RESOLUCION Nº 422/01 En Buenos Aires, a los 12 días del mes de

Anuncio
RESOLUCION Nº 422/01
En Buenos Aires, a los 12 días del mes de diciembre
del año dos mil uno, sesionando en la Sala de Plenario del
Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación, con
la Presidencia del Dr. Diego J. May Zubiría, los señores
consejeros presentes
VISTO:
El expediente 286/01, caratulado “Glucksmann, Andrés
c/ titular del Juzgado Civil Nº 49 - Dr. Eduardo José Coll”, del
que
RESULTA:
I. El Dr. Andrés Glucksmann denuncia al Dr. Eduardo
José Coll, titular del Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 49, por mal desempeño en sus funciones y solicita
que se le inicie un sumario administrativo (fs. 9/10).
II. Refiere que en los autos caratulados “Gamboa,
Hugo
N.
c/
Consorcio
de
Propietarios
Paraguay
631/44
s/
convocatoria a asamblea” (expediente 64.678/95), actuó como
administrador y apoderado de la parte demandada. Señala que el
magistrado, al dictar sentencia el 2 de octubre de 1996,
decidió dar por concluido dicho expediente, ya que “de la
compulsa de las(...) actuaciones y documental glosada (cfr. fs.
841/844) surge que el Consorcio se autoconvocó -sin necesidad
de la intervención judicial- por lo que, en la especie lo
peticionado
originalmente
se
transformó
en
una
cuestión
abstracta más allá de las incidencias habidas”.
Expresa que “(t)al resolución se remite a las fs.
841/844 que no son otras que la[s] copia[s] certificada[s] por
Escribano Público de la Asamblea General Ordinaria de fecha 13
de mayo de 1996, en la cual se [lo] ratificaba en [su] cargo de
(a)dministrador
del
referido
consorcio”.
Agrega
que
esa
resolución quedó firme y consentida.
Refiere que el magistrado, a pedido del ex Consejo de
Administración,
“rectificando
un
reabrió
error
el
proceso
material
que
cuatro
hace
al
años
fondo
después
de
la
cuestión”. Añade que en la resolución del 14 de marzo del año
2000, el juez resolvió que, “habiendo incurrido en un error
material en las providencias de fs. 846 y 1009, [se hiciera]
saber a las partes que las piezas que debieron mencionarse son
las que obran a fs. 835/37 y no las de fs. 841/843 como se
indica[ba] en dichas providencias”.
Aclara que esas fojas se refieren a otra asamblea
extraordinaria, celebrada el 29 de julio de 1996, en la cual se
lo removió injustamente del cargo de administrador y que,
debido a ello, interpuso oportunamente su nulidad pues, a su
criterio “fue convocada en abierta violación a una medida de no
innovar dictada en el referido expediente”.
Considera que la rectificación extemporánea aludida
lo perjudicó “como persona y profesional del derecho, ya que
se(...)
inició
defraudación”
[en
su
(expediente
contra]
un
76.976/97),
proceso
que
penal
tramita
por
ante
el
Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 40, a cargo
de la Dra. Ana María Selva, Secretaría Nº 139, a cargo del Dr.
Jorge Adolfo Ávila Herrera. Añade que en esa causa resultó
imputado por haber continuado en su cargo, después de haber
quedado firme la sentencia -dictada por el Dr. Coll- en los
autos referidos.
III.
Posteriormente,
el
interesado
efectúa
tres
presentaciones. En la primera de ellas, del 18 de septiembre,
aporta nueva documentación; en la segunda, efectuada el 12 de
octubre, denuncia como hecho nuevo su procesamiento -dispuesto
en
la
causa
penal
76.976/97,
por
el
titular
del
Juzgado
Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 40-, así como el
embargo de sus bienes hasta cubrir la suma de treinta y cinco
mil pesos, fundado en la “rectificatoria extemporánea” dictada
por el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 49.
En esa presentación sostiene, además, que el juez de
instrucción argumentó que el interesado “en su condición de
abogado debió advertir cuatro años antes que el mismo se había
equivocado, ya que ‘...las únicas asambleas en las cuales puede
autoconvocarse
el
consorcio
son
precisamente
las
extraordinarias”. Finalmente, considera que el magistrado que
lo procesó “prejuzga en [su] contra cuando(...) afirma que
deb[ió] suponer la equivocación del Inferior al citar las fojas
841/844 en la sentencia de fs. 846; lo cual no es cierto pues
el mismo Juez Civil aclara en ella que autoconvocarse se
refiere al hecho de hacerlo -sin necesidad de la intervención
judicial- y no sin la intervención del administrador” (fs. 42).
