Stravinski. El misterio e irrealidad de Oriente penetran la
esencia de estos poemas de tímbrica exquisita, inspirados en
palabras del poeta sánscrito Bhartrihari, de Heine y un texto
anónimo sobre el nacimiento de Buda. Los Siete Hai-Kais de
1923 constituyen otro gran ciclo vocal, testimonio del atractivo que el círculo de los “Apaches” (Calvocoressi, Vuillermoz, Inghelbrecht, Séverac, Viñes, Ravel, Delage) manifestó
por el arte japonés.
BOEHE (1880-1938): De los viajes de Ulises.
ORQUESTA FILARMÓNICA DE RENANIA-PALATINADO.
Director: WERNER ANDREAS ALBERT.
CPO 999 875-2, 999 908-2 (2002-03).
La Odisea —el “viaje” por antonomasia— proporciona al alemán
Ernst Boehe el material literario
para su más ambiciosa partitura
orquestal: la tetralogía De los viajes de Ulises. Un ciclo que ocupa
al músico entre 1901 y 1905 y en
el que todo su poder de evocación programática, ayudado por
una opulenta paleta tímbrica de
inspiración wagneriano-straussiana, puede desplegarse a
sus anchas. Cada poema se estructura en cuatro partes que
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
recuerdan la forma sinfónica cuatripartita, a la que se añaden elementos cíclicos mediante de motivos temáticos que
ayudan a identificar paisajes, personajes y situaciones recurrentes. El primer episodio, Marcha y naufragio, describe la
marcha de Troya, la nostalgia de Ulises por su amada Penélope, el viaje en barco y el naufragio final. En La isla de Circe, se evocan las aventuras de Ulises en dicha isla y su
seducción por la maga. El tercer episodio, El lamento de
Nausica, reviste un carácter predominantemente elegíaco.
En El regreso de Ulises, la última sección, Boehe renuncia a
ilustrar con detalle los episodios y anécdotas del relato para
concentrarse en lo que Van den Hoogen llama el “viaje interior” del protagonista: su carácter, sus esperanzas, recuerdos
y emociones.
FOULDS (1880-1939): Hellas. Tres mantras.
ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: BARRY WORDSWORTH.
Lyrita SRCD 212 (1993).
La música oriental y los antiguos
modos griegos fascinaron por
igual al británico —viajero y
excéntrico como pocos— John
Foulds. En 1915 concibió una suite para piano en cinco movimientos, compuesta estrictamente en
los modos clásicos griegos, a la
que tituló Recopilaciones de
música griega antigua. Durante
la década siguiente arregló para diversas formaciones los
movimientos de la suite hasta que, en 1932, adaptó la partitura para doble orquesta de cuerda, arpa y percusión y añadió un breve final de tempo rápido. Nació así Hellas, una
suite de la antigua Grecia: una curiosa obra en la que se
perciben las reminiscencias del Satie de las Gimnopedias y
de la tradición inglesa para las formaciones de cuerda. Los
Tres mantras —preludios a los tres actos de su destruida
ópera Avatara (1919-30)— componen un tríptico visionario
en el que el músico de Manchester muerto en la India indaga en la filosofía sánscrita y el estudio de las ragas.
KLENAU (1883-1946): Paolo y Francesca. Conversaciones
con la muerte. SUSANNE RESMARK, contralto. ORQUESTA SINFÓNICA DE
ODENSE. Director: JAN WAGNER.
Dacapo 8.224134, 8.224183 (2000, 2002).
Como el jardín borgiano, el viaje
hacia el infierno de Paul von Klenau, compositor y director de
orquesta danés de ascendencia
alemana, discípulo de Schillings,
amigo de Alban Berg e introductor de la obra de Schoenberg en
Dinamarca, transcurrió por dos
senderos que se bifurcan: el literario y el personal. Al primero
pertenece el trágico episodio de Paolo y Francesca, fantasía
sinfónica inspirada en el Canto V del Infierno dantesco,
recreado también por Chaikovski en su Francesca da Rimini. El segundo fue consecuencia de sus simpatías políticas:
muy activo en Alemania durante la década de los 30, los
últimos seis años de su vida transcurren en una Dinamarca
ocupada que no perdonará al músico sus relaciones peligrosas con el nazismo. Ese aislamiento final parece prefigurado en el desolado ciclo vocal Conversaciones con la
muerte (1916), ignorado descendiente de La canción de la
tierra, los Gurrelieder, Schreker y el Berg temprano.
Josef Matthias Hauer o el viaje a
ninguna parte. Su nombre aparece a menudo asociado a la
Bauhaus de Weimar y, sobre
todo, a Johannes Itten, con quien
trabajó en una teoría sinestésica
desarrollada en su ensayo Sobre el
color del sonido. El vienés Hauer
es uno de esos creadores marginales e incomprendidos que aparece en todos los tratados pero cuya música desconcertante
—despojada de toda emoción, de toda retórica— es hoy una
completa desconocida. Además de la célebre querella mantenida con Schoenberg respecto a la paternidad del dodecafonismo, su figura serviría como modelo para Mathias
Fischböck en Verdi. La novela de la ópera de Werfel, Magister Ludi de El juego de los abalorios de Hesse e incluso,
según algunos, Adrian Leverkühn del Doctor Faustus de
Mann. En pos de la máxima objetividad, Hauer nunca deseó
“transmitir un mensaje”. Tras 89 obras con número de opus,
en 1939 decide iniciar la composición de unas piezas a las
que denomina Zwölftonspiele (Juegos sobre doce tonos), de
las que escribe más de un centenar —a las que pronto deja
de numerar e incluso de fechar—, destinadas a las más
diversas plantillas instrumentales. No existen ejemplos ni tradición interpretativa en lo que concierne a estas obras.
Según su autor deben tocarse “ni demasiado lento, ni demasiado rápido. Bien temperado y con una buena entonación”.
VALEN (1887-1952): El cementerio marino. La isla de las
calmas. Oda a la soledad. ORQUESTA FILARMÓNICA DE OSLO. Director:
MILTIADES CARIDIS. Simax PSC 3115 (1972).
Kjell Skyllstad ha señalado del
noruego Fartein Valen, maestro
de la introspección, que toda su
obra es como el diario de viaje de
un solitario hasta sus últimas
páginas. “La inspiración para El
cementerio marino me vino
cuando, estando en Mallorca, leí
una traducción del famoso poema de Valéry en el periódico El
Sol el 8 de mayo de 1933. Esta meditación filosófica, a la
manera de Parménides o Zenón, sobre el carácter efímero
de la vida me hizo pensar en otro lejano cementerio noruego, viejo y abandonado, en el que las víctimas del cólera
eran enterradas, al lado del mar, en el oeste, muy cerca de
donde vivo. La música no traduce textualmente el poema,
pero quiere expresar las reflexiones que surgen donde
quiera que el hombre se encuentre cara a cara con la Muerte”. En 1924, Santiago Rusiñol publicaba La isla de la calma
en recuerdo de sus vivencias mallorquinas. Diez años después Valen compone La isla de las calmas. Bjarne Kortsen
describe su génesis: “Valen regresaba desde Mallorca a
Valencia en una pequeña embarcación. El tiempo era apacible y estaba en cubierta contemplando el mar mientras
abandonaba el puerto. Justo antes de que Mallorca desapareciera de su vista, unas cuantas palomas blancas fueron
liberadas de una cesta. Inmediatamente volaron hacia la
catedral envuelta en niebla. Esta imagen asumió para Valen
el carácter de un gran símbolo de la misericordia eterna de
Dios e inmediatamente la música nació en su mente”.
VILLA-LOBOS (1887-1959): Génesis. Erosión. Amazonas.
Amanecer en una selva tropical. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO
BRATISLAVA. Director: ROBERTO DUARTE.
DE
HAUER (1883-1959): Juegos sobre doce tonos.
Marco Polo 8.223357 (1990).
ENSEMBLE AVANTGARDE.
Fechadas entre 1917 (Amazonas) y 1954 (Génesis), las cuatro páginas orquestales aquí reunidas muestran al prolífico
MDG Scene 613 1060-2 (2001).
133
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
(y tantas veces irregular) VillaLobos en plenitud de facultades.
Ritmos primitivos, colores rutilantes, suntuosas melodías y una instrumentación lujuriante, tan refinada como salvaje en ocasiones,
describen estas fascinantes cosmogonías en torno a los misterios
de las selvas, los ríos y las cordilleras del Amazonas. Obras como
Erosión (Origen del río Amazonas) (1950) justifican que
Messiaen considerara al músico brasileño como el mayor
orquestador del siglo XX.
FREITAS BRANCO (1890-1955): Paraísos artificiales.
tuvo tiempo de viajar al encuentro de sus ancestros en la música
para la película La noche de los
mayas (1939). Un poderoso y
colorista mosaico en el que lo
culto y lo popular se funden,
como en el resto de su magnífico
legado, de modo admirable. “Mi
carrera está hecha —escribió el
malogrado músico—, sólo tengo
que darme a conocer y eso vendrá con el tiempo, no tengo
prisa. Vendrá, aunque yo esté muerto”.
McKAY (1899-1970): De una ceremonia a la luz de la luna.
ORQUESTA SINFÓNICA DEL ESTADO HÚNGARO. Director: GYULA NÉMETH.
ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL DE UCRANIA.
DIRECTOR: JOHN MCLAUGHLIN WILLIAMS.
Portugalsom CD 870021/PS (1979).
Naxos American Classics 8.559052 (1999).
La escritura impresionista del
músico portugués, en los primeros años del siglo pasado, encontró su más expresiva cristalización
en Paraísos artificiales, poema
sinfónico de 1910 inspirado en
las célebres Confesiones de un
comedor de opio inglés de Thomas de Quincey. Freitas Branco
adopta el título de la traducción
francesa de Baudelaire para recrear las visiones y sensaciones que pueblan la mente de un opiómano. Como expresa
la obra, “el sutil y poderoso opio crea imágenes superiores
al arte de Fidias y Praxíteles, construye ciudades y templos
con el esplendor de Babilonia y nos ofrece las llaves del
Paraíso”. Su estreno en Lisboa en 1913 provocó un auténtico escándalo.
Escrita en 1945, esta breve suite
orquestal prueba que el estilo del
norteamericano se ha desprendido ya de sus influencias europeas
para evolucionar hacia una
expresión propia inspirada en
elementos del folclore autóctono.
De una ceremonia a la luz de la
luna utiliza cantos y danzas de la
tribu de los Muckleshoot, que
McKay había oído y grabado en una visita a su reserva.
“Imaginad —escribe el músico en la introducción a la partitura autógrafa— una noche de primavera iluminada por la
luz de la luna. Se forma un círculo de curiosos mientras los
bailarines se reúnen para la ceremonia. Comienzan los cantos al son de las campanas y al ritmo de los pies que golpean el suelo. Cuando se invoca a los Espíritus, los demonios
son expulsados y la música se eleva hasta la exaltación”.
LANGGAARD (1893-1952): Música de las esferas.
SCELSI (1905-1988): Aion. Konx-Om-Pax. CORO Y ORQUESTA
GITTA-MARIA SJÖBERG, soprano. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO
NACIONAL DANESA. Director: GENNADI ROZHDESTVENSKI.
DE LA
Chandos CHAN 9517 (1997).
Accord 200402 (1988).
Visionaria y de marcado carácter
simbolista, Música de las esferas
es una de las composiciones más
originales del primer tercio del
siglo XX. Compuesta entre 1916 y
1918 —algo que la simple escucha de sus primeros compases
parece desmentir—, pasó enseguida al olvido del que sería rescatada, casi accidentalmente, en
1968. Tras examinarla, Ligeti exclamaría con humor: “Acabo
de descubrir que soy un imitador de Langgaard”. Para su
viaje a las esferas, sin duda la más alta expresión de sus
inquietudes metafísicas, el músico danés recurre a una
orquesta principal con órgano y coro y una orquesta en la
distancia que incluye una soprano, a los que añade un piano abierto de manera que puedan tocarse los glissandi
directamente sobre sus cuerdas; la obra se configura como
una sucesión de episodios de naturaleza estática, casi repetitiva antes de su apocalíptica explosión final. “He abandonado por completo todo lo que se entiende por temas,
coherencia, forma y continuidad. Es una música a la que
velan las brumas negras e impenetrables de la muerte”.
En consonancia con la tradición
oriental, Scelsi considera al artista
no como inventor sino como
mensajero: alguien elegido para
revelar la belleza interior del
mundo. “Aquél que no penetra
en el interior, en el corazón del
sonido, aun siendo un perfecto
artesano, un gran técnico, nunca
será un verdadero artista, un verdadero músico”. Artífice de algunos de los más prodigiosos
viajes sonoros emprendidos en la segunda mitad del siglo
pasado, de las destruidas ciudades mayas (Uaxuctum, 1966)
y una España imaginada (Hispania, 1939) a un abanico de
culturas orientales (Bot-Ba, 1952; Cantos del Capricornio,
1962-72; Pranam II, 1973), el enigmático creador italiano
nos revela en Aion (1961) —su más extensa partitura
orquestal— “cuatro episodios en un día de la vida de Brahma”, aunque señala con humor que, ya que tal jornada
corresponde a 90000 años humanos, no ha tenido más
remedio que abreviar un poco. Escrita para coro, órgano y
gran orquesta, el programa de Konx-Om-Pax (1968-69) —
“paz” en asirio, sánscrito y latín— traduce según Scelsi “tres
aspectos del Sonido: como primer movimiento de lo inmutable; como fuerza creadora; como la sílaba ‘Om’ (sílaba
sagrada de los budistas)”.
REVUELTAS (1899-1940): La noche de los mayas.
ORQUESTA FILARMÓNICA DE LOS ANGELES. Director: ESA-PEKKA SALONEN.
RADIO-TELEVISIÓN DE CRACOVIA. Director: JÜRG WYTTENBACH.
Sony SK 60676 (1999).
134
Silvestre Revueltas o —en palabras de Alejo Carpentier— el
viaje a la semilla. Poco antes de que el alcoholismo acabara
con su maltrecha existencia, el genial músico mexicano
HERRMANN (1911-1975): Vértigo.
SINFONIA OF LONDON. DIRECTOR: MUIR MATHIESON.
Mercury 422 106-2 (1958).
134
D O S I E R
MÚSICA Y VIAJE
Si se conoce la música de Vértigo
—ese imposible viaje de amor y
de muerte hacia un pasado inmediato— casi parece superfluo
recordar que el wagneriano Liebestod era una de los fragmentos
favoritos del músico neoyorquino. Para la obra maestra absoluta
de Alfred Hitchcock, el amigo del
viejo Charles Ives compuso una
banda sonora (su favorita de entre todas las espléndidas
partituras escritas para el autor de Los pájaros) de una tensión e intensidad memorables. Cuando los esfuerzos de
Scottie (James Stewart) por recrear a la recién descubierta
Judy a partir de la imagen de la fallecida Madeleine (Kim
Novak) llegan a su anhelado final —la escena en la habitación del Hotel Empire, cuando ésta, al salir del baño con el
pelo recogido como su modelo, regresa “de entre los muertos” iluminada por el espectral neón verde de la fachada—
el cromatismo tristanesco de la escritura herrmanniana
explota en toda su fogosa y desbordante belleza.
KAGEL (n. 1931): Las piezas de la rosa de los vientos.
SCHOENBERG ENSEMBLE. Director: REINBERT DE LEEUW.
Winter & Winter 910 109-2 (2004).
Cada obra del iconoclasta Kagel
es, en sí, un mundo. Las tres piezas incluidas aquí (Sudoeste, Norte y Oeste, compuestas entre
1992 y 1994) marcan las coordenadas por las que el imprevisible
viaje sonoro —tangos, gamelanes y orquesta de salón— del
músico topógrafo se desenvuelve: desde la costa oeste de México a Nueva Zelanda, con escalas en Fidji, Samoa y Nueva
Caledonia, de Siberia hasta el Canadá e, incluso, algunas
influencias mutuas entre África y América del Norte. “¿Música de los negros, de los blancos, o de los blancos-negros?”.
Pasado y presente intercambian miradas en esta imaginaria
rosa de los vientos.
MURAIL (n. 1947): El espíritu de las dunas.
MARKEVICH (1912-1983): El vuelo de Ícaro.
ENSEMBLE INTERCONTEMPORAIN.
Director: DAVID ROBERTSON.
ORQUESTA FILARMÓNICA DE ARNHEM. Director: CHRISTOPHER LYNDON-GEE.
Adès 205212 (1996).
Marco Polo 8.223666 (1995-96).
“El desierto es real y es simbólico”, comentaba Borges a propósito de El desierto de los tártaros,
la novela cumbre de Dino Buzzati. Tristan Murail, alumno de
Messiaen y el más ilustre miembro —junto con Grisey— de la
tendencia espectral, arrastra al
oyente en esta sensual evocación
de paisajes desérticos, cuyo
material sonoro se inspira en músicas tradicionales de los
patrimonios mongol y tibetano. Instrumentada para conjunto de cámara y electrónica “en vivo” y dedicada “a la
memoria de Giacinto Scelsi y Salvador Dalí”, El espíritu de
las dunas (1993-94) abre, con su deslumbrante belleza pictórica, las puertas al infinito.
