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Cartas de la Real Audiencia
de Santo Domingo
(1575-1578)
Archivo General de la Nación
Vol. CCXXXI
Genaro Rodríguez Morel
Cartas de la Real Audiencia
de Santo Domingo
(1575-1578)
Santo Domingo, D. N.
2015
Cuidado de la edición: Genaro Rodríguez Morel
Diagramación: Yahaira Fernández Vásquez
Diseño de portada: Engely Fuma Santana
Motivo de cubierta: Salón del trono de la antigua Real Audiencia de Santo Domingo, con el escudo
de los Reyes Católicos (actual Museo de las Casas Reales)
Índice temático y geográfico: Genaro Rodríguez Morel
© Genaro Rodríguez Morel
De esta edición
© Archivo General de la Nación (vol. CCXXXI), 2015
ISBN: 978-9945-586-27-5
Impresión: Editora Centenario, S. R. L.
Archivo General de la Nación
Departamento de Investigación y Divulgación
Área de Publicaciones
Calle Modesto Díaz, Núm. 2, Zona Universitaria,
Santo Domingo, República Dominicana
Tel. 809-362-1111, Fax. 809-362-1110
www.agn.gov.do
Impreso en República Dominicana / Printed in Dominican Republic
Presentación
Con esta tercera entrega de la serie documental Cartas de la Real Audiencia de Santo
Domingo (1575-1578), el Archivo General de la Nación consolida su programa de publicaciones con transcripciones de fuentes documentales existentes en archivos españoles.
El presente volumen comprende las cartas del alto tribunal desde junio de 1575
a noviembre de 1578, un período de importantes transformaciones en la política
y la justicia en las Indias españolas. En 2008 se publicó el primer tomo de esta serie que abarcó de 1530 a 1546. Tres años después, en 2011, apareció el segundo
tomo correspondiente al período 1547-1575. Un conjunto de más de medio siglo de
correspondencia hasta ahora no recogida, y fragmentariamente conocida en nuestro país, que permitirá el estudio más profundo de la sociedad colonial y de dicha Real Audiencia y Chancillería, señalada como la primera institución de justicia y
gobierno del imperio español en el Nuevo Mundo.
El auspicioso logro consignado arriba ha sido posible gracias a la colaboración y al
trabajo sistemático del Dr. Genaro Rodríguez Morel, investigador dominicano radicado
en Sevilla, reconocido especialista en los primeros siglos del período colonial y particularmente estudioso de la plantación azucarera en La Española durante el siglo XVI. Una
obra suya dedicada a los Orígenes de la economía de plantación de La Española fue galardonada con el Premio Nacional de Historia José Gabriel García (2011). Recientemente la
Academia Dominicana de la Historia publicó el primer volumen, coordinado por él, de
la Historia General del Pueblo Dominicano, obra dirigida por el Dr. Roberto Cassá.
La obra documental de Genaro Rodríguez se amplía a la publicación de cartas del
cabildo secular de Santo Domingo, cartas del cabildo eclesiástico de Santo Domingo y
La Vega, así como también de las cartas privadas de Hernando de Gorjón, uno de los señores de ingenios más llamativos del siglo XVI, cuyo interés derivó en la instalación de la segunda universidad de la isla a mediados de dicha centuria, el llamado Colegio de Gorjón.
Esta nueva contribución documental ratifica el compromiso del AGN en la edición de fuentes poco accesibles a los investigadores dominicanos. Al tiempo que el
AGN se complace en hacer entrega de este tercer tomo al público, agradece al autor
de esta recopilación su respaldo al programa de ediciones aportando fuentes inéditas que permitan el conocimiento histórico de la economía, la sociedad y la política
de la colonia española de Santo Domingo desde sus períodos más remotos.
Raymundo González
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Introducción
Los documentos que aparecen en este tercer volumen forman parte de la serie
“Cartas y Expedientes de la Real Audiencia de Santo Domingo” publicadas por el
Archivo General de la Nación. El primer volumen abarcó desde 1530 a 1546. El segundo de 1547 a 1575 y éste desde junio de 1575 hasta noviembre de 1578. Los originales
de este tercer volumen se encuentran depositados en los fondos del Archivo General
de Indias, sección Santo Domingo legajos 50 (desde el Ramo II, Nº 41) y 51 (hasta el
Ramo II, Nº 32).
Los gobernantes que estuvieron al frente de la Audiencia durante este período
fueron el licenciado Francisco de Vera y el doctor Gregorio González de Cuenca. El
licenciado Vera había sido notario en Toledo y alcanzó las costas de Santo Domingo
el 12 de mayo de 1572. Por su parte, el doctor González de Cuenca llegó desde el
Perú donde también había ocupado el cargo de oidor de aquella Audiencia. Tomó
posesión de su cargo el 13 de septiembre de 1575 y permaneció en el mismo hasta
su muerte, acaecida en Santo Domingo el 13 de abril de 1581.
Los problemas encontrados por ambos gobernantes fueron los mismos, aunque
las respuestas que les dieron tanto uno como el otro fueron totalmente diferentes.
La gestión del licenciado Vera, como veremos a través de las fuentes que aparecen
en este volumen, fue un tanto desafortunada y más que buscar soluciones avivó los
conflictos existentes entre una parte de la élite gobernante. Fueron tantas las dificultades a las que tuvo que hacer frente y tantas las quejas que recibió la Corona que
en tan solo tres años fue removido y trasladado a la Audiencia de Charcas, donde
ejerció de oidor desde 1575.
La labor desempeñada por el licenciado Francisco de Vera estuvo llena de
tropiezos y contradicciones y al parecer no dispuso del tiempo necesario para
afrontar la problemática real de la colonia. Durante su gobierno se limitó a tratar
de solucionar los conflictos que existían dentro del organismo que dirigía, cosa
que tampoco logró. Pese al fracaso, realizó un gran esfuerzo, tratando de buscar
los consensos necesarios para sacar adelante algunas de sus propuestas. En los tres
años que estuvo al frente de la Audiencia sólo contó con el voto del licenciado
Gaspar del Castillo, oidor de dicho organismo, aunque según parece, nunca ganó
una votación.
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Genaro Rodríguez Morel
Otro de los objetivos del presidente fue la lucha contra la corrupción y falta de
institucionalidad que a su juicio había en la Audiencia. En ese sentido veremos dos
de los casos más sonados durante su mandato: el primero, el enjuiciamiento del
contador Ruy Fernández Fuenmayor y del tesorero Diego Jiménez de Peralta, acusados de haber cometido un uso indebido de las Cajas Reales para su provecho personal.
Por este hecho encarceló al licenciado Fuenmayor durante 80 días y como castigo le
puso unos grillos que pesaban treinta libras. Por su parte, el tesorero fue confinado en
la cárcel pública de Santo Domingo, dándole tres días de plazo para que devolviera el
dinero que había sustraído de las arcas públicas, cosa que nunca hizo.
Las medidas tomadas contra ambos funcionarios fueron denunciadas por una parte de la clase política y judicial ante el monarca. Concretamente se le acusó de haber
maltratado a personas provenientes de familias honorables de la ciudad. En respuesta
a tales denuncias recibió una real cédula en la cual se le amonestaba por el tratamiento dado al contador y al tesorero. Incluso se le imputó abandono de responsabilidad
y se le acusó de haber dejado entrar esclavos en la isla sin pagar los correspondientes
derechos.
No dudamos de sus buenas intenciones, pero cometió el error de infravalorar las
consecuencias que le podía acarrear aquel litigio con miembros de la élite de la colonia. Se manejó mal en la función pública, por un lado, por su escasa visión y el poco
conocimiento que tenía de la sociedad que iba a gobernar y, por el otro, porque no
dispuso de los apoyos necesarios, ni por parte de la Corona ni de los oidores de su
propia Audiencia. Este hecho demuestra el poder que tenían los sectores criollos y
la influencia que ejercían en Castilla. Las acusaciones y denuncias vertidas contra el
presidente hicieron que el monarca tomara la decisión de prescindir de sus servicios.
La gestión del doctor Gregorio González de Cuenca al frente de la Audiencia
de Santo Domingo fue más eficiente y tuvo mejor criterio a la hora de enfrentar los
males que padecía la isla. El doctor Cuenca encontró los mismos problemas que
el licenciado Francisco de Vera, es decir, contrabando, crisis monetaria, conflictos
entre la élite colonial y exceso de burocracia, entre otros. Pero al contrario de lo
que sucedió con el licenciado Vera, este tuvo mejor tacto en las tomas de decisiones,
aunque, evidentemente, también tuvo que soportar las críticas de los sectores más
beligerantes.
Hay que señalar el hecho de que si bien es cierto que éste fue criticado duramente
por la oligarquía criolla, la Corona decidió no interferir en los asuntos internos de la
colonia. Este razonamiento podía tener su lógica si partimos del hecho que los recursos de que disponían las autoridades de la colonia eran insuficientes y deficitarios. El
sostenimiento de la burocracia local requería unos gastos que no se correspondían
con los recursos recibidos a través de impuestos y otros tipos de recaudaciones. Según
cálculos realizados por el mismo doctor González de Cuenca, “las rentas de vuestra
majestad no suben de tres mil ducados un año con otro y los salarios que se pagan en
esta Audiencia y a los demás ministros de vuestra majestad suben de doce mil ducados”. Esto significa que las arcas reales sólo recaudaban 1.350.000 maravedíes mientras que en el pago a los Oficiales Reales y demás funcionarios públicos se gastaban
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
más de 5.400.000 maravedíes. Además había deudas sin cobrar que ascendían a más
de 3.500 ducados, las cuales no se declaraban ni se entregaban al fisco.
Los documentos que aparecen en este volumen son elocuentes en cuanto al
poco interés que mostró la Corona en mantener los gastos para el sostenimiento de
la isla. La falta de interés se pudo ver a través de las diferentes propuestas realizadas
por las autoridades de Santo Domingo en las que algunos incluso se llegaron a plantear reconcentrar las poblaciones de la zona norte de la isla. Esto se debió, en parte,
a la negativa de las autoridades a invertir en obras para la defensa de la colonia. Fueron muchas las ocasiones que la Audiencia pidió infructuosamente a las autoridades
de Castilla que sufragasen navíos para la defensa de la isla.
Pese a todos estos inconvenientes, el doctor González de Cuenca siguió combatiendo los males que padecía la colonia. Uno de los temas más delicados que
tuvo que enfrentar fue el contrabando. Dicha actividad, a pesar de haberse iniciado
desde hacía décadas, los niveles alcanzados durante ese período resultaban preocupantes para los altos funcionarios nombrados por la Corona. Creemos, sin embargo,
que a pesar de los esfuerzos hechos por las autoridades competentes para impedir
aquel flagelo, todos resultaban insuficientes. Otra de las razones que impidieron frenar dicha actividad comercial se debía a que las mismas autoridades locales y la población criolla eran las más interesadas en sostener dicho contrabando. Las propias
autoridades eclesiásticas se convirtieron en los más activos y dinámicos promotores
de defender aquel negocio fraudulento.
Los diferentes planteamientos que formulaban los miembros de la Real Audiencia en torno a las medidas que había que tomar para frenar el contrabando crearon
importantes contradicciones entre los representantes de dicho organismo. El 15 de
julio de 1576, en una carta enviada a su majestad por el doctor Diego de Villanueva
Zapata, fiscal de la Real Audiencia de Santo Domingo, llegó a plantearle que “este
daño parece que tiene uno de dos medios: o quitar los lugares y vecindad de los
puertos retrayéndolos a la tierra adentro, pues es cierto que no tienen defensa y las
veces que quisieren los corsarios los robarán y destruirán, o mandar vuestra majestad provea galeras que guarden estas costas y no consientan llegar navíos enemigos,
que deben ser los de este año casi veinte. Estos llevarían gran parte de los frutos de
la tierra o por robo o contratación”.
La propuesta del fiscal sobre despoblar los lugares de la parte norte de la isla
como forma de detener el contrabando no era nueva pues en otras ocasiones se había planteado sin que ningún presidente tuviera el coraje de hacerlo. Sabemos, por
ejemplo, que en 1575 se practicaron algunos ensayos con las poblaciones de Montecristi y Puerto Real cuyos pueblos fueron llevados a Bayajá. En aquella ocasión,
sus habitantes, después de beneficiarse de las ayudas otorgadas para tales fines, se
volvieron a sus lugares de orígenes y siguieron con el comercio ilegal.
El escaso apoyo que tuvo el doctor González de Cuenca para lograr que su equipo de gobierno aprobara medidas drásticas para frenar el comercio irregular se
debió a las diferencias insalvables que existían entre éste y algunos de los miembros
de aquel concejo consultivo. Al igual que el licenciado Vera tuvo que enfrentarse
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Genaro Rodríguez Morel
al contador Ruy Fernández Fuenmayor y al tesorero Diego Jiménez de Peralta, el
doctor Cuenca mantuvo un litis con el fiscal de la Audiencia, Diego de Villanueva
Zapata. Este último fue acusado de utilizar su cargo para favorecer algunas familias
importantes de la isla, principalmente a los herederos de Melchor de Torres, uno
de los hombres más ricos de la colonia. Es muy probable que tales acusaciones fueran ciertas dado que el doctor Villanueva estaba emparentado con los familiares de
Melchor de Torres. En este caso, contrario al apoyo que recibieron el licenciado
Fuenmayor y el tesorero Peralta, la Corona pidió al doctor Cuenca mediante una
real cédula, que se informara si el fiscal abandonaba sus responsabilidades por estar
ayudando a sus parientes.
La dificultad que tuvieron los distintos presidentes que pasaron por la Audiencia
para frenar el contrabando se debía a que éste era ya por aquel entonces la alternativa comercial más socorrida tanto para los productores como para los hombres
de negocios de la isla. Desde muy temprano, los productores decidieron vender
sus productos directamente a los barcos extranjeros que llegaban a la isla desde los
puertos de Flandes, Portugal, Francia, Holanda e Inglaterra. El comercio ilegal se
iba fortaleciendo en la medida en que los extranjeros pagaban mejores precios por
los productos de la tierra y vendían su género a precios más competitivos que los
comerciantes de la metrópolis. Este tipo de comercio se hizo tan popular que fue
aceptado como algo normal por una gran parte de la población e incluso por los
sectores oficiales y hasta por una parte de la iglesia.
A pesar de las trabas impuestas, desde el mismo organismo oficial hay que destacar los esfuerzos desplegados por el doctor González de Cuenca para impedir aquel
negocio. Fue uno de los promotores de reconcentrar las poblaciones de Montecristi
y Puerto Real para retirar a sus habitantes de las zonas costeras, trasladándolos a la
recién fundada villa de Bayajá. Aunque, como veremos, este experimento fracasó, el
doctor Cuenca fue uno de sus más firmes defensores de aquella medida.
La crisis creada en Santo Domingo a partir de aquella segunda mitad de la centuria como consecuencia de la reducción de las exportaciones de azúcar y la baja
productividad de los ingenios hizo que los sectores esclavistas buscaran nuevas alternativas para su sostenimiento como clase. Además del contrabando, como podremos
ver a través de estas cartas, los agentes sociales más influyentes de la isla buscaron
fórmulas alternativas de enriquecimiento, aunque esta vez lo hicieron al margen del
sistema productivo. Nos estamos refiriendo específicamente a temas relacionados
con la usura y el delito de peculado, especialmente a través del sistema monetario.
Durante la segunda mitad del siglo XVI y como consecuencia de la agudización de
las contradicciones entre los diferentes sectores sociales, vemos cómo los grupos dominantes de Santo Domingo –regidores y señores de ingenios, entre otros– articulan
un nuevo elemento para su enriquecimiento y control del poder local. Nos referimos
a la cuestión monetaria. A través de estas cartas veremos cómo en un gran número de
ellas aparece este tema de forma recurrente. Un hecho que intensificó las contradicciones entre el cabildo y la Real Audiencia fue precisamente la real cédula que ordenaba la fabricación de buena moneda en la isla. Dicha medida aunque fue apoyada
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
por el doctor Gregorio González de Cuenca, fue rechazada por los miembros del
concejo de la ciudad. Como es de suponer, esto provocó un giro de tuerca a la ya
resquebrajada relación entre ambos organismos.
Los enfrentamientos entre las diferentes facciones se hicieron tan frecuentes
que los mismos trascendieron el consejo de las Casas Reales y fueron llevados a
planos más personales e incluso llegaron al enfrentamiento entre la Audiencia y el
Cabildo de Santo Domingo. Los miembros del consistorio fueron acusados de ser
los responsables de algunos litigios y de usurpación de prerrogativas como la elección de los alcaldes ordinarios. Mientras la Audiencia decía que el nombramiento
de éstos estaba dentro de su competencia, los miembros del cabildo se arrogaban
aquel derecho. Estos pleitos llegaron a trascender lo institucional y pasaron incluso
a las agresiones físicas. En una ocasión alguien entendió “que un regidor no le dio
su voto para que un cuñado suyo fuese alcalde y porque el regidor, pasando por una
calle no se quitó la gorra, le trató mal llamándole vos y mandó a sus negros que le
quitasen la capa y las armas. Y lo hicieron y le dieron de empujones y trataron mal
su persona”.
Ahora bien, ¿por qué a los miembros del cabildo de Santo Domingo no les agradaba la disposición real que mandaba fabricar buena moneda? Pues por algo muy
sencillo: en la época de bonanza que vivió la colonia muchas personas e instituciones tributaron y censaron sus bienes, lo que les obligaba a pagar un tributo anual.
Gran parte de los tributos fueron a parar a manos de los señores de ingenios muchos de los cuales integraban el concejo de la ciudad. Los sectores que salieron más
perjudicados fueron los conventos, monasterios, hospitales y viudas, entre otros.
Uno de los casos más sonados estuvo relacionado con las propiedades del rico
hacendado Hernando Gorjón, el cual había puesto a censo el ingenio Santiago de la
Paz con todos sus negros, estancias y ganado, por un tributo anual de 2.500 ducados
“para que con los mismos se leyesen cátedras de todas ciencias”. Pues bien, con la
reducción de la moneda, además de tener la hacienda “pagan solamente treinta y
nueve maravedís por cada peso de cuatrocientos y cincuenta maravedís y cesaron
las cátedras y capellanías porque los dos mil y quinientos ducados han venido a resumirse en otros tantos reales”.
Las propiedades de Hernando Gorjón estaban en manos de los hijos y sobrinos
de Melchor de Torres, que como hemos señalado, tenía una de las fortunas más
sólidas de la colonia. Igualmente eran poseedores de la hacienda los familiares de
la estirpe Fernández Fuenmayor. No es de extrañar que la defensa de los sectores
que tenían a cargo estos tributos la hiciera el fiscal de Santo Domingo Diego de
Villanueva, sobrino de Melchor de Torres. Por otro lado, los bienes de la iglesia
estaban en manos de tres parientes del obispo de Santo Domingo fray Andrés de
Carvajal quien fue acusado por el presidente de la Audiencia de estar decrépito porque le hicieron oponerse a la cédula que mandaba labrar la buena moneda.
Algo similar sucedió con el tributo que tenía la catedral primada que, según el
obispo, con los ingresos que tributaban no se podían sustentar los prebendados:
“Y los que dejaron capellanías con cargo de número de misas en la Iglesia Mayor
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Genaro Rodríguez Morel
con bastante dotación de tributos, por haber bajado la moneda y ni poderse decir,
han resumido las misas a mucho menos de la mitad. Dos hospitales que estaban muy
bien dotados, por la misma causa, perecen y no pueden sustentar pobres. Muchas
viudas y menores que echaron sus haciendas a tributo han quedado en los hospitales gozando sus haciendas los que las tomaron a tributo, que con ellas están ricos.
Y lo mimo ha sido de las cofradías y otras obras pías. De lo mismo ha resultado que
los monasterios de frailes y monjas que se fundaron y dotaron con tributos de buena
moneda y las monjas que dieron a tributo sus dotes y tenían muy buena sustentación
con sus tributos”.
Los argumentos esgrimidos por el cabildo de Santo Domingo para no acuñar
monedas de plata y vellón eran la falta de argento, además de que había un circulante de más de un millón quinientos mil pesos en monedas de cuartos, que era
suficiente para el comercio que había. El presidente de la Audiencia cuestionó las
decisiones tomadas por la iglesia y por el cabildo de Santo Domingo, advirtiéndoles
que la mala moneda ahuyentaba a los comerciantes que contrataban en la isla.
Creemos que el planteamiento del doctor Cuenca era muy débil dado que lo
que verdaderamente sostenía el negocio era el tráfico de mercancías de forma
ilegal y a través del contrabando. Por otro lado, no creemos que a la Corona le interesara que los tratantes extranjeros sacaran monedas de plata de sus dominios. Las
contradicciones y luchas internas que se daban entre los representantes del poder
de Castilla y los miembros del cabildo de Santo Domingo, representados en su gran
mayoría por los más activos hombres de negocios de la colonia, formaban parte de
las transformaciones sociales que se estaban produciendo en la colonia. Hay que
destacar que estas transformaciones estaban siendo protagonizadas por el elemento
criollo insular, el cual desempeñó un papel fundamental en todo aquel proceso.
Durante la segunda mitad de la centuria se sentaron las bases para la consecución de lo que luego serían las características más originales del elemento criollo
dominicano. La síntesis de los rasgos más diversos dio como resultado un producto
social inédito hasta entonces. Uno de los hechos que caracterizaron a la sociedad
insular fue la relajación de las costumbres sexuales unido a la laxitud en la aplicación de las leyes. En este juego participaron todos los estamentos de la sociedad,
desde las autoridades civiles hasta las eclesiásticas. En este sentido podemos señalar
la naturalidad con que se comportaban las figuras más prominentes de la administración local.
Al respecto vemos cómo uno de los casos más sonados fue la denuncia hecha contra el licenciado Esteban de Quero, oidor de la Audiencia. Según refieren las fuentes,
el mismo andaba de noche “por las calles de toda esta ciudad en hábito muy indecente con capas cortas y espadas y zaragüelles de lienzo hasta el suelo [ …. ] resultó
amancebarse el licenciado Quero con una mujer cantonera de Sevilla que vino aquí
sin licencia que ha causado en este pueblo grandes pecados y ha descasado muchos
casados [ .… ] Ha sido este amancebamiento con tanta publicidad y desorden, que
el día de carnestolendas de este año anduvieron públicamente por las calles a vista
de todo el pueblo desde mediodía hasta la noche los dos, oidor y fiscal, a caballo,
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
derribadas las capas y con sombreros, arremetiendo a las ventanas adonde había
mujeres, tirándose de naranjazos con ellas. Y se fueron a la ventana donde estaba
esta mujer cantonera y ella desde su ventana con una rodela en el brazo y ellos desde
abajo en presencia de mucha gente se estuvieron tirando de naranjazos. Y en esto
pasos y buen ejemplo al licenciado Quero le quebraron la vara y se la hicieron tres
pedazos y a esta sazón pasó por donde ellos estaban el licenciado de las Cabezas,
oidor de esta Real Audiencia, y con mucho donaire el licenciado Quero le mostró la
vara quebrada y le dijo en medio de la calle y delante de mucha gente: señor hágame vuestra merced justicia que me han quebrado estas señoras la vara”.
El mismo licenciado Quero estuvo involucrado en otro hecho escandaloso y,
como siempre, referido a su conducta díscola. Al parecer y según una de las cartas
que aparecen en este expediente, Quero estaba amancebado con una mujer la cual
tenía una hermana en el convento Regina Angelorum. El licenciado fue acusado de
querer utilizar sus influencias políticas para hacer priora a su cuñada.
Como vemos, los temas referentes al adulterio y amancebamiento eran públicos
en la ciudad y de ellos no se escapaban ni los religiosos. Al respecto podemos ver
las informaciones que hablan de curas que vivían de forma escandalosa. Sobre este
tema vemos cómo unos frailes de la orden de San Francisco fueron acusados de andar en la isla sin orden ni gobierno y que según la misma fuente “muchos de ellos
andan dando mal ejemplo en el pueblo”.
Esta laxitud y falta de respeto por las normas del comportamiento moral que había en Santo Domingo, no eran más que la forma de expresión más genuina de que
algo había cambiado en relación a la cultura de los conquistadores. Se trataba de una
simbiosis cultural cuyo ingrediente fundamental lo daba el elemento criollo dominicano, el cual comenzaba a estar presente en todas las manifestaciones de la sociedad.
El gobierno del doctor Gregorio González de Cuenca fue una de las administraciones más eficientes que tuvo la colonia en esa segunda mitad del siglo XVI. Durante su mandato tuvo que hacerse cargo de una sociedad cada vez más compleja,
compuesta mayoritariamente por criollos negros, mulatos y blancos. Estos sectores,
como hemos señalado anteriormente, a pesar de que muchos formaban parte de la
burocracia oficial estaban más pendientes de sus intereses particulares que en los
temas administrativos y cuando actuaban lo hacían desde una óptica clasista. Hay
que destacar el hecho de que durante esa etapa se estaban sentando las bases para
la construcción de una sociedad criolla la cual estaba forjando su identidad a través
de diferentes manifestaciones sociales y políticas. Ello no fue óbice para realizar una
excelente gestión en el ejercicio de sus funciones.
Durante esa etapa se estaban fortaleciendo las estructuras del poder local y de
las instituciones. Igualmente se estaban definiendo las parcelas de poder en torno
a comportamientos clasistas. De ahí las dificultades que tuvieron los gobernadores
que llegan a la isla durante esa segunda mitad de la centuria para imponer sus criterios. Asimismo, se trataba de un período delimitado en torno a lo económico y, por
tanto, las decisiones tomadas por las autoridades locales tenían que ser acordes con
la defensa de los intereses particulares. En este sentido vemos que fueron pocos los
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Genaro Rodríguez Morel
gobernantes que pudieron aplicar políticas de ajustes al margen de los funcionarios
locales y de la clase que representaban. En definitiva, sólo aplicaban y tomaban en
cuenta las decisiones que afectasen favorablemente a sus propios intereses.
En realidad, y como hemos referido, es durante esta segunda mitad del siglo XVI
cuando se solidifican las posiciones y el afianzamiento de la conciencia colectiva
en torno a la identidad del dominicano. Este hecho estuvo marcado por la defensa
que en todo momento hicieron los sectores criollos. Para este período dicho conglomerado se había convertido en el colectivo más influyente y preponderante de
la colonia, en parte por su desempeño protagónico en la conservación y custodia
del territorio, dando muestra de estar dispuestos a defender sus propiedades de los
corsarios y piratas ingleses, franceses y holandeses.
Entendemos que todos estos problemas en defensa de intereses clasistas formaban parte de la cultura que se estaba gestando dentro del colectivo criollo. Lo cual
no dejaba de ser un reflejo del fortalecimiento de las estructuras sociales dentro de
los espacios de poder impuestos desde Castilla. Los conflictos creados dentro de las
instituciones oficiales no hacían más que reflejar el distanciamiento cada vez más
acentuado entre la política oficialista representada y defendida por el presidente
de la Audiencia y por el otro lado estaba la burocracia local, representada por los
sectores criollos que en este caso eran los propietarios de los medios de producción.
Queremos destacar que la composición social dominicana estaba definida en su
gran mayoría por negros y mulatos nacidos en la isla, al igual que una gran parte de
los sectores esclavistas. Unos y otros estaban unidos por unos valores comunes, estimulados por la cultura popular e impuesta por la misma realidad social. De ahí que los
sectores sociales que representaban la oligarquía criolla, asumiesen los mismos comportamientos y patrones culturales de los estratos más bajos de la sociedad. Esto, referido
fundamentalmente a la relajación de las costumbres y formas de vida impuestas desde
la tradición colonizadora. Es decir, los sectores de la alta sociedad no tuvieron ningún
reparo en asimilar y compartir las costumbres y formas de vida de los sectores populares.
Genaro Rodríguez Morel
Sevilla, 22 de octubre de 2014
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Cartas de la Real Audiencia
de Santo Domingo
(1575-1578)
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 11, Nº 41
Santo Domingo, 12 de junio de 1575
Católica Real Majestad
Después de la partida de los navíos que de aquí salieron por el abril pasado donde se escribió a vuestra majestad lo que entonces convino lo que se hizo que avisar es
que el doctor Francisco Mejía no es [tinta borrosa] cuya presencia se desea mucho
por los buenos oficios que de él (mediante Dios) ( sic) se espera resultarán en esta
Audiencia.
El oficio de escribano de esta Real Audiencia de que vuestra majestad hizo merced a Jerónimo [tinta borrosa] el cual está vaco desde que murió en el mes pasado. He [roto] declarado mucha pretensión y hecho pasar [tinta borrosa] las cuales
[roto] Audiencia dicha ha admitido en virtud de cédulas de vuestra majestad que
acá hay para la venta del oficio y porque se entiende será vuestra majestad más servido si acá se remata porque pasará de mil quinientos ducados aunque si se rematará
acá [roto]. Aquí está el artículo remitido y se guarda el doctor Mejía para la determinación [roto].
De los navíos que de esta isla salen se entiende se derrotan muchos de [roto]
Portugal con oro y cueros que de aquí sacan y no se procede contra los [roto] que
dejan por no saberse que hayan dejado de ir a Sevilla para [roto] registrados para
que estos fiadores paguen y estos desviamientos [roto] no sea defraudado ni des
servido. Convendrá se mande que la Casa de la Contratación de Sevilla envíe cada
año testimonio de los navíos que allá [roto] los que de aquí hubieren salido porque
así constará de los de [roto] podrá hacer justicia en el caso como en al servicio de
vuestra majestad [roto].
Recibió la Audiencia en el mes de junio próximo pasado las [roto] encaminadas
por mano de Francisco de Balmaceda, vuestro secretario que [roto] que se vean los
pleitos contenidos en tres cargos en ella inserto [roto] y acaben. Otra para que se
haga justicia sobre ciertos esclavos y mercaderías que trajo Enrique de Sierra, portugués. Otra para que los escribanos [roto] y reales tengan arancel. Otra para que
se tomen la [roto] tesorero de lo que se gastó en la armada de que él fue general
[roto] alcance y meta en la Caja Real. Otra para que los alcance [roto] contra los
oficiales de la Real Hacienda se ejecute [roto] (fol.1v) Caja Real. Otra para que vea
el proceso hecho en esta Audiencia contra Cristóbal de Tapia y se ejecuten las sentencias de él. Otra para que se vea el proceso hecho contra Tomás Justiniano y se
ejecuten las sentencias de él, las cuales por auto de la Audiencia se entregaron luego
al oficial y se le mandó que pidiese lo que en el caso conviniese y ha comenzado a
pedir el cumplimiento de algunas de ellas y se hace justicia.
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Genaro Rodríguez Morel
El gobernador Artieda que por merced y hacer de vuestra majestad va a Nicaragua y a la conquista de Costa Rica llegó aquí con dos navíos y gente y se está reparando para la prosecución de su viaje y jornada. Dice saldrá de aquí con brevedad.
La Audiencia dará el calor posible para su aviamiento. Nuestro señor la católica
real persona de vuestra majestad guarde con aumento de más reinos y señoríos. De
Santo Domingo, 12 de julio de 1575 años.
El licenciado Francisco de Vera
El Licenciado Eugenio de Salazar
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 11, Nº 42
Santo Domingo, 8 de agosto de 1575
Católica Real Majestad
Con la flota de Nueva España que pasó a la vista de esta ciudad a 21 de julio entraron en este puerto cuatro navíos en los que vinieron unos pliegos de cédulas de
vuestra majestad y en el ciertas cédulas y otros recaudos de provisión beso los reales
pies de vuestra majestad. Por la merced que con ellos se me hace y en cuanto vuestra
majestad me manda yo respeté al presidente de esta Audiencia [tinta borrosa] de
aquí adelante con mayor cuidado [tinta borrosa] sino en seguir los pelitos y causas
de vuestra majestad.
Por otros que de vuestra majestad vinieron, de las cuales todas se tendrá el cuidado que vuestra majestad manda para el cumplimiento de ellas vivieron dos y por la
una vuestra majestad me da licencia para que por 60 días pueda hacer ausencia de
esta ciudad e ir al Río de el Hacha a preguntar y conocer a los testigos en el pleito
con el mariscal Miguel de Castellanos y la otra para que se hagan ciertas diligencias
y las envíe al secretario Juan de Ledesma que no la declaró en esta por el inconveniente que resulta sino si no llegare a vuestra majestad ésta. Yo saliera con el primer
barco que fuera para el Rio de el Hacha. Si pudiera volver no digo yo en dos meses
más en cuatro porque en la ida de esta ciudad suele ser comúnmente breve, la vuelta
es dificultosa y larga y tanto que ninguna persona va que pueda volver en ocho ni en
diez meses, así por la falta de navíos así como por la corrientes de las aguas y aunque
fletase un navío no para dicho efecto sino para ir y venir, hallará vuestra majestad
que para volver a esta isla la más breve navegación es desde allí a La Habana y desde
La Habana para hacer la costa van a reconocer las Bermudas y de allí tomar la altura
para este puerto en lo cual gastan gran tiempo y si toman la derrota derecha, que es
a La Yaguana desde el dicho Río de el Hacha arriban mil veces por la gran corriente
de las aguas y brisas y demás de esto, la probanza se ha de hacer (fol.1v) [tinta borrosa] porque hay muchos pleitos pendientes de gran importancia escribo lo que
hay [tinta borrosa] vuestra majestad no me ponga culpa porque si vuestra majestad
viere le que conviene a vuestro real servicio que yo vaya queda tiempo harto para
recibir respuesta e ir pues faltando [tinta borrosa] determine por correr porque
aunque hubiera luego de ir no se pueda navegar hasta por noviembre porque son
los huracanes hasta entonces.
Por otra manda vuestra majestad que los negros que se tomaron de los Espinosas en Puerto Plata no están vendidos [tinta borrosa] de la Nueva España luego se
tomaron por perdidos se vendieron ciento cincuenta en dieciséis mil y quinientos y
tantos pesos de oro fino que valen veinte y cinco mil ducados faltando por vender
21
Genaro Rodríguez Morel
las pipas de vino que por ser a cargo del tesorero [tinta borrosa] vendido lo procedido de estos y los de las licencias de estas mandar vuestra majestad en los primeros
navíos con todo lo que había [tinta borrosa] de este presente año, de manera que
no se acabará en dos años [tinta borrosa] será conveniente que vuestra majestad
mande se envíe todo lo que hubiere aunque no está terminado el pleito de las licencias falsas porque no pongan excusa que se de públicamente algunos por favores al
tesorero. Yo haré mis diligencias como vuestra majestad lo manda y procura se envíe
sin que quede blanca.
El juez de Canarias envió los registros que Ventura de Espinoza hizo ante del año
de 1572 de 240 licencias. Con esto queda ya muy claro el pleito de licencias falsas
aunque se defienden los reos que el juez de Canarias les dio el registro y tienen testimonio del escribano que hizo el segundo registro que se llamó a Antonio Lorenzo autorizado de otros tres escribanos públicos de Canarias que los despachó para
Las Indias el licenciado Navas por ciertas costas y escrituras que se tomaron en los
navíos en que vino el gobernador de Costa Rica pareció ser la dicha armazón de
Antonio García de Guzmán y Duarte de León, tratadores de Guinea y portugueses
creo se condenarán para vuestra majestad por cualquier vía.
El proceso de la recusación que yo hice al presidente de esta Audiencia se envió
duplicado en los navíos de abril si los testigos osaren libremente decir dijeron bien
largo (fol.2) camino mucho al [roto] y las que podía primero que se proveyesen [tinta
borrosa] y pronunciado por tal me desbarata los negocios que soportan era muy público. En esta isla había venido un navío cargado de negros y mercaderías de portugueses sin registro. Yo pedí fuese luego una persona de confianza a tomar el dicho navío
que estaba en un puerto que dicen de Nizao, siete leguas de este puerto. Y habiendo
proveído la Audiencia saliese un oidor no lo consintió proveer porque el navío era de
los portugueses y suyos son los negros de las licencias falsas tiene necesidad de andar
de casa en casa de los oidores con nuevas intenciones salió a hallar y halló el navío ser
de los portugueses de las licencias [tinta borrosa] navío venir con Pedro Caballero,
cuñado del tesorero, el cual y el dicho tesorero habían 15 días los estaban esperando
en el ingenio del tesorero que es a una leguas de este puerto con las carretas del dicho
tesorero. Envío a vuestra majestad el proceso para que se entienda lo que se pasa en
alcanzar justicia y para que vuestra majestad vea que los que andan en los traer estos
[roto] son los que le defienden este negocio [roto] mi vergüenza [tinta borrosa].
En estos navíos, a pedimento de un fiador, yo envié cierto pleito fiscal le hizo
ejecución por la dicha cuantía no se si se cobrará porque dicen es muy pobre queda
preso. Nuestro señor la católica real persona de vuestra majestad en estado de aumento de mayores reinos y señoríos. De Santo Domingo y de agosto 8 de 1575
Católica real majestad,
Besa los reales pies y manos de vuestra majestad, su muy humilde criado
El licenciado Pinedo
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 11, Nº 43
Santo Domingo, 11 de agosto de 1575
Católica Real Majestad.
La flota de Nueva España pasó por delante de esta ciudad con próspera paz y buen
orden la víspera de Santa María Magdalena, a 21 de este mes de julio pasado [roto]
San José de Ocoa a los 25 del dicho mes ayudada de la misma prosperidad [roto]
mediante nuestro señor su viaje breve y seguro porque navega con oportunidad de
[roto] lo debían de hacer todas las que a Nueva España se enderezasen para evitar los
riesgos de los huracanes y nortes que en agosto comienzan a cursar en esta isla.
Entraron en esta ciudad cuatro navíos que vinieron con la flota cargados [roto]
viniesen de esta tierra al tiempo que carecían de todo lo necesario. Estaré bastante
[roto] algunos días aunque lo estarían más y más barata si vuestra majestad le hiciese [roto] otras veces ha suplicado de que se permitiesen venir a ella los navíos [roto]
y los de la islas en todo tiempo.
Se recibió de esta flota el 21de julio un pliego duplicado de vuestra majestad en
que venían las cédulas y despachos siguientes: Una cédula de representación [roto]
otra tocante al negocio de Diego de Mora Almazán. Otra para que se de testimonio
en el pleito de la recusación puesta por el fiscal contra vuestro presidente [roto] se
determine el pleito de ciertos negros y se remita lo que de ellos [roto] lo que más
hubiere vuestra Real Caja. Otra para que los oficiales de hacienda den cuenta y metan en alcance en la Real Caja. Otra para que envíen la razón de la conquista de los
indios de la Nueva Andalucía y se proceda sobre lo tocante a dos navíos que salieron
de esta isla y se (fol.1v) fueron a hacer [tinta borrosa] reino de Portugal. Otra sobre
lo tocante al recibimiento del [tinta borrosa]. Otra sobre la impresión y entrada de
los breviarios, divinales, misales [ tinta borrosa] las cuales todas se cumplirán como
vuestra majestad lo manda y se enviará razón de la [tinta borrosa]. Nuestro señor
la católica real persona de vuestra majestad guarde con aumento de más reinos y
señoríos. De Santo Domingo, 11 de agosto de 1575 años.
Católica Real Majestad
Criados de vuestra majestad que su reales pies besan
El licenciado Francisco de Vera
El licenciado Capellán
El licenciado Ribero
El licenciado Eugenio de Salazar
23
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 11, Nº 44.
Santo Domingo, 11 de agosto de 1575
Católica real majestad.
[roto] por los dos oidores, fiscal y jueces y partes y el secretario que ellos escogieron que fueron dos criados de dos escribanos, el uno que fue azotado por la justicia
de Puerto Rico y el otro mozo de 23 años y los testigos fueron los que le pareció me
tenían menos voluntad.
De las causas de recusación tengo noticias y si algunas hay que me puedan hacer
sospechoso a vuestra real servicio y a la buena y recta administración de justicia.
Ninguna obra que no sea falsa y contra toda verdad. De esto pidieron yo enviar a
vuestra majestad claros testimonios y probanzas en [roto] enfadar más con papeles
y por no haber en algo sospechosa la [roto]
De mi descargo e inocencia no lo envió más. Suplico a vuestra majestad que
agradecidamente puedo si debe ser favorecida la autoridad de vuestra majestad en
cuanto a que se obligue y entienda la verdad de tales y tantos [roto] como se le han
puesto sea servido de mandar se haga sin dilación esta averiguación por persona recta y desapasionada para que [roto] he sido y soy cual al servicio de vuestra majestad
debe se me de la pena que tanto merecería y si contare no concurrir en mi persona.
Las causas de recusación se de a entender y a esta isla y distrito en cuya cabeza hizo
merced de ponerme para su servicio. Que la opinión de este vuestro [roto] no está
arruinada en vuestro real acatamiento como acá lo han publicado [roto] me hicieron
ese proceso contra los cuales ni pido ni suplico mi satisfacción pues vuestra majestad,
manda tenga paz con ellos lo cual haré como se me manda [roto] mi satisfacción bastantísima ver que vuestra majestad se sirve de querer ser [roto] en esta parte y esperando esta merced quedo por vuestro fiel criado [roto] recibida la cédula de vuestra
majestad en el primer acuerdo les dije lo que [roto] (fol. 1v.) veces convidándoles la paz
y quietud ofreciéndoles las sillas y que se les ponían como antes aceptaron la paz en que
no habían de acompañar al presidente y en lo de las sillas que no convenía por ahora se
pusiesen ni hacer mudanza yo les dije que tuviésemos paz y fuese como ellos quisiesen
ordenasen y así la a habido después y la habrá con ayuda de Dios porque los unos y los
otros la deseamos y queremos por lo que nos conviene . nuestro señor, la católica y real
persona de vuestra majestad guarde con aumento de mayores reinos y señoríos. De Santo Domingo a 11 de agosto de 1575.
Católica real majestad
Criado de vuestra majestad que sus reales pies basa
El licenciado Francisco de Vera
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 45
Santo Domingo, 25 de abril de 1576
Sacra, católica, real majestad
El miércoles de Semana Santa llegamos a esta ciudad de Santo Domingo y con
nuestra venida se recibió contento general. Procuraremos con todo cuidado que
siempre tenga.
Luego que llegué suspendí los oficios al presidente y oidores y fiscal como vuestra majestad por su real cédula lo manda y el lunes de cuasimodo se comenzará la
residencia, se tomará la residencia con todo cuidado y diligencia.
Esta Audiencia envía a vuestra majestad una información de lo que pasó cuando
los franceses mataron al doctor Mejía, oidor de esta Real Audiencia y por ello verá
vuestra majestad la poca diligencia que los galeones pusieron en tomar aquel navío
teniéndolo rendido. Aquí me han dicho muchas personas de crédito que conviene
mucho que vuestra majestad mande visitar el armada de estos galeones porque dicen que llegando a los puertos entienden en vender mercaderías que traen y que
socolor de que los galeones han menester bastimentos y otras cosas. Toman a los
pueblos muchas cosas que no han menester y las llevan a vender a otros puertos y
que hacen otros agravios notables. No he tenido lugar para más que oír las relaciones que sobre esto me han hecho. Yo tendré cuidado de saber la verdad y remediarlo s pudiere y dar aviso a vuestra majestad.
El licenciado Vera, presidente que ha sido de esta Audiencia ha tenido esta semana carta del Rio de la Hacha en que le escriben que murió el licenciado Briceño,
presidente del Nuevo Reino. No tengo más certidumbre que de esto y de ello me
pareció (fol. 1v) convenía dar aviso a vuestra majestad y como yo tampoco que llegué a esta tierra no ha habido lugar de entender cosas de que poder dar cuenta.
Los navíos que aquí quedan partirán dentro de un mes y escribiremos todo lo que
hubiere de que convenga dar aviso. Guarde y ensalce nuestro señor la real persona
de vuestra majestad con aumento e más reinos y señoríos. De Santo Domingo 25 de
abril de 1576.
Santa, católica, real majestad
Criado de vuestra majestad que su reales pies y manos besa
El doctor Gregorio González de Cuenca
25
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 46
Santo Domingo, 29 de abril de 1576
Sacra, católica real majestad.
Llegamos a esta ciudad de Santo Domingo a los 18 de abril y fui más bien recibido por ser muy bien deseada la venida a causa de estarse muy enteras las diferencias en la Audiencia y por ello las causas detenidas tenemos confianza serviremos a
Dios y a vuestra majestad de que se tendrá la diligencia y cuidado necesario.
Se vio una cédula de vuestra majestad para que los maestres de los navíos den
fianzas que harán la navegación directamente a España y así se cumplirá siempre
y los presentes van por ese orden. Por otra cédula manda vuestra majestad salir a
hacer audiencia a la plaza para los vecinos y así se cumplirá.
En otra manda vuestra majestad se haga información y castigo de algunas conversaciones y excesos que particulares se dice hacen en el monasterio de Santa Clara
de esta ciudad, lo cual se comenzó luego y se acabará y del suceso será vuestra majestad avisado.
Para lo que vuestra majestad manda de la pesquería, no a habido lugar hacerse
información ni entendiese en ello hacerse con diligencia.
Con esta va una información de la negligencia que tuvieron los galeones en
no tomar la fragata que tuvieron rendida en que iban los franceses que mataron
al licenciado Mejía, oidor de esta Real Audiencia y robado la fragata en que venía.
Vuestra majestad (fol. 1v) será servido mandarla ver y proveer sobre ello.
En un navío descaminado que del Perú aportó a este puerto vinieron dos cartas
para vuestra majestad con un testimonio sobre lo tocante a las bulas. Va todo con esta.
Recibió un pliego de Pedro Avendaño, tesorero de la Real Hacienda de Margarita con relación de muchos excesos del teniente de gobernador y contador en la
dicha Audiencia y otro pliego para vuestra majestad que va con esta para que vuestra
majestad mande proveer en ello y en el ínterin se pondrá luego el remedio posible
enviando persona particular cual convenga.
Por no haber venido el doctor Barrio y ser muerto el de Mejía hay dos oidores
solamente en esta Real Audiencia. Vuestra majestad sea servido de mandar haya
copia de oidores que hay necesidad por los muchos negocios.
La brevedad del tiempo que ha que llegamos no da lugar a más de aquí adelante.
Será vuestra majestad avisado más que particular.
Nuestro señor guarde y ensalce la católica real persona de vuestra majestad
con aumento de mayores estados y señoríos como toda la cristiandad desea y ha
menester. En Santo Domingo de la isla Española. 29 de abril de 1576.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Sacra, católica real majestad.
Criados de vuestra majestad que sus reales pies y manos besan
El doctor Montemayor de Cuenca.
El licenciado Esteban de Quero
El licenciado de las Cabezas de Meneses
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 46 (bis)
Santo Domingo, 29 de abril de 1576
Sacra, católica real majestad.
Llegamos a esta ciudad de Santo Domingo a los 18 de abril y fui más bien recibido por ser muy bien recibidos por ser muy deseada la venida a causa de estarse muy
enteras las diferencias en esta Audiencia y por ello las causas detenidas. Tenemos
confianza serviremos a Dios y a vuestra majestad de que se tendrá el cuidado y diligencia que conviene.
Se vio una cédula de vuestra majestad para que los maestres de los navíos den
fianzas que harán la navegación a España directamente y así se cumplirá siempre y
los presentes van por ese orden.
Por otra cédula manda vuestra majestad salir a hacer audiencia a la plaza para
los vecinos y así se cumplirá.
En otra manda vuestra majestad se haga información y castigo de algunas conversaciones y excesos que particulares se dice hacen en el monasterio de monjas de
Santa Clara de esta ciudad, lo cual se comenzó luego y que se queda acabado y del
suceso será vuestra majestad avisado.
Para lo que vuestra majestad manda de la pesquería no a habido lugar a hacerse
información ni entendiese en ello hacerse con diligencia y brevedad.
Con esta va una información de la negligencia que tuvieron los galeones en
no tomar la fragata que tuvieron rendida en que estaban (fol.1v) los franceses que
mataron al doctor Mejía, oidor de esta Audiencia y robado la fragata en que venía.
Vuestra majestad será servido mandarla ver y proveer sobre ello.
En un navío descaminado que del Perú aportó a este puerto vinieron dos
cartas para vuestra majestad con un testimonio sobre lo tocante a las bulas. Va
todo con esta.
Se recibió un pliego de Pedro de Avendaño, tesorero de la Real Hacienda de
La Margarita con relación de muchos excesos del teniente de gobernador y contador
en la dicha hacienda y otro pliego para vuestra majestad iban con esta y en el ínterin
se pondrá luego el remedio posible enviando a ello persona particular cual convenga.
Por no haber venido el doctor del Barrio y ser muerto el doctor Mejía1 hay dos
oidores solamente en esta Real Audiencia. Vuestra majestad será servido de mandar
haya copia de oidores que hay necesidad por los muchos negocios.
La brevedad del tiempo que ha que llegamos no da lugar a más de aquí adelante.
Será vuestra majestad avisado más que particular.
A veces aparece escrito licenciado y en otras doctor.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Nuestro señor guarde y ensalce la católica real persona de vuestra majestad
con aumento de mayores estados y señoríos como toda la cristiandad desea y ha
menester. En Santo Domingo de la isla Española. 29 de abril de 1576.
Sacra, católica real majestad.
Criados de vuestra majestad que sus reales pies y manos besan
El doctor Montemayor de Cuenca.
El licenciado Esteban de Quero
El licenciado de las Cabezas de Meneses
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 47
Santo Domingo, 30 de abril de 1576
Sacra católica real majestad.
La urgente necesidad me da atrevimiento para escribir a vuestra majestad estos
pocos renglones. Vuestra majestad me hizo merced el año de 1572 de probarme
por fiscal de la Real Audiencia de Santo Domingo y por mis indisposiciones no lo
pude venir a servir hasta el año de 1573. Por agosto y en este corto tiempo hasta
la fecha de esta que son tan treinta y dos meses para mi aptitud, cuidado y buena
diligencia de personas que han rescatado con franceses y de navíos que han venido con registros falsos y otros sin él, he sacado para vuestra majestad más de 150
mil ducados.
Como al Consejo envío testimonio de los [tinta borrosa] de estas naos que ahora van llevan a vuestra majestad más de veinte mil. De los demás me dan en deudas
y se podrán cobrar el año que viene, cosa por de esta [tinta borrosa] a más de cuarenta años que a vuestra majestad no le ha ido una blanca que ni aún para pagar
el salario no había a quien sacado como cuarenta mil. Yo di nueva al Consejo y
pedí me hiciese algunas en las dichas penas y vuestra majestad me escribió e hizo
merced de decirme si tenía para [roto] de mi y que enviando las cuentas avisase y
se tendría cuenta con lo cual pedía como consta por la cédula que con esta envío y
estando esperándola vuestra majestad fue servido de suspender toda esta Audiencia hasta que se viaje la residencia porque el presidente de ella que era el licenciado Francisco de Vera por haberlo yo recusado en los negocios de vuestra majestad
por ser tan parcial contra ellos, dio en hacer informaciones siniestras diciendo le
estimaba en poco por lo cual vuestra majestad fue servido de suspenderme. Sabido
la verdad yo espero en Dios vuestra majestad me hará mucha merced y pues sin
oírme vuestra majestad me suspendió y yo vine con mi mujer e hijos y suegra, mil
trescientas leguas a servir este oficio y he servido con el mayor cuidado del mundo,
que cierto ha sido tanto que ha sido causa de mi desasosiego por lo cual, los que
iban contra las leyes y ordenanzas de vuestra majestad y viven de usurpar a vuestra
majestad sus reales derechos sean alentados y los servidores de vuestra majestad
amilanado. A vuestra majestad pido y suplico sea servido de mandarme proveer
en una plaza de oidor que al presente está vaca en esta Audiencia por muerte del
doctor Mejía que le mataron los franceses viviendo a Sevilla y la provisión se le
podrá enviar al Juez de Residencia y me la entregue no hallándome notablemente
culpado como comúnmente se suele hacer y si esto no hubiere lugar a vuestra
majestad pido (fol.1v.) y suplico que para que pueda pasar [roto] pueda ir en demanda de mi residencia servido de hacer alguna [roto] en las dichas penas porque
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
de otra manera yo pasaré gran trabajo. Y porque vuestra majestad porque vuestra
majestad como tan católico y justo príncipe me hará merced conforme a mis servicios beso nuestro señor la sacra católica real persona de vuestra majestad guarde
y prospere en estado como puede. De Santo Domingo y de abril postrero de 1576.
Sacra, católica, Real Majestad.
Besa los reales pies y manos de vuestra majestad su muy humilde criado.
El licenciado Pinedo
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 48
Santo Domingo, 17 de julio de 1576
Sacra Católica Real Majestad.
Por la carta que esta Real Audiencia escribe entenderá vuestra majestad la paz y
quietud que hay en esta ciudad y república de ella. Que con las pasiones y divisiones
que de el presidente y oidores pasados tenían hasta inquietud y descontento procuran todo mi cuidado que esto vaya simplemente adelante y de dar siempre aviso a
vuestra majestad de todo lo que a sus real servicio conviene.
Yo me he ocupado de tomar la residencia de esta Audiencia en la cual ha habido
tanto que hacer que aunque trajera de término seis meses faltará tiempo para lo que
era necesario y así me ha sido forzoso trabajar noche y día para poder hacer algo.
Hasta ahora son corridos setenta días de los noventa que se me dieron de término y
están dados los cargos y se están recibiendo los cargos. Cuando la residencia se envíe
enviaré memorial apuntado por el cual con facilidad se pueda ver todo lo que de
ella resulta. Mucho de ellos son las decisiones y pasiones que han habido entre los
jueces que ha sido con mucho exceso de todas partes y de ellas han resultado hartos
daños y agravios e injusticias a los litigantes como por los cargos parecerán.
Por una cédula de vuestra majestad se me manda que acabada la residencia envíe a esos reinos al presidente y oidores y fiscal y así se les ha notificado. Entre los
residenciados es el licenciado Salazar, oidores que por la residencia resulta, tenía
poca culpa y así han sido pocos los cargos que se les han hecho y no pesados y como
había tan poco que era (fol. 1v.) venido está tan pobre que aún no ha pagado la deuda que hizo para venir y así he entendido que padece mucha necesidad y le será muy
dificultoso y aún casi imposible poder ir a España en seguimiento de su residencia
que como he dicho contiene poca culpa. Es hombre cuerdo y quieto y no le tocaron
las pasiones de los demás, antes procuró quietarlos y que hubiese concordia.
El licenciado Pinedo, fiscal, también tuvo pocos cargos y los de sustancia son de
las pasiones que tuvo con el presidente juntándose con los oidores que son los que
en el consejo de vuestra majestad se vieron por las informaciones que envió el presidente el cual dio algunas ocasiones a las divisiones que entre ellos hubo. Los demás
cargos no son muy pesados y de la residencia y de lo que fuera de ella yo he visto en
el oficio de fiscal hizo el deber con toda diligencia y cuidado de que resultó de mucha utilidad a la hacienda de vuestra majestad y cierto el tema entendido lo que aquí
será menester para el oficio de fiscal. Es casado y tiene hijos y como también hacía
poco que era venido, está muy pobre, que para comer y sustentarse anda vendiendo
las joyas y vestidos de su mujer y menajes de su casa. Y así tengo entendido también
que con mucha dificultad podrá ir personalmente en seguimiento de su residencia y
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
por ser él y el licenciado Salazar personas útiles para el servicio de vuestra majestad
me ha obligado la conciencia a dar aviso de lo que de la residencia ha resultado
contra ellos y de lo que de sus persona entiendo.
Yo traía por escribano para esta residencia y para la visita de los oficiales y cuentas de las Real Hacienda a Antonio Márquez con salario y derechos por provisión
vuestra majestad y un día antes que me hiciese a la vela, en Sanlúcar llegó provisión
de vuestra majestad mandándome que no le trajese y me fue forzoso traer por servicio a Sebastián García de Ayala, que era escribano del despacho de la flota y como
no ha llevado derechos de la sentencia ni ha tenido salario me pide, le pague y yo
no tengo de que pagarle lo que ha trabajado y ha de trabajar en el traslado de la
residencia que se ha de sacar y en la visita y cuentas de oficiales, vuestra majestad
mandará proveer como sea gratificado de su trabajo pues ha servido con toda diligencia y cuidado.
Aunque ha poco que vine a esta tierra y he estado tan ocupado en esta residencia y en la (fol.2) ocupación de la Audiencia y cosas del gobierno de esta isla y provincias sujetas a esta Audiencia con el continuo cuidado que siempre he tenido de
servir a vuestra majestad he visto y convertido algunas cosas que tienen necesidad
de remedio de que me ha parecido estoy obligado a dar cuenta a vuestra majestad.
Por estar esta isla tan despoblada con facilidad se ha dado licencia a los que quisiesen venir a poblar en ella lo cual aunque proveído con tan santo celo a esta isla
ha venido de tan poco provecho y de mucho daño de las demás partes de Las Indias
porque todos los que aquí vienen ninguno queda en la tierra y todos se van luego al
Perú y Nueva España sin que pueda haber remedio a lo menos entero para excusarlo porque esta isla tiene muchos pleitos donde cada día surgen navíos en que se van
y lo mismo es en lo que salen de este puerto que los maestres de los navíos su principal trato sacar gente sin licencia de noche saliéndose la gente en barcos a la mar
para que allá lo tomen los navíos y en el castigo de ello ha habido mucha remisión.
Se ha comenzado a castigar esto con todo rigor pero el castigo aprovechará para lo
de este puerto pero no para los demás que están despoblados y en ellos los toman
[roto] y aunque vuestra majestad manda gente a esta tierra con título de labradores
para que pueblen y cultiven es de ningún fruto porque ninguno de ellos queda en
ella y de los que vinieron el año pasado han quedado dos en esta ciudad que andan
a mendigar y a pedir por Dios y por no haber tenido que dar a los maestres han
quedado en la tierra y hacen las diligencias que pueden para salir de ella y como
esta ciudad e isla está tan llena de esclavos, sirven se los vasallos de ellos que son más
baratos que no españoles y así los que vienen padecen pobreza y procuran salir de
ella con dejar la tierra.
En lo de venir frailes a estas partes, gasta vuestra majestad su hacienda con el
mismo poco fruto e inconveniente porque ningún fraile queda aquí y todos se pasan
al Perú y Nueva España. Un comisario de San Francisco vino aquí habrá ocho meses
con treinta frailes y ninguno ha quedado y a todos dio licencia que se fuesen donde
quisiesen y así lo hicieron y como vuestra majestad verá por dos testimonios más de
dos peticiones que me ha dado el provincial de Santo Domingo que con esta envío
33
Genaro Rodríguez Morel
los mismos prelados de las órdenes piden (fol. 2v) licencia para sacar los frailes
de esta tierra porque no tienen con que sustentarlos y en realidad, de verdad acá
sobran frailes y no hay necesidad que vengan más por ahora y todas las provincias
piden que no les envíen frailes y con que vuestra majestad mande que los prelados
de las órdenes que acá están no den licencias a frailes para salir de la tierra sobran
los que hay porque gasta vuestra majestad sus haciendas en enviarlos y luego su prelado les da licencia para que vayan a otras partes y como esto cese para muchos años
bastan los frailes que hay.
Esta isla está muy infestada de corsarios franceses e ingleses que andan mucho
y muy guarnecidos de gente y armas y son señores de los puertos y rescatan y contratan en ellos como si fuesen naturales. Lo que venden es lo que roban y con ello
sacan los frutos de esta tierra para Francia e Inglaterra y para Portugal. Portugueses
que también contratan y por los recaudos y testimonios que esta Audiencia envía
entenderá vuestra majestad cuan cercados estamos de ellos y así cada semana entran
aquí barcos robados de ellos por manera los señores de ingenios y ganados no son
señores de sus azúcares ni cueros porque trayéndolos a este puerto se los toman los
corsarios a cuya causa está esta ciudad e isla paupérrima y si no se pone remedio
que los galeones anden por esta costa o se ponen dos galeras que la corran de ordinario está todo esto arriesgado de perderse y pues todos los navíos de corsarios
que vienen a Las Indias por fuerza han de venir a reconocer las islas de la Dominica
y comarcanas a ellas. Si los galeones al tiempo que los corsarios vienen en cada un
año anduviesen entre aquellas islas muchos no pasarían por aquí. Es común voz que
los galeones vienen en busca de portugueses que vienen sin armas y en estos hacen
suerte y lo que les toman venden en los puertos y esto dicen que se ha usado hasta
aquí no lo puedo afirmar porque no lo he visto.
La causa de la despoblación de esta isla es la mala moneda y la mala comida del
cazabe pudiéndose dar en esta isla trigo como en España de lo cual hay bastante
experiencia (fol.3) Lo de la moneda, como no hay plata ni oro, no se puede labrar
sino de vellón. He platicado aquí sobre ello, dicen que sería remediar esta isla con
que lo que se paga a la armada de los galeones y al almirante de Tierra Firme se
viniese hacer aquí moneda y aquí se pagase y que con esto habría contratación de
buena moneda y con que vuestra majestad fuese servido de dar licencia para lo que
de Nueva España y Perú y Nuevo Reino y Guatemala trajesen a esta ciudad a labrar
moneda de plata y oro y se les hiciese equivalencia en la moneda labrándose un real
más en cada marco o lo que vuestra majestad mandase y con esta ganancia vendrían
aquí con su plata y oro a hacer moneda y se contrataría con ella. Vuestra majestad
mandará proveer en todo como más sea servido, entendiendo que esta isla se va
despoblando y que tiene necesidad de ser favorecida con medios que la sustenten.
A esta isla solían venir navío de Galicia que la proveían de lo necesario a mucho
menos costo de lo que ahora se provee. Ha cesado esta contratación por mandado
de vuestra majestad a pedimento de la ciudad de Sevilla y a sido causa de la disminución de esta ciudad e isla y de que las mercaderías de Castilla valen en esta ciudad
a más subidos precios que en el Perú viniendo aquí las mercaderías con tan pocas
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
costas y esto [roto] como a vuestra majestad como quien ha visto lo uno y lo otro y
es causa de que los ministros de vuestra majestad ni los demás se puedan sustentar
sino con mucho trabajo y de ello enviarán a vuestra majestad testimonio sino pareciera que hacía en mi caso y esta carestía a sido causa el tratarse con mala moneda
como la que aquí corre que les parece a los mercaderes que dando sus mercaderías
por ello las dan de gracia y así suben en el precio todo lo que quieren en tanto exceso como he dicho que también es causa de despoblarse esta tierra no pudiendo la
gente excusar las cosas de Castilla y habiéndolas de comprar a precios tan excesivos.
Yo procuraré que la de vellón se comience luego a labrar con su verdaderos valor
como vuestra majestad lo tiene mandado aunque la ciudad pone a ello muchos inconvenientes y para labrarse es menester enviarse de España cobre porque lo que
acá hay es muy poco y lo tienen ocupados los ingenios y no habrá de que labrarlo si
no se envía.
(fol. 3v) Para que también cese esta mala comida del cazabe es menester enviar
trigo por cuenta de vuestra majestad que se reparta entre los vecinos y señores de
ingenios y se compelan a sembrarlo porque aunque acá hay cédula real que lo manda, dicen que les den trigo y que lo sembrarán y acá no lo hay para dárselo. Vuestra
majestad se duela de esta provincia que sin mucho favor y calor se vendrá a despoblar y consumir.
Esta ciudad no tiene propios y así no puede estar gobernada envían a suplicar
a vuestra majestad les haga alguna merced de alguna cosa para propios que parece
no tiene inconveniente hacerles merced a esta ciudad que sin el favor de vuestra
majestad no puede ir adelante sino venir en mucha disminución.
Los presidentes que en esta tierra ha habido usan del oficio de Capitán General
en la cosas de la guerra y esto se ha guardado siempre y así las cédulas de vuestra
majestad que hablan en cosas de guerra hablan con solo el presidente. Yo no hallo
cédula particular que les de este título acceder a proveer como tan sin tener orden
de vuestra majestad este título tienen todos los presidentes de Las Indias. Será vuestra majestad servido que después que aquí hay más necesidad de ello que en otras
partes se me envíe título de ello o la orden que se ha de guardar.
En el tiempo que se proveyó que en esta isla anduviese siempre visitando un
Alcalde Mayor, que es cosa muy necesaria, no había presidente sino oidores y así la
cédula habla con la Audiencia para que lo provea y pues en todas Las Indias todos
los oficiales provean los presidentes. Justo parece que el de aquí provea este oficio
con los demás pues tiene más trabajo y menos provecho.
Entendido tengo que como la flota de Nueva España hacen escala en el puerto
de Ocoa, que es catorce leguas de esta ciudad y que como es puerto abierto y muy
bueno, otros muchos navíos hacen escala allí y echan en tierra negros y mercaderías
(fol. 4) que traen sin registro ni licencia y sin pagar derechos a vuestra majestad y
como está despoblado entra mucha mercancía sin pagar derechos. Y aunque aquí
queramos hacer diligencia, con estar despoblado habrá muchos fraudes sin que ello
podamos entender ni remediar porque lo desembarcan de noche y como es sin derecho, venden más barato y se prueba dificultosamente. Vuestra majestad provea
35
Genaro Rodríguez Morel
para el remedio de ello lo que sea servido que así no falta el cuidado que como
criado de vuestra majestad debo tener y como tal me ha parecido dar aviso de lo que
en esta escribo con celo de acertar. Guarde y ensalce nuestro señor, la sacra, católica
real persona de vuestra majestad con aumento de más reinos y señoríos como toda
la cristiandad lo desea y ha menester. De Santo Domingo, 17 de julio de 1576 años.
Sacra, católica real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa.
El doctor Montemayor de Cuenca
36
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 48 (bis)
Santo Domingo, 17 de julio de 1576
Relación de una carta que escribió a vuestra majestad el doctor Cuenca, presidente de esta Audiencia de la isla Española de 17 de julio de 1576.
Que aquella Audiencia estaba con quietud y la república y procuraría que esta
fuese adelante.
Que había tenido mucho que hacer en la residencia y de los 90 días que para ella se
le dieron habían corrido los 70 y tenía dados los cargos iba resumiendo los descargos.
Que había hecho notificar al presidente y oidores pasados la carta en que se les
mandó los enviase a estos reinos acabada la residencia. Que uno de ellos es el licenciado Salazar contra quien hay poca culpa y por estar pobre y adeudado entiendo
no tendrá con que venir y apruebo su persona .
También digo que resulta poca culpa con traer el licenciado Pinedo, fiscal, porque lo más es las diferencias con el presidente a que el mismo presidente dio ocasión y refiere que a usado bien su oficio y con mucho acrecentamiento de la hacienda real y era útil para acercarle y que está muy pobre y tiene por imposible que
pueda venir en seguimiento de su residencia y por ser útil estos dos para el servicio
de vuestra majestad le obligó la conciencia a avisar de ello.
Que llevaron para el servicio de aquella Real Audiencia a Antonio Márquez con
salud y derecho [manchado de tinta] por haberse mandado que no le llevasen llevó
otro de Sanlúcar y le pide que le pague para que se le provea como ha gratificado
de su trabajo.
(fol. 1v) Que no paran en aquella isla las personas a quien se da licencia para ir a
ella porque tienen nuevos medios para salirse e ir a otra partes de Las Indias sin que
le haya para se lo impedir por los muchos puertos que aquella isla tiene.
Que tampoco para los frailes porque no hay de que sustentarse y así no hay de
que sustentarse y así no hay para que enviar ninguno que hartos hay y habrá con que
se mande que no se de licencia a los que hay para que puedan salir de la isla.
Que aquella isla es muy frecuentada de corsarios que roban lo que se navega en
barcos de un puerto a otro y es muy conveniente que se ponga remedio y se mande
que anden por ella los galeones o dos galeones porque está todo en riesgo de perderse y lo dichos corsarios son señores de los puertos y tratan y contratan en ellos.
Que la causa de despoblarse aquella isla es por la mala moneda que hay en ella y
las malas comidas de cazabe y habiendo platicado del remedio que se podría tener
se decía que sería mandar que la plata que se paga en Tierra Firme para el sustento
de esta armada se labrase e hiciese moneda en aquella isla y con permitir que a los
que de otras partes viniesen a labrar allí moneda se les hiciese alguna equivalencia
cobrándose un real más en cada marco.
37
Genaro Rodríguez Morel
Que también ha sido causa de la disminución de aquella isla el haberse quitado
que vayan navíos sueltos de Galicia que era proveída en buenos precios de las cosas
de acá y ahora valen en ella las cosas a precios tan subidos como en el Perú y ayuda
a ello el no haber moneda que procure se labre la de vellón como está mandado
aunque hay falta de cobre y será necesario llevarse de aquí.
(fol.2) Que para que cese la mala comida del cazabe será necesario enviar trigo
por cuenta de su majestad para que se reparta entre los vecinos y señores de ingenios y que sean compelidos a sembrarlos.
Que aquella ciudad no tiene propios y así no puede estar bien gobernada. Que
envía a suplicar se le haga merced en algunas cosas y no y no tendrá inconveniente
hacérseles.
Que sus antecesores han usado allí el oficio de Capitanes Generales en las cosas
de la guerra aunque sin cédula particular y el también lo hace así y no querría exceder y pide se le de orden de lo que a de guardar en esto. Que en otras partes usan
de este título los presidentes y allí es más necesario que en ninguna parte.
Que en el tiempo que se mandó que en aquella isla anduviese siempre visitando
un Alcalde Mayor no había presidente sino oidores y así se mandó lo proveyese la
Audiencia. Ahora que hay presidente suplico que solo se someta este nombramiento pues los otros presidentes sólo proveen los oficios.
Que ha entendido que en el puerto de Ocoa hacen escala muchos navíos de más
de los de las flotas y en el echan negros y mercaderías que se llevan sin registro y
como es puerto despoblado no hay orden de poderlo averiguar ni remediar.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 49
Santo Domingo, 18 de julio de 1576
Santa, católica real majestad.
Después que a esta Audiencia se asentó nuevamente, en esta ciudad hemos procurado con toda diligencia y cuidado poner en orden las cosas de la Audiencia y de
la república. Que con las pasiones de los jueces pasados en todo estaba pervertido
el orden que se debía tener y así los moradores de esta ciudad e isla tienen todo
contento ver que se les administra justicia con toda paz y rectitud y buen sosiego y
quietud que deseaban.
En esta Audiencia nunca se había hecho el juzgado de provincia en la plaza
como vuestra majestad lo tiene mandado y los oidores hacían la audiencia en sus
casas. Ahora se hace en la plaza, de la misma manera que se hace en Valladolid y en
Granada con que hay mucho disparate a los negocios.
Aunque vuestra majestad tenía mandado que en el llevar de los derechos los
secretarios y oficiales de la Audiencia de la provincia y de la ciudad se guardase el
dos tanto (por ciento) del arancel de España nunca se había guardado ni se había
hecho arancel ni lo había y se llevaban excesivos derechos. Se han hecho aranceles
conforme a lo proveído por vuestra majestad y se enviaron a todas las provincias
sujetas a esta ciudad y así se pondrá en orden todo lo demás que entendiéramos que
conviene al servicio de vuestra majestad y bien de esta provincia.
Por la relación que tuvimos de los daños y fraudes que a vuestra majestad se hacían en su Real Hacienda en la isla Margarita de que nos avisó en los navíos pasados
y por tener asimismo aviso de muchos malos tratamientos que se hacían a los indios
de aquella isla y de que les tomaban sus tierras y los tenían sin doctrinar y que no
había orden. Que lo de la pesquería de las perlas ni haber comida ni vestidos a los
negros que las pescan para el remedio de ellos y de otras cosas que entendemos
conviene remediarse, enviamos a García Hernández de Torrequemada, factor de
vuestra majestad para que la visitase y averiguase los daños que de suso han resultado y lo proveyese como conviniese, castigando a los culpables y tomando residencia
a los jueces. Entendemos que de ello nuestro señor y vuestra majestad serán servidos
y de lo que sea hiciere daremos aviso a vuestra majestad.
(fol.1v) Esta costa está muy llena de corsarios de los cuales los vasallos de vuestra
majestad reciben grandes daños por los muchos robos que hacen y son señores de
los puertos. Y compelen a los vecinos a rescatar con ellos las cosas que roban en esta
costa que al presente están muy infestadas de los dichos corsarios. Como a vuestra
majestad entenderá por las cartas que a esta Real Audiencia han escrito el alcalde de
Puerto Plata y el capitán de La Yaguana y por una información que de La Yaguana
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Genaro Rodríguez Morel
se nos ha enviado que van con esta gran necesidad tienen a esta isla y a las demás
sujetas a esta Audiencia. Que vuestra majestad mande remediar los daños que estos
corsarios hacen cada día mandando que los galeones de la armada de vuestra majestad anden por esta costa y se pongan dos galeones para el remedio de ellos. Que
vosotros aunque hagamos lo posible es poco lo que podemos remediar por la mar
y siempre daremos aviso a vuestra majestad de todo lo que a vuestro real servicio
convenga. Guarde y ensalce nuestro señor la sacra, católica real majestad persona
de vuestra majestad con acrecentamiento de más reinos y señoríos como toda la
cristiandad desea y ha menester. De Santo Domingo, 18 de julio de 1576.
Sacra, católica real majestad.
Criados que vuestra majestad que sus pies y manos besan.
El Doctor Gregorio González de Cuenca
El licenciado esteban de Quero
El licenciado de las Cabezas de Meneses
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 50
Santo Domingo, 18 de julio de 1576
Católica Real Majestad
Podré dejar con las más tiernas palabras que pudiere significar a vuestra majestad mis trabajos, los cuales son tan grandes que Dios por su misericordia remedie.
Vuestra majestad sea servido de suspenderme del oficio de fiscal hasta que se vea
mi residencia por las diferencias que esta Audiencia se ha tenido, de las cuales me
alcanza a mi tanta parte como al que fue [borroso] de ella. El doctor Cuenca ha
tomado la residencia y ha dado cargos, los cuales son todos por informaciones del
licenciado Francisco de Vera y vienen a concluir que hablaba recio o quedo o recostado en la [borroso] y que lo torné dos o tres veces en hacerlo y no le quité la gorra.
Dios se lo perdone que no se en que conciencia hice tal infracción. Yo no he dado
mis [borroso] pero el doctor Cuenca bien tiene entendida la verdad de este cosa,
porque el licenciado Salazar tomándole [borroso] que es la persona que más le ha
acompañado a él en esta ciudad. Dijo que siempre le quitó la gorra que le tapase. Yo
creo tiene vuestra majestad en todo esto con tanto cuidado y provecho he servido
a vuestra majestad sábelo Dios que es buen testigo de mi voluntad y celo y las obras
dan testimonio pues en los navíos pasados se llevaron para vuestra majestad más de
veinte mil ducados que debe de haber buenos años que de esta isla no iba blanca.
El dicho doctor Cuenca me ha dicho hizo relación de la residencia y conforme a
los cargos y a lo que tiene entendido creo no parece dejar de ser buena porque le
consta cuán celoso y diligente ha sido en el servicio de vuestra majestad y cuanto
provecho a dado a la Real Audiencia. Suplico a vuestra majestad considere que no
había sino treinta meses que servía el oficio de fiscal y que por haberme de acomodar como criado de vuestra majestad gastó cuanto tenía y cuanto pude hallar prestado lo cual no está pagado y que por venir viaje tan largo con mujer e hijos y suegra
hice gran gasto. Yo estoy empeñado y pobre y tanto que es imposible ir en demanda
de mi residencia para que cierto que mi testigo (fol.1v) que llevar ni que desear a mi
mujer, hijos y suegra si vuestra majestad habrá visto os cargos del licenciado Francisco de Vera no creo me diera tantas [borroso] y aunque en alguno hubiera excedido
que cierto no entiendo en que sino en ser demasiado diligente estaba bien pagado
así con la condensación de mis servicios pues ha sido más de ciento cuarenta mil
ducados los que he sacado de condenaciones para vuestra majestad como con suspensión de mi oficio. Así suplico a vuestra majestad se acuerde de hacerme merced
de proveerme fuera de esta isla y si otra cosa al presente no hubiere en esta Audiencia está una plaza vaca por muerte del doctor Mejía. Y si todo esto no hubiere lugar
hasta ser vista mi residencia pues vuestra majestad me ofreció que me haría merced
41
Genaro Rodríguez Morel
de algunas penas de cámara se me haga. Que es cierto que si vuestra majestad no
me la hiciese yo pasare gran necesidad. Nuestro señor la católica, real persona de
vuestra majestad guarde. De Santo Domingo y de julio 18 de 1576 años.
Muy humilde criado de vuestra majestad que sus reales pies besa.
El Licenciado Pinedo
42
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 51
Santo Domingo, 15 de julio de 1576
Sacra, católica, real majestad
Esta Real Audiencia da cuenta a vuestra majestad de las cosas que más importan y
envía papeles por los cuales entenderá vuestra majestad cuanto sea necesario poner
reparo en algunas cosas de esta isla. Yo, por razón de mi obligación también la daré
de lo que con muy particular diligencia y cuidado he sabido ser no solo conveniente pero necesario para que vuestra majestad ordene lo que sea más de su servicio
y utilidad de esta tierra cuya conservación parece serlo del resto de los reinos que
vuestra majestad por muy largos y felices años goza y gozará en este Nuevo Mundo.
La paz y amor con que esta Audiencia entre si se conserva y la entereza con que
administra justicia tiene a toda esta tierra con grande contentamiento porque ha
vuelto de un infeliz estado a otro de consuelo y bien como por muchas vías vuestra
majestad es notorio y espero en Dios siempre se conservará en el que ahora posee.
En todos los puertos de la banda del norte que esta isla tiene se recogen franceses y luteranos con tanta seguridad como en su propia tierra y aunque por esta razón
y tratar con ellos los vecinos de La Yaguana y los demás puertos han sido castigados y
a mi instancia, ahora hay dos jueces en ellos. Es negocio trabajoso de reparar porque
así por el interés como por el miedo que tienen a los corsarios, (fol. 1v) los vecinos
de estos puertos lo más encubierto que pueden, rescatan y tratan con los franceses y
de allí hacen daños grandes por lengua que toman como pareció por la muerte del
doctor Mejía y en otras cosas muchas se ha experimentado. Este daño parece que
tiene uno de dos medios: o quitar los lugares y vecindad de los puertos retrayéndolos a la tierra adentro, pues es cierto que no tienen defensa y las veces que quisieren
los corsarios los robarán y destruirán, o mandar vuestra majestad provea galeras que
guarden estas costas y no consientan llegar navíos enemigos, que deben ser los de
este año casi veinte. Estos llevarían gran parte de los frutos de la tierra o por robo o
contratación. Venida ahora copia de oidores que esperamos vuestra majestad lo habrá mandado proveer. En esta flota saldrá a la visita de la tierra un oidor que es harto
necesario y será vuestra majestad informado, más en particular de estos daños y de
los reparos que podrían tener así por cédula de vuestra majestad como a pedimento
mío se hacen averiguaciones y diligencias de que en la flota que partirá por enero
vuestra majestad será informado y tendrá aviso y del suceso de algunos negocios
fiscales que según en que sea interesado e interesará mucho a la Real Hacienda de
vuestra majestad.
La pobreza de esta tierra es grande en general y en ese mismo punto la carestía
y falta de todo lo necesario así de lo que la tierra produce como de lo de sus reinos
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Genaro Rodríguez Morel
vienen y parece que estos inconvenientes crecen cada día de manera que si vuestra
majestad no favorece con su largueza real se acabará de perder por razón de estas
faltas hay en todo como mejor puede ella y las haciendas van en disminución y
aunque se procura el remedio poniéndose gran cuidado que no salga gente de la
tierra y castigando los que salen y los llevan sin licencia y ordenando cosa para la
buena gobernación y aumento de ganado y frutos necesarios para la conservación
y aumento de ella no basta y es necesaria más poderosa (fol. 2) mano. Y aunque
vuestra majestad ha dado orden en que vengan labradores y en remitir por tiempo a
la ciudad derechos y les hace otras mercedes no basta y pues se cierto lo que vuestra
majestad desea el bien de esta tierra como tan importante y que crezca y se prospere
y en este particular he trabajado en tender lo más conveniente advertiré de lo que
debo y siento para que vuestra majestad ordene lo que más sea de su servicio y conozca el celo y cuidado mío ser conforme a mi obligación.
La falta de gente de servicio es lo que causa que esta tierra no tenga de su propia
cosecha oro, plata, trigo, ganados en mucha cantidad y todo lo necesario siendo
fértil y dispuesta para todo lo que se puede desear. Y estas gentes no pueden ser
indios que a mucho tiempo se acabaron todos, menos españoles por ser muy pocos
y no inclinados a servir. Resta luego que los muchos negros sean su verdadero beneficio y estos viniendo en cantidad sacarían oro, que hay muchas minas, lo mismo
plata y cobre y otros metales. Habría mucho trigo que se da bien poblarse y han más
ingenios de azúcar aumentarse y han los poblados crecerían las rentas de vuestra
majestad ha de ir forzosamente a España para conseguir tan convenientes fines. Hay
dos medios, el uno que vuestra majestad permitiese que portugueses sin límite de
tiempo y cantidad pudiesen meter en esta isla esclavos negros pagando aquí a los
oficiales de vuestra majestad cuarenta ducados por cada negro. El otro, que vuestra
majestad mandase hiciesen aquí escala todos los esclavos que trajesen licencias para
Tierra Firme, Perú, Nueva España, Honduras, Campeche y aquí pagasen a los Oficiales Reales los derechos de las licencias y los que más deben y llevasen sus recados
y despachos para ser bien navegados. Y así es cosa cierta que vendrían en gran cantidad para todas partes y crecerían mucho las rentas de vuestra majestad y esta tierra
tendría mucha gente, mucho dinero y abundancia de frutos y baratos. Crecería en
vecindad y en potencia no se despoblaría ni iría en disminución acabándose como
se ve por experiencia. Y con pagar aquí los derechos se animarían todos a traer
esclavos y vuestra majestad podría hacer merced de labranzas para aquí que con
esto todos se sentirían bien pagados y gratificados los que allá lo habían de haber,
especialmente nunca se hace allá entera paga de los derechos de vuestra majestad
ni habría quien de contado lo pudiese hacer, al menos en cantidad grande y el crecimiento de los derechos de las licencias se entendiese solo con portugueses y como
señores de la contratación de Guinea lo podrían mejor llevar y los naturales y vasallos de vuestra majestad pagasen según y como vuestra majestad lo tiene ordenado
y se guarda. Esta ciudad holgaría con este beneficio remitir la merced que vuestra
majestad le hace del almojarifazgo y lo pagarían como deben, que sería otra parte
de aumento en las rentas reales.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
También se ha visto por experiencia que los navíos que para esta isla se despachaban en Galicia la tenían muy proveída y barata y por haber ya cesado está esta
cara y falta y pues es la primera tierra de Indias que reconoció a vuestra majestad por
rey y señor, merece ser en algo privilegiada con largueza real que de esto ha de ser
vuestra majestad muy servido y su patrimonio real aumentado.
Es tan contraria a mi la salud esta tierra que en los pocos días que ha que estado
sirviendo a vuestra majestad en ella he tenido dos enfermedades de las cuales no me
pesa tanto por mi respeto como por causarme algunos tiempos de falta al deseo que
tengo tan en el alma de servicio a vuestra majestad. Cuya católica y real persona de
vuestra majestad guarde nuestro señor por largos y felices tiempos con el aumento
de reinos y potencias que la cristiandad ha menester. De Santo Domingo de La Española, 18 de julio de 1576 años.
Sacra, católica, real majestad
Criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 52
Santo Domingo, 1 de agosto de 1576
Católica Real Majestad
Esta Real Audiencia de vuestra majestad cuenta de las cosas que más importan
y envía papeles por donde entenderá vuestra majestad cuanto sea necesario poner
reparo en algunas cosas para que vuestra majestad ordene lo que más sea a su real
servicio y utilidad de esta tierra. Yo, por razón de mi obligación también la daré de
lo que con diligencia y cuidado he procurado saber.
En todos los puertos de la banda del norte que esta isla tiene se recogen franceses y luteranos con tanta seguridad como en su propia tierra y aunque por esta
razón y trato con ellos los vecinos de La Yaguana, Montecristi, Puerto Plata y otras
partes han sido castigados y a mi instancia ahora hay dos jueces en negocio sin reparo porque así, por el interés como por el miedo de que no los destruyan, los vecinos
de estos puertos todos, aunque lo más encubierto que pueden, rescatan con ellos.
Este daño parece que tiene uno de dos remedios: o quitar los lugares de los puertos
y retraerlos la tierra adentro pues no tienen defensa o mandar que vuestra majestad
proveer galeras que guarden estas costas y no consientan llegar navíos enemigos, los
cuales se llevan gran parte de los frutos de la tierra y en la visita que por uno de los
oidores se hiciere será vuestra majestad informado venida copia de ellos como creo
habrá vuestra majestad proveído sabida la muerte del doctor Mejía.
Así por cédula de vuestra majestad como a pedimento mío se hacen averiguaciones de cosas que importan. En la flota que partirá el año que viene se dará aviso a
vuestra majestad con el suceso de algunos pleitos en que interesará vuestra majestad
mucho.
La pobreza de esta tierra en general es grande y en ese mismo punto (fol. 1v.) la
carestía y falta de todo lo necesario, así de lo que la tierra produce así como de lo
que viene de esos reinos y parece que estos inconvenientes crecen cada día de manera que si vuestra majestad no favorece con su largueza real se acabará de perder.
Por esta razón todos desean irse de ella y las haciendas van en disminución y aunque
se procura el remedio poniéndose gran cuidado en que no salga gente de la tierra
y en ordenar cosas para la buena gobernación, sustento de ganado y crecimiento
de frutos necesarios para la conservación y aumento de ella. Y vuestra majestad ha
mandado vengan labradores y remitir derechos a la ciudad no basta y pues se cierto
lo que vuestra majestad desea el bien de esta tierra como tan importante advertiré
de lo que debo y siento con el amor de fiel criado.
La falta de la gente de servicio es la causa que esta tierra no tenga de su propia
cosecha oro, plata, cobre, trigo, ganados y todo lo necesario abundantemente pues
46
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
es fértil y dispuesta para todo. Esta gente no puede se de indios por ser ya acabados.
Los españoles son muy pocos, resta luego que los muchos esclavos negros ser su
verdadero beneficio y si estos viniesen en gran abundancia se sacaría oro de que hay
abundancia de minas lo mismo de plata y cobre. Habrá mucho trigo, mucho más
azúcar y ganados de que crecerían las rentas de vuestra majestad.
Para conseguir este fin, siendo vuestra majestad servido y con aumento de las
rentas reales se ofrecen dos medios; el uno que pudiesen portugueses traer a esta
isla sin límite de tiempo ni cantidad de esclavos negros con que aquí pagasen por
cada uno a vuestra majestad cuarenta ducados y así vendrían muchos y vuestra
majestad interesaría mucho y ellos le podrían hacer por costarle poco el haberlos
y que volviesen estos con lo que de aquí llevasen a la contratación de Sevilla. El
otro, que vuestra majestad mandase se hiciesen aquí al margen de todos los negros
que hubiesen de venir a Tierra Firme y Nueva España y aquí pagasen los derechos
que deben y se les diesen despachos para ser bien navegados a las demás partes de
Las Indias y por haber de ser estos naturales pasasen lo que hoy manda vuestra
majestad que paguen. Habría así en esta isla muchos esclavos, abundancia de contrataciones, dinero y de todo lo que más tengo referido y crecería en vecindad e
importancia. Hay algún inconveniente pero de menos consideración respecto del
bien que se hace como más largo tengo escrito a vuestra majestad (fol.2) cuando
envié por junio y agosto del año pasado el original de esta carta.
También se ha visto por experiencia que los navíos que se despachaban por Galicia para esta isla la tenían muy proveída y barata y ahora por faltar esta está muy falta
necesidad y cara por haberse de preferir el bien común al de algunos particulares
mercaderes. Santo Domingo. Sea vuestra majestad servido acordarse de hacer este
bien a esta tierra que tantas veces y con tanta instancia lo ha suplicado.
Suplicado a vuestra majestad pues mi trabajo y costa no es menos que la de los
oidores, sea servido de hacerme igual en los salarios como lo son en todas las demás
audiencias de vuestra majestad, oidores y fiscales. En este lugar está una casa pequeña de vuestra majestad que siendo servido mandar se diese la vivienda a los fiscales
sería alguna ayuda de costa pues valen caros los alquileres.
Esta tierra es tan contraria a mi salud que en los pocos días que ha que estoy sirviendo a vuestra majestad he estado con tres enfermedades de las cuales no me pesa
tanto por mi respeto como por algunas faltas que en estos tiempos se suelen hacer
aunque o son de consideración al deseo que tengo de servir a vuestra majestad puesto que a mi cualquiera muy pequeña me congoja. Guarde Dios y prospera la católica
real persona de vuestra majestad por largos tiempos con aumento de mayores reinos
y potencie que la cristiandad ha menester. De Santo Domingo, 1 de agosto de 1576.
Católica, real majestad
Criado de vuestra majestad que sus reales pies besa.
El doctor Diego de Villanueva Zapata
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 53
Santo Domingo, 15 de agosto de 1576
Sacra, católica, real majestad
Esta Real Audiencia ha dado a vuestra majestad cuenta y enviado papeles de algunas cosas que importan de que entenderá vuestra majestad cuanto sea necesario
poner reparo en ellas. Yo por razón de mi obligación la daré de lo que con diligencia y
cuidado he sabido ser necesario a la habilidad de esta tierra cuya conservación parece
ser lo del resto de los reinos que vuestra majestad por largos y felices años goza y gozará este Nuevo Mundo. Ordenará vuestra majestad lo que más sea de su real servicio.
La paz y amor con que esta Audiencia entre si se conserva y la entereza con que administra justicia tiene a toda esta tierra con grande contentamiento porque ha vuelto
de un infeliz estado a otro de consuelo y bien como a vuestra majestad será notorio.
En todos los puertos de la banda del norte que esta isla tiene se recogen franceses y luteranos con la misma seguridad que en su tierra y aunque por tratar con
ellos los vecinos de los puertos de la banda del norte e isla de Cuba y otras partes
han sido castigados y a mi instancia hay ahora dos jueces de negocio casi sin reparo
porque así por el interés como por el miedo de los daños que les podrían hacer en
lo más encubierto que pueden, rescatan con ellos. Este daño parece que tiene uno
de dos medios: o quitar los lugares de los puertos, retrayéndolos a la tierra adentro
pues son tienen defensa habiendo algún poder de enemigos, o mandar vuestra majestad proveer valer que guarden estas costas y las limpien de corsarios. Venida copia
de oidores que por la muerte del doctor Mejía sabrá vuestra majestad se va más en
particulares informando de esto.
Así por cédulas de vuestra majestad como mi pedimento se hacen diligencias
que importan de que será vuestra majestad a su tiempo informado (fol. 1v) con el
suceso de algunos pleitos que voy siguiendo en que ha interesado e interesa a vuestra majestad mucho dinero.
La pobreza de esta tierra en general es grande y en ese mismo punto la carestía
y falta de todo lo necesario, así de lo que la tierra produce como de lo que viene
de esos reinos. Estos inconvenientes crecen de manera que si vuestra majestad no
favorece con largueza real, se acabará de perder. Por estas faltas todos huyen de ella
y van las haciendas en notable disminución y aunque se procura no salga gente de la
tierra y se castiga con rigor y se procuran crecimientos de frutos necesarios, no basta
ni venir labradores ni remitir derechos a la ciudad y pues se cierto lo que vuestra majestad desea al buen servicio de esta tierra advertiré de lo que debo y siento vuestra
majestad ordene que sea más conveniente y conozca el celo y cuidado de nuestro
ser conforme a mi obligación.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
La falta de gente de servicio es la causa de que esta tierra no tenga de su propia cosecha, oro, plata, trigo y ganados abundantemente, siendo de todo fértil y
dispuesta. Esta gente no pueden ser indios pues son acabados y de otra parte no
se pueden traer cómodamente en cantidad. Menos españoles que son pocos y no
inclinados a servir, resta luego que los muchos negros sean su verdadero beneficio.
Para seguir este fin creciendo las rentas de vuestra majestad y haciendo esta tierra muy llena de todo próspera y con mucha gente, hay dos medios, uno, que diese
vuestra majestad licencia que sin límite de tiempo ni cantidad pudiesen portugueses
meter esclavos negros en esta tierra pagando aquí a los Oficiales Reales, cuarenta
ducados por cada pieza de esclavo. El otro, que su majestad mandase hiciesen aquí
escala y pagasen los derechos de licencias y otras cosas todos los esclavos que van
y se gastan en las otras partes de Indias y de aquí llevasen despachos para ser bien
navegados. De esta suerte habría mucha cantidad de gente y mucho dinero ganado.
Crecería en vecindad y potenciar esta tierra, cultivarse y en grandes pedazos de tierra muy convenientes para frutos necesarios a la vida y sustentación labrase y aun las
mismas de que vuestra majestad y osaría muchas rentas y comodidades y aquí podría
vuestra majestad librar y pagar estos derechos a quien fuese servido pues nunca los
derechos de las licencias se pagan por entero en esos reinos. La ciudad holgaría
remitir haciéndose lo que he dicho (fol. 2) a vuestra majestad la merced que se les
hace del almojarifazgo según he sido informado.
Se ha visto por experiencia que los navíos de Galicia tenían esta tierra proveída y
barata y por su falta está ahora cara y necesitada de cosas de esos reinos y pues esto
se sigue general utilidad prefiera la vuestra majestad a la de pocos particulares y con
largueza real se le conceda esta merced de que se pueda usar la navegación que solía
ser de Galicia a esta tierra.
En esta isla se ha dicho, aunque no se tiene por muy cierto, que los galeones de
vuestra majestad sobre la Dominica se encontraron con siete galeones franceses y
habiendo comenzado la pelea de que los de vuestra majestad llevaban mejor parte
se huyó una lancha de franceses y acudió a la costa de Tierra Firme a esperar su compañía. Y habiendo visto pasar una noche farol y así entendido que era la armada de
vuestra majestad, dio vueltas sobre la isla a buscar otros navíos franceses que estaban
en la banda del norte e hizo esta relación en La Yaguana.
El doctor Luis de Villanueva, mi padre, está tan pobre y viejo, como a vuestra
majestad es notorio. Sírvase vuestra majestad de remediarle con que vuelva a su
oficio de México, pues por la edad y necesidad no puede moverse a servir a vuestra
majestad en otra parte.
Suplico a vuestra majestad que las prohibiciones de esta Audiencia se acuerde
que estoy sirviendo y entretanto pues mi trabajo y costa no es menor que la de los
oidores, se sirviese vuestra majestad hacerme igual en salario. En esta ciudad tiene
vuestra majestad una casa que dándose de vivienda a los fiscales sería alguna ayuda
de costa por ser tan caros los alquileres.
Esta tierra es tan contraria a mi salud que en los pocos días que la sirvo a vuestra
majestad en ella he tenido tres enfermedades de las cuales no me pesa tanto por mi
49
Genaro Rodríguez Morel
respeto como por causarme algunos tiempos de falta de deseo. Que tengo tan en el
alma de servir a vuestra majestad y aunque antes que de esos reinos partiese sabía
cierto esto por obedecer aún contra mi propia salud y vida y vine sin dar de esto
cuenta a vuestra majestad cuya sacra, católica real persona de vuestra majestad guarde nuestro señor por largos tiempos con el aumento de mayores reinos y potencia
que la cristiandad ha menester. De Santo Domingo de La Española a 15 de agosto
de 1576 años.
Sacra, católica real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales manos besa.
El doctor Diego de Villanueva Zapara
50
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 54
Santo Domingo, 10 de octubre de 1576
Católica real majestad
Por duplicado tengo escrito a vuestra majestad en el navío inglés y en otros dos
que partieron a fines de julio de este año, dando aviso de algunas cosas importantes
a vuestro real servicio y bien y aumento de esta tierra que está bien cerca de acabarse
de destruir. Vuestra majestad será servido mandar se haga lo que pareciere que más
conviene para la conservación de ella. Al fin de la carta decía cuan necesario es haya
galeras en estas costas. Jura excusar los daños que hacen franceses e ingleses, así por
la banda del sur como del norte donde hay más de veinte naos grandes invernando
con toda la seguridad y dan carena, toman bastimentos, tratan, toman lengua, salen
a robar y vuelven con despojos a rescatar lo robado a tanto poder. Ya vuestra majestad ve que no se puede resistir menos que con fuerza ordinaria por los puertos todos
de ella. Estos han rasado y quemado La Margarita y Cumaná. De Ocoa y otros se han
llevado dos navíos de islas y barcos, mucho azúcar que vienen aquí de los ingenios
y está la costa que no se osan partir de aquí por parte alguna por el conocimiento
de peligros. También escribí a vuestra majestad como sobre la disminución se había
encontrado la armada de los galeones de vuestra majestad con ciertos navíos de corsarios y parece que fue cierto porque mediado el (fol. 1v) mes de junio perecieron
sobre La Margarita al amanecer quince (diez)2 velas y pelearon hasta la tarde. Las
diez cree eran la armada de vuestra majestad que traía don Cristóbal de Eraso y las
siguieron las diez sin haberse visto. Una nao grande de las cinco enemigas se quemó
y otro día, una piragua de La Margarita a verla y por lo que hallaron en el casco se
certificaron ser nao inglesa. Por esta razón se cree habrá hecho notable bien en
impedirles los dañados fines de destruir a Cartagena y Nombre de Dios, que con
la potencia suya y de los demás por estas partes pudieran emprender cualquiera
maldad y daño grande de las que por acá invernan se cree y espera la flota de Tierra
Firme y la que de aquí a de salir para hacer daño y la que más a su salvo pueda. Todo
creo que con ayuda de Dios su consejo permanecerá sin conseguir fin ninguno en
daño de los subsidios de vuestra majestad porque en todas partes se tiene noticia y
se prevendrá bastantemente y viendo fuerza y buen orden no se han de atrever. El
daño padecerán navíos sueltos y desarmados que son en mucha cantidad. De todo
esto será vuestra majestad más en particular informado con relaciones al tiempo
que parta la flota esta escribo yo a la aventura por si por la banda del norte partiere
algún navío para los reinos de lo que toca a mis cosas sobre que tengo. A vuestra
Esta tachado en el original.
2
51
Genaro Rodríguez Morel
alteza suplico se sirva de hacerme merced, no tengo más que decir de que estoy en
los mismos inconvenientes, pero todo aunque sean de la vida no tales que impidan
el servir a vuestra majestad con grandísimo cuidado como debo a fiel criado.
A sido necesario pedir y solicitar infinidad de cosas tocantes a vuestros servicio
buena gobernación de la tierra, comodidad y seguridad de la dicha hacienda real de
vuestra majestad en lo cual (fol. 2) sin respeto de cosa humana con libertad cristiana
pido y sigo lo que conviene no debe dar gusto a personas a quien toca como es cosa
indubitable y así no se si con esta ocasión se quedarán, peor sirviendo yo a Dios y a
vuestra majestad no se podrá excusarse lo bien obrado ni dejar de tener su debido
satisfacción causada del contento que da hacer virtuosamente el deber. Los pleitos
que tengo aquí, que son muchos, siguen como conviene. Algunas cosas se han parecido de nuevo de que he puesto demandas que importan, que por no importar, el
referirlo y por no ser muy largo las dejo de escribir. En particular hay mucha necesidad de solicitador diligente y que solo trate las cosas del fisco de vuestra majestad. Y
para esto, siendo vuestra majestad servido convendría se me despachase una cédula
para que lo buscase y eligiese y que se le diesen cien ducados cada año por su trabajo
en lo que vuestra majestad ordenare. Esta Real Audiencia tiene mucha necesidad de
oidores y en la flota que pasó en salvamento a Nueva España por el mes de septiembre se escribió que (roto) proveídos. Vuestra majestad sea servido mandar vengan
con brevedad. Nuestro señor guarde y prospere la católica real persona de vuestra
majestad con aumento de mayores reinos y señoríos como la cristiandad ha menester. De Santo Domingo de La Española, a 10 de octubre de 1576.
Católica, real majestad.
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales pies besa.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
PD
Al final de este documento dice lo siguiente:
En el daño que hicieron en La Margarita no llevaron oro ni perlas ni esclavos de
las canoas de la pesquería ni tocaron en vuestra Real Caja porque tuvieron tiempo
de salvar esto. Llevaron mercaderías y quemaron casi todo el pueblo y se llevaron un
navío de islas que estaba en el puerto de Pampatare (sic).
52
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 55
Santo Domingo, 8 de noviembre de 1576
Sacra, católica real majestad.
Como las necesidades de esta isla son tantas que han menester remedio por todas las vías que pueda, daré siempre aviso a vuestra majestad de lo que entendiere y
esta escribo por la vía de La Habana por si acaso pudiere alcanzar al navío de aviso
que ha de ir de la Nueva España.
Ya tengo avisado a vuestra majestad cuan infestada está esta isla de corsarios que
la tienen cercada y así han estado en La Yaguana más de cuatro meses cinco galeones grandes que han cargado de azúcares y cueros en la misma quietud y seguridad
que si fueran de España y en la otra parte de la isla han cargado otros cuatro navíos
y con las lanchas que traen corren la costa y roban cuantos barcos andan al trato y
entran por los ríos cuatro y cinco leguas y roban las estancias de manera que los vecinos de esta isla no son señores de sus haciendas y su majestad pierde los derechos
de todo lo que se llevan a Francia y aunque los vecinos de La Yaguana y otros puertos rescatan con los corsarios lo hacen con mucho secreto. Se ha proveído Alcalde
Mayor conforme la cédula de vuestra majestad para que lo averigüe y castigue y en
alguna manera son constreñidos a rescatar, porque como todos los puertos están
de ordinario ocupados con corsarios no les va navío de España de quien proveerse
de lo necesario y véndenselo los franceses a buen precio como personas que no les
cuesta más que robarlo y los frutos de la tierra que solían vender a los navíos de
España como no van, no tienen a quien venderlos por manera que ni pueden ser
proveídos de cosas de España ni vender sus frutos sino a corsarios, que son señores
de la mar y de la tierra en tanto grado que habrá un mes que estando tres navíos
en la isla en el puerto de Ocoa se llevaron los dos y el tercero que era una urca se
defendió y aunque nos envió (fol. 1v.) a pedir socorro no hubo poder ni manera
de podérsele enviar y fue ventura no tomarla y así todos entendemos que esta isla
no se puede sustentar sin galeras que la guarden y defiendan los puertos de vuestra
majestad lo mande ver y proveer como más a su real servicio convenga y el mismo inconveniente hay en Puerto Rico que habrá un mes entraron corsarios cuatro leguas
la tierra adentro y robaron el pueblo de Guadianilla y mataron algunos vecinos. Lo
mismo hicieron en La Margarita y Cumaná que los quemaron y robaron sin tener
con que se defender ni poder estar prevenidos porque traen consigo gente que
saben la tierra y les encaminan. Y en el Bayamo entraron sus lanchas veinticuatro
leguas la tierra adentro y robaron las estancias.
Por provisión de vuestra majestad está mandado que cuando vacaren beneficios
curados y simples se provea por oposición y se pongan edictos y el prelado elija dos y
53
Genaro Rodríguez Morel
de estos el presidente nombre el uno y a este el prelado le de la colocación y canónica
institución. Habrá un mes murió un cura de esta iglesia y habiendo de proveerse otro
por la orden que está dada, el arzobispo y canónigos han determinado de que no haya
cura sino que ellos entre sí sirvieran el auto y repartan entre si los aprovechamientos
de el diciendo que en esta iglesia solía haber arcipreste a cuyo cargo era el oficio de
cura y que ha muchos años que vuestra majestad no provee esta dignidad y que en esta
se da a entender que el curato queda en los canónigos y dignidades. Yo hago insistencia en que se pongan edictos y se guarde la orden que vuestra majestad tiene dada e
insistiré hasta que se haga así. Todavía será menester vuestra majestad mande enviar
declaración sobre esto para lo de ahora y para lo de adelante.
Por otra tengo escrito a vuestra majestad la miseria de esta tierra y la carestía de ella,
que es mayor que en todas Las indias, fuera de la carne, porque solo el agua cuesta aquí
más que en otras partes. El pan y la carne solían venir navíos de Galicia que la proveían
en más moderados precios y por negociación de tres o cuatro mercaderes que tienen
usurpado el trato de las cosas de Castilla se escribió a vuestra majestad por los que aquí
gobernaron que no viniesen estos navíos y así se proveyó que ha sido no la menor parte
de la perdición y pobreza de esta isla y la venida de estos navíos ningún prejuicio hace a
la flota ni se entiende que haya causa para impedirlos y tendrán por gran merced (fol.2)
los vecinos de ella que vuestra majestad permita vengan navíos de Galicia como solían.
Yo he tratado de cumplir y ejecutar lo que vuestra majestad me tiene mandado
de que en esta isla se labre moneda de plata y de vellón de la ley y valor que corre en
España, lo cual tiene grandísima dificultad por no haber plata ni cobre y ser las costas muchas y no poder ganar los mercaderes en labrar moneda. Y como en esta isla
hay muchos, los casi todos que deben censos y se ha sentenciado en esta Audiencia
que paguen por cada peso que reciben en buena moneda, un peso de cuarto, que
vale 39 maravedís, los que han de pagar estos censos no querrían que hubiese buena
moneda para no pagar en ella y estos hacen todos los impedimentos que pueden
para que no se labre. Yo llegaré el negocio al cabo hasta ver lo que se puede hacer
y de ello avisaré en la flota y entretanto siendo vuestra majestad servido de mandar
enviar aquí moneda de vellón labrada en esos reinos sería gran beneficio para esta
tierra y la moneda que viviese se volvería a emplear en azúcares y cueros en que se
recibiese beneficio e intereses. También tengo escrito que aquí no se puede labrar
plata porque no la hay y que sería gran remedio para esta tierra que la paga que se
hace en Tierra Firme a los galeones y al Almirante se pagase aquí trayendo la plata
para hacerse aquí moneda y haciendo alguna ventaja a mercaderes de Tierra Firme
y al reino de Nueva España que trajese aquí su plata a labrar moneda sacasen un real
más en el marco sería ocasión de venir aquí a labrar moneda con este interés y con
el que recibirían en emplear la moneda que labrasen en los frutos de esta tierra la
cual está tan perdida y aniquilada y tan a punto de acabarse que si vuestra majestad
no dispensa en cosas con ella sin duda se acabará y perderá porque se va despoblando sin poderse remediar y permitiéndose que se labrase oro pues lo hay en esta
tierra con alguna ventaja se darían a labrar las minas del oro para labrar moneda y
sería en beneficio de la hacienda real.
54
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
(fol. 2v.) Esta moneda de cuartos que aquí corre es casi perdida y la que tiene
desacreditada esta tierra y entiendo que sería servicio de vuestra majestad mandarla
fundirla y reducirla a buena moneda pues el peso que solía valer diez reales ha venido a no valer más de treinta y nueve maravedís.
Por una de las declaraciones de ordenanza de Casa de la Moneda está mandado
que a la moneda de vellón que se labra se echen cinco granos y medio de plata y no
más, como antes se echaban siete granos. Y por otra declaración se manda que a la
moneda de vellón que se labrare de blancas se eche cuatro granos de plata y no más.
Si se permitiese que a la moneda de cuartos y medio cuartos se echase a lo mismos
cuatro granos de plata y no más, tengo por cierto habría mercaderes que quisiesen
labrar moneda de vellón para que habiendo de echar los cinco granos y medio no
podrán tener ganancias ni labrar, aunque yo he hecho descubrir minas de cobre y
dentro de un mes me traerán cantidad de ello y por ser estas cosas tan necesarias
para la sustentación y conservación de esta isla y por poder tener respuesta en estos
navíos envío esta carta por la vía de La Habana vuestra majestad sea servido de mandarme responder lo que es servido se haga en todo esto.
Aquí está un monasterio de San Francisco con un comisario que trajo el
año pasado treinta frailes los cuales y los que acá habían los ha desperdigado.
Es hombre sin algún gobierno y los frailes que han quedado no andan como
religiosos y muchos de ellos andan dando mal ejemplo en el pueblo y aunque
el arzobispo por su parte y yo por la mía y esta Audiencia le hemos avisado para
que lo remedie y recoja sus frailes es sin algún fruto lo que con el se trata y un
guardián que tiene también es tan mal reputado de lo cual en la flota esta Audiencia escribe más largo conviene mucho se envíe aquí prelado que ponga esto
en forma de religión que está tan fuera de ella que muchas veces han venido a
mi los frailes a pedirme que remedie superior porque la (fol. 3) cosa está perdida y yo no tengo poder para ello ni lo puedo remediar y este guardián fue el
que ordenó y escribió una carta a vuestro consejo firmado del nombre de ciertos
monjas del monasterio de Santa Clara sin saberlo ellas ni entenderlo en que
escribió que las dichas monjas se quejaban de ciertos vecinos que las infamaban
de los cuales la casa recibía menos infamia que del mismo fraile y por esta carta
se despachó cédula para que esta Audiencia se informase de ello y lo remediase
y de la información con esto lo que he dicho.
También hay en esta ciudad otro monasterio de la orden de las Mercedes que
han venido a parar en catorce o quince frailes muchachos que el comendador de
ellos, que es el más viejo­­habrá veinte y tres años y han quedado sólo dos sacerdotes
y los demás se han ido y ellos y otros muchos frailes de San Francisco se andan vagando por esta isla fuera del monasterios y de religión.
Una de las cosas que más impide el poblarse esta tierra y permanecer los que
a ella vienen es no haber pan de Castilla y haber de comer este cazabe que es
comida muy mala y se coge y beneficia con mucha costa y trabajo. Siendo vuestra
majestad servido de mandar enviar aquí cien fanegas de trigo yo la repartiría de
manera que se sembrasen y cogiese pan porque hay experiencia cierta da darse
55
Genaro Rodríguez Morel
bien en esta tierra y los que lo recibieren lo pagarán y el procedido se enviará en
frutos de la tierra y sin perderse nada se hará beneficio gran de esta isla.3
En esta Audiencia hay diferencia entre fiscal y Alguacil Mayor sobre la orden
de los lugares que han de llevar cuando el presidente y oidores salen en cuerpo de
Audiencia los día de tabla y otros días forzosos porque los pasados nunca tuvieron
ni guardaron orden cierta. Aunque yo he procurado averiguarlo, el fiscal pretende
que el Alguacil Mayor no tiene lado con el. El Alguacil Mayor pretende que tiene
lado con el fiscal y aún con los oidores. Yo proveí aquí una orden con parecer de
la Audiencia que habiendo copia de oidores para ir de dos en dos vayan el fiscal y
Alguacil Mayor a la mano derecha del fiscal y que sobrando oidor con quien vaya el
fiscal el Alguacil Mayor vaya adelante con las personas principales declarando que
el Alguacil Mayor no tiene (fol. 3v) lado con el oidor y esto le esta notificado y cada
uno de los dos se les hace tan de mal que el día que va el uno no va el otro de que
nace entre ellos alguna ocasión de discordia y puntos que no conviene y así es necesario que vuestra majestad mande enviar en esto la orden que se ha de tener porque
de la que acá se ha dado y se diere se han de tener por agraviados
Habiendo escrito esta llegó al puerto de La Yaguana don Cristóbal de Eraso con
la armada de vuestra majestad porque por cartas mías tuvo aviso de los corsarios que
estaban en aquel puerto y halló cerca de él cinco galeones franceses cargados y aunque hizo toda su diligencia se le fueron. Otros muchos quedan en esta isla y en la de
Cuba y Jamaica a donde me escribió pretendía irse luego y porque en su carta hace
relación de lo que pasó y de lo que entiende conviene proveerse para el remedio de
esta isla, envío a vuestra majestad la carta que me escribió.
La residencia de la Audiencia se acabó dentro del término que tuviera por menor trabajo para mi tomar residencia todas Las Indias por la mucha discordia, contradicciones y capítulos de los residenciados, unos contra otros y por no resultar
notablemente culpado el licenciado Salazar le entregué el título de fiscal de Guatemala y había diez días que partió de esta ciudad.
Por otra escribí a vuestra majestad que contra el licenciado Pinedo, fiscal que
fue en esta Audiencia, fuera de las discordias que se vieron en vuestro consejo no
resultó culpa notable y que el oficio de fiscal le usó bien y con mucho beneficio de
la hacienda real y que tiene bien entendido lo que a este oficio convenía. Está muy
pobre, tanto que dicen que es imposible poder ir a España porque no había más de
dos años que estaba aquí y vino como vinimos todos, con deudas y como se manda
que todos vayan a España no podrá dejar de cumplirse aunque hace lástima su pobreza y por ir esta carta a la aventura reservo lo demás que había que escribir.
(fol. 4) Por cuanto partan los navíos suplicando a vuestra majestad tenga memoria que cuando yo era mozo de treinta años sin haber tenido cargo fui proveído
por oidor de Lima y por proveerme acrecentó una plaza en aquella Audiencia y que
ahora que soy viejo y sobre tantos servicios y pérdidas, es razón sea acrecentado que
Al margen izquierdo de este párrafo dice lo siguiente: Carta a los oficiales de Sevilla para que en
el primer navío se envíen cien fanegas de trigo que sea muy bueno para este efecto, consignado al
presidente.
3
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
las ocasiones que hay de presente porque mi edad no es para esperar a subir por
muchos escalones. Guarde y ensalce vuestro señor la sacra católica y real persona
de vuestra majestad con aumento de más reinos como vuestra majestad merece y la
cristiandad ha menester. De Santo Domingo 8 de noviembre de 1576.
Con la flota que vine escribí al Perú para que mi mujer e hijos viniesen aquí. Y
aunque se pudo por obra de salir de ella, como toda esta costa y la de Tierra Firme
está tan cuajada de corsarios y han tomado tantos navíos no han osado embarcarse
para aquí sino esperar por los puertos a que venga la flota y venir en ella hasta La
Habana y de allí Dios sabe como han de venir aquí y cuanto riesgo. Y de los trabajos pasados con tan grandes daños y pérdidas como en vuestro Consejo se vieron
y entendieron no puedo dejar de tener mucha necesidad. Y siendo la ocasión tan
legítima y los gastos tan excesivos, que se me han renacido y renacen en traer mi
casa desde el Perú a donde yo estoy sirviendo a vuestra majestad con tanto celo y
cuidado que montan más de tres mil ducados. A vuestra majestad suplico sea servido
de mandarme hacer merced de ello pues en mi veinte años que serví en el Perú con
tanto efectos, nunca se me hizo merced y se ha hecho merced a otros que en aquel
reino sirvieron menos tiempo para venirse a descansar a sus casas y se le suele hacer
merced a los presidentes y ayuda de costa cuando comiencen a servir.
Después de haber recibido la carta de don Cristóbal de Eraso han venido otros
mensajeros de La Yaguana que dan por nueva que en Cabo de Ruz están cinco o
siete galeones de Francia y que también hay franceses en Cuba y en Jamaica y en
Puerto Real y en Montecristi. Lo tengo por cierto porque todo este año pasan navíos
a vista de este puerto y de ellos he tenido aviso de los (fol. 4v.) puertos de esta isla
donde han tocado y me avisan que don Cristóbal de Eraso dividía su armada para ir
sobre ellos. De todo lo demás que sucediere daré siempre aviso a vuestra majestad
y entendido el parecer de todos los de acá que se han de proveer galeras para estas
partes he tratado con personas de experiencia de la orden que se podría tener para
que las hiciese a menos costa y el parecer que dan envío con esta a vuestra majestad
con el ofrecimiento que hacen de encargarse de ellas. También envío una carta que
me escribió el capitán de la villa de La Yaguana de lo que don Cristóbal de Eraso ha
hecho con sus galeones.
Sacra católica real majestad
Criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa
El doctor Cuenca
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 55 (a)
Santo Domingo, 8 de noviembre de 1576
A su majestad por carta del doctor Cuenca presidente de la Audiencia de la isla
Española. Daré aviso de las necesidades de aquella isla.
Refiere muchos robos que han hecho los corsarios en aquella isla y en la de
Puerto Rico y en La Margarita y Cumaná. Y en Bayamo entraron sus lanchas en la
tierra adentro, veinticuatro leguas. Y en La Yaguana estuvieron cuatro meses cinco
galeones grandes que han cargado de azúcares y cueros y en otras partes. Y en otras
partes de aquella isla han cargado otros cuatro navíos y conviene para la guarda y
seguridad de aquella isla que haya galeras.
Que estando por provisión real se mandó que cuando vacaren beneficios curados
o simples, provean por oposición y se pongan ediles y el prelado o prelados y de estos
el presidente nombre el uno y a este el prelado le de la colaction canónica institución.
Y que habiendo muerto un cura de aquella iglesia y habiéndose de proveer al arzobispo y canónigos han determinado de que no haya cura y él hace diligencia para que lo
haya y será necesario se envíe declaración sobre esto para de ahora en adelante.
Que será de mucha importancia se de licencia para que vayan algunos navíos
con mercaderías y otras cosas de comer aquella isla de Galicia como solían por no
haber en ello inconveniente.
Que ha tratado de cumplir y ejecutar lo que le está mandado que en aquella
isla se labre moneda de plata y de vellón de la ley y valor de la que corren en estos
reinos y aunque hay mucha dificultad lo llegará al cabo hasta ver lo que lo que se
podrá hacer y de ello avisará en la flota y entretanto se le mande enviar moneda de
vellón labrada en estos reinos, la cual se emplearía en azúcares y cueros en que se
recibirá beneficio.
Que si se permitiese que a la moneda de cuartos y medios cuartos se echase cuatro gramos de plata tiene por cierto habría mercaderes que la labrarían monedas de
vellón. Y se mande lo que en esto se ha de hacer.
Conviene se envíe prelado al monasterio de San Francisco para que le ponga en
forma de religión, porque no la hay.
(fol. 1v.) Que hay otro monasterio de las Mercedes que no hay en el sino dos
sacerdotes porque los demás andan vagando por aquella isla con otros de la orden
de San Francisco.
Para la población de aquella isla conviene haber en ella pan de estos reinos y
se le mandó enviar cien fanegas y que él las repartiera de manera que se siembre
porque hay experiencia de darse buena aquella tierra y lo procedido se enviase en
los frutos de la tierra.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Refiere las diferencias que han tenido el fiscal y Alguacil Mayor de la ciudad y la
orden y la orden que supuso ente ellos.
Avisa de la llegada a La Habana don Cristóbal de Eraso y de cómo halló cinco
galeones franceses cargados y aunque hizo lo posible se le fueron.
Que la residencia acabó y por no resultar notablemente culpado el licenciado
Pedro de Salazar, le entregó el título de fiscal de Guatemala el cual partió luego a
servirle.
Contra el licenciado Pinedo, fiscal que fue de aquella Audiencia, fuera de las
discordias que se vieron en el consejo, no resultó culpa notable y que el dicho oficio
lo usó bien y en mucho beneficio de la hacienda real.
Suplica se tenga memoria de su servicio en acrecentarle en las ocasiones que
hubiere de presidente.
