La teología de la victoria como medio de legitimación en la moneda

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ÁLVARO JACOBO PÉREZ*
La teología de la victoria como medio de legitimación
en la moneda flavia
Es común en la historiografía del Principado, y más
concretamente de la ideología imperial y del tema de
victoria, la afirmación “el Imperio se fundó en la victoria y a través de la victoria se perpetuó”1. No es de
extrañar, la victoria jugó un papel esencial dentro de la
ideología política del mundo griego helenístico, romano republicano e imperial. Desde la tradición helenística, la victoria constituyó un elemento fundamental
en la ideología religioso-política, basado en la idea de
la aceptación popular de la concepción del gobernante
como la encarnación de Victoria, concepción que le
dotaba de un aura carismática de autoridad sobre la
legitimación de instituciones humanas y formas constitucionales, en lo que se ha denominado ”la teología
de la victoria”2. Una teología que, como es lógico, sería
clave para entender el proceso del paso de República a
Principado, ya que su personalización se erigió en uno
de los medios para justificar la abolición de la
República y la creación de un sistema de poder unipersonal, a la par que en una de las consignas ideológicas invocadas para sancionar el acto de usurpación
política en cada una de las crisis del Principado3.
Como tal, se convertiría en uno de los elementos centrales de la propaganda numismática en época tardorrepublicana e imperial.
La primera gran crisis del Principado trajo como
consecuencia la llegada de Vespasiano a la púrpura
imperial, acompañada de una nueva necesidad de
legitimación de la posición imperial. La falta de auctoritas et maiestas (Suetonio, Vesp. 7, 2) era doblemente grave tanto por la llegada al poder por la fuerza
como por la falta de un linaje o prestigio social. El
emperador Flavio y sus partidarios intentaron paliarlo mediante varias acciones, entre las que destacaron
la creación de una aureola místico-religiosa, diseñada
a través de la divulgación de toda una serie de omina
y portenta, que sancionaron en parte su autoridad en
conexión al referente augusteo4; y la realización de un
programa propagandístico numismático centrado en
la teología de la victoria.
Vespasiano había llegado al poder tras una victoria en
las guerras civiles, con lo que exaltar ésta parecía vislumbrarse como el principal medio propagandístico. No
obstante, el prestigio más directo del nuevo emperador
emanaba de su capacidad militar (Tácito, Hist. II, 5),
por lo que los reversos alusivos a la uictoria flauia se erigieron en el elemento vertebrador de las acuñaciones de
su gobierno. Un primer análisis de los tipos de los
reversos permite observar que la uictoria flauia fue difundida y exaltada de un modo general5, a través de la figura del Emperador como defensor del Imperio y pueblo
romano, sin ninguna alusión a la victoria obtenida en las
guerras civiles. Era necesario no concretar la victoria, ya
que Vespasiano no estaba en posición de estimular
* Área de Historia Antigua, Universidad de Alicante.
1. Así comienza Fears su brillante artículo, Fears, J. R.: The Theology
of Victory at Rome: Approaches and Problems, ANRW II. 17. 2,
1981, p. 737; adaptándola de Graillot, H.: Victoria (Nike),
Daremberg-Saglio V, 1919, p. 839.
2. Gagé, J.: La Théologie de la Victoire Impériale, Revue Historique, 171,
1933, pp. 1-43. Sobre el concepto de la teología de la victoria son
fundamentales otra serie de trabajos, principalmente Fears, J. R.: op.
cit. en n. 1, pp. 736-826, quien aporta una detallada y crítica revisión
bibliográfica; Hölscher, T.: Victoria Romana: Archäeologische
Untersuchungen zur Geschichte und Wesensart der römischen Siegesgöttin von den
Anfängen bis zum Ende des 3. Jhs. N. Chr., Mainz, 1967; Weinstock, S.:
Victoria, RE, VIII A, 2, 1958, pp. 2501-42; id.: Victor and Invictus,
Harvard Theological Review, 50, 1957, pp. 211-247; desde el punto de
vista numismático, sigue siendo básico Bellinger, A. - Berlincourt,
M.: Victory as a Coin Type, Numismatic Notes and Monographs 149,
Nueva York, 1962; y en el apartado flavio es interesante Taisne, A.:
Le thème du triomphe dans la poésie et l'art sous les Flaviens,
Latomus, 32, 1973, pp. 485-504.
3. Fears, J. R.: op. cit. en n. 1, p. 752.
4. Sobre omina y portenta en la aduentus de Vespasiano: Suetonio (Vesp., 5
y 7), Tácito (Hist., I, 10 y 86; II, 78; IV,13 y 81-82), Josefo (B. I.
