la poesía y la narrativa hispanoamericanas en el siglo xx

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LA POESÍA Y LA NARRATIVA HISPANOAMERICANAS EN EL SIGLO XX
En La historia de la poesía hispanoamericana del siglo XX pueden establecerse tres etapas:
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Primera etapa (1922-1940). Corresponde al surgimiento de las vanguardias y al auge
de la ruptura y la experimentación, aunque ya en la década de los 30´comienzan los
debates sobre las características y la función de la nueva poesía, el declive de las
propuestas más innovadoras y aparece una producción de carácter más reflexivo.
Segunda etapa (1940-1960). En ella domina la preocupación por las culturas
nacionales o por los rasgos culturales específicos de Hispanoamérica. Se observa
también una tendencia hacia un arte de compromiso social y político.
Tercera etapa (aproximadamente hasta 1975). Coincide con un segundo período de
experimentación y con una vocación panamericana o cosmopolita.
1. Las vanguardias en Hispanoamérica
Entre las vanguardias europeas más influyentes en Hispanoamérica hay que citar el futurismo,
el cubismo y, especialmente, el surrealismo.
Los “fundadores” de la nueva poesía hispanoamericana fueron Vicente Huidobro, Jorge Luis
Borges, César Vallejo, Pablo Neruda y Octavio Paz.
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Vicente Huidobro defendió la creación poética de una nueva realidad, no imitadora de
la naturaleza. Sus primeros poemas creacionistas, influidos por el cubismo, otorgan
especial importancia a os aspectos visuales, a la disposición tipográfica en la página.
Entre sus obras destacan El espejo del agua, Horizon carré, Ecuatorial y Tour Eiffel.
Pero el libro más importante de Huidobro es Altazor, o el viaje en paracaídas, un
extenso poema en siete cantos que trata sobre el lenguaje de la nueva poesía y finaliza
con palabras y letras sin sentido, que acaban con la experimentación formal.
César Vallejo aúna la búsqueda de una nueva estética con el interés por una cultura
nacional y la realidad política y social. Sólo publicó en vida Los heraldos negros, libros
de filiación modernista, y Trilce. Esta obra, de difícil comprensión, presenta una
renovación total del lenguaje poético: enunciados incongruentes, palabras inventadas,
onomatopeyas, neologismos… En Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz,
incorpora innovaciones anteriores y acentúa el carácter reflexivo. Sus temas
principales son el erotismo, el sentimiento de orfandad, de desamparo y dolor, el
sufrimiento y la solidaridad.
Pablo Neruda transitó por diversas tendencias, entre las cuales la de mayor presencia
en su poética fue el surrealismo. Inicia su producción influido por los modernistas:
Crepusculario y Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Con Residencia en
la tierra se desarrolla su poesía más experimental: en un mundo caótico, en
destrucción, los objetos y elementos naturales ocupan un lugar central. En Tercera
residencia incorpora lo histórico y político, relacionado con la Guerra Civil española.
Alturas de Macchu Picchu, incluida luego en Canto general, da cuenta de la evolución
del escritor hacia una poesía interesada por lo americano. Canto general incluye
secciones dedicadas a hechos históricos, tiranos y libertadores, descripciones de la
naturaleza y las experiencias del yo poético, comprometido ante la realidad política y
social. En libros posteriores, Los versos del capitán, de tema amoroso, o las Odas
elementales, el estilo es diferente: disminuye la importancia de la voz poética y refiere
metafóricamente objetos y elementos que forman parte de la vida cotidiana del
hombre.
2. La poesía en la segunda mitad del siglo XX
A principios de la década de los cuarenta se observan algunos cambios en las orientaciones
estéticas; sin embargo, no es fácil establecer rasgos generales en el grupo de poetas que
surgen en este período, quienes más tarde fueron evolucionando hacia otros caminos. En esta
etapa fue relevante la influencia del surrealismo, tanto en lo estilístico como en los temas.
En las producciones poéticas de estos años sobresalen la revisión de la tradición literaria y
cultural hispanoamericana y la búsqueda de la expresión poética y de los elementos propios de
las producciones nacionales.
A partir de los sesenta, además del compromiso político predomina el cultivo de una poesía
que está más interesada por lo hispanoamericano o por lo universal que por lo nacional.