Que atento a veinte años que ha servido en el Perú y a los grandes gastos que
se le han ofrecido. Suplica se le haga merced de tres mil ducados de ayuda y costa
como se ha hecho con otros que han servido menos tiempo que él.
Avisa de corsarios que andan en las costas y como don Cristóbal de Eraso se aderezaba para ir en su busca.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 56
Santo Domingo, 8 de noviembre de 1576
Cesárea real majestad.
Los que están con los trabajos que yo estoy no pueden dejar por todas las vías
de escribir y ser molestos y así escribo ésta con el navío de aviso de la Nueva España.
Por julio salió un navío de este puerto y en él el doctor Cuenca, presidente y juez de
residencia. Escribió a vuestra majestad lo que de la residencia resultaba. Por su carta
habrá entendido vuestra majestad mi culpa, que cierto que no sé cual fue sino solo
celo de servir a vuestra majestad y que no hubiese tanto fraude y dolor en la Real
Hacienda. Y así con mi buena diligencia saqué para vuestra majestad en dos años que
serví el oficio más de ciento y cuarenta mil ducados, de navíos que vinieron con registro falso y otros sin él. Cobré a vuestra majestad su Real Hacienda, a lo menos parte de
ella, y se envió toda la que pude haciendo el licenciado Vera la contradicción como si
se enviara a Francia, como vuestra majestad habrá visto por los testimonios que envié
ya. Cierto, procuraba la Real Hacienda como si fuera mía y servía con mucho cuidado
y así vuestra majestad por su carta me lo agradeció y hace dos meses me suspendió por
las informaciones del licenciado Vera hechas con sus criados y, compelidos los testigos, todas ellas contenían que no le acompañaba y que le topé en la calle y no le quité
la gorra dos o tres veces, a Dios pongo por testigo de ello. Si en ese caso yo tengo culpa
y de que alguna tuviera, está bien purgada pues no hacía sino dos años había venido y
para aprestar me gasté la dote de mi mujer. Yo estoy tan pobre que cierto para comer
vendo cuanto menaje tengo y hoy la sábana y mañana la colcha. No puedo ir en demanda de mi residencia por mi pobreza y por tener mujer e hijos y suegra y no tener
qué dejarles ni qué llevar. A vuestra majestad suplico me haga merced de proveerme
en alguna buena plaza que cierto que si no es muy en breve que yo pasaré gran trabajo y necesidad, pues vuestra majestad hizo merced al licenciado Salazar yo no tuve la
mitad de cargos ni contra mí hay cosa que importe un cabello más de ser muy solícito
por el servicio de vuestra majestad y así me declaro por la sentencia que el juez dio y
porque vuestra majestad con misericordia mirará mis negocios.
No seré más molesto, más de que entraron seis o siete navíos de (fol. 1v) franceses en La Margarita y la quemaron con gran parte de las haciendas. La caja de
vuestra majestad se salvó y al retirar les mataron 40 franceses. Los galeones están
en La Yaguana y les fueron 4 navíos franceses que estaban en el Cabo del Tiburón.
Asimismo quemaron franceses a San Germán en la isla de Puerto Rico. Esto es poco
aunque quemaron el pueblo.
Nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad guarde y prospere en
estado, como puede. De Santo Domingo y de noviembre 8, 1576.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Cesárea real majestad. Muy humilde criado de vuestra majestad que sus reales
pies besa.
El licenciado Pinedo.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, N 57
Santo Domingo, 10 de noviembre de 1576
Cesárea real majestad.
1- Con todas las ocasiones que hasta ahora ha habido he hecho lo que soy obligado en escribir particularmente a vuestra majestad. Y porque tengo por cierto que
de tantas duplicadas, habían ido en salvamento algunas, excusaré referir lo en ellas
escrito salvo sumariamente.
2- Suplicaba a vuestra majestad para el bien y aumento de esta tierra diese libre
licencia a todos los que aquí quisiesen traer esclavos y asimismo se hiciese almacén
de ellos aunque fuesen despachados para otras partes de Las Indias. Sería de grande
efecto para el aumento, vecindad, bastimentos y oro.
3- Decía la gran perdición de esta isla y comarcanas y daño de la hacienda de
vuestra majestad por el continuo comercio de los corsarios enemigos, lo cual parece
remediarse cómodamente mandando vuestra majestad anden continuamente dos
galeras por todos estos puertos y costas.
4- También advertía cuanto convendría vuelvan los navíos al trato ordinario que
por vía de Galicia se tenía, de que tiene vuestra majestad por muchas vías noticia
porque la falta general que causa es de más consideración que intereses de particulares por cuya diligencia e industria ha cesado. Pero creo que en la primera flota
vuestra majestad mandará se reparen estos daños pues, creciendo cada día, han
menester en breve el remedio.
5- Esta Audiencia Real y en particular el presidente de ella han escrito y escriben
a vuestra majestad muchas cosas del estado de la tierra. Y así, remitiéndome a ellas,
daré alguna cuenta de mí, por entender es en alguna manera necesaria.
6- Aunque hasta ahora la tierra me ha tratado mal en mi salud no he perdido
punto en mi obligación. He suplicado a vuestra majestad fuese servido de hacerme
merced, así acerca de mi salario como de la vivienda de una casa pequeña que vuestra majestad tiene en esta ciudad, con cualquiera cosa que vuestra majestad ordenare. Sabida su real voluntad estaré muy contento.
7- Entre las cosas que de presente hay más necesidad en este lugar es que tenga
fuentes, que carece en extremo de agua. Ha sido Dios servido, pues traer el río de
Haina es casi imposible, se haya descubierto buena cantidad de agua que en lo que
ahora (fol. 1v) ha comenzado ha mostrado según dicen los oficiales se podían hacer
dos fuentes principales por ser casi dentro de la ciudad donde se ha hallado. Por el
descuido del Regimiento la Audiencia lo ha tomado con más cuidado y comete la
solicitud a personas de confianza y diligencia de fuera de él.
62
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
8- El oficio en que a vuestra majestad sirvo, generalmente y en todas partes
es odioso y aborrecible. Y cuanto más tratan de servir a vuestra majestad y hacer
debidamente sus oficios, tanto más crece la queja y aborrecimiento. Como este negocio ni es nuevo ni deja de entenderse como he referido no me da pena, pues
servir a Dios y a vuestra majestad como debo es bastante seguridad, premio y satisfacción contra cualquiera de los inconvenientes que apasionados puedan pretender.
Que ante vuestra majestad sola la virtud y verdad valen, no otras pretensiones ni
fundamentos de deudos ni amigos. Y porque, además de lo que aquí públicamente
se ha dicho, porque me convino hacer esto, entienda vuestra majestad las causas
referiré algunas lo más breve que pueda.
9- Con el arzobispo y cabildo de esta santa iglesia tengo pleito pendiente que les
pena mucho, sobre defender yo el derecho real de patronazgo que vuestra majestad
tiene en la elección y presentación de los beneficios que entre sí tenían usurpados.
10- El descuido de la gobernación del cabildo de esta ciudad y el fin a propios
intereses ha sido causa que, por el bien común, pidiese muchas cosas que por ser
a su parecer nuevas y negocio no usado, por haber querido huir este trabajo los
pasados, les tiene con desabrimiento. Y porque les es forzado a que los que tienen
oficios de regimientos los sirvan porque por este medio haya más quien acuda a
lo que es justo se haga ido se alguna liga, que tratando de cosas propias olvidaban
las comunes.
11- Contra las órdenes no han faltado ocasiones como más largamente dará de
su soltura cuenta el presidente de esta Real Audiencia especialmente por haber pedido yo se enviasen a Castilla, conforme a las cédulas reales, los frailes que vinieron
sin licencia y otros que manda vuestra majestad vayan a España con patentes de sus
prelados. Y que den cuenta los que traen encargados negocios de vuestra majestad
y exhiban cédula y recaudos para que se efectúe lo que vuestra majestad manda con
santo y cristianísimo celo.
12- Contra los oficiales de la Real Hacienda de vuestra majestad he tenido y tengo causas generales al bien, seguridad y beneficio de ella que han tenido necesidad
de diligencia para que antes de venir a daño que importase se reparasen, aclarar
cosas semejantes y advertir descuidos. Ya ve vuestra majestad si le será odioso. Además de esto con el contador y tesorero yo tengo causas particulares; con el primero
sobre derechos (fol. 2) excesivos que lleva y ha llevado; y con el segundo sobre un
asiento que con vuestra majestad hizo de cierta población y labradores, en que pretendo, el dicho tesorero no ha cumplido con lo capitulado estando impagado, de lo
que vuestra majestad mandó se le diese, hay también otras causas pendientes contra
ellos que por no cansar a vuestra majestad no las refiero.
13- Contra muchos particulares de los que en este lugar son de más cuenta sigo
negocios civiles y criminales de que de ordinario hay aquí mucha copia. Según esto
y las quejas de acá, pretenderán enviarlas allá. Hallará vuestra majestad ser así lo que
he referido y el tiempo de la cuenta será el crisol de los quilates que tuvieren mis
servicios en los cuales y en hacer con mucho cuidado lo que yo entiendo que es de
mi obligación ni aún a la persona de mi propio padre respetaré porque mediante
63
Genaro Rodríguez Morel
hacer lo que así entiendo que en conciencia debo, podré gozar y merecer la que
tengo y mayores mercedes que de vuestra majestad espero.
14- En seis meses que hace que sirvo este oficio he comenzado, sin los pasados y
pendientes, así en apelación como en primeras estancias setenta y tres causas. Fuera
de esto he pedido por peticiones particulares extravagantes poco menos de setenta
cosas del servicio de vuestra majestad y del bien público así en esta isla como en sus
distritos.
15- Algunas cosas tiene necesidad esta Audiencia de ponerse en buen estilo, muchas de las cuales se han hecho. Ha se ofrecido el Alguacil Mayor de Corte tratar de
asientos y preeminencias en que ha habido diversos pareceres y últimamente se dio
una traza en tanto que vuestra majestad mandaba lo que se hubiese de hacer. En la
cual a mi juicio agraviaron mucho de oficio que tengo pues dieron caso en que fuese yo con el alguacil delante y los dos oidores que hoy hay detrás con el presidente.
Lo cual me pareció cosa indecente pues en todas las audiencias y consejos de vuestra
majestad al fiscal como a ministro tan importante jamás se le quita el lado y compañía de un oidor. Suplico a vuestra majestad mande lo que en esto se deba hacer pues
con eso estaremos todos satisfechos sirviendo a vuestra majestad en el lugar que nos
señalare. Hay diferentes casos como suele haber menos y más oidores.
No puedo dejar de suplicar a vuestra majestad se dé (fol. 2v.) su real clemencia
con el doctor Villanueva, mi padre, acordándose de tantos buenos servicios, de su
pobreza y vejez. Y merezca esto ser como heredado de muy atrás vivir nuestra generación y morir en servicio de vuestra majestad cuya católica, real persona guarde
nuestro señor y con aumento de grandes reinos y señoríos prospere como la cristiandad lo ha menester. De Santo Domingo, 10 de noviembre de 1576 años.
Cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies besa.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
64
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 58
Santo Domingo, 12 de noviembre de 1576
Cesárea real majestad.
Porque esta Real Audiencia escribirá a vuestra majestad de lo que hay que se
deba dar cuenta y por haber escrito por duplicado en el navío inglés y los de Navarro tendré ocasión de ser breve. Solo trataré de dar noticia a vuestra majestad de que
habiendo yo seguido con mucho cuidado las cosas de mi oficio sin aceptar personas
y por esta razón estar encontrado con el arzobispo sobre el patronazgo real, con
los oficiales sobre cosas de la hacienda y cumplimiento de sus instrucciones y otras
causas más particulares. Con el cabildo de la ciudad por haber pedido contra ellos
en razón del mal regimiento. Contra las ordenes sobre el cumplimiento de cédula
reales y pedir fuesen frailes a Castilla por orden de su Real Consejo. Con muchos
particulares sobre causas civiles y criminales de todas suertes y usuras se trata y maquina contra a mí. Escribí a vuestra majestad cómo tienen de costumbre cosas que
no son ciertas para hacer daños a los que servimos como debemos. He pedido en
la Audiencia testimonio de muchas cosas para que conozca vuestra majestad lo que
merezco por bien servirle y entienda la pasión que les mueve no se me ha dado y
esta ocasión de escribir se abrevia. Suplico a vuestra majestad sea servido no dar
crédito a cosas apasionada y que mande aclarar aquí por papeles y razones bastantes
la verdad de estas cosas que de allí espero mayor favor y merced que la que tengo,
aunque la estimo como cosa dada por mano de mi rey y señor y que vuestra majestad
encargue particularmente a esta Audiencia el tratamiento de mi persona porque se
atreven a dar peticiones desacatadas especialmente el contador Ruiz de Fuenmayor
por odio que me tiene de las causas justas que contra él sigo.
(fol. 1v) El Alguacil Mayor de esta Audiencia ha tratado de sus preeminencias y
sobre los acompañamiento del lugar que ha de llevar en tanto que vuestra majestad
provee se ha dado cierta orden en la cual a mi juicio me agravió mucho porque
dan caso en que me envían delante con el Alguacil Mayor y llevan en medio de sí
dos oidores al presidente. Como sea cosas cierta que en los consejos y audiencias
de vuestra majestad jamás dejo el fiscal de ir al lado del consejero u oidor. Vuestra
majestad mandará dar orden en todos casos porque con eso todos estaremos contentos en el lugar que vuestra majestad nos señalare aunque todos los pasados que
a vuestra majestad han servido en el oficio que tengo han hecho con diligencia el
deber yo después que llegué que hace poco tiempo tengo comenzada y sigo causas
nuevas más de setenta y tres y fuera de esto voy con las antiguas y con las otras así
que seguían mis antecesores como de tiempo largo olvidadas además de esto tengo
pedidas más de sesenta cosas importantes al servicios de vuestra majestad y de su
65
Genaro Rodríguez Morel
Hacienda y bien común así en esa isla como en todos sus sujetos como lo mostrará
el tiempo de la cuenta que es el crisol donde se purifican los servicios. No puedo
dejar de suplicar a vuestra majestad se acuerde de los trabajos del doctor Luis de
Villanueva mi padre y de le restituir en el servicio de vuestra majestad estos pocos
días que naturalmente puede vivir.
Guarde nuestro señor y prospere la cesárea real persona de vuestra majestad con
aumento de reinos y señoríos como la cristiandad ha menester. De Santo Domingo,
12 de noviembre, 1576 años.
Cesárea real majestad. Criado de vuestra majestad que sus reales pies besa.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 59
Santo Domingo, 16 de noviembre de 1576
Cesárea real majestad.
Después de haber escrito a vuestra majestad lo que será con ésta, se ha ofrecido
dar aviso cómo por servir yo como debo se han juntado contra mí algunas personas
de las que aquí pueden en este cabildo. Y así tengo temor que dirán contra mí indebidamente lo que no es ni pasa. Y la causa de esta junta es, como tengo escrito, las
causas que trato contra ellos. Y si por hacer libremente y como soy obligado el oficio
en que vuestra majestad me mandó le sirviese he de ser perseguido y desfavorecido
acá, dejo lo a vuestra majestad de cuya mano real espero el favor y remedio.
Y para que constase de lo que les mueve he pedido testimonios en la Audiencia
que hasta ahora dilatándolo no se me da y así no me puedo prevenir más de con lo
que escribo y verá vuestra majestad en el traslado de algunas peticiones mías y memorial de cosas particulares que pido, lo cual va solo firmado de mi mano porque
no pude enviarlo de otra manera pero hallará vuestra majestad ser todo verdad y
suplico cuan humildemente puedo vuestra majestad poniendo remedio excuse semejantes persecuciones en los que le servimos.
Ha sucedido que los herederos de Melchor de Torres que son mis deudos y
tienen pleitos con el contador Ruy Fernández recusaron al presidente de esta Real
Audiencia en lo cual yo no tengo que decir porque después que aquí vine a ninguno
de esta Real Audiencia he hablado sobre los negocios de mis deudos, antes huyo y
abstengo de ellos y en esto ellos harán justicia. Tienen preso al letrado y solicitador
de los herederos de Melchor de Torres por razón de la recusación porque dicen se
propuso libremente después de lo cual se dio contra mí una petición (fol. 1v) por
parte de Ruy Fernández el contador y habiendo de ser reprehendido el que la dio.
Fui yo agraviado en palabras y muestras diciendo el presidente que me enviaría a España. Vea vuestra majestad con que libertad seguiré las causas si de ellas se me causan semejantes ocasiones de pena de cuya causa y por ser amigo de mis contrarios
espero nuevas persecuciones y soy en todo lo que contra mí por tantos poderosos se
maquina, sólo y sin defensa sino de mi justicia y de vuestra majestad que tendrá por
bien no consentir se me hagan agravios y porque de mis peticiones y negocios tengo
conforme a razón mucho mérito y acá soy perseguido. Sea vuestra majestad servido
favorecerme con justicia pues soy ministro de su servicio y Hacienda y poner remedio el daño que se me pretende hacer tan injustamente y éste espero como de rey y
señor cristianísimo cuya cesárea real persona de vuestra majestad guarde y prospere.
Nuestro señor con aumento de reinos y señoríos como la cristiandad ha menester.
De Santo Domingo, 16 de noviembre, 1576 años.
67
Genaro Rodríguez Morel
Cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies besa.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
(fol. 2) Por causa de haber muchas contrataciones usurarias y seguirse muchos
pleitos de esta calidad y contra personas principales, que yo sólo he tratado de ellas
por orden de la Audiencia, me son enemigos casi todos los del lugar. Y en este
particular convendrá mandar vuestra majestad que con rigor se hiciese justicia y se
castigasen puntualmente estos delitos por entero conforme a vuestras leyes reales.
(fol. 2v) A la cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su Consejo
de Las Indias.
Isla Española. A su majestad. Del doctor Villanueva, fiscal, 16 de noviembre de
1576. En el navío de aviso 15 de (roto). Sáquese todo esto en relación, lo que no
fuere duplicado.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 59 (a)
Santo Domingo, 16 de noviembre de 1576
Relación de una carta que escribe a su majestad el doctor Villanueva Zapata,
fiscal de la Audiencia Real de la isla Española, a 16 de noviembre, 1576.
Que por servir como debe se han juntado contra él algunas personas de las que
pueden en el cabildo y teme no digan contra él lo que no pasa por las causas que
contra ellos trata. Y para que constase lo que les mueve aunque ha pedido en la
Audiencia testimonios y hasta ahora no se le ha dado y sólo envía un testimonio y el
traslado de las peticiones que presentó y un memorial de cosas que pide y así suplica
se excusen semejantes persecuciones.
Que en cierto pleito que tratan allí unos deudos suyos recusaron al presidente y
después que allí fue no tiene hablado a ningún oidor sobre ellos, antes huye de ellos
y habiéndose dado contra él por parte del contador con quien tratan este pleito en
lugar de ser éste reprendido fue agraviado del presidente diciéndole enviaría a estos
reinos por cuya causa con libertad no podrá tratar de negocios si le causan tanta
pesadumbre y suplica sea favorecido con justicia.
Que por causa de haber muchas contrataciones usurarias y seguirse muchos pleitos de esta calidad y contra personas particulares que él sólo ha tratado de ellos por
orden de la Audiencia le son todos enemigos y convendría mandar que con rigor se
hiciese justicia y castigasen estos delitos.
69
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 12, Nº 60
Santo Domingo, 12 de noviembre de 1576
Sacra cesárea real majestad.
Después de haber escrito la que con esta va llegaron al puerto de Montecristi de
esta isla dos galeones de la Armada de vuestra majestad que salieron con la flota de
Tierra Firme. El uno llamado Santiago el Mayor y el otro San Mateos y con ellos la
nao almiranta que salió de España por almiranta de la flota con mucha cantidad de
oro y plata. El galeón Santiago vino desmantelado y maltratado. Dan por nueva que
en treinta y dos grados cerca de la Bermuda les dio un temporal grande en el cual
se perdió el navío de Galindo sin escaparse más de la gente que sólo se ahogaron
tres personas y que el navío de Albendín dejaron sin mástiles con solo el bauprés y
temen se perdió. El general Pedro Meléndez Márquez arribó con el resto de la flota
y no saben dónde ni el suceso que tuvieron. Enviado he a Montecristi a proveer lo
necesario para el reparo de estos navíos y para ver la determinación que tienen de
partir y les escribo cómo en este puerto hay doce naos para partir por marzo que
podrán ir en su conserva y si no hubieren enviado aviso enviaré luego de aquí una
carabela para que vuestra majestad entienda que estos navíos no están perdidos la
flota de Tierra Firme salió tan tarde y en tan mal tiempo de huracanes y en año de
bisiesto que no se podía esperar de ello otro suceso que salió de Cartagena postrero
de agosto y de La Habana más de mediado septiembre que aún para llegar a España
era temprano.
Guarde y ensalce nuestro señor la católica real persona de vuestra majestad con
aumento de más reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester. De
Santo Domingo, 20 de noviembre de 1576.
Sacra cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa.
El doctor Cuenca.
(fol. 1v) A la sacra cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su
Real Consejo de Indias.
Isla Española. A su majestad. Del doctor Cuenca, 20 de noviembre de 1576. No
hay que responder.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 61
Santo Domingo, 7 de enero de 1577
Cesárea real majestad.
1- Por la vía de La Habana escribí duplicado a vuestra majestad resumiendo lo
que en otras tenía tratado acerca de los rescates de la tierra adentro por la banda
del norte y la necesidad que hay de que vuestra majestad mande proveer galeras
para excusar tantos daños. Y que el remedio de esta isla es que vengan a ella muchos
esclavos negros y vuelvan al comercio que se solía tener por Galicia porque está,
desde que eso cesa, esta tierra muy falta, cara y necesitada de todo lo que de esos
reinos suele venir de que envío otro traslado y en ésta trataré de otras cosas que me
es forzoso y debo.
2- Este lugar es falto de agua en extremo y escribí a vuestra majestad que había
descubierto una fuente que dio grandes esperanzas de utilidad y al fin se engañaron
los oficiales que de ello trataron porque ha venido a faltar el agua de todo punto.
3- De lo que toca a la Armada de vuestra majestad escribe la Audiencia y envía
cartas por donde sabrá vuestra majestad particularmente el suceso de la que partió
de Tierra Firme para esos reinos que nos a dado aquí mucha pena por su dilación y
pérdida. Dios lleve en salvamento lo que de ella resta.
4- Envío alguna cantidad de peticiones mías así para que vuestra majestad vea el
cuidado con que hago mi oficio como porque de ellas se entienda que por pedir lo
que al servicio de vuestra majestad conviene me tienen odio y enemistad particular
el contador, tesorero y sus amigos que es una particularidad harto trabajosa tan
libertada y atrevida y favorecida que tengo por cosa imposible dejar de ser causa
de continuas revoluciones y desasosiegos especialmente tratando contra ellos cosas
convenientes a vuestra majestad como parece por lo que va y diré más adelante que
de libres y consentidos no querían que hubiese quien tratase las cosa de justicia y
razón con libertad y entereza.
5- En tanta copia de pleitos fiscales se padece mucho porque no hay solicitador
que lo haga con la diligencia que conviene sea vuestra majestad (fol. 1v) servido que
se le señale en penas de cámara cien ducados al que fuere solicitador y que el fiscal
le busque cual convenga porque en el despacho de las causas se interesara mucho
pues todas las diligencias no las puede el fiscal hacer por propia persona y el solicitador es justo sea pagado.
6- Por haber diferencias en el lugar que en los acompañamientos públicos han
de tener el Alguacil Mayor y el fiscal, acordó esta Audiencia mandar que dos oidores
llevasen al presidente en medio y que el fiscal fuese adelante con el Alguacil Mayor.
Cosa que a mi parecer es fuera de la costumbre de todas las Audiencias de Las Indias
71
Genaro Rodríguez Morel
pues siempre el fiscal va al lado de un oidor. Suplico a vuestra majestad lo mande
remediar y que no se permita que se le haga agravio al que sirviere oficio tan importante al servicio de vuestra majestad enviándole delante sin ir al lado de un oidor.
Gregorio de Ayala que sirve el oficio de factor por ausencia de García Fernández
de Torrequemada, es muy solícito y aficionado al servicio de vuestra majestad y por
sus recaudos y peticiones verá vuestra majestad y por las mías lo que hay necesidad
de remediar que es mucho. Vuestra majestad lo mande ver y proveer que es muy
forzoso para la seguridad y bien y aumento de la hacienda real.
7- Por algunas de mis peticiones verá vuestra majestad la falta de los libros del
contador y descuidos de la cobranza que el tesorero debe hacer. Y según lo que pido
se entenderá bien la necesidad que hay de remedio en todo.
De las pasiones pasadas, que aún no se pueden acabar, resulta desear cada uno
que el fiscal sea el que vengue. Yo acudiré a hacer lo que deba que no vine sino a
servir a vuestra majestad y así no me da pena lo que acerca de esto con pasión dijeren pues si como lo he pedido. La Audiencia escribe lo que en esto hay verá vuestra
majestad si podía con verdad ser mi diligencia y fidelidad culpadas.
8- El contador Ruy Fernández de Fuenmayor llevaba aquí derechos demasiados. Por una firma de cualquiera fe sin los derechos del escribano, cuatro reales
de plata; por la firma de las visitas de las naos, ocho reales, no haciendo allí más
que el fiscal y los demás oficiales. Y doliéndome de las quejas de los particulares
seguí esta causa y en vista y revista le condené a que tuviese el arancel de la Casa
de la Contratación y llevase al doble de manera que habiendo de llevar doce
maravedíes llevaba cuatro y ocho reales. Asimismo tengo pedido sea condenado
conforme a la ley por los dichos derechos demasiados. Y por esto y por haber
descubierto notables faltas en sus libros es mi enemigo y así lo ha publicado en
sus peticiones. Doy esta cuenta porque entienda vuestra majestad que por esto
debo merecer más y ser favorecido como persona que hace el deber sin respetos
de personas favorecidas.
9- (fol. 2) Contra el tesorero Alonso de Encinas tengo una causa acerca de los
salarios de procurador de esta isla; otra por la población de Bayajá y labradores que
debía traer en que no cumplió con lo capitulado con vuestra majestad llevando mucho interés como parecerá por la petición que va de la denunciación. Asimismo porque tenía muchas partidas por firmar en el libro del cargo y las cobraba hasta que
con mucho trabajo mío se han asentado y están todas por firmar del factor siendo
contra sus instrucciones como será vuestra majestad informado del factor y yo envié
testimonio de las partidas por vía de La Habana y escribí largo a vuestra majestad y
creo llegarán estos recaudos antes que este navío.
10- Y la población de Bayajá es cosa importantísima al bien y aumento de esta
tierra pero no se hace ni hará estando a cargo de Alonso de Encinas y si ha de tener
efecto vuestra majestad mande que uno de la Real Audiencia vaya en persona y con
su favor y presencia proveyendo con autoridad y poder se hará notable efecto y se
conseguirá el fin deseado de tanto tiempo por vuestra majestad y asista siempre
hasta ponerla en razón.
72
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
11- El tesorero Diego Jiménez de Peralta ha acabado de dar sus cuentas en las
cuales hace la diligencia que debía y se hará para que del todo vuestra majestad
sea enterado de su hacienda y comenzar sean las del tesorero Alonso de Encinas
aunque el contador las ha querido dilatar siendo contra las instrucciones y para
que entienda vuestra majestad cómo se siguen las cosas con no se pasar [roto] de
que el contador no pidiese contra Diego Jiménez de Peralta que metiese el dinero
cobrado en la caja en tanto tiempo no la ha dado contra Encinas habiendo sido
muy necesario y habiéndose pedido muchas veces como por mis peticiones lo verá
vuestra majestad.
12- Para procurar calumniar lo que he pedido por servir a vuestra majestad como
debo dice el contador que lo hago para pleitos que trae con la casa de Melchor de
Torres, difunto, que era mi deudo y porque sería gran delito no decir llanamente
verdad a vuestra majestad es así que yo tengo en esta tierra muchos deudos pero
ninguno tiene pleito con el fisco y si los traen con otros particulares hallará vuestra
majestad que jamás he hablado palabra con instancia al presidente y oidores como
ellos lo dicen y confesarán porque no vengo yo a hacer negocios de mis deudos sino
el de mi rey y señor además de que de mi condición natural yo no puedo acabar
conmigo de querer entender en cosas fuera de mi debida ocupación y aunque por
esta razón mis deudos no están bien conmigo, no me da pena pues más debo a mi
conciencia y a lo que es a mi cargo que a ellos.
13- Suplico a vuestra majestad perdone el ser largo que todas son cosas de que
debo dar cuenta, especialmente sabiendo que con odio maquinan contra mí y con
favor que se les hace pretenden dañarme y con dar cuenta de la verdad quedo consolado y sin temor (fol. 2v) pues ella ha de favorecer siempre a las causas justas.
14- En esta tierra, como en otras muchas cartas tengo escrito a vuestra majestad,
me va según siempre temí muy trabajosamente de salud y es de muy ocasionada
gente, inquieta y atrevida y levantadores de testimonios por donde todos los que
aquí sirven y han servido viven con trabajo y desasosiego y de sus tratos y juntas y
costumbres creo tiene vuestra majestad ya larga noticia. Suplico a vuestra majestad
por amor de Dios me mande servir donde quiera y me redima de tan trabajosa tierra
para cuerpo y alma y que de tal manera se ponga templanza y sosiego en esta tierra
que podamos vivir los que servimos sin que sea ya casi como ley mala en ella que los
que mejor hacen sin respeto sus oficios sean perseguidos y más maltratados.
15- Advertido fui al tiempo de mi partida de esa corte que cuando hubiese de
qué dar aviso y se me hiciese algún agravio que lo escribiese a vuestra majestad para
que lo remediase y así lo hago porque con el respeto y reconocimiento que debo
trato y trataré con toda esta Real Audiencia sin exceder jamás un punto de la templanza que es debida en público y en secreto y cuando se me hiciese más agravio
entonces sería más humilde porque sé que así lo quiere vuestra majestad y lo debo
hacer y junto con esto para que conste a vuestra majestad que hago el deber haré
mis diligencias en esto para mi defensa porque pasaré por el agravio de mi persona
pero no por el que toca a mi oficio y a la verdad y rectitud con que lo ejercito pues
este particular ya es más de vuestra majestad que mío.
73
Genaro Rodríguez Morel
16- La causa por donde el presidente tomo ocasión de tratarme mal a solas y en
particular delante de los oidores, fue por haberle recusado de parte de la casa de
Melchor de Torres por particular amistad que tiene con el contador Ruy Fernández
de Fuenmayor y haberle dicho los que me querían mal que yo supe de su recusación y
aunque él está ya enterado de que fue testimonio que falsamente se me levantó, todavía queda de allí no sé qué sentimientos por la facilidad con que da oídos a personas
que le inquietan con ficciones y porque bien presto se enterará vuestra majestad de
muchas cosas con los que de acá fueren en la flota. Sólo quiero decir lo que oí al arzobispo de esta santa iglesia y al presidente pasado Francisco de Vera que había dicho
el doctor Cuenca presidente de esta Audiencia a ellos que su tío del contador le había
prometido ayudarle a ser promovido a mejor oficio y que no osaría enojar al contador
porque el licenciado Fuenmayor con un soplo le podía destruir y echar en el infierno
y pendiente la recusación cristiano, un hijo del contador y en la iglesia estuvieron
colgados los doseles del presidente y después ha ido dos fiestas en su coche y la gente
de a caballo con él y paró delante la casa del contador donde hubo carrera de los que
con él iban y estando por auto de revista (fol. 3) mandado que en los ingenios de Juan
de Benito suegro del contador para que pagase mil y ochocientas arrobas de azúcar
que debía a la Caja se pusiesen alguaciles para cobrar el azúcar que saliese por una
petición suya se tomó traca como todo lo dicho él sabe y con fianzas de pagar hace
tiempo se dejase de hacer lo mandado y aunque estas cosas son de poca consideración
a los que con él tratan pleitos le son muy trabajosas así por la demasía y atrevimiento
del contador como temor como de enojar al presidente.
17- El regimiento de esta ciudad anda tan sin orden que tratando sus cosas particulares se olvidan y dejan las del bien común y porque una parcialidad es ocasionada y son muchos los más regidores principales se abstenían de entrar en cabildo y
así pedí se les mandase que so pena de perdimiento de oficios asistiesen al gobierno
de su ciudad. Y pedí, como por esas peticiones parece, que pusiesen repeso en las
carnicerías porque no lo hay, ni cuenta ni razón en pesas ni medidas, como era justo
y pedí se diese orden en el estadio que esté proveído de preceptor y se tomase cuenta de la hacienda del colegio y en qué se gasta. Al fin es tanto el desorden y olvido
que si la Audiencia algunas cosas no reparase no habría ninguna orden. Y así se ha
movido un hombre particular a hacer informaciones de esto para enviar a vuestra
majestad para que estos oficios del regimiento no fuesen perpetuos porque así se
hiciesen mejor. Ha sido mucho lo que la Audiencia ha trabajado para que hubiese
carne para la gente pobre que era mucha la falta de ella y así contra la voluntad del
cabildo que por intereses particulares contradecían se mandó hacer otra carnicería
junto al puerto que es causa de haber mucha más abundancia.
18- Por la brevedad del tiempo y no habérseme querido dar testimonios como
a vuestra majestad escribí va firmado solamente todo lo que envío de mi mano lo
cual es todo así cierto y verdadero. Suplico a vuestra majestad sea servido mandar
se me libre cédula real para que los secretarios de la Audiencia y otros cualesquier
escribanos luego que por mi parte les sea pedido me den los testimonios de autos,
pleitos o peticiones que yo les pidiere y que la Audiencia no lo impida.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
El doctor Luis de Villanueva, mi padre, ha servido tanto y es tan pobre y viejo
como a todo el Real Consejo de vuestra majestad consta. Pues padres, abuelos e
hijos todos servimos y hemos servido acuérdese vuestra majestad usar con él de su
acostumbrada clemencia y mandarle restituir en su oficio de oidor que sirvió en
Méjico.
19- Mucha necesidad tiene esta Audiencia de copia de oidores por muchas causas así
para que se pueda visitar la tierra como para el mejor despacho de negocios y particulares comisiones. Aquí hubo nueva que vuestra majestad había proveído dos que están
en esos reinos. Vuestra majestad mande que con brevedad vengan a servir sus oficios.
20- (fol. 3v) La amistad del presidente con Alonso de Encinas y sus amigos que
son los aclarados enemigos míos por lo que les pido en favor de la hacienda de
vuestra majestad es tanta que el segundo día de Pascua de Navidad juntándose la
Audiencia a comer salió el Encinas de dentro de la casa del presidente en calzas y
jubón con una ropa de por casa y así se sentó y comió con presidente y oidores cosa
tan indecente y de poco respeto como de ella propia parece y después de esto el
presidente le llevó consigo en el coche paseándose públicamente por esta ciudad
que no ha admirado poco además de que le provee su casa y asiste con él lo más del
tiempo, día y noche.
(Margen superior: en una de las cartas del presidente se le diga que acá se ha
tenido noticia de esto y que parece demasiada familiaridad que suele traer inconvenientes, que lo mire y reforme.)
21- Di a vuestra majestad tan particular cuenta por la obligación que tengo a que
se vea lo que hay digno de enmienda y para que se entienda con cuanto trabajo y
ocasiones de desabrimientos podré yo seguir causas tan importantes como parece
por esas peticiones contra personas que tienen tan a su mano al presidente y así estoy
con el cuidado y riesgo que se puede temer de tener negocios con gente tan atrevida
y favorecida aunque estoy en parte consolado en pasar cualquier trabajo haciendo lo
que debo en servicio de vuestra majestad y cumplimiento de mi obligación.
22- Del regente de Canarias tuve unos recaudos para que le enviase los registros y
cartas originales del licenciado Nava para sustanciar contra él la causa de las licencias
que dio falsas a Rebolo y Francisco Núñez en la flota primera le enviaré lo que pide.
23- A Gregorio de Ayala que quedó en lugar del factor Torrequemada le excluyó
la Audiencia de tener voto en cabildo y en lo demás le mandó guardar sus preeminencias. Parece cosa conveniente y entendimiento muy hermano de las cédulas que
hay de vuestra majestad sobre los nombrados en estos oficios por ausencia y muerte
que sea vuestra majestad servido mandar se declare por vuestra real cédula que los
tales sustitutos sean también admitidos a los cabildos porque haya más que acudan
al servicio de vuestra majestad y quien estorbe lo que en contrario, se tratare.
24- Un hombre particular que se dice Juan de Porras Mauritano hizo delación
contra Ruy Fernández, vuestro contador, y creo que contra los demás oficiales.
Hasta ahora no se han comenzado a seguir. Envío el traslado a vuestra majestad
para que vuestra majestad mande poner el remedio que conviene.
25- Diversas veces se ha tratado sobre labrar buena moneda en esta isla porque
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Genaro Rodríguez Morel
la que ahora corre es mala y hay muy poca y en poco tiempo vendrá a faltar con qué
comprar las cosas menudas y necesarias. A vuestra majestad se ha escrito por diversas personas la orden que en esto se podría tener y en todo no falta algún género
de inconveniente. Mandará vuestra majestad elegir lo más acomodado y ante todas
cosas conviene para que cesen pleitos e inconvenientes, que se reduzca la moneda
presente a la que se hiciere de manera (fol. 4) que nadie ni tenga ni deba más de lo
que ahora con la que corre tiene y debe y la ganancia que en esto hubiere se aplique
a la Real Hacienda de vuestra majestad que será mucha cantidad según las relaciones que vuestra majestad había mandado ver.
26- Envío un traslado de los autos sobre los derechos que el contador ha llevado
y una relación de algunos pleitos de más sustancia el estado en que están porque
a enviarla de todos era cansar a vuestra majestad porque creo son bien cerca de
doscientos pero todos los más tienen poco o ningún interés salvo los que van en memoria y otros pocos de menor cuantía aún aunque todos juntos será de importancia.
27- Por razón del nacimiento felicísimo del príncipe don Fernando, nuestro señor mandó vuestra majestad librar perdón general de las penas hábiles y criminales
de presos dados en fiado por donde se han hecho muchas causas de interés de ciertas y seguras ya perdidas y algunas van las apelaciones remitidas a vuestra majestad
para tiempo cierto yo he defendido que no se debe entender la cédula en el dinero
que está en la Real Caja aunque no esté acabado de condenar y esto sería de mucho
efecto. Sea vuestra majestad servido mandar lo que en esto se ha de hacer.
28- Aunque del negocio de Bayajá y población necesaria tiene vuestra majestad
mucha relación, yo envío una que vuestra majestad mandará ver y como tengo arriba referido si el negocio con calor no se remite a persona de esta Audiencia que asista personalmente a la población y fortaleza que se ha de hacer. Sin duda creo que
no habrá efecto pues los pocos labradores que Alonso de Encinas debía traer no los
trajo sino personas que se lo pagaron, además de lo que vuestra majestad le mandó
dar porque los trajese y así se han ido todos y los que quedan son inútiles. Allá tiene
vuestra majestad relación de esto que envió Francisco González, secretario que es de
esta Audiencia, y yo sigo la causa.
29- Teniendo vuestra majestad mandado que en todos los acuerdos se halle el
fiscal, sucede algunas veces que se hacen particulares a horas y días diferentes de los
ordinarios de obligación y por no avisarle y no saberlo el fiscal no se halla a ellos en
que parece no se cumple la voluntad de vuestra majestad y al fiscal en no llamarle se
le hace agravio. Suplico a vuestra majestad mande librar su real cédula para que en
todos los acuerdos particulares que en la Audiencia se juntare dé aviso al fiscal para
que se halle presente.
30- En tiempo que servía el oficio de fiscal de esta Audiencia el licenciado Santiago
del Riego pidió la audiencia a vuestra majestad que no se hallase al votar de los pleitos
que no fuesen fiscales porque decían que se causaban disensiones por dar él a entender a las partes lo que en los acuerdos se votaba y por vuestra majestad se mandó no se
hiciese novedad y que asistiese pues tenía la misma obligación al secreto que los oidores y que si en esto excedía el fiscal se hiciese información y se enviase al Real Consejo
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
para proveer justicia en el caso y aunque aún sin razón (fol. 4v) espero de la limpieza
con que hago lo que debo que de mí ni se dirá ni escribirá jamás. Suplico a vuestra
majestad para excusar atrevimientos de personas que hay en esta ciudad me mande
librar su real cédula para que por ninguna ocasión se me impida el hallarme a todos
los negocios que en el acuerdo se trataren y votaren porque de lo referido en otros
capítulos arriba puedo desear esta prevención. Guarde nuestro señor y prospere
la católica real persona de vuestra majestad por largos tiempos con el aumento de
potencia, reino y señoríos que la cristiandad ha menester. De Santo Domingo y de
enero 7 de 1577 años.
Cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies besa.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 61 (a)
Santo Domingo, 7 de enero de 1577
Traslado de una carta escrita a vuestra majestad con los recados en ella contenidos que se envió en el navío de Martín Ruiz que partió a ocho de enero de 1577
años.
Cesárea real majestad.
Por la vía de La Habana escribí duplicado a vuestra majestad resumiendo lo
que en otras tenía tratado acerca de los rescates de la tierra adentro por la banda
del norte y la necesidad que hay de que vuestra majestad mande proveer galeras
para excusar tantos daños y que el remedio de esta isla es que vengan a ella muchos
esclavos negros y vuelvan al comercio que se solía tener por Galicia porque está,
desde que eso cesa, esta tierra muy falta, cara y necesitada de todo lo que de esos
reinos suele venir de que envío otro traslado y en ésta trataré de otras cosas que me
es forzoso y debo.
Este lugar es falto de agua en extremo y escribí a vuestra majestad que había
descubierto una fuente que dio grandes esperanzas de utilidad y al fin se engañaron
los oficiales que de ello trataron porque ha venido a faltar el agua de todo punto.
De lo que toca a la armada de vuestra majestad escribe la Audiencia y envía cartas por donde sabrá vuestra majestad particularmente el suceso de la que partió de
Tierra Firme para esos reinos que nos a dado aquí mucha pena por su dilación y
pérdida, Dios lleve en salvamento lo que de ella resta.
Envío alguna cantidad de peticiones mías así para que vuestra majestad vea el
cuidado con que hago mi oficio como porque de ellas se entienda que por pedir lo
que al servicio de vuestra majestad conviene me tienen odio y enemistad particular
el contador, tesorero y sus amigos que es una particularidad harto trabajosa tan
libertada y atrevida y favorecida que tengo por cosa imposible dejar de ser causa
de continuas revoluciones y desasosiegos especialmente tratando contra ellos cosas
convenientes a vuestra majestad como parece por lo que va y diré más adelante que
de libres y consentidos no querían que hubiese quien tratase las cosa de justicia y
razón con libertad y entereza.
En tanta copia de pleitos fiscales padece se mucho porque no hay solicitador que
lo haga con la diligencia que conviene sea vuestra majestad servido que se le señale
en penas de cámara cien ducados al que fuere solicitador y que el fiscal le busque
cual convenga porque en el despacho de las causas se interesara mucho pues todas
las diligencias no las puede el fiscal hacer por propia persona y el solicitador es justo
sea pagado.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Por haber diferencias en el lugar que en los acompañamientos públicos (fol. 1v)
han de tener el Alguacil Mayor y el fiscal, acordó esta Audiencia mandar que dos
oidores llevasen al presidente en medio y que el fiscal fuese adelante con el Alguacil
Mayor. Cosa que a mi parecer es fuera de la costumbre de todas las audiencias de
Las Indias pues siempre el fiscal va al lado de un oidor. Suplico a vuestra majestad
lo mande remediar y que no se permita que se le haga agravio al que sirviere oficio
tan importante al servicio de vuestra majestad.
Gregorio de Ayala que sirve el oficio de factor por ausencia de García Fernández
de Torrequemada es muy solícito y aficionado al servicio de vuestra majestad y por
sus recaudos y peticiones verá vuestra majestad y por las mías lo que hay necesidad
de remediar que es mucho. Vuestra majestad lo mande ver y proveer que es muy
forzoso para la seguridad y bien y aumento de la Hacienda Real.
Por algunas de mis peticiones verá vuestra majestad la falta de los libros del contador y descuidos de la cobranza que el tesorero debe hacer. Y según lo que pido se
entenderá bien la necesidad que hay de remedio en todo.
De las pasiones pasadas que aún no se pueden acabar resulta desear cada uno
que el fiscal sea el que vengue. Yo acudiré a hacer lo que deba que no vine sino a
servir a vuestra majestad y así no me da pena lo que acerca de esto con pasión dijeren pues si como lo he pedido la Audiencia escribe lo que en esto hay verá vuestra
majestad si podía con verdad ser mi diligencia y fidelidad culpadas.
El contador Ruy Fernández de Fuenmayor llevaba aquí derechos demasiados.
Por una firma de cualquiera fe sin los derechos del escribano, cuatro reales de plata;
por la firma de las visitas de las naos, ocho reales, no haciendo allí más que el fiscal
y los demás oficiales. Y doliéndome de esto y de las quejas de los particulares seguí
esta causa y en vista y revista le condené a que tuviese el arancel de la Casa de la
Contratación y llevase al doble de manera que habiendo de llevar doce maravedíes
llevaba cuatro y ocho reales. Asimismo tengo pedido sea condenado conforme a la
ley por los dichos derechos demasiados. Y por esto y por haber descubierto notables
faltas en sus libros es mi enemigo y así lo ha publicado en sus peticiones. Doy esta
cuenta porque entienda vuestra majestad que por esto debo merecer más y ser favorecido como persona que hace el deber sin respetos de personas favorecidas
Contra el tesorero Alonso de Encinas tengo una causa acerca de los salarios de
procurador de esta isla; otra por la población de Bayajá y labradores que debía traer
en que no cumplió con lo que capituló con vuestra majestad llevando mucho interés
como parecerá por la petición que va de la denunciación. Asimismo porque tenía
muchas partidas por firmar en el libro del cargo y las cobraba hasta que con mucho
trabajo mío se han asentado y están todas por firmar del factor siendo contra sus instrucciones como será vuestra majestad informado del factor y yo envié testimonio de
las partidas por vía de La Habana y escribí largo a vuestra majestad y creo llegarán
estos recaudos antes que este navío.
Y la población de Bayajá es cosa importantísima al bien y aumento de esta tierra
pero no se hace ni hará estando a cargo de Alonso de Encinas (fol. 2) y si ha de tener efecto vuestra majestad mande que uno de la Real Audiencia vaya en persona y
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Genaro Rodríguez Morel
con su favor y presencia proveyendo con autoridad y poder se hará notable efecto y
se conseguirá el fin deseado de tanto tiempo por vuestra majestad y asista siempre
hasta ponerla en razón.
El tesorero Diego Jiménez de Peralta ha acabado de dar sus cuentas en las cuales
hace la diligencia que debía y se hará para que del todo vuestra majestad sea enterado de su Hacienda y comenzar sean los del tesorero Alonso de Encinas aunque el
contador las ha querido dilatar siendo contra las instrucciones y para que entienda
vuestra majestad cómo se siguen las cosas con no se pasar casi mes en que el contador no pidiese contra Diego Jiménez de Peralta que metiese el dinero cobrado en la
caja en tanto tiempo no la ha dado contra Encinas habiendo sido muy necesario y
habiéndose pedido muchas veces como por mis peticiones lo verá vuestra majestad.
Para procurar calumniar lo que he pedido por servir a vuestra majestad como
debo dice el contador que lo hago para pleitos que trae con la casa de Melchor de
Torres, difunto, que era mi deudo y porque sería gran delito no decir llanamente
verdad a vuestra majestad es así que yo tengo en esta tierra muchos deudos pero
ninguno tiene pleito con el fisco y si los traen con otros particulares hallará vuestra
majestad que jamás he hablado palabra con instancia al presidente y oidores como
ellos lo dicen y confesarán porque no vengo yo a hacer negocios de mis deudos sino
el de mi rey y señor además de que de mi condición natural yo no puedo acabar
conmigo de querer entender en cosas fuera de mi debida ocupación y aunque por
esta razón mis deudos no están bien conmigo, no me da pena pues más debo a mi
conciencia y a lo que es a mi cargo que a ellos.
Suplico a vuestra majestad perdone el ser largo que todas son cosas de que debo
dar cuenta especialmente sabiendo que con odio maquinan contra mí y con favor
que se les hace pretenden dañarme y con dar cuenta de la verdad quedo consolado
y sin temor pues ella ha de favorecer siempre a las causas justas.
En esta tierra como en otras muchas cartas tengo escrito a vuestra majestad me
va según siempre temí muy trabajosamente de salud y es de muy ocasionada gente, inquieta y atrevida y levantadores de testimonios por donde todos los que aquí
sirven y han servido viven con trabajo y desasosiego y de sus tracas y juntas y costumbres creo tiene vuestra majestad ya larga noticia. Suplico a vuestra majestad por
amor de Dios me mande de servir donde quiera y me redima de tan trabajosa tierra
para cuerpo y alma y que de tal manera se ponga templanza y sosiego en esta tierra
que podamos vivir los que servimos sin que sea ya casi como leí mala en ella que los
que mejor hacen sin respeto sus oficios sean perseguidos y más maltratados.
Advertido fui al tiempo de mi partida de esa Corte que cuando hubiese (fol. 2v.)
de qué dar aviso y se me hiciese algún agravio que lo escribiese a vuestra majestad
para que lo remediase y así lo hago porque con el respeto y reconocimiento que
debo trato y trataré con toda esta Real Audiencia sin exceder jamás un punto de la
templanza que es debida en público y en secreto y cuando se me hiciese más agravio
entonces sería más humilde porque sé que así lo quiere vuestra majestad y lo debo
hacer y junto con esto para que conste a vuestra majestad que hago el deber haré
mis diligencias en esto para mi defensa porque pasaré por el agravio de mi persona
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
pero no por el que toca a mi oficio y a la verdad y rectitud con que lo ejercito pues
este particular ya es más de vuestra majestad que mío.
La causa por donde el presidente tomo ocasión de tratarme mal a solas y en
particular delante de los oidores fue por haberle recusado de parte de la casa de
Melchor de Torres por particular amistad que tiene con el contador Ruy Fernández
de Fuenmayor y haberle dicho los que me querían mal que yo supe de su recusación
y aunque él está ya enterado de que fue testimonio que falsamente se me levantó
todavía queda de allí no sé qué sentimientos por la facilidad con que da oídos a
personas que le inquietan con ficciones y porque bien presto se enterará vuestra
majestad de muchas cosas con los que de acá fueren en la flota solo quiero decir lo
que oí al arzobispo de esta Santa iglesia y al presidente pasado Francisco de Vera
que había dicho el doctor Cuenca presidente de esta Audiencia a ellos que su tío
del contador le había prometido ayudarle a ser promovido a mejor oficio y que no
osaría enojar al contador porque el licenciado Fuenmayor con un soplo le podía
destruir y echar en el infierno.
Y pendiente la recusación cristiano un hijo el contador y en la iglesia estuvieron
colgados los doseles del presidente y después ha ido dos fiestas en su coche y la gente de a caballo con él y paró delante la casa del contador donde hubo carrera de los
que con él iban y estando por auto de revista mandado que en los ingenios de Juan
de Benito suegro del contador para que pagase mil y ochocientas arrobas de azúcar
que debía a la Caja se pusiesen alguaciles para cobrar el azúcar que saliese por una
petición suya se tomó traca como todo lo dicho él sabe y con fianzas de pagar hace
tiempo se dejase de hacer lo mandado y aunque estas cosas son de poca consideración a los que con él tratan pleitos le son muy trabajosas así por la demasía y atrevimiento del contador como temor como de enojar al presidente.
El regimiento de esta ciudad anda tan sin orden que tratando sus cosas particulares se olvidan y dejan las del bien común y porque una parcialidad es ocasionada
y son muchos los más regidores principales se abstenían de entrar en cabildo y así
pedí se les mandase que so pena de perdimiento de oficios asistiesen al gobierno de
su ciudad. Y pedí, como por esas peticiones parece, que pusiesen repeso en las carnicerías porque no lo hay, ni cuenta ni razón en pesas ni medidas, como era justo y
pedí se diese orden en el estadio que esté proveído (fol.3) de preceptor y se tomase
cuenta de la hacienda del colegio y en qué se gasta. Al fin es tanto el desorden y olvido que si la Audiencia algunas cosas no reparase no habría ninguna orden. Y así se
ha movido un hombre particular a hacer informaciones de esto para enviar a vuestra majestad para que estos oficios del regimiento no fuesen perpetuos porque así se
hiciesen mejor. Ha sido mucho lo que la Audiencia ha trabajado para que hubiese
carne para la gente pobre que era mucha la falta de ella y así contra la voluntad del
cabildo que por intereses particulares contradecían se mandó hacer otra carnicería
junto al puerto que es causa de haber mucha más abundancia.
Por la brevedad del tiempo y no habérseme querido dar testimonios como a
vuestra majestad escribí, va firmado solamente todo lo que envío de mi mano lo
cual es todo así cierto y verdadero. Suplico a vuestra majestad sea servido mandar
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Genaro Rodríguez Morel
se me libre cédula Real para que los secretarios de la Audiencia y otros cualesquier
escribanos luego que por mi parte les sea pedido me den los testimonios de autos,
pleitos o peticiones que yo les pidiere y que la Audiencia no lo impida.
El doctor Luis de Villanueva, mi padre, ha servido tanto y es tan pobre y viejo
como a todo el Real Consejo de vuestra majestad consta. Pues padres, abuelos e hijos
todos servimos y hemos servido acuérdese vuestra majestad usar con él de su acostumbrada clemencia y mandarle restituir en su oficio de oidor que sirvió en Méjico.
Mucha necesidad tiene esta Audiencia de copia de oidores por muchas causas así
para que se pueda visitar la tierra como para el mejor despacho de negocios y particulares comisiones. Aquí hubo nueva que vuestra majestad había proveído dos que están
en esos reinos. Vuestra majestad mande que con brevedad vengan a servir sus oficios.
La amistad del presidente con Alonso de Encinas y sus amigos, que son los aclarados enemigos míos por lo que les pido en favor de la Hacienda de vuestra majestad, es tanta que el segundo día de Pascua de Navidad juntándose la Audiencia a
comer salió el Encinas de dentro de la casa del presidente en calzas y jubón con una
ropa de por casa y así se sentó y comió con presidente y oidores cosa tan indecente y
de poco respeto como de ella propia parece y después de esto el presidente le llevó
consigo en el coche paseando públicamente por esta ciudad que no ha admirado
poco además de que le provee su casa y asiste con él lo más del tiempo, día y noche.
Di a vuestra majestad tan particular cuenta por la obligación que tengo a que se
vea lo que hay digno de enmienda y para que se entienda con cuanto trabajo y ocasiones de desabrimientos podré yo seguir causas tan importantes como parece por esas
peticiones contra personas que tienen tan a su mano al presidente y así estoy con el
cuidado y riesgo que se puede temer de tener negocios con gente tan atrevida y
(fol. 3v.) favorecida aunque estoy en parte consolado en pasar cualquier trabajo
haciendo lo que debo en servicio de vuestra majestad y cumplimiento de mi obligación.
Del regente de Canarias tuve unos recaudos para que le enviase los registros y
cartas originales del licenciado Nava para sustanciar contra él la causa de las licencias
que dio falsas a Rebolo y Francisco Núñez en la flota primera le enviaré lo que pide.
A Gregorio de Ayala que quedó en lugar del factor Torrequemada le excluyó
la Audiencia de tener voto en cabildo y en lo demás le mandó guardar sus preeminencias parece cosa conveniente y entendimiento muy hermano de las cédulas que
hay de vuestra majestad sobre los nombrados en estos oficios por ausencia y muerte
que sea vuestra majestad servido mandar se declare por vuestra real cédula que los
tales sustitutos sean también admitidos a los cabildos porque haya más que acudan
al servicio de vuestra majestad y quien estorbe lo que en contrario, se tratare.
Un hombre particular que se dice Juan de Porras Mauritano hizo delación contra Ruy Fernández, vuestro contador, y creo que contra los demás oficiales. Hasta
ahora no se han comenzado a seguir. Envío el traslado a vuestra majestad para que
vuestra majestad mande poner el remedio que conviene.
Diversas veces se ha tratado sobre labrar buena moneda en esta isla porque la
que ahora corre es mala y hay muy poca y en poco tiempo vendrá a faltar con qué
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
comprar las cosas menudas y necesarias. A vuestra majestad se ha escrito por diversas personas la orden que en esto se podría tener y en todo no falta algún género
de inconveniente. Mandará vuestra majestad elegir lo más acomodado y ante todas
cosas conviene para que cesen pleitos e inconvenientes que se reduzca la moneda
presente a la que se hiciere de manera que nadie ni tenga ni deba más de lo que
ahora con la que corre tiene y debe y la ganancia que en esto hubiere se aplique a
la Real Hacienda de vuestra majestad que será mucha cantidad según las relaciones
que había vuestra majestad mandado ver.
Envío un traslado de los autos sobre los derechos que el contador ha llevado y
una relación de algunos pleitos de más sustancia el estado en que están porque a
enviarla de todos era cansar a vuestra majestad porque creo son bien cerca de doscientos pero todos los más tienen poco o ningún interés salvo los que van en memoria y otros pocos de menor cuantía aún, aunque todos juntos será de importancia.
Por razón del nacimiento felicísimo del príncipe don Fernando nuestro señor
mandó vuestra majestad librar perdón general de las penas hábiles y criminales de
presos dados en fiado por donde se han hecho muchas causas de interés de ciertas
y seguras ya perdidas y algunas van las apelaciones remitidas a vuestra majestad para
tiempo cierto yo he defendido que no se debe entender la cédula en (fol. 4) el dinero que está en la Real Caja aunque no esté acabado de condenar y esto sería de
mucho efecto. Sea vuestra majestad servido mandar lo que en esto se ha de hacer.
Aunque del negocio de Bayajá y población necesaria tiene vuestra majestad mucha relación yo envío una que vuestra majestad mandará ver y como tengo arriba
referido si el negocio con calor no se remite a persona de esta Audiencia que asista
personalmente a la población y fortaleza que se ha de hacer sin duda creo que no
habrá efecto pues los pocos labradores que Alonso de Encinas debía traer no los
trajo sino personas que se lo pagaron además de lo que vuestra majestad le mandó
dar porque los trajese y así se han ido todos y los que quedan son inútiles allá tiene
vuestra majestad relación de esto que envió Francisco González, secretario que es de
esta Audiencia, y yo sigo la causa
Teniendo vuestra majestad mandado que en todos los acuerdos se halle el fiscal
sucede algunas veces que se hacen particulares a horas y días diferentes de los ordinarios de obligación y por no avisarle y no saberlo el fiscal no se halla a ellos en
que parece no se cumple la voluntad de vuestra majestad y al fiscal en no llamarle
se le hace agravio. Suplico a vuestra majestad mande librar su real cédula para que
en todos los acuerdos particulares que en la Audiencia se juntaren den aviso al fiscal
para que se halle presente.
En tiempo que servía el oficio de fiscal de esta Audiencia el licenciado Santiago
del Riego, pidió la Audiencia a vuestra majestad que no se hallase al votar de los
pleitos que no fuesen fiscales porque decían que se causaban disensiones por dar él
a entender a las partes lo que en los acuerdos se votaba y por vuestra majestad señalando no se hiciese novedad y que asistiese pues tenía la misma obligación al secreto
que los oidores y que si en esto excedía el fiscal se hiciese información y se enviase
al Real Consejo para proveer justicia en el caso y aunque aún sin razón espero de la
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limpieza con que hago lo que debo que de mí ni se dirá ni escribirá jamás. Suplico a
vuestra majestad para excusar atrevimientos de personas que hay en esta ciudad me
mande librar su real cédula para que por ninguna ocasión se me impida el hallarme
a todos los negocios que en el acuerdo se trataren y votaren porque de lo referido en
otros capítulos arriba puedo desear esta prevención. Nuestro señor guarde y prospere por largos y felices tiempos la católica real persona de vuestra majestad con el
aumento de reinos y señoríos como la cristiandad ha menester. De Santo Domingo,
7 de enero de 1577 años.
Cesárea real majestad. Besa los reales pies de vuestra majestad su criado. El doctor
Diego de Villanueva Zapata.
(fol. 4v.) A la cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su Real
Consejo de Indias.
Española. A su majestad del fiscal a la Audiencia de la isla Española de 7 de enero
de 1577. Recibida en 24 de agosto del dicho año.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 62
Santo Domingo, 7 de enero de 1577
Sacra cesárea real majestad.
1- Por la vía de La Habana para el navío de aviso que por allí ha de pasar de la
Nueva España di cuenta a vuestra majestad de algunas cosas tocantes al bien y remedio de esta isla y del desbarate de la flota de Tierra Firme y de los navíos que de ella
habían aportado a Montecristi, puerto de esta isla. Y después tuve noticia por carta
del general don Cristóbal Eraso cómo el navío de Alvendín había aportado a Cuba
y allí se había perdido el navío y salvado toda la moneda excepto un cajón de doce
mil ducados que venía por registrar y por escribirme don Cristóbal de Eraso desde
La Yaguana y los demás capitanes de Montecristi se haría mucho servicio a vuestra
majestad en enviar navío de aviso con sus pliego y cartas de lo sucedido de esta flota
y de cómo no eran perdidos estos navíos. Pareció a esta Audiencia sería bien dar licencia a un navío mediano y bien artillado para que fuese con su carga y llevase estos
pliegos y así se envía y en el navío de La Habana escribí a vuestra majestad algunas
cosas convenientes a su real servicio y bien de esta isla algunas de las cuales tornaré
a referir aquí porque navíos solos no todas veces son ciertos.
2- Escrito tengo a vuestra majestad cuán infestada está esta isla de corsarios que
la tienen cercada y así han estado en La Yaguana más de cuatro meses cinco galeones grandes que han cargado de azúcares y cueros con la misma quietud y seguridad
que si fueran de España y en las otras partes de esta isla (fol. 1v) han cargado otros
cuatro navíos y con las lanchas que traen corren la costa y roban cuantos barcos
andan al trato y entran por los ríos cuatro y cinco leguas y roban las estancias de
manera que los vecinos de esta isla no son señores de sus haciendas y su majestad
pierde los derechos de todo lo que lleva a Francia. Y aunque los vecinos de La Yaguana y otros pueblos rescatan con lo corsario, hacen lo con mucho secreto. Ha se
proveído Alcalde Mayor conforme a la cédula de vuestra majestad para que lo averigüe y castigue. Y en alguna manera son constreñidos a rescatar porque como todos
los puertos están de ordinario ocupados con corsario no le va navío de España de
quién proveerse de lo necesario y véndenselo a los franceses a buen precio como
personas que no les cuesta más de robarlo y los frutos de la tierra que solían vender
a los navíos de España como no van no tienen a quién venderlos por manera que ni
pueden ser proveídos de cosas de España y vender sus frutos si no es a corsarios que
son señores de la mar y de la tierra en tanto grado que había dos meses que estando
tres navíos de islas en el puerto de Ocoa se llevaron los dos y el tercero que era una
urca se defendió y aunque nos envío a pedir socorro no hubo poder ni manera de
enviárselo y fue ventura no tomarla y así todos entendemos que esta isla no se puede
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Genaro Rodríguez Morel
sustentar sin galeras que la guarden y defiendan los puertos. Vuestra majestad lo
mande ver y proveer como más a su real servicio convenga y el mismo inconveniente hay en Puerto Rico que habrá un mes entraron corsarios cuatro leguas la tierra
adentro y robaron el pueblo de Guadianilla y mataron algunos vecinos y lo mismo
hicieron en La Margarita y Cumaná que los quemaron y robaron in tener con qué se
defender ni poder estar prevenidos porque traen consigo gentes que saben la tierra
y les encaminan y en el Bayamo entraron sus lanchas 24 leguas la tierra adentro y
robaron las estancias.
3- Por provisión de vuestra majestad está mandado que cuando vacaren beneficios curados o simples se provean por oposición y se pongan edictos y el prelado
(fol. 2) elija dos y de estos el presidente nombre el uno y a éste el prelado le dé la
colación o canónica institución. Habrá dos meses murió un cura de esta iglesia y
habiendo de proveerse otro por la orden que está dada el arzobispo y canónigos han
determinado de que no haya cura sino que ellos entre sí servirán el curato y repartir
entre sí los aprovechamientos de él diciendo que en esta iglesia solía haber Arcipreste a cuyo cargo era el oficio de cura y que hace mucho años que vuestra majestad
no provee la dignidad y que en esto se da a entender que el curato queda en los
canónigos y dignidades. Yo hago instancia en que se pongan edictos y se guarde la
orden que vuestra majestad tiene dada e insistiré hasta que se haga así. Todavía será
menester vuestra majestad mande enviar declaración sobre esto para lo de ahora y
para lo de adelante. (Margen Izquierdo: Está proveído en otra que se envíe cédula
para que el arzobispo y cabildo informen de lo que en esto pasa y que el presidente
haga guardar lo contenido en el patronazgo.)
4- Por otras tengo escrito a vuestra majestad la miseria de la tierra y la carestía
de ella que es mayor que en todas Las Indias, fuera de la carne. Porque sola el agua
cuesta aquí más que en otras partes. El pan y la carne solían venir (en) navíos de Galicia que la proveían en más moderados precios y por negociación de tres o cuatro
mercaderes que tienen usurpado el trato de las cosa de Castilla se escribió a vuestra
majestad por los que aquí gobernaron que no viniesen esto navíos y así se proveyó
que ha sido no la menor parte de la perdición y pobreza de esta isla y la venida de
estos navíos ningún perjuicio hace a las flotas ni se entiende que haya causa para
impedirlos y tendrán por gran merced los vecinos de esta isla que vuestra majestad
permita vengan navíos de Galicia como solían.
5- Yo he tratado de cumplir y ejecutar lo que vuestra majestad tiene mandado de
que en esta isla se labre moneda de plata y de vellón de la ley y valor de la que corre
en España lo cual tiene grandísima dificultad por no haber plata y cobre y ser las
costas muchas y no poder ganar los mercaderes en labrar moneda. Y como en esta
isla hay muchos o casi todos (fol. 2v) que deben censos y se ha sentenciado en esta
Audiencia que paguen por cada peso que recibieron de buena moneda un peso de
cuartos que vale treinta y nueve maravedíes los que han de pagar estos censos no
querrían que hubiese buena moneda por no pagar en ella y éstos hacen todos los
impedimentos que pueden para que no se labre. Yo llevaré el negocio al cabo hasta
ver lo que se puede hacer y de ello avisaré en la flota y entretanto siendo vuestra
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
majestad servido de mandar enviar aquí moneda de vellón labrada en esos reinos
sería gran beneficio para esta tierra y la moneda que viniese se volvería a emplear en
azúcares y cueros en que se recibiese beneficio e interés. También tengo escrito que
aquí no se puede labrar plata porque no la hay y que sería gran remedio para esta
tierra que la paga que se hace en Tierra Firme a los galeones y almirante se pagase
aquí trayendo aquí la plata para hacerse moneda y haciendo alguna ventaja a mercaderes de Tierra Firme y el Reino y Nueva España que trajesen aquí su plata a labrar
moneda sacase un real más en el marco sería ocasión de venir aquí a labrar moneda
con este interés y con el que recibirían en emplear la moneda que labrasen en los
frutos de esta tierra la cual está tan perdida y aniquilada y toma punto de acabarse
que si vuestra majestad no dispensa en cosas con ella sin duda se acabará y perderá
porque se va despoblando sin poderse remediar y permitiéndose que se labrase oro
pues lo hay en esta tierra es con alguna ventaja se darían a labrar la minas del oro
para labrar moneda y sería beneficio de la Real Hacienda.
6- Por una de la declaraciones de ordenanza de casa de moneda está mandado
que a la moneda de vellón que se labrare se echen cinco granos y medio de plata y
no más como antes que echaban siete granos y por otra declaración se manda que
si la moneda de vellón (fol. 3) que se labrare de blancas se echen cuatro granos
de plata y no más. Si se permitiese que a la moneda de cuartos y medios cuartos se
echase los mismos cuatro granos de plata y más, tengo por cierto habría mercaderes
que quisiesen labrar moneda de vellón porque habiendo de echar los cinco granos
y medio no podrían tener ganancia ni labrar aunque yo he hecho descubrir minas
de cobre y dentro de quince días me trajeron cantidad de ello y por ser estas cosas
tan necesarias para la sustentación y conservación de esta isla y por poder tener
respuesta en los primeros navíos envío esta relación vuestra majestad sea servido de
mandar responder lo que es servido se haga en todo esto.
7- Una de las cosas que más impiden el poblarse esta tierra y permanecer los que
a ella vienen es no haber pan de Castilla y haber de comer este cazabe que es comida
muy mala y se coge y beneficia con mucha costa y trabajo siendo vuestra majestad
servido de mandar enviar aquí cien fanegas de trigo yo las repartiría de manera que
se sembrasen y cogiese pan porque hay experiencia cierta de darse bien en esta tierra y los que lo recibieren lo pagaran y el procedido se enviará en frutos de la tierra
y sin perderse nada se hará beneficio grande a esta isla. (Margen Izquierdo: Está
mandado a los oficiales de Sevilla le envíen cien fanegas de trigo.)
8- También tengo escrito a vuestra majestad la mucha necesidad que hay de
proveer prelado para el monasterio de San Francisco de esta ciudad porque el que
aquí está es un viejo de setenta años sin algún término ni gobierno de hombre y
así andan los frailes sin orden y sin recogimiento y algunos de ellos con mucho
escándalo y mal ejemplo y aunque le hemos llamado diversas veces al acuerdo y
reprendido le dado le noticia de las cosas que debe remediar es perder el tiempo
y todo su gobierno ha sido echar de aquí los (fol. 3v) frailes que algún ser tenían
y a los que han quedado les tiene dada licencia para que se vayan donde quisiesen
como la dio a 30 frailes que trajo a costa de vuestra majestad año y medio hace que
87
Genaro Rodríguez Morel
ninguno ha quedado en esta isla y así tenía pedido el monasterio de las monjas de
Santa Clara de que es prelado que hay más que hacer en la Audiencia con ellos que
con los seglares.
9- Habrá un mes llegó a esta ciudad un piloto de Puerto Rico que salió de
La Florida con Hernando de Miranda y otras gentes que con ellos salieron y con tormenta arribaron allí. Da por nueva que el Hernando de Miranda salió de La Florida
con cantidad de hombres viejos y mujeres inútiles por falta de comida y dejó en su
lugar a Gutiérrez de Miranda. Dice que los indios tomaron el fuerte de Santa Elena
y fuera de él mataron 32 hombres y que mataron al tesorero, contador y factor que
venían del fuerte de San Agustín a hacer paga a los soldados y que la gente que ha
quedado está en el fuerte de San Agustín. El Hernando de Miranda dará más larga
relación de todo esto que saldrá de Puerto Rico en habiendo tiempo para ellos. De
esta nueva di luego aviso a don Cristóbal de Eraso que anda por esta costa haciendo
harto provecho y me ha respondido que procurará socorrer La Florida.
10- Habrá quince día llegaron a este puerto un navío y una barca con gente de
la que sacó don Pedro de Silva para su jornada que serán hasta treinta personas.
Vinieron aquí pereciendo de hambre. Entre ellos vino un Diego Ochoa de La Vega
que dice iba por secretario del dicho don Pedro el cual me dio relación por escrito
de lo que en aquella jornada ha pasado firmada de su nombre que (fol. 4) envío a
vuestra majestad con esta. A la gente que aquí llegó que venían desnudos y enfermos
he procurado acomodar lo mejor que se ha podido.
11- Yo estoy aquí sirviendo con el cuidado que siempre y en esta Audiencia hay
toda la paz y concordia que debe haber entre padres e hijos. Y se hace justicia a
todos con mucho contentamiento de toda la tierra, que para como la hallamos no
ha sido poco. Y los oidores que vuestra majestad envió son tan buenos jueces y tan
cuerdos y cristianos, que he tenido por buena dicha y gran merced la que vuestra
majestad me hizo en darme tan buena compañía. Y en verdad que el celo y cuidado
con que sirven merece que vuestra majestad se sirva de ellos en plazas de más importancia, porque aquí ni hay casamientos con qué remediarse ni es tierra para tener
más contento que de entender que se sirve vuestra majestad y este es muy grande. A
vuestra majestad suplico se tenga memoria que cuando yo era mozo de 30 años, sin
haber tenido cargo, fui proveído por oidor de Lima y para proveerme se acrecentó
una plaza en aquella Audiencia. Y que ahora que soy viejo, y sobre tantos servicios y
pérdidas es razón, sea acrecentado en estas ocasiones que hay de presente porque
mi edad no es para esperar a subir por muchos escalones.
(Margen Izquierdo: Que él y lo demás sirvan como lo hacen y como se confía de
ellos que su majestad tendrá cuenta con su acrecentamiento y con hacerles merced.)
12- Con la flota en que vine escribí al Perú para que mi mujer e hijos viniesen
aquí y aunque se puso por obra el salir de allá. Como toda esta costa y la de Tierra
Firme está tan cuajada de corsarios y han tomado tantos navíos, no han osado embarcarse para aquí sino esperar por los puertos a que venga la flota y venir en ella
hasta La Habana y de allí Dios sabe cómo han de venir aquí y con cuanto riesgo. Y
de los trabajos (fol. 4v) pasado con tan grandes daños y pérdidas como en vuestro
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Consejo se entendieron no puedo dejar de tener muchas necesidades. Y siendo la
ocasión tan legítima y los gasto tan excesivos que se me han recrecido y recrecen en
traer a mi casa desde el Perú a donde yo estoy sirviendo a vuestra majestad con tanto
celo y cuidado que montarán más de tres mil ducados a vuestra majestad. Suplico de
mandarme hacer merced de ellos pues en 20 años que serví en el Perú con tantos
efectos nunca se me hizo merced y se ha hecho merced a otros que en aquel reino
sirvieron menos tiempo para venirse a descansar a sus casas y se suele hacer merced
a los presidentes de ayuda de costa cuando suelen comenzar a servir.
13- El licenciado Juan de Ibero, oidor que ha sido en esta Audiencia, visto que
partía este navío me pidió licencia para ir en él. Y entendiendo que está muy pobre
y el gasto de aquí es mucho se la di. Lo más grave de su residencia son las pasiones
y divisiones que él y los demás tuvieron con el presidente, que fuera de esto no hay
cosas muy graves. Es hombre bien nacido y virtuoso y noble de condición, a lo que
he podido entender.
14- En el monasterio de Regina de esta ciudad de monjas de la orden de Santo
Domingo está una monja que se dice doña Luisa de Liñán que hace más de quince
años vino de España por orden de vuestra majestad por ser monja antigua y de buena prudencia para poner en orden aquel monasterio que era nuevamente fundado.
Ha me pedido con mucha instancia pues que el monasterio está ya fundado y poblado de muchas monjas que le dé licencia para volverse a su monasterio de Sanlúcar
de Barrameda de donde fue traída. Y por haber venido por orden de vuestra majestad y ser monja de mucha autoridad y de muchos años de religión no se la he dado
de que se agravia mucho. Entiendo envía a pedir licencia, persona es que merece
toda merced, que se le haga y aquí dice que vive enferma.
15- Los mayores pleitos que en esta Audiencia ha habido y que han durado más
de quince años ha sido entre un Melchor de Torres que ahora aquí murió y el contador Ruy Fernández de Fuenmayor y Juan de Berrio su suegro sobre unos ingenios
que no fueron la menor parte de las diferencias.
(fol. 5) Del presidente y oidores y fiscal pasado sobrevino ahora que el doctor
Villanueva, fiscal de esta Audiencia, es sobrino de Melchor de Torres y posó en su
casa cuando aquí vino. Ha cargado tanto la mano en favorecer sus parientes y en seguir al dicho contador y al tesorero Alonso de Encinas que cuánto ha que aquí llegamos la mayor parte de las audiencias se han pasado en acusaciones del fiscal contra
el contador y contra el tesorero. Ha ido esto con tantas pasiones entre ellos y con
peticiones tan injuriosas los unos contra los otros, que ha sido necesario mandarles
por auto de esta Audiencia que no se admitan peticiones los unos contra los otros y
como esto se impidió por interpuestas personas pusieron capítulos muy injuriosos
contra el dicho contador y tesorero diciendo en ellos que el dicho contador no tiene
entendimiento ni sabe hacer su oficio y que es falsario, inquieto y revolvedor y que
él y el tesorero traen fuera de la Caja Real más de diez mil ducados en trato y con el
fiscal se juntó Gregorio de Ayala que sirve el oficio de factor por ausencia del propietario y dicen está concertado de casar con hija de Melchor de Torres. Hice junta
de los oidores y fiscal y Oficiales Reales y se tomó cuenta al tesorero en presencia
89
Genaro Rodríguez Morel
de todos y se averiguó haber sido todo pasión y no pasar cosa de lo que contra él y
el contador habían alegado, confesando el fiscal y factor que no tenían que decir ni
contradecir contra la averiguación que se hizo como vuestra majestad mandara ver
por un testimonio que de ello se dio al dicho tesorero que él envía. Procedieron tan
adelante sus pasiones los unos contra los otros con peticiones y palabras injuriosas
que fue necesario juntarse la Audiencia y se llamase al fiscal y se le reprendiese y
en presencia de los oidores y le representa la pesadumbre que a vuestro consejo
se había dado con las pasiones de los pasados que no fuese él causa que entre los
ministros de vuestra majestad se comenzasen de nuevo pasiones donde no que le
metería en un navío y le enviaría con relación de lo que pasaba. Y luego en audiencia pública presentó la parte de los heredero del Melchor de Torres una recusación
contra mí tan injuriosa como vuestra majestad mandara ver por el traslado autorizado que de ella envío y aunque les dieron más de cuarenta días de término para
probar las causas no presentaron un solo testigo ni en el mundo lo hay que pueda
decir cosa alguna de la recusación. Holgaron de ser condenados en la pena y pagarla contentándose con haberla presentado agravió me y quejó me a vuestra majestad
que a cabo de tantos años y de tan buenos servicios como en vuestro Consejo se han
visto se diese contra mí tal recusación y en audiencia pública y a lo que se entiende
hecha por el fiscal sin embargo de la cual yo he tratado y trataré al fiscal como a
ministro de vuestra majestad sin que de mí se entienda otra cosa ni ocasión alguna.
Bastará para descomponerme y crea vuestra majestad, que si no se pone remedio las
pasiones entre ellos están tan encendidas que han de dar mucho trabajo en esta Audiencia (fol. 5v) y mucha división en el pueblo. Vuestra majestad mandará proveer
lo que fuere servido y entre el presidente y oidores ha habido y hay la conformidad
que debe haber entre padre e hijos y no habrá cosa que lo impida.
(Margen Izquierdo: Dese cédula para el doctor Aliaga y a falta sirva para el licenciado Arceo para que hagan su información y averigüen si el fiscal es culpado en
esto, que la envíen al Consejo)
Guarde y ensalce nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad con
aumento de más reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester. De
Santo Domingo y de enero 7 de 1577.
Sacra cesárea real majestad.
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales manos besa.
El doctor Cuenca.
(fol. 6) A la sacra cesárea real majestad del rey don Felipe nuestro señor en su
Real Conejo de Indias. Del presidente de Santo Domingo.
Española. A su majestad. El presidente de la Audiencia de la isla Española, de 7
de enero de 1577.
Respondido dentro y despáchense las cédulas que se ordenan dentro.
90
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 63
Santo Domingo, 8 de enero de 1577
Cesárea real majestad.
Y donde hay malicia, mala voluntad y poder, cierta cosa es, se pondrán en efecto
las malas intenciones. Por otras muchas tengo escrito a vuestra majestad cómo el
contador, su suegro y el tesorero son, con sus amigos, los que en el cabildo de esta
ciudad hacen lo que quieren. Elijen alcaldes de su mano con que después procurar
hacer informaciones en daño de muchas gentes, especial de las que no son de su
gusto y parecer. Cuán ocasionado negocio para mal y cuán pernicioso sea, este bien
claro se puede entender y a vuestra majestad es notorio, a cuyas reales manos de
muchas partes suelen acudir semejantes cosas. Y porque entienda vuestra majestad
cuán presto se usa de lo que he dicho; ayer, ante un Alcalde Ordinario, por parte
del contador se trataba de hacer cierta información para enviar a vuestra majestad
en daño de algunas personas principales, lo cual a mi instancia se procura reparar.
Y se mandó hoy en la Real Audiencia que los Alcaldes Ordinarios no reciban informaciones de cosas para informar a vuestra majestad sin orden de la Audiencia y su
parecer como por cédulas reales está dispuesto con graves penas que se les impone.
Demás de lo que he referido, hoy se juntaron haciendo cabildo extraordinario
para escribir a vuestra majestad y en él me han certificado que escriben contra mí.
No me da pena porque ya tengo dado cuenta a vuestra majestad que lo hacen por
tener (fol. 1v) yo tanto cuidado de que ellos hagan el deber como por mis peticiones
y cartas advierto a vuestra majestad a cuya grandeza y bondad suma suplico humildemente que si mi diligencia y servicio lo merece me favorezca y ampare contra los
enemigos de la virtud para que de esta suerte halla quien con más crecido ánimo
haga el deber en lo importantes negocios del servicio de vuestra majestad. Cuya
cesárea real persona guarde nuestro señor con el aumento de grandes y muchos
reinos que la cristiandad ha menester. De Santo Domingo, 8 de enero de 1577 años.
Cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies besa.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
(fol. 2) A la cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su Real
Consejo de Indias.
Española. A su majestad. Doctor Villanueva Zapata. De La Española, 8 de enero de 1577.
Respondido en otra y no hay más que responder a ésta.
91
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 64
Santo Domingo, 8 de enero de 1577
Cesárea real majestad.
Después de haber escrito a vuestra majestad en este navío largo que todas las más
cosas que me pareció convenía dar aviso respecto de lo que se ofrecía para cumplimiento de lo que después acá se ha entendido con brevedad lo diré en esta.
En esta nao va el licenciado Ibero, oidor que ha sido en esta Real Audiencia, del
cual podía vuestra majestad informarse de algunas cosas que advierto en mi carta especialmente de lo que toca a la población de Bayajá, que es importantísima. Y la comisión
necesaria para uno de esta Audiencia que venga señalado por especial nombramiento
que es negocio de tanta codicia que luego acudirán mucha gentes de toda la tierra.
Los vecinos de Puerto Rico me escribieron la pobreza y necesidad que allí se
padecía por defecto de gente y de esclavos negros y que su reparo y remedio era
que vuestra majestad mandase dar orden cómo allí se metiese una buena cantidad
de ellos. Yo soy cierto que irá la isla en gran disminución si este bien de la mano poderosa de vuestra majestad no recibe. Y esto es tan cierto, que procurado saber con
toda diligencia no he hallado contraria opinión. Yo prometí escribirlo así a vuestra
majestad y con esto y decir lo que siento he hecho el deber.
Aquí se ha entendido que a Puerto Rico, hacia la banda del sur, ha arribado una
nao de portugueses con ciento y ochenta piezas de esclavos sin licencia y registro y por
esta razón y haber sucedido allí un caso feo contra el gobernador que fue de aquella
isla. Yo me ofrecí a ir a servir a vuestra majestad y, sin ser llamado ni comunicado conmigo cosa alguna como vuestra majestad lo quiere y manda, la Audiencia ha proveído
(fol. 1v) un letrado particular. De lo que sucediere avisaré a vuestra majestad.
(Margen Izquierdo: cédula al presidente con esta relación y con lo que los de
Puerto Rico escriben sobre esto y que haga información y la envíe con su parecer.)
Como la parcialidad del contador y sus amigos es tanta, parte en el cabildo
de esta ciudad han elegido alcaldes a su contento y alguno para que por su
mano hagan las informaciones que quisieren y contra quien bien les pareciere
a título de memoria perpetua y para acudir a vuestra majestad. Este es un daño
grande y de que se siguen muchos inconvenientes porque si estas informaciones
se hiciesen en la Audiencia cesarían los daños que a particulares se procuran
hacer, como hoy se ha aclarado y visto en una información que el contador hace
ante un Alcalde Ordinario. Sería cosa muy conveniente para quietar los ánimos
alterados, vuestra majestad mandase que los Alcaldes Ordinarios solo tratasen de
sus pleitos y no recibiesen otras informaciones, sino que para ellas se acudiese a
esta Real Audiencia.
92
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Junto con la carta que a vuestra majestad tengo escrita envío peticiones y recaudos por donde consta de mi solicitud y gran diligencia de servir a vuestra majestad y
las causas porque me quieren mal el contador y tesorero, que es por pedir lo que a la
hacienda y servicio real conviene. Es gente cavilosa y soy informado envían relaciones y testimonios no verdaderos ni ciertos de que tienen, especial alguno de ellos,
de otras malas costumbres. Será vuestra majestad servido mandar ver mis peticiones
que envío porque de ellas constará que van enteras la entera verdad.
El desabrimiento del presidente conmigo crece cada hora y los oidores desean darle
gusto y de aquí es que aún los oficiales, de quien tengo necesidad para lo que toca a mis
obligaciones con cuidado, parece no osan verme y yo padezco mucho. Y por falta de
solicitador, que no se le paga, y porque los demás de la Audiencia tienen en los negocios fiscales poco interés no se sustancian las causas y peticiones mías tan puntualmente
como sería necesario. Y ahí conviene que, además de señalar salario al solicitador como
lo tengo suplicado a vuestra majestad, se envíe cédula (fol. 2) particular para despertar
en esto el cuidado y diligencia de la Audiencia y sus oficiales porque son muchas las
causas y el trabajo que se tiene con ellas y es así menester esta diligencia.
Habiéndose pedido por parte del factor y mía se cobrase con diligencia por el tesorero Encinas lo que a vuestra majestad se debe y a su Real Hacienda. Y habiéndose
ofrecido el Alguacil Mayor a cobrar puntualmente, no solo no se hace así pero quitó
el tesorero los mandamientos de la cobranza que había dado a los oficiales alguaciles
de la Audiencia y los dio a los de la ciudad y así con respetos no se cobra, especial de
personal a quien el tesorero debe. Yo tengo pedido acerca de esto lo que parecerá
en las peticiones que envío y también que se afiance el tesorero porque habiendo de
cobrar más de cien mil ducados no es bastante satisfacción dos mil ducados de fianzas
que tiene dadas. Vuestra majestad mandará proveer lo que más sea de su real servicio.
No quiero otra satisfacción, ni la pediré a vuestra majestad, acerca de lo que escribo y de mí se escribiere sino que se entere de la verdad. Y yo certifico, por la obligación y fidelidad de criado y vasallo verdadero, que jamás, por ningún respecto ni
sentimiento o dolor de sin razón que se me haga, diré cosa alguna más de la verdad
cierta antes de la justificación y causas para lo que refiero dejo mucho por el respeto
de vuestra majestad y no cansarle. Cuya cesárea real persona de vuestra majestad
guarde nuestro señor y prospere con el acrecentamiento de reino y señoríos que la
cristiandad ha menester. De Santo Domingo, 8 de enero, 1577 años.
Cesárea real majestad.
Besa los reales pies de vuestra majestad su criado.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
(fol. 2v) A la cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su Real
Consejo de Indias.
Española. A su majestad. Doctor Villanueva Zapata de La Española a 8 de enero de 1577.
No hay que responder y despáchese la cédula que va dentro.
93
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 64 (a)
Santo Domingo, 8 de enero de 1577
Cesárea real majestad.
Después de haber escrito a vuestra majestad en este navío largo que todas las más
cosas que me pareció convenía dar aviso respecto de lo que se ofrecía para cumplimiento de lo que después acá se ha entendido con brevedad lo diré en esta.
En esta nao va el licenciado Ibero, oidor que ha sido en esta Real Audiencia, del
cual podía vuestra majestad informarse de algunas cosas que advierto en mi carta,
especialmente de lo que toca a la población de Bayajá, que es importantísima. Y la
comisión necesaria para uno de esta Audiencia que venga señalado por especial
nombramiento, que es negocio de tanta codicia que luego acudirán muchas gentes
de toda la tierra.
Los vecinos de Puerto Rico me escribieron la pobreza y necesidad que allí se
padecía por defecto de gente y de esclavos negros. Y que su reparo y remedio era
que vuestra majestad mandase dar orden cómo allí se metiese una buena cantidad
de ellos. Yo soy cierto que irá la isla en gran disminución si este bien de la mano
poderosa de vuestra majestad no recibe y esto es tan cierto que procurado saber con
toda diligencia no he hallado contraria opinión. Yo prometí escribirlo así a vuestra
majestad y con esto y decir lo que siento he hecho el deber.
Aquí se ha entendido que a Puerto Rico, hacia la banda del sur, ha arribado una
nao de portugueses con ciento y ochenta piezas de esclavos sin licencia y registro. Y
por esta razón y haber sucedido allí un caso feo contra el gobernador que fue de aquella isla. Yo me ofrecí a ir a servir a vuestra majestad y, sin ser llamado ni comunicado
(fol. 1v) conmigo cosa alguna como vuestra majestad lo quiere y manda, la Audiencia
ha proveído un letrado particular. De lo que sucediere avisaré a vuestra majestad.
Como la parcialidad del contador y sus amigos es tanta, parte en el cabildo de
esta ciudad han elegido alcaldes a su contento y alguno para que por su mano hagan las informaciones que quisieren y contra quien bien les pareciere a título de
memoria perpetua y para acudir a vuestra majestad. Este es un daño grande y de
que se siguen muchos inconvenientes porque si estas informaciones se hiciesen en
la Audiencia cesarían los daños que a particulares se procuran hacer, como hoy se
ha aclarado y visto en una información que el contador hace ante un alcalde ordinario. Sería cosa muy conveniente para quietar los ánimos alterados vuestra majestad
mandase que los alcaldes ordinarios solo tratasen de sus pleitos y no recibiesen otras
informaciones, sino que para ellas se acudiese a esta Real Audiencia.
Junto con la carta que a vuestra majestad tengo escrita envío peticiones y recaudos por donde consta de mi solicitud y gran diligencia de servir a vuestra majestad y
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
las causas porque me quieren mal el contador y tesorero, que es por pedir lo que a la
hacienda y servicio real conviene. Es gente cavilosa y soy informado envían relaciones y testimonios no verdaderos ni ciertos de que tienen, especial alguno de ellos,
de atrás mala costumbre. Será vuestra majestad servido mandar ver mis peticiones
que envío porque de ellas constará que van enteras la entera verdad.
El desabrimiento del presidente conmigo crece cada hora y los oidores desean
darle gusto y de aquí es que aún los oficiales, de quien tengo necesidad para lo que
toca a mis obligaciones con cuidado, parece no osan verme y yo padezco mucho. Y por
falta de solicitador, que no se le paga, y porque los demás de la Audiencia tienen en
los negocios fiscales poco interés no se sustancian las causas y peticiones mías tan puntualmente como sería necesario. Y ahí conviene que además de señalar salario al solicitador, como lo tengo suplicado a vuestra majestad, se envíe cédula particular para
despertar en esto el cuidado y diligencia de la Audiencia y sus oficiales porque son
muchas las causas y el trabajo que se tiene con ellas y es así menester esta diligencia.
(fol. 2) Habiéndose pedido por parte del factor y mía se cobrase con diligencia por
el tesorero Encinas lo que a vuestra majestad se debe y a su Real Hacienda. Y habiéndose
ofrecido el Alguacil Mayor a cobrar puntualmente, no solo no se hace así pero quitó el
tesorero los mandamientos de la cobranza que había dado a los oficiales alguaciles de
la Audiencia y los dio a los de la ciudad y así con respectos no se cobra, especial de personas a quien el tesorero debe. Yo tengo pedido acerca de esto lo que parecerá en las
peticiones que envío y también que se afiance el tesorero porque habiendo de cobrar
más de cien mil ducados no es bastante satisfacción dos mil ducados de fianzas que tiene
dadas. Vuestra majestad mandará proveer lo que más sea de su real servicio.
No quiero otra satisfacción ni la pediré a vuestra majestad acerca de lo que escribo y de mí se escribiere sino que se entere de la verdad. Y yo certifico por la obligación y fidelidad de criado y vasallo verdadero que jamás, por ningún respecto ni
sentimiento o dolor de sin razón que se me haga, diré cosa alguna más de la verdad
cierta antes de la justificación y causas para lo que refiero dejo mucho por el respeto
de vuestra majestad y no cansarle. Cuya cesárea real persona de vuestra majestad
guarde nuestro señor y prospere con el acrecentamiento de reino y señoríos que la
cristiandad ha menester. De Santo Domingo, 8 de enero, 1577 años.
Cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies besa.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
(fol. 2v) A la cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su Real
Consejo de Indias.
Santo Domingo. A su majestad. Del doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal. 8
de enero de 1577.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 65
Santo Domingo, 8 de enero de 1577
Sacra cesárea real majestad.
1- Al puerto de Montecristi de eta isla aportaron maltratados la Almiranta de la
flota de Tierra Firme con dos galeones que con la tormenta y huracán que les dio
cerca de la Bermuda en treinta y dos grados se apartaron de lo demás navíos dejando perdido en la tormenta al navío de Galindo con todo el tesoro que traía que solo
escapó la gente [tinta diluida] personas que se ahogaron. Después apareció en el
puerto de Cuba el navío de Diego de Alvendín sin mástiles y por meterse mucho en
tierra se fue yendo de los galeones de la Armada de vuestra majestad perseguido por
corsarios, se perdió el navío aunque escapó con todo el oro y la plata excepto un
cajón de doce mil ducados que dicen iba por registrar el cual dicen lo ha (roto) navíos de Montecristi se les dio aquí todo el aviamiento y cosas necesarias para aviarse
y se [tinta diluida] Cristóbal de Eraso que estaba en el puerto de La Yaguana, el cual
[tinta diluida] vuestra majestad otro servicio en dar aviso de cómo estos navíos [tinta
diluida] los demás [tinta diluida] donde aportaron, aunque han venido navíos de
Puerto Rico [tinta diluida] porque estaba presto y bien artillado para que fuese con
este aviso y con las cartas y pliegos [tinta diluida] Cristóbal de Eraso y de los capitanes de los navíos que aportaron en Montecristi, que todo va en el registrado.
2- De La Florida hemos tenido aviso que los indios mataron treinta y dos soldados de los que estaban en el fuerte de Santa Elena y al contador, tesorero y factor
que del fuerte de San Agustín iban a hacer la paga a los soldados. La demás gente
se ha recogido al fuerte de San Agustín. Esta nueva trajo Hernando de Miranda que
iba con ella a dar cuenta a vuestra majestad y con tormenta arribó a Puerto Rico y de
allí vino a esta ciudad el piloto de su navío, de quien tuvimos esta relación. Y como
por otras he escrito a vuestra majestad esta isla y las demás comarcanas están muy
seguidas de corsarios y se tiene entendido ser muy necesario haber galeras que las
defiendan y guarden porque cada día toman navíos y hacen grandes daños y andan
tan sin miedo que se están en los puertos de esta isla cuatro y cinco meses cargando
de cueros y cañafístula y tratando y contratando con la misma seguridad que si fuesen vasallos de vuestra majestad.
3- Esta isla está muy pobre y necesitada y las cosas de Castilla. Están a excesivos
precios que los ministros de vuestra majestad y los demás no se pueden sustentar
porque los precios de todo, con venir con tan pocas costas son muy más excesivos
que en el Perú lo cual ha causado haber vuestra majestad mandado que no puedan
(fol. 1v) venir navíos de islas ni de Galicia con los cuales las cosas necesarias tenían
moderados precios y la tierra se podía sustentar. Ahora todo el trato ha venido a
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
parar en cuatro o cinco mercaderes caudalosos que venden a tan excesivos precios
que vale aquí una pipa de harina quinientos pesos; y una vara de ruán de fardo,
ocho y nueve pesos; y de cofre, quince pesos; y de holanda, veinte pesos; y de anjeo,
cinco pesos; y una vara de raja, setenta y cinco pesos; y a este respecto todo lo demás.
Con lo cual no se pudiendo sustentar la gente, la isla se va despoblando sin poderlo
remediar. Y la venida de estos navíos de Galicia ningún perjuicio hace a las flotas.
Vuestra majestad sea servido no olvidar esta isla que es tan importante a su real
servicio le haga merced de dar licencia para que los navíos de Galicia e islas vengan
como solían.
4- En esta ciudad y en el cabildo de ella se ha usado en las elecciones de los alcaldes votar los regidores en público y sería conveniente para poder votar con libertad,
porque [tinta diluida] van dada palabras de votar por personas señaladas y con ser
en público han las de cumplir [tinta diluida] enemistados de este año se entendió
en esta Audiencia que había de avisar de las negociaciones que había de tomar y
que parecían haber muchas discusiones en el cabildo por lo cual esta [tinta diluida]
y que por un auto [tinta diluida] a los regidores [tinta diluida] los reinos de vuestra
majestad, que por evitar las [tinta diluida] proveyó asimismo que se hallase presente
[tinta diluida] ha hecho que en las autoridades [tinta diluida]
5- En esta ciudad está un monasterio [tinta diluida] fray Francisco de Segura
[tinta diluida] haber en aquella casa el recogimiento que en ella se necesita. Que
hay allá muchos frailes díscolos y de mal ejemplo. Se ha avisado muchas veces al
dicho comisario lo remedie no solamente no lo ha hecho ni hace, antes cada día da
licencia a los frailes recogidos que se vayan donde quisieren y deja lo que había de
despedir y da mal ejemplo en el pueblo y así echó de aquí treinta frailes que trajo a
costa de vuestra majestad y se fue cada uno donde quiso y así anda toda esta isla llena
de frailes franciscos sin orden ni prelado. Vuestra majestad mande que se envíe aquí
un prelado cuerdo y de prudencia que tenga esta religión esta orden. En este navío
dicen que va un fraile que el mismo comisario envía. De él podrá vuestra majestad
mandar informar de lo que pasa.
6- Por una cédula de vuestra majestad se nos manda hacer información contra
ciertas personas que en nombre del monasterio de Santa Clara de esta ciudad se
hizo relación a vuestra majestad, infamaban aquella casa. Las monjas no escribieron
ni pidieron tal cosa sino que un fraile guardián del mismo convento les hizo firmar
en blanco una carta para vuestro Consejo y la firmaron sin entender lo que hacían
y el fraile por sus fines puso en ella la relación que a vuestra majestad se hizo de lo
cual se nos han quejado las monjas y en presencia del mismo comisario dijeron que
no habían tenido noticia de tal carta y en la información que se tomó en virtud de
la cédula de vuestra majestad no resultó cosa notable más de haber mucha plática
en los locutorios.
(fol. 2) El licenciado de las Cabezas de Meneses oidor de esta Audiencia sacó de
la Iglesia Mayor un delincuente por delito de alerce y sin pedirse nada. En esta Audiencia por parte del provisor nos excomulgaron a todos de la Audiencia y se puso
entredicho siendo caso en que el delincuente no gozaba de la inmunidad. Vuestra
97
Genaro Rodríguez Morel
majestad mande proveer de remedio para adelante pues ni es justo ni conveniente ni
se suele hacer excomulgar a toda una Audiencia por lo que hace un solo juez de ella.
En esta Audiencia después que ella venimos ha habido muchas diferencias y
divisiones entre el fiscal de esta Audiencia y un teniente de factor con el contador
Ruy Fernando de Fuenmayor y Alonso de Encinas, tesorero, oficiales de vuestra majestad. Y entre otras cosas ha hecho relación que entre el contador y tesorero andan
a fuera de la caja más de diez mil ducados en trato hicimos juntar a los dichos oficiales y fiscal y el teniente de factor y en nuestra presencia se tomó cuenta al dicho
tesorero y se averiguó no traer fuera de la caja dinero alguno y haber sido pasiones
entre ellos que las hay muy encendidas y se ha procurado deshacerlas en esto y en
todo proveeremos lo que al servicio de vuestra majestad convenga para que entre los
ministros de vuestra majestad haya toda paz pues de lo contenido como se ha visto
han resultado tantos inconvenientes.
Siendo vuestra majestad servido de dar licencias para traer esclavos a esta isla y
que los derechos de las licencias se pagarían en ella con cargo que la parte de los
esclavos que vuestra majestad mandase entendiesen en el valor de las minas de oro
pues hay tantas y tan ricas que entendemos sería vuestra majestad muy servido enviar [tinta diluida] y acrecentada y mucho hay para poblar esta isla en que no fuese
en tanta dilación que con esta ayuda muchos poblarían y labrarían [tinta diluida] y
no procurasen con tanta instancias [tinta diluida].
En esta Audiencia [tinta diluida] el Alguacil Mayor de ellas envió [tinta diluida]
presidente y oidores salen en cuerpo de Audiencia [tinta diluida] y como es la verdad
[tinta diluida] ni cosa asentada en esto y en las demás cosas del gobierno [tinta diluida] que el Alguacil Mayor no ha de tener [tinta diluida] con él sino que le han de dar
un oidor con quien vaya el Alguacil Mayor a pretender que cuando no hubiere fiscal
se ha de apartar un oidor para que él vaya a su lado. Y porque sobre esto había entre
ellos puntos y pasiones esta Audiencia dio orden de manera que cuando el presidente
y oidores salieren en cuerpo de Audiencia vayan de dos en dos, el más antiguo con el
presidente y los demás por su orden y sobrando un oidor vaya a su lado el fiscal, y el
Alguacil Mayor vaya adelante con los Alcaldes Ordinarios o con los caballeros y gente
principal que vinieren a acompañar a la Audiencia y no habiendo oidor con quien
vaya el fiscal vaya a su lado izquierdo el Alguacil Mayor. Han traído tanto punto sobre
esto que, uno y el otro, se excusan de acompañar la Audiencia y se hacen malos y
fingen otros impedimentos. Y de menos que esto resultaron las diferencias y pasiones
de los pasados y sobre esto y sobre las diferencias del fiscal y oficiales hemos tenido
muchas pesadumbres en esta Audiencia y se ha causado nota en el pueblo mandárseles a que guarden y cumplan la orden que la Audiencia tiene dada procediendo en
ello con la autoridad y rigor que conviene para que entiendan que en lo tocante a sus
oficios y preeminencias han de guardar la orden de la Audiencia porque de haberlo
llevado con ellos por medios no rigurosos han tomado atrevimiento de se excusar y
perder el respeto que deben a la Audiencia y así vuestra majestad les debe mandar
que no pretendan más preeminencias ni lugares de lo que les está ordenado porque
esto se excusará hasta que vuestra majestad otra cosa mande.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Dos días hace vino a esta ciudad un barco de Puerto Rico despachado por el gobernador que al presente es y por Francisco de Solís gobernador pasado haciendo
relación de un caso grave que había acaecido y pidiendo (fol. 2v) vaya un oidor al
castigo de ello por no ser letrado el gobernador ni haberlo en aquella isla y fue que
viniendo de misa solo el dicho Francisco de Solís de un monasterio de Santo Domingo que está fuera de la ciudad sólo con una ropa larga y un rosario sin otras armas
y estando en residencia salieron a él de un monte dos hombres vestidos de túnicas
negras y capirotes en las cabezas para no ser conocidos y le dieron de cuchilladas.
Entendiendo que le dejaban muerto se huyeron a los cuales el Francisco de Solís
conoció que eran enemigos suyos que lo habían resultado del oficio de gobernador
y si hubiera copia de oidores se enviara uno de a ello por ser el negocio que lo requería pero, por la falta que hay, se envía un letrado el mejor y de más letras y experiencia de los que aquí hay. De lo que sucediere daré más cuenta a vuestra majestad.
Guarde y ensalce nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad con
aumento de más reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester. De
Santo Domingo de la isla Española, a 8 de enero de 1577 años.
Criados de vuestra majestad que sus reales manos besan.
El doctor Cuenca.
El licenciado Esteban de Quero.
El licenciado de las Cabezas Meneses.
(fol. 3) A la sacra cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su
Real Consejo de Indias. Española. A su majestad. De la Audiencia de la isla Española, de 8 de enero de 1577.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 66
Santo Domingo, 28 de febrero de 1577
Sacra cesárea real majestad.
En todos los navíos que han salido de este puerto he dado cuenta a vuestra majestad de todo lo que ha convenido y está escrito por la vía de Puerto Rico que dicen
saldrá de allá navío que llegue primero que la flota de esta isla que no podrá salir
hasta marzo a causa de la muchas aguas que han impedido el cuajarse el azúcar y
haber habido mucha falta de sal sin la cual no se pueden beneficiar los cueros con
que se han de cargar las naos.
El navío de aviso que vino con las bulas llegó a este puerto en cuarenta días que
luego se publicaron aquí las bulas y para las demás partes se han despachado con la
brevedad que hemos podido y de todo daré más larga cuenta en la flota.
En este navío de aviso vino una cédula por la cual vuestra majestad manda se
tomen los despachos a don Miguel Maza de Lizana, gobernador de La Margarita, y
se provea persona en su lugar y él se envíe dirigido a los oficiales de la Contratación
de Sevilla. Cuando esta cédula llegó el don Miguel estaba preso en la cárcel de esta
Audiencia por mandado de ella por algunos desacatos que iba diciendo. En un navío en que se había embarcado para La Margarita y otras cosas que no convenían
al oficio de gobernador. Luego se le tomaron los despachos e irá en la flota como
vuestra majestad lo manda, aunque su pobreza es mucha.
(fol. 1v) Los Alcaldes Ordinarios de esta ciudad tienen su juzgado en un soportal
de la plaza, dos gradas en alto. Y como, después que vine, el juzgado de provincia se
hace en la plaza en otro soportal, los oidores pretenden que cuando ellos estuvieren
en su juzgado los Alcaldes Ordinarios no han de hacer Audiencia aquella hora o se
han de bajar de sus asientos. Y porque notificándose por mandado del Juez de Provincia a los Alcaldes Ordinarios, estando en su audiencia, que se bajasen porque el
uno de ellos no quiso bajarse le prendió en la cárcel pública de la ciudad. Se queja
de que siendo jueces de vuestra majestad les impidan su juzgado. Yo lo he compuesto hasta dar cuenta a vuestra majestad en Lima y en Sevilla a una hora hacen todos
sus audiencias a esta ciudad es justo favorecerla. Y a los que quisieren ser alcaldes
tan sin provecho, vuestra majestad mande dar en esto la orden que fuere servido y
entretanto se guardará la orden que yo he puesto de conformidad que los Alcaldes
Ordinarios hagan sus audiencias un poco antes o después que el Juez de Provincia.
Los regidores de esta ciudad todos son señores de ingenios y de ganados y estancias, que son los frutos de esta tierra de que se sustenta el común. Ha se pedido en
esta Audiencia que haya procurador del común como en las ciudades de España y
entiendo que conviene al bien público que lo haya, contradiciendo mucho los regidores porque nunca lo ha habido. Su majestad mande lo que sea servido.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Ya tengo escrito a vuestra majestad el mal gobierno que hay en los frailes de San
Francisco por no tener cabeza. Y el que tienen por comisario ha se dado tanta prisa
en echar de aquí treinta fraile que trajo a costa de vuestra majestad y los que acá había, que el monasterio está casi sin frailes que puedan servir el coro y divinos oficios.
Hay necesidad de que vengan media docena de frailes cuerdos y de buen ejemplo y
algún predicador en ellos porque acá no lo hay.
A vuestra majestad tengo escrito la pesadumbre que esta Audiencia recibe con
servir el oficio de Alguacil Mayor de esta Audiencia don Íñigo de Carrizosa, que lo
sirve hasta que tenga edad el propietario que es un hijo de Juan de Rojas que tiene
ya diez y seis años o más. Pretende el don Íñigo tantas preeminencias cada día que
en solas ellas tiene la Audiencia harto quehacer (fol. 2) en ellas y en oír quejas que
de él nos dan, por las cuales la Audiencia pasada le quitó la vara y vuestra majestad se
tuvo por servido de ello. Y esta Audiencia tiene escrito a vuestra majestad las muchas
pesadumbres que él y el fiscal han dado en ella por sus diferencias. Ahora últimamente, porque don Íñigo entendió que un regidor de esta ciudad no le dio su voto
para que un cuñado suyo fuese alcalde este año y porque el regidor pasando por
una calle no se quitó la gorra, le trató mal llamándole vos y mandó a sus negros que
le quitasen la capa y las armas. Y lo hicieron y le dieron de empujones y trataron mal
su persona, sobre lo cual tomé información y prendí al don Íñigo en la cárcel. Sucedieron algunas cosas por las cuales le mandé soltar en frado (sic) y sobreseí el castigo hasta dar cuenta a vuestra majestad. Y la información que tomé y su confesión
envío a vuestra majestad para que sea servido de mandarla ver y proveer lo que sea
servido porque cada día entiendo que sucederán semejantes cosas y sobre otras tales
ha estado otras veces preso el Alguacil Mayor y no lleva camino de tener remedio.
Entendido se aquí que la causa de no dar vuestra majestad licencia para que
vengan navíos de Galicia a esta ciudad, que es su total remedio, ha sido por haberse
hecho relación que traían aquí mercaderías y de aquí se llevaban a Tierra Firme,
que era perjuicio de las flotas. Con mandarse que no se pudiesen llevar de aquí
mercaderías que estos navíos trajeren, a otra parte de Las Indias cesaba este inconveniente y se remediaría esta ciudad.
Guarde y ensalce nuestro señor la sacra cesárea real persona de vuestra majestad
con aumento de más reinos y señoríos, como toda la cristiandad desea y ha menester.
De Santo Domingo y de febrero 28, 1577.
Sacra cesárea real majestad. Menor criado de vuestra majestad que sus reales
manos besa.
El doctor Cuenca.
(fol. 2v) A la sacra cesárea real majestad del rey don Felipe nuestro señor en su
Real Consejo de Indias.
Isla Española. A su majestad. Del doctor Cuenca, presidente de aquella Audiencia, de 28 de febrero de 1577. Sáquese en relación y la información se dé a un relator. Sacada en relación.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 66 (a)
Santo Domingo, 28 de febrero de 1577
Relación de una carta del doctor Cuenca presidente de la Audiencia de la isla
Española escrita a su majestad en 28 de febrero de 1577.
1- Que en los navíos que han salido de aquella isla ha dado cuenta de todo lo que
se ha ofrecido y que ahora escribe por Puerto Rico porque la flota de aquella isla no
podría salir hasta mayo, por no estar hasta entonces cuajado el azúcar y haber falta
de sal para los cueros.
2- Que el navío de la Cruzada llegó allí en cuarenta días y se publicaron y las
demás se enviaron para donde iban consignadas.
3- Que en aquel navío llegó una cédula para que se le quitasen los despachos a
don Miguel Maza, gobernador de La Margarita, y se envíe preso a la Contratación de
Sevilla. Y que, cuando ésta llegó, estaba ya preso por mandado de la Audiencia por
algunos desacatos y otras cosas que dicen que no convenían al oficio de gobernador
y que viene en la flota. Su pobreza es mucha.
4- Que los Alcaldes Ordinarios de aquella ciudad tienen su juzgado en un soportal de la plaza y en otro se hace el de provincia. Y los oidores pretenden que cuando
ellos estuvieren en su juzgado los alcaldes no hagan audiencia a aquella hora o se
han de bajar de sus asientos. Y que notificándoseles a los alcaldes por mandado de
Juez de Provincia, citando en audiencia que se bajasen, porque uno no quiso le
prendió en la cárcel pública. Y que la ciudad se queja de que siendo jueces de su
majestad se les impida su juzgado y que él lo ha compuesto hasta avisar a su majestad. Y que en Lima y Sevilla y otras plazas se hace audiencia a una hora y que es justo
favorecer aquella ciudad y a los que quieren ser alcaldes tan sin provecho. Y que
mientras acá se provee ordenó que los Alcaldes Ordinarios hiciesen un poco antes o
después audiencia que los de provincia, de conformidad de todos.
(fol. 1v) 5- Que lo regidores de aquella ciudad son señores de ingenios y estancias y otras cosas de que se sustenta el común. Y que se ha pedido en la Audiencia
que haya procurador del común como en las ciudades de España. Y que entiende
conviene al bien público que lo haya. Y que los regidores lo contradicen y mucho.
Suplica se provea en esto lo que pareciere conviene.
6- Que ya ha escrito el mal gobierno que tienen los frailes de San Francisco por
no tener cabeza. Y que el comisario ha echado de la tierra tantos frailes que no se
puede proveer el coro. Y que hay necesidad de que se envíe media docena de frailes
cuerdos y algún predicador entre ellos porque no hay ninguno.
7- Que ya ha escrito la pesadumbre que la Audiencia tiene en servir el oficio de
Alguacil Mayor don Íñigo López de Carrizosa, porque se ocupa casi todo el tiempo
102
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
de la Audiencia en oír quejas de él y pedir preeminencias y otras cosas que refiere. Y
que el propietario tiene edad para poder heredar su oficio. Y que envíe un proceso
que se hizo contra él sobre ciertas palabras que hubo con un regidor sobre que estuvo preso y que, aunque otra muchas veces lo ha estado por diversas cosas, no lleva
remedio de corregirse y que así conviene proveer remedio.
8- Que allí se entiende que la causa por qué no se da licencia para que vayan allí
navíos de Galicia, que es su total remedio, es por haberse hecho relación que de
allá se llevan mercadería a Tierra Firme, que es daño para la ida de las flotas. Y que
esto se podría remediar con ordenar que no se pudiese sacar de la isla mercaderías
que aquellos navíos llevasen y que con esto cesaría el inconveniente y se remediaría
aquella tierra.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 67
Santo Domingo, 30 de abril de 1577
Cesárea real majestad.
Ha sido tan excesivo el maltratamiento que el doctor Cuenca, presidente de esta
Audiencia, me ha hecho, que no puedo dejar de quejarme muchas veces a mi rey
y señor, a quien sirvo, y por cuyas causas he padecido. Porque fuera de la Audiencia, en su propio estudio, me dijo palabras afrentosas tratándome siempre de vos y
contra todo orden y estilo de Audiencias. Y de aquí se conoce, con lo que en otras
he referido, cuán de atrás tiene comiso la mala voluntad y rencor, desde que por
demasías suyas y mal orden de proceder le recusaron de casa de Melchor de Torres
sus herederos, que son mis deudos. Y es común opinión del pueblo, aunque yo no
lo creo, que la furia que ha tenido en esto de la moneda ha sido por entender que
les hacía mal y por conseguir ese efecto, quiso destruir el resto todo de la tierra.
Hallará vuestra majestad que con estar la Audiencia pasada para matarse cada día,
nunca el presidente trató tan mal al licenciado Pinedo, fiscal que era, ni él se quitó
en acuerdo ni estrados la gorra, ni jamás le dijo vos en ningún lugar de los públicos
de estrados. Yo lo he padecido con haber tenido la mayor humildad y templanza que
hombre tuvo en semejantes trances que en pláticas pesadas que conmigo (fol. 1v) ha
pasado ha deshonrado mis deudos con mucha arrogancia y mal término. Yo callo y
sufro acá, a mi rey y señor tengo de decir verdad pues de su real mano espero el remedio. Lléveme vuestra majestad en cuenta lo que acá padezco y callo y sea servido
vuestra majestad perdonarme lo que he dicho pues con verdad y justo dolor y sentimiento no puede excusarse. Y porque yo debo avisar por razón de lo que he jurado
de todo lo que conviniere al bien de su reino y servicio de vuestra majestad dar aviso
porque las cosas que llevan peligrosos y desordenados principios se reparen antes
que vengan a crecidos daños.
Nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad guarde y prospere con
aumento de más reinos y señoríos. De Santo Domingo, 30 de abril, 1577.
Cesárea real majestad. Besa los reales pies de vuestra majestad su humilde criado.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
(fol. 2) A la cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su Real
Consejo de Indias.
Española. A su majestad. 1577. El fiscal de la Audiencia de la isla Española, de 30
de abril de 1577. Recibida en 24 de agosto del dicho año.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 68
Santo Domingo, abril de 1577
Sacra cesárea real majestad.
La flota y navíos que están en este puerto se van deteniendo por ser las naos muchas y no haber bastante carga para todas porque los corsarios de dos meses a esta
parte han tomado muchos barcos que traían azúcares y cueros con que se habían de
cargar. Que son tan señores de mar y tierra que los vasallos de vuestra majestad no
lo son de sus haciendas. Y aunque yo daré toda la prisa posible para despacharlas,
todavía se detendrán todo el mes de mayo y parte de junio y por convenir dar aviso
a vuestra majestad de algunas cosas que a su real servicio convienen y poder tener
respuesta en la flota de Nueva España escribo esta con un navío que está en Puerto
de Plata que dicen que partirá con brevedad y podrá llegar a tiempo.
De quince años a esta parte ha enviado vuestra majestad a esta isla diversas cédulas y autos proveídos en vuestro Real Consejo en que se ha mandado labrar moneda
de vellón y que la mala moneda se ajuste y ensaye y valga y corra por la ley que tiene
y se le dio cuando se labró. Estando informado de la perdición de esta isla que realmente ha resultado de no haber en ésta buena moneda y haber bajado la moneda
de vellón de tal manera que el peso de cuartos, que valía cuatrocientos y cincuenta
maravedís ha bajado hasta valer no más que treinta y nueve maravedís y en breves
años vendrá a valer menos. (fol. 1v) La cual baja han causado muchos vecinos de la
ciudad que sobre sus haciendas tienen tributos y los más de ellos las haciendas que
tienen las tomaron a tributo obligándose a pagar por el valor en que las tomaron pesos del dicho valor de cuatrocientos y cincuenta maravedís y con la baja han venido
a pagar por un peso treinta y nueve maravedís. De que ha resultado que habiendo
dejado Hernando Gorjón un ingenio con ciento y diez negro, estancias, muchas
vacas y ganados y tomado le a censo diversas personas y obligándose a pagar más de
dos mil y quinientos ducados de tributo en cada un año, que el Gorjón mandó al
colegio para que se leyesen cátedras de todas ciencias y ciertas capellanías, que de
los que tomaron las haciendas las tienen y gozan y pagan solamente treinta y nueve
maravedís por cada peso de cuatrocientos y cincuenta maravedís y cesaron las cátedras y capellanías porque los dos mil y quinientos ducados han venido a resumirse
en otros tantos reales.
De lo mismo ha resultado que los monasterios de frailes y monjas que se fundaron y dotaron con tributos de buena moneda y las monjas que dieron a tributo sus
dotes y tenían muy buena sustentación con sus tributos. Han llegado a tanta pobreza
que si los oidores y otras personas no andan a pedir limosna perecerán de hambre.
Y asimismo las rentas de la Iglesia Catedral han venido a tanta disminución que los
105
Genaro Rodríguez Morel
prebendados no se pueden sustentar. Y los que dejaron capellanías con cargo de
número de misas en la Iglesia Mayor con bastante dotación de tributos, por haber
bajado la moneda y ni poderse decir, han resumido las misas a mucho menos de la
mitad. Dos hospitales que estaban muy bien dotados, por la misma causa, perecen y
no pueden sustentar pobres. Muchas viudas y menores que echaron sus haciendas a
tributo han quedado en los hospitales gozando sus haciendas los que las tomaron a
tributo, que con ellas están ricos. Y lo mimo ha sido (fol. 2) de las cofradías y otras
obras pías.