Concebido en principio como
ballet para Lifar y Brancusi, El vuelo de Ícaro supuso, a raíz de su brillante estreno parisino en 1933, la
definitiva (y efímera) consagración
del joven Markevich como compositor. El vuelo de Ícaro hacia el Sol
se transformó para el músico en
un viaje interior. Medio siglo después, Markevich contaba en su
autobiografía: “El tema de Ícaro provocó en mí un choc. ¿Por
qué? Cada destino es la reedición de algún mito, en el que el
alma encuentra una identificación. Yo he sido guiado a descubrir en el mito de Ícaro una de las significaciones más modernas y dramáticas que conozco: llegar quemado. Empujado
por la ambición, el individuo, consumido en el camino, alcanza su destino para constatar que sus alas ya no le sostienen”.
Juan Manuel Viana
135
ENCUENTROS
Marin Alsop
ENTRAR POR UNA VENTANA
P
Usted tenía nueve años cuando vio en
1965, a Leonard Bernstein en uno de sus
Conciertos para la gente joven, y desde
ese día decidió que quería dedicarse a la
dirección. ¿Se acuerda de qué obras interpretó Bernstein ese día?
Voy a dar una imagen terrible,
pero la verdad es que no me acuerdo.
Debería ir hacia atrás en el tiempo y
averiguarlo, porque podría mirar archivos y recordarlo. Mi padre tampoco
recuerda exactamente qué obra fue, ni
cuál de los conciertos juveniles de ese
año fue ese… O sea, que tampoco íbamos a conseguir mucho si le llamamos
por teléfono.
¿Qué le impresionó más de Bernstein, su
manera de dirigir o su oratoria?
Yo creo que su don para la comunicación y también que… parecía que
lo estaba pasando estupendamente.
¿Quién es Carl Bamberger, su primer
maestro de dirección?
Bueno, hay que decir quién era,
porque ha fallecido hace poco. Sí,
murió, pero ya era bastante mayor
cuando yo le conocí, debía rondar los
ochenta cuando empecé a trabajar con
él. Había sido el director del programa
de dirección de orquesta en el Festival
de Mannes. Era un vienés, muy antiguo, muy tradicional como director y
maestro… y una persona encantadora.
136
El siguiente nombre que aparece en su
carrera es Harold Farberman, un músico
de itinerario algo errático, que por cierto
grabó el primer integral de las Sinfonías de
Ives… aunque con muchos errores.
Grant Leighton
racticar el deporte en Madrid tiene sus riesgos. La tarde de su primer día en la capital, Marin Alsop se fue a
hacer jogging al parque del Retiro, pero estuvo corriendo más tiempo del que pensaba y al pretender salir se
encontró la verja cerrada: sin documentación, sin hablar español, finalmente consiguió que unos viandantes
llamaran a la policía, que la sacó del recinto y la llevó a su hotel. Pero no se amilanó por lo sucedido, al día
siguiente volvió a correr por el parque… a horas más tempranas. Es la persona del “no hay imposibles”, y esa
tenacidad le define.
Nacida en Nueva York, en 1956, su carrera en la dirección de orquesta ha sido, en sus palabras, “tranquila y
segura”. A los 25 años creó un grupo de jazz, y a los 28 fundó una orquesta en su ciudad, la Concordia Symphony,
dedicada a la música contemporánea. Siguiendo con nombres singulares de reminiscencia hispana, y con el interés
por la música actual, en 1991, a los 35 años, se hizo cargo del Festival de Cabrillo, en Santa Cruz, California. En un
cierto momento, fue titular de dos orquestas (Eugene Symphony, en Oregon, y Long Island Philharmonic) ubicadas
en los extremos Oeste y Este de los Estados Unidos. En 1988 había causado sensación en los cursos de verano de
Tanglewood, lo que le deparó un estrecho contacto profesional con un ya enfermo Leonard Bernstein, el hombre
que había disparado su vocación musical cuando tenía nueve años, al verle en un concierto en Nueva York.
La historia más reciente es conocida. En 1993 llegó a Denver, para hacerse cargo de la Sinfónica de Colorado, que
ha dirigido hasta este 2005, y en el 2002 tomó el relevo de Jacob Kreizberg al frente de la Sinfónica de
Bournemouth, que bajo su reciente rectoría ha multiplicado sus actividades y renovado su actividad discográfica.
Alsop habla con rapidez, pero sin agobio. Responde enseguida a las preguntas y hace patente que tiene ideas claras.
A España ha venido esta primavera, con la Orquesta de Bournemouth. Nuestra Barbara McShane fue intermediario
clave para que esta entrevista se realizara.
ENCUENTROS
MARIN ALSOP
Sí, pero las dirigió. Y de eso hace
ahora más de cuarenta años. ¿Y sabe
que estuvo con la Bournemouth Sinfonietta? La dirigió durante cinco años.
Una curiosa coincidencia. En fin, él me
ayudó mucho con el aspecto técnico.
En eso es muy, muy bueno. En primer
lugar, es muy duro. Es una buena persona, pero muy duro con sus alumnos,
muy exigente, sobre todo cuando se
trata de detalles técnicos. Yo estaba
encantada al principio, disfrutaba de lo
que estaba haciendo y aprendiendo
los verdaderos fundamentos básicos, y
aumentando mi vocabulario. Yo creo
que lo más difícil cuando se empieza a
dirigir una orquesta, incluso aunque
tengas talento natural para ello, es
conseguir una separación equilibrada
de las manos y sacar algo valioso de
todos los ademanes… Ser independiente… Sí, independencia de los gestos. Y Harold era fantástico en estas
cosas. Sigue siendo un buen amigo
mío. Precisamente hace unas semanas
que comí con él. Sigue en activo, sigue
dando clases, y hace poco celebró su
setenta cumpleaños. Nada más, ya sé
que parece mayor: lleva tantos años en
la profesión… Ya sabe usted que él
fue timbalista de la Sinfónica de Boston. Y sigue componiendo y enseñando, así que está muy bien.
¿Empezó usted a tratar a Bernstein en el
88?
No, no, le había visto antes varias
veces, pero… entre mucha gente.
Antes del 88. Y había tocado bajo su
dirección… tanto en un ballet que dirigió, como cuando sustituí a un músico
con la Filarmónica de Nueva York.
Pero me sentía, no sé, como cuando te
enamoras por primera vez, demasiado
emocionada para hablar con él, porque crees que no te va a salir la voz…
Algo así. Estaba como hechizada. Hasta algún tiempo después no tuve ninguna relación personal. Eso ya fue, sí,
en Tanglewood, en el 88.
Después de él llegamos a Gustav Meier, al
que no hay que confundir con Gustav
Mahler. Creo que es, seguramente, la
mejor batuta dedicada a la enseñanza en
el mundo. Usted fue su alumna en Tanglewood. ¿Qué le aportó?
Bueno, primero quiero decir que
estoy de acuerdo, Meier es el mejor
profesor de dirección del planeta. Bueno, a mí me daba un poco de miedo.
Mire, es suizo. No revelaba nada. Era
muy reservado. Y para mí fueron de
gran ayuda… me resultaron muy…
informativas, todas las ideas que tenía.
Y naturalmente pensé, “me odia”,
como todo su equipo. Pero luego
comprendí que opinaba que era bastante buena, cuando me eligieron para
trabajar en un concierto con Bernstein,
así que al final fue muy satisfactorio.
Me llamó y me dijo: “Tengo que hablar
con usted” [Imitando ahora el habla
de Meier, a media voz, tono grave], y
yo me decía “Ay, Dios, esto va a ser
horrible” y entonces me dijo: “Parece
que usted aprende deprisa, de modo
que Seiji [Ozawa] dice que se estudie
usted El mandarín maravilloso para
dirigirla el viernes”. ¡Y eso me lo decía
el martes! ¡Y yo ni siquiera había oído
la obra! Me entraban ganas de preguntarle “¿Qué es eso de un mandarín, sr.
Meier?”. Pero naturalmente no se lo
pregunté, le decía, “Muy bien, señor,
muy bien, sí, señor”. Y me pasé todas
las noches en pie para aprendérmelo.
Así me fueron las cosas en Tanglewood. Se va usted a reír, pero aún tengo
esa voz en la cabeza, y le recuerdo
diciéndome: “Alsop, Leonard Bernstein
ha decidido que dirija usted el martes
la Tercera Sinfonía de [Roy] Harris”
Otra obra que yo ni había visto ni
oído. Pero, no sé cómo, él había decidido, aunque se lo adjudicaba a otro,
un sábado que yo dirigiera el martes…
Y así todas las semanas. Aquel fue un
verano fantástico. Yo tenía ya entonces
31, 32 años, así que comprendí la
increíble oportunidad que eso significaba. Creo que algunos alumnos no se
daban cuenta del momento de la historia que vivíamos. Allí estaban Bernstein, Ozawa, Tilson Thomas… Yo supe
que, para mí, esa era la oportunidad de
mi vida y me convertí en una gran
esponja que se empapaba de todo lo
que podía y trataba de aprenderlo
todo. Sí, fue un verano fantástico y luego me concedieron aquel premio, el
Premio Kusevitzki, que no habían concedido desde hacía unos diez años. Y
pensé que me invitarían a volver. Fue
muy bueno sentir que tenía el sello de
aprobación de una organización como
Tanglewood. Desde entonces, es curioso, no he vuelto, pero este verano voy
a debutar con la Sinfónica de Boston,
allí en Tanglewood. ¡Qué extraño!,
¿verdad? Yo había pensado, “tengo una
relación tan buena con esta gente que
probablemente voy a ser una directora
habitual”, porque la zona es maravillosa, con el lago de Saranac, adoro ese
lugar. Y luego… nada. Pero… estoy
encantada de volver ahora.
Es un sitio fantástico. Recuerdo haber
conocido, en la misma tarde, en una reunión, al violinista que estrenó el Concierto
para violín de Berg en Barcelona, Louis
Krasner, y a Maurice Abravanel.
Ya. Bueno, esto es algo que le tengo que contar. Maurice Abravanel… Mi
padre es de Utah. Y tocaba el violín,
evidentemente cuando era muy joven,
pero también tocaba algunos instrumentos de viento, el clarinete, por
ejemplo. Y Maurice dio a mi padre su
primer trabajo, que fue tocar en la Sin-
fónica de Utah. Tocó el violín y el clarinete bajo… ¡Sí, sí, si necesitaban doblar
clarinetes bajos ahí estaba mi padre! Y
Abravanel le dijo a mi padre, cuando
tenía 18 años, creo, “tu tienes que irte
de aquí, vete a Nueva York, porque
tienes verdadero talento”. Para mí fue
asombroso trabajar con Abravanel en
Tanglewood y que mi padre me dijera
que él también había trabajado con él.
Mi padre vino a Tanglewood sólo por
reencontrarse con Abravanel. Fue una
situación muy… muy emotiva, una
suerte de complicidad. Pasamos mucho
tiempo con Maurice, cuando mi padre
y yo fuimos a verle a Utah, cuando
celebró su noventa cumpleaños, poco
antes de su muerte. Otro gran profesor
con mucho talento, no tan estimado
como debía haber sido.
Una de las obras que me ha dicho que
Meier le hizo aprender fue el Mandarín
maravilloso de Bartók. Usted ahora la ha
grabado. ¿Qué se siente al volver a una
obra que te has tenido que aprender en
tres días, se convierte en una pieza favorita o terminas odiándola?
No, no, sí que se ha convertido en
una de mis obras predilectas, porque… Bueno, es muy compleja, desde
el punto de vista de la dirección, así
que me recuerdo a mí misma a las tres
de la mañana todas las noches, estudiándola y… Pero ahora es distinto.
Además, ahora he podido hacer el
ballet completo. Entonces era la suite,
sí… Gracias a Dios, por sus pequeños
dones. Pero fue precioso ¿sabe? Esa
orquesta juvenil de Tanglewood, con
los críos… Les entusiasmó tocar los
trombones, aquellos pasajes que son
como un lloro, un lamento. Recuerdo
los trombones… eran algo especial,
me acuerdo de aquel bosque, con los
trombones, cuando se llevaron todas
las sillas en medio del bosque, estábamos tan ocupados todos y nos sentíamos tan totalmente comprometidos
con ello. Es curioso que una pieza así
entusiasme de esa manera.
Usted ha dicho, en una entrevista, que es
fundamental no rendirse nunca, que si te
encuentras cerrada la puerta principal,
debes entrar por una ventana.
¡Ah, sí, me acuerdo! Pero es que
eso es esencial, si tienes una pasión no
dejes que te le coarten, no permitas
que te frustren. Sí, es cierto, si no te
dejan entrar por la puerta, prueba por
la ventana.
Usted no se mueve mucho al dirigir, no da
grandes saltos, como su maestro Bernstein. Su gesto es más bien contenido.
Es interesante que me comente
eso, porque creo haber aprendido
que, por lo menos yo, puedo sacar un
poco más de una orquesta si hago un
poco menos. Dejarles que ellos se
expresen y se involucren, pero sin
137
ENCUENTROS
MARIN ALSOP
depender tanto de… Al principio me
sentía completamente descontrolada,
era como un blanco en movimiento,
¿sabe lo que le digo? ¡Ay, Dios mío,
cuando me di cuenta! Y poco a poco
empecé a trabajar un poco más controlada, para que cuando de verdad
quisiera conseguir algo más, ¡me quedara gesto suficiente para pedirlo! Así
que, quién sabe, es extraño, porque
algunas veces leo que me describen
como una persona saltarina, y no creo
que ésa sea yo, de verdad. Por lo
menos comparada con algunos. Por
otra parte, sé que es gracioso ver a
esos músicos británicos, que cuando
tienen que gritar “¡Mambo!” en las
Danzas de West Side Story, parece que
dicen: “Bueno, venga, vamos a hacerlo
por la chica, que no se diga…”. Estas
piezas, en realidad son para orquestas
muy extrovertidas, como las americanas, por ejemplo, que ahí es fantástica
la manera que tienen de tocar. Pero
los ingleses tocan bien, tocan muy
bien, y al mismo tiempo disfrutan
haciendo ese tipo de música, porque
no es algo que hacen todo el tiempo,
¡y no hay necesidad de “bailarles” la
pieza desde el podio! Yo traje unas
cuantas “propinas”, tengo un amigo
que compone para mi grupo de swing,
y pensé tocar alguna en los conciertos
de Madrid, pero me recomendaron
que no lo hiciera, porque íbamos muy
mal de tiempo. Pues ese amigo me
escribió unas propinas de swing, arreglos y cosas parecidas, y cuando
empecé a ensayarlas en Bournemouth
la orquesta se puso un poco… tiesa.
Pero yo creo que al final les gustó
tocarlas. En realidad no es tan difícil,
es como empezar a hablar en otro
idioma, que un día te decides a intentarlo y de pronto te sueltas. Pero son
muy músicos, y lo pueden hacer. Aunque gritar “¡Mambo!” no esté en su
naturaleza.
¿Cómo llegó a su primer trabajo estable
con una orquesta? Fue en Colorado, en
una localidad que se llama Eugene, ¿no?,
cuya Orquesta Sinfónica le ha nombrado
Director Laureado.
138
Empiezo a ser Director Laureado, o
Emérito, en varios sitios, no sé, debe
ser un signo de envejecimiento. Bueno, Eugene, desde luego no es un
lugar muy conocido. Más habitual, por
lo menos en América, es Colorado, y
allí sí que pude, por vez primera,
hacer buena música, sí, muy buena.
Yo estoy muy orgullosa de la orquesta,
creo que han llegado muy lejos. Pero,
mire, para convertirse en una primera
figura, eso no se produce de la noche
a la mañana, hay que pasar por un
proceso muy largo. Puede durar diez
años o más. Yo creo que Tanglewood
fue un gran momento para mí, porque
permitió que la gente me viera dirigir.
Aquello fue casi como una exhibición.
Y un año después, en realidad antes
de que volviera, fue cuando me contrataron para Eugene y en Long Island,
así que tuve dos trabajos. Dos trabajos
de directora de orquesta al mismo
tiempo, uno en la costa Este y otro
cerca de la costa Oeste, y aquello fue
una buena oportunidad para intentar
poner en práctica algunas de mis ideas, no sólo en el trato con los músicos,
sino en la construcción de una orquesta… Y cuando la Sinfónica de Colorado me vio, pues… No fue sólo en la
dirección, sino que la idea de que yo
estuviera interesada en todos los
aspectos de construir una orquesta les
gustó mucho. Aquello me dio mucho
trabajo, la orquesta de Colorado
entonces era bastante pequeña. Había
sido antes la orquesta de Denver, que
Philip Entremont había dirigido, y que,
por desgracia, después de él, se había
declarado en quiebra, así que la reformaron. Tenían un presupuesto muy
pequeño, entonces era de tres millones de dólares, ahora es de once
millones, así que se ha multiplicado
por tres, bueno, casi por cuatro. Ahora
en Colorado está Jeffrey Kahane, que
se acaba de incorporar. Se le conoce
más como fantástico pianista, pero es
un músico maravilloso, excelente.
¿Cómo entró Bournemouth en su vida?
Esa es una buena pregunta, quiero
decir la formulación. Supongo que
todo empezó cuando dirigí allí en
1997. Nos gustamos mutuamente, tuvimos una buena relación. Y en el 2000
estaban buscando alguien para reemplazar a Kreizberg, buscaban un nuevo
director titular y me invitaron a mí y
todo fue bien, hubo buena química y
la cosa se hizo. La decisión no fue difícil, todo el mundo se sintió cómodo.