La diversidad de la producción poética de autores como Pablo Neruda y Octavio Paz a lo largo
del tiempo permite observar la evolución de la poesía hispanoamericana en la segunda mitad
del siglo XX.
Octavio Paz es uno de los poetas más importantes de las décadas de los sesenta y setenta. Su
tradición poética abarca desde la primitiva literatura mexicana a la modernista, la vanguardista
europea o la japonesa; a la vez, su obra ha influido en la poesía posterior en castellano.
Libertad bajo palabra, su obra más célebre, recoge la variedad y la riqueza de su trayectoria
poética. Para Octavio, la palabra poética es revelación del pensamiento y la sensación de
nuestra naturaleza original, “el único recurso contra el tiempo rectilíneo”; medio y expresión
de la libertad del hombre, de su identificación. Muchos de sus textos contienen reflexiones
sobre las palabras y la escritura. En sus poemas iniciales destacan los temas del erotismo (Raíz
del hombre) y el compromiso social, influido por la Guerra Civil española (Entre la piedra y la
flor). Hacia 1944, Paz descubre la capacidad expresiva del lenguaje coloquial y, en el París de
posguerra, el surrealismo: en Libertad bajo palabra predomina el tema de la identidad
personal y, según el poeta, expresa la libertad condicional de la obra poética: “la libertad es el
elemento vital, existencial, pero sometido a una condición: la del arte, la de la poesía”.
Semillas para un himno incluye poemas breves, en los que se observa la influencia, entre otras,
de la poesía japonesa.
3. La narrativa hispanoamericana en el siglo XX
El desarrollo de la narrativa hispanoamericana en el siglo XX ha estado condicionado por el
modo de entender y narrar los hechos históricos y las realidades sociopolíticas y culturales.
En los años veinte, las vanguardias generaron las primeras innovaciones, que se alejaban del
realismo tradicional; el influjo, además, de la narrativa europea y estadounidense (Proust,
Joyce, Kafka, Faulkner, Virginia Woolf) dieron origen a la literatura moderna.
Podemos distinguir dos grandes orientaciones: la realista y la innovadora, que llegó a su
esplendor con la obras de la nueva narrativa.
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El realismo. En los primeros treinta años del siglo prevalece el interés por la expresión
de los rasgos específicos políticos y sociales, que tiene en cuenta diversas realidades: la
del indígena, la de la población negra, la del mestizaje y la heterogeneidad cultural. En
esta etapa domina el realismo, fundado en la creencia de que es posible representar
una realidad percibida como objetiva: el paisaje, el hombre, los conflictos sociales y
políticos.
La nueva narrativa. La ruptura con el realismo tradicional implicó un cuestionamiento
del mundo percibido como real y de la idea de verosimilitud; la obra de Borges y la
influencia del surrealismo fueron determinantes en estos cambios. En los años
cuarenta se publicó una serie de obras que mostraban el cambio, pero su consagraci´n
definitiva no llegó hasta los setenta. Sin embargo, posteriormente, se habían escrito
textos que anticipaban esta orientación: El juguete rabioso, de Roberto Arlt o No toda
es vigilia la de los ojos abiertos, de Macedonio Fernández. En la nueva narrativa
dominan dos tendencias: una que cultiva el realismo, renovado en sus aspectos
narrativos y lingüísticos, y otra que desarrolla la fantasía, cuyas manifestaciones
principales son el realismo mágico (que incorpora elementos maravillosos) y el
realismo fantástico (que introduce en la aparente normalidad lo irracional, lo
inexplicable, o que presenta la realidad como una ficción presidida por la ambigüedad
y el caos).
Últimas tendencias. En los últimos años del siglo XX se aprecia un distanciamiento de
la complejidad estructural y lingüística, y el cuestionamiento de la realidad. Hay un
regreso al realismo, un estilo más accesible al lector, la presencia del humor y la
parodia, y la preferencia por el tema del amor; aunque también existe una corriente
que continúa con el experimentalismo y el antirrealismo: Respiración artificial, de
Ricardo Piglia. En general, se pueden destacar tres líneas: la novela testimonial, que
combina realidad y ficción: Hasta no verte Jesús mío, de Elena Poniatowska; La novela
de Perón, de Tomás Eloy Martínez; la novela histórica: Noticias del Imperio, de
Fernando del Paso, y la novela detectivesca: Luna caliente, de Mempo Giardinelli.
