LA LITERATURA DURANTE LA EDAD DE ORO El siglo XVI El Renacimiento 1. Concepto de Renacimiento. El humanismo y los humanistas. 2. Marco histórico y evolución. 2.1. Marco histórico español. 2.2. Evolución del Renacimiento en España. 2.2.1. hasta 1550: el clasicismo. 2.2.2. hasta 1599: el manierismo. 3. La ideología renacentista: 3.1. el antropocentrismo. 3.2. la dignidad del hombre. 3.3. el sensualismo y el paganismo renacentistas. 4. Los géneros literarios durante el Renacimiento en España: 4.1. La lírica. 4.1.1. Las formas métricas: innovaciones. 4.1.1.a. El verso italiano. 4.1.1.b. Las estrofas italianas. 4.1.2. Los temas de la lírica. Tópicos: 4.1.2.a. el carpe diem. 4.1.2.b. la naturaleza. 4.1.2.c. el beatus ille. 4.1.2.d. el amor: — el petrarquismo. — el neoplatonismo. 4.1.3. Autores y tendencias: 4.1.3.a. la tendencia religiosa: la mística. — concepto de mística. — las vías de la mística. 4.1.4. Los géneros de la poesía renacentista. 4.2. La novela renacentista y barroca: 4.2.1. novela pastoril. 4.2.2. novela bizantina. 4.2.3. novela de caballerías. 4.2.4. novela morisca. 4.2.5. novela picaresca. 4.3. El teatro durante el siglo XVI. 4.3.1. El teatro religioso: 4.3.1.a. pseudomisterios y las pseudomoralidades 4.3.1.b. El Códice de Autos Viejos. 4.3.2. El teatro profano: 4.3.2.a. el teatro breve de Lope de Rueda. 4.3.2.b. la “protocomedia” de Rueda y Torres Naharro. 1. Concepto de Renacimiento Literalmente, la palabra Renacimiento significa nuevo nacimiento del arte antiguo. Llamamos arte antiguo a las obras de los grandes artistas y pensadores de la antigüedad griega y romana (siglos V a. de C. hasta el V d. de C.). Los intelectuales del Renacimiento intentaron imitar el gran esplendor del pensamiento y del arte de los antiguos, a los que llamaron clásicos con el fin de alcanzar su antigua grandeza. El concepto de Renacimiento fue creado y utilizado por los intelectuales europeos del siglo XVI para distinguir su época, considerada culta y luminosa por su relación con la antigüedad clásica, frente a la Edad Media, despreciada por los humanistas del Renacimiento como época oscura y de barbarie. Desde un punto de vista social, en el desarrollo del renacimiento tiene una gran importancia la aparición de dos nuevas “clases” sociales: la burguesía urbana y los intelectuales universitarios. Se pueden señalar dos grandes etapas en las artes del Renacimiento del siglo XVI: hasta 1550 aproximadamente: es el período que podemos denominar clásico. El arte de esta época constituye un Renacimiento puro. El artista busca un equilibrio entre contenido y expresión. Esta marcado por un optimismo general en la visión del mundo. En cuanto a la historia castellana, se corresponde con la parte final del reinado de los reyes católicos y con el inicio del reinado del emperador Carlos V, época de la mayor influencia militar castellana en Europa. Es también un período de agitación política (alzamiento comunero contra la política de impuestos de la casa de Austria en Castilla). En el campo del pensamiento religioso, este momento está marcado por el influjo del humanismo cristiano de Erasmo de Rotterdam 2, defensor de una reforma religiosa dentro de la iglesia cristiana basada en los conceptos de evangelismo y de hermandad bajo el cuerpo de Cristo (Philosophia Christi). Sus ideas fueron truncadas por el desarrollo del protestantismo luterano, el Cisma de Occidente, y el comienzo de las guerras de religión. El desarrollo de la Contrarreforma acabó con el optimismo del primer período renacentista. hasta 1599 aproximadamente: es el período llamado manierista. El arte de esta época viene marcado por el comienzo de las guerras de religión en toda Europa, debidas a la nueva ideología de la contrarreforma católica, así como por las bancarrotas continuas y por un declive hacia el pesimismo vital. Esta visión conflictiva del mundo se traduce en la existencia de una tensión entre el mundo del espíritu y el de los sentidos. El arte de este período tiende a complicarse en el plano de la expresión con una tendencia hacia lo retorcido y lo exagerado que trata de transmitir la profunda espiritualización hacia la que los miembros de la sociedad se vuelven. El desarrollo de la censura en ciertos El humanismo y los humanistas En la difusión de los principios que consideramos base del Renacimiento del siglo XV y XVI (la admiración por los clásicos grecolatinos, la búsqueda de un ideal de estilo; valoración de la sensualidad en el arte; la visión moral de la vida bajo los valores del progreso, la hermandad humana universal bajo la religión cristiana, etc.) tiene suma importancia el desarrollo del movimiento intelectual llamado humanismo. Los humanistas surgen en Italia durante el siglo XIV. Se daba este nombre a los profesores de gramática y retórica latinas. Se trataba, por tanto, de especialistas en lengua latina, que desarrollaron un movimiento de retorno a las fuentes clásicas de la latinidad. Para entender el valor de su trabajo debemos comprender que el conocimiento de la antigüedad (de su pensamiento y de su literatura) en la Edad Media dependía en su mayor parte de referencias indirectas, sumamente defectuosas. Los humanistas, con su preocupación por devolver al latín y al griego literarios todo su antiguo esplendor retornando a los textos originales de ambos idiomas, dieron lugar a la difusión de numerosas obras clásicas y a la creación de un nuevo ideal de estilo, basado en la belleza, la claridad y la armonía, así como en la imitación de los temas y las formas de las obras clásicas grecolatinas en todas las artes, características todas ellas básicas en la literatura renacentista. 2. Marco histórico y evolución El Renacimiento comienza en la Italia del siglo XIV a partir de la recuperación de la literatura latina llevada a cabo por los humanistas. En España, comienzan a aparecer rasgos inequívocamente renancentistas ya en obras y autores de finales del siglo XV, pero el Renacimiento pleno, en el campo literario, comienza propiamente en el año 1526, año en el cual el poeta Boscán empieza a escribir poesía de imitación italiana 1. Engloba los reinados de los Reyes Católicos y del emperador Carlos V. 1 Es famoso el relato del propio Boscán, quien, en la carta dirigida a la duquesa de Soma, le confiesa que, durante las bodas del rey Carlos y la infanta Isabel de Portugal, se encontró en Granada con el embajador de Venecia Andrea Navaggiero, quien recomendó al poeta barcelonés que intentase aclimatar en la poesía española el verso de origen italiano (el endecasílabo y todas sus combinaciones estróficas). Este es el origen de toda la poesía de influencia italiana del Renacimiento español. El propio Boscán recomendó a su amigo Garcilaso de la Vega que utilizase este tipo de métrica en sus poemas. Véase el texto de la carta a la duquesa en los apéndices. 2 Erasmo de Rotterdam fue una figura capital dentro del pensamiento cristiano europeo del siglo XVI. Fue un importante humanista holandés, profesor de gramática y retórica de la universidad de Lovaina, importante ciceroniano y teólogo católico. Propuso la necesidad de una reforma integral de la espiritualidad cristiana basada en el retorno a las fuentes originarias del cristianismo (los textos bíblicos), y en especial al espíritu de los evangelios sinópticos más que de los textos de la patrística tardía (lo que el denominó la Philosophia Christi). Se trataba de que el cristiano viviese su fe como algo interiorizado e íntimo, rechazando las formas superficiales de religiosidad y devoción (culto a las imágenes y a los santos, coleccionismo de reliquias, ritos pomposos y superficiales, religiosidad hueca de los beatos e hipócritas, romerías populares, etc.). Su reforma del cristianismo se basaba en la concepción de los cristianos como un cuerpo o hermandad con su cabeza en Cristo, en la que cada uno de sus miembros debía participar activamente para la mejora espiritual de toda la comunidad, actuando como un auténtico luchador activo de la fe. Escribió numerosas obras, entre ellas, el Enchiridion milite christiani [Manual del caballero cristiano], el Elogio de la locura, los Adagia, la Querella Pacis, etc. En torno a las ideas de Erasmo se desarrolló toda una corriente humanística cristiana denominada erasmismo, de enorme importancia en toda Europa y, en especial en Castilla. Carlos V se rodeó de importantes erasmistas y muchos de los artistas españoles del siglo XVI se vieron influidos por esta corriente de pensamiento, contraria a la doctrina oficial de la Iglesia Romana. Con el desarrollo del protestantismo, sin embargo, muy influido por la doctrina de Erasmo, el erasmismo se volvió sospechoso de herejía, las obras del humanista holandés fueron censuradas y criticadas, como cualquier otra idea reformista en el campo de la religiosidad cristiana (persecuciones de marranos, molinistas, místicos, iluministas y protestantes en Castilla). ámbitos de la expresión escrita lleva a la literatura a un proceso de experimentación formal. Es este proceso al que se considera bajo el término de manierismo. las contradicciones dentro de la psicología humana, etc. la concepción simbólica del mundo: a partir del encuentro con los textos de diversas filosofías esotéricas de la antigüedad (pitagorismo, orfismo, neoplatonismo, horapolismo, hermetismo, gnosticismo, etc.), se desarrolla en amplios ámbitos intelectuales humanísticos una doctrina que concibe las diversas realidades del mundo como símbolos que deben ser interpretados por el hombre y que esconden una sabiduría puesta por Dios en su creación de modo misteriosamente oculto, sólo al alcance de los iniciados. 3. Ideología renacentista El pensamiento de los autores renacentistas se basa en cuatro grandes pilares ideológicos. Estos pilares nacen precisamente de la influencia que los escritores y pensadores reciben del espíritu de libertad de los textos clásicos: el antropocentrismo: frente a la interpretación religiosa del mundo que impera en la Edad Media (el teocentrismo), el hombre renacentista se desenvuelve dentro de una filosofía urbana y burguesa que le hace concebir el mundo y la vida como algo que merece la pena de ser disfrutado. Se piensa que Dios ha puesto al ser humano en el centro de la creación para que la disfrute y la domine. Esto implica la separación de lo sensorial y humano de lo religioso como pertenecientes a esferas diferentes. la dignidad del hombre y de lo humano: frente al desprecio por la vida terrena y el mundo que habían sentido los pensadores de la Edad Media, en el Renacimiento existe una gran confianza en el hombre y en el mundo. El hombre está capacitado para toda clase de proezas, puede dominar el mundo, interpretarlo. Durante esta época nacen las ciencias modernas (las matemáticas, el cálculo infinitesimal, la física y la química...) y se desarrolla la tecnología (aparatos de navegación, de agricultura, presas hidráulicas, etc.)1. LA LÍRICA RENACENTISTA Es el género más innovador. Se caracteriza por la influencia de la poesía italiana y, en especial, de la obra de Francesco Petrarca, autor del Canzoniere. La imitación de las formas y del estilo de este autor es característico de todo el siglo XVI y XVII y recibe el nombre de petrarquismo. A. LA MÉTRICA. RENOVACIÓN DE LA MÉTRICA MEDIEVAL El influjo de la poesía italiana a partir de la entrevista entre Juan Boscán y Andrea Navaggiero en Granada (1526) marca todo el Renacimiento español. Este influjo se manifiesta en los siguientes hechos: el sensualismo: el antropocentrismo del hombre del Renacimiento le lleva a una clara percepción de la belleza y de lo sensorial. El arte no busca la utilidad sino la belleza, que puede ser admirada allá donde se encuentre. La admiración y la imitación del mundo clásico les lleva a aceptar algunos aspectos de la forma de ver el mundo de los antiguos. el paganismo: sin renunciar a la religiosidad cristiana, los poetas se acercan al mundo pagano de la mitología clásica, interpretándola con frecuencia de manera simbólica. La mitología permite a los poetas, en general, un tratamiento sugestivo de determinados temas, como el erotismo, el suicidio, se produce una revolución en la métrica de la poesía → se abandona el verso rítmico de los autores medievales y se adopta el verso italiano de once sílabas (el endecasílabo), solo o en combinaciones con versos de siete sílabas. El verso endecasílabo permitía una mayor flexibilidad según la disposición de los acentos2. se trasladan a la métrica castellana nuevas estrofas, entre las cuales debemos destacar las siguientes: el terceto encadenado: estrofa de 3 versos endecasílabos con rimas alternas (A-A); en el terceto encadenado se da una secuencia de tercetos cuyo verso central marca la rima del siguiente (ABA BCB CDC DED EFE, etc.). Es la estrofa característica de las epístolas en verso y de los poemas de tipo tratadístico. 