Yo creo que la orquesta está pasando
por un muy buen momento, porque la
ejecutiva es muy buena; tenían
muchos problemas que había que
resolver y dejar atrás, y aunque fue
muy triste tener que eliminar a la Sinfonietta, la formación de cámara asociada, pues la decisión fue buena, porque ahora pueden centrarse en la Sinfónica y hacen de ello una prioridad.
Todos los elementos se armonizaron al
constituirse, el equipo directivo entró
en acción, resolvieron los asuntos pendientes, luego entré yo, que ya tenía
una buena relación con Naxos y ellos
también, así que fue como un doble
lazo con Naxos. La verdad es que ha
sido fantástico.
razón de que me caiga tan bien. Porque es alguien que no dice la frase
“No, eso no podemos hacerlo”. Siempre piensa en cómo hacer que algo
funcione, en cómo funcionaría, en qué
más se podría hacer. Yo, de verdad,
pienso que Heymann es un genio en
lo que hace. Yo no uso esa palabra
muy a menudo, pero es un extraordinario hombre de negocios, pero también un estratega y un pensador creativo. Así que siento un gran respeto por
él.
¿Cuál es su próximo proyecto discográfico? Acaba de terminar la serie de las obras
orquestales de Barber y creo que en junio
va usted a dirigir Mass, la Misa de Bernstein. ¿La va a grabar?
No, aunque al principio sí habíamos pensado grabarla, cuando iba a
hacerlo con la Sinfónica de la BBC.
Pero es una única función, y el problema es que en la London Symphony,
los músicos no quieren grabar en un
único concierto. Pero yo creo que si
resulta un éxito, a lo mejor se lo piensan. En este momento no lo tenemos
planificado, pero Mass sí que lo voy a
grabar, algún día.
¿Qué otras ideas tiene en perspectiva para
el futuro, lógicamente con Bournemouth?
Bueno, en principio vamos a hacer
un par de CDs con música de
Copland, con sus Sinfonías y algunas
de las obras más conocidas. Eso lo
haremos en junio, y también vamos a
grabar la primera obra del último descubrimiento orquestal americano, un
compositor, un joven compositor americano que se llama Michael Hersch. Es
muy joven, tiene unos 30 años o 31, y
mucho talento. ¡Y luego, golpe de
timón, vamos a hacer Carmina Burana!, eso el año que viene. Ya ve, de
Michael Hersch a Carmina Burana de
Orff. Y ahora vamos a publicar otra
grabación, que ya está hecha, de música de Bernstein, la Serenata con Philippe Quint de solista, el ballet Facsimile y el Divertimento, la obra que
escribió para la Sinfónica de Boston.
En cartera están las Sinfonías de Kurt
Weill, y un disco monográfico dedicado a Takemitsu, que es otro compositor al que adoro, aunque mucha gente
dice que es un músico de segunda
categoría. Bueno, así que tenemos por
delante muchas cosas interesantes.
Hoy en día usted recibe, no sé si a diario,
ofertas para ser director titular en tal
orquesta o en tal otra.
Bueno, he tenido algunas oportunidades muy interesantes…
Su relación con Naxos creo que se produce
directamente a través de Klaus Heymann,
que es el aventurero más listo de la industria fonográfica en los últimos lustros…
¿Cuál es su idea al respecto? ¿Pretende ser
una especie de Simon Rattle trabajando
diez o quince años con una, digamos,
orquesta británica de segunda, para llegar
a una Filarmónica de Berlín?
Sí, puede que ésa sea en parte la
No lo sé, sinceramente. Creo que
ENCUENTROS
MARIN ALSOP
soy una constructora nata de una
orquesta, pero no creo tener algo como
un esquema en la mente, algo planeado de ese modo. Creo que ahora voy a
ver lo que surge y lo que pasa, y a
valorar también lo que me gustaría.
Mire, mi historia es muy clara, he pasado siete años en Eugene, doce años en
Denver, así que no ha sido poco tiempo el que he estado en cada sitio, porque creo que hay que tener una razón
para gastar el tiempo que sea necesario
para dejar una huella. No sé si me quedaré diez años en Bournemouth, no sé,
eso puede ser demasiado, pero… tampoco mucho menos.
Me ha sorprendido ver todos los sitios en
los que debutado, sólo en los últimos seis
meses.
Bueno, sí, ¡unos cuántos! He dirigido este año a la Filarmónica de
Múnich, por primera vez, a la Sinfónica de Pittsburgh, que llevaba tiempo
invitándome, a la Filarmónica de
Tokio, a la Orquesta de la Residencia
de La Haya. que es una excelente
orquesta, por cierto. Pero lo bueno no
es debutar, ¡lo importante es que te
inviten a volver! Y, bueno, con todas
estas, pues voy a dirigirlas de nuevo.
También he estado en Seattle. por primera vez. Yo creo que a veces se trata
de que las orquestas vayan conociendo tu trabajo, no sólo como a una persona que encontraron en alguna parte
o con la que coincidieron en un concierto, sino de que aquello fuera una
buena experiencia. Y en América todavía no he trabajado con la Orquesta de
Cleveland, por ejemplo. Con todas las
otras “grandes”, sí, pero no con la de
Cleveland. Todo necesita su tiempo,
unas veces depende de quién es el
gerente, otra de quién es el director
titular, si se sienten cómodos con tal o
cual persona, si tienen sus favoritos y
quieren que vuelvan. También de
cuántas semanas disponen… Algunas
veces me lo ofrecen cuando no tengo
tiempo… Son muchas circunstancias.
Luego hay conjuntos, fuera del tuyo
propio, con los que ya estableces una
relación asidua, y ese ha sido el caso
de la London Philharmonic: he trabajado todos los años por lo menos una o
dos veces con la LPO, desde 1997 o
98. Y las primeras veces, por casualidad, hicimos Brahms y fue magnífico,
fue realmente una experiencia muy
especial. Y cuando hablé con Klaus
Heymann sobre la posibilidad de
hacer el ciclo sinfónico, me dijo: “Mira,
necesitamos una gran orquesta”, y yo
pensé en la LPO inmediatamente. Así
que me siento muy feliz trabajando
con ellos y me gusta mucho la orquesta. Y, bueno, aún no he dirigido a las
dos Filarmónicas, a Berlín y a Viena,
pero con el Concertgebouw voy a ir
en junio del 2006, y… creo que seré la
primera mujer que los dirija desde
hace más de cien años.
Yo no he mencionado su condición femenina en toda esta charla…
Y se lo agradezco, ha hecho muy
bien. Bueno, he dirigido en Berlín muy
a menudo, con las otras orquestas, y a
Simon Rattle lo conozco desde hace
años. La realidad es que allí tienen tantas orquestas estupendas, como la de la
Radio, o la Sinfónica Alemana…
Imagínese que vuelve a tener ahora nueve
o diez años, que ha visto el concierto para
los niños de Bernstein, y que alguien le
preguntara: “A ver, Marin, ¿de qué orquesta te gustaría ser directora titular cuando
seas mayor?” ¿Qué contestaría?
Ahora, y para mí, ¡ahora es ahora!
Pero, bueno, naturalmente, cuando
tenía nueve años hubiera dicho que la
Filarmónica de Nueva York, porque
sería como decir jugar con los Yanquis. Era mi… era la orquesta que
conocía de niña. Y Nueva York es mi
ciudad, así que era lo natural.
Puede que el próximo director de la Filarmónica de Nueva York sea Riccardo Muti,
pero después… ¿por qué no Marin Alsop?
Sí, ¿por qué no? Pero si Marin
Alsop viene antes que Muti, usted se
compromete a hacerme otra entrevista,
¿de acuerdo?
Cuente con ello. Muchas gracias.
José Luis Pérez de Arteaga
139
EDUCACIÓN
LA ERA DEL PÚBLICO
Orquestas, compañías de danza, teatros de ópera y numerosas instituciones diversifican sus programas y se
acercan a la sociedad a través de proyectos que hace pocos años eran inimaginables.
U
140
n reciente documental del
cineasta ruso Sokurov nos
muestra una interpretación
del Réquiem de Mozart de
una forma original: la cámara no
muestra los solistas, ni el coro, ni tampoco al director, sino las caras del
público. Es la cristalización de la idea
de Graham Vick, que hace poco
defendía en Valencia que después de
la era de los compositores, la de los
directores y la de los solistas, habíamos llegado a la era del público.
Los programas educativos de las
orquestas, los teatros y compañías
artísticas siempre deben soportar la
duda de si existen para apoyar el arte
como tal o más bien para asegurar la
existencia de la institución; si se trata
de una labor desinteresada o por el
contrario es el anzuelo que la institución, preocupada por su subsistencia,
lanza como llamada de auxilio ante
una sociedad indiferente. Esta duda no
es gratuita, puesto que a menudo uno
de los objetivos principales de los programas educativos es atraer a la taquilla a gente nueva que sustituya a los
que van dejando de venir. La pregunta
es: ¿nos acercan el arte para que consumamos o consumimos arte porque
lo necesitamos? La idea de la necesidad de apoyo a las expresiones artísticas parte de la supuesta existencia de
una demanda de cultura, pero cuando
esa demanda decrece o se desvía y
vemos “calvas” en el patio de butacas,
surge la idea de un programa educativo “desinteresado”. Es difícil imaginar
una compañía de danza, una orquesta
o un teatro de ópera que no sufra un
duro revés al ver que el público, pese
a las subvenciones, los carteles o los
atractivos folletos, se queda en casa.
Emprender o patrocinar proyectos
educativos, qué duda cabe, da buena
imagen. Al igual que sucede en otros
campos, como por ejemplo en el de la
cooperación al desarrollo, la repercusión mediática de las ayudas y su eficacia no van siempre unidas. Sabemos,
por ejemplo, que hay bancos que se
jactan de apoyar a países pobres con
microcréditos y que nos presentan hermosas imágenes de campesinos sonrientes; lo que no dicen es que algunos están cobrando unos intereses que
superan el cuarenta por ciento anual.
La usura, por suerte, no es un proble-
ma de los programas educativos, pero
sí lo puede ser la comodidad de
encontrar una fórmula agradable que
produce, como la foto de los campesinos, una autocomplacencia no basada
en hechos, sino en sensaciones. El lleno de las salas no es sinónimo de calidad, como tampoco son garantía de
buena calidad las listas de espera en
los conservatorios. El público es un
recurso no renovable y finito. Hoy
hace cola, pero tal vez mañana no.
Cuidémoslo.
Todas estas dudas son, sin embargo, saludables. No sólo no hacen daño
a los proyectos educativos, sino que
los refuerzan. Es bueno que estén ahí,
diciéndonos: ¡ojo! Son, por así decirlo,
el Pepito Grillo de los consejos de
administración, patronatos, concejalías
y un largo etcétera.
¿Y qué es el público?
Desde el punto de vista de un promotor privado, la respuesta es bien sencilla: es público el que compra entradas.
Sin embargo, cuando hablamos de una
administración local, autonómica o
estatal, el concepto de público de
butaca se desdibuja, se extiende y
abarca a todas las personas con cuyos
impuestos se sostiene la institución, o
a toda la sociedad en su conjunto. El
público está en todas partes. Son
público una anciana, un superdotado,
un tetrapléjico, un parado, una inmigrante y un bebé. Esto, lógicamente,
despista un poco. Era más fácil pasar
bien la aspiradora y tener los programas de mano bien apiladitos, pero
hace mucho que esos tiempos pasaron
a la historia. Así parece, a la vista de lo
que se ve hacer a nuestro alrededor.
La imaginación al poder
He aquí algunos de los muy numerosos ejemplos de cómo se está entendiendo esta idea ampliada de público:
La Filarmónica de Gran Canaria, entre
muchas otras actividades, lleva ya
publicados nada menos que veintidós
disco-libros infantiles, la colección La
mota de polvo, una muy cuidada serie
de cuentos ilustrados en torno a las
músicas de Prokofiev, Palacios, Ravel,
Stravinski, etc, que se vende en las
librerías y tiendas de discos de toda
España y que ya forma parte de nuestra oferta cultural habitual. También
editan disco-libros infantiles la Sinfóni-
EDUCACIÓN
ca de Galicia y otros. Uno de los platos fuertes del programa educativo de
la Metropolitan Opera de Nueva York
es Creating Original Opera, un programa de formación de profesorado que
se ha extendido a todo Estados Unidos
y a varios países y que consiste en la
creación de proyectos infantiles en los
que niños de primaria escriben, componen, decoran, graban y producen
un espectáculo operístico infantil. El
English National Ballet, que visitará el
Teatro Real en abril de 2006, ofrecerá,
además de las seis funciones habituales, dos sesiones matinales para centros educativos y clases para profesores de ballet clásico, alumnos avanzados, alumnos jóvenes y mayores. La
Monnaie, teatro de ópera de Bruselas,
tiene entre sus programas uno de
socialización para mujeres inmigrantes
analfabetas que por razones culturales
han permanecido aisladas en una
sociedad que les es absolutamente
desconocida. La Unión Europea y con
ella siete teatros de ópera (Bélgica,
Inglaterra, Italia, Estonia, Finlandia,
Estonia, Holanda) se han puesto de
acuerdo para poner en marcha el proyecto Hip H’ópera — hacia Mozart
con creatividad, que incluye entre
otras cosas una producción de Così
fan tutte con elementos de hip hop. La
London Symphony Orchestra ha reformado una vieja iglesia de Londres y la
ha convertido en un centro cultural del
barrio en el que se celebran todo tipo
de actividades, desde una sala de nuevas tecnologías a sesiones y cursos
para parados, analfabetos o discapacitados. La Filarmónica de Berlín, con el
decidido patrocinio de Deutsche Bank,
y bajo la batuta de Simon Rattle, ha
reunido un grupo de 250 alumnos de
bachillerato de barrios deprimidos y
los ha subido al escenario en una
coreografía espectacular de La consagración de la primavera, de Stravinski,
grabando además un hermoso y premiado documental que esperamos
poder ver en España dentro de poco.
Graham Vick, director de escena británico, realizó hace ya tiempo un montaje de Wozzeck con chicos de barrios
marginales que sentían la historia de
Alban Berg como algo mucho más cercano de lo que solemos pensar y la ha
representado para un público de familiares y amigos que difícilmente habría
pisado un teatro de ópera. La Orquesta
Nacional de España ha puesto en marcha el programa Adopta un músico, en
el que distintos miembros de la
orquesta hacen un seguimiento de
algún estudiante de instrumento, apoyándole en sus estudios e involucrándolo al final de la temporada en un
concierto conjunto. La Ópera Nacional
de París tiene el programa Diez meses
de ópera, en el que los alumnos de
centros de secundaria producen espectáculos operísticos con todas sus facetas musicales, escénicas y técnicas a lo
largo de un curso escolar. La London
Sinfonietta ofrece en su página web un
software de composición musical y
gráfica que pone al alcance de todos
conceptos interesantes de la creación
contemporánea.
La lista sigue abierta… al público.
Pedro Sarmiento
[email protected]
MANIFIESTO SOBRE LAS ENSEÑANZAS ARTÍSTICAS
SUPERIORES
Ante la profunda decepción y preocupación que suscita el anteproyecto de Ley Orgánica de Educación (LOE), en
relación con las enseñanzas artísticas superiores, los abajo firmantes solicitan del Gobierno una revisión urgente
de los planteamientos contradictorios que figuran en el citado texto legal, los cuales —una vez más— impiden
que los estudios profesionales de Música, Arte Dramático, Danza, Conservación y Restauración de Bienes Culturales, Diseño y Artes Plásticas, dispongan de la autonomía académica y jurídica de la que disfrutan en la inmensa
mayoría de los países de la Unión Europea.
E
n pleno proceso de adaptación al Espacio Europeo
de Enseñanza Superior (EEES), no se entiende que
el Ministerio de Educación limite los estudios superiores artísticos a un solo ciclo formativo e impida,
con ello, la realización de estudios de Postgrado. Un agravio comparativo no sólo con la Universidad sino con los
centros superiores artísticos europeos. Tampoco se entiende que toda la organización de estas enseñanzas se resuelva con supuestas adaptaciones respecto a las normas que
rigen la enseñanza secundaria.
Para conseguir una convergencia real que posibilite la
plena integración académica y profesional con los países
de nuestro entorno y garantice la igualdad jurídica entre
las enseñanzas que configuran los estudios superiores del
sistema, consideramos absolutamente imprescindible que
se elabore una ley propia de enseñanza superior artística
que regule, entre otros aspectos, la autonomía para ordenar las enseñanzas de los dos niveles que establece la
Declaración de Bolonia, los órganos de gobierno, los
órganos de representación, la estructura y funcionamiento
docente, el Consejo de Coordinación, los cuerpos docentes, el sistema de acceso del profesorado y el régimen económico y financiero.
Joaquín Achúcarro, Carlos Álvarez, Teresa Berganza,
Josep Colom, José Luis de Delás, José Ramón Encinar,
José García Román, Cristóbal Halffter, Alicia de Larrocha,
José Manuel López López, Tomás Marco, Gonzalo de
Olavide, Luis de Pablo, Antoni Ros-Marbà, Jesús Rueda,
José María Sánchez-Verdú (no quedan reflejados los
nombres de otros Premios Nacionales de Música cuya
respuesta estaba pendiente al cierre de esta edición).