Cuando vuestra majestad, entendiendo esta perdición, por las primeras cédulas
mandó que se labrase moneda de plata y buena moneda de vellón y que la mala
moneda se ensayase y ajustase y corriese por el valor que tuviese y se le había dado.
Los regidores que hay en esta ciudad, que eran todos interesados y tenían tributos,
entendiendo que habiendo buena moneda y ajustándose la mala habían de pagar
en buena moneda como se habían obligado, enviaron en voz de ciudad procuradores suplicando a vuestra majestad no se labrase buena moneda de plata ni de vellón
ni creciese el valor de la mala, representando en vuestro Consejo que se perderían
y destruirían los principales vecinos de la isla que habían de pagar tributos que habían tomado en buena moneda. Y suplicaron a vuestra majestad mandase que esta
Audiencia y el cabildo de la ciudad y el arzobispo de ella y los conventos de las órdenes y los mercaderes informasen de esto y enviasen sus pareceres. Y todos informaron y vistas sus informaciones, vuestra majestad de nuevo proveyó y dio cédula para
que se labrase moneda de vellón y se ajustase y ensayase la mala moneda. Y tornando
a agraviarse de ello, vuestra majestad mandó que de nuevo le informasen todos los
susodichos e informaron de nuevo a vuestra majestad el año de setenta y tres, habiendo visto todas las informaciones y clamores de estos interesados. Y es parecer de
esta ciudad en que suplicó a vuestra majestad mandase que se labrase moneda de
vellón y que si hubiese de haber moneda de más precio y valor que la mala moneda
que corría fuese servido mandar que los tributos que los vecinos habían tomado
fuesen obligados a pagarlos conforme al valor del oro, plata, azúcares o cueros que
los tributarios habían recibido. (fol. 2v) Dio nueva cédula por el mes de diciembre
de setenta y tres años por la cual mandó que se labrase moneda de plata y vellón de
la misma ley y valor de la de España y que la mala moneda de cuartos corriese por la
ley que tenía. Y envió cuños y punzones para labrar la dicha moneda, mandando
fundir y remachar los cuños con que se había labrado la mala moneda de manera
que no se usase más de ellos. Esta cédula vino en tiempo que presidía aquí el licenciado Francisco de Vera que irá en esta flota, el cual no trató del cumplimiento de
ella por ciertos respectos que aquí dicen por los cuales también ha mandado su
parte a contradecir el negocio pareciéndole que pues en su tiempo no se había cumplido, es reprehensión suya cumplirse ahora que yo vine. Y la hallé entre las demás
cédulas y vista y entendidos los males e inconvenientes que había causado la mala
moneda traté de cumplirla e hice diversos ensayos de los cuartos con sus ensayadores en presencia de un oidor y del cabildo de la ciudad que mandé se hallase presente a ver los ensayos. Por los cuales se halló que cada cuarto tenía de ley y valor dos
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
maravedís, antes más que menos. Y por esta Audiencia se hizo auto de conformidad
por el cual se mandó que los cuartos corriesen y valiesen por dos maravedís de Castilla y que no se contratase más con el nombre de pesos de cuartos sino por pesos de
oro y reales de plata o maravedís de Castilla. Y porque teniendo entendido los mercaderes que los cuartos que corrían por media blanca o poco más valían dos maravedís y lo tenían de cobre y plata, los tenían escondidos y metidos en pipas para lo
fundir y enviar a España en que ganaban más de quinientos por ciento y no había ya
cuartos con qué contratar. Se mandaron todos recoger y señalar con lo cual se recogieron en la saca del tesoro de esta Casa Real más de ciento y cincuenta mil pesos y
se hallaron (fol. 3) en la república veinte mil y muchos de ellos los trajeron embarrilados en pipas cómo los tenían para sacar de la tierra. Entendido esto por el cabildo
y regidores que todos tienen tributos excepto tres o cuatro, comenzaron a reclamar
y a querer conmover el pueblo diciendo que se destruía y perdía la isla y se destruiría tratando de sus intereses. A los cuales luego se allegó el fiscal de esta Audiencia
porque los hijos de Melchor de Torres, sus primos, tienen sobre sí de tributos más
de ciento y ochenta mil pesos, y dio muchas peticiones contradiciendo el cumplirse
la cédula de vuestra majestad y pidiendo se sobreseyese no atendiendo a que los
fiscales pasados de esta Audiencia habían pedido lo contrario. Y esto con tanto escándalo y voces y mal término que fue menester reaprehenderlo sobre ello y también los oficiales de la Real Hacienda que, como vuestra majestad verá por sus declaraciones tienen tributos que deben, hicieron contradicción aunque después han
dicho que es servicio de vuestra majestad cumplirse la cédula. El arzobispo, que
como vuestra majestad habrá entendido está decrépito y sin ser de hombre porque
tres sobrinos que tiene deben tributos, olvidado de su iglesia y hospitales, colegio y
monasterios le hicieron salir a contradecir la cédula con las mismas razones de que
se perdía la isla y lo hizo firmar a sus canónigos de los cuales algunos vinieron a mí
diciéndome que lo habían firmado sin osar hacer otra cosa, que confesaban que
pedían lo que convenía a la iglesia y aún les quiso hacer firmar que renunciaban el
provecho de la iglesia y de sus rentas por el bien público. El cual arzobispo y los regidores interesados andaban por el pueblo a manera de motín y monipodio convocando gentes y tomando firmas (fol. 3v) para contradecir. Y porque los predicadores
de las órdenes predicaron públicamente que era servicio de Dios y de vuestra majestad cumplirse la cédula y que los que debían tributo y lo impedían estaban condenados para el infierno, el arzobispo les envió a rogar que no lo predicasen ni diesen
parecer conforme a lo que predicaban. Estuvo en esto tan sin juicio que visitándole
yo y el licenciado Esteban de Quero, oidor de esta Audiencia, esta Pascua de Resurrección, contradiciendo el cumplirse la cédula se encendió tanto y salió tan fuera
de sí que dijo que en cumplirla yo era un robador y un despoblador de la tierra y que
había de gastar su hacienda contra mí en residencia. Y, sin juicio, se levantó y arremetió a asirse conmigo en presencia de mil gentes. Dio me Dios templanza para dejarle
e incontinenti comenzó a llorar y a pedirle trajesen ante mí a hincarse de rodillas y
pedirme perdón. Y otro día me escribió una carta firmada de su nombre y sellada con
su sello pidiéndome perdón y conociendo su exceso cuyo traslado autorizado enviaré
107
Genaro Rodríguez Morel
al escribano de la residencia en cuya presencia se me dio. Fue tanta la conmoción
del pueblo, favorecida con el fiscal que a voces y descomponiéndose lo defendía,
que hice juntar la ciudad y les hice leer todas las provisiones de vuestra majestad. Y
como el mismo cabildo había suplicado a vuestra majestad se hiciese lo que ahora se
ha hecho y como los inconvenientes que ahora representaban los habían ya representado dos veces a vuestra majestad y sin embargo se había despachado de nuevo
la cédula. Y les mandase juntasen y viesen todos los autos y provisiones de vuestra
majestad y sus contradicciones pasadas que eran las mismas que ahora y los pareceres que ellos habían dado y no hiciesen escándalos ni conmoción de pueblo porque
hacían alzar los bastimentos. Y que se juntasen y diesen sus votos sobre ello declarando cada uno en particular si era interesado y tenía tributos. Juntaron se y todos los
no interesados votaron se cumpliese la cédula de vuestra majestad, los demás que se
prosiguiese la suplicación que habían interpuesto a ella, declarando ser interesados
y tener tributos. Y los unos (fol. 4) y los otros se conformaron en pedir que como a
cada cuarto se había dado dos maravedís de valor se le diese un maravedí que era lo
que tenía de plata y cobre poco más por ser moneda más cómoda para el trato porque no había moneda más baja que dos maravedís y lo que habían de comprar por
un maravedí les costaba dos. Y en estos medios ellos y el fiscal se dieron tan buena
maña que de tres votos que éramos ganaron el uno que revocó todo lo proveído
estando ya ejecutado y que se sobreseyese el cumplimiento de la cédula de vuestra
majestad y que la moneda corriese como antes corría. Los dos votos que quedamos
mandamos cumplir lo proveído sin embargo. Con que hasta que vuestra majestad,
consultado sobre ello, otra cosa proveyese corriese el cuarto por el valor de un maravedí y a volverlo al estado en que lo hallamos, constando ya a los mercaderes por
los ensayes que la moneda valía seis tantos de vaca porque corría en esta flota no
quedara un cuarto en la isla que todo lo sacaron y fundieron ganando un quinientos
por ciento.
Los autos proveídos en vuestro Consejo y los que se han proveído en esta Audiencia envío traslado autorizado y en la flota se enviará duplicado. Y el un duplicado serán los auto originales de vuestro Consejo que trajo aquí Alonso de Encinas. Y
mucho acrecentamiento será de esta isla que si los cuartos valen dos maravedís y los
tienen de ley, corran por ellos porque de esta manera la isla tiene moneda de vellón,
la que ha menester.
Por otras peticiones pidieron el fiscal y los oficiales que el crecimiento que se
hallaba por el ensaye se aplicase a vuestra majestad que valiendo los cuartos a dos
maravedís montaba más de cien mil ducados y a maravedís más de cincuenta mil. La
ciudad pidió se aplicase para propios y con ellos traer a esta ciudad el río de Haina y
aderezar el muelle que se va perdiendo y otras mil necesidades que tienen. Vuestra
majestad, como señor (fol. 4v) de todo, lo mande ver y proveer como a su real servicio convenga que yo he pasado harto trabajo hasta ponerlo en el estado en que está,
arguyendo métodos que como los pasados lo dejaron de cumplir lo hiciera yo. Pero
vuestra majestad me envió a cumplir sus provisiones y mandatos sin tener respectos
que nunca los tuve como consta en vuestro Consejo por mis residencias que en él
108
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
se vieron y pues esto importa tanto, vuestra majestad sea servido mandarlo ver con
brevedad y enviar resolución de lo que todos hemos de hacer.
Los que deben los tributos quieren enviar procuradores de ellos mismos y se
procura que vayan en nombre de la ciudad a pedir que la mala moneda corra como
corría y no haya buena moneda contra lo que vuestra majestad con tantas provisiones tiene proveído. Entiendo ser muy necesario así para este negocio como para
otros que adelante habrá. Entienda el arzobispo, y sobre todos el fiscal, que contra
lo que vuestro Consejo con tanta consideración provee no tienen licencia de hacer
contradicción pública ni alterar el pueblo y así lo tiene vuestra majestad proveído
por una su real cédula contra esta Audiencia con una gran reprehensión por haber
suplicado públicamente de una cédula de vuestra majestad mandando en ella que
cuando las cédulas emanadas del Consejo fueren dañosas o tuvieren imposibilidad
para cumplirse no se suplique de ellas públicamente sino que por carta se escriba a
vuestra majestad sobre el daño e imposibilidad. Y el fiscal no solamente ha suplicado
y contradicho pero ahora últimamente le ha pedido se reciba información como no
conviene cumplirse la cédula de vuestra majestad estando ya el pueblo quieto y muy
contento con lo proveído y el arzobispo no se debe entremeter en las cosas que vuestra majestad envía a mandar a su Audiencia y menos en tomar informaciones contra
los oidores (fol. 5) como lo ha hecho este año tomando una información contra un
oidor de esta Audiencia la cual yo le tomé luego y harto más le incumbe el cuidado
de su iglesia y de sus clérigos que todo está perdido y con harta necesidad de un
coadjutor para el remedio de todo. Vuestra majestad será servido enviar a mandar
lo que sobre todo hemos de hacer. Guarde y ensalce nuestro señor la católica real
persona de vuestra majestad con aumento de mayores reinos y señoríos como toda
la cristiandad desea y ha menester. (roto) de abril de 1577.
Sacra cesárea real majestad.
Criado que a vuestra majestad los reales pies y manos besa.
El doctor González de Cuenca.
109
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 69
Santo Domingo, 20 de junio de 1577
Sacra cesárea real majestad.
De veinte y dos años a esta parte vuestra majestad ha enviado diversas cédulas y
autos proveídos en vuestro Consejo en que se ha mandado labrar buena moneda, así
de plata como de vellón, y que la mala moneda que hasta aquí ha corrido se ajuste y
ensaye y se le de su justo valor y corra por el. Esto se mandó primera vez por un capítulo de una carta de vuestra majestad para esta Audiencia, fecha a 18 de enero de 1555,
por la cual se mandó que la Audiencia nombrase personas expertas que ensayasen los
cuartos de mala moneda y viesen la ley que tienen y se justificasen por manera que se
les diese su verdadero valor. Después de esta cédula, el capítulo de carta en 2 de mayo
de 1558 en vuestro Consejo se dio un auto en grado de revista por el cual entre otras
cosas se mando que la mala moneda de cuartos corra por su ley y valor que se le dio
conforme a las leyes reales cuando se labró teniéndose en vuestro Consejo noticia de
los grandes daños y perdición de esta isla a causa de la mala moneda. Y porque en
nombre del cabildo de esta ciudad, por peticiones que se dieron en vuestro Consejo,
se hizo a ello contradicción representando muchos inconvenientes que se habían de
seguir de labrarse buena moneda o de crecerse el valor de la mala y señaladamente
haciendo relación que se destruirían los vecinos y moradores que estaban cargados
de deudas y tributos por haber de pagar en valor de la buena moneda que recibieron
cuando contrajeron las deudas y tributos. Y a su suplicación vuestra majestad mandó
que esta Real Audiencia enviase sobre ello su parecer y asimismo le enviase el cabildo
de la ciudad y el de la iglesia y los prelados de las órdenes y mercaderes y otras personas particulares, cuyos pareceres vistos en vuestro Real Consejo últimamente por
el mes de diciembre del año de 1573, vuestra majestad mandó dar de nuevo (fol. 1v)
cédula para que en esta ciudad se labre moneda de plata y de vellón conforme a la
de España, que valga y corra por la ley que ahora tiene. El labrarse moneda de plata
y de vellón no se ha podido cumplir porque, como a vuestra majestad se ha hecho
relación, ni acá hay plata ni cobre para labrar y las costas son tan excesivas que los que
labrasen moneda se perderían habiendo de guardar las ordenanzas que disponen y
mandan que a la moneda de vellón se le echen cinco granos de plata. Pero si vuestra
majestad fuese servido permitir que se labrase con cuatro granos, como se labran las
blancas en las casas de moneda de España, podría se labrar.
El parecer que esta ciudad envió para fundar que no era necesario moneda de
vellón, hizo relación que había en esta isla más de un millón y quinientos mil pesos
de cuartos que bastaban para el trato y comercio de la isla y que así no era necesario
labrarse más moneda de vellón.
110
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Cuando estos cuartos de mala moneda con que se contrata se labraron y comenzaron a correr por moneda, valía cada peso de cuartos cuatrocientos y cincuenta
maravedís. Y por industria de mercaderes y de los vecinos que tenían haciendas
tomadas a tributo y tributos cargados sobre sus haciendas, ha venido la moneda a
tanta baja que el peso que valía 450 maravedís solamente vale 39 maravedís y no
más, y por cada peso se pagaban 112 cuartos que salía el valor de cada cuarto a la
tercia parte de una blanca y solo el cobre y plata, sin el braceaje y derechos, vendido
en masa, vale más de cinco reales y medio, que ha sido la total destrucción de esta
isla y haber quedado sin moneda. Y esto se deja entender porque habiendo en ella
el millón y quinientos mil pesos que la ciudad hizo relación, y parecer así por los
libros de la Casa de la Moneda, ha llegado a estar tan sin cuartos que en toda ella
no se hallaban treinta mil pesos y se contrataba ya con cédulas y libranzas de unos
en otros porque la moneda que había se ha sacado y fundido por lo mucho que en
ello interesaban los mercaderes que eran más de quinientas por ciento pues con 39
maravedís compraban 112 cuartos que fundidos les valían casi seis reales y era el más
ganancioso que podían tener.
De esta baja moneda que por ser falsa y no tener cierto ni verdadero valor ni valer fuera de la isla, ha resultado que viniendo como venían aquí a tratar y contratar
muchos mercaderes y personas de todas la Indias con que esta ciudad e isla estaba
rica y bastecida y muy poblada ya no se viene a contratar a ella de ninguna parte de
fuera viendo que no hay moneda cierta ni de qué se puedan aprovechar en España
ni en Las Indias.
(fol. 2) De lo mismo ha resultado que los mercaderes de esta ciudad con venirles
las mercaderías de España con menos costa y riesgo y con más breve viaje que en todas Las Indias y descargarse las mercaderías en sus propias casas por estar la ciudad
fundada a la legua del agua y en el mismo puerto han vendido y venden sus mercadería en más subidos y excesivo precios que en lo más apartado del Perú haciendo
cuenta que dan las mercaderías por moneda que no vale y que cada día sube y baja.
Con lo cual los vecinos y moradores no pudiéndose sustentar ni pudiendo comprar
a tan excesivos precios han despoblado la isla y se han ido a otras partes.
De lo mimo ha resultado que los frutos de la tierra con ser tan miserables se venden a tan excesivos precios que es imposible sustentársela gente y les ha sido forzado
irse a otras tierras donde se puedan sustentar.
De aquí ha resultado que habiendo dejado un Hernando Gorjón un ingenio de
azúcar con ciento y diez negros, estancias y hatos de ganados para dotación de un
colegio que mandó fundar en que se leyesen ciencias y que hubiese cátedras y para
ciertas capellanías en beneficio de esta ciudad e isla. Muchos vecinos particulares
tomaron este ingenio y haciendas a tributo, obligándose a pagar por cada peso cuatrocientos y cincuenta maravedís que montaba de renta en cada un año más de dos
mil y quinientos ducados, ha venido la renta a tanta disminución que por cada peso
se pagan 39 maravedís y así cesó el colegio, cátedras y capellanías quedándose con
la haciendas los que las tomaron a tributo y gozando enteramente del principal que
recibieron.
111
Genaro Rodríguez Morel
De lo mismo ha resultado que las rentas de la Iglesia Catedral, que estaban en
estos tributos y se pagaban de buena moneda, han venido a tanta disminución que
los prebendados no tienen congrua sustentación y padecen necesidad y se van de
la tierra dejando las prebendas. Y las capellanías que los vecinos antiguos dejaron
dotadas en tributos de buena moneda se han perdido y no se dicen la mitad de las
misas que dejaron por no haber con qué se pagar. Y dos hospitales principales que
hay en esta ciudad, que estaban (fol. 2v) muy bien dotados en estos tributos que se
pagaban de buena moneda, han venido a tanta pobreza que ni tienen renta ni pueden sustentar pobres, gozando de sus haciendas los que las tomaron a tributos y se
obligaron a pagar en buena moneda.
De lo mismo ha resultado que los monasterios de frailes y monjas que tenían sus
haciendas en tributos de buena moneda y emplearon en ellos las dotes y herencias
de las monjas han llegado a tan extrema necesidad que es forzoso pedirse limosna
para sustentarse habiendo comprado bastante renta para su sustento.
De esta baja de moneda ha resultado que los menores y viudas que emplearon
su caudal en tributos de pesos de a 450 maravedís no han cobrado ni cobraban más
de 39 maravedís por cada peso.
El licenciado Vera a quien vino y en su tiempo no trató cumplir la última cédula que vino por el año de 1573 ni se habló en ella. Y teniendo como tiene en esta
ciudad una sobrina casada con Rodrigo Hernández de Ribera cargado de muchos
tributos; y por deudo al tesorero Diego Jiménez de Peralta con la misma carga de
muchos tributos, se deja entender que excusaría su daño con no cumplirla. Y así en
la información que el fiscal y otros particulares se han ofrecido a dar es él el principal testigo y contradictor para que no se cumplan las cédula de su majestad.
Acabada de tomar la residencia, visita y cuentas en que el presidente estaba ocupado, trató la Audiencia de ejecutar y cumplir las cédulas tocantes a esto de la moneda. Y se mandó recoger toda la moneda de cuartos y que no valiese ni corriere hasta
que se ensayase y se le diese la ley y valor que se le hallase. Y con muchas diligencias
que se hicieron solamente se hallaron y pudieron juntar ciento y cincuenta y seis mil
pesos, de los cuales, con asistencia de un oidor y del cabildo de la ciudad, se hicieron
cinco ensayos y el último con seis ensayadores que aquí se hallaron, los cuales en
todos los ensayos que hicieron (fol. 3) declararon que cada cuarto tenía de ley
y valor dos maravedís, antes más que menos y como está dicho, corría antes por
el tercio de una blanca. Y por la Audiencia toda se mandó pregonar los dichos
cuartos corriesen y valiesen por los dos maravedís conforme a los ensayos. Y a este
respecto subía el crecimiento de valor de la moneda más de cien mil ducados. Y
asimismo se mandó que no se contratase más por pesos de cuartos sino por pesos
de oro fino o reales o maravedís de Castilla por desterrar del todo la mala moneda
de pesos de cuartos. Y así comenzó a correr y contratarse con ellos a razón de los
dichos dos maravedís.
Luego se comenzó a entender que valiendo los cuartos por su ley los que debían
tributos que los pagaban a treinta y nueve maravedís por cada peso habían de pagar
a razón de cuatrocientos y cincuenta maravedís como se obligaron al tiempo de
112
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
los contratos. Y los que más perjuicio en esto reciben son los hijos de Melchor de
Torres, vecinos de esta ciudad, primos del fiscal de esta Audiencia, que tienen sobre
sus haciendas más de ciento y ochenta mil pesos a tributo. Y de la misma manera
casi todos los regidores del cabildo y el fiscal que como a su majestad se ha escrito
por esta Audiencia hace mucho por estos sus parientes, salió luego con diversas peticiones a contradecir el cumplimiento de las cédulas de vuestra majestad diciendo
y alegando que de cumplirse se destruye la tierra y los vecinos y moradores de la isla
y esto tan apasionadamente y con tan poco respeto y miramiento que fue necesario
que el presidente en presencia de la Audiencia le reprehendiese diciéndole que el
oficio de fiscal era entender en solos los negocios fiscales y no en los que tocaban al
fisco y que el fiscal no debía contradecir las cédulas del rey, en especial estas cuyo
cumplimiento está pedido en esta Audiencia por sus antecesores. Y se le mostró una
cédula de vuestra majestad dada en Valladolid a 9 de octubre de 1549 años por la
cual se le dio gran reprehensión a los oidores de esta Audiencia por haber suplicado
de una cédula de vuestra majestad en que se les mandaba saliesen a visitar con cierto
salario, advirtiéndoles que de las cosas proveídas en vuestro Consejo aunque sean
dañosas o imposibles de cumplir no se ha de suplicar en público sino escribir por
cartas. Lo cual (fol. 3v) no ha bastado, que sobre ello ha dado muchas peticiones
alegando contra la cédula de vuestra majestad y pidiéndose se recibiese información
de los daños que resultaban de cumplirse la cédula. Y esto con tanta publicidad que
conmovió al pueblo casi a levantarse contra la Audiencia diciéndoles que era destrucción de la república cumplirse la cédula. Y el interrogatorio de esta probanza firmaron muchos vecinos particulares y con ellos el fiscal, el cual sólo y no otro alguno
presentó por su persona todos los testigos como por la probanza se verá. Y también
salió el cabildo de esta ciudad, cuyos regidores, como está dicho, están cargados de
tributos y pretenden sus particulares intereses, a contradecir la cédula con el calor y
favor del fiscal. E hicieron alzar los bastimentos, de manera que la república padecía
de hambre, pretendiendo por este camino necesitar a la Audiencia que desistiese de
lo comenzado. Y negociaron con el arzobispo, cuyos sobrinos están cargados de tributos, que lo contradijese. E hizo firmar a los prebendados una petición de contradicción, olvidados de sus iglesias y sus prebendas y de los sufragios que se dejan de
hacer por los difuntos por haberse perdido las rentas de las capellanías. Mandamos
juntar al cabildo de la ciudad y se les mostró todo lo que vuestra majestad tiene proveído y cómo con parecer del mismo cabildo se despacharon estas cédulas. Y cómo,
antes que se despachasen, habían alegado ante vuestra majestad que se destruían los
vecinos por estar cargados de tributos y todo lo que ahora tornan a llegar y que se
tornasen a juntar y viesen lo que estaba proveído. Y cómo había sido a su pedimento
y tornasen a dar sobre ello su parecer, votando cada uno por sí y declarando cada
uno en su voto si tenía tributos o era interesado. Hicieron lo así; y los que no eran
interesados votaron que se cumpliesen las cédulas de vuestra majestad; y los demás
que se apelase de ellas. Y todos se conformaron en pedir que como a los cuartos se
les había dado dos maravedís de valor, valiesen por un maravedí que tenía de plata y
cobre. Y por venir en algo de lo que el pueblo pedía y por ser más cómoda moneda
113
Genaro Rodríguez Morel
para comprar cosas menudas vale un maravedí el cuarto, concedimos en ello y así
corren y valen ahora los cuartos. Y todo lo proveído se hizo con voto y parecer del
licenciado Quero, oidor de esta Audiencia, y de conformidad de toda la Audiencia
y al precio de los cuartos se tasaron de nuevo todos los mantenimientos. Y a este
respecto se contrata en esta ciudad con todo contentamiento del pueblo. Y en (fol.
4) este estado el licenciado Quero revocó todos sus votos y votó de nuevo que todo
lo que había hecho y proveído en cumplimiento de las cédulas de vuestra majestad
se repusiese y la moneda de cuartos anduviese por el precio que de antes andaba. Y
esto se hizo con tanta notoriedad del pueblo y afirmándoles que lo que se había proveído por la Audiencia era injusto, que de nuevo se alteró el pueblo contra lo que lo
hemos proveído. Y de nuevo tornaron los particulares a hacer juntas en casa del dicho licenciado Quero y del fiscal y a tomarse firmas con tanto bullicio que tenemos
por cierto si fuera en otra parte de Las Indias bastaba para causar rebelión. Los dos
votos proveímos que se guardase lo proveído sin embargo de cualquier contradicción y que sobre sus contradicciones ocurriesen a vuestra majestad. Y así se guarda y
con mucho contento de los mercaderes y de todos los vecinos que no tienen tributo.
El fiscal ha proseguido y prosigue en dar información que no conviene que haya
moneda que tenga ley y ha pedido que se envíen los votos del acuerdo. Los cuales
enviamos con todos los autos que por vuestro Real Consejo y por esta Audiencia se
han proveído. Y es justo que los fiscales entiendan que no es su oficio contradecir
lo que en vuestro Consejo se ordena y manda. Y también es justo que el arzobispo
entienda que no es su oficio contradecir los proveimientos de vuestro Consejo ni
conmover el pueblo tomando firmas, como en este negocio lo ha hecho. Ahora
hemos tenido noticia que andan juntando muchas firmas de vecinos de esta ciudad
que envíen a pedir licencia para salir de la isla diciendo que por haberse mudado la
moneda no se pueden sustentar. Y en efecto todo el fundamento de la contradicción
es que reciben mucho daño los que tienen tributos tomados en buena moneda, y
esto no se puede negar, pero el daño de estos redunda en pro de los que les dieron
sus haciendas a tributo. Vuestra majestad como señor de todos mandará proveer lo
que fuere servido.
En este año no ha habido en esta isla harina alguna y así los que solían comer
pan han comido cazabe. Y a causa de un huracán los conucos, que son las sementeras del cazabe, no han dado la mitad de lo que solían y con la mucha seca que
también ha habido ha faltado también el maíz. Y que por un año que hay en este río,
mil hombres de la mar que han gastado mucha parte de los bastimentos. Y como los
navíos han sido tantos y no hay carga para todos y querían todos cargar, ha faltado el
cazabe y maíz y subido los precios de los azúcares y cueros. Todo esto atribuyen los
interesados a la mudanza de la moneda, siendo de ello la causa dicha.
(fol. 4v) Don Rodrigo de Bastidas, alcaide de la fortaleza de esta ciudad, que
tiene licencia de vuestra majestad por dos años para ir a esos reinos, fue nombrado por procurador general de ella y por el presidente fue nombrado por capitán
general de la flota. Y como vuestra majestad verá por los votos del cabildo fue uno
de los que votaron en lo de la moneda que se cumpliesen las cédulas de vuestra
114
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
majestad, que es de los regidores que no tienen tributos. El fiscal ha hecho grandes
contradicciones y apelaciones de haberle proveído por general con más instancias
de lo que fuera razón. Y con él se ha juntado en esto el licenciado Francisco de Vera,
presidente que fuera de esta Audiencia, con algunas diligencias que debiera excusar
que todo se ha fundado en haber el dicho don Rodrigo votado en su cabildo a favor
de las cédulas de vuestra majestad sobre lo de la moneda. Cuyas contradicciones no
han dado poca pesadumbre en esta Audiencia ni poca causa de discordia, todo se ha
llevado con la mejor prudencia que se ha podido llevar. Sobre todo mandará vuestra
majestad proveer para lo de adelante. Guarde y ensalce nuestro señor la católica
real persona de vuestra majestad con aumento de más reinos y señoríos como toda
la cristiandad desea y ha menester. De Santo Domingo, 20 de junio de 1577.
Sacra cesárea real majestad.
Criados de vuestra majestad que sus reales manos besamos.
El doctor Cuenca.
El licenciado de las Cabezas Meneses.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 69
Santo Domingo, 20 de junio de 1577
Sacra cesárea real majestad.
De veinte y dos años a esta parte vuestra majestad ha enviado diversas cédulas y
autos proveídos en vuestro Consejo en que se ha mandado labrar buena moneda, así
de plata como de vellón, y que la mala moneda que hasta aquí ha corrido se ajuste y
ensaye y se le de su justo valor y corra por el. Esto se mandó primera vez por un capítulo de una carta de vuestra majestad para esta Audiencia, fecha a 18 de enero de 1555,
por la cual se mandó que la Audiencia nombrase personas expertas que ensayasen los
cuartos de mala moneda y viesen la ley que tienen y se justificasen por manera que se
les diese su verdadero valor. Después de esta cédula, el capítulo de carta en 2 de mayo
de 1558 en vuestro Consejo se dio un auto en grado de revista por el cual entre otras
cosas se mando que la mala moneda de cuartos corra por su ley y valor que se le dio
conforme a las leyes reales cuando se labró teniéndose en vuestro Consejo noticia de
los grandes daños y perdición de esta isla a causa de la mala moneda. Y porque en
nombre del cabildo de esta ciudad, por peticiones que se dieron en vuestro Consejo,
se hizo a ello contradicción representando muchos inconvenientes que se habían de
seguir de labrarse buena moneda o de crecerse el valor de la mala y señaladamente
haciendo relación que se destruirían los vecinos y moradores que estaban cargados
de deudas y tributos por haber de pagar en valor de la buena moneda que recibieron
cuando contrajeron las deudas y tributos. Y a su suplicación vuestra majestad mandó
que esta Real Audiencia enviase sobre ello su parecer y asimismo le enviase el cabildo
de la ciudad y el de la iglesia y los prelados de las órdenes y mercaderes y otras personas particulares, cuyos pareceres vistos en vuestro Real Consejo últimamente por
el mes de diciembre del año de 1573, vuestra majestad mandó dar de nuevo (fol. 1v)
cédula para que en esta ciudad se labre moneda de plata y de vellón conforme a la
de España, que valga y corra por la ley que ahora tiene. El labrarse moneda de plata
y de vellón no se ha podido cumplir porque, como a vuestra majestad se ha hecho
relación, ni acá hay plata ni cobre para labrar y las costas son tan excesivas que los que
labrasen moneda se perderían habiendo de guardar las ordenanzas que disponen y
mandan que a la moneda de vellón se le echen cinco granos de plata. Pero si vuestra
majestad fuese servido permitir que se labrase con cuatro granos, como se labran las
blancas en las casas de moneda de España, podría se labrar.
El parecer que esta ciudad envió para fundar que no era necesario moneda de
vellón, hizo relación que había en esta isla más de un millón y quinientos mil pesos
de cuartos que bastaban para el trato y comercio de la isla y que así no era necesario
labrarse más moneda de vellón.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Cuando estos cuartos de mala moneda con que se contrata se labraron y comenzaron a correr por moneda, valía cada peso de cuartos cuatrocientos y cincuenta
maravedís. Y por industria de mercaderes y de los vecinos que tenían haciendas
tomadas a tributo y tributos cargados sobre sus haciendas, ha venido la moneda a
tanta baja que el peso que valía 450 maravedís solamente vale 39 maravedís y no
más, y por cada peso se pagaban 112 cuartos que salía el valor de cada cuarto a la
tercia parte de una blanca y solo el cobre y plata, sin el braceaje y derechos, vendido
en masa, vale más de cinco reales y medio, que ha sido la total destrucción de esta
isla y haber quedado sin moneda. Y esto se deja entender porque habiendo en ella
el millón y quinientos mil pesos que la ciudad hizo relación, y parecer así por los
libros de la Casa de la Moneda, ha llegado a estar tan sin cuartos que en toda ella
no se hallaban treinta mil pesos y se contrataba ya con cédulas y libranzas de unos
en otros porque la moneda que había se ha sacado y fundido por lo mucho que en
ello interesaban los mercaderes que eran más de quinientas por ciento pues con 39
maravedís compraban 112 cuartos que fundidos les valían casi seis reales y era el más
ganancioso que podían tener.
De esta baja moneda que por ser falsa y no tener cierto ni verdadero valor ni valer fuera de la isla, ha resultado que viniendo como venían aquí a tratar y contratar
muchos mercaderes y personas de todas la Indias con que esta ciudad e isla estaba
rica y bastecida y muy poblada ya no se viene a contratar a ella de ninguna parte de
fuera viendo que no hay moneda cierta ni de qué se puedan aprovechar en España
ni en Las Indias.
(fol. 2) De lo mismo ha resultado que los mercaderes de esta ciudad con venirles
las mercaderías de España con menos costa y riesgo y con más breve viaje que en todas Las Indias y descargarse las mercaderías en sus propias casas por estar la ciudad
fundada a la legua del agua y en el mismo puerto han vendido y venden sus mercadería en más subidos y excesivo precios que en lo más apartado del Perú haciendo
cuenta que dan las mercaderías por moneda que no vale y que cada día sube y baja.
Con lo cual los vecinos y moradores no pudiéndose sustentar ni pudiendo comprar
a tan excesivos precios han despoblado la isla y se han ido a otras partes.
De lo mimo ha resultado que los frutos de la tierra con ser tan miserables se venden a tan excesivos precios que es imposible sustentársela gente y les ha sido forzado
irse a otras tierras donde se puedan sustentar.
De aquí ha resultado que habiendo dejado un Hernando Gorjón un ingenio de
azúcar con ciento y diez negros, estancias y hatos de ganados para dotación de un
colegio que mandó fundar en que se leyesen ciencias y que hubiese cátedras y para
ciertas capellanías en beneficio de esta ciudad e isla. Muchos vecinos particulares
tomaron este ingenio y haciendas a tributo, obligándose a pagar por cada peso cuatrocientos y cincuenta maravedís que montaba de renta en cada un año más de dos
mil y quinientos ducados, ha venido la renta a tanta disminución que por cada peso
se pagan 39 maravedís y así cesó el colegio, cátedras y capellanías quedándose con
la haciendas los que las tomaron a tributo y gozando enteramente del principal que
recibieron.
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Genaro Rodríguez Morel
De lo mismo ha resultado que las rentas de la Iglesia Catedral, que estaban en
estos tributos y se pagaban de buena moneda, han venido a tanta disminución que
los prebendados no tienen congrua sustentación y padecen necesidad y se van de
la tierra dejando las prebendas. Y las capellanías que los vecinos antiguos dejaron
dotadas en tributos de buena moneda se han perdido y no se dicen la mitad de las
misas que dejaron por no haber con qué se pagar. Y dos hospitales principales que
hay en esta ciudad, que estaban (fol. 2v) muy bien dotados en estos tributos que se
pagaban de buena moneda, han venido a tanta pobreza que ni tienen renta ni pueden sustentar pobres, gozando de sus haciendas los que las tomaron a tributos y se
obligaron a pagar en buena moneda.
De lo mismo ha resultado que los monasterios de frailes y monjas que tenían sus
haciendas en tributos de buena moneda y emplearon en ellos las dotes y herencias
de las monjas han llegado a tan extrema necesidad que es forzoso pedirse limosna
para sustentarse habiendo comprado bastante renta para su sustento.
De esta baja de moneda ha resultado que los menores y viudas que emplearon
su caudal en tributos de pesos de a 450 maravedís no han cobrado ni cobraban más
de 39 maravedís por cada peso.
El licenciado Vera a quien vino y en su tiempo no trató cumplir la última cédula que vino por el año de 1573 ni se habló en ella. Y teniendo como tiene en esta
ciudad una sobrina casada con Rodrigo Hernández de Ribera cargado de muchos
tributos; y por deudo al tesorero Diego Jiménez de Peralta con la misma carga de
muchos tributos, se deja entender que excusaría su daño con no cumplirla. Y así en
la información que el fiscal y otros particulares se han ofrecido a dar es él el principal testigo y contradictor para que no se cumplan las cédula de su majestad.
Acabada de tomar la residencia, visita y cuentas en que el presidente estaba ocupado. Trató la Audiencia de ejecutar y cumplir las cédulas tocantes a esto de la
moneda. Y se mandó recoger toda la moneda de cuartos y que no valiese ni corriere
hasta que se ensayase y se le diese la ley y valor que se le hallase. Y con muchas diligencias que se hicieron solamente se hallaron y pudieron juntar ciento y cincuenta
y seis mil pesos, de los cuales, con asistencia de un oidor y del cabildo de la ciudad,
se hicieron cinco ensayos y el último con seis ensayadores que aquí se hallaron, los
cuales en todos los ensayos que hicieron (fol. 3) declararon que cada cuarto tenía
de ley y valor dos maravedís, antes más que menos y como está dicho, corría antes
por el tercio de una blanca. Y por la Audiencia toda se mandó pregonar los dichos
cuartos corriesen y valiesen por los dos maravedís conforme a los ensayos. Y a este
respecto subía el crecimiento de valor de la moneda más de cien mil ducados. Y
asimismo se mandó que no se contratase más por pesos de cuartos sino por pesos
de oro fino o reales o maravedís de Castilla por desterrar del todo la mala moneda
de pesos de cuartos. Y así comenzó a correr y contratarse con ellos a razón de los
dichos dos maravedís.
Luego se comenzó a entender que valiendo los cuartos por su ley los que debían
tributos que los pagaban a treinta y nueve maravedís por cada peso habían de pagar
a razón de cuatrocientos y cincuenta maravedís como se obligaron al tiempo de
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
los contratos. Y los que más perjuicio en esto reciben son los hijos de Melchor de
Torres, vecinos de esta ciudad, primos del fiscal de esta Audiencia, que tienen sobre
sus haciendas más de ciento y ochenta mil pesos a tributo. Y de la misma manera
casi todos los regidores del cabildo y el fiscal que como a su majestad se ha escrito
por esta Audiencia hace mucho por estos sus parientes, salió luego con diversas peticiones a contradecir el cumplimiento de las cédulas de vuestra majestad diciendo
y alegando que de cumplirse se destruye la tierra y los vecinos y moradores de la isla
y esto tan apasionadamente y con tan poco respeto y miramiento que fue necesario
que el presidente en presencia de la Audiencia le reprehendiese diciéndole que el
oficio de fiscal era entender en solos los negocios fiscales y no en los que tocaban al
fisco y que el fiscal no debía contradecir las cédulas del rey, en especial estas cuyo
cumplimiento está pedido en esta Audiencia por sus antecesores. Y se le mostró una
cédula de vuestra majestad dada en Valladolid a 9 de octubre de 1549 años por la
cual se le dio gran reprehensión a los oidores de esta Audiencia por haber suplicado
de una cédula de vuestra majestad en que se les mandaba saliesen a visitar con cierto
salario, advirtiéndoles que de las cosas proveídas en vuestro Consejo aunque sean
dañosas o imposibles de cumplir no se ha de suplicar en público sino escribir por
cartas. Lo cual (fol. 3v) no ha bastado, que sobre ello ha dado muchas peticiones
alegando contra la cédula de vuestra majestad y pidiéndose se recibiese información
de los daños que resultaban de cumplirse la cédula. Y esto con tanta publicidad que
conmovió al pueblo casi a levantarse contra la Audiencia diciéndoles que era destrucción de la república cumplirse la cédula. Y el interrogatorio de esta probanza firmaron muchos vecinos particulares y con ellos el fiscal, el cual sólo y no otro alguno
presentó por su persona todos los testigos como por la probanza se verá. Y también
salió el cabildo de esta ciudad, cuyos regidores, como está dicho, están cargados de
tributos y pretenden sus particulares intereses, a contradecir la cédula con el calor y
favor del fiscal. E hicieron alzar los bastimentos, de manera que la república padecía
de hambre, pretendiendo por este camino necesitar a la Audiencia que desistiese de
lo comenzado. Y negociaron con el arzobispo, cuyos sobrinos están cargados de tributos, que lo contradijese. E hizo firmar a los prebendados una petición de contradicción, olvidados de sus iglesias y sus prebendas y de los sufragios que se dejan de
hacer por los difuntos por haberse perdido las rentas de las capellanías. Mandamos
juntar al cabildo de la ciudad y se les mostró todo lo que vuestra majestad tiene proveído y cómo con parecer del mismo cabildo se despacharon estas cédulas. Y cómo,
antes que se despachasen, habían alegado ante vuestra majestad que se destruían los
vecinos por estar cargados de tributos y todo lo que ahora tornan a llegar y que se
tornasen a juntar y viesen lo que estaba proveído. Y cómo había sido a su pedimento
y tornasen a dar sobre ello su parecer, votando cada uno por sí y declarando cada
uno en su voto si tenía tributos o era interesado. Hicieron lo así; y los que no eran
interesados votaron que se cumpliesen las cédulas de vuestra majestad; y los demás
que se apelase de ellas. Y todos se conformaron en pedir que como a los cuartos se
les había dado dos maravedís de valor, valiesen por un maravedí que tenía de plata y
cobre. Y por venir en algo de lo que el pueblo pedía y por ser más cómoda moneda
119
Genaro Rodríguez Morel
para comprar cosas menudas vale un maravedí el cuarto, concedimos en ello y así
corren y valen ahora los cuartos. Y todo lo proveído se hizo con voto y parecer del
licenciado Quero, oidor de esta Audiencia, y de conformidad de toda la Audiencia
y al precio de los cuartos se tasaron de nuevo todos los mantenimientos. Y a este
respecto se contrata en esta ciudad con todo contentamiento del pueblo. Y en (fol.
4) este estado el licenciado Quero revocó todos sus votos y votó de nuevo que todo
lo que había hecho y proveído en cumplimiento de las cédulas de vuestra majestad
se repusiese y la moneda de cuartos anduviese por el precio que de antes andaba. Y
esto se hizo con tanta notoriedad del pueblo y afirmándoles que lo que se había proveído por la Audiencia era injusto, que de nuevo se alteró el pueblo contra lo que lo
hemos proveído. Y de nuevo tornaron los particulares a hacer juntas en casa del dicho licenciado Quero y del fiscal y a tomarse firmas con tanto bullicio que tenemos
por cierto si fuera en otra parte de Las Indias bastaba para causar rebelión. Los dos
votos proveímos que se guardase lo proveído sin embargo de cualquier contradicción y que sobre sus contradicciones ocurriesen a vuestra majestad. Y así se guarda y
con mucho contento de los mercaderes y de todos los vecinos que no tienen tributo.
El fiscal ha proseguido y prosigue en dar información que no conviene que haya
moneda que tenga ley y ha pedido que se envíen los votos del acuerdo. Los cuales
enviamos con todos los autos que por vuestro Real Consejo y por esta Audiencia se
han proveído. Y es justo que los fiscales entiendan que no es su oficio contradecir
lo que en vuestro Consejo se ordena y manda. Y también es justo que el arzobispo
entienda que no es su oficio contradecir los proveimientos de vuestro Consejo ni
conmover el pueblo tomando firmas, como en este negocio lo ha hecho. Ahora
hemos tenido noticia que andan juntando muchas firmas de vecinos de esta ciudad
que envíen a pedir licencia para salir de la isla diciendo que por haberse mudado la
moneda no se pueden sustentar. Y en efecto todo el fundamento de la contradicción
es que reciben mucho daño los que tienen tributos tomados en buena moneda, y
esto no se puede negar, pero el daño de estos redunda en pro de los que les dieron
sus haciendas a tributo. Vuestra majestad como señor de todos mandará proveer lo
que fuere servido.
En este año no ha habido en esta isla harina alguna y así los que solían comer
pan han comido cazabe. Y a causa de un huracán los conucos, que son las sementeras del cazabe, no han dado la mitad de lo que solían y con la mucha seca que
también ha habido ha faltado también el maíz. Y que por un año que hay en este río,
mil hombres de la mar que han gastado mucha parte de los bastimentos. Y como los
navíos han sido tantos y no hay carga para todos y querían todos cargar, ha faltado el
cazabe y maíz y subido los precios de los azúcares y cueros. Todo esto atribuyen los
interesados a la mudanza de la moneda, siendo de ello la causa dicha.
(fol. 4v) Don Rodrigo de Bastidas, alcaide de la fortaleza de esta ciudad, que
tiene licencia de vuestra majestad por dos años para ir a esos reinos, fue nombrado por procurador general de ella y por el presidente fue nombrado por capitán
general de la flota. Y como vuestra majestad verá por los votos del cabildo fue uno
de los que votaron en lo de la moneda que se cumpliesen las cédulas de vuestra
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
majestad, que es de los regidores que no tienen tributos. El fiscal ha hecho grandes
contradicciones y apelaciones de haberle proveído por general con más instancias
de lo que fuera razón. Y con él se ha juntado en esto el licenciado Francisco de Vera,
presidente que fuera de esta Audiencia, con algunas diligencias que debiera excusar
que todo se ha fundado en haber el dicho don Rodrigo votado en su cabildo a favor
de las cédulas de vuestra majestad sobre lo de la moneda. Cuyas contradicciones no
han dado poca pesadumbre en esta Audiencia ni poca causa de discordia, todo se ha
llevado con la mejor prudencia que se ha podido llevar. Sobre todo mandará vuestra
majestad proveer para lo de adelante. Guarde y ensalce nuestro señor la católica
real persona de vuestra majestad con aumento de más reinos y señoríos como toda
la cristiandad desea y ha menester. De Santo Domingo, 20 de junio de 1577.
Sacra cesárea real majestad.
Criados de vuestra majestad que sus reales manos besamos.
El doctor Cuenca.
El licenciado de las Cabezas Meneses.
121
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 70
Santo Domingo, 30 de junio de 1577
Sacra cesárea real majestad
Por otras cartas que en esta flota escribo tengo dado cuenta a vuestra majestad
de la residencia, visita y cuentas que se han tomado a la Audiencia y oficiales de la
Real Hacienda y tesoreros de la cruzada de lo que se ha hecho y ejecutado en cumplimiento de las cédulas de vuestra majestad tocantes a la reducción de la moneda
y de otras cosas tocantes a vuestro real servicio. Y después que a esta tierra llegué he
estado con mucho cuidado y deseo de no escribir cosa que en vuestro Consejo diese
pesadumbre ni descontento pudiéndolo yo acá remediar y así para excusarme de
escribir lo que en esta diré he gastado el caudal de mi seso para remediarlo. Y, por
no bastar ni tener orden escrita de vuestra majestad para hacer lo que yo entiendo
que conviniera, daré cuenta a vuestra majestad de lo que pasa, para tener orden de
lo que en esto y en lo que adelante pudiere suceder, deba hacer. Y en el entretanto,
con la paciencia lo llevaré como hasta aquí lo he hecho aunque no he perdido los
bríos del Perú.
En un navío que partió de este puerto por el mes de enero de este año, que llegó a Sanlúcar en fin de marzo, esta Audiencia y yo por mí, dimos cuenta a vuestra
majestad de las muchas ocasiones de discordias e inquietud que temíamos había de
causar la persona del doctor Villanueva, fiscal de esta Audiencia. Y después acá se ha
entendido que lo mismo escribieron los oficiales de la Real Hacienda y el cabildo de
esta ciudad, porque sus cosas han ido siempre por término que todos lo han visto
y notado, y si yo con mis canas y experiencia no hubiera templado con pasar por
muchas cosas que no fuera justo esta Audiencia estuviera peor que la pasada. Y de
su parte se han dado cada día tantas ocasiones que sería largo referirlas procurando
siempre meter cizaña y discordia entre el presidente y los oidores y persiguiendo
a los que traen pleito con sus parientes o no son amigo de ellos. Y visto que en la
Audiencia había tanta conformidad y que él no era parte para sus pretensiones, ha
procurado con gran diligencia continua de traer a su opinión y a sus inclinaciones y
vicios de deshonestidad de que es notablemente apasionado, al licenciado Esteban
de Quero, oidor (fol. 1v.) de esta Audiencia, hombre muy mozo, y dio en traerle
consigo de noche por las calles de toda esta ciudad en hábito muy indecente con
capas cortas y espadas y zaragüelles de lienzo hasta el suelo. En el cual hábito les han
topado las gentes que andan de noche, con tanto exceso que se ha murmurado generalmente por el pueblo. De la cual compañía y buenos pasos resultó amancebarse
el licenciado Quero con una mujer cantonera de Sevilla que vino aquí sin licencia
que ha causado en este pueblo grandes pecados y ha descasado muchos casados. Y
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
por ello por el presidente Vera y el licenciado Salazar estaba votado que se echase
de la tierra. Ha sido este amancebamiento con tanta publicidad y desorden, que el
día de carnestolendas de este año anduvieron públicamente por las calles a vista
de todo el pueblo desde mediodía hasta la noche los dos, oidor y fiscal, a caballo,
derribadas las capas y con sombreros, arremetiendo a las ventanas adonde había
mujeres, tirándose de naranjazos con ellas. Y se fueron a la ventana donde estaba
esta mujer cantonera y ella desde su ventana con una rodela en el brazo y ellos desde
abajo en presencia de mucha gente se estuvieron tirando de naranjazos. Y en esto
pasos y buen ejemplo al licenciado Quero le quebraron la vara y se la hicieron tres
pedazos y a esta sazón pasó por donde ellos estaban el licenciado de las Cabezas,
oidor de esta Real Audiencia, y con mucho donaire el licenciado Quero le mostró
la vara quebrada y le dijo en medio de la calle y delante de mucha gente: señor
hágame vuestra merced justicia que me han quebrado estas señoras la vara. Y desde hace pocos días convidé una noche a la Audiencia a que viesen en mi casa una
comedia que se representaba y con la Audiencia vino el cabildo de la ciudad y otra
mucha gente. Y, estándose representándose, por mi estudio metieron esta mujer y
la asentaron en la puerta de la sala donde todos la veían sin saberlo yo. Y acabada
la comedia vinieron los criados del licenciado Quero y la llevaron en su mula a vista
de todos. Habrá un mes que a las dos de la tarde, estando mucha gente en el horno
del vidrio comprando y haciendo vidrios y entre otros estaba allí doña Marcela Manrique, gobernadora de La Margarita, y en presencia de todos fueron el licenciado
Quero y esta mujer a hacer vidrios como los demás, y estuvieron allí juntos gran rato.
Tiene la públicamente en su casa a vista del pueblo y encierra se con ella sin querer
oír los negociantes ni a los secretarios para firmar, ni venir a la Audiencia muchos
días excusándose por enfermo. Y en acabándose la audiencia sale a pasear por el
pueblo. Y habrá quince días le toparon a medianoche por las calles con capa corta
y espada y zaragüelles de lienzo hasta el suelo y con tres mujeres en su compañía
y de esta manera le corren por las calles muchas noches. Ha llegado el negocio a
que los negociantes ocurren a encomendarse a ella y los oye y las otras partes se me
vienen a quejar de que no han de alcanzar justicia teniendo las partes contrarias
el favor de esta mujer. Yo lo he procurado remediar con todos los buenos y lícitos
medios y reprehendido al oidor y fiscal esta manera de vivir y no hay remedio. Y el
(fol. 2) escándalo del pueblo y de las religiones es tanto que estando predicando en
la Iglesia Mayor un fraile dominico en presencia de la Audiencia y todo el pueblo
se volvió a mí desde el púlpito y me dio una terrible reprehensión diciéndome que
no permitiese que el pueblo y todos dijesen que la Audiencia no tenía cabeza, pues
consentía un tan público escándalo y mal ejemplo, nombrando la misma mujer. Y
lo mismo hizo un fraile francisco descalzo, de santa vida, que va en esta flota predicando y dando clamores al cielo diciendo que no había justicia pues tal se consentía
y pidiendo a voces le ayudasen a apedrear a aquella mujer. Este mismo fraile descalzo le fue a hablar a su casa pidiéndole no permitiese pecado tan público ni tan
escandaloso. Respondió le que no la había de dejar ni ella había de salir del pueblo
y que reprehendiese al presidente y al licenciado de las Cabezas, oidor, que también
123
Genaro Rodríguez Morel
estaban amancebados. Pasa el negocio tan adelante que la ciudad hizo cabildo y en
él acordaron que se pidiese residencia contra este oidor, sobre lo cual ha habido
mucha negociación de su parte para la que no se escriba a vuestra majestad. Mandé
un secretario le notifique a esta mujer se apercibiese para embarcarse porque no
había de quedar en el pueblo. Y apeló para la Audiencia y votó el licenciado Quero
y así está asentado en el libro del acuerdo que no la embarcasen ni la echasen de la
tierra. Tomé por medio proveer que saliese a visitar la tierra conforme a la cédula de
vuestra majestad y quedó así asentado. Y acordado por todos que saliese, luego no lo
ha querido cumplir y se está con este mal ejemplo cada día más público.
Por esta mujer y por otras ha hecho aquí con el oficio de oidor agravios y fuerzas
terribles. Se le sometió por esta Audiencia entendiese en averiguar quién se servía de
indios libres por fuerza y sin se lo pagar y ver el tratamiento que les hacían. Convirtió
se la comisión en inquirir quienes tenían buenas indias y se las tomó por fuerza, repartiendo unas para sí y otras para esta mujer. Y porque Las indias se huían y no les
querían servir, echaba presos y en cadenas a los amos que antes las habían tenido y no
los soltaba de las prisiones hasta que las buscasen y se las trajesen. Y en esto hizo tan
notables agravios que fue necesario que la Audiencia le revocase la comisión, dando
libertad a los indios e indias para que estuviesen con quien ellos quisiesen.
Tuvo también pretensión a otra mujer de este pueblo que tiene una hermana
monja en el monasterio de Regina de esta ciudad y dio en que con violencia había
de hacer priora a la hermana de esta mujer. Revolvió el monasterio de tal manera
haciéndole bandos que en las calles públicas se oían las voces de las monjas que decían: venga el licenciado Quero, de suerte que el provincial de Santo Domingo, fray
Juan de Manzanillo, (fol. 2v) vino a mí y me pidió encarecidamente fuese con él al
dicho monasterio de Regina a poner en paz aquellas monjas que tenía revueltas el
dicho licenciado Quero. Y así fui y las procuramos ponerlas en paz, y porque no salió priora la que él pretendía dio luego en que había de hacer provincial otro fraile
y anduvo sobre ello en tratos de manera que el mimo fray Juan de Manzanillo con
otro compañero suyo vino a mi casa y me pidió con lágrimas que diese orden cómo
este oidor no le revolviese su convento y les dejase hacer su elección libremente.
El fiscal vive también con muy mal ejemplo y muy deshonestamente y ha hecho
ahora aquí un caso muy feo y digno de castigo y de que el pueblo ha hecho mucho
sentimiento por la fealdad de él. Enviaba el serenísimo rey de Portugal a la China,
cuarenta y seis doncellas nobles de su reino y de ellas deudas de su Casa Real; arribó el navío a este puerto y quedaron en esta ciudad seis de ellas, enfermas, y entre
ellas tres hermanas que dicen son deudas del rey, y toda ella se repartieron en casas
de vecinos principales. Y la una de estas tres hermanas estaba en casa de Juan Daza
de Ávila, regidor y mayorazgo de esta ciudad, solicitó a esta doncella el fiscal con
tanta publicidad y mal término que el Juan Daza por tenerla en compañía de una
nuera suya, hija de don Cristóbal Colón, temiendo el deshonor de su casa la mandó
que buscase otra casa. Y luego la recogió el fiscal en casa de una prima suya, donde
la tiene públicamente con gran nota infamada, de que al pueblo ha causado gran
lástima ver deshonrada una doncella desamparada y tan bien nacida. Y estas son las
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
cosas en que entiende, que los pleitos fiscales todos están perdidos y se pierden por
la falta de fiscal.
Vino cédula de vuestra majestad para esta Audiencia que se enviase a esos reinos a
Miguel Maza de Lizana, gobernador de La Margarita, que la Audiencia enviase a otro
en su lugar. Pidió me el licenciado Quero enviase por gobernador a un hermano suyo,
mozo de veinte años y sin experiencia de negocios. Y porque yo y el licenciado de las
Cabezas, respondimos que por cédula de vuestra majestad está proveído que ningún
hermano de oidor puede ser juez en su distrito y que aquella tierra era infestada de
corsarios y que por no tener gobernador la habían quemado franceses el año pasado.
Ha tomado tanta punta conmigo que públicamente dice mal de mí a todos y ha tenido conmigo muchos descomedimientos y desacato que los han visto y oído muchas
personas y está toda la ciudad admirada de mi sufrimiento. Y porque no tengo orden
de vuestra majestad para lo que en tales casos deba hacer no los he remediado y he
pasado con decirles que vuestra majestad me mandó que a oidor o fiscal que se desmandase o desordenase le enviase a vuestra majestad, y todo esto no basta.
(fol. 3) De esta competencia que ha tomado conmigo resultó que estando pendiente ante mí un pleito por vía de residencia contra el licenciado Ledesma, relator
que ha sido de esta Audiencia, que por ser negocio de residencia no hay apelación
para la Audiencia conforme a las leyes reales. El dicho licenciado Ledesma estando
su negocio en publicación ante mí apeló para la Audiencia y estando solo en ella el
dicho licenciado Quero porque el licenciado de las Cabezas estaba malo y yo estaba
tomando cuentas a los tesoreros de la Cruzada con sola la petición del dicho licenciado Ledesma, sin ver autos ni el proceso que estaba en mi poder, pronunció él solo
auto en que retenía la causa en la Audiencia.
Ese mismo día, habiendo yo proveído por general de la flota a don Rodrigo de
Bastidas, alcaide de esta fortaleza, que tiene licencia de vuestra majestad para ir a
esos reinos. Al cual el fiscal le ha perseguido porque en el cabildo de la ciudad votó
que se cumpliesen las Cédulas de vuestra majestad sobre el ajustar de la moneda, el
fiscal me pidió que no le nombrase por general y de no proveerlo yo apeló de mí y
como aquel día era su coyuntura por estar solo el licenciado Quero, estando en los
estrados sacó la petición del seno y la envió al secretario con el portero por la cual
pedía retención en la Audiencia de haber nombrado yo por general al dicho don
Rodrigo. Y con sola la petición, sin ver otros autos, el licenciado Quero, solo, proveyó que retenía la causa en la Audiencia y se notificase al dicho don Rodrigo que no
usase el oficio de general y se lo hizo luego notificar. Fue de esto tanto el escándalo
que el pueblo recibió diciendo que ya tornaba a haber en la Audiencia competencias entre oidor y presidente que fue necesario llamar a acuerdo donde se trató del
escándalo que habían engendrado tales proveimientos y porque este cesase proveímos el licenciado de las Cabezas y yo que los dos negocios se remitiesen a vuestra
majestad con que el pueblo se sosegó y cesó el escándalo. Lo cual todo constará por
los autos de lo uno y de lo otro que esta Audiencia envían.
Los Alcaldes Ordinarios de esta ciudad desde que se fundó han hecho y hacen
su audiencia en unas gradas antiguas que tienen para su juzgado a la puerta de las
125
Genaro Rodríguez Morel
casas del cabildo en unos soportales de la plaza. Y el juzgado de provincia está en otro
soportal a otro lado de la plaza. Y porque un día el licenciado Quero como Juez de
Provincia iba a hacer su audiencia estando en su juzgado haciendo audiencia los Alcaldes Ordinarios les envió a notificar que se bajasen luego de su juzgado que quería él
hacer su audiencia. Y porque don Luis Muñiz de Cabrera, que era uno de los alcaldes,
(fol. 3v) le respondió que él era juez de vuestra majestad y estaba haciendo audiencia
en su lugar ordinario le prendió luego y le echó preso en la cárcel con grillos y le tuvo
en ella ocho o diez día. Y por ser cuñado de este don Luis, el licenciado Bernáldez,
regidor de esta ciudad, viniendo el dicho licenciado Bernáldez al acuerdo por mandado de la Audiencia con otros dos regidores para tratar con ellos cosas de gobierno
de la ciudad, el dicho licenciado Quero sin darle ninguna causa le injurió diciéndole
que la ciudad ganaría mucho en que él no fuese regidor ni estuviese en ella, con ser
el mejor republicano y de los más ricos de eta ciudad. Otras muchas cosas a este tono
pudiera escribir que dejo por no dar fastidio a vuestra majestad. Este oidor tan ciego y tan descomedido con todos, que de su lengua y de la del fiscal no hay hombre
seguro haciendo cuenta que hacen su causa común en decir que de todos dicen. El
licenciado de las Cabezas, que es oidor muy cuerdo y muy honrado, se quejó un día
en acuerdo con mucho sentimiento de ellos diciendo que le infamaban y le habían
querido hacer puto. Para remedio de estas exorbitancias e insolencias de jueces mozos que con la mocedad se atreven a cosas no decentes a la autoridad de los cargos
y oficios. Siempre he entendido de veinte y dos años de experiencia de Indias que
conviene que los virreyes y presidentes de las audiencias de Las Indias tengan cédula
pública que la puedan mostrar para que puedan embarcar los oidores y fiscales que
notablemente excediesen restringiéndosela con instrucción secreta en los casos que
a vuestra majestad pareciese que si la tuviera yo se cierto que lo que aquí escribo no
pasará. Pero yo no he de exceder un punto de lo que tuviere por comisión expresa,
aunque sin ello el licenciado Santillán, presidente de Quito, embarcó dos oidores sin
tantas causas como aquí se han referido a vuestra majestad, las cuales he escrito con la
verdad que debo. Y cualquiera de ellas que no se averiguare con tanta probanza como
vuestra majestad fuere servido, vuestra majestad me corte la cabeza. Y creo que lo más
de ello, o todo, lo dirán todos cuantos van en esta flota, fuera de don Juan de Casaos
que va muy quejoso de mí porque no le hice general de la flota.
Y porque estos dos hombres me han querido informar en casos de deshonestidad, represento a vuestra majestad que en vuestro Consejo se vieron residencias
mías más de veinte años de oidor del Perú, en los cuales estuve tres años fuera de mi
casa, siendo mozo y en todas ellas no hubo imaginación de deshonestidad y no había de pecar en esto siendo viejo y (fol. 4) con tantos trabajos. Y para más seguridad
digo que si hubiere en el mundo hombre o mujer que en esta isla hubiere visto de
mí palabra u obra de deshonestidad, vuestra majestad me mande quemar vivo y doy
licencia a mi confesor que en este caso descubra mi confesión y poder a sus prelados
para que le apremien a ello. Y quien hace veinte años que se confiesa y comulga de
quince a quince días a lo más largo creer se tiene de él que vive con recato. Y con
todo esto este oidor y fiscal me han querido infamar por hacer su causa común.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
También se escribió a vuestra majestad por esta Audiencia el trabajo que en ella
pasaba en tener por Alguacil Mayor en ella a Domingo de Carrizosa, hombre trabajosísimo. Y pocos día ha, hizo aquí una insolencia terrible que porque un regidor
no le dio su voto para que un cuñado suyo saliese por alcalde, porque otro día el
regidor pasando por la calle no le quitó la gorra sin otra ocasión, llamándole de vos
y tratándole mal de palabra arremetió con él y mandó a sus negros que le prendiesen y le llevasen a la cárcel. Y le quitaron la capa y le dieron de rempujones, asido de
los cabezones. Y le hicieron otros malos tratamientos por los cuales le prendí en la
cárcel pública. Y porque entendí que sobre castigarle habían de resultar pasiones en
la Audiencia no pase adelante con intento de enviar como envío a vuestra majestad
la información que va con esta. A vuestra majestad suplico mande se vea en vuestro
Consejo y sobre todo se provea declarando la autoridad y poder que un presidente
ha de tener para semejantes casos. He hecho fuerza a mi condición para sufrirlos
hasta dar cuenta a vuestra majestad y porque no se entienda que en la Audiencia
pueda haber discordias, como en público no las hay, a costa de sufrir yo lo que no
fuera justo.
En esta ciudad e isla hay muchos casados en España y en Portugal y en otras
partes que hace muchos años están aquí. Yo he insistido en enviarlos a sus mujeres
y para ello les he hecho dar fianzas que irán en esta flota y he avisado en estrados
muchas veces al fiscal que haga diligencia con ellos y con sus fiadores. Ninguna
diligencia ha querido hacer y así todos se quedarán y yo no puedo acudir a todo. A
otros casados (fol. 4v) les dan en la Audiencia prorrogaciones para que traigan a sus
mujeres, con las cuales y con no haber fiscal nunca irán. En el Perú, cédula hubo de
vuestra majestad mandando que no se diesen prorrogaciones a los casados. Aquí no
la he hallado, vuestra majestad mande sobre ello lo que sea servido.
Yo tenía propuesto de embarcar y enviar en estos navíos esta mujer que tan distraído trae a este oidor y otros hombres casados que por ella están descasados de sus
mujeres. Han la escondido al tiempo de la partida de los navíos que no parece, aunque la víspera de San Juan, en la noche, el licenciado Quero la trajo por el pueblo a
las ancas de su mula y la llevó a casa del fiscal donde hubo con ella mucha fiesta que
ha continuado el escándalo del pueblo.
Después que aquí venimos, en continuación de la costumbre que siempre ha habido de que los día de tabla en los cuales los oidores y fiscal acompañan al presidente a misa y se apean a subir con él hasta su aposento. Ahora el licenciado Quero ha
dado en que no se ha de apear sino quedarse en el patio. Yo más pretendo paz que
preeminencias de poca sustancia, pero de esto poco vendrán a lo demás, que así fue
en la Audiencia pasada y por menos que esto comenzaron sus discordias. Vuestra
majestad mande lo que sea servido. Los presidentes y cabezas que gobiernan Las Indias como están tan apartados del calor y abrigo de vuestra majestad han menester
ser muy favorecidos y respetados y que todos entiendan que vuestra majestad se sirve
de esto porque perdiéndoles a ellos el respeto todo lo demás es perdido.
Yo traía por escribano para la residencia, visita y cuentas a un Antonio Márquez
con aprobación de vuestra majestad y el último día en que me había de embarcar
127
Genaro Rodríguez Morel
en Sanlúcar, llegó cédula de vuestra majestad para que no pasase. Y por hallarme sin
escribano y con un solo día de tiempo para buscarle, hube de nombrar a un oficial
de la Contratación que despachaba la flota con don Francisco Tello con quien he
tenido harto trabajo por ser de las costumbres de los escribanos de aquella casa. Por
su mano escribí a vuestra majestad y al licenciado Gamboa, de vuestro consejo, en
un navío que el mes pasado salió de Puerto de Plata. El fiscal de esta Audiencia y el
licenciado Quero se dieron con él tan buena maña y él fue tan fiel que les describió
todo lo que yo había escrito y ellos mismos me lo refirieron y supe que le habían
traído dos o tres noches por el campo hasta que supieron lo que pretendían. Traté
mal al escribano cómo él lo merecía y averigüé ciertas falsedades que había hecho
en la residencia y visita. Y se metió en el monasterio de Santo Domingo donde está
retraído diciendo que quiere ser fraile y con un fraile de mucha autoridad del mismo convento con quien dice que se confesó me envió una declaración suya firmada
y signada y jurada dando satisfacción a testimonios de (fol. 5) cosas muy graves que
me había levantado. Y él es tal como vuestra majestad se podrá mandar informar de
cuantos en esta flota van. Que temo y muchos lo creen, que el fiscal le haría decir
y aún dar testimonio de lo que él quisiese. Pareció me dar aviso de esto a vuestra
majestad porque yo no tengo más certidumbre de ello de lo que todos dicen y de lo
que del fiscal puedo presumir. Otro de que dar cuenta a vuestra majestad no se ofrece. Guarde y ensalce nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad con
aumento de más reinos y señoríos. De Santo Domingo, 30 de junio de 1577 años.
Por un capítulo de instrucción que se me dio para tomar las cuentas a los oficiales de la Real Hacienda manda vuestra majestad suspender todos y cualesquier salarios que tengan cualesquier personas que hayan entendido o entiendan en tomar
las cuentas de la Real Hacienda y me manda vuestra majestad que informe a qué
personas se ha dado el dicho salario y en qué cantidad y la ocupación que tiene en
cada un año y el fruto que han hecho en tomarlas. Por cédula de vuestra majestad
se pagan en cada un año a dos oidores que se hallan presentes con el presidente al
tomar de las cuentas a los oficiales a cada uno de ellos veinte y cinco mil maravedís; y
las cuentas que se toman por enero de cada año se toman y acaban de tomar en tres
o cuatro días lo más tarde y cada día de estos se ocupan dos horas por la tarde y no
más y el tiempo basta para tomarlas; y de ellas resulta saber en cada un año lo que ha
rentado la Real Hacienda y hacer meter el alcance como se ha hecho este presente
año. Estos cincuenta mil maravedís que se dan a los dos oidores en cada un año se
dan también en el Perú, no se pagarán más sin nueva orden de vuestra majestad.
Sacra cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa.
El doctor González de Cuenca
128
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 70 (a)
Santo Domingo, 30 de junio de 1577
Sacra cesárea real majestad.
Por otras cartas que en esta flota escribo tengo dado cuenta a vuestra majestad
de la residencia, visita y cuentas que se han tomado a la Audiencia y oficiales de la
Real Hacienda y tesoreros de la Cruzada de lo que se ha hecho y ejecutado en cumplimiento de las cédulas de vuestra majestad tocantes a la reducción de la moneda
y de otras cosas tocantes a vuestro real servicio. Y después que a esta tierra llegué he
estado con mucho cuidado y deseo de no escribir cosa que en vuestro Consejo diese
pesadumbre ni descontento pudiéndolo yo acá remediar y así para excusarme de
escribir lo que en esta diré he gastado el caudal de mi seso para remediarlo. Y, por
no bastar ni tener orden escrita de vuestra majestad para hacer lo que yo entiendo
que conviniera, daré cuenta a vuestra majestad de lo que pasa, para tener orden de
lo que en esto y en lo que adelante pudiere suceder, deba hacer. Y en el entretanto,
con la paciencia lo llevaré como hasta aquí lo he hecho aunque no he perdido los
bríos del Perú.
En un navío que partió de este puerto por el mes de enero de este año, que llegó a Sanlúcar en fin de marzo, esta Audiencia y yo por mí, dimos cuenta a vuestra
majestad de las muchas ocasiones de discordias e inquietud que temíamos había de
causar la persona del doctor Villanueva, fiscal de esta Audiencia. Y después acá se ha
entendido que lo mimo escribieron los oficiales de la Real Hacienda y el cabildo de
esta ciudad, porque sus cosas han ido siempre por término que todos lo han visto
y notado, y si yo con mis canas y experiencia no hubiera templado con pasar por
muchas cosas que no fuera justo esta Audiencia estuviera peor que la pasada. Y de
su parte se han dado cada día tantas ocasiones que sería largo referirlas procurando
siempre meter cizaña y discordia entre el presidente y los oidores y persiguiendo a
los que traen pleito con sus parientes o no son amigo de ellos. Y visto que en la (fol.
1v) Audiencia había tanta conformidad y que él no era parte para sus pretensiones,
ha procurado con gran diligencia continua de traer a su opinión y a sus inclinaciones y vicios de deshonestidad de que es notablemente apasionado, al licenciado
Esteban de Quero, oidor de esta Audiencia, hombre muy mozo, y dio en traerle
consigo de noche por las calles de toda esta ciudad en hábito muy indecente con
capas cortas y espadas y zaragüelles de lienzo hasta el suelo. En el cual hábito les han
topado las gentes que andan de noche, con tanto exceso que se ha murmurado generalmente por el pueblo. De la cual compañía y buenos pasos resultó amancebarse
el licenciado Quero con una mujer cantonera de Sevilla que vino aquí sin licencia
que ha causado en este pueblo grandes pecados y ha descasado muchos casados.
129
Genaro Rodríguez Morel
Y por ello por el presidente Vera y el licenciado Salazar estaba votado que se echase
de la tierra. Ha sido este amancebamiento con tanta publicidad y desorden, que el
día de carnestolendas de este año anduvieron públicamente por las calles a vista de
todo el pueblo desde mediodía hasta la noche los dos, oidor y fiscal, a caballo, derribadas las capas y con sombreros, arremetiendo a las ventanas adonde había mujeres,
tirándose de naranjazos con ellas. Y se fueron a la ventana donde estaba esta mujer
cantonera y ella desde su ventana con una rodela en el brazo y ellos desde abajo en
presencia de mucha gente se estuvieron tirando de naranjazos. Y en esto pasos y
buen ejemplo al licenciado Quero le quebraron la vara y se la hicieron tres pedazos
y a esta sazón pasó por donde ellos estaban el licenciado de las cabezas, oidor de eta
Real Audiencia, y con mucho donaire el licenciado Quero le mostró la vara quebrada y le dijo en medio de la calle y delante de mucha gente: señor hágame vuestra
merced justicia que me han quebrado estas señoras la vara. Y desde hace pocos días
convidé una noche a la Audiencia a que viesen en mi casa una comedia que se representaba y con la Audiencia vino el cabildo de la ciudad y otra mucha gente. Y, estándose representándose, por mi estudio metieron esta mujer y la asentaron en la puerta de la sala donde todos la veían sin saberlo yo. Y acabada la comedia vinieron los
criado del licenciado Quero y la llevaron en su mula a vista de todos. Habrá un mes
que a las dos de la tarde, estando mucha gente en el horno del vidrio comprando y
haciendo vidrios y entre otros estaba allí doña Marcela Manrique, gobernadora de
La Margarita, y en presencia de todos fueron el licenciado Quero y esta mujer a hacer vidrios como los demás, y estuvieron allí juntos gran rato. Tiene la públicamente
en su casa a vista del pueblo y encierra se con ella sin querer oír los negociantes ni
a los secretarios para firmar, ni venir a la Audiencia muchos días excusándose por
enfermo y en acabándose la audiencia sale a pasear por el pueblo. Y habrá quince
días le toparon a medianoche por las calles con capa corta y espada y zaragüelles de
lienzo hasta el suelo y con tres mujeres en su compañía y de esta manera le corren
por las calles muchas noches. Ha llegado el negocio a que los negociantes ocurren a
encomendarse a ella y los oye y las otras partes se me vienen a quejar de que no han
de alcanzar justicia teniendo las (fol. 2) partes contrarias el favor de esta mujer. Yo
lo he procurado remediar con todos los buenos y lícitos medios y reprehendido al
oidor y fiscal esta manera de vivir y no hay remedio. Y el escándalo del pueblo y de
las religiones es tanto que estando predicando en la Iglesia Mayor un fraile dominico en presencia de la Audiencia y todo el pueblo se volvió a mí desde el púlpito y me
dio una terrible reprehensión diciéndome que no permitiese que el pueblo y todos
dijesen que la Audiencia no tenía cabeza, pues consentía un tan público escándalo
y mal ejemplo, nombrando la misma mujer. Y lo mismo hizo un fraile francisco
descalzo, de santa vida, que va en esta flota predicando y dando clamores al cielo
diciendo que no había justicia pues tal se consentía y pidiendo a voces le ayudasen
a apedrear a aquella mujer. Este mismo fraile descalzo le fue a hablar a su casa pidiéndole no permitiese pecado tan público ni tan escandaloso. Respondió le que no
la había de dejar ni ella había de salir del pueblo y que reprehendiese al presidente
y al licenciado de las Cabezas, oidor, que también estaban amancebados. Pasa el
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
negocio tan adelante que la ciudad hizo cabildo y en él acordaron que se pidiese
residencia contra este oidor, sobre lo cual ha habido mucha negociación de su parte
para la que no se escriba a vuestra majestad. Mandé un secretario le notifique a esta
mujer se apercibiese para embarcarse porque no había de quedar en el pueblo. Y
apeló para la Audiencia y votó el licenciado Quero y así está asentado en el libro del
acuerdo que no la embarcasen ni la echasen de la tierra. Tomé por medio proveer
que saliese a visitar la tierra conforme a la cédula de vuestra majestad y quedó así
asentado. Y acordado por todos que saliese, luego no lo ha querido cumplir y se está
con este mal ejemplo cada día más público.
Por esta mujer y por otras ha hecho aquí con el oficio de oidor agravios y fuerzas
terribles. Cometió se le por esta Audiencia entendiese en averiguar quién se servía de
indios libres por fuerza y sin se lo pagar y ver el tratamiento que les hacían. Convirtió
se la comisión en inquirir quienes tenían buena indias y se las tomó por fuerza, repartiendo unas para sí y otras para esta mujer. Y porque Las indias se huían y no les
querían servir, echaba presos y en cadenas a los amos que antes las habían tenido y no
los soltaba de las prisiones hasta que las buscasen y se las trajesen. Y en esto hizo tan
notables agravios que fue necesario que la Audiencia le revocase la comisión, dando
libertad a los indios e indias para que estuviesen con quien ellos quisiesen.
Tuvo también pretensión a otra mujer de este pueblo que tiene una hermana
monja en el monasterio de Regina de esta ciudad y dio en que con violencia había
de hacer priora a la hermana de esta mujer. Revolvió el monasterio de tal manera
haciéndole bandos que en las calles públicas se oían las voces de las monjas que
decían venga el licenciado Quero, de suerte que el (fol. 2v) provincial de Santo Domingo, fray Juan de Manzanillo, vino a mí y me pidió encarecidamente fuese con él
al dicho monasterio de Regina a poner en paz aquellas monjas que tenía revueltas
el dicho licenciado Quero. Y así fui y las procuramos ponerlas en paz, y porque no
salió priora la que él pretendía dio luego en que había de hacer provincial otro fraile y anduvo sobre ello en tratos de manera que el mimo fray Juan de Manzanillo con
otro compañero suyo vino a mi casa y me pidió con lágrimas que diese orden cómo
este oidor no le revolviese su convento y les dejase hacer su elección libremente.
El fiscal vive también con muy mal ejemplo y muy deshonestamente y ha hecho
ahora aquí un caso muy feo y digno de castigo y de que el pueblo ha hecho mucho
sentimiento por la fealdad de él. Enviaba el serenísimo rey de Portugal a la China,
cuarenta y seis doncellas nobles de su reino y de ellas deudas de su Casa Real; arribó el navío a este puerto y quedaron en esta ciudad seis de ellas, enfermas, y entre
ellas tres hermanas que dicen son deudas del rey, y toda ella se repartieron en casas
de vecinos principales. Y la una de estas tres hermanas estaba en casa de Juan Daza
de Ávila, regidor y mayorazgo de esta ciudad, solicitó a esta doncella el fiscal con
tanta publicidad y mal término que el Juan Daza por tenerla en compañía de una
nuera suya, hija de don Cristóbal Colón, temiendo el deshonor de su casa la mandó
que buscase otra casa. Y luego la recogió el fiscal en casa de una prima suya, donde
la tiene públicamente con gran nota infamada, de que al pueblo ha causado gran
lástima ver deshonrada una doncella desamparada y tan bien nacida. Y estas son las
131
Genaro Rodríguez Morel
cosas en que entiende, que los pleitos fiscales todos están perdidos y se pierden por
la falta de fiscal.
Vino cédula de vuestra majestad para esta Audiencia que se enviase a esos reinos a
Miguel Maza de Lizana, gobernador de La Margarita, que la Audiencia enviase a otro
en su lugar. Pidió me el licenciado Quero enviase por gobernador a un hermano suyo,
mozo de veinte años y sin experiencia de negocios. Y porque yo y el licenciado de las
Cabezas, respondimos que por cédula de vuestra majestad está proveído que ningún
hermano de oidor puede ser juez en su distrito y que aquella tierra era infestada de
corsarios y que por no tener gobernador la habían quemado franceses el año pasado;
ha tomado tanta punta conmigo que públicamente dice mal de mí a todos y ha tenido conmigo muchos descomedimientos y desacato que los han visto y oído muchas
personas y está toda la ciudad admirada de mi sufrimiento. Y porque no tengo orden
de vuestra majestad para lo que en tales casos deba hacer no los he remediado y he
pasado con decirles que vuestra majestad me mandó que a oidor o fiscal que se desmandase o desordenase le enviase a vuestra majestad, y todo esto no basta.
(fol. 3) De esta competencia que ha tomado conmigo resultó que estando pendiente ante mí un pleito por vía de residencia contra el licenciado Ledesma, relator
que ha sido de esta Audiencia, que por ser negocio de residencia no hay apelación
para la Audiencia conforme a las leyes reales, el dicho licenciado Ledesma estando
su negocio en publicación ante mí apeló para la Audiencia y estando solo en ella el
dicho licenciado Quero porque el licenciado de las Cabezas estaba malo y yo estaba
tomando cuentas a los tesoreros de la Cruzada con sola la petición del dicho licenciado Ledesma, sin ver autos ni el proceso que estaba en mi poder, pronunció él solo
auto en que retenía la causa en la Audiencia.
Ese mismo día, habiendo yo proveído por general de la flota a don Rodrigo de
Bastidas, alcaide de esta fortaleza, que tiene licencia de vuestra majestad para ir a
esos reinos. Al cual el fiscal le ha perseguido porque en el cabildo de la ciudad votó
que se cumpliesen las Cédulas de vuestra majestad sobre el ajustar de la moneda, el
fiscal me pidió que no le nombrase por general y de no proveerlo yo apeló de mí y
como aquel día era su coyuntura por estar solo el licenciado Quero, estando en los
estrados sacó la petición del seno y la envió al secretario con el portero por la cual
pedía retención en la Audiencia de haber nombrado yo por general al dicho don
Rodrigo. Y con sola la petición, sin ver otros autos, el licenciado Quero, solo, proveyó que retenía la causa en la Audiencia y se notificase al dicho don Rodrigo que no
usase el oficio de general y se lo hizo luego notificar. Fue de esto tanto el escándalo
que el pueblo recibió diciendo que ya tornaba a haber en la Audiencia competencias entre oidor y presidente que fue necesario llamar a acuerdo donde se trató del
escándalo que habían engendrado tales proveimientos y porque este cesase proveímos el licenciado de las Cabezas y yo que los dos negocios se remitiesen a vuestra
majestad con que el pueblo se sosegó y cesó el escándalo. Lo cual todo constará por
los autos de lo uno y de lo otro que esta Audiencia envía.
Los alcaldes ordinarios de esta ciudad desde que se fundó han hecho y hacen su
audiencia en unas gradas antiguas que tienen para su juzgado a la puerta de las casas
132
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
del cabildo en unos soportales de la plaza. Y el juzgado de provincia está en otro
soportal a otro lado de la plaza. Y porque un día el licenciado Quero como Juez de
Provincia iba a hacer su audiencia estando en su juzgado haciendo audiencia los alcaldes ordinarios les envió a notificar que se bajasen luego de su juzgado que quería
él hacer su audiencia. Y porque don Luis Muñiz de Cabrera, que era uno de los alcaldes, le respondió que él era juez de vuestra majestad y estaba haciendo audiencia
en su lugar ordinario (fol. 3v) le echó preso con grillos en la cárcel y le tuvo en ella
ocho o diez día. Y por ser cuñado de este don Luis, el licenciado Bernáldez, regidor
de esta ciudad, viniendo el dicho licenciado Bernáldez al acuerdo por mandado de
la Audiencia con otros dos regidores para tratar con ellos cosas de gobierno de la
ciudad, el dicho licenciado Quero sin darle ninguna causa le injurió diciéndole que
la ciudad ganaría mucho en que él no fuese regidor ni estuviese en ella, con ser el
mejor republicano y de los más ricos de eta ciudad. Otras muchas cosas a este tono
pudiera escribir que dejo por no dar fastidio a vuestra majestad. Este oidor tan ciego y tan descomedido con todos que de su lengua y de la del fiscal no hay hombre
seguro haciendo cuenta que hacen su causa común en decir que de todos dicen. El
licenciado de las Cabezas, que es oidor muy cuerdo y muy honrado, se quejó un día
en acuerdo con mucho sentimiento de ellos diciendo que le infamaban y le habían
querido hacer puto. Para remedio de estas exorbitancias e insolencias de jueces mozos que con la mocedad se atreven a cosas no decentes a la autoridad de los cargos
y oficios. Siempre he entendido de veinte y dos años de experiencia de Indias que
conviene que los virreyes y presidentes de las audiencias de Las Indias tengan cédula
pública que la puedan mostrar para que puedan embarcar los oidores y fiscales que
notablemente excediesen restringiéndosela con instrucción secreta en los casos que
a vuestra majestad pareciese que si la tuviera yo sé cierto que lo que aquí escribo no
pasará. Pero yo no he de exceder un punto de lo que tuviere por comisión expresa,
aunque sin ello el licenciado Santillán, presidente de Quito, embarcó dos oidores
sin tantas causas como aquí se han referido a vuestra majestad, las cuales he escrito
con la verdad que debo. Y cualquiera de ellas que no se averiguare con tanta probanza como vuestra majestad fuere servido, vuestra majestad me corte la cabeza. Y
creo que lo más de ello, o todo, lo dirán todos cuantos van en esta flota, fuera de
don Juan de Casaos que va muy quejoso de mí porque no le hice general de la flota.
Y porque estos dos hombres me han querido informar en casos de deshonestidad, represento a vuestra majestad que en vuestro Consejo se vieron residencias
mías más de veinte años de oidor del Perú, en los cuales estuve tres años fuera de
mi casa, siendo mozo y en todas ellas no hubo imaginación de deshonestidad y no
había de pecar en esto siendo viejo y con tantos trabajos. Y para más seguridad digo
que si hubiere en el mundo hombre o mujer que en esta isla hubiere visto de mí
palabra u obra de deshonestidad, (fol. 4) vuestra majestad me mande quemar vivo y
doy licencia a mi confesor que en este caso descubra mi confesión y poder a sus prelados para que le apremien a ello. Y quien hace veinte años que se confiesa y comulga de quince a quince días a lo más largo creer se tiene de él que vive con recato. Y
con todo esto este oidor y fiscal me han querido infamar por hacer su causa común.
133
Genaro Rodríguez Morel
También se escribió a vuestra majestad por esta Audiencia el trabajo que en ella
pasaba en tener por Alguacil Mayor en ella a Domingo de Carrizosa, hombre trabajosísimo (sic). Y pocos día ha, hizo aquí una insolencia terrible que porque un regidor
no le dio su voto para que un cuñado suyo saliese por alcalde, porque otro día el
regidor pasando por la calle no le quitó la gorra sin otra ocasión, llamándole de vos y
tratándole mal de palabra arremetió con él y mandó a sus negros que le prendiesen
y le llevasen a la cárcel. Y le quitaron la capa y le dieron de rempujones, asido de los
cabezones. Y le hicieron otros malos tratamientos por los cuales le prendí en la cárcel pública. Y porque entendí que sobre castigarle habían de resultar pasiones en la
Audiencia no pase adelante con intento de enviar como envío a vuestra majestad la
información que va con esta. A vuestra majestad suplico mande se vea en vuestro Consejo y sobre todo se provea declarando la autoridad y poder que un presidente ha de
tener para semejantes casos. He hecho fuerza a mi condición para sufrirlos hasta dar
cuenta a vuestra majestad y porque no se entienda que en la Audiencia pueda haber
discordias, como en público no las hay, a costa de sufrir yo lo que no fuera justo.
En esta ciudad e isla hay muchos casados en España y en Portugal y en otras
partes que hace muchos años están aquí. Yo he insistido en enviarlos a sus mujeres
y para ello les he hecho dar fianzas que irán en esta flota y he avisado en estrados
muchas veces al fiscal que haga diligencia con ellos y con sus fiadores. Ninguna
diligencia ha querido hacer y así todos se quedarán y yo no puedo acudir a todo. A
otros casados les dan en la Audiencia prorrogaciones para que traigan a sus mujeres,
(fol. 4v) con las cuales y con no haber fiscal nunca irán. En el Perú, cédula hubo de
vuestra majestad mandando que no se diesen prorrogaciones a los casados. Aquí no
la he hallado, vuestra majestad mande sobre ello lo que sea servido.
Yo tenía propuesto de embarcar y enviar en estos navíos esta mujer que tan distraído trae a este oidor y otros hombres casados que por ella están descasados de sus
mujeres. Han la escondido al tiempo de la partida de los navíos que no parece, aunque la víspera de San Juan, en la noche, el licenciado Quero la trajo por el pueblo a
las ancas de su mula y la llevó a casa del fiscal donde hubo con ella mucha fiesta que
ha continuado el escándalo del pueblo.
Después que aquí venimos, en continuación de la costumbre que siempre ha habido de que los día de tabla en los cuales los oidores y fiscal acompañan al presidente a misa y se apean a subir con él hasta su aposento. Ahora el licenciado Quero ha
dado en que no se ha de apear sino quedarse en el patio. Yo más pretendo paz que
preeminencias de poca sustancia, pero de esto poco vendrán a lo demás, que así fue
en la Audiencia pasada y por menos que esto comenzaron sus discordias. Vuestra
majestad mande lo que sea servido. Los presidentes y cabezas que gobiernan Las Indias como están tan apartados del calor y abrigo de vuestra majestad han menester
ser muy favorecidos y respetados y que todos entiendan que vuestra majestad se sirve
de esto porque perdiéndoles a ellos el respeto todo lo demás es perdido.
Yo traía por escribano para la residencia, visita y cuentas a un Antonio Márquez con
aprobación de vuestra majestad y el último día en que me había de embarcar en Sanlúcar, llegó cédula de vuestra majestad para que no pasase. Y por hallarme sin escribano y
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
con un solo día de tiempo para buscarle, hube de nombrar a un oficial de la Contratación que despachaba la flota con don Francisco Tello con quien he tenido harto trabajo
por ser de las costumbres de los escribanos de aquella Casa. Por su mano escribí a vuestra majestad y al licenciado Gamboa, de vuestro Consejo, en un navío que el mes pasado
salió de Puerto de Plata. El fiscal de esta Audiencia y el licenciado Quero se dieron con
él tan buena maña y él fue tan fiel que les describió todo lo que yo había escrito y ellos
mismos me lo refirieron y supe que le habían traído dos o tres noches por el campo
hasta que supieron lo que pretendían. Traté mal al escribano cómo él lo merecía y averigüé ciertas falsedades que había hecho en la residencia. Y él, temiendo su castigo se me
huyó sin (fol. 5) acabar de concertar los papeles de la residencia y visita y se metió en el
monasterio de Santo Domingo donde está retraído diciendo que quiere ser fraile y con
un fraile de mucha autoridad del mismo convento con quien dice que se confesó me
envió una declaración suya firmada y signada y jurada dando satisfacción a testimonios
de cosas muy graves que me había levantado. Y él es tal como vuestra majestad se podrá
mandar informar de cuantos en esta flota van. Que temo, y muchos lo creen, que el
fiscal le haría decir y aún dar testimonio de lo que él quisiese. Pareció me dar aviso de
esto a vuestra majestad porque yo no tengo más certidumbre de ello de lo que todos
dicen y de lo que del fiscal puedo presumir. Otro de qué dar cuenta a vuestra majestad
no se ofrece. Guarde y ensalce nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad
con aumento de más reinos y señoríos. De Santo Domingo, 30 de junio de 1577 años.
Por un capítulo de instrucción que se me dio para tomar las cuentas a los oficiales de la Real Hacienda manda vuestra majestad suspender todos y cualesquier salarios que tengan cualesquier personas que hayan entendido o entiendan en tomar
las cuentas de la Real Hacienda y me manda vuestra majestad que informe a qué
personas se ha dado el dicho salario y en qué cantidad y la ocupación que tiene en
cada un año y el fruto que han hecho en tomarlas. Por cédula de vuestra majestad
se pagan en cada un año a dos oidores que se hallan presentes con el presidente al
tomar de las cuentas a los oficiales a cada uno de ellos veinte y cinco mil maravedís; y
las cuentas que se toman por enero de cada año se toman y acaban de tomar en tres
o cuatro días lo más tarde y cada día de estos se ocupan dos horas por la tarde y no
más y el tiempo basta para tomarlas; y de ellas resulta saber en cada un año lo que ha
rentado la Real Hacienda y hacer meter el alcance como se ha hecho este presente
año. Estos cincuenta mil maravedís que se dan a los dos oidores en cada un año se
dan también en el Perú, no se pagarán más sin nueva orden de vuestra majestad.
Sacra cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa.
El doctor González de Cuenca.
(fol. 5v) A la sacra cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su
Real Consejo de Indias.
Isla Española. A su majestad. Doctor Cuenca, presidente, 30 de junio de 1577.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 71
Santo Domingo, 1 de julio de 1577
Sacra cesárea real majestad.
Por comisión de vuestra majestad yo he tomado la residencia al presidente y oidores y fiscal y los demás oficiales de esta Audiencia en la cual se ha pasado increíble
trabajo por las muchas contradicciones que los residenciados hicieron unos contra
otros y por los muchos papeles, procesos y escrituras e informaciones que presentaron que me obligaron a ver por mi persona más de seis mil hojas de papel para hacer los cargos justificadamente y dejar de hacer otros muchos cargos que pretendían
hacer los unos a los otros como constará por la residencia que envío, que va casi en
seis mil hojas por vicio del escribano y escribientes que pensaron que por multiplicar hojas habían de llevar más derechos. Yo lo he mandado tasar a los secretarios de
la Audiencia lo que justamente se debe de derechos por la copia. Mucha parte de
ella se pagado de condenaciones que yo hice para gastos de residencia y lo demás
se ha de pagar de la Caja Real conforme a una cédula que vuestra majestad mandó
dar al licenciado Juan de Valdivia cuando visitó esta Audiencia en virtud de lo cual
la copia de la residencia que tomó se le pagó de la Real Hacienda como a vuestra
majestad constará por la cuentas que he tomado a los Oficiales Reales que van en
esta flota.
Lo que de la residencia tengo que advertir es que muchos cargos se hicieron al
presidente y oidores y fiscal por las informaciones que ellos mismos, estando en sus
oficios, hicieron unos contra otros y cómo ellos estaban tan encontrados y divisos
entre sí. Y el pueblo estaba así también diviso y hecho partes y bandos, unos por el
presidente y otros por los oidores y fiscal hacían estas informaciones con sus amigos
que eran enemigos de la otra parte. Y con la potencia de los oficios que tenían y con
tan notoria enemistad que entre ellos había que se debe tener consideración a todo
esto para la fe que se debe dar a estas informaciones. Y con esta consideración en las
condenaciones, que hice temple el rigor, de que (fol. 1v) usara en mi sentencia si las
informaciones se hicieran y tomaran de otra manera.
Las principales y más graves culpas que de esta residencia resultan contra los
residenciados son sus pasiones y división y escándalo que causaron en el pueblo mal
tratamiento que el presidente tenía con los oidores y fiscal y la mucha ocasión que
les daba en estar todo el año tomando informaciones contra ellos que llegaron a
más de setenta informaciones que sin ellas pudiera informar a vuestra majestad sin
ocasionarles con las dichas informaciones. Contra ellos resulta que también tomaron informaciones contra su presidente estando en su oficio sin deberlo hacer sin
orden de vuestra majestad. Y muchos desacatos y descomedimientos que contra él
136
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
tuvieron con grandísima exorbitancia. Y en una recusación que el fiscal le puso ante
los oidores, siendo él y ellos sus enemigos notorios, en efecto le tomaron residencia
y probaron lo que quisieron. Lo uno y lo otro da buena ocasión para proveer vuestra
majestad de manera que en Las Indias entiendan lo residentes el término con que
han de tratar a los oidores y demás ministros de vuestra majestad; y los oidores el
respeto que han de tener a sus presidentes y que no den cada día pesadumbre en
vuestro Consejo las discordias de los unos con los otros. Esto escribo con el celo y
obligación que tengo al servicio de vuestra majestad como tan antiguo criado. Vuestra majestad reciba mi deseo y me perdone si en ello excedo.
Fuera de estas pasiones y discordias encendidas que tuvieron que fueron de
gran daño a la quietud del pueblo y el mucho detrimento de la administración de
la justicia verdaderamente. El presidente, oidores y fiscal son personas cuerdas y gobernaron con autoridad y buen ejemplo y con mucha limpieza y que apartados unos
de otros se podrá vuestra majestad servir de ellos en cosas de importancia.
También tomé la visita del tesorero Diego Jiménez de Peralta y el factor Pedro
de Bazán. Por ellas constará lo que resulta. Entrambos son hombres honrados y el
tesorero más a pecado de nobleza que de malicia y de remisión en cobrar la Hacienda Real como vecino, no apretando a los demás vecinos que debían deudas a
la Hacienda Real entendiendo que por la pobreza de la tierra lo podía hacer así.
Después que yo vine ha acabado de meter en la caja todo lo que era a su cargo y el
alcance que le hice que fueron cuatrocientos y noventa y tres mil trescientos y sesenta y cuatro maravedís, que van registrados en estas naos a los oficiales de la Casa de
la Contratación de Sevilla.
Yo he pasado grandísimo trabajo en la residencia y visita y cuentas de los oficiales
y de bulas. Que en todo el año he cesado de trabajar ni he podido excusar la Audiencia por la falta de jueces. Y el licenciado Juan de Valdivia en sola la residencia
se ocupó dos años con mucho salario. Y al licenciado Cerrato, oidor que fue de esta
Audiencia, por solas las cuentas que tomó se le hizo merced de doscientos mil maravedís como consta por el testimonio de ello sacado de los libros del contador. Y pues
mi trabajo ha sido tan excesivo y mayor, suplico a vuestra majestad conforme a él sea
servido hacerme merced como vuestra majestad lo acostumbra hacer a los que con
menos trabajo le sirven.
(fol. 2) Por un capítulo de instrucción para tomar las cuentas se me mandó
enviase testimonio de lo que ha montado el almojarifazgo los cuatro años próximos pasados y se tratase y confiriese si sería bien arrendarlo o cobrarlo por vuestra
majestad. Sobre lo cual hemos tratado y conferido y según lo poco que vale parece
a todos los criados de vuestra majestad que no se arriende sino que los Oficiales
Reales lo cobren. Y por el testimonio que envío de lo que ha rentado los cuatro años
próximos pasados se verá cuan poco lo que renta.
También envío en estos navíos el alcance y procedido de la bulas de la segunda
predicación por la orden que vuestra majestad manda. Y asimismo envío testimonio
de cómo se han quemado todas las bulas de la primera y segunda predicación que
no se habían quemado.
137
Genaro Rodríguez Morel
Por cédulas de vuestra majestad y por sentencias dadas de vista y revista en esta
Real Audiencia está proveído que el presidente de esta Audiencia, como capitán
general que es, nombre para la flota que sale de este puerto dos naos para capitana
y almiranta y general y almirante que gobiernen la flota, a los cuales hasta ahora no
se les ha dado salario alguno como se da a los generales de Tierra Firme y Nueva
España. El año pasado se proveyó por general a Bernabé de Ortegón y se mandó
que a costa de todos los mercaderes que cargan en las naos se le pagase una cámara
en la nao capitana en que fuese y el farol y velas necesarias para el viaje. Este año
proveí que se hiciese lo mismo con don Rodrigo de Bastidas a quien nombré por
general. Han reclamado de ello los mercaderes. Yo me he fundado en lo que se hizo
el año pasado y en lo que se hace con los generales de Perú y Nueva España. Y en
que, pues no lleva salario y está obligado a dar cuenta de la flota, no es mucho que
entre trescientos o cuatrocientos mil ducados que van cargado de mercaderías se le
paguen cien ducados que puede costar una cámara y las velas y farol que lucen de
noche, pues no lo ha él de poner a su costa. Esto me ha parecido ser razón y justicia.
Vuestra majestad mande proveer para adelante lo que fuere servido.
Lo que se ha proveído en lo tocante a dar valor a la mala moneda, tengo escrito
largo a vuestra majestad en esta flota y la contradicción que a ello hizo el arzobispo
de esta ciudad. El cual ha estado tan ciego y apasionado en esto por tener uno sobrinos suyos tributos y ser interesados de que no haya buena moneda. Que yéndole yo
a visitar el tercer día de Pascua de Resurrección de este año, estando el licenciado
Quero, oidor de esta Real Audiencia, insistió mucho conmigo en que no ejecutase
las cédulas de vuestra majestad diciendo que se perdía la tierra y los vecinos. Y aunque le pedí tres veces que lo dejase para otro día, pues yo no iba a negocios sino a
visitarle, se encendió tanto en cólera como suele cada hora. Y me dijo que daba mal
pago a esta tierra, que me habían deseado y salido a recibir con cruces, en haberla
destruido con lo de la moneda y que había yo de tener sobre ello la más mala residencia que juez había tenido. Y que se habían hecho grandes robos en el recoger
de la moneda y que en ello yo había sido un robador. Y encendiéndose se levantó
a asirse conmigo como hombre fuera de todo juicio. Dio me Dios paciencia para
sufrirle y dejarle como le dejan todos, que nadie le ve por su insufrible condición.
Y luego a la noche envió a llamar a su confesor con grandes lágrimas pidiéndole
que le trajesen (fol. 2v) a mi casa, que quería humillarse a mí y pedirme perdón de
las injurias que sin causa me había dicho. Y otro día siguiente con un capellán suyo
me envió una carta firmada de su nombre y sellada de su sello en la cual me pide
perdón y confiesa su exceso, cuyo traslado autorizado de escribano de la residencia
en cuya presencia se me dio, envío con esta. Y porque soy informado que a su ruego
e instancia el licenciado Quero, oidor de esta Real Audiencia, estando quejoso de
mí por las causas que en otra escribo a vuestra majestad, escribe a vuestra majestad
sobre lo que allí pasó. Envío asimismo la declaración de un solo testigo que allí se
halló, fuera de los criados del arzobispo, por cuya deposición y por su carta entenderá vuestra majestad lo que pasó. El arzobispo como de mucho atrás vuestra majestad tiene entendido está decrépito y sin ningún fruto para su iglesia y con mucha
138
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
necesidad de un coadjutor y siempre tiene pendencias con esta Audiencia. Y después que ha que vinimos, ha descomulgado a toda la Audiencia contra toda justicia
y ha tomado información contra oidores de ella y siempre nos causa inquietud. Mucha necesidad tiene de reprehensión y su iglesia de pastor, porque lastima ver cómo
está la iglesia y el mal ejemplo de los clérigos.
El licenciado Francisco de Vera me ha dicho que le infamaron ante vuestra majestad de que él y el tesorero Diego Jiménez de Peralta traían fuera de la caja la hacienda de vuestra majestad y trataban con ella. Y que como han de pasar días primero que la residencia se vea, pretende que vuestra majestad entienda que esto no fue
verdad. Yo hice sobre ello todas las diligencias posibles y no he hallado cosa ni rastro
de ello y así no se le hizo cargo de ello por no haber fundamento ni causa para ello.
Guarde y ensalce nuestro señor la sacra cesárea real persona de vuestra majestad
con aumento de más reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester.
De Santo Domingo, primero de julio de 1577.
Sacra cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos beso.
El doctor González de Cuenca.
139
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 71 (a)
Santo Domingo, 1 de julio de 1577
Sacra cesárea real majestad.
Por comisión de vuestra majestad yo he tomado la residencia al presidente
y oidores y fiscal y los demás oficiales de esta Audiencia en la cual se ha pasado
increíble trabajo por las muchas contradicciones que los residenciados hicieron
unos contra otros y por lo muchos papeles, procesos y escrituras e informaciones
que presentaron que me obligaron a ver por mi persona más de seis mil hojas de
papel para hacer los cargos justificadamente y dejar de hacer otros muchos cargos
que pretendían hacer los unos a los otros como constará por la residencia que
envío, que va casi en seis mil hojas por vicio del escribano y escribientes que pensaron que por multiplicar hojas habían de llevar más derechos. Yo lo he mandado
tasar a los secretarios de la Audiencia lo que justamente se debe de derechos por
la copia. Mucha parte de ella se pagado de condenaciones que yo hice para gastos
de residencia y lo demás se ha de pagar de la Caja Real conforme a una cédula
que vuestra majestad mandó dar al licenciado Juan de Valdivia cuando visitó esta
Audiencia en virtud de lo cual la copia de la residencia que tomó se le pagó de la
Real Hacienda como a vuestra majestad constará por la cuentas que he tomado a
los Oficiales Reales que van en esta flota.
Lo que de la residencia tengo que advertir es que muchos cargos se hicieron al
presidente y oidores y fiscal por las informaciones que ellos mismos, estando en sus
oficios, hicieron unos contra otros y cómo ellos estaban tan encontrados y divisos
entre sí. Y el pueblo estaba así también diviso y hecho partes y bandos, unos por el
presidente y otros por los oidores y fiscal hacían estas informaciones con sus amigos
que eran enemigos de la otra parte. Y con la potencia de los oficios que tenían y con
tan notoria enemistad que entre ellos había que se debe tener consideración a todo
esto para la fe que se debe dar a estas informaciones. Y con esta consideración en las
condenaciones, que hice temple el rigor, de que (fol. 1v) usara en mi sentencia si las
informaciones se hicieran y tomaran de otra manera.
Las principales y más graves culpas que de esta residencia resultan contra los
residenciados son sus pasiones y división y escándalo que causaron en el pueblo mal
tratamiento que el presidente tenía con los oidores y fiscal y la mucha ocasión que
les daba en estar todo el año tomando informaciones contra ellos que llegaron a
más de setenta informaciones que sin ellas pudiera informar a vuestra majestad sin
ocasionarles con las dichas informaciones. Contra ellos resulta que también tomaron informaciones contra su presidente estando en su oficio sin deberlo hacer sin
orden de vuestra majestad. Y muchos desacatos y descomedimientos que contra él
140
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
tuvieron con grandísima exorbitancia. Y en una recusación que el fiscal le puso ante
los oidores, siendo él y ellos sus enemigos notorios, en efecto le tomaron residencia
y probaron lo que quisieron. Lo uno y lo otro da buena ocasión para proveer vuestra
majestad de manera que en Las Indias entiendan lo residentes el término con que
han de tratar a los oidores y demás ministros de vuestra majestad; y los oidores el
respeto que han de tener a sus presidentes y que no den cada día pesadumbre en
vuestro Consejo las discordias de los unos con los otros. Esto escribo con el celo y
obligación que tengo al servicio de vuestra majestad como tan antiguo criado. Vuestra majestad reciba mi deseo y me perdone si en ello excedo.
Fuera de estas pasiones y discordias encendidas que tuvieron que fueron de
gran daño a la quietud del pueblo y el mucho detrimento de la administración de
la justicia verdaderamente. El presidente, oidores y fiscal son personas cuerdas y gobernaron con autoridad y buen ejemplo y con mucha limpieza y que apartados unos
de otros se podrá vuestra majestad servir de ellos en cosas de importancia.
También tomé la visita del tesorero Diego Jiménez de Peralta y el factor Pedro
de Bazán. Por ellas constará lo que resulta. Entrambos son hombres honrados y el
tesorero más a pecado de nobleza que de malicia y de remisión en cobrar la Hacienda Real como vecino, no apretando a los demás vecinos que debían deudas a la Hacienda Real entendiendo que por la pobreza de la tierra lo podía hacer así. Después
que yo vine ha acabado de meter en la Caja todo lo que era a su cargo y el alcance
que le hice que fueron cuatrocientos y noventa y tres mil y trescientos y sesenta y
cuatro maravedís, que van registrados en estas naos a los oficiales de la Casa de la
Contratación de Sevilla.
Yo he pasado grandísimo trabajo en la residencia y visita y cuentas de los oficiales
y de bulas. Que en todo el año he cesado de trabajar ni he podido excusar la Audiencia por la falta de jueces. Y el licenciado Juan de Valdivia en sola la residencia
se ocupó dos años con mucho salario. Y al licenciado Cerrato, oidor que fue de esta
Audiencia, por solas las cuentas que tomó se le hizo merced (fol.2) de doscientos
mil maravedís como consta por el testimonio de ello sacado de los libros del contador. Y pues mi trabajo ha sido tan excesivo y mayor, suplico a vuestra majestad conforme a él sea servido hacerme merced como vuestra majestad lo acostumbra hacer
a los que con menos trabajo le sirven.
Por un capítulo de instrucción para tomar las cuentas se me mandó enviase testimonio de lo que ha montado el almojarifazgo los cuatro años próximos pasados y se
tratase y confiriese si sería bien arrendarlo o cobrarlo por vuestra majestad. Sobre lo
cual hemos tratado y conferido y según lo poco que vale parece a todos los criados
de vuestra majestad que no se arriende sino que los Oficiales Reales lo cobren. Y por
el testimonio que envío de lo que ha rentado los cuatro años próximos pasados se
verá cuan poco lo que renta.
También envío en estos navíos el alcance y procedido de la bulas de la segunda
predicación por la orden que vuestra majestad manda. Y asimismo envío testimonio
de cómo se han quemado todas las bulas de la primera y segunda predicación que
no se habían quemado.
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Genaro Rodríguez Morel
Por cédulas de vuestra majestad y por sentencias dadas de vita y revista en esta
Real Audiencia está proveído que el presidente de esta Audiencia, como capitán
general que es, nombre para la flota que sale de este puerto dos naos para capitana
y almiranta y general y almirante que gobiernen la flota, a los cuales hasta ahora no
se les ha dado salario alguno como se da a los generales de Tierra Firme y Nueva
España. El año pasado se proveyó por general a Bernabé de Ortegón y se mandó
que a costa de todos los mercaderes que cargan en las naos se le pagase una cámara
en la nao capitana en que fuese y el farol y velas necesarias para el viaje. Este año
proveí que se hiciese lo mismo con don Rodrigo de Bastidas a quien nombré por
general. Han reclamado de ello los mercaderes. Yo me he fundado en lo que se hizo
el año pasado y en lo que se hace con los generales de Perú y Nueva España. Y en
que, pues no lleva salario y está obligado a dar cuenta de la flota, no es mucho que
entre trescientos o cuatrocientos mil ducados que van cargado de mercaderías se le
paguen cien ducados que puede costar una cámara y las velas y farol que lucen de
noche, pues no lo ha él de poner a su costa. Esto me ha parecido ser razón y justicia.
Vuestra majestad mande proveer para adelante lo que fuere servido.
Lo que se ha proveído en lo tocante a dar valor a la mala moneda, tengo escrito
largo a vuestra majestad en esta flota y la contradicción que a ello hizo el arzobispo
de esta ciudad. El cual ha estado tan ciego y apasionado en esto por tener uno sobrinos suyos tributos y ser interesados de que no haya buena moneda. Que yéndole yo
a visitar el tercer día de Pascua de Resurrección de este año, estando el licenciado
Quero, oidor de esta Real Audiencia, insistió mucho conmigo en que no ejecutase
las cédulas de vuestra majestad diciendo que se perdía la tierra y los vecinos. Y aunque le pedí tres veces que lo dejase para otro día, pues yo no iba a negocios sino a
visitarle, se encendió tanto en cólera como suele cada hora. Y me dijo que daba mal
pago a esta tierra, que me habían deseado y salido a recibir con cruces, en haberla
destruido (fol. 2v) con lo de la moneda y que había yo de tener sobre ello la más
mala residencia que juez había tenido. Y que se habían hecho grandes robos en el
recoger de la moneda y que en ello yo había sido un robador. Y encendiéndose se
levantó a asirse conmigo como hombre fuera de todo juicio. Dio me Dios paciencia
para sufrirle y dejarle como le dejan todos, que nadie le ve por su insufrible condición. Y luego a la noche envió a llamar a su confesor con grandes lágrimas pidiéndole que le trajesen a mi casa, que quería humillarse a mí y pedirme perdón de las
injurias que sin causa me había dicho. Y otro día siguiente con un capellán suyo
me envió una carta firmada de su nombre y sellada de su sello en la cual me pide
perdón y confiesa su exceso, cuyo traslado autorizado de escribano de la residencia
en cuya presencia se me dio, envío con esta. Y porque soy informado que a su ruego
e instancia el licenciado Quero, oidor de esta Real Audiencia, estando quejoso de
mí por las causas que en otra escribo a vuestra majestad, escribe a vuestra majestad
sobre lo que allí pasó. Envío asimismo la declaración de un solo testigo que allí se
halló, fuera de los criados del arzobispo, por cuya deposición y por su carta entenderá vuestra majestad lo que pasó. El arzobispo como de mucho atrás vuestra majestad
tiene entendido está decrépito y sin ningún fruto para su iglesia y con mucha ne-
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
cesidad de un coadjutor y siempre tiene pendencias con esta Audiencia. Y después
que ha que vinimos, ha descomulgado a toda la Audiencia contra toda justicia y ha
tomado información contra oidores de ella y siempre nos causa inquietud. Mucha
necesidad tiene de reprehensión y su iglesia de pastor, porque lastima ver cómo está
la iglesia y el mal ejemplo de los clérigos.
El licenciado Francisco de Vera me ha dicho que le infamaron ante vuestra majestad de que él y el tesorero Diego Jiménez de Peralta traían fuera de la Caja la hacienda de vuestra majestad y trataban con ella. Y que cómo han de pasar días primero que la residencia se vea, pretende que vuestra majestad entienda que esto no fue
verdad. Yo hice sobre ello todas las diligencias posibles y no he hallado cosa ni rastro
de ello y así no se le hizo cargo de ello por no haber fundamento ni causa para ello.
Guarde y ensalce nuestro señor la sacra cesárea real persona de vuestra majestad
con aumento de más reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester.
De Santo Domingo, primero de julio de 1577.
Sacra cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos beso.
El doctor González de Cuenca.
(fol. 3v) A la sacra cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su
Real Consejo de Indias.
Isla Española. Del presidente, doctor Cuenca, primero de julio, 1577.
El secretario la guarde con secreto y la traiga para cuando se vea la residencia de
Santo Domingo.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 72
Santo Domingo, 2 de julio de 1577
Cesárea real majestad.
Con grande amor y deseo de servir a vuestra majestad y del aumento bien y conservación de esta ciudad e isla, desde que llegué aquí he dado aviso del estado de
ella y de las cosas y medios que podrían ser parte a volverla del trabajoso que tenía y
tiene al que vuestra majestad desea tuviese. También he advertido de cosas tocantes
al oficio que sirvo y pedido algunas cédulas para la buena expedición de él. Y pues
estas cartas han todas llegado no tengo que tratar más de ello sino esperar el remedio con solo decir que cada día hay causas nuevas y necesarias de pedirle.
En este mes pasado de mayo, teniendo noticia que escondidamente el doctor
Cuenca presidente de esta Audiencia escribía a vuestra majestad por Puerto de Plata asegurándonos que no había de escribir hasta el despacho de esta flota y que
había de ser públicamente. Acordé escribir a vuestra majestad dando alguna razón
del estado en que su porfía ha puesto esta isla con la nueva alteración de moneda.
Y pues van los autos e informaciones de que resultará claridad en el negocio, solo
quiero decir que el término, aspereza y desabrimiento y desconsuelo de toda la tierra con que el dicho presidente ha hecho su voluntad ha sido notable y de mucha
consideración. Porque sin haberse pedido, con estar la cédula acá de muchos días
y no haberlos pasados atrevido se a ejecutarla y estar contradicho por mi parte,
por los Oficiales Reales, por la república, por el cabildo de la iglesia y por todos
los particulares, dio en hacer no lo que se mandaba sino lo que a él le pareció, con
tanto desorden como por los autos mandará vuestra majestad ver. Los efectos que se
conocen es que antes de la alteración de la moneda había plata, oro, perlas, frutos
de la tierra, a moderados precios y con la moneda de cuartos se había y compraba,
viviendo todos con contento aunque pobremente y después de lo que se ha hecho
en la alteración de ella no hay oro ni plata ni qué comer sino lágrimas, quejas y
continuo desconsuelo y deseo de irse huyendo y salir de tanta miseria y trabajo. Ha
cesado de todo punto la contratación universal y por esa razón irá casi tres meses
más tarde que otros años la flota que no es poco daño ni poco el peligro y riesgo
en que va. Todos gastan al doble en comida y vestido que es cosa de lástima ver los
clamores de los pobres que pierden, todos, el tercio de sus haciendas. Ya comienzan
los pleitos que por esta razón han de ser infinitos. (fol. 1v) Los que pudieren se han
de ir con sus haciendas y ya lo comienzan a hacer. Estando, antes de alterarse la moneda, segura la paga de vuestra majestad de gran cantidad de pesos de oro fino que
le deben se ha hecho ya casi imposible y así se ha intentado pedir espera porque ha
faltado el oro por razón de que las personas que lo tenían no lo quieren dar por esta
144
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
moneda nueva, aunque ha crecido en precio y dan mucho más de lo que valía por
él. Sigue se otro daño también a la hacienda de vuestra majestad que por la falta de
oro y reales pretenden pagar lo que compran y venden en esta nueva moneda pues
en ella contratan y no hay otra. Sería tan pernicioso esto que para comprar oro para
enviar a vuestra majestad azúcar y cueros se había de perder en unas cosas al doble
y en otras a más del triple por el excesivo precio de las cosas, introducido por la
novedad de esta moneda tan aborrecida, la cual infaliblemente ha de volver a bajar
como estaba habiéndose perdido muchas gentes como todo mandará ver vuestra
majestad por la información que a mi pedimento se ha hecho. La cual ha recibido
un oidor de contrario parecer con harta pesadumbre y descontento de los testigos y
todos ellos huyen de ir a donde les tratan malamente por cosas que con ellos pasaba
excediendo en repreguntas del orden debido y así lo he dejado con los pocos testigos que van por no poder más y porque no me traten mal. Los cuales crea bastarán
para informar a vuestra majestad. El presidente de esta Audiencia ha procurado
enviar por procurador de esta isla al alcaide de la fuerza de esta ciudad sin embargo
de haberlo yo contradicho por el riesgo en que está la tierra de corsarios. La causa
de enviar al dicho alcaide no es por mucha suficiencia suya sino porque por particulares respectos es de contrario parecer a su propia tierra y sigue el del presidente. Y
habiendo, como he referido, pedido al presidente no le diese licencia por no tener
la de vuestra majestad para dejar la fortaleza ni constar tal por el proceso. Y habiéndome presentado en grado de apelación en la Real Audiencia y estando retenida la
causa, se pronunció auto por el dicho presidente de quien tenía apelado y un oidor,
haciendo para ello acuerdo extraordinario en día de fiesta y sin ver los autos y sin
llamarme al acuerdo y votando causa fiscal, así van las cosas. Por querer agraviarme
el presidente me mandaron que no diese petición en el negocio y a los secretarios
que no la recibiesen. Vea vuestra majestad en que tribunal no ven y oyen el derecho
de vuestro fisco siendo tan notoriamente causa fiscal y cierto y claro derecho el que
se pretendía. Creo irán los autos.