1 “No te hemos dado una ubicación fija, ni un aspecto propio, ni peculio alguno, ¡oh Adán!, para que así puedas tener y poseer el lugar, el aspecto y los bienes que, según tu voluntad y pensamiento, tú mismo elijas. La naturaleza asignada a los demás seres se encuentra ceñida por las leyes que nosotros hemos dictado. Tú, al no estar constreñido a un reducido espacio, definirás los límites de tu naturaleza, según tu propio albedrío, en cuyas manos te he colocado. Te he situado en la parte media del mundo para que desde ahí puedas ver más cómodamente lo que hay en él. Y no te hemos concebido como criatura celeste ni terrena, ni mortal ni inmortal, para que, como arbitrario y honorario escultor y modelador de ti mismo, te esculpas de la forma que prefieras. Podrás degenerar en los seres inferiores, que son los animales irracionales, o podrás regenerarte en los seres superiores que son los divinos, según la voluntad de tu espíritu.” Giovanni Pico della Mirandola, De dignitate hominis. la octava real: estrofa de 8 versos de 11 sílabas con la estructura ABABABCC con rima consonante. Es la estrofa característica de los poemas narrativos. 2 El abandono de la versificación tradicional castellana (el llamado Arte real) no implica la desaparición del verso octosílabo, típico de la poesía amorosa medieval. Aunque el endecasílabo es el verso que será fundamental en el desarrollo de la poesía española hasta el mismo día de hoy, el octosílabo continuó siendo vehículo para todo tipo de poesía, en especial, en el Romancero Nuevo. el soneto: estrofa de 14 versos de 11 sílabas de rima consonante formado por dos cuartetos y dos tercetos encadenados (ABBA ABBA CDC DCD1). Es el tipo de estrofa de mayor éxito. oh muchacha, las flores de tu juventud”), que suele simbolizar el paso del tiempo en el símbolo de la rosa que se marchita en un solo día. Texto I la estancia: agrupación de versos de 11 y 7 sílabas de rima consonante combinados a gusto del poeta. La combinación se repite un número indeterminado de veces. Es el poema típico de las Églogas. 5 la lira: es un tipo especial de estancia. Es una combinación de 5 versos heptasílabos y endecasílabos con rima consonante; su estructura es la siguiente 7a11B7a11B11B. Fue creada por el poeta Garcilaso de la Vega. 10 B. LOS TEMAS a. El tema del disfrute de la belleza y de la juventud: carpe diem. Se trata del tópico del carpe diem, término latino que significa “disfruta del momento”. El tema procede de la poesía clásica latina, en donde fue practicado por autores como Quinto Horacio Flacco (oda I, 11 2) o Ausonio (A la rosa, poema atribuido). El poeta solicita a una mujer bella que disfrute de su vida mientras la juventud se lo permita. Presenta también otras formulaciones, como el Collige, virgo, rosas3 (“Recoge, 1 2 3 La combinación métrica de los tercetos puede variar a gusto del poeta. No investigues, pues no es lícito, Leucónoe, el fin que ni a mí ni a ti los dioses destinen; a cálculos babilonios no te entregues. ¡Vale más sufrir lo que haya de ser! Te otorgue Júpiter varios inviernos o solo el de hoy, que destroza al mar Tirreno contra las rocas, prudente sé, filtra el vino y en nuestro breve vivir la esperanza contén. Mientras hablo, el tiempo celoso habrá ya escapado: goza del día y no jures que otro igual vendrá después. (Horacio, Odas) Ambos títulos latinos proceden de sendos versos: Carpe diem es un verso de la Oda 7 del libro II de las Odas del poeta latino Horacio. Collige, virgo, rosas forma el comienzo de un dístico de un poema atribuido al escritor tardolatino Ausonio. La traducción siguiente pertenece a Fernando de Herrera, aparece en sus Anotaciones a la poesía de Garcilaso (véase la nota al Soneto XXIX de Garcilaso para la referencia bibliográfica): Cuan largo el día es tan larga la suerte de las rosas, que junto en un momento su juventud en senectud convierte. La que ya vio nacer el blando aliento 5 del nuevo sol, morir aquesta vido, cuando del mar baxava'l hondo assiento. Mas bien les á la suerte concedido, si assí mueren tan presto, que naciendo sucedan a su término cumplido. 10 Coged las rosas vos, que vais perdiendo, mientra la flor i edad, Señora, es nueva; i acordaos que va desfalleciendo vuestro tiempo, i que nunca se renueva. SONETO XXIII En tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto4, y que vuestro mirar ardiente, honesto, enciende al corazón y lo refrena; y en tanto que el cabello, que en la vena del oro5 se escogió, con vuelo presto6 por el hermoso cuello blanco, enhiesto7, el viento mueve, esparce y desordena: coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto, antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre. Marchitará la rosa el viento helado, todo lo mudará la edad ligera por no hacer mudanza en su costumbre Garcilaso de la Vega Comentario del soneto XXIII: 1. El texto se estructura en dos partes, separadas por el verso 9, en el que se expone la exhortación central del soneto, el carpe diem. ¿Qué trata el poeta en cada una de las dos partes separadas por dicha exhortación? 2. ¿Qué elementos físicos de la mujer destaca el poeta entre los versos 1-8. ¿Con qué elementos metafóricos los identifica el poeta? ¿Te parece una descripción realista o idealizada? ¿Qué relación guarda esta descripción con la idea de la belleza existente durante el Renacimiento? 3. Entre los versos 3-4 hay una correlación. Explica en qué consiste. 4. El verso 8 menciona el viento. ¿Qué simboliza el viento en este poema? ¿Qué efecto consigue el poeta con la acumulación de verbos de este verso? 5. Los seis últimos versos utilizan numerosas metáforas para aludir al paso del tiempo. Enuméralas y explícalas. 6. El poema concluye con una paradoja un poco cerebral: “el tiempo lo mudará todo, para no hacer mudanza en su costumbre”. ¿Qué significa? Texto II ODA I Mira, Filis, furiosa onda, que sigue y huye la ribera, y torna presurosa 4 gesto: rostro, cara. 5 vena del oro: lo mismo que veta de oro. 6 presto: rápido. 7 enhiesto: erguido, elevado. 5 10 15 20 25 30 35 echando al punto fuera del agua el peso de la nao ligera. Aquellas despojadas plantas, que son estériles abrojos, solían adornadas, de cárdenos y rojos ramos lucir ante tus bellos ojos. Vino del Austro frío invierno yerto, y abrasó la hermosa gloria del valle umbrío, y derribó la hojosa corona de los árboles umbrosa1. Agora que el oriente de tu belleza reverbera, agora que el rayo transparente de la rosada Aurora abre tus ojos, y tu frente dora; antes que la dorada cumbre de relucientes llamas de oro húmida y argentada quede, inútil tesoro consagrado al errante y fijo coro2, goza, Filis, del aura que la concha de Venus hiere; dado que apenas se restaura el contento pasado, como el dia de ayer y el no gozado. Vendrá la temerosa noche de nieblas, y de vientos llena; marchitará la rosa purpúrea, y la azucena nevada mustia tornará de amena. Francisco de la Torre b. La naturaleza: locus amoenus. La descripción de la naturaleza ocupa un lugar importantísimo en toda la literatura y el arte del renacimiento. El ideal de vida de los hombres del Renacimiento imagina un mundo natural que recuerda el jardín del Edén. Son dos los temas desarrollados en el arte de la época que se relacionan con esta idealización de la naturaleza. El primero se centra en la exaltación de la belleza del mundo (tópico del “locus amoenus”, expresión latina cuyo significado es “lugar ameno o agradable”). El “locus amoenus” es un tópico literario que consiste en la ambientación de cualquier relato en un universo natural 1 umbrosa: sombría. 2 el errante y fijo coro: las estrellas. idealizado y perfecto, casi siempre con las mismas características: espacio repleto de agradable vegetación primaveral, flores, árboles que aportan sombra al cálido día, un río o un arroyuelo de agua fresca y transparente, hiedras que penden de las ramas de los árboles, pájaros que cantan, etc. Este espacio natural sirve de fondo a los acontecimientos y es típico, sobre todo, de la poesía de tema pastoril o bucólico. Texto III 5 10 15 20 Corrientes aguas puras, cristalinas; árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno; yo me vi tan ajeno del grave mal que siento que de puro contento con vuestra soledad me recreaba, donde con dulce sueño reposaba, o con el pensamiento discurría por donde no hallaba sino memorias llenas de alegría. Y en este mismo valle, donde agora me entristezco y me canso del reposo, estuve ya contento y descansado. ¡Oh bien caduco, vano y presuroso! Acuérdome, durmiendo aquí algún hora que despertando, a Elisa vi a mi lado. ¡Oh miserable hado! ¡Oh tela delicada antes de tiempo dada a los agudos filos de la muerte! Garcilaso de la Vega, Égloga I (fragmento). Comentario de la Égloga I (Fragmento): 1. El locus amoenus representa en este poema solo una ambientación en la que se sitúa la escena lírica central. ¿Qué versos ocupa? 2. ¿Qué elementos físicos utiliza Garcilaso de la Vega en el paisaje? Enuméralos. ¿Busca el poeta dotar a su descripción de sensorialidad? ¿Qué medios utiliza para lograrlo? 3. La naturaleza sirve en este fragmento como contraste a los sentimientos expresados por el poeta. ¿De qué tipo son esos sentimientos? ¿De qué se lamenta? 4. ¿Cuál es el tema tratado entre los versos 15-24? ¿Guarda relación con el tema de algún texto que hayas leído este curso? Compara el tratamiento del tema que hace aquí Garcilaso con el realizado en esas otras obras que hayas leído. c. Temas morales: beatus ille, aurea mediocritas. Junto al tema del rechazo de la ciudad y la alabanza del campo se encuentra el tópico de la vida retirada. Tiene su origen en las ideas de los filósofos estoicos, que tuvieron gran difusión entre los renacentistas. Para estos filósofos el hombre sabio debía optar por el rechazo de todos los bienes materiales del mundo y elegir una vida sin preocupaciones ni ambición, únicamente centrada en la práctica de la virtud (entendida como constancia y fortaleza espiritual). El tópico recibe también el nombre latino de Beatus ille1, expresión que significa “Dichoso aquel”, procedente de un poema de Horacio. El poeta realiza un elogio de la vida carente de obligaciones y preocupaciones, rechazando las ambiciones y los vicios, y haciendo defensa de un ideal de equilibrio con el mundo. Es corriente utilizar otras expresiones latinas para referirse a este ideal de vida, como “aurea mediocritas”, es decir, “dorada mediocridad2”. Una variante de este tópico es el rechazo de la corte y la alabanza de la aldea, que encontramos en algunas ocasiones relacionado con la alabanza de la vida retirada. 