141
VOCES
El cantar de los cantares
EL BARÍTONO (1)
Damos ya el salto a las voces graves y empezamos por la de barítono. Iremos de las voces más
livianas y claras a las más pesadas y oscuras.
L
142
a palabra barítono deriva del
griego y significa voz baja, pero
es en realidad, voz media, entre
la del tenor y la del bajo. Hasta
fines del XVIII o principios del XIX no
empezaron a establecerse nítidas diferencias con esta última. Antes eran
consideradas el mismo tipo vocal; aún
hoy día, en el lenguaje coral, se habla,
en un coro mixto, de cuatro tipos:
soprano, contralto, tenor y bajo. En la
polifonía no se planteaba tampoco distinción. Es, por tanto, un término
moderno.
Así, podemos estimar que la de
barítono es la voz intermedia en el
hombre y también, al menos en el
habla, la más común. De 2, 2 a 2, 4
centímetros suelen medir sus cuerdas
vocales. El mi bemol es la nota en la
que habitualmente se realiza el pasaje
en una voz baritonal pura, con independencia de su carácter. Su estructura
fonadora es, en general, similar a la del
tenor, con parecidas proporción emisora y posición, aunque, naturalmente, es
menos fácil en la franja superior y
adquiere sombreados y robusteces
sonoras mucho más notables en la
inferior, con una zona media amplia y
firme y una grave en las que son usuales las resonancias de pecho, en algún
caso vecinas a las de los bajos; sobre
todo en aquellos instrumentos de más
claro talante dramático. De todas formas, una buena voz de barítono, cuya
tesitura media puede ir del la1 al sol3,
ha de tener con relativa facilidad y brillo al menos el fa 3 y el sol 3. Sin esas
notas no se podrían cantar, por ejemplo, ciertos papeles verdianos.
Durante siglos, insistimos en ello,
los compositores escribían indistintamente para barítonos o bajos, o posibles timbres intermedios. Lo comentábamos aquí hace unos meses de pasada. Bach, por ejemplo, escribía en sus
cantatas y pasiones una parte destinada, de forma genérica, a la voz masculina más grave, a la voz “baja”. Asignar
hoy las partes más oscuras a los bajos
o las más claras a los barítonos obedece, sobre todo en la ópera, a criterios
caracterológicos. Mozart fue uno de
los primeros en diferenciar en sus
obras y sólo hasta cierto punto los
bajos profundos y nobles (Sarastro) o
bufos (Osmin) de los barítonos (Papa-
Antonio Tamburini
Mario Ancona
geno), lo que venía —una regla aplicable a todo compositor— motivado
en muchas ocasiones por el tipo de
voces con las que contaba. De todas
formas, el músico salzburgués escribió
muchos papeles que no tenían como
destinataria una voz determinada y
que, por su tesitura y requerimientos,
podían ser interpretadas tanto por un
bajo como por un barítono, tipos que,
hay que repetir, están a día de hoy
nítidamente diferenciados. Recordemos, por ejemplo, los papeles del
Conde, Fígaro o Leporello. Pero pasemos ya al estudio pormenorizado de
las voces baritonales.
Lírico. Es el que posee una voz de
tintes menos oscuros, de menor peso,
de mayor flexibilidad, incluso en las
agilidades. Es la voz característica de
los papeles más elegantes de Mozart,
la que en Alemania es llamada de
Kavalierbariton. Ejemplos muy definidos son el Conde, nombrado líneas
atrás, Guglielmo de Così fan tutte e,
incluso, don Giovanni, una parte
incorporada posteriormente en ocasiones por bajos cantantes (Pinza, Siepi,
Ghiaurov), pero que en realidad estaba prevista más bien para una voz de
barítono lírico, que era la del italiano
Luigi Bassi, a quien fue destinada. Un
tipo vocal que podía reflejar perfectamente a ese “caballero extremadamen-
VOCES
te licencioso”, como lo calificaba el propio compositor. En
los neobelcantistas Bellini y Donizetti es el carácter ideal, a
condición de que se posea un centro y un grave de cierta
solidez, de algún relieve. La mayoría de estas partes circulan por una tesitura más bien central, con agudos muy
relativos, pero con una línea frecuentemente adornada,
una coloratura de evidente exigencia, necesitada de esa
comentada flexibilidad. Mencionaremos a dos personajes
prototípicos: Riccardo de Los puritanos, en cuya primera
aria, Ah! per sempre io ti perdei, hay evidente profusión de
fioriture; Enrico de Lucia di Lammermoor, que, en menor
medida, las tiene también en sus solos y conjuntos, pero
que posee sin duda una mayor enjundia dramática, dentro
de lo que cabe. Mencionemos como expertos barítonos
aclimatados a estos papeles a Antonio Tamburini (18001876) o Giorgio Ronconi (1810-1890), el último, residente
durante años en España y fallecido en Madrid. El francés
Paul Barroilhet, primer Alfonso de La favorite, es otro buen
representante. En la literatura verdiana encontramos personajes que encajan bien aquí, como Germont de La traviata, que puede exhibir su línea de canto en la aérea canzonetta Di Provenza il mar; y en la pucciniana es claro un
lírico de este tipo para Frank de Edgar, que ha de cantar
una bella aria: Questo amor, vergogna mia. Mattia Battistini
(1856-1928), un cantante heredero de las maneras del
pasado, y en parte Mario Ancona se acogerían a esta categoría. En Wagner un personaje, casi el único, de este tipo,
es Wolfram de Tannhäuser, con esa melodiosa Romanza
de la estrella. Herbert Janssen o Fischer-Dieskau dos de sus
intérpretes ideales.
Ciertos autores matizan aún más y hablan de un barítono propiamente lírico, más ligero que el Kavalier, de
menor caudal y que sería el apropiado para Mozart. Papageno figuraría como modelo. Recordemos que Schikaneder, el libretista de la ópera que se cantaba, La flauta
mágica, fue su primer servidor. Nosotros preferimos no
hacer este distingo. Sí nos parece apropiado establecer una
subclasificación para dos tipos que creemos se diferencian
con cierta claridad de los demás líricos. El primero es el
denominado barí tono Marti n , una voz extremadamente
leve y clara, en la frontera con la de tenor, que podríamos
quizá considerar con reservas vecina a la del italiano baritenore, del que hablábamos semanas atrás. El nombre proviene del cantante francés Jean-Blaise Martin (1764-1837),
que fue uno de los más famosos intérpretes de ópera
cómica de su tiempo. Voz de gran extensión, efectivamente muy clara de timbre, equivalente, en hombre, a la de
una dugazon (recordemos lo dicho sobre las mezzos); la
ideal para esos cometidos ligeros y para un papel que, sin
embargo, tiene unos evidentes rasgos dramáticos como el
de Pelléas de Debussy, que estrenara en 1902 un barítono
de este carácter: Jean Périer. François Le Roux y Simon
Keenlesyde han sido dos de los más recientes y sonados
intérpretes. Cabe hablar de un segundo tipo, en ciertos
aspectos muy parecido al anterior, el que los alemanes
denominan spielbariton, que calificaría en mayor medida la
voz de Papageno, un barítono muy ligero y aéreo, dominador de la coloratura, una especie de barítono bufo, muy
común en la ópera vienesa de al época, o spieloper, una
variante del singspiel alemán. En Italia se lo conoce con el
nombre de brillante; es el Fígaro de El barbero de Sevilla o
el Dandini de La cenerentola de Rossini; el Malatesta de
Don Pasquale de Donizetti. Voz que ha de fluir con libertad y que ha de poseer en todo caso una apariencia en el
médium y unos graves suficientemente apoyados, de un
color más sombrío que el anterior. El más joven Sesto
Bruscantini se ajustaba a estas premisas.
Arturo Reverter
143
JAZZ
Foto: Sergio Cabanillas
BALDO MARTÍNEZ:
JAZZ ENTRE DOS AGUAS Y CUATRO CUERDAS
Y
144
a lo hemos escrito en alguna ocasión: Baldo Martínez (Ferrol, La
Coruña, 1959) es nuestro Dave
Holland español. La comparación
pudiera parecer excesiva, pero encuentra
sólidas razones en una muy similar intención creativa. Ambos músicos, además de
contar el jazz detrás de ese armario de
cuatro cuerdas que es el contrabajo, comparten lenguajes y ritmos afines, son agudos compositores y liberan sus respectivos talentos a través de mil formatos, desde el dúo, trío o cuarteto a la big band. La
expresión final afortunadamente es distinta, ya que ello nos indica la independencia de la personalidad de cada uno de
ellos, pero los métodos de trabajo y los
pulmones jazzísticos son los mismos. El
gallego está feliz esta temporada porque
uno de sus espectáculos más ambiciosos
y queridos está obteniendo justo reflejo
en las carteleras de los ciclos y festivales
del país, el Proyecto Minho, a pesar de
que esta puesta de largo llegue tarde por
culpa de la falta de sensibilidad de algunos de nuestros programadores. La noticia coincide, además, con el lanzamiento
de su nuevo disco, Tusitala (Karonte).
El I Festival de Jazz de Móstoles, el ciclo
Imaxina Sons de Vigo y el Festival de Jazz
de Getxo son algunos de los certámenes
que acogen este verano el Proyecto Minho, una suerte de suite jazzística inspirada
en las músicas tradicionales que rodean al
mencionado río a su paso por tierras
gallegas y portuguesas. La aventura surgió
hace unos años por encargo del Festival
de Jazz de Guimaraes y, a pesar de que
las audiencias de Múnich y Colonia pudieron contrastar hace tiempo a sus excelencias, hasta el pasado mes de enero la obra
no había sido estrenada en nuestro país.
Tal honor recayó en el Festival Internacional Escena Contemporánea de Madrid y la
génesis de la aventura encuentra cumplida explicación en la palabra del propio
contrabajista: “Fue en 1999 a propuesta de
Ivo Martins, director del Festival Internacional de Jazz de Guimaraes. Me encargaron un proyecto basado en música tradicional del norte de Portugal y de Galicia,
desarrollado en un lenguaje de Jazz contemporáneo europeo al que yo en aquel
momento me había acercado. La idea me
pareció fantástica, ya que es uno de esos
proyectos que en algún momento se te
ocurre que puedes realizar, pero que te
resulta imposible llevarlos a la práctica
por falta de medios. Para aquel concierto
se contó con la cantante portuguesa Maria
João y un maestro de la tuba, el estadounidense Gregg Moore”.
Efectivamente, el Proyecto Minho está
respaldado por algunos de los músicos
más afines al contrabajista, como el trompetista David Herrington, el guitarrista
Antonio Bravo o el saxofonista Alejandro
Pérez, aunque para este verano la expe-
riencia cuenta con invitado especial de
auténtico lujo, el zanfonista francés Valentin Clastrier (Louis Sclavis, Michael Riessler, Michael Godard, etc…). Luego, igualmente y para no perder ninguna esencia
folclórica, Baldo Martínez cuenta con las
aportaciones del laudista Carlos Beceiro
(La Musgaña), la cantante Maite Dono y el
tuba Chiaki Mawatari (estos dos últimos
cubren las plazas de João y Moore). Las
composiciones, todas ellas originales,
están basadas en cancioneros populares
de Portugal, Pontevedra, Orense y Zamora, adquiriendo un gran valor musical en
su particular contacto con el lenguaje
improvisado del jazz. El resultado es una
obra de gran belleza melódica y riqueza
tímbrica, enclavada en la intelectualidad
de la escuela tradicional del jazz europeo.
La participación excelsa del zanfonista
galo Valentin Clastrier sirve de excepcional tarjeta de presentación para este proyecto, ya de entrada, absolutamente recomendable. Baldo recuerda el inicio de
esta colaboración: “No me acuerdo exactamente cuál fue el primer momento
cuando conocí la música de Clastrier, pero
a través de Carlos Beceiro conocí muchos
de sus discos como líder y como colaborador del saxofonista y clarinetista alemán
Michael Riessler. Su descubrimiento me
abrió una puerta a un universo musical
que desconocía hasta ese momento y
escuchar un instrumento tan arcaico como
la zanfona en un contexto totalmente
moderno, fue como un viaje en el tiempo.
Hace unos tres años me puse en contacto
con él para proponerle participar en el
Proyecto Minho de forma puntual, como
invitado. Él aceptó, pero no fue posible
iniciar esta colaboración hasta principios
de este año. Para mí no sólo es un virtuoso de la zanfona, ¡que no es poco!, sino
también un maestro que ve la música en
todas direcciones, sin etiquetas, sin límites
estilísticos, desde la tradición folclórica
hasta la vanguardia jazzística”.
Idearios e inquietudes
La plena sintonía entre ambos artistas
sólo es posible si las dos partes comparten idearios e inquietudes. El gallego, por
su parte, ha sido protagonista de nuestro
jazz durante las últimas décadas, así que
resulta fácil de entender la multitud de
caminos musicales que se ha visto obligado a recorrer, desde el bebop por derecho al free jazz. Sus comienzos en esta
senda generosa de la música popular universal que es el jazz fueron intuitivos,
aunque el tiempo le haya colocado en las
orillas de la escuela tradicional europea.
JAZZ
No obstante, en su pasado figuran como
auténticos mojones de nuestro jazz aventuras como Clunia o Zyklus: “Fueron dos
grupos con conceptos jazzísticos muy
distintos, en donde aprendí gran parte de
lo que hoy soy como músico. Los inicios
de Clunia y Zyklus han sido muy distintos; en el primero, hace más de 20 años,
aprendía cada nota que daba y no tenía
excesivos planteamientos estilísticos, ya
que casi todo era nuevo para mí; cuando
se creó Zyklus fue distinto porque, aunque también me descubrió muchas cosas
nuevas, ya empezaba a tener claro qué
dirección tomar y desde luego supuso
que me introdujera en el mundo de la
improvisación libre”.
Hoy, todo ese caudal musical se refleja en una labor que desarrolla a través de
distintos formatos, el mencionado Proyec-
to Minho, el Cuarteto Acústico, el dúo con
el saxofonista y clarinetista italiano Carlo
Actis Dato, el BAC Trío (junto al saxofonista Alejandro Pérez y el baterista Carlos “Sir
Charles” González”), el espectáculo Un
texto, un contrabajo (junto al actor Chisco
Amado) o el Baldo Martínez Grupo, con el
que acaba de editar un nuevo trabajo,
Tusitala: “Hay un cambio en relación con
los anteriores, ya que la incorporación del
violín en el quinteto le da otra sonoridad
al grupo que en muchos casos crea un
ambiente mas abierto para la música.
También es posible que no tenga tantas
referencias folclóricas, ya que he querido
alejarme de encasillamientos porque no
me considero músico de una sola música.
Tal vez sea un disco más abierto, más
europeo quizás, no lo sé”. Arropando su
pulsación compositora e instrumental,
acuden a esta llamada sus braceros habituales: David Herrington (trompeta y fliscorno), Antonio Bravo (guitarra), Pedro
López (batería) y Eduardo Ortega (violín).
Tusitala se suma así al resto del catálogo discográfico del ferrolano como
líder, en el que figuran No país dos ananos (Karonte, 1996), Juego de niños
(Karonte, 1998), Nai (Karonte, 2001) y
Zona acústica (Xingra, 2003). A través de
cualquiera de estos títulos, y al margen de
su cosecha como miembro de otros grupos y proyectos, uno puede entender la
trascendencia jazzística de este intelectual
de nuestra escena musical, por más que él
simplemente se confiese como un trabajador más. Porque Baldo Martínez es reflejo
luminoso de la grandeza de nuestro jazz.
Pablo Sanz
CARTELERA VERANO 2005
FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ DE VIGO
“IMAXINA SONS”. Vigo. 16 de junio-3 de julio. Nuevo e interesantísimo festival veraniego, una vez que se trata de un certamen
argumentado sobre las certezas del jazz español y europeo. El
cartel vigués cuenta con nombres internacionales ilustres (Miroslav Vitous, Joachim Kühn, Daniel Humair, Nils Wogram, Gianluigi
Trovesi, etc…) y españoles (Abe Rábade, Baldo Martínez, Iñaki
Salvador, Ramón Cardo, Alberto Conde, etc…). Entre los apuntes
americanos caben mencionar los del guitarrista y compositor brasileño Egberto Gismonti y el trío formado por Stanley Clarke, Béla
Fleck y Jean-Luc Ponty. www.vigo.org.
cita con el mejor jazz contemporáneo invitando a ciudadanos
como Cassandra Wilson, Joe Lovano, Chick Corea, Taj Mahal y
Koko Taylor, Jamie Cullum, Charlie Haden y Gonzalo Rubalcaba.
Una vez más, su ciclo Jazz del Siglo XXI vuelve a ser reclamo de
obligado consumo. www.jazzvitoria.com.
JAZZ EN LA COSTA. Almuñécar, Granada. 15-23 de julio. Granada asume su compromiso veraniego con el jazz con un certamen que siempre incluye platos apetitosos, como los firmados
este año por artistas como Dave Holland, Joe Zawinul y su Syndicate, Patricia Barber, Magic Slim, John Pizzarelli o el trío PardoBenavent-Di Geraldo, entre otros. www.jazzgranada.net.