III, 399ss) y Dion Casio (LXV, 8 y LVXI, 1-2); Lattimore, R.:
Portents and prophecies in connection with the emperor Vespasian,
Classical Journal, 29, 1933, pp. 441-449, Scott, K.: The Imperial Cult
under the Flavians, Stuttgart-Berlín, 1936, pp. 4-20; Vanella, G.:
L'Adventus di Vespasiano nei suoi aspetti mistico-religiosi e giuridico-costituzionali,
Nápoles, 1965, pp. 38-50; y Gwyn Morgan, M.: Vespasian and the
omens in Tacitus Histories 2. 78, Phoenix, 50, 1996, pp. 41-55.
5. Blamberg, J. E.: The public image projected by the roman emperors (A.D. 69117) as reflected in contemporary imperial coinage, Indiana Univ., 1976, p.
86; Bianco, E.: “Indirizzi programmatici e propagandistici nella
monetazione di Vespasiano”, RIN LXX, 1968, p. 147 y p. 181.
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resentimientos entre seguidores de los emperadores
derrotados, ni de fomentar la impopularidad al recordar
al pueblo las desgracias de la lucha fratricida. Por ello,
la mejor forma de difundir la nueva victoria era exaltando una victoria común frente a un enemigo común:
las victorias logradas sobre el levantamiento galo-germánico y judío durante los primeros años de reinado, o
en el ámbito renano, britanno y oriental, en los últimos.
En este sentido, Vespasiano justificaba su acceso al
poder mediante la personalización de la teología de la
victoria. Dicha teología se definía sobre la base de la
Victoria Augusti como una de las características esenciales
de la ideología y política imperial, que creaba el mito
político de la legitimación sobrenatural, fundamental
para la estabilidad y continuidad de un gobierno basado en el poder militar, político y socioeconómico.
Como tal, Victoria sería una deidad, y no una mera personificación, que disfrutaría de una vital devoción
popular tanto como fuerza divina autónoma que como
un don divino de poder sobrenatural concedido a un
hombre concreto, y de este modo personalizarse. El
emperador, en este caso Vespasiano, legitimaba y justificaba su posición ya que sus hazañas bélicas eran epifanías de Victoria, cuyo poder operaba a través de él al
poseer uirtus. De este modo, Victoria pasaba a ser considerada como una cualidad divina de un hombre favorecido por los dioses: la Victoria Imperatoris Cæsaris Vespasiani
Augusti, expresada en las monedas como VICTORIA
AVGVSTI; que lo elevaba del resto de los hombres y lo
justificaba como dirigente de su comunidad6.
Vespasiano explotó este arma ideológica mediante la
realización y difusión de un programa numismático en
torno a la victoria, expresado en una serie de elementos.
El primero fue el empleo sistemático de la VICTORIA
AVGVSTI durante los primeros años de su gobierno,
los más necesitados de la sanción legitimadora. Bajo
este tipo-leyenda, la uictoria se asociaba íntimamente al
princeps, como una cualidad divina inherente a él gracias
a su uirtus-cualidad militar, que la transmite a cada
miembro de su ejército. Sin embargo, la descarada utilización de este concepto ideológico durante las guerras
civiles, con la base de las ambiciones personales por
encima de los intereses comunitarios, había denostado
la Victoria Augusti en un proceso paralelo al de la crisis de
la figura imperial. Por tanto, Vespasiano debía restaurar
la ideología que justificaba la posición imperial para
poder legitimarse, con el fin de que sus victorias personales tuvieran la función de cambiar usurpación por
legitimidad y sancionar una autoridad política obtenida
independientemente de las vías institucionales. Este fue
el motivo, dentro del marco de restauración de la figura imperial, de que optara por la leyenda VICTORIA
AVGVSTI frente a la de VICTORIA POPVLI
ROMANI, propia del contexto de las guerras civiles, la
oposición a la tiranía de Nerón y la nostalgia republicana, y que subordinaba la auctoritas imperial a la senatorial. En este sentido, para expresar la legitimidad como
defensor del Imperio, se acuñó un tipo en el que Victoria
le ofrecía el palladium, símbolo de los orígenes míticos
de Roma, a Vespasiano, en atavío militar, bajo leyenda
VICTORIA AVGVSTI7. El mensaje era claro y evidente: la auctoritas imperial estaba restablecida, y se encontraba en manos flavias.
Entre los variados y sistemáticos reversos que centraron su mensaje en Victoria Augusti durante estos primeros años de búsqueda de legitimación, destacaron
aquellos que utilizaron el referente de Augusto como
valor legitimador, algo que por otro lado sería una
constante en la amonedación de Vespasiano. Como
ejemplo, el tipo con leyenda VICTORIA AVGVSTI8
en el que aparece la personificación de Victoria, inspirada en el modelo de Brescia, inscribiendo OB CIVES
SERV sobre un escudo, imitando un tipo de Vitelio,
y que retomaba el leitmotiv de la política augustea. La
escena remitía al reconocimiento senatorial de la posición de Augusto tras la batalla de Actium, mediante la
utilización de los símbolos del clipeus uirtutis y la frase
de ob ciues seruatos. Asociar la victoria de Vespasiano a
esa escena tenía un claro mensaje legitimador y restaurador, jugando con la semejanza de situaciones
políticas y la vinculación con Augusto, transmitiendo
un reconocimiento constitucional.