El 22 de octubre del año en curso, el interesado
acompaña copia de la resolución dictada por la Sala “E” de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, dictada en el
recurso de queja formulado por el Dr. Glucksmann, respecto del
incidente de nulidad por éste articulado, en los autos “Gamboa,
Hugo N. c/ Cons. Prop. Paraguay 631/44 s/ convocatoria de
asamblea”.
Finalmente, el 4 de diciembre del corriente año, el
Dr. Glucksmann efectúa una nueva presentación, con la finalidad
de comunicar al Consejo que por los hechos denunciados ante
este Cuerpo formuló denuncia penal contra el magistrado, Dr.
Coll, por el delito de prevaricato.
CONSIDERANDO:
1º) Que del examen de las presentaciones efectuadas
por el Dr. Glucksmann y de la documentación aportada, surge lo
siguiente:
a. El interesado se desempeñó como administrador del
consorcio de la calle Paraguay 633/5/7/9/41, desde el 30 de
noviembre de 1993 hasta el 29 de julio de 1996, cuando fue
removido del cargo por la asamblea general extraordinaria,
decisión ésta que fue confirmada por la asamblea ordinaria
celebrada el 10 de mayo de 1997 (fs. 26 vta.).
Asimismo, se advierte que, en los autos caratulados
“Gamboa Hugo N. c/ Cons. Prop. Paraguay 631/44 s/ convocatoria
de asamblea”, pese a la medida de no innovar dictada -respecto
a
cualquier
actuación
que
administración,
consejo
integrante
del
consorcio,
alteración
de
la
de
pretendiera
administración
que
situación
efectuar
importara
hasta
tanto
o
cualquier
modificación
se
la
celebrara
o
la
audiencia prevista en el artículo 10 de la ley 13.512-, se
realizó la asamblea del 29 de julio de 1996, con el quórum
exigido, resolviéndose en ella la remoción del Dr. Glucksmann
como
administrador,
administración
del
designándose
consorcio
a
transitoriamente
cargo
del
consejo;
lo
la
que
condujo a que el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil
Nº
49
declarara
la
cuestión
abstracta
por
haberse
celebrado la asamblea con el quórum necesario.
El magistrado, al dictar sentencia el 2 de octubre de
1996 en los referidos autos, manifestó que “(d)e la compulsa de
las
presentes
actuaciones
y
documental
glosada
(cfr.
fs.
841/844.-) surge que el Consorcio se autoconvocó -sin necesidad
de la intervención judicial- por lo que, en la especie lo
peticionado
originalmente
se
transformó
en
una
cuestión
abstracta -más allá de las incidencias habidas- correspondiendo
en esta instancia y a la luz de las nuevas actuaciones dar por
concluídos éstos obrados” (fs. 2).
Respecto al error material en el que evidentemente
incurrió el juez en la referida resolución, se advierte que el
Dr. Coll, al pretender citar las fojas correspondientes a la
asamblea extraordinaria celebrada el 29 de julio de 1996,
mencionó
en
su
lugar
las
referentes
a
otra
asamblea
extraordinaria, realizada el 13 de mayo de 1996, que ratificó
al Dr. Glucksmann en el cargo de administrador del mencionado
consorcio.
Posteriormente, el magistrado por resolución del 21
de octubre de 1999, “corrigió” el error material que se había
deslizado en las providencias de fs. 846 y 1009, por lo que
dispuso
hacer
saber
a
las
partes
intervinientes
-en
los
referidos autos-, que las fojas que debieron haberse indicado
en esa oportunidad eran las de fs. 841/843. Es decir que, al
pretender
corregir
el
error
material
en
el
que
se
había
incurrido en la resolución de fs. 846, volvió a citar las fojas
que debían corregirse.
Luego, en la providencia dictada el 14 del marzo del
año
2000,
el
juez
finalmente
corrigió
el
error
material
cometido en las resoluciones de fs. 846 y 1009, e indicó que
las piezas correctas eran las que constaban fs. 835/837 y no
las que en su oportunidad citó.