20 25 30 Texto IV 5 10 15 ODA A LA VIDA RETIRADA. ¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruïdo y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido! Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio moro, en jaspes sustentado3. No cura si la Fama canta con voz su nombre pregonera, ni cura4 si encarama la lengua lisonjera5 lo que condena la verdad sincera. ¿Qué presta6 a mi contento 35 40 45 50 1 Es el comienzo del primer verso del Épodo II de Horacio: “Beatus ille qui procul negotiis...”, es decir, “dichoso aquel que alejado de las preocupaciones”, etc. 2 Término basado en la creencia pagana de que, en los orígenes del mundo, existió una “Edad de Oro” en la que ningún ser humano precisaba del trabajo para alimentarse ni sustentarse, careciendo por tanto de ambiciones y vicios. 3 en jaspes sustentado: los musulmanes tenían fama de ser maestros en el arte de la carpintería, la taracea y el artesonado en madera, de ahí que Fray Luis hable de los magníficos techos labrados de los palacios musulmanes. 4 cura: se preocupa 5 lisonjera: aduladora. 6 presta: ayuda 55 7 si soy del vano dedo señalado; si en busca de este viento7 ando desalentado, con ansias vivas, con mortal cuidado? ¡Oh monte, oh fuente, oh río8! ¡Oh secreto seguro, deleitoso! Roto casi el navío, a vuestro almo reposo huyo de aqueste mar tempestuoso9. Un no rompido sueño, un día puro, alegre, libre quiero; no quiero ver el ceño vanamente severo de a quien la sangre ensalza o el dinero. Despiértenme las aves con su cantar sabroso no aprendido; no los cuidados graves de que es siempre seguido el que al ajeno arbitrio10 está atendido. Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas, sin testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanzas, de recelo. Del monte en la ladera, por mi mano plantado tengo un huerto, que con la primavera, de bella flor cubierto, ya muestra de esperanza fruto cierto; y, como codiciosa por ver y acrecentar su hermosura, desde la cumbre airosa una fontana pura hasta llegar corriendo se apresura; y luego, sosegada, el paso entre los árboles torciendo, el suelo de pasada, de verdura vistiendo, y con diversas flores va esparciendo. viento: llama viento a la fama, que solo se compone de palabras huecas (y las palabras son aire). 8 Se refiere Fray Luis en estos versos a la finca que el poeta tenía en la montaña de Salamanca, llamada “La Flecha”. 9 navío, mar tempestuoso: se trata de una metáfora tradicional en la que la vida se compara con una navegación. Fray Luis se muestra como un navío quebrantado que busca la seguridad del puerto. Es una tradicional imagen alegórica. 10 ajeno arbitrio: la voluntad de otro. 60 65 70 75 80 85 El aire el huerto orea y ofrece mil olores al sentido; los árboles menea con un manso ruïdo que del oro y del cetro pone olvido. Ténganse su tesoro los que de un falso leño1 se confían; no es mío ver el lloro de los que desconfían cuando el cierzo y el ábrego2 porfían. La combatida antena cruje, y en ciega noche el claro día se torna; al cielo suena confusa vocería, y la mar enriquecen a porfía. A mí una pobrecilla mesa, de amable paz bien abastada3, me baste; y la vajilla de fino oro labrada sea de quien la mar no tiene airada. Y mientras miserablemente se están los otros abrasando con sed insaciable del peligroso mando, tendido yo a la sombra esté cantando. A la sombra tendido, de hiedra y laura eterno coronado, puesto el atento oído al son dulce, acordado, del plectro4 sabiamente meneado. Fray Luis de León El siguiente poema, que plantea un tema semejante, pertenece al poeta barroco Luis de Góngora y corresponde ya a una mentalidad distinta a la renacentista. Señala en qué consiste esa diferencia: Ándeme yo caliente, y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, 5 mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjadas y agua ardiente, y ríase la gente. 10 15 20 25 30 Coma en dorada vajilla el príncipe mil cuidados, como píldoras dorados; que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla que en el asador reviente, y ríase la gente. Cuando cubra las montañas de blanca nieve el Enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del Rey que rabió me cuente, y ríase la gente. Busque muy en hora buena el mercador nuevos soles; yo conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a Filomena sobre el chopo de la fuente, y ríase la gente. COMENTARIO a la “Oda a la vida retirada” de Fray Luis de León: 1. Explica el significado de los versos 11-15 y 16-20. 2. ¿Cuál es el ideal de vida reflejado en el poema? ¿Qué elementos concretos lo caracterizan? Enuméralos. 3. ¿Es lo mismo la fama para Fray Luis que para Jorge Manrique? ¿Por qué? 4. Reaparece aquí el característico paisaje renacentista. ¿En qué versos aparece y qué características concretas presenta? 5. ¿Aporta algún significado el encabalgamiento de los versos 66-67? 1 falso leño: un barco, por metonimia. 2 el cierzo y el ábrego: nombre de dos vientos del Norte. 3 abastada: abastecida. 4 plectro: la púa con la que se tañían los instrumentos de cuerda. 35 40 Pase a media noche el mar y arda en amorosa llama Leandro por ver su dama; que yo más quiero pasar del golfo de mi lagar la blanca o roja corriente, y ríase la gente. Pues Amor es tan crüel, que de Píramo y su amada hace tálamo una espada do se junten ella y él, sea mi Tisbe un pastel, y la espada sea mi diente, y ríase la gente. d. La mitología Es habitual entre los poetas Renacentistas la utilización de la mitología grecolatina como tema. La mitología clásica era de conocimiento obligado para cualquier hombre culto de los siglos XVI y XVII. Existían numerosos manuales y diccionarios destinados a exponer y a explicar con todo detalle el contenido y el sentido de cada mito. El uso que los poetas hicieron de los mitos grecolatinos varía según la composición. Así, muchos poetas se dedicaron a la composición de “fábulas mitológicas”, extensos poemas destinados a contar poéticamente un mito (el de Orfeo, el de Faetón, el de Apolo y Dafne, etc.). Sin embargo, lo más habitual era usar la mitología como adorno embellecedor del poema. Los mitos servían como ilustración, como pintura, para describir un sentimiento o una emoción concreta. En cierto modo, el dios mitológico le servía al poeta como máscara de sí mismo. Así, en los siguientes poemas, Garcilaso utiliza el mito de Dafne y el de Leandro para expresar temas como la frustración amorosa o el amor imposible. “Ondas, pues no se excusa que yo muera, dejadme allá llegar, y a la tornada vuestro furor ejecutá en mi vida”. Preguntas: 1. Identifica los dos mitos tratados por el autor en los dos sonetos y haz un relato resumido de los dos. 2. El primer soneto presenta una gran plasticidad. Destaca las expresiones e imágenes en las que esta plasticidad se pone en evidencia. 3. El poema trata de expresar el tema de la frustración amorosa. ¿En qué versos se pone en evidencia el sufrimiento del amante y qué recurso retórico se utiliza para ponerla de relieve? Los versos finales plantean una paradoja que aumenta el sentimiento de dolor contenido presente en el soneto, explícala. Texto V 5 10 SONETO XIII A Dafne ya los brazos le crecían y en luengos ramos vueltos se mostraban; en verdes hojas vi que se tornaban los cabellos que al oro escurecían. De áspera corteza se cubrían los tiernos miembros que aún bullendo estaban; los blandos pies en tierra se hincaban y en torcidas raíces se volvían. Aquel que fue la causa de tal daño, a fuerza de llorar, crecer hacía este árbol, que con lágrimas regaba. ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño, que con llorarla crezca cada día la causa y la razón por que lloraba! Texto VI 5 10 SONETO XXIX Pasando el mar Leandro el animoso, en amoroso fuego todo ardiendo, esforzó el viento, y fuese embrabeciendo el agua con ímpetu furioso. Vencido del trabajo presuroso, contrastar a las ondas no pudiendo, y más del bien que allí perdía muriendo que de su propia vida congojoso, como pudo, esforzó su voz cansada y a las ondas habló de esta manera, mas nunca fue su voz de ellas oída: e. La poesía amorosa El petrarquismo Dentro del tratamiento de la poesía amorosa, la principal tendencia de la poesía renacentista fue el petrarquismo. Se conoce con este nombre a la imitación sistemática de los poemas del poeta italiano Francesco Petrarca (1304-1374). Petrarca fue probablemente el primer humanista de Europa, hombre de leyes, fue autor de numerosas obras de erudición sobre la antigüedad, aunque hoy día se le reconoce sobre todo por ser el autor del Canzoniere. Se trata de un conjunto de 366 poemas en italiano destinados a reconstruir la historia de la pasión amorosa del poeta por su amada Laura. El petrarquismo constituye el lenguaje de toda la poesía amorosa de los siglos XVI y XVII. Las bases de la poesía amorosa de Petrarca son las mismas que las de la poesía de cancionero culta del siglo XV (es decir, las convenciones del amor cortés). ¿Qué aporta, entonces, la poesía de Petrarca con respecto a la poesía cancioneril? Básicamente, el petrarquismo aporta tres ideas a la poesía de cancionero: el carácter sensorial y descriptivo, la profundidad psicológica y la apariencia de sinceridad. Características de la poesía petrarquista Se basa en la idealización de la mujer (llamada donna angelicata), a la que se describe físicamente con rasgos típicos y perfectos (cabello de oro, tez de rosa y de azucena, dientes como perlas, cuello de alabastro, busto de mármol, voz musical, etc.). Junto a esta imagen ideal, el poeta canta todos los matices posibles del sentimiento amoroso con un lenguaje elegante y refinado con el que se busca transmitir al lector una honda sensualidad. Así, el poeta no dudará en dar importancia a la descripción de la naturaleza, a la exageración de los sentimientos, a las descripciones físicas e idealizadas de la belleza y de la crueldad de la amada, a la introducción de relatos mitológicos, etc. y todo aquello así restituido, veréis que lo que os queda es propio vuestro: ser áspera, cruel, ingrata y dura. Francisco de Terrazas. En el plano de la forma, el petrarquismo se caracteriza por: por sus metáforas e imágenes: el poeta arde en el fuego del amor, pero la amada es fría como hielo, dura como el mármol; la naturaleza aparece idealizada (locus amoenus) participando de los sentimientos de los amantes; la mujer aparece invariablemente descrita con rasgos físicos ideales (el cabello de oro, la tez de márfil, de rosa y azucena, las manos de alabastro...), etc. por su carácter descriptivo, que le confiere un carácter sincero y directo, que busca la emoción del lector: expresión descriptiva de los sentimientos, importancia de la psicología de los enamorados. por el uso de los versos de tradición italiana, que confieren al poema una sonoridad y un ritmo armonioso, con una busqueda premeditada de la naturalidad expresiva y de la belleza ideal. * * * El siguiente poema de Francisco de Terrazas se inspira en otro del Canzoniere de Petrarca. Uno de los temas que aporta el petrarquismo a la poesía castellana es el de la descripción física de la mujer amada. La abstracción y la ausencia de descriptivismo son características identificadoras de la poesía amorosa medieval