Por las que tengo escritas a vuestra majestad, me he quejado pues no tengo a
dónde acudir y aquí sufro y callo las muchas sinrazones y malos tratamientos que el
doctor Cuenca, vuestro presidente de esta Audiencia, diversas veces me ha hecho.
No referiré otras, así de que tengo dado noticia como que he pasado y olvidado,
tratando mal el dicho presidente de mi persona y oficio indebidamente. Estando
en su estudio del dicho presidente los oidores, secretarios y relator, presenté una
petición y pidiéndole viese lo que allí decía y proveyese justicia, con la mala (fol. 2)
costumbre que tiene de hacerme sinrazones y agravios solo porque sirvo bien mi oficio, me trató muy mal con voces y escándalo diciéndome muchas veces de vos. A lo
cual, quitada la gorra, dije que vuestra majestad no quería me tratasen así pues era
ministro tan importante en su servicio. Tornó me a tratar mal, de la propia manera
yo le dije que pues el oficio era causa que me agraviase tan malamente yo acudiría a
vuestra majestad por el remedio. Y pues por vuestra majestad lo paso, quedo consolado con haberlo dicho y espero el remedio de sus reales manos. Bien creo que no
faltará quién a vuestra majestad dé relación de lo que por acá pasa y cómo se sirve.
145
Genaro Rodríguez Morel
No querría otro premio sino que esto con verdad se supiese para que se conociesen
los tratos y modos de vivir de cada uno. Y no contento el dicho presidente con lo
que he referido, por haber yo dado una petición en el negocio de la moneda que
verá vuestra majestad por los autos, y de ella envié traslado por Puerto de Plata, dijo
delante de muchas gentes que había yo dado una petición que no la dieran Pizarro
y Aguirre. Vea vuestra majestad cómo se honran los fiscales en esta tierra y no sé qué
diga a tan terrible sinrazón sino que si no se remedia pondré la cabeza a esperar
obra de quien tales palabras dice. Y el licenciado Castillo podrá decir en esto, si
quiere, a vuestra majestad lo que pasa porque lo sabe y va a esa corte en seguimiento
de su negocio.
Y ha escrito a vuestra majestad, días ha, que por haber desorden en algunas cosas
de la Real Hacienda, libros de contaduría y cobranzas de vuestra Hacienda Real,
los oficiales y el presidente que los ha favorecido han pretendido calumniarme haciendo allá ciertos tanteos de cuentas, a su modo, con encubiertas y disimulaciones
que enviaron. Las cuentas de este año se han tomado mucho más tarde de lo que
se deben y suelen tomar. Muy poco menos de cincuenta mil ducados se deben a
vuestra majestad de plazo pasado y muchos de estos de muchos meses cumplidos,
quién sabrá lo que de esto hay cobrado si el tesorero ha de cobrar esto no iba fuera de camino pedir yo que se afianzase pues tiene dados solos dos mil ducados de
fianzas. Mandado se le ha meter el alcance. Ya he dicho que no aparece oro, no sé
cómo se ha de cobrar, bien pudieran haber ido cobrando en tiempo que había oro
como yo por un millón de peticiones lo he pedido. Y también que se enviase a vuestra majestad todo lo que hubiese en la Caja para que se ayudase en sus ordinarias e
importantes necesidades. No he podido más que hacer con instancia mi diligencia.
Un hombre particular puso ciertos capítulos a los Oficiales Reales como yo di
aviso a vuestra majestad. Habrá quince días que le prendieron, por no haber hecho
diligencia válida haciendo de testimonios y testigos, y así está suelto. De la resulta
será vuestra majestad informado y avisado.
Hay algunos hombres en este lugar que para ser tenidos y valer algo tienen de
costumbre sembrar discordias en la Audiencia, las cuales y descontentos ordinariamente se causan de oír esta perniciosa gente. Que ha sido causa de que el presidente haya tenido particulares desabrimientos con todos los que servimos en esta
Audiencia. No puedo dejar de sentir mucho que habiendo venido los que hoy están
para cortar la cabeza a (fol. 2v) este monstruo tan antiguo en esta tierra no se consiga de todo punto el fin que se desea. Tengo por cierto se procurará con cuidado
de todas partes excusar mal ejemplo, mas con todo eso sea vuestra majestad servido
mandar hacer en esto alguna saludable diligencia pues será importantísima su real
censura para sosegar pechos levantados. Tengo por concerniente a mi oficio escribir
las cosas que digo y si en algo errare lo ha causado el entrañable amor de que vuestra majestad sea bien servido y que se curen con tiempo las llagas antes que les caiga
cáncer como a los pasados.
Yo vivo en esta ciudad con continuos inconvenientes de salud, y, contento, creo
que sirvo a vuestra majestad y así todo el resto que me toca lo pospongo, aunque
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
sería para mí crecido beneficio y singular merced mandarme servir en otra parte.
Aunque el presidente dice que en esta flota que esperamos vuestra majestad me ha
de quitar el oficio no sé por cual delito pero si yo lo merezco en paciencia llevaré
dejar oficio y vida. Yo espero en la divina majestad se ha de purificar mi justicia y ha
de hallar vuestra majestad siempre que a lo menos en cosas que importen no ha de
haber culpa mía. Aquí se ha dicho que el gobernador de Cartagena suplica a vuestra
majestad provea su plaza y se le dé licencia para ir a Castilla, si es así suplico humildemente a vuestra majestad se sirva de mí en aquella gobernación que recibiré
particular favor y merced.
En los pleitos que son a mi cargo hago toda la diligencia posible. Tengo mucha
falta de solicitador por ser el salario de aquí cortísimo. Vuestra majestad mandará
proveer como lo tengo suplicado.
Visto que doy infinidad de peticiones y se descuidan lo secretarios en sustanciarlas, algunas por respetos y otra porque no tienen interés, me previne de pedir que
el día que las presentase las sustanciasen y que fuese a su cargo la falta que hubiese
y así guardo este proveimiento para mi defensa y para que a vuestra majestad conste
cuando sea tiempo cómo la necesidad del mal despacho me forzó a lo que he dicho.
Por requisitoria del gobernador de Canarias y después por cédula de vuestra
majestad se ha pedido y mandado se envíen los registros y cartas originales que el
licenciado Nava dio en Canaria con que despachó los negros de Colombo, Rebolo
y Núñez, por donde claro consta su delito y haber sido todos despachos falsos en
fraude de la Hacienda de vuestra majestad. Yo los envío para que de ahí vuestra majestad los mande encaminar a Canarias para que se sustancien las causas que contra
el dicho licenciado Nava se siguen, así por los registros como por las cartas. Los pleitos se van siguiendo y de lo procedido tiene recaudos el tesorero. Para cobrar estos
recaudos van en la nao capitana de Antonio Jorge. Son seis registros y cinco cartas.
Noticia he tenido hace muchos días que con todas ocasiones el presidente de
esta Audiencia y sus amigos y los oficiales, a quien por hacer mi oficio debidamente
he pedido y pido algunas cosas de que tengo aviso, (fol. 3) a vuestra majestad han
escrito y escriben contra mí. No me da pena porque la verdad y cómo sirvo, no ha
de parecer por palabras sino por papeles, testimonios y testigos. Y de esto y de la
limpieza con que sirvo tengo por defensor a la verdad y justicia, que me valdrán
para que por esta vía que piensan dañarme se entere vuestra majestad de que no soy
indigno de la merced que se me ha hecho. Pone se por inconveniente tener deudos
aquí para tener oficio en esta Audiencia; yo lo tengo por grandísimo, no porque
sean parte para que yo deje de hacer lo que debo sino por abstenerme de ellos y
sus cosas en que con otros vecinos se encuentran se tornan casi enemigos míos y es
carga pesadísima. Yo suplico a vuestra majestad humildemente se sirva de mí donde
quiera fuera de aquí, que no es ni ha sido otro mi deseo.
De mucha cantidad de cosas que pudiera dar razón a vuestra majestad no lo
hago por tocar al presidente de esta Audiencia y por el decoro y respeto debido a
vuestra majestad. Y también porque el tiempo y ocasiones las descubrirá. Solo quiero decir dos por convenir más en particular decirlas.
147
Genaro Rodríguez Morel
Ya a vuestra majestad es notorio cómo a mi pedimento y de Gregorio de Ayala,
que servía el oficio de factor por ausencia de García Fernández de Torrequemada,
se procuró remedio de muchas cosas tocantes a vuestra Real Hacienda. Y como había muchas deudas de mucha cantidad y de plazos pasados, insistí mucho sobre que
se cobrase y el tesorero hiciese diligencia, así por asegurar las deudas de las personas
que debían como del mismo tesorero. Porque pudiendo cobrar y siendo obligado,
no cobraba y si cobraba no lo metía en la caja y esto es cosa que no se puede puntualmente averiguar. Y ahora es el mismo inconveniente, que no se yo de cincuenta
mil ducados, muchos de seis meses cumplidos, si los ha cobrado o no. El presidente,
así por la particular amistad que le tiene como por el odio que a mí me ha tenido,
quiso hacer un tanteo de cuenta para con esa disimulación y encubierta informar a
vuestra majestad que no había cosa fuera de la Caja. Y el tanteo fue corto y falto, sin
hacer la diligencia como convenía para averiguar lo que yo pretendía, y en especial
habiendo el tesorero y contador dado un mandato para cobrar las deudas porque
por él no pareciese haberse dado no como era justo y se debía. Cuando nos juntamos a las cuentas y tanteo habían quitado una hoja del mandato y puesto otra de
mayor suma como claro constó, para por aquella vía descargarse diciendo que estaba por cobrar toda aquella suma. Y advirtiendo allí el dicho factor y yo la falta, confesó Balmaseda, escribano de los oficiales, que por mandado del presidente había
quitado una hoja y puesto otra y así es verdadero y lo dirá siempre, además de que
hay otra cosa de consideración. Que habiéndose enviado a firmar este mandato del
factor y poniendo él allí muchas cosas que se debían hacer para el bien, seguridad y
cobranza de la Hacienda de vuestra majestad y al cabo de ellas las remitía para que
el dicho presidente con los oficiales las viera. El dicho presidente, como he referido,
mandó quitar la hoja y poner otra a este respecto entenderá vuestra majestad como
quiere cubrir los negocios de sus amigos y sacarlos a la luz aunque sea contra lo que
justamente pedíamos.
Arriba advierto a vuestra majestad cómo contra derecho, por particulares fines,
el presidente envía a don Rodrigo de Bastidas, alcaide de la fortaleza (fol. 3v) de
esta ciudad, y lo más que por esta razón hizo para que entienda vuestra majestad con
qué fin lo hace y lo que desea será bien. Sea vuestra majestad avisado que, estando
prohibido con graves penas que no se pueda sacar dinero de la caja, ha solicitado a
todos los oficiales que den cierta cantidad de oro prestado al dicho alcaide que va
a esos reinos sacándolo para ello de la caja. Y hoy, a 19 de junio, importunó mucho
al factor para que lo hiciese y él se excusó por ser contra sus instrucciones y lo que
vuestra majestad manda, diciendo que no quiere hacer cosa contra su oficio y honra. A este respecto, siendo éstas cosas que tocan a vuestra majestad, se puede bien
entender qué será de otras. Y las he dicho porque si otras cosas se disimulan y callan,
no éstas que son más de su real servicio.
Aquí se han hecho muchas diligencias para que pareciese un proceso de importancia contra Miguel de Castellanos, mariscal del Río de la Hacha sobre el depósito
148
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
ciento y tantos negros que se rescataron allí a Juan Aquines, corsario.4 Creo que está
en ese Real Consejo un traslado de él. Mandará vuestra majestad se me envíe para
que yo siga la causa porque de otra suerte perecerá la justicia de vuestra majestad
pues acá no parece proceso original. Dio me noticia de esto el tesorero del Río de la
Hacha porque yo no la tenía ni había de él memoria en los oficios de los secretarios
ni en el libro y memoriales que de pleitos fiscales mi antecesor me entregó.
Vuestra majestad envió una cédula para que se procediese contra los fiadores
de Juan de Hesilla, maestre que partió de esta isla y fue a hacer su descarga a Portugal habiéndola de hacer en Cádiz. Por virtud de esta cédula mi antecesor hizo
diligencia y en ella cierta información, la cual causó no poder yo salir con la causa
porque de la misma información constó que el de Hesilla fue a Portugal forzado de
los portugueses que en su navío llevaba. Por vía ejecutiva seguí por todas instancias,
no pude conseguir cosa buena al cabo la hice ordinaria y me recibieron a prueba
con término ultramarino. Ni hay memoria de testigos ni más razón de la escrita,
por donde no he podido hacer más diligencia sino solo suplicar a vuestra majestad
me mande avisar del estado de este negocio porque me certifican que allá se hizo
proceso contra el dicho de Hesilla y sus bienes antes que muriese porque juntas las
dos causas podría conseguirse algún buen fin. Pues, como digo, el fiador se me ha
librado por aprovecharle la información que por mandato del licenciado Pinedo se
recibió.
El pleito con Francisco Núñez sobre los trescientos negros lo tengo concluso.
Ver se ha luego que la flota haya partido. El de Rebolo por otros tantos está en término ultramarino. En este lugar hace muchos años que trata y contrata y tiene tienda
pública de mercaderías un Juan Navarro, portugués. Hice se procediese contra él.
Secretaron se le poco más de mil ducados. Está también la causa vista y para determinarse. Es negocio llano, procuraré se determine antes de la partida de la flota.
Vuestra majestad envió (fol. 4) dos cédulas, una al presidente y otra a mí, para que
fuese a Castilla. También he hecho la diligencia sobre esto. Es un buen hombre, útil
a esta república, a quien toda ella defiende y favorece. Solo tiene el inconveniente
de ser extranjero. Además de los bienes de acá, tiene más en esos reinos. Acabado el
negocio enviaré al fiscal de vuestra majestad las escrituras para que allá se busquen.
Arriba escribo a vuestra majestad cómo por orden del presidente iba don Rodrigo
de Bastidas, alcaide de la fortaleza, por procurador de esta tierra. Y toda ella, hasta
sus propios deudos, le dejaban y aborrecían por entender que iba a tratar el negocio
de la moneda en daño general, por complacer al presidente, el cual fue causa que
se moviese a hacer este viaje. Visto este sentimiento hoy, 27 de junio, se desistió del
oficio de procurador. No sé si irá adelante ni aún si seguirá el viaje porque son tantas
las variedades de las cosas de esta tierra que hasta el último punto no hay cosa cierta.
A esa Corte va don Antonio Enríquez del hábito de San Juan y natural de esta
tierra, es persona de muy buena fama y recogido, muy bien quisto y me certifican
es diestro de la guerra en mar y tierra y no mal marinero. Y siendo vuestra majestad
El nombre verdadero de este corsario era Sir John Hawkins. En Canarias se le conocía como
Aquines.
4
149
Genaro Rodríguez Morel
servido haya galeras en estas costas entiendo será útil para servir en ellas porque presupuestas estas partes no importará poco ser natural para que los naturales de mejor
voluntad se dispongan a servir a vuestra majestad. En ellas advierto lo que debo de
las cosas de acá. Vuestra majestad hará lo que fuere más su servicio, pues en negocio
tan importante habrá muchos y de mucha calidad que deseen servir.
La barra de este río con las inundaciones de este año se ha cegado, de suerte
que ha sido necesario alijar las naos de más porte. Hoy, primero de julio, he dado
petición para que con tiempo se remedie este daño. Hacer se ha luego diligencia.
De todos los negocios que escribo a vuestra majestad, especial de la moneda y
de la ausencia del alcaide. Acerca del auto proveído en que mandaron que no diese
más petición ni los secretarios la recibiesen he pedido los autos para enviarlos a
vuestra majestad y con haberse proveído se me diesen al fin no me los quieren dar,
diciendo el presidente que él los envía y así no puedo enviar cosa en mi pliego porque no me la quieren dar siendo contra cédula de vuestra majestad. Y no sé si van lo
recados ni cómo van ni puedo lo que suelen los que sirven este oficio, como muchas
veces he escrito a vuestra majestad.
(fol. 4v) En el negocio de la moneda se hizo cierta información de oficio con
personas interesantes y de ella, junto con lo que del proceso va, hallará vuestra
majestad por cosa averiguada no proceden como deben pues la parte que yo he
seguido es pedida por la iglesia de esta ciudad, la cual tiene más censos antiguos
que ninguna otra persona de la tierra. Y sienten notorio daño en la alteración de
la moneda como más largamente está averiguado. Y el principal fundamento de la
información de oficio parece ser ése a que está bastantemente satisfecho y si la gente
no estuviera temerosa tanto que como he dicho aún los testigos por mi parte presentados no osaban decir lo que sentían y veían. A voces por las calles públicamente
llorarán su desventura y se quejarán como lo hacen en sus rincones por el daño
grande que les ha venido. Como la más es gente miserable, aunque se vean perder y
aunque les quieran favorecer, no osan procurar su bien lo cual a mí más me movió
a condolerme y hacer las diligencias que vuestra majestad mandará ver.
Tenía que advertir a vuestra majestad acerca del parecer y voto del presidente y
licenciado de las Cabezas en el negocio del alcaide de esta ciudad y de cierta sinrazón que allí se me hace queriendo ponerme falta en cierta diligencia que no fue ni
ha sido a mi cargo ni se escribió al tiempo que se votó. Pero por ser negocio secreto
lo dejaré para que vuestra majestad sea informado en el tiempo que más convenientemente se deba hacer.
Nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad guarde con aumento
de mayores estados y señoríos. De Santo Domingo, 2 de julio, 1577.
Cesárea real majestad.
Besa los reales pies de vuestra majestad su criado.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
150
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 72 (a)
Santo Domingo, 2 de julio de 1577
Cesárea real majestad.
Con grande amor y deseo de servir a vuestra majestad y del aumento, bien y
conservación de esta ciudad e isla desde que llegué aquí he dado aviso del estado de
ella y de las cosas y medios que podrían ser parte a volverla del trabajoso que tenía y
tiene al que vuestra majestad desea tuviese. También he advertido de cosas tocantes
al oficio que sirvo y pedido algunas cédulas para la buena expedición de él. Y pues
estas cartas han todas llegado no tengo que tratar más de ello sino esperar el remedio con solo decir que cada día hay causas nuevas y necesarias de pedirle.
En este mes pasado de mayo, teniendo noticia que escondidamente el doctor
Cuenca presidente de esta Audiencia escribía a vuestra majestad por Puerto de Plata asegurándonos que no había de escribir hasta el despacho de esta flota y que
había de ser públicamente. Acordé escribir a vuestra majestad dando alguna razón
del estado en que su porfía ha puesto esta isla con la nueva alteración de moneda.
Y pues van los autos e informaciones de que resultará claridad en el negocio, solo
quiero decir que el término, aspereza y desabrimiento y desconsuelo de toda la tierra con que el dicho presidente ha hecho su voluntad ha sido notable y de mucha
consideración. Porque sin haberse pedido; con estar la cédula acá de muchos días
y no haber los pasados atrevido se a ejecutarla y estar contradicho por mi parte,
por los Oficiales Reales, por la república, por el cabildo de la iglesia y por todos
los particulares; dio en hacer no lo que se mandaba sino lo que a él le pareció, con
tanto desorden como por los autos mandará vuestra majestad ver. Los efectos que se
conocen es que antes de la alteración de la moneda había plata, oro, perlas, frutos
de la tierra, a moderados precios y con la moneda de cuartos se había y compraba,
viviendo todos con contento aunque pobremente; y después de lo que se ha hecho
en la alteración de ella no hay oro ni plata ni qué comer sino lágrimas, quejas y
continuo desconsuelo y deseo de irse huyendo y salir de tanta miseria y trabajo. Ha
cesado de todo punto la contratación universal y por esa razón irá casi tres meses
más tarde que otros años la flota que no es poco daño ni poco el peligro (fol. 1v) y
riesgo en que va. Todos gastan al doble en comida y vestido que es cosa de lástima
ver los clamores de los pobres que pierden, todos, el tercio de sus haciendas. Ya
comienzan los pleitos que por esta razón han de ser infinitos. Los que pudieren se
han de ir con sus haciendas y ya lo comienzan a hacer. Estando, antes de alterarse la
moneda, segura la paga de vuestra majestad de gran cantidad de pesos de oro fino
que le deben se ha hecho ya casi imposible y así se ha intentado pedir espera porque
ha faltado el oro por razón de que las personas que lo tenían no lo quieren dar por
151
Genaro Rodríguez Morel
esta moneda nueva, aunque ha crecido en precio y dan mucho más de lo que valía
por él. Sigue se otro daño también a la Hacienda de vuestra majestad que por la falta
de oro y reales pretenden pagar lo que compran y venden en esta nueva moneda
pues en ella contratan y no hay otra. Sería tan pernicioso esto que para comprar oro
para enviar a vuestra majestad azúcar y cueros se había de perder en unas cosas al
doble y en otras a más del triple por el excesivo precio de las cosas, introducido por
la novedad de esta moneda tan aborrecida, la cual infaliblemente ha de volver a bajar como estaba habiéndose perdido muchas gentes como todo mandará ver vuestra
majestad por la información que a mi pedimento se ha hecho. La cual ha recibido
un oidor de contrario parecer con harta pesadumbre y descontento de los testigos y
todos ellos huyen de ir a donde les tratan malamente por cosas que con ellos pasaba
excediendo en repreguntas del orden debido y así lo he dejado con los pocos testigos que van por no poder más y porque no me traten mal. Los cuales crea bastarán
para informar a vuestra majestad. El presidente de esta Audiencia ha procurado
enviar por procurador de esta isla al alcaide de la fuerza de esta ciudad sin embargo
de haberlo yo contradicho por el riesgo en que está la tierra de corsarios. La causa
de enviar al dicho alcaide no es por mucha suficiencia suya sino porque por particulares respectos es de contrario parecer a su propia tierra y sigue el del presidente. Y
habiendo, como he referido, pedido al presidente no le diese licencia por no tener
la de vuestra majestad para dejar la fortaleza ni constar tal por el proceso. Y habiéndome presentado en grado de apelación en la Real Audiencia y estando retenida la
causa, se pronunció auto por el dicho presidente de quien tenía apelado y un oidor,
haciendo para ello acuerdo extraordinario en día de fiesta y sin ver los autos y sin
llamarme al acuerdo y votando causa fiscal, así van las cosas. Por querer agraviarme
el presidente me mandaron que no diese petición en el negocio y a los secretarios
que no la recibiesen. Vea vuestra majestad en que tribunal no ven y oyen el derecho
de vuestro fisco siendo tan notoriamente causa fiscal y cierto y claro derecho el que
se pretendía. Creo irán los autos.
Por las que tengo escritas a vuestra majestad me he quejado pues no tengo a
dónde acudir y aquí sufro y callo las muchas sinrazones y malos tratamientos que
el doctor Cuenca, vuestro presidente de esta Audiencia, diversas veces me ha hecho. No referiré otras, así de (fol. 2) que tengo dado noticia como que he pasado y
olvidado, tratando mal el dicho presidente de mi persona y oficio indebidamente.
Estando en su estudio del dicho presidente los oidores, secretarios y relator, presenté una petición y pidiéndole viese lo que allí decía y proveyese justicia, con la mala
costumbre que tiene de hacerme sinrazones y agravios solo porque sirvo bien mi oficio, me trató muy mal con voces y escándalo diciéndome muchas veces de vos. A lo
cual, quitada la gorra, dije que vuestra majestad no quería me tratasen así pues era
ministro tan importante en su servicio. Tornó me a tratar mal, de la propia manera
yo le dije que pues el oficio era causa que me agraviase tan malamente yo acudiría a
vuestra majestad por el remedio. Y pues por vuestra majestad lo paso, quedo consolado con haberlo dicho y espero el remedio de sus reales manos. Bien creo que no
faltará quién a vuestra majestad dé relación de lo que por acá pasa y cómo se sirve.
152
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
No querría otro premio sino que esto con verdad se supiese para que se conociesen
los tratos y modos de vivir de cada uno. Y no contento el dicho presidente con lo
que he referido, por haber yo dado una petición en el negocio de la moneda que
verá vuestra majestad por los autos, y de ella envié traslado por Puerto de Plata, dijo
delante de muchas gentes que había yo dado una petición que no la dieran Pizarro
y Aguirre. Vea vuestra majestad cómo se honran los fiscales en esta tierra y no sé qué
diga a tan terrible sinrazón sino que si no se remedia pondré la cabeza a esperar
obra de quien tales palabras dice. Y el licenciado Castillo podrá decir en esto, si quiere, a vuestra majestad lo que pasa porque lo sabe y va a esa Corte en seguimiento de
su negocio.
Y ha escrito a vuestra majestad, días ha, que por haber desorden en algunas cosas
de la Real Hacienda, libros de contaduría y cobranzas de vuestra Hacienda Real,
los oficiales y el presidente que los ha favorecido han pretendido calumniarme haciendo allá ciertos tanteos de cuentas, a su modo, con encubiertas y disimulaciones
que enviaron. Las cuentas de este año se han tomado mucho más tarde de lo que
se deben y suelen tomar. Muy poco menos de cincuenta mil ducados se deben a
vuestra majestad de plazo pasado y muchos de estos de muchos meses cumplidos,
quién sabrá lo que de esto hay cobrado si el tesorero ha de cobrar esto no iba fuera de camino pedir yo que se afianzase pues tiene dados solos dos mil ducados de
fianzas. Mandado se le ha meter el alcance. Ya he dicho que no aparece oro, no sé
cómo se ha de cobrar, bien pudieran haber ido cobrando en tiempo que había oro
como yo por un millón de peticiones lo he pedido. Y también que se enviase a vuestra majestad todo lo que hubiese en la Caja para que se ayudase en sus ordinarias e
importantes necesidades. No he podido más que hacer con instancia mi diligencia.
Un hombre particular puso ciertos capítulos a los Oficiales Reales como yo di
aviso a vuestra majestad. Habrá quince días que le prendieron, por no haber hecho
diligencia válida haciendo de testimonios y testigos (fol. 2v) y así está suelto. De la
resulta será vuestra majestad informado y avisado.
Hay algunos hombres en este lugar que para ser tenidos y valer algo tienen de
costumbre sembrar discordias en la Audiencia, las cuales y descontentos ordinariamente se causan de oír esta perniciosa gente. Que ha sido causa de que el presidente haya tenido particulares desabrimientos con todos los que servimos en esta
Audiencia. No puedo dejar de sentir mucho que habiendo venido los que hoy están
para cortar la cabeza a este monstruo tan antiguo en esta tierra no se consiga de
todo punto el fin que se desea. Tengo por cierto se procurará con cuidado de todas
partes excusar mal ejemplo, mas con todo eso sea vuestra majestad servido mandar
hacer en esto alguna saludable diligencia pues será importantísima su real censura para sosegar pechos levantados. Tengo por concerniente a mi oficio escribir las
cosas que digo y si en algo errare lo ha causado el entrañable amor de que vuestra
majestad sea bien servido y que se curen con tiempo las llagas antes que les caiga
cáncer como a los pasados.
Yo vivo en esta ciudad con continuos inconvenientes de salud, y, contento, creo
que sirvo a vuestra majestad y así todo el resto que me toca lo pospongo, aunque
153
Genaro Rodríguez Morel
sería para mí crecido beneficio y singular merced mandarme servir en otra parte.
Aunque el presidente dice que en esta flota que esperamos vuestra majestad me ha
de quitar el oficio no sé por cual delito pero si yo lo merezco en paciencia llevaré
dejar oficio y vida. Yo espero en la divina majestad se ha de purificar mi justicia y ha
de hallar vuestra majestad siempre que a lo menos en cosas que importen no ha de
haber culpa mía. Aquí se ha dicho que el gobernador de Cartagena suplica a vuestra
majestad provea su plaza y se le dé licencia para ir a Castilla, si es así suplico humildemente a vuestra majestad se sirva de mí en aquella gobernación que recibiré
particular favor y merced.
En los pleitos que son a mi cargo hago toda la diligencia posible. Tengo mucha
falta de solicitador por ser el salario de aquí cortísimo. Vuestra majestad mandará
proveer como lo tengo suplicado.
Visto que doy infinidad de peticiones y se descuidan lo secretarios en sustanciarlas, algunas por respetos y otra porque no tienen interés, me previne de pedir que
el día que las presentase las sustanciasen y que fuese a su cargo la falta que hubiese
y así guardo este proveimiento para mi defensa y para que a vuestra majestad conste
cuando sea tiempo cómo la necesidad del mal despacho me forzó a lo que he dicho.
Por requisitoria del gobernador de Canarias y después por cédula de vuestra majestad se ha pedido y mandado se envíen los registros y cartas originales que el licenciado Nava dio en Canaria con que despachó los negros de Colombo, Rebolo y Núñez,
por donde claro consta su delito y haber sido todos despachos (fol. 3) falsos en fraude
de la Hacienda de vuestra majestad. Yo los envío para que de ahí vuestra majestad los
mande encaminar a Canarias para que se sustancien las causas que contra el dicho
licenciado Nava se siguen, así por los registros como por las cartas. Los pleitos se van
siguiendo y de lo procedido tiene recaudos el tesorero. Para cobrar estos recaudos van
en la nao capitana de Antonio Jorge. Son seis registros y cinco cartas.
Noticia he tenido hace muchos días que con todas ocasiones el presidente de
esta Audiencia y sus amigos y los oficiales, a quien por hacer mi oficio debidamente
he pedido y pido algunas cosas de que tengo aviso, a vuestra majestad han escrito y
escriben contra mí. No me da pena porque la verdad y cómo sirvo, no ha de parecer
por palabras sino por papeles, testimonios y testigos. Y de esto y de la limpieza con
que sirvo tengo por defensor a la verdad y justicia, que me valdrán para que por esta
vía que piensan dañarme se entere vuestra majestad de que no soy indigno de la
merced que se me ha hecho. Pone se por inconveniente tener deudos aquí para tener oficio en esta Audiencia; yo lo tengo por grandísimo, no porque sean parte para
que yo deje de hacer lo que debo sino por abstenerme de ellos y sus cosas en que
con otros vecinos se encuentran se tornan casi enemigos míos y es carga pesadísima.
Yo suplico a vuestra majestad humildemente se sirva de mí donde quiera fuera de
aquí, que no es ni ha sido otro mi deseo.
De mucha cantidad de cosas que pudiera dar razón a vuestra majestad no lo
hago por tocar al presidente de esta Audiencia y por el decoro y respeto debido a
vuestra majestad. Y también porque el tiempo y ocasiones las descubrirá. Solo quiero decir dos por convenir más en particular decirlas.
154
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Ya a vuestra majestad es notorio cómo a mi pedimento y de Gregorio de Ayala,
que servía el oficio de factor por ausencia de García Fernández de Torrequemada,
se procuró remedio de muchas cosas tocantes a vuestra Real Hacienda. Y como había muchas deudas de mucha cantidad y de plazos pasados, insistí mucho sobre que
se cobrase y el tesorero hiciese diligencia, así por asegurar las deudas de las personas
que debían como del mismo tesorero. Porque pudiendo cobrar y siendo obligado,
no cobraba y si cobraba no lo metía en la Caja y esto es cosa que no se puede puntualmente averiguar. Y ahora es el mismo inconveniente, que no sé yo de cincuenta
mil ducados, muchos de seis meses cumplidos, si los ha cobrado o no. El presidente,
así por la particular amistad que le tiene como por el odio que a mí me ha tenido,
quiso hacer un tanteo de cuenta para con esa disimulación y encubierta informar a
vuestra majestad que no había cosa fuera de la Caja. Y el tanteo fue corto y falto, sin
hacer la diligencia como convenía para averiguar lo que yo pretendía, y en especial
habiendo el tesorero y contador dado un mandato para cobrar las deudas (fol. 3v)
porque por él no pareciese haberse dado no como era justo y se debía. Cuando nos
juntamos a las cuentas y tanteo habían quitado una hoja del mandato y puesto otra
de mayor suma como claro constó, para por aquella vía descargarse diciendo que estaba por cobrar toda aquella suma. Y advirtiendo allí el dicho factor y yo la falta, confesó Balmaseda, escribano de los oficiales, que por mandado del presidente había
quitado una hoja y puesto otra y así es verdadero y lo dirá siempre, además de que
hay otra cosa de consideración. Que habiéndose enviado a firmar este mandato del
factor y poniendo él allí muchas cosas que se debían hacer para el bien, seguridad y
cobranza de la Hacienda de vuestra majestad y al cabo de ellas las remitía para que
el dicho presidente con los oficiales las viera. El dicho presidente, como he referido,
mandó quitar la hoja y poner otra a este respecto entenderá vuestra majestad como
quiere cubrir los negocios de sus amigos y sacarlos a la luz aunque sea contra lo que
justamente pedíamos.
Arriba advierto a vuestra majestad cómo contra derecho, por particulares fines,
el presidente envía a don Rodrigo de Bastidas, alcaide de la fortaleza de esta ciudad,
y lo más que por esta razón hizo para que entienda vuestra majestad con qué fin lo
hace y lo que desea será bien. Sea vuestra majestad avisado que, estando prohibido
con graves penas que no se pueda sacar dinero de la Caja, ha solicitado a todos los
oficiales que den cierta cantidad de oro prestado al dicho alcaide que va a esos reinos sacándolo para ello de la Caja. Y hoy, a 19 de junio, importunó mucho al factor
para que lo hiciese y él se excusó por ser contra sus instrucciones y lo que vuestra
majestad manda, diciendo que no quiere hacer cosa contra su oficio y honra. A este
respecto, siendo éstas cosas que tocan a vuestra majestad, se puede bien entender
qué será de otras. Y las he dicho porque si otras cosas se disimulan y callan, no éstas
que son más de su real servicio.
Aquí se han hecho muchas diligencias para que pareciese un proceso de importancia contra Miguel de Castellanos, mariscal del Río de la Hacha sobre el depósito
de ciento y tantos negros que se rescataron allí a Juan Aquines, corsario. Creo que
está en ese Real Consejo un traslado de él. Mandara vuestra majestad se me envíe
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Genaro Rodríguez Morel
para que yo siga la causa porque de otra suerte perecerá la justicia de vuestra majestad pues acá no parece proceso original. Dio me noticia de esto el tesorero del Río
de la Hacha porque yo no la tenía ni había de él memoria en los oficios de los secretarios ni en el libro y memoriales que de pleitos fiscales mi antecesor me entregó.
Vuestra majestad envió una cédula para que se procediese contra los fiadores de
Juan de Hesilla, maestre que partió de esta isla y fue a hacer su descarga a Portugal
habiéndola de hacer en Cádiz. Por virtud de esta cédula mi antecesor hizo diligencia
y en ella cierta información, la cual causó no poder yo salir con la causa porque de la
misma información constó que el de Hesilla fue a Portugal forzado de los portugueses
(fol. 4) que en su navío llevaba. Por vía ejecutiva seguí por todas instancias, no pude
conseguir cosa buena al cabo la hice ordinaria y me recibieron a prueba con término
ultramarino. Ni hay memoria de testigos ni más razón de la escrita, por donde no he
podido hacer más diligencia sino solo suplicar a vuestra majestad me mande avisar del
estado de este negocio porque me certifican que allá se hizo proceso contra el dicho
de Hesilla y sus bienes antes que muriese porque juntas las dos causas podría conseguirse algún buen fin. Pues, como digo, el fiador se me ha librado por aprovecharle la
información que por mandato del licenciado Pinedo se recibió.
El pleito con Francisco Núñez sobre los trescientos negros lo tengo concluso.
Ver se ha luego que la flota haya partido. El de Rebolo por otros tantos está en
término ultramarino. En este lugar hace muchos años que trata y contrata y tiene
tienda pública de mercaderías un Juan Navarro, portugués. Hice se procediese contra él. Secretaron se le poco más de mil ducados. Está también la causa vista y para
determinarse. Es negocio llano, procuraré se determine antes de la partida de la
flota. Vuestra majestad envió dos cédulas, una al presidente y otra a mí, para que
fuese a Castilla. También he hecho la diligencia sobre esto. Es un buen hombre, útil
a esta república, a quien toda ella defiende y favorece. Solo tiene el inconveniente
de ser extranjero. Además de los bienes de acá, tiene más en esos reinos. Acabado el
negocio enviaré al fiscal de vuestra majestad las escrituras para que allá se busquen.
Arriba escribo a vuestra majestad cómo por orden del presidente iba don Rodrigo
de Bastidas, alcaide de la fortaleza, por procurador de esta tierra. Y toda ella, hasta
sus propios deudos, le dejaban y aborrecían por entender que iba a tratar el negocio
de la moneda en daño general, por complacer al presidente, el cual fue causa que
se moviese a hacer este viaje. Visto este sentimiento hoy, 27 de junio, se desistió del
oficio de procurador. No sé si irá adelante ni aún si seguirá el viaje porque son tantas
las variedades de las cosas de esta tierra que hasta el último punto no hay cosa cierta.
A esa Corte va don Antonio Enríquez del hábito de San Juan y natural de esta tierra, es persona de muy buena fama y recogido, muy bien quisto (sic) (querido) y me
certifican es diestro de la guerra en mar y tierra y no mal marinero. Y siendo vuestra
majestad servido haya galeras en estas costas entiendo será útil para servir en ellas
porque presupuestas estas partes no importará poco ser natural para que los naturales
de mejor voluntad se dispongan a servir a vuestra majestad. En ellas advierto lo que
debo de las cosas de acá. Vuestra majestad hará lo que fuere más su servicio, pues en
negocio tan importante habrá muchos y de mucha calidad que deseen servir.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
(fol. 4v) La barra de este río con las inundaciones de este año se ha cegado, de
suerte que ha sido necesario alijar (sic) las naos de más porte. Hoy, primero de julio,
he dado petición para que con tiempo se remedie este daño. Hacer se ha luego diligencia de todos los negocios que escribo a vuestra majestad, especial de la moneda
y de la ausencia del alcaide. Acerca del auto proveído en que mandaron que no
diese más petición ni los secretarios la recibiesen he pedido los autos para enviarlos
a vuestra majestad y con haberse proveído se me diesen al fin no me los quieren dar,
diciendo el presidente que él los envía y así no puedo enviar cosa en mi pliego porque no me la quieren dar siendo contra cédula de vuestra majestad. Y no sé si van lo
recados ni cómo van ni puedo lo que suelen los que sirven este oficio como muchas
veces he escrito a vuestra majestad.
En el negocio de la moneda se hizo cierta información de oficio con personas
interesantes y de ella, junto con lo que del proceso va, hallará vuestra majestad por
cosa averiguada no proceden como deben pues la parte que yo he seguido es pedida por la iglesia de esta ciudad, la cual tiene más censos antiguos que ninguna otra
persona de la tierra. Y sienten notorio daño en la alteración de la moneda como más
largamente está averiguado. Y el principal fundamento de la información de oficio
parece ser ése a que está bastantemente satisfecho y si la gente no estuviera temerosa
tanto que como he dicho aún los testigos por mi parte presentados no osaban decir
lo que sentían y veían. A voces por las calles públicamente llorarán su desventura y
se quejarán como lo hacen en sus rincones por el daño grande que les ha venido.
Como la más es gente miserable, aunque se vean perder y aunque les quieran favorecer, no osan procurar su bien lo cual a mí más me movió a condolerme y hacer las
diligencias que vuestra majestad mandará ver.
Tenía que advertir a vuestra majestad acerca del parecer y voto del presidente y
licenciado de las Cabezas en el negocio del alcaide de esta ciudad y de cierta sinrazón que allí se me hace queriendo ponerme falta en cierta diligencia que no fue ni
ha sido a mi cargo ni se escribió al tiempo que se votó. Pero por ser negocio secreto
lo dejaré para que vuestra majestad sea informado en el tiempo que más convenientemente se deba hacer.
Nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad guarde con aumento
de mayores estados y señoríos. De Santo Domingo, 2 de julio, 1577.
Cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies besa.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
(fol. 5v) A la cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en el Real
Consejo de Las Indias.
Santo Domingo. A su majestad. El fiscal, doctor Villanueva Zapata, 2 de julio
de 1577.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 73
Santo Domingo, 2 de julio de 1577
Sacra cesárea real majestad.
En los navíos que han venido a este puerto vuestra majestad ha enviado a esta
Audiencia diversas cédulas, mandándonos cosas tocantes a su real servicio y en cumplimiento de ellas se han hecho las diligencias siguientes.
Por una cédula manda vuestra majestad se tome a don Miguel Maza de Lizana,
gobernador de La Margarita, las provisiones y cédulas y despachos que se le dieron
y él se envíe dirigido a los oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla. En cumplimiento de ella, estando él preso en la cárcel de esta Corte, se le tomaron todos
los despachos y en su lugar en virtud de la cédula de vuestra majestad se proveyó por
gobernador de La Margarita a don Antonio Luis de Cabrera estado antes de ahora
por capitán contra franceses y lo había hecho bien y tiene y tiene inteligencia de
las cosas de la guerra. Y el don Miguel va en esta flota dirigido a los oficiales de la
Contratación de la ciudad de Sevilla.
Por otra cédula manda vuestra majestad se haga información del exceso y mal
término que tuvo Álvaro Flores de Valdés, capitán de los galeones de vuestra majestad conforme a una relación que a vuestro Real Consejo envió Pedro de Avendaño,
tesorero de La Margarita. Tomó se la información con bastante número de testigos
y por ella parece que la relación de Pedro de Avendaño fue verdadera. De la cual se
envía por duplicada en este pliego.
Por otra cédula manda vuestra majestad se envíen a vuestro Consejo las cuentas
de la Real Hacienda que se tomaron del año de setenta, las cuales van juntamente
con la que el presidente de esta Audiencia ha tomado al tesorero Diego Jiménez de
Peralta.
Por otra cédula manda vuestra majestad se haga información si convendrá en
estas partes haya galeras en lugar de los galeones que hasta aquí han dado en la
guarda de estas costas, con otras cosas que vuestra majestad manda. Acerca de esto
la información se ha tomado y pareceres en muchas personas (fol. 1v) que pueden
tener inteligencia de esto y a esta Audiencia. Y a todos parece ser muy necesario haber galeras porque sin ellas los corsarios serán señores de todas estas islas y cada día
roban a los vasallos de vuestra majestad y los frutos de esta tierra los llevan a reinos
extraños perdiendo vuestra majestad sus reales derechos. Y por experiencia hemos
visto este año el poco fruto que los galeones hacen, pues vinieron a La Yaguana
donde había cinco o seis galeones de Francia cargados de frutos de esta tierra y se
les fueron sin hacer presa alguna. Y habiendo galeras impedirles han la entrada de
los puertos y harán otros muchos buenos efectos que los galeones no pueden hacer
158
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
y podían se pagar las galeras de donde se pagan los galeones porque esta tierra está
tan pobre que no hay en ella de qué se paguen.
Por otra cédula manda vuestra majestad hacer información contra ciertas personas que inquietaban el monasterio de monjas de Santa Clara de esta ciudad. Por
otras hemos escrito a vuestra majestad como la carta que sobre esto se escribió a
vuestro Consejo la escribió y ordenó un fraile francisco y la hizo firmar a las monjas
sin que ellas supiesen lo que firmaban. Y de la información que se tomó solamente
resultó haber mucha frecuencia de visitas en lo locutorios y no son en esto menos
culpados los frailes que los demás. En todo se puso el remedio y hay mucha moderación en los locutorios.
Una cédula antigua hallamos aquí, por la cual vuestra majestad manda embarcar
dos frailes franciscos llamados fray Alonso de Angulo y fray Jerónimo de Callejas.
Tenemos relación muy cierta de ser dos religiosos, los más importantes y de buena
vida de aquella casa, y que sacándolos de ella no quedan frailes para el coro ni para
la religión. Y porque, como tenemos escrito a vuestra majestad, un comisario de
aquí vino con treinta frailes, que va en esta flota, echó de aquí todos lo que trajo y
los que acá había. Y hemos asimismo entendido que la relación que a vuestra majestad se hizo contra estos dos frailes fue por pasión que con ellos tuvo fray Rodrigo
Manrique que fue de esta isla. Mandado está por esta Audiencia a los prelado de San
Francisco que estos dos frailes no salgan de la casa hasta que tengamos nueva orden
de vuestra majestad de lo que con ellos se ha de hacer.
Otra cédula de vuestra majestad vino en razón de que una mujer llamada Melchora de Polanco dio información de pertenecerle los bienes de una María de Polanco
que murió en esta isla. Ha se tomado la información que vuestra majestad manda y
por ella parece que la información que allá dio fue falsa y que los bienes no le pertenecían. La información se envía a vuestra majestad para que provea lo que fuere servido.
Los autos que se han hecho sobre el ajustar y reducción de la mala moneda de
cuartos de esta isla con los votos de los jueces que lo proveímos con las contradicciones que ha habido se envían a vuestra majestad y conviene mucho a vuestro real
servicio se vean (fol. 2) con brevedad vuestra majestad mande guardar.
Asimismo se envían los autos que se proveyeron sobre dos peticiones que se
dieron en esta Audiencia. Una por el fiscal de su majestad, contradiciendo el ir por
general de esta flota don Rodrigo de Bastidas, apelando de haberle nombrado el
presidente y pidiendo retención en la Audiencia. Y otra petición que dio Pedro de
Ledesma, relator que ha sido de esta Audiencia, apelando asimismo del presidente
que procedía contra él por vía de residencia y pidiendo retención en la Audiencia.
Y con los autos se envían también los voto que sobre ello hubo.
Otra cédula de vuestra majestad vino para que se reciba información que convendrá hacer fortaleza en el puerto de la ciudad de Santiago de Cuba, el cual se
tomó y va en este pliego con el parecer de esta Audiencia.
Otra cédula de vuestra vino sobre si habría alguna granjería y provecho para la
Real Hacienda en la pesquería de pescados que se matan en las costas de la isla de
La Margarita. La información se envía con el parecer de la Audiencia.
159
Genaro Rodríguez Morel
Por otra cédula manda vuestra majestad tomar visita a don García de Serpa,
gobernador de la provincia de Cumaná, para ver si ha cumplido lo que su padre,
Diego Fernández de Serpa, capituló con vuestra majestad. Sobre esto se dio comisión a don Antonio Luis de Cabrera, gobernador de La Margarita. Venida la visita,
se enviará a vuestra majestad.
Por otra cédula manda vuestra majestad suspender del oficio de regidor a
Alonso Pacheco, vecino de la gobernación de Venezuela, que usaba el dicho oficio
por provisión de esta Audiencia. Luego se envió provisión dirigida al gobernador
de la dicha provincia, inserta la cédula de vuestra majestad. Y este regimiento se
proveyó por los jueces pasados de esta Audiencia. Estamos muy advertidos para no
hacer semejantes proveimientos.
Por otra cédula manda vuestra majestad enviar a esos reinos a Alonso Hernández de Hanover, residente en la isla de Puerto Rico. Ha se enviado provisión al gobernador de aquella isla, inserta la cédula de vuestra majestad.
Por otras cartas esta Audiencia ha representado a vuestra majestad la gran
perdición y disminución en que esta isla ha venido por haber faltado los navíos de
Galicia y de las islas que solían venir a proveer de bastimentos. Y cómo a causa de
ello, por la mucha carestía de las mercaderías y bastimentos, se va despoblando
cada día sin poderlo remediar por haber en esta isla muchos puertos donde surgen muchos navíos que sacan la gente de la isla y lo tienen por trato y granjería.
Y si vuestra majestad no es servido de hacer merced a esta ciudad e isla de que
puedan venir navíos de Galicia y de islas como solían, sin flota, tenemos por muy
cierto que se despoblará.
En la Punta de Caucedo, que está cinco leguas de este puerto, solía haber una
guarda y atalaya con tres hombres, para dar aviso de los navíos que vienen sobre
este puerto para estar apercibidos. Y por falta de dineros con qué pagarse se deja
de poner. (fol. 2v) Y la costa de estas guardas podría llegar a doscientos ducados
por año. Ahora se ha mandado pagar a costa de la sisa hasta que vuestra majestad
otra cosa provea. Es importantísimo porque a venir corsarios no teniendo aviso
la ciudad ni la fortaleza, podrían entrar de noche en esta ciudad con lanchas y
saquee allá sin ninguna resistencia. Vuestra majestad sea servido de mandar hacer
merced a la ciudad de qué se puede pagar y mandar que se pague de la Hacienda
de vuestra majestad.
La casamata de la fortaleza de esta ciudad, donde está la artillería, se fundó
sobre unas peñas donde bate la mar. Y con el peso de la artillería y los golpes de
la mar se va hundiendo y han quebrado ya todas las peñas. Hemos lo mandado
ver a todos los oficiales de esta ciudad de albañilería y de carpintería que se han
hallado y todos dicen que conviene remediarlo luego y que retrayendo la casamata más adentro en la Tierra Firme será segura, que aprovechara ahora la madera,
ladrillo y teja que ahora tiene. La visita que sobre ello se hizo lleva don Rodrigo de
Bastidas, alcaide de la dicha fortaleza, y está tan a riesgo de caerse y hundirse que
con acuerdo de los oficiales de vuestra majestad ha parecido se remedie luego. Y
así se van juntando los materiales por el riesgo que habría si la obra hubiese de
160
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
esperar respuesta de vuestra majestad y sobre ello vuestra majestad será servido de
enviarnos a mandar lo que fuere servido.
Por otra cédula de vuestra majestad, dada a pedimento de esta ciudad, se nos
manda enviemos parecer si convendrá hacer merced a esta ciudad de que en Sevilla no se cobrase derechos del algodón y jengibre que de esta isla se llevase. Lo
que en esto podemos decir que esta ciudad va despoblándose y que será animar la
gente para poblar y darse a estas granjerías hacerles vuestra majestad esta merced
por el tiempo que fuere servido. Y vuestra majestad les tiene hecha merced a esta
ciudad de la mitad de penas de cámara que en todo el año no rentan doscientos
ducados. Y en lo que piden se les haga merced de la tercia parte de los descaminados, no se puede certificar lo que podría valer porque esto depende de haber
navíos descaminados, lo que trajesen podría ser en mucha y poca cantidad. Y siendo vuestra majestad servido hacerles merced en esto con limitarles cierta parte de
lo descaminado con que no excediesen de la cantidad que vuestra majestad fuese
servido, sería hacerles merced.
También pide la ciudad tres o cuatro pares de casas que vuestra majestad tenía
en ella de los cuales no han quedado más de unas en que vive el licenciado Esteban de Quero, oidor, porque las demás se han vendido por vuestra majestad. Estas
que han quedado podrán rentar en cada un año hasta ochenta ducados estando,
como ahora están, bien reparadas.
Por otra cédula de vuestra majestad dad a pedimento de esta ciudad se nos manda enviemos parecer si convendrá que los alguaciles mayores de esta ciudad no
tengan más de un teniente como lo solían haber y aunque en tiempos pasados no
solían tener más de un teniente entendemos que para la ejecución de la justicia
conviene que haya dos tenientes.
(fol. 3) Por otra cédula dada asimismo, a pedimento de la ciudad, manda
vuestra majestad enviar parecer si el oficio de depositario es dañoso a esta república y si conviene haberlo y si sería bien hacer merced de la ciudad. De este
oficio tiene vuestra majestad hecha merced a Baltasar de Figueroa que por él
sirvió a vuestra majestad con cierta cantidad y así podrá vuestra majestad hacer
en esto lo que fuere servido.
Por otra cédula despachada a pedimento de la ciudad parece haberse hecho
relación a vuestra majestad que esta Audiencia sin orden de vuestra majestad se ha
entrometido a proveer regidores, alguaciles mayores y otros oficios. Lo que en esto
pasa es que esta Audiencia solamente ha proveído alguaciles para las ciudades del
distrito de esta isla por la voluntad de vuestra majestad y de la Audiencia. Los cuales
oficios son de ningún provecho y habiéndolos de haber como es forzoso se proveen
a beneplácito y si otra cosa vuestra majestad mandare se guardará y cumplirá. Otros
oficios de regidores ni depositarios ni fieles ejecutores la Audiencia no los ha proveído ni proveerá sin tener orden de vuestra majestad.
Guarde y ensalce nuestro señor la sacra cesárea real persona de vuestra majestad
con aumento de más reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester.
De Santo Domingo a 2 de julio, 1577 años.
161
Genaro Rodríguez Morel
Sacra cesárea real majestad.
Criados de vuestra majestad que sus reales manos besamos.
El doctor González de Cuenca.
El licenciado Esteban de Quero.
El licenciado de las Cabezas de Meneses.
162
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 73 (a)
Santo Domingo, 2 de julio de 1577
Sacra cesárea real majestad.
En los navíos que han venido a este puerto vuestra majestad ha enviado a esta
Audiencia diversas cédulas, mandándonos cosas tocantes a su real servicio y en cumplimiento de ellas se han hecho las diligencias siguientes.
Por una cédula manda vuestra majestad se tome a don Miguel Maza de Lizana,
gobernador de La Margarita, las provisiones y cédulas y despachos que se le dieron
y él se envíe dirigido a los oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla. En cumplimiento de ella, estando él preso en la cárcel de esta corte, se le tomaron todos los
despachos y en su lugar en virtud de la cédula de vuestra majestad se proveyó por
gobernador de La Margarita a don Antonio Luis de Cabrera estado antes de ahora
por capitán contra franceses y lo había hecho bien y tiene y tiene inteligencia de
las cosas de la guerra. Y el don Miguel va en esta flota dirigido a los oficiales de la
Contratación de la ciudad de Sevilla.
Por otra cédula manda vuestra majestad se haga información del exceso y mal
término que tuvo Álvaro Flores de Valdés, capitán de los galeones de vuestra majestad conforme a una relación que a vuestro Real Consejo envió Pedro de Avendaño,
tesorero de La Margarita. Tomó se la información con bastante número de testigos
y por ella parece que la relación de Pedro de Avendaño fue verdadera. De la cual se
envía por duplicada en este pliego.
Por otra cédula manda vuestra majestad se envíen a vuestro Consejo las cuentas
de la Real Hacienda que se tomaron del año de setenta, las cuales van juntamente
con la que el presidente de esta Audiencia ha tomado al tesorero Diego Jiménez de
Peralta.
Por otra cédula manda vuestra majestad se haga información si convendrá en
estas partes haya galeras en lugar de los galeones que hasta aquí han dado en la
guarda de estas costas, con otras cosas que vuestra majestad manda. Acerca de esto
la información (fol. 1v) se ha tomado y pareceres en muchas personas que pueden
tener inteligencia de esto y a esta Audiencia. Y a todos parece ser muy necesario haber galeras porque sin ellas los corsarios serán señores de todas estas islas y cada día
roban a los vasallos de vuestra majestad y los frutos de esta tierra los llevan a reinos
extraños perdiendo vuestra majestad sus reales derechos. Y por experiencia hemos
visto este año el poco fruto que los galeones hacen, pues vinieron a La Yaguana
donde había cinco o seis galeones de Francia cargados de frutos de esta tierra y se
les fueron sin hacer presa alguna. Y habiendo galeras impedirles han la entrada de
los puertos y harán otros muchos buenos efectos que los galeones no pueden hacer
163
Genaro Rodríguez Morel
y podían se pagar las galeras de donde se pagan los galeones porque esta tierra está
tan pobre que no hay en ella de qué se paguen.
Por otra cédula manda vuestra majestad hacer información contra ciertas personas que inquietaban el monasterio de monjas de Santa Clara de esta ciudad. Por
otras hemos escrito a vuestra majestad como la carta que sobre esto se escribió a
vuestro Consejo la escribió y ordenó un fraile francisco y la hizo firmar a las monjas
sin que ellas supiesen lo que firmaban. Y de la información que se tomó solamente
resultó haber mucha frecuencia de visitas en lo locutorios y no son en esto menos
culpados los frailes que los demás. En todo se puso el remedio y hay mucha moderación en los locutorios.
Una cédula antigua hallamos aquí, por la cual vuestra majestad manda embarcar
dos frailes franciscos llamados fray Alonso de Angulo y fray Jerónimo de Callejas.
Tenemos relación muy cierta de ser dos religiosos, los más importantes y de buena
vida de aquella casa, y que sacándolos de ella no quedan frailes para el coro ni para
la religión. Y porque, como tenemos escrito a vuestra majestad, un comisario de
aquí vino con treinta frailes, que va en esta flota, echó de aquí todos lo que trajo y
los que acá había. Y hemos asimismo entendido que la relación que a vuestra majestad se hizo contra estos dos frailes fue por pasión que con ellos tuvo fray Rodrigo
Manrique que fue de esta isla. Mandado está por esta Audiencia a os prelado de San
Francisco que estos dos frailes no salgan de la casa hasta que tengamos nueva orden
de vuestra majestad de lo que con ellos se ha de hacer.
(fol. 2) Otra cédula de vuestra majestad vino en razón de que una mujer llamada
Melchora de Polanco dio información de pertenecerle los bienes de una María de Polanco que murió en esta isla. Ha se tomado la información que vuestra majestad manda
y por ella parece que la información que allá dio fue falsa y que los bienes no le pertenecían. La información se envía a vuestra majestad para que provea lo que fuere servido.
Los autos que se han hecho sobre el ajustar y reducción de la mala moneda de
cuartos de esta isla con los votos de los jueces que lo proveímos con las contradicciones que ha habido se envían a vuestra majestad y conviene mucho a vuestro real
servicio se vean con brevedad vuestra majestad mande guardar.
Asimismo se envían los autos que se proveyeron sobre dos peticiones que se
dieron en esta Audiencia. Una por el fiscal de su majestad, contradiciendo el ir por
general de esta flota don Rodrigo de Bastidas, apelando de haberle nombrado el
presidente y pidiendo retención en la Audiencia. Y otra petición que dio Pedro de
Ledesma, relator que ha sido de esta Audiencia, apelando asimismo del presidente
que procedía contra él por vía de residencia y pidiendo retención en la Audiencia.
Y con los autos se envían también los voto que sobre ello hubo.
Otra cédula de vuestra majestad vino para que se reciba información que convendrá hacer fortaleza en el puerto de la ciudad de Santiago de Cuba, el cual se
tomó y va en este pliego con el parecer de esta Audiencia.
Otra cédula de vuestra vino sobre si habría alguna granjería y provecho para la
Real Hacienda en la pesquería de pescados que se matan en las costas de la isla de
La Margarita. La información se envía con el parecer de la Audiencia.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Por otra cédula manda vuestra majestad tomar visita a don García de Serpa,
gobernador de la provincia de Cumaná, para ver si ha cumplido lo que su padre,
Diego Fernández de Serpa, capituló con vuestra majestad. Sobre esto se dio comisión a don Antonio Luis de Cabrera, gobernador de La Margarita. Venida la visita,
se enviará a vuestra majestad.
Por otra cédula manda vuestra majestad suspender del oficio de regidor a
Alonso Pacheco, vecino de la gobernación de Venezuela, que usaba el dicho oficio
(fol. 2v) por provisión de esta Audiencia. Luego se envió provisión dirigida al gobernador de la dicha provincia, inserta la cédula de vuestra majestad. Y este regimiento
se proveyó por los jueces pasados de esta Audiencia. Estamos muy advertidos para
no hacer semejantes proveimientos.
Por otra cédula manda vuestra majestad enviar a esos reinos a Alonso Hernández de Hanover, residente en la isla de Puerto Rico. Ha se enviado provisión al
gobernador de aquella isla, inserta la cédula de vuestra majestad.
Por otras cartas esta Audiencia ha representado a vuestra majestad la gran perdición y disminución en que esta isla ha venido por haber faltado los navíos de Galicia
y de las islas que solían venir a proveer de bastimentos. Y cómo a causa de ello, por la
mucha carestía de las mercaderías y bastimentos, se va despoblando cada día sin poderlo remediar por haber en esta isla muchos puertos donde surgen muchos navíos
que sacan la gente de la isla y lo tienen por trato y granjería. Y si vuestra majestad
no es servido de hacer merced a esta ciudad e isla de que puedan venir navíos de
Galicia y de islas como solían, sin flota, tenemos por muy cierto que se despoblará.
En la Punta de Caucedo, que está cinco leguas de este puerto, solía haber una
guarda y atalaya con tres hombres, para dar aviso de los navíos que vienen sobre este
puerto para estar apercibidos. Y por falta de dineros con qué pagarse se deja de poner. Y la costa de estas guardas podría llegar a doscientos ducados por año. Ahora se
ha mandado pagar a costa de la sisa hasta que vuestra majestad otra cosa provea. Es
importantísimo porque a venir corsarios no teniendo aviso la ciudad ni la fortaleza,
podrían entrar de noche en esta ciudad con lanchas y saquee allá sin ninguna resistencia. Vuestra majestad sea servido de mandar hacer merced a la ciudad de qué se
puede pagar y mandar que se pague de la Hacienda de vuestra majestad.
La casamata de la fortaleza de esta ciudad, donde está la artillería, se fundó
sobre unas peñas donde bate la mar. Y con el peso de la artillería y los golpes de la
mar se va hundiendo y han quebrado ya todas las peñas. Hemos lo mandado ver a
todos los oficiales de esta ciudad de (fol. 3) albañilería y de carpintería que se han
hallado y todos dicen que conviene remediarlo luego y que retrayendo la casamata
más adentro en la tierra firme será segura, que aprovechara ahora la madera, ladrillo y teja que ahora tiene. La visita que sobre ello se hizo lleva don Rodrigo de
Bastidas, alcaide de la dicha fortaleza, y está tan a riesgo de caerse y hundirse que
con acuerdo de los oficiales de vuestra majestad ha parecido se remedie luego. Y así
se van juntando los materiales por el riesgo que habría si la obra hubiese de esperar
respuesta de vuestra majestad y sobre ello vuestra majestad será servido de enviarnos
a mandar lo que fuere servido.
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Genaro Rodríguez Morel
Por otra cédula de vuestra majestad, dada a pedimento de esta ciudad, se nos
manda enviemos parecer si convendrá hacer merced a esta ciudad de que en Sevilla no se cobrase derechos del algodón y jengibre que de esta isla se llevase. Lo
que en esto podemos decir que esta ciudad va despoblándose y que será animar la
gente para poblar y darse a estas granjerías hacerles vuestra majestad esta merced
por el tiempo que fuere servido. Y vuestra majestad les tiene hecha merced a esta
ciudad de la mitad de penas de cámara que en todo el año no rentan doscientos
ducados. Y en lo que piden se les haga merced de la tercia parte de los descaminados, no se puede certificar lo que podría valer porque esto depende de haber
navíos descaminados, lo que trajesen podría ser en mucha y poca cantidad. Y siendo vuestra majestad servido hacerles merced en esto con limitarles cierta parte de
lo descaminado con que no excediesen de la cantidad que vuestra majestad fuese
servido, sería hacerles merced.
También pide la ciudad tres o cuatro pares de casas que vuestra majestad tenía
en ella de los cuales no han quedado más de unas en que vive el licenciado Esteban de Quero, oidor, porque las demás se han vendido por vuestra majestad. Estas
que han quedado podrán rentar en cada un año hasta ochenta ducados estando,
como ahora están, bien reparadas.
Por otra cédula de vuestra majestad dad a pedimento de esta ciudad se nos manda enviemos parecer si convendrá que los alguaciles mayores de esta ciudad no
tengan más de un teniente como lo solían haber y aunque en tiempos pasados no
solían tener más de un teniente entendemos que para la ejecución de la justicia
conviene que haya dos tenientes.
(fol. 3v) Por otra cédula dada asimismo, a pedimento de la ciudad, manda
vuestra majestad enviar parecer si el oficio de depositario es dañoso a esta república y si conviene haberlo y si sería bien hacer merced de la ciudad. De este oficio
tiene vuestra majestad hecha merced a Baltasar de Figueroa que por él sirvió a
vuestra majestad con cierta cantidad y así podrá vuestra majestad hacer en esto lo
que fuere servido.
Por otra cédula despachada a pedimento de la ciudad parece haberse hecho
relación a vuestra majestad que esta Audiencia sin orden de vuestra majestad se ha
entrometido a proveer regidores, alguaciles mayores y otros oficios. Lo que en esto
pasa es que esta Audiencia solamente ha proveído alguaciles para las ciudades del
distrito de esta isla por la voluntad de vuestra majestad y de la Audiencia. Los cuales
oficios son de ningún provecho y habiéndolos de haber como es forzoso se proveen
a beneplácito y si otra cosa vuestra majestad mandare se guardará y cumplirá. Otros
oficios de regidores ni depositarios ni fieles ejecutores la Audiencia no los ha proveído ni proveerá sin tener orden de vuestra majestad.
Guarde y ensalce nuestro señor la sacra cesárea real persona de vuestra majestad
con aumento de más reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester.
De Santo Domingo a 2 de julio, 1577 años.
Sacra cesárea real majestad.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Criados de vuestra majestad que sus reales manos besamos.
El doctor González de Cuenca.
El licenciado Esteban de Quero.
El licenciado de las Cabezas de Meneses.
167
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 74
Santo Domingo, 2 de julio de 1577
Sacra cesárea real majestad.
La flota de esta isla sale de este puerto mañana miércoles tres del presente han
se registrado del alcance que hice al tesorero Diego Jiménez de Peralta, catorce
cajas de azúcar a su riesgo del tesorero y con fianzas bastantes que aquí deja que
valdrán la cantidad en Sevilla porque las paga y van consignadas a los oficiales de
la Contratación. El resto pagó en oro y va registrado en dos naos; en la capitana,
maestre Antonio Jorge; y en otra nao, maestre García Bravo. El alcance que hice a
los tesoreros de la Santa Cruz va registrado en dos naos que son en las mismas en
que va registrado el alcance de oro que pagó el tesorero Peralta. El cajón donde va
la residencia y visita, va registrado en la nao capitana, maestre Antonio Jorge.
Porque vuestra majestad vea lo que obra que ser un oidor disminuir la autoridad del presidente en la carta general que escribo a vuestra majestad digo cómo
el licenciado Quero, de un mes a esta parte ha tomado punta los días de tabla en
los cuales la Audiencia acompaña al presidente a misa a ida y vuelta y suben con él
hasta su aposento de ponerse en que se ha de quedar en el patio sin apearse como
lo ha hecho después que venimos. Hoy el Alguacil Mayor ha dado peticiones en la
Audiencia (fol. 1v) pidiendo que no apeándose los oidores ni fiscal no sea él compelido a apearse y pide testimonio de su petición cuyo traslado autorizado envío
con esta. Y de estas cosas menudas comienza el perder el respeto al presidente para
cosas más graves y así comenzó la Audiencia pasada. Y como tengo escrito yo más
pretendo paz que preeminencias de poca sustancia y si lo escribo es temiendo que
no sea principio de otras cosas de más importancia. Vuestra majestad mande lo que
sea servido, que eso tendré yo por ley. Guarde y ensalce nuestro señor la cesárea real
persona de vuestra majestad como toda la cristiandad desea y ha menester.
Sacra cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa.
El doctor González de Cuenca.
168
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 74 (a)
Santo Domingo, 2 de julio de 1577
Sacra cesárea real majestad.
La flota de esta isla sale de este puerto mañana miércoles tres del presente han
se registrado del alcance que hice al tesorero Diego Jiménez de Peralta, catorce
cajas de azúcar a su riesgo del tesorero y con fianzas bastantes que aquí deja que
valdrán la cantidad en Sevilla porque las paga y van consignadas a los oficiales de
la Contratación. El resto pagó en oro y va registrado en dos naos; en la capitana,
maestre Antonio Jorge; y en otra nao, maestre García Bravo. El alcance que hice a
los tesoreros de la Santa Cruz va registrado en dos naos que son en las mismas en
que va registrado el alcance de oro que pagó el tesorero Peralta. El cajón donde va
la residencia y visita, va registrado en la nao capitana, maestre Antonio Jorge.
Porque vuestra majestad vea lo que obra que ser un oidor disminuir la autoridad del presidente en la carta general que escribo a vuestra majestad digo cómo
el licenciado Quero, de un mes a esta parte ha tomado punta los días de tabla en
los cuales la Audiencia acompaña al presidente a misa a ida y vuelta y suben con él
hasta su aposento de ponerse en que se ha de quedar en el patio sin apearse como
lo ha hecho después que venimos. Hoy el Alguacil Mayor ha dado peticiones en la
Audiencia (fol. 1v) pidiendo que no apeándose los oidores ni fiscal no sea él compelido a apearse y pide testimonio de su petición cuyo traslado autorizado envío
con esta. Y de estas cosas menudas comienza el perder el respeto al presidente para
cosas más graves y así comenzó la Audiencia pasada. Y como tengo escrito yo más
pretendo paz que preeminencias de poca sustancia y si lo escribo es temiendo que
no sea principio de otras cosas de más importancia. Vuestra majestad mande lo que
sea servido, que eso tendré yo por ley. Guarde y ensalce nuestro señor la cesárea real
persona de vuestra majestad como toda la cristiandad desea y ha menester.
Sacra cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa.
El doctor González de Cuenca.
(fol. 2v) A la sacra cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su
Real Consejo de Indias. El presidente.
Santo Domingo. A su majestad. Del doctor Cuenca presidente de Santo Domingo,
de 2 de julio, 1577.
169
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 75
Santo Domingo, 2 de julio de 1577
Sacra católica real majestad.
Por la banda del norte en los galeones reales que el traído de chanciller a esta
isla Española de que vuestra majestad me hizo merced por muerte del marqués de
Camarasa [tinta diluida] gran merced, como vuestra majestad hace a sus vasallos y a
criados tan aventajados a sus servicios en ello y en los demás oficios proveerá, como
siempre, es mi deseo hacer todo lo que soy obligado y con el cuidado que debe
tener. Y si vuestra majestad fuese servido porque los derechos acá son muy cortos
como [tinta diluida] podré deshacerme la merced que el dicho marqués tenía con
el oficio de contador después que yo les he sido muy aventajada [tinta diluida] y
concierto en la [tinta diluida] y recaudo de vuestra Real Hacienda y no hiendo ido
de esta isla casi ningún dinero [tinta diluida] después acá, veinte mil ducados y con
riesgo de mi persona y casa, así partir como por mar he salido a tomar y visitar armazones de negros de que ha sido causa y hayan entrado en vuestra Real Caja y están
mandamos meter más de cuarenta mil ducados, como parecerá por las informaciones y recaudos. Y pluguiese a Dios hallase de día y de noche en que emplearme que
el servicio de vuestra majestad y provecho de su Real Hacienda. Y aunque de esto
me han resultado algunos enemigos no es impedimento ninguna cosa para que yo
no haga lo que estoy obligado.
A pedimento del doctor Villanueva, fiscal, se me mandó no llevase los derechos
de mi oficio de contador, como siempre se habían llevado, sino conforme a la Casa
de la Contratación de Sevilla. Que en estas partes son muy pocas y de salario de mi
oficio tengo ciento ochenta mil maravedís y los demás oficiales de esta ciudad tienen doscientos mil maravedís y yo tengo más trabajo y costa pues tengo un oficial
que lleva la mitad del servicio y pues en salario tengo menos y en derechos y sirvo
con el cuidado y diligencia que puedo (fol. 1v.) suplico a vuestra majestad se me
haga la merced de acrecentarme el salario en la cantidad que fuere servido.
El negocio de las bulas que vuestra majestad me mandó yo tuviese un libro para
que en el hubiese la cuenta y razón del entrego de las bulas y de lo que de ellas
procedía. El licenciado Francisco de Vera, presidente de vuestra majestad que al
presente era le pareció darme noticia de la cédula real e instrucción por donde
vuestra majestad me mandaba para fines que a él le debían de estar bien y a vuestra
Real Hacienda, al contrario muy apasionadamente me llamó para que yo asistiese
como uno de vuestros Oficiales Reales lo descubrió un criado suyo, escribano, llamado Antonio de Villanueva al cual trató mal de palabras con palabras afrentosas
porque dijo que vuestra majestad mandaba por su real cédula e instrucción que yo
170
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
como contador de vuestra majestad había de tener un libro en que [tinta diluida]
que convenía a vuestro real servicio hasta esta predicación porque esta no se ha podido tener conforme a mi deseo porque no se me entregaron vuestras reales cédulas
e instrucciones. Constará a vuestra majestad por los recaudos, testimonios y autos
que el presidente Gregorio González de Cuenca envía sobre ello, sacado todo del
libro que vuestra majestad me mandó hacer a mi pedimento y no he querido. Y en
fe de ello, como contador de vuestra majestad [tinta diluida] que un escribano real
la de [tinta diluida] tanto y me han dolido las cosas. Y visto y han pasado después
que sirvo a vuestra majestad que son contra las cédulas de vuestra majestad que no
lo puede llevar a práctica y ahora, de presente para descargo de mi conciencia daré
cuanta de lo que en ello hay. Que después que vino a su servicio de procurador fiscal Diego de Villanueva Zapata se pierde todo lo que estaba trabajado en su cargo
para vuestra Real Hacienda lo ha causado ello. Bien los [tinta diluida] y a vuestra
majestad [tinta diluida] las personas, no quiero decir lo que en ello hay porque es
deudo de un hombre con quien mi suegro y mis hijos tengo tantos pleitos, sólo daré
fe que después que el vino solo un tostón no ha sacado para vuestra Real Hacienda
y aparecido muchos pleitos que en vista los había defendido el licenciado Pinedo,
vuestro fiscal y dado ser libre y en revista acuden todos, como vieron su tiempo de
la poca defensa que vuestra Real Hacienda tiene hoy y han condenado en algunas
cantidad de ducados a vuestra majestad. Vuestra majestad lo mande remediar y hacer en ello lo que fuere servido de porqué con este descargo mi conciencia y por no
parecer que me mueve otra cosa sino vuestro real servicio no iré otras muchas cosas
que tenía que decir si no hubiera los inconvenientes que he dicho de por medio.
El tiempo aclarará lo que digo, porque doscientos noventa y cuatro negros que yo
tomé por perdidos y hubieran dos licencias que el fiscal ya habían de estar en la Real
Caja, todos que valían al pié de cincuenta mil ducados. Y advierto a vuestra majestad
en este negocio, que Pedro Caballero de Bazán y Diego de Peralta y esta camarada
que anda junta, tenían complicidad hecha para aprovecharse de navíos arribados
que a esta (fol.2) isla venían de estos mismos doscientos y noventa y cuatro negros
compraban a sesenta y ocho ducados. Mucha cantidad del navío y a setenta arrobas
de azúcar. Habiendo él vendido los demás a cien la arroba de azúcar y más, que
valen doscientos ducados y doscientos cincuenta y si estas contrataciones pasasen se
perdería vuestra majestad en estos doscientos y noventa negros, cantidad de muchos
ducados. Vuestra majestad esté advertido en esto que opinión y por cosa sin duda se
teme que cuando yo llegué a ir a esta visita y tomé estos esclavos para vuestra majestad por venir con licencias falsas me tenían ya sacados en los montes y escondidos
más de doscientos esclavos. Y si a mi me recusaran como me recusaron en la Audiencia con el favor ofenden. Que el presidente de vuestra majestad, Francisco de Vera,
yo lo sacaré en limpio, más me quitaron de la mano al mejor tipo en la recusación
que digo convendría mucho para que estos en castigo y se descubra [tinta diluida]
vuestra majestad, por lo muchos veinte mil ducados después que el fiscal Núñez de
Padilla que fue el maestre y Pedro Álvarez de Silva y un clérigo que está aquí que
se dice Luis de Morales, que fue el que los ayudó a esconder que se les apretase y
171
Genaro Rodríguez Morel
otras personas que yo diría que ellos dirán luego la verdad y ello se aclararía. Con
harta brevedad doy a vuestra majestad esta noticia para que siendo vuestra majestad
servido se cobre su Real Hacienda y con esto descargo mi conciencia.
El dinero que se dio al presidente Gregorio González de Cuenca, al licenciado
Quero, al licenciado de las Cabezas y al fiscal en Sevilla, no se le ha descontado
hasta ahora por venir con necesidad. Y porque no se valiesen de otras personas nos
pareció a los oficiales de vuestra majestad suspenderlo hasta ahora a [tinta diluida],
y que se cumple en fin de agosto, se les deban y pagarán a vuestra majestad, lo que
deben. Y en esto no ha sido vuestra majestad deservido sino muy servido porque en
dicha hacienda no ha ocurrido ningún riesgo.
Parece que [tinta diluida] que vienen teniendo vuestra majestad recogido lo
que le [tinta diluida] poco que [tinta diluida] mil ducados trabajarlos esto como
hice en los veinte mil que a vuestra majestad fueron que había harto oficio que no
hay blanca y ahora con el gran cuidado que tiene de cobrar el tesorero de vuestra
majestad que se dice Alonso de Encinas tengo esto por cosa sin duda a ver que
presidente y oidores y a un fiscal que vele. Que yo he movido esta plática y sentido
de ellos que les pesaría que este dinero se invirtiese pertenece de que pagar en
oro de cuatrocientos cincuenta, que es cosa dulce vuestra majestad nos mande
con cédula que luego enviamos todo lo que en vuestra Real Caja hubiere. Y si de
este particular ellos tuviesen noticia, tengo por cosa sin duda que no me tendrían
buena voluntad. Aviso a vuestra majestad como su criado deseoso de su servicio
que estamos acá muy apartados y acá son muy poderosos, me podrían tratar mal
con lo que se me ofreciesen. Más, como lo que al servicio de vuestra majestad no
se me pondrá cosa por delante. También ha abierto que el tesorero Diego de Peralta, que le ha tomado sus cuentas muy como él ha querido, porque ha que fue
recibido por tesorero va a catorce años y se le entregó, como parece, por las cuentas del tesorero Gabriel (fol.2v.) de Burgos, trescientos y setenta y un mil y tantos
pesos, de lo cual yo he enviado testimonio de la partida y está en el Consejo de
Las Indias y entonces valía un peso un tostón y menos. Y no hallará vuestra majestad que después que es tesorero haya metido alcance hasta que yo vine por
contador de vuestra majestad que apreté el regimiento y traía toda vuestra Real
Hacienda fuera de la Caja Real y que lo vino a meter alguna parte de ella fue a
los que valían catorce pesos y dos tomines de oro, valiendo cuando el los recibió
a menos de seis y el tostón a tres pesos y medio. Todo esto ha perdido la hacienda
de vuestra majestad por traerla fuera de la caja y no enviarla en cada flota como
vuestra majestad lo manda por sus cédulas e instrucciones reales. Estando tomando las cuentas, el presidente Gregorio González de Cuenca, viendo que iban de la
suerte que digo, Jiménez de Peralta quería contra vuestra Real Hacienda, meter
una petición que va con esta y envié a vuestra majestad con el licenciado Ibero, oidor que fue de esta Real Audiencia, no fui bien tratado por haberla metido. Todo
lo doy por muy bien empleado pues hago el deber y sirvo a vuestra majestad como
soy obligado. Suplico a vuestra majestad me perdone el haber ido tan largo que
con el deseo que tengo de dar cuenta de mi no lo he podido excusar.
172
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Las cuentas que enviamos a vuestra majestad iban en el pliego del tesorero para
que su hermano Diego de Encinas las lleve luego a vuestra majestad por el [tinta
diluida] se verá la disposición de la hacienda de vuestra majestad tiene al día de
hoy. Yo pedí en la Audiencia que quería hacer una información acerca de que lo
que a vuestra majestad ha servido mandar me diese información, entre otros, al licenciado de las Cabezas oidor de vuestra majestad y de día a día me la ha detenido
[tinta diluida] que creo que no me la despachará para estos navíos. Entiende se
que tiene contemplación de Diego Jiménez de Peralta, tesorero pasado que fue, se
verían descuidos notables y el cuidado que yo he tenido. Suplico a vuestra majestad
sea servido de enviarme su cédula real para que luego se me despache para que yo
lo envíe a vuestra majestad. Nuestro señor, la sacra, católica, real persona de vuestra
majestad guarde con acrecentamiento de mayores reinos como los criados de vuestra majestad deseamos. De Santo Domingo y de julio dos de mil quinientos setenta
y seis años.
Sacra, católica real majestad
Besa los reales pies de vuestra majestad su muy leal criado
Ruy Fernández Fuenmayor
173
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 76
Santo Domingo, 18 de julio de 1577
Cesárea real majestad.
Habrá quince días que partió de aquí la flota en que tengo escrito más largo
a vuestra majestad con los recados importantes para sustanciar la causa contra el
licenciado Nava, juez que fue de registros en Canarias, sobre licencias falsas que dio
para navegar de Guinea esclavos a estas partes.
Ha arribado aquí una nao con necesidad de repararse, la cual partirá luego en
seguimiento de su viaje.
No quise dejar de dar aviso a vuestra majestad que es muy necesario el remedio
del muelle y puerto de esta ciudad que la pobreza de ella impide se le pueda dar sin
el favor de vuestra majestad.
Asimismo suplico a vuestra majestad sea servido mandar se vean todas mis cartas
y lo que en ellas pido por ser todo conveniente al real servicio de vuestra majestad,
bien y conservación de esta tierra y a la buena expedición del oficio que sirvo y satisfacción de los agravios que se me hacen y con humildad padezco, esperando el
remedio.
Ayer llegó a este puerto una nao con negros de Angola con despacho para Nueva España. Hoy se ha de visitar o mañana. Había en esta tierra necesidad harta se
quedase y no la hay menor en Nueva España de que vaya. Hará se lo más conveniente conforme a lo que trajere de orden y licencias y registro y como vuestra majestad
más se sirva.
Por ese testimonio de Simón de Bolívar, secretario de cámara de esta Audiencia,
entenderá vuestra majestad, además de los recados ya enviados, cómo sirvo mi oficio
también lo dirán mucha gente de cuenta que van a la Corte de vuestra majestad. Si
fuere servido vuestra majestad informarse que será crecida merced y favor.
Nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad guarde con aumento
de más reinos como la cristiandad ha menester. De Santo Domingo, 18 de julio, 1577.
Cesárea real majestad.
Besa los reales pies de vuestra majestad su criado.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 76 (a)
Santo Domingo, 15 de julio de 1577
En la ciudad de Santo Domingo de La Española, en quince días del mes de
julio de mil y quinientos y setenta y siete años, ante mí; Simón de Bolívar, secretario de cámara de su majestad y de su Real Audiencia, que reside en esta ciudad de
Santo Domingo de La Española; el doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su
majestad en esta dicha Real Audiencia requirió a mí el dicho escribano de cámara
con una cédula Real que de yuso va incorporada le diese por fe y testimonio con el
cuidado que ha usado su oficio de fiscal. La cual dicha cédula es esta que se sigue:
Nuestros escribanos de cámara, que residís en la nuestra Audiencia y Chancillería Real de la isla Española, yo he ido informado que algunas personas cautelosamente cuando presentan algunas peticiones en la dicha nuestra Audiencia traen
traslados de ellas en poder de otros nuestros escribanos para que den fe de cómo
las ven presentar y sacan testimonio de ellas sin la respuesta de la Audiencia, lo cual
es un deservicio nuestro y de que se podrán recrecer algunos inconveniente. Y por
evitar esto, visto por los del nuestro Consejo de Las Indias, fue acordado que debía
mandar dar esta mi cédula para vos. Por la cual os mando que cada y cuando por
parte de algún vecino de esa isla u otra cualquier persona fuerais requeridos les
deis por fe y testimonio algunas cosas que ante vosotros o cualquiera de vos hayan
pasado y pasaren. Se lo deis escrito en limpio y signado de vuestro signo y signos
en manera que haga fe si les perteneciere, pagándoos primeramente vuestro justo
y debido salario que por ello hubierais de haber. Y no fagades ende al so pena de
la nuestra merced y de diez mil maravedís para la nuestra cámara a cada uno que
lo contrario hiciere. Fecha en Segovia a veinte y ocho días de septiembre de mil y
quinientos y treinta y dos años. Yo la reina. Por mandado de su majestad, Juan de
Samano.
Y en cumplimiento de la dicha cédula real que de suso va incorporada y del
dicho requerimiento hecho por el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, doy fe
y verdadero testimonio a todos los señores que la presente vieren cómo desde (fol.
1v) diez y nueve días del mes de abril del año pasado de setenta y seis, que yo el
dicho escribano de cámara fui recibido en esta Real Audiencia al dicho oficio y el dicho doctor Diego de Villanueva al dicho oficio de fiscal, ha servido el dicho oficio de
tal fiscal con gran diligencia y cuidado, haciendo ver y determinar todas las causas
que ha podido, así de las presentes como de otras muchas antiguas que los fiscales,
sus antecesores, habían dejado por acabar y de muchos días olvidadas, ni por indisposición ni por otra causa. Antes no dilatando jamás el despacho de una audiencia
para otra ni ser necesario que las partes pidiesen que respondiese por el mucho
cuidado que de ella ha tenido y tiene especialmente en los negocios del servicio de
175
Genaro Rodríguez Morel
su majestad y de su Real Hacienda y cobranza de ella, pidiendo mucha diversidad
de cosas importantes con gran diligencia como parece por las dichas peticiones que
están en mi poder a que me refiero. Todo lo cual ha hecho con mucha templanza
y compostura de su vivienda. Y asimismo doy fe que a pedimento del dicho fiscal se
proveyó y mandó por esta Real Audiencia que todos los navíos y barcos que van de
este puerto para la isla Margarita y de allá vienen a este puerto llevasen y trajesen
registro de todas las mercaderías que llevaban y de las perlas y otras cosas que de la
dicha isla Margarita traen a esta ciudad porque hasta entonces no se hacía registro
de los tales dichos navíos y barcos lo cual se hizo por el daño que recrecía a los derechos de su majestad de no traer registro y porque de ello sean ciertos y certificados
de pedimento del dicho doctor Diego de Villanueva Zapata di el presente testimonio firmado de mi nombre. Simón de Bolívar, secretario de cámara de su majestad.
Nos lo escribanos públicos de esta ciudad de Santo Domingo de La Española
que aquí firmamos nuestros nombres damos fe y verdadero testimonio como Simón
de (fol. 2) Bolívar de quien va firmado este testimonio, secretario de cámara de su
majestad en esta Real Audiencia, fiel y legal en el dicho su oficio. Fecho en Santo
Domingo a diez y siete días del mes de julio de mil y quinientos y setenta y siete años.
Pedro de Mendoza, escribano público.
Fernando de Brenes, escribano público.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 76 (b)
Santo Domingo, 15 de julio de 1577
En la ciudad de Santo Domingo de La Española, en quince días del mes de
julio de mil y quinientos y setenta y siete años, ante mí; Simón de Bolívar, secretario de cámara de su majestad y de su Real Audiencia, que reside en esta ciudad de
Santo Domingo de La Española; el doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su
majestad en esta dicha Real Audiencia requirió a mí el dicho escribano de cámara
con una cédula Real que de yuso va incorporada le diese por fe y testimonio con el
cuidado que ha usado su oficio de fiscal. La cual dicha cédula es esta que se sigue:
Nuestros escribanos de cámara, que residís en la nuestra Audiencia y Chancillería
Real de la isla Española, yo he ido informado que algunas personas cautelosamente
cuando presentan algunas peticiones en la dicha nuestra Audiencia traen traslados de
ellas en poder de otros nuestros escribanos para que den fe de cómo las ven presentar
y sacan testimonio de ellas sin la respuesta de la Audiencia, lo cual es un deservicio
nuestro y de que se podrán recrecer algunos inconveniente. Y por evitar esto, visto
por los del nuestro Consejo de Las Indias, fue acordado que debía mandar dar esta
mi cédula para vos. Por la cual os mando que cada y cuando por parte de algún vecino de esa isla u otra cualquier persona fuerais requeridos les deis por fe y testimonio
algunas cosas que ante vosotros o cualquiera de vos hayan pasado y pasaren. Se lo deis
escrito en limpio y signado de vuestro signo y signos en manera que haga fe si les perteneciere, (fol. 1v) pagándoos primeramente vuestro justo y debido salario que por
ello hubierais de haber. Y no fagades ende al so pena de la nuestra merced y de diez
mil maravedís para la nuestra cámara a cada uno que lo contrario hiciere. Fecha en
Segovia a veinte y ocho días de septiembre de mil y quinientos y treinta y dos años. Yo
la reina. Por mandado de su majestad, Juan de Samano.
Y en cumplimiento de la dicha cédula Real que de suso va incorporada y del
dicho requerimiento hecho por el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, doy
fe y verdadero testimonio a todos los señores que la presente vieren cómo desde
diez y nueve días del mes de abril del año pasado de setenta y seis, que yo el dicho
escribano de cámara fui recibido en esta Real Audiencia al dicho oficio y el dicho
doctor Diego de Villanueva al dicho oficio de fiscal, ha servido el dicho oficio de tal
fiscal con gran diligencia y cuidado, haciendo ver y determinar todas las causas que
ha podido, así de las presentes como de otras muchas antiguas que los fiscales, sus
antecesores, habían dejado por acabar y de muchos días olvidadas, ni por indisposición ni por otra causa. Antes no dilatando jamás el despacho de una audiencia para
otra ni ser necesario que las partes pidiesen que respondiese por el mucho cuidado
que de ella ha tenido y tiene especialmente en los negocios del servicio de su majestad y de su Real Hacienda y cobranza de ella, pidiendo mucha diversidad de cosas
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Genaro Rodríguez Morel
importantes con gran diligencia como parece por las dichas (fol. 2) peticiones que
están en mi poder a que me refiero. Todo lo cual ha hecho con mucha templanza
y compostura de su vivienda. Y asimismo doy fe que a pedimento del dicho fiscal se
proveyó y mandó por esta Real Audiencia que todos los navíos y barcos que van de
este puerto para la isla Margarita y de allá vienen a este puerto llevasen y trajesen
registro de todas las mercaderías que llevaban y de las perlas y otras cosas que de la
dicha isla Margarita traen a esta ciudad porque hasta entonces no se hacía registro
de los tales dichos navíos y barcos lo cual se hizo por el daño que recrecía a los derechos de su majestad de no traer registro y porque de ello sean ciertos y certificados
de pedimento del dicho doctor Diego de Villanueva Zapata di el presente testimonio firmado de mi nombre. Simón de Bolívar, secretario de cámara de su majestad.
Yo Juan Rodríguez Galán escribano de su majestad doy fe y verdadero testimonio
a los señores que la presente vieren cómo el testimonio de arriba contenido saqué
de un testimonio dado al dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad, por Simón de Bolívar, secretario de cámara de su majestad, el cual va cierto
y verdadero y de pedimento del dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de
su majestad, di el presente. En la ciudad de Santo Domingo a nueve días del mes
de enero de mil y quinientos y setenta y ocho años. Y por ende en testimonio de
verdad hice aquí este mío signo a tal. Signo. Juan Rodríguez Galán, escribano de su
majestad.
(fol. 2v) Nos lo escribanos públicos de esta ciudad de Santo Domingo de La Española que aquí firmamos nuestros nombres damos fe y verdadero testimonio como
Simón de Bolívar de quien va firmado este testimonio, secretario de cámara de su
majestad en esta Real Audiencia, fiel y legal en el dicho su oficio. Fecho en Santo
Domingo a diez y siete días del mes de julio de mil y quinientos y setenta y siete años.
Fernando de Brenes, escribano público.
Gregorio Suárez, escribano público.
Testimonio de Simón de Bolívar, secretario, de cómo sirve su oficio el fiscal de
Santo Domingo.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 76 (c)
Santo Domingo, 15 de julio de 1577
En la ciudad de Santo Domingo de La Española, en quince días del mes de
julio de mil y quinientos y setenta y siete años. Ante mí, Simón de Bolívar, secretario de cámara de su majestad y de su Real Audiencia, que reside en esta ciudad de
Santo Domingo de La Española. El doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su
majestad en esta dicha Real Audiencia requirió a mí el dicho escribano de cámara
con una cédula Real que de yuso va incorporada le diese por fe y testimonio con el
cuidado que ha usado su oficio de fiscal. La cual dicha cédula es esta que se sigue:
Nuestros escribanos de cámara, que residís en la nuestra Audiencia y Chancillería Real de la isla Española, yo he ido informado que algunas personas cautelosamente cuando presentan algunas peticiones en la dicha nuestra Audiencia traen
traslados de ellas en poder de otros nuestros escribanos para que den fe de cómo
las ven presentar y sacan testimonio de ellas sin la respuesta de la Audiencia, lo cual
es un deservicio nuestro y de que se podrán recrecer algunos inconveniente. Y por
evitar esto, visto por los del nuestro Consejo de Las Indias, fue acordado que debía
mandar dar esta mi cédula para vos. Por la cual os mando que cada y cuando por
parte de algún vecino de esa isla u otra cualquier persona fuerais requeridos les
deis por fe y testimonio algunas cosas que ante vosotros o cualquiera de vos hayan
pasado y pasaren. Se lo deis escrito en limpio y signado de vuestro signo y signos
en manera que haga fe si les perteneciere, pagándoos primeramente vuestro justo
y debido salario que por ello hubierais de haber. Y no fagades ende al so pena de la
(fol. 1v) nuestra merced y de diez mil maravedís para la nuestra cámara a cada uno
que lo contrario hiciere. Fecha en Segovia a veinte y ocho días de septiembre de mil
y quinientos y treinta y dos años. Yo la reina. Por mandado de su majestad, Juan de
Samano.
Y en cumplimiento de la dicha cédula real que de suso va incorporada y del
dicho requerimiento hecho por el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, doy
fe y verdadero testimonio a todos los señores que la presente vieren cómo desde
diez y nueve días del mes de abril del año pasado de setenta y seis, que yo el dicho
escribano de cámara fui recibido en esta Real Audiencia al dicho oficio y el dicho
doctor Diego de Villanueva al dicho oficio de fiscal, ha servido el dicho oficio de tal
fiscal con gran diligencia y cuidado, haciendo ver y determinar todas las causas que
ha podido, así de las presentes como de otras muchas antiguas que los fiscales, sus
antecesores, habían dejado por acabar y de muchos días olvidadas, ni por indisposición ni por otra causa. Antes no dilatando jamás el despacho de una audiencia para
otra ni ser necesario que las partes pidiesen que respondiese por el mucho cuidado
que de ella ha tenido y tiene especialmente en los negocios del servicio de su majes-
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Genaro Rodríguez Morel
tad y de su Real Hacienda y cobranza de ella, pidiendo mucha diversidad de cosas
importantes con gran diligencia como parece por las dichas peticiones que están en
mi poder a que me refiero. Todo lo cual ha hecho con mucha templanza y compostura de su vivienda. Y asimismo doy fe que a pedimento del dicho fiscal se proveyó y
mandó por esta Real Audiencia que todos los navíos y barcos que van (fol. 2) de este
puerto para la isla Margarita y de allá vienen a este puerto llevasen y trajesen registro
de todas las mercaderías que llevaban y de las perlas y otras cosas que de la dicha
isla Margarita traen a esta ciudad porque hasta entonces no se hacía registro de los
tales dichos navíos y barcos lo cual se hizo por el daño que recrecía a los derechos
de su majestad de no traer registro y porque de ello sean ciertos y certificados de
pedimento del dicho doctor Diego de Villanueva Zapata di el presente testimonio
firmado de mi nombre. Simón de Bolívar, secretario de cámara de su majestad.
Yo Juan Rodríguez Galán escribano de su majestad doy fe y verdadero testimonio
a los señores que la presente vieren cómo el testimonio de arriba contenido saqué
de un testimonio dado al dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad, por Simón de Bolívar, secretario de cámara de su majestad, el cual va cierto
y verdadero y de pedimento del dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de
su majestad, di el presente. En la ciudad de Santo Domingo a nueve días del mes
de enero de mil y quinientos y setenta y ocho años. Y por ende en testimonio de
verdad hice aquí este mío signo a tal. Signo. Juan Rodríguez Galán, escribano de su
majestad.
Nos lo escribanos públicos de esta ciudad de Santo Domingo que aquí firmamos nuestros nombres damos fe y verdadero testimonio a todos los señores que la
presente vieren cómo Juan Rodríguez Galán, de quien este testimonio va signado
y firmado, escribano de su majestad, fiel y legal. (fol. 2v) Y a los autos y escrituras
que ante él han pasado y pasan se ha dado y da entera fe y crédito en juicio y fuera
de él. Fecho en Santo Domingo a nueve días del mes de enero de mil y quinientos
y setenta y ocho años.
Fernando de Brenes, escribano público.
Gregorio Suárez, escribano público.
Testimonio de cómo usa su oficio el fiscal de Santo Domingo.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 77
Santo Domingo, 25 de julio de 1577
Sacra cesárea real majestad.
La flota de esta isla con catorce naos partió de este puerto hace veinte y un días y
cuando pensamos que estaban muy adelante arribaron aquí ayer dos navíos de ellas
perdidas las anclas y cables, porque dicen les dio un temporal estando surtos todos
en la Saona y que las naos van todas haciendo mucha agua. Harto cuidado ha dado
esta nueva porque de hoy más suelen ser los huracanes entre estas islas. Dios será
servido llevarlas en salvamento.
Siempre hay cosas de que dar cuenta a vuestra majestad para el remedio de esta
tierra que por tantas vías se va despoblando por la gran carestía de todas las cosas,
que por no poder sustentarse la gente desamparan la tierra. En esta ciudad, la mayor parte de la gente o casi toda, se ocupa en criar ganado, en hacer estancias de
cazabe y maíz y de otros mantenimientos y así había abundancia de todo y valían las
cosas a moderados precios. Y lo azúcares valían una arroba ocho pesos y ahora vale
veinte; y un cuero valía cuatro pesos y ahora ha llegado a valer doce y quince y a más.
Y con esta subida del precio de azúcares y cueros, lo mercaderes de Catilla que emplean en ellos han subido lo que traen de España, en tanto grado que nadie puede
vivir. Esto ha resultado de que la mayor parte de la gente ha dejado las estancias y
hatos y granjerías y dado se a tratar en azúcares y cueros haciendo cien reventas de
unos en otros. De manera que cuando el que lo (fol. 1v) carga para Castilla lo viene
a comprar es sobre cuatro o cinco reventas y a tan excesivos precios como he dicho.
Y como estos revendedores por lo que en esto interesan han dejado de sembrar y
criar, los frutos de la tierra han faltado y se venden también a excesivos precios.
Para el remedio de lo cual el cabildo de esta ciudad y la Audiencia Real de ella, por
el año de sesenta y tres, proveyeron y ordenaron que no hubiese estas reventas de
azúcares y cueros ni de esclavos ni de otros bastimentos que vienen fuera de la tierra
y lo hicieron pregonar con trompetas y atabales como a vuestra majestad constará
por el testimonio que con esta envío. Esto no se ha guardado, antes todo el pueblo
es de revendedores y los principales son las dignidades y canónigos de la iglesia y
se han hecho gran número de contratos usurarios de que están hechos procesos. Y
los predicadores de las órdenes en sus sermones los han condenado por contratos
usurarios y en contrario el arzobispo predicó aprobándolos y dando doctrina a los
revendedores para que hagan contratos en fraude de usura. Contradijeron lo los
demás predicadores y tornó a predicar contra ellos, diciendo en el púlpito que lo
que él había predicado acerca de estos contratos era tan verdad como que Dios era
trino y uno. Para el remedio de esto yo he querido mandar ejecutar lo proveído
181
Genaro Rodríguez Morel
por la Audiencia y el cabildo de la ciudad. Sale a contradecirlo el licenciado Quero,
oidor, con tanta publicidad e insolencia que es menester toda la paciencia que Dios
me da. Y su fin no es bien público, antes, según el pueblo dice, es interés particular
suyo o de personas que le tocan. Y los mercaderes de Castilla dicen que como bajen
los cueros y azúcares ellos bajarán otro tanto las mercaderías y se podrá vivir. Yo haré
lo que pudiere, pero, si los tratantes tienen tanto favor, la ejecución se hará sobre mi
salud por las pesadumbres que me han de dar como sobre lo de la moneda. Vuestra
majestad lo mande proveer con brevedad que cierto conviene para conservación de
esta tierra y para evitar un millón de contratos usurarios.
Como estamos tan frecuentados de corsarios y vuestra majestad nos manda estar
apercibidos, he hecho alarde de gente de a caballo y de a pie, más de quinientos
arcabuceros (fol. 2) y piqueros, que es razonable defensa. Hay un capitán de los de
a caballo y tres de los de a pie de la gente más principal y granada del pueblo, que
sirven y gastan sus haciendas sin ningún premio. Y han pedido en la Audiencia que,
cómo capitanes de vuestra majestad, cuando tuvieren pleitos se les dé asiento en los
estrados como se hace en España. No se lo quieren conceder los oidores, de que se
sienten por agraviados y se desaniman para servir. Y en verdad que, sin ser capitanes,
entiendo que se les diera en España. Vuestra majestad mande proveer sobre ello lo
que sea servido, que mi intento no es sino que sean honrados y se animen a servir.
Ya escribí a vuestra majestad con la flota el mal ejemplo y escándalo con que aquí
viven el licenciado Quero, oidor, y el doctor Villanueva, fiscal. Cómo vieron ida la
flota, luego el licenciado Quero metió en su casa a esta mujer pública con quien está
amancebado y la ha tenido y tiene pública y descubiertamente en su casa, hablando
ella desde las ventanas de la casa que es en la plaza con la gente de otras casas. Y no
se encubriendo a la gente que entra en su casa, sino que se está a vista de los que
entran como si fuese su mujer. Y tres días hace que la llevaron a una estancia fuera
de la ciudad a festejarla y estando ella allá con harta gente se fueron los dos, oidor y
fiscal, con ella y estuvieron allá con ella un día o dos, viéndolos los que allá estaban y
sabiéndolo toda la ciudad de que se causa tanto escándalo que dan clamores los del
pueblo de ver una tan pública deshonestidad y ejemplo que a todo se da para vivir
mal. Y cómo él se la tiene en casa yo no puedo remediarlo ni echarla de la tierra sin
tener gran escándalo en el pueblo.
También escribí cómo el fiscal tenía infamada una doncella noble de las del rey
de Portugal la cual ha remanecido preñada de cuatro meses y se la tiene tan públicamente como el oidor la otra. Y esta es la ocupación de entrambos y así los pleitos
fiscales están sin defensa y es (fol. 2v) condenado el fisco en todas sus causas porque
de su parte no hay defensa ni el fiscal la hace ni sabe hacer. Y en los más pleitos
fiscales de importancia, después de visto en la sala, los tornamos a recibir a prueba
para que el fiscal haga diligencia. Y, aunque se le reprehenden sus descuidos, él hace
poco caudal de ello por estar tan ocupado en lo demás.
Guarde y ensalce nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad con
aumento de más reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester. De
Santo Domingo, 25 de julio de 1577 años.
182
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Hoy, día de Santiago por la mañana, escribí esta antes de misa, que es día de
tabla en que la Audiencia acompaña al presidente a misa desde que la Audiencia se
fundó, excepto los oidores pasados que todo su fin fue desautorizar su presidente. Y
ha sido costumbre apearse con el presidente los oidores y fiscal, y así se ha guardado
después que vinimos. El licenciado Quero me apercibió en la iglesia que no se había
de apear conmigo. Y porque el licenciado de las Cabezas dijo que él no quería tomar
puntos con su presidente sino apearse, le dijo que si él tuviera el punto que era razón no se apeara pero que no tenía compañero. Pretendió hacer hoy esta novedad
porque es día en que la Audiencia y regimiento y toda la ciudad acompañan por
las calles al pendón de la ciudad y se apean todos con el presidente, pareciéndole
que hoy ganaba mucho punto con el presidente en hacer esta novedad delante de
todo el pueblo que fuera una gran nota y mal principio para proceder en puntos en
cosas mayores de que se perdió la Audiencia pasada. Insistí con él en que se apease
y no diese ocasión al pueblo de entender que había discordias en la Audiencia. Y así
se apeó muy contra su voluntad diciendo que hoy ha de escribir a vuestra majestad
grandes quejas y cosas de mí. Y como tengo escrito a vuestra majestad a mí no me
importa que se apeen o no, sino que temo sea comienzo para otras cosas mayores.
Vuestra majestad provea lo que más se sirva que yo no pretendo más autoridad de la
que vuestra majestad fuere servido que tenga.
Sacra cesárea real majestad.
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales pies y mano besa.
El doctor González de Cuenca.
183
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 77 (a)
Santo Domingo, 25 de julio de 1577
Sacra cesárea real majestad.
La flota de esta isla con catorce naos partió de este puerto hace veinte y un días y
cuando pensamos que estaban muy adelante arribaron aquí ayer dos navíos de ellas
perdidas las anclas y cables, porque dicen les dio un temporal estando surtos todos
en la Saona y que las naos van todas haciendo mucha agua. Harto cuidado ha dado
esta nueva porque de hoy más suelen ser los huracanes entre estas islas. Dios será
servido llevarlas en salvamento.
Siempre hay cosas de que dar cuenta a vuestra majestad para el remedio de esta
tierra que por tantas vías se va despoblando por la gran carestía de todas las cosas,
que por no poder sustentarse la gente desamparan la tierra. En esta ciudad la mayor
parte de la gente, o casi toda, se ocupa en criar ganado, en hacer estancias de cazabe
y maíz y de otros mantenimientos y así había abundancia de todo y valían las cosas a
moderados precios. Y lo azúcares valían una arroba ocho pesos y ahora vale veinte;
y un cuero valía cuatro pesos y ahora ha llegado a valer doce y quince y a más. Y con
esta subida del precio de azúcares y cueros, lo mercaderes de Catilla que emplean
en ellos han subido lo que traen de España, en tanto grado que nadie puede vivir.
Esto ha resultado de que la mayor parte de la gente ha dejado las estancias y hatos
y granjerías y dado se a tratar en azúcares y cueros haciendo cien reventas de unos
en otros. De manera que cuando el que lo (fol. 1v) carga para Castilla lo viene a
comprar es sobre cuatro o cinco reventas y a tan excesivos precios como he dicho.
Y como estos revendedores por lo que en esto interesan han dejado de sembrar y
criar, los frutos de la tierra han faltado y se venden también a excesivos precios.
Para el remedio de lo cual el cabildo de esta ciudad y la Audiencia Real de ella, por
el año de sesenta y tres, proveyeron y ordenaron que no hubiese estas reventas de
azúcares y cueros ni de esclavos ni de otros bastimentos que vienen fuera de la tierra
y lo hicieron pregonar con trompetas y atabales como a vuestra majestad constará
por el testimonio que con esta envío. Esto no se ha guardado, antes todo el pueblo
es de revendedores y los principales son las dignidades y canónigos de la iglesia y
se han hecho gran número de contratos usurarios de que están hechos procesos. Y
los predicadores de las órdenes en sus sermones los han condenado por contratos
usurarios y en contrario el arzobispo predicó aprobándolos y dando doctrina a los
revendedores para que hagan contratos en fraude de usura. Contradijeron lo los
demás predicadores y tornó a predicar contra ellos, diciendo en el púlpito que lo
que él había predicado acerca de estos contratos era tan verdad como que Dios era
trino y uno. Para el remedio de esto yo he querido mandar ejecutar lo proveído
184
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
por la Audiencia y el cabildo de la ciudad. Sale a contradecirlo el licenciado Quero,
oidor, con tanta publicidad e insolencia que es menester toda la paciencia que Dios
me da. Y su fin no es bien público, antes, según el pueblo dice, es interés particular
suyo o de personas que le tocan. Y los mercaderes de Castilla dicen que como bajen
los cueros y azúcares ellos bajarán otro tanto las mercaderías y se podrá vivir. Yo haré
lo que pudiere, pero, si los tratantes tienen tanto favor, la ejecución se hará sobre mi
salud por las pesadumbres que me han de dar como sobre lo de la moneda. Vuestra
majestad lo mande proveer con brevedad que cierto conviene para conservación de
esta tierra y para evitar un millón de contratos usurarios.
Como estamos tan frecuentados de corsarios y vuestra majestad nos manda estar
apercibidos, he hecho alarde de gente de a caballo y de a pie, más de quinientos
arcabuceros (fol. 2) y piqueros, que es razonable defensa. Hay un capitán de los de
a caballo y tres de los de a pie de la gente más principal y granada del pueblo, que
sirven y gastan sus haciendas sin ningún premio. Y han pedido en la Audiencia que,
cómo capitanes de vuestra majestad, cuando tuvieren pleitos se les dé asiento en los
estrados como se hace en España. No se lo quieren conceder los oidores, de que se
sienten por agraviados y se desaniman para servir. Y en verdad que, sin ser capitanes,
entiendo que se les diera en España. Vuestra majestad mande proveer sobre ello lo
que sea servido, que mi intento no es sino que sean honrados y se animen a servir.
Ya escribí a vuestra majestad con la flota el mal ejemplo y escándalo con que aquí
viven el licenciado Quero, oidor, y el doctor Villanueva, fiscal. Cómo vieron ida la
flota, luego el licenciado Quero metió en su casa a esta mujer pública con quien está
amancebado y la ha tenido y tiene pública y descubiertamente en su casa, hablando
ella desde las ventanas de la casa que es en la plaza con la gente de otras casas. Y no
se encubriendo a la gente que entra en su casa, sino que se está a vista de los que
entran como si fuese su mujer. Y tres días hace que la llevaron a una estancia fuera
de la ciudad a festejarla y estando ella allá con harta gente se fueron los dos, oidor y
fiscal, con ella y estuvieron allá con ella un día o dos, viéndolos los que allá estaban y
sabiéndolo toda la ciudad de que se causa tanto escándalo que dan clamores los del
pueblo de ver una tan pública deshonestidad y ejemplo que a todo se da para vivir
mal. Y cómo él se la tiene en casa yo no puedo remediarlo ni echarla de la tierra sin
tener gran escándalo en el pueblo.
También escribí cómo el fiscal tenía infamada una doncella noble de las del rey
de Portugal la cual ha remanecido preñada de cuatro meses y se la tiene tan públicamente como el oidor la otra. Y esta es la ocupación de entrambos y así los pleitos
fiscales están sin defensa y es (fol. 2v) condenado el Fisco en todas sus causas porque de su parte no hay defensa ni el fiscal la hace ni sabe hacer. Y en los más pleitos
fiscales de importancia, después de visto en la sala, los tornamos a recibir a prueba
para que el fiscal haga diligencia. Y, aunque se le reprehenden sus descuidos, él hace
poco caudal de ello por estar tan ocupado en lo demás.
Guarde y ensalce nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad con
aumento de más reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester. De
Santo Domingo, 25 de julio de 1577 años.
185
Genaro Rodríguez Morel
Hoy, día de Santiago por la mañana, escribí esta antes de misa, que es día de
tabla en que la Audiencia acompaña al presidente a misa desde que la Audiencia se
fundó, excepto los oidores pasados que todo su fin fue desautorizar su presidente. Y
ha sido costumbre apearse con el presidente los oidores y fiscal, y así se ha guardado
después que vinimos. El licenciado Quero me apercibió en la iglesia que no se había
de apear conmigo. Y porque el licenciado de las Cabezas dijo que él no quería tomar
puntos con su presidente sino apearse, le dijo que si él tuviera el punto que era razón no se apeara pero que no tenía compañero. Pretendió hacer hoy esta novedad
porque es día en que la Audiencia y regimiento y toda la ciudad acompañan por
las calles al pendón de la ciudad y se apean todos con el presidente, pareciéndole
que hoy ganaba mucho punto con el presidente en hacer esta novedad delante de
todo el pueblo que fuera una gran nota y mal principio para proceder en puntos en
cosas mayores de que se perdió la Audiencia pasada. Insistí con él en que se apease
y no diese ocasión al pueblo de entender que había discordias en la Audiencia. Y así
se apeó muy contra su voluntad diciendo que hoy ha de escribir a vuestra majestad
grandes quejas y cosas de mí. Y como tengo escrito a vuestra majestad a mí no me
importa que se apeen o no, sino que temo sea comienzo para otras cosas mayores.
Vuestra majestad provea lo que más se sirva que yo no pretendo más autoridad de la
que vuestra majestad fuere servido que tenga.
Sacra cesárea real majestad.
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales pies y mano besa.
El doctor González de Cuenca.
(fol. 3v) A la sacra cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su
Real Consejo de Indias.
Española. A su majestad. Del Presidente de la Audiencia Real de aquella isla, 25
de julio, 1577. No hay que responder.
186
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 78
Santo Domingo, 25 de julio de 1577
Cesárea real majestad.
Necesario será, como en otras tengo escrito, sea vuestra majestad servido poner
su real censura y dar orden en todas las cosas de esta Audiencia de trato y estilo ordinario suyo acompañamientos y lugares de ellos y fiestas de tabla las que deben guardarse. Porque se excusen encuentros y cosas de desabrimiento como hoy sucediera
si los oidores no le quisieran tanto humillar a lo que el presidente quiso. Y es así que
de costumbre ordinaria nunca la Audiencia se apeaba a subir al presidente hasta
su aposento sino metiéndole en casa le dejaba, apeándose en la escalera de ella.
Presupuesta esta orden tan antigua algunas veces se han apeado con él de propio
amor y comedimiento que se le ha tenido y tiene. Y porque un día dijo se apease la
Audiencia con él, lo hicieron así por evitar escándalo y después le dijeron que no se
había hecho con ningún presidente y que no lo harían más. Quedó esto así con presupuesto que vuestra majestad fuese sobre ello consultado para que mandase lo que
se debía hacer. Hoy, día de Santiago, dijo el presidente a los oidores que se habían
de apear y se había de hacer lo que él quisiese. Y fue en la iglesia donde el pueblo lo
vio y entendió. Respondieron le que no se habían de apear, estuvo enojadísimo de
suerte que a ellos les dijo que haría a los alguaciles los apeasen si ellos no lo hacían.
Al fin, porque no se escandalizase el (fol. 1v) lugar lo hicieron con harto disgusto
del mal término que con ellos se tuvo de menos ocasiones que etas suele haber pesadas pasiones. Vuestra majestad se sirva de darles orden en todo porque realmente
no la hay y sin ella no puede haber cosa buena y puesta por vuestra majestad todos la
guardaran inviolablemente y ninguno hará más ni menos de lo que debe y cesarán
los fuegos que se comienzan a encender.
Nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad guarde con aumento de
más reinos como la cristiandad ha menester. De Santo Domingo, 25 de julio de 1577.
Cesárea real majestad.
Besa los reales pies de vuestra majestad su criado.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
187
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 79
Santo Domingo, 25 de julio de 1577
Cesárea real majestad.
El fin que la discordia puso a la Audiencia pasada, dio ejemplo a los que
después vinimos a servir a vuestra majestad para no solo sufrir cosas livianas
mas disimular las muy graves. Y así hemos pasado por muchas sinrazones que
del doctor Cuenca, vuestro presidente, cada uno muy a su costa ha recibido y
callado por no renovar a vuestra majestad las pesadumbres pasadas, hasta que
su arrogancia y mal término sobrepuso nuestra paciencia como por otras del
licenciado de las Cabezas, vuestro oidor, y del doctor Villanueva, vuestro fiscal,
vuestra majestad entenderá.
Y es así que luego como venimos, por dar al pueblo contento con contrarias
obras de las que los pasados con sus enemistades hacían, nos acariciamos haciendo y mostrando mucha amistad. Y con esta, algunos días de tabla al volver nos
apeamos acompañando al presidente hasta dejarle en su aposento. Y él, o por
verse con nuestra humildad entronizado o por ser natural condición suya, ha tomado tanta arrogancia que volviendo de la visita general de la cárcel, sábado antes
de la Pascua de Espíritu Santo, por parecerle que el licenciado de las Cabezas no
se apeaba tan presto, nos dijo a voces altas: los oidores se han de apear cuando
acompañaren al presidente. Y viendo que pedía por deuda lo que de comedimiento habíamos hecho y que en todas las Chancillerías de vuestra majestad no hay tal
costumbre ni en esta la ha habido, como parezca por los testimonios de secretarios
(fol. 1v) antiguos y modernos que van con esta, se lo dijimos en el acuerdo y fuera
de él. Por lo cual nos trató tan mal como si sobre cualquiera vuestra majestad le
hubiera dado mero imperio diciendo que tiene orden de vuestra majestad para
embarcar al oidor que le pareciere. Y hoy, día de Santiago, estando en la iglesia
dijo al licenciado de las Cabezas y a mí que a la vuelta no apeásemos porque al
oidor que no lo hiciere mandaría a un alguacil lo apease. Y por no dar nota, en el
lugar nos apeamos.
Y por no estar determinado el orden que han de tener en particular y general en
esta Audiencia presidente, oidores, fiscal y Alguacil Mayor , ha sido causa como por
experiencia se ve de muchos daños queriendo usurpar el presidente lo que no es
propio en agravio de los que a vuestra majestad servimos, poniéndonos en grandes
ocasiones. A vuestra majestad suplico tenga por bien enviar el orden como todos
debamos tratar unos con otros porque guardando ese inviolablemente se quiten
ocasiones tan malas como la que hoy se ha ofrecido y otras muchas que por no cansar a vuestra majestad se callan.
188
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad prospere con acrecentamiento de mayores reino y señoríos como la cristiandad ha menester. De Santo
Domingo de La Española, 25 de julio de 1577.
Cesárea real majestad.
Besa los reales pies de vuestra majestad su criado.
El licenciado Esteban de Quero.
189
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 80
Santo Domingo, 4 de agosto de 1577
Cesárea real majestad.
Por haber escrito a vuestra majestad con la flota que partió de esta isla principio
de julio y después con otro navío que arribó y tornó a seguir su viaje, seré breve.
Esperando, en todo, la orden y voluntad de vuestra majestad para obedecer para
siempre como debo. Porque cuando acá se me ofreciere cosa que de pena y en que
entienda que no se hace conmigo lo que vuestra majestad manda, pasar lo he con
humildad y obediencia y esperaré el remedio de la mano poderosa de vuestra majestad dando aviso de lo que hubiere. Ahora solo se ofrece decir que el presidente
de esta Real Audiencia; habiendo dos oidores solamente y gran copia de pleitos, así
fiscales como particulares, de mayor cuantía en que era necesaria su continua asistencia; hizo notificar al licenciado Esteban de Quero que saliese a visitar a ocho de
agosto y si no que le suspendería el salario. El tiempo es terrible y los naturales que
salen al campo por la mayor parte mueren, además de que es tan grande la falta de
todas cosas que no puede cómodamente salir hasta fin de noviembre que el tiempo
sea menos malo y haya lo necesario en la flota que se espera. Y pues no sería faltar a
lo que debe y ha hecho el dicho licenciado, sirviendo con mucho cuidado y limpieza
por las dichas causas, de tenerse algún día en salir, especial que ya se comienza a
aprestar y se puede temer no se le quite el salario de que para su sustento tiene tanta
necesidad. Vuestra majestad se sirva como rey y señor lleno de justicia con dulzura
y misericordia favorecerle contra este inconveniente mandando (fol. 1v) se le dé
su salario en caso que se le haya suspendido. Pues, como he dicho, él se apresta y
saldrá por el dicho tiempo, que es en el que puede haberse proveído de lo forzoso
y será la visita con menos riesgo de la vida. Nuestro señor la cesárea real persona de
vuestra majestad guarde con aumento de reinos y señoríos. De Santo Domingo, 4
de agosto, 1577.
