Baggio Clase 8 ES

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 1 HISTORIA DE LAS MIGRACIONES – LA EDAD MEDIA Fabio Baggio 0. Cuestiones terminológicas El período de la “Edad Media” se ubica en el “medio” entre la historia antigua y la moderna. Se trata obviamente una terminología que responde a una historiografía eurocéntrica y no puede avanzar pretensiones universales. Las edades medias, es decir, los años que preparan el pleno desarrollo de la civilización, presentan dataciones variables de acuerdo a las ubicaciones geográficas de referencia. La Edad Media europea, de toda manera, sigue siendo objeto de debate en relación con las fechas de inicio, las fechas de fin y los diferentes sub-­‐períodos. Por lo general se hace iniciar la Edad Media con la caída del Imperio Romano y se hace terminar la misma con la llegada de Colón a América. También se acostumbra distinguir entre la Alta Edad Media, que va desde el siglo V hasta el siglo X, y la Baja Edad Media, que va desde el siglo XI al siglo XV. 1. Las Invasiones de los Bárbaros Después de una larga serie de invasiones por parte de los bárbaros, en el año 476 AD el Imperio Romano de Occidente cayó a manos de Odoacro, rey de los Hérulos, que destituye el último emperador, Rómulo “Augústulo”. Los territorios imperiales, incluyendo Roma, terminan en manos de los reyes bárbaros. Ellos son los jefes de tribus diferentes, a menudo no directamente vinculadas entre si, que hasta el siglo V, con algunas excepciones, habían vivido más allá de las fronteras imperiales. Muchas de ellas se habían establecido como grupos humanos asentados después de una migración anterior desde las zonas norte y este de Europa o de diferentes regiones de Asia. Vándalos. Son tribus germánicas sin mucho contacto con el Imperio Romano. Los historiadores creen que originalmente procedían de las costas del norte de Europa y Escandinavia. Migraron primero a Polonia, después a Silesia y Bohemia, y luego en Alemania, Francia y España. Finalmente se instalaron en la costa mediterránea del norte de África. Sus invasiones se caracterizan por la crueldad y la destrucción total de ciudades conquistadas. Visigodos. Son también poblaciones germánicas, de la gran familia de los Godos. Se instalaron en Dacia, en la orilla izquierda del Danubio. En el siglo III se convierten en aliados (foederati) de los Romanos para proteger las fronteras del imperio. En el siglo V se desplazan en Galia y luego migran a España, donde logran consolidar su reino. Ostrogodos. Son tribus germánicas de la misma familia de los Godos. Dejan a los países escandinavos para establecerse, en el siglo III, entre las desembocaduras de los ríos Don y Dniéper, hasta las orillas del Mar Negro. Por un par de siglos alternan momentos de buenas relaciones con el Imperio Romano con tiempos de abierto conflicto. En el siglo V migran a la península de los Balcanes y, después de la caída de Rómulo Augústulo, luchan contra Odoacro (Hérulos) para conquistar la península italiana, en alianza con el emperador romano de Oriente. Suevos. Son tribus germánicas que desde el Báltico, en el siglo I, se establecen en la presente Rheinland. En siglos posteriores se expanden en la Galia, pero luego se unen a los vándalos en su migración y conquista hacia el oeste. Pasan a España y se instalan en el norte (Galicia) y aquí estrechan una alianza con el emperador romano por la cual se comprometen a garantizar la paz en la Península Ibérica. Longobardos. Son tribus germánicas, originarias de Escandinavia. Migran hacia el continente y bajan por el río Elba hasta llegar a Panonia. En el siglo VI, los longobardos conquistan la península italiana, aprovechando la debilidad del reino ostrogodo y la tímida restauración de la Imperio Romano de Oriente en Italia. 