En cuanto a la resolución dictada por la Sala “E” de
la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil -relacionada con
el recurso de queja articulado por el Dr. Glucksmann, contra la
resolución
que
rechazó
el
incidente
de
nulidad
por
éste
incoado-, cabe señalar que el 15 de octubre del año en curso,
la Sala consideró “necesario aclarar que si bien el recurrente
d[ecía] representar al Consorcio de la calle Paraguay 633/641,
éste último [era], precisamente, su contraparte”. Además, al
referirse a la aclaratoria de fs. 1021, expresó que el a-quo se
contradijo con lo actuado a fs. 931 vta., 959, 960 y 962. Pero
que
“más
allá
de
las
de
fs.
1021
aclaratoria
apuntadas
no
contradicciones(...)
alter[ó]
en
lo
sustancial
la
la
decisión de fs. 684 y, por ello, la sola extemporaneidad no
e[ra] argumento válido para anular lo actuado (art. 166, inciso
1º, del Código Procesal)” (fs. 50).
Respecto al perjuicio que, alegó el Dr. Glucksmann,
le había causado la aclaratoria de fs. 1021 en la causa penal,
estimó la Sala que “la valoración que puedan realizar los
jueces del fuero penal de las constancias de este expediente,
así como la decisión que en definitiva adopten en la causa que
se le sigue al quejoso, son de su exclusiva competencia”. Por
lo tanto, ello no podía “constituir el fundamento para decretar
la nulidad de lo [allí] actuado”. Además, señaló que “como sin
perjuicio no hay nulidad (art. 172, p. 2, Código Procesal), el
rechazo de las quejas [era] ineludible” (fs. 50).
b. La causa penal aludida se inició con la remisión
efectuada
por
el
titular
del
Juzgado
Nacional
de
Primera
Instancia en lo Civil Nº 66, Dr. Enrique Horacio Alvis, de los
autos caratulados “Consorcio Paraguay Nº 633/5/7/9/41 c/ Smolar,
Jorge Adrián s/ ejecución de expensas”, en los cuales el
representante del consorcio formuló una denuncia contra el Dr.
Glucksmann por la posible comisión del delito de estafa.
En
esos
autos
se
le
imputa
al
interesado
haber
aparentado ser el administrador del consorcio para efectuar el
cobro de las expensas al Sr. Smolar -propietario de la unidad
13-, durante los meses de julio, agosto, septiembre, octubre,
noviembre y diciembre de 1996 y enero de 1997, afirmando la
vigencia de su poder como administrador, por la medida de no
innovar dictada por el Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 49, el 26 de julio de 1996, en los autos caratulados
“Gamboa, Hugo c/ Consorcio de Propietarios Paraguay 631/44 s/
convocatoria de asamblea”.
Asimismo, se lo acusa de haber librado y dado en pago
a terceras personas, en los meses de junio y octubre de 1998,
diversos cartulares pertenecientes a una chequera de la cuenta
corriente 787-2064-8, abierta por el interesado en el Banco de
Galicia,
Sucursal
Córdoba,
a
nombre
del
consorcio
de
propietarios mencionado y haber entregado cheques en nombre y
representación
del
consorcio
no
obstante
no
encontrarse
autorizado para ello ya que, como se mencionó, desde el 29 de
julio
de
1996
había
sido
removido
legalmente
como
administrador. Los cheques mencionados fueron rechazados por
cuenta cerrada y denuncia judicial de extravío, lo que provocó
el inicio de sendas demandas ejecutivas contra el consorcio de
propietarios.
El
5
de
octubre
del
año
en
curso
se
dictó
el
procesamiento del Dr. Glucksmann, por la comisión del delito de
estafa, por resultar prima facie penalmente responsable como
autor (artículos 45 y 172 del Código Penal y 306 del Código
Procesal Penal de la Nación) y se le confirmó la libertad
provisional de la que venía gozando (fs.18).
2º) Que, de lo expuesto, varias cuestiones pueden
concluirse: la primera de ellas es que, evidentemente existió
un error material al citar las fojas, el cual se prestó a
contradicciones pero que, finalmente, fue aclarado por el
magistrado. Además, como lo señaló la Cámara, el referido error
en definitiva no alteró en lo sustancial la decisión de fs.
684.
A mayor abundamiento, cabe destacar la reiterada
doctrina que existe en la materia, cuando señala que “(l)os
defectos
de
transcripción
mecanográfica,
si
bien
son
ordinariamente subsanables por las vías y en las oportunidades
previstas por los arts. 36 inc. 3 y 166, inc. 2 del Cod.