Cesárea real majestad.
Besa los reales pies de vuestra majestad, su criado.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
190
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 81
Santo Domingo, 6 de agosto de 1577
Cesárea real majestad.
Por haber siempre dicho mi parecer con la libertad que debo al oficio que vuestra majestad me encargó y no haber consentido en la voluntad de vuestro presidente
en algunas cosas por no parecerme justas, ha sido causa que no esté tan bien conmigo como yo quisiera. Y mostrando esta voluntad, me ha notificado una cédula de
vuestra majestad que manda salir un oidor a visitar la tierra hoy, que es el tiempo
más enfermo de todo el año y de tantas aguas que los naturales que están hechos a
ella no osan salir al campo por las muchas aguas y grandes soles que hace, con que
todos enferman cuantos al campo salen. Principalmente no estando más de dos oidores, y habiendo muchos pleitos de mayor cuantía detenidos por no haber salido
vuestro presidente a la sala, cincuenta más después que aquí vinimos y para que
me pudiera [tinta diluida] a vuestra majestad, de esto con la flota hizo notificación
luego como fue partida. Y no dudo sino que llegado el día en que señala, me parta. Mandara a vuestros oficiales no me acudan con el salario ordinario como en su
auto lo dice. A vuestra majestad suplico mande se vea el auto y mi repuesta, con la
información que con ella va y, vista, vuestra majestad mande se me pague el salario
que por esta causa me hubieren detenido pues mi intento es salir a hacer la visita en
tiempo que mejor pueda servir a vuestra majestad en ella.
Guarde y prospere nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad con
acrecentamiento de mayores reinos y señoríos. De Santo Domingo de La Española,
6 de agosto, 1577.
Cesárea real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales pies besa.
El licenciado Esteban de Quero.
191
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 82
Santo Domingo, 9 de agosto de 1577
Cesárea real majestad.
La flota que va a Nueva España y la de aquí, llegaron a esta isla a siete de este,
con próspero viaje. Y lo oidores que vuestra majestad envía a esta Real Audiencia
que eran muy necesarios para la buena expedición de negocios y conseguir el fin
de vuestra majestad así en lo que toca a la visita de la tierra como en la población
de Bayajá sobre que con toda instancia procuraré se haga diligencia como cosa tan
importante.
El pleito sobre no haber cumplido Alonso de Encinas lo capitulado con vuestra
majestad y haber cobrado el dinero sin se haber conseguido el fin, voy siguiendo.
Daré de ello aviso y asimismo de todas las demás cosas que vuestra majestad manda.
De trece de mayo pasado recibí la que vuestra majestad fue servido hacerme
con su real carta y las demás cédulas tocantes a mi oficio, que eran bien necesarias.
Fuera de esto obedeceré el orden que esta Audiencia pusiere en lo que por vuestra
majestad no está determinado y avisaré a vuestra majestad para que mande lo que
se deba guardar.
(fol. 1v) Suplico a vuestra majestad entienda que ni con oficiales ni Alguacil
Mayor yo no he tenido desabrimiento ninguno, al menos por mi parte. Si por hacer
yo lo que debo, conmigo los tienen y muestran, no tengo yo culpa. Y así muy particularmente les he rogado que aunque haya pleitos no tengan disgustos pues yo no
pretendo para mí cosa alguna sino hacer lo que debo al servicio de mi rey y señor
de quien recibo la honra y el sustento.
Esta casa que aquí vuestra majestad tiene se ha reparado y está buena y tendrá
valor y está alquilada en cincuenta pesos de oro fino poco más o menos y ahora
vive en ella el licenciado Esteban de Quero, oidor. Dicen los oficiales que será bien
venderla. Si es esto más conveniente al servicio de vuestra majestad que estar allí
ocupado algún dinero y vivirla yo. Suplico a vuestra majestad haga lo que más sea
su servicio que mi pretensión no es otra cosa, aunque yo tenga poco salario y pase
necesidad, que no busco tanto mi interés y vuestra majestad como poderosísimo en
otras cosas me puede cada día hacer mayores mercedes.
Aquí se ha dicho que el presidente de esta Audiencia Real ha informado contra
mí de haber yo sido causa de que de parte de la casa de Melchor de Torres le recusasen en los pleitos con el contador y que vuestra majestad quiere ser informado de
la verdad. Yo huelgo mucho porque se verá clara la que en esto como en todo tengo
escrita a vuestra majestad, mas han sido tan públicas y tan ordinarias las causas que
así solo puede con razón haber puesto culpa como podría ver vuestra majestad por
192
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
la causa que aquí públicamente se trató (fol. 2) en la cual yo estaba tan remoto que
había un día natural que estaba puesta y sabiéndolo todo el lugar yo no lo sabía y
entendido me pesó en el alma porque los jueces cristianos y viejos no han de hacer
cosa indebida aunque muestren un poco de afición a alguna parte. Allá está el relator. De él y de otras personas podrá vuestra majestad ser informado. Solo quiero
decir que tratándome mal el presidente sobre esto sin culpa mía y dándole delante
de los oidores la satisfacción debida, con juramento. Estaba tal que me dijo que aunque me viese el sacramento en la boca no me creería en eso. Vea vuestra majestad
qué palabras entre gente cristiana.
Lo que hay de aquí es que el presidente me procura mal poniéndome en tantos
aprietos como he escrito y todos mis deudos se quejan de mí que no hablo por ellos
una palabra y es así verdad y lo jurarán todos los jueces si vuestra majestad fuere
servido para que cese esta calumnia y gloria a Dios que no me arguye la conciencia
en cuanto al oficio toca en cosa alguna y que tenemos rey y señor cristianísimo a
dónde acudir y de dónde espera ser con entera rectitud juzgados. Nuestro señor la
cesárea real persona de vuestra majestad guarde y prospere con aumento de reinos
y señoríos. De Santo Domingo, 9 de agosto 1577 años.
Cesárea real majestad.
Besa las reales manos y pies de vuestra majestad su humilde criado.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
193
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 83.
Santo Domingo, 12 de agosto de 1577
Cesárea real majestad.
La flota que va a Nueva España y la de aquí, llegaron a esta isla a siete de este,
con próspero viaje. Y lo oidores que vuestra majestad envía a esta Real Audiencia
que eran muy necesarios para la buena expedición de negocios y conseguir el fin
de vuestra majestad así en lo que toca a la visita de la tierra como en la población
de Bayajá sobre que con toda instancia procuraré se haga diligencia como cosa tan
importante.
El pleito sobre no haber cumplido Alonso de Encinas lo capitulado con vuestra
majestad y haber cobrado el dinero sin se haber conseguido el fin, voy siguiendo.
Daré de ello, a su tiempo, aviso y asimismo de todas las demás cosas que vuestra
majestad manda.
De trece de mayo pasado recibí la que vuestra majestad fue servido hacerme
con su real carta y las demás cédulas tocantes a mi oficio, que eran bien necesarias.
Fuera de esto obedeceré el orden que esta Audiencia pusiere en lo que por vuestra
majestad no está determinado y avisaré a vuestra majestad para que mande lo que
se deba guardar.
Suplico a vuestra majestad entienda que ni con oficiales ni Alguacil Mayor yo
no he tenido desabrimiento alguno, al menos por mi parte. Si por hacer yo lo que
debo, conmigo los tienen y muestran, no tengo yo culpa. Y así muy particularmente
les he rogado que aunque haya pleitos no tengan disgustos, pues yo no pretendo
para mí cosa alguna sino hacer lo que debo al servicio de mi rey y señor de quien
recibo la honra y el sustento.
Esta casa que aquí vuestra majestad tiene se ha reparado y está buena y tendrá
(fol. 1v) valor y está alquilada en cincuenta pesos de oro fino poco más o menos y
ahora vive en ella el licenciado Esteban de Quero, oidor. Dicen los oficiales que será
bien venderla. Si es esto conveniente más al servicio de vuestra majestad que estar
allí ocupado algún dinero y vivirla yo. Suplico a vuestra majestad haga lo que más sea
su servicio que mi pretensión no es otra cosa, aunque yo tenga poco salario y pase
necesidad, que no busco tanto mi interés. Y vuestra majestad como poderosísimo en
otras cosas me puede cada día hacer mayores mercedes.
Aquí se ha dicho que el presidente de esta Audiencia Real ha informado contra
mí de haber yo sido causa de que de parte de la casa de Melchor de Torres le recusasen en los pleitos con el contador y que vuestra majestad quiere ser informado de
la verdad. Yo huelgo mucho porque se verá claro lo que en esto como en todo tengo
escrito a vuestra majestad, mas han sido tan públicas y tan ordinarias las causas que
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
así solo con razón puede haber puesto culpa como podría ver vuestra majestad por
la causa que aquí públicamente se trató, en la cual yo estaba tan remoto que había
un día natural que estaba puesta y sabiéndolo todo el lugar yo no lo sabía y entendido me pesó en el alma porque yo entiendo que los jueces cristianos y viejos no han
de hacer cosa indebida aunque muestren un poco de afición a alguna parte. Allá
está el relator. De él y de otras personas podrá vuestra majestad ser informado. Solo
quiero decir que tratándome mal el presidente sobre esto sin culpa mía, ni aún venial, y dándole delante de los oidores la satisfacción debida, con juramento, estaba
tal que me dijo que aunque me viese el Sacramento en la boca no me creería. En eso
vea vuestra majestad qué palabras entre gente cristiana.
Lo que hay de aquí es que el presidente me procura mal poniéndome en tantos
aprietos como he escrito y todos mis deudos se quejan de que no hablo por ellos una
palabra y es así verdad y lo han de jurar todos los jueces si vuestra majestad fuere
servido para que cese esta calumnia. Gloria a Dios que no me arguye la conciencia
en cuanto al oficio toca en cosa alguna y que tenemos rey y señor cristianísimo y justísimo a dónde acudir y de dónde esperar ser (fol. 2) con entera rectitud juzgados.
Nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad guarde y prospere con
aumento de reinos y señoríos. De Santo Domingo, 12 de agosto 1577 años.
Cesárea real majestad.
Besa los reales pies de vuestra majestad su criado.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
(fol. 2v) A la cesárea real majestad del rey don Felipe nuestro señor en su Real
Consejo de Indias.
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Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 84
Santo Domingo, 13 de agosto de 1577
Sacra cesárea real majestad.
A seis del presente mes de agosto, llegaron al puerto de esta ciudad los cuatro
navíos que venían para esta isla. Y en ellos los dos oidores, Aliaga y Arceo, y se recibieron las cartas, cédulas y provisiones de vuestra majestad que venían para esta Audiencia. Y por haber llegado un patache de la flota de Nueva España con el veedor
don Luis de Avellaneda, que se parte hoy para Ocoa, escribo esta para que vaya en
el navío de aviso que ha de partir con la nueva de la llegada de la flota a la Veracruz.
Todo lo que vuestra majestad por las cédulas y provisiones que vinieron para esta
Audiencia para mí, se cumplirá y pondrá luego en ejecución como vuestra majestad
manda.
Por un capítulo de la carta que vuestra majestad me mandó escribir se me manda
dé aviso del aprovechamiento que se ha seguido de hacer los cuños que se enviaron
a esta Audiencia; y de lo que se ha hecho y ha resultado de lo proveído por vuestra
majestad tocante a la moneda de vellón. Por las cartas que escribí el año pasado y
por el mes de enero de éste, di aviso de cómo estos cuños y punzones, con la cédula
de vuestra majestad sobre la labor de la buena moneda de plata y de vellón y sobre el
reducir la mala moneda de cuartos a buena moneda, vino a esta Audiencia el año de
setenta y tres, presidiendo en ella el licenciado Francisco de Vera, y no ejecutó cosa
alguna de ello. Y muchos días (fol.1v.) después de yo llegado a esta ciudad, me envió
un cestillo cosido en que habían venido los cuños porque yo se lo envié a pedir y no
me envió la cédula que con ellos venía. Porque, como a vuestra majestad escribí en
la flota de esta isla que partió hace mes y medio, por respectos que hubo de parte
del presidente y oidores se dejó de cumplir esta cédula y no se trató de ella. Y lo que
después se ha hecho ha sido en virtud de un duplicado de ella que trajo Alonso de
Encinas cuyo cumplimiento y ejecución me ha costado harto trabajo por las muchas
contradicciones que el fiscal de esta Audiencia hizo al cumplimiento de esta cédula
por respeto de sus primos. Con que me levantó al pueblo y al arzobispo para que
también contradijese, que faltó poco para amotinarse el pueblo. Y de todo lo que
se ha hecho en ejecución de esta cédula se envía la relación a vuestra majestad. Y
se enviaron los autos y votos que sobre ello hubo por duplicado. Y avisé a vuestra
majestad cómo labrarse plata ni moneda de vellón no era posible porque acá no
tenemos plata ni cobre. Y supliqué a vuestra majestad se nos enviase que la haría
luego labrar, aunque ha de haber la misma contradicción que en lo pasado porque
a los que tienen tomados tributos les importan mucho que no haya buena moneda
por no pagar en ella como la recibieron. Y así, con lo cuños no se ha hecho más que
196
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
tenerlos guardados y así se estarán entretanto que no hubiere plata ni cobre con qué
labrar. En los autos que se enviaron sobre lo tocante a la moneda, por descuido del
secretario, se dejó de enviar un auto general proveído por esta Audiencia sobre lo
tocante a la mala moneda que se redujo a su verdadero valor en que se proveyeron
cosas importantes para excusar pleitos cuyo traslado envío con esta. Y aunque está
firmado de todos los tres jueces que lo proveímos y refrendado de secretario ante
quien pasó. Hoy, día de la fecha de ésta en acuerdo, (fol. 2) le ha contradicho terriblemente el licenciado Quero y votado y asentado en el libro del acuerdo que no se
guarde. Y si no estuviera firmado de su nombre habría insistido en que no se había
proveído tal auto, de que se admiraron los dos oidores nuevos. Y el auto está muy
justificado. Sobre todo mande vuestra majestad lo que sea servido. Tengo por cierto
que para quitar pleitos y esta idolatría de esta mala moneda convendría, para acabar
de una vez, fundirla y de ella misma labrar buena moneda, pues no hay cobre de
qué labrarla de nuevo, y con poca plata que se nos enviase con la que ella se tiene
se labraría harta moneda y con esto se descubriría mucha moneda que los negros
tienen escondida. Y de este parecer son todos los que están desapasionados. Vuestra
majestad lo mande ver y proveer lo que sea servido.
En una cosa cierto erramos que fue en volver toda la moneda a sus dueños, aunque fue con fianzas y en haber bajado el valor del cuarto a un maravedí. Porque
como los señores de los cuartos se hallaron con tanta moneda sin costarles nada el
crecimiento y daban por las cosas mucho más de lo que valían, se crecieron todos lo
bastimentos que no se pasa poco trabajo en volverlos a su valor. Y con el crecimiento,
que fue mucho, se pudieran dar propios a esta ciudad para traer el agua de Haina y
para otras cosas o se pudiera ayudar para lo de las galeras. Y los dueños no recibirían
daño volviéndoseles todo el valor que habían metido. Y esto aún todavía ha lugar pues
se les volvió con fianzas de lo volver si vuestra majestad lo mandase. Y don Antonio
Enríquez, el cual y sus cuñados que son muy interesados en esto de los tributos, llevó
poder para pedir estas demasías. Sobre todo mandará vuestra majestad proveer.
En lo que toca a no haberse proveído el curado de la Iglesia Catedral de esta ciudad, cuando a vuestra majestad escribí sobre esto no tenía noticia de la instrucción
sobre el patronazgo, que se la tenía el licenciado Francisco de Vera. Luego que la
recibí hice que aquel curado y otro que después vacó se proveyesen conforme al capítulo de la instrucción y así están proveídos, aunque el cabildo (fol. 2v) de la iglesia
lo sentía mucho y tendré mucho cuidado de la conservación del Patronazgo Real.
Cuando llegó el título de fiscal para el licenciado Pinedo, era partido en la flota y
así está en mi poder el título. En la flota se dará a vuestra majestad relación de cuán
perdido está este oficio por falta del fiscal porque lo sirve con muy poca diligencia y
poca experiencia y curso de negocios y así se pierden lo pleitos fiscales.
En lo que toca a la visita de la isla que ha de hacer un oidor conforme a las
cédulas de vuestra majestad y que cese el Alcalde Mayor, que no es necesario visitando oidor, y se excusan seiscientos ducados de salario. He notificado al licenciado Quero que le viene por su turno que salga a visitar y a hacer la población
de Bayajá. Y, aunque pone muchas dilaciones, si no saliere primero de septiembre
que le he dado de término ejecutaré la cédula de vuestra majestad en que se manda
se le quite el salario.
197
Genaro Rodríguez Morel
Los que a vuestra majestad informaron que en las cuentas que se tomaron a
Diego Jiménez de Peralta metí en la Real Caja una partida de más de tres mil ducados sin declarar de qué procedían. Quién lo escribió no informó como debiera. Lo
que pasa es que, mucho antes que se tomasen las cuentas a Peralta, estando yo con
los oficiales de vuestra majestad en la casa del tesorero entendiendo en cosas del
beneficio de la Real Hacienda, el dicho Peralta trajo una partida de oro de tres mil
ducados o más. Los oficiales dijeron que no la habían de recibir sin que primero
declarase de qué procedía. A mí me pareció que los tres mil ducados estarían mejor
en la caja de vuestra majestad que en poder de Peralta y así proveí que los tres mil
ducados se metiesen en la caja de vuestra majestad y el Peralta trajese luego declaración de qué procedían y así se asentó. Y el Peralta trajo después la declaración y de
ella se le hizo cargo en la visita que le tomé y va apuntada en uno de los cargos de
ella, como vuestra majestad lo podrá mandar ver.
El trigo que vuestra majestad mandó enviar se recibió y lo haré repartir y sembrar y enviaré el procedido en la flota.
Una partida de oro del alcance que les hice a los tesoreros de la Cruzada registré en
una de las mejores naos de la flota, que se llama La María. Esta nao ha vuelto aquí con
temporal, que se iba anegando, y ha descargado. Y así queda esta partida hasta la flota.
(fol. 3) En lo que toca a tener amistad con Alonso de Encinas y haberle sentado
a mi mesa, los días que los oidores comen en mi casa. Yo en esto he guardado lo que
vi guardar en el Perú a los virreyes y al licenciado Castro siendo gobernador y lo que
dicen han aquí guardado otros presidentes de convidar a los Oficiales Reales cuando
se convidan los oidores. Y siendo criados de vuestra majestad y de oficiales preeminentes, no entendí que podía ser exceso. Y es verdad que yéndome un día al campo, solo,
a pasear en un coche, llevé en él al dicho tesorero. Esto vi hacer en esa Corte al presidente Juan de Ovando y a otros presidentes. Yo lo excusaré como vuestra majestad lo
manda y familiaridad yo no la tengo con nadie ni he entrado ni pienso entrar en ninguna casa de esta ciudad y se pasa más de un mes muchas veces que no salgo de la mía.
En treinta de julio de este año llegaron mi mujer e hijos al puerto de Montecristi de
esta isla, que es sesenta leguas de esta ciudad, habiendo tardado cuarenta días de navegación desde La Habana y es el tiempo tan recio de aguas que tardarán todo este mes en llegar aquí. Bien se entiende lo que su viaje me ha costado y el celo con que sirvo y he servido
siempre y no se me debe negar la merced de ayuda de costa que vuestra majestad suele
hacer en semejantes casos a sus criados como se ha hecho con muchos, suplico a vuestra
majestad. Y porque en la flota daré más larga cuenta de todo, no alargo más en esta.
Guarde y ensalce nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad con
aumento de más reinos y señoríos, como toda la cristiandad desea y ha menester. De
Santo Domingo, 13 de agosto de 1577.
Sacra cesárea real majestad.
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa.
El doctor González de Cuenca.
198
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 85
Santo Domingo, 15 de agosto de 1577
Sacra cesárea real majestad.
A seis del presente mes de agosto, llegaron al puerto de esta ciudad los cuatro
navíos que venían para esta isla. Y en ellos los dos oidores, Aliaga y Arceo, y se recibieron las cartas, cédulas y provisiones de vuestra majestad que venían para esta Audiencia. Y por haber llegado un patache de la flota de Nueva España con el veedor
don Luis de Avellaneda, que se parte hoy para Ocoa, escribo esta para que vaya en
el navío de aviso que ha de partir con la nueva de la llegada de la flota a la Veracruz.
Todo lo que vuestra majestad manda por las cédulas y provisiones que vinieron
para esta Audiencia para mí, se cumplirá y pondrá luego en ejecución como vuestra
majestad manda.
Por un capítulo de la carta que vuestra majestad me mandó escribir se me manda
dé aviso del aprovechamiento que se ha seguido de hacer los cuños que se enviaron
a esta Audiencia; y de lo que se ha hecho y ha resultado de lo proveído por vuestra
majestad tocante a la moneda de vellón. Por las cartas que escribí el año pasado y
por el mes de enero de éste, di aviso de cómo estos cuños y punzones, con la cédula
de vuestra majestad sobre la labor de la buena moneda de plata y de vellón y sobre
el reducir la mala moneda de cuartos a buena moneda, vino a esta Audiencia el año
de setenta y tres, presidiendo en ella el licenciado Francisco de Vera, y no ejecutó
cosa alguna de ello. Y muchos días después de yo llegado a esta ciudad, me envió
un cestillo cosido en que habían venido los cuños porque yo se lo envié a pedir y no
me envió la cédula que con ellos venía. Porque, como a vuestra majestad escribí en
la flota de esta isla que partió hace mes y medio, por respectos que hubo de parte
del presidente y oidores se dejó de cumplir esta cédula (fol.1v) y no se trató de ella.
Y lo que después se ha hecho ha sido en virtud de un duplicado de ella que trajo
Alonso de Encinas cuyo cumplimiento y ejecución me ha costado harto trabajo por
las muchas contradicciones que el fiscal de esta Audiencia hizo al cumplimiento de
esta cédula por respeto de sus primos. Con que me levantó al pueblo y al arzobispo
para que también contradijese, que faltó poco para amotinarse el pueblo. Y de todo
lo que se ha hecho en ejecución de esta cédula se envía la relación a vuestra majestad. Y se enviaron los autos y votos que sobre ello hubo por duplicado. Y avisé a
vuestra majestad cómo labrarse plata ni moneda de vellón no era posible porque acá
no tenemos plata ni cobre. Y supliqué a vuestra majestad se nos enviase que la haría
luego labrar, aunque ha de haber la misma contradicción que en lo pasado porque
a los que tienen tomados tributos les importan mucho que no haya buena moneda
por no pagar en ella como la recibieron. Y así, con lo cuños no se ha hecho más que
199
Genaro Rodríguez Morel
tenerlos guardados y así se estarán entretanto que no hubiere plata ni cobre con qué
labrar. En los autos que se enviaron sobre lo tocante a la moneda, por descuido del
secretario, se dejó de enviar un auto general proveído por esta Audiencia sobre lo
tocante a la mala moneda que se redujo a su verdadero valor en que se proveyeron
cosas importantes para excusar pleitos cuyo traslado envío con esta. Y aunque está
firmado de todos los tres jueces que lo proveímos y refrendado de secretario ante
quien pasó. Hoy, día de la fecha de ésta en acuerdo, le ha contradicho terriblemente
el licenciado Quero y votado y asentado en el libro del acuerdo que no se guarde. Y
si no estuviera firmado de su nombre habría insistido en que no se había proveído
tal auto, de que se admiraron los dos oidores nuevos. Y el auto está muy justificado.
Sobre todo mande vuestra majestad lo que sea servido. Tengo por cierto que para
quitar pleitos y esta idolatría de esta mala moneda convendría, para acabar de una
vez, fundirla y de ella misma labrar buena moneda, pues no hay cobre de qué labrarla de nuevo, y con poca plata que se nos enviase con la que ella se tiene se labraría
harta moneda y con esto se descubriría mucha moneda que los negros tienen escondida. Y de este parecer son todos los que están desapasionados. Vuestra majestad lo
mande ver y proveer lo que sea servido.
En una cosa cierto erramos que fue en volver toda la moneda a sus dueños, aunque fue con fianzas, y en haber bajado el valor del cuarto a un maravedí. Porque
como (fol. 2) los señores de los cuartos se hallaron con tanta moneda sin costales
nada el crecimiento y daban por las cosas mucho más de lo que valían, se crecieron
todos lo bastimentos que no se pasa poco trabajo en volverlos a su valor. Y con el
crecimiento, que fue mucho, se pudieran dar propios a esta ciudad para traer el
agua de Haina y para otras cosas o se pudiera ayudar para lo de las galeras. Y los
dueños no recibirían daño volviéndoseles todo el valor que habían metido. Y esto
aún todavía ha lugar pues se les volvió con fianzas de lo volver si vuestra majestad lo
mandase. Y don Antonio Enríquez, el cual y sus cuñados que son muy interesados
en esto de los tributos, llevó poder para pedir estas demasías. Sobre todo mandará
vuestra majestad proveer.
En lo que toca a no haberse proveído el curado de la Iglesia Catedral de esta ciudad, cuando a vuestra majestad escribí sobre esto no tenía noticia de la instrucción
sobre el patronazgo, que se la tenía el licenciado Francisco de Vera. Luego que la
recibí hice que aquel curado y otro que después vacó se proveyesen conforme al capítulo de la instrucción y así están proveídos, aunque el cabildo de la iglesia lo sentía
mucho y tendré mucho cuidado de la conservación del Patronazgo Real.
Cuando llegó el título de fiscal para el licenciado Pinedo, era partido en la flota y
así está en mi poder el título. En la flota se dará a vuestra majestad relación de cuán
perdido está este oficio por falta del fiscal porque lo sirve con muy poca diligencia y
poca experiencia y curso de negocios y así se pierden lo pleitos fiscales.
En lo que toca a la visita de la isla que ha de hacer un oidor conforme a las cédulas
de vuestra majestad y que cese el Alcalde Mayor, que no es necesario visitando oidor,
y se excusan seiscientos ducados de salario. He notificado al licenciado Quero que le
viene por su turno que salga a visitar y a hacer la población de Bayajá. Y, aunque pone
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
muchas dilaciones, si no saliere primero de septiembre que le he dado de término
ejecutaré la cédula de vuestra majestad en que se manda se le quite el salario.
Los que a vuestra majestad informaron que en las cuentas que se tomaron a Diego
Jiménez de Peralta metí en la Real Caja una partida de más de tres mil ducados sin
declarar de qué procedían. Quién lo escribió no informó como debiera. Lo que
pasa es que, mucho antes que se tomasen las cuentas a Peralta, estando yo con los
oficiales de vuestra majestad en la casa del tesorero entendiendo en cosas del beneficio de la Real Hacienda, (fol. 2v) el dicho Peralta trajo una partida de oro de tres
mil ducados o más. Los oficiales dijeron que no la habían de recibir sin que primero
declarase de qué procedía. A mí me pareció que los tres mil ducados estarían mejor
en la Caja de vuestra majestad que en poder de Peralta y así proveí que los tres mil
ducados se metiesen en la Caja de vuestra majestad y el Peralta trajese luego declaración de qué procedían y así se asentó. Y el Peralta trajo después la declaración y
de ella se le hizo cargo en la visita que le tomé y va apuntada en uno de los cargos
de ella, como vuestra majestad lo podrá mandar ver.
El trigo que vuestra majestad mandó enviar se recibió y lo haré repartir y sembrar y enviaré el procedido en la flota.
Una partida de oro del alcance que les hice a los tesoreros de la Cruzada registré
en una de las mejores naos de la flota, que se llama La María. Esta nao ha vuelto
aquí con temporal, que se iba anegando, y ha descargado. Y así queda esta partida
hasta la flota.
En lo que toca a tener amistad con Alonso de Encinas y haberle sentado a mi mesa,
los días que los oidores comen en mi casa. Yo en esto he guardado lo que vi guardar en
el Perú a los virreyes y al licenciado Castro siendo gobernador y lo que dicen han aquí
guardado otros presidentes de convidar a los Oficiales Reales cuando se convidan los
oidores. Y siendo criados de vuestra majestad y de oficiales preeminentes, no entendí
que podía ser exceso. Y es verdad que yéndome un día al campo, solo, a pasear en un
coche, llevé en él al dicho tesorero, esto vi hacer en esa Corte al presidente Juan de
Ovando y a otros presidentes. Yo lo excusaré como vuestra majestad lo manda y familiaridad yo no la tengo con nadie ni he entrado ni pienso entrar en ninguna casa de
esta ciudad y se pasa más de un mes muchas veces que no salgo de la mía.
En treinta de julio de este año llegaron mi mujer e hijos al puerto de Montecristi
de esta isla, que es sesenta leguas de esta ciudad, habiendo tardado cuarenta días de
navegación desde La Habana y es el tiempo tan recio de aguas que tardarán todo
este mes en llegar aquí. Bien se entiende lo que su viaje me ha costado y el celo con
que sirvo y he servido siempre y no se me debe negar la merced de ayuda de costa
que vuestra majestad suele hacer en semejantes casos a sus criados como se ha hecho con muchos. Suplico lo a vuestra majestad pues mis servicios no lo desmerecen
y mis trabajos y pérdidas han sido tan grandes.
(fol. 3) Guarde y ensalce nuestro señor la cesárea real persona de vuestra majestad con aumento de más reinos y señoríos, como toda la cristiandad desea y ha
menester. De Santo Domingo, 15 de agoto de 1577.
Sacra cesárea real majestad.
201
Genaro Rodríguez Morel
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa.
El doctor González de Cuenca.
(fol. 3v) A la sacra cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su
Real Consejo de Indias.
Del presidente de Santo Domingo. De agosto 15 de 1577, después de llegada la flota.
Isla Española. A su majestad. Del presidente doctor Cuenca, 15 de agosto de
1577. No hay que responder.
202
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 86
Santo Domingo, 29 de agosto de 1577
Sacra cesárea real majestad.
La flota para esta isla llegó al puerto de esta ciudad en seis de este presente mes
de agosto y en esta Audiencia se recibieron los pliegos y cédulas de vuestra majestad
y todo lo que por ellas vuestra majestad manda se cumplirá y ejecutará. Y en la flota, que procuraremos parta por marzo, daremos cuenta de todo lo que se hubiere
hecho.
Lo que de presente se ofrece que hacer saber a vuestra majestad es que ayer
miércoles 28 del presente, murió el arzobispo de esta ciudad y así está vaca la dignidad arzobispal y con necesidad de que vuestra majestad sea servido proveer con
brevedad, por la mucha necesidad que esta iglesia tiene de prelado.
En la flota escribió esta Audiencia largo lo que se ha hecho en la reducción de
la mala moneda de cuartos que hay en esta isla. Y lo que resultó de la reducción
tenemos entendido que convendría mucho al bien de esta isla y de las demás donde
anda y corre la moneda de cuartos, fundirlos todos y de ellos mismos labrar buena
moneda a costa de los dueños. Con que cesarían pleitos y se acabaría del todo de
desterrar este abuso de moneda y sería del mismo efecto que labrarse de nuevo moneda de vellón como vuestra majestad lo tiene mandado. Lo cual no se ha cumplido
(fol. 1v) por la falta de cobre y plata y por la mucha costa de labrarse. O si vuestra
majestad fuese servido de enviar aquí buena moneda de vellón de esos reinos y tomar en sí toda esta mala moneda en que no se perdería, antes se ganaría. O mandar
dar otro medio con el cual del todo cese la mala moneda. Vuestra majestad mandará
proveer en todo como más sea servido.
Por parte del fiscal se presentó en esta Real Audiencia una cédula de vuestra
majestad por la cual se manda que todos los secretarios y escribanos le den todos los
testimonios que le pidiere y la Audiencia se los mande dar. Proveyó se a ella que se
le diesen con que primero se trajesen a esta Real Audiencia. Lo cual se proveyó con
muy justas consideraciones porque podría sacar testimonios truncados y no enteros,
con los cuales vuestra majestad podría ser no bien informado y podría hacer con
estos testimonios el bien y mal que quisiese a quien le pareciese. Si vuestra majestad
otra cosa fuere servido aquello se cumplirá.
Guarde y ensalce nuestro señor la real cesárea persona de vuestra majestad con
aumento de más reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester. De
Santo Domingo 29 de agosto de 1577 años.
Sacra cesárea real majestad. Criados de vuestra majestad que sus reales pies y
manos besamos.
203
Genaro Rodríguez Morel
El doctor González de Cuenca.
El licenciado Esteban de Quero.
El licenciado de las Cabezas de Meneses.
El doctor Aliaga.
El licenciado Arceo.
(fol. 2v) A la sacra cesárea real majestad el rey don Felipe nuestro señor en su
Real Consejo de Indias. Audiencia de Santo Domingo.
Española. A su majestad. De la Audiencia de Santo Domingo, 29 de agosto de 1577.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 86 (a)
Santo Domingo, 17 de agosto de 1577
En la muy noble y muy leal ciudad de Santo Domingo de La Española de
Las Indias del mar océano, en diez y siete días del mes de agosto de mil y quinientos
y setenta y siete años. Ante los señores presidente y oidores de esta Real Audiencia,
el doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad en la dicha Real Audiencia, presentó una cédula de su majestad firmada de su real nombre su tenor de la
cual es esta que se sigue:
El Rey.
Presidente y oidores de la nuestra Audiencia Real que reside en la ciudad de
Santo Domingo de la isla Española. Nos somos informado que el doctor Villanueva
Zapata, nuestro fiscal de esa Audiencia, ha dado en ella algunas peticiones sobre
cosas tocantes a nuestro servicio. Que habiendo acudido a los escribanos de cámara
de esa dicha Audiencia a pedirles testimonios de las cosas que ha pedido y de lo que
a ellas se ha respondido, para los enviar al nuestro Consejo de Las Indias, no se lo
han querido dar. Y que lo mismo hacen otros escribanos de las demás cosas que se
ofrecen de que es necesario darnos cuenta. Y que para que pudiésemos ser informado de lo que conviniese a nuestro servicio sería necesario no se dejasen de dar
los dichos testimonios, porque de no se hacer resultaban muchos inconvenientes.
Y porque nuestra voluntad es que de ninguna manera se impida al dicho fiscal el
darnos cuenta de las dichas cosas que le pareciere ser necesarias, os mandamos que
de aquí adelante ordenéis así a los dichos escribanos de cámara como a los demás de
esa isla y a los del distrito de esa Audiencia que den al dicho fiscal los testimonios que
les pidiere en pública forma para que los pueda enviar al nuestro Consejo (fol. 1v) de
Las Indias o a la parte o partes que quisiere, sin que se le ponga estovo ni impedimento alguno porque de lo contrario nos tendremos por deservido. Fecha en Aranjuez
a trece de mayo de mil y quinientos y setenta y siete años. Yo el rey.
Por mandado de su majestad,
Antonio de Eraso.
Auto. Y así, presentada la dicha petición, digo la dicha cédula Real, que de suso
va incorporada, los dichos señores presidente y oidores la obedecieron con el acatamiento y reverencia debido. Y en cuanto al cumplimiento de ella mandaron que los
secretarios de esta Real Audiencia y escribanos públicos y reales den al dicho fiscal los
205
Genaro Rodríguez Morel
testimonios que les pidiere de las cosas que ante ellos pasaren con que, antes y primero que se los den y entreguen, den los dichos secretarios y escribanos noticia de ello a
esta Real Audiencia. Lo cual hagan y cumplan así, so las penas contenidas en la cédula
Real y más suspensión de sus oficios y, de cada, cien ducados. Y así lo proveyeron y lo
señalaron de sus rúbricas ante mí, Simón de Bolívar, escribano de cámara.
Después de lo cual, en diez y nueve del mes de agosto del dicho año de mil y quinientos y setenta y siete años, el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal, en
el acuerdo que los dichos señores presidente y oidores hicieron este día, presentó
una petición del tenor siguiente:
Muy poderoso señor.
El doctor Diego de Villanueva Zapata, vuestro fiscal, digo que yo presenté ante vuestra
alteza una real cédula dada a mi pedimento en que su majestad manda que los escribanos
de cámara y otros cualesquier me diesen todos los testimonios que les pidiese para informar a vuestra real persona y para lo que yo quisiese. Y que vuestra alteza ordenase que los
dichos escribanos, sin excusa ni estorbo, me los diesen y entregasen porque de (fol. 2) lo
contrario se tendría por deservido. Según lo cual y las palabras expresas y tan encarecidas
de la dicha cédula Real e intención, vuestra alteza debía mandar se cumpliese llanamente
y sin declaración alguna. Sin embargo de lo cual, habiéndola vuestra alteza obedecido,
cuanto el cumplimiento declaro que los testimonios que pidiere no se me den y entreguen sin que antes primero den a esta Real Audiencia noticia los tales escribanos, so graves
penas que se les ponen. Y porque esto es en agravio de la libertad con que su majestad
quiere que yo use mi oficio, a vuestra alteza pido y suplico declare que los dichos escribanos me den libremente y entreguen todos los testimonios que le pidiere sin obligación de
dar de ellos noticia a esta Real Audiencia y sin pena alguna. Y para ello, en caso necesario,
hablando con el acatamiento debido, suplico del dicho auto que de suso se contiene y
pido y suplico se enmiende y revoque. Y cuando esto no hubiere lugar, que si hay se me
mande dar testimonio del dicho auto y de esta mi petición con lo proveído en todo y de la
dicha real cédula para acudir a su majestad. Y para ello espera.
Y así presentada la dicha petición los dichos señores presidente y oidores en el
dicho acuerdo ordinario proveyeron y mandaron que se verá por todos y se proveerá.
Después de lo cual, en veinte y dos del mes de agosto del dicho año de mil y
quinientos y setenta y siete años se llevó la dicha petición y cédula Real al acuerdo
que este dicho día hicieron los dichos señores presidente y oidores y salió proveído y
que de ello se dé testimonio. En cumplimiento de lo cual y de pedimento del dicho
fiscal di el presente testimonio el cual va cierto y verdadero según que ante mí pasó.
Que es fecha en la dicha ciudad de Santo Domingo a treinta días del me de agosto
de mil y quinientos y setenta y siete años.
Por ende hice aquí este mi signo a tal en testimonio de verdad.
Simón de Bolívar, escribano de su majestad y de cámara.
206
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 86 (b)
Santo Domingo, 17 de agosto de 1577
En la muy noble y muy leal ciudad de Santo Domingo de La Española de Las Indias
del mar océano, en diez y siete días del mes de agosto de mil y quinientos y setenta y siete
años. Ante los señores presidente y oidores de esta Real Audiencia, el doctor Diego de
Villanueva Zapata, fiscal de su majestad en la dicha Real Audiencia, presentó una cédula
de su majestad firmada de su real nombre su tenor de la cual es esta que se sigue:
El Rey.
Presidente y oidores de la nuestra Audiencia Real que reside en la ciudad de Santo
Domingo de la isla Española. Nos somos informado que el doctor Villanueva Zapata,
nuestro fiscal de esa Audiencia, ha dado en ella algunas peticiones sobre cosas tocantes a nuestro servicio. Que habiendo acudido a los escribanos de cámara de esa dicha
Audiencia a pedirles testimonios de las cosas que ha pedido y de lo que a ellas se ha
respondido, para los enviar al nuestro Consejo de Las Indias, no se lo han querido
dar. Y que lo mismo hacen otros escribanos de las demás cosas que se ofrecen de que
es necesario darnos cuenta. Y que para que pudiésemos ser informado de lo que conviniese a nuestro servicio sería necesario no se dejasen de dar los dichos testimonios,
porque de no se hacer resultaban muchos inconvenientes. Y porque nuestra voluntad
es que de ninguna manera se impida al dicho fiscal el darnos cuenta de las dichas
cosas que le pareciere ser necesarias, os mandamos que de aquí adelante ordenéis así
a los dichos escribanos de cámara como a los demás de esa isla y a los del distrito de
esa Audiencia que den al dicho fiscal los testimonios que les pidiere en pública forma
para que los pueda enviar al nuestro Consejo de Las Indias o a la parte o partes que
quisiere, sin que se le ponga estovo ni impedimento alguno porque de lo contrario
nos tendremos por deservido. Fecha en Aranjuez a trece de mayo de mil y quinientos
y setenta y siete años. Yo el rey. Por mandado de su majestad, Antonio de Eraso.
Auto. Y así, presentada la dicha cédula Real, que de suso va incorporada, los
dichos señores presidente y oidores la obedecieron con el acatamiento y reverencia
debido. Y en cuanto al cumplimiento de ella mandaron que los secretarios de esta
Real Audiencia y escribanos públicos y reales den al dicho fiscal los testimonios que
les pidiere de las cosas que ante ellos pasaren con que, antes y primero que se los
den y entreguen, den los dichos secretarios y escribanos noticia de ello a esta Real
Audiencia. Lo cual hagan y cumplan así, so las penas contenidas en la cédula Real y
más suspensión de sus oficios y, de cada, cien ducados.
Y así lo proveyeron y lo señalaron de sus rúbricas ante mí,
Simón de Bolívar, escribano de cámara.
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Genaro Rodríguez Morel
(fol. 1v) Después de lo cual, en diez y nueve del mes de agosto del dicho año de
mil y quinientos y setenta y siete años, el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata,
fiscal, en el acuerdo que los dichos señores presidente y oidores hicieron este día,
presentó una petición del tenor siguiente:
Muy poderoso señor.
El doctor Diego de Villanueva Zapata, vuestro fiscal, digo que yo presenté ante
vuestra alteza una real cédula dada a mi pedimento en que su majestad manda que
los escribanos de cámara y otros cualesquier me diesen todos los testimonios que les
pidiese para informar a vuestra real persona y para lo que yo quisiese. Y que vuestra
alteza ordenase que los dichos escribanos, sin excusa ni estorbo, me los diesen y
entregasen porque de lo contrario se tendría por deservido. Según lo cual y las palabras expresas y tan encarecidas de la dicha cédula Real y real intención, vuestra alteza debía mandar se cumpliese llanamente y sin declaración alguna. Sin embargo de
lo cual, habiéndola vuestra alteza obedecido, cuanto el cumplimiento declaro que
los testimonios que pidiere no se me den y entreguen sin que antes primero den a
esta Real Audiencia noticia los tales escribanos, so graves penas que se les ponen.
Y porque esto es en agravio de la libertad con que su majestad quiere que yo use
mi oficio, a vuestra alteza pido y suplico declare que los dichos escribanos me den
libremente y entreguen todos los testimonios que le pidiere sin obligación de dar de
ellos noticia a esta Real Audiencia y sin pena alguna. Y para ello, en caso necesario,
hablando con el acatamiento debido, suplico del dicho auto que de suso se contiene
y pido y suplico se enmiende y revoque. Y cuando esto no hubiere lugar, que si hay
se me mande dar testimonio del dicho auto y de esta mi petición con lo proveído en
todo y de la dicha real cédula para acudir a su majestad. Y para ello espera.”
Y así presentada la dicha petición los dichos señores presidente y oidores en el
dicho acuerdo ordinario proveyeron y mandaron que se verá por todos y se proveerá.
Después de lo cual, en veinte y dos del mes de agosto del dicho año de mil y
quinientos y setenta y siete años se llevó la dicha petición y cédula Real al acuerdo
que este dicho día hicieron los dichos señores presidente y oidores y salió proveído y
que de ello se dé testimonio. En cumplimiento de lo cual y de pedimento del dicho
fiscal di el presente testimonio el cual va cierto y verdadero según que ante mí pasó.
Que es fecha en la dicha ciudad de Santo Domingo a treinta días del mes de agosto
de mil y quinientos y setenta y siete años.
Por ende hice aquí este mi signo a tal en testimonio de verdad. Signo. Simón de
Bolívar, escribano de su majestad y de cámara. Va escrito en dos planas de papel, con
esta en que va mi firma y signo.
(fol. 2v) Autos acerca del cumplimiento de una real cédula en que manda se
den al fiscal los testimonios que pidiere, que no ha sido cumplida. Santo Domingo.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 87
Santo Domingo, 5 de septiembre de 1577
Sacra católica real majestad.
En todas las ocasiones que se ofrecen doy cuenta a vuestra majestad de lo que
a su real servicio conviene y lo que ahora se ofrece de nuevo de que dar cuenta a
vuestra majestad es que en 28 del presente murió el arzobispo de esta ciudad y esta
iglesia queda con muy gran necesidad de prelado.
Sobre la reducción de la moneda escribí largo en la flota y escribió esta Audiencia y por descuido del secretario se dejó de enviar un auto muy sustancial que esta
Audiencia proveyó cuyo traslado envío con esta.
La Audiencia escribió a vuestra majestad que convendrá para acabar de una vez con
esta moneda, fundir todos estos cuartos y de los mismos, a costa de sus dueños, labrar
buena moneda de Castilla, porque como a vuestra majestad tengo escrito, con los cuños
ninguna cosas se ha hecho por no haber cobre ni plata y excusar sean pleitos inmortales
con fundir todos los cuartos y hacer de ellos buena moneda. Y cuando de esto vuestra
majestad no fuere servido mandado que corran por el valor de los maravedís que esta
Audiencia les quitó. Podría vuestra majestad siendo servido hacer merced a esta ciudad
para traer el agua de Haina y reparar el muelle del puerto y suplir otras mil necesidades
que tiene sin recibir daño de ello los señores de los cuartos pues no les costaron más
que (fol. 1v.) un tercio de una blanca y como a vuestra majestad tengo escrito cierto, acá
erramos en volverlos intensamente aunque fue con fianzas porque como se hallaron
con tanta moneda de gracia encarecieron todas las cosas en gran daño de la república y
así vuestra majestad fuese servido de mandar que a los dueños solo se les volviese el valor
que tenían los cuartos antes de la reducción con el crecimiento o se les halló habría para
los proveer las necesidades de esta ciudad. Y para ayudar el gasto de lo de las galeras si
vuestra majestad mandare que las haya como es necesario.
Por la relación que vuestra majestad hizo esta Audiencia en lo de la moneda
entre los daños que se refirieron haber causado la baja de ella fue haber cesado la
dotación del colegio que dejó Hernando Gorjón y las cátedras y capellanías que
instituyó y habiendo buena moneda se restituiría aquel colegio y si vuestra majestad
fuese servido enviar algunos Teatinos que le rigiesen sería gran beneficio a esta isla
y perpetuar aquel colegio con los cuales se causaría el enviar tantos frailes.
El cuarto de esta casa que estaba para hundirse con la fundición y toda la casa, que
toda estaba pedida lo he todo reparado a costa de penas de estrados sin tocar en penas
de cámara ni hacienda real sino hasta 300 ducados que cuando aquí llegué estaban
depositados para comenzar la obra y vuestra majestad sea servido en no gastar de la
Real Hacienda habiendo en ella [roto] que se gastasen dos mil pesos de ella.
209
Genaro Rodríguez Morel
Otra casa pequeña tiene el dicho en la plaza de esta ciudad que se alquila siempre por poco dinero. Hubo cédula de vuestra majestad se enviase parecer si sería
bien venderla y otra cédula sobre que esta ciudad suplicó a vuestra majestad le hiciese merced de ella para propios. Ahora tiene el fiscal de esta Audiencia otra cédula
de vuestra majestad por la cual se me manda envíe mi parecer si será bien darla para
su morada. Luego que aquí llegamos los Oficiales Reales de esta ciudad la dieron
al licenciado Esteban de Quero, oidor de esta Audiencia y sin saberlo yo ni orden
de vuestra majestad podrá hacer merced a quien más sea servido no mandando
venderla para vuestra majestad porque es tanto como hasta aquí más sea servido
no mandando venderla para vuestra majestad porque es tanto como hasta aquí ha
estado. Oidores y fiscales y oficiales han de importunar a vuestra majestad les haga
merced de ella para su morada por excusar de pagar casas de alquiler.
(fol. 2) En lo que toca no haberse proveído el curato de la Iglesia Catedral
de esta ciudad, cuando a vuestra majestad le escribí sobre esto no tenía noticia
de la instrucción sobre el patronazgo que se la tenía el licenciado Francisco de
Vera. Luego que la recibí hice que aquel curato y otro que después vacó se proveyesen conforme al capítulo de la instrucción y así están proveídas y aunque el
cabildo dela iglesia lo centró mucho y tiene mucho cuidado de la conservación
del patronazgo real.
Cuando llegó el título del fiscal para el licenciado Pinedo era partido en la flota
y así está en mi poder el título.
En lo que toca a la visita de esta isla que ha de hacer un oidor conforme a las
cédulas de vuestra majestad y que cese el alcalde mayor, que no es necesario visitando oidor y se excusen seis cientos ducados de salario. He notificado al licenciado
Quero que le viene por su turno que salga a visitar y a saber la población de Bayajá
y aunque pone muchas dilaciones si no saliere en el término que le ha dado, que
es en todo septiembre ejecutare la cédula de vuestra majestad en que se manda le
quiten el salario.
Los que a vuestra majestad informaron que en las cuentas que se tomaron a Diego
Jiménez de Peralta metí en la Real Caja una partida de más de tres mil ducados sin
declarar del deán quien lo escribió no informó como debiera lo que pasa es que
mucho antes que se quitasen las quintas a Peralta, estando yo con los oficiales de
vuestra majestad en la casa del tesorero entendiendo en cosas del beneficio de la
Real Hacienda el dicho Peralta trajo una partida de oro de tres mil ducados de oro
o más. Los oficiales dijeron que no las habían de recibir en que primero declarase
de que procedía. A mi me pareció que los tres mil ducados estaban mejor en la caja
de vuestra majestad que en poder de Peralta y así proveí que se metiesen en la Caja
Real y el Peralta trajese luego declaración de que procedían y así se asentó en los
libros reales y el Peralta trajo después la declaración y de ello se hizo cargo en la lista
que le tomé y va apuntada que uno de los cargos de ella como vuestra majestad lo
podrá mandar ver.
El trigo que vuestra majestad mandó enviase recibió y lo haré repartir y sembrar
y enviré el procedido en la flota.
210
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Una partida de oro del alcance que hice a los tesoreros de la cruzada registré
que una de las mejores naos de la flota que se llama La María esta nao ha vuelto
aquí con temporal y se iba anegando y ha descargado y así queda en la partida hasta
la flota.
En lo que toca al tener amistad con Alonso de Encinas y haberle sentado a mi
mesa los días que los oidores comen en mi casa yo en esto he guardado lo que vi
guardar en el Perú a los virreyes (fol. 2v.) y al licenciado Castro, siendo gobernador
y lo que dicen aquí guardado otros presidentes de convidar a los Oficiales Reales
cuando se convidan los oidores siendo criados de vuestra majestad y de oficiales
preeminentes no entendí que podía ser exceso y verdad que yéndome un día al
campo solo a pasear en un coche llevé en el al dicho tesorero. Esto vi hacer en esa
corte al presidente Juan de Ovando que traía en el coche al tesorero Juan Fernández de Espinosa y a Mateo Vázquez y a Pedro Meléndez y a otras personas. Yo lo
excusaré como a vuestra majestad lo manda y familiaridad. Yo no la tengo con nadie
ni he entrado ni pienso entrar en ninguna casa de esta ciudad y se pasa más de un
mes muchas veces que no salgo de la mía.
En treinta de julio de este año llegaron mi mujer e hijos al puerto de Montecristi
de esta isla que es sesenta leguas de esta ciudad habiendo tardado cuarenta y cuatro
días de navegación desde La Habana y es el tiempo tan recio de aguas que han tardado hasta el veinte y ocho del presente, que llegaron aquí. Bien se entiende lo que
su viaje me ha costado y el celo con que sirvo y he servido siempre y no se me debe
negar la merced de ayuda de costa que vuestra majestad suele hacer en semejantes
casos a sus criados como se ha hecho con muchos. Suplico a vuestra majestad no
desmerezca yo lo que otros no han desmerecer.
Por una cédula de vuestra majestad se me manda informe de los pleitos que el
fiscal de esta Audiencia ha movido a los que traen pleitos con sus deudos y si deja de
acudir a lo que es obligado en su oficio de fiscal. Lo que en esto puedo decir es que
el fiscal tiene aquí por deudos a los hijos de Melchor de Torres, su tío, con los cuales
tienen muchas vecinos pleitos de mucha cantidad y calidad y estos en general se quejan del favor que el fiscal hace a sus deudos y a algunos de ellos. Hemos visto pleitos
y hechas muchas molestias y vejación en cosas de su oficio. El es hombre mozo y de
poca experiencia y sin curso de negocios y en los de su oficio asiste poco y los trata
con poco trabajo que ha sido causa de haberse perdido algunos pleitos fiscales de
importancia y de verse a veces después de haberse visto en la sala en definitiva por
no estar sustanciados como debían los hemos tornado a recibir a pruebas de nuestro
oficio y otras veces se ha dado orden de concederle restitución para alegar de nuevo
y habiéndole recibido a prueba de oficio como he dicho, se ha traído los pleitos.
Otras veces a la sala a fin de haber hecho probanza más que presentar interrogatorio y dejarlo así y esto ha sido tantas veces que los oidores me han pedido diversas
veces le reprenda sus descuidos y se los he reprendido yo por mi y toda la Audiencia
en acuerdo y habrá un mes condenamos en revista al fiscal en negocios de derecho
pertenecientes a vuestra majestad en la isla Margarita por no (fol. 3) alegar el fiscal
lo que era obligado en el cual negocio el tesorero de La Margarita juntamente con
211
Genaro Rodríguez Morel
el fiscal han alegado contra la sentencia de revista por advertencia del dicho tesorero
y en otros casos los oficiales de vuestra majestad de esta isla se han opuesto a las
ejecutorias alegando contra ellas lo que el fiscal debiera alegar y comenzar a tomar
información para enviarla a vuestro consejo y los verdaderos testigos son los oidores
que han visto y juzgado los defectos de los pleitos fiscales y dijeron sus dichos en la
información por los cuales y por la demás información que se ha tomado que con
esta envío se entenderá lo que pasa y pues no es para más de informar a vuestra
majestad y en efecto lo que en ella se contiene se podría probar con muchos más
testigos pero porque el fiscal de España tuvo aviso y cartas de las cédulas que contra
él vinieron y así lo dijo en el acuerdo en presencia de toda la Audiencia y proseguir
más informaciones alguna causa de defensión en la Audiencia y poder molestar a los
testigos que no se puede hacer tan secreto que no se sepan. He sobreseído en tomar
más información por el licenciado de las Cabezas, oidor, consta en sustancia lo que
hay porque el licenciado Quero aunque dijo lo que no pudo excusarse dijimos que
el dicho que dijo fue de descargar al fiscal por la íntima amistad que entre ellos hay
y pidió el fiscal de la Audiencia se le recibiese información de cómo había usado
bien su oficio y otras cosas para su defensa y ha de parecer fue que esta probanza
no se recibiese porque en efecto ha de servir de prendar testigos para que después
no puedan decir mayormente queriendo vuestra majestad informarse de la verdad
sin mandar que el sea citado. Todavía se mandó que se le recibiese un receptor
mandarme vuestra majestad que en el entretanto que envío relación de cómo usa
su oficio le encargué el cuidado que debe tener. Yo hice en acuerdo presentes todos
cuatro oidores y le representé los descuidos que ha tenido y los pleitos que se han
perdido por su negligencia y las veces que los dos oidores que estaban presentes me
habían pedido le reprendiese y me respondió en presencia de todos cuatro oidores,
que otros fiscales habían tenido descuidos y que de los que el había tenido no se le
daba nada que el daño pagaría con quinientos o mil ducados. Él vive como hombre
mozo y de poca edad.
(fol. 3v.) El fiscal ha dado en que cuando sube a los estrados estando en ellos los
oidores le han de quitar la gorra y que el presidente y oidores cuando hablan con el
en los estrados le han de hablar de merced. Yo he guardado lo que se guarda en las
Audiencia reales de Castilla y en las del Perú de hablar al fiscal por segunda persona
aunque no les he dicho de vos y esto pocas veces y en caso que no se puede hablar
de otra manera lo uno y lo otro toma por injuria si vuestra majestad es servido que
acá se tenga otra orden a que la guardáramos todos.
Por otras tengo escrito a vuestra majestad y lo ha escrito esta Audiencia, la mucha carestía de las mercaderías de Castilla en esta ciudad e isla. Que viniendo aquí
en cuarenta días sin tomar otros puertos ni escalas y sin pagar derechos y sin costas
de acarretos por estar la ciudad a la lengua del agua ganan en muchas mercaderías
a trescientos y cuatrocientos por ciento no ganándose en el Perú a setenta que es
causa de no poder sustentarse la gente y despoblarse la isla. No podemos moderar
tantos excesos por tener los mercaderes la cédula de vuestra majestad de que no
le molestasen las mercaderías. Acá nos parecía justo y nos contentamos con que
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
no ganaran más de ciento por ciento teniendo como tienen ganancias a la vuelta
que cargan en azúcares, cueros, jengibre, cañafístula y otras cosas (tinta diluida)
la ciudad petición en esta Audiencia pedimos se les modere tanto exceso. Vuestra
majestad mande en ello lo que fueres servido porque la carestía es tanta que no se
puede llevar.
Entendido he que el arzobispo de esta ciudad envió en esta flota cantidad de
cajas de azúcar y jengibre y otras cosas. No se entiende que tuviese facultad de vuestra majestad para testar y así acá se hace diligencia sobre los bienes que aquí dejó
vuestra majestad mandara para lo de allá lo que sea servido.
El cabildo de la iglesia me ha pedido compran instancias signifique a vuestra majestad la merced que ellos y toda la isla recibirán en no proveer fraile a esta dignidad.
Por carta que he tenido del Perú he sabido como habiéndose mandado hacer
trance y remate por los mil ducados de condenación que se les hizo al licenciado
Paredes por la injusticia, fuerza y agravios que conmigo hubo en las residencias que
me tomó en que me hizo de daño más de diez mil ducados se apeló para la Audiencia siendo ejecución de ejecutoria y manada del consejo cuya apelación había de ir
a el y no a la Audiencia (fol. 4) conforme a las leyes reales impidieron la ejecución
a vuestra majestad pues con tanta justicia fue condenado y con tanta clemencia no
permita que sobre mis daños tan graves ande yo en pleitos y consiga el provecho y
victoria de las tiranías que hubo pues yo no insistí en que fuese condenado por las
mismas violencias e injusticias que hubo en la residencia que me tomó del tiempo
que visité a Trujillo en que dejó su voto el licenciado Otalora del vuestro consejo de
Las Indias cuando hizo ausencia de esa corte en que si se ve, será condenado en más
de cuatro mil ducados y no haciéndome vuestra majestad merced en esto será dar
avilantez a los jueces residencia que tiránicamente oprimen a los criados de vuestra
majestad y sirven con la fidelidad y efectos que yo he servido.
En el Perú y en todas las partes de Las Indias los presidentes nombran capellanes para la Audiencia y portero y otros oficios de casa de moneda cuando vacan no
habiendo provisión de vuestra majestad pues esto es gobernación. Suplico a vuestra
majestad mande dar su real cédula sobre ello porque acá no hay diferencias porque
yo aunque me pertenezca, como me pertenece como gobernador no quiero usar
sino de aquello que expresamente el vuestra majestad me mandare que use.
En esta ciudad e isla no hay oro sino muy poco porque todo el trato y comercio
es con la moneda de cuarto que ajustado como está es ya buena moneda. Los mercaderes que acá vienen como no hay oro ni se halla han perdido que se les reciba
a para de los derechos a vuestra majestad pertenecientes en la moneda de cuarto y
como los oficiales de la Real Hacienda no los quieren recibir ni quieren descargar
aquí ni en otras partes y la isla queda desproveída. Pedida esta en la Audiencia y no
está determinado vuestra majestad mande lo que sea servido.
Como el oro es tan poco y en poder de algunos particulares y hay tanta demanda
de ello lo han hecho mercadería y lo venden a dieciocho y veinte pesos de cuartos
cada peso de oro, que sale el peso a más de veinte reales, habiendo de valer a diez
seis reales y lo mismo hacen de los reales de a cuatro que valiendo ciento treinta
213
Genaro Rodríguez Morel
y seis maravedís los venden a cuatro pesos y a cuatro y medio de cuartos, que cada
peso vale treinta y cuatro maravedís. Se ha dado sobre ello petición en esta Audiencia por parte de la ciudad pidiendo no se pueda vender más de por el valor
que tiene conforme a la ley. Alegan los que tienen el oro que en España se vende
el oro y los escudos por más valor (fol. 4v.) del que tienen acá. Proveeremos lo que
entendemos que conviene necesario será que vuestra majestad nos envíe a mandar
lo que hemos de guardar enviando sobre ello declaración. Guarde y ensalce nuestro
señor la católica y real persona de vuestra majestad con aumentos de más reinos y
señoríos, como toda la cristiandad de esa isla ha menester. De Santo Domingo 5 de
septiembre de 1577 años.
Sacra católica real majestad.
Don Gregorio González de Cuenca
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 88
Santo Domingo, 6 de octubre de 1577
Cesárea real majestad.
Después que llegó esta flota en que vuestra majestad envió los oidores que estaban proveídos para esta Audiencia Real, he escrito a vuestra majestad brevemente
en reconocimiento de la merced y favor recibido con las cédulas y en particulares
de que daré cuenta. Las que a favor de mi oficio han venido han sido bien odiosas
a algunos de esta Audiencia por la costumbre que tenían a tener en poca cuenta mi
oficio como otras veces he escrito a vuestra majestad. La cédula en que se manda no
hagan acuerdos particulares sin el fiscal se obedeció y dijeron la cumplirían. La que
venía particularmente al presidente de esta Audiencia sobre querer vuestra majestad hacerme merced para mi vivienda de una casa que aquí tiene, hace días que la
presenté y como es negocio mío y que el presidente ha de despachar, no sé si lo podré acabar con él y así no se servirá con esta razón de ello suplico a vuestra majestad
que si hay algún inconveniente y, aunque esté, no se entiende que vuestra majestad
haga lo que más fuese servido que no trato tanto de mi interés aunque tenga poco
salario, necesidad y más trabajo que los más de la Audiencia que como rey y señor
en otras muchas cosas me la puede hacer y no quiero que por esta razón se causen
nuevas envidias. En lo que toca a la cédula por la que vuestra majestad manda se me
den los testimonios que pidiere, por el que envío verá vuestra majestad cómo se ha
cumplido. Yo no sé, a quien bien hace, que temor le pueda esto causar. Yo quedo en
los mismos inconvenientes y no podré sacar los testimonios que quisiere si vuestra
majestad no manda con graves penas que los escribanos todos los den y que la Audiencia de ninguna manera lo impida. Mándelo vuestra majestad ver y proveer lo
que más a su real servicio convenga antes del despacho de la flota última que de aquí
partió a principio del mes de julio. Como por el traslado de una petición que envié
con ella habrá vuestra majestad visto, pedí se enviasen todos los dineros que había
en la caja para que vuestra majestad proveyese tantas y tan importantes necesidades
como tiene. Corresponde bien a lo que vuestra majestad en esta razón ha mandado
a sus oficiales. Pedí también se hiciese lo mismo en lo que toca a los bienes (fol. 1v)
de difuntos pues todos los más son de vuestra majestad y, aunque no lo fuesen, se
deben enviar con cuidado. He pedido en esta razón la claridad necesaria para que
vuestra majestad viese si esto se ha cumplido en este año y en esta flota no he podido
sacar los testimonios por la razón referida. Y el día que presenté estas peticiones,
como debió de dar mal gusto, el presidente en estrados me preguntó que para qué
lo quería, dije que vuestra majestad manda me den los testimonios que pidiere para
lo que quisiere que son palabras expresas de la real cédula. Sin embargo de que en
215
Genaro Rodríguez Morel
una de las peticiones decía que era para informar a vuestra majestad, el presidente,
continuando lo que conmigo tiene y suele hacer que ya tiene vuestra majestad relación, me trató de vos en los estrados públicamente. Para mí no fue cosa nueva pues
fuera de ellos lo ha hecho, pero pareció mal a todo el pueblo porque hasta aquella
hora él no lo había hecho jamás, ni ninguno de sus antecesores con los míos. Esto
y todo lo que él ha hecho y ahora hace ha tenido fundamento en hacer yo lo que
debo con la libertad que vuestra majestad manda y quiere y aunque por esta razón
él y otros me persigan y pretendan infamar con vuestra majestad no ha de ser parte
para dejar de hacer lo que debo muy particularmente que yo espero que este fuego
purificará más quilates y al menos no se hallará cosa que importe ni notablemente
mal hecha contra mi oficio y obligaciones a él.
Se ha entendido en este lugar que vuestra majestad manda hacer al presidente
de esta Audiencia y oidores de ella diferentes averiguaciones contra mí. Por ellas
parecieran que algún día parecerán haber sido excesivas y no por el orden cristiano
y justo que vuestra majestad manda y quiere.
Yo he pedido que se hagan todas las posibles contra mí y principalmente que
los pleitos y razón de ellos en que pretenden calumniarme envíen a vuestra majestad pues de ellos ha de resultar la verdad porque si el testigo quiere mal y su
generalidad no se reduce a acto cierto y conocido no podía vuestra majestad ser
enteramente informado ni dejará de haber lugar a quien mal me quisiere y esta
voluntad, los que la tienen, es porque contra ellos sirvo a vuestra majestad que en
mi persona, trato y templanza y vida toda esta república sabe que no hay ocasiones
y si yo tuviera ventura para que uno de vuestros reales consejeros viera los pleitos
(fol. 2) pasados y presentes y mis diligencias con tanto trabajo hechas en tanta
diversidad de cosas del servicio de vuestra majestad sin que a ellas me ayudase
el despacho de vuestros ministros ni otro alguno no trocara mi suerte por todas
las que tienen mis perseguidores. Y porque yo he hecho en esta razón dos informaciones que envío a vuestra majestad con esta, por las cuales se satisface con
verdad a las calumnias que andan, suplico a vuestra majestad humildemente, en
satisfacción de mi servicio, las mande ver y enterarse de lo que contienen pues son
de personas cristianas y de letras y de quien vuestra majestad tiene noticia de sus
partes y méritos.
El arzobispo de esta ciudad murió en fin del mes de agosto y sobre sus bienes se
van haciendo todas las diligencias posibles, así por lo seglar como eclesiástico. Envío
alguna hacienda en la flota. Suplico a vuestra majestad mande allá se haga que de lo
de acá vuestra majestad será informado y servido.
El cabildo de esta iglesia por algunas razones que debe escribir desea vuestra
majestad le diese prelado clérigo, hará vuestra majestad lo que lo que pareciere más
conveniente al servicio de Dios. El deán de esta santa iglesia es una muy reverenda
persona y hace veinte y cuatro años sirve en ella. Fue colegial de Maese Rodrigo en
Sevilla y es doctor en Santa Teología. Es tenido comúnmente en muy buena reputación y por sus muchos años y buenas obras y común amor de esta república parece
benemérito para cualquier merced que vuestra majestad quiera hacerle.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
El doctor Céspedes de Cárdenas murió en Méjico. Aquella plaza fue la que mi
padre sirvió. Vuestra majestad como cristianísimo y piadosísimo tenga por bien
mandarle restituir en ella en estos últimos años de su cansada vejez y pues los de su
mocedad también gastó en servicio de vuestra majestad.
En el acuerdo pasado presenté la cédula real en que vuestra majestad manda se
cobre su Hacienda Real, todos es necesario para poderse hacer yo creo que se conseguirá y haré en ello lo que siempre.
Luego que salga a la visita, el licenciado Quero llevará a cargo la población de
Bayajá. Creo se ha de hacer una cosa muy importante porque, además de serlo el
sitio y puerto como a vuestra majestad informé, toda la tierra espera esta buena ocasión. Los recaudos de la capitulación de Alonso de Encinas sobre los labradores que
debía traer no me han entregado aunque lo he pedido. Yo haré la diligencia que
ya tenía el pleito contra él en publicación y tiene declarado con juramento que no
capituló en esta razón con vuestra majestad cosa alguna (fol. 2v) y en las peticiones
dice que es pleito impertinente según lo que vuestra majestad manda y envía. Bien
al contrario es de esto. Este daño de la moneda nueva y su alteración tiene perdidísima esta tierra y cada día va a más. El cabildo pidió el acuerdo pasado que por
ella se iban los navíos de islas que no querían descargar aquí porque venden en esta
moneda que llaman buena y los derechos no se quieren cobrar en ella. Vea vuestra
majestad si es mejor que la pasada, pues con ella comerciaban y vivían contentos y
pagaban los derechos en oro además de que las cosas están tan encarecidas que no
se puede vivir. Hay tantos pleitos que no sé qué bando ni orden se ha de dar por la
variedad de pleitos que las partes intentan por la dicha alteración de moneda. El
gobernador de Puerto Rico me escribe que como allá no se mudó la moneda y de
traerla acá se les sigue interés y la sacan sin poderlo impedir y se le destruye la tierra.
Vea vuestra majestad si yo pedía razón en que las partes se oyesen e informado el
Real Consejo se proveyese lo que convenía que no estaba esta tierra para ponerla en
tan trabajosa ocasión. Los mercaderes no quieren vender lo que de Castilla les traen
porque esta moneda no tiene valor ni saben si se ha de volver a tornar a alterar. Provea vuestra majestad de remedio que bien es menester y vuestra majestad informado
de lo que podía interesar en esta alteración nadie quiso determinar sin ser de nuevo
informado y teniendo consideración a que si se hubiese de hacer fuese sin daño de
persona alguna. En esto ya habrá vuestra majestad visto qué orden se guardó y cómo
se hizo, por mi información que fue con los demás autos. Creo no ha de haber otro
remedio sin otras muchas costas y daños, que de todo punto se quite esta moneda
enviándola de esos reinos pues acá no se puede hacer haber puesto en tanto inconveniente esta tierra sin mandarlo vuestra majestad, contradiciéndolo toda suerte de
gente, deben ser pecados de ella misma.
A vuestra majestad informaron que yo había sido parte en la recusación del
presidente. Con gran cuidado se han procurado los originales. En este negocio han
dicho en mis informaciones y asimismo en los capítulos puestos a los oficiales y el
contador Ruy Fernández. Por ellas entenderá vuestra majestad cuán contra razón y
verdad lo dijeron y así son las demás cosas a ese respecto y convendría harto vuestra
217
Genaro Rodríguez Morel
majestad mandase que el proceso de la recusación se viese en ese Consejo para que
se entendiese (fol. 3) el término que en él se llevó y cómo se administró sus testigos.
Habrá más de ocho días que pedí testimonio en la Audiencia de cierta restitución sobre derechos de vuestra majestad debidos en La Margarita que pedí en razón
de no haberse determinado una causa, aunque importaba poco, como convenía en
un pleito con Francisco de Vargas y Melchor Morano que allí arribaron no tanto por
lo que ella montaba como para otras que se pueden ofrecer. No lo he podido cobrar
trayéndome de la sala al acuerdo ni los secretarios me la quieren dar. Mal podré
informar de lo que me importare si no es por este término.
Pedí otro testimonio de cierta petición que en este mismo pleito presenté sobre
que estando probado y confesado haberse traído unas mercaderías sin registro, en
vista y revista se proveyó contra mí. Pedí la restitución, menos pueda ver el testimonio de ella, porque les parece puede ofenderles.
En esta Audiencia ha habido muy diversas sentencias y pareceres sobre los navíos
arribados, qué derechos han de pagar a vuestra majestad y más comúnmente se ha
declarado a siete y medio por ciento en tanto grado no está ordinario que el licenciado Pinedo, mi antecesor, notificándole un auto a siete y medio por ciento dijo
que no quería suplicar porque por otras muchas veces sin embargo de suplicación
se había determinado lo mismo. Yo le llevé el negocio más delante de suerte que en
un pleito con el depositario sobre estos derechos de navíos arribados se sentenció a
quince por ciento y a diez y siete y medio del valor. Ahora venida la cédula de vuestra
majestad en que manda se lleven los derechos de los arribados por entero, la he presentado y me he restituido contra todas las causas determinadas y por mi antecesor
consentidas. No he podido haber el testimonio para enviarlo a vuestra majestad.
Haré esto que debe bastar no pudiendo más.
Yo pedí los días pasados por dos veces que se tomase cuenta al depositario general y se viese cómo administraba su oficio y cómo se hacían las almonedas y ante
quién y que sería justo se hallase a ellas la justicia y también que enviase el dinero a
Castilla como le está mandado. Creo que es muy necesario vuestra majestad mande
que esto se ponga en razón y aviso porque me parece que en conciencia soy obligado y es una de las cosas que aquí requieren reformación.
Sobre los portugueses que aquí están y si tratan o en qué hacen daño, di petición
antes que vuestra majestad lo enviase a mandar. Di memorial de testigos. Se cometió
a un oidor, de lo que hiciere avisaré a vuestra majestad.
Y por ese testimonio verá vuestra majestad la cantidad de oro, plata y reales, perlas y joyas que entraron (fol. 3v) en poder del tenedor de difuntos y por el registro
se entenderá si lo envió a los Oficiales Reales de Sevilla además de que en esto hay
cosas que importan su tiempo se tendrán. Pero porque lo pido, y lo que conviene y
es justo se haga, me quieren mal, lo dicen y procuran pero sobre todo es el acuerdo
y ella me valora sin que importe andar rastreando contra mí cosas de poca importancia y por el término que vuestra majestad verá que van las informaciones que el
presidente de esta Audiencia tomó. Pero doy gracias a Dios que ojos tan enemigos
en más de doscientas y cincuenta causas hallen en tan poquitas faltas y estas no lo
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
son pues yo he hecho mi diligencia debida pero en estas mismas y en otras apuntaré
yo más importantes faltas en los jueces y más si no que es ordinario quererlos echar
a otro mayormente que es de más cantidad el descuido pero si van las causas yo creo
bien que esto parecerá y habrá también parecido en algunas que vuestra majestad
habrá mandado ver en la flota que fue. Y yo también apunté en mis cartas y yo digo
a vuestra majestad como cristiano, que esto no es causa que lo odien el tener alguna
justa querella de los Oficiales Reales sino la razón, verdad y propia conciencia porque desde que vine no puedo acabar que se cobre la hacienda de vuestra majestad
ni aclarar qué cantidad se cobra y cual no, porque el presidente con unas cuentas
encubiertas y un tanteo falto lo quiso hacer noche. En esto no interesaba yo dineros
sino se cobrasen para vuestra majestad la cuenta de los libros de la contaduría todo
el mundo sabe cuál es y a vuestra majestad envié un testimonio por La Habana en
fin del año pasado. Faltas notables de no sentar partidas y peticiones mías que lo
trataban y estaba el factor, su compañero me lo ha dicho muchas veces. Yo no tengo
encuentro ni enemistad con los oficiales, antes los trato con todo comedimiento, si
ellos me quieren mal qué puedo hacer. Lo digo porque vuestra majestad no crea
otra cosa de mí que aunque de ellos y de otros dé cuenta y razón, como soy obligado, no por eso dejo de tratar con el término y compostura debida y aún en el cargo
que este año hacía el contador al tesorero se olvidó de hacerle del oro y plata y otras
cosas que estaban en Caja, que montaba mucho dinero y si no hubiera (fol. 4) quién
lo advirtiera pudiera vuestra majestad ser damnificado en más de ocho mil ducados
pero ya está remediado. Mayores descuidos son estos que alguno si lo hubiese de un
pleitecillo que monta menos de cien ducados y luego se repara.
Nuestro señor la católica, real persona de vuestra majestad guarde con aumento
de reinos y señoríos. De Santo Domingo y de septiembre seis de mil y quinientos y
setenta y siete años.
Cesárea real majestad.
Besa las reales manos de vuestra majestad, su criado.
El doctor Diego de Villanueva Zapata.
219
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 89
Santo Domingo, 7 de septiembre de 1577
Católica Real Majestad.
Después que llegó esta flota en que vuestra majestad envió los oidores que estaban proveídos para esta Audiencia he escrito a vuestra majestad brevemente en
reconocimiento de la merced y favor recibido con las cartas y cédulas particulares
de que daré cuenta.
Las que a favor de mi oficio han venido han sido bien odiosas a algunos de esta
Audiencia por la costumbre que tenían a tener en poca quien sin oficio como otras
veces he escrito a vuestra majestad.
La cédula en que se manda que hagan acuerdos particulares sin el fiscal se obedeció y dijeron la cumplirían.
Las que venían particularmente al presente de esta Audiencia sobre querer vuestra majestad hacer para mi vivienda de una casa que aquí tiene a días que la presenté
y como es negocio mío y que al presente haya de despachar no se si lo podré acabar
en el y no se si irá con esta razón de ello suplico a vuestra majestad que si hay algún
inconveniente aunque este no se entiende que vuestra majestad haga lo que más
fuere servido que no trato tanto de mis intereses aunque tenga poco salario necesidad y más trabajo que lo más de la Audiencia que como rey y señor en otras muchas
cosas me la puede hacer y no quiere que por esta razón se causen nuevas insidias.
En lo que toca a la cédula porque vuestra majestad manda se me den los testimonios que pidiere por el que envío verá vuestra majestad como se ha cumplido yo
no se a quien bien hacer que temor le pueda esto causar. Yo quedo en los mismos
inconvenientes y no podré sacar los testimonios que quisiere si vuestra majestad
no manda con graves penas que los escribanos todos los den y que la Audiencia en
ninguna manera lo impida mande lo vuestra majestad ver y proveer lo que más a su
real servicio convenga.
(fol. 1v.) Antes del despacho de la flota última que de aquí partió por 20 del mes
de julio como por el traslado de una petición que envié en ella habrá vuestra majestad visto pedí se enviasen todos los dineros que había en la caja para que vuestra
majestad proveyese tantas y tan importantes necesidades como tiene y corresponde
bien a lo que vuestra majestad en esta razón ha mandado a sus oficiales.
Pedí también que se hiciese lo mismo en lo que toca a los bienes de difuntos
pues todos los más son de vuestra majestad y aunque no lo fuesen se debe enviar con
cuidado. He pedido en esta razón la claridad necesaria para que vuestra majestad
viese si esto se ha cumplido este año y en esta flota no he podido sacar los testimonios por la razón referida y el día que presenté estas peticiones como debió de dar
220
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
mal gusto el presente en estrados me preguntó que para qué lo pedía; dije que vuestra majestad manda me den los testimonios que pidiere para lo que quisiere que son
palabras expresas de la real cédula su embargo de que en una de las peticiones decía
que era para informar a vuestra majestad el presente continuado lo que conmigo
suele hacer, de que ya tiene vuestra majestad relación me trató de vos en los estrados
públicamente para mi no fue cosa nueva pues fuera de ello los echó pero pareció
mal a todo el pueblo porque hasta aquella él no lo había jamás ni ninguno de sus
asesores con los míos [tinta diluida] todo lo que he dicho y ahora hace, ha tenido
fundamento en hacer [tinta diluida] con la libertad que vuestra majestad manda y
que aunque por esta razón él y otros me persiga y pretenda informar con vuestra
majestad no ha de ser parte para dejar de hacer lo que deba muy puntualmente,
que yo espero que este fuego purificará mis quilates, al menos no se hallara cosa que
importe ni notable me malhecha contra mi oficio y obligaciones de él.
Se ha entendido en este lugar que vuestra majestad manda a hacer al presidente de esta Audiencia y oidores de ella diferentes averiguaciones contra mi por ello
parecerán mis culpas que se han buscado con grandes diligencias que algún día
parecerán haber sido excesivas y no por el orden cristiano y justo que vuestra majestad manda y quiere. Yo he pedido que se haga todo lo posible contra mi y principalmente que los pleitos y razón de ellos en que pretenden calumniarme se envíen a
vuestra majestad pues de ello ha de resultar la verdad porque si el testigo quiere mal
y su generalidad no se reduce a acto cierto y conocido no podrá vuestra majestad
ser enteramente informado ni dejará de haber lugar a quien mal me quisiere y esta
voluntad (fol. 2) los que la tienen es porque contra ellos sirvo a vuestra majestad que
en mi persona trato templanza y vida. Toda esta república sabe que no hay ocasiones
y si yo tuviera ventura para que uno de vuestros reales consejeros viera los pleitos
pasados y presentes y mis diligencias con tanto trabajo hechos en tanta diversidad
de osas del servicio de vuestra majestad sin que ellas me ayudasen el despacho de
vuestros ministros ni otro alguno no tocara mi suerte por todas las que tienen mis
perseguidores.
Y porque yo he hecho en esta razón dos informaciones que envío a vuestra majestad con esta por las cuales se satisface con verdad a las calumnias que andan,
suplico a vuestra majestad humildemente en satisfacción de mis servicios las mande
ver y enterarse de lo que contiene pues son de personas cristianas y de letras y de
quien vuestra majestad tiene noticia de las partes y méritos.
El arzobispo de esta ciudad murió en fin de mes de agosto y sobre sus bienes se
van haciendo todas las diligencias posibles, así por lo seglar como eclesiástico. Envío
algunas [tinta diluida] la flota. Suplico a vuestra majestad mande allá se haga diligencia que de lo de acá vuestra majestad será informado y servido el cabildo de esta
iglesia por algunas razones que debe escribir desea vuestra majestad le diese prelado
clérigo para vuestra majestad lo que pareciera más conveniente al servicio de Dios.
El deán de esta santa iglesia es una muy reverenda persona y ha veinticuatro
años sirve en ella y fue colegial de Maese Rodrigo en Sevilla y es doctor en Santa
Teología y ha tenido conveniente y muy buena reputación y por sus muchos años
221
Genaro Rodríguez Morel
y buenas obras y con mucho amor de esta república parece benemérito para cualquier merced que vuestra majestad quiera hacerle
El doctor Céspedes de Cárdenas murió en México. Aquella plaza fue la que
mi padre sirvió. Vuestra majestad, como cristianísimo y piadosísimo tenga por bien
mandarle restituir en ella. En estos últimos años de su cansada vejez pues los de su
mocedad. También gastó en servicio de vuestra majestad.
En el acuerdo pasado presenté la cédula real en que vuestra majestad manda a
esta Audiencia se cobre su hacienda real. Todo es necesario para poderse hacer. Y
creo que se conseguirá y haré en ello lo que siempre.
Luego que salga a la visita el licenciado Quero llevará a cargo la población de
Bayajá, creo se ha de hacer una cosa muy importante porque demás de serlo el sitio
y puerto como a vuestra majestad informé toda la tierra espera está buena ocasión.
Los recados de la capitulación de Alonso de Encinas sobre los labradores (fol.2v.)
que debía traer no me han entregado aunque los he pedido yo haré las diligencias
que ya tenía el pleito contra el en publicación y tiene declarado con juramento que
no capituló en esa razón con vuestra majestad, cosa alguna y ambas posiciones dije
que es pleito impertinente según lo que vuestra majestad manda y envía bien a el
contrario es de esto.
Este daño de la moneda nueva y su alteración tiene perdidísima esta tierra y cada
día irá a más. El cabildo pidió el acuerdo pasado que por ella se iban los navíos de
islas y no querían descargar aquí porque venden es esta moneda que llaman buena
y los derechos no se quieren cobrar en ella. Vea vuestra majestad si es mejor que
la pasada pues con ella comerciaban y venían contentos y pagaban los derechos en
oro demás de que las cosas están tan encarecidas que no se puede vivir y hay tantos
pleitos que no se que vado ni orden se han de dar por la variedad de derecho que las
partes intentan por la dicha alteración de moneda. El gobernador de Puerto Rico
me escribe que como allí no se muda la moneda y de traerla acá se las sigue interese
la sacando poderlo impedir y se le destruye la tierra. Vea vuestra majestad si yo pedía razón en que las partes se ocupasen e informasen al Real Consejo se proveyese
lo que convenía y no estaba esta tierra para ponerla en tan trabajosa ocasión. Los
mercaderes lo que de Castilla les traen por esta moneda no tener valor ni saber si se
ha de tornar ha alterar. Provea vuestra majestad de remedio, que bien es menester y
vuestra majestad informado de lo que podía interesar en esta alteración no se quiso
determinar sin de nuevo ser informado y teniendo consideración a que si se hubiese
de hacer fuese sin daño de persona alguna en esto y habrá vuestra majestad visto
que orden se ha guardado y como se hizo por mi información que fue con los demás
autos. Creo que no ha de haber otro remedio sino tras muchas costas y daños y de
todo punto se quite esta moneda enviándola de esos reinos pues acá no se puede hacer haber puesto en tanto inconveniente esta tierra son mandarlo vuestra majestad
contradiciendo toda suerte de gente deben ser pecados de ella misma.
A vuestra majestad informo que yo había sido parte en la recusación del presente con gran cuidado se ha procurado los originales en este negocio han dicho en mis
informaciones y asimismo en los capítulos puestos a los oficios y el contador Ruiz
222
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Fernández por ellas entender vuestra majestad cuan (fol.3) contra razón y verdad le
dijeron y así son las demás cosas a este respecto convendría harto vuestra majestad
mandase que el proceso de la recusación se viese en ese Consejo para que se entendiese el término que en el se llevó y cómo se administró justicia.
Habrá más de ocho días que pedí testimonio en la Audiencia de cierta restitución sobre derechos de vuestra majestad debidos en La Margarita que pedí en razón
de no se haber determinado una causa aunque importaba poco como convenía en
un pleito con Pedro de Vargas y Melchor Moreno que allí arribaron no tanto por lo
que ella montaba como por otra que se puede ofrecer no las he podido cobrar trayéndome de la sala al acuerdo ni los secretos me la quieren dar mal podré informar
de ello y me importare si no es por este término.
Pedí otro testimonio de cierta petición que en este mismo pleito presenté sobre
que estado sobre que estando probado y confesado haberse traído unas mercaderías
sin registro en vista y revista, se pronunció contra mi por la restitución menos puedo
este testimonio de ello porque le parece puede ofenderles.
En esta Audiencia hay muy diversas sentencias y pareceres sobre los navíos arribados y los derechos que han de pagar a vuestra majestad y más comúnmente se ha
declarado a siete y medio por ciento en tanto grado era esto ordinario y el licenciado Pinedo, mi antecesor notificándole un auto a siete y medio por ciento dijo que
no quería suplicar porque por otras muchas veces sin embargo de suplicar, se había
determinado lo mismo. Yo le llevé el negocio delante de suerte que en un pleito con
el depositario sobre estos derechos de navíos arribados se ciñó a quince por ciento
y a diecisiete y medio debimos ahora, venida la cédula de vuestra majestad en que
manda se lleven los derechos de los arribados por entero la he presentado y en el
restituido contra todos las causas determinadas y por mi antecesor consentidas no
he pedido haber el testimonio para enviarlo a vuestra majestad haré esto que debe
bastar no pudiendo más.
(fol. 3v.) Yo pedí los días pasados por dos veces que se tomase cuenta al depositario general y se viese como administraba su oficio y como se hacían las almonedas y
ante quien y que sería justo se hallase a ellas toda la justicia y también que enviase el
dinero a Castilla como le está mandado. Creo que es muy necesario vuestra majestad
mande que esto se ponga en razón y aviso porque me parece que en conciencia soy
obligado y es una de las cosas que aquí requiere reformación.
Sobre los portugueses que aquí están y si tratan o en que hacen daño di petición
antes que vuestra majestad lo enviase a mandar di memorial de tesorero sometiese
a un oidor de los que hiciere avisar a vuestra majestad.
Por este testimonio vera vuestra majestad la cantidad de oro, plata, reales, perlas
y joyas que entraron en poder del tenedor de difuntos y por el registro se entenderá si los envío a los Oficiales Reales de Sevilla demás de que en esto hay cosas que
importan su tiempo se tendrán pero porque lo pido y lo que conviene y es justo se
paga me quiere mal, lo dicen y procura, pero sobre todo es la verdad y ella me valdrá sin que importe andar rastreando contra mis cosas de poca importancia y por el
término que vuestra majestad verá que ver la información que el presidente de esta
223
Genaro Rodríguez Morel
Audiencia [tinta diluida] pero doy gracias a Dios que ojos tan enemigos han más de
decir [tinta diluida] y en que esta causa vale en tan pocas sus faltas y estas no lo son
pues yo [tinta diluida] poco en estos mismos y en otras apuntar [tinta diluida] importantes faltas en los jueces y más sino que es muy ordinario quererlo echar a otro
mayormente cuando es de más cantidad el descuido pero sirvan las causas yo creo
bien que esto parecerá y habrá también parecido en algunas que vuestra majestad
habrá mandado ver en la flota que fue que yo también apunté en mis cartas.
Yo digo a vuestra majestad como cristiano que esto no es causa que lo diga el
tener alguna justa querella de los Oficiales Reales sino corazón, verdad y propia
conciencia porque desde que vine no puedo acabar que se cobre la hacienda de
vuestra majestad ni aclarar que cantidad se cobra y cual no, porque el presidente
con unas cuentas encubiertas irritantes (fol. 4) falta lo quiso hacer noche en esto no
interesara yo dineros sino procuraba se cobrasen para vuestra majestad la cuenta de
los libros de la contaduría. Todo el mundo cuales y a quien enviaba testimonio por
La Habana en fin del año pasado, faltas notables de no acentuar partidas y peticiones mías que lo trataba y esto, aún el factor, su compañero, me lo ha dicho muchas
veces. Yo no tengo encuentro ni enemistad con los oficiales, antes los trato con todo
comedimiento. Si ellos me quieren mal, que puedo yo hacer. Dígalo, porque vuestra
majestad no crea otra cosa de mi, que aunque de ellos y de otros de cuenta y razón
como soy obligado no por eso dejo de tratar con el término y compostura debida. Y
aún en el cargo que este año hacia el contador al tesorero se olvidó de hacer la del
oro y plata y otras cosas que estaban en la caja que mostraba mucho dinero y si no
viniera quien lo administrara pudiera vuestra majestad ser damnificado en más de
ocho mil ducados pero ya está remediado mayores reservados [tinta diluida] que alguno viniese de un pleitecillo que monta menos de cien ducados y luego se repara.
Nuestro señor la católica y real persona de vuestra majestad guarde y prospere
con aumento de mayores reinos y señorías. De Santo Domingo a siete de septiembre
de 1577.
Cesárea real majestad
Besa los reales pies y manos de vuestra majestad. Su criado
El doctor Diego de Villanueva Zapata
224
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 90
Santo Domingo, 1 de octubre de 1577
Católica real majestad
Después de haber escrito a vuestra majestad por ofrecerse de nuevo el despacho
de este navío dupliqué la carta escrita y añadí lo que en esta va que sea ofrecido dar
cuenta.
En la carta pasada escribí a vuestra majestad que tenía por acabado el negocio
de Juan Navarro, portugués, porque estando confesado y convencido serlo y trata
en estas partes teniendo tienda pública de mercaderías era cosa clara condenarle en
perdición de bienes conforme a lo que vuestra majestad tiene dispuesto parece que
remiten su causa a vuestra majestad con que traiga aprobación dentro de dos años
de que puede estar aquí y contratar y no la trayendo le dan por condenado y suplicado de esta sentencia no se porque se toma este medio habiendo leyes por donde
juzgar y teniendo para eso esta Audiencia. Vuestra majestad de la última resolución
daré aviso.
Con esta envío el parecer del presidente de esta Audiencia sobre la casa que
vuestra majestad me quiere hacer mereced por el parece no hay inconveniente legítimo. Con todo eso suplico a vuestra majestad que por pequeño que se ofrezca haga
lo que más sea servido de que en otras casas de más importancia espero recibir favor
y merced como rey y señor.
Después que vino la cédula sobre el negocio de Bayajá, pedí al presidente que
fuese un oidor a hacer esa población, se ha acordado someter a Francisco Luís,
que vive en Montecristi, cerca de donde se ha de poblar. Dicen que es un hombre
honrado y rico. Para poderlo hacer con comodidad de los nuevos vecinos creo será
acertado. Estaré con cuidado para pedir lo que convenga si por esta vía viniese alguna dificultad y esta Real Audiencia los sirve a vuestra majestad.
Con esta moneda que se alteró, se alteró la quietud de esta república y hay cada
día inconvenientes. Si se pudiese dar orden que vuestra majestad la tomase en si y
la enviase buena de esos reinos de vellón, cuartos, medios y (fol. 1v.) blancas, interesaría vuestra majestad dineros y hatos y creo se repararía algo de los daños que se
han de recibir que los recibidos son terribles y excesivos, que demás de las pérdidas
grandes lo que de nuevo se ha gastado más en casa de cada particular creo no se
puede numerar.
También advertí que había pedido se enviasen a vuestra majestad los dineros
que están en su caja y los difuntos y para que constase lo que en esto último hay
envié el entrego que el licenciado Quero hizo al licenciado de las Cabezas, nuestros
oidores el testimonio del que se envió que allá se ha enviado que allá se había de ver
225
Genaro Rodríguez Morel
por el registro. Envío ahora cotejado lo uno y lo otro se verá lo que acá quedó. Para
los testimonios de esto me han traído de un escribano en otro sin poder sacar el
dicho entregue que el que envié fue el que el licenciado Quero había tomado para
su descargo. Vea vuestra majestad si es bien necesario proveer sobre los testimonios.
En los negocios que vuestra majestad quiso ser informado que tocaba a mi oficio
y otras cosas que allá me impusieron muy puntualmente y con solicitud extraña de
este testigo y otras cosas no hechas como Dios quiere y vuestra majestad lo ha ordenado se ha procurado especial por el Presidente hacerme daño juntando y buscando quien tuviese alguna ocasión de quererme mal ello daba de si testimonio y yo el
que debo siendo oído y así se enviaron contra mi informaciones con harta presteza
porque eran contra mí.
Más, las cédulas que vuestra majestad envió a la Audiencia para averiguar cosas
muy ciertas contra los Oficiales Reales, al cabo de mes y medio se me entregaron
y la presenté en acuerdo con no hablar conmigo y pedir que se hiciesen las averiguaciones necesarias decretadas que los viese e hiciese diligencia. Esto bien claro se
muestra y que así va, no puedo más que suplicar a vuestra majestad lo considere y
vea juntamente las informaciones mías que envío y si pareciere pecado en mi oficio
con culpa y dolo no pidiere jamás perdón, pero si hago el deber como es y sirvo
como debo y mucho mejor vuestra majestad me ampare y conozca todos que es
favorecido el que hace el deber.
Por la muerte del arzobispo se ha hecho muchas diligencias en sus bienes acá y
en Castilla se han enviado requisitorias para embargar sus bienes que allá están. Se
va haciendo diligencia pro toda la tierra y aquí se han leído cartas de excomunión se
manifestaron esta semana pasada casi cincuenta marcos de plata labrada por orden
del prior de Santo Domingo lo más de estas cosas estaban en poder de clérigos será
necesario vuestra majestad mande despachar del nuncio para apremiarlos porque
acá (fol. 1v.) no podemos que haga con el rigor necesario y particularmente contra
un caballero que estaba por su mayordomo y tenía lo más de la administración de su
casa. Nuestro señor la católica real persona de vuestra majestad guarde con aumento de reinos y señoríos. De Santo Domingo primero de octubre de 1577.
Católica real majestad
Criado de vuestra majestad que sus reales pies besa
El doctor Diego Villanueva Zapara
226
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 90 (a)
Santo Domingo, 5 de septiembre de 1577
En la ciudad de Santo Domingo de la isla Española de Las Indias del mar océano.
En cinco días del mes de septiembre de mil quinientos setenta y siete años. El doctor
Diego de Villanueva Zapara, fiscal de su majestad y de esta Real Audiencia presentó
ante el muy ilustre señor doctor Gregorio González de Cuenca presidente de su majestad y de esta Real Audiencia una petición y juntamente con ella una cédula real
de su majestad firmada del rey don Felipe, nuestro señor. Refrendada de Antonio de
Eraso, su secretario, su tenor del cual uno en pos del otro es este que se sigue:
Muy ilustrísimo señor.
En doctor Diego de Villanueva Zapata fiscal de esta Real Audiencia, digo que
por esa real cédula de su majestad que ante vuestra señoría presentó, parece él ha
cometido la relación y parecer acerca del inconveniente que puede haber en dárseme de la hacienda una casa que vuestra majestad tiene en la plaza de esta ciudad en
que al presente la reside el licenciado Quero, oidor de esta Audiencia, la cual dicha
cédula se libró a vuestra señoría a mi suplicación. Y porque yo quiero hacer diligencia para que con brevedad se me haga la dicha merced pues no hay inconveniente
alguno en ello. A vuestra señoría suplico me mande dar su parecer en la dicha razón
y que se me de en pública forma para acudir a su majestad y para ello.
El Rey
Nuestro presidente de la nuestra Audiencia que reside en la dicha ciudad de
Santo Domingo de la isla Española. El doctor Villanueva Zapata, nuestro fiscal de
la Audiencia nos ha escrito suplicándonos le hiciésemos merced de mandar que
se le diese una casa pequeña que dice tenemos en la dicha ciudad para que pueda
habitarla en el tiempo que nos sirviere en esa Audiencia. Y porque queremos saber
que casa es la susodicha y quien la habita y si tenemos de ella algún aprovechamiento y en qué cantidad y si de hacérselo (fol. 1v.) que pide el dicho fiscal se podría
seguir algún inconveniente de utilidad y por qué causa. Os mandamos que luego
nos enviéis relación de todo lo susodicho para que visto se provea lo que convenga.
En Aranjuez, trece de mayo de mil quinientos setenta y siente años. Yo el rey. Por
mandado de su majestad, Antonio de Eraso. En las espaldas de la dicha cédula real
estaban señales de firmas.
Y así, presentada la dicha petición y cédula real el muy ilustre señor doctor
Gregorio González de Cuenca, presidente de esta Real Audiencia habiendo visto
227
Genaro Rodríguez Morel
lo pedido lo pedido por el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata y la cédula real
de que de que en la petición se hace mención y cumpliendo lo que su majestad por
ella le manda dijo que la dicha casa está en esta plaza mayor de esta ciudad y siempre
ha andado alquilada por de su majestad y solía rentar de alquiler cincuenta pesos de
oro fino y que ahora mora y vive en ella el licenciado Esteban de Quero, oidor de
esta Real Audiencia y que después que ella se pagó la dicha casa se ha se ha reedificado y reparado mucho a costa de su majestad y se ha informado que de presente
puede valer de renta en cada un año setenta u ochenta ducados de buena moneda.
Y que por otra real cédula está mandado que esta Audiencia envíe su parecer si será
bien venderse esta casa para su majestad y que de la misma casa esta ciudad suplicó
a su majestad le hiciese merced de ella la cual valdría dos mil ducados de la buena
moneda, antes más que menos y no entiende que de hacerse merced de la vivienda
de ella al dicho doctor Diego de Villanueva haya otro inconveniente más de dejar
su majestad de gozar el alquiler de la dicha casa y vivir al presente en ella el dicho
licenciado Esteban de Quero cuidado de hacerla reedificar y preparar conforme a la
que su majestad podía mandar hacer de la dicha casa la (fol. 2) merced fue recibida.
Y esto es lo que parece habiéndose informado de ello. Y lo firmó el doctor Gregorio
González de Cuenca. Ante Simón de Bolívar, escribano de cámara de su majestad.
Y para que de ello conste de pedimento del dicho fiscal de su majestad, hice
escribir y sacar el dicho testimonio de lo susodichos el que va cierto y verdadero
corregido y concertado del original y en mi poder. Que da en la ciudad de Santo
Domingo de La Española en el dicho día cinco días del mes de septiembre y del
dicho año de mil quinientos setenta y siete años y fueron presentes por testigos a
lo ver sacar, corregir y duplicar. Alonso de Medina, escribano de su majestad y Juan
Corbacho y Ginés Díaz, vecinos de esta ciudad. Por ende hice aquí mi signo en testimonio de verdad.
Simón de Bolívar escribano de su majestad y de Cámara
228
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 91
Santo Domingo, 15 de octubre de 1577
Católica real majestad.
Es tan excesivo el precio de todas las cosas de bastimentos y mercaderías de
Castilla después de la alteración de la moneda que es harto mayor de lo que por la
información que se enviaron vuestra majestad habrá visto y así es mayor la calamidad que se parece pues gastándose en todo lo forzoso y necesario otro tanto más
que solía aún los ricos lo sienten y los pobres perecen. Se ha querido dar a entender
que el precio excesivo de cueros y azúcares es por la renta que en ellos hay y andan
en muchas manos pero es realmente verdad que antes de la reducción las había
pero jamás tan sin orden crecieron demás de que aún tenga por mayor trabajo lo
que toca a los bastimentos que es más forzoso. La ciudad pidió que todas las cosas
se redujesen al punto antes de la alteración de la moneda y el oro que valiendo
antes de trece a catorce pesos vale hoy a más de diecinueve se proveyó que en las
mercaderías y bastimentos se hiciese y en lo del oro se proveyese y por no proveerse
en toda la ciudad ha sobreseído en lo que pedía y aún no falta que bien diga que
en el oro no se toca por intereses de los que servimos en esta Audiencia la cual procura cuanto puede remediar estos inconvenientes mejor fuera no haber entrado
en ellos. Vuestra majestad por amor de Dios lo procure remediar por el orden más
conveniente, que yo entiendo se da larga relación a vuestra majestad me duele en
extremo el trabajo de esta tierra y ver que muchos de los navíos que aquí venían de
islas después de haber llegado y conocido el estado de la tierra han pasado adelante
que será causa de haber más caros los bastimentos y otras cosas.
(fol. 1v.) Por esta averiguación verá vuestra majestad que tengo casi trescientos
pleitos fiscales y cuantos en mi tiempo comenzados confiera vuestra majestad cuantos son en los que me quieren imputar culpa pues sabe Dios y vuestra majestad y sus
ministros lo sabrán, que en ninguno ha habido falta y parece por las informaciones
mías no me da pena el cuidado con que contra mi se hizo averiguación por el presidente de esta Audiencia por las razones que tengo escritas más largamente a vuestra
majestad y porque aún por ella no habrá culpa que importe contra mi, al menos con
verdad y que está por mil caminos le ha de manifestar y el tiempo mostrará como
yo prevenía a los inconvenientes que en muchas cosas se han de seguir hasta en la
cobranza de la hacienda de vuestra majestad que aún después de la última cédula
hago diligencia, toda la que debo y puedo.
Aquí hay un monasterio de mercedarios que es casa de devoción y se va perdiendo porque no hay en el los frailes que serían necesarios, que todos son mozos y
pasan necesidad y la casa se les va cayendo y las haciendas acabando y en el pueblo
229
Genaro Rodríguez Morel
son de poco provecho si la casa se diese a Teatinos serlo y habría así en la doctrina
como en tener colegio para que los naturales fuesen en todo aprovechados y los frailes que hay podrían pasar a Guatemala donde tienen mucha casas. Vuestra majestad
sea servido de mirar lo que tengo por cierto en esto Dios sería muy servido.
Con la codicia de las perlas de La Margarita son allí todos los años infestados de
corsarios y por el mes de julio pasado les hicieron mucho daño de que me dieron
cuenta pidiendo lo escribiría a vuestra majestad si las galeras viniesen todo lo asegurarían vuestra majestad proveyera lo que más sea servido.
Por la muerte del arzobispo de esta ciudad se han recrecidos tantos pleitos que
habría menester ellos solo un hombre diligente. Se me han recrecido a la gran infinidad que tengo hago parte de ellos en la Audiencia y otros muchos pidiendo contra estos bienes. También sigo otros ante el provisor contra clérigos ocultadores y
transportadores de bienes hago todas las diligencia posibles así aquí como en todas
las partes de esta isla donde conviene por orden de las justicias seglares y eclesiásticas y para la isla en Castilla tengo dado aviso a vuestra majestad y se han despachado
cartas requisitorias. Dos cosas hay en este negocio de que vuestra majestad ha de ser
servido mandar se me de aviso (fol. 2) la una es que yo he tenido relación que vuestra majestad pagó por el arzobispo cantidad de dinero por la expedición de sus bulas y aunque está pedido no se sabe cuanto sea. La otra acerca de la sede vacante lo
que se le hizo merced por estar prevenido todos los casos, así contra los bienes como
contra muchos por disposición del dicho arzobispo lo poseen. He pedido remoción
de depósitos de todos estos bienes de los que lo tenían para más seguridad en el depósito general, se ha proveído así. Y porque las causas eclesiásticas son importantes y
en las probanzas haya la verdad y rectitud necesaria he pedido que el doctor Aliaga,
oidor, se halle en todas ellas con el provisor, que es esto lo que más importa.
Nueve pleitos he hecho determinar esta semana pasada de los réditos de tributos
de Gorjón que son para el estudio de esta ciudad y cierto, los regidores han tenido
y tienen mucha culpa. El Presidente lo toma muy a su cargo por cédula de vuestra
majestad. Yo lo solicito y sigo y digo conseguir sea buen efecto creciendo la renta
aunque algunas personas quedarán sin la mayor parte de sus haciendas. Nuestro
señor la católica y real persona de vuestra majestad guarde con aumento de reinos
y señoríos. De Santo Domingo 15 de octubre de 1577.
Católica real majestad
Besa los pies de vuestra majestad su criado
El doctor Diego de Villanueva Zapata
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 91 (a)
Santo Domingo, 12 de octubre de 1577
En la muy noble y muy leal ciudad de Santo Domingo de la isla Española de
Las Indias del mar Océano. A doce días del mes de octubre año de mil quinientos
setenta y siete años. Por ante el ilustre señor licenciado Esteban de Quero, oidor de
su majestad en la dicha Real Audiencia que reside en esta dicha ciudad de Santo Domingo y Juez de Provincia. Y por ante mi, Hernando de Esquivel, escribano público
y de número de esta dicha ciudad de Santo Domingo. Por su majestad pareció presente el doctor Diego de Villanueva Zapata, alcalde de su majestad en la dicha Real
Audiencia de esta ciudad de Santo Domingo y presentó un escrito de pedimento su
tenor del cual es este que se sigue.
Y luego, como el doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad en
esta Real Audiencia de Santo Domingo digo que yo tengo necesidad de hacer averiguación como tengo a cargo doscientos noventa y cuatro pleitos fiscales así de los
que mis antecesores los fiscales que han sido encomendados que yo voy siguiendo
antes del fin de mes de abril del año pasado de setenta y seis que fue recibido en
este oficio y comenzado y voy siguiendo que son en esta décima los ciento treinta
y uno de mis predecesores y los cientos sesenta y tres restantes míos y hace tiempo
comenzado en que voy haciendo ahora las diligencias debidas y necesarias demás de
lo que [tinta diluida] fuere de los dichos veedores de causas y dado [tinta diluida]
Real Audiencia en servicio de su majestad y bien de la república y otras cosas de mi
he hecho ciento cincuenta y ocho peticiones como todo parece por mi memorial
y libro fiscal en que tengo razón de todo conforme a como se debe hacer que han
dicho los testigos que depondrán.
A vuestra majestad pido y suplico mande recibir la información que estoy presto
de dar y que se examinen los testigos que presentare por el tenor de esta mi petición
y que el presente escribano me de los traslados que le pidiere en pública forma para
en guarda de mi derecho interponiendo vuestra majestad su autoridad y decreto y
para ello y en lo necesario. Etc. El doctor Diego de Villanueva Zapata.
(fol. 1v.) Luego el dicho señor oidor Juez de Provincia mandó que se reciban los
testigos que presentare el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata y se examinen
por el tenor del dicho pedimento y se le de los traslados que pide en pública forma
en manera que haga fe tanto cuanto ha lugar de derecho. Hernando de Esquivel,
escribano público.
Después de lo susodicho en el dicho día doce días del dicho me de octubre del
dicho año de mil quinientos setenta y siete años. Por ante mi el dicho escribano
público el dicho doctor Diego de Villanueva, fiscal de su majestad presentó por testigo a Francisco Marmolejos, solicitador y a Luis Sánchez de Aranda, mercader y a
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Genaro Rodríguez Morel
Francisco Gómez, solicitador y a Gregorio de Ayala, vecino de esta ciudad de Santo
Domingo de los cuales y de cada uno de ellos para mi el dicho escribano público les
fue tomado y recibido juramento en forma debida de derecho por dio y por Santa
María y por la señal de la cruz que cada uno de ellos por sí hicieron con los dedos
de sus manos corporalmente so cargo del cual prometieron de decir la verdad de
lo que supiesen y les fuese preguntado y a la absolución del dicho juramento cada
uno de ellos dijeron sí, juramos, amén. Y lo que los dichos testigos y cada uno de
ellos dijo y declaró es lo siguiente: Pasó ante mí Hernando de Esquivel, escribano
publico.
Testigo. Francisco Marmolejos, vecino de esta ciudad, testigo presentado por
esta causa por el doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad en esta
Real Audiencia de Santo Domingo. Y habiendo jurado según dicho y siendo preguntado por el tenor del dicho pedimento dijo que lo que sabe de ello es que este
testigo, como solicitador que es al presente de todos los negocios que tocan al real
fisco sabe y ha visto que el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su
majestad va siguiendo y sigue las doscientas noventa y cuatro causas fiscales contenidas en el dicho pedimento así de ellas comenzadas por sus antecesores como de
ellas comenzadas por el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata y sabe y ha visto
que las de los dichos que antecesores son (fol. 2) el número contenido en el dicho
pedimento y las comenzadas por el dicho doctor Diego de Villanueva desde el dicho
tiempo a esta parte, todo lo cual sabe este testigo por haber visto con total como tal
solicitador todo lo cual sabe este testigo por haber visto y contado las en el dicho su
libro y memorial que el dicho fiscal en cosas particulares y en servicio de su majestad
y bien de eta república en mucha cantidad de peticiones y que conserve el dicho
libro y memorial del dicho doctor Diego de Villanueva ha dado y presentado todas
las peticiones contenidas en el dicho pedimento. Y que esta es la verdad y lo que
sabe y ha visto para el juramento que hizo. Y lo firmó su nombre y que es de edad
de más de treinta años. Francisco Marmolejos. Pasó ante mí, Hernando de Esquivel,
escribano público.
El dicho Luís Sánchez de Aranda, mercader vecino de esta ciudad, testigo presentado por parte del dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad. Y habiendo jurado según derecho y siendo preguntado por el tenor del dicho
pedimento dijo que lo que sabe de ello es que este testigo ha visto el memorial y
libro que el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad tienen
todos los pleitos y causas y negocios que sus antecesores en el dicho oficio seguían
en esta Real Audiencia con los que el dicho doctor sigue y ha seguido con todo den
al que fue recibido por tal fiscal de su majestad en esta Real Audiencia los cuales
el dicho doctor sigue y ha seguido con todo cuidado diligencia a solicitud. Y sabe
este testigo y ha visto por el libro y memorial que si las causas y negocios que se han
determinado y fenecido en su tiempo. Sabe este testigo y ha visto por el dicho libro
y memorial que sin las causas y negocios que se han determinado y fenecido en su
tiempo. Sabe este testigo y ha visto que al día de hoy sigue y tiene a su cargo el dicho
doscientos noventa y cuatro pleitos. Los ciento treinta y uno rezagados de sus ante-
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
cesores y los ciento setenta y tres restantes que los ha comenzado el dicho doctor
Diego de Villanueva Zapata y en todos ellos como dicho tiene va haciendo y hace
todas las diligencia necesarias. Y asimismo sabe este testigo que en cosas (fol. 2v)
particulares fuera de los dichos pleitos ha presentado en esta Real Audiencia en
servicio de su majestad y bien de la república otras cosas tocantes a su oficio ciento
cincuenta y ocho peticiones como todo ello parece como dicho tiene por los dichos
memoriales y libros que todo ello el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata tiene,
lo cual, sabe este testigo para que lo uno y lo otro lo ha visto y contado este testigo y
ha visto hacer en ello las diligencias necesarias todo ello como dicho tiene con mucho cuidado y solicitud. Y que esta es la verdad de lo que sabe para el juramente que
hizo. y lo firmó de su nombre y que es de edad de treinta y nueve años. Luis Sánchez
de Aranda. Pasó ante mi Hernando de Esquivel, escribano público.
El dicho Francisco Gómez, estante en esta dicha ciudad, testigo presentado por
parte del dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad en esta Real
Audiencia. Habiendo jurado y siendo preguntado por el tenor del dicho pedimento
dijo que lo que sabe es que este testigo ha sido solicitador de los negocios fiscales
que el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad trata en esta
Real Audiencia y que sabe y ha visto por vista de ojos por libro del dicho doctor
Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad trata en esta Real Audiencia y que
sabe y ha visto por vista de ojos por el libro del dicho doctor Diego de Villanueva
Zapara, que es dicho fiscal sigue hoy día todas las causas y pleitos contenidas en el dicho su pedimento en esta Real Audiencia y lo sabe este testigo porque con los demás
testigos que con este testigo dirán en esta causa vieron el memorial y contaron los
dichos pleitos por el dicho libro y memorial que el dicho fiscal tiene y sumándoles
que el dicho pedimento dice y las peticiones asimismo parece por su cuenta y razón
que el dicho fiscal por su libro tiene sentadas y este testigo vio todas las cuales dichas
causas y pleitos suyos y de sus antecesores. Sabe este testigo que el dicho (fol.3)
fiscal de su majestad las ha seguido y sigue con todo cuidado y solicitud y diligencia
que en todo ello y sabe este testigo que sin el número de pleitos contenidos en el
dicho pedimento otro día antes que este testigo declarase su dicho ni se hiciese la
averiguación de cantidad de pleitos que el dicho fiscal seguía vio este testigo que se
pusieron en la Real Audiencia cinco y seis pleitos y demandas a los bienes del arzobispo fray Andrés de Carvajal a los cuales el dicho fiscal ha de responder que estos
entran a el número de los arriba dichos sin otros muchos pleitos que el dicho doctor
Diego de Villanueva Zapata a sentenciar hace sentenciar así civiles como criminales
que tocan al dicho real fisco, todo lo cual sabe este testigo por lo haber visto y haber
sido solicitador del real fisco. Y esta es la verdad de lo que sabe para el juramento
que hizo. y lo firmó de su nombre y que es de edad de más de setenta años. Francisco Gómez. Paso ante mi, Francisco de Esquivel, escribano público.
El dicho Gregorio de Ayala, factor que fue en esta ciudad y vecino de ella. Testigo presentado por parte del dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de
su majestad. Y habiendo jurado según derecho y siendo preguntado por el tenor
del dicho pedimento dijo que este testigo ha visto el libro de todos los pleitos fis-
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Genaro Rodríguez Morel
cales que el doctor Diego de Villanueva Zapata, de fiscal de su majestad tiene a su
cargo que ha sido entregado por los otros fiscales, sus antecesores y especial por el
licenciado Miguel Pinedo, fiscal que fue de esta Real Audiencia que fue el que se lo
entregó y por el parece haber habido y haber ciento treinta y un procesos fiscales
que han sido comenzados por sus antecesores y el dicho doctor los va siguiendo. Y
asimismo parece por el dicho libro haber otros ciento (fol.3v.) setenta y tres pleitos
fiscales que el dicho doctor ha comenzado en su tiempo en todos los cuales dichos
pleitos este testigo sabe que el dicho fiscal de su majestad como parece por el dicho
su libro ha hecho y hace todas las diligencias necesarias y asimismo parece por el
dicho su libro haber dicho doctor dado en esta Real Audiencia ciento cincuenta y
ocho peticiones fuera de los dichos pleitos en que ha pedido cosas convenientes al
servicio de su majestad y bien y pro de esta república y en pro de la Real Hacienda
de su majestad. Y que esta es la verdad y lo que sabe para el juramento que hizo.
Y lo firmó de su nombre y que es de edad de más de cuarenta años. Gregorio de
Ayala. Pasó ante mi Hernando de Esquivel, escribano público. En de mandamiento
del ilustrísimo señor licenciado Esteban de Quero, oidor de su majestad de su Real
Audiencia de esta dicha ciudad de Santo Domingo y su Juez de Provincia en ella y de
pedimento del doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad en esta su
Real Audiencia de esta dicha ciudad. Yo Hernando de Esquivel, escribano público
por su majestad di todo lo susodicho según y de la manera que de suso se contiene
y ante mi pasó que es fecho en la dicha ciudad de Santo Domingo a catorce días del
mes de octubre año de mil quinientos setenta y siete años. Y el dicho señor licenciado Esteban de Quero lo firmó de su nombre siendo presentes por testigos a lo
que dicho es (fol. 4) Juan Bautista de Esquivel, Pedro de Esquivel y Baltasar Luis de
Montes de Oca vecinos de esta ciudad de Santo Domingo. El Licenciado Esteban de
Quero pasó ante mi Hernando de Esquivel, escribano público.
Yo Hernando de Esquivel escribano público de esta ciudad de Santo Domingo
esta carta la hice escribir según y ante mi pasó. E hice aquí mi signo e testimonio de
verdad.
Hernando de Esquivel, escribano público.
Nos los escribanos públicos de la ciudad de Santo Domingo que aquí firmamos
nuestros nombres certificamos y damos fe a todos los señores que la presente vieren
como el licenciado de Esquivel de quien va firmada y signada esta información el
escribano público como en ella se nombra de esta dicha ciudad fiel y legal y a las
escrituras y autos que ante él han pasado y pasan se ha dado y da entera fe y crédito
en juicio y fuera de el. En Santo Domingo en quince días del mes de octubre de mil
quinientos setenta y siete años.
Gonzalo de Mendoza, escribano público
Lorenzo García, escribano público
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 91 (b)
Santo Domingo, 12 de octubre de 1577
En la muy noble y leal ciudad de Santo Domingo de la isla española de Las Indias
del mar océano. A doce días del mes de octubre del año de mil quinientos setenta y
siete años. Por ante el juez señor licenciado Esteban de Quero, oidor de su majestad
en su Real Audiencia que reside en esta dicha ciudad de Santo Domingo y Juez de
Provincia. Por ante mi, Hernando de Esquivel, escribano público y del número de
esta dicha ciudad de Santo Domingo por su majestad, pareció presente el doctor
Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad en la dicha Real Audiencia de esta
dicha ciudad de Santo Domingo y presentó un escrito de pedimento el tenor del
cual es este que se sigue.
Ilustre señor el doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad en esta
Real Audiencia de Santo Domingo. Digo que yo tengo necesidad de hacer averiguación de cómo tengo a mi cargo doscientos noventa y cuatro pleitos fiscales así de los
que a mis antecesores, los fiscales que aquí han sido desde abril el año pasado de
setenta y seis que fue recibido este oficio y comenzado y voy siguiendo que son en
esta forma: los ciento treinta y uno de mis predecesores y los ciento setenta y tres
restantes, míos y en mi lo ha comenzado en que voy haciendo y hago las diligencias
debidas y necesarias demás de lo cual en cosas particulares fuera de los dichos pleitos y causas he dado y presentado en esta Real Audiencia en servicio de su majestad
y bien de la república y otras cosas de mi oficio ciento cincuenta y ocho peticiones
como todo parece mis memorias y libro fiscal en que tengo razón de todo conforme
a como se debe hacer que han visto los testigos que depondrán.