española. El petrarquismo vino a cubrir esta carencia. La poesía renacentista, con todo, trabaja con arquetipos ideales. La mujer de los poemas no es tanto un ser humano concreto como un ideal descrito conforme a unas normas clásicas cuyos elementos comunes son la perfección, el equilibrio, la belleza intemporal, la juventud y la serenidad (tales son los rasgos que identifican la concepción clásica de la belleza en todas las épocas). Todos los poemas petrarquistas muestran el mismo catálogo de imágenes, metáforas y comparaciones para referirse a la belleza femenina. Ya lo hemos observado en el soneto XXIII de Garcilaso (s.v. Carpe diem), y ahora lo podemos reseñar en los dos sonetos siguientes. Preguntas El poema está puesto en boca del enamorado, que se dirige a su dama con varios imperativos. ¿Cuáles? ¿Qué solicita el insinúa el enamorado con ellos? ¿Qué elementos de la belleza femenina se enumeran en el poema? ¿Con qué metáforas se los caracteriza? ¿Te parece que esas metáforas tienen por objeto ennoblecer a la dama o degradarla? Los tercetos concluyen el poema con un rasgo de ingenio (algo característico del soneto). Explícalo. La concepción ideal de la belleza femenina y sus rasgos concretos (el cabello de oro, la frente serena, los ojos de azabache, la tez de rosas y azucenas, el busto marmóreo, etc.) se repiten hasta la saciedad, vaciándose de significación. Los siguientes textos constituyen una muestra variada de los distintos temas y enfoques del tema amoroso que nos encontramos en la poesía de corte petrarquista. No existe, prácticamente, ningún tema que no pueda ser tocado por el poeta desde ninguna perspectiva en particular. Texto VIII 5 Texto VII 5 10 Dejad las hebras de oro ensortijado que el ánima me tienen enlazada, y volved a la nieve no pisada lo blanco de esas rosas matizado. Dejad las perlas y el coral preciado de que esa boca está tan adornada; y al cielo, de quien sois tan envidiada, volved los soles que le habéis robado. La gracia y discreción que muestra ha sido del gran saber del celestial maestro, volvédselo a la angélica natura; 10 1 SONETO XI Hermosas ninfas, que en el río metidas, contentas habitáis en las moradas de relucientes piedras fabricadas y en columnas de vidrio sustentadas; agora estéis labrando embebecidas1, o tejiendo las telas delicadas; agora unas con otras apartadas, contándoos los amores y las vidas, dejad un rato la labor, alzando vuestras rubias cabezas a mirarme, y no os detendréis mucho, según ando; que o no podréis de lástima escucharme, o convertido en agua aquí llorando, podréis allá despacio consolarme. Garcilaso de la Vega embebecidas: absorbidas en vuestra labor. Texto IX SONETO IV. Un rato se levanta mi esperanza, mas, cansada de haberse levantado, torna a caer, que deja, a mal mi grado1, libre el lugar a la desconfianza. ¿Quién sufrirá tan áspera mudanza del bien al mal? ¡Oh corazón cansado, esfuerza en la miseria de tu estado, que tras fortuna2 suele haber mudanza! Yo mismo emprenderé a fuerza de brazos romper un monte que otro no rompiera de mil inconvenientes muy espeso. Muerte, prisión no pueden ni embarazos, quitarme de ir a veros como quiera, desnudo espirtu3 o hombre en carne y hueso. Garcilaso de la Vega 5 10 Preguntas sobre el soneto IV El poema presenta dos partes perfectamente delimitadas. En la primera, plantea un problema; y en la segundo, toma una decisión. Señálense ambas secciones y explíquese su contenido. El terceto final es especialmente intenso gracias a las gradaciones y a las contraposiciones de palabras. Identifícalas. Caracteriza los endecasílabos del soneto según su acentuación. oye, y esconde; pues mi amargo llanto es fruto inútil que al amor envío. Francisco de la Torre El neoplatonismo y el amor platónico Se basa en las teorías y enseñanzas del filósofo griego Platón, aunque llegó a España a través de una moda italiana creada por los humanistas de la ciudad de Florencia a través de tres libros: las obras de Marsilio Ficino sobre Platón, los Dialoghi d'amore de León Hebreo y El cortesano de Baltasar de Castiglione. Estos tres autores se basaron en la filosofía de Platón para crear una concepción del amor nueva basada en el puro goce intelectual de la belleza, elimando todos los aspectos físicos de la pasión amorosa. Para ellos, por tanto, la contemplación de la belleza es una forma de purificación del espíritu que nos permite elevarnos y apartarnos de las preocupaciones del mundo, hasta el punto incluso de identificarnos con los dioses. Una consecuencia de estas ideas es la doctrina del “amor platónico”: la mujer se convierte en un ser ideal e inalcanzable, perfecto hasta un punto infinito. El poeta ama sin ningún deseo de posesión, sólo porque el amor lo espiritualiza y lo eleva por encima de lo caduco y pasajero. El amor purifica al amante y lo hace participar de la eternidad y de lo absoluto sólo reservado a las divinidades celestes. El neoplatonismo aparece indirectamente aludido en muchas ideas petrarquistas, entre ellas, el gusto por la descripción idealizada de la mujer o de la naturaleza. Texto XI Texto X 5 10 ¡Cuántas veces te me has engalanado, clara y amiga Noche! ¡Cuántas llena de escuridad y espanto la serena mansedumbre del cielo me has turbado! Estrellas hay que saben mi cuidado, y que se han regalado con mi pena; que entre tanta beldad, la más ajena de amor, tiene su pecho enamorado. Ellas saben amar, y saben ellas que he contado su mal llorando el mío, envuelto en los dobleces de tu manto. Tú, con mil ojos, Noche, mis querellas4 1 a mal mi grado: a mi pesar. 2 fortuna: azar desafortunado, mala suerte, mala fortuna, desgracia. 3 espirtu: con una síncopa de la i postónica para evitar la mala medida del verso. 4 querellas: quejas de amor. 5 10 ODA A FRANCISCO SALINAS El aire se serena y viste de hermosura y luz no usada, Salinas5, cuando suena la música extremada, por vuestra sabia mano gobernada. A cuyo son divino el alma, que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino6 y memoria perdida de su origen primera esclarecida7. Y como se conoce, en suerte y pensamiento se mejora; el oro desconoce 5 Salinas: famoso músico del siglo XVI español. Compueso numerosas obras para laúd y vihuela, de la que era considerado uno de los mayores virtuosos de Europa. 6 7 cobrar el tino: recobrar la razón. de su origen primera esclarecida: el alma, que ha olvidado su origen celestial, recuerda al escuchar la música de Salinas su carácter divino (su origen primera esclarecida). Recuérdese la teoría de la reminiscencia de la filosofía platónica. 15 20 25 30 35 40 45 50 que el vulgo vil adora, la belleza caduca engañadora. Traspasa el aire todo hasta llegar a la más alta esfera y oye allí otro modo de no perecedera música, que es la fuente y la primera. Ve cómo el gran Maestro a aquesta inmensa cítara aplicado, con movimiento diestro produce el son sagrado, con que este eterno templo es sustentado. Y como está compuesta de números1 concordes, luego envía constante respuesta; y entre ambos a porfía se mezcla una dulcísima armonía. Aquí la alma navega por un mar de dulzura y finalmente en él ansí se anega, que ningún accidente extraño y peregrino oye y siente. ¡Oh desmayo dichoso!, ¡oh muerte que das vida!, ¡oh dulce olvido!, ¡durase en tu reposo sin ser restituido jamás aqueste bajo y vil sentido! A este bien os llamo, gloria del apolíneo sacro coro2, amigos a quien amo sobre todo tesoro, que todo lo visible es triste lloro. ¡Oh, suene de contino3, Salinas, vuestro son en mis oídos, por quien el bien divino despiertan los sentidos, quedando a lo demás adormecidos! Fray Luis de León. poesía religiosa y, en especial, dentro de ella, la de la poesía mística. La mística es la poesía religiosa que trata de explicar la experiencia de unión absoluta del hombre con Dios. Tal experiencia es, por esencia, inalcanzable e inexpresable, por lo que los poetas que dicen haberla sentido intentan describirla creando un lenguaje propio, lleno de símbolos y muy sugerente. Se suele hablar de tres vías místicas para alcanzar la definitiva unión con lo divino: la vía purgativa: el alma se deshace de lo terrenal a través del desprecio por el mundo. la vía iluminativa: el alma es iluminada por Dios y se acerca paulatinamente a él a través de un proceso de purificación. la vía unitiva: el alma humana establece un contacto directo con la divinidad. En España hay dos grandes místicos. En el campo de la prosa, la escritora abulense Santa Teresa de Jesús. En la poesía, el único autor que alcanza la vía unitiva y acierta a expresarla con una poesía de extraña belleza es San Juan de la Cruz, considerado como uno de los más extraordinarios poetas de la literatura universal, por sus poemas: Noche oscura del alma, la Llama de amor viva y el Cántico espiritual. Leeremos completa la Noche oscura del alma. Texto XII NOCHE OSCURA DEL ALMA Canciones del alma que se goza de haber llegado al alto estado de la perfección, que es la unión con Dios, por el camino de la negación espiritual. 5 10 f. La poesía religiosa. Ascética y mística Junto a la tendencia petrarquista y neoplatónica posee importancia también la de la 15 1 números concordes: notas musicales que armonizan. 2 gloria del apolíneo sacro coro: el coro de las nueve Musas, diosas hijas de Apolo, a la que estaban consagrados los artistas de todo tipo y, en especial, los músicos y poetas. 3 de contino: continuamente. En una noche oscura, con ansias, en amores inflamada, ¡oh dichosa ventura! salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada. A escuras y segura por la secreta escala, disfrazada, ¡oh dichosa ventura!, a escuras y en celada, estando ya mi casa sosegada. En la noche dichosa en secreto, que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía. Aquesta me guiaba más cierto que la luz del mediodía, adonde me esperaba quien yo bien me sabía, 20 25 30 35 40 en parte donde nadie parecía. ¡Oh noche que guiaste! ¡Oh noche amable más que el alborada! ¡Oh noche que juntaste Amado con Amada, Amada en el Amado transformada! En mi pecho florido, que entero para él solo se guardaba, allí quedó dormido, y yo le regalaba, y el ventalle de cedros aire daba. El aire de la almena, cuando yo sus cabellos esparcía, con su mano serena en mi cuello hería, y todos mis sentidos suspendía. Quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el Amado; cesó todo, y dejéme, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado. San Juan de la Cruz APÉNDICE. GÉNEROS EN LA POESÍA RENACENTISTA ESPAÑOLA Las formas y géneros adoptados por la poesía renacentista forman dos grupos. Por un lado, están los géneros resultantes de la imitación del cancionero de Petrarca (géneros petrarquistas) y, por otro, los llamados géneros clásicos, que surgen del intento de los poetas castellanos de crear formas literarias propias para imitar las obras de los grandes poetas latinos de la antigüedad clásica. A. Los géneros petrarquistas El soneto Su descripción ya la hemos visto en la anterior sección. Es la más importante de las estructuras formales introducidas durante el Renacimiento. En un principio, se relacionó con la poesía amorosa, tal y como había hecho Petrarca, pero, con el paso del tiempo, se utilizó para cualquier tema. Su extensión, limitada a 14 versos, lo hacía adecuado para la expresión concentrada de cualquier pensamiento. La canción renacentista Es un tipo de composición de tema amoroso, aunque, con el avance del siglo XVI se trataron también en forma de canción composiciones de tema heroico. Se utilizaba para ellas la estancia, y se concluía siempre