2 Francos. Son tribus germánicas, resultado de la fusión de varias poblaciones pre-­‐existentes a lo largo de las orillas del Rin. En el siglo IV se desplazan en el centro de la Galia y se convierten en aliados del Imperio Romano, encargados de defender la frontera del Rin contra los Alanos, Suevos y Vándalos. Después de 476 se dividen en dos reinos: los Francos occidentales en el valle del Escalda oriental y los Francos orientales en el territorio de la Mosela. Es difícil estimar con precisión los valores numéricos de estas invasiones/migraciones bárbaras. Si bien hay datos sobre los Vándalos del rey Genserico, cuyo número era de alrededor de 80.000 personas, por otra parte, los historiadores están de acuerdo en calcular que ningún pueblo bárbaro excedía de 100.000 personas. Al final de las invasiones, sin embargo, el porcentaje de los Bárbaros en los territorios del ex Imperio Romano no supera el 5% de la población total. El siguiente mapa se destacan las principales rutas migratorias de los bárbaros. 2. El Imperio Romano Oriental A pesar de los altibajos, la parte oriental del Imperio Romano logra resistir a las invasiones bárbaras primero y luego a la expansión islámica hasta el siglo XV. Frente a la amenaza musulmana resultan muy útiles las alianzas con los reinos bárbaros que se establecen en Europa durante varios siglos. Sin embargo el imperio de Constantinopla tiene que ceder los territorios del Vecino Oriente a los sultanes árabes. Gracias a su particular posición geográfica, el imperio bizantino se pone como un corredor “físico” y cultural entre Asia y Europa, paso obligado para los exponentes de dos mundos muy diferentes que querían el diálogo cuando no estaban en guerra entre si. Los territorios imperiales sirven también como refugio para quienes huyen de las diferentes invasiones y a los disidentes de los distintos regímenes. Las mismas áreas finalmente son lugares de tránsito obligatorio para los peregrinos primero y luego para los cruzados que se dirigen a Tierra Santa. 3. Edad del Oro y caída del Imperio Maya En 317 AD comienza el Periodo Clásico del Imperio Maya que duró hasta 987. En este período, los Mayas alcanzaron su momento de mayor esplendor en lo que hoy es Guatemala. Se constituyeron algunos estados dominantes (Palenque, Piedras Negras, Copán y Quiriguá) con el desarrollo de grandes ciudades, debido principalmente a un notable proceso de urbanización. 3 Para la construcción de grandes edificios se capturan e “importan” muchos esclavos entre los habitantes de las forestas guatemaltecas. A finales del siglo IX, estas ciudades fueron abandonadas, por razones que permanecen oscuras: tal vez terremotos, o cambios climáticos, o epidemias o guerras civiles. 4. El Impero Chino de los Sui y de los Tang En 581 AD el emperador Sui Wendi Jian Yang fundó la dinastía Sui, que duró hasta 618. El emperador Sui Yangdi realizó la excavación del Gran Canal que une Pekín con Hangzhou, largo 1794 kilómetros. Esta gran obra causó el desplazamiento de miles de trabajadores como consecuencia de los avances de la construcción. La finalización de la obra favoreció en gran medida el transporte fluvial de mercancías y personas y, como resultado, aumentó la migración interna. En el siglo VII de la dinastía Tang tomó el poder y lo mantuvo hasta el año 907. Después de diez años de luchas internas y división, que generaron muchas migraciones forzadas, el emperador Tang Taizong Li Shimin logró unir al imperio y llevó la sociedad feudal de China a una prosperidad sin precedentes. En el siglo VIII, sin embargo, aparecieron los primeros signos de la decadencia imperial que llevó a la terminación de la dinastía Tang. 5. La expansión del Islam En el siglo VII, la península arábica estaba poblada por un gran número de tribus nómadas, en su mayoría, a menudo peleando entre ellos. A pesar de las obvias afinidades étnicas, no había elementos que pudiesen facilitar la cohesión. En las primeras décadas del siglo, Muhammad, con su predicación del Islam (= entrega incondicional a Dios), se afirma como el profeta de una religión monoteísta que puede unificar las diversas tribus haciendo de ellas una nación esencialmente teocrática. Después de la muerte del profeta (632 AD), el liderazgo de la nueva nación pasa a los monarcas que han convertido al Islam. Ellos leen en la debilidad de las naciones vecinas la oportunidad de empezar a transformar en “El Islam” (es decir, el territorio leal a la religión de Allah) todo el mundo conocido. Así comienza la “conquista” de los territorios vecinos, a partir de Palestina, Siria, Egipto