Procesal(...), también pueden rectificarse en cualquier tiempo
cuando lo contrario signifique consagrar incongruencia en el
fallo y desconocer su unidad, dando prevalencia a una solución
formal contraria a un claro resultado al que en el mismo se
procuró llegar” (SC, Buenos Aires, “Robustelli, Francisco c/
Dirección
de
Vialidad
de
la
Provincia
de
Buenos
Aires”,
“(n)o
existe
derecho
12/05/81, DJBA, 120-394).
Asimismo
se
ha
dicho
que
adquirido frente al error puramente material, numérico o de
otra
índole
-en
la
sentencia
del
tribunal-,
pues
de
lo
contrario se cercenaría el derecho de defensa en juicio al
desconocerse la justicia del reclamo” (CNCiv, Sala D, “Garzoni,
María del Carmen c/ Municipalidad de la Capital”, 18/03/81, La
Ley 1981-C, 218).
Y que “(c)on la sentencia termina la jurisdicción del
juez respecto del pleito en cuanto se trate de conocer de lo
tramitado, sin perjuicio de la jurisdicción que tiene para
hacerla ejecutar y con relación a la posibilidad de que se
corrija algún error material, se aclare algún concepto oscuro
o amplíe alguna omisión en que se hubiere incurrido sobre las
pretensiones deducidas y discutidas, cabe concluir que tales
correcciones, aclaraciones o ampliaciones han de ser de tal
naturaleza que no alteren lo sustancial de la decisión; lo
contrario sería admitir que el juez pudiera tener dos opiniones
distintas
en
un
mismo
litigio”
(CNCom.,
Sala
B,
“Banco
Municipal de la Ciudad de Buenos Aires c/ Citanova S.A.”,
16/02/82, BCNCom., 982-2-4, 5 y 6 - JA 982-II-433 - ED 98-485).
Lo expuesto no implica de manera alguna soslayar que,
tanto
magistrados
como
funcionarios,
deben
extremar
los
controles de las resoluciones para evitar que se deslicen
errores como los que se produjeron en este caso.
En segundo lugar, se advierte que el motivo de esta
denuncia se funda en la disconformidad del interesado con la
aclaratoria dictada por el Dr. Coll, pues según afirma el Dr.
Glucksmann,
la
rectificatoria
aludida
lo
perjudicó
“como
persona y profesional del derecho, ya que se(...) inició [en su
contra] un proceso penal por defraudación”. Por esa razón, es
del caso reiterar que los asuntos de naturaleza procesal o
sustancial, exceden el ámbito de competencia de este órgano y
sólo son susceptibles de revisión por medio de los recursos
previstos en los respectivos códigos de rito. En el caso, el
denunciante hizo uso oportunamente de ellos.
En tales condiciones, cabe concluir que la actuación
del magistrado cuestionado no configura supuesto alguno de los
contemplados en el artículo 14, apartado A), de la ley 24.937
(t.o. por decreto 816/99), que habiliten la aplicación de una
sanción
disciplinaria.
En
consecuencia,
corresponde
-de
conformidad con lo propuesto por la Comisión de Disciplina
(dictamen 125/01)- desestimar sin más trámite la denuncia por
ser manifiestamente improcedente (artículo 5 del Reglamento de
Informaciones
Sumarias
y
Sumarios
Administrativos
para
el
Juzgamiento de las Faltas Disciplinarias de los Magistrados del
Poder Judicial de la Nación).
Por ello,
SE RESUELVE:
1º) Desestimar sin más trámite la denuncia por ser
manifiestamente improcedente (artículo 5 del Reglamento de
Informaciones
Sumarias
y
Sumarios
Administrativos
para
el
Juzgamiento de las Faltas Disciplinarias de los Magistrados del
Poder Judicial de la Nación).
2º)
Notificar
el
denunciante
y
al
magistrado
denunciado, y archivar las actuaciones.
Regístrese.
Firmado por ante mí, que doy fe.
Fdo.: Bindo B. Caviglione Fraga - María Lelia Chaya - Javier E.
Fernández Moores - Angel F. Garrote - Juan C. Gemignani Margarita A. Gudiño de Argüelles - Claudio M. Kiper - Diego J.
May Zubiría - Eduardo D.E. Orio - Miguel A. Pichetto - Humberto
Quiroga Lavié - Horacio D. Usandizaga - Alfredo I.A. Vítolo Pablo G. Hirschmann (Secretario General)
Descargar