con un pequeño grupo de versos llamado envío, en el que el poeta se dirigía a la propia canción para expresar algún sentimiento amoroso. Para ejemplificarla, proponemos un fragmento de la Canción II de Garcilaso de la Vega: La oda En principio, la Oda era un tipo de poema en el que el poeta podía dejar volar libremente su imaginación y su inspiración sobre cualquier tema, dándole al texto un carácter de “improvisación” inspirada y enérgica. La Oda debía mostrar vigor e intensidad. Sin embargo, la tendencia general llevó a hacer de la Oda simplemente una composición de índole reflexiva en la que el poeta expresa cualquier idea en un tono lírico. La estrofa más utilizada para la Oda en España fue la lira. La égloga La égloga es una composición de tipo amoroso ambientada en un espacio natural ideal (casi siempre bajo el nombre clásico de Arcadia) y cuyos protagonistas son pastores. Tras los nombres de los pastores protagonistas, que cantan sus penas y gozos amorosos, suelen ocultarse referencias al propio poeta y a conocidos suyos. La égloga forma parte de la tradición clásica del poema bucólico o idilio, comenzado en Grecia por Teócrito y continuado en la literatura romana por Virgilio. Llegó a España a través del poeta italiano Sannazaro, quien escribió una obra de este tipo llamada L'Arcadia, que sirvió de inspiración a todos los poetas del Renacimiento castellano. No existía una forma métrica particular asociada a la égloga, aunque las más frecuentemente utilizadas son la estancia y la octava real. Las églogas más famosas son las de Garcilaso de la Vega. La epopeya El poema heroico al estilo de la Ilíada de Homero o de la Eneida de Virgilio era considerado la más alta expresión poética posible entre los autores cultos. En Italia, hubo importantes poetas que desarrollaron este tipo de poesía en forma de extensísimos poemas ambientados en guerras caballerescas (las cruzadas, los caballeros de Carlomagno, etc.), entre los cuales destacan el Orlando furioso de Ludovico Ariosto y La Gerusalemme Liberata de Torquato Tasso. A imitación de estos autores italianos se escribieron en España numerosas epopeyas heroicas, aunque su calidad no sea, en general, muy alta. Por encima de todas, destaca la obra inacabada de Alonso de Ercilla sobre la guerra de conquista contra el pueblo chileno de los araucanos, titulada La Araucana. En Portugal, el poeta Luis Vaz de Camões escribió una de las más extraordinarias epopeyas renacentistas sobre las conquistas portuguesas del marino Vasco de Gama, bajo el título de Os Lusíadas. La estrofa utilizada en estas obras es siempre la octava real. EL TEATRO DEL SIGLO XVI El gran siglo del teatro español será el XVII. El siglo XVI marca un período de evolución de las formas dramáticas entre la pobreza del medievo y la posterior riqueza de la comedia barroca. Este período se caracteriza por la combinación entre las fórmulas teatrales propias (de herencia medieval) y las fórmulas nacidas del influjo de la comedia italiana llegada a través de los puertos del mediterráneo (Valencia, en especial) y de la convivencia entre españoles e italianos por causa del dominio político hispano sobre Nápoles y Milán. El teatro religioso es el que presenta una mayor vinculación con la tradición medieval. Conocemos con bastante exactitud su situación gracias a la obra de Diego Sánchez de Badajoz y al descubrimiento del Códice de Autos Viejos, cartapacio que reúne 106 obras de teatro religioso perteneciente a una compañía de representantes. Las obras del códice han sido organizadas en dos grandes géneros: a) los pseudomisterios → son obras de historias bíblicas, vidas de santos, organizadas en ciclos temáticos. b) las pseudomoralidades → son obras caracterizadas por el uso de la técnica retórica de la alegoría. Tratan temas relacionados con la liturgia y con determinados dogmas de la fe católica. El teatro profano presenta formas variadas. En el campo del teatro breve destaca los Pasos de Lope de Rueda. Se trata de obras breves basadas en una comicidad muy básica a partir de personajes típicos (el bobo, el ignorante, el bruto, el fanfarrón...). Los pasos son formas teatrales propias de la tradición de los “cómicos de la legua”, compañías teatrales itinerantes y de pobres recursos. El influjo del teatro italiano se pone de manifiesto en las primeras comedias de cierta extensión del teatro castellano. El principal autor de esta tendencia es Bartolomé de Torres Naharro, autor de obras de algo burda comicidad recopiladas en una obra llamada Propalladia, publicada en Nápoles, que fue prohibida por la inquisición en España. Lope de Rueda es también autor de varias comedias. LA PROSA RENACENTISTA Se produce un gran desarrollo de la novela, que se especializa en diversos subgéneros según su temática. Los más destacados son los siguientes1: la novela morisca: es un género novelístico que combina los temas amorosos y caballerescos. La convivencia entre musulmanes y cristianos en la Península durante el siglo XVI (no son expulsados hasta el año 1609, aunque habían sido obligados a convertirse al cristianismo), así como el recuerdo de las guerras de Granada 2 justifican la aparición de este género, que se cultivó también en la poesía (en especial en el romancero). Las novelas de tema morisco muestran una visión positiva y romántica del moro, quizá con el fin de lograr la integración social de esta etnia, que tenía gran importancia en la agricultura andaluza. La mayoría de ellas se ambientan en la toma de Granada. En ellas intervienen personajes cristianos y musulmanes, mostrando casi siempre la nobleza y el coraje del musulmán. La primera y principal novela de esta tendencia es la obra anónima llamada Historia del Abencerraje y de la hermosa Jarifa. Especialmente destacada es la obra de Ginés Pérez de Hita titulada Las guerras civiles de Granada. la novela de caballerías: es un género heredado de la Edad Media. Las novelas de este tipo guardan relación con las obras de aventuras. Están ambientadas en lugares exóticos y alejados de la realidad, un mundo fantástico de caballeros andantes que vagan en busca de aventuras extraordinarias, a menudo cargadas de elementos sobrenaturales y simbólicos. Estas novelas reflejan una concepción del mundo medieval y clasista. Los personajes se mueven por ideales cortesanos como el valor, la nobleza, la cortesía, el amor, el servicio a la dama, etc. Dieron lugar a una moda muy duradera que terminó cuando Miguel de Cervantes publicó contra ellas su Don Quijote en 1605. El Quijote es una parodia de este tipo de novelas y a su vez la genial culminación del género. Otras obras caballerescas del siglo XVI son Las sergas de Esplandián, el Palmerín de Oliva, el Palmerín de Inglaterra, el Amadís de Grecia, El caballero Partinuples, etc. la novela pastoril: es una novela de temas amorosos ambientados en un espacio ideal llamado Arcadia (un lugar idílico, en medio de una naturaleza floreciente, donde siempre es primavera). En este espacio paradisíaco habitan únicamente pastores que se cantan mutuamente sus penas y sus alegrías de amor. No es raro que el autor introduzca en la acción elementos mágicos y fantásticos (magas, seres malignos que perturban la tranquilidad de la Arcadia, extraños viajeros que cuentan sus historias...). La novela pastoril se inicia en Italia con el libro de Jacopo Sannazzaro L’Arcadia. En Castilla, a imitación del libro de Sannazzaro, la primera y principal novela de esta tendencia fue la Diana del poeta portugués Jorge de Montemayor. La Diana tuvo continuaciones en la Diana enamorada de Gaspar Gil Polo. Otras obras pastoriles importantes, ya del siglo XVII, son La Galatea de Miguel de Cervantes y La Dorotea de Lope de Vega. 1 Junto a todos los géneros reseñados habría que colocar también otros menos estudiados hasta la fecha, algunos no precisamente novelescos o difíciles de precisar, como los tratados, los diálogos (lucianescos, humanísticos o de cualquier otro tipo), las silvas y misceláneas de saber y varia erudición, los libros de empresas y emblemas morales o las obras de tradición celestinesca. Tratados y comentarios: obra discursiva que expone un tema de forma representativa (El símbolo de la fe de Fray Luis de Granada, El abecedario espiritual de Fray Francisco de Osuna, etc.). Diálogos: son tratados que utilizan el recurso del diálogo entre diversas personas como medio expositivo. Fue un método frecuentemente utilizado por los humanistas por su tradición filosófica clásica de Platón y por su tradición literaria moral en la obra de Luciano de Samosata (Diálogo de Mercurio y Caronte/ Diálogo de las cosas acaecidas en Roma de Alfonso de Valdés; Diálogo de la lengua de Juan de Valdés; El pasagero de Cristóbal Suárez de Figueroa, etc.). Silvas y misceláneas: son centones en los que se recoge toda clase de saberes curiosos a modo de recopilaciones de anécdotas, conocimientos (a veces fantásticos), cuentos, narraciones y tradiciones de las más diversas procedencias,etc. (Antonio de Torquemada, Jardín de flores curiosas, Pedro Mexía, Silva de varia lección, etc.). La literatura emblemática: es todo un género de litetura simbólica y didáctica que tiene su origen en la publicación en 1532 del Emblematum liber del jurista y humanista italiano Andrea Alciato. El género emblemático se basa en la relación simbólica oculta entre una frase enigmática habitualmente en latín (el “mote” o “alma” del emblema o empresa) y una imagen o icono simbólicos (la “imagen” o el “cuerpo” del emblema o de la empresa). La enseñanza moral subyacente a este juego ingenioso lejanamente relacionado con las tradiciones del “mote” medieval y de los códigos heráldicos, podía “declararse” mediante un poema o un discurso de tipo moral o religioso (Declaración de los emblemas de Alciato de Diego López, Emblemas moralizadas de Hernando de Soto, Emblemas morales de Sebastián de Covarrubias, Empresas morales de Juan de Borja, Emblemas morales de Juan de Orozco, etc.). Por último, la literatura celestinesca: es todo un género surgido de la imitación de la gran obra de Rojas, utilizando sus mismos recursos y temáticas, como el uso de la técnica de la comedia humanística del diálogo continuado y el retrato de ambientes prostibularios ( La Lozana andaluza de Francisco Delicado o La segunda Celestina de Diego de Silva). 