VI GALAPAJAZZ. Galapagar, Madrid. 26 de junio-1 de julio. El
festival de la sierra madrileña vuelve a compartir en su cartel
palabras verdaderas con palabras tramposas, programando conciertos por derecho (Chema Sáiz, Carlos “Sir Charles” González y
Vlady Bas) y actuaciones más diagonales (James Brown, Manolo
Sanlúcar, The Brand New Heavis, The Manhattan Transfer y
Michael Nyman). www.galapajazz.com.es.
VIII FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ DE SAN JAVIER.
San Javier, Murcia. 29 de junio-30 de julio. La octava edición del
certamen murciano se aleja de la tendencia artística de sus últimos carteles ofertando un menú mucho más jazzístico. Entre los
artistas convocados, Pat Metheny, Benny Golson y Cedar Walton,
Peter Cincotti, Richard Galliano o Atomic. www.jazzsanjavier.es.
XXIX FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ DE GETXO. Getxo, Vizcaya. 1-5 de julio. La gran universidad del jazz europeo
abre sus puertas a su clásico concurso de grupos y un rosario de
actuaciones audaces protagonizado por el tándem Maria João y
Mario Laginha, Baldo Martínez y su “Proyecto Minho”, la Pirineos
Jazz Orchestra, Richard Galliano y el remite americano del guitarrista estadounidense John Scofield. www.getxo.net.
VIAJAZZ 2005. Collado Villalba, Madrid. 5-9 de julio. A los organizadores del Viajazz les ha salido un festival demasiado difícil de
defender desde una perspectiva meramente jazzística. Así, al margen de las actuaciones vocales de Pedro Ruy Blas y Dianne Reeves, el programa se completa con las convocatorias de Jorge
Drexler, Carlinhos Brown, Gilberto Gil, Marianne FaithFull o
Roger “Supertramp” Hodgson, entre otros. www.viajazz.com.
XXIX FESTIVAL DE JAZZ DE VITORIA-GASTEIZ. Vitoria, Álava. 11-16 de julio. El clásico festival vitoriano cumple su obligada
XL HEINEKEN JAZZALDIA. Donostia-San Sebastián, Guipúzcoa,
22-27 de julio. Keith Jarrett y su trío (Gary Peacock y Jack DeJohnette) regresan a San Sebastián para celebrar el 40º cumpleaños
del Jazzaldia. La organización da un repaso a sus ediciones e invita también a otros artistas y grupos que ya han desfilado por La
Concha, como la Mingus Big Band, Kenny Barron, Mulgrew
Miller, Dave Holland, Perico Sambeat, Iñaki Salvador o Phil
Woods. En su apartado más abierto, incluye también citas con Joe
Cocker, Van Morrison, Gilberto Gil, Djavan, Bebo Valdés o Marlango. www.jazzaldia.com.
JAZZ INJUVE 2005. Ibiza, Baleares. 28-30 de julio. Ibiza reclama
honores perdidos en estos últimos años apostando por artistas de
gran autoridad como el pianista Joachim Kühn, el contrabajista
Avishai Cohen o el grupo de culto escandinavo Atomic. Paralela a
su programación “oficial”, el cartel incluye grupos procedentes
del programa cultural del Instituto de la Juventus (Injuve) Circuitos de Música Joven, como Ester Andújar o Fourejazz.
www.mtas.es/INJUVE.
ALCALATINJAZZ. Alcalá de Henares, Madrid. 30 de junio-22 de
julio. La madrileña, universitaria y cervantina Alcalá de Henares
apuesta por un jazz cruzado con sangre latina, albergando las
propuestas de Pat Metheny, Bebo Valdés, Concha Buika, Lucky
Peterson, Marcus Miller, Dead Capo o el Trío Mocotó. www.alcalatinjazz.com.
BORJA EN JAZZ. Borja, Aragón. 25 de junio-3 de julio. La cita
aragonesa celebra su tercera edición atendiendo a su buena reputación, ganada con la organización de conciertos como los de
este año: Jacky Terrasson, Larry Coryell, Don Byron, Jerry González o David Pastor. www.borjaenjazz.com.
145
LIBROS
El arte bajo un régimen tiránico
UN LIBRO APASIONANTE, BELLO Y DOLOROSO
PASCAL HUYHN (dir.):
Le Troisième Reich et la musique.
París, Fayard, 2004. 256 págs.
Contenidos
L
146
e Troisième Reich et la musique
es libro y catálogo de la exposición que tuvo lugar en la Cité de
la Musique, en París, entre el 8
de octubre de 2004 y el 9 de enero de
2005. Es un libro colectivo recientito y
desborda contenidos de muy elevado
interés.
Es la historia del crimen que reza
el título: cómo el III Reich manipuló la
música, cómo partió de la idea de que
era Alemania el país musical por excelencia, superior en todo, y en especial
en música; cómo se usaron los cantos
anteriores a la toma del poder como
venganza nacional, como arma de
combate, como incitación al crimen;
cómo se usó la iconografía no sólo
sonora de Wagner para levantar un
estado que no fue sino bandidaje en
gran escala.
El protagonista de este libro es la
música, sí, y en el buen montón de
artículos que lo forman es la música el
referente, y se narran los avatares de la
música bajo el nazismo, pero insiste en
las raíces del gusto y la manipulación
musicales anteriores a la guerra, presentes durante Weimar en los medios
reaccionarios o conservadores opuestos al sistema. Y antes, en la época
guillermina, elaboradora de leyendas e
iconos.
Además, integra la música en la
historia de la manipulación de las otras
artes por parte del Reich: los numerosos exiliados por ser opositores, por
ser judíos, por ser modernos, o por ser
las tres cosas al mismo tiempo, son
escritores, cineastas, gentes de teatro,
pintores, muchos pintores; y, desde
luego, músicos, en especial los judíos,
como Schoenberg al principio y Korngold tras el Anschluss; o especialmente
modernos, como Hindemith o Krenek,
que no eran judíos.
Este libro tiene un capítulo de
Peter Petersen dedicado a los músicos
exiliados, con especial atención, como
ejemplo significativo, a una familia, los
Rosé, cuyos itinerarios vitales nos conmueven y nos revuelven las tripas. Se
le añaden cuatro apretadas páginas
que son una lista no exhaustiva, pero
sí inmensa, de músicos perseguidos
por el nazismo, tanto compositores
como instrumentistas, cantantes, directores de orquesta y de teatros, críticos
y musicólogos, editores y agentes.
Petersen calcula entre 5500 y 10000 los
músicos perseguidos por el nazismo.
Desde luego, el número de perseguidos creció a medida que el Tercer
Reich conquistaba nuevas tierras al
este y al oeste.
Beethoven y Wagner
No es Beethoven el compositor favorito para el trabajo ideológico y de combate (artículo de Esteban Buch). Se le
usa, se le utiliza, se le escucha en conmemoraciones y exposiciones, sigue
siendo un icono nacional, como desde
los tiempos del pleno Romanticismo.
Beethoven es fruto del genio alemán,
la grandeza de ese pueblo maltratado
en la posguerra. Hubo, eso sí, utilización nazi de Beethoven en los discursos, pero no hubo discurso nazi sobre
Beethoven. Era de los nuestros, al contrario que los judíos.
Así, se le prohíbe a los judíos que
interpreten a Beethoven: Schnabel,
Moscheles, Joachim, Mendelssohn, el
Cuarteto Rosé, eso nada significa, son
meras excepciones. Por lo demás, y
según dijo Friedrich Herzog, feroz crítico nazi, uno de esos genios vociferantes del régimen cuyas réplicas
hemos conocido en nuestro país los
que tenemos cierta edad, el que va a
la escuela de Beethoven no puede
traspasar el umbral del taller de Schoenberg (p. 53). No deja ser chusco y
patético que Herbert Gerigk, mano
derecha de Rosenberg, ordene una
investigación en profundidad sobre
Beethoven, por si acaso era masón…
¡en octubre de 1944!
Pero el que de veras nos justifica,
nos da armas y alas es Wagner; también Bruckner, auténtico descubrimiento del régimen y favorito del Führer. Beethoven es respetable; Wagner
y Bruckner son algo más, mucho más.
El caso es que Beethoven, a diferencia
de Meldelssohn y de Wagner, de Schoenberg y de Pfitzner, fue un músico
del que ningún grupo podía apoderarse sólo para sí, ni atribuirse sólo al
Otro. Esta situación la compartía con
Mozart, con Bach, puede que con
Schubert…
Por eso es muy interesante ver
cómo los nazis se apropian de Wagner. Y la familia Wagner, encantada de
la vida. Hitler era un don nadie cuando era recibido con cariño en Wahnfried. Hitler era un delincuente preso
cuando Winifried le enviaba papel,
pluma y tinta a la cárcel mientras escribía Mi lucha. Chamberlain lo estimaba
muchísimo. Qué familia tan fiel y
encantadora. Pero lo más interesante
es la destrucción de la política mediante el mito wagneriano. Véase el artículo de Éric Michaud, en el que leemos:
“En la Alemania nacionalsocialista fue
en efecto Wagner el que dio el tono, el
que llevó a Hitler a la destrucción de
la política para garantizar el triunfo del
mito”. Los maestros cantores de Nuremberg fue el gran manifiesto, la gran
coartada del régimen.
Rupturas
Para llevar adelante la musicalización
total del país entendido esto como corsé, como cárcel, como campo de concentración (podríamos interpretar, tras
la lectura del libro) eran precisos unos
pasos decididos y audaces. Uno, la
educación, partiendo de la gran cantidad de organizaciones supuestamente
amantes de la naturaleza, idílicas,
excursionistas, con muchachos con
muchos pantalones cortos: los cantos
que de naturales se tornan agresivos,
como en el film de Bob Fosse; la educación como perversión de un modelo
(artículo de Noemí Duchemin), que no
LIBROS
inventa demasiado, sino que sigue las
pautas del III Reich y del rencor de la
época de la posguerra y la inflación.
Otro, terminar con lo anterior.
Alain Poirier nos habla de la rica vida
musical de Weimar, de la nueva objetividad, de Weill y Busoni y Klemperer
y Hindemith, y Krenek y los cuatro
vieneses (incluido Zemlinsky), y la
riqueza de la vida teatral, tanto la dramática como la lírica. Y tanta, tantísima
riqueza más. Eso había que destruirlo,
porque detrás del ideal del “yo Sachs”
estaba el auténtico yo nazi, que era
nibelungo. Y lo destruyeron. Gerard
Köhler compara la riqueza escénica de
Weimar y la destrucción posterior de
la modernidad en decorados, figurines
y puestas en escenas. Hay iconografía
en el libro que permite comparar la
modernidad y la audacia de Weimar
con el regreso al icono medieval de,
por ejemplo, las callejas de Nuremberg
para ese Sachs que poco tardó en llevar cruz gamada.
Con las primeras clamorosas
ausencias en música y en las demás
artes se edifica todo un sistema cultural sometido al partido, al gobierno, al
Reich, y su instrumento más visible es
la Cámara de Cultura del Reich
(Reichskulturkammer, RKK), fundada
el 22 de septiembre de 1933; en ella se
integran otras cámaras, como la
Reichsmusikkamer, RMK, la cámara
para la música, a cuyo frente estuvieron al principio Richard Strauss y Wilhelm Furtwängler. Duraron poco. Pero
se dejaron querer por el sistema, que
se sirvió de ellos; sobre todo, y muy
ampliamente, del segundo. El primero
tal vez nunca entendió ni quiso entender lo que estaba pasando. Él componía en paz y tranquilidad, ya se podía
hundir el mundo. La prueba es que,
aparte de defender el libreto de La
mujer silenciosa, escrito por el judío
Stefan Zweig, tardó mucho en apenarse por algo: compuso Metamorfosis
tras el bombardeo de Dresde, la ciudad que vio sus grandes éxitos. Ahora
bien, los grandes compositores del
régimen, aparte los mediocres, fueron
Carl Orff, Werner Egk y lo que quedaba de Hans Pfitzner. Entre los directores, además de Furtwängler, un adalid
del nazismo en música fue Clemens
Kraus.
Lo sano y lo degenerado
Hay modernidad en el nazismo, una
“modernidad reaccionaria”. Se llega,
“tanto si se trata de escultura como de
pintura, a un neoclasicismo cuya
monumentalidad y exacerbación formal pretendían un efecto de potencia
y de fuerza vital” (p. 183). “Pero la
imagen monolítica que durante mucho
tiempo nos hemos hecho de la vida
cultural del Tercer Reich bajo la férula
del inteligente y temible Joseph Goebbels ha de ser matizada. Junto a la literatura y el arte nazis propiamente
dichos subsiste, en casi todos los campos, la cultura alemana tradicional,
aunque amputada de sus mejores elementos, empujados al exilio” (p. 179).
Es importante el concepto de arte
degenerado (Entartete Kunst) y el subsiguiente de música degenerada
(Entartete Musik). Hubo muchas exposiciones de este tipo de “degeneracio-
L
a música era
omnipresente en los
campos de trabajo y en
los de exterminio.
nes”, hasta las buenas, la de Múnich
de 1937 (artes plásticas) y la de Düsseldorf, durante las jornadas musicales
de mayo y junio de 1938. Hay que
decir que la musical tuvo poco éxito,
que se clausuró dos días antes de lo
previsto y que a Goebbels no le gustó
gran cosa porque levantó muchas protestas entre músicos fieles al partido.
Los cantos de combate tienen una
importancia especial. Al principio,
antes de la toma del poder en enero
de 1933, abundan los contrafactos con
música a veces muy anterior y mensaje
nacionalsocialista, con los motivos típicos: la Gran Alemania que despierta,
los enemigos judíos, la venganza contra Versalles, la libertad del pueblo alemán. Pero pronto surgen los cantos de
asalto utilizados por las SA, que para
sus actividades violentas y de terrorismo cotidiano precisaba, entre otros
instrumentos, de nuevos y más violentos cantos que además rivalizaran con
las canciones obreras, puesto que el
partido se adornó de un barniz “socialista”. Los nazis se apoderaron de todo
lo que era socialista: la calle, el cine, la
bandera roja y, desde luego, las canciones, que cambiaron de letra, en
nuevas operaciones de contrafacto.
Como recordaría Sebastian Haffner: sin
gran oposición de esa misma izquierda, ladradora y poco mordedora. El
caso es que La Internacional se convirtió en la Hitlernationale, que
comenzaba así: “Auf, Hitlerleute, schliesst di Reihen”. Los ejemplos abundan. Siguieron los cantos que preparaban claramente la guerra. Y en seguida
los cantos guerreros, desde los de la
Legión Condor en España, primer
ensayo bélico de la Luftwaffe, hasta los
cantos fanfarrones en el frente ruso,
aunque sabemos que al cabo escampó
el chaparrón de baladronadas en la
estepa.
El gueto y la destrucción
Lionel Richard le dedica un estudio muy
interesante a una historia que después
de conocida la magnitud del Holocausto nos pone los pelos de punta. Se trata
de la exclusión, segregación y encierro
en un gueto de los artistas judíos de
todos los gremios en una Alianza cultural judía, más tarde Unión cultural, que
durante algún tiempo funcionó más o
menos bien, muy a menudo con espectáculos teatrales y musicales de calidad,
y hasta con editoriales, libros y periódicos. Los alemanes no pueden acceder a
esos productos, del mismo modo que
los judíos no pueden acceder a los alemanes. Por eso, al principio se les niega
el nombre de Alianza de judíos alemanes: no se puede ser judío y alemán.
Esta monstruosidad debió de parecerle
a muchos judíos de Alemania un mal
menor, antes y después de las Leyes de
Nuremberg. Fue un siniestro mecanismo de aparente permisividad que dio
lugar a un fenómeno inquietante, horrible, fascinante: élites de artistas judíos
colaboran con las autoridades del Reich
para garantizar la supervivencia de su
pueblo a través de la cultura; la cultura,
eso que tanto aman los judíos. La mascarada, la vergonzosa coartada termina
el 11 de septiembre de 1942, cuando ya
está en marcha la solución final. Se prohíbe la Unión y se deporta a los artistas,
sobre todo a Theresienstadt (Terezín), al
norte de Praga.
La música era omnipresente en los
campos de trabajo y en los de exterminio. Se hacía cantar a los prisioneros
como humillación, como sevicia y como
tortura (artículo de Eckhard John). Pero
los deportados también hicieron música
de manera espontánea, no siempre permitida, aunque a partir de cierto
momento tolerada como desahogo en
medio del inhumano esfuerzo del trabajo de guerra. Los SS querían sus orquestas y conjuntos de prisioneros en los
campos para su solaz, mas también para
hacerles marcar el paso y hasta para llevarlos a la muerte por alguna falta considerada grave (un intento de evasión lo
era especialmente). Era compatible
gasear a miles de personas en unas
horas y mostrarse a continuación sensible ante un cuarteto de cuerda. Es
lamentable, pero da la impresión de que
hay una línea directa entre el cantabile
de Hans Sachs sobre la integridad del
arte alemán y los campos de la muerte.
Hay otros temas en este libro. No
podemos reseñarlos todos. Cada artículo merecería un comentario amplio. O
mejor, merecería que lo tradujéramos,
porque el nivel intelectual de los escritos es ejemplar.
Santiago Martín Bermúdez
147
GGUUÍ A
ÍA
LA GUÍA DE SCHERZO
3-VII: Bach Collegium de Praga.
Bach, Ofrenda musical. (Música y
Patrimonio).
BARCELONA
GRAN TEATRE DEL LICEU
WWW.LICEUBARCELONA.COM
LA GAZZETTA (Rossini). Barbacini.