y Persia, que antes del final del siglo ya están bajo el dominio de los califas árabes. En el siglo VIII fue el turno de Armenia, Chipre, Turkestán, norte de África y finalmente España. La expansión musulmana se detiene por una parte en los Pirineos y por la otra en las afueras de Constantinopla. Son décadas de desplazamientos masivos de personas, miles de personas que migran, algunos para invadir y ocupar los territorios conquistados, otros para escapar y refugiarse en lugares más seguros. En el siguiente mapa se destacan gráficamente las diferentes etapas de la expansión del Islam del siglo VII al siglo X. 4 6. El Sacro Imperio Romano Del siglo VI en adelante el reino de los Francos se consolida con la dinastía merovingia. En el siglo VIII, le sigue la dinastía carolingia, que, después de haber detenido el avance de los musulmanes en los Pirineos (Carlos Martel), se asegura la gratitud del Papa, por la cual nace una alianza entre el papado y los Francos. Esta alianza se fortalece con el reinado de Pipino el Breve. Su hijo, Carlomagno, es capaz de unificar y fortalecer el reino y comienza una serie de campañas militares que amplían el dominio franco en Alemania, Austria e Italia. El ideal de Carlomagno era la reconstrucción del Imperio Romano de Occidente con una fuerte base cristiana, y así nació el Sacro Imperio Romano. Carlomagno es coronado emperador por el Papa en la Navidad de 800, por lo que se sella una alianza entre poder temporal y poder espiritual que permita la realización de un tiempo de paz y de gran prosperidad económica e intelectual, fundada sobre la armónica fusión de elementos latinos y germánicos . Los nietos de Carlomagno dividieron su imperio en tres partes, que corresponden más o menos a las modernas Francia, Alemania e Italia. Después de una serie de luchas internas, en el siglo X el Sacro Imperio Romano, identificado con el reino de Alemania, pasa a la dinastía de los Otones, quienes mantienen el título imperial hasta 1024. Luego la corona imperial pasa a la casa de Franconia/Suevia. El Sacro Imperio Romano, como afirman muchos historiadores modernos, pone las bases de la unión europea, que se desarrolla políticamente sólo en los tiempos modernos. La alternancia de momentos de gloria y momentos de descenso no logran afectar a la propagación de la cultura “europea”, que influencia positivamente los sentimientos unitarios de pertenencia y ciudadanía de las diversas naciones que participan en el proceso. La seguridad dentro de las fronteras imperiales y el crecimiento económico favorecen el aumento de la migración interna. 7. La “Reconquista” de España y las Cruzadas En el siglo IX comienza la reconquista cristiana de la Península Ibérica por las poblaciones indígenas (hispano-­‐visigoda) que habían sufrido el dominio musulmán por varias décadas. Las campañas militares, que duraron varios siglos, obligaron miles de personas a desplazarse de un lado y el otro de la península, sobre todo de norte a sur: por una parte los musulmanes obligados a retirarse y por la otra los cristianos que repoblaron los territorios reconquistados. Tras la ocupación de Palestina por los sultanes musulmanes se difunde el mito de la liberación del Santo Sepulcro, lo que lleva a los reinos cristianos de Europa a organizar expediciones militares para recuperar la Tierra Santa. Estas expediciones, llamadas “cruzadas”, se realizaron del siglo XI al siglo XIII y pusieron en movimiento a cientos de miles de personas por ambos lados. Hay diez cruzadas oficiales y cinco que no están oficialmente registrada, porque terminaron mal. Las guerras santas, la redención de las reliquias, las peregrinaciones y las aventuras caballerescas motivaron a migraciones continuas dentro de la cuenca del Mediterráneo. Incluso después de muchos siglos, no es fácil encontrar una opinión unánime sobre estos acontecimientos históricos. Las cruzadas son un emblema de los errores y abusos que a menudo responden más al fanatismo religioso que a los ideales espirituales que oficialmente las inspiraron. Cabe destacar que los campos de batalla y los lugares de detención ofrecieron espacios para encuentros interesantes entre las dos culturas. 