2 Guerras de Granada: se produjeron a fines del siglo XV (finalizaron con la conquista del reino por los Reyes Católicos en 1492). A lo largo del siglo XVI hubo frecuentes revueltas en Granada protagonizadas por la población musulmana. Las revueltas eran, hasta cierto punto, permitidas por la importancia que la población musulmana tenía para la agricultura. la novela bizantina: es un género relacionado con la novela de aventuras y la novela sentimental. Nace a partir de la imitación de la obra clásica del escritor griego tardío Heliodoro, titulada Historia etiópica o los amores de Teágenes y Cariclea. En este tipo de novela, un par de desafortunados amantes se ven separados por un destino adverso y deben superar infinitas aventuras, la mayoría extraordinarias y sorprendentes, antes de poder reunirse de nuevo. El autor aprovecha para situar a los enamorados en los lugares más distantes y extraños del mundo y en situaciones a menudo extraordinarias. En España, el género se desarrolló sobre todo en el siglo XVII, siendo sus principales obras Los trabajos de Persiles y Sigismunda, última obra de Miguel de Cervantes, y El peregrino en su patria de Lope de Vega. la novela picaresca: es el género más original de los desarrollados en el Renacimiento, hasta el punto de que se considera el origen de la novela moderna. Se caracteriza por su carácter realista y crítico. El autor aprovecha la novela para dar una visión, a menudo amarga, del mundo urbano de Castilla, con todos sus problemas sociales (miseria, hambre, corrupción social, hipocresía de los religiosos, etc.). Cuenta la historia de un personaje (el pícaro), siempre en 1ª persona y desde una perspectiva autobiográfica. El pícaro es un personaje marginado, con orígenes familiares innobles, que debe “ganarse la vida” a través de su ingenio, a menudo como criado al servicio de diversos amos. La perspectiva autobiográfica le permite al autor dar una visión irónica y subjetiva de los diversos grupos sociales de la época (los sacerdotes, los escuderos, los hidalgos, los miembros del hampa, la nobleza, etc.). La obra que inicia el género es el anónimo y extraordinario Lazarillo de Tormes, publicado en 15541. El Lazarillo fue censurado por la Santa Inquisición desde 1559. Tuvo continuaciones en el siglo XVI, sin embargo, el género picaresco se desarrolló sobre todo durante el Barroco, pues se acomodaba muy bien al pesimismo y amargura que caracterizan ese momento histórico. Obras picarescas del XVII son el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán o La pícara Justina de Salas Barbadillo. 1 La datación de la obra es supuesta. Se conservan cuatro ejemplares distintos impresos en 1554 en Burgos, Medina, Alcalá y Amberes, que presentan variaciones significativas entre sí. Sin embargo, se supone que debió existir alguna versión de fecha anterior (quizá de 1541). Son numerosos los estudios sobre la originalidad de El Lazarillo de Tormes. Especialmente reseñable es el clásico de Francisco Rico, Novela picaresca y punto de vista, Ed. Seix Barral. Biblioteca Breve, Barcelona, 1969. En esta obra clásica, el profesor Rico demuestra la utilización magistralmente moderna del punto de vista narrativo en la obra anónima del siglo XVI español. Lo cierto es que la consideración del Lazarillo como novela picaresca no posee justificación histórica. Como primera obra, se escapa a toda caracterización. El género picaresco, de hecho, comienza propiamente con la obra de Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache (1599) y continúa con la obra de Francisco de Quevedo, Vida del Buscón llamado Don Pablos. LECTURA (I). EL LAZARILLO DE TORMES El prólogo La obra comienza con un breve prólogo, en el cual Lázaro de Tormes, que ha llegado a ser pregonero de Toledo, escribe a un caballero (“vuessa merced”) diciéndole que, pues le ha pedido que le cuente su caso, va a complacerle narrándole su vida desde el principio. El caso que interesa al caballero es un runrún malicioso que corre por Toledo: la gente asegura que la mujer del pregonero es la amante del arcipreste de San Salvador, con la que este lo ha casado para encubrir sus ilícitas relaciones. Lázaro, como es natural, lo niega en el último capítulo de la novela; pero al lector le quedan pocas dudas de que aquel rumor es cierto. Lázaro, no lo olvidemos, es un personaje de ficción. Pero la novela está contada como si se tratassee de la autobiografía de una persona real. El mundo que Lázaro describe, las personas con las que se encuentra, los hechos que presencia, las preocupaciones que lo acucian son verosímiles y remiten al mundo contemporáneo de su autor (la Castilla de mediados del siglo XVI), dando incluso referencias históricas verdaderas. Este descubrimiento de la perspectiva ficticia y esta capacidad para dotar a la ficción de autenticidad y verosimilitud son el gran logro de esta pequeña obra maestra, y lo que justifica que pueda ser concebida como la primera novela moderna. Pero vayamos ya a los textos de la obra. El prólogo comienza así: Confesando yo no ser más santo que mis vecinos, de esta nonada 2, que en este grosero estilo escribo, no me pesara que hayan parte y se huelguen 3 con ello todos los que en ella algún gusto hallasen, y vean que vive un hombre con tantas fortunas 4, peligros y adversidades [...]. Y pues vuestra merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, parecióme no tomarle por el medio, sino del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona; y también porque consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto. 2 nonada: cosa sin importancia, minucia. 3 se huelguen: se diviertan, disfruten. 4 con tantas fortunas: tantas desgracias. Tratado I. Cuénta Lázaro su vida y cúyo hijo fue Pues sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antonia Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre. Así comienza el Lazarillo. En este párrafo el personaje hace su presentación y describe su nacimiento parodiando el nacimiento de los grandes héroes de las novelas de aventuras caballerescas, tan en boga durante aquella época. La parodia estriba en la escasa ejemplaridad de la vida de Lázaro, que contrasta irónicamente con las hazañas extraordinarias de esos personajes. Lázaro de Tormes no es, pues, un héroe, sino un anti-héroe, y su carácter se definirá con frecuencia en la novela a partir de este concepto. Se asemeja en ello a otro personaje paródico fundamental en nuestra literatura, Don Quijote, quien, como Lázaro subvierte el concepto de heroísmo desde una perspectiva irónica. —Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo. Y rio mucho la burla. Parecióme que, en aquel instante, desperté de la simpleza en que, como niño dormido, estaba. Dije entre mí: “Verdad dice este, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo estoy, y pensar cómo me sepa valer.” De esta manera brutal es arrancado Lázaro de su inicial inocencia infantil. La novela reflejará, a partir de este instante, el proceso de aprendizaje vital de su protagonista (lo que, en términos de narrativa moderna, se conoce bajo el concepto técnico de bildungsroman, es decir, novela de desarrollo o novela de crecimiento). La estancia de Lázaro con el ciego constituye, por tanto, el primer paso de este aprendizaje, que se irá perfeccionando con sus restantes amos. Otro pasaje celebérrimo del capítulo del ciego es el del vino. En él Lázaro recibe otra dolorosa lección. Siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías 1 mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo cual fue preso y confesó y no negó, y padeció persecución por justicia. Espero en Dios que está en la gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados [...]. En este tiempo, se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero 2 de un caballero que alllá fue. Y con su señor, como leal criado, feneció su vida. Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos, por ser uno dellos, y vínose a vivir a la ciudad, y alquiló una casilla, y metióse a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas3. Empieza la carrera de Lázaro como mozo de muchos amos, cuando su madre lo confía a un ciego mendigo para que sea su sirviente (de ahí que a los guías de ciego se les llame aún hoy “lazarillos”). El ciego es ruin y astuto, pero le servirá a Lázaro como maestro en la vida. En este famoso pasaje, el ciego da a Lázaro su primera enseñanza a la salida de Salamanca: Salimos de Salamanca y, llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra que casi tiene forma de toro, y el ciego mandóme que llegase cerca del animal y, allí puesto, me dijo: —Lázaro, llega el oído a ese toro y oirás un gran ruido dentro de él. Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano, diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome: 1 sangrías: eran los cortes que practicaban los médicos para extraer sangre a los enfermos. El padre de Lázaro, molinero de profesión, cortaba los sacos para robar harina (era una acusación contra los molineros tópica en la época). 2 acemilero: el que conduce las acémilas o mulas. 3 fue frecuentando las caballerizas: indirecta manera de referirse a su condición de prostituta. Usaba poner cabe sí un jarrillo de vino, cuando comíamos, y yo muy de presto le asía y daba un par de besos callados, y tornábale a su lugar. Mas duróme poco, que en los tragos conocía la falta y, por reservar su vino a salvo, nunca después desamparaba el jarro, antes lo tenía por el asa asido, mas no había piedra imán que así atrajese a sí como yo con una paja larga de centeno que para aquel menester tenía hecha, la cual, metiéndola en la boca del jarro, chupando el vino, lo dejaba a buenas noches. Mas, como fuese el traidor tan astuto, pienso que me sintió, y dende en adelante mudó propósito y asentaba su jarro entre las piernas y tapábale con la mano, y así bebía seguro. Yo, que estaba hecho al vino, moría por él, y viendo que aquel remedio de la paja no me aprovechaba ni valía acordé en el suelo del jarro hacerle una fuentecilla y agujero sutil, y delicadamente, con una muy delgada tortilla de cera, taparlo. Y al tiempo de comer, fingiendo haber frío, entrábame entre las piernas del triste ciego a calentarme en la pobrecilla lumbre que teníamos, y al calor de ella, luega derretida la cera, por ser muy poca, comenzaba la fuentecilla a destilarme en la boca, la cual yo de tal manera ponía, que maldita la gota que se perdía. Cuando el pobreto iba a beber, no hallaba nada. Espantábase, maldecíase, daba al diablo el jarro y el vino, no sabiendo qué podía ser. —No diréis, tío, que os lo bebo yo —decía—, pues no le quitáis de la mano. Tantas vueltas y tientos dio al jarro, que halló la fuente y cayó en la burla; mas así lo disimuló como si no lo hubiera sentido. Y luego otro día, teniendo yo rezumando mi jarro como solía, no pensando el daño que me estaba aparejado ni que el mal ciego me sentía, sentéme como solía; estando recibiendo aquellos dulces tragos, mi cara puesta hacia el cielo, un poco cerrados los ojos por mejor gustar el sabroso licor, sintió el desesperado ciego que ahora tenía tiempo de tomar de mí venganza, y con todas sus fuerzas alzando con dos manos aquel dulce y amargo jarro, lo dejó caer sobre mi boca, ayudándose, como digo, de todo su poder, de manera que el pobre Lázaro, que de nada de esto se guardaba, antes, como otras veces, estaba descuidado y gozoso, verdaderamente me pareció que el cielo, con todo lo que en él hay, me había caído encima. Fue tal el golpecillo que me desatinó y sacó de sentido, y el jarrazo tan grande, que los pedazos de él se me metieron por la cara, rompiéndomela por muchas partes, y me quebró los dientes, sin los cuales hasta hoy me quedé. Desde aquella hora quise mal al ciego y, aunque me quería y regalaba y me curaba, bien vi que se había holgado1 del cruel castigo. Lavóme con vino las roturas que con los pedazos del jarro me había hecho, y sonriéndose decía: —¿Qué te parece, Lázaro? Lo que te enfermó te sana y da salud. Algunos pasajes de la novela están inspirados en cuentos tradicionales (facecias). El episodio de las uvas pertenece a estos. El ciego ha recibido como limosna un gran racimo de uvas que comparte con Lázaro. Ambos pactan repartírselo y comerlo al alimón, tomando cada uno de ellos una uva de cada vez. Sin embargo, el ciego comienza a tomarlas de dos en dos. Lázaro, asombrado por tal malicia, decide hacer lo mismo e incluso tomarlas de tres en tres cada vez. Acabado el racimo, estuvo un poco con el escobajo en la mano y, meneando la cabeza, dijo: —Lázaro, engañado me has. Juraré yo a Dios que has tú comido las uvas de tres a tres. —No comí —dije yo—; mas, ¿por qué sospecháis eso? Respondió el sagacísimo ciego: —¿Sabes en qué sé que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas. Termina el Tractado primero con la huida de Lázaro del ciego. Lázaro ha terminado ya su aprendizaje. Un día, el ciego le encarga una morcilla y Lázaro se la come, diciéndole a su amo que la ha perdido. Pero el ciego desconfía, y oliéndole el aliento, se la hace vomitar. Después de eso, Lázaro decide abandonarlo. Visto esto y las malas burlas que el ciego burlaba de mí, determiné de todo en todo dejarle [...]