Fo. Bonfadelli, Praticò, Spagnoli,
Workman. 1,3-VII.
TURANDOT (Puccini). Benini.
Espert. DeVol, Frittoli, Farina, Palatchi. 21,22,24,25,27,28,29,30-VII.
GRANADA
FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA
Y DANZA
WWW.GRANADAFESTIVAL.ORG
1-VII: Grupo Instrumental de Valencia. Coro de Valencia. Jordi Cervelló.
Sotelo. (Hospital Real).
— Javier Perianes, piano. Mompou,
Albéniz, Debussy. (Patio de los Arrayanes).
1-VII: Coro de la OFGC. Christoph
Köning. Lojendio, Peña. Haydn, La
Creación.
MADRID
2-VII: Orquesta Barroca de Salamanca. Wieland Kuijken. Conti, Don
Chisciotte. (Siglos de Oro. El Escorial,
Real Coliseo).
28: Europa Galante, Fabio Biondi.
Conforto, Festa cinese (Siglos de Oro.
Palacio de El Pardo).
PERIANES
CENTRO PARA LA
DIFUSIÓN DE LA MÚSICA
CONTEMPORÁNEA
La Música toma el Museo
2,3: The Sixteen. Harry Christophers.
Palestrina, Lasso, Allegri. / Byrd, Victoria. (Monasterio de la Cartuja).
2,3: Orquesta Sinfónica de Londres.
Colin Davis. Elgar, Dvorák. / Smetana, Mi patria. (Palacio de Carlos V).
3: Juan de la Rubia, órgano. Cabezón, Aguilera de Heredia, Bach.
(Colegiata de Nuestro Salvador).
4: Violeta Urmana, soprano; Jan Philip Schulze, piano. Wagner, Strauss,
Liszt, Rachmaninov (Hospital Real).
5,7: Ballet Nacional de España. El
sombrero de tres picos, El café de chinitas (Jardines del Generalife).
6: Kremerata Baltica. Gidon Kremer,
violín y dirección. Bach, Kancheli,
Schnittke, Schubert. (Palacio de Carlos V).
8,9: Compañía de Rafael Amargo. D.
Q… pasajero en tránsito. (Teatro Isabel la Católica).
8,9,10: Staatskapelle de Berlín.
Daniel Barenboim, director y painista. Schoenberg, Beethoven. / Mahler,
Séptima. / Coro de la Staatskapelle.
Denoke, Young, Moser, Pape. Beethoven, Novena. (Palacio de Carlos
V).
9: Orquesta Barroca de Sevilla. Monica Huggett. Biber, Salazar, Rameau.
(Hospital Real).
10: Armoniosi Concerti. Juan Carlos
Rivera. Velderrábano, Milán, Morata.
(Hospital Real).
LA CORUÑA
FESTIVAL MOZART
WWW.FESTIVALMOZART.COM
MORENO
1-VII: Solistas de la OSG. Bach,
Mozart.
IDOMENEO (Mozart). Auguin. Pizzi.
Giménez, Provvisionato, Moreno,
Tamar. 2-VII.
148
LAS PALMAS
O RQUESTA F ILARMÓNICA DE G RAN
CANARIA
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Jesús Jara, tuba, LIEM, electroacústica. Obras de Quaranta, Jara,
Carles, Arévalo, Ozaita, Talayero,
Ferrari, Álvarez Fernández.
Viernes 1 de julio. 19:00 horas
Auditorio MNCARS
Pilar Jurado, soprano, Francisco
Martínez, saxofones, Salvador
Espasa, flautas, Jean Claude Risset
y LIEM, electroacústica.
Monográfico Jean-Claude Risset.
Lunes 4 de julio. 19.00 horas
Auditorio MNCARS
Rosario Cruz, soprano, José Iges,
electrónica, voz, Concha Jerez,
vídeo, acciones, voz, Pedro López,
programación, electrónica. “Vox
Vocis 2.0”, de Iges, Jerez, López
Martes 5 de julio. 22.30 horas
Patio MNCARS
Quinteto Cuesta. Obras de
Berlanga, Durán Loriga, Gerhard,
Ligeti.
Miércoles 6 de julio. 19.00 horas
Auditorio. MNCARS
Electroacústica, LIEM-CDMC.
Obras de Zampronha, De Paz,
De la Barrera, Wishart, Moreno,
Dantas Leite.
Miércoles 6 de julio. 22.30 horas
Patio MNCARS
Frances M. Lynch, soprano.
SHE – Composers. Obras de
Wimhurst, Bingham, Weir,
M. Lynch.
Jueves 7 de julio. 19.00 horas
Auditorio MNCARS
Cuarteto Manuel de Falla. Obras
de Marco, Carbajo, Lanchares,
Solare, Turina.
Viernes 8 de julio. 19.00 horas
Auditorio MNCARS
PERALADA
FESTIVAL CASTELL DE PERALADA
TEATRO REAL
Información: 91/ 516 06 60.
Venta Telefónica: 902 24 48 48.
Venta en Internet: teatro-real.com.
Visitas guiadas: 91 / 516 06 96.
ÓPERA:
DIE ZAUBERFLÖTE
(LA FLAUTA MÁGICA)
de Wolfgang Amadeus Mozart.
Julio: 5, 6, 7, 9, 10, 11, 12, 13, 14*,
16*, 17*, 18*. 20:00 horas; domingos, 18:00 horas. * Funciones fuera
de abono. Nueva producción del
Teatro Real, en coproducción con
La Ruhr Triennale y con la Opéra
National de París. Director musical:
Marc Minkowski / Jeremie Rhorer.
Proyecto escénico: La Fura dels
Baus, Jaume Plensa. Directores de
escena: Alex Ollé, Carlos Padrissa,
La Fura dels Baus. Solistas: Daniel
Borowski, Toby Spence / Matthias
Klink, Francis Lis, Erika Miklósa,
Patricia Ciofi / Maria Arnet, Ana
Ibarra, Cecilia Díaz, Francisca
Beaumont, Brett Polegato / Gabriel
Bermúdez, Emmanuelle Goizé,
Markus Brutscher.
TEATRO DE LA ZARZUELA
Jovellanos, 4. Metro Banco de
España. Tlf.: (91) 5.24.54.00.
Internet:
http://teatrodelazarzuela.mcu.es.
Director: Luis Olmos. Venta
localidades: A través de Internet
(servicaixa.com), Taquillas
Teatros Nacionales y cajeros o
teléfono de ServiCaixa: 902 33 22
11. Horario de Taquillas: Venta
anticipada de 12 a 17 horas. Días
de representación, de 12 horas,
hasta comienzo de la misma.
LA PARRANDA,
de Francisco Alonso. Hasta el 17
de julio (excepto lunes y martes) a
las 20:00 horas.
Domingos, a las 18 horas.
Dirección Musical: Miguel Roa.
Director de Escena: Emilio Sagi.
Orquesta de la
Comunidad de Madrid.
Coro del Teatro de La Zarzuela.
PEÑÍSCOLA
FESTIVAL INTERNACIONAL
ANTIGUA Y BARROCA
DE
MUSICA
4-VIII: Rinaldo Alessandrini, clave.
Sweenlick, Butxtehude, Bach.
5: Victoria Musicæ. José Ramón Gil
Tárrega Cancionero de la Sablonara.
8: Neobarock. Volker Möller. Jordi
Doménech, contratenor. Corselli,
Galuppi, Haendel.
9: La Rossignol. Domenico Baronio.
Festa di ballare.
10: Orlando Consort. Morley, Johnson, Tompkins.
11: The Rare Fruits Council. Manfredo Kraemer. Blasco, Sanz, Falconiero.
12: La Venexiana. Claudio Cavina.
Monteverdi, Madrigales.
LA VERBENA DE LA PALOMA (Bretón). Albiach. Font. Monar, Bertrén,
Castejón, López. 15-VII.
16: Filarmónica Arturo Toscanini.
Orfeó Català. Lorin Maazel. Beethoven, Novena.
17: Barbara Hendricks, soprano;
Magnus Lindgren, piano. Ellington,
Porter.
22,23: Compañía de danza Martha
Graham.
29,30: Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Marco
Armiliato. Josep Pons. Guleghina,
Aragall. / Orfeón Donostiarra. Ernest
Martínez Izquierdo. Prokofiev.
1-VIII: Orquesta Diván OrienteOccidente. Daniel Barenboim.
BARENBOIM
IGLESIA DE SANTO DOMINGO
2: José van Dam, barítono; Maciej
Pikulski, piano. Duparc, Debussy,
Poulenc.
LA TRAVIATA (Verdi). Kreizberg.
Weib. Juventudes Musicales de España. 3,4-VIII.
LA ETERNA CANCIÓN (Sorozábal).
Gas. García. Baquerizo, Serna, Vas,
Salcedo. 7-VIII.
9: Sinfónica de Madrid. Jesús López
Cobos. Michel Camilo, piano. Strauss,
Ravel, Albéniz.
11: Ensemble Virelai. Arañés, Milán,
Romero.
SALOME (Strauss). Kaspszyk. Otava.
Wunder, Lubanska, Lappainen, Zalasinski. 15-VIII.
16: Orquesta de la Ópera Nacional
de Polonia. Jacek Kaspszyk. Wagner.
SAN SEBASTIÁN
QUINCENA MUSICAL DONOSTIARRA
WWW.QUINCENAMUSICAL.COM
5-VIII: Fabio Bonizzoni, clave. Scarlatti, Bach.
8: La Trulla de Bozes. Carlos Sandúa.
Guerrero, Ruimonte, Aguilera de
Heredia.
10: Armoniosi Concerti. Juan Carlos
Rivera. Música de la época de Cervantes.
RIVERA
NACIONAL
11: Vox Suavis, Dominique Vellard.
Música española del siglo XV.
MADAMA BUTTERFLY (Puccini).
Mandeal. Kemp. Tasca, Aronica, Salvadori, Rodríguez-Cusì. 13,15,17VIII.
16: José Bros, tenor; Vincenzo Scalera, piano. Arias y romanzas.
18: Grigori Sokolov, piano. Programa por determinar.
22: Orquesta Nacional de España.
Coro Easo. Josep Pons. Schoenberg,
Shostakovich.
23,24,25: Orquesta de Cámara de
Lausana. Christian Zacharias, piano y
dirección. Beethoven, Conciertos
para piano.
GGUUÍ A
ÍA
SANTANDER
WWW.FESTIVALSANTANDER.COM
BONIZZONI
DAS RHEINGOLD (Wagner). Kuhn.
Solistas de la Academia Montegral.
31-VII.
DIE WALKÜRE (Wagner). Kuhn.
Solistas de la Academia Montegral. 1VIII.
2,3-VIII: Sinfonia Varsovia. Peter
Csaba. Semifinal del Concurso de
Piano de Santander.
4: Fabio Bonizzoni, clave. Bach,
Scarlatti.
GOERNE
6: Orquesta Sinfónica de Madrid.
Jesús López Cobos. Final del Concurso de Piano de Santander.
7: Orquesta Sinfónica de Madrid.
Jesús López Cobos. Michel Camilo,
piano. Strauss, Albéniz-Arbós, Ravel.
10: Orquesta del Teatro Regio de
Turín. Coral Salvé de Laredo. Ottavio
Marino. Roberto Scandiuzzi, bajo.
Verdi, Chaikovski, Musorgski.
11: Orquesta del Teatro Regio de
Turín. Jan Latham Koenig. Falla,
Halffter, Musorgski-Ravel.
13: Orquesta del Teatro Regio de
Turín. Director por determinar.
Renée Fleming, soprano. Mozart,
Haendel, Korngold.
16: La Reverdie. Laude di Sancta
Maria.
18,19,21,22: Ballet de Hong Kong.
23: Solistas de Moscú. Yuri Bashmet.
Mozart, Mendelssohn, Chaikovski.
29: Joven Orquesta Gustav Mahler.
Ingo Metzmacher. Matthias Goerne,
barítono. Beethoven, Mahler, Bruckner.
30: Les Arts Florissants. William
Christie. Chapuis Agnew, Davies.
Purcell, Charpentier.
31: Orquesta Philharmonia. James
Conlon. Steven Isserlis, chelo. Ullmann, Strauss, Dvorák.
SEGOVIA
LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO
MORENO
10-VII: La Real Cámara. José Miguel
Moreno. Boccherini, Quintetos con
guitarra (Siglos de Oro).
INTERNACIONAL
AIX-EN-PROVENCE
WWW.FESTIVAL-AIX.COM
JULIE (Boesmans). Ono. Bondy.
Magee, Ernman, Avemo.
8,11,14,16,20,22-VII.
COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Harding.
Chéreau. Watt, Garanca, Degout,
Mathey.
9,13,15,17,19,21,23,26,28,30-VII.
LA CLEMENZA DI TITO (Mozart).
Daniel. Hemleb. Spicer, Stoyanova,
Jepson, D’Oustrac.
10,12,14,16,20,22,24-VII.
THE TURN OF THE SCREW (Britten). Ono. Bondy. Dumait, Miller,
Delunsch, Schaer.
10,12,15,17,21,24-VII.
IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini).
Gatti. Radok. Petroni, Del Carlo,
Tilling, Mattei.
11,13,15,18,21,23,25,28-VII.
9-VII: Cuarteto de Tokio. Schubert,
Ravel.
10: Ensemble Musicatreize. Roland
Hayrabedian. Martinu, Ligeti, Messiaen.
11,18,23,25: Alain Planès, piano.
Debussy, La obra para piano.
13: Pieter Wispelwey, chelo. Britten,
Suites.
14: Fabio Biondi, violín; Kenneth
Weiss, clave. Bach, Locatelli.
16: Pierre-Laurent Aimard, piano.
Boulez, Chopin, Ravel.
19: Cuarteto Keller. Diemut Poppen,
viola. Schubert, Bartók, Brahms.
24: Cuarteto de Tel Aviv. Pierre-Laurent Aimard, piano. Shostakovich,
Brahms.
27: Orquesta del Teatro Comunale
de Bolonia. Daniele Gatti. Wagner,
Gatti, Stravinski.
29: Orquesta de Cámara Mahler.
Daniel Harding. Mahler, Cuarta.
BAYREUTH
RICHARD-WAGNER-FESTSPIELE
WWW.BAYREUTHER-FESTSPIELE.DE
TRISTAN UND ISOLDE (Wagner).
Oue. Marthaler. Smith, Youn, Stemme, Schmidt. 25,31-VII. 12,28,26VIII.
LOHENGRIN (Wagner). Schneider.
Warner. Hagen, Seiffert, Schnitzer,
Welker. 26-VII. 1,5,9,19,28-VIII.
DER FLIEGENDE HOLLÄNDER
(Wagner). Albrecht. Guth. Ryhänen,
Dugger, Wottrich, Priew. 27-VII.
2,8,13,21,27-VIII.
TANNHÄUSER (Wagner). Thielemann. Arlaud. Jentjens, Gould, Trekel, Bieber. 28-VII. 3,10,16,20,24VIII.
PARSIFAL (Wagner). Boulez. Schlingensief. Buhrmester, Youn, Holl,
Ebertz. 29-VII. 4,11,17,23-VIII.
BEAUNE
F ESTIVAL I NTERNATIONAL D ’O PÉRA
BAROQUE
WWW.FESTIVALBEAUNE.COM
1-VII: Gabrieli Consort & Players.
Paul McCreesh, Gauvin, Sampson,
Mijanovic, Hallenberg. Haendel, Alcina (versión de concierto).
2: Akademie für Alte Musik Berlin.
Renée Jacobs. Rivenq, Kalna, Harnisch, Fagioli. Conti, Don Chisciotte
(versión de concierto).
9: Coro y orquesta Le Concert Spirituel. Hervé Niquet. Staskiewicz,
Auvity, Perruche, Buet. Destouches,
Callirhoé (versión de concierto).
16: Concerto Italiano. Rinaldo Alessandrini. Polverelli, Ferrari, Milanesi,
Mingardo. Monteverdi, L’incoronazione di Poppea (versión de concierto).
23: Capella de’Turchini. Antonio Florio. Schiavo, Prina, Ercolano, Senti.
Haendel, Partenope (versión de concierto).
30: Accademia Bizantina. Ottavio
Dantone. Ulivieri, Hallenberg, De
Niese, Mijanovic. Vivaldi, Tito Manlio
(versión de concierto).
BERLÍN
FILARMÓNICA DE BERLÍN
WWW.BERLIN-PHILHARMONIC.COM
27-VIII: Simon Rattle. Strauss. Dean,
Beethoven.
RATTLE
26,27: Orquesta Sinfónica de Galicia. Víctor Pablo Pérez. Orfeón
Donostiarra. Coral Andra Mari. Escolanía Easo. Marc, Mace, Lojendio,
Vermillion, López, Pizzolato, Jun.
Mahler, Octava. / Nadine Secunde,
soprano. Schubert, Wagner.
28,29: Orquesta Nacional de Rusia.
Mikhail Pletnev. Georgi Goryunov,
chelo. Shostakovich. / Maxim Vengerov, violín. Beethoven, Chaikovski.
30: Sociedad Coral y Sinfónica de Bilbao. Juanjo Mena. Gustafson, Prunell
Friend, Mohr. Britten, War Requiem.
31: Les Arts Florissants. William
Christie. Chapuis Agnew, Davies.