(fol. 1v.) A vuestra majestad pido y suplico mande recibir la información que estoy
presto de dar y que se examinaron los testigos que presentare por el tenor de esta mi
petición y que al presente y que pido me de los traslados que le pidiere en su pública
seña para en guarda de mi derecho interponiendo vuestra majestad su autoridad y
decreto y para ello en lo necesario, etc. el doctor Diego de Villanueva Zapata.
Y luego el dicho señor y Juez de Provincia mandó que se reciban los testigos que
presentare el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata y se examinen por el tenor
del dicho pedimento y se le de los traslados que pidiere en pública forma en manera
que haga fe, tanto cuanto ha lugar de derecho. Hernando de Esquivel, escribano.
Después de lo susodicho en el dicho día doce de octubre de mil quinientos
setenta y siete años. Por ante mi el dicho escribano público, el dicho doctor Diego
de Villanueva Zapara, fiscal de su majestad presentó por testigos a Francisco Marmolejos, solicitador, y a Luis Sánchez de Aranda, mercader y a Francisco Gómez,
solicitador, y a Gregorio de Ayala, vecinos de esta ciudad de Santo Domingo de los
cuales y de cada uno de ellos, por si, por mi el dicho escribano público fue tomado
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Genaro Rodríguez Morel
y recibido juramento en forma debida. Por Dios y por la Santa María y por la señal
de la Cruz que cada uno de ellos por si hicieron con los dedos de sus manos corporalmente so cargo del cual prometieron de decir la verdad de lo que supiesen y les
fuese preguntado y a la absolvieron del dicho juramento cada uno de ellos dijeron
sí, juramos y amén y lo que los dichos testigos y cada uno de ellos dijo y depuso es lo
siguiente:. Pasó ante mi Hernando de Esquivel, escribano público.
El dicho Francisco Marmolejos vecino de esta dicha ciudad. Testigo presentado
por parte el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad en esta
Real Audiencia de esta dicha ciudad de Santo Domingo. y habiendo jurado según
derecho y siendo preguntado por el tenor del dicho pedimento dijo que lo que
sabe de ello es que este testigo como solicitador que es al presente (fol. 2) de todos
los negocios que tocan al real fisco sabe y ha visto que el dicho doctor Diego de
Villanueva, fiscal de su majestad va siguiendo y sigue las doscientas novena y cuatro
causas fiscales contenidas en el dicho pedimento así de las comenzadas por sus antecesores así de las comenzadas por el dicho doctor Diego de Villanueva y sabe y ha
visto que las de los dichos sus antecesores son en el número contenido en el dicho
pedimento y las comenzadas por el dicho doctor Diego de Villanueva desde el dicho
tiempo a esta parte, todo lo cual sabe este testigo por haber visto con total como tal
solicitador todo lo cual sabe este testigo por haber visto y contado las en el dicho su
libro y memorial que el dicho fiscal en cosas particulares y en servicio de su majestad
y bien de eta república en mucha cantidad de peticiones y que conserve el dicho
libro y memorial del dicho doctor Diego de Villanueva ha dado y presentado todas
las peticiones contenidas en el dicho pedimento. Y que esta es la verdad y lo que
sabe y ha visto para el juramento que hizo. y lo firmó d su nombre y que es de edad
de más de treinta años. Francisco Marmolejos. Pasó ante mí, Hernando de Esquivel,
escribano público.
El dicho Luís Sánchez de Aranda, mercader vecino de esta ciudad, testigo presentado por parte del dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad. Y habiendo jurado según derecho y siendo preguntado por el tenor del dicho
pedimento dijo que lo que sabe de ello es que este testigo ha visto el memorial y
libro que el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad tienen
todos los pleitos y causas y negocios que sus antecesores en el dicho oficio seguían
en esta Real Audiencia con los que el dicho doctor sigue y ha seguido con todo den
al que fue recibido por tal fiscal de su majestad en esta Real Audiencia los cuales
el dicho doctor sigue y ha seguido con todo cuidado diligencia a solicitud. Y sabe
este testigo y ha visto por el libro y memorial que si las causas y negocios que se han
determinado y fenecido en su tiempo. Sabe este testigo y ha visto por el dicho libro
y memorial que sin las causas y negocios que se han determinado y fenecido en su
tiempo. Sabe este testigo y ha visto que al día de hoy sigue y tiene a su cargo el dicho
doscientos noventa y cuatro pleitos. Los ciento treinta y uno rezagados de sus antecesores y los ciento setenta y tres restantes (fol. 2v.) que los ha comenzado el dicho
doctor Diego de Villanueva Zapata y en todos ellos como dicho tiene va haciendo
y hace todas las diligencia necesarias. Y asimismo sabe este testigo que en cosas
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
particulares fuera de los dichos pleitos ha presentado en esta Real Audiencia en
servicio de su majestad y bien de la república otras cosas tocantes a su oficio ciento
cincuenta y ocho peticiones como todo ello parece como dicho tiene por los dichos
memoriales y libros que todo ello el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata tiene,
lo cual, sabe este testigo para que lo uno y lo otro lo ha visto y contado este testigo y
ha visto hacer en ello las diligencias necesarias todo ello como dicho tiene con mucho cuidado y solicitud. Y que esta es la verdad de lo que sabe para el juramente que
hizo. y lo firmó de su nombre y que es de edad de treinta y nueve años. Luis Sánchez
de Aranda. Pasó ante mi Hernando de Esquivel, escribano público.
El dicho Francisco Gómez, estante en esta dicha ciudad, testigo presentado por
parte del dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad en esta Real
Audiencia. Habiendo jurado y siendo preguntado por el tenor del dicho pedimento
dijo que lo que sabe es que este testigo ha sido solicitador de los negocios fiscales
que el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad trata en esta
Real Audiencia y que sabe y ha visto por vista de ojos por libro del dicho doctor
Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad trata en esta Real Audiencia y que
sabe y ha visto por vista de ojos por el libro del dicho doctor Diego de Villanueva
Zapara, que es dicho fiscal sigue hoy día todas las causas y pleitos contenidas en el dicho su pedimento en esta Real Audiencia y lo sabe este testigo porque con los demás
testigos que con este testigo dirán en esta causa vieron el memorial y contaron los
dichos pleitos por el dicho libro y memorial que el dicho fiscal tiene y sumándoles
que el dicho pedimento dice y las peticiones asimismo parece por su cuenta y razón
que el dicho fiscal por su libro tiene sentadas y este testigo vio todas las cuales dichas
causas y pleitos suyos y de sus antecesores. Sabe este testigo que el dicho (fol. 3)
fiscal de su majestad las ha seguido y sigue con todo cuidado y solicitud y diligencia
que en todo ello pone y sabe este testigo que sin el número de pleitos contenidos
en el dicho pedimento y otro día antes que este testigo declarase su dicho ni se
hiciese la averiguación de la cantidad de pleitos que dicho fiscal según ha habido
este testigo que se pusieron en la Real Audiencia cinco y seis pleitos y demandas a
los bienes del arzobispo don fray Andrés de Carvajal a los cuales el dicho fiscal ha
de responder que estos no entran en el número de los de arriba dichos sin otros
muchos pleitos que el dicho doctor Diego de Villanueva Zapata hace sentenciar así
civiles como criminales que tocan al dicho real fisco. Y esta es la verdad para lo que
sabe para el juramento que hizo. Y lo firmó de su nombre y que es de edad de más
de setenta y cinco años. Francisco Gómez. Pasó ante mí, Hernández de Esquivel,
escribano público.
El dicho Gregorio de Ayala, factor que fue de esta ciudad y vecino de ella. Testigo presentado por parte del dicho doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su
majestad . Habiendo jurado según derecho y siendo preguntado por el tenor del
dicho pedimento dijo que este testigo ha visto el libro de todos los pleitos fiscales
que el doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de su majestad tiene a su cargo que
le ha sido entregado para los otros fiscales que antecesores y especial por el licenciado Miguel Pinedo fiscal que fue de esta Real Audiencia que fue él quien se lo
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entregó y por el pareció haber habido ciento treinta y un procesos fiscales que han
sido comenzados por sus antecesores y el dicho doctor los va siguiendo. Y asimismo
parece por el dicho libro haber otros ciento setenta y tres pleitos fiscales que el dicho doctor comenzando en su tiempo, en todos los cuales dichos pleitos, éste testigo
sabe que el dicho fiscal de su majestad como parece por el dicho su libro y hace
todas las diligencias (fol. 3v.) necesarias y asimismo parece por le dicho libro haber
el dicho doctor dado en esta dicha Real Audiencia ciento cincuenta y ocho peticiones particulares fuera de los dichos pleitos en que ha pedido cosas convenientes al
servicio de su majestad y bien y pro de esta república y en pro de la Real Hacienda
de su majestad. Y que esto es la verdad y lo que sabe para el juramento que hizo. y lo
firmó de su nombre y dijo ser de edad de más de cuarenta años. Gregorio de Ayala,
escribano público.
De mandamiento del ilustrísimo señor licenciado Esteban de Quero, oidor de
su majestad de su Real Audiencia de esta ciudad de Santo Domingo y su Juez de
Provincia en ella e de pedimento del doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de
su majestad en esta Real Audiencia de esta dicha ciudad. Yo Hernando de Esquivel,
escribano público de su majestad di todo lo susodicho según y de la manera que de
suso contiene y ante mi pasó que es que en la dicha ciudad de Santo Domingo, a
catorce días del mes de octubre, año de mil quinientos setenta y siete años y el dicho
señor licenciado Esteban de Quero, lo firmó de su nombre siendo presente por testigo a lo que el dicho es Juan Bautista de Esquivel y Pedro de Esquivel y Baltasar Luis
de Montes de Oca, (fol. 4) vecinos de esta dicha ciudad de Santo Domingo y el licenciado Esteban de Quero. Pasó ante mi Hernando de Esquivel, escribano público.
Y yo, Hernando de Esquivel, escribano público de esta ciudad de Santo Domingo
esta carta la hice escribir según ante mi pasó e hice aquí mi signo.
Hernando de Esquivel
Nos los escribanos públicos de la ciudad de Santo Domingo que aquí firmamos
nuestros nombres certificamos y damos fe a todos los señores que la presente vieren
como el licenciado de Esquivel de quien va firmada y signada esta información el
escribano público como en ella se nombra de esta dicha ciudad fiel y legal y a las
escrituras y autos que ante él han pasado y pasan se ha dado y da entera fe y crédito
en juicio y fuera de el. En Santo Domingo en quince días del mes de octubre de mil
quinientos setenta y siete años.
Gonzalo de Mendoza, escribano público
Lorenzo García, escribano público
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 50, Ramo 13, Nº 925
Santo Domingo, 15 de octubre de 1577
Católica, Real Majestad
Después que llegó esta flota en que vuestra majestad envió los oidores que estaban proveídos para esta Audiencia, he escrito a vuestra majestad brevemente con
reconocimiento de la merced y favor recibido. Con las cartas y cédulas particulares
de que daré cuenta las que en favor de mi oficio han venido han sido bien odiosas
a algunos de esta Audiencia por la costumbre que tenían a tener en poca cuenta mi
oficio, como otras veces he escrito a vuestra majestad. La carta en que se manda no
hagan acuerdos particulares sin el fiscal se obedeció y dijeron la cumplieron. La que
venía particularmente al presidente de esta Audiencia sobre querer hacer merced
para mi vivienda de una casa que aquí tiene ha días que la presenté y como es negocio nuestro y que el presidente nos ayude despechar, no se si lo podrá acabar con el
y así no se si irá con esta en razón de ello. Suplico a vuestra majestad que si hay algún
inconveniente aunque este no se entiende que vuestra majestad haga lo que más fue
servido que no trato tanto de mis intereses aunque tenga poco salario, necesidad
y más trabajo que los demás del que como rey y señor en otras muchas cosas me la
pueda hacer y no quiero que por esta razón se causen nuevas envidias. En lo que
toca a la carta porque vuestra majestad manda se me den los testimonios que pudiere por el envió, verá vuestra majestad como se ha cumplido yo no se con quien bien
hace que temor le pueda esto causar, etc. Quedo en los más inconvenientes y no
podré sacar los testimonios que quisieren si vuestra majestad lo manda con graves
penas. Que los escribanos todos los den y que la Audiencia de ninguna manera lo
impiden. Mándelo vuestra majestad ver y proveer lo que más a su real servicio convenga y antes del despacho de la flota última que de aquí partió a principio del mes
de julio, como parece por este traslado (fol. 1v.) de una petición que envié en ella a
vuestra majestad. Visto pedí se enviasen todos los dineros que había en la caja para
que vuestra majestad proveyese tantas y tan importantes necesidades como tiene, corresponde bien a lo que vuestra majestad en esta razón ha mandado a sus oficiales.
Pedí también se hiciese lo mismo en lo que toca a los bienes de difuntos, pues todos
los más son de vuestra majestad y aunque no lo fuesen, se deben enviar con cuidado. He pedido en esta razón la claridad necesaria para que vuestra majestad viese si
esto se ha cumplido este año y en esta flota no he podido sacar los testimonios por
la razón referida y el día que presente estas peticiones como debió de dar, malgastó
el presidente en estrados, me preguntó que para que los quería. Le dije que vuestra
Duplicado de tres cartas escritas a vuestra majestad en seis de septiembre y en primero de octubre y
en 15 de octubre de 1577.
5
239
Genaro Rodríguez Morel
majestad mandó me den los testimonios que pidiere para lo que quisiere que son
palabras expresas de la Real Caja. Sin embargo de que en una de las peticiones
decía que era para informar a vuestra majestad el presidente, continuando lo que
conmigo suele hacer de que ya tiene vuestra merced ya tiene relación, me trató de
vos en los estrados, públicamente. Para mi no fue cosa nueva pues fuera de ellos lo
ha hecho pero pareció mal a todo el pueblo porque hasta aquella hora él no lo había hecho jamás ninguno de sus antecesores con los míos. Esto y todo lo que él ha
hecho y ahora hace ha tenido fundamento en hacer. Yo lo que debo con la libertad
que vuestra merced manda y quiere y aunque por esta razón él y otro me persigan
y pretendan informar con vuestra merced no ha de su parte para dejar de hacer lo
que debo muy puntualmente, que yo espero que este fuego purificará más quilates,
al menos no se hallará cosa que importe ni notablemente más cosa contra mi oficio
y obligaciones ni delitos. He ha entendido en este lugar que vuestra majestad manó
hace al presidente de esta Audiencia y oidores de ella diferentes averiguaciones
contra mi por ellas parecer como mis culpas que sean buscado con gran diligencias
que algún día parecerán haber sido excesivas y no por el orden cristiano justo que
vuestra majestad manda y quiere.
Yo he pedido que se hagan todas las posibles contra mi y principalmente que los
pleitos y razón de ellos en que pretenden calumniarme se envíen a vuestra majestad,
pues de ellos ha de resultar la verdad, porque si el tesorero quieren y su generalidad
no se reduce a cierto acierto y conocido no podrá vuestra majestad ser enteramente
informado ni dejará de haber lugar a quien mal me quisiere y esta voluntad (fol. 2)
los que la tienen es porque contra ellos sirvo a vuestra majestad que en mi persona,
trato, templanza y vida toda esta república sabe que no hay ocasiones y si yo tuviera
ventura para que uno de vuestros reales consejeros viera los pleitos pasados y presentes y mis diligencias con tanto trabajo, sacrificio y tanta diversidad de cosas del
servicio de vuestra majestad sin que a ello me ayudase mi suerte por todas las que
tienen mis perseguidores. Y porque yo he hecho en esta razón de informaciones que
envío a vuestra majestad con esta por las cuales se satisface en verdad a las calumnias
que andan. Suplico a vuestra majestad humildemente en satisfacción de mi servicio
los mande ver y enterarse de lo que contienen pues son de personas cristianas y de
letras y de quien vuestra majestad tiene noticia de sus partes y méritos.
El arzobispo de esta ciudad murió en fin del mes de agosto y sobre sus bienes y
sobre sus bienes se van haciendo todas las diligencias posibles, así por lo seglar como
eclesiásticas. Envío algunas haciendas en la flota y suplico a vuestra majestad mande
allá se haga diligencia que de lo de acá vuestra majestad será informado y servido el
cabildo de esta iglesia por algunas razones que debe escribir desea vuestra majestad
le diese prelado clérigo. Hará vuestra majestad lo que le pareciere más conveniente
al servicio de Dios. El deán de esta santa iglesia es una [roto] persona y ha veinticuatro años sirve en ella por colegial de Maese Rodrigo en Sevilla y es doctor en santa
teología y es tenido comúnmente en muy buena reputación. Y por sus muchos años
y buenas obras y común amor de esta república parece benemérito para que cualquier merced que vuestra majestad quiera hacerle.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
El doctor Céspedes de Cárdenas murió en México. Aquella plaza fue la que mi
padre sirvió a vuestra majestad como cristianísimo y piadosísimo tener por bien
mandarle restituir en ella en estos últimos años de su cansada vejez para que lo esté
en su mansedad. También gastó en servicio de vuestra majestad.
En el acuerdo pasado y presente la cédula real en que vuestra majestad mandó
a esta Audiencia se cobre su hacienda real todo lo necesario para poderse hacer. Yo
creo que se conseguirá y haremos lo que siempre.
Luego que salió de visita el licenciado Quero llevará a cargo la población de
Bayajá creo se ha de hacer una cosa muy importante porque demás de ello es sitio
y puerto.
(fol. 2v.) Como a vuestra majestad informé, toda la tierra espera esta buena ocasión y los recaudos de la capitulación de Alonso de Encina sobre los labradores que
debía traer no me han entregado aunque los he pedido. Yo haré la diligencia que ya
tenía de pleito contra el en publicación que tiene declarado con juramento que no
capituló en esa razón con vuestra majestad cosa alguna y en las peticiones dice que
es pleito impertinente según lo que vuestra majestad manda y envía bien a el contrario es de este daño de la moneda nueva y su alteración tiene perdidísima esta tierra y
cada día va más. El cabildo pidió el acuerdo pasado que por ella se iban los navíos de
islas y no querían descargar aquí porque venden en esta moneda que llaman buena
y los derechos no se quieren cobrar en ella. Vea vuestra majestad si es mejor que
la pasada, pues con ella comerciaban y había contento y pagaban los derechos en
oro, demás de que las cosas están tan encarecidas que no se puede vivir y hay tantos
pleitos que no se que vado ni orden han de dar por la variedad de derechos que las
partes intentan. Por la dicha alteración de monedas el gobernador de Puerto Rico
me escribe que como allá no se mudó la moneda y de traerla acá se le sigue interese,
las sacan sin poderlo impedir y se le destruye la tierra. Vea vuestra majestad si yo
pedía razón en que las partes se oyesen e informado el Real Consejo se proveyese lo
que convenía, que no estaba esta tierra para ponerla en tan trabajosa confusión los
mercaderes no quieren vender lo que de Castilla le traen porque esta moneda no
tiene valor ni saben si se ha de tornar a alterar. Provea vuestra majestad de remedio
que bien es menester vuestra majestad informado de lo que podría interesar en esta
alteración no se quiso determinar sin de nuevo ser informado y teniendo consideración a que si se hubiese de hacer fuese sin daño de personas alguna. En esto habrá
vuestra majestad visto que orden se guarda y como se hizo por mi información que
fue con los demás autos. Creo no ha de haber otro remedio sin otras muchas costas
y daños que de todo punto se quite esta moneda, enviándola de esos reinos pues
acá no se puede hacer pues es tanto inconveniente esta tierra sin mandarlos vuestra
majestad contradiciéndolo toda suerte de gente deben ser pecados de la misma a
vuestra majestad informaron que yo había sido parte en la recusación del presidente
con gran cuidado se ha procurado los originales en este negocio han dicho en mi informaciones (fol.3) y asimismo que los capítulos puestos a los oficiales y el contador
Ruy Fernández por ellas entenderá vuestra majestad que encuentra razón y verdad
lo dijeron y así son las demás cosas a ese respecto.
241
Genaro Rodríguez Morel
Habrá más de ocho días que pedí testimonio en la Audiencia de cierta restitución sobre derecho de vuestra majestad debidos en La Margarita que pedí en razón
de no se haber determinado una causa aunque importaba poco como convenía e
un pleito de Francisco de Vargas y Melchor Moreno que allí arribaron, no tanto por
lo que a ella montaba como por otra que se pueden ofrecer no le he podido cobrar
trayéndome de la sala al acuerdo ni los secretarios me la quieren dar mal podré informar de lo que importare si no es por este término.
Pedí otro testimonio de cierta petición que en este mismo pleito presenté sobre
que estando probado y confesado haberse traído unas mercaderías sin registro en
vista y revista se pronunció contra mí, pedí la restitución menos pueda ver el testimonio de ella porque les parece puede ofenderles.
En esta Audiencia ha habido muy diversas sentencias y parecer sobre los navíos
arribados que derechos han de pagar a vuestra majestad y más comúnmente se ha
declarado a siete y medio por ciento. En tanto grado era esto ordinario que el licenciado Pinedo, mi antecesor notificándole un auto a siete y medio por ciento dijo
que no quería suplicar porque por otras muchas veces, sin embargo, de suplicación
se habrá determinado lo mismo. Yo le llevé el negocio más delante de suerte que en
un pleito con el depositario sobre estos derechos de navíos arribados se sentencia
a quince por ciento y a diecisiete y medio de vino ahora venida la cédula de vuestra
majestad en que manda se debe a los derechos de los arribados por entero la he
presentado [letra borrosa] contra todas las causas determinadas y por mi antecesor
consentidas no he podido haber este testimonio para enviarlo a vuestra majestad
haré esto que debe bastar, no pudiendo más.
Yo pedí los días pasados por dos veces que esto no se cuenta al depositario general y se viese como administraba su caso y como se hacían las audiencias y ante
quien y que de ser justo se hallase a ellas la justicia y también que enviase el dinero a
Castilla como le está mandado. Creo que es muy necesario vuestra majestad mande
que estos e ponga mayor aviso porque me parece que en conciencia soy llegado y es
una de (fol. 3v.) las cosas que aquí requieren reformación.
Sobre los portugueses que aquí están y si tratan y en que hacen daño de petición
antes que vuestra majestad lo enviase a mandar di memorial de testigos se sometió a
un oidor de lo que se hiciere avisara a vuestra majestad.
Por ese testimonio verá vuestra majestad la cantidad de oro, plata, reales, perlas
y joyas que entraron en poder del tenedor de difuntos y por el registro se entenderá si lo envío a los Oficiales Reales de Sevilla demás de que en esto hay cosas que
importan su tiempo se tendrán, pero porque lo pido y lo que conviene y es justo se
paga me quieren mal, lo dicen y procuran, pero sobre todo es la verdad y el ya me
valdría sin que importe andar rastreando contra mi cosas de poca importancia y por
el término que vuestra majestad verá que van las informaciones que el presidente
de esta Audiencia toma. Pero di gracias a Dios que ojos tan enemigos en más en más
de doscientas cincuenta causas hallen en tan poquitas faltas y estas no lo son pues
yo he hecho mis diligencias debida pero en estas mismas y en otras apuntaré yo
más importantes faltas en los que al derecho y más si no es muy ordinario quererlos
242
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
echar adentro, mayormente que es de más cantidad de servicio pero si van las causas
yo creo bien que esto parecerá y habrá también parecido en algunas que vuestra
majestad habrá mandado ver en la flota que fue y yo también apunté en mis cartas
fue este recaudo por La Habana con el duplicado de ésta.
Yo digo a vuestra majestad como cristiano, que esto no es causa que lo diga el
tener alguna justa querella de los Oficiales Reales si no da razón, verdad y propia
conciencia porque desde que vine no puedo acabar que se cobre la hacienda de
vuestra majestad ni hallar qué cantidad se cobra y cual no, porque le presidente con
unas cuentas encubiertas y tanteo falso lo quiso hacer noche. En esto no interesaba
yo ]tinta borrosa] sino procure que se cobrasen para vuestra majestad la cuenta de
los libros de la contaduría, todo el mundo sabe cual es y a vuestra majestad envié un
testimonio por La Habana en fin del año pasado, falta notable de no asentar partidas y relaciones mías que lo trataban y esto aún en el factor, su compañero me lo
ha dicho muchas veces. Yo no tengo encuentro ni enemistad con los oficiales, antes
los trato con todo comedimiento. Si ellos me quieren mal, que puedo yo hacer. Lo
digo porque vuestra majestad para que vuestra majestad no crea otra cosa de mi,
que aunque de ellos y de otros di cuanta y razón como soy obligado no por eso y de
otros de cuenta y razón como soy obligado no por eso dejo de tratar con el término
y compostura debida y aún en el cargo que este año hacía al contador y al tesorero
se olvidó de hacerle del oro y plata y otras cosas (fol. 4) que estaban en la caja y
montaba mucho dinero y si no hubiera quien lo advirtiera pudiera vuestra majestad
ser damnificado en más de ocho mil ducados, pero ya esta remediado mayores de
servidos son estos que algunos si lo hubiese de un pleitecillo que monta menos de
cien ducados y luego se repara. Nuestro señor la católica real persona de vuestra
majestad guarde y repare con aumento de reinos y señoríos. De Santo Domingo y
de septiembre seis de 1577 años.
Después de haber escrito a vuestra majestad por ofrecerse de nuevo el despacho
de este navío, dupliqué la carta escrita a mi añadiendo lo que en esta va.
Yo escribí en la pasada que tenía por acabada el negocio de Juan Navarro, portugués, porque estando convencido y haberlo confesado serlo y tratar en estas partes,
era cosa clara condenarle en perdimiento de bienes conforme a lo que vuestra majestad tiene dispuesto parece que remiten su causa a vuestra majestad con que traiga
aprobación dentro de dos años de que puede estar aquí y contratar y no trayéndola
le dan por condenado. He suplicado de esta sentencia no sea porque se estima este
medio habiéndole y es por donde juzgar. Y teniendo para eso esta Audiencia, vuestra majestad, de la última resolución daré aviso.
Con esta envío el parecer del presidente de esta Audiencia sobre la casa que
vuestra majestad me quiere hacer mereced por el parecer que no hay inconveniente
legítimo con todo eso supliqué a vuestra majestad que por pequeño que se ofrezca,
haga lo que más sea servido que en otras cosas demás importarán espero recibir
favor y merced como de rey y señor.
Después que vino la carta sobre el negocio de Bayajá, pedí al presidente que
fuese un oidor ha hacer la población [letra borrosa] de someter a Francisco Luís
243
Genaro Rodríguez Morel
que vive en Montecristi cerca de [letra borrosa] se ha de poblar, dice que es hombre honrado y rico para poder hacerlo con comodidad de los buenos vecinos creo
será acertado estaré a la nuestra para pedir lo que convenga si por esta vía hubiese
alguna dificultad y esta Real Audiencia lo escribe a vuestra majestad. Con esta moneda que se alteró hay cada hora incumbe ni en testigo si se pudiese dar orden que
vuestra majestad la tomase en si y la enviase buena de esos reinos de vellón, cuartos
y medio y blancas, interesaría vuestra majestad dinero hartos y creo se repasaría algo
de los daños que se han de recibir, que los recibidos son terribles y excesivos demás
de la pérdidas grandes lo que de nuevo se ha gastado en casa de cada particular creo
no se puede de ninguna manera. También advertí que había pedido se enviase a
vuestra majestad los dineros que están en su caja y los de difuntos para que constase lo
que en esto último hay envié y entregó que el licenciado Quero hizo al licenciado de las
Cabezas, vuestros oidores y no pude sacar testimonio de lo que se envió (fol. fol. 4v.) y
ahora va con esta y el entregó habiéndolo pedido me han traído de un escribano a otra
sin poderlo saca, que el que envié fue el que el licenciado Quero había tomado pasado
a cargo vea vuestra majestad si es bien necesario proveer sobre los testimonios.
En los negocios que vuestra majestad quiso ser informado que tocan a mi oficio
y otras cosas muy puntualmente y con solicitud extraña de testigos y otras cosas no
hechas como Dios quiere y vuestra majestad lo ha ordenado se ha procurado especial por el presidente hacerme daño juntando y buscando quien tuviese alguna ocasión de quererme mal. Ello dará de si testimonio y yo el que debo siendo oído y así
se enviarán informaciones en hasta presteza porque eran contra mi, más las cartas
de vuestra majestad que venían también a la Audiencia para averiguar cosas ni hay
ciertas contra los Oficiales Reales al cabo de mes y medio se me entregaron y presentadas en acuerdo con no hablar conmigo y pedir que hiciesen las averiguaciones
necesarias decretarían que yo las viese e hiciese las diligencias necesarias que convengan está bien claro se da a entender y ya que así va no puedo más que suplicar a
vuestra majestad lo considere y vea juntamente las informaciones mías que envió y
si pareciere pecado en mi oficio con culpa y dolo no pediré jamás perdón y se que
ninguna aquí ha servido mejor a vuestra majestad que yo. Nuestro señor la católica
y real persona de vuestra majestad. Fecho en primero de septiembre de 1577 años.
Es tan excesivo el precio de todas las cosas, así de bastimentos como mercaderías
de Castilla después e la alteración de la moneda que es harto mayor de lo que por
las informaciones que se enviaron, vuestra majestad habrá visto y así es, mayores
calamidades que se parecen pues gastándose en todas las cosas innecesarias o tratan
temas que solían aún los ricos sienten y los pobres perecen. Y se ha querido dar a
entender que es precio excesivo de curos y azúcares por las reventas que en ello hay
y mudar en muchas manos pero es realmente verdad que antes de la reducción las
había pero jamás tan sin orden crearon demás de que aún tengo por mejor trabajo
lo que toca a los bastimentos que es más forzoso. La ciudad pidió que todas las cosas
se redujesen a los precios de antes de la alteración de la moneda y el oro que valiendo antes de trece a catorce reales, vale ahora más de diez y nueve. Se proveyó que en
las mercaderías y bastimentos se hiciese y en lo del oro se proveería por nos (fol. 5)
244
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
proveerse en toda la ciudad a sobreseído en lo que pedía y aún no falta quien diga
que en el oro no se toca por intereses de los que servían en esta Audiencia, la cual
procura cuanto puede remediar estos incumbe mientras mejor fuere no haber entrado en ellos vuestra majestad por amor de Dios lo procure remediar por el orden
más conveniente, que yo entiendo se da larga relación a vuestra majestad me duele
en extremo el trabajo de esta tierra y ver que muchos de los navíos que aquí venían
de estas islas después de haber llegado y conocido el estado de la tierra han pasado
delante, que será causa de valer más caro los vinos y bastimentos y otras cosas por esa
averiguación de vuestra majestad que tengo casi trescientos pleitos fiscales y cuantos
en mi tiempo comenzados confiera vuestra majestad cuantos son en los que me
quieren imputar culpa pues sabe Dios y vuestra majestad y sus ministros lo saben que
en ninguno no ha habido falta y parece por las informaciones mías no me da pena
el cuidado con que contra mi se hizo averiguación por el presidente de esta Audiencia por las razones que tengo escritas más largamente con [roto] y porque aún por
ello no habrá culpa que importe contra mi, al menos con verdad y que esta por mil
caminos se ha de manifestar y el tiempo mostrará como yo prevenía a los inconvenientes que en muchas cosas se han de seguir hasta en la cobranza de la hacienda de
vuestra majestad que aún después de la últimamente agotada mi diligencia.
Aquí hay un monasterio de mercedarios, que es casa de devoción y se va perdiendo porque no hay en el los frailes, que sería necesario que todos son mozos y pasan
necesidad y la casa se les va cayendo y las haciendas acabando y en el pueblo son de
poco provecho. Si la casa se diese a Teatinos serviría así en la doctrina como en el
tener colegio para que los santorales fuesen en todo aprovechado y los frailes que hay
podrían pasar a Guatemala donde tienen muchas casas. Vuestra majestad sea servido
mirar lo que tengo por cierto. En esto Dios y vuestra majestad serían muy servidos.
Con codicia de las perlas de La Margarita son allí todos los años infestados de
corsarios y por el mes de julio pasado le hicieron muchos daños de que me dieron
cuenta pidiendo lo escribiese a vuestra majestad si las galeras viniesen todo lo asegurarían. Vuestra majestad proveerá lo que más sea de su servicio.
Por la muerte del arzobispo de esta ciudad se han recrecido tantos pleitos que
habían menester ellos solos un hombre diligente. Se me han recrecido a la gran
infinidad, que tengo sigo parte (fol. 5v.) de ellos en la Audiencia y otros muchos
pidiendo contra estos bienes. También sigo otros ante el provisor contra clérigos y
curadores y transportadores de bienes hago todas las diligencias posibles así aquí
como en todas las partes de esta isla donde conviene así por orden de la justicia seglares como eclesiásticas y para los que están en Castilla tengo dado aviso a vuestra
majestad y sean despachados cartas requisitorias. Dos cosas hay en este negocio de
que vuestra majestad ha de ser servido; mandar se me de aviso: la una es que yo he
tenido relación que vuestra majestad pagó por el obispo cantidad de dinero por
las expediciones de sus bulas y aunque está pedido no se sabe cuanto sea. Y la otra
acerca de la sede vacante, lo que se hizo merced por estar prevenido a todas cosas
así contra los bienes como contra muchos que por disposición del dicho arzobispo
los poseen el pedido remisión de depósito de todos estos bienes de los cuales tenían
245
Genaro Rodríguez Morel
para más seguridad y al depositario general se ha proveído así. Y por que las causas
eclesiásticas son importantes y en las probanzas haya la verdad y rectitud necesaria
he pedido que el doctor Aliaga, oidor, se halle en todas ellas con el provisor, que es
esto lo que más importa.
Nueve pleitos he hecho determinar esta semana pasada de los réditos de tributos
de Gorjón que son para el estudio de esta ciudad y cierto los regidores han tenido
y tienen mucha culpa y el presidente lo toma muy a su cargo. Por carta de vuestra
majestad yo lo solía tener y sigo con seguir a buen efecto creando la renta aunque
algunas personas quedarán sin la mayor parte de sus haciendas. Nuestro señor la
católica y real persona de vuestra majestad guarde y aumente sus reinos y señoríos.
De Santo Domingo a 15 de septiembre de 1577 años.
Católica, real majestad
Besa los reales pies y manos de vuestra majestad
El Doctor Diego de Villanueva Zapata
246
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 1
Santo Domingo, 19 de enero de 1578
Católica real majestad
Por no haberse despachado el navío que va de Montecristi añadí esta carta y el
duplicado de todo irá también en el navío de las bulas que partirá del río de esta
ciudad a principio del mes de febrero y lo que hay de nuevo escribir a vuestra majestad es lo que se sigue:
El pleito que con Francisco Rebolo y consortes se ha tratado sobre los tres negros a tenido un suceso muy fuera de la imaginación de los que bien sienten y según
mi juicio a vuestra majestad se ha hecho agravio porque estando condenado en vista
en ellos en la revista, absolvieron a Rebolo y es plugas su compañía y sus partes y
condenaron a Colombo en las suyas siendo toda una causa y siendo despachadas las
licencias juntas y siendo una la causa de ser las licencias falsas y sin orden de vuestra
majestad despachadas en que por dos veces informé de derecho y por escrito demás
de que hay mucho que considerar sobre lo sucedido en los votos porque siendo a favor de vuestra majestad lo vi vuelto de que a su tiempo daré más particular noticia y
lo que sentí y vi en este negocio. Y el de Francisco Núñez sobre otros tres negros que
esta semana se comienza a ver, temo que a causa de ir a asentarse criminalmente me
ha de negar su segunda suplicación y aunque también denegare suplicaré segunda
vez mande vuestra majestad se libre real cédula para que se con [roto] los procesos
se lleven y cuando más no pueda por virtud de la cédula de vuestra majestad en que
manda se me den los autos y testimonios que pidiere haré sacar las causas y los procesos y los enviaré a esa real comisión.
(fol. 1v) Por cédula de vuestra majestad se procedió contra Enrique de Sierra,
portugués, por tratar en estas partes siendo extranjero y por una fianza de mil ducados que hizo a un navío que iría a Sevilla. La audiencia pasada en ambas cosas le
condenó y esta le dio por libre de los mil ducados y del perdimiento de bienes en
lo cual, por ninguna vía me puedo persuadir a que vuestra majestad no haya sido
muy agraviado por ser negocio claro. Y suplicado segunda vez y las causas andan
juntas temo que por intentarse criminalmente como se debía hacer no se me ha
de conceder. Por el orden pasado procuraré enviar los autos y la cédula de vuestra
majestad manda que la Audiencia de esto noticia al Consejo. Sin embargo de esto
suplicó a vuestra majestad se envíe cédula par que allá vayan estos procesos y de los
jueces pasados que allá están y los han criado entenderá vuestra majestad se puede
con razón estar agraviado de lo hecho.
Si fuese vuestra majestad servido que en su nombre se enviase aquí ciento cincuenta esclavos que se podrían poner a trueque de licencias las cuales se ocupasen
247
Genaro Rodríguez Morel
en sacar oro tendría vuestra majestad mucho aprovechamiento y toda la isla que
con pocos de ellos que se saque para hacer comida para los demás casi sin costa se
sustentarían y el provecho ordinario es cierto, pero se podría dar y es cosa muy verosímil en alguna riqueza que importase más que para el sustento de esta isla.
Con los religiosos de la Merced que han venido está la casa junto a esto reparada, pero tienen tantas necesidad y pobreza que no se como se han de sustentar y
reparar sus edificios, que se van al suelo y mucho está caído. Por esta razón escribí
a vuestra majestad lo de los veatinos, pero puede haber lugar en el colegio que esta
ciudad tiene.
La casa y convento de San Francisco tiene necesidad de algunos predicadores,
que es lástima que siendo religiosos en Las Indias tan fructuosa aquí esté tan falta
de tan necesaria doctrina.
El convento de Santo Domingo de esta ciudad es muy ejemplar de muchos y
buenos religiosos y predicadores y cierto que merece vuestra majestad le favorezca
y haga merced que así en los efectos como en el nombre es toda esta tierra en religión.
(fol. 2) Por los inconvenientes que escribía vuestra majestad dio fianzas que iría
a Castilla y se fue a Portugal. Vuestra majestad por aviso del embajador de Portugal
envió la fianza y cédula para ejecutar aquí en dos mil ducados a los fiadores he hecho la diligencia, uno está en esos reinos que se llama Diego Pérez de Espinosa se
está despachando contra la ejecutoria que enviaré en el navío de las bulas y acá está
segura la condenación que es fiador Gregorio de Ayala que sirvió aquí el oficio de
factor contra quien se hace diligencia.
Rodrigo Caro de Albarracín, que vuestra majestad manda vaya preso a Castilla
no está en estas partes ni se sabe de el con toda solicitud procuro tener de el noticia
para que se cumpla lo que vuestra majestad tiene mandado.
Esta Real Audiencia está muy conforme y administra justicia como debe en las
causas comunes y tiene muy buenos propósitos y deseo en el resto que sus oficios les
obligan de que yo tengo muy particular contento.
El licenciado Quero, vuestro oidor ha salido a la visita de la tierra. Ella está tan
pobre y tan visitada de jueces que no se si fuera mejor que no hubiera salido. Al
Alcalde Mayor se ha mandado venir y está suspendido de su salario. Por julio, siendo necesario no es bien hacer gasto a vuestra majestad. También se le ha sometido
el repartimiento de las tierras de Bayajá a cuya población fue Francisco Luís como
tendrá vuestra majestad noticia. Larga en este navío.
Los mercaderes de esta ciudad según ha muchos días tengo escrito a vuestra majestad pretenden pasar las ordenanzas reales en esta moneda usual. Yo lo defiendo
y contradigo porque sería notable pérdida de vuestra majestad como se habrá visto
en los recados que envié en la flota pasada.
Muchos días ha que vuestra majestad envió por un proceso de Francisco Godoy y Martín de Mendoza. Yo tuve de ello noticia y he hecho parecer el proceso y
sacado lo enviarlos a vuestra majestad en este navío de las bulas que saldrá de este
puerto.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
(fol. 2v.) Cristóbal de Tapia, regidor de esta ciudad dio petición desistiéndose
del oficio y renunciándole en manos de vuestra majestad porque por ocupaciones
no le podían servir de ministro y la renunciación y mandaron que le sirviese en tanto que vuestra majestad le proveía. Suplicó de esto y dijo que si le mandaban servir
no quería renunciar alegué lo que convenía y se confirmó el auto que se ocurriese
a vuestra majestad. Yo pedí testimonio que enviaré en este navío de las bulas y también creo va por Montecristi. Yo tengo en mi poder una cédula de Francisco Jóvel,
vecino honrado de esta cuidad en la cual se obliga a servir a vuestra majestad con
cuatrocientos ducados si de él le hace merced dará vuestra majestad el orden que
fuere servido.
En el Río de el Hacha hay grandes quejas y pedido juez por algunos respectos no
se despecha porque caso que fuese haya de ser oidor a quien respetasen creo es muy
necesario visitar aquellos y toda la provincia de Caracas y Cumaná y Cabo de la Vela.
Los franceses cada día hacen más daño y eso y los rescates solo tienen por el medio las galeras que esperamos. Vuestra majestad enviará un Ventura Pluma, a título
de ser vasallo de vuestra majestad ha hecho daño en estas costas, especial en Jamaica
contra el cual creo van muchas informaciones. Vino con una saetía muy bien artillada y con mucha y buena gente y entre paz y guerra ha andado muy disoluto se ha
ido a esas partes y con promesa de volver con pujanza.
El desorden, falta de todo y careza de esta ciudad es cosa de lástima. Acuérdese
vuestra majestad de su remedio. Los días pasados algunos mercaderes procurando
labrar moneda de vellón y esto con la que aquí corre fundiéndola en que interesaría
mucho, pero como es contra leyes de vuestra majestad y en la moneda sin su real
orden y diligencia no se puede tocar no se le dio licencia. Ahora ha llegado aquí en
la flota un teniente de tesorero el cual trata de labrar moneda de plata y de vellón
cosa que convendría y vuestra majestad por su real cédula lo tiene mandado, pero
hay dos dificultades grandes, la una es que en esta tierra no hay plata y esa poca que
se labrare luego la han de sacar para los cuales no bastará, y así será como si no se
hubiera labrado. La otra es que de vellón por ninguna vía se puede labrar (fol. 3) y
las costas son excesivas y así tengo por cierto que a este título han de ir fundiendo
de secreto la moneda que corre y conseguirán por indirecta lo que no se le pudo ni
debió conceder. Y también esta moneda de cobre valiendo en otras partes se sacará.
Mandará vuestra majestad conferir sobre esto y dar orden como aquí acuda plata
y por particular merced en la labor hecha en esta isla y mandando a traer plata de
Tierra Firme para hacer aquí algunas pagas sobre lo cual ya se que de aquí se ha
escrito a vuestra majestad.
Necesario será vuestra majestad me envíe cédula particular para que en mi casa
se me venga a hacer en persona las notificaciones de los pleitos que trato porque
se ha propuesto que basta con hacerlas en paz en audiencia pública lo cual sería en
notable daño de mis causas por muchas razones que de si son muy claras demás de
que sería mucho agravio del oficio que sirvo querer llevar mis negocios por el término que los de los procuradores y por ninguna cosa les escribo tanto como por el
riesgo de tanta multitud de causas. Esto ha nacido de la poca merced que en todas
249
Genaro Rodríguez Morel
cosas en esta Audiencia se me ha hecho y vuestra majestad algunas ha remediado y
como me quejo muy ordinario de los descuidos de los secretarios que son insufribles
se ha atrevido a decir esto por petición para algunos de la Audiencia a dudar yo lo
entretengo con industria hasta que vuestra majestad provea lo que suplico.
Por ese testimonio del secretario Bolívar ante quien el presidente de esta Audiencia ha hecho las informaciones contra mi. Vera vuestra majestad como sirvo mi
oficio en más de tres pleitos que tengo fiscales como parece por el testimonio y testigo que de esta cantidad tengo enviados y en el navío de Veloso envié otro original.
Los oficiales de la Real Hacienda de vuestra majestad tratando alguna cosa de
vuestro real servicio en que yo haya de hacer diligencia han tomado punto de no
querer informarme en mi casa para que haga lo que debo dando autos desenvueltos y por esta razón la Audiencia a declarado que en los casos que convenga vayan
a mi casa (fol. 3v.) no lo quieren hacer. Si vuestra majestad manda yo iré a las suyas
porque donde hay servicio de vuestra majestad no es justo dejarlo de hacer por puntos en que tampoco va a ser necesario vuestra majestad lo provea para que se haga
inviablemente enviando para ello su real cédula.
También ha muchos años que se mandó el fiscal se halle en todas las visitas
de naos y almonedas y así se ha hecho hasta aquí que las hacen las más sin que yo
lo sepa, especialmente en las visitas de naos que como con ellos soy juez y vuestra majestad les da cierta parte de las condenaciones de descaminados deben y
por lo que ellos quieren hacerlas casi todas sin mi porque no me avisan con las
guardan en todas, que algunas y por acuerdos y audiencias o más importantes
ocupaciones dejó de ir. Suplico a vuestra majestad sea servido mandar librar
sus reales cédulas en que se ordene que así las visitas como al almonedas no se
puede hacer sin hallarme presente, no teniendo otra mayor ocupación del seguimiento de vuestra majestad.
Hay en esta tierra mucha cantidad de esclavos negros y algunos muy atrevidos
y malos y aunque diversas veces yo he pedido se castigue generalmente. Y ahora se
les han quitado las espadas que algunos con sus amor traían. Es necesario encargue
a vuestra majestad a esta Real Audiencia mire con mucho cuidado esto y que haya
siempre algún capitán con soldados asalariado que anden prendiendo los que se
alzan porque juntándose mucho no causen algún peligro a la tierra como en años
pasados le dieron. Y para el paro de esto no bastan las ordenanzas de la ciudad si
vuestra majestad no lo manda con justicia.
Sobre la libertad general de los indios hago nuevas diligencias pidiendo el cumplimiento de muchas cédulas de vuestra majestad en su favor dadas por muy justas
causas. Del suceso avisaré a vuestra majestad.
Noticias he tenido que en un remate de un esclavo que en la isla de Cuba se vendió por de vuestra majestad en más de noventa pesos de plata fue defraudada la Real
Hacienda e intentado el remedio para que vuestra majestad haya lo que se le debe.
En la misma isla se debían trescientos ducados a vuestra majestad que se habían
olvidado de más de cinco años. He hecho venir aquí la causa y está retenida en esta
Audiencia y así cobraré lo que a vuestra majestad pertenece.
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Habrá casi siete años una mujer fue condenada en todos sus bienes estuvo huida
casi tres años y como se mudó el Audiencia se vino a esta ciudad mudado el nombre
y tenía cantidad de hacienda y un navío en que se quería ir a Tierra Firme. Hice
diligencia y está todo secretado y ella presa. A este respecto he servido a vuestra majestad en muchas cosas de intereses que estaban olvidados.
Los bienes todos del arzobispo entran en poder del tesorero general. Son tantas
sus deudas y demandas que creo ha de quedar poco de lo que vuestra majestad pagó
por el en el despacho de sus bulas y tengo por otra suplicado vuestra majestad me
envíe razón. También se hace el mismo depósito de la sede vacante por cédula de
vuestra majestad.
Sea vuestra majestad servido acordar de doctor Villanueva, mi padre, que ha
tanto que padece con pobreza y necesidad. Y asimismo de me hacer la merced que
por otra tengo suplicado que aunque aquí sirvo a vuestra majestad en otra cualquier
parte será con menos inconvenientes. Nuestro señor la católica real persona de
vuestra majestad guarde por largos y felices años con aumento de reinos y señoríos.
De Santo Domingo 19 de enero de 1578.
Católica, real majestad
Besa las reales manos y pies de vuestra majestad. Su criado
El doctor Diego de Villanueva Zapata
251
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 2
Santo Domingo, 25 de enero de 1578
Católica real majestad
En el navío de Veloso creo se dio cuenta a vuestra majestad de las fiestas de tabla
en que le presidente de esta Audiencia quiere ser acompañado de toda ella y que
todos nos apreciemos hasta ponerle arriba en su aposento. Y aunque muchas veces
se le ha dicho, no lo quiere remediar ni poner en el punto que es razón y lo que en
el negocio pasa es, que luego que aquí venimos ordenó un memorial de fiestas y lo
hizo tabla de acompañamiento de toda la Audiencia en que hay un gran número
de fiestas y esto con llaneza lo confirmaron los dos oidores que con el vinieron y
algunas veces de comedimiento nos apeamos con el todos. Después quiso hacer
esta precisa obligación de suerte que un día, públicamente nos dijo en el patio de
su casa que nos apeásemos porque era día de tabla. Así se hizo por excusar pesadumbre. Se tornó a insistir sobre el apearse, que además de no haberse hecho aquí
nos hacía agravio ene so y en hacer fiestas de tabla, las que él quiso pues son lo son
sino los seguidos días de pascua y cuando hay negocio real y así es estilo de todas las
Audiencias. Sin embargo de esto, el día de Santiago pasado, en la Iglesia Catedral
dijo al licenciado Quero que se apease y que nos debíamos de apear con el porque si
no haría que un alguacil los apease. Visto este peligro y ocasión, todos nos apeamos
para que no sucediere algún escándalo. Finalmente que no basta decir que en las
fiestas quieren estudiar los oidores sus causas y yo ver mis pleitos que tengo tanta
multitud y que es justo se quiten estas obligaciones contra razón y a medio día se
contente con que le dejemos en su casa son obligarnos a apear. Por vuestra majestad
no nos envió a ser escuderos sino a servir nuestros oficios (fol.1v.) Y así doy de ello
aviso a vuestra majestad para que mande lo que fuere servido y lo que todos debemos hacer sin exceder ni faltar en nuestros oficios y que no haya ocasión de que
ninguno agravie a otro. Nuestro señor la católica real persona de vuestra majestad
guarde y prospere con aumento de mayores reinos y señoríos. De Santo Domingo a
25 de enero de 1578.
Católica, Real Majestad
Besa los reales pies de vuestra majestad, su criado
El doctor Diego de Villanueva Zapata
252
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 3
Santo Domingo, 9 de febrero de 1578
Católica real majestad
Considerando que en una provincia tan grande como Chile donde hay tantos
naturales indios y españoles y tantos pueblos, vuestra majestad mandó quitar la Audiencia y que viniese un gobernador y su teniente con las demás justicias ordinarias
que ha parecido gastar para su buen gobierno y que esta isla está falta de gente y tan
pobre que solo se puede hacer cuenta de esta ciudad y que en todo lo demás era
de mucha calidad Chile me ha parecido escribir a lo cual me mueve el amor y obligación de vasallo y criado de él y deseo que vuestra majestad no haga tantos gastos
aquí, no siendo necesario pues esta isla se podría muy bien gobernar por una persona y excusaría vuestra majestad muchos gastos y aún en la tierra muchos pleitos y especialmente si la Audiencia de Panamá estuviese en Cartagena porque todo lo que
toca a la dicha Tierra Firme y a La Margarita, islas de aquellas partes y hasta Cuba y
Puerto Rico, con gran facilidad se podría ocurrir allí y con menos inconvenientes de
navegación y costas que las que se les ofrece habiendo de venir aquí, especialmente
que los derechos que vuestra majestad tiene en esta isla no bastan para (fol. 1v.)
los salarios de los que están en esta Audiencia y en años pasados fue necesario
que de Tierra Firme vuestra majestad les mandase parar y ahora no viniera con que
si no fuera por los esclavos que han venido descaminados sobre los que hay pleitos
pendientes sea vuestra majestad servido de mandar se trate sobre esto. Y siendo cosa
de su real servicio lo mandé proveer con aumento de mayores reinos y señoríos. De
Santo Domingo 9 de febrero de 1578
Católica Real Majestad
Besa los reales pies y manos de vuestra majestad, su criado
El doctor Diego de Villanueva Zapata
253
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 4
Santo Domingo, 10 de febrero de 1578
Sacra, Católica Real majestad
La de vuestra majestad de ocho de mayo se recibió en esta Real Audiencia y todo
lo que por ella vuestra majestad manda se ha cumplido y se tendrá cuidado en esto
vaya adelante.
Por un capítulo de esta carta nos manda vuestra majestad hacer información
de la necesidad que hay para que en esta isla vaya en aumento y los vecinos de ella
puedan tratar en el beneficio de las minas de oro diese licencia para que de allá se
trajesen esclavos y que lo procedido de las licencias de ellos se pagasen aquí y de la
utilidades que de ello se podría seguir y la enviemos a vuestro consejo de Las Indias
con el parecer de esta Audiencia. Y por la carta que escribimos a vuestra majestad
que por la mucha pobreza de esta isla y vecinos de ella y para que no se despoblase
convenía por estas licencias porque con esto vendrían aquí muchos esclavos más de
los que suelen venir y con ellos se remediarían las grandes necesidades de la isla y
se labrarían y beneficiarían las minas de oro que hay en ella muchas y muy ricas con
que los tales esclavos y la mayor cantidad de ellos que a vuestra majestad pareciese
hayan de andar siempre en labor de las dichas minas y para esto se señalasen los
esclavos de las minas de manera que ni los puedan sacar de la isla ni ocuparlos en
otras labores y con la cuarta parte de ellos los vecinos se remediarían para poblar
sus ingenios y estancias y hatos que están muy desproveídos de esclavos. Y con venir
tanta cantidad se venderán a precios moderados porque como ahora valen y han
subido que es a más de doscientos ducados de buena moneda los vecinos no tienen
posible para comprar y de los que tienen se les mueren cada día muchos y lo procedido de las licencias se podrían emplear aquí en azúcares y cueros y enviarse en las
flotas y con el labrar de las minas crecerían muchos los quintos reales y con entenderse en las demás partes de Las indias que en esta isla hay cantidad de oro vendrán
a contratar a ella y proveerla de lo necesario y de otra manera tenemos (fol. 1v.) por
muy cierto que en muy breve tiempo se acabará de despoblar y cuanto mayor fuere
la merced que vuestra majestad fuere servido hacer de la cantidad de estas licencias
tanto mayor será el aumento de la isla y del servicio de vuestra majestad todo lo cual
constará por la información que sobre ello hemos tomado que va con esta.
Por otra cédula de vuestra majestad se nos manda veamos tres relaciones que
con ella vinieron. Una sobre el buen recaudo y administración de la Real Hacienda
y otra sobre la granjería que se podría tener del jengibre que se cría en esta isla y
otro sobre el reducir la mala moneda de esta isla a buena. Estas relaciones se vieron
en esta Real Audiencia y se examinaron confiriendo sobre ellas y en la que toca
254
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
sobre la granjería del jengibre entendemos que de ella ninguna utilidad se podría
seguir a vuestra majestad porque lo uno sería quitar esta granjería a los vecinos que
la tienen que se han de animar para que no la dejen y porque como ha sido tanta la
cantidad que se ha dado ya no vale en España como solía antes y como los mercaderes de Sevilla que no se lo envíen porque es mercadería que se daña y no se vende y
así muchos de los labradores de esta isla han dejado la granjería y labor del jengibre.
La segunda relación que toca al buen recaudo y administración de vuestra Real
Hacienda no parece que en las instrucciones que vuestra majestad tiene dadas a los
Oficiales Reales está proveído todo lo sustancial al de la dicha relación y nos parece
que de ella no hay que tomar ni añadir a lo previsto por las instrucciones.
La tercera relación sobre el reducir la mala moneda de esta isla a buena. Sobre
esto esta Audiencia escribió largo a vuestra majestad en la flota que partió de este
puerto a cuatro de julio del año pasado de que fue por general don Rodrigo de
Bastidas y se enviaron los autos que sobre esto se han proveído en el vuestro Real
Consejo de Las Indias y lo que en esta Real Audiencia se proveyeron en ejecución
y cumplimiento de las cédulas y autos de vuestra majestad con las informaciones y
contradicciones que hubo y los votos de los jueces que lo proveímos con las causas
que a ello nos movieron que vuestra majestad habrá mandado ver en su Real Consejo
y por lo que después ha sucedido estamos cada día más enterados que al servicio
de vuestra majestad y al bien de esta isla y para que los vecinos de ella puedan vivir
y sustentarse, que conviene del todo fundir y desterrar del todo esta mala moneda
y de hacer de ella misma, buena como la que vuestra majestad manda de nuevo labrar con los cuños y punzones que a esta Audiencia se enviaron y lo que la relación
contiene de que tomado vuestra majestad así toda esta mala moneda y pagando a los
vecinos los cuales valía y la cantidad porque corría antes de la reducción sin recibir
ello daño ni disminución de sus haciendas. Sería vuestra majestad muy interesado
en cantidad de setenta u ochenta mil ducados con los que les podría vuestra majestad hacer merced de buena cantidad de ellos a esta ciudad (fol. 2) para traer el agua
de Haina de que tanta necesidad hay para el reparo del muelle de este puerto, que
está perdido y para otras necesidades de esta república y de lo demás podría traer
vuestra majestad ser servido para ayudar a los de las galeras sobre que tenemos escrito largo a vuestra majestad y con esta consideración y atendiendo a esto esta Audiencia cuando mandó volver los cuartos que se habían mandado recoger en la sala del
tesoro de esta Casa Real, fue con fianzas de volver la demasía mandándola vuestra
majestad cobrar y de haber y correr esta mala moneda como no vale en Castilla resulta la destrucción de esta isla porque los señores de ingenios y hatos que los principales son los del cabildo de esta ciudad como los mercaderes de Castilla no puedan
sacar la mala moneda de la isla le esforzamos a comprar los azúcares a treinta pesos
el arroba, valiendo a doce y catorce pesos y los cueros a veinte pesos soliendo valer
a seis y ocho pesos y los mercaderes de Castilla se esquitan de esto no vendiendo
sus mercaderías mas caras que en todas Las Indias lo cual carga sobre la república
y gente pobres que no pudiendo comprar a tan excesivos precios se han de morir
de hambre o salir de la isla. Y así los del cabildo atendiendo más a sus particulares
255
Genaro Rodríguez Morel
intereses hacen gran contradicción a que no se deshaga esa mala moneda y a que no
se labre buena y con este fin escribirán a vuestra majestad que no la manden fundir.
De pocos días a esta parte vino a esta ciudad un teniente tesorero de la Casa de
la Moneda de esta ciudad nombrado por el Conde de Osorno y pidió en esta Real
Audiencia le admitiesen a labrar buena moneda conforme a la cédula de vuestra
majestad y que se le entregasen los cuños y se le proveyó así. Y luego salió el cabildo
de la ciudad por los fines dichos a hacer sus contradicciones y a pedir no se funda
la mala moneda de cobre viejos de los ingenios, que no sirven en ello y que así estás
siempre un regidor en la Casa de la Moneda y por haber labrado unos pocos de reales y cuartos para enviar a vuestra majestad sin atender a que el dicho tesorero había
procedido con orden y licencia de esta Audiencia, le prendieron por su autoridad
en la cárcel pública como vuestra majestad mandará a ver por los autos que sobre
ello pasaron que enviamos con esta y así vuestra majestad entienda que los motivos
del cabildo y vecinos son fundados en sus particulares intereses y no en bien público y que esta Audiencia no les impediría lo que por las leyes de vuestra majestad
se conceda a los cabildos de las ciudades donde hay casas de moneda aunque por
las causas dichas se podrá impedir al cabildo de esta lo que a las demás ciudades se
concede. Vuestra majestad lo mandará ver y proveer como sea servido, que eso ejecutaremos y cumpliremos con todo cuidado.
(fol. 2v.) Por otra cédula nos manda vuestra majestad informemos de las necesidades que esta ciudad de Santo Domingo tiene de que se traiga a ella el río de Haina
u otra agua dulce en que se le podría hacer merced para ello que no fuese a costa
de la Real Hacienda. Esta ciudad no tiene otra agua ni fuente sino un poco que está
en la otra banda del río muy junto a la lengua del agua de la mar y río cuya agua es
salobre y dicen causa enfermedad a la gente que la bebe y la necesidad que hay de
agua dulce es muy forzosa y notoria y a muchos años que se trata de traer el agua del
río de Haina y por no tener esta ciudad propios no se ha traído ni comenzado a dar
orden para traerse y como. Cosa tan necesaria vuestra majestad debe hacerles merced para obra tan justa la cual se les podría hacer en parte de las sobras de la mala
moneda como hemos dicho y en algunas licencias de esclavos y en algunas partes de
penas de descaminos y en esto nos parece se podría hacer merced a esta ciudad sin
tocar en la Real Hacienda.
En esta ciudad había un abuso de que los oficios de los Alcaldes Ordinarios de
ella andaban en cinco o seis personas que no sabían de ellos habiendo en esta ciudad más de cincuenta personas capaces y beneméritos para ser elegidos y los que
más ordinariamente lo han sido son personas que tienen muchas deudas y pleitos y
con los oficios se defenderán de pagar sus deudas y sus acreedores recibirían daño
para remedio de lo cual proveímos un auto y notificó al cabildo el primer día de este
año para que no pudiesen elegir por alcaldes personas que lo hubiesen sido sino
hubiesen pasado traes años después de haber dejado los oficios y conforme haber
dejado los oficios y conforme a esto se hizo la elección de este año. entendemos que
así conviene al servicio de Dios y de vuestra majestad y bien de esta república. Y así
lo haremos guardar entretanto que por vuestra majestad otra cosa se mande.
256
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
El doctor Diego de Villanueva Zapata, fiscal de esta Real Audiencia presentó en
ella una cédula de vuestra majestad por la cual se nos manda se le den todos los testimonios que pidiere y así se le mandaron dar, como vuestra majestad lo manda, con
que primero se viesen por esta Real Audiencia la causa que para proveerlo así nos
movió el haber habido y entendido que con alguna cautela y a los fines ha pretendido sacar testimonios por vías y formas que vuestra majestad por ellos pudiese ser
mal informado (fol. 3) porque a un escribano real le mostró un proceso que pendía
en esta Audiencia y de él había desconocido ciertas peticiones y le pidió le diese
testimonio de ellas como parece por la declaración del mismo escribano que en
esta enviamos y sacando testimonio de las peticiones sin relación de los demás autos
fácilmente podría haber siniestra relación. Y pasando en la Audiencia los procesos
no pidiese testimonio a los secretarios ante quien pasan y pedir testimonio ante
escribanos reales que por particular cédula de vuestra majestad no pueden dar testimonio de lo que pasa en la Audiencia no carece de escrúpulo. Por otro testimonio
que asimismo enviamos de Simón de Bolívar, escribano de cámara de esta Audiencia, parece que habiendo entregado al dicho fiscal veintitrés peticiones y originales
proveídas en esta Audiencia se le quedó con nueve de ellas sin habérselas querido
volver. Que todo arguye cautela y por estas causas proveímos que los testimonios
que se le hubiesen de dar se viesen primero en esta Audiencia. Si vuestra majestad
mandare que todavía se le den los testimonios sin verse se cumplirá, así que nuestro
fin no ha sido ni es sino que los testimonios vayan enteros con todo lo actuado para
que vuestra majestad sea bien informado.
El presidente de esta Audiencia mostró en acuerdo una cédula real de vuestra majestad dirigida a él para que hiciese hacer con toda brevedad la población de Bayajá
por ser cosa tan importante al servicio de vuestra majestad y seguridad de esta isla. Por
esta Audiencia se vieron todas las cédulas, capitulaciones y provisiones que sobre esto
se habían dado al tesorero Alonso de Encinas y el impedimento que tenía para entender en ello y cuanto convenía la brevedad en la ejecución de ello. Lo sometimos al capitán Francisco Luís, vecino de Montecristi que ha muchos años es capitán de vuestra
majestad de la banda del norte que ha hecho muy buenos efectos contra corsario y
personas que tienen haciendas y sustancia para gastar en ello y se ofreció servir a vuestra majestad. Se le concedió todo lo que vuestra majestad había concedido al dicho
Alonso de Encinas con que de ello trajeron aprobación de vuestra majestad, se le dieron de esta caja los cuatrocientos ducados que vuestra majestad mandó dar en servicio
al dicho Encinas con fianza de traer aprobación. Se le dieron asimismo doce esclavos
de treinta y dos en que están condenados un don Diego de Rivera por haber rescatado
de corsarios y cuatro piezas de bronce medianas de esta fortaleza que por ser pequeñas no servían en ella y él de su hacienda compró otras cuatro piezas de bronce (fol.
3v.) mayores con las cuales está entendiendo en la dicha población la cual no se podrá
comenzar si los vecinos que han de poblar no vieran primero la artillería para su defensa como vuestra majestad será servido mandar ver por los recaudos que por parte
del dicho Francisco Luís se presentarán. En vuestro consejo hemos dado comisión al
licenciado Esteban de Quero, oidor de esta Audiencia que ha salido a visitar la tierra
257
Genaro Rodríguez Morel
conforme a las cédulas de vuestra majestad que vaya a dar calor a la dicha población
y atracar el pueblo y repartir tierras y solares y señalar términos para la jurisdicción
que el pueblo ha de tener y antes que se acabe este año estará toda concluida. El
dicho Francisco Luís es natural de Portugal pero hace muchos años que está casado
en esta tierra y tiene hijos casados en ellos y fuera de él. En toda la isla hay personas
a quien se pudiera cometer ni se atreviera a gastar lo que él gastará. Que nos hizo
tener por impedimento ser de nación portugués. Vuestra majestad lo mandará ver
en todo y proveerá lo que fuese servido, que nuestro deseo ha sido acertar y cumplir
en esto con todo lo conveniente al servicio de vuestra majestad.
La Caja Real de esta ciudad está muy cargada de deuda, que en ella se deben
a personas particulares en mucha más cantidad de lo que en ella puede entrar en
algunos años y las rentas de vuestra majestad no suben de tres mil ducados un año
con otro y los salarios que se pegan en esta Audiencia y a los demás ministros de
vuestra majestad suben de doce mil ducados porque hasta aquí se ha pagado con lo
que entraba en la caja de descaminados, que ya no los hay ni se espera que los habrá.
Y así es necesario sea vuestra majestad servido que se provea del Nuevo Reino o de
Tierra Firme lo que montan los salarios que se han de pagar a los criados de vuestra
majestad, que aquí servimos como se ha hecho otra veces.
Por parte de la ciudad se ha pedido en esta Audiencia que el oro y barras que
aquí vienen de otras partes, que es muy poco, no se pueda vender a más que a dieciséis reales de plata. El peso no lo hemos proveído porque tenemos relación que en
el Perú, Tierra Firme y Nuevo Reino y otras partes de Las Indias, el oro en maza y la
plata y barra y planchas se vende y sube y baja como mercadería por no ser moneda
labrada y porque si lo proveyéramos ningún año no viniera de fuera parte a esta
ciudad ni las rentas de almojarifazgo de vuestra majestad se pudieran cobrar en oro
como vuestra majestad lo manda (fol. 4) ni hubiera de que los del arribo de esta
ciudad y otros vecinos de ella en oro de negros que han comprado a la par en oro en
las almonedas que vuestros Oficiales Reales han hecho de los negros de descamino
han pedido que el oro no suba de diez y seis reales el peso. Por pagar ellos este vacío
sus azúcares a treinta pesos y arguyen que por ser los trabajos de los ministros de
vuestra majestad en oro no lo proveemos a lo cual no nos hemos atrevido ha determinar por el perjuicio podría venir a la renta de vuestra majestad si por esta causa
dejase de venir oro y no lo hubiese para cobrar los derechos de vuestra majestad
pertenecientes. Mandamos a vuestra majestad avisar de lo que en esto hemos de
guardar que se cumpla.
Ya tenemos dado aviso a vuestra majestad de cómo el arzobispo de esta ciudad
murió el veintiocho de agosto del año pasado y de la necesidad que hay de prelado
por parte de esta ciudad y prebendados. Se nos ha representado tenían por muy
justa promoción a esta isla que el arzobispo de Cuba, don Juan del Castillo, que es
persona emérita, representamos a vuestra majestad el deseo de esta iglesia, ciudad e
isla porque ha muchos años que casi está sin prelado por la ancianidad y continuas
y grandes enfermedades que tuvo el arzobispo y por las grandes nuevas que aquí
hay del arzobispo de Cuba de ser amigo de su iglesia y continuarla y de la doctrina
258
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
y púlpito que tiene y ha cuidado con que a todos trata se mueve a desearlo mucho.
Guarde y ensalce nuestro señor la católica real persona de vuestra majestad con aumento de más reinos y señoríos, como toda la cristiandad desea y ha menester. De
Santo Domingo a 20 de febrero de 1578 años.
Sacra, católica real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales manos besan
El doctor Gregorio González de Cuenca
El licenciado de las Cabezas de Meneses
El doctor aliaga
El licenciado Arceo
259
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 5
Santo Domingo, 15 de febrero de 1578
Sacra, Católica Real Majestad
Por todas las vías que hay navíos procuro escribir y dar cuenta a vuestra majestad
del estado de esta isla y de las demás cosas tocantes a su real servicio. Y así lo hago
ahora en un navío que trajo las bulas del año pasado a esta isla y a las demás de ella
sujetas y para Nueva España que vino con licencia de poder volvérselo.
En la fiesta pasada me mandó vuestra majestad por una su real cédula informe
de la fundación que tiene un colegio que en esta ciudad fundó Hernando Gorjón,
difunto, y que hacienda le dejó y con que cargo de cátedras colegiaturas y capellanías y a cuyo cargo quedó distribuirlo y emplear y si ha entrado en poder del cabildo
de esta ciudad y en que suerte de pesos lo recibieron y sise ha cobrado lo que justamente se debía a la dicha renta y lo que cerca de ello pasa es que el dicho Hernando
Gorjón con licencia de vuestra majestad fundó este colegio y dejó para el, un ingenio de azúcar con mucha cantidad de negros y otras haciendas y de lo procedido
de lo que se remató en veinte y un mil doscientos pesos de oro fino se compraron
dos mil ciento veinte pesos del dicho oro fino que valían más de dos mil seiscientos
ducados de buena moneda. Y mandó que con la renta se acudiese al cabildo de
esta ciudad y que de la dicha renta se pagasen dos cátedras y tres capellanías y se
casasen dos doncellas pobres y se diesen al monasterio de monjas de Santa Clara de
esta ciudad ciento cincuenta mil maravedíes en cada un año para sustento. Y por
cédula de vuestra majestad se mandó que esta Audiencia y el cabildo de la ciudad
hiciesen ordenanzas para el dicho colegio y entre las que hicieron fue que la Audiencia nombrase cada un año diputado y que las cuentas se tomasen cada un año
con asistencia de un oidor de esta Audiencia y se visitase tres veces cada un año por
un oidor nombrado por la Audiencia y por dos regidores nombrados por el cabildo
de esta ciudad. Nada de esto se ha guardado sino que el cabildo se lo ha hecho todo
y han nombrado por diputado los mismos regidores que tomaron casi las haciendas
y se obligaron a pagar tributo que como he dicho al principio (fol. 1v.) valía dos mil
seiscientos ducados y desde arriba y con la baja de la moneda ha venido a rentar dos
mil y ha habido otro daño mayor que los que tomaron las haciendas y se obligaron
a pagar la dicha hacienda como fue bajando la moneda iban redimiendo los censos
y tributos con mala moneda, de manera que aún el principal que hubo está dado a
tributo no monta más que once mil y tantos pesos y de esto se paga la renta en moneda de cuartos, que cada peso vale treinta y nueve maravedís y lo que peor es que
los mismos redimían los censos con la mala moneda lo tornaban a tomar a censo
en la moneda, ganando el interés de la buena moneda que redimían y así ni hay
260
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
cátedras ni capellanías ni dotación de huérfanas y ha nueve años que no se ha
pagado cosa alguna al monasterio de Santa Clara. Y aunque por la Audiencia se
ha mandado que cobren estos tributos en el valor que la moneda tenía cuando
se impusieron, no satisface al colegio porque del capital faltan los once mil y tantos
pesos de oro fino que se han consumido con la reducción de los censos a mala moneda. Y como los que tienen esos censos y que tienen las haciendas son los mismos
regulares y herederos de Melchor de Torres, primos del fiscal de esta Audiencia, no
hay quien lo pida ni hagan las diligencias necesarias y por más que yo hago, puedo
poco y con los muchos dineros no puede asistir de ello tan en particular como el
negocio lo requiere porque se ha de pedir a los que redimieron en mala moneda habiéndose habido en buena y a los regidores que lo consintieron y recibieron la mala
moneda y para cobrar ahora lo que hay de renta, como el mayordomo de la ciudad
lo ha de cobrar a los mismos regidores, ni los pide como debe ni tiene verdad para
ello y es menester personas particulares y desinteresada para ello. Y si este colegio
se encomendase como a vuestra majestad le tengo escrito a Teatinos, el colegio iría
muy adelante y esta ciudad e isla recibirían gran beneficio. Ahora se ha nombrado
por esta Audiencia desapasionado y se ha nombrado al licenciado de las Cabezas
para tomar las cuentas y las está tomando. Yo haré y hago todo lo que en mi sea menester orden de vuestra majestad para sacar este negocio de respetos.
Por otra cédula de vuestra majestad se me manda informa de la orden que se
podría dar para que la población de Bayajá se haga con la brevedad que conviene
y provea lo que me pareciere convenir para que haya efecto. Yo lo procuré luego y
vi todas las cédulas que se habían dado a Alonso de Encinas y lo que con él se capituló y entendí que él no podría poner en ejecución esta población con la brevedad
necesaria y comuniqué este negocio con la Audiencia por ser importantísimo al
servicio de vuestra majestad que se ha dejado bien entender que el año pasado, que
aquel puerto le tuvo tomado y ocupado un Ventura Pluma que por acá andaba con
una saetilla y otros navíos con títulos de vasallo de vuestra majestad y es poco menos
tirano, que los franceses, como abajo diré, estando el allí vinieron otros navíos de
Francia a tomar aquel puerto que teniéndoles ellos sería ser del todo señores de esta
isla y de las demás a ellas sujetas. Y por no haber en toda la isla personas que tuviesen
sustancias ni comodidad para hacer esta población, informados todos muy bien y
satisfechos de la persona del capitán Francisco Luís, (fol. 2) vecino de Montecristi,
que ha diez años es capitán por vuestra majestad en la banda del norte de esta isla
y ha hecho muy buena suerte en franceses e ingleses y es rico y hacendado y tiene
sus haciendas junto a Bayajá y que se ofreció en gastar su hacienda en hacer esta
población. Nos pareció a todos cometérselo y darle los socorros que vuestra majestad mandó dar a Alonso de Encinas y así se le dieron aquí los cuatrocientos ducados
que vuestra majestad mandaba se diesen en Sevilla y doce negros de veintidós que
estaban condenados los herederos de un Diego de Ribera, vecino que fue de esta
isla por haberlos rescatados de franceses y se le concedieron las mercedes que por
razón de esta población vuestra majestad mandó hacer a Alonso de Encinas con que
trajese aprobación de vuestra majestad y luego compró de su hacienda cuatro piezas
261
Genaro Rodríguez Morel
de bronce y se le dieron otras cuatro pequeñas de la fortaleza de esta ciudad que no
servían en ella y eran necesarias para la ofensa de aquel puerto. Y con esto se partió
luego y está entendiendo en la dicha población con todos los vecinos de los pueblos
de Montecristi y Puerto Real que se han de pasar a vivir a Bayajá, los cuales todos
han recibido gran contento de haber puesto esto en ejecución y para dar a ellas más
color proveyó que luego saliese a visitar la tierra al licenciado Quero, oidor de esta
Audiencia y que reparase allí hasta hacer la traza del pueblo y repartir las tierras y
estancias a los vecinos que han de poblar allí y señalar los términos para la jurisdicción del pueblo y mediante Dios éste año estará todo hecho y acabado, porque con
tener la artillería en el puerto pues de seguramente entenderá en su población y
labranzas solo se puede poner inconveniente en decir que el capitán Francisco Luís
es de nación portuguesa pero ha muchos años que está en esta isla casado y tiene sus
hijos casados en ella y cantidad de haciendas y fue del no hay en toda la isla quien
se pudiera cometer ni quien pudiera gastar lo que él gasta y ha de gastar. Y tenemos
entendido que de habérsele cometido vuestra majestad ha de ser muy servido y que
ha de ser aquel el mejor pueblo de la isla y defensa de toda la banda del norte y por
ser el negocio de la calidad de que es no quise proveer nada sin parecer de toda la
Audiencia. El Francisco Luís acudirá a vuestra majestad con sus recaudos. Vuestra
majestad mandará proveer lo que sea servido porque acá lo que se ha proveído es
lo que se puede proveer.
El Ventura Pluma vino el año pasado a La Yaguana con su saetía y otros navíos
y envió a esta Audiencia información de cómo era vecino de Canarias y vasallo de
vuestra majestad para poder vender allí sus mercaderías y salido de allí se fue a Jamaica. Tenemos aviso que tomó ciertos navíos del trato de aquellas tierras como lo
hacen los franceses. Cerca de él mandará vuestra majestad proveer lo que sea servido si es vecino de Canarias como aquí lo mostró por información.
Esta isla está cada día más infestada de corsarios que roban todos los barcos
del trato sin poderles hacer resistencia y de un mes a esta parte han pasado por
aquí tres navíos a Francia que han hecho harto daño y han pasado a La Yaguana
donde tratan y contratan como vecinos naturales y si no es con galeras (fol. 2v.)
esto no se puede defender y el daño que hacen es con las lanchas y entretanto
que se proveen galeras conviene al servicio de vuestra majestad que en el puerto
de esta ciudad tuviésemos una buena lancha de respeto para salir a las lanchas
que se comprarían con menos de ochocientos ducados y con proveerla de alguna munición y algunos tirillos de bronce que sobren en la fortaleza podríamos
guardar todos los puertos, desde aquí a Azua que es el curso de los barcos del
trato de esta ciudad que la gente para ella aquí la proveeríamos y la comida para
la gente que saliese la pagarían de buena gana. Los señores de ingenios y hatos
y teniendo puesta la guarda en la Punta Caucedo como a vuestra majestad se ha
escrito tengo por sin causa que ninguna lancha de corsarios se nos escaparía.
Vuestra majestad mandará en ello lo que fuere servido que en Nombre de Dios
con un bergantínejo andan los barcos alegres, seguros y con harto menos cosa
se seguirían aquí.
262
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
En lo que toca a la mala moneda de vellón en la flota se escribió largo a vuestra majestad lo que se había hecho y las contradicciones que habían habido y cierto conviene
que esta mala moneda corra en todos los reinos de vuestra majestad o se funda y allá se
haga buena porque si no, no se podría vivir en esta isla porque como los mercaderes que
aquí vienen de Castilla venden sus mercaderías por esta moneda y no la pueden sacar y
no vale fuera de aquí. Los señores de los azúcares y cueros lo rescatan a manera que les
es escaso comprárselos a como ellos quieren y así estos les han vendido azúcares a veintiocho y treinta pesos y los cueros a veinte y a más pesos que es más que al doble de lo
que solían vender y por esta causa los mercaderes de Castilla hacen lo mismo de vender
sus mercaderías al doble de lo que solían. Y este daño carga sobre los pobres y todo el
pueblo y es forzoso salirse de la tierra por no se poder sustentar. En Canarias dicen que
por provisión del Consejo valen allí los reales de Castilla cuarenta y cuatro maravedís y el
cuarto, seis maravedís y el medio cuarto, tres y que haciéndose aquí así habría moneda
y no se sacaría y vuestra majestad podría ser en todo interesado enviando aquí moneda
que valiese acá como en canarias y se emplease por de vuestra majestad.
Aquí vino un teniente del conde de Osorno que es tesorero de la casa de labrar
moneda de esta ciudad y de otras partes de Las Indias. He tratado con el de labrar
moneda de plata y de vellón que ahora en todos los reinos de vuestra majestad conforme a la real cédula que han venido a esta isla que lo mandan y que por la carestía
grande de bastimentos que ahora aquí hay traté con el que él y los demás oficiales
de la Casa de la Moneda perdiesen parte de sus derechos hasta que se entablasen
en labrar moneda. Como vuestra majestad verá por los reales de plata y cuartos que
con esta envío que se ha labrado con los cuños que para este efecto vuestra majestad
mandó enviar a esta isla, procure que la labor de ella vaya adelante y espero en Dios
que ha de tener cumplido efecto y del (fol. 3) suceso daré cuenta a vuestra majestad
este labrar de nueva moneda nos ha dado menos pena a muchos que haber ajustado
la mala moneda porque les quita la ocasión de vender los azúcares y cueros a precios
intolerables como lo hacían ahora. Porque habiendo buena moneda los mercaderes
de Castilla no dándoles un justo precio, los dichos azúcares y cueros tendrán libertad de llevar en moneda lo procedido de las mercaderías que aquí traen y con esto
los señores de los ingenios y hatos se moderarán si la venta de los azúcares y cueros
pues pueden pasar sin venderlos y podrá la gente vivir.
En esta isla hay mucha cantidad de cobre y se deja de beneficiar por no haber
oficiales que lo sepan beneficiar y endulzar y si los hubiese habría abasto para labrase siempre moneda de vellón y aún para llevarse a esos reinos. En Cuba también se
han descubierto muy buenas minas de cobre y después de haberlo resultan tanto
beneficios. Sea vuestra majestad servido conocerlo con mandar enviar personas que
tengan inteligencia de beneficiar el cobre.
También tengo escrito a vuestra majestad y lo he escrito a esta Audiencia la mucha cantidad de minas de oro que hay en esta isla y que no se labran por falta de
gente y el gran aumento que redundaría en la hacienda real si se enviasen negros
que las labrasen o por vuestra majestad y para los vecinos de la isla vuestra majestad
lo mande ver y proveer lo que a su real servicio convenga.
263
Genaro Rodríguez Morel
El trigo que vuestra majestad me envió llegó aquí muy bueno y se ha repartido
y se va a sembrar por meses para tomar el último del tiempo de este año en que se
ha de sembrar y lo que hasta ahora se ha de sembrar en tierra de regadío ha nacido muy bien y entiendo se cogerá cantidad de ello. A La Yaguana, que es tierra de
riego, envié siete fanegas y la tomaron franceses. Después les torné a enviar otras
quince botijas por tierra y también las envían a tomar porque entran ya en las estancias e ingenios como por sus casas y como hallaron que no eran de vino las dejaron
a los oficiales de vuestra majestad se ha entregado el repartimiento para que cobre
el procedido de ello y se envíe a vuestra majestad. Entiéndese que si este trigo fuera
tremesino, que se coge en Canarias y también en Sevilla, que en tres meses que se
siembra y coge sería muy cierto y se cogería a muy poco costa. Y por una cédula de
vuestra majestad dada en catorce de julio de cuarenta y ocho se manda que este trigo tremesino se siembre aquí por haberlo sembrado el secretario Diego Caballero y
con mandar vuestra majestad que los navíos de Canarias y de Sevilla que aquí vienen
traigan cada uno diez fanegas de este trigo aquí se lo pagaremos y repartiremos que
es una de las cosas más importantes para el sustento de esta isla.
Por diversas cédulas de vuestra majestad se manda que tres veces en el año se
haga alarde de gente de guerra y que los vecinos estén muy apercibidos de armas y
caballos y municiones. Yo lo he cumplido así pero pretenden excusarse de salir los
del cabildo de la ciudad que han de ser los primeros y los que tienen hábitos de las
órdenes militares. Y don Iñigo de Carrizosa, Alguacil (fol. 3v.) Mayor de esta Audiencia por razón del oficio. Yo a todo he cumplido a que salgan y los hago penar si no
lo hacen de que forman grandes quejas y agravios. Vuestra majestad mande enviar
cédulas para que ninguno se excuse de salir con sus armas y caballos a estos alardes,
que según la frecuencia de corsarios es justo que vena y entiendan que no estamos
aquí descuidados.
Los capitanes de la gente de a pie, que son tres por sus turnos y escuadras velan
de noche el puerto y lo hacen muy bien y sirven sin ningún premio. Pretenden se
le haga merced. Que así ellos como al capitán de a caballos puedan trae dos negros
con espadas en su acompañamiento. La Audiencia se lo impide por no ser permitido a los demás vecinos particulares. Entiendo ser justo que vuestra majestad se le
haga esta merced pues con ella se contentan.
También pretenden los capitanes de a pie que los Oficiales Reales les provean
de pólvora, plomo y mecha para la artillería de ellos y de sus soldados y hasta aquí se
les ha proveído. Hay necesidad de orden de vuestra majestad para que se guarde así
vuestra majestad sea servido de mandarla enviar pues todo es para servirla a vuestra
majestad. Con esto hay más razón de apremiarles a que estén apercibidos. Aviso
tengo que en la Mona, que es una isla pequeña cerca de esta ciudad hay cantidad de
salitre que se cría en ella que es muy importante para proveer de ella a esta fortaleza
y a la gente de guerra con lo más enviar un artillero de esta fortaleza para que lo vea.
Y por ser tan poco la costa que en estos se puede hacer, pienso enviarle.
Por otra cédula de vuestra majestad se manda la orden y lugar que ha de tener
el Alguacil Mayor cuando se sale en cuerpo la Audiencia los días de tabla y lo hace
264
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
también que después que la cédula vino los días de tabla dijo que está malo y dejó de
venir a mi entendimiento para el Alguacil Mayor todo el año había de ser tabla para
acompañar al presidente y a la Audiencia. Es tan duro de condición que siempre es
menester reprenderles sobre estas sus preeminencias y así sale con lo que quiere.
Por cédula de vuestra majestad dada en veintinueve de febrero de mil quinientos veinte y nueve se hace merced a los vecinos de Bayona, del reino de Galicia
y de otros puertos que puedan venir con sus navíos a tratar y contratar en todas
Las Indias de vuestra majestad. En virtud de esta merced y privilegio los portugueses
que se avecindan en Bayona y como vecinos de allá y vasallos de vuestra majestad
tratan y contratan aquí y entiéndese que estas vecindades las hacen en fraude para
poder contratar siendo portugueses. Hay necesidad que vuestra majestad mande
enviar declaración si para excusarse de la pena basta prestar testimonio de como
están recibidos por vecinos por el cabildo de Bayona.
(fol. 4) Por parte del Almirante de Las Indias y de su gobernador que aquí tiene
se ha pretendido ahora enviar un pesquisidor a Jamaica a pedimento de ciertos vecinos de allí con diez ducados de salario alguacil y excesivos salarios al alguacil y escribano estando mandado por cédula de vuestra majestad que a los jueces de comisión
no se les pueda dar salario más que tres pesos de oro y al escribano y alguacil a peso
y medio, pidieron en la Audiencia comisión para que la justicia de Jamaica y vecinos
de ella le diesen favor y ayuda y cumpliesen sus mandamientos. La Audiencia no
la quiso dar aunque hubo diferentes votos en ello y el Almirante se ha de quejar
de esto. En el Consejo de vuestra majestad hay necesidad de saber la voluntad de
vuestra majestad si el Almirante y su gobernador puedan enviar pesquisidores a sus
estado y con tan excesivos salarios teniendo aquí vuestra majestad audiencia donde
le puedan pedir.
Los oidores por orden de vuestra majestad por sus turnos han de usar en juzgados de Bienes de Difuntos, cada uno su año. Después que aquí vinimos han acostumbrado a enviar jueces de comisión por la isla y fuera de ella, con su salario a tomar
cuentas y cobrar los Bienes de Difuntos a costa de los mismos bienes o de los bienes
que los deben o los tienen es tan pobre y miserable los Bienes de Difuntos tampoco
que no convenían enviarse estos jueces ni hacer esos gastos y pues un oidor ha de
andar de ordinario visitando la isla él podría tomar las cuentas y cobrar los Bienes
de Difuntos sin dar vejación a los vecinos ni hacer gastos a los bienes de difuntos.
Por una cédula de vuestra majestad dada en dos de agosto de quinientos treinta
años está mandado que no se puedan hacer indios cautivos aunque sean en guerra
justa y mandada hacer por provisión real y aunque los indios sean caribes y hayan
dado causa a la guerra y aunque sean indios que en su natural y entre los mismos indios fuesen esclavos si no fuesen revocando esta cédula y haciendo expresa mención
de esta cédula ni revocarla después. En veintidós de junio de cincuenta y ocho años
se dio cédula en contrario para que a los indios caribes les puedan hacer guerra y
hacerlos cautivos reservando las mujeres y a los niños de catorce años para abajo y
de esta cedula se dio sobre carta en diecisiete de julio de sesenta y tres y en virtud
de esta cédula esta cédula dio provisiones para hacer guerra y cautivar a los indios
265
Genaro Rodríguez Morel
caribes que están en el río Hamana y Maricapana y Cumanacoa, espaldas de Cariaco
y de otras provincias de Caracas, en la Nueva Andalucía y de La Margarita y de otras
partes y a ello fueron ciertos capitanes que hicieron grandes males a los indios y
cautivaron a muchos y a vuelta e los caribes (fol. 4v) trajeron por esclavos, indios de
paz en cantidad y lo trajeron a vender a esta ciudad donde sirven por esclavos sin
darles los amos doctrinas ni sabes que cosa es la iglesia ni confesión ni cosa de cristianos. Y habiéndose hecha relación de ello a vuestra majestad en vuestro Consejo
se dio cédula real en veintiséis de agosto de quinientos setenta y cuatro mandando
que los capitanes que por esta Audiencia se había enviado a hacer guerra a los indios, saliesen luego con la gente que habían llevado dejando los indios a la libertad
que han tenido y tienen y sin hacerles daño. En virtud de esta cédula he visto el mal
tratamiento y poco enseñamiento de estos indios, ha pretendido hacer de ellos un
pueblo seis leguas de esta ciudad donde han quedado hasta doce indios de los antiguos donde he puesto un fraile que los doctrine, que demás de hacerlo cristianos
y sacarlos todos del cautiverio se haría un pueblo de doscientos indios que bastaría
hacer esta ciudad hacen terrible contradicción los que tienen estos indios diciendo
que la última cédula de vuestra majestad que den en su libertad los indios se da a
entender en los que quedaron en sus provincias pero no en las que trajeron acá y
se vendieron por esclavos. Procuraré ponerlos en libertad como vuestra majestad
lo manda, como vuestra majestad lo manda y entiendo ser necesario que vuestra
majestad envíe declaración sobre ello a favor de estos indios que los tratan como
enemigos y los traen en carnes y los hacen servir en excesivos trabajos.
En este puerto concurren cada año muchos navíos que vienen de España y de
Nueva España y Tierra Firme a cargar azúcares y cueros y se ponen tanto a la carga
que no las hay para todos y de detenerse en cargar hasta que los ingenios muelan
azúcar y se saquen cueros vienen a acabar de cargar en tan mal tiempo que se pierden muchos navíos y teniendo el mal tiempo se apartan unos de otros y no van en
conserva y los temporales los apartan como se vio el año pasado. Y proveyéndose
que habiendo seis navíos que pueden salir solos, por cédula de vuestra majestad no
se pongan a la carga hasta que ellos hayan salido no se perderían tantas naos y pues
si estos se hace en Sevilla se debería hacer aquí. Este año los hemos proveído así
en la Audiencia y se han obligado seis naos a salir en veinte de marzo con fianzas y
penas y como después vienen otra naos, todas pretenden cargar, que sería no poder
partir hasta julio. Y como esto se provee por Audiencia y hay diversidad de votos se
detienen las flotas. Los mercaderes por otra parte por hacer los fletamentos baratos
detienen los azúcares y cueros sin quererlos cargar ni fletar. Este año yo, por vía de
gobernación he proveído (fol. 5)que todos los que tienen azúcares y cueros, en todo
enero o los carguen o los vendan con apercibimientos que los sacare de las bodegas
y a costa de ello los cargare en las seis naos que se han obligado a salir por marzo,
entiendo que conviene mucho al servicio de vuestra majestad que se guarde esta
orden adelante, en cada un año y que el despacho de las flotas sea a cargo de uno
solo y no de tantos votos. Vuestra majestad mande proveer lo que sea servido que
aquí cada un año solían salir dos flotas y ahora todas quieren cargar juntas y como
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
han de esperar la carga no pueden salir en buen tiempo y vuestra majestad pierde
sus derechos y vuestra majestad pierde sus derechos y los mercaderes sus haciendas.
Yo tengo escrito a vuestra majestad la necesidad que los frailes de San Francisco
de esta isla tienen de cabeza que los gobierne porque no la tienen y andan muchos
frailes por la isla fuera de religión y de Cuba tengo aviso que en el monasterio que
allí hay de esta orden que está sujeta a esta casa pasan grandes disoluciones y desórdenes de mal ejemplo y el comisario que aquí hubo que era un fray Francisco de
Segura que fue en la flota del año pasado despobló este convento y dio licencia a
más de treinta frailes para irse, como se fueron y a los que quedaron les dejo dadas
licencias, también que era un hombre sin gobierno. Vuestra majestad mande proveer de cabeza que los gobierne y de algún predicador, que de esto están faltos.
Yo he trabajado en recoger y recopilar todas las cédulas que ha esta Audiencia se
han enviado después que se fundó. Las que se han podido hallar las he hecho asentar en un libro. Muchas que estaban por asentar haciendo reportorio de ellas por su
abecedario. Y como de ellas ha resultado lo de la buena y mala moneda y poner en
libertad a los indios y que la Audiencia provea muchas cosas y oficios que en ellas se
han de proveer por cédula de vuestra majestad y las proveía el cabildo de la ciudad
y por descuido y negligencia de los que en esta Audiencia han gobernado. Y por no
haber visto las cédulas y provisiones que para todo hay y reciben pesadumbre, los del
cabildo y los vecinos pareciéndoles que como han pasado los demás pudiera pasar yo
sin descubrir las cédulas ni ejecutar lo de la moneda y de los indios y lo del colegio de
Gorjón y otras cosas semejantes y de esto se quejan de mi. Yo entiendo que vine a hacer justicia y no a guardar respetos y creo que fuera de esto no irán otras quejas de mi.
Por cédula de vuestra majestad dada en veinte y ocho de noviembre de setenta y cuatro está mandado que los oficiales de la Contratación se Sevilla envíen para la fortaleza
de Puerto Plata tres piezas de artillería, una de cincuenta quintales y una de cuarenta y
otra de treinta y cinco y cincuenta arcabuces con las pólvoras, balas y municiones necesarias, lo cual no se ha enviado. Y ahora hay más necesidad porque la principal pieza y
mayor y otra pequeña han reventado y no pueden servir. Está proveído que se entregue
a los galeones de la real armada para que se lleven a Sevilla y se fundan. Y este año han
venido ya aquí tres galeones de Francia y han dado por nueva que quedaban aprestados
otros diez para venir y así conviene que estas fuerzas estén guarnecidas de artillería y municiones. Sea vuestra majestad servido mandar que con brevedad se envíen porque no
es razón quitar artillería a la fortaleza de esta ciudad para proveer a la de Puerto Plata.
Por otra cédula de vuestra majestad está mandado entregar al alcaide de esta
fortaleza de Puerto Plata mil quinientos ducados y otras cantidades par la obra de la
fortaleza de vuestra majestad fuere servido parece cosa de más recaudo que lo que
(fol. 5v.) en esta fortaleza se han gastado por mano y libramiento de los Oficiales
Reales de vuestra majestad tienen en Puerto Plata que como tales y obligados a dar
cuenta librarán y gastarán con más moderación lo que fuere necesario.
Por otra cédulas de vuestra majestad está mandado se repare una casamata que
había en la fortaleza de esta ciudad a la lengua del agua que era de mucha importancia para las lanchas y barcos que pueden entrar en este puerto sin poderles ofender
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Genaro Rodríguez Morel
la artillería de la fortaleza y porque esta casamata está muy anegada de la mar y fuera
del agua y sería muy costoso hacerla y sustentarla me ha parecido bajar el río a la
puerta de la ciudad cuatro piezas de bronce y ponerlas en cuatro troneras que están
en la cerca de la ciudad junto al suelo que señorean todo el río hasta la boca del
puerto que harán el mismo efecto que la casamata y de este parecer soy informado
fue el adelantado Pedro Meléndez cuando por mandado de vuestra majestad visitó
esta fuerza y puerto ponerse con resguardo que no se puedan clavar. En esto y en
todo tendré el cuidado que conviene al servicio de vuestra majestad.
Los vecinos de estos pueblos de esta isla se han agraviado en esta Audiencia de
que el oidor que sale a visitar lleve alguacil y escribano con salario de cada día de
peso y medio de oro fino cada uno y cierto, la tierra está tan pobre y los vecinos son
tan miserables que es gran carga para ellos tan gran salario ordinario y aunque por
la cédula de vuestra majestad esta mandado que a los alguaciles y escribanos que
saliesen con los jueces de comisión se les pueda dar salario a peso y medio de oro
fino a cada uno, en las cédulas que mandan que salga un oidor a visitar no habla en
que haya de llevar alguacil y escribano con salario y el Alcalde Mayor que ha salido a
visitar la tierra aunque llevó alguacil y escribano fueron con salarios, vuestra majestad mándelo enviar declaración de lo que en esto se ha de hacer.
Aquí hay depositario que tiene oficio por merced de vuestra majestad y son tantos los navíos arribados que aquí hacen dejación, que los depósitos de las mercaderías que traen son en gran cantidad y el mismo depositario hace las almonedas como
les parece y mucho de ello no lo vende en ellos sino dice que se hace cargo de ello
o como se vendió lo demás y en esto puede haber gran fraude para los dueños de
las haciendas y para los derechos de vuestra majestad pertenecientes porque puede
vender lo peor de las cargazones y a como el quisiere y quedarse con lo demás al mismo precio. Entiendo que conviene que estas almonedas de los navíos arribados las
hagan los oficiales de vuestra majestad con asistencia de un oidor y del fiscal y que
se tome cuenta y aún visita del depositario de dos en dos años porque es gran cosa
lo que entra en su poder y también es bien que vuestra majestad mande declarar si
debajo de este oficio de depositario entra que se hayan de depositar en el y él haya
de beneficiar las mercaderías de los navíos arribados y los espolios, sede vacante de
los obispos que por cédula de vuestra majestad se manda depositar porque siendo
así es un oficio de gran valor y entretanto, hasta que vuestra majestad otra cosa mande proveeré que estas almonedas las hagan los oficiales de vuestra majestad y lo que
se hubiere de depositar solamente sea lo procedido de las pagas de los derechos del
almojarifazgo.
Por otra cédula manda vuestra majestad informe de los agravios y molestias que
reciben los que traen pleitos con los deudos del doctor Villanueva Zapata, fiscal de
esta Audiencia y de como siguen los pleitos fiscales y si deja de hacer lo que en ello
(fol. 6) es obligado. Luego que recibí esta cédula tomé esta información breve con
los oidores de esta Audiencia y otros ministros de vuestra majestad y la envié por la
vía de La Habana y ahora envío otro traslado con alguna información de cosas que
después han sucedido tocantes a lo que vuestra majestad por esta cédula manda. El
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
fiscal, como a vuestra majestad se ha escrito, tiene poca inteligencia de negocios y
menos cuidado de asistir a ellos y está aquí muy prendado de muchos deudos que
son casi todo el llegar y por lo que a ellos toca deja de hacer lo que toca a su oficio.
Y así en los navíos que vinieron aquí este año envió vuestra majestad una cédula
para que se cobrasen de un Gregorio de Ayala dos mil ducados como fiador de un
Manuel Díez Merchán que salió de este puerto con registro para Sevilla y se fue a
Portugal. A la hora que esta cédula llegó al fiscal para que ejecutase y cobrase los
dos mil ducados. Otro día siguiente, después que la cédula llegó, que fue en catorce
días del mes de diciembre del año pasado pidió mandamiento de ejecución contra
el dicho Gregorio de Ayala y se le mandó dar y por estar casado con una prima del
dicho fiscal, hasta hoy no ha sacado mandamiento ni trata e cobrar estos dos mil ducados por vuestra majestad aunque se le ha mandado y el Gregorio Ayala es abonado
para pagarlos y ahora ha pedido provisión para ejecutar por ellos a un Diego Pérez
de Espinosa que es otro fiador que está en esos reinos que no tiene bienes dejando
de cobrar del dicho Gregorio de Ayala como a vuestra majestad constará por este
testimonio que de ellos envío que va con esta.
En la flota pasada envió vuestra majestad a esta Audiencia cédulas de cosas que
el fiscal había de entender en la ejecución de ellas. Yo se las entregué en el acuerdo
ante un secretario para que hiciese las diligencias y las que hizo fue dar una petición
pidiendo cumplimiento de todas las dichas cédulas. Se mandó por la Audiencia que
se cumpliese y hasta hoy con haber pasado tantos meses no ha hecho más diligencias
y el cumplimiento de las cédulas se quedó así.
Entre las cédulas que he recopilado hallé diversas cédulas por las cuales vuestra
majestad manda se depositen los espolios y sede vacante de los obispos y arzobispos
y así hice luego que por la Audiencia se proveyese auto para que se depositase los
frutos pertenecientes a la sede vacante de este arzobispado por ser muerto el arzobispo y tampoco hasta hoy ha hecho diligencia sobre ello.
Porque un vecino de esta ciudad puso una demanda en esta Audiencia el dicho
Gregorio de Ayala que está casado con la prima del fiscal, luego le puso un pleito
muy injusto por solo molestarle, de lo cual, se me vino a quejar de que por pedir su
justicia le molestaba sobre lo cual le tomé su declaración que va en esta información
y a este respecto se pudiera tomar mucho más pero por ella se entenderá todo lo
demás que vuestra majestad manda por la cédula.
En esta ciudad hay un regidor que es el más antiguo de ella y que mejor usa su
oficio y hombre muy principal y por cierto mal tratamiento que le hizo el licenciado
Quero, oidor de esta Audiencia, se ha desistido del oficio y envía a suplicar a vuestra
majestad le tenga por desistido. La Audiencia le ha mandado que eche el oficio hasta que vuestra majestad provea, por ser muy útil de esta república. No conviene que
este salga del cabildo y así lo entendemos todos. Vuestra majestad mande en ello lo
que sea servido.
En esta Audiencia hay todo paz y concordia y sin ella algún desabrimiento
(fol.6v.) ha habido, procedió de querer yo corregir algunas cosas de que vuestra
majestad tengo dado aviso y visto que de ello resulta ocasión de discordia he dejado
269
Genaro Rodríguez Morel
de tratar de ello y pues los oidores y fiscal tienen su residencia donde han de dar
cuenta de todo, suplico a vuestra majestad no sea a mi cargo corregir estas cosas ni
dar a vuestra majestad pesadumbre con hacer relación de ellas.
Como los regidores de vuestra majestad son señores de ingenios, hatos y estancias y de todos los bastimentos de que se sustenta la república, dejan de proveer muchas cosas que al bien público. Convienen como interesados en que no se provean
y se dejan de guardar cédulas de vuestra majestad y ordenanzas tocantes al bien
público. He proveído algunos proveimientos como gobernador, mandando que
guarden cosas que convienen y son necesarias. Y como les toca e interesa sienten
pesadumbres a lo que he entendido de que haya quien lo provea. Advierto de ello
a vuestra majestad para que entienda el fin con que lo proveo y el que les mueve a
recibir pesadumbre de ello. Y yo tenía por bien que ellos enviasen los proveimientos
que he hecho y creo que no lo harán.
Con la venida de mi mujer e hijos he entendido que la condenación de los mil
ducados que en mi residencia se hizo al licenciado Paredes por las injusticias y fuerzas públicas que contra mi usó de que se me dio ejecutoria la Audiencia y pidió la
ejecución de ella, habiéndome hecho más de diez mil ducados de daño y sin ser negocio de aquella Audiencia podrá conocer por ser ejecutoria emanada del Consejo
y sobre residencia no será justo permita vuestra majestad que yo ande en pleitos por
mil ducados mereciendo ser condenado en más de diez mil y que yo quede con mis
daños y él victorioso con los delitos que cometió.
Estándose viendo mi residencia del tiempo que visité a Trujillo constó por autos
de la misma residencia y recaudos que presenté en el Consejo que teniendo el dicho
licenciado Paredes preso a un Baltasar Rodríguez porque siendo alcalde ejecutó
una sentencia mía muy justa de muerte contra un cacique que había quemado tres
indios vivos sin culpa, el dicho licenciado Paredes trató con él que le diese una hija
suya de ocho o nueve años para quien tenía más de setenta mil ducados y la casase
con un hijo del dicho licenciado Paredes de edad de año y medio y el Baltasar Rodríguez hizo el casamiento de miedo, que le había de matar por la ejecución que se había hecho de mi sentencia y luego desde muy poco días el dicho Baltasar Rodríguez
remaneció muerto en su cama sin saber de que y sobre ello en vuestro Consejo se
proveyó justicia y hubo tales medios que lo proveído en el consejo nunca allá llegó y
se llevó la hija a su casa y se la tienen por fuerza dando clamores a Dios. Sus deudas
que por el favor que tiene no han sido partes para impedirlo y no es justo que tan
gran delito quede sin castigo.
Teniendo yo un hijo en Perú de diecinueve años, casado, le llevó nuestro señor
por un caso desastrado su mujer que tenía hacienda y unos indios en la provincia de
los Charcas por sus días se ha metido a monja con su madre y ha fundado y dotado un
monasterio en la Ciudad de los Reyes y metieron consigo dieciocho huérfanas sin dote
por monjas y sargentas en que hizo gran servicio a nuestro señor y gran bien aquella
tierra para remedio de muchas huérfanas tienen necesidad de monasterio de la renta
de los indios por los días de mi hija cuyos eran y el virrey se los dio solamente por cuatro
años y ella no se atreverá a hacer profesión sin la renta de los indios porque no podría
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
sustentar el monasterio. A vuestra majestad suplico que sin mis servicios de veinte
(fol.7) y tres años pueda merecer alguna merced sea vuestra majestad servido hacer
esta merced a aquel monasterio y una obra tan piadosa donde Dios y vuestra majestad han de ser tan servidos y siendo lo que a vuestra majestad se suplica bienes de mi
hija y que no se da nada de la Real Hacienda de vuestra majestad.
Guarde y ensalce nuestro señor la católica real persona de vuestra majestad con
aumento de mayores reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester.
De Santo Domingo a 15 de febrero de 1578 años.
Católica real majestad
Humilde criado que sus reales manos besa
El doctor Gregorio González de Cuenca
271
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 6
Santo Domingo, 14 de marzo de 1578
Católica Real Majestad
Después de haber escrito largo a vuestra majestad en el navío de aviso que trajo
aquí las bulas se ha ofrecido ocasión de dar aviso de que se tiene noticia en esta isla
hay perlas que si sale cierto sería grande bien para ella y medio de poder arribar del
estado trabajoso que tiene y lo que se sabe es que diez y once leguas de Puerto Plata
sacando de un placel de tres brazas de hondura y poco más ostiones para comer
unos pescadores de una ostra pequeña se sacaron cinco perlas las cuales estuve en
mis manos que el capitán Pedro Rengifo de Angulo, alcaide de la fuerza de Puerto
Plata me las mostró al cual encomendé hiciese diligencias en descubrirlas y lleva de
esta ciudad el recado necesario para hacerlo porque muy diligente en hacer lo que
entiende es servicio de vuestra majestad. Demás de esto hay noticia que en la punta
de la Saona y a la vuelta de Samaná que es pocas leguas más abajo las han hallado en
ostras que la propia mar ha echado afuera y de ello certifican hombres que tienen
noticia de aquella parte de esta isla. también. También de esta otra parte (fol. 1v.)
abajo del puerto de Ocoa y antes, hay noticia de que las hay y un pescador dijo
delante de la Audiencia que fue para ello llamado que en ciertos ostiones que para
comer habían sacado de poco más de tres brazas de fondo hallaron unos berruecos,
que son la madre de las perlas y muestra muy cierto de ellas se acordó que un hombre de La Margarita que es diestro de este menester fuese a descubrir esto y hacer
cata en las partes que conviene para ello se está acabando un barco y saldría dentro
de un mes a lo más largo de haber también si es cierta otra nueva que se tiene de
haber mucho salitre en la isla de la Mona. Dios por su misericordia lo encamine
para bien universal de lo que resultare daré aviso a vuestra majestad cuya católica
real persona guarde nuestro señor con aumento de mayores reinos y señoríos. De
Santo Domingo 14 de marzo de 1578.
Católica real majestad
Besa los reales pies de vuestra majestad su criado
El doctor Diego de Villanueva Zapata
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 7
Santo Domingo, 14 de marzo de 1578
Católica Real Majestad
Por vía de Montecristi tenía escrito a vuestra majestad las cuentas que van con
esta y por la mucha frecuentación de franceses no ha partido el navío y así se han
detenido las cartas y en el navío de las bulas que de aquí partió a los veinte de febrero, que ya será en esos reinos, torné a escribir la venida de los oidores ha importado
mucho y cierto demás de que los muchos ministros de vuestra majestad son la seguridad y fuerza de estas partes para el ordinario gobierno y expedición de negocios y
excusarse ocasiones de vuestra majestad se podría deservir es de mucha importancia
y así en esta Audiencia se hace justicia y hay toda templanza exterior y buenas muestras guardando el orden y respeto debido.
La tierra está trabajosísima y muy cara en exceso y mal proveída de suerte que
para cualquier suceso no podemos los que aquí servimos de habernos sustentado.
Dios lo perdone a quien tanto mal ha hecho tocado en cosa tan excusada como fue
la moneda sin querer consultar la real provisión de vuestra majestad. Yo creo que
sobre esto habrá el remedio conveniente y cada día le esperamos con tanto clamor
de pobres y ricos. Y porque sepa vuestra majestad algo de lo que hay es por ello se
entienda lo demás valía setenta pesos menos una vara de terciopelo antes de tasar en
la moneda. Hoy vale más de doscientos y diez. Vale el azúcar a catorce y hasta diecisiete y nueve. Vele de treinta y treinta y tres para arriba. Una vara (fol. 1v.) de ruán
valía de cinco a siete pesos. Hoy vale desde once a doce. El vino, la carne y cazabe y
otras cosas de comida, que es lo que más se siente, ha crecido dos tercios. Los navíos
que de las islas solían venir llegados aquí y vista la expedición se van y fue causa que
cuatro de ellos que aquí parecerán se fuesen a perder sobre el puerto de Santa Ulúa.
Aquí se ha tratado de labrar moneda y se ha comenzado. Va muy despacio y es
cosa que no puede ir adelante porque no hay plata de labrar y el vellón ha de perder
al que la labrare ahora se hará algo pero todo con facilidad se acabará por muchas
vías y se ha de sacar lo que le falta el humor.
Esta tierra tiene el cazabe desde su fundación. Este falta ya y tenemos de él mucha hambre porque por la pobreza de los vecinos y señores de las estancias que las
van disipando y despoblando no van adelante ni se yo como irá adelante lo del trigo,
el tiempo lo dirá. Yo tengo traslado y memoria de las que tengo escritas a vuestra majestad porque por la verdad de ellas y sucesos que he apuntado y ya se ven muchos,
pienso vendrá vuestra majestad en entero conocimiento del cuidado y amor con
que de todo he dado aviso y de los remedios que convienen poner a los trabajos de
esta isla en todo género de cosas. Y porque esta flota que se entiende podrá partir a
273
Genaro Rodríguez Morel
primero de mayo, escribiré a vuestra majestad de lo que toca a mis negocios fiscales.
Solo diré aquí que se tiene nueva de mucha cantidad de franceses que vienen a poblar. De todo creo escribe más largo el presidente de esta Audiencia porque como
con la gobernación de guerra se toma la de la paz es a su cargo el proveerla y aunque
tiene buenos deseos se hace poco o nada que aproveche ni debe poder más.
(fol. 2) De los daños que se me han procurado con cartas e informaciones contra razón como con mis papeles y todo el pueblo tengo de probar y parte y enviado
a ese Real Consejo que se habrá visto aún no cesan cosas con extrañas cavilaciones.
Hagan lo que quisieren. En verdad espero y es la rectitud de vuestra majestad y espero cierta crecida merced por haber en todo hecho el deber con gran diligencia
y cuidado y haber vivido menos mal que se dice. No quiero que se de crédito más
que a lo que pareciere por medios justos y cristianos y no hechos con rabia y pasión
ni a lo que en este particular de mi oficio y vida yo he escrito. Hartos han ido allá
personas de confianza y que todo lo de acá han tratado y visto. Ellos habrán visto lo
que hay a vuestra majestad a quien humildemente suplico por el remedio de todo lo
que desde la flota del año pasado tengo escrito y suplicado.
Nuestro señor la católica y real persona de vuestra majestad guarde y prospere
con aumento de mayores reinos y señoríos. De Santo Domingo, 14 de abril de 1578.
Católica real majestad
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales pies besa
El doctor Diego de Villanueva Zapata
274
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 8
Santo Domingo, 15 de abril de 1578
Sacra, Católica Real Majestad
En un navío pequeño que salió de este puerto por principio de febrero de este
año envió esta Audiencia a vuestra majestad y escribanos todo lo que hasta entonces
hubo que escribir en las cosas tocantes al servicio de vuestra majestad y bien de esta
isla. Y por haber ido el navío solo y en tiempo riguroso, irá en este pliego duplicado
de aquellas cartas por si el navío se hubiere perdido y por ser cosa muy importante
al servicio de vuestra majestad.
Este año han pasado por este puerto mucho números de navíos de corsarios.
Aunque en este puerto he puesto tan buen recaudo que no han tomado barcos ninguno, porque el primer navío que vino armé una fragata con setenta hombres y bien
artillada y no la osaron esperar y tuve presto y aderezado un navío de cuatrocientas
toneladas de lo cual, todos los que han pasado han tenido aviso y así no han osado
llegar a los puertos de esta ciudad pero en La Yaguana y en sus puertos se han juntado más de ocho galeones y están cargando muy a su salvo y con tanta seguridad que
tengo carta del capitán de vuestra majestad que está puesto allí, que llega a tanto el
atrevimiento de los corsarios que entran la tierra adentro que matan el ganado y lo
descueran como lo hacen los señores de ello y ya vuestra majestad habrá tenido aviso como estos corsarios robaron el Río de el Hacha y mataron muchos vecinos de él
y profanaron las imágenes con grandes denuestos que todo representa la necesidad
que hay de galeras.
En esta isla hay gran cantidad de negros y cautivos y los más de ellos son criollos
nacidos en la tierra y criados con españoles, que son más ladinos y atrevidos que los
demás. Yo he tenido relación que hacen juntas y hablan palabras preñadas y demás
sentido y así, a pedimento de la ciudad se ha echado sisa en los mantenimientos
para hacer guerra a los alzados y tener guarda y guarnición. En virtud de un capítulo
de carta de vuestra majestad dada para esta Audiencia en diecisiete de junio de mil
quinientos veinte (fol. 1v.) y cuatro años y por otro capítulo de carta dada en tres de
septiembre de mil quinientos treinta y tres y porque estas cartas son muy antiguas
será vuestra majestad servido de enviarnos mandar si hemos de usar de estas cartas
porque conviene que siempre haya guarda y gente de guerra apercibida y que ande
por la tierra que se haga guerra a los negros del Baoruco que ha muchos años que
están juntos allí y recogen todos los negros huidos y se podría engrosar tanto la junta que nos pusiesen en trabajo.
Como a vuestra majestad se ha escrito, esta isla es muy rica de minas de oro y de
cobre y se dejan de labrar por falta de negros. Después que se acabaron y en efecto,
275
Genaro Rodríguez Morel
la destrucción de la isla en lo que toca a las minas. Y así, todos los que vienen se
meten en los ingenios y las minas se han despoblado con que ha cesado la contratación de esta isla con las demás partes de Las Indias. Y sería tornar a levantar esta isla
mandar a los señores de ingenios que la tercera parte de los negros que tienen en
ellos, los traigan a las minas y esto no lo deben tener por agravio pues por provisión
de vuestra majestad dada en cuatro de diciembre de mil quinientos veintitrés años
y capítulo de carta dada en diecisiete de junio de mil quinientos veinticuatro y de
primero de diciembre de mil quinientos veinticinco años y catorce de diciembre
de veintiséis está proveído y mandado que los que en esta isla tuvieren negros sean
obligados a tener tanto número de españoles en sus casas cuanto montare la tercera
parte de los negros que tuvieran, que sean hombres que puedan tomar armas y pues
no se usa con ello de esta manera no lo será que ellos traigan en las minas la tercera
parte de sus negros que lo que dejaren de sacar de azúcar lo sacaran de oro.
Esta isla como a vuestra majestad se habrá escrito por diversas vías va cada día
en disminución y lo que hay en ello se lo llevan los mercaderes que aquí hay ricos
y pues ellos gozan del fruto de la tierra, entiendo que no se les haría agravio en
mandarles que cada uno de ellos tuviese cierta cantidad de negros en las minas y
poblasen estancias donde cogiesen trigo y maíz y los demás frutos de la tierra, con
que habría abundancia y no perecería la gente de hambre como ahora. Que por
haberse dado todos los pobladores a la mercancía han dejado la labranza y así faltan
los bastimentos.
En la Casa de la Moneda se labra con dos hornazas mucha cantidad de moneda
de vellón y algunos reales de personas que aquí han venido con plata del Perú y de
lo que se ha labrado envió con esta de todas las monedas que se labran y lo de la
moneda de vellón no cesará de labrarse porque hay abundancia de cobre aunque
nos falta oficiales que lo sepan adulzar, que habiéndolos o enviándolos vuestra majestad se podrán proveer en esos reinos de cobre que hubiere menester y aunque al
principio se les hizo de mal a los vecinos de este pueblo el ver labrar buena moneda,
ahora tienen contentamiento de ello y si vuestra majestad fuese servido como por
otra tengo escrito de permitir que a los que de otra (fol. 2) parte de Las Indias viviesen aquí a labrar monedas de plata se le diese un real más en cada marco como
en mi tiempo se hizo en el Perú, vendían muchos aquí a labrar plata por el interés
del real y su dinero en frutos de la tierra y con el esto y con que la paga del situado
de la armada real y del Almirante se viniese a pagar aquí y hacerse moneda sin duda
esta isla volvería en si.
El trigo que vuestra majestad manda enviar a esta isla se sembró buena parte de
ello y en todas las partes donde hay regadío se ha dado muy bien y se ha cogido y
se hace un buen pan y de ello envío a vuestra majestad algunas roscas para que se
vea como aquí se da muy bien y en todas las partes se dará siendo el trigo tremesino
mandando que los navíos de la isla que aquí vienen en cada un año sean obligados a
traer cada uno diez fanegas de trigo tremesino y ahora vendría bien enviar algunos
labradores y oficiales que sepan hacer molinos y tahonas pues ya es cierto que se da
el trigo.