. Y fue así, que luego otro día salimos por la villa [Escalona] a pedir limosna, y había llovido mucho la noche antes; y porque el día también llovía, y andaba rezando 1 se había holgado: se había divertido debajo de unos portales que en aquel pueblo había, donde no nos mojábamos, mas como la noche se venía y el llover no cesaba, díjome el ciego: —Lázaro, esta agua es muy porfiada, y cuanto la noche más cierra, más recia. Acojámonos a la posada con tiempo. Para ir allá habíamos de pasar un arroyo, que con la mucha agua iba grande. Yo le dije: —Tío, el arroyo va muy ancho; mas si queréis, yo veo dónde atravesamos más aína2 sin nos mojar, porque se estrecha allí mucho, y saltando pasaremos a pie enjuto3. Parecióle buen consejo y dijo: —Discreto eres, por esto te quiero bien. Llévame a ese lugar donde el arroyo se engosta, que ahora es invierno y sabe mal el agua, y más llevar los pies mojados. Yo, que vi el aparejo a mi deseo, saquéle de bajo de los soportales, y llevéle derecho de un pilar o poste de piedra que en la plaza estaba, sobre la cual y sobre otros cargaban saledizos de aquellas casas, y dígole: —Tío, este es el paso más angosto que en el arroyo hay. Como llovía y el triste se mojaba, y con la prisa que llevábamos de salir del agua, que encima de nós caía, y, lo más principal, porque Dios le cegó aquella hora el entendimiento (fue por darme de él venganza), creyóse de mí y dijo: —Ponme bien derecho y salta tú el arroyo. Yo le puse bien derecho enfrente del pilar, y doy un salto y póngome detrás del poste, como quien espera tope de toro, y díjele: —¡Sus! Saltad todo lo que podáis, porque deis de este cabo del agua. Aun apenas lo había acabado de decir, cuando se abalanza el pobre ciego como cabrón, y de toda su fuerza arremete, tomando un paso atrás de la corrida para hacer mayor salto, y da con la cabeza en el poste, que sonó tan recio como si diera una gran calabazada, y cayó para atrás medio muerto y hendida la cabeza. —¿Cómo?¿Y oliste la longaniza y no el poste? ¡Oled, oled! —le dije yo. Y dejéle en poder de mucha gente que lo había ido a socorrer, y tomé la puerta de la villa en los pies de un trote, y antes que la noche viniese di conmigo en Torrijos. No supe lo que Dios de él hizo, ni cuidé de lo saber. Preguntas 1. Resume el tractado. 2. Explica el proceso de “aprendizaje” de Lázaro con el ciego, señalando sus diferentes hitos. 3. Lázaro, narrador de la obra, hace uso de ironía y crueldad en la descripción de lo sucedido con el ciego en varios pasajes, ¿en qué aspectos concretos del texto se evidencia la crueldad? ¿En cuáles la ironía? 4. El texto del final del tractado muestra una gran viveza narrativa. Observa las formas verbales utilizadas. ¿Hay alguna alternancia significativa en sus valores temporales? ¿Qué crees que logra el narrador con ella? 2 más aína: más deprisa, más fácilmente. 3 enjuto: seco. Tractado II. Cómo Lázaro se asentó con un clérigo, y de las cosas que con él pasó. Otro día, no pareciéndome estar allí seguro, fuime a un lugar que llaman Maqueda, adonde me toparon mis pecados con un clérigo, que, llegando a pedir limosna, me preguntó si sabía ayudar a misa. Yo dije que si, como era verdad; que, aunque maltratado, mil cosas buenas me mostró el pecador del cieglo, y una dellas fue esta. Finalmente, el clérigo me rescibió por suyo. Escapé del trueno y di en el ralámpago. Porque era el ciego para con este un Alejandro Magno1, con ser la mesma avaricia, como he contado. No digo más, sino que toda la laceria2 del mundo estaba encerrada en este: no sé si de su cosecha era o lo había anejado con el hábito de clerecía. Él tenía un arcaz viejo y cerrado con su llave, la cual traía atada con una agujeta del paletoque3. Y en viniendo el bodigo4 de la iglesia, por su mano era luego allí lanzado y tornada a cerrar el arca. Y en toda la casa no había ninguna cosa de comer, como suele estar en otras: algún tocino colgado al humero, algún queso puesto en alguna tabla o en el armario, algún canastillo con algunos pedazos de pan que de la mesa sobran; que me paresce a mí que, aunque dello no me aprovechara, con la vista dello me consolara. Solamente había una horca de cebollas, y tras la llave, en una cámara en lo alto de la casa. Destas tenía yo de ración una para cada cuatro días, y cuando le pedía la llave para ir por ella, si alguno estaba presente, echaba mano al falsopeto 5 y con gran continencia la desataba y me la daba diciendo: —Toma y vuélvela luego y no hagáis sino golosinar. Como si debajo della estuvieran todas las conservas de Valencia, con no haber en la dicha cámara, como dije, maldita la otra cosa que las cebollas colgadas de un clavo. Las cuales él tenía tan bien por cuenta, que, si por malos de mis pecados me desmandara a más de mi tasa, me costara caro. Finalmente, yo me finaba de hambre. Pues ya que comigo tenía poca caridad, consigo usaba más. Cinco blancas 6 de carne era su ordinario para comer y cenar. Verdad es que partía comigo del caldo, que de la carne ¡tan blanco el ojo7!, sino un poco de pan, y pluguiera a Dios que me demediara. Los sábados cómense en esta tierra cabezas de carnero, y enviábame por una, que costaba tres maravedís. Aquella le cocía, y comía los ojos y la lengua y el cogote y sesos y la carne que en las quijadas tenía, y dábame todos los huesos roídos. Y dábamelos en el plato, diciendo: 1 Alejandro Magno: el famoso emperador de la Grecia antigua, tomado aquí como dechado de generosidad. 2 laceria: miseria, tristeza. 3 con una agujeta del paletoque: llevaba la llave atada a la media capa que llevaba (el paletó) mediante una agujeta o imperdible. 4 bodigo: la bolla de pan que se utilizaba en la Eucaristía, durante la misa. 5 el falsopeto: un bolsillo interior. 6 blancas: eran monedas de plata usadas en Castilla. 7 ¡tan blanco el ojo!: expresión popular “ni por el blanco del ojo”, “ni por el forro”, “ni verla...” —Toma, come, triunfa, que para ti es el mundo. Mejor vida tienes que el Papa. “Tal te la dé Dios”, decía yo paso entre mí. A cabo de tres semanas que estuve con él vine a tanta flaqueza que no me podía tener en las piernas de pura hambre. Vime claramente ir a la sepultura, si Dios y mi saber no me remediaran. Preguntas 1. La mezquindad del cura de Maqueda, no solo su codicia, se pone de relieve en distintos actos señalados por Lázaro. Señálalos, intentando diferenciarlos. 2. La tacañería del clérigo tiene un carácter más inmoral si se tiene en cuenta que es un sacerdote. ¿Crees que el autor ha querido atacar la falsa caridad de los religiosos a través de este personaje? ¿Hay algún pasaje de este capítulo en donde Lázaro sugiera tal idea? El segundo amo de Lázaro, pues, será el clérigo de Maqueda, quien, tacaño hasta la exageración, mata a su criado de hambre. Todo el capítulo se centra en el modo en que Lázaro se las ingenia para robar al clérigo los mendrugos de pan que esconde en el arcaz. Tras probar diferentes medios para el expolio, Lázaro consigue hacer, finalmente, una copia de la llave, con la que efectúa sus hurtos a medianoche, haciendo creer al cura que son los ratones quienes hacen de las suyas en la comida. Otra persona, sin embargo, ha advertido de la presencia de una serpiente en la casa... Yo hube miedo que con aquellas diligencias no me topase con la llave, que debajo de las pajas [en que dormía] tenía, y parecióme lo más seguro meterla de noche en la boca [...]. Pues, así como digo, metía cada noche la llave en la boca y dormía sin recelo que el brujo de mi amo cayese con ella; mas cuando la desdicha ha de venir, por demás es diligencia. Quisieron mis hados o, por mejor decir, mis pecados, que una noche que estaba durmiendo, la llave se me puso en la boca, que abierta debía tener, de tal manera y postura, que el aire y resoplo que durmiendo echaba, salía por el hueco de la llave, que de cañuto era, y silbaba, según mi desastre quiso, muy recio, de tal manera que el sobresaltado de mi amo lo oyó y creyó sin duda ser el silbo de la culebra, y cierto lo debía parecer. Levantóse muy paso, con su garrote en la mano, y al tiento y sonido de la culebra se llegó a mí con mucha quietud, por no ser sentido de la culebra. Y como cerca se vio, pensó que allí, en las pajas do yo estaba echado, al calor mío, se había venido. Levantando bien el palo, pensando tenerla debajo y darle tal garrotazo que la matase, con toda su fuerza me descargó en la cabeza tan gran golpe, que sin ningún sentido y muy mal descalabrado me dejó. Como sintió que me había dado, según yo debía de hacer gran sentimiento con el fiero golpe, contaba él que se había llegado a mí y, dándome grandes voces, llamándome, procuró de recordarme8. Mas como me tocase con las manos, tentó la mucha sangre que se me iba, y conosció el daño que me había hecho. Y con mucha priesa fue a buscar lumbre, y, llegando con ella, hallóme quejando, todavía con mi llave en la boca, que nunca la desamparé, la mitad fuera, bien de aquella manera que debía estar al tiempo que silbaba con ella. 8 recordarme: despertarme. Espantado el matador de culebras qué podía ser aquella llave, miróla, sacándomela del todo de la boca, y vio lo que era, porque en las guardas nada de la suya diferenciaba. Fue luego a proballa, y con ella probó el maleficio. [...] A cabo de tres días yo torné en mi sentido, y vime echado en mis pajas, la cabeza toda emplastada y llena de aceites y ungüentos, y, espantado, dije: —¿Qué es esto? Respondióme el cruel sacerdote: —A fe que los ratones y culebras que me destruían ya los he cazado. [...] Luego otro día fui levantado, el señor mi amo me tomó por la mano y sacóme la puerta fuera, y, puesto en la calle, díjome: —Lázaro, de hoy más eres tuyo y no mío. Busca amo y vete con Dios, que yo no quiero en mi compañía tan diligente servidor. No es posible sino que hayas sido mozo de ciego. Y santiguándose de mí, como si yo estuviera endemoniado, tórnase a meter en casa y cierra su puerta. Tractado III. Cómo Lázaro se asentó con un escudero, y de lo que le aconteció con él. El tercer tractado constituye probablemente el más original y complejo de toda la novela. En él Lázara encuentra a su tercer amo, el hidalgo de Toledo. Los hidalgos eran miembros de la baja nobleza; como nobles, poseían sus propias leyes y gozaban de ciertos privilegios. Los hidalgos, sin embargo, vivían en muchas ocasiones pobremente, pero no deseaban renunciar a su condición nobiliar ejerciendo algún oficio, algo que contradecía su abolengo. Tal es el caso del escudero que acoge a Lázaro. Mientras de puertas para fuera muestra la apariencia de un orgulloso miembro de la nobleza, la realidad es que este escudero vive en la completa miseria sin apenas recursos para alimentarse. Se da el caso, lleno de humor negro, de ser Lázaro el responsable de alimentar a su amo, en lugar de lo contrario. El mozo halla al escudero en la calle, y este le pide como criado. Lázaro acepta creyendo que por fin ha encontrado a un amo rico, que lo tratará sin mezquindades, pero la realidad es muy diferente. La casa del escudero es un cubículo oscuro y vacío, la comida brilla por su ausencia. En esta situación, Lázaro saca un mendrugo de pan que lleva encima y empieza a comerlo ante su nuevo amo. Él, que vio esto, díjome: —Ven acá, mozo. ¿Qué comes? Yo lleguéme a él y mostréle el pan. Tomóme él un pedazo, de tres que eran, el mejor y más grande. Y díjome: —Por mi vida, que parece éste buen pan [...]