Purcell, Charpentier.
DEUTSCHE OPER
WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE
Z MRTVÉHO DOMU (Janácek). Fischer. Schlöndorf. Carlson, Johannsen,
Kollo, Pauritsch. 2-VII.
STAATSOPER
WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG
LA BOHÈME (Puccini). Ettinger.
Hume. Mills, Samuil, Dvorsky, Daza.
2,5-VII.
DRESDE
SEMPEROPER
WWW.SEMPEROPER.DE
WEST SIDE STORY (Bernstein). Weigle. Kupfer. 2-VII.
DER GUTE GOTT VON MANHATTAN (Hölszky). Märkl. Kimmig. Gloger, Kaftan, Fandrey, Wilke. 3-VII.
CARMEN (Bizet). Delacôte. Lauterbach. Antonenko, Belobo, Hupach,
Halevy. 7-VII.
SALOME (Strauss). Nagano. Mussbach. Herlitzius, Schmidt, Peckova,
Titus. 8-VII.
DER ROSENKAVALIER (Strauss).
Rennert. Laufenberg. Nylund, Rydl,
Vondung, Petersen. 9-VII.
TURANDOT (Puccini). Luisi. Homoki. Shafinskaia, Tilli, Tanner, Dasch.
10-VII.
DROTTNINGHOLM
DROTTNINGHOLMS SLOTTSTEATER
WWW . DROTTNINGHOLMSSLOTTSTEA TER.DTM.SE
ZOROASTRE (Rameau). Rousset.
Audi. Padmore, Panzarella, Andersen, Alexiev. 2,4,6,8,10,12,24,26VIII.
EDIMBURGO
FESTIVAL INTERNACIONAL DE
EDIMBURGO
WWW.EIF.CO.UK
14-VIII: Orquesta Sinfónica de la
BBC Escocesa. Donald Runnicles.
Urmana, Overmann, Licitra, Relyea.
Verdi, Requiem.
15: Orquesta Diván Oriente-Occidente. Daniel Barenboim. Mozart,
Chaikovski.
CURLEW RIVER (Britten). Walker. Py.
Spence, Dezeley, Davies, Mirfin.
15,19-VIII.
16: Coro y Orquesta de Cámara
Escoceses. Charles Mackerras. Martinpelto, Milne, Kozená, Bostridge.
Mozart, La clemenza di Tito (versión
de concierto).
17: Real Orquesta Nacional Escocesa. Jirí Belohlavek. Mahler, Novena.
18: Orquesta Sinfónica de la BBC
Escocesa. Coro del Festival de Edimburgo. David Runnicles. Mahler, Tercera.
19: Coro y Orquesta de Cámara
Escoceses. Giuliano Carella. Massis,
Larmore, Ford, Bottone. Rossini, Adelaide di Borgogna (versión de concierto).
20: Orquesta Philharmonia. Philippe
Jordan. Mozart, Strauss.
21: Orquesta Chaikovski de la Radio
de Moscú. Vladimir Fedoseiev. Beethoven, Prokofiev, Chaikovski.
22: Concerto Italiano. Rinaldo Alessandrini. Monteverdi, Vespro.
THE DEATH OF KLINGHOFFER
(Adams). Gardner. Neilson. Schroeder, Summers, Wyn-Rogers, Boutros.
23,29-VIII.
23: Coro y Orquesta de Cámara
Escoceses. Charles Mackerras. Manzel, Royal, Trost, Streit. Benda, Zaide.
24,25: Orquesta Filarmónica de Rotterdam. Herbert Blomstedt. Martin,
Imai. Mozart, Chaikovski. Nielsen,
Beethoven.
26: Joven Orquesta Gustav Mahler.
Ingo Metzmacher. Matthias Goerne,
barítono. Strauss, Mahler, Bruckner.
27: Real Orquesta Nacional Escocesa. Coro del Festival de Edimburgo.
David Robertson. Orgonasova, Cargill, Breslik, Reiter. Beethoven.
28: Hebrides Ensemble. Carter.
29: Orquesta Sinfónica de Bamberg.
Jonathan Nott. Christian Tetzlaff, violín. Ligeti, Mahler.
30: Orquesta Sinfónica de Bamberg.
Coro del Festival de Edimburgo.
Jonathan Nott. Brewer, Irwin, Franz,
Relya. Wagner, Tristan e Isolda. (versión de concierto).
31: Alfred Brendel, piano. Mozart,
Schumann, Schubert, Beethoven.
FRANCFORT
OPER FRANKFURT
WWW.OPER-FRANKFURT.DE
JENUFA (Janácek). Lü. Knabe. Card,
Skelton, Saelens, Secunde. 1,6,8,13,
16-VII.
TRISTAN UND ISOLDE (Wagner).
Carignani. Nel. Treleaven, Frank,
Bullock,
Eglitis.
2,3,7,9,10,14,15,17-VII.
GLYNDEBOURNE
FESTIVAL OPERA
WWW.GLYNDEBOURNE.COM
PRODANA NEVESTA (Smetana). Bernet. Lehnhoff. Montague, Shore,
Kringelborn, Fairs. 1,8,15,19,22,29VII. 4-VIII.
LA CENERENTOLA (Rossini). Jurowski. Hall. Mironov, Alberghini, Di Pasquale, Sheeran. 2,9,13,16-VII.
GIULIO CESARE (Haendel). Christie.
McVicar. Connolly, Bardon, Kirchschlager, Joshua, Dumaux. 3,7,11,14,
17,20,23,28,31-VII
2,5,7,11,14,17,20-VIII.
DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Mackerras. Noble. Cutler, Milne, Reiter,
Kutan. 6,10-VII.
OTELLO (Verdi). Jurowski. Hall. Rendall, Monogarova, Boe, Rigby. 24,
27,30-VII
3,6,9,13,16,19,22,25,28-VIII.
FLIGHT (Dove). Farnes. Jones.
Mason, Aikin, Plazas, Taylor.
12,15,18,21,24,27-VIII.
INNSBRUCK
INNSBRUCKER FESTWOCHEN
WWW.ALTEMUSIK.AT
2-VIII: Wieland Kuijken, viola da
gamba; Piet Kuijken, clave. Bach,
149
GUÍA
150
15-VII: Coro y Sinfónica de la BBC.
Roger Norrington. Mendelssohn,
Elgar, Tippett.
16: Orquesta de Conciertos de la
BBC. Charles Mackerras. Sullivan.
17: The Gabrieli Consort & Players.
Paul McCreesh. Purcell, La reina de
las hadas (versión de concierto).
18: Thomas Allen, barítono; Imogen
Cooper, piano. Royal String Quartet.
Fauré, Barber, Warlock.
19: Orquesta Nacional de la BBC de
Gales. Richard Hickox. Berkeley,
Britten, Vaughan Williams.
20: Sinfónica de la BBC. Osmo
Vänskä. Stephen Hough, piano. Musgrave, Nielsen, Rachmaninov.
— Coro Monteverdi. English Baroque
Soloists. John Eliot Gardiner. Haydn.
21: Filarmónica de la BBC. BBC Singers. Gianandrea Noseda. Stravinski,
MacMillan, Ravel.
22: Orquesta Philharmonia. Christoph von Dohnányi. Christian Tetzlaff, violín. Mozart, Mahler.
23: Coro y Real Filarmónica de Liverpool. Gerard Schwarz. Leila Josefowicz, violín. Mendelssohn, Bruch,
Vaughan Williams.
24: Coro y Orquesta Hallé. Mark
Elder. Elgar, Dream of Gerontius.
25: Leila Josefowicz, violín; John
Novacek, piano. Messiaen, Ravel,
Adams.
— Coro de la Sinfónica de la BBC.
Orquesta Nacional de la BBC de
Gales. Richard Hickox. Tippett, Shostakovich.
27: Sinfónica de la Ciudad de Birmingham. Sakari Oramo. Ravel, Dutilleux, Stravinski.
28: Sinfónica de Bournemouth.
Marin Alsop. Joshua Bell, violín.
Adams, Corigliano, Prokofiev.
29: Filarmónica de la BBC. Vasili
Sinaiski. Chaikovski, Shostakovich,
Prokofiev.
30: Northern Sinfonia. Thomas
Zehetmair, violín y director. Bach,
Hartmann, Bartók.
— Sinfónica de la BBC. Martyn Brabbins. Bernstein, Trainer, Britten.
31: Coro y Sinfónica Escocesa de la
BBC. Ilan Volkov. Berlioz, Romeo y
Julieta.
1-VIII: Joven Sinfonietta Nacional.
Paul Watkins. Lutoslawski, Woolrich,
Copland.
— Sinfónica Escocesa de la BBC. Ilan
Volkov. Nelson Freire, piano. Sibelius, Abrahamsen, Brahms.
2: Baroque Philharmonia. Nicholas
McGegan. Haendel, Rameau.
— London Sinfonietta & Voices. Diego Masson. Weill, Berio.
3: Sinfónica de la BBC. Jurjen Hempel. Vir, Shankar.
4: Orquesta Nacional de la BBC de
Gales. Jac van Steen. Dukas, Watkins,
Stravinski.
— Akademie für Alte Musik. Daniel
Taylor. María Cristina Kiehr, soprano.
23: Coro del Festival de Glyndebourne. Orchestra of the Age of Enlightenment. William Christie. Connolly,
Bardon, Joshua. Haendel, Julio César
(semiescenificada).
24: Joven Orquesta de la Unión Europea. John Eliot Gardiner. Ravel, Walton.
— Sinfónica Escocesa de la BBC.
David Atherton. Gorecki, Tercera.
25: Sinfónica de la BBC. Andrew
Davis. Leonidas Kavakos, violín.
Hayes, Berg, Beethoven.
26: Filarmónica de la BBC. Gianandrea Noseda. Nikolai Znaider, violín.
Brahms, Liszt.
27: Orquesta Mundial por la Paz.
Valeri Gergiev. Rossini, Debussy,
Salonen.
28: Coro de la Sinfónica y Filarmónica de la BBC. Gianandrea Noseda.
Frittoli, Furlanetto, Filianoti. Verdi,
Requiem.
29: I Fagiolini. Robert Hollingworth.
Monteverdi, Carissimi.
— Orquesta de la Tonhalle de
Zúrich. David Zinman. Emanuel Ax,
piano. Wagner, Strauss, Beethoven.
30: Coro y Orquesta de Cleveland.
Franz Welser-Möst. Mahler, Tercera.
— Sinfónica de la BBC. BBC Singers.
David Robertson. Stravinski, Boulez,
Messiaen.
31: Coro y Orquesta de Cleveland.
Franz Welser-Möst. Beethoven, Misa
solemne.
ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN
WWW.ROYALOPERAHOUSE.ORG
OTELLO (Verdi). Pappano. Moshinsky. Heppner, Fleming, Gallo,
Clarke. 1,4,7,10,16-VII.
LA BOHÈME (Puccini). Elder.
Copley. Dai, Gheorghiu, Kwiecien,
Doyle. 2-VII.
MITRIDATE RE DI PONTO (Mozart).
Hickox. Vick. Ford, Kurzak, Rost,
Daniels. 5,9,11,14,17-VII.
RIGOLETTO (Verdi). Downes, McVicar. Beczala, Gavanelli, Netrebko,
Domashenko. 6,9,13-VII.
DIE WALKÜRE (Wagner). Pappano.
Warner. Domingo, Meier, Halfvarson,
Plowright. 8,12,15-VII.
LUCERNA
WWW.LUCERNEFESTIVAL.CH
11,12-VIII: Orquesta del Festival de
Lucerna. Claudio Abbado. Alfred
Brendel, piano. Beethoven, Bruckner.
ABBADO
LONDRES
PROMENADE CONCERTS
WWW.BBC.CO.UK/PROMS
Telemann, Haendel, Bach.
5: Orquesta Sinfónica de Gotemburgo.
Neeme Järvi. Anne Sofie von Otter,
mezzo. Chaikovski, Mahler, Tubin.
6: Joven Orquesta Nacional de Gran
Bretaña. Tadaaki Otaka. Patterson,
Tippett, Elgar.
7: Coro y Sinfónica de la BBC.
Donald Runnicles. Berg, Mahler.
8: Felicity Lott, soprano; Pascal Rogé,
piano. Duparc, Chausson, Hahn.
— Sinfónica Escocesa de la BBC.
Martyn Brabbins. Steven Osborne, piano. Vaughan Williams, Holst, Tippett.
9: Orquesta de Conciertos de la BBC.
Barry Wardsworth. Lambert, Coleridge-Taylor, Stanford.
10: Sinfónica Alemana de Berlín.
Kent Nagano. Weber, Chin, Bruckner.
11: Sinfónica de la BBC. Ingo Metzmacher. Gianluca Cascioli, piano.
Brahms, Wagner, Beethoven.
12: Coro y Sinfónica de la Radio
Daneses. Thomas Dausgaard. Lars
Vogt, piano. Serensen, Nielsen,
Grieg.
13: Orquesta del Ulster. Thierry Fischer. Mendelssohn, Beethoven.
14: Orquesta Diván Oriente-Occidente. Daniel Barenboim. Mozart,
Mahler.
15: Lars Vogt, piano. Brahms, Komarova, Schubert.
— Coro y Orquesta de la Ópera
Nacional de Gales. Vasili Sinaiski.
Chaikovski.
16: Sinfónica de la BBC. Jukka-Pekka Saraste. Leif Ove Andsnes, piano.
Stravinski, Dalvabie, Shostakovich.
17: Real Orquesta Filarmónica.
Daniele Gatti. Berg, Mahler.
18: Sinfónica de Nueva Zelanda.
James Judd. Lilburn, Mahler, Sibelius.
19: Sinfónica de Londres. Colin
Davis. Tippett, Beethoven.
20: Filarmónica de Londres. Kurt
Masur. Gubaidulina, Beethoven.
21: Sinfónica de la BBC. Jirí Belohlávek. Llyr Williams, piano. Novak,
Stravinski, Schumann.
22: Sinfónica de Londres. Bernard
Haitink. Hélène Grimaud, piano.
Shostakovich, Ravel.
GRIMAUD
Sainte Colombe, Marais.
5,6,7: I Fagiolini. Robert Hollingworth. Monteverdi, Madrigales.
12: Akademie fur Alte Musik Berlin.
Reutter, Polatti, Vivaldi.
DON CHISCIOTTE IN SIERRA
MORENA (Conti). Jacobs, Lawless.
Rivenq, Bettini, Fagioni, Kalna.
13,16,22,24,26-VIII.
20: Cuarteto Manon. Mozart, Mendelssohn, Haydn.
14: Estudiantes de la Escuela Superior de Música de Lucerna. Helmut
Lachenmann. Lachenmann, Música
de cámara.
— Solistas de la Orquesta del Festival
de Lucerna. Carter, Mendelssohn,
Debussy.
— Orquesta de Cámara Mahler.
Daniel Harding. Schoenberg, Mahler.
16: Cuarteto Amaryllis. Beethoven.
17,18: Orquesta del Festival de
Lucerna. Claudio Abbado. Renée Fleming, soprano. Berg, Schubert.
18: Cuarteto Lotus. Lachenmann.
19: Orquesta de Cámara Mahler.
Daniel Harding. Kolja Blacher, violín.
Elgar, Brahms.
— Cuarteto Amaryllis. Beethoven,
Berg, Lachenmann.
20: Orquesta del Festival de Lucerna.
Claudio Abbado. Nono, Schubert,
Wagner.
21: Thomas Quasthoff, barítono;
Graham Johnson, piano. Mahler.
— Ensemble InterContemporain.
Heinz Holliger. Dallapiccola, Holliger, Nono, Lachenmann.
22,23: Orquesta del Teatro Mariinski
de San Petersburgo. Khudolei, Balashov, Petrenko, Wagner, Die Walküre,
acto I (versión de concierto). / Nikolai Znaider, violín. Prokofiev, Chaikovski, Rimski-Korsakov.
24: Thomas Quasthoff, barítono;
Graham Johnson, piano. Schubert,
Winterreise.
25: Coro y Orquesta de Cleveland.
Franz Welser-Möst. Magee, Naef,
Kaufmann, Selig. Beethoven, Misa
solemne.
— Ensemble Modern. Bradley Lubman. Lachenmann, Rihm.
26: Orquesta de Cleveland. Franz
Welser-Möst. Bartók, Yi, Ravel.
— Coro de la Orquesta de Cleveland.
Robert Porco. Rachmaninov, Vísperas.
27: Orquesta Barroca de Friburgo.
Gottfried von der Goltz. Klein, Saunders, Schweitzer.
— Coro y Orquesta de Cleveland.
Franz Welser-Möst. Mahler, Tercera.
— Orlando Consort. Perotin, De
Vichy, Machaut.
— Huelgas Ensemble. Paul van
Nevel. Brumel, Forestier, Kerle.
28: Joven Orquesta Gustav Mahler.
Ingo Metzmacher. Matthias Goerne,
barítono. Strauss, Hartmann, Bruckner.
28,29,30: Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam. Mariss Jansons.
Lutoslawski, Brahms. / Mahler, Sexta.
/ Debussy, Sibelius.
LYON
OPÉRA
WWW.OPERA-LYON.COM
L’UPUPA (Henze). Korsten. Dorn.
Aikin, Muff, Denize, Roth. 2-VII.