276
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
En esta isla se ha perdido y venido en disminución por falta y culpa de los vecinos y pobladores de ella que solían atención a sus particulares intereses y no al bien
común ni conservación de la tierra. Y lo principal que en ella hay en breves años se
acabará porque todo lo que se gastan y descueran son vacas preñadas y el remedio
de esto era lo que aquí yo con el cabildo he proveído que todos los señores de ganados [tinta diluida] para el gasto de las carnicerías y carne que se come y que no y
que no maten las [tinta diluida] que no lo guarden porque el novillo que se capa en
cinco años no tiene cuero para carga y no capándose en dos años y medio se hace el
cuero. Como no se come ni pasa de carne del toro es forzoso matar las vacas. Y como
el cuero del toro por ser mayor les vale cuatro y seis reales más que las vacas todos se
dan en hacer toros. Sería remedio muy grande que viniese cédula de vuestra majestad para que no se pudiese cargar ni vender cuero de toro con graves pernas y con
ello caparían los novillos y comerciarían y no matarían las vacas. Yo acá sobre todas
estas cosas proveo lo que conviene, por esto se ejecutará mejor viniendo cédula de
vuestra majestad sobre ello.
Por capítulo de carta de vuestra majestad dada en catorce de agosto de mil quinientos veinticinco años se manda que esta Audiencia con el cabildo de esta ciudad
platiquen la orden que se podrá dar para que los azúcares y cañafístula que van de
esta isla fuese beneficiado como es razón y fuese en su perfección y si sería bien que
se nombre lealdador que lo lealdase de manera que no fuese una suerte. Esto nunca
se ha hecho como debe y aunque el cabildo nombra lealdador no hace nada y como
ellos le quitan y ponen no se hacen más de lo que ellos quieren. Y así en los azúcares
y cañafístula que se cargan, los compradores son muy defraudados porque habiendo cinco suertes de azúcares, que se venden en cajas, les dan unas por otras y los
azúcares no se refinan ni van a la perfección que solían y el cabildo, pues son ellos,
los interesados no han de proveer sino lo que a ellos le está bien. Y así conviene que
vuestra majestad provea que el que tuviere (fol. 2v) el gobierno o la Audiencia nombre lealdador que no tenga ingenio y que no se pueda vender azúcares sin lealdarse.
Por capitulo de instrucción de vuestra majestad dada a los Oficiales Reales se manda que por sus turnos vayan a Ocoa cuando allí descargaren navíos de negros o de
mercancías y que al que de ellos fuere, se den cincuenta mil maravedís de la Real Hacienda y es así que como todos los navíos sueltos que pasan para Nueva España tocan
en el puerto de Ocoa para tomar bastimentos, aunque no descarguen, allí va siempre
un oficial y lleva los cincuenta mil maravedís aunque siempre se la han dado con fianza de volverlos mandándolo vuestra majestad conviene que vuestra majestad mande
a enviar la orden que en ello hemos de tener así en lo pasado como en lo porvenir.
En cada un año, para tomar las cuentas de la Real Hacienda que asiste el presidente y oidores se nombra un secretario de la Audiencia ante quien pasan y la saca
a su costa por enviarlas a vuestra majestad pide que se pague su trabajo de asistir
a ellas y sacarlas y parece que tiene razón. Y así se ha mandado pagar este año con
Francisco de que por vuestra majestad se mandare que no se le paguen lo volverá
a vuestra majestad concurrido mandar enviar sobre esto lo que hemos de guardar
porque en tanto se ha de ir pagando al secretario.
277
Genaro Rodríguez Morel
Asimismo está por pagar la saca de la Audiencia que yo tomé a la Audiencia pasada porque solo está pagado lo [tinta diluida] algunas condenaciones que yo hice a
los residenciados [tinta diluida] que no llegaron con mucho a lo que [tinta diluida]
se saca y aquí piden los sirvientes que ayudaron a sacar la residencia se les pague
su trabajo. El licenciado Valdivia cuando visitó esta Audiencia trajo cédula para que
los oficiales de vuestra majestad le pagasen lo que fuere menester para la residencia
y en virtud de ella libró todo lo que montó la saca y se pasó en cuenta. Sea vuestra
majestad servido mandar que lo mismo se haga ahora pues no hay diferente razón
para ello y yo no lo he de pagar de mi hacienda.
Por cédula de vuestra majestad me hizo merced que pudiese traer para mi casa y
servicio, seis esclavos negros libres de derechos de almojarifazgo y de los dos ducados
de la licencia de cada uno de ellos. Tuve tanto que pagar de otras cosas que por entonces no tuve con que comprarlos y estoy falto de servicio. Suplico a vuestra majestad sea
servido de hacerme merced que en virtud de esta cédula y conforme a ella los pueda
traer de Cabo Verde o de las otras partes de donde se traen los negros, pues por mi
necesidad no puedo gozar de la merced que vuestra majestad me hizo y la merced
que ahora pido se hizo a García Fernández de Torrequemada, factor de esta ciudad.
En esta Audiencia hay toda paz y concordia después que se fueron de aquí el
licenciado Francisco de Vera y el licenciado Castillo que se ha entendido procuraban que no las hubiese pareciéndole que hacían en su caso para sus discordias. Y
aunque aquí se les hizo toda cortesía y buen tratamiento (fol. 3) se ha entendido lo
pagaban en esta moneda. Después de acabada la residencia se han visto en esta Audiencia grandísimas injusticias que hacían en los pleitos que determinaban y harto
de ello fue en la residencia y si fuera estilo de residencia enviar el libro de acuerdo
y los pleitos que determinaron se viera que casi en dos años estuvieron dos a dos en
los votos, votando por sus amigos y contra sus enemigos. En noventa días no pude
averiguar más de lo que averigüé y cierto por los procesos que después se han visto
en esta Audiencia de que usaron en sojuzgar y así lo manifiesto a vuestra majestad
para el descargo de mi conciencia y con verdad en hacer justicia a todos igualmente. Yo entiendo que ninguna Audiencia de Las Indias hará ventaja a la que vuestra
majestad aquí tiene y esto se hallará en todo tiempo.
Ya escribí a vuestra majestad en la flota pasada como el último día que me hice a la
vela en Sanlúcar, por quitárseme el escribano que había nombrado para la residencia,
había tomado por escribano a Sebastián de Ayala, escribano de la Contratación que
despachaba la flota con don Francisco Tello, del cual tuve relación había llevado muchos de ellos y hecho falsedades en la residencia con el licenciado Quero, oidor de esta
Audiencia hiciese información de ello y las hizo bastante y concluyente, por lo cual el
escribano, teniendo su pena se acogió al convento de Santo Domingo de esta ciudad
diciendo que tenía [tinta diluida] los frailes y de los testigos de esta información. Y fue
en el licenciado [tinta diluida] Castillo, que públicamente se quejaban del dicho escribano y de lo cual había llevado y publicaban se habían de quejar a vuestra majestad. Él
se dio tan buena manera que he entendido les aplacó con decirles lo que yo escribía a
vuestra majestad y las cosas de la residencia que ellos quisieron y frailes del convento
278
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
de Santo Domingo, predicadores que aquí están me avisaron que el dicho escribano
había escrito contra mi una carta falsa diciendo de mi mil falsedades muy grandes y
muy en ofensa mía de las cuales yo no pude tener particular noticia más de que el
Sábado de Ramos de este presente año habiéndose el dicho escribano de comulgar,
el día siguiente, en presencia de cuatro predicadores, los más graves religiosos del
dicho monasterio con juramento y descargo de su conciencia hizo una declaración
en contra de lo que dicen escribió en la dicha carta y la firmó y juntamente con el
los cuatro predicadores cuyo traslado autorizado envío a vuestra majestad para que
se vea el riesgo a que están sujetas las honras de los que a vuestra majestad sirven con
la entereza y felicidad que yo y también he entendido de frailes del mismo convento
que le tenían obligado a que escribiesen a vuestra majestad una carta declarando
como lo que había escrito había sido falso y que le avisaron y por ventura, quien fue
con el en componer la carta que si la enviaba a vuestra majestad le había de mandar
ahorcar y que no estaba obligado a restituir la fama con riesgo de la vida. Esto dirán
frailes del mismo convento. El escribano es (fol. 3v.) tal que por sus malas costumbres el monasterio lo ha despedido de ser fraile y se averiguó en el mismo convento
que persuadía a los novicios que levantasen al padre del novicio que cometía el pecado en nefando. Yo procuraré cuando le echen del monasterio a verle para que de
residencia y se descargue de lo que ha hecho y de lo que a vuestra majestad escribió
aunque me han notificado que le han de sacar en un barco a la mar para meterle en
los navíos y que no pueda ser castigado de sus delitos. Mi vida y costumbres bien se
entendió en el consejo de vuestra majestad en mis residencias de veinte años. Aquí
los predicadores en los púlpitos exhortan al pueblo a la virtud representándoles la
cristiandad y vida ejemplar del presidente que tienen de que será testigo de todo el
pueblo que los ha oído y pues por hacer justicia con entereza me han querido falsamente infamar. Suplico a vuestra majestad sea servido de tener cuenta con la honra
que un tal fiel criado como yo y que este escribano sea castigado y que se llevaren a
esos reinos escondidamente no le valga ser hijo de escribano de la Contratación y se
envíe aquí para que de residencia y se envíe a esta residencia la carta que escribió y
se mande hacer justicia del caso conforme a la maldad que cometió.
Su majestad hasta tener acabado todo lo que entendí que aquí había que ordenar no he querido representar la poca salud que en esta tierra he tenido y tengo por
serme la tierra muy contraria y así he llegado muy cerca de la muerte.
Este año mis trabajo y necesidades son muchas que me quedaron de los trabajos
pasados que sin culpa padecía en que perdí todo lo que en veinte años había ganado y quedé con más de diez mil ducados de deuda y tengo una hija tan grande como
su madre y los demás hijos todos sin remedio en tierra donde ninguno se les puede
dar. La residencia de la Audiencia yo la envié tomada con el mayor trabajo y cuidado
que pude como por ella parecerá.
En lo de la moneda yo hice la reducción de la mala y se labra ya la buena con los
nuevos cuños.
El trigo se ha cogido y se da muy bien y este año se sembrará en sazón en toda
la tierra.
279
Genaro Rodríguez Morel
Las cosas de la guerra están puestas tan en orden cuanto puedan estar en Milán.
La población de Bayajá se está haciendo y este año estará poblada.
La Audiencia, como he dicho, está con toda conformidad y con mucha justicia
que en ella se hace.
A vuestra majestad suplico sea servido de acordarse de que ha veintitrés años que
sirvo con mucha importancia y que estoy destruido y mis hijos sin remedio y yo viejo,
con poca esperanza de mucha vida y sea servido de hacerme merced de servirse de
mi en otra parte donde yo pueda servir con más importancia que aquí y tener alguna esperanza de remedio para mis hijos. Guarde y ensalce nuestro señor la sacra,
católica, real majestad (fol. 4) con aumento de mayores reinos y señoríos como toda
la cristiandad desea y ha menester. De Santo Domingo a quince de abril de 1578.
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales manos besa
El Doctor Gregorio González de Cuenca
280
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 8 (a)
Santo Domingo, 14 de abril de 1578
En la ciudad de Santo Domingo de La Española de Las Indias del mar océano.
En catorce días del mes de abril de mil quinientos setenta y ocho años. El muy
noble señor doctor Gregorio González de Cuenca del consejo de su majestad me
dio a mi Simón de Bolívar, escribano de su majestad y de cámara de esta Real Audiencia un testimonio firmado y señalado de Sebastián García de Ayala, escribano
de su majestad y de residencia de lo que tomó el dicho señor presidente a la Audiencia pasada y al pie del firmado de cuatro frailes predicadores de la orden de
Santo Domingo de esta ciudad su tenor del cual es este que se sigue:
Yo Sebastián García de Ayala, escribano de su majestad y de la presidencia. En
visita que el muy ilustre señor doctor Gregorio González de Cuenca, presidente
de la Real Audiencia de esta ciudad de Santo Domingo de la isla Española ha tomado al presidente y oidores y fiscal de la dicha Audiencia y oficiales de la Real
Hacienda. Digo que por cuanto al dicho señor presidente le han dicho que el
dicho adversa personas que su señoría había recibido de cohecho de Francisco
de Aguilar, mercader vecino de esta ciudad una barra de oro y que asimismo ha
dicho que vive deshonestamente con una criada suya llamada Clara y que es un
borracho y porque yo nunca tales palabras dije a persona alguna ni las pude decir
porque nunca tal vi ni entendí cosa alguna de ellas y ha sido falso testimonio que
me han levantado por ponerme mal con su señoría y todos cuanto hubiesen dicho
han mentido falsamente y han hecho lo contrario de la verdad levantándome falso
testimonio imponiéndome lo que yo nunca dije ni pude decir verdad contra su
señoría, por tanto, habiéndome confesado con el padre fray Baltasar de Orosco
de la orden de Santo Domingo de esta ciudad con intento de meterme a fraile en
la dicha orden y casa de esta ciudad. Y para que conste de lo susodicho y que no
ha sido verdad haberlo yo dicho ni haber visto por donde poder decir ni afirmar
cosa alguna de ello lo declaro así y lo juro a Dios en forma par que de ello conste
en todo tiempo y lugar y doy licencia al dicho mi confesor para que pueda descubriendo mi confesión como lo que aquí digo y juro es verdad. Y en testimonio de
ello di este firmado de mi nombre y firmado de mi signo. En Santo Domingo en
22 días de junio de mil quinientos setenta y siete años.
Sebastián García de Ayala.
Por testigo de este testimonio, fray Baltasar de Orozco.
281
Genaro Rodríguez Morel
Certificación
Yo fray Sebastián de Ayala digo que por cuanto yo hice la declaración de esa otra
parte contenida y lo que en ella dije es la verdad y en ella me afirmo y si es necesario
lo digo de nuevo y así lo juro en presencia y con licencia del padre fray Roque de
Paredes, mi maestro de novicio. Fecha a veinticuatro de marzo de 1578. Fray Sebastián de Ayala.
Decimos nos los infrascritos que nos hallamos presentes a esta rectificación y
que dijo que era verdad lo que tenía escrito y que no había dicho lo contrario. Y así
lo firmamos de nuestros nombres. El padre fray Diego de Contreras, fray Domingo
Montero, fray Baltasar de Orozco, fray Roque de Paredes.
Yo Simón de Bolívar, escribano de su majestad y de cámara de esta Real Audiencia, doy fe y verdadero testimonio que la firma y signo donde dice Sebastián
García de Ayala es suya, escrita de su propia mano como la que siempre ha hecho.
Y Asimismo las cuatro firmas de los cuatro frailes son de ellos mismos, las cuales son
personas de mucha autoridad y predicadores de la dicha orden porque a los tres de
ellos que son fray Diego de Contreras, fray Domingo de Montero y fray Roque de Paredes. Yo los he visto predicar muchas veces en la Iglesia Mayor de esta dicha ciudad
y monasterio. En fe de ello, por mandado del dicho señor presidente hice sacar del
testimonio original que se me dio el cual quedó en poder del dicho presidente con
el cual concuerda. Por ende hice aquí mi signo en testimonio de verdad.
Simón de Bolívar, escribano de su majestad y de cámara.
282
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 8 (b)
Santo Domingo, 14 de abril de 1578
En la ciudad de Santo Domingo de la isla Española de Las Indias del mar océano, en catorce días del mes de abril de mil quinientos setenta y ocho años. El muy
ilustre señor doctor Gregorio González de Cuenca del Consejo de su majestad y su
presidente en esta Real Audiencia que por su mandado reside en esta dicha ciudad
me dio a mi Simón de Bolívar, escribano de su majestad y de cámara en esta dicha
Real Audiencia un testimonio firmado y signado de Sebastián García de Ayala, escribano de su majestad y de residencia de lo que tomó el dicho señor presidente a la
audiencia pasada y al pie del firmado de cuatro frailes predicadores de la orden de
Santo Domingo de esta ciudad su tenor es este que se sigue.
Yo Sebastián García de Ayala, escribano de su majestad y de la presidencia. En
visita que el muy ilustre señor doctor Gregorio González de Cuenca, presidente de
la Real Audiencia de esta ciudad de Santo Domingo de la isla Española ha tomado al
presidente y oidores y fiscal de la dicha Audiencia y oficiales de la Real Hacienda digo
que por cuanto al dicho señor presidente le han dicho que el dicho adversa personas
que su señoría había recibido de cohecho de Francisco de Aguilar, mercader vecino
de esta ciudad una barra de oro y que asimismo ha dicho que vive deshonestamente con una criada suya llamada Clara y que es un borracho y porque yo nunca tales
palabras dije a persona alguna ni las pude decir porque nunca tal vi ni entendí cosa
alguna de ellas y ha sido falso testimonio que me han levantado por ponerme mal con
su señoría y todos cuanto hubiesen dicho han mentido falsamente y han hecho lo
contrario de la verdad levantándome falso testimonio imponiéndome lo que yo nunca dije ni pude decir verdad contra su señoría, por tanto, habiéndome confesado con
el padre fray Baltasar de Orosco de la orden de Santo Domingo de esta ciudad con
intento de meterme a fraile en la dicha orden y casa de esta ciudad. Y para que conste
de lo susodicho y que no ha sido verdad haberlo yo dicho ni haber visto por donde
poder decir ni afirmar cosa alguna de ello lo declaro así y lo juro a Dios en forma par
que de ello conste en todo tiempo y lugar y doy licencia al dicho mi confesor para que
pueda descubriendo mi confesión como lo que (fol.1v.) aquí digo y juro es verdad. Y
en testimonio de ello di este firmado de mi nombre y firmado de mi signo. En Santo
Domingo en 22 días de junio de mil quinientos setenta y siete años. Sebastián García
de Ayala. Por testigo de este testimonio , fray Baltasar de Orozco.
Certificación
Yo fray Sebastián de Ayala digo que por cuanto yo hice la declaración de esa otra
parte contenida y lo que en ella dije es la verdad y en ella me afirmo y si es necesario
283
Genaro Rodríguez Morel
lo digo de nuevo y así lo juro en presencia y con licencia del padre fray Roque de
Paredes, mi maestro de novicio. Fecha a veinticuatro de marzo de 1578. Fray Sebastián de Ayala.
Decimos nos los infrascritos que nos hallamos presentes a esta rectificación y
que dijo que era verdad lo que tenía escrito y que no había dicho lo contrario. Y así
lo firmamos de nuestros nombres. El padre fray Diego de Contreras, fray Domingo
Montero, fray Baltasar de Orozco, fray Roque de Paredes.
Yo Simón de Bolívar, escribano de su majestad y de cámara de esta Real Audiencia, doy fe y verdadero testimonio que la firma y signo donde dice Sebastián
García de Ayala es suya, escrita de su propia mano como la que siempre ha hecho.
Y Asimismo las cuatro firmas de los cuatro frailes son de ellos mismos, las cuales son
personas de mucha autoridad y predicadores de la dicha orden porque a los tres de
ellos que son fray Diego de Contreras, fray Domingo de Montero y fray Roque de Paredes. Yo los he visto predicar muchas veces en la Iglesia Mayor de esta dicha ciudad
y monasterio. En fe de ello, por mandado del dicho señor presidente hice sacar del
testimonio original que se me dio el cual quedó en poder del dicho presidente con
el cual concuerda. Por ende hice aquí mi signo en testimonio de verdad.
Simón de Bolívar, escribano de su majestad y de cámara.
Va testado donde dice, personas que no bala
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 9
Santo Domingo, 15 de abril de 1578
Sacra, católica, real majestad.
Después de escrita la que con esta va, llegaron aquí un fraile de San Francisco,
guardián de Quito, del Perú y algunos portugueses y entre ellos un sacerdote que
dieron por nueva que saliendo de Cabo Verde encontraron con ellos cinco galeones
de Inglaterra y les tomaron el navío y les robaron más de veinte mil ducados y los
vinieron a echar en un puerto de esta isla veinte leguas de esta ciudad. Dicen que
cada galeón de estos cinco trae doscientos cincuenta hombres de guerra y cinco lanchas y que los navíos vienen mucho artillados y que traen por lastre gran cantidad de
artillería de bronce y que dicen van a plantar un fuerte en la boca del río de Chagres
junto a Nombre de Dios y que llevan mucho bastimentos para muchos días y que en
echándolos en tierra atravesaron para la Tierra Firme. Me pareció venía a dar aviso
vuestra majestad de ello, luego hice tocar arrebato y junté mucha gente de acaballo
y de a pié y se veló la ciudad y el puerto. Muchos vecinos no acudieron al arrebato
y otros salieron desapercibidos y los mandado penar con dinero y prisiones porque
esto no se puede curar con medicinas blandas. Quejarse tiene porque hasta no ha
habido orden ni apercibimiento de guerra y está la gente falta de arcabuces y picas
y pólvora. Vuestra majestad sea servido de mandar proveer de trescientos arcabuces
y treinta picas y plomo a Tierra Firme. Doy aviso, aunque tengo entendido llegarán
ellos primero. Guarde y ensalce nuestro señor la sacra, católica y real persona de
vuestra majestad como toda la cristiandad desea y ha menester. De Santo Domingo
a 15 de abril de 1578 años.
Sacra, católica, real majestad
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales manos besa
Don Gregorio González de Cuenca
285
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 10
Santo Domingo, 20 de abril de 1578
Sacra, católica, real majestad.
En un navío pequeño que salió de este puerto por principio de febrero de este
año, escribió esta Audiencia a vuestra majestad y escribí yo todo lo que hasta entonces hubo que escribir en las cosas tocantes al servicio de vuestra majestad y bien
de esta isla. Y por haber ido el navío solo y en tiempo riguroso, irá en este pliego
duplicado de aquellas cartas por si el navío se hubiere perdido y por ser cosa muy
importante al servicio de vuestra majestad.
Este año han pasado por este puerto mucho número de navíos de corsarios
aunque en este puerto he puesto también recaudo que no han tomado barco ninguno porque al primer navío que vino armé una fragata con sesenta hombres y bien
artillada y no la osaron esperar y tuve presto y aderezado un navío de cuatrocientas
toneladas de lo cual, todos lo que han pasado han tenido aviso y así no han osado
llegar a los puertos de esta ciudad pero en La Yaguana y en sus puertos se han juntado más de ocho galeones y están cargando muy a su salvo y con tanta seguridad que
tengo cartas del capitán de vuestra majestad que está puesto allí que llega a tanto el
atrevimiento de los corsarios que entran la tierra adentro y matan el ganado y los
descueran como lo hacen los señores de ellos. Y ya vuestra majestad habrá tenido
aviso como estos corsario roban el Río de el Hacha y mataron muchos vecinos del y
profanaron las imágenes con grandes denuestos que todo representa la necesidad
que hay de galeras.
En esta isla hay gran cantidad de negros horros y cautivos y los más de ellos son
criollos nacidos en la tierra y criados con españoles que son más ladinos y atrevidos
que los demás y se ha tenido relación que hacen juntas y hablan palabras preñadas
y de mal sentido y así, a pedimento de la ciudad se han (fol.1v.) echado sisa en los
mantenimientos para hacer guerra a los alzados y tener guarda y guarnición en
virtud de un capitulo de carta de vuestra majestad dado para esta Audiencia en
diecisiete de junio de mil quinientos veinticuatro años y por otro capítulo de carta
dado en trece de septiembre de mil quinientos treinta y tres. Y porque estas cartas
son muy antiguas sea vuestra majestad servido de enviarnos a mandar si hemos de
usar de estas cartas porque conviene que siempre haya guarda y gentes de guerra
apercibidas y que anden por la tierra y que se haga guerra a los negros del Baoruco
que ha muchos años que están juntos allí y recogen todos los negros huidos y podría
engrosar tanto la junta que nos pusiesen en trabajo.
Como a vuestra majestad se ha escrito, esta isla es muy rica en minas de oro y de
cobre y se dejan de labrar por falta de negros. Después que se acabaron los indios y
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
en efecto la disminución de la isla en lo que toca a las minas han sido los ingenios
porque para ello se sacaron todos los negros de las minas y así todos los que vienen
se meten en los ingenios y las minas se han despoblado con que ha cesado la contratación de esta isla con las demás partes de Las Indias y sería tornar a levantar esta
isla mandar a los señores de ingenios que la tercera parte de los negros que tienen
en ellos los traigan a las minas y esto no lo deben tener por agravio pues por provisión de vuestra majestad dada en cuatro de diciembre de mil quinientos veintitrés
años y capítulos de carta dadas en diecisiete de junio de mil quinientos veinticuatro
años y de primero de diciembre de veinticinco y catorce de diciembre de veintiséis,
está proveído y manado que los que en esta isla tuvieren negros sea obligados a tener tanto número de españoles en sus casas cuando montare la tercera parte de los
negros que tuviere y que sean hombres que puedan tomar armas y pues no se usa
con ello de este rigor no lo será que ellos traigan en las minas la tercera parte de sus
negros, que lo que dejasen de sacar de azúcar lo sacarán de oro.
Esta isla, como a vuestra majestad se ha escrito por diversas vías, va cada día en
disminución y lo que hay en ella se lo llevan los mercaderes que aquí hay ricos y pues
ellos gozan del fruto de la tierra. Entiendo que no se les haría agravio en mandarles
que cada uno de ellos tuviese cierta cantidad de negros en las minas o poblasen estancias donde cogiesen trigo y maíz y los demás frutos de la tierra con que habría abundancia y no padecería la gente de hambre como ahora que por haberse dado todas los
labradores a la mercancías han dejado la labranza y así faltan los bastimentos.
En la Casa de la Moneda se labra ya con dos hornazas mucha cantidad de moneda de vellón y algunos reales de personas que aquí han venido con plata del Perú
y de lo que se ha labrado envío con ésta todas las monedas (fol. 2) que se labran y
lo de la moneda de vellón no cesará de labrarse porque hay abundancia de cobre
aunque nos faltan oficiales que lo sepan adulzar. Que habiéndolos o enviándolos
vuestra majestad se podría proveer y esos reinos del cobre que hubiesen menester.
Y aunque al principio se le hizo de mal a los vecinos de este pueblo en ver labrar
buena moneda, ahora tienen contentamiento de ello y si vuestra majestad fuese servido, como por otra tengo escrito de permitir que en las otras partes de Las Indias
viniesen aquí a labrar moneda de plata se les diese un real más en cada marco como
en mi tiempo se hizo en Perú, vendrían muchos aquí a labrar plata por el interés del
real y por poder emplear su dinero en frutos de la tierra con que esto y con que la
paga aquí y hacer moneda sin deuda esta isla volvería en si.
El trigo que vuestra majestad manda enviar a esta isla se sembró buena parte de
ello y en todas las partes donde hay regadío se ha dado muy bien y se ha cogido y se
hace un buen pan y de ello envío a vuestra majestad algunas roscas para que se vea
como aquí se da muy bien y en todas las partes se dará siendo el trigo tremesino mandando que los navíos de la isla que aquí vienen en cada un año sean obligados a traer
cada uno diez fanegas de trigo tremesino y ahora vendría bien enviar algunos labradores y oficiales que sepan hacer molinos y tahonas pues ya es cierto que se da el trigo.
En esta isla se ha perdido y venido en disminución por falta y culpa de los vecinos y pobladores de ella que solo han tenido atención a sus particulares intereses y
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Genaro Rodríguez Morel
no al bien común ni conservación de la tierra y lo principal que en ella ha habido y
hay es el ganado vacuno. Y han le dado tanta prisa a los dueños y franceses y portugueses, que hay aquí muy poco ganado y por el camino que va, lo que hay en muy
breves años se acabarán porque todo lo que se gasta y descuera son vacas preñadas
y el remedio de esto era lo que aquí yo con el cabildo he proveído que todos los
señores de ganados capen los novillos para el gasto de las carnicerías y carne que se
come y que no maten las vacas. Esto no lo guardan porque el novillo que se capa en
cinco años no tiene cuero para carga y no capándose en dos años y medio se hace
el cuero. Y como no se come ni pesa de carne del toro es forzoso matar las vacas.
Y como el cuero del toro por ser mayor les vale cuatro y seis reales más que las vacas todos se dan en hacer toros. Sería remedio muy grande que viniese cédula de
vuestra majestad para que no se pudiese cargar ni vender cuero de toro con graves
penas y con ello caparían los novillos y comerciarían y no matarían las vacas. Yo acá
sobre todas estas cosas proveo lo que conviene, por esto se ejecutará mejor viniendo
cédula de vuestra majestad sobre ello.
(fol. 2v.) Por capítulo de carta de vuestra majestad dada en catorce de agosto de
mil quinientos veinticinco años se manda que esta Audiencia con el cabildo de esta
ciudad platiquen la orden que se podrá dar para que los azúcares y cañafístula que
van de esta isla fuese beneficiado como es razón y fuese en su perfección y si sería
bien que se nombre lealdador que lo lealdase de manera que no fuese una suerte
por otra. Esto nunca se ha hecho como debe y aunque el cabildo nombra lealdador no hace nada y como ellos le quitan y ponen no se hacen más de lo que ellos
quieren. Y así en los azúcares y cañafístula que se cargan, los compradores son muy
defraudados porque habiendo cinco suertes de azúcares, que se venden en cajas,
les dan unas por otras y los azúcares no se refinan ni van a la perfección que solían
y el cabildo, pues son ellos, los interesados no han de proveer sino lo que a ellos le
está bien. Y así conviene que vuestra majestad provea que el que tuviere el gobierno
o la Audiencia nombre lealdador que no tenga ingenio y que no se pueda vender
azúcares sin lealdarse.
Por capitulo de instrucción de vuestra majestad dada a los Oficiales Reales se
manda que por sus turnos vayan a Ocoa cuando allí descargaren navíos de negros o
de mercancías y que al que de ellos fuere, se den cincuenta mil maravedís de la Real
Hacienda y es así que como todos los navíos sueltos que pasan para Nueva España
tocan en el puerto de Ocoa para tomar bastimentos, aunque no descarguen, allí
va siempre un oficial y lleva los cincuenta mil maravedís aunque siempre se la han
dado con fianza de volverlos mandándolo vuestra majestad conviene que vuestra
majestad mande a enviar la orden que en ello hemos de tener así en lo pasado como
en lo porvenir.
En cada un año, para tomar las cuentas de la Real Hacienda que asiste el presidente y oidores se nombra un secretario de la Audiencia ante quien pasan y la saca
a su costa por enviarlas a vuestra majestad pide que se pague su trabajo de asistir
a ellas y sacarlas y parece que tiene razón. Y así se ha mandado pagar este año con
Francisco de que por vuestra majestad se mandare que no se le paguen lo volverá
288
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
a vuestra majestad concurrido mandar enviar sobre esto lo que hemos de guardar
porque en tanto se ha de ir pagando al secretario.
Asimismo está por pagar la saca de la Audiencia que yo tomé a la Audiencia pasada porque solo está pagado lo que montaron algunas condenaciones que yo hice
a los residenciados aplicados para gastos de residencias que no llegaron con mucho
a lo que monta la saca. Y aquí piden los escribientes que ayudaron a sacar la residencia se les pague su trabajo. El licenciado Valdivia cuando visitó esta Audiencia trajo
cédula para que los oficiales de vuestra majestad le pagasen lo que fuere necesario
(fol. 3) para la residencia y en virtud de ella libró todo lo que montó la saca y se pasó
en cuenta. Sea vuestra majestad servido mandar que lo mismo se haga ahora pues
no hay diferente razón para ello y yo no lo he de pagar de mi hacienda.
Por cédula de vuestra majestad me hizo merced que pudiese traer para mi casa
y servicio, seis esclavos negros libres de derechos de almojarifazgo y de los dos ducados de la licencia de cada uno de ellos. Tuve tanto que pagar de otras cosas que
por entonces no tuve con que comprarlos y estoy falto de servicio. Suplico a vuestra
majestad sea servido de hacerme merced que en virtud de esta cédula y conforme a
ella los pueda traer de Cabo Verde o de las otras partes de donde se traen los negros,
pues por mi necesidad no puedo gozar de la merced que vuestra majestad me hizo
y la merced que ahora pido se hizo a García Fernández de Torrequemada, factor de
esta ciudad.
En esta Audiencia hay toda paz y concordia después que se fueron de aquí el licenciado Francisco de Vera y el licenciado Castillo que se ha entendido procuraban
que no las hubiese pareciéndole que hacían en su caso para sus discordias. Y aunque
aquí se les hizo toda cortesía y buen tratamiento se ha entendido lo pagaban en esta
moneda. Después de acabada la residencia se han visto en esta Audiencia grandísimas injusticias que hacían en los pleitos que determinaban y harto de ello fue en la
residencia y si fuera estilo de residencia enviar el libro de acuerdo y los pleitos que
determinaron se viera que casi en dos años estuvieron dos a dos en los votos, votando por sus amigos y contra sus enemigos. En noventa días no pude averiguar más de
lo que averigüé y cierto por los procesos que después se han visto en esta Audiencia
de que usaron en sojuzgar y así lo manifiesto a vuestra majestad para el descargo de
mi conciencia y con verdad en hacer justicia a todos igualmente. Yo entiendo que
ninguna Audiencia de Las Indias hará ventaja a la que vuestra majestad aquí tiene y
esto se hallará en todo tiempo.
Ya escribí a vuestra majestad en la flota pasada como el último día que me hice
a la vela en Sanlúcar, por quitárseme el escribano que había nombrado para la
residencia, había tomado por escribano a Sebastián de Ayala, escribano de la Contratación que despachaba la flota con don Francisco Tello, del cual tuve relación
había llevado muchos de ellos y hecho falsedades en la residencia con el licenciado
Quero, oidor de esta Audiencia hiciese información de ello y las hizo bastante y
concluyente, por lo cual el escribano, teniendo su pena se acogió al monasterio de
Santo Domingo de esta ciudad diciendo que tenía hecho voto de ser fraile y de los
testigos de esta información fueron el licenciado Vera y el licenciado Castillo, que
289
Genaro Rodríguez Morel
públicamente se quejaban del dicho escribano y de lo cual había llevado y publicaban se habían de quejar (fol. 3v.) de él a vuestra majestad. Él se dio tan buena
manera que he entendido les aplacó con decirles lo que yo escribía a vuestra majestad y las cosas de la residencia que ellos quisieron y frailes del convento de Santo
Domingo, predicadores que aquí están me avisaron que el dicho escribano había
escrito contra mi una carta falsa diciendo de mi mil falsedades muy grandes y muy
en ofensa mía de las cuales yo no pude tener particular noticia más de que el Sábado
de Ramos de este presente año habiéndose el dicho escribano de comulgar, el día
siguiente, en presencia de cuatro predicadores, los más graves religiosos del dicho
monasterio con juramento y descargo de su conciencia hizo una declaración en
contra de lo que dicen escribió en la dicha carta y la firmó y juntamente con el los
cuatro predicadores cuyo traslado autorizado envío a vuestra majestad para que se
vea el riesgo a que están sujetas las honras de los que a vuestra majestad sirven con
la entereza y felicidad que yo y también he entendido de frailes del mismo convento
que le tenían obligado a que escribiesen a vuestra majestad una carta declarando
como lo que había escrito había sido falso y que le avisaron y por ventura, quien fue
con el en componer la carta que si la enviaba a vuestra majestad le había de mandar ahorcar y que no estaba obligado a restituir la fama con riesgo de la vida. Esto
dirán frailes del mismo convento. El escribano es tal que por sus malas costumbres
el monasterio lo ha despedido de ser fraile y se averiguó en el mismo convento que
persuadía a los novicios que levantasen al padre del novicio que cometía el pecado
en nefando. Yo procuraré cuando le echen del monasterio a verle para que de residencia y se descargue de lo que ha hecho y de lo que a vuestra majestad escribió
aunque me han notificado que le han de sacar en un barco a la mar para meterle en
los navíos y que no pueda ser castigado de sus delitos. Mi vida y costumbres bien se
entendió en el consejo de vuestra majestad en mis residencias de veinte años. Aquí
los predicadores en los púlpitos exhortan al pueblo a la virtud representándoles la
cristiandad y vida ejemplar del presidente que tienen de que será testigo de todo el
pueblo que los ha oído y pues por hacer justicia con entereza me han querido falsamente infamar. Suplico a vuestra majestad sea servido de tener cuenta con la honra
que un tal fiel criado como yo y que este escribano sea castigado y que se llevaren a
esos reinos escondidamente no le valga ser hijo de escribano de la Contratación y se
envíe aquí para que de residencia y se envíe a esta residencia la carta que escribió y
se mande hacer justicia del caso conforme a la maldad que cometió.
(fol. 4) Su majestad hasta tener acabado todo lo que entendí que aquí había
que ordenar no he querido representar la poca salud que en esta tierra he tenido
y tengo por serme la tierra muy contraria y así he llegado muy cerca de la muerte.
Este año mis trabajos y necesidades son muchas que me quedaron de los trabajos
que sin culpa padecí en que perdí todo lo que en veinte años había ganado y quedé
con más de diez mil ducados de deuda y tengo una hija tan grande como su madre
y los más hijos todos sin remedio en tierra donde ninguno se les puede dar. La residencia de la Audiencia yo la envié tomada con el mayor trabajo y cuidado que pude
como por ella parecerá. En lo de la moneda yo hice la reducción de la mala y se
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
labra ya la buena con los nuevos cuños. El trigo se ha cogido y se da muy bien y este
año se sembrará en sazón en toda la tierra. Las cosas de la guerra están puestas tan
en orden cuanto puedan estar en Milán. La población de Bayajá se está haciendo y
este año estará poblada. La Audiencia, como he dicho, está con toda conformidad
y con mucha justicia que en ella se hace. A vuestra majestad suplico sea servido de
acordarse de que ha veintitrés años que sirvo con mucha importancia y que estoy
destruido y mis hijos sin remedio y yo viejo, con poca esperanza de mucha vida y sea
servido de hacerme merced de servirse de mi en otra parte donde yo pueda servir
con más importancia que aquí y tener alguna esperanza de remedio para mis hijos.
Guarde y ensalce nuestro señor la sacra, católica, real majestad con aumento de
mayores reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester. De Santo
Domingo a quince de abril de 1578.
Sacra, católica real majestad
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales manos beso.
Don Gregorio González de Cuenca
291
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 10 (a)
Santo Domingo, 20 de abril de 1578
Sacra, católica real majestad.
En un navío pequeño que salió de este puerto por principio de febrero de este
año envió esta Audiencia a vuestra majestad y escribanos todo lo que hasta entonces
hubo que escribir en las cosas tocantes al servicio de vuestra majestad y bien de esta
isla y por haber ido el navío solo y en tiempo riguroso irá en este pliego duplicado
de aquellas cartas por si el navío se hubiere pedido y por ser cosa muy importante al
servicio de vuestra majestad.
Este año han pasado por este puerto mucho números de navíos de corsarios.
Aunque en este puerto he puesto tan buen recaudo que no han tomado barcos ninguno, porque el primer navío que vino armé una fragata con setenta hombres y bien
artillada y no la osaron esperar y tuve presto y aderezado un navío de cuatrocientas
toneladas de lo cual, todos los que han pasado han tenido aviso y así no han osado
llegar a los puertos de esta ciudad pero en La Yaguana y en sus puertos se han juntado más de ocho galeones y están cargando muy a su salvo y con tanta seguridad que
tengo carta del capitán de vuestra majestad que está puesto allí, que llega a tanto el
atrevimiento de los corsarios que entran la tierra adentro que matan el ganado y lo
descueran como lo hacen los señores de ello y ya vuestra majestad habrá tenido aviso como estos corsarios robaron el Río de el Hacha y mataron muchos vecinos de él
y profanaron las imágenes con grandes denuestos que todo representa la necesidad
que hay de galeras.
En esta isla hay gran cantidad de negros y cautivos y los más de ellos son criollos
nacidos en la tierra y criados con españoles, que son más ladinos y atrevidos que los
demás. Yo he tenido relación que hacen juntas y hablan palabras preñadas y demás
sentido y así, a pedimento de la ciudad (fol. 1v.) se ha echado sisa en los mantenimientos para hacer guerra a los alzados y tener guarda y guarnición. En virtud de
un capítulo de carta de vuestra majestad dada para esta Audiencia en diecisiete de
junio de mil quinientos veinte y cuatro años y por otro capítulo de carta dada en tres
de septiembre de mil quinientos treinta y tres y porque estas cartas son muy antiguas
será vuestra majestad servido de enviarnos mandar si hemos de usar de estas cartas
porque conviene que siempre haya guarda y gente de guerra apercibida y que ande
por la tierra que se haga guerra a los negros del Baoruco que ha muchos años que
están juntos allí y recogen todos los negros huidos y se podría engrosar tanto la junta que nos pusiesen en trabajo.
Como a vuestra majestad se ha escrito, esta isla es muy rica de minas de oro y de
cobre y se dejan de labrar por falta de negros. Después que se acabaron y en efecto,
292
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
la destrucción de la isla en lo que toca a las minas. Y así, todos los que vienen se
meten en los ingenios y las minas se han despoblado con que ha cesado la contratación de esta isla con las demás partes de Las Indias. Y sería tornar a levantar esta isla
mandar a los señores de ingenios que la tercera parte de los negros que tienen en
ellos, los traigan a las minas y esto no lo deben tener por agravio pues por provisión
de vuestra majestad dada en cuatro de diciembre de mil quinientos veintitrés años
y capítulo de carta dada en diecisiete de junio de mil quinientos veinticuatro y de
primero de diciembre de mil quinientos veinticinco años y catorce de diciembre
de veintiséis está proveído y mandado que los que en esta isla tuvieren negros sean
obligados a tener tanto número de españoles en sus casas cuanto montare la tercera
parte de los negros que tuvieren y que sean hombres que puedan tomar armas y
pues no se usa con ello de esta manera no lo será que ellos traigan en las minas la
tercera parte de sus negros que lo que dejaren de sacar de azúcar lo sacaran de oro.
Esta isla como a vuestra majestad se habrá escrito por diversas vías va cada día
en disminución y lo que hay en ello se lo llevan los mercaderes que aquí hay ricos
y pues ellos gozan del fruto de la tierra, entiendo que no se les haría agravio en
mandarles que cada un de ellos tuviese cierta cantidad de negros en las minas y
poblasen estancias donde cogiesen trigo y maíz y los demás frutos de la tierra, con
que habría abundancia y no perecería la gente de hambre como ahora. Que por
haberse dado todos los pobladores a la mercancía han dejado la labranza y así faltan
los bastimentos.
En la Casa de la Moneda se labra con dos hornazas mucha cantidad de moneda
de vellón y algunos reales de personas que aquí han venido con plata del Perú y de
lo que se ha labrado envió con esta de todas las monedas que se labran y lo de la moneda de vellón no cesará de labrarse porque hay abundancia de corbe aunque nos
falta oficiales que lo (fol. 2) sepan adulzar, que habiéndolos o enviándolos vuestra
majestad se podrán proveer en esos reinos de cobre que hubiere menester y aunque
al principio se les hizo de mal a los vecinos de este pueblo el ver labrar buena moneda, ahora tienen contentamiento de ello y si vuestra majestad fuese servido como
por otra tengo escrito de permitir que a los que de otra parte de Las Indias viviesen
aquí a labrar monedas de plata se le diese un real más en cada marco como en mi
tiempo se hizo en el Perú, vendían muchos aquí a labrar plata por el interés del real
y su dinero en frutos de la tierra y con el esto y con que la paga del situado de la
armada real y del Almirante se viniese a pagar aquí y hacerse moneda sin duda esta
isla volvería en si.
El trigo que vuestra majestad manda enviar a esta isla se sembró buena parte de
ello y en todas las partes donde hay regadío se ha dado muy bien y se ha cogido y
se hace un buen pan y de ello envío a vuestra majestad algunas roscas para que se
vea como aquí se da muy bien y en todas las partes se dará siendo el trigo tremesino
mandando que los navíos de la isla que aquí vienen en cada un año sean obligados a
traer cada uno diez fanegas de trigo tremesino y ahora vendría bien enviar algunos
labradores y oficiales que sepan hacer molinos y tahonas pues ya es cierto que se da
el trigo.
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Genaro Rodríguez Morel
En esta isla se ha perdido y venido en disminución por falta y culpa de los vecinos y pobladores de ella que solían atención a sus particulares intereses y no al bien
común ni conservación de la tierra y lo principal que en ella hay. En breves años se
acabará porque todo lo que se gastan y descueran son vacas preñadas y el remedio
de esto era lo que aquí yo con el cabildo he proveído que todos los señores de ganados [tinta diluida] para el gasto de las carnicerías y carne que se come y que no y
que no maten las [tinta diluida] que no lo guarden porque el novillo que se capa en
cinco años no tiene cuero para carga y no capándose en dos años y medio se hace el
cuero. Como no se come ni pasa de carne del toro es forzoso matar las vacas. Y como
el cuero del toro por ser mayor les vale cuatro y seis reales más que las vacas todos se
dan en hacer toros. Sería remedio muy grande que viniese cédula de vuestra majestad para que no se pudiese cargar ni vender cuero de toro con graves pernas y con
ello caparían los novillos y comerciarían y no matarían las vacas. Yo acá sobre todas
estas cosas proveo lo que conviene, por esto se ejecutará mejor viniendo cédula de
vuestra majestad sobre ello.
Por capítulo de carta de vuestra majestad dada en catorce de agosto de mil quinientos veinticinco años se manda que esta Audiencia con el cabildo de esta ciudad
platiquen la orden que se podrá dar para que los azúcares y cañafístula que van de
esta isla fuese beneficiado como es razón y fuese (fol. 2v) en su perfección y si sería
bien que se nombre lealdador que lo lealdase de manera que no fuese una suerte.
Esto nunca se ha hecho como debe y aunque el cabildo nombra lealdador no hace
nada y como ellos le quitan y ponen no se hacen más de lo que ellos quieren. Y así
en los azúcares y cañafístula que se cargan, los compradores son muy defraudados
porque habiendo cinco suertes de azúcares, que se venden en cajas, les dan unas
por otras y los azúcares no se refinan ni van a la perfección que solían y el cabildo,
pues son ellos, los interesados no han de proveer sino lo que a ellos le está bien. y
así conviene que vuestra majestad provea que el que tuviere el gobierno o la Audiencia nombre lealdador que no tenga ingenio y que no se pueda vender azúcares sin
lealdarse.
Por capitulo de instrucción de vuestra majestad dada a los Oficiales Reales se
manda que por sus turnos vayan a Ocoa cuando allí descargaren navíos de negros o
de mercancías y que al que de ellos fuere, se den cincuenta mil maravedís de la Real
Hacienda y es así que como todos los navíos sueltos que pasan para Nueva España
tocan en el puerto de Ocoa para tomar bastimentos, aunque no descarguen, allí
va siempre un oficial y lleva los cincuenta mil maravedís aunque siempre se la han
dado con fianza de volverlos mandándolo vuestra majestad conviene que vuestra
majestad mande a enviar la orden que en ello hemos de tener así en lo pasado como
en lo porvenir.
En cada un año, para tomar las cuentas de la Real Hacienda que asiste el presidente y oidores se nombra un secretario de la Audiencia ante quien pasan y la saca
a su costa por enviarlas a vuestra majestad pide que se pague su trabajo de asistir
a ellas y sacarlas y parece que tiene razón. Y así se ha mandado pagar este año con
Francisco de que por vuestra majestad se mandare que no se le paguen lo volverá
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
a vuestra majestad concurrido mandar enviar sobre esto lo que hemos de guardar
porque en tanto se ha de ir pagando al secretario.
Asimismo está por pagar la saca de la Audiencia que yo tomé a la Audiencia pasada porque solo está pagado lo [tinta diluida] algunas condenaciones que yo hice a
los residenciados [tinta diluida] que no llegaron con mucho a lo que [tinta diluida]
se saca y aquí piden los sirvientes que ayudaron a sacar la residencia se les pague
su trabajo. El licenciado Valdivia cuando visitó esta Audiencia trajo cédula para que
los oficiales de vuestra majestad le pagasen lo que fuere menester para la residencia
y en virtud de ella libró todo lo que montó la saca y se pasó en cuenta. Sea vuestra
majestad servido mandar que lo mismo se haga ahora pues no hay diferente razón
para ello y yo no lo he de pagar de mi hacienda.
Por cédula de vuestra majestad me hizo merced que pudiese traer para mi casa
y servicio, seis esclavos negros libres de derechos de almojarifazgo y de los dos ducados de la licencia de cada uno de ellos. Tuve tanto que pagar de otras cosas que
por entonces no tuve con que comprarlos y estoy falto de servicio. Suplico a vuestra
majestad sea servido de hacerme merced que en virtud (fol. 3) de esta cédula y conforme a ella los pueda traer de Cabo Verde de las otras partes de donde se traen los
negros, pues por mi necesidad no puedo gozar de la merced que vuestra majestad
me hizo y la merced que ahora pido se hizo a García Fernández de Torrequemada,
factor de esta ciudad.
En esta Audiencia hay toda paz y concordia después que se fueron de aquí el licenciado Francisco de Vera y el licenciado Castillo que se ha entendido procuraban
que no las hubiese pareciéndole que hacían en su caso para sus discordias. Y aunque
aquí se les hizo toda cortesía y buen tratamiento se ha entendido lo pagaban en esta
moneda. Después de acabada la residencia se han visto en esta Audiencia grandísimas injusticias que hacían en los pleitos que determinaban y harto de ello fue en la
residencia y si fuera estilo de residencia enviar el libro de acuerdo y los pleitos que
determinaron se viera que casi en dos años estuvieron dos a dos en los votos, votando por sus amigos y contra sus enemigos. En noventa días no pude averiguar más de
lo que averigüé y cierto por los procesos que después se han visto en esta Audiencia
de que usaron en sojuzgar y así lo manifiesto a vuestra majestad para el descargo de
mi conciencia y con verdad en hacer justicia a todos igualmente. Yo entiendo que
ninguna Audiencia de Las Indias hará ventaja a la que vuestra majestad aquí tiene y
esto se hallará en todo tiempo.
Ya escribí a vuestra majestad en la flota pasada como el último día que me hice
a la vela en Sanlúcar, por quitárseme el escribano que había nombrado para la
residencia, había tomado por escribano a Sebastián de Ayala, escribano de la Contratación que despachaba la flota con don Francisco Tello, del cual tuve relación
había llevado muchos de ellos y hecho falsedades en la residencia con el licenciado
Quero, oidor de esta Audiencia hiciese información de ello y las hizo bastante y
concluyente, por lo cual el escribano, teniendo su pena se acogió al monasterio de
Santo Domingo de esta ciudad diciendo que tenía hecho voto de ser fraile y de los
testigos de esta información. Y fueron el licenciado Vera y el licenciado Castillo, que
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Genaro Rodríguez Morel
públicamente se quejaban del dicho escribano y de lo cual había llevado y publicaban se habían de quejar a vuestra majestad. Él se dio tan buena manera que he
entendido les aplacó con decirles lo que yo escribía a vuestra majestad y las cosas
de la residencia que ellos quisieron y frailes del convento de Santo Domingo, predicadores que aquí están me avisaron que el dicho escribano había escrito contra
mi una carta falsa diciendo de mi mil falsedades muy grandes y muy en ofensa mía
de las cuales yo no pude tener particular noticia más de que el Sábado de Ramos
de este presente año habiéndose el dicho escribano de comulgar, el día siguiente,
en presencia de cuatro predicadores, los más graves religiosos del dicho monasterio
con juramento y descargo de su conciencia hizo una declaración en contra de lo
que dicen escribió en la dicha carta y la firmó y juntamente con el los cuatro predicadores cuyo traslado autorizado envío a vuestra majestad para que se vea el riesgo
a que están sujetas las honras de los que a vuestra majestad sirven con la (fol. 3v.)
entereza y felicidad que yo y también he entendido de frailes del mismo convento
que le tenían obligado a que escribiesen a vuestra majestad una carta declarando
como lo que había escrito había sido falso y que le avisaron y por ventura, quien fue
con el en componer la carta que si la enviaba a vuestra majestad le había de mandar ahorcar y que no estaba obligado a restituir la fama con riesgo de la vida. Esto
dirán frailes del mismo convento. El escribano es tal que por sus malas costumbres
el monasterio lo ha despedido de ser fraile y se averiguó en el mismo convento que
persuadía a los novicios que levantasen al padre del novicio que cometía el pecado
en nefando. Yo procuraré cuando le echen del monasterio a verle para que de residencia y se descargue de lo que ha hecho y de lo que a vuestra majestad escribió
aunque me han notificado que le han de sacar en un barco a la mar para meterle en
los navíos y que no pueda ser castigado de sus delitos. Mi vida y costumbres bien se
entendió en el consejo de vuestra majestad en mis residencias de veinte años. Aquí
los predicadores en los púlpitos exhortan al pueblo a la virtud representándoles la
cristiandad y vida ejemplar del presidente que tienen de que será testigo de todo el
pueblo que los ha oído y pues por hacer justicia con entereza me han querido falsamente infamar. Suplico a vuestra majestad sea servido de tener cuenta con la honra
que un tal fiel criado como yo y que este escribano sea castigado y que se llevaren a
esos reinos escondidamente no le valga ser hijo de escribano de la Contratación y se
envíe aquí para que de residencia y se envíe a esta residencia la carta que escribió y
se mande hacer justicia del caso conforme a la maldad que cometió.
Su majestad hasta tener acabado todo lo que entendí que aquí había que ordenar no he querido representar la poca salud que en esta tierra he tenido y tengo por
serme la tierra muy contraria y así he llegado muy cerca de la muerte. Este año mis
trabajo y necesidades son muchas que me quedaron de los trabajos pasados que sin
culpa padecía en que perdí todo lo que en veinte años había ganado y quedé con
más de diez mil ducados de deuda y tengo una hija tan grande como su madre y los
demás hijos todos sin remedio en tierra donde ninguno se les puede dar. La residencia de la Audiencia yo la envié tomada con el mayor trabajo y cuidado que pude
como por ella parecerá. En lo de la moneda yo hice la reducción de la mala y se
296
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
labra ya la buena con los nuevos cuños. El trigo se ha cogido y se da muy bien y este
año se sembrará en sazón en toda la tierra. Las cosas de la guerra están puestas tan
en orden cuanto puedan estar en Milán. La población de Bayajá se está haciendo y
este año estará poblada. La Audiencia, como he dicho, está con toda conformidad
y con mucha justicia que en ella se hace. A vuestra majestad suplico sea servido de
acordarse de que ha veintitrés años que sirvo con mucha importancia y que estoy
destruido y mis hijos sin remedio y yo viejo, con poca esperanza de mucha vida y sea
servido de hacerme merced de servirse de mi en otra parte donde yo pueda servir
con más importancia que aquí y tener alguna esperanza de remedio para mis hijos.
Guarde y ensalce nuestro señor la sacra, católica, real majestad (fol. 4) con aumento
de mayores reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester. De Santo
Domingo a quince de abril de 1578.
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales manos besa
El Doctor Gregorio González de Cuenca
297
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 11
Santo Domingo, 1 de mayo de 1578
Sacra, católica, real majestad.
Después de haber escrito a vuestra majestad en esta flota llegó al puerto de esta
ciudad un navío de aviso que dice partió de Sanlúcar en veintiséis de marzo, llegó
aquí a veintiséis de abril con unos pliegos de vuestra majestad para el virrey de la
Nueva España y para Pedro Fernández de Busto, gobernador de Cartagena con
orden de vuestra majestad para que yo los despache desde aquí con toda brevedad.
Otro día siguientes envié el de la Nueva España porque salió una fragata para allá y
por no haber navío para Cartagena ando fletando un barco a poca costa y le despaché a toda diligencia como vuestra majestad lo manda.
Por carta de particulares que de esa corte han venido se ha escrito aquí que en el
consejo de su majestad no se a tenido por acertado la reducción de la mala moneda
de esta isla y que por mandado de vuestra majestad se hizo por esta Audiencia la
última cédula que sobre ello se dio el año setenta y tres trajo a esta isla el tesorero
Alonso de Encinas que llegó aquí cuatro meses antes que nosotros porque la primera cédula que vino en tiempo del licenciado Francisco de Vera nunca apareció ni se
quiso cumplir por los fines particulares que a vuestra majestad tengo escrito y como
quiera que hacerse esta reducción de la mala moneda ha sido lo más importante
para el bien de esta isla antes que lo ejecutase di cuenta de ello a vuestra majestad y
por un capítulo de una carta que por vuestra majestad me fue escrita en trece de
mayo de setenta y siete me manda vuestra majestad que en lo que toca a la mala
moneda haga y guarde lo que me está ordenado y avise del suceso y así lo hice
(fol. 1v.) y no se podrá decir que procedimos precipitadamente y entiendo que
en ello he hecho notable servicio a Dios y a vuestra majestad y que vuestra majestad
me envió aquí a cumplir y excusar sus reales cédulas y provisiones y no a contentar a
particulares como lo han hecho los pasados que lo que yo de ello he interesado ha
sido muchas pesadumbres y haberme enemistado con mucho por servir a vuestra
majestad.
También se ha escrito aquí que la residencia que yo tomé a la Audiencia pasada se estaba viendo en el Consejo de vuestra majestad y por ella se habrá visto con
cuanto cuidado y cuan cristianamente y sin pasión procedí no usando de sus personalidades que suelen usar jueces de residencia. A los residenciados les hice el mejor
tratamiento y más honra que le pudo hacer por ser de esta condición y porque pudo
hacerlo así fuera poco apedrearlos el pueblo por las injusticias y malos tratamientos
que a todos hicieron que se habrá visto en las residencias en pago a esto. Desde que
allegaron a Sevilla el licenciado Castillo y el licenciado Vera han tratado de mi como
298
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
si yo viviera como ellos vivieron y en este navío escribió aquí el licenciado Castillo
a Juan de Gudiel, su huésped, una carta que andaba por manos de todo el pueblo,
cuyo autorizado de dos secretarios y el original envió a vuestra majestad en la cual
dice que su residencia se estaba viendo y que yo había ganado muy poco crédito
en tomarla y que de ella había resultado más residencia contra mi que contra él. Y
en otro capítulo hace farsa contra el licenciado Quero y el fiscal y de refiere en el
que informe a vuestra majestad contra ellos tanto que había causado grande indignación en vuestro Consejo y que le saldría a la cara la cual ha llegado a manos del
licenciado Quero y fiscal y de nuevo les ha causado indignación contra mi, tanto
que me dicen armar contra mi otras tantas quimeras como las pasadas y de nuevo
ha menester paciencia la que alterne sin que nada abaste a perderla aunque pierda
de mi derecho como siempre lo he hecho, como siempre lo he hecho para que haya
paz, como la hay. Y en otro capítulo dice que se tenía en vuestro Consejo por cosa de
burla lo que proveímos sobre la demasía de la moneda. No es justo que los que servimos a vuestra majestad con tanto cuidado como yo seamos injuriados por hombres
que tan mala cuenta han dado, que si no me engaño jamás en tribunal de España
se a visto residencia de tanta injusticia y desafueros como yo averigüé. Págame el
licenciado Castillo la buena obra que le hice en no querer poner en la residencia
que andaba por el río de esta ciudad los más días del año solo en un barco con siete
u ocho negrillos con panderos (fol.2) y guitarras cantándoles alrededor, que era
un rey Castillo y que parecía un rey. Que se probará con todo el lugar y no haber
admitido una petición del arzobispo en que me pidió le recibiese información como
el licenciado Castillo era de los prohibidos de pasar a Las Indias. Suplico a vuestra
majestad que por haber hecho yo con fidelidad lo que vuestra majestad me mandó
no permita que me injurien semejantes personas. Guarde y ensalce nuestro señor la
católica y real persona de vuestra majestad con aumentos de más reinos y señoríos
como toda la cristiandad desea y ha menester. De Santo Domingo a primero de
mayo de 1578.
Sacra, católica real majestad.
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales manos besa.
Don Gregorio González de Cuenca
299
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 11 (a)
Santo Domingo, 1 de mayo de 1578
Sacra, católica real majestad.
Después de haber escrito a vuestra majestad en esta flota llegó al puerto de esta
ciudad un navío de aviso que dice partió de Sanlúcar en veintiséis de marzo, llegó
aquí a veintiséis de abril con unos pliegos de vuestra majestad para el virrey de la
Nueva España y para Pedro Fernández de Busto, gobernador de Cartagena con
orden de vuestra majestad para que yo los despache desde aquí con toda brevedad.
Otro día siguientes envié el de la Nueva España porque salió una fragata para allá y
por no haber navío para Cartagena ando fletando un barco a poca costa y le despaché a toda diligencia como vuestra majestad lo manda.
Por carta de particulares que de esa corte han venido se ha escrito aquí que en el
consejo de su majestad no se a tenido por acertado la reducción de la mala moneda
de esta isla y que por mandado de vuestra majestad se hizo por esta Audiencia la
última cédula que sobre ello se dio el año setenta y tres trajo a esta isla el tesorero
Alonso de Encinas que llegó aquí cuatro meses antes que nosotros porque la primera cédula que vino en tiempo del licenciado Francisco de Vera nunca apareció ni se
quiso cumplir por los fines particulares que a vuestra majestad tengo escrito y como
quiera que hacerse esta reducción de la mala moneda ha sido lo más importante
para el bien de esta isla antes que lo ejecutase di cuenta de ello a vuestra majestad
y por un capítulo de una carta que por vuestra majestad me fue escrita en trece de
mayo de setenta y siete me manda vuestra majestad (fol. 1v.) que en lo que toca a la
mala moneda haga y guarde lo que me está ordenado y avise del suceso y así lo hice
y no se podrá decir que procedimos precipitadamente y entiendo que en ello he
hecho notable servicio a Dios y a vuestra majestad y que vuestra majestad me envió
aquí a cumplir y excusar sus reales cédulas y provisiones y no a contentar a particulares como lo han hecho los pasados que lo que yo de ello he interesado ha sido muchas pesadumbres y haberme enemistado con mucho por servir a vuestra majestad.
También se ha escrito aquí que la residencia que yo tomé a la Audiencia pasada se estaba viendo en el Consejo de vuestra majestad y por ella se habrá visto con
cuanto cuidado y cuan cristianamente y sin pasión procedí no usando de sus personalidades que suelen usar jueces de residencia. A los residenciados les hice el mejor
tratamiento y más honra que le pudo hacer por ser de esta condición y porque pudo
hacerlo así fuera poco apedrearlos el pueblo por las injusticias y malos tratamientos
que a todos hicieron que se habrá visto en las residencias en pago a esto desde que
allegaron a Sevilla el licenciado Castillo y el licenciado Vera han tratado de mi como
si yo viviera como ellos vivieron y en este navío escribió aquí el licenciado Castillo
300
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
a Juan de Gudiel, su huésped, una carta que andaba por manos de todo el pueblo,
cuyo traslado autorizado de dos secretarios y el original envió a vuestra majestad en
la cual dice que su residencia se estaba viendo y que yo había ganado muy poco crédito en tomarla y que de ella había resultado más residencia contra mi que contra
él. Y en otro capítulo hace farsa contra el licenciado Quero y el fiscal y de refiere
en el que informe a vuestra majestad contra ellos tanto que había causado grande
indignación en vuestro Consejo y que le saldría a la cara la cual ha llegado a manos
del licenciado Quero y fiscal y de nuevo les ha causado indignación contra mi, tanto
que me dicen armar contra mi otras tantas quimeras como las pasadas y de nuevo
ha menester paciencia la que alterne sin que nada abaste a perderla aunque pierda
de mi derecho como siempre lo he hecho, como siempre lo he hecho par que haya
paz, como la hay. Y en otro capítulo dice que se tenía en vuestro Consejo por cosa
de burla lo que proveímos sobre la demasía de la moneda. No es justo que los que
servimos a vuestra majestad con tanto cuidado como yo seamos injuriados por hombres que tan mala cuenta han dado, que si no me engaño jamás en tribunal de España sea visto residencia de tanta injusticia y desafueros como yo averigüé. Págame
el licenciado Castillo la buena obra que le hice en no querer poner en la residencia
que andaba por el río de esta ciudad los más días del año solo en un barco con siete
u ocho negrillos (fol.2) con panderos) y guitarras cantándoles alrededor, que era
un rey Castillo y que parecía un rey. Que se probará con todo el lugar y no haber
admitido una petición del arzobispo en que me pidió le recibiese información como
el licenciado Castillo era de los prohibidos de pasar a Las Indias. Suplico a vuestra
majestad que por haber hecho yo con fidelidad lo que vuestra majestad me mandó
no permita que me injurien semejantes personas. Guarde y ensalce nuestro señor la
católica y real persona de vuestra majestad con aumentos de más reinos y señoríos
como toda la cristiandad desea y ha menester. De Santo Domingo a primero de
mayo de 1578.
Sacra, católica real majestad.
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales manos besa.
Don Gregorio González de Cuenca
301
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 12
Santo Domingo, 10 de mayo de 1578
Católica, real majestad.
Por vía de Montecristi y en el navío de las bulas escribí a vuestra majestad de
todo lo que importaba dar cuenta y suplicaba algunas cosas particulares de las cuales
espero el orden que vuestra majestad fuere servido dar. En la flota que con la de
Nueva España esperamos lo que ahora más es necesario ultra de lo escrito resumiré
lo más breve que me sea posible.
Ya por mis cartas tiene vuestra majestad noticia el suceso del pleito de Francisco
Rebollo. He suplicado segunda vez por ante vuestra majestad y en vista se me ha
denegado. Estoy en grado de suplicación y por temer no se torne a confirmar y ser
negocio de tanta importancia y la verdadera determinación si hay grado o no es de
vuestra majestad supliqué se enviase cédula para que se otorgase y sacase el proceso
sobre liquidación de la sentencia de revista que está oscura. Se abra también de suplicar segunda vez por ser cosas que importan mucho dinero.
En el negocio de Enrique de Sierra de que he dado asimismo aviso se me ha negado la segunda suplicación en revista y de esto torné a suplicación. Envío a vuestra
majestad todo lo actuado desde la sentencia de revista para que vistas las razones y
apuntamientos míos conocida la justicia del real fisco se desagravie declarando haber grado. En la formación que se tomó contra portugueses tratantes, está culpado
tiene más un pleito que se sigue por vuestra majestad de mucha importancia sobre
un armazón de esclavos y ciertas toneladas de ropas que dicen haber metido sin orden. De todo lo cual consta bien ser mucho su caudal y consecuencia mucho lo que
a vuestra majestad se ha quitado por la sentencia última.
Han venido a esta ciudad cantidad de portugueses arribaos de Brasil. He pedido vayan fuera de la isla y otros que están comerciando, pero con tanto secreto
que no se les puede averiguar. También he pedido se proceda contra lo que tienen
tiendas aunque hayan pagado los derechos a vuestra majestad pertenecientes ellos
han hecho provecho con algunas cosas de que la tierra estaba falta. Hay tantos por
toda esta isla y en puertos de ella, ya casados, que es imposible dejar de acudir lo
arribados reconocidos y en esto último pierde vuestra majestad sus derechos. Y así,
por excusar este inconveniente como para que se poblase esta isla tengo pro cierto
será servicio (fol. 1v.) de vuestra majestad que pudiesen venir y habitar esta isla con
que hubiesen graves penas contra los que de aquí fuesen con hacienda a Portugal
y esto se excusase sin embargo de algún caso forzoso. Y por este orden estaría más
proveída y poblada esta tierra y no irían los frutos de ella por títulos colorados aunque injusto, a reinos extraños.
302
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
En el negocio de Francisco Núñez de Padilla, Pedro Álvarez de Silva, sobre los
trescientos negros he tenido sentencia en mi favor de todos los negros, navíos y artillería y otras condenaciones hechas a los dichos. El Pedro Álvarez había muchos días
que estaba retraído y no se podía prender y al tiempo que el negocio se relató por
particulares advertencias que en la causa hice constó el maestre haber sido culpado
y sabidos del falso despacho, lo cual confirmó luego con haberse huido de esta ciudad se envió persona en su seguimiento y no pudo ser habido.
Necesario será vuestra majestad en breve envíe quien gobierne La Margarita.
Hay nuevo descubrimiento de mucha cantidad de perlas, creo irá en gran aumento
porque son muchas y buenas. Aquí han venido capítulos contra el que sirve aquel
oficio y esta Real Audiencia trata de hacer lo que convenga.
Del Río de la Hacha han venido muchas querellas y capítulos y cosas feas contra
las justicias y sus ministros y el mariscal Castellanos. Yo he pedido juez y residencia y
ninguna cosa se ha proveído. Pedí testimonio de los recaudos que presenté para enviarlos a vuestra majestad. Proveyó se que con la determinación a lo por mi pedido
se daría. No veo que se determine ni hay ya tiempo para sacarlos. Toda aquella costa
y lo de Caracas tienen extrema necesidad de ser visitada. Mandé vuestra majestad
proveerla pues acá no se hace. Que las quejas son grandes y de los oficiales de la Real
Hacienda tengo cartas en que piden remedio porque no pueden usar sus oficios.
Decían en ellas que conmigo se debería aumentar. Yo dije lo mismo en una petición
en esta Audiencia que con pedirlo y tantas veces me he descargado.
Muchos días ha que estoy sin solicitador fiscal por ser tan costoso el salario y mal
pagado que no hay quien lo quiera servir. Y porque mi diligencia los cansa como habrá vuestra majestad visto en las informaciones que envío con que en penas de cámara
se señalasen cien ducados o en penas de estrados con que se prefiera a todos se hallaría lo que para este ministerio conviene. Sírvase vuestra majestad de mandarlo, que es
muy necesario para que nuestro oficio esté bien servido.
En la flota pasada envié las cartas y registros originales de Canarias contra el
licenciado Navas. Habrá ochos días recibí una carta el doctor Grado en que los pide
mandara vuestra majestad se le envíe porque dice que sin ellos no pide sentenciar
la causa.
(fol.2) Los oficiales de vuestra majestad en esta isla se alargan a cosas fuera de su
jurisdicción y así para poner esto en razón como para que vaya más acertado lo que
hiciesen convendría mucho que el fiscal de esta Audiencia se hallase con ellos en las
audiencias que hacen señalándose días para ellas y no determinasen cosa alguna sin
el, pues así se mandará mejor lo que conviene mejor al servicio de vuestra majestad
y ellos acertarán con orden y parecer del letrado y el fiscal sabrá todo lo que hacen
porque algunas veces determinan cosas en daño a la Real Hacienda en que el fiscal
en otra forma no puede estar prevenido.
Para la población de Bayajá está proveído vaya el licenciado Esteban de Quero,
oidor de esta Audiencia que partirá presto. Del suceso avisan a vuestra majestad la
artillería está cerca del puerto como habrá vuestra majestad entendido de personas
particulares que a ello habrá partido de Montecristi será en esa corte en todo junio.
303
Genaro Rodríguez Morel
Al Real Consejo va en grado de segunda suplicación un pleito que he tratado con
el tesorero Alonso de Encinas sobre los salarios el procurador de esta isla que se le
manda dar casi ocho mil ducados debiéndosele menos de la mitad. A la gente pobre
grave caso se le hace nuevas imposiciones. Los mercaderes salieron a la causa. Después lo dejaron porque a cada hora vienen a sus manos. En lo que quieren descontentar mandará vuestra majestad ver lo que es causa breve y concerniente a toda esta isla.
En el despacho de esta flota se ha trabajado mucho. Va muy buena y en buen
tiempo y rica. Dios la lleve en salvamento.
Noticia se tiene como a vuestra majestad escribí que en esta isla hay perlas. El
traslado de mi carta irá con esta. Ha habido alguna remisión en despachar persona
de descubrimiento. Trabajar lo he luego que la flota salga que ahora a toda suerte
de gente tiene ocupada.
Francisco González que ha sido relator y secretario en esta Audiencia va a esa
corte. Es hombre hábil y legal y por las informaciones que lleva entenderá vuestra
majestad las partes que en el concurren. Va por casado y por carta particular de
vuestra majestad.
Los autos de haberse desistido Cristóbal de Tapia del oficio de regidor y haber
renunciado en manos de vuestra majestad, he enviado en el navío de las bulas si en
este lugar se ha de vender valdrá dineros muchos. Yo tengo cédula de cuatrocientos ducados siendo (fol. 2v.) vuestra majestad servido de hacer merced a Francisco
Jóver, vecino de esta ciudad, aunque cierto para el bien universal sería conveniente
que cada año se eligiesen. Juan Galán, escribano real se ofreció a comprar otro oficio de escribano de provincia porque vuestra majestad manda por sus reales leyes
haya dos escribanos. En vista y revista no quisieron admitir la postura por razón de
que le título de Diego Gómez Porcel dice que el y no otro alguno le pueda escribir.
Los autos van, habrá compradores si vuestra majestad envía cédula para ello y entiendo es cosa conveniente.
Por muerte de Alonso Ruiz de Segura, procurador de esta Audiencia pedí que
este oficio se vendiese para ayuda a las muchas e importantes necesidades de vuestra
majestad. Y aunque nunca se había hecho, obtuve y se vendió en doscientos y ochenta ducados de buena moneda de Castilla. Y el tesorero tiene cobrado el dinero. Yo
pedí que por cuenta aparte se enviasen a vuestra majestad.
Por cosa cierta se dice envíe vuestra majestad galeras a esta isla. Es tan necesario
que la maldad de contratar con franceses en tanto daño de vuestra majestad no tiene otro remedio, como muchas veces he escrito.
Las cuentas de la Real Hacienda se han acabado tan cerca de la venida de esta flota,
que no he tenido tiempo de verlas. Más si quiere vuestra majestad saber el cuidado con
que se cobra su hacienda, refórmense las cuentas viejas a estas nuevas que por ellas parecerá. No he podido más que pedir desear se enviase a vuestra majestad dinero.
Si vuestra majestad mandase vender aquí el oficio de escribano de gobernación
y se pudiese a el anexar escribanía del crimen, valdría mucho dinero, aunque esto
último no veo que se haga sino donde hay sala de alcaldes del crimen demás de que
perderían mucho valor los oficios de escribanos de la Audiencia.
304
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Después que llegué a esta isla a servir a vuestra majestad con todo el cuidado a
mi posible he procurado satisfacer a esta obligación y ella ha sido causa de daños
pasado que ante vuestra majestad han pretendido hacerme. Tengo tanta confianza
en la limpieza de mi oficio y la verdad que espero ha de lucir en medio de los humos
y tinieblas que quieren poner los que mal me han querido. Que así, al tiempo de la
cuenta sin la cual no hay cosa cierta espero recibe mucha merced de vuestra majestad en pago de haber servido debidamente. Que no es justo palabras de apasionados
ofendan ante vuestra majestad que con tanta rectitud trata siempre de saber verdad
y dar a cada quien su merecido. Tengo con mucho cuidado guardadas mis cartas
porque ellas han de mostrar en todo tiempo como he acudido a lo que debo. Y si he
dado y diere cuenta de cosas que a otros toquen siempre he sido por dos firmes justos. El uno porque al servicio de vuestra majestad toca su Real Hacienda y súbditos.
El otro porque haciéndoseme agravio y padeciendo injustamente no hay ni tengo
donde acudir por el remedio. Si a vuestra majestad no que contenta facilidad le da
y puede dar en todo. Y porque de todo punto (fol. 3) se quitasen ocasiones desde
gastos por otros lados y de y demás con tanto dolor recibido he suplicado a vuestra
majestad y lo mismo hago ahora se sirva de mi donde quiera y en que quiera que
sirviendo a vuestra majestad todo es honra y saliendo de la compañía del que me
persigue tendría vida.
Aquí se ha dicho que particularmente a los consejeros de vuestra majestad se
ha dado relación culpando mucho al licenciado Esteban de Quero y a mi por decir
que en las carnestolendas del año pasado tiramos algunas naranjas. Bien creo que el
negocio se representó muy al contrario de lo que fue porque jamás en el muy poco
espacio que forzados se hizo algo de esto. Faltó la templanza, compostura debida sin
que se causase algún género de inconveniente. Pocas cosas de sustancia se deben de
ofrecer a quienes la presenta. Pero porque vuestra majestad entienda lo que en esta
isla han hecho de muchos años a esta parte, presidente y oidores y así no se ponga
culpa donde jamás en caso semejante se consideró. Suplico a vuestra majestad se
sirva mandar ver esos pocos testigos de información sobre el caso que pudieran ir
en un número infinito.
Muchas veces tengo escrito a vuestra majestad cuanto haya sido la perdición de
esta tierra después de la alteración de la moneda. Porque el precio menor de hoy
es al doble que solía antes que en ella se tocase. Cuando los daños se comenzaban
no se procuraron remediar. Después, creciendo han quedado imposibilitados de
curarse. Yo tengo gran confianza. Habrá vuestra majestad proveído lo que conviene
para excusar los males de adelante, que los pasados no es posible ni aún se pueden
numerar, porque solo Francisco de Vivero que va a esos reinos en esta flota me rectifica y es hombre de buena cuenta, que recibió de daño poco menos de doce mil
ducados y es un vecino ilustre. Vuestra majestad le tenía yo con razón tal novedad.
En los autos de esta moneda que fueron a ese Real Consejo no fue uno de grande
importancia que después pareció y sobre si se había de publicar ha habido harta
diferencia, por el cual se mandó que el que deba un peso de ciento doce cuartos
y medio que comúnmente corrían pagase con treinta y nueve de los reducidos,
305
Genaro Rodríguez Morel
que son los mismos, sobre lo que por se haber juzgado conforme a él hay terribles
quejas porque realmente estos treinta y nueve cuartos reducidos a oro otros tienen
los reales de plata no valen más de veintiséis maravedís y así pasan y corren en el
común comercio entre los vecinos como entre los de la Audiencia. Y los ciento doce
cuartos y medio valen treinta y nueve maravedís pagados en oro o plata. De suerte
que el que cobra pierde el tercio de su hacienda de lo que se debía. Y yo no veo que
derecho permita tal y hay en esta razón grandes daños.
(fol. 3v.) el navío de las bulas que de aquí partió el 13 de febrero de este año fue
detenido tres o cuatro días para poder enviar a vuestra majestad algunos reales y
cuartos de la buena moneda que cierto, si allá pudiese ir en crecimiento y anduviese
en cantidad en el común comercio era cosa de mucho bien y contento, pero como
negocio violento y que tiene pocas raíces temo se ha de sacar presto porque plata
hay muy poca y la que se labra cada uno se la lleva a Castilla. Y así de esta manera
ni hay ni puede haber mucha si no es dando vuestra majestad orden que de Tierra
Firme o de otra parte se venga a labrar aquí en alguna forma de las que vuestra majestad sean exento. De los cuartos hasta ahora muy poca cantidad porque realmente
el que entra lo labran al contado. Costa y costos ha de perder su caudal porque le
cobre cuesta el doble que en Sevilla y el de la tierra por si no se puede adulzar las
costas son el tercio más aunque pierda el tesorero de la Casa de la Moneda todos los
derechos como los pierden los oficiales el tercio. Sin embargo, de esto es justo favorecer para que pro todos los medios posibles vaya esta labor adelante y así se hace.
Nuestro señor guarde la católica real persona de vuestra majestad por largo
tiempo con aumento de reinos y señoríos. De Santo Domingo de La Española. 10
de mayo de 1578.
Católica real majestad.
Besa los reales pies de vuestra majestad su criado
El doctor Diego de Villanueva Zapata
306
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 13
Santo Domingo, 12 de mayo de 1578
Católica, real majestad.
En principio de enero salí a visitar la tierra, cosa que ningún oidor de esta Audiencia ha hecho treinta años ha, por ser cosa inútil. No habiendo, como no hay
hombres que visitar sino montes y ríos y en enero y parte de febrero di vuelta a toda
la parte de la isla que cae hacia donde el sol sale, que serán ochenta leguas de circuito visitando estancias y hatos los más de ellos despoblados y dos lugares, el uno
que llaman Higüey, de hasta veinte vecinos y el otro el Seibo con sólo ocho y esos
pobrísimo. Y queriendo pasar adelante me llegó carta del presidente en que me
mandaba que no prosiguiese la visita por lo restante de la isla porque los vecinos
de los más lugares lo habían pedido con instancia sino que dejándolo todo fuese a
poblar a Bayajá. Y visto esto me volví a la ciudad a rehacer de mantenimientos y otras
cosas necesarias para asistir en un despoblado. Y saldrá a hacer aquella población
salidas que sean las aguas porque los vecinos que allí han de poblar aún no tienen
desmontado el sitio del lugar.
Esta isla se va consumiendo y los presidentes que a ella vienen como no tienen
otras mercedes que poder hacer sino dar licencias para salir de ella, abren la mano
y si vienen cien hombres de España cada año, salen de la isla doscientos, unos con
licencias y otros sin ella. Y así se va despoblando. Y aunque hay cédulas que lo prohíben, como una voluntad se granjea presto no se guarda como deberían. Se podría
remediar con que al presidente se le prohibiese dar solo licencias sin la Audiencia
y a la Audiencia se le mandase no las diese sino a aquellos que mostrasen particular
licencia de vuestra majestad para pasar adelante.
En otra escribí a vuestra majestad que sería remediar esta tierra si se le hiciese
merced de dos mil licencias de esclavos las cuales se pagasen aquí y esto se ejercitasen en solo sacar oro. Y ahora que he visto la tierra y los muchos negros y los pocos
españoles que hay aviso a vuestra majestad que de ninguna manera se traigan más
negros porque hay tantos que cada día tememos no se alcen con la tierra y para volver a las minas hay demasiados. Si los de los ingenios se quintasen y se reformasen
las demasías que hay en los acompañamientos de los vecinos y servicios de sus casas,
que hay casas que de servicio y acompañamientos tienen treinta esclavos y ningún
español de donde se podría sacar mil pieza de esclavos que en cuadrillas con mineros que nos enviase vuestra majestad acrecentasen las rentas de vuestra majestad y
restituyesen la isla a su primer estado.
En un navío que arribó de la flota escribí a vuestra majestad como el presidente
había hecho más de treinta fiestas de tabla y que no solo le acompañamos pero nos
307
Genaro Rodríguez Morel
(fol. 1v.) hacía apear y subir hasta el aposento pidiendo por obligación lo que al
principio hicimos por comedimiento y porque de no estar asentado cuantas han de
ser las fiestas de tabla y el orden que en estos e ha de tener podrían seguirse algunos
inconvenientes. Suplico a vuestra majestad mande en esto ordenar lo que convenga
para que inviolablemente se guarden y cesen acciones de discusión. Nuestro señor
guarde la católica real persona de vuestra majestad con acrecentamiento de mayores reinos y señoríos. De Santo Domingo de La Española. 12 de mayo de 1578.
Católica real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales manos besa.
El licenciado Esteban de Quero
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 13 (a)
Santo Domingo, 12 de mayo de 1578
Católica, real majestad.
En principio de enero salí a visitar la tierra, cosa que ningún oidor de esta Audiencia ha hecho treinta años ha por ser cosa inútil, no habiendo, como no hay,
hombres que visitar sino montes y ríos y en enero y parte de febrero di vuelta a
toda la parte de la isla que cae hacia donde el sol sale, que serán ochenta leguas
de circuito visitando estancias y hatos los más de ellos despoblados y dos lugares,
el uno que llaman Higüey, de hasta veinte vecinos y el otro el Seibo con solo ocho
y esos pobrísimo. Y queriendo pasar adelante me llegó carta del presidente en que
me mandaba que no prosiguiese la visita por lo restante de la isla porque los vecinos
de los más lugares lo habían pedido con instancia sino que dejándolo todo fuese a
poblar a Bayajá. Y visto esto me volví a la ciudad a rehacer de mantenimientos y otras
cosas necesarias para asistir en un despoblado. Y saldrá a hacer aquella población
salidas que sean las aguas porque los vecinos que allí han de poblar aún no tienen
desmontado el sitio del lugar.
Esta isla se va consumiendo y los presidentes que a ella vienen como no tienen
otras mercedes que poder hacer sino dar licencias para salir de ella, abren la mano
y si vienen cien hombres de España cada año, salen de la isla doscientos, unos con
licencias y otros sin ella. Y así se va despoblando. Y aunque hay cédulas que lo prohíben, como una voluntad se granjea presto no se guarda como deberían. Se podría
remediar con que al presidente se le prohibiese dar solo licencias sin la Audiencia
y a la Audiencia se le mandase no las diese sino a aquellos que mostrasen particular
licencia de vuestra majestad para pasar adelante.
En otra escribí a vuestra majestad que sería remediar esta tierra si se le hiciese
merced de dos ml licencias de esclavos las cuales se pagasen aquí y esto se ejercitasen en solo sacar oro. Y ahora que he visto la tierra y los muchos negros y los pocos
españoles que hay aviso a vuestra majestad que de ninguna manera se traigan más
negros porque hay tantos que cada día tememos no se alcen con la tierra y para volver a las minas hay demasiados. Si los de los ingenios se quintasen y se reformasen
las demasías que hay en los acompañamientos de los vecinos y servicios de sus casas,
que hay casas que de servicio (fol. 1v.) y acompañamientos tienen treinta esclavos
y ningún español de donde se podría sacar mil pieza de esclavos que en cuadrillas
con mineros que nos enviase vuestra majestad acrecentasen las rentas de vuestra
majestad y restituyesen la isla a su primer estado.
Por haber hecho lo que soy obligado con libertad en algunas cosas tocantes al
servicio de vuestra majestad y bien de esta isla soy cierto que el presidente no me
309
Genaro Rodríguez Morel
tiene tan buena voluntad como debiera y que con esta por si y por terceros habrá
pintado algunas cosas en diferente sentido del que tienen. Suplico a vuestra majestad se le de el crédito que merece su mala intención.
En un navío que arribó de la flota escribí a vuestra majestad como el presidente
había hecho más de treinta fiestas de tabla y que no solo le acompañamos pero nos
hacía apear y subir hasta el aposento pidiendo por obligación lo que al principio
hicimos por comedimiento y porque de no estar asentado cuantas han de ser las
fiestas de tabla y el orden que en estos e ha de tener podrían seguirse algunos inconvenientes. Suplico a vuestra majestad mande en esto ordenar lo que convenga
para que inviolablemente se guarden y cesen acciones de discusión. Nuestro señor
guarde la católica real persona de vuestra majestad con acrecentamiento de mayores reinos y señoríos. De Santo Domingo de La Española. 12 de mayo de 1578.
Católica real majestad.
Criado de vuestra majestad que sus reales manos besa.
El licenciado Esteban de Quero
310
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 14
Santo Domingo, 12 de mayo de 1578
Sacra, católica, real majestad.
En un navío que partió del puerto de esta ciudad en tres de febrero de este año
escribimos a vuestra majestad dando cuenta del estado de las cosas de esta isla y
de otras [tinta borrosa] al servicio de vuestra majestad y por haber ido el dicho. Y
por haber ido el dicho navío solo y en tiempo de invierno enviamos con esta otro
duplicado de lo que con esta escribí, que habiendo llegado en salvamento el dicho
navío no será necesario verse y en esta escribimos todo lo demás que después acá
entendimos conviene dar cuenta a vuestra majestad.
En esta Audiencia hay toda paz y conformidad y con ella tenemos todo el cuidado que conviene de servir a vuestra majestad y administrar justicia. Igualmente a
todos de que en esta ciudad e isla y en las a ellas sujetas tienen gran contentamiento
y procuremos que siempre sea así.
Las memorias de recaudos que vuestra majestad mandó enviar sobre el eclipse se recibieron en esta Audiencia y se juntaron las personas que aquí se hallaron
que pudieron tener noticias de ello. Y habiendo hecho las diligencias que por
las memorias se juntaron hacer han dado su parecer el cual enviamos con esta.
Por una cédula de vuestra majestad se mandó al presidente de esta Audiencia
entendiese con mucho calor en la población de Bayajá conforme a las provisiones
e instrucciones que se habían dado a Alonso de Encinas, una de las cuales era que
fuese un oidor de esta Audiencia a repartir las tierras y solares y señalar jurisdicción
y otras cosas contenidas en la cédula. Que en el navío pasado escribimos a vuestra
majestad que esto se había sometido al licenciado Esteban Quero, oidor de esta
Audiencia que había salido a visitar la isla, el cual por algunas causas de que habrá
dado cuenta a vuestra majestad dejó la visita cuarenta o cincuenta días después que
había salido y se volvió a esta Audiencia, después de lo cual entendiendo que la
voluntad de vuestra majestad es que esta población se haga (fol. 1v.) y haya efecto
por ser tan necesaria para su defensa de esta isla y que aquel puerto no lo tomen
corsarios nos juntamos a tratar de ello. Llamaron los oficiales de la Real Hacienda
de vuestra majestad y de conformidad de todos se acordó que conforme a diversas
cédula de vuestra majestad que mandan que al oidor que saliere de la Audiencia
en alguna comisión se le señalen cuatro pesos de oro fino de salario por cada día,
tornamos a cometer lo susodicho al licenciado Quero con término de sesenta días y
con el salario de los cuatro pesos el cual lo aceptó y está a su cargo irá ello y ponerlo
en efecto como vuestra majestad lo manda.
311
Genaro Rodríguez Morel
En cumplimiento de la carta de vuestra majestad que últimamente vino con los
cuños y punzones nuevos para labrarse en esta ciudad buena moneda de plata y de
vellón del valor y ley de la que se labra en la Casa de la Moneda de los reinos de Castilla se labra ya en la Casa de la Moneda de esta ciudad moneda de plata y de vellón
con los dichos cuños y sale muy buena como parecerá por algunas piezas de reales
y cuartos que con esta enviamos a vuestra majestad. Y en lo de la moneda de vellón
entendemos que siempre se labrará por haber en esta isla cantidad de cobre. La de
plata, como acá no la hay será poca la que se podrá labrar.
En esta Audiencia murió un procurador antiguo de ella que se llamaba Alonso
Hernández de Segura y para provee otro en su lugar nos pareció que se debía de
vender el oficio por de vuestra majestad y así anduvo en pregones y se remató en un
Juan Pérez por doscientos ochenta ducados y se metieron luego en la Real Caja. De
esto se han agraviado los demás procuradores y otras personas diciendo que estos
oficios se suelen renunciar y proveerse graciosamente. Vuestra majestad sea servido
de enviarnos a mandar la orden que en esto hemos de tener para lo de adelante.
En esta Audiencia se recibieron las ordenanzas de la villa de La Habana que
vuestra majestad manda remitir a esta Audiencia. Vieron se en ella y se confirmaron
las que de ella parecieron justas y otras se modificaron conforme a lo proveído por
vuestra majestad cerca de ellas las cuales enviamos a vuestra majestad conforme al
auto de vuestro Real Consejo que en ellas vino.
En esta ciudad e isla se han entendido algunos atrevimientos de negros, así de
los que hay en esta ciudad como de los que están en los ingenios de la isla y algunas
libertades de que han usado y palabras libres que le han oído a manera de quererse
alzar. Y para evitarlo se ha proveído que haya capitán y soldados que anden de ordinario por la isla para la seguridad de esto y para la paga de ellos se permitió que
se eche sisa a la carne hasta en cantidad de doscientos mil maravedís en virtud de
cédula de vuestra majestad que para este efecto lo permiten. Y habiéndolo pedido el
cabildo de esta ciudad y por el presidente de esta Audiencia como capitán general
se nombraron capitán y soldados lo que pareció que más convenía. Damos de ello
cuenta a vuestra majestad para que mande para lo de adelante lo que hemos de
hacer en esto.
Otra carta de vuestra majestad recibimos en esta Audiencia por la cual vuestra
majestad nos manda que pareciéndonos cosa conveniente y de algún remedio para
que no se rescaten cueros (fol. 2) por franceses y portugueses y otros extranjeros en
cada ciudad haya depósito de sal y se de por cuenta a los señores de ganados para
que no puedan salar más cueros de la sal que recibiera y den cuenta de ello. En cumplimiento de ello hemos mandado proveer si para todos los pueblos de esta isla que
será algún remedio para impedir los rescates de extranjeros puesto que en algunos
pueblos hay tantas salinas que todavía podrán aprovecharse de ellas sin que se pueda enteramente remediar. Haremos sobre ello todas las diligencias que convengan.
Del Río de el Hacha, distrito de esta Audiencia, han enviado a pedir y se ha
pedido juez de residencia contra las justicias de aquel pueblo que ha muchos años
que no se les han tomado residencia ni a los demás oficiales de justicia ni se ha
312
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
tomado. Que de los bienes de difuntos y por haberse entendido que aquel pueblo está robado de franceses no lo hemos proveído y por no hallar personal tales
que les convienen para semejantes negocios entendemos que convenía al servicio
de vuestra majestad que unos oidores de esta Audiencia visitasen aquello. Y lo de
La Margarita y las demás islas de este distrito vuestra majestad mande proveer en
ello lo que fuere servido.
Por otras tenemos escrito a vuestra majestad el mucho daño que esta isla recibe
de no venir a ella los navíos de Galicia que a ella solían venir, que abastecían de lo
necesario y estaba proveída en comedidos precios. Es tanto el daño que en esta se
recibe que es imposible sustentarse la isla ni dejar de despoblarse porque la carestía
es tanta que no se puede sufrir. Y en este efecto, por el bien de ocho o diez mercaderes que se llevan los frutos de esta tierra y venden las mercaderías a excesivos
precios padecen todos los demás vasallos de vuestra majestad que por no poder sustentarse salen de la isla a vivir a otras partes. Entendemos ser muy necesario para la
conservación de esta isla que vuestra majestad sea servido de mandar que los navíos
de Galicia vengan por la orden que solían y que no viniendo será gran causa para
acabarse de despoblar la tierra.
En esta ciudad hay un monasterio de San Francisco que por haberle despoblado de frailes los comisarios que han venido de esos reinos y los prelados que
acá han habido dándoles licencias para irse a otras partes de Las indias, está muy
desproveído de frailes y fray Juan de Sandoval, la persona que el dicho monasterio tiene más sustancia y más gobierno dejó de ir. Convendría que viniesen a este
convento hasta cuatro o seis frailes de buen gobierno y ejemplares y que los dos de
ellos fuesen predicadores porque no los tienen el dicho fray Juan envía a vuestra
majestad las informaciones que él había de llevar sobre las cosas del bien de la
dicha orden.
En esta ciudad hay un monasterio de Santa Clara de monjas franciscanas que
padecen extrema necesidad y viven con mucho recogimiento donde entendemos
(fol.2v.) se sirve mucho a nuestro señor. Han pedido en esta Audiencia supliquemos
a vuestra majestad sea servido de hacerle merced y limosna de vino para las misas y
aceite para las lámparas y de medicina para los enfermos como vuestra majestad lo
tiene mandado dar y se da a toda la orden de San Francisco en todas las demás partes de Las Indias en su recogimiento y pobreza cabrá muy bien hacerles esta merced.
En esta flota va fray Diego de Matamoros de la orden de Santo Domingo que
vino a esta ciudad desde La Habana y ha pedido en esta Audiencia cosas concernientes al bien de los indios. Entendemos que tiene celo a los indios y así en lo que a ellos
y a sus necesidades tocare, vuestra majestad le podrá dar crédito.
En esta Audiencia sirve el oficio de portero Gaspar Calderón por estar desterrado de esta isla Diego Martín de Ribera que lo solía ser por haber muerto con un
arcabuz en el monasterio de San Francisco a un Jerónimo Marrufo es persona que
sirve este oficio con toda habilidad y la eficiencia y cave en el que vuestra majestad
sea servido de hacer merced de este oficio en el entretanto que el Diego Martín de
Ribera no le usare o por vuestra majestad otra cosa se proveyese.
313
Genaro Rodríguez Morel
Como hemos escrito a vuestra majestad el valor de las cosas en esta isla así las que
en ella se dan, como las que vienen de Castilla han subido a tanta carestía y a tan
subidos precios que con verdad afirmamos a vuestra majestad que los salarios que
tenemos no bastan para sustentarnos congruamente. Suplicamos a vuestra majestad
pues le servimos en la tierra más trabajosa y más miserable de todas Las Indias. Sea
vuestra majestad servido de mandarnos acrecentar los salarios de manera que nos
podamos sustentar y servir a vuestra majestad. Guarde y alcance nuestro señor la
católica y real persona de vuestra majestad con aumento de más reinos y señoríos
como toda la cristiandad desea y ha menester. De Santo Domingo a doce de mayo
de 1578 años.
Sacar, católica real majestad
Criados de vuestra majestad que sus reales manos besan
El Doctor Cuenca
El Licenciado Esteban de Quero
El licenciado de las Cabezas de Meneses
El doctor Arteaga
El licenciado Arceo
314
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 15
Santo Domingo, 20 de mayo de 1578
Sacra, católica, real majestad.
En el navío de aviso que partió de este puerto a ocho de febrero escribí a vuestra
majestad y por otras que he despachado por la banda del norte lo que he sentido de esta
tierra después que a ella vine. Y refiriéndome a ella, lo que de nuevo tengo que significa
es que entre el presidente y oidores de esta Real Audiencia hay paz y conformidad que
a donde está mora está el temor de Dios que es el principio de la sabiduría y vuestra
majestad es servido aquí y se hace justicia con rectitud y esta confío en nuestro señor de
mi parte lo haré en servicio de vuestra majestad como lo hice en tiempo de treinta y dos
años que le serví en España en oficios de que siempre di buena cuenta como es notorio.
Vuestra majestad tiene necesidad de reparar esta isla con tiempo, antes que sean menester cosas más dificultosas porque está muy falta de población y cada día va a menos
porque los mantenimientos y ropa de vestir, que todo se trae de España valen a precios
insufribles por lo cual, así pobres como ricos no tratan sino de cómo se irán de ella y no
pueden ser detenidos porque los puertos son muchos y los más de ellos despoblados y
así se van en navíos sueltos y barcos que van a otras partes sin que se les pueda estorbar.
Esta necesidad tiene entendido ha venido después que se prohibió que no cargasen navíos de Galicia para aquí ni viniesen sino con la flota de Sevilla yendo primero a aquella
ciudad y asimismo los navíos de las islas Canarias lo cual fue procurado por mercaderes
de Sevilla que han destruido esta tierra haciendo estanco en ella y venden sus mercaderías a precios excesivos y conviene se remedie este daño tan grande para que no se
despueble la tierra y si fuese posible enviar cien casas de montañeses y labradores que
la cultivasen y sembrasen y cogiesen pan sería universal remedio de toda la isla porque
los vecinos que al presente están en ella de dan mala maña en esto y hay duda si saldrán
como en Castilla y en otras partes de estas Indias con el sembrar y el coger pan.
En esta ciudad se bebe de un pozo que está de la otra banda del río y a tiempos
falta y saca el agua con dificultad y es malsana y esta hace la bebienda desabrida
(fol.1v.) y hay disposición de poder un río muy bueno que está tres leguas de aquí
que se llama Haina que soy informado que se ha mandado que lo traigan, no se ha
hecho ni se puede hacer porque esta ciudad no tiene propios, que serían menester
casi veinte mil ducados par lo traer y demás que se podía echar sisa moderada sobre
la carne y hacer repartimiento entre los vecinos para este efecto será necesario el
favor de vuestra majestad haciendo merced de algunas licencias de esclavos libres
de derechos y que se cometa esta obra a persona que tenga particular cuidado de
un beneficio tan útil y necesario al servicio de esta república. Vuestra majestad lo
mandará ver y proveer como mejor viere que conviene.
315
Genaro Rodríguez Morel
También doy aviso a vuestra majestad que en esta isla está un pueblo de negros
alzados que se dice Baoruco a donde hay más de trescientos vecinos y los más de
ellos negros cautivos que huyen y se van allí y porque no hayan en crecimiento y se
junten con ellos los negros de los ingenios y otros del servicio, que harán gran daño.
En esta isla conviene que este pueblo se conquiste y se haga justicia de las cabezas y
caudillos. Vuestra majestad lo mande proveer y remediar con tiempo.
Yo entré este año de setenta y ocho conforme a la orden de esta Real Audiencia
a servir a vuestra majestad en el juzgado de los bienes de los difuntos donde hallé
algunas cosas en que me ocupar y remediar donde ha resultado enviar en esta flota
ochocientos setenta y dos pesos y tantos tomines de oro fino y doscientos ochenta y
un marcos y onzas de plata ensayada y corriente y diecinueve onzas y tantas ochavas
de perlas y dos piezas de plata labrada y así proseguiré en el negocio en este año que
me ha cabido y procuraré enviar en las naos que quedan aprestándose todo lo que
pudiere cobrar por el mejor orden que pudiere.
En esta judicatura de bienes de difuntos se ofrecen que algunos mueren abintestatos y dejan bienes y no se advierte más de cobrarlos y no ha hacer bien por sus
ánimas. Y siendo servido vuestra majestad y dando licencia para ello sería bien que
señalase ciertas partes de semejantes bienes para que se dijesen misas y se hiciese
bien por las ánimas de los tales difuntos. Suplico a vuestra majestad lo mande proveer. Cuya real persona, salud y vida de vuestra majestad nuestro señor guarde y
acreciente por muchos y felices años con aumento de otros muchos reinos y señoríos. De Santo Domingo de la isla Española a 20 de mayo de 1578 años.
Sacra, católica real majestad
Criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa.
El doctor Aliaga
316
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 16
Santo Domingo, 3 de junio de 1578
Sacra, católica, real majestad.
En la flota que partió de este puerto veinte días ha, tengo escrito largo a vuestra
majestad y dado cuenta de todo lo que conviene para el bien de estas partes y cada
día se ofrece [tinta diluida] fueron sueltas y por haberse quedado un navío de la
flota [tinta diluida] en esta Audiencia hay gran falta [tinta diluida] maíz y cazabe,
pescado, aves y frutos de la tierra. Que se pasan quince y veinte días sin haber en
la ciudad una carga de cazabe y una fanega de maíz ni pesa carne en la carnicería,
que necesita la gente comer plátanos cocidos y otros malos mantenimientos de que
se causan enfermedades que ha habido y hay este año mucha, de que han muerto
cantidad de gente y los demás bastimentos valen a tan excesivos precios que no se
pueden comprar y aunque la Audiencia y yo hemos hecho todas las diligencias posibles para el remedio de ello nada basta, porque los regidores son los mismos que
lo venden y como interesados no guardan tasa, antes toda su instancia es en que se
suban los bastimentos y que no se guarde lo que se provee.
Hay otro daño no menor y más ordinario y es que los señores de ingenios, con
la codicia que tienen de sacar mucha azúcar todos sus negros ocupan en ello y no
siembran cazabe y maíz y así todo lo que se siembra en las estancias de que se ha
de sustentar la ciudad lo compran ellos y la ciudad se queda sin bastimentos. Y lo
mismo (fol. 1v.) hacen en la carne que se viene a pesar en la carnicería, como el ganado pasa por sus ingenios toman los más y los mejores y la ciudad se queda sin carne.
Para remedio de esto por Audiencia proveímos que ningún señor de ingenio pudiera
comprar cazabe ni maíz sino que lo sembrasen en sus tierras como vuestra majestad
mandará a ver por el auto que con esta envío y aunque se notificó al cabildo no hicieron nada y para lo de la carne yo hice otra carnicería por donde el ganado viene sin
que los estorben los ríos ni lo tomen los ingenios. Y los del cabildo, por sus intereses,
han negociado con los señores de los ganados que no traigan por allí el ganado y así la
ciudad padece de hambre y de carestía. Todo esto se remediaría si como esta Audiencia
tiene suplicado a vuestra majestad fuese servido de mandar que los regidores fuesen
cadañeros o que las cosas de bastimentos como el cazabe y maíz no tuviesen voto los
regidores, señores de ingenios ni que tengan granjería de pescado ni otros bastimentos
porque los señores de ingenios como esta Audiencia los tiene proveído lo siembran con
sus negros el maíz y cazabe que hubieren menester [tinta diluida] de los labradores y
no puedan tomar [tinta diluida] carnicería y para [tinta diluida] de todo esto entiendo que vendrá mucho al bien público. Que un oidor de esta Audiencia por sus [tinta
diluida] o como vuestra majestad fuese servido, entrase en cabildo o tuviese cargo
317
Genaro Rodríguez Morel
de la gobernación del pueblo como dicen se ha hecho en México, porque estando
como están, el gobierno de la ciudad en el mismo cabildo y en sus alcaldes y diputados, que como he dicho son interesados no puede dejar de padecer la república.
Vuestra majestad lo mande ver y prever que todo lo que fuera de esto acá podemos
proveer no me parece que ha de ser bastante remedio.
Aquí ha muerto en esta ciudad el tesorero Ríos, tesorero de esta santa iglesia.
Muchos pretenden la prebenda y entre ellos el canónigo Alonso de Peña, canónigo
antiguo y de mucha habilidad y experiencia. Y también pretende un racionero de la
misma iglesia que me dicen va a pretenderlo. Cualquiera de ellos es hombre honrado, aunque el canónigo Peña es demás capacidad y sus pasados han servido en esta
tierra muchos a vuestra majestad y entre ambos se podrá hacer merced con las dos
prebendas y la iglesia (fol. 2) recibiría beneficio. Como criado de vuestra majestad
informo de lo que entiendo conviene al servicio de Dios y de vuestra majestad. Guarde y ensalce nuestro señor la católica y real persona de vuestra majestad como toda
la cristiandad desea y ha menester. De Santo Domingo a 3 de junio de 1578 años.
Criado de vuestra majestad que sus reales manos besa.
El doctor Cuenca
318
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 17
Santo Domingo, 14 de junio de 1578
Sacra, católica, real majestad.
En la flota que partió de este puerto por veinte del mes pasado dimos cuenta a
vuestra majestad de las cosas de esta isla y de todo lo demás tocante al servicio de vuestra majestad y las necesidades y pobreza de esta tierra que cada día va en crecimiento
nos fuerzan a significarlas a vuestra majestad con más certidumbre de la perdición de
la tierra, si con brevedad no se remedia. Llega a tanto el hambre y falta de bastimentos
que se pasan doce y quince días sin haber una libra de carne ni una torta de cazabe
con que la gente padecen y dan clamores al cielo viéndose perecer y enfermar y morir
por comer yerbas y legumbres del campo sin pode hacer otra cosa. Y así por caminos
y vías que no se pueden estorbar se van de la tierra. Muchas causas de esto es ser los
regidores señores de ingenios y estancias y ser perpetuos y los que venden los bastimentos. Que atienden más a sus particulares intereses y granjerías que al bien público.
Y como los ingenios son de caballos y en ellos tienen tanta muchedumbre de esclavos,
ellos atraviesan el cazabe y maíz y los ganados que se han de pesar en las carnicerías
sin querer, como son obligados, a sembrar en sus ingenios lo que han menester para
el sustento de ellos ni guardar lo que cerca de esto le está mandado y las demás cosas
de bastimentos, como ellos mismos los venden ni guardan tasas ni cosa que se ordene
y lo venden a excesivos precios. Acá hacemos presidente por su parte como gobernador y esta Audiencia todo lo que es posible y no basta y lo haremos con toda diligencia
que tanta necesidad requiere y hemos pedido al presidente que cese los negocios de
pleitos y que solamente entienda en las cosas de gobierno y tendrá bien que hacer.
El haber vuestra majestad mandado que no vengan aquí los navíos de Galicia y de las
islas con la libertad que solían ha sido y es de tanto daño que certificamos a vuestra
majestad que solo esto basta para con mucha brevedad del todo se despueble esta
isla la cual no se podrá sustentar gobernándose con limitaciones sino permitiendo
vuestra majestad que de todas partes de los reinos de vuestra majestad puedan venir
aquí abastecerla, que sean muy favorecidos porque todo lo demás no pone remedio a
tanto daño como se sigue y la gente de aquí está toda enemiga de trabajar y haragana
y no trabajan sino con negros de los cuales esta isla está muy falta y de los que habían
se han muerto muchas y con esta mala moneda no viene aquí esclavos y si algunos hay
son a excesivos precios y así es necesario que el bastimento de esta tierra venga de fuera y la tierra y vendan lo que a ella traen a intolerables precios padezca toda esta isla y
se despueble del todo. El ser criado de vuestra majestad y tan celoso de su servicio nos
compele a escribirlo a vuestra majestad con tanta instancia y con tanta certidumbre y
evidencia de perderse la isla.
319
Genaro Rodríguez Morel
Vista la gran falta de bastimentos, especial el de la carne que por las razones dichas hay tan a menudo y porque cuando vienen los ríos no pueden pasar el ganado
y a pedimento de la ciudad hemos permitido que del dinero que aquí está repesado
de la sisa que se puso para traer el río de Haina se presente a la ciudad veintiséis mil
seiscientos pesos de cuartos para comprar un hato de vacas que está cerca de esta
ciudad para de allí suplir las necesidades y faltas de carne en los tiempos que por
los ríos el ganado no puede venir y con dar este hato para estas faltas hay quien se
quiere obligar abastecer la carnicería de manera que la gente no perezca. Vuestra
majestad sea servido de tenerlo por bien pues se hace por el bien público y conservación de sus vasallos para cuyo bien se impuso aquella sisa y nosotros en ello no
pretendemos más intereses de servicio a vuestra majestad.
Este año han pasado por aquí y por la banda norte más de dieciséis navíos de
Francia para La Yaguana a cargar cuero y los más han cargado y los otros están cargando con tanta seguridad como lo pudieran hacer en su propia tierra. Y visto tanto
desorden y tan poco respeto como tienen los vecinos de aquella villa hemos enviado
un letrado por pesquisidor contra ellos para castigarles y refrenar tanto exceso. De
lo que sucediere daremos cuenta a vuestra majestad. Guarde nuestro señor la católica y real persona de vuestra majestad con aumento de mayores reinos y señoríos
como toda la cristiandad desea y ha menester. De Santo Domingo, 14 de junio de
1578 años.
Sacra católica real majestad.
Criados de vuestra majestad que sus reales manos besan
Don Gregorio González de Cuenca
El Licenciado de la cabezas de Meneses
El doctor Aliaga
El licenciado Arceo
320
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 18
Santo Domingo, 14 de junio de 1578
Sacra, católica, real majestad.
Aunque tengo escrito a vuestra majestad muy largo y por muchas vías. Son tantas
las necesidades que cada día se ven en esta ciudad y yo la que necesitan los criados
de vuestra majestad a suplicar con importunación por el remedio de ellos y así escribe esta Audiencia a vuestra majestad lo que acá pasará y se padece para que vuestra
majestad, como señor de todo, lo mande proveer como esta Audiencia lo suplica a
vuestra majestad. Tengo por cierto con mucha brevedad se acabará de despoblar la
isla porque lo que aquellos navíos traigan la abastecían y habían abaratar los precios
de las mercaderías de aquí y de Sevilla.
La flota de este año la tuvimos despachada en primero de mayo y por tiempos
contrarios no pudo salir del puerto hasta los veinte. Y con ser catorce de junio no ha
podido doblar la Saona y están ya dos naos gastando el bastimento y muy trabajadas
por la fuerza que hacen por doblar aquella isla. Y la última resultó que nos han escrito es que piensan irse a La Habana. Muchos maestros y pilotos son de parecer que
convendría que todas las flotas de esta isla se fuesen de este puerto a La Habana, que
es muy breve viaje y sin tener puntas que doblar como la Saona que suelen detener
allí las naos veinte, treinta y cuarenta días e ir sin bastimentos y salir en malos tiempos y yendo a La Habana irían en conserva de la flotas del Perú y Nueva España y no
se perderían las naos como en los demás años se pierden muchas. Vuestra majestad
lo mande ver que de esto yo no se más de lo que me informan y ver los daños que
aquella Saona hace.
Del alcalde de Puerto Plata tengo aviso que se da allí el trigo tan bien que de un
grano han salido cien espigas las cuales me envió aquí y con todo esto la gente de
esta isla es tan poco codiciosa de trabajar con gran trabajo y penas les hago sembrar
el trigo. Guarde y ensalce nuestro señor la católica y real persona de vuestra majestad
como toda la cristiandad desea y ha menester. Santo Domingo 14 de junio de 1578.
Sacra, católica real majestad
Criado de vuestra majestad que sus reales manos besa
El doctor Gregorio Gonzáles de Cuenca
321
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 19
Santo Domingo, 15 de junio de 1578
Católica, real majestad.
Habrá veintitrés días que partió de aquí la flota para ese reino que lleva
mucha hacienda y en buenas naos y hasta hoy no hemos tenido nueva cierta
que hayan doblado la Saona, que un trabajo tengo por cierto que sería muy
acertado que las flotas fuesen de aquí a La Habana a tiempo que se juntasen
con las de Nueva España y Tierra Firme que navegación más descansada y menos peligrosa y para todo más a propósito y segura porque en doblar aquella
punta se quiebran árboles y descubren aguas y se hacen otros grandes daños
que por el otro viaje cesaría.
Dios sabe que el tiempo lo mostrará que yo he hecho y hago mi oficio todo
lo mejor que puedo para satisfacer a la obligación y conciencia no dejando por
respeto humano lo que es debido especial a la hacienda de vuestra majestad y
bien común. Y así en esta parte vivo con descanso pero luego a estos se sigue
disgusto y desasosiego y enemistades, cavilaciones y testimonios por las razones
que otras muchas veces tengo escrito. Me consuela que la verdad no se puede
esconder y que hay [que] dar cuenta por la cual se entenderá que fin he tenido
y que ha sido el de los que me han cavilado y perseguido. No se hallará que haya
tratado ni pedido sino lo que conviene al servicio de vuestra majestad y de su
hacienda y de su tierra que está tan miserable y perdida como yo siempre predije
y pronostiqué que por medios infalibles fue previsto al fin se conocerá si yo tenía
razón y pedía lo justo.
Esta isla (fol. 1v.) por la banda de del norte es de Francia tan llena está de
ordinario de naos y lanchas francesas. Aquí morimos de hambre, no hay agua ni
vino ni pan ni carne ni cazabe ni maíz ni otras cosas menudas. El gobierno de
la ciudad es cosa perdida por sus intereses. La Audiencia tiene buenos deseos.
Unos por otro no veo que se ponga en ejecución y efecto, cosa que convenga no
hay aquí sino marañas, engaños, tratos ilícitos y mil abominaciones. Los navíos
de Galicia sustentaban esta tierra como muchas veces he escrito a vuestra majestad. Finalmente ello está tal que a bien menester el remedio de la mano poderosa de vuestra majestad. Y porque en la flota he dado larga cuenta del resto de
las obligaciones de este oficio tan perseguido. Solo suplicará a vuestra majestad
se sirva de acordarse de que los que pasamos trabajo por servir merecemos que
haya alguna memoria de hacernos merced que siendo verdad que esta alteración
de moneda ha hecho que con trabajo podamos sustentarnos y el presidente,
322
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
causador de esto lo siente y la meta con tener salario casi por tres de nosotros.
Guarde nuestro señor la católica real persona de vuestra majestad con aumento de
reinos y señoríos . de Santo Domingo a 15 de junio de 1578.
Católica real majestad
Besa los reales manos de vuestra majestad. Su criado
El doctor Diego de Villanueva Zapata
323
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 20
Santo Domingo, 2 de agosto de 1578
Sacra, cesárea majestad.
Vuestra majestad me mandó le viniese a servir en esta Real Audiencia y yo los
he hecho con el cuidado que he podido y ellos dirán que si no hubiera satisfacción
común yo tampoco la hubiera y diera crédito al doctor Cuenca, vuestro presidente,
que sin causa ninguna para solo contento de su alterada condición, confiado con
mi sufrimiento, me ha dado ocasiones para no tenerle agraviándome con palabras
referidas como sufren sin ningún género de satisfacción sin quedar el honor disminuido solo hay ampararnos con el disgusto que a vuestra majestad señalaría con
lo contrario pues de ello habrán de resultar diferencias en deservicio de vuestra
majestad. Habrá un año que el presidente, andando persiguiendo a don Iñigo de
Carrizosa, nuestro Alguacil Mayor, supo que un mancebo regidor había tenido con
don Iñigo palabras sobre el no quitarle la gorra pasando cabel (sic) y diciendo al
presidente a voces, que es su acostumbrado hablar, que cada regidor era más que el
Alguacil Mayor y que no había para que hablarle y que podía defenderse de él y tratarle por los términos que el alguacil le tratase a él y dijo otras muchas cosas en desfavor de la justicia. Me pareció no era justo que en tierras tan libertadas entendiesen
aquello. Dije que para la justicia no habría de haber defensa y que el sustento de la
república era la obediencia que se le había de tener y que respetando y obedeciendo
al Alguacil Mayor se podría castigar el exceso que él hiciere porque esto era menos
inconveniente que tomarse abrazos con la justicia. Y porque esto fue contra su parecer juntó otro día en su aposento de la Audiencia, que de esta manera acostumbra a
maltratarnos, y con grande ira y voces me trató muy ásperamente y para lastimarme
más fingió cosas muy inciertas refiriendo un largo libro de mi vida desde que entré a
esta ciudad bien diferente de la que yo había tenido (fol. 1v.) y conociendo con esto
y otras cosas semejantes, el peligro que había de tratar con el me vi muy de veras a
contentarle y andar a su gusto tanto que de ello ha habido gran nota y murmuración
no entendiendo mi sano pecho de evitar discordias donde tan ordinario suelen ser
y que tan a la puerta estaban no andando muy sujetos a la voluntad, parecer y gusto
del presidente y todo no me bastó porque de poco acá se ofreció que un Francisco
González, que aquí había sido secretario, pidió parecer para pedir relatoría y se le
dio y después, resultando cosas de ser indigno de él, se le quitó por acuerdo de toda
la Audiencia y se quedó cerrado en poder del presidente y por si hubiese enviado
otro que primero se le había dado, se acordó se escribiese a vuestra majestad la verdad
y después de esto se reconcilió el presidente con él y andando por darle el padecer a
escondidas le escribí un billete, por estar yo enfermo, pidiendo encarecidamente no
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
le diese pues no lo podía hacer y era engañar a vuestra majestad con aquellas firmes
diferencias de lo que sentían nuestros pechos y respondió que en ninguna manera
haría él tal cosa y con todo eso se le dio secretamente y quejándome a él mismo de
ello lo negó y porque lo afirmé quedó con desgracia y comenzó a decir mal aquí.