. ¿Dónde lo hubiste? ¿Es amasado de manos limpias1? 1 manos limpias: manos de cristiano. En la Castilla de la época se creó un sistema social que postergaba a cualquiera que tuviese antepasados judíos o musulmanes (a los que se llamaba marranos o cristianos nuevos). Este sistema social permitía separarlos de determinadas actividades. La limpieza de sangre se convirtió en una obsesión para todos los miembros de la sociedad, ansiosos de presumir (muchas veces falsamente) de pertenecer a la casta “limpia” de los llamados cristianos viejos, es decir, los que no tenían sangre judía en las tres generaciones de sus antepasados. El escudero, por tanto, con esta expresión trata de mostrar su aprensión a que, como noble, se le relaciona en lo más mínimo (incluso mediante el pan que come) con la casta judía. —No sé yo eso —le dije—; mas a mí no me pone asco el sabor de ello. —Así plega a Dios —dijo el pobre de mi amo. Y llegándolo a la boca, comenzó a dar en él tan fieros bocados como yo en el otro. —Sabrosísimo pan está —dijo—, por Dios. Y como le sentí de qué pie cojeaba, dime priesa, porque le vi en disposición, si acababa antes que yo, se comediría a ayudarme a lo que me quedase. El mozo no tiene más remedio que mendigar para su nuevo amo, en parte, porque, a pesar de todo, siente hacia él cierto respeto y afecto, además de una profunda piedad, lo que no le había sucedido con el ciego y el cura. En una ocasión, un carnicero regala a Lázaro una uña de vaca y algunas tripas cocidas: Y comienzo a cenar y morder en mis tripas y pan, y disimuladamente miraba al desventurado señor mío, que no partía sus ojos de mis faldas, que aquella sazón servían de plato. Tanta lástima haya Dios de mí, como yo había de él, porque sentí lo que sentía, y muchas veces había por ello pasado y pasaba cada día. Pensaba si sería bien comedirme a convidarle; mas por me haber dicho que había comido temíame no aceptaría el convite. Finalmente, yo deseaba que aquel pecador ayudase a su trabajo del mío, y se desayunase como el día antes hizo, pues había mejor aparejo, por ser mejor la vianda y menos mi hambre. Quiso Dios cumplir mi deseo, y aun pienso que el suyo; porque como comencé a comer, y él se andaba paseando, llegóse a mí y díjome: —Digote, Lázaro, que tienes en comer la mejor gracia que en mi vida vi a hombre, y que nadie te lo verá hacer que no le pongas gana aunque no la tenga. “La muy buena que tú tienes —dije yo entre mí— te hace parecer la mía hermosa”. Con todo, parecióme ayudarle, pues se ayudaba y me abría camino para ello, y díjele: —Señor, el buen aparejo hace buen artífice. Este pan está sabrosísimo, y esta uña de vaca tan bien cocida y sazonada, que no habrá a quién no convide con su sabor. —¿Uña de vaca es? —Sí señor. —Dígote que es el mejor bocado del mundo, y que no hay faisán que así me sepa. —Pues pruebe, señor, y verá qué tal está. Póngole en las uñas la otra, y tres o cuatro raciones de pan de lo más blanco. Y sentóse al lado y comienza a comer como aquel que lo había gana, royendo cada huesecillo de aquellos mejor que un galgo lo hiciera. Pero el desventurado hidalgo, agobiado por sus acreedores, tiene que huir y Lázaro queda otra vez sin amo. Conocerá entonces a un fraile de la merced, a un buldero que engaña a las gentes con falsos milagros, a un capellán y a un alguacil, antes de establecerse como pregonero de vinos en Toledo. El capítulo del capellán es brevísimo y nos da una información de interés. Preguntas 1. Las dos escenas tienen sabor cómico. ¿En qué aspectos de la acción o de la expresión verbal observas la comicidad? 2. ¿Por qué crees que el escudero no reconoce ante Lázaro su deseo de comer? Tractado VI. Cómo se asentó con un capellán, y lo que con él pasó. Después desto, asenté con un maestro de pintar panderos, para molelle 1 los colores, y también sufrí mil males. Siendo ya en este tiempo buen mozuelo, entrando un día en la iglesia mayor, un capellán della me recibió por suyo; y púsome en poder un buen asno y cuatro cántaros y un azote, y comencé a echar agua por la cibdad 2. Este fue el primer escalón que yo subí para venir a alcanzar buena vida, porque mi boca era medida. Daba cada día a mi amo treinta maravedís3 ganados, y los sábados ganaba para mí, y todo lo demás, entre semana, de treinta maravedís. Fueme tan bien en el oficio, que al cabo de cuatro años que lo usé, con poner en la ganancia buen recaudo, ahorré para vestirme muy honradamente de la ropa vieja. De la cual compré un jubón de fustán viejo, y un sayo raído de manga tranzada y puerta, y una capa que había sido frisada, y una espada de las primeras de Cuéllar 4. Desque me vi en hábito de hombre de bien, dije a mi amo se tomase su asno, que no quería más seguir en aquel oficio. Tractado VII. Cómo Lázaro se asentó con un alguacil, y de lo que le acaesció con él. Despedido del capellán, asenté por hombre de justicia con un alguacil 5. Mas muy poco viví con él, por parecerme oficio peligroso; mayormente, que una noche nos corrieron a mí y a mi amo a pedradas y a palos unos retraídos6; y a mi amo que esperó, trataron mal, mas a mí no me alcanzaron. Con esto, renegué del trato. 1 molelle: molerle, con la asimilación típico del castellano áureo entre el infinitivo y el pronombre. 2 echar agua: es decir, que Lázaro se hizo aguador, uno de los oficios más bajos en la España de la época. 3 maravedí: moneda de cobre típica de la época. Era la moneda básica, de escaso valor. Se contraponía a las monedas de oro y plata (escudos, blancas, ducados). 4 fustán viejo, manga tranzada. Es decir, Lázaro compró ropa de segunda mano de cierta calidad, para vestirse como un caballero (o la imitación de un caballero). Estas ropas son un símbolo del deseo de Lázaro de elevarse socialmente. 5 Alguacil: era una especie de policía. Trabajaba para las autoridades locales y, en su nombre, prendía a los acusados de algún crimen, mantenía el orden en las calles, acompañaba a los presos o condenados, vigilaba las cárceles y los edificios públicos, etc. 6 unos retraídos: los que huían de la justicia y se ocultaban de ella en algún lugar sagrado (una iglesia, en las que la justicia no podía prender a nadie). Y, pensando en qué modo de vivir haría mi asiento, por tener descanso y ganar algo para la vejez, quiso Dios alumbrarme y ponerme en camino y manera provechosa. Y, con favor que tuve de amigos y señores, todos mis trabajos y fatigas hasta entonces pasados fueron pagados con alcanzar lo que procuré: que fue un oficio real, viendo que no hay nadie que medre, sino los que le tienen. En el cual el día de hoy vivo y resido a servicio de Dios y de Vuestra Merced. Y es que tengo cargo de pregonar los vinos que en esta ciudad se venden, y en almonedas7 y cosas perdidas; acompañar los que padecen persecuciones por justicia y declarar a voces sus delictos: pregonero, hablando en buen romance. Hame sucedido tan bien, yo le he usado tan fácilmente, que casi todas las cosas al oficio tocantes pasan por mi mano; tanto, que en toda la ciudad, el que ha de echar vino a vender, o algo, si Lázaro de Tormes no entiende en ello, hacen cuenta de no sacar provecho. Preguntas 1. En el tractado VI, Lázaro obtiene su primer oficio, ¿cuál? 2. Este oficio, permite a Lázaro vivir “honradamente”. ¿Qué crees que significa esta expresión para Lázaro, a juzgar por lo que afirma en este tractado? Esta cuestión de la honradez, ¿con qué otro personaje de la novela se relaciona? 3. Lázaro abandona en seguida al alguacil, ¿por qué? ¿Qué relación guarda su actitud con su deseo de ser “hombre de bien”, como ha dicho en el tractado VI? 4. Lázaro parece hablar muy en serio sobre su nuevo oficio. ¿En qué consiste ese oficio? ¿Qué encuentra Lázaro de positivo en él? ¿Crees que hay ironía en las palabras con que alaba sus deberes? ¿Por qué? 5. Vuelve a aparecer en este pasaje el destinatario del libro. ¿Qué relación guarda con Lázaro, según la referencia que se hace en este pasaje? Por fin, Lázaro concluye su obra. Las malas lenguas lo han hecho objeto de la maledicencia toledana: se murmura que su mujer y el arcipreste de Toledo, para quien trabaja como cocinera, mantienen entre sí relaciones ilícitas, y que Lázaro consiente en ellas. Mas malas lenguas, que nunca faltaron ni faltarán, no nos dejan vivir, diciendo no sé qué y sí sé qué de que veen a mi mujer irle a hacer la cama y guisalle de comer. Y mejor les ayude Dios que ellos dicen la verdad. Porque, allende 8 de no ser ella mujer que se pague destas burlas, mi señor me ha prometido lo que pienso cumplirá. Que él me habló un día muy largo delante della y me dijo: —Lázaro de Tormes, quien ha de mirar a dichos de malas lenguas nunca medrará; digo esto porque no me maravillaría alguno, viendo entrar en mi casa a tu mujer y salir de ella. Ella entra muy a tu honra y suya. Y esto te lo prometo. Por tanto, no mires lo que pueden decir, sino a lo que te toca, digo a tu provecho. —Señor —le dije—, yo determiné de arrimarme a los buenos. Verdad es que 7 almonedas: subastas públicas. 8 allende de: más allá de, además de. algunos de mis amigos me han dicho algo deso, y aun por más de tres veces me han certificado que antes que comigo casase había parido tres veces, hablando con reverencia de Vuestra Merced, porque está ella delante. Entonces mi mujer echó juramentos sobre sí, que yo pensé la casa se hundiera con nosotros; y después tomóse a llorar y a echar maldiciones sobre quien comigo la había casado, en tal manera, que quisiera ser muerto antes que se me hobiera soltado aquella palabra de la boca. Mas yo de un cabo y mi señor de otro, tanto le dijimos y otorgamos, que cesó su llanto, con juramento que le hice de nunca más en mi vida mentalle nada de aquello, y que yo holgaba y había por bien de que ella entrase y saliese, de noche y de día, pues estaba bien seguro de su bondad. Y así quedamos todos tres bien conformes. Hasta el día de hoy nunca nadie nos oyó sobre el caso; antes, cuando alguno siento que quiere decir algo della, le atajo y le digo: —Mirá, si sois mi amigo, no me digáis cosa con que me pese, que no tengo por mi amigo al que me hace pesar. Mayormente, si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero y la amo más que a mí, y me hace Dios con ella mil mercedes y más bien que yo merezco. Que yo juraré sobre la hostia consagrada que es tan buena mujer como vive dentro de las puertas de Toledo. Quien otra cosa me dijere, yo me mataré con él. Desta manera no me dicen nada, y yo tengo paz en mi casa. Esto fue el mesmo año que nuestro victorioso emperador en esta insigne ciudad de Toledo entró y tuvo en ella Cortes 1, y se hicieron grandes regocijos, y como Vuestra Merced habrá oído. Pues en este tiempo estaba en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna. Preguntas 1. El narrador evita mediante perífrasis irónicas referirse directamente al “caso”. ¿En qué pasajes del texto alude a él y con qué expresiones? 2. Lázaro se justifica ante el arcipreste diciendo “yo determiné de arrimarme a los buenos”. ¿Qué quiere decir Lázaro con esta frase? 3. ¿Está Lázaro convencido de la moralidad de su esposa? Razónalo a partir del texto. 1 emperador, Cortes: el emperador Carlos V celebró Cortes en la ciudad de Toledo en dos ocasiones, unas en 1525 y otras en 1538. Cualquiera de las dos fechas podría coincidir perfectamente con los hechos narrados por Lázaro.