MILÁN
TEATRO ALLA SCALA
WWW.TEATROALLASCALA.ORG
LA CENERENTOLA (Rossini). Campanella. Ponnelle-Frisell. Flórez, Corbelli, Alaimo, Di Censo. 1,6,8,11,12,
14,15,16,18,20,21-VII.
LA BOHEME (Puccini). Frühbeck.
Zeffirelli. Aronica, Hong, Capitanucci, Bruera. 2,5,7,9,13,19-VII.
MÚNICH
FILARMÓNICA DE MÚNICH
WWW.MUENCHNERPHILHARMONIKER.DE
7,8,9-VII: Rumon Gamba. Julian Shevlin, violín. MacCun, Bruch, Walton.
MÜNCHNER OPERN-FESTSPIELE
WWW.STAATSOPER.DE
LA FORZA DEL DESTINO (Verdi).
Luisi. Alden. Urmana, Delavan, Larin,
Peckova. 1,7,11-VII.
OTELLO (Verdi). Mehta. Zambello.
Cura, Leiferkus, Conners, Muraro.
2,5-VII.
FALSTAFF (Verdi). Mehta. Gramss.
Maestri, Keenlyside, Trost, Reß. 3VII.
ROBERTO DEVEREUX (Donizetti).
Gruberova, Todorovich, Humes,
Piland. 4,8-VII.
RIGOLETTO (Verdi). Mehta. Dörrie.
Vargas, Gavanelli, Damrau, Minutillo.
6,9-VII.
PIKOVAIA DAMA (Chaikovski).
Märkl. Alden. Kuzmenko, Leiferkus,
Gantner, Humes. 12,15-VII.
SAUL (Haendel). Bolton. Loy. Lemalu, Ainsley, Asawa, Evans. 14,18VII.
DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM
SERAIL (Mozart). Bickett. Duncan.
Damrau, Karl, Conners. 16,19-VII.
BILLY BUDD (Britten). Nagano.
Mussbach. Daszak, Gunn, Tomlinson, Gantner. 17,20-VII.
ALCINA (Haendel). Bolton. Loy.
Röschmann, Kasarova, Cangemi, Prina. 17,20,24,27,30-VII.
ROMÉO ET JULIETTE (Gounod).
Homoki. Blasi, Bonitatibus, Álvarez,
Petrozzi. 21,24-VII.
LA CALISTO (Cavalli). Bolton. Alden.
Chiummo, Gantner, Kozená, Zazzo.
22,26-VII.
DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Bolton.
Everding. Moll, Trost, Damrau, Banse. 23,25-VII.
FAUST (Gounod). Haider. Pountney.
Villazón, Burchuladze, Arteta, Auer.
27,30-VII.
ORPHÉE ET EURYDICE (Gluck-Berlioz). Bicket. Lowery. Bonitatibus,
Gritton, York. 28-VII.
LULU (Berg). Boder. Alden. Arellano,
GUÍA
LES CONTES D’HOFFMANN (Offenbach). Plasson. Savary. Todorovitch,
Rancatore, Mula. 9,12-VII.
LA BOHÈME (Puccini). López-Cobos.
Reiss. Gheorghiu, Alagna, Testé,
Peintre. 30-VII. 2-VIII.
PARÍS
OPÉRA BASTILLE
WWW.OPERA-DE-PARIS.FR
ELEKTRA (Strauss). Dohnányi. Hartmann. Polaski, Westbroek, Palmer,
Hadley. 4,8,12-VII.
SALZBURGO
SALZBURGER FESTSPIELE
WWW.SALZBURGFESTIVAL.AT
DER GEZEICHNETEN (Schreker).
Nagano. Lehnhoff. Hale, Volle, Schöne, Schwanewilms. 26,29-VII.
1,4,7-VIII.
MITRIDATE RE DI PONTO (Mozart).
Minkowski. Krämer. Croft, Mei, Mehta, Bohlin. 28,31-VII. 5,13,15,18,
23,25-VIII.
DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Muti.
Vick. Pape, Schade, Kaapola, Keenlyside. 30-VII. 2,8,11,17,19,21,26,28VIII.
PÉSARO
ROSSINI OPERA FESTIVAL
WWW.ROSSINIOPERAFESTIVAL.IT
BIANCA E FALLIERO (Rossini).
Palumbo. Martinoty. Barcellona,
Bayo,
Adami,
Lepore.
8,11,14,17,20-VIII.
LA GAZZETTA (Rossini). Allemandi.
Fo. Custer, Forte, Provvisionato, Praticò. 9,12,15,18,21-VIII.
IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini).
Gatti. Ronconi. Bevacqua, Di Donato,
De Carolis, Flórez. 10,13,16,19,22VIII.
ARRIGHETTO (Coccia). Marcelletti.
Cucchi. 10,13-VIII.
IL VIAGGIO A REIMS (Rossini). Sagi.
Artistas de la Accademia Rossiniana.
12,14-VIII.
LA TRAVIATA (Verdi). Rizzi. Decker.
Netrebko, Villazón, Hampson, Cordella. 7,10,13,16,20,23,27-VIII.
COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Jordan.
U. y K.-E. Herrmann. Iveri, Beaumont, Braun, Donath. 12,14,18,22,
25-VIII.
25,26-VII: Filarmónica de Viena.
Christian Thielemann. Thomas
Hampson, barítono. Strauss.
28,30: Coro y Orquesta del Teatro
Kirov de San Petersburgo. Valeri Gergiev. Alexeiev, Vaneiev, Guriakova,
Diadkova. Chaikovski, Mazeppa (versión de concierto).
31: Arcadi Volodos, piano. Beethoven, Scriabin, Liszt.
— Matthias Goerne, barítono; Alexander Smalcz, piano. Mahler, Berg,
Wagner.
5,6-VIII: Filarmónica de Viena.
Daniele Gatti. Karita Mattila, soprano.
Schreker, Beethoven, Mahler.
6: Orquesta Sinfónica Alemana de
Berlín. Kent Nagano. Dietrich Henschel, barítono. Mahler, Zimmermann,
Bruckner.
— Alfred Brendel, piano. Mozart,
Schubert, Schumann, Haydn.
9: András Schiff, piano. Janácek,
Smetana, Chopin.
10,12: Coro Bach de Salzburgo.
Orquesta del Mozarteum de Salzburgo. Ivor Bolton. Antonacci, Workman, Pisaroni. Gluck, Alceste (versión de concierto).
13,15,16: Coro de la Ópera y Filarmónica de Viena. Riccardo Muti.
Petrassi, Brahms, Beethoven.
14: Lang Lang, piano. Schumann,
Haydn, Dun.
18: Thomas Hampson, barítono;
Wolfram Rieger, piano. Mahler, Zemlinsky, Schoenberg, Berg.
20,21: Filarmónica de Viena. Valeri
Gergiev. Rachmaninov, Hosokawa,
Rimski-Korsakov.
21: Cuarteto Casals. Arriaga, Shostakovich, Schubert.
24: Orquesta del Concertgebouw de
Amsterdam. Mariss Jansons. Mahler,
Sexta.
26: Staatskapelle Dresden. Esa Pekka
Salonen. Strauss, Bartók.
— Cuarteto Artemis. Haydn, Berg,
Schumann.
27: Sinfónica de la Radio de Viena.
Bertrand de Billy. Schreker, Messiaen.
— Kremerata Baltica. Gidon Kremer,
director y violín. Bach, Pärt, Schumann.
27,28: Filarmónica de Viena. Nikolaus Harnoncourt. Bruckner, Quinta.
29: Filarmónica de Berlín. Simon Rattle. Boulez, Ravel.
HARNONCOURT
ORANGE
CHORÉGIES
WWW.CHOREGIES.ASSO.FR
21-VIII: Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia. Alberto Zedda. Rossini, Stabat Mater.
MUTI
Karneus, Helzel, Kuhn. 29-VII.
DIE MEISTERSINGER VON NÜRNBERG (Wagner). Schneider. Langhoff. Rootering, Moll, Roberson, Rieger. 31-VII.
30: Filarmónica de Berlín. Simon Rattle. Strauss, Beethoven.
— Ivo Pogorelich, piano. Chopin,
Scriabin, Rachmaninov.
31: Maurizio Pollini, piano. Chopin.
ZÚRICH
OPERNHAUS
WWW.OPERNHAUS.CH
TSARSKAIA NEVESTA (Rimski-Korsakov). Fedoseiev. Schaaf. Dashuk,
Nikiteanu, Chalker, Peetz. 1,6-VII.
DER HERRR NORRRWIND (Gruber).
Gruber. Sturminger. Kallisch, Schmid,
Widmer, Vogel. 2-VII.
LA BOHÈME (Puccini). Welser-Möst.
Sireuil. Gallardo-Domas, Giordani,
Volle, Davidson. 3,5,7,9-VII.
LA TRAVIATA (Verdi). Carignani.
Flimm. Friedli, Beczala, Hampson,
Murga. 8-VII.
RIGOLETTO (Verdi). Santi. Deflo.
Rey, Peetz, Pesatti, Duci. 10-VII.
BOLETÍN
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de acceso, rectificación, cancelación y oposición ante las oficinas de la Sociedad sita en Madrid, calle Cartagena nº 10 1º C, 28028 Madrid.
151
CONTRAPUNTO
PERDIDO EN LOS PROMS
E
152
l año 1905 fue el más fecundo de la historia de la música
inglesa. Nacieron siete compositores; entre ellos la oficialmente circunspecta Elizabeth Poston, que codificaba mensajes militares en su música durante la Segunda Guerra
Mundial y el empedernido estalinista Christian Darnton, al que la
BBC vedó debido a sus convicciones. El gentil Walter Keigh,
muerto en Libia en 1942, hizo un fascinante arreglo de Las ranas
de Aristófanes que le ha sobrevivido. El muy activo William
Alwyn fundó el Gremio de Compositores de Gran Bretaña, escribió mucha música para cine además de cinco sinfonías y una
ópera basada en La señorita Julia de Strindberg. ¿Qué ha pasado
con todos ellos? Buena pregunta.
Por razones más sentimentales que musicales, Michael Tippett ha sido el que más atención recibe durante este año centenario. Este verano los Proms de la BBC ofrecerán diez conciertos
con la música de Tippett. Sin embargo, de sus colegas centenarios, sólo la música de dos de ellos está programada: Constant
Lambert, tendrá dos conciertos, Alan Rawsthorne uno y los
demás ninguno. Tippett es el que más años vivió, pero hay argumentos a favor de que Lambert y Rawsthorne, un inseparable
par de bebedores, dejaron una huella más profunda en las arenas culturales.
Constant Lambert fue considerado un genio por casi todos
los que le conocían, particularmente por Diaghilev, que le encargó su primer ballet, y por el novelista Anthony Powell, que usó a
Lambert como modelo para su personaje del compositor Hugh
Moreland en A Dance to the Music of Time. El economista Maynard Keynes, probablemente el ingles más inteligente de su
siglo, opinaba que Lambert fue potencialmente la persona más
genial que había conocido. Ducho en todas las artes, ejerció una
influencia maquiavélica sobre Ninette de Valois, fundadora del
British Ballet, al que sirvió como su director, su conciencia musical y su piedra de toque estética. Parecía como si conociera instintivamente lo que convenía a la compañía de Valois y se quedaba con lo que más le interesaba de ella. Fue el primer amante
de Margot Fonteyn, entonces una desgarbada muchacha a la que
transformó en una estrella internacional. Despertó a la música
inglesa de su somnolencia intelectual con su muy vendido estudio sobre la decadencia de la música, Music Ho!, que ridiculizaba al romanticismo elgariano y el modernismo atonal, y planteó
un futuro multicultural. Sus ballets estaban cargados de lo sobrenatural (Horoscope, 1938) o de travestismo (Tiresias, 1951). Se ha
programado para la Última Noche de los Proms, su Rio Grande,
una fantasía para piano, contralto, coro y orquesta.
Lambert, cuando estaba sobrio, era la fuerza vital del renacimiento inglés. Su mejor amigo y compañero de copas era Alan
Rawsthorne, nativo de Lancashire, cuya adusta expresión escondía mucho ingenio. Al estallar la guerra Rawsthorne siguió a su
mujer, una violinista de la Orquesta Sinfónica de la BBC, a Bristol y perdió el manuscrito de su Concierto para violín cuando su
piso fue bombardeado. Lambert, que en aquel momento pasaba
delante de la casa del matrimonio con el Sadler’s Wells Ballet,
rescató valientemente al perro de la pareja y regó con una manguera la casa en llamas mientras recitaba un ensayo de Gorki.
El Concierto para piano de Rawsthorne se tocó en el primer
concierto dado en París después de la Liberación con el ruido de
la artillería retumbando todavía en la distancia. Se convirtió en el
padre sucedáneo de la hija del difunto Walter Leigh y pasaba
mucho tiempo entre poetas y compositores como Dylan Thomas
y Walter Walton, en el pub The Gluepot, en Portland Place detrás
de la BBC. Muy aclamados fueron su Concierto para violín que
volvió a escribir desde cero, y su Primera Sinfonía, pero el dinero que ganó fue poco y una vez más tuvo que recurrir al odiado
trabajo de componer para el cine.
Lambert, despedido del Covent Garden debido a su alcoholismo, se dedicó a hacer arreglos de obras de compositores
barrocos y reorganizó su desastrosa vida personal alrededor de
Isabel Nicholas, una deslumbrante modelo de artistas que contaba a Epstein, Derain, Picasso y Giacometti entre sus muchos
amantes. El compositor sufrió un colapso en la calle en agosto
de 1951 y murió de una diabetes sin diagnosticar. Poco después
Rawsthorne se fue a vivir con la impresionante viuda. Isabel
bebía tanto como su marido, juraba como un carretero y fue una
buena pintora. También colaboró con Rawsthorne en un ballet
de Frederick Ashton, Madame Chrysantheme. Sin embargo, los
trabajos de Rawsthorne para el cine empezaron a incidir en su
creatividad. Después de una memorable partitura para The Cruel
Sea, su Segundo Concierto para violín fue un fracaso y se atascó
con una segunda sinfonía. Luego probó suerte con Practical
Cats para recitador y orquesta, basado en poemas de T. S. Eliot.
Asustada al ver como se desmoronaba la salud de su marido,
Isabel le obligó a dejar Londres e ir a vivir a una idílica aldea de
Essex, cerca de Thaxted. Poco después, Rawsthorne sufrió una
hemorragia cerebral. Después de pasar tres años sin beber, recuperó su confianza y su música adquirió cierta fama, aunque
siempre fue eclipsada por la de Britten, hasta que murió en 1971.
Su Segundo Concierto para piano es la única pieza programada
por los Proms, y en lugar de poner reparos a tanta mezquindad,
debemos dar gracias a la BBC por haberse acordado de Rawsthorne en su centenario.
La Orquesta Sinfónica de Bournemouth ha hecho una
espléndida grabación para Naxos de sus tres sinfonías, pero
ninguna orquesta las interpretan en concierto. La única vez que
se oyó alguna obra de envergadura de Rawsthorne, con la
excepción de los Proms, fue en el Festival de Presteigne en
Gales, donde su biógrafo, John McCabe tocó su Primer Concierto para piano.
Aquí no es el lugar para enjuiciar la calidad de toda esta
música. Algunas de las composiciones de Lambert y Rawsthorne son chapuceras, y el exceso de alcohol no les ayudó para
nada. Probablemente su manera tan alborotada de vivir la vida
les restara energía a la hora de componer. Pero el mejor de los
conciertos de Rawsthorne y la Aubade heroïque de Lambert llaman la atención e iluminan una importante época de evolución
cultural.
¿Quién tiene la culpa de este olvido centenario? El dedo
señala a las pusilánimes orquestas que pocas veces arriesgan a
programar otra cosa que no sea una obra segura. Las orquestas
londinenses que años antes rogaban a Lambert que las dirigiera,
ahora no encuentran un momento ni siquiera para rendirle culto en el centenario de su nacimiento. Birmingham, que encargó
una sinfonía a Rawsthorne, no piensa reestrenarla. La Hallé no
muestra ningún interés por ese héroe local, y esa timidez empobrece el arte por el que existen las orquestas y al que deben servir. Los ciegos que tienen las orquestas británicas por gerentes
temen que el publico, preso de pánico, salga corriendo si tiene
que escuchar a otro compositor británico, de cualquier periodo,
que no sea Tippett o Britten. Al reducir el menú orquestal los
gerentes ha convertido la sala de conciertos en un restaurante
británico de la década de los 40: un plato al día, lo toma o lo
deja. La variedad sería mucho mejor.
¿Cómo vamos a entender el arte si se custodia monolíticamente? En el año 1905, este país produjo muchos buenos compositores, más que en toda la historia de nuestra isla. En 2005,
todos salvo uno de estos emprendedores creadores han caído en
el olvido.
Norman Lebrecht
Descubrá la Temporada 2005-2006
La única guía para atender a conciertos
y óperas en 35 paises
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La programación desde Septiembre 2005 hasta finales de Julio 2006
de más de 340 Teatros de Ópera, Auditorios y Orquestas
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los aforros y las fotos de salas y de espectaculos
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10ª Edición
Aniversaria
2005-
NUEVO: Los Ballets de los principales Teatros estan incluidos
2006
GRATUITO : Dos Revistas
Una puesta al dia semestral con nuevos programas
y los Festivales del verano 2006
PRECIO ESPECIAL HASTA EL 30/09/2005
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