8. Reinos, ciudades y universidades En la Baja Edad Media en Europa se asiste a la formación de reinos, condados, ducados y principados separados unos de otros, pero a menudo aliados frente a enemigos comunes. Asimismo comienzan los procesos de independentización que llevan a la definición de los 5 estados nacionales modernos. Las luchas interinas y las guerras entre reinos causan a menudo la migración forzada de los derrotados y disidentes. El crecimiento demográfico en el continente y el fenómeno de la urbanización son las causas de la creación de las grandes ciudades. La cultura se vuelve mucho más accesible y nacen las universidades que atraen a estudiantes de territorios vecinos y del extranjero. Se re-­‐descubre el mundo clásico, griego y helenístico en especial, y con ello el pensamiento cosmopolita que lo había caracterizado durante su edad de oro. El resultado muy incierto de las cruzadas había alimentado el deseo de no depender de las caravanas árabes para cultivar y fortalecer las relaciones comerciales y culturales entre Europa y el Lejano Oriente. El esfuerzo más conocido es el famoso viaje de Marco Polo, que da vida al libro titulado “El Millón”. Entre las ciudades que más se desarrollan a finales de la Edad Media se destaca Venecia, que se estructura en forma de república y anexiona grandes territorios de la región noreste de la península italiana y de la costa de Yugoslavia. Gracias a la alianza con el Imperio Bizantino, Venecia se convirtió en dueña de muchas rutas del Mediterráneo, asumiendo un papel central en el comercio entre Oriente y Occidente. La ciudad de la laguna se enriquece con el arte y la cultura y atrae a nuevos ciudadanos de todo el mundo conocido. 9. El Imperio Mongol La Baja Edad Media también marca el surgimiento del Imperio Mongol. Los descendientes de los Hunos, población bárbara que no había logrado establecerse en los territorios de Europa en el siglo IV, los mongoles hasta el final del siglo XII se estructuran como tribus separadas, en su mayoría nómadas, que viven en las estepas del norte de China. Al comienzo del siglo XIII, Temudjin (Genghis Khan), jefe de una de las tribus mongolas, se convierte en un líder carismático capaz de unificar todas las tribus, formando así el Imperio Mongol. Gracias a sus grandes habilidades guerreras, los mongoles logran ampliar su dominio al sur hasta el Tíbet, al este hasta el Mar de Japón y al oeste hasta el Mediterráneo. Este imperio fue el más grande en la historia. El carácter nómada de los mongoles y la estructuración política-­‐social del imperio generó un constante desplazamiento de personas dentro de los territorios imperiales. Después de la muerte de Genghis Khan, el imperio se dividió en cuatro principados independientes. El siguiente mapa muestra la división de la muerte de Temudjin. 6 10. En América: el Imperio Inca y el Imperio Azteca Antes del siglo XI en Perú se desarrollaron algunas grandes civilizaciones de las que tenemos pruebas arqueológicas abundantes. Se trata de las civilizaciones Chavín, Tiahuanaco, Mochica, Nazca, Chimú e Inca. Entre ellas, alrededor del año 1000, logra sobresalir la civilización Inca. Los incas se establecieron en la región de Cuzco (Perú) y rápidamente amplían su dominio desde los Andes a lo largo del sur de la costa del Pacífico, llegando al sur a Talca (Chile) y al norte a Quito (Ecuador). En el siglo XIII nace el imperio de los Incas que alcanza su máximo esplendor en el siglo XV. La construcción de grandes edificios y de largas carreteras, que conectan el extremo sur con el extremo norte del imperio, facilita el desarrollo económico y comercial y asimismo el movimiento de población dentro de los territorios imperiales. En el siglo XII, de la ciudad de Aztlán, una ciudad cuya ubicación geográfica sigue siendo objeto de debate científico, el pueblo Mexica emigra en masa al centro de México para establecerse en las cercanías de lo que hoy es el territorio de Ciudad de México. Así comenzó la civilización azteca, que alcanzó su apogeo en el siglo XV, gracias a su expansión en las áreas circundantes y al desarrollo agrícola. 
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