Obviamente, igualmente eran necesarios los tipos que
hacían referencia a la cualidad y valor innato militar de
Vespasiano, una de las cuatro cualidades del clipeus
uirtutis y base de la propaganda e ideología augustea,
íntimamente relacionada con la nueva uictoria flauia. Así,
encontramos la leyenda VIRTVS AVGVST9, con el
6. Fears, J. R.: op. cit. en n. 1, pp. 737-746.
7. BMC Emp. II, nº 586 (Roma, sestercio, 71 d.C.), nº 786 (Tarraco,
sestercio, 71 d.C.) y p. 198 (Lugdunum, sestercio, 71 d.C.).
8. BMC Emp. II, nº 577-581 (Roma, sestercio, 71 d.C.), nº ‡ p. 181
(Tarraco, sestercio 70/71 d.C.); nº 783-4 (Tarraco, as, 69-70 d.C)
y p. 431 Addenda (Tarraco, sestercio, 71 d.C.). El mismo tipo sin
leyenda y sin palma: nº 398 (Lugdunum, áureo, 70-71 d.C.) es el
que más recuerda al tipo de Augusto.
9. BMC Emp. II, nº 371ª (Ceca Gala, denario, 70 d.C.); sobre proa: nº
499-501 (Antioquía, denarios, 69-70 d.C.).
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tipo republicano de Virtus, en atavío militar, de pie
sobre proa, y portando lanza y parazonium. En este sentido, un reverso del 72/73 d.C. transmitía directamente, ayudado por una iconografía muy elocuente, la
uirtus militar del emperador, en el que éste aparece a
caballo, en traje militar, con jabalina en actitud de
atravesar a un enemigo, representado postrado en el
suelo con una espada y un escudo oblongo (rasgo que
nos señala que se trata de una conmemoración del
final de los conflictos en Galia y Germania)10. La ausencia de leyenda remarca el valor de la imagen, de tradición helenística, y de lo que ésta transmite: la uirtus
militar de Vespasiano que le legitimaba para desempeñar el título de princeps. La innata cualidad de uirtus que
poseía Vespasiano, permitía que los dioses le concedieran la felicitas, un poder divino que hacía posible
logros sobrenaturales reflejados en el éxito militar y la
obtención de la paz11. Por ello, no dudó en emitir frecuentemente el tipo de FELICITAS PVBLICA12, en el
que Felicitas se representa de pie, sosteniendo caduceo
y cornucopia, en signo de paz, prosperidad y concordia. Se trata de la felicitas temporum lograda como resultado de las victorias militares flavias, que permite
hacer prosperar a la comunidad bajo su gobierno,
dejando claro que la felicitas publica tenia su origen en la
felicitas augusti. Virtus y Felicitas formaban de este modo
los pilares de la teología de la victoria, restaurada por
Vespasiano, expresando los dones divinos que caracterizaban al emperador y sancionaban su autoridad.
Por último, a pesar del hecho de que su victoria en las
guerras civiles le hubiera obligado a difundir una victoria de sentido abstracto, el carácter del princeps como
defensor de la unidad del Imperio contra los enemigos
externos de la civilización y bárbaros, le iba a posibilitar explotar de una forma sistemática y concreta su
capacidad personal de victoria a través del conflicto
judaico. De este modo, Judea se convertiría en la epifanía y emblema de la uictoria flauia, y la victoria y triunfo
sobre los judíos pondría de manifiesto la auctoritas del
nuevo emperador; que gracias a la participación activa
de Tito en el éxito militar, pasaría a ser dinástica.