4. Rasgos de la nueva narrativa
La nueva narrativa hispanoamericana se configuró con rasgos temáticos y formales propios de
una nueva visión del mundo.
Rasgos temáticos. Destacamos los rasgos más importantes, si bien son generalizaciones dado
que nos referimos a un espacio geográfico y cultural muy extenso.
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La fantasía. Lo irracional aparece como un ingrediente más de la realidad cotidiana. Lo
maravilloso proviene de creencias populares en mitos prehispánicos, supersticiones,
sueños… Esta es la línea del realismo mágico.
Lo fantástico. Se percibe una realidad compleja, desordenada, ambigua, que se refleja,
bien en la irrupción de lo misterioso o inexplicable en lo cotidiano, bien en elementos
o mundos extraordinarios, anormales, que cuestionan las certezas racionales. Esta es
la línea del realismo fantástico.
La condición humana. Se plantean los grandes problemas del ser humano en la
sociedad contemporánea, enraizados en la situación histórica, social y física de
Latinoamérica (ámbitos naturales y urbanos; injusticias sociales y violencia; dictadores
y represión). La visión es, en general, bastante pesimista: predominan el fatalismo y la
desesperanza (Rulfo), la derrota y la infelicidad (Cortázar, Onetti), el determinismo
(Vargas Llosa), la soledad y la circularidad de la historia (García Márquez); y destacan
los temas de la angustia existencial, la incomunicación, la soledad y el tiempo.
La literatura y el lenguaje. La literatura constituye uno de los temas de las ficciones; se
polemiza sobre ella y, además, existe una gran preocupación por la renovación del
lenguaje poético.
El humor. Presenta diversas expresiones: burla divertida (Cabrera Infante), sátira
(García Márquez, Vargas Llosa) y humor metafísico o trágico (Borges, Cortázar).
El erotismo. Forma parte de la condición humana y se relaciona con las circunstancias
sociales y culturales de los personajes, aunque, en general, el amor no constituye una
salida de la angustia existencial.
Rasgos formales. La renovación atañe a las técnicas narrativas y al lenguaje. En las primeras, se
advierte una complicación de la estructura: fragmentación, presencia de historias alternadas o
intercaladas, alteración del desarrollo cronológico y lógico de las acciones mediante el regreso
al pasado, anticipaciones o alternancia de espacios y de tiempos. El narrador omnisciente se
combina con otras voces narrativas o el monólogo interior, lo que conduce a la superposición y
multiplicidad de distintos puntos de vista. Existe una búsqueda de un nuevo lenguaje literario,
que adquiere una importancia fundamental: destacan el empleo de la variedad lingüística
local, especialmente la lengua hablada o popular; la elaboración poética (sintáctica, rítimica y
retórica), el lenguaje simbólico y los neologismos.
5. Inicios de la nueva narrativa
La renovación de la nueva narrativa se manifestó fundamentalmente en dos tendencias: el
realismo mágico y el realismo fantástico.
El realismo mágico es una estética que integra lo maravilloso en el mundo narrado sin que
produzca extrañeza o se perciba como opuesto o distinto a lo real. Lo maravilloso se basa, en
muchas ocasiones, en creencias de las culturas de las distintas regiones de Hispanoamérica.
Los autores que iniciaron esta tendencia fueron Miguel Ángel Asturias y Alejo Carpentier.
Asturias es autor de una importante producción dentro del indigenismo, con títulos como
Leyendas de Guatemala y Hombres de maíz. El señor presidente señala el comienzo de la nueva
narrativa. Se enmarca dentro de la llamada novela de la dictadura: la acción, referida al tirano
y al ambiente de represión, torturas y muerte, transcurre en las primeras décadas del siglo XX
y se sitúa en Guatemala. Por su parte, Carpentier opinó que lo real maravilloso estaba en la
realidad hispanoamericana, en su naturaleza y en su historia; posteriormente, este autor
modificó esta idea e incorporó lo barroco. Entre sus obras más destacadas cabe citar Los pasos
perdidos, El siglo de las luces y El recurso del método.