Y tomando achaque de que el día de San Juan me envié a excusar y no fui a acompañarle ni otro día delante de San Pedro, que son días como otros muchos, que el
llama de su acompañamiento, no teniendo fuerzas para sufrir semejante trabajo por
acabar de salir de una grave enfermedad, envió a llamar muy de mañana a todos los
oidores y fiscal y esperó que todos se juntasen, aunque yo fui de los primeros, y allí a
grandes voces me trató con aspereza y ademanes increíbles sin admitir mis disculpas
que con juramentos le daba de que no le había faltado por no le acompañar, que yo
estaba muy presto de hacerlo siempre. Y como su intento fuese satisfacer su pecho
no faltaron ruegos de todos diciendo que le falta de su acompañamiento era haber
diferencias no advirtiendo ser de pura discordia desasosegar los pechos quietos y
afrentarlos diciendo a voces que había más de dos años que me traía en los hombros
y que si por él no fuera jugaran los muchachos conmigo, habiendo yo sido causa
que no le atreviesen a él mucho que no han osado y aún por ventura, sustentándole
la vida y me dijo que no había ninguno que tuviese su mujer ni hacienda segura de
mi, que había hecho cosas enormes y muy terribles y gravísimas contra muchas cosas
bien falsas y muy fuera de la limpieza opinión y obras que yo tengo como en todo
tiempo parecerá y en efecto me refirió un largo libro de mi vida tan cierto como
(fol.2) el primero. Y con gran espanto de los que lo oyeron, que así lo acostumbra
fingir para su propósito y negar después que nunca las dijo. Y pidiéndoles todos que
hablase bajo y lo oían los de fuera se volvió a la puerta diciendo a voces, óiganlo,
óiganlo. Y queriendo huirle el rostro teniendo no quisiese con manos pasar más
adelante según estaba alterado se levantó y se puso delante y no me dejó salir poniendo las manos en mi diciendo que estuviese quedo y que él me podía tener allí y
por no causar mayor alboroto me senté y acabé de oír mis injurias y en pago de mis
mansas respuestas me dijo lo postrero, que si vuestra majestad me conociera no me
enviara acá. Solo respondí que mirase que tenía firmado de su nombre otra cosa y
publicado no había justicia ni Audiencia sino la que yo haría y que aunque esta sea
la menos, al fin lo ha publicado siempre así y aunque lo negué a muchas gentes y
admirados acudieron a mi casa no dejó de ser público por contarlo él a todos con
su acostumbrado descuido en hablar aunque mucho niega diciendo que con verdad
no lo pudiera él decir y dijo tanto que fuera imposible acordarse de todo. Y como
tan conocidamente yo le fuese sobremanera respetuoso y amparo por su condición
ha causado escándalo y más temor del que todos se tenían para no atreverse ninguno a valer con él y a mi me han tenido por corto y tímido para volver por mi honra y
por ventura tuviera para ello el otro que todos, si no me faltara de todo punto para
no osar aventurarme a dar disgusto a vuestra majestad. Esto que tan buenos testigos
hay para ello no lo he dicho para quejarme ni pedir remedio para mi ni para otros,
sino dar cuenta de lo que pasa y que vuestra majestad haga lo que más sea servido sea.
Más, si el sufrir por vuestra majestad fuera de algún merecimiento para mandarme
325
Genaro Rodríguez Morel
quitar de la presencia de quien así me agravia y quien yo ahora trato con más apariencia descontento y amistad, suplico a vuestra majestad humildemente, mande
proveer lo que más se sirva. Cuya católica y real persona de vuestra majestad nuestro
señor guarde y conserve con aumento de mayores reinos y señoríos. En Santo Domingo a 2 de agosto de 1578.
Sacra, Católica real majestad
Besa los pies de vuestra majestad, menor criado de vuestra majestad
El licenciado de las Cabezas de Meneses
326
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 21
Santo Domingo, 6 de agosto de 1578
Católica, real majestad.
Por cierto tengo en esta flota que cada hora esperamos vendrá resolución de
muchas cosas importantes a esta Audiencia e isla de que se ha suplicado a vuestra
majestad por el remedio y así como a negocio hecho de que largamente se ha dado
aviso no habrá que tratar hasta haberse entendido lo proveído.
Justo será pues vuestra majestad tiene aquí criados que llevan sus gajes que ellos
tengan cuenta y cuidado particular e dar aviso de todo lo que importare y así lo he
hecho siempre sin perder ocasión de lo que ha convenido.
Esta Real Audiencia de vuestra majestad hace justicia y en lo exterior se procura
toda templanza, comedimientos y buenos respetos de suerte que jamás ella ha estado en el decoro más compuesto, pero tanto cuando más se cubre, tanto más duele y
da pena las terribles sinrazones del señor Cuenca, presidente de ella cuya condición
esperen y mal tratamiento de los que aquí servimos continua cizaña y persecución
no puede decirse y con presupuesto que en cuanto a los que aquí servimos ninguna
cosa nos ha de quitar ni apartar del camino debido ni de respetar y honrar con grandísimo cuidado a nuestra cabeza que el pueblo a quien el dice luego los agravios que
nos hace se admira. Será bien que vuestra majestad lo entienda y remedie porque
cierto mil veces pone a punto de perderse los de más cordura y reportación.
(fol. 1v.) Bien notorio le ha sido a vuestra majestad tanto mal tratamiento de palabras y por otros términos y persecuciones contra la verdad y justicia que conmigo
ha tenido sin que un punto antes ni después de mi parte se le diese ocasión antes lo
acompaño con grandísimo cuidado que es lo que él más desea y procura.
Al licenciado Esteban de Quero no se puede decir los agravios que le hace y ha
hecho procurando desacreditar su persona y diciéndole palabras harto afrentosas y
conmigo en particular y contra mi voluntad me hizo ir a decirlas.
Al licenciado de las Cabezas con ser persona que tanto le ha acudido de que
está el oidor harto lastimado por haberse dejado llevar de engaños y cautelas y ha
tratado, que es gran lástima diciéndole que si vuestra majestad le conociera no le
enviaría acá y que de él ni las haciendas ni mujeres no estaban seguras y que se decía así. Finalmente estuvo determinado de no servir el oficio y dar cuenta a vuestra
majestad de esta sinrazón. Todos les fuimos a la mano y le reportamos y así está todo
en lo exterior sosegado.
La causa principal de todos estos encuentros del presidente por la mayor parte
es porque no le acompañan siempre y para esto no admite disculpas de indisposición ni otras que son ciertas y ha introducido que de los acuerdos le llevemos en
327
Genaro Rodríguez Morel
forma de acompañamiento hasta su aposento. De suerte que de faltar a las audiencias los oidores admite cualquier excusa y para dejar de acompañarle, ninguna. Es
tan deslenguado y tan terrible que todos temblamos de verle y tratarle y andamos
como asombrados, todo con cuidado de que vuestra majestad no se desirva y él
dice que nos ha de embarcar a todos por momentos y que no nos tiene en nada y
otras mil cosas. Que tiene escandalizada esta república. Pluguiera a Dios le hubiera
vuestra majestad hecho virrey y no hubiera de venir a destruir esta miserable tierra
y desde que vinimos hasta hoy parece y desde que vinimos hasta hoy parece han
corrido mil años de trabajo y desconsuelo.
(fol. 2) Dice que vuestra majestad le envió a gobernar y no a ver pleitos en el salir
tan pocas veces a las audiencias lo cumplo y a ayudar estos desgobiernos parece que
vino a destruir. No quiero tratar aquí a vuestra majestad de sus cosas en particular
porque no es ese mi intentó él dará cuenta de si y de él darán las personas en quien
se fía. Y dicho lo que a esta Real Audiencia importa para que vuestra majestad trate
del remedio siendo servido.
Ruy Fernández de Fuenmayor, contador de vuestra majestad es muerto sin a sus
hijos o a otras personas por gratificación de servicios vuestra majestad no hubiere de
hacer de él merced. Tengo por cierto darán aquí muchos dineros por el. He pedido
secreto de bienes hasta que se acabe de entender si debe algo a vuestra majestad
cometió se al licenciado Arceo para que le hiciese depósito el oficio y el sello en
Juan Bautista de Berrio, su suegro. Nuestro señor guarde y prospera la católica y real
persona de vuestra majestad con aumento de reinos y señoríos. De Santo Domingo
6 de agosto de 1578.
Católica real majestad.
Besa las reales manos de vuestra majestad, su criado
El doctor Diego de Villanueva Zapata
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 22
Santo Domingo, 16 de agosto de 1578
Católica, real majestad.
Mucho tiempo ha que ha habido ocasiones grandes de hacer esto y lo han impedido dos cosas principales. La una temor de cansar a vuestra majestad con disgusto
de esta Audiencia que lleva tan de suelo darlos y la otra esperar se acabarían o mudarían las razones de recibirlos y que con haber sufrido bastará para que más no los
hubiese. Pero como las cosas van creciendo y las sinrazones y agravios se van multiplicando no se puede excusar de caer en la primera pues no ha llevado remedio la
segunda demás de lo cual no creemos se hace el oficio debido si a nuestro verdaderos señor. No avisamos de las cosas que tiene tan precisa necesidad de remedio y así
con la brevedad que el caso diere lugar los trataremos. No obstante que por ninguna
razón ni causa ni con semejantes ni mayores agravios publica ni secretamente, jamás
faltara de nuestra parte en toda la compostura debida y al respecto a nuestro presidente que sabemos vuestra majestad se sirve tengamos.
Al tiempo que vuestra majestad nos mandó sirviésemos en esta Audiencia tuvimos noticia como pasiones y desconciertos causaron los daños de nuestros antecesores y de los que aquellos precedieron según lo cual ninguna cosa tratamos
tan en la memoria como la paz y amistad y así lo hemos conservado en lo exterior
y administración de nuestros oficios aunque el doctor Cuenca, vuestro presidente
por su parte nos ha puesto en trabajo y estrecho, maltratándonos en presencia y ausencia con palabras tales que no se pueden decir a vuestra majestad con decencia y
el medio que habíamos tomado de blandura y respecto (fol. 1v.) que veníamos por
donde creíamos obligarle a llaneza y hermandad le ensoberbeció y fue causa de los
daños que padecemos.
Una de las cosas que el presidente intentó y de lo que él más gusta es ser
acompañado de la Audiencia. Propuso hacerla mediante la llaneza de lo que convenimos haciendo un memorial de fiestas de tabla que le llama acompañamientos
y preeminencias suyas de suerte que todos fuésemos a su casa y le llevásemos a la
iglesia y volviésemos y nos apeásemos hasta dejare arriba en su aposento, cosa que
jamás se ha hecho ni aún la gente del pueblo que acaso acompañan le fue dicho
muchas veces que teníamos fiestas demasiadas y acompañamientos y que por ellas
dejábamos de estudiar nuestros negocios y hacer otras cosas a nuestros oficios
importantes por ocuparnos en esto hasta medio día y llegar muy cansados para lo
restante del por los excesivos calores y que tuviese por bien excusarlos y que no
parecía conveniente apearse la Audiencia. Sin embargo de esto lo ha llevado por
extraño término diciéndonos públicamente, hoy es día de tabla, apéense y por no
329
Genaro Rodríguez Morel
dar nota se ha hecho y después de esto, en la iglesia, día de Santiago dijo que nos habíamos de apear y al oidor que no lo hiciese mandaría que los alguaciles le apeasen
y así nos apeamos por excusar escándalo y añadiendo a esto antes y después tantas
cosas graves que por no cansar a vuestra majestad se dejan.
Nuestras personas y oficios son del tan poco estimados, que dice son los oidores
y fiscal nadie donde él está y que su zapato y la suela de él y su bordón tienen más
crédito con vuestra majestad que cuantos hay en Las Indias y por momento nos amenaza que nos embarcará y lo peor es que en conversación de cualquiera particular
lo publica de lo cual está este pueblo escandalizado.
En los acuerdos, siendo cosa que a él le disgusta si no se hace y vota como el
quiere. Da voces y dice y hace meneos y desconciertos tratando mal en particular
con palabras pesadas y tiene por costumbre cuando alguno de la Audiencia quiere
maltratar, hace junta de todos en su aposento para que más lastime al agraviado
dando voces y aunque se le pide por todos que hable quedo porque los de fuera lo
oyen no aprovecha, antes dando mayores voces se vuelve hacia la puerta diciendo,
óiganlo, óiganlo.
Luego que llegó a esta ciudad se nombró gobernador y capitán general de lo
último de vuestra majestad le ha enviado título y de lo primero él le toma cuando quiere y hace sus autos y pregones a su gusto y modo como tal gobernador
y otras veces que le parece en la gobernación nos mete a todos y le hemos de
seguir y no siguiéndole es a ponernos a riesgo de que nos afrente como cada día
hace y con este título de gobernador no sale a las audiencias sino cuando por
fines particulares a él le da gusto. Y en la gobernación creyendo a ruines consejeros que de sus daños y de lo que padecemos son causa por la facilidad con que
los oye y cree particularmente hace y han hecho cosas que la experiencia no las
no ha mostrado útiles y muchos hemos procurado entretener porque del todo
esta isla no se pierda.
Trae consigo continua inquietud hablando entre si en estrados y fuera con
meneos y ademanes indecentes inquiere vidas y ganas no para fin bueno sino para
agraviarnos haciendo lo bueno malo y creyendo a hombres que conociendo su
condición se le llegan y así nos dice aún pública lo que ni es verdad ni ha pasado y
después de haber dicho cosas gravísimas contra algunos de nosotros torna a decir
que no era verdad. Después de agraviados y quiera a Dios que pare en decirlo y
no junte a esto escribir a vuestra majestad usando de poca cristiandad seguir en el
lugar se dice.
Muchas cosas se pudieran decir de su persona e incontinencia a vuestra majestad
indignas del lugar que tiene. Más nuestro intento no es ese, otros lo dirán y la cuenta
aclarará verdades y de nuestro agravios, más en particular costará y cuan servido es
vuestra majestad con nuestra paciencia. Cuya católica y real persona de vuestra majestad, guarde nuestro señor con aumento de reinos y señoríos. De Santo Domingo,
16 de agosto de 1578.
Católica real majestad
330
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Besan los pies de vuestra majestad sus criados
Licenciado esteban de Quero
Licenciado de las Cabezas de Meneses
Doctor Diego de Villanueva Zapata
331
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 23
Santo Domingo, 20 de agosto de 1578
Católica, real majestad.
Vuestra majestad me mandó le viniese a servir a esta Real Audiencia y yo lo he
hecho con el cuidado y entereza que he podido. Que si no hubiera satisfacción común yo tampoco la tuviera y diera crédito al doctor Cuenca, vuestro presidente, que
sin causa para solo contento de su alterada condición confiado en mi sufrimiento
me ha dado ocasiones para no tenerle agraviándome con obras y palabras tan pesadas que para sufrirlas como se sufren y que el honor no quede disminuido solo
en ampararnos con el disgusto que a vuestra majestad se daría habiendo de resultar
diferencias en deservicio de vuestra majestad.
Habrá un año que el presidente, andando persiguiendo a don Iñigo de Carrizosa, vuestro Alguacil Mayor, supo que un mancebo regidor había tenido con don
Iñigo palabras sobre el no quitarse la gorra pasando cabel (sic) y diciendo el presidente a voces, que es su acostumbrada manera de hablar, que cada regidor era más
que el Alguacil Mayor y que no había para que hablarle y que podía defenderse de
él y tratarle por los términos que al alguacil le tratase a él. Y porque esto era delante
de mucha gente y dijo muchas cosas en desfavor de la justicia. Me pareció no era
justo que en tierras tan libertadas entendiesen aquello. Dije que para la justicia no
había de haber defensa y que el sustento de la república era la obediencia que se le
había de tener y que respetando y obedeciendo al Alguacil Mayor se podría castigar
el exceso que él hiciese porque esto era menos inconveniente que tomarse abrazos
con la justicia. Y porque esto fue contra su parecer o contra el mal tratamiento que
deseaba hacer a don Iñigo por el odio que le tenía. Juntó otro día en su aposento la
Audiencia, que de esta manera acostumbraba a (fol. 1v.) maltratarnos y con grande
ira y voces me trató muy ásperamente y para lastimarme mas fingió cosas muy inciertas refiriendo un largo libro de mi vida bien diferente a la que yo había tenido.
Y conociendo en esto y otras cosas semejantes el peligro que había de tratar con el,
medí muy de veras a contentarle y andar a su gusto y quitarme la libertad para muchas cosas, tanto que de ellos ha habido gran nota y murmuración no entendiendo
mi sano pecho de evitar discordias que tan ciertas se veían no andando con gran
sujeción a la voluntad, parecer y gusto del presidente y que tan grande de su parte
las traía él con otros que hacían su deber y que por hacerle me mostraba cada día
cartas que contra ellos escribía a vuestra majestad diciendo que solas ellas bastaban
y su crédito venir privados en el primer navío. Y viendo en esto que para satisfacer
su pecho a atrevía a servir cosas inciertas las temí de su mano en mi persona y en
otra cualesquiera que no le entregase la libertad porque con grande instancia me
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
persuadía a mi para que también las escribiese diciendo que iba la vida en ello y que
al enemigo se había de sacar sangre por cualquier vía y con cualquier violencia. Con
otras palabras que no se puede ofender con ellas los oídos de vuestra majestad. Y
todo mi respeto no me ha bastado porque de poco acá se ofreció que un Francisco
González, que aquí había sido secretario, pidió parecer para pedir a vuestra majestad la relatoría y se le dio. Y después de resultara cosas de ser indigno de él se le
quitó por acuerdo de toda la Audiencia y se quedó cerrado en poder del presidente.
Y si hubiese enviado otro que primero se le había dado se acordó que se escribiese a
vuestra majestad la verdad detrás. Y después de esto andando el presidente por darle
el parecer por algunos respectos a escondidas y por su autoridad lo supe estando
enfermo y le escribí un billete pidiéndole encarecidamente no le diese pues no lo
podía hacer y era engañar a vuestra majestad con aquellas firmas diferentes de lo
que sentían nuestros pechos. Y me respondió que en ninguna manera haría él tal
cosa. Y con todo eso se le dio secretamente y sabiéndolo yo y diciéndoselo, lo negó.
Y porque lo afirmé quedó con desgracia y comenzó a decir mal de mi. Y tomando
achaque de que el día de San Juan me envió a excusar y no fui a acompañarle, ni
otro día de San Pedro, que son días con otros, muy muchos, que el llama de su
acompañamiento, no teniendo fuerzas para sufrir semejante trabajo por acabar de
salir de una grave enfermedad, envió a llamar muy de mañana a todos los oidores y
fiscal y esperó a que todos se juntasen, aunque yo fui de los primeros y allí a grandes
voces me trató con aspereza y ademanes increíbles sin admitir mis disculpas que con
juramentos le daría de que no le había faltado por no acompañarle, que yo estaba
presto de lo hacer siempre y como su intento fuese satisfacer su pecho y disminuir
mi opinión y sepultación de que ya el estaba enfadado no (fol. 2) le bastaron ruegos
de todos diciendo que faltarle de su acompañamiento era haber diferencias no advirtiendo ser la pura discordia desasosegar los pechos quietos y alentarlos diciendo
a voces que había más de dos años que me traía en los hombros y que si por el no
fuera jugaran los muchachos conmigo, no se acordando que si por mi no fuera se
le hubieran a él atrevido muchos que no han osado y haberme dicho muchas veces
que me debía la vida y que yo se la debía sustentando y sustentaba y me dijo que
no había ninguno que tuviese su mujer y hacienda segura de mi y que había hecho
cosas enormes y muy terribles y gravísimas con otras muchas cosas bien falsas y muy
fuera de la limpieza, opinión y obras que yo tengo que yo tengo, como en todo
tiempo parecerá. Y en efecto me refirió un largo libro de mi vida tan incierto como
el primero y con grande espanto de todos y que así lo suele fingir para su propósito
y negar después que nunca tal dijo. Y rogándole todos que hablase bajo que lo oían
los de fuera, se volvió hacia la puerta diciendo a voces, óiganlo, óiganlo y queriendo
huirle el rostro teniendo según estaba no queriendo con manos pasar más adelante
se levantó y no me dejó salir poniendo las manos en mi diciendo que estuviese quedo, que el me podía tener allí. Y por no causar mayor alboroto, me volví a sentar y
acabé de oír mis injurias y en pago de mis mansas respuestas y cebado en ellas, me
dijo lo que postrero, que si vuestra majestad me conociera no me enviara acá. Solo
le respondí que mirase que tenía firmado de su nombre otra cosa y publicado no
333
Genaro Rodríguez Morel
había justicia ni Audiencia sino la que yo hacía, que aunque esta sea la menos, al fin
lo ha publicado así. Y aunque esto lo negué a todo el pueblo que admirados acudían
a mi casa no dejó de ser público por contarlo él a todos con su acostumbrado descuido en habla, aunque mucho niega diciendo que con verdad no le pudiera él decir y
como dijo tanto fuera imposible acordarse de todo. Y como tan conocidamente yo
le fuese tan sujeto y amparo para su condición ha causado escándalo y más temor
del que todos se tenían para no atreverse ninguno a valer con el. Y a mi me han tenido toda la Audiencia y el pueblo por corto y tímido sobre manera para volver por
mi honra y por ventura tuviera el brío que todo para ello, sino me faltara de todo
punto para no osar aventurarme a dar disgusto a vuestra majestad. Esto de que tan
buenos tiempos hay para ello no lo he dio para quedarme ni pedir remedio sino dar
cuenta de lo que pasa y que vuestra majestad haga lo que más servido sea. Más si el
sufrir por vuestra majestad fuere algún merecimiento para mandarme quitar de la
presencia de quien así me agracia y a quien yo ahora trato con más apariencia de
contento y amistad que antes junto con que esta tierra me fatiga con enfermedades
continuas, suplico a vuestra majestad humildemente mande servirse de mi en otra
parte. Cuya católica y real personad e vuestra majestad nuestro señor guarde con
aumentos de mayores reinos y señoríos. En Santo Domingo a 20 de agosto de 1578
Católica real majestad
Besa los pies de vuestra majestad menos criado de vuestra majestad.
El licenciado de las Cabezas de Meneses
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Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 24
Santo Domingo, 6 de septiembre de 1578
Sacra, católica, real majestad.
Esta servirá de dar cuenta a vuestra majestad como habrá cincuenta días murió
en esta ciudad Ruy Fernández Fuenmayor, contador de la Real Hacienda de vuestra
majestad que servía el dicho oficio con mucha fidelidad y cuidado y con mucho
celo de servir a vuestra majestad. Dejó dos hijas mujeres y tres niños y mucha pobreza para todos, porque demás que el tenía poco, lo principal era un ingenio que
dejó Hernando Gorjón para la dotación del colegio de esta ciudad. Y como vuestra
majestad por particular cédula me mandó procurar desagraviar aquel colegio, he
hecho sentenciar en revista todos los pleitos de los tributos para que lo paguen en
el verdadero valor de la moneda que recibieron. Y como pagaban por cada peso
treinta y nueve maravedís y ahora han de pagar un castellano, les queda muy poco y
con todo eso, el colegio como a vuestra majestad tengo escrito tiene consumido en
redenciones a mala moneda la mitad del principal que se pleitea ahora para reducirlo a sus ser. Y por esta causa es tanta la pobreza que dejó el dicho contador. Que
sus hijos tienen poco remedio si no es haciéndole vuestra majestad merced por los
servicios de su padre.
Por otras tengo escrito a vuestra majestad como aquí usa el oficio de Depositario
General Baltasar de Figueroa por merced que de él le hizo vuestra majestad y por
entender que en el uso del dicho oficio hacía algunas cosas en perjuicio y graves
daños de los señores de los depósitos, en especial que de lo que se depositaba vendía solamente muy poco cosa y lo de menos valor y lo demás se quedaba con ello al
mismo precio. Proveímos en esta Audiencia auto en que le mandamos que cuando
hubiese de vender los bienes depositados, fuesen todos y en almoneda pública y
ante la justicia y asimismo porque hemos visto que cuando los señores de los vienes
venían a pedir sus depósitos se los defendía poniéndoles pleito a ellos para tenerlos
(fol. 1v.) en su poder. Proveímos otro auto en que le mandamos que el no pudiera
poner pleito ni defender los bienes a los que vinieren a pedir de, de que se siente
muy agraviado. Esto es fin que nos ha movido a proveerlo. Vuestra majestad mande
lo que en ello fuere servido.
Por una cédula de vuestra majestad dada en San Lorenzo a veintiocho de noviembre de setenta y cuatro años manda vuestra majestad que el dicho depositario en cada
flota envíe a la Casa de la Contratación de Sevilla todos los depósitos que en el se hubiesen hecho so pena del cuatro tanto. Esto no se ha guardad ni guarda y dice que él
los ha de tener para darlos a sus dueños. En virtud de otra cédula de vuestra majestad
dada en San Lorenzo en veintitrés de diciembre de setenta y cinco para que los tenga
335
Genaro Rodríguez Morel
en depósito y guarda y seguridad para acudir con ello a sus dueños o a quien vuestra
majestad le fuere mandado y en esta cédula no se trata de la otra cédula que manda
se envíe a la contratación ni dispone más de lo que los depósitos de dejaciones de
navíos se hagan en el porque él se quejó de que las justicias lo depositaban en otras
personas. Vuestra majestad mande declarar lo que en esto hemos de guardar.
Ahora penden en la Audiencia muchos pleitos de grande importancia con el dicho depositario de los señores de las mercaderías de los navíos que dijeron dejación
y se depositaron en el, los cuales depósitos se hicieron en el antes que se hiciese la
reducción de la mala moneda y se depositaban por el en cada por cada peso, ciento
doce cuartos, que valían treinta y nueve maravedís y medio. Y como después de la
reducción un peso no vale más que treinta y nueve cuartos que hacen los dichos
treinta y nueve maravedís alega el depositario que ha de pagar a los señores de los
depósitos tan solamente treinta y nueve cuartos y quedarse con los demás. Va en esto
más de cuarenta mil ducados que se quitan a los señores de los depósitos y se dan al
depositario si se declara así y pues por la ley segunda en el título de los condesijos
de la quinta partida se manda que aun en lo que pasa el señor en el depositario ha
de pagar otro tanto y a tal como lo recibió y en la cédula dice que lo ha de tener en
depósito. Guarda y seguridad parece para los dueños parece sin justicia quitarlo a
los dueños y darlo al depositario, dejadas las opiniones del derecho común. Y por
ser cosa de tanta cantidad y de tan grave perjuicio me pareció debía consultarlo con
vuestra majestad para que con toda brevedad se nos envíe declaración para que no
agraviemos a nadie.
Aquí he sido informado que le fiscal de esta Audiencia escribió a vuestra majestad que el año pasado de setenta y siete que fue juez general de difuntos el licenciado de las Cabezas de Meneses, oidor de esta Audiencia, tuvo fuera de la caja todos
los bienes de difuntos y en poder de mercaderes y amigos suyos y que a mi me imputa culpa de ello diciendo que soy amigo del licenciado Cabezas de lo cual yo no
tuve noticia porque los jueves de difuntos tienen cuenta con esto y no el presidente.
Ahora, pocos días me entregó Alonso de Encinas una cédula de vuestra majestad
por la cual manda que el presidente en cada un año tome cuenta de los bienes de
difuntos y los emplee y envíe a la Contratación. Y en virtud de esta cédula yo me he
informado que los bienes estuvieron fuera de la caja y no fueron en la flota del año
pasado, de lo cual, a mi no se me debía imputar culpa pues ni (fol. 2) tuve ni pude
tener noticia de ello ni de esta cédula. Este año irá todo empleado el daño que en
ello ha habido. Es que si el año pasado se enviaran valía el peso de oro catorce pesos
y este año lo tenía ya comprado el doctor Aliaga que sucedió en el juzgado de difuntos a veintidós pesos de cuartos el peso de oro fino. Antes que yo tuviese noticia de
la cédula en esta cantidad recibieron daños los bienes de difuntos.
También dicen que el fiscal, con la enemistad que tiene con el dicho licenciado
Cabezas escribe que habrá un mes el dicho licenciado Cabezas mató a un negros
suyo azotándole, que murió en sus manos estándole azotando y que yo dije que
había que tomar información de esto y enviarla a vuestra majestad. La muerte del
negro dicen que fue así y que es cierto y así nos vino a dar cuenta de ello y decírnoslo
336
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
el licenciado Ulloa, médico que cura al dicho licenciado Cabezas, a mi y al doctor
Aliaga y al licenciado Arceo. Estando juntos no entiendo que de esto se ha de tomar
información pues el dicho licenciado Cabezas tiene su residencia y esta Audiencia
es tan de vidrio que a la primera información se quebrará. Vuestra majestad mande
proveer en ello lo que fuere servido porque yo pongo mucho cuidado en que haya
concordia en esta Audiencia y lo que me ha costado procurarla y conservarla lo sabe
dio y lo siente mi salud, que no tenía una hora de ella, por lo cual, con tanta instancia he suplicado a vuestra majestad sea servido de hacerme merced de mandarme
sacar de aquí a otra parte donde con más salud sirva a vuestra majestad. Guarde y
ensalce nuestro señor la católica y real persona de vuestra majestad con aumento
de más reinos y señoríos como toda la cristiandad desea y ha menester. De Santo
Domingo, 6 de septiembre de 1578 años.
Sacra católica y real majestad
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales pies y manos besa.
El doctor Cuenca
337
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 25
Santo Domingo, 24 de septiembre de 1578
Católica, real majestad
Por otra he dado cuenta a vuestra majestad de la áspera y triste vida que se pasa con
el doctor Cuenca, vuestro presidente, por no haber cosa que trate con bueno y blando
término, sino con terribilidad y fiereza. Y en particular he dado cuenta de mis agravios
los cuales llevo con la paciencia que al servicio de vuestra majestad debo, temiendo de
no dar algún género de disgusto y si con tanta pesadumbre y afrentas. Vuestra majestad es servido se pase la vida, yo la tengo dedicada a servir a vuestra majestad y así no
rehusaré demás de lo que en otras he dicho, porque yo no trato demás de lo que a mi
toca. Ahora de presente teniendo nueva de algunas provisiones que vuestra majestad
había mandado hacer en algunos de esta Audiencia. Y estando tratando de ellas con
el presidente, el licenciado Quero, vuestro oidor y yo, dije con lástima que tengo que
no me pasaba de quedar en esta ciudad sino de haberse dado ocasión que se tratase
de mi honra y de lo que había sufrido y que lugar de consolarme el presidente acusador de todo, dijo que no tratase de honra pues nunca ha había tenido y entre otras
muchas palabras que dijo para fundar esto dijo que era un sodomítico y que compraba
negrillos para este efecto. Solo respondí diciendo al licenciado Quero que se acordase
de aquello que su señoría decía y respondió el presidente llamándome de vos otras
doce veces, os lo vuelvo a decir y llamar sodomítico, que no tenéis honra y dijo otras
cosas muchas de que no trato pues basta oír esto. Yo lo llevo con el sufrimiento y muestras de amistad que puedo sin que haya ni se note desabrimiento. Se podrá ver su poca
consideración en que pocos días antes me había dicho a voces delante de toda (fol. 1v.)
la Audiencia que ninguno tenía su mujer segura de mi, como le escribí a vuestra majestad. Y ahora me dijo cosas tan diferente y de su variación se entiende bien ser su intento
tocarme en lo que yo más me precio y más limpiamente guardo pues de hecho ni de
fama ninguna queja se hallará que haya de mi y pues fuere ánimo y grandeza que
responder por mi. Suplico a vuestra majestad humildemente mande apartarme de la
presencia insufrible del doctor Cuenca y en lo demás vuestra majestad mandará hacer
lo que fuere servido. Cuya católica real majestad nuestro señor guarde con aumento
de mayores reinos y señoríos. En Santo Domingo a 24 de septiembre de 1578.
Católica real majestad
Besa los pies de vuestra majestad, menor criado de vuestra majestad
El licenciado de las Cabezas de Meneses
338
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 26
Santo Domingo, 29 de septiembre de 1578
Católica, real majestad.
Pocos días ha escribí a vuestra majestad por la vía de La Habana dando cuenta
de algunos negocios tocantes a esta isla y ayer di cuenta que asimismo llegaron a
este puerto dos navíos y otro que venían y a vista del puerto pasó la flota de Nueva
España que venía en salvamento. Y como en ellas no vienen galeras para esta isla
están todos muy desanimados pareciéndoles que habiendo galeras en Tierra Firme
los corsarios que a ella acudían han de venirse aquí donde no hay defensa contra
ellos y robarán a su salvo como lo han hecho de cuatro meses a esta parte que han
tomado un navío de Puerto Rico que arribó a Ocoa y las fragatas de los ingenios de
esta ciudad cargadas de lo mismo, de lo cual entenderá vuestra majestad la necesidad que hay del remedio para tanto daño.
Habrá dos meses vinieron sobre Puerto Rico doce piraguas de indios Caribes
de la Dominica y saltaron en tierra dos leguas de la ciudad y robaron un ingenio
llevando de el los negros y cobres y todo lo demás que en el hallaron. Y escriben que
si acometieran a la ciudad hicieran lo que quisieran por estar tan despoblada y con
esto se animarán cada día a hacer más mal. Vuestra majestad sea servido mandarlo
remediar.
Esta isla está muy falta de negros que son el sustento de ella para los ingenios,
hatos y estancias, que sin ellos no se pueden sustentar y como en los años pasado ha
habido descaminados y se han hecho procesos contra los que traen negros, todos
los navíos se pasan de claro para la Nueva España sin parar aquí y si vuestra majestad
no fuere servido proveer las cosas que sobre esto hemos escrito a vuestra majestad
(fol. 1v) a lo menos importaría mucho que de las muchas licencias de que hacen
merced a muchas personas, partes de ellas fueren con cargo que hubiesen de traer
negros a esta isla y a la de Puerto Rico, porque de otra manera, sin duda entiendo
será gran causa para acabarse de despoblar.
En estos navíos vino una real cédula para que en todas Las Indias no hubiesen
coches ni se pudiesen pasar a ella. Yo cuando aquí vine, por hallarme enfermo de
los riñones y no poder venir a caballo hasta Sevilla, compré en Valladolid un coche
de cuero a muy poco precio y lo traje aquí en que por mi indisposición he andado
y vuestra majestad que además de mi indisposición soy viejo y muy pesado, que sin
mucho peligro no me atrevo a andar a caballo. Y de haber aquí solo este coche no
puede resultar los inconvenientes ni impedimentos de las malicias en que se funda
la cédula de vuestra majestad. A vuestra majestad suplico sea servido hacerme merced que no se entienda conmigo la cédula pues yo no uso de coche por ambición ni
339
Genaro Rodríguez Morel
autoridad ni regalo sino por necesidad de mi indisposición y mis servicios y antigüedad no desmerecían esta merced.6
En estas naos recibí unos pliegos para el gobernador de La Habana y otro para el
gobernador de Cartagena y otra para el gobernador de Puerto Rico y otro para otros
gobernadores y prelados [tinta diluida] con la brevedad que fuere posible.
Víspera de nuestra señora, de septiembre llegaron a esta ciudad mensajeros y
cartas de Puerto Plata con aviso de cómo vuestra majestad había hecho merced al
doctor Aliaga de mandarle para Guatemala y el fiscal de aquí a Panamá. Los licenciado Quero y Cabezas habían tendido cartas de España de cómo ellos estaban proveídos y como esto no sucedió así han dado en decir que por mis cartas y por lo que
yo he escrito le desproveyeron a ellos y proveyeron a los demás de lo cual yo estoy
tan inocente en el consejo de vuestra majestad. Habrá entendido y con ser verdad
desde el río de Sevilla que partieron para Sanlúcar en un barco que fletaron ellos
y el fiscal para traer su ropa tuvieron tantas diferencias el licenciado de las Cabezas
con los otros dos que no los he podido poner en paz ni hacerlos amigos y desde este
día que llegaron estos mensajeros aquí se han confederado para darme pesadumbre
por la causa que he dicho. Y yo paso y llevo todo como conviene para que haya paz y
con los oidores pasados no hay más pesadumbre que con los ángeles y con los unos
y con los otros siempre les he guardado (fol. 2) el respeto que es razón sin que nadie
con verdad pueda decir que de mi hayan recibido una mala palabra, más de no consentir que usen conmigo lo que los pasados usaron con su presidente por entender
que conviene así al servicio de vuestra majestad y a la quietud de la Audiencia. Suplico a vuestra majestad que pues soy el hombre más antiguo de las Indias en servicio
de vuestra majestad sea servido de hacerme merced de sacarme de esta isla para que
pueda servir a vuestra majestad con mas salud de la que aquí tengo. Guarde y ensalce nuestro señor la católica y real persona de vuestra majestad con aumento de más
reinos y señoríos. De Santo Domingo, 29 de septiembre de 1578 años.
Sacra católica cesárea majestad.
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales manos besa
Doctor Cuenca
Al margen izquierdo de este párrafo dice lo siguiente: “Que se guarde lo proveído porque así
cumple al servicio de vuestra majestad y bien de aquella tierra”.
6
340
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 27
Santo Domingo, 8 de noviembre de 1578
Católica, real majestad.
Por dar cuenta a vuestra majestad de otras he hecho después [tinta diluida] de
esa corte escribo esta. Yo me embarqué en la flota de la Nueva España, la cual se
hizo a la vela el nueve de agosto de 1578 y llegó a Santo Domingo a treinta de septiembre a donde salté en un barco [tinta diluida] con ella a Ocoa y prosiguió la flota
su viaje a ocho de octubre por la tarde y el diez por la mañana nos dio un temporal
tan grande con tiempo del este el cual duró tres días que desarregló toda la flota. La
nao en que yo venía padeció tanta tormenta que resultó milagrosamente se salvó y
pudo seguir [tinta diluida] sin timón y anegándose yéndose a la mar gran cantidad
de hacienda, principalmente mía, porque como [tinta diluida] tenía la primera y
así se fue casi toda a la mar. El temporal nos dio sobre la Beata y así el lunes trece
de octubre aclaró un poco el tiempo y como pudieron levantaron una [tinta diluida] con un pedazo de vela y a 20 de octubre tomamos este puerto de Santiago de
Cuba con harto trabajo y así, por falta de mantenimientos como por falta de gente,
porque seis hombres nos llevó la mar y la demás quedó tal que cierto quedó como
muerta. Este pueblo de Santiago está tan pobre y tan destrozado que cierto ni se
halla que comer ni aún hay con que comprarlo y vale más caro que en Nombre de
Dios. Cuando llegamos hallamos en él el navío de Martín Monte, maestre, Francisco
de Chávez, el cual llegó tan destrozado que hizo luego dejación y al cabo de tres
días entró el galeón Santiago, que salió de Cádiz, que es el mayor navío de la flota,
sin árbol mayor ni timón. Están estos dos navíos aderezados para proseguir su viaje.
Creo saldrán por marzo o febrero. El licenciado Maldonado y yo veníamos en un
navío, el doctor Pareja venía en otro barco. Ahora no se sabe otra cosa de la flota.
Dios la lleve a salvamento que cierto padeció gran trabajo. Suplico a vuestra majestad que en recompensa de mis servicios y trabajos que he pasado en las ocasiones
que hubiere vuestra majestad se acuerde de mi y porque vuestra majestad me hará
la merced que mis servicios merecieren.
(fol. 1v.) Nuestro señor la católica y real persona de vuestra majestad, guarde y
prospere en mayores estado. Santiago de Cuba de noviembre 8 de 1578.
Muy humilde criado de vuestra majestad que sus reales manos besa.
El licenciado Pinedo
341
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 28
Santo Domingo, 9 de noviembre de 1578
Católica, real majestad
Dos crecido bienes y favores recibí de la mano poderosa de vuestra majestad el
día que fue servido mandarme ir a Panamá por fiscal. El uno acordarse de honrarme
y tenerme por útil a su real servicio que es la mayor felicidad de la tierra. Y el otro
haberme librado del cruel trato y condición y de las persecuciones y oprobios que
contra toda la verdad y razón me ha perseguido el doctor Cuenca, presidente de esta
Audiencia de Santo Domingo, aunque según su condición y natural pasión tengo por
cierto que ni me presenté ni ausenté a dejar de ofenderme y procurarme mal.
Luego que el licenciado de las Cabezas, oidor de esta Real Audiencia recibió el
recado de mi residencia la publicó. Y como el presidente la había puesto mal conmigo tuve buenos deseos de hallar algo que importase contra mi y así recibió casi
cuarenta testigos, cosa no usada y escudriñó todos los procesos y papeles de importancia del fisco. Me vio mis memoriales y libro con extraña diligencia pero de verdad
y ser el recto juez no pudieron dejar de hacer su efecto debido y así sin ponerme
cargo porque no me resultó, me declaró por buen fiscal y digno de que en cosa de
más calidad vuestra majestad de mi servirse como parece por este testimonio que de
ellos envío a esta que suplico a vuestra majestad mande ver.
Si se miran mis cartas escritas a vuestra majestad para el tiempo de la cuenta reservé siempre el saberse verdades y si lo han sido las que contra mi con apasionado
ánimo se han escrito (fol. 1v.) espero en Dios servir siempre como hasta aquí con
tanta limpieza y diligencia que merece se tenga de mi memoria honrada. Que ese
solo bien deseo después del servicio de la divina majestad.
En los últimos días que estuve en este oficio llegaron unas cédulas de vuestra majestad acerca de su Real Hacienda, especial la que toca al valor del oro. Luego se asentaron
en los libros reales y las demás irán donde se manda y están en poder del presidente.
En mi lugar el licenciado Gaspar de Torres, abogado antiguo de letras y experiencia y deudo mío. El presidente y los oidores vieron que así convenía al servicio
de vuestra majestad y a las causas muchas y de importancia que dejó. Entregué las
cédulas, recados y memoriales y el libro de visita alargarme algo a decir a vuestra
majestad con verdad cuan buenas partes hay en el para servir y buenos deseos pero
el deudor me hace callar decir lo han mucho de los que están en esa corte de vuestra
majestad que le conocen.
Hallarme alcanzado y con necesidad y el mucho gasto que para ir a Panamá se
ofrece son causa que no haya con mayor brevedad hecho mi viaje. Espero en Dios
que estaré allá para esta pascua primera de navidad y será de hoy en cuarenta días.
342
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Teniendo por cierto, se acordará vuestra majestad de honrar las canas del doctor
Luis de Villanueva, mi primo, deseaba la flota en la cual no hubo lo que muchos
creyeron. No podemos dejar de sentirlo con muchas lágrimas y en que mi suerte no
fuese ir a recogerlos y que comiencen lo que vuestra majestad me hiciese merced
y ni muriese de hambre. Sírvase vuestra majestad como piadosísimo, de sacarle de
tanta miseria y trabajo. Nuestro señor la católica real persona de vuestra majestad
guarde y aumento con aumento de reinos y señoríos. De Santo Domingo de La Española 9 de noviembre de 1578 año.
Católica real majestad
Besa los reales pies de vuestra majestad. Su humilde criado
El doctor Diego de Villanueva Zapata
343
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 29
Santo Domingo, 12 de noviembre de 1578
Sacra, católica, real majestad
En la flota que partió de esta isla por el mes de mayo y por otro navío que salió
de Puerto de Plata hemos dado cuanta a vuestra majestad del estado de esta tierra
y en cuanta disminución va la población de ella por la mucha carestía de los bastimentos de la tierra y de las cosas de Castilla y por el uso de esta mala moneda que
no es la menor sino la mayor causa de tanto daño. Esperamos el remedio en la flota
que ahora vino en que se entendió viniera la resolución de esta moneda sobre que
tanto se ha escrito a vuestra majestad. Y como no vino, sino muchas cartas escritas de
mercaderes y otras personas con diferentes nuevas sobre ello, ha llegado que aquella no se tiene por moneda ni la reciben por tal y lo que solía valer un peso vale seis
y sacados los señores de ingenios y ganados, que serán hasta setenta personas todos
los demás perecen, porque los precios de las cosas, así de la tierra como de Castilla
han subido a mucho más que al doble de cómo valen en el Perú. Y sí todos procuran
salir de la isla por las vías que pueden y los que quedan perecen de hambre. Gran
remedio fuera como a vuestra majestad se ha escrito, consumir esta mala moneda y
de ella hacer la buena.
En todas las flotas que aquí han salido después que aquí vinimos hemos significado a vuestra majestad como el salario que tenemos no basta para sustentarnos con
la autoridad que conviene a criados de ni aun para nuestro sustento. Y esto ahora
es más urgente que nunca por la mucha carestía de todo y sobre la necesidad con
la necesidad que pasábamos con tan poco salario, vino en esta flota una cédula de
vuestra majestad dirigida a los (fol. 1v.) Oficiales Reales de esta isla para que racionen el oro que entra en la Caja Real a quinientos cincuenta y seis maravedís con lo
cual se quitan al presidente setecientos ducados de salario y a cada uno de los oidores, trescientos. Habiéndolo gozado todos los presidentes y oidores pasados después
que la isla se descubrió en todos los tribunales de los reinos de España y de Las Indias, habiendo consideración a la mudanza de los tiempos y del precios de las cosas.
Vuestra majestad ha sido servido de mandarles acrecentar los salarios y a esta, que
es la primera Audiencia de todas Las Indias y donde todas las cosas valen al doble
que en el Perú, no teníamos la tercera parte del salario que allá se nos quita. Ahora,
tanta parte de el que es imposible alcanzar el salario para sola la sustentación de las
personas y en la tierra más trabajosa y de menos salud y regalos que hay en todas
Las Indias ni fuera de ellas. Esta ciudad dicen que ha hecho información de cómo
valen las cosas y como son en más subido precio que en el Perú. Suplicamos a vuestra majestad que pues servimos en tierra de tanto trabajo, sea servido de hacernos
344
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
merced de que el salario sea competente para podernos sustentar mandándonos
acrecentar el que teníamos y que el agravio que por razón de la cédula hemos recibido se mande remediar de manera que con más posibilidad podamos servir a vuestra
majestad. En esta Audiencia hay toda paz y concordia y todos muy conformes en servir a vuestra majestad y esto continuaremos siempre con el cuidado que debemos.
Guarde y ensalce nuestro señor la católica y real persona de vuestra majestad con
aumento de más reinos y señoríos, como toda la cristiandad desea y ha menester. De
Santo Domingo 12 de noviembre de 1578 años.
Sacra, católica real majestad
Criados de vuestra majestad que sus reales pies y manos besan
El doctor Cuenca
El Licenciado Esteban de Quero
El Licenciado de las Cabezas de Meneses
El licenciado Arceo
345
Genaro Rodríguez Morel
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 30
Santo Domingo, 12 de noviembre de 1578
Sacra, católica, real majestad
Siempre que se ofrece ocasión de escribir lo hago para dar cuenta a vuestra majestad del estado de esta tierra y por haber venido ahora un barco de La Habana a la
villa de La Yaguana de esta isla con el cual hemos tendido aviso del viaje de la flota
de la Nueva España, escribo estos renglones la cual partió del puerto de Ocoa a veintidós del mes de octubre y parece, saliendo del puerto tuvieron un temporal con el
cual arribó a la villa de La Yaguana una urca que venía en la flota despachada por
un Pedro del Castillo, vecino de Cádiz, llegó sin árboles y muy maltratada en tanto
grado que se duda que hará allí dejación o si podrá aderezar para pasar adelante.
También tenemos aviso que cerca de Cuba salió otro navío muy grande, también
maltratado que iba en demanda del puerto de Baracoa. Los de esta isla dicen que el
temporal fue recio y que las naos pasaron mucho trabajo. No sabemos el suceso que
habrán tenido. El tiempo en que vinieron fue tan tarde que no pudimos dejar tener
trabajosa navegación por ser tiempo de nortes. Dios les haya llevado en salvamento.
En esta ciudad e isla va cada día en más perdición y despoblación y no es posible
menos según suceden las cosas. Por diversas cartas esta Audiencia y yo hemos escrito a vuestra majestad la carestía de todas las cosas y pensamos que con la venida de
los navíos para esta isla hubiera habido alguna moderación y ha sucedido al revés,
que todo lo de Castilla y lo de la tierra ha subido un tercio más de lo que antes valía con lo cual es imposible sustentarse nadie. Esto ha causado y causan cincuenta
hombres (fol. 1v.) vecinos de esta ciudad que son señores de los azúcares y cueros
y los principales son los regidores del cabildo que han subido los azúcares a treinta
y cinco y cuarenta pesos el arroba que solían valer a ocho y a nueve valen a veinte
pesos y más. Y por el consiguiente, los mantenimientos de la tierra y con estos los
mercaderes de Castilla han subido sus mercaderías doblando de lo que venden en
el Perú. Y así, fuera de los señores de ingenios y ganados, los demás perecen por no
poder comprar lo que necesitan por no tener con qué y la mujer pobre que se sustentaba con su aguja y hoy no lo pueden hacer porque una aguja de coser la venden
y llevan en diez [tinta diluida] y a este respecto va todo lo demás. Yo he procurado
[tinta diluida] diligencia de le mandar poner remedio en ello y en las mercaderías
[tinta diluida] aparejo que por provisión firmada de sus nombres se ofrecieron a
vender todas las mercaderías de Castilla al precio que las demás. Ahora, tres años
y antes que se iniciase la reducción de la mala moneda y que darían cada un año
[tinta diluida] seis mil pesos de limosna para los hospitales con que los ingenios y
hatos les vendiesen los azúcares y cueros como al mismo tiempo se los vendían junto
346
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
al cabildo para tratarlos con ellos no fue posible hacerles venir en ello y así van las
cosas y carestías en increíble crecimiento y es insufrible poder sustentar la gente de
la isla sino salirse todos de ella. La mala moneda ya no corre por moneda ni nadie
la quiere y entretanto que las viere será imposible sustentar la isla. escrito está largo
a vuestra majestad sobre esto vuestra majestad manase tasar o que acatásemos el
precio de los azúcares y cueros y frutos de la tierra a un precio moderado como en
España se tasó el trigo y aunque esto se haga, es menester para cada vecino una vida
entera para que lo guarde.
Antes que esta ciudad viniera a tanta perdición como ahora está esta Audiencia
había suplicado a vuestra majestad nos hiciese merced de mandarnos acrecentar los
salarios por ser imposible podernos sustentar según la carestía de la tierra, que es al
doble que en el Perú. En lugar de esta merced vino una cédula de vuestra majestad
para que el oro se racionase a quinientos cincuenta y seis maravedís con lo cual, a
mi se me quita de salario setecientos ducados en cada un año y a los oidores tres
mil reales. Vea vuestra majestad cuan bien nos podemos sustentar. La ciudad dice
encía información de la carestía de esta tierra y por ello podrá vuestra majestad ver
lo que pasa y lo que hemos de padecer. No entiendo que los pasados hayan servido
más que yo para que a mi se me quite el salario que ellos gozaron en tiempos que las
cosas no valían (fol. 2) la sexta parte que ahora valen y pues en los reinos de España y en los demás [tinta diluida] de vuestra majestad por la carestía y subida de los
precios de las cosas se han acrecentado los salarios en todos los tribunales. Justo es
que a esta Audiencia se le haga merced, como a las demás y que los ministros de ella
no estén como suelen [tinta diluida] más ha de veinte años que las cosas no valían
[tinta diluida] que ahora valen y demás de este daño hay otras cosas [tinta diluida]
de vuestra majestad no hay de que pagar salarios y será necesario que vuestra majestad sea servido de mandar que de la isla de La Margarita se traiga [tinta diluida] el
salario y si vuestra majestad nos mandare pagarlas como se hizo con el gobernador
de Venezuela.
Otra cédula vino para que los tributos indios que tributen primero que se entreguen a los encomenderos [tinta diluida] vuestra majestad que esta fue la orden
que yo en el primero [tinta diluida] en vuestro consejo y que por ello crecían los
quinientos por cada una de vuestra majestad en aquella provincia más a ciento cuarenta mil ducados [tinta diluida] catorce estaban las cosas que ahora [tinta diluida]
será el crecimiento de doscientos mil. Suplique por ello se me hiciera merced, respondió se me [tinta diluida] con mi persona para hacerme merced por ello la que
ahora recibió es quitarme setecientos ducados de salario. Suplico a vuestra majestad
sea servido de hacerme merced conforme a mis muchos servicios y la principal será
mandarme mudar de aquí donde vivo sin ninguna salud a otra parte donde con más
salud y contento sirva a vuestra majestad.
Con los muchos caminos que he andado y muchas navegaciones que he hecho
he quedado tan quebrado y sentido de los riñones que por no poder andar a caballo
compré en Valladolid un coche para ir a Sevilla y lo traje aquí, donde he andado por
la causa dicha y del se servían las mujeres de los oidores. Por no haber aquí otro ha
347
Genaro Rodríguez Morel
venido aquí cédula para que no usemos de coche. Las causas de ella no concurren
en mi por mi mucha edad y falta de salud y menos concurren en las mujeres. Suplico a vuestra majestad que por tan justas causas se me haga merced de dispensar
conmigo y con mi mujer para usar del coche que traje, pues de un solo coche en
esta isla no puede resultar inconveniente. Guarde y ensalce nuestro señor la católica
y real persona de vuestra majestad con aumento de más reinos y señoríos. De Santo
Domingo a 12 de noviembre de 1578 años.
Sacara, católica real majestad
Humilde criado de vuestra majestad que sus reales manos besa
El doctor Cuenca
348
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Archivo General de Indias
Santo Domingo 51, Ramo 1, Nº 31
Santo Domingo, 12 de noviembre de 1578
Católica, real majestad
Por otra he dado cuenta a vuestra majestad de la áspera y triste vida que se pasa
con el doctor Cuenca, vuestro presidente, por no hacer cosa con buen y blando término, sino con terribilidad y fiereza. Y en particular he dado cuenta de mis agravios la
cual llevo con la paciencia que al servicio de vuestra majestad debo temiendo no dar
ningún género de disgusto y si con tanta afrentas vuestra majestad es servido se pase la
vida yo la tengo dedicada al servicio de vuestra majestad y así no rehusaré. Demás de lo
que en otras he dicho, porque yo no trato más de lo que a mi toca, ahora, de presente,
teniendo nueva de algunas provisiones que vuestra majestad había mandado hacer en
algunos de estas Audiencia y estando tratando con ello con el presidente, el licenciado
Quero, vuestro oidor y yo, dije con alguna lástima que tengo y con paciencia, que ya
que me quedaba en esta tierra, que me holgaba estar honrado y que no se hubiera
tratado tan mal de mi honra que en la ciudad no se tratase de otra cosa, sino de lo
que había sufrido y en lugar de consolarme dijo el presidente que no tratase de honra
pues nunca yo la había tenido y entre muchas palabras que dijo para fundar esto me
dijo que era un sodomítico y que compraba negrillos para este efecto. Solo dije al
licenciado Quero que se acordase de aquello que su señoría decía y respondió el presidente llamándome de vos otras doce veces. Os lo vuelvo a decir y llamar sodomítico
que no tiene honra y me dijo otras muchas cosas de que no rato pues basta oír esta.
Yo lo llevo con la (fol. 1v.) paciencia y muestra de amistad que vuestra majestad podrá
ser informado sin que se me note el menor desabrimiento del mundo. Se podría ver
su poca consideración en que pocos días antes me había dicho a voces delante de
todos los de la Audiencia que ninguno tenía su mujer segura de mi, como di cuanta
a vuestra majestad, y ahora me dijo cosa tan diferente. Y de su variación s entiende
bien ser su intento tocarme en lo que yo más me precio y más limpiamente guardo. Y
pues por vuestra majestad sufro semejantes injurias con risa y apariencia de contento.
Si esto fuere más ánimo y grandeza que responder por mi. Suplico a vuestra majestad
humildemente mandar apartarme de la presencia del doctor Cuenca. Cuya católica
real persona de vuestra majestad nuestro señor guarde con aumento de mayores
reinos y señoríos. En Santo Domingo doce de noviembre de 1578 años.
Católica real majestad
Besa los pies de vuestra majestad, menor criado de vuestra majestad
El licenciado de las Cabezas
349
Índice Onomástico
Álvarez de Silva, Pedro, 88
Angulo, fray Alonso de, 159, 164
Artieda, Diego de, 20
Avendaño, Pedro de, 26, 28, 158, 163
Avendaño, Pedro, 26, 28, 158, 163
Ayala, Gregorio de, 72, 75, 79, 82, 89, 148, 155, 232, 233, 234, 235, 237, 238, 269
Balmaceda, Francisco, 19
Bastidas, Rodrigo de, 114, 120, 125, 132, 138, 142, 148, 149, 155, 156, 159, 160, 164,
165, 255
Bolívar, Simón, 174, 175, 176, 177, 178, 179, 180, 206, 207, 208, 228, 250, 257, 281,
282, 283, 284
Brenes, Fernando de, 176, 178, 180
Briceño, licenciado Francisco, 25
Caballero de Bazán, Pedro, 137, 141, 171
Cabezas de Meneses, licenciado Alonso, 15, 27, 29, 97, 99, 121, 123, 125, 126, 130,
132, 133, 150, 157, 162, 167, 172, 173, 183, 186, 188, 204,212, 225, 244, 259, 261,
314, 316, 326, 327, 331, 334, 336, 338, 340, 342, 345, 349
Callejas, fray Jerónimo de, 159
Carvajal, fray Andrés de, 13, 233, 237
Castellanos, mariscal Miguel de, 21, 148, 155
Castillo, licenciado Gaspar del, 9
Colón, Cristóbal, 124, 131
Contreras, fray Diego de, 282
Daza, Juan, 124, 131,
Díaz Merchán, Manuel, 269
Encinas, Alonso de, 72, 73, 75, 76, 79, 80, 82, 83, 89, 93, 95, 98, 108, 172, 192, 194,
198, 199, 201, 211, 217, 222, 257, 261, 298, 300, 304, 311, 336
Encinas, Diego de, 173
Eraso, Antonio, 205, 207, 227
Eraso, Cristóbal de, 51, 56, 57, 59, 85, 88, 96,
Espinoza, Ventura de, 22
351
Genaro Rodríguez Morel
Esquivel, Hernando de, 231, 232, 233, 234, 235, 236, 237, 238
Fernández de Busto, Pedro, 298, 300
Fernández Fuenmayor, licenciado Ruy, 10, 12, 13, 65, 72, 74, 79, 81, 89, 98, 173, 328, 335
Figueroa, Baltasar de, 161, 166, 335
Francisco Luís, 225, 243, 248, 257, 258, 261, 262
García de Ayala, Sebastián, 33, 281, 282, 283, 284,
García de Guzmán, Antonio, 22
García Hernández de Torrequemada, 39, 72, 75, 79, 82, 148, 155, 178, 289, 295
García, Lorenzo, 234, 238
Gaspar Calderón, 313
Godoy, Francisco, 248
Gómez Porcel, Diego, 304
González de Cuenca, doctor Gregorio, 9, 10, 13, 15, 25, 40, 171, 172, 214, 227, 228,
259, 271, 280, 281, 283, 285, 291, 297, 299, 301, 320
Gorjón, Hernando, 13, 105, 111, 117, 209, 230, 246, 260, 267, 335
Gudiel, Juan de, 299, 301
Hernández de Hanover, Alonso, 165
Hernández de Ribera, Rodrigo, 112, 118
Hernández de Segura, Alonso, 312
Jiménez de Peralta, Diego, 10, 12, 73, 80, 112, 118, 137, 139, 141, 143, 158, 163, 168,
169, 173, 198, 201, 210
Justiniano, Tomás, 19
Ledesma, Juan de, 21
Ledesma, Pedro de, 159, 164
León, Duarte de, 22
López de Carrizosa, Íñigo, 101, 102, 264, 324, 332
López de Cerrato, licenciado Alonso, 137, 141
Lorenzo, Antonio, 22
Maese Rodrigo, 216, 221, 240
Manzanillo, fray Juan de, 124, 131
Marmolejos, Francisco de, 231, 232, 235, 236
Márquez, Antonio, 33, 37, 127, 134
Marrufo, Jerónimo, 313
Martín de Ribera, Diego, 261, 313
Matamoros, fray Diego de, 313
Mauritano, Juan de Porras, 75, 82
Maza de Lizana, Miguel, 101, 125, 132, 163
Mejía, doctor Francisco, 19
Meléndez Márquez, Pedro, 70, 211
Mendoza, Martín de, 248
Mendoza, Pedro de, 176, 234, 238,
Miranda, Hernando de, 88, 96
Montemayor de Cuenca, doctor Juan Francisco de, 27, 29, 36
352
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Montero, fray Domingo de, 282
Mora Almazán, Diego de, 23
Muñiz de Cabrera, Luís, 126, 133
Núñez de Padilla, Francisco, 75, 82, 149, 156, 247, 303
Ochoa de La Vega, Diego, 88
Orosco, fray Baltasar de, 281, 283
Ortegón, Bernabé, 138, 142
Paredes, fray Roque de, 282
Pérez, Juan, 312
Pinedo, licenciado Miguel de, 22, 31, 32, 37, 56, 59, 61, 104, 149, 156, 171, 197, 200,
210, 218, 223, 242, 341
Polanco, María de, 159, 164
Polanco, Melchora de, 159, 164
Quero, licenciado Esteben de, 14, 15, 27, 29, 40, 99, 107, 114, 120, 122, 123, 124,
125, 126, 127, 128, 129, 130, 131, 132, 133, 134, 135, 138, 142, 161, 162, 167, 168,
172, 182, 183, 185, 186, 189, 190, 191, 192, 194, 197, 200, 204, 210, 212, 217, 222,
225, 226, 227, 228, 231, 234, 235, 238, 241, 244, 248, 252, 257, 262, 269, 278, 289,
295, 299, 301, 303, 305, 308, 310, 311, 314, 327, 331, 338, 340, 345, 349
Rengifo de Angulo, Pedro, 272
Riego, Santiago del, 76, 83
Rodríguez Galán, Juan, 178, 180
Rojas, Juan de, 101
Ruiz de Segura, Alonso, 304
Ruiz, Martín, 78
Salazar, licenciado Eugenio, 20, 23, 32, 33, 37, 41, 56, 60, 123, 130
Sánchez de Aranda, Luís, 231, 232, 233, 235, 236, 237
Segura, fray Francisco de, 97, 267
Serpa, Diego Fernández de, 165
Serpa, García de, 160, 165
Sierra, Enrique de, 19, 247, 302
Solís, Francisco de, 99
Tapia, Cristóbal de, 19, 249, 304
Tello, Francisco, 128, 135, 278, 289, 295
Torres, Melchor, 12, 13, 67, 73, 74, 80, 81, 89, 90, 104, 107, 113, 119, 192, 194, 211,
261
Valdivia, licenciado Juan de, 136, 137, 140, 141, 278, 289, 295
Vera, licenciado Francisco de, 9, 10, 11, 20, 23, 24, 30, 41, 74, 81, 106, 115, 121, 139,
143, 170, 171, 196, 197, 199, 200, 210, 278, 289, 295, 298, 300
Villanueva Zapata, licenciado Diego de, 11, 12, 13, 45, 47, 50, 52, 64, 66, 68, 77, 84,
91, 93, 95, 104, 150, 157, 171, 174, 175, 176, 177, 178, 179, 180, 187, 190, 193,
195, 205, 206, 207, 208, 219, 224, 227, 228, 230, 231, 232, 233, 234, 235, 236, 237,
238, 246, 251, 252, 253, 257, 272, 274, 306, 323, 328, 331, 343
Villanueva, doctor Luis de, 49, 66, 75, 82, 343
353
Índice Temático
Agua, 54, 62, 71, 78, 86, 111, 117, 181, 184, 197, 200, 209, 212, 255, 256, 267268,
315, 322
Albañilería, 160, 165
Alcaide, 114, 120, 125, 132, 145, 148, 149, 150, 152, 155, 156, 157, 160, 165, 167, 272
Algodón, 161, 166
Alguacil Mayor, 56, 59, 64, 65, 71, 93, 95, 98, 101, 127, 168, 188, 192, 194, 264, 265,
324, 332
Almoneda (s), 218, 223, 250, 258, 268, 335
Alquiler (es), 47, 49, 210, 228
Alquiler (es), 47, 49, 210, 228
Alzados, 275, 286, 292, 316
Amancebado (s), 15, 124, 130, 182, 185
Amancebamiento, 14, 15, 123, 130
Arancel (es), 19, 39, 72, 79
Arcipreste, 54, 86
Armada, 19, 25, 34, 37, 40, 49, 51, 56, 57, 78, 267, 276, 293
Arzobispo, 54, 55, 58, 63, 65, 74, 81, 86, 106, 109, 113, 114, 119, 120, 138, 142, 181,
184, 196, 199, 203, 209, 213, 216, 221, 226, 230, 233, 237, 240, 245, 251, 258, 269,
299, 301
Azúcar (es), 12, 34, 44, 47, 51, 53, 54, 58, 74, 81, 85, 87, 100, 102, 105, 106, 111, 114,
117, 120, 145, 152, 168, 169, 171, 181, 213, 260, 266, 273, 276, 181, 182, 184, 185,
213, 229, 244, 254,, 255, 258, 263, 266, 277, 287, 288, 293, 294, 317, 346, 347
Bastimentos, 25, 51, 62, 108, 113, 114, 119, 120, 160, 165, 181, 184, 197, 200, 229,
244, 245, 265, 270, 276, 277, 285, 287
Bastimentos, 25, 51, 62, 108, 113, 114, 119, 120, 160, 165, 181, 184, 197, 200, 229,
244, 245, 263, 270, 276, 277, 285, 287, 288, 293, 294, 317, 319, 320, 321, 344
Breviarios, 23
Bulas, 26, 28, 100, 137, 141, 170, 230, 245, 247, 248, 249, 251, 260, 272, 273, 302,
304, 306
Caballos, 264, 319
Cabildo, 12, 14, 63, 65, 67, 69, 74, 75, 81, 82, 86, 91, 92, 94, 97, 106, 107, 108, 110,
355
Genaro Rodríguez Morel
112, 113, 114, 116, 118, 119, 120, 122, 123, 124, 125, 126, 129, 1130, 131, 132,
133, 144, 151, 181, 182, 184, 185, 197, 200, 210, 213, 216, 217, 221, 222, 240, 241,
255, 256, 260, 264, 265, 267, 269, 277, 288, 294, 312, 317, 318, 346, 347
Cajas Reales, 10, 19, 89, 136, 140, 172, 210, 258, 344
Cáncer, 146, 153
Canoas, 52
Canónigo (s), 54, 58, 86, 107, 181, 184, 318
Cañafístula, 96, 213, 277, 288, 294
Capellanías, 13, 105, 106, 111, 112, 113, 117, 118, 119, 209, 260, 261
Capirotes, 99
Cárcel pública, 10, 100, 102, 127, 134, 256
Carestía, 35, 43, 46, 48, 54, 86, 160, 165, 181, 184, 212, 213, 263, 313, 314, 317, 344,
346, 347
Carnestolendas, 14, 123, 130, 305
Carnicería, 74, 81, 277, 317, 320
Carpintería, 160, 165
Carretas, 22,
Casa de la Moneda, 55, 111, 117, 256, 306, 312
Casados, 14, 122, 127, 129, 134, 258, 262, 302,
Casamientos, 88
Catedral, 13, 105, 112, 118, 197, 200, 210, 252
Cátedras, 13, 105, 111, 117, 209, 260, 261
Causas eclesiásticas, 230, 246
Cazabe, 317, 33, 35, 37, 38, 55, 87, 114, 120, 181, 184, 273, 317, 319, 322
Censos, 54, 86, 150, 157, 260, 261
Cobre, (metal), 35, 38, 44, 46, 47, 54, 55, 86, 87, 107, 108, 110, 111, 113, 116, 117,
119, 196, 197, 199, 200, 203, 209, 217, 219, 222, 224, 241, 243, 249, 256, 263, 264,
275, 276, 286, 287, 292, 293, 306, 312
Cofradías, 14, 106
Comercio, 11, 12, 14, 62, 71, 78, 110, 116, 213, 306
Comida (s), 34, 35, 37, 38, 39, 55, 87, 88, 144, 151, 248, 262, 273
Contrabando, 10, 11, 12, 14
Conucos, 114, 120
Corsario (s), 11, 16, 34, 37, 39, 40, 43, 48, 51, 53, 56, 57, 58, 59, 62, 85, 86, 88, 96,
105, 125, 132, 145, 152, 158, 160, 163, 165, 182, 185, 230, 245, 257, 262, 264, 275,
286, 392, 311, 339
Cuasimodo, 25
Cuchilladas, 99
Cuero (s), 19, 34, 53, 54, 58, 85, 87, 96, 100, 102, 105, 106, 114, 120, 145, 152, 181,
182, 184, 185, 213, 229, 254, 255, 263, 266, 277, 288, 294, 312, 320, 339, 346, 347
Cuños, 106, 196, 199, 209, 255, 256, 263, 279, 291, 297, 312,
Curato, 54, 86, 210
Descasados, 127, 134
356
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Despoblación, 34, 346
Dignidades, 54, 86, 181, 184
Divinales, 23
Doncellas, 124, 131, 182, 185, 260
Dotes, 14, 60, 105, 112, 118, 270
Eclipse, 311
Enfermedades, 45, 47, 49, 258, 317, 334
Esclavo (s), 10, 19, 33, 44, 47, 49, 52, 62, 71, 78, 92, 94, 98, 171, 174, 181, 184, 247,
250, 253, 254, 256, 257, 265, 266, 278, 289, 295, 302, 307, 309, 315, 319
Estancia (s), 13, 53, 64, 85, 86, 100, 102, 105, 111, 117, 181, 182, 184, 185, 254, 262,
264, 270, 273, 276, 287, 293, 307, 309, 317, 319, 339
Excomunión, 226
Fiador (es), 19, 22, 127, 134, 149, 156, 248, 269
Fiestas de tabla, 187, 252, 307, 308, 310, 329
Fiestas, 74, 81, 187, 252, 307, 310, 329
Flota, 21, 23, 33, 35, 38, 43, 46, 51, 52, 54, 55, 57, 58, 62, 70, 74, 75, 81, 82, 85, 86, 88,
96, 97, 100, 101,102, 103, 105, 108, 114, 120, 122, 123, 125, 126, 127, 128, 129,
130, 132, 133, 134, 135, 136, 138, 140, 142, 144, 147, 149, 151, 154, 156, 158, 159,
160, 163, 164, 165, 168, 169, 172, 174, 181, 182, 184, 185, 190, 191, 192, 194, 196,
197, 198, 199, 200, 201, 202, 203, 209, 210, 211, 213, 215, 216, 219, 220, 221, 224,
239, 240, 243, 248, 249, 254, 255, 263, 266, 267, 269, 273, 274, 278, 289, 295, 298,
300, 302, 303, 304, 305, 307, 310, 313, 315, 316, 317, 319, 321, 322, 327, 335, 336,
339, 341, 343, 344, 346
Fortaleza, 76, 83, 114, 120, 125, 132, 148, 149, 152, 155, 156, 159, 160, 164, 165, 257,
262, 264, 267, 268
Fragata (s), 26, 28, 275, 286, 292, 298, 300
Fraile (s), 14, 15, 33, 34, 37, 55, 63, 65, 87, 97, 101, 102, 105, 112, 118, 123, 124, 128,
130, 131, 135, 159, 164, 209, 213, 229, 230, 245, 267, 266, 278, 279, 281, 282, 283,
284, 285, 289, 290, 295, 296, 313
Franceses, 16, 25, 26, 28, 30, 34, 43, 46, 48, 49, 51, 53, 56, 57, 59, 60, 85, 125, 132,
158, 163, 249, 261, 262, 264, 273, 274, 288, 304, 312
Fraude (s), 35, 39, 60, 147, 154, 181, 184, 265, 268
Frutos de la tierra, 11, 34, 43, 44, 46, 53, 54, 56, 58, 85, 87, 100, 111, 117, 144, 151,
158, 163, 181, 184, 276, 287, 293, 302, 313, 317, 347
Fuerte de San Agustín, 88
Fuerte de Santa Elena, 88, 96
Galeón (es), 25, 26, 28, 34, 37, 40, 49, 51, 53, 54, 56, 57, 58, 59, 60, 70, 85, 87, 96, 158,
159, 163, 164, 170, 267, 275, 285, 286, 292, 341
Galeones, 25, 26, 28, 34, 37, 40, 49, 51, 53, 54, 56, 57, 58, 59, 60, 70, 85, 87, 96, 158,
159, 163, 164, 170, 267, 275, 285, 286, 292, 341
Galeras, 11, 34, 43, 46, 51, 53, 57, 58, 62, 71, 78, 86, 96, 150, 156, 158, 195, 163, 164,
197, 200, 209, 230, 245, 249, 255, 262, 275, 286, 292, 304, 339
Ganado, 13, 44, 46, 181, 184, 275, 279, 286, 288, 292, 317, 320
357
Genaro Rodríguez Morel
Gente pobre, 74, 81, 304
Guitarra, 299
Hambre, 88, 105, 113, 119, 255, 273, 276, 287, 293, 317, 219, 322, 343, 344
Hato (s), 111, 117, 181, 184, 225, 254, 255, 262, 263, 270, 307, 309, 320, 339, 346
Herencias, 112, 118,
Holandeses, 16
Huérfanas, 261, 270
Huracán (es), 21, 23, 70, 96, 114, 120, 181, 184
Iglesia, 12, 13, 14, 54, 58, 63, 74, 81, 86, 97, 105, 106, 107, 109, 110, 112, 113, 116, 117,
118, 119, 123, 130, 138, 139, 142, 143, 144, 151, 157, 181, 183, 184, 186, 187, 188,
197, 200, 203, 209, 210, 213, 216, 221, 240, 252, 258, 266, 282, 284, 318, 329, 330
Indios, 23, 39, 44, 47, 49, 88, 96, 124, 131, 250, 253, 265, 266, 270, 286, 313, 339, 347
Ingenio (s), 12, 13, 22, 34, 35, 38, 44, 51, 74, 81, 89, 100, 102, 105, 111, 117, 254, 255,
256, 260, 262, 263, 266, 270, 276, 277, 287, 288, 293, 294, 307, 309, 312, 316, 317,
319, 335, 339, 344, 346, 346
Ingleses, 16, 34, 51, 65, 261
Jengibre, 161, 166, 213, 254, 255
Juez de Provincia, 100, 102, 126, 133, 231, 234, 235, 238
Justicia Ordinaria, 253
Justicia Seglares, 230
Justicias eclesiásticas, 230,
Labrador (es), 33, 44, 46, 48, 63, 72, 76, 79, 83, 217, 222, 241, 255, 276, 287, 293,
315, 317
Labranzas, 44, 262
Libertad cristiana, 52
Luteranos, 43, 46, 48
Mayorazgo, 124, 131
Mercaderes, 35, 47, 54, 55, 58, 86, 87, 97, 106, 107, 108, 110, 111, 114, 116, 117, 120,
138, 142, 181, 182, 184, 185, 212, 213, 217, 222, 241, 248, 249, 255, 263, 266, 267,
276, 287, 293, 304, 313, 315, 336, 344, 346
Mercaderías, 19, 22, 25, 34, 35, 38, 52, 58, 101, 103, 111, 117, 138, 142, 149, 156, 160,
165, 176, 178, 180, 182, 185, 212, 218, 223, 225, 229, 242, 244, 255, 262, 263, 268,
313, 315, 321, 336, 346
Mineros, 307
Misa (s), 13, 14, 106, 112, 118, 313, 316
Misales, 23
Monasterio (s) 13, 14, 26, 28, 55, 58, 87, 88, 89, 97, 99, 101, 105, 107, 112, 118, 124,
128, 131, 135, 159, 164, 229, 245, 260, 261, 267, 270, 271, 279, 282, 284, 289, 290,
295, 296, 313
Monasterio de Las Mercedes, 55, 58, 229, 245
Monasterio de Regina, 89, 124, 131
Monasterio de San Francisco, 55, 58, 87, 313
Monasterio de Santa Clara, 26, 55, 88, 97, 159, 164, 260, 261, 313
358
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Monasterio de Santo Domingo, 99, 128, 135, 289, 295
Moneda, 12, 13, 14, 34, 35, 37, 38, 54, 55, 58, 75, 82, 85, 86, 87, 104, 105, 106, 108,
109, 110, 111, 112, 113, 114, 115, 116, 117, 118, 119, 120, 122, 125, 129, 132, 138,
142, 144, 145, 146, 149, 150, 151, 152, 153, 156, 157, 159, 164, 182, 185, 196, 197,
199, 200, 203, 209, 213, 217, 222, 225, 228, 229, 241, 244, 248, 249, 254, 255, 256,
258, 260, 261, 263, 267, 273, 276, 278, 279, 287, 289, 290, 293, 295, 296, 298, 299,
300, 301, 304, 305, 306, 312, 319, 322, 335, 336, 344, 346
Monjas, 14, 28, 55, 88, 89, 97, 105, 112, 118, 124, 131, 159, 164, 260, 270, 31
Monje, 55
Monstruo, 146, 153
Moradores, 39, 109, 110, 111, 116, 117, 119
Mujer (es) 15, 88, 123, 127, 130, 134, 265, 327, 335, 347, 348
Mujer cantonera, 14, 15, 122, 123, 129, 130
Mula, 123, 127, 130, 134
Navío (s), 11, 19, 20, 21, 23, 25, 26, 28, 30, 33, 34, 35, 38, 39, 41, 43, 45, 46, 47, 49,
51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 60, 62, 65, 68, 70, 72, 78, 79, 85, 86, 87, 88, 89, 90,
92, 94, 96, 97, 100, 101, 102, 103, 105, 114, 120, 122, 124, 127, 128, 129, 131, 134,
135, 137, 141, 149, 156, 158, 160, 161, 163, 165, 166, 171, 173, 176, 178, 180, 181,
184, 190, 196, 199, 217, 218, 222, 223, 225, 229, 241, 242, 243, 245, 247, 248, 249,
250, 251, 252, 260, 261, 262, 264, 265, 266, 268, 269, 272, 273, 275, 276, 277, 279,
285, 286, 287, 288, 290, 292, 293, 294, 296, 298, 299, 300, 302, 303, 304, 306, 307,
310, 311, 313, 315, 317, 319, 320, 321, 322, 332, 336, 339, 341, 344, 346
Negro (s), 13, 15, 16, 21, 22, 23, 35, 38, 39, 44, 47, 49, 71, 78, 92, 94, 101, 105, 111,
117, 127, 164, 147, 149, 154, 155, 156, 170, 171, 174, 197, 200, 247, 250, 258, 260,
261, 263, 264, 275, 276, 277, 278, 286, 287, 288, 289, 292, 293, 294, 295, 303, 307,
309, 312, 316, 317, 319, 336, 339,
Novillos, 277, 288, 294
Obispo (s) 13, 245, 268, 269
Oro, 19, 21, 34, 44, 46, 49, 52, 54, 62, 70, 87, 96, 98, 106, 107, 112, 118, 144, 145,
146, 148, 151, 152, 153, 155, 168, 169, 172, 192, 194, 198, 201, 210, 211, 213, 214,
217, 218, 219, 222, 223, 224, 228, 229, 241, 242, 243, 244, 245, 248, 254, 258, 260,
261, 263, 265, 268, 275, 276, 281, 283, 286, 287, 292, 306, 307, 309, 311, 316, 336,
342, 344, 347
Ostiones, 272
Ostras, 272
Pan, 54, 55, 58, 86, 87, 114, 120, 276, 287, 293, 315, 322
Panderos, 299
Pascua de Espíritu Santo, 188
Pascua de Navidad, 75, 82, 342
Pascua de Resurrección, 107, 138, 142
Pecado en nefando, 279, 290, 296
Penas de cámara, 42, 71, 78, 161, 166, 209, 303
Perlas (pesquería), 26, 28, 39, 52, 159, 164
359
Genaro Rodríguez Morel
Pesas, 74, 81,
Pescadores, 272, 335
Pesquería, 26, 28, 39, 52, 159, 164
Pipa de harina, 97
Pipa de vino, 22
Piragua (s), 51, 339
Plata, 14, 34, 37, 44, 46, 47, 49, 54, 55, 58, 70, 72, 79, 86, 87, 96, 106, 107, 108, 110,
111, 113, 116, 117, 119, 151, 196, 197, 199, 200, 203, 209, 218, 219, 223, 224, 226,
242, 243, 249, 250, 258, 263, 273, 276, 287, 293, 306, 312, 316
Pleitos fiscales, 71, 78, 125, 132, 149, 156, 182, 185, 197, 200, 211, 212, 229, 231, 233,
234, 235, 237, 238, 245, 268
Pobreza, 33, 43 46, 48, 54, 56, 60, 64, 86, 92, 94, 100, 102, 105, 112, 118, 137, 141,
174, 248, 251, 254, 273, 313, 319, 335
Portugueses, 19, 22, 34, 44, 47, 49, 92, 94, 149, 156, 218, 223, 225, 242, 243, 258, 265,
285, 288, 302, 312
Prebendados, 13, 106, 112, 113, 118, 119, 258, 318
Prebendas, 112, 118, 119, 318
Precio (s), 12, 34, 35, 38, 53, 54, 85, 86, 96, 97, 106, 111, 114, 117, 120, 144, 145, 151,
152, 181, 184, 229, 244, 254, 255, 263, 268, 305, 313, 314, 315, 317, 319, 321, 335,
338, 339, 344, 346, 347, 349
Predicadores, 107, 181, 184, 248, 279, 281, 282, 283, 284, 290, 296, 313
Prelado (s), 34, 53, 54, 55, 58, 63, 86, 87, 88, 97, 110, 116, 126, 133, 159, 164, 203,
209, 216, 221, 240, 258, 313, 340
Prisiones, 124, 131, 285
Punzones, 106, 196, 199, 255, 312, Puto, 10, 126, 133
Rescatar, 39, 51, 53, 85
Rescates, 71, 78, 249, 312
Ropa, 75, 82, 99, 315, 340
Sal, 100, 102, 312
Salario (s), 10, 30, 33, 47, 49, 62, 72, 79, 93, 95, 113, 119, 128, 135, 137, 138, 141, 142,
147, 154, 158, 170, 175, 177, 179, 190, 191, 192, 194, 197, 200, 210, 215, 220, 239,
248, 253, 258, 265, 268, 303, 304, 311, 314, 323, 344, 347
Semana Santa, 25
Señor de ingenio, 12, 13, 34, 35, 38, 100, 102, 255, 262, 270, 276, 287, 293, 317, 319,
344, 346
Solares, 258, 311
Soldados, 88, 96, 250, 264, 312
Sombreros, 15, 123, 130
Teatinos, 209, 230, 245, 261
Temporal, 70, 181, 184,198, 201, 211 341, 346
Tierra de regadío, 264, 276, 287, 293
Tormenta, 88, 96, 341
360
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Tributos, 13, 14, 105, 106, 107, 108, 109, 110, 111, 112, 113, 114, 115, 116, 117, 118,
119, 120, 121, 138, 142, 196, 197, 199, 200, 230, 246, 260, 261, 335, 347
Trigo, 34, 38, 38, 44, 46, 49, 55, 56, 87, 201, 210, 264, 273, 276, 279, 287, 291, 293,
297, 321, 347
Usura, 12, 181, 184
Vacas, 105, 277, 288, 294, 320
Vecino (s), 26, 28, 35, 38, 39, 43, 46, 48, 53, 54, 55, 85, 86, 92, 94, 105, 106, 110, 111,
112, 113, 114, 116, 117, 118, 119, 120, 137, 138, 141, 142, 154, 160, 165, 175, 177,
179, 211, 225, 228, 232, 233, 234, 235, 236, 237, 238, 244, 249, 254, 255, 256, 257,
258, 261, 262, 263, 264, 265, 267, 268, 269, 273, 275, 276, 277, 281, 283, 285, 286,
287, 292, 293, 294, 304, 305, 306, 307, 309, 315, 320, 346, 347
Vellón (moneda), 14, 34, 35, 38, 54, 55, 58, 86, 87, 105, 106, 108, 110, 116, 196, 199,
203, 225, 244, 249, 263, 273, 276, 287, 293, 312
Viudas, 13, 14, 106, 112, 118
Zaragüelles, 14, 122, 123, 129, 130
361
Índice Geográfico
Angola, 174
Aranjuez, 205, 207, 227
Baoruco, 275, 286, 292, 316
Baracoa, 346
Bayajá, 11, 12, 72, 76, 79, 83, 92, 94, 192, 194, 197, 200, 210, 217, 222, 225, 241, 243,
248, 257, 261, 262, 280, 291, 297, 303, 307, 309, 311
Bayamo, 53, 58, 86
Beata, isla, 341
Bermudas, 21, 70
Brasil, 302
Cabo de la Vela, 149
Cabo Verde, 278, 285, 289
Campeche, 44
Canarias, 22, 75, 82, 147, 149, 154, 174, 262, 263, 264, 303, 315
Caracas, 249, 266, 303
Cariaco, 266
Cartagena, 51, 70, 147, 154, 253, 298, 300, 340
China, 124, 131
Costa Rica, 20, 22
Cuba, isla, 48, 56, 57, 85, 96, 250, 253, 258, 263, 267, 346
Cumaná, 51, 53, 58, 86, 160, 165, 249
Cumanacoa, 266
Dominica, isla, 34, 49, 339
El Seibo, 307, 307
Flandes, 12
Francia, 12, 34, 53, 57, 60, 85, 158, 163, 261, 262, 267, 320, 322
Galicia, 34, 38, 45, 47, 49, 54, 58, 62, 71, 78, 86, 96, 97, 101, 103, 160, 165, 265, 313,
315, 319, 322
Granada, 39
Guadianilla, 53, 86
Guatemala, 34, 56, 59, 320, 245, 340
363
Genaro Rodríguez Morel
Guinea, 22, 44, 174
Haina, 62, 108, 197, 200, 209, 255, 256, 315, 320
Holanda, 12
Inglaterra, 12, 34, 285
Jamaica, 56, 57, 249, 262, 265
La Florida, 88, 96
La Habana, 21, 53, 55, 57, 59, 70, 71, 72, 78, 79, 85, 88, 198, 201, 211, 219, 224, 243,
268, 312, 313, 321, 322, 339, 340, 346
La Margarita, isla, 26, 28, 39, 51, 52, 53, 58, 60, 86, 100, 102, 123, 125, 130, 132, 158,
159, 160, 163, 164, 165, 176, 178, 180, 211, 218, 223, 230, 242, 245, 253, 266, 272,
303, 313, 347
La Vega, 88
La Yaguana, 21, 39, 43, 46, 49, 53, 57, 58, 60, 85, 96, 158, 163, 262, 264, 275, 286,
292, 320, 346
Las Indias, 22, 33, 34, 35, 37, 47, 54, 56, 62, 68, 71, 79, 86, 101, 111, 114, 117, 120,
124, 126, 127, 131, 133, 134, 137, 141, 157, 172, 175, 177, 179, 205, 207, 213, 227,
231, 235, 248, 254, 255, 258, 263, 265, 276, 278, 281, 283, 287, 289, 293, 295, 299,
301, 313, 314, 330, 339, 340, 344
Lima, 56, 88, 100, 102
Maricapana, 266
México, 49, 222, 241, 318
Montecristi, 11, 12, 46, 57, 70, 85, 96, 198, 201, 211, 225, 244, 247, 249, 257, 261, 262,
273, 302, 303
Nicaragua, 20
Nizao, 22
Nombre de Dios, 51, 262, 285, 341
Nueva Andalucía, 23, 266
Nueva España, 21, 23, 33, 34, 35, 44, 47, 52, 53, 54, 60, 85, 87, 105, 138, 142, 174,
192, 194, 196, 199, 260, 266, 277, 288, 294, 298, 300, 302, 321, 322, 339, 341, 346
Ocoa, 23, 35, 38, 51, 53, 85, 196, 199, 272, 277, 288, 294, 339, 341, 346
Panamá, 342
Perú, 9, 26, 28, 33, 34, 38, 44, 57, 59, 88, 89, 96, 111, 117, 122, 126, 127, 128, 129,
133, 134, 135, 138, 142, 198, 201, 211, 212, 213, 258, 270, 276, 285, 287, 293, 321,
344, 346, 347
Portugal, 12, 19, 23, 34, 124, 127, 131, 134, 149, 156, 182, 185, 248, 258, 269, 302
Puerto Plata, 105, 128, 135, 144, 146, 151, 153, 344
Puerto Real, 11, 12, 57, 262
Puerto Rico, 24, 53, 58, 60, 86, 88, 92, 94, 96, 99, 100, 202, 160, 165, 217, 222, 241,
253, 339, 340
Quito, 126, 133, 285
Río de La Hacha, 21, 25, 148, 149, 155, 156, 249, 275, 286, 292, 303, 312
Samaná, 272
San Germán, 60
364
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
San Lorenzo del Escorial, 335
Sanlúcar, 33, 37, 89, 122, 128, 129, 134, 278, 289, 295, 298, 300, 340
Santa Ulúa, 273
Santiago de Cuba, 159, 164, 341
Saona, isla, 181, 184, 272, 321, 322
Segovia, 175, 177, 179
Sevilla, 14, 16, 19, 30, 34, 47, 56, 87, 100, 102, 122, 129, 137, 158, 161, 163, 166, 168,
169, 170, 172, 216, 218, 221, 223, 240, 242, 247, 255, 261, 264, 266, 267, 269, 298,
300, 306, 315, 321, 335, 339, 340, 347
Tierra Firme, 34, 37, 44, 47, 49, 51, 54, 57, 70, 71, 78, 85, 87, 88, 96, 101, 103, 138,
142, 160, 165, 249, 251, 253, 258, 266, 285, 306, 322, 339
Valladolid, 39, 113, 119, 339, 347
Veracruz, 196, 199
365
Índice General
Presentación,
Raymundo González . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Introducción,
Genaro Rodríguez Morel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Santo Domingo, 12 de junio de 1575. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Santo Domingo, 8 de agosto de 1575. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Santo Domingo, 11 de agosto de 1575 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Santo Domingo, 11 de agosto de 1575. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
Santo Domingo, 25 de abril de 1576 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Santo Domingo, 29 de abril de 1576 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
Santo Domingo, 29 de abril de 1576 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Santo Domingo, 30 de abril de 1576 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
Santo Domingo, 17 de julio de 1576 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Santo Domingo, 17 de julio de 1576 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Santo Domingo, 18 de julio de 1576 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Santo Domingo, 18 de julio de 1576 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Santo Domingo, 15 de julio de 1576 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
Santo Domingo, 1 de agosto de 1576. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
Santo Domingo, 15 de agosto de 1576. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Santo Domingo, 10 de octubre de 1576. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Santo Domingo, 8 de noviembre de 1576. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Santo Domingo, 8 de noviembre de 1576. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
Santo Domingo, 8 de noviembre de 1576. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Santo Domingo, 10 de noviembre de 1576. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
Santo Domingo, 12 de noviembre de 1576. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
Santo Domingo, 16 de noviembre de 1576. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
Santo Domingo, 16 de noviembre de 1576. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Santo Domingo, 12 de noviembre de 1576. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
367
Genaro Rodríguez Morel
Santo Domingo, 7 de enero de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
Santo Domingo, 7 de enero de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
Santo Domingo, 7 de enero de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Santo Domingo, 8 de enero de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Santo Domingo, 8 de enero de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
Santo Domingo, 8 de enero de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Santo Domingo, 8 de enero de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Santo Domingo, 28 de febrero de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Santo Domingo, 28 de febrero de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Santo Domingo, 30 de abril de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
Santo Domingo, ( ) de abril de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Santo Domingo, 20 de junio de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Santo Domingo, 20 de junio de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
Santo Domingo, 30 de junio de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
Santo Domingo, 30 de junio de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
Santo Domingo, 1 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Santo Domingo, 1 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
Santo Domingo, 2 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
Santo Domingo, 2 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Santo Domingo, 2 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
Santo Domingo, 2 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Santo Domingo, 2 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
Santo Domingo, 2 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
Santo Domingo, 2 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170
Santo Domingo, 18 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
Santo Domingo, 15 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175
Santo Domingo, 15 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
Santo Domingo, 15 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
Santo Domingo, 25 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
Santo Domingo, 25 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
Santo Domingo, 25 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
Santo Domingo, 25 de julio de 1577 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188
Santo Domingo, 4 de agosto de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 190
Santo Domingo, 6 de agosto de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
Santo Domingo, 9 de agosto de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
Santo Domingo, 12 de agosto de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 194
Santo Domingo, 13 de agosto de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 196
Santo Domingo, 15 de agosto de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
Santo Domingo, 29 de agosto de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203
Santo Domingo, 17 de agosto de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
Santo Domingo, 17 de agosto de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
Santo Domingo, 5 de septiembre de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209
Santo Domingo, 6 de octubre de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
Santo Domingo, 7 de septiembre de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
Santo Domingo, 1 de octubre de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225
368
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1575-1578)
Santo Domingo, 5 de septiembre de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 15 de octubre de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 12 de octubre de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 12 de octubre de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 15 de octubre de 1577. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 19 de enero de 1578 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 25 de enero de 1578 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 9 de febrero de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 10 de febrero de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 15 de febrero de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 14 de marzo de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 14 de marzo de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 15 de abril de 1578 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 14 de abril de 1578 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 14 de abril de 1578 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 15 de abril de 1578 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 20 de abril de 1578 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 20 de abril de 1578 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 1 de mayo de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 1 de mayo de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 10 de mayo de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 12 de mayo de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 12 de mayo de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 12 de mayo de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 20 de mayo de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 3 de junio de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 14 de junio de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 14 de junio de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 15 de junio de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 2 de agosto de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 6 de agosto de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 16 de agosto de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 20 de agosto de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 6 de septiembre de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 24 de septiembre de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 29 de septiembre de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 8 de noviembre de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 9 de noviembre de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 12 de noviembre de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 12 de noviembre de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Santo Domingo, 12 de noviembre de 1578. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Índice onomástico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 351
Índice temático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 355
Índice geográfico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 363
369
Publicaciones del
Archivo General de la Nación
Vol. I Vol. II Vol. III Vol. IV Vol. V Vol. VI Vol. VII Vol. VIII Vol. IX Vol. X Vol. XI Vol. XII Vol. XIII Vol. XIV Vol. XV Vol. XVI Vol. XVII Vol. XVIII Vol. XIX Vol. XX Vol. XXI Vol. XXII Vol. XXIII Vol. XXIV Vol. XXV Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1844-1846. Edición y notas de E.
Rodríguez Demorizi, C. T., 1944.
Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez
Demorizi, Vol. I, C. T., 1944.
Samaná, pasado y porvenir. E. Rodríguez Demorizi, C. T., 1945.
Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E. Rodríguez Demorizi, Vol. II,
C. T., 1945.
Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez
Demorizi, Vol. II, Santiago, 1947.
San Cristóbal de antaño. E. Rodríguez Demorizi, Vol. II, Santiago, 1946.
Manuel Rodríguez Objío (poeta, restaurador, historiador, mártir). R. Lugo Lovatón, C. T., 1951.
Relaciones. Manuel Rodríguez Objío. Introducción, títulos y notas por R. Lugo Lovatón,
C. T., 1951.
Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1846-1850. Vol. II. Edición y notas
de E. Rodríguez Demorizi, C. T., 1947.
Índice general del «Boletín» del 1938 al 1944, C. T., 1949.
Historia de los aventureros, filibusteros y bucaneros de América. Escrita en holandés por
Alexander O. Exquemelin, traducida de una famosa edición francesa de La SireneParís, 1920, por C. A. Rodríguez; introducción y bosquejo biográfico del traductor
R. Lugo Lovatón, C. T., 1953.
Obras de Trujillo. Introducción de R. Lugo Lovatón, C. T., 1956.
Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E. Rodríguez Demorizi,
Vol. III, C. T., 1957.
Cesión de Santo Domingo a Francia. Correspondencia de Godoy, García Roume, Hedouville, Louverture,
Rigaud y otros. 1795-1802. Edición de E. Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T., 1959.
Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez Demorizi,
Vol. III, C. T., 1959.
Escritos dispersos. (Tomo I: 1896-1908). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2005.
Escritos dispersos. (Tomo II: 1909-1916). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2005.
Escritos dispersos. (Tomo III: 1917-1922). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2005.
Máximo Gómez a cien años de su fallecimiento, 1905-2005. Edición de E. Cordero Michel,
Santo Domingo, D. N., 2005.
Lilí, el sanguinario machetero dominicano. Juan Vicente Flores, Santo Domingo, D. N., 2006.
Escritos selectos. Manuel de Jesús de Peña y Reynoso. Edición de A. Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2006.
Obras escogidas 1. Artículos. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz.
Santo Domingo, D. N., 2006.
Obras escogidas 2. Ensayos. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz.
Santo Domingo, D. N., 2006.
Obras escogidas 3. Epistolario. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2006.
La colonización de la frontera dominicana 1680-1796. Manuel Vicente Hernández González,
Santo Domingo, D. N., 2006.
371
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. XXVI Fabio Fiallo en La Bandera Libre. Compilación de Rafael Darío Herrera, Santo Domingo,
D. N., 2006.
Vol. XXVII Expansión fundacional y crecimiento en el norte dominicano (1680-1795). El Cibao y la bahía de
Samaná. Manuel Hernández González, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXVIII Documentos inéditos de Fernando A. de Meriño. Compilación de José Luis Sáez, S. J.,
Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXIX Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXX
Iglesia, espacio y poder: Santo Domingo (1498-1521), experiencia fundacional del Nuevo Mundo.
Miguel D. Mena, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXI
Cedulario de la isla de Santo Domingo, Vol. I: 1492-1501. Fray Vicente Rubio, O. P. Edición
conjunta del Archivo General de la Nación y el Centro de Altos Estudios Humanísticos
y del Idioma Español, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXII La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo I: Hechos sobresalientes en la provincia).
Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXIII La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo II: Reorganización de la provincia post
Restauración). Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo,
D. N., 2007.
Vol. XXXIV Cartas del Cabildo de Santo Domingo en el siglo xvii. Compilación de Genaro Rodríguez
Morel, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXV Memorias del Primer Encuentro Nacional de Archivos. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVI Actas de los primeros congresos obreros dominicanos, 1920 y 1922. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVII Documentos para la historia de la educación moderna en la República Dominicana (1879-1894).
Tomo I, Raymundo González, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVIII Documentos para la historia de la educación moderna en la República Dominicana (1879-1894).
Tomo II, Raymundo González, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXIX Una carta a Maritain. Andrés Avelino. Traducción al castellano e introducción del P. Jesús
Hernández, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XL
Manual de indización para archivos, en coedición con el Archivo Nacional de la República
de Cuba. Marisol Mesa, Elvira Corbelle Sanjurjo, Alba Gilda Dreke de Alfonso, Miriam
Ruiz Meriño, Jorge Macle Cruz, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLI
Apuntes históricos sobre Santo Domingo. Dr. Alejandro Llenas. Edición de A. Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLII
Ensayos y apuntes diversos. Dr. Alejandro Llenas. Edición de A. Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLIII
La educación científica de la mujer. Eugenio María de Hostos, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLIV
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1530-1546). Compilación de Genaro Rodríguez
Morel, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLV
Américo Lugo en Patria. Selección. Compilación de Rafael Darío Herrera, Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. XLVI
Años imborrables. Rafael Alburquerque Zayas-Bazán, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVII Censos municipales del siglo xix y otras estadísticas de población. Alejandro Paulino Ramos,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVIII Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo I. Compilación de José Luis
Saez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLIX
Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo II. Compilación de José Luis
Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. L
Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo III. Compilación de José Luis
Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LI
Prosas polémicas 1. Primeros escritos, textos marginales, Yanquilinarias. Félix Evaristo Mejía.
Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
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Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. LII
Prosas polémicas 2. Textos educativos y Discursos. Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LIII
Prosas polémicas 3. Ensayos. Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. LIV
Autoridad para educar. La historia de la escuela católica dominicana. José Luis Sáez, S. J.,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LV
Relatos de Rodrigo de Bastidas. Antonio Sánchez Hernández, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVI
Textos reunidos 1. Escritos políticos iniciales. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVII
Textos reunidos 2. Ensayos. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVIII
Textos reunidos 3. Artículos y Controversia histórica. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LIX
Textos reunidos 4. Cartas, Ministerios y misiones diplomáticas. Manuel de J. Galván. Edición
de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LX
La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo (1930-1961). Tomo I,
José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXI
La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo (1930-1961). Tomo II,
José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXII
Legislación archivística dominicana, 1847-2007. Archivo General de la Nación, Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. LXIII
Libro de bautismos de esclavos (1636-1670). Transcripción de José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. LXIV
Los gavilleros (1904-1916). María Filomena González Canalda, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXV
El sur dominicano (1680-1795). Cambios sociales y transformaciones económicas. Manuel Vicente
Hernández González, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXVI
Cuadros históricos dominicanos. César A. Herrera, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXVII Escritos 1. Cosas, cartas y... otras cosas. Hipólito Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXVIII Escritos 2. Ensayos. Hipólito Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. LXIX
Memorias, informes y noticias dominicanas. H. Thomasset. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXX
Manual de procedimientos para el tratamiento documental. Olga Pedierro, et. al., Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. LXXI
Escritos desde aquí y desde allá. Juan Vicente Flores. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXXII De la calle a los estrados por justicia y libertad. Ramón Antonio Veras (Negro), Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. LXXIII Escritos y apuntes históricos. Vetilio Alfau Durán, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXIV Almoina, un exiliado gallego contra la dictadura trujillista. Salvador E. Morales Pérez,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXV Escritos. 1. Cartas insurgentes y otras misivas. Mariano A. Cestero. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVI Escritos. 2. Artículos y ensayos. Mariano A. Cestero. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVII Más que un eco de la opinión. 1. Ensayos, y memorias ministeriales. Francisco Gregorio Billini.
Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVIII Más que un eco de la opinión. 2. Escritos, 1879-1885. Francisco Gregorio Billini. Edición de
Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
373
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. LXXIX Más que un eco de la opinión. 3. Escritos, 1886-1889. Francisco Gregorio Billini. Edición de
Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXX Más que un eco de la opinión. 4. Escritos, 1890-1897. Francisco Gregorio Billini. Edición de
Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXI Capitalismo y descampesinización en el Suroeste dominicano. Angel Moreta, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. LXXXIII Perlas de la pluma de los Garrido. Emigdio Osvaldo Garrido, Víctor Garrido y Edna Garrido
de Boggs. Edición de Edgar Valenzuela, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIV Gestión de riesgos para la prevención y mitigación de desastres en el patrimonio documental. Sofía
Borrego, Maritza Dorta, Ana Pérez, Maritza Mirabal, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXV Obras. Tomo I, Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo Rafael Hernández,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXVI Obras. Tomo II, Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo Rafael Hernández,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXVIIHistoria de la Concepción de La Vega. Guido Despradel Batista, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIX Una pluma en el exilio. Los artículos publicados por Constancio Bernaldo de Quirós en República
Dominicana. Compilación de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. XC
Ideas y doctrinas políticas contemporáneas. Juan Isidro Jimenes Grullón, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. XCI
Metodología de la investigación histórica. Hernán Venegas Delgado, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCIII
Filosofía dominicana: pasado y presente. Tomo I. Compilación de Lusitania F. Martínez,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCIV
Filosofía dominicana: pasado y presente. Tomo II. Compilación de Lusitania F. Martínez,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCV
Filosofía dominicana: pasado y presente. Tomo III. Compilación de Lusitania F. Martínez,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCVI
Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición. Ramón Antonio, (Negro) Veras, Santo
Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCVII Escritos reunidos. 1. Ensayos, 1887-1907. Rafael Justino Castillo. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCVIII Escritos reunidos. 2. Ensayos, 1908-1932. Rafael Justino Castillo. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCIX
Escritos reunidos. 3. Artículos, 1888-1931. Rafael Justino Castillo. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. C
Escritos históricos. Américo Lugo. Edición conjunta del Archivo General de la Nación y el
Banco de Reservas, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. CI
Vindicaciones y apologías. Bernardo Correa y Cidrón. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. CII
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas. María Ugarte, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. CIII
Escritos diversos. Emiliano Tejera. Edición conjunta del Archivo General de la Nación y el
Banco de Reservas, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CIV
Tierra adentro. José María Pichardo, segunda edición, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CV
Cuatro aspectos sobre la literatura de Juan Bosch. Diógenes Valdez, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CVI
Javier Malagón Barceló, el Derecho Indiano y su exilio en la República Dominicana. Compilación
de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CVII
Cristóbal Colón y la construcción de un mundo nuevo. Estudios, 1983-2008. Consuelo Varela.
Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CVIII
República Dominicana. Identidad y herencias etnoculturales indígenas. J. Jesús María Serna
Moreno, Santo Domingo, D. N., 2010.
374
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CIX
Escritos pedagógicos. Malaquías Gil Arantegui. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo,
D. N., 2010.
Vol. CX
Cuentos y escritos de Vicenç Riera Llorca en La Nación. Compilación de Natalia González,
Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXI
Jesús de Galíndez. Escritos desde Santo Domingo y artículos contra el régimen de Trujillo en el exterior.
Compilación de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXII
Ensayos y apuntes pedagógicos. Gregorio B. Palacín Iglesias. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXIII
El exilio republicano español en la sociedad dominicana (Ponencias del Seminario Internacional,
4 y 5 de marzo de 2010). Reina C. Rosario Fernández (Coord.) Edición conjunta de la
Academia Dominicana de la Historia, la Comisión Permanente de Efemérides Patrias y el
Archivo General de la Nación, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXIV
Pedro Henríquez Ureña. Historia cultural, historiografía y crítica literaria. Odalís G. Pérez,
Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXV
Antología. José Gabriel García. Edición conjunta del Archivo General de la Nación y el
Banco de Reservas, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXVI
Paisaje y acento. Impresiones de un español en la República Dominicana. José Forné Farreres.
Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXVII Historia e ideología. Mujeres dominicanas, 1880-1950. Carmen Durán. Santo Domingo,
D. N., 2010.
Vol. CXVIII Historia dominicana: desde los aborígenes hasta la Guerra de Abril. Augusto Sención (Coord.),
Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXIX
Historia pendiente: Moca 2 de mayo de 1861. Juan José Ayuso, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXX
Raíces de una hermandad. Rafael Báez Pérez e Ysabel A. Paulino, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXI
Miches: historia y tradición. Ceferino Moní Reyes, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXII Problemas y tópicos técnicos y científicos. Tomo I, Octavio A. Acevedo. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXIII Problemas y tópicos técnicos y científicos. Tomo II, Octavio A. Acevedo. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXIV Apuntes de un normalista. Eugenio María de Hostos. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXV Recuerdos de la Revolución Moyista (Memoria, apuntes y documentos). Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXVI Años imborrables (2da ed.) Rafael Alburquerque Zayas-Bazán. Edición conjunta de la
Comisión Permanente de Efemérides Patrias y el Archivo General de la Nación, Santo
Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXVII El Paladión: de la Ocupación Militar Norteamericana a la dictadura de Trujillo. Tomo I.
Compilación de Alejandro Paulino Ramos. Edición conjunta del Archivo General de la
Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXVIII El Paladión: de la Ocupación Militar Norteamericana a la dictadura de Trujillo. Tomo II.
Compilación de Alejandro Paulino Ramos. Edición conjunta del Archivo General de la
Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXIX Memorias del Segundo Encuentro Nacional de Archivos. Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXX Relaciones cubano-dominicanas, su escenario hemisférico (1944-1948). Jorge Renato Ibarra
Guitart, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXXXI Obras selectas. Tomo I, Antonio Zaglul. Edición conjunta del Archivo General de la Nación
y el Banco de Reservas. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXXXII Obras selectas. Tomo II, Antonio Zaglul. Edición conjunta del Archivo General de la Nación
y el Banco de Reservas. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXXXIII África y el Caribe: Destinos cruzados. Siglos xv-xix, Zakari Dramani-Issifou, Santo Domingo,
D. N., 2011.
375
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CXXXIV Modernidad e ilustración en Santo Domingo. Rafael Morla, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXXXV La guerra silenciosa: Las luchas sociales en la ruralía dominicana. Pedro L. San Miguel,
Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXXXVI AGN: bibliohemerografía archivística. Un aporte (1867-2011). Luis Alfonso Escolano
Giménez, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXXXVIILa caña da para todo. Un estudio histórico-cuantitativo del desarrollo azucarero dominicano.
(1500-1930). Arturo Martínez Moya, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXXXVIII El Ecuador en la Historia. Jorge Núñez Sánchez, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXXXIX La mediación extranjera en las guerras dominicanas de independencia, 1849-1856. Wenceslao
Vega B., Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXL
Max Henríquez Ureña. Las rutas de una vida intelectual. Odalís G. Pérez, Santo Domingo,
D. N., 2011.
Vol. CXLI
Yo también acuso. Carmita Landestoy, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLIII
Más escritos dispersos. Tomo I, José Ramón López. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLIV
Más escritos dispersos. Tomo II, José Ramón López. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLV
Más escritos dispersos. Tomo III, José Ramón López. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLVI
Manuel de Jesús de Peña y Reinoso: Dos patrias y un ideal. Jorge Berenguer Cala, Santo Domingo,
D. N., 2011.
Vol. CXLVII Rebelión de los Capitanes: Viva el rey y muera el mal gobierno. Roberto Cassá, edición conjunta del
Archivo General de la Nación y la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Santo Domingo,
D. N., 2011.
Vol. CXLVIII De esclavos a campesinos. Vida rural en Santo Domingo colonial. Raymundo González,
Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLIX Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1547-1575). Genaro Rodríguez Morel,
Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CL
Ramón –Van Elder– Espinal. Una vida intelectual comprometida. Compilación de Alfredo
Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CLI
El alzamiento de Neiba: Los acontecimientos y los documentos (febrero de 1863). José Abreu
Cardet y Elia Sintes Gómez, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CLII
Meditaciones de cultura. Laberintos de la dominicanidad. Carlos Andújar Persinal, Santo Domingo,
D. N., 2011.
Vol. CLIII
El Ecuador en la Historia (2da ed.) Jorge Núñez Sánchez, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLIV
Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe (1789-1854). José Luciano Franco,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLV
El Salvador: historia mínima. Varios autores, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLVI
Didáctica de la geografía para profesores de Sociales. Amparo Chantada, Santo Domingo,
D. N., 2012.
Vol. CLVII
La telaraña cubana de Trujillo. Tomo I, Eliades Acosta Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLVIII Cedulario de la isla de Santo Domingo, 1501-1509. Vol. II, Fray Vicente Rubio, O. P., edición
conjunta del Archivo General de la Nación y el Centro de Altos Estudios Humanísticos
y del Idioma Español, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLIX
Tesoros ocultos del periódico El Cable. Compilación de Edgar Valenzuela, Santo
Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLX
Cuestiones políticas y sociales. Dr. Santiago Ponce de León. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXI
La telaraña cubana de Trujillo. Tomo II, Eliades Acosta Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXII
El incidente del trasatlántico Cuba. Una historia del exilio republicano español en la sociedad
dominicana, 1938-1944. Juan B. Alfonseca Giner de los Ríos, Santo Domingo, D. N., 2012.
376
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CLXIII
Vol. CLXIV
Historia de la caricatura dominicana. Tomo I, José Mercader, Santo Domingo, D. N., 2012.
Valle Nuevo: El Parque Juan B. Pérez Rancier y su altiplano. Constancio Cassá, Santo Domingo,
D. N., 2012.
Vol. CLXV
Economía, agricultura y producción. José Ramón Abad. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXVI
Antología. Eugenio Deschamps. Edición de Roberto Cassá, Betty Almonte y Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXVII Diccionario geográfico-histórico dominicano. Temístocles A. Ravelo.Revisión, anotación y
ensayo introductorio Marcos A. Morales, edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo,
D. N., 2012.
Vol. CLXVIII Drama de Trujillo. Cronología comentada. Alonso Rodríguez Demorizi. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXIX La dictadura de Trujillo: documentos (1930-1939). Tomo I, volumen 1. Eliades Acosta Matos,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXX
Drama de Trujillo. Nueva Canosa. Alonso Rodríguez Demorizi. Edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2012
Vol. CLXXI El Tratado de Ryswick y otros temas. Julio Andrés Montolío. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXII La dictadura de Trujillo: documentos (1930-1939). Tomo I, volumen 2. Eliades Acosta Matos,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXIII La dictadura de Trujillo: documentos (1950-1961). Tomo III, volumen 5. Eliades Acosta
Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXIV La dictadura de Trujillo: documentos (1950-1961). Tomo III, volumen 6. Eliades Acosta
Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXV Cinco ensayos sobre el Caribe hispano en el siglo xix: República Dominicana, Cuba y Puerto Rico
1861-1898. Luis Álvarez-López, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXVI Correspondencia consular inglesa sobre la Anexión de Santo Domingo a España. Roberto Marte,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXVII ¿Por qué lucha el pueblo dominicano? Imperialismo y dictadura en América Latina. Dato Pagán
Perdomo, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXVIII Visión de Hostos sobre Duarte. Eugenio María de Hostos. Com-pilación y edición de Miguel
Collado, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CLXXIX Los campesinos del Cibao: Economía de mercado y transformación agraria en la República
Dominicana, 1880-1960. Pedro L. San Miguel, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXX La dictadura de Trujillo: documentos (1940-1949). Tomo II, volumen 3. Eliades Acosta
Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXXI La dictadura de Trujillo: documentos (1940-1949). Tomo II, volumen 4. Eliades Acosta
Matos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXXII De súbditos a ciudadanos (siglos xvii-xix): el proceso de formación de las comunidades criollas del Caribe
hispánico (Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo). Tomo I. Jorge Ibarra Cuesta, Santo Domingo,
D. N., 2012.
Vol. CLXXXIII La dictadura de Trujillo (1930-1961). Augusto Sención Villalona, San Salvador-Santo
Domingo, 2012.
Vol. CLXXXIV Anexión-Restauración. Parte 1. César A. Herrera. Edición conjunta entre el Archivo General
de la Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXXXV Anexión-Restauración. Parte 2. César A. Herrera. Edición conjunta entre el Archivo General
de la Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CLXXXVI Historia de Cuba. José Abreu Cardet y otros, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CLXXXVIILibertad Igualdad: Protocolos notariales de José Troncoso y Antonio Abad Solano, 1822-1840.
María Filomena González Canalda, Santo Domingo, D. N., 2013.
377
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CLXXXVIIIBiografías sumarias de los diputados de Santo Domingo en las Cortes españolas. Roberto Cassá,
Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CLXXXIX Financial Reform, Monetary Policy and Banking Crisis in Dominican Republic. Ruddy Santana,
Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXC
Legislación archivística dominicana (1847-2012). Departamento de Sistema Nacional de
Archivos e Inspectoría, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCI
La rivalidad internacional por la República Dominicana y el complejo proceso de su anexión a
España (1858-1865). Luis Escolano Giménez, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCII Escritos históricos de Carlos Larrazábal Blanco. Tomo I. Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCIII Guerra de liberación en el Caribe hispano (1863-1878). José Abreu Cardet y Luis ÁlvarezLópez, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCIV Historia del municipio de Cevicos. Miguel Ángel Díaz Herrera, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCV La noción de período en la historia dominicana. Volumen I, Pedro Mir, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCVI La noción de período en la historia dominicana. Volumen II, Pedro Mir, Santo Domingo,
D. N., 2013.
Vol. CXCVII La noción de período en la historia dominicana. Volumen III, Pedro Mir, Santo Domingo,
D. N., 2013.
Vol. CXCVIII Literatura y arqueología a través de La mosca soldado de Marcio Veloz Maggiolo. Teresa
Zaldívar Zaldívar, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CXCIX El Dr. Alcides García Lluberes y sus artículos publicados en 1965 en el periódico Patria.
Compilación de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CC
El cacoísmo burgués contra Salnave (1867-1870). Roger Gaillard, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CCI
«Sociología aldeada» y otros materiales de Manuel de Jesús Rodríguez Varona. Compilación de
Angel Moreta, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CCII
Álbum de un héroe. (A la augusta memoria de José Martí). 3ra edición. Compilación de Federico
Henríquez y Carvajal y edición de Diógenes Céspedes, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CCIII
La Hacienda Fundación. Guaroa Ubiñas Renville, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CCIV
Pedro Mir en Cuba. De la amistad cubano-dominicana. Rolando Álvarez Estévez, Santo Domingo,
D. N., 2013.
Vol. CCV
Correspondencia entre Ángel Morales y Sumner Welles. Edición de Bernardo Vega, Santo Domingo,
D. N., 2013.
Vol. CCVI
Pedro Francisco Bonó: vida, obra y pensamiento crítico. Julio Minaya, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CCVII Catálogo de la Biblioteca Arístides Incháustegui (BAI) en el Archivo General de la Nación. Blanca
Delgado Malagón, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CCVIII Personajes dominicanos. Tomo I, Roberto Cassá. Edición conjunta del Archivo General de la
Nación y la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCIX
Personajes dominicanos. Tomo II, Roberto Cassá. Edición conjunta del Archivo General de la
Nación y la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCX
Rebelión de los Capitanes: Viva el rey y muera el mal gobierno. 2da edición, Roberto Cassá. Edición
conjunta del Archivo General de la Nación y la Universidad Autónoma de Santo Domingo,
Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXI
Una experiencia de política monetaria. Eduardo García Michel, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXII Memorias del III Encuentro Nacional de Archivos. Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXIII El mito de los Padres de la Patria y Debate histórico. Juan Isidro Jimenes Grullón. Santo Domingo,
D. N., 2014.
Vol. CCXIV La República Dominicana [1888]. Territorio. Clima. Agricultura. Industria. Comercio. Inmigración
y anuario estadístico. Francisco Álvarez Leal. Edición conjunta del Archivo General de la
Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXV
Los alzamientos de Guayubín, Sabaneta y Montecristi: Documentos. José Abreu Cardet y Elia Sintes
Gómez, Santo Domingo, D. N., 2014.
378
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. CCXVI
Propuesta de una Corporación Azucarera Dominicana. Informe de Coverdale & Colpitts. Estudio de
Frank Báez Evertsz, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXVII La familia de Máximo Gómez. Fray Cipriano de Utrera, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXVIII Historia de Santo Domingo. La dominación haitiana (1822-1844). Vol. IX. Gustavo Adolfo
Mejía-Ricart, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXIX La expedición de Cayo Confites. Humberto Vázquez García. Edición conjunta del Archivo
General de la Nación, de República Dominicana y la Editorial Oriente, de Santiago de
Cuba, Santo Domingo, D. N., 2014.
Vol. CCXX
De súbditos a ciudadanos (siglos xvii-xix): El proceso de formación de las comunidades criollas
del Caribe hispánico (Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo). Tomo II, Jorge Ibarra Cuesta,
Santo Domingo, D. N., 2014.
Colección Juvenil
Vol. I
Vol. II
Vol. III
Vol. IV
Vol. V
Vol. VI
Vol. VII
Vol. VIII
Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Santo Domingo, D. N., 2007.
Heroínas nacionales. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vida y obra de Ercilia Pepín. Alejandro Paulino Ramos, Santo Domingo, D. N., 2007.
Dictadores dominicanos del siglo xix. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2008.
Padres de la Patria. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2008.
Pensadores criollos. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2008.
Héroes restauradores. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2009.
Dominicanos de pensamiento liberal: Espaillat, Bonó, Deschamps (siglo xix). Roberto Cassá,
Santo Domingo, D. N., 2010.
Colección Cuadernos Populares
Vol. 1
Vol. 2
Vol. 3
La Ideología revolucionaria de Juan Pablo Duarte. Juan Isidro Jimenes Grullón, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Mujeres de la Independencia. Vetilio Alfau Durán, Santo Domingo, D. N., 2009.
Voces de bohío. Vocabulario de la cultura taína. Rafael García Bidó, Santo Domingo, D. N., 2010.
Colección Referencias
Vol. 1
Vol. 2
Vol. 3
Archivo General de la Nación. Guía breve. Ana Féliz Lafontaine y Raymundo González, Santo
Domingo, D. N., 2011.
Guía de los fondos del Archivo General de la Nación. Departamentos de Descripción y Referencias, Santo Domingo, D. N., 2012.
Directorio básico de archivos dominicanos. Departamento de Sistema Nacional de Archivos,
Santo Domingo, D. N., 2012.
379
Esta edición Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo
(1575-1578), de Genaro Rodríguez Morel, se terminó de
imprimir en los talleres gráficos de Editora Centenario,
S. R. L., en marzo de 2015, Santo Domingo, con una
tirada de 1,000 ejemplares.
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