Siguiendo los fundamentos de la teología de la victoria,
la victoria judaica no sólo legitimaba en el poder a
Vespasiano, sino también a Tito como su sucesor, él
cual, a través de la toma de Jerusalén, había realizado su
personal demostración de uictoria y uirtus. Del elaborado
y variado programa numismático, literario y arquitectónico, suficientemente conocido, podemos destacar el
tipo más emblemático, emitido por padre e hijo para
celebrar la toma de Jerusalén y el triunfo acontecido en
junio del 71, el de IVDÆA CAPTA con cautiva judía
en representación de Iudæa, drapeada y velada, sentada
sobre coraza a la derecha de una palmera, apoyando la
cabeza sobre su mano izquierda en actitud de lamento; y, a la izquierda de la palmera, Vespasiano estante,
en atavío militar, con el pie izquierdo sobre yelmo y
llevando lanza vertical en la mano derecha y parazonium
en la izquierda13. La figura del emperador destaca a
primera vista, ya que se buscaría conscientemente el
efecto óptico de resaltarlo para evidenciar la superioridad del Flavio y de Roma, en una variante del tema
helenístico del héroe victorioso ante trofeo, aquí palmera14. Además, gracias a esta escena, la vinculación
entre la uictoria - uirtus flauia y la derrota judía era directa. El gesto de lamento de la representación de Iudaea,
no era una cuestión estética, sino política: era preciso
mostrar el sometimiento real de la provincia15. Por otro
lado, la elección de la leyenda no fue casual. Augusto
había emitido tipos con la leyenda ÆGYPTO CAPTA
y ARMENIA CAPTA, tras sus victorias en aquellas
zonas. Al utilizar el mismo tipo de leyenda los Flavios
10. BMC Emp. II, p. l. Para el tipo, BMC Emp. II, nº 622 (Roma, sestercio, 72-73 d.C.).Bianco concreta más, basándose en que el tipo se
parece mucho a uno de Domiciano de GERMANIA CAPTA, adscribe este reverso cronológicamente tanto al fin de Ciuilis, en el 70-71,
como a la campaña del legado de la Germania Superior Cn. Pinarius
Clemens, en el 73-74. La ausencia de una leyenda respondería a una
táctica de Vespasiano, pues utilizando un reverso lo bastante elocuente no haría falta añadir una leyenda que podría herir los sentimientos de los germanos romanizados, bastante diferentes del enemigo bárbaro idealizado por la propaganda. Bianco, E.: op. cit. en n. 5,
pp. 217-218.
11. Fears, J. R.: op. cit. en n. 1, pp. 747-748.
12. BMC Emp. II, FELICITAS PVBLICA: p. 130 nº † (Roma, dupondio,
71 d.C.), p. 427 Addenda (Roma, dupondio, 71 d.C.), nº 639-640
(Tito, Roma, dupondios, 72 d.C.), p. 146 nota † (Tito, Roma,
dupondio, 72 d.C.), p. 428 Addenda (Tito, Roma, dupondio, 72
d.C.), p. 428 Addenda (Tito, Roma, as, 72 d.C.), p. 147 nota ? (Tito,
Roma, dupondio, 72-73 d.), p. 427 Addenda (Roma, dupondio, 7273 d.C.), nº 661 y p. 150 nº * (Roma, dupondios, 73 d.C.), nº 670
(Tito, Roma, dupondio, 73 d.C.), nº 671 a (Tito, Roma, as, 73
d.C.), p. 157 nº * (Domiciano, Roma, as, 73 d.C.), nº 696-699
(Roma, dupondio, 74 d.C.), nº 707-708 y p. 163 nº * (Tito, Roma,
dupondios, 74 d.C.), nº 712 (Domiciano, Roma, dupondio, 74
d.C.), nº 714 (Roma, dupondio, 75 d.C.), nº 715ª (Tito, Roma,
dupondio, 75 d.C.) y nº 787 (Tarraco, as, 71 d.C.). Sobre el sentido de Felicitas, Wistrand, E.: Felicitas Imperatoria, Goteborg, 1987, especialmente p. 51.
13. Para el tipo acuñado por Vespasiano: nº 543-7 (Roma, sestercios,
71), nº 765 (Tarraco, sestercio, 71), nº 796 (Narbo?, sestercio, 71),
nº 800 (Lugdunum, sestercio, 71) y nº 812 (Lugdunum, sestercio,
72); sin leyenda: nº ‡ p. 11 (Roma, áureo, 70-71; Mattingly opina
que probablemente sea un híbrido), nº 78 (Roma, áureo, 72-73), y
nº 510-511 (Antioquía, denarios, 72).
14. Picard, G. C.: Les Trophées romains, París, 1957, pp. 344-345.
15. Méthy, N.: La représentation des provinces dans le monnayage
romain de l’époque imperiale (70-235 après J. C.), Numismatica e
Antichità Classiche, 21, 1992, pp. 268-269.
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se encargaban de crear una especie de vínculo entre sus
propias victorias y las de Augusto, fomentando en la
devoción popular un nexo de continuidad entre el primer princeps, fundador de una dinastía y garante de la
añorada pax augusta, y el nuevo princeps, fundador a su
vez de otra dinastía y garante de la nueva y esperada
pax, la pax flauia. Las ventajas ideológicas que podía
obtener respecto a la legitimación de su posición y la
de su proyecto dinástico eran infinitas. Una vez más,
la redefinición de la ideología imperial augustea era
puesta al servicio flavio, ya que las series de Iudaea
Capta conmemoraban la supresión de una revuelta
dentro de los confines del Imperio, y no la conquista
de nuevos territorios a anexionar, que es lo que literalmente implica capta16.