El realismo fantástico introduce hechos extraordinarios o inexplicables que perturban el orden
cotidiano, o crea mundos irreales que indagan en el enigma de la existencia. Ya a principios del
siglo XX se escribieron obras que manifestaban un rechazo de los temas y procedimientos
realistas mediante la incorporación de lo irracional. En la década de los 40´surgió el maestro
indiscutido de los nuevos narradores: el argentino Jorge Luis Borges. La obra narrativa de
Borges comenzó con la publicación de Ficciones, volumen que reunía dos libros de cuentos: El
jardín de senderos que se bifurcan y Artificios. Más tarde añadió tres nuevos cuentos. Su
producción continuó con El Aleph, El informe de Brodie y El libro de arena, además de otros
relatos recogidos en diferentes publicaciones.
La concepción idealista de Jorge Luis Borges lo llevó a construir mundos de ficción que
cuestionan la lógica de la realidad. En sus textos, Borges plantea la dificultad de desentrañar
las reglas que rigen el universo misterioso, ambiguo, caótico y complejo. En la realidad caben
tanto lo racional como lo absurdo; el ser humano actúa respondiendo a causas que no suelen
dependen de su voluntad. La mayoría de los cuentos borgianos se caracterizan por ilustrar
narrativamente estas preocupaciones, con lo que los temas fundamentales de su obra son
metafísicos: la búsqueda (los protagonistas se afanan por encontrar el sentido o el orden del
mundo, por descifrar misterios o por encontrarse a sí mismos) y el tiempo. Las historias
fantásticas se sustentan, en muchos casos, en referencias a las filosofías europeas y orientales,
la literatura inglesa, el pensamiento cristiano y la mitología clásica. Borges acude también a la
tradición literaria argentina, alude a personas reales, incorpora sucesos autobiográficos o
comenta libros apócrifos o de autores inventados. En sus textos, hay que destacar, además, la
presencia constante de la ironía.
6. El desarrollo de la nueva narrativa
En la evolución de la narrativa destaca un conjunto de obras que confirman la búsqueda de
nuevas formas de expresión.
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Juan Rulfo. La obra de Rulfo se reduce prácticamente a dos títulos: El llano en llamas y
Pedro Páramo, una de las novelas de mayor relevancia del período.
Ernesto Sábato. Los temas principales de las obras de Sábato son la soledad, la
incomunicación, la búsqueda del sentido de la vida y a existencia del mal. Destacan
Sobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador.
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Juan Carlos Onetti. Presenta una visión radicalmente pesimista del mundo. Sus
personajes, conscientes del sinsentido de su vida, están fatalmente condenados al
fracaso, a la desolación total. Cabe citar La vida breve y El astillero.
Augusto Roa Bastos. Concibe la literatura como un medio de denuncia de los males de
la sociedad y de los grandes problemas de los seres humanos. Destacan Yo, el Supremo
y La vigilia del almirante y Contravida.
Julio Cortázar. Utiliza lo fantástico para plantear los temas que le preocupan. Se
aprecia una búsqueda existencial, ansia de autenticidad, de libertad y pureza. Todos
los fuegos el fuego, Octaedro y Alguien que anda por ahí y Rayuela, novela
experimental, la obra más conocida de la narrativa de Cortázar.
Augusto Monterroso. Considerado uno de los principales cuentistas
hispanoamericanos, un auténtico maestro del relato breve. Destacan La oveja negra y
demás fábulas; y, Movimientos perpetuos.
Carlos Fuentes. Muestra su capacidad de actitud crítica ante la realidad de su país
(Panamá). Destacan Cambio de piel y La muerte de Artemio Cruz.
Guillermo Cabrera Infante. Destaca La Habana para un infante difunto, de carácter
autobiográfico, en la que relaciona tres temas constantes: la nostalgia de la capital
cubana, el erotismo y el cine estadounidense.
Mario Vargas Llosa. La narrativa de Vargas Llosa se inscribe dentro del neorrealismo:
un realismo renovado en técnicas y formas expresivas, que encierra una visión crítica
de la realidad social y política. Destaca La ciudad y los perros. También ha publicado
cuentos: Los jefes, Los cachorros; y varias novelas: Conversación en la catedral, La casa
verde, Pantaleón y las visitadoras, La guerra del fin del mundo, La fiesta del chivo
(2000).
Gabriel García Márquez (fotocopias)
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