Respecto a Tito, ya durante el gobierno de su padre y
como primero en la línea sucesoria sacó un profundo
rendimiento de la teología de la victoria, asociándose al
poder como particeps imperii y obteniendo la potestad tribunicia y un imperium proconsular secundario al paterno
aprovechándose del clima de exaltación popular a su
favor tras la toma de Jerusalén. Al obtener a partir del
año 71 el privilegio de acuñar moneda en su propio
nombre, y con ello un arma básica de autopropaganda,
Tito se centró en difundir su capax imperii y el proyecto
dinástico que lo legitimaba como sucesor, compartiendo gran parte del programa numismático paterno.
Como era lógico, el conflicto judaico sirvió como principal medio siguiendo los parámetros de la teología de la
victoria. La intervención de Tito en el conflicto judaico
culminó una prestigiosa carrera militar que ya era destacada desde su tribunado militar en Germania Superior y
Britannia, entre los años 61 y 63 d.C (Tácito, Hist. II, 77;
V 1; Suetonio Tito 4), por lo que legitimaba y justificaba su condición de sucesor a través de su participación
en esas hazañas bélicas y en su propia uirtus heredada de
su padre. Como había ocurrido con Augusto y los JulioClaudios, la Victoria Augusti pasaría de ser una cualidad
divina de Vespasiano a una cualidad divina dinástica flavia17. De ahí que Tito comparta con su padre una gran
variedad de tipos con leyenda o iconografía de VICTORIA AVGVSTI, entre los que se incluyen los ya tratados. De todos ellos destacamos dos: uno se trata del
reverso sin leyenda, de tradición helenística, que hemos
analizado con Vespasiano en el que aparece Tito a caballo, en atavío militar, alzando la jabalina en acto de atravesar a un enemigo que yace en el suelo portando un
escudo oblongo y espada18, que conmemoraba el final de
los conflictos en Galia y Germania. El otro, también
emitido por su padre, cerraba las emisiones conmemorativas de la victoria judaica, emblema de la uictoria flauia.
Se trata del sestercio en que aparece Tito frente a una
palmera radiado y en atavío militar, estante, con el pie
derecho sobre proa y llevando una victoriola sobre la
mano derecha en acto de coronarle con una corona de
laurel, y una lanza en la izquierda. Ante él, un judío arrodillado con las manos unidas en actitud de pedir clemencia, y detrás una cautiva judía que se aproxima también en actitud de clemencia19. Desde un punto de vista
iconográfico, lo más interesante es la presencia de la
corona radiada, como concesión al origen oriental del
poder flavio. Con la presencia de la corona radiada los
Flavios entroncarían con la tradición helenística de
Alejandro, del general victorioso que señala que gracias
a su uirtus es un elegido de los dioses, que le ofrecen el
poder de la uictoria, lo que lo eleva sobre el resto de los
hombres y legitima su auctoritas.
Tras la muerte de Vespasiano, y el ascenso al trono de
Tito, el nuevo emperador Flavio siguió desarrollando
la teología de la victoria emitiendo los característicos
tipos generales de VICTORIA AVGVSTI y los que
conmemoraban la victoria judaica. La brevedad de su
reinado conllevó una lógica paralela brevedad en emisiones, cuyos tipos continuaban en rasgos generales el
programa numismático paterno y el suyo propio bajo
el gobierno de Vespasiano. Muchos de los reversos de
los tipos que en anverso llevan Diuus Vespasianus presentaban las victorias de Vespasiano y los frutos de
esas victorias, acuñados también en contemporáneos
tipos de Tito, por lo que se difundía que la uirtus y uictoria del padre continuaban con el hijo20. Del resto de
tipos sólo podemos destacar un reverso del año 80,
sin leyenda identificativa, emitido en conmemoración
de una victoria de Agrícola en Britannia, seguramente
su XV aclamación (Dión Casio LXVI, 20. 3), en el
que aparecían dos cautivos sentados a derecha e
izquierda, espalda contra espalda, de un trofeo central
compuesto por coraza, yelmo y escudos oblongos. La
16. Levine, L.: Some observations on the Coins of Caesarea Maritima,
Israel Exploration Journal, XXII, 1972, pp. 131.
17. Siguiendo el esquema de Gagé para los Julio-Claudios, Gagé, J.: op.
cit. en n. 2, p. 11.
18. BMC Emp. II, nº 634-635 (Tito, Roma, sestercio, 72), nº * p 146
(Tito, Roma, sestercio, segunda mitad del 72), nº † p. 147 (Tito,
Roma, sestercio, 72-73), nº 653-4(Tito, Roma, sestercio, 73).
19. BMC Emp. II, Vespasiano: nº * p. 137 (Roma, sestercio, 72-73); y
Tito: nº 652 (Roma, sestercio, 72-73). La corona radiada aparece
como era normal en el anverso de los dupondios flavios, pero en los
reversos no fue nada común.
20. Blamberg, J. E.: op. cit. en n. 5, p. 104.
700
LA TEOLOGÍA DE LA VICTORIA COMO MEDIO DE LEGITIMACIÓN EN LA MONEDA FLAVIA
figura de la izquierda parece tratarse de una mujer,
seguramente la personificación drapeada de Britannia
en la tradicional actitud de lamento, para difundir la
derrota; y el de la derecha un cautivo desnudo, con las
manos atadas, para presentar la sumisión de la provincia ante la uictoria flauia21. Tito, de este modo, sancionaba y legitimaba la auctoritas heredada de su padre.
Con la llegada al poder de Domiciano, la ideología
imperial flavia basada en la teología de la victoria
alcanzará su máximo desarrollo. A pesar de que la sucesión dinástica se había llevado a cabo sin problemas,
sobre todo gracias a la labor que realizó su padre y hermano, justificar la figura del princeps había constituido
una de las principales preocupaciones de los emperadores desde Augusto, como hemos podido ver, preocupación que se había maximizado desde las guerras civiles.
Vespasiano y Tito habían podido legitimarse y sancionar su auctoritas ideológicamente gracias, sobre todo, al
conflicto judaico. Si bien las monedas acuñadas durante el gobierno de sus dos antecesores, le asociaban
directamente con la victoria, Domiciano no había participado directamente en esa victoria judía, y debía difundir que participaba igualmente de la uictoria flauia que
había asegurado en el poder a su dinastía, no consecuencia de una mera designación dinástica, como necesidad de demostrar su capax imperii frente a la nobilitas
senatorial. No era una novedad, Domiciano nunca había
sido ajeno a los mecanismos que forjaban el prestigio.
Consciente de que la experiencia militar de su hermano había sido uno de los factores clave en su posición
de colega imperial, él pretendió forjarse una carrera
militar que le aportase auctoritas. Esta es la razón de
que bajo el gobierno paterno intentara una campaña
personal contra Ciuilis (Tácito, Hist. IV, 68 y 85;
Suetonio Domit. 2), o que pidiera insistentemente a su
padre dirigir la expedición militar que había solicitado
en el 75 Vologaeses I de Parthia frente a los Alanos,
ambos intentos abortados22. Por tanto, bajo este
emperador, de nuevo uirtus, uictoria y felicitas se convertirían en uno de los fundamentos de su posición, objetivo principal de la propaganda imperial.
En este sentido, Domiciano asumió el carácter del
princeps como defensor del Imperio hasta sus últimos
extremos, independientemente de la opinión política
en torno a los conflictos. Estuvo ausente de Roma en
los años 82/3 en la lucha contra los Catos (primer
triunfo), en el 85-6 contra los dacios (segundo triunfo), en el 89 con la rebelión de Saturnino y Catos y la
visita a Panonia (tercer triunfo, doble), y en el 92 en
un regreso al Danubio a luchar contra los Sármatas.
La primera y mayor oportunidad la encontró al poco
de acceder al poder, en las victorias y triunfo sobre los
Catos (Dión Casio, LXVII 3-4; Suetonio, Domit. 6 y
13; Tácito, Germ. 29), el cual se erigiría en la manifestación concreta de su victoria, en su personal epifanía, permitiéndole asumir el cognomen de Germanicus
como un epíteto de victoria. Sean ciertas o no las
ambiciones de gloria por parte de Domiciano, lo que
está claro es que ideológicamente y en la práctica real
le convenía hacerse un prestigio y reputación militar,
para igualarse en dignitas con sus antecesores23. Las
acuñaciones alusivas a la guerra en Germania son numerosas y variadas, emitidas en todos los valores dentro de
un complejo programa numismático propagandístico
(acompañado por otro más amplio literario y arquitectónico, como los relieves del Palacio de la Cancillería),
que tenía el objetivo de influir en la opinión pública,
transmitiéndonos la importancia del significado ideológico que ejerció dentro de la política imperial. Así,
Domiciano fue objeto de una gran adulación por sus
habilidades militares, sobre todo contra los Catos
(Marcial, Epigramas II. 2; V. 19. 3; VII. 2, 5, 6; VIII.
11, 65; IX. 1; Estacio Siluæ I. 1. 5-7, 74-83; V. 1. 132134; Thebaida Pr. 17-33, I. 16-34; Frontino, Strat. I. 1.
8, 3. 10; II. 3. 23; IV. 3). Como establece Blamberg,
21. BMC Emp. II, nº 36-41 (Roma, áureo/denarios, 80 d.C). Sobre el
tipo, Méthy, N.: op. cit. en n. 15, p. 269.
22. Una reputación militar había llegado a ser una parte vital del oficio
imperial. Tácito expresó este punto en su explicación de la envidia de
Domiciano a Agrícola (Agrícola 39, 10-11). Blamberg, J. E.: op. cit.
en n. 5, p. 106.
23. Waters, K. H.: The character of Domitian, Phoenix, 18, 1964, pp. 65,
rechaza unas desmesuradas ansias de gloria militar que llevaran a iniciar conflictos bélicos de forma injustificada. La razón se encontraría en las malas relaciones con el Senado, que controlaban la mayoría de las fuentes y la opinión pública de la nobilitas. Sobre la justificación de la entrada en el conflicto, Jones, B. W.: The Dating of
Domitian’s war against the Chatti, Historia, XXII, 1973, p. 79, quien
mantiene que aunque ridiculizada por Tácito (Germania 37; Agricola
39) y Plinio (Panegírico 16.3, 20. 4), la exitosa campaña de
Domiciano contra los Catos fue de vital importancia porque le permitió fortalecer las defensas del Rin y controlar las principales rutas
tomadas por las tribus del norte y del este avanzando al Rin, en adición a la por fin completamente controlada ruta principal de norte a
sur. Para Garzetti, Domiciano no buscó la guerra por la guerra, sino
la estabilidad de las fronteras y la paz como medio de estabilidad,
seguridad y buena administración, por lo que estaba interesado en no
ampliar las fronteras peligrosas. Ahora sí, aquellas que ya eran peligrosas y necesitaban fortalecerse sí las utilizó para satisfacer sus
ambiciones en el aspecto de la gloria militar y fortalecer su prestigio,
legitimando su posición. La limitación de los escenarios de operaciones, en orden a concentrar la atención en los puntos de verdadero peligro, es suficiente para revelar una política responsable,
Garzetti, A.: From Tiberius to the Antonines, London, 1974 (1960, 1º
edic.), pp. 281-286.
701
ÁLVARO JACOBO PÉREZ
es más que una coincidencia el hecho de que la asidua
repetición de los valores militares de Domiciano en las
fuentes sea uno de los grandes temas también en la
amonedación, donde más de un tercio de los tipos son
de esta temática24.
A partir del año 84, y durante casi todo el reinado,
empiezan a emitirse una gran variedad de tipos alusivos
a la victoria germana manteniendo en parte el programa
diseñado por su padre y hermano para Iudæa Capta.
Aparte de los tipos de victoria con carácter general, nos
vamos a centrar en aquellos que se referían de una
forma más concreta a la nueva uictoria flauia según los
parámetros de la teología de la victoria. La asunción del
epíteto Germanicus, que mantendría a partir de ahora en
todas las emisiones, sería un reflejo permanente del
éxito del emperador como uictor25. El programa se realizó en una serie de bloques: las referencias numismáticas más directas las aportaron los diseños de GERMANIA CAPTA, con o sin leyenda identificativa. Así,
encontramos una serie de áureos en los que aparece sin
leyenda la representación femenina de Germania sentada lamentándose, en actitud de sumisión, rodeada de
spolia; y los explícitos sestercios de GERMANIA
CAPTA, con germano de pie a la derecha, con las manos
atadas, frente a un trofeo germano hecho por spolia, y
con la representación femenina de Germania sentada a
la izquierda lamentándose; que retomaban íntegramente el diseño e intención de Iudæa Capta; al igual que lo
hacían el tipo de escudos germanos cruzados o el de
Victoria inscribiendo las palabras DE GER(MANIS)
sobre escudo junto a trofeo y cautivo, recordando el DE
IVDÆIS flavio, con la representación de los trofeos
militares flavios, erigidos sobre la costumbre griega y
romano-republicana de celebrar la victoria lograda sobre
el enemigo construyendo con sus armas caídas el trofeo26. Otro grupo de representaciones se centran en el
propio Domiciano, para exaltar la personalidad de su
victoria y su innata uirtus que había posibilitado el
triunfo, ya que la presencia física de la figura carismática aseguraba el éxito27. De este modo le observamos en
valeroso combate contra el enemigo, manteniendo el
tipo flavio que hemos analizado antes; recibiendo clemente la sumisión de Germania derrotada; de pie triunfante sobre la personificación del Rin; de pie con sus
compañeros en la victoria, los oficiales y soldados del
ejército romano que le renuevan el juramento de fidelidad; o celebrando el triunfo sobre la cuádriga triunfal.
En este sentido, igualmente debemos citar el característico de VIRTVTI AVGVSTI, con la representación
femenina de Virtus de pie sobre yelmo, con lanza y para-
zonium28. El apoyo y la sanción divina a esta victoria de
Domiciano venían de la mano del tipo de IOVI VICTORI, con Iuppiter Victor sentado llevando victoria y
cetro, y de la introducción del ægis de Minerva en el
retrato del emperador en los anversos; culminando el
programa en la más clara representación de la teología
de la victoria: Victoria coronando a Domiciano, de pie
llevando el trueno de Júpiter y la lanza de guerrero, iconografía de clara tradición helenística. Estos dos últimos tipos fueron emitidos año tras año sistemáticamente, lo que parece indicar que iban dirigidos a proyectar una imagen de Domiciano como Júpiter en la tierra, su vicerregente, y que él estaba cualificado para esa
posición a través de sus victorias en la guerra29. Nos
encontramos en una última fase en el desarrollo de la
ideología flavia, totalmente coherente con el propio
desarrollo de la teología de la victoria en el principado,
indicada por la presencia del trueno. El trueno de
Júpiter simboliza la concepción del poder ejercido contra las fuerzas de los bárbaros para cuidar de la existencia civilizada del Imperio, que como los Gigantes
hubieran destrozado la vida civilizada sino fuera por los
esfuerzos de Júpiter y su vicerregente, el emperador, que
actúa como un nuevo Hércules. Al derrotar a los Catos,
quienes habían amenazado el Imperio, Domiciano había
luchado una bellum Iouis. El emperador, aquí Domiciano,
24. Blamberg, J. E.: op. cit. en n. 5, p. 43. Sobre los relieves del Palacio de
la Cancillería, Toynbee, J. M: C.: The Flavian Reliefs from the Palazzo della
Cancelleria in Rome, Oxford, 1957.
25. Domiciano fue proclamado Germanicus en algún momento entre el 9
de junio del 83 (CIL 16.29) y el 28 de agosto del 83 (Dattari 618).
La primera referencia numismática es Cohen 602 = BMC p. 307 nota
a 44, fechada antes del 14 de septiembre del 83, y después HCC 13.
Buttrey, T. V.: Documentary Evidence for the Chronology of the Flavian
Titulature, Hain, 1980, pp. 52-56. La concesión prematura de los
títulos responde a la necesidad de presentar ante la opinión pública
el éxito militar y el fin de los problemas derivados de la guerra.
González-Conde, Mª. P.: La Guerra y la Paz bajo Trajano y Adriano,
Madrid, 1991, pp. 20-21.
26. La práctica totalidad de los tipos que vamos a mencionar se siguen
acuñando año tras año sistemáticamente, con algunas excepciones,
por lo que optamos por citar la primera emisión, Germania Capta sin
leyenda: a) BMC Emp. II nº * p. 307 (Roma, áureo, 84) y b) nº 8182 (Roma, áureos, 85); con leyenda nº 294 (Roma, sestercio, 85);
escudos: nº 311 (Roma, sestercio, 85); DE GER nº † p. 362
(Roma, sestercio, 85).
27. Fears, J. R.: op. cit. en n. 1, p. 762.
28. Carradice, I.: Coinage and Finances in the Reign of Domitian, A.D. 81-96,
BAR International Series 178, Oxford, 1983, p. 122. Para los tipos,
respectivamente: BMC Emp. II, nº 300ª (Roma, sestercio, 85); nº 299
(roma, sestercio, 85); nº 298 (Roma, sestercio, 85); nº 301-303
(Roma, sestercios, 85); y nº * p. 316 (Roma, áureo, 85). VIRTVTI
AVGVSTI: nº ‡ p. 360 (Roma, dupondio, 84).
29. Carradice, I.: op. cit. en n. 28, p. 144. Tipos: IOVI BMC Emp. II, nº
294ª (Roma, sestercio, 85). Victoria coronando a Domiciano: nº *
p. 372 (Roma, sestercio, 85).
702
LA TEOLOGÍA DE LA VICTORIA COMO MEDIO DE LEGITIMACIÓN EN LA MONEDA FLAVIA
pero posteriormente Trajano o Marco Aurelio, es así el
guerrero vicerregente de los dioses, utilizando el poder
divino, simbolizado en el trueno, para asegurar la prosperidad de la comunidad en una nueva era dorada.
Domiciano utiliza el trueno para dejar claro que Júpiter
le ha delegado sus poderes y funciones al cuidado de la
humanidad30. Por otro lado, era la prueba directa de la
concepción autocrática del gobierno del último emperador Flavio, por encima de las instituciones humanas,
y la causa de su fin.
Según la teología de la victoria, la victoria en sí misma
justificaba el poder real y proporcionaba la prueba más
certera de legitimidad, sobre todo en momentos de
usurpación política o acceso al poder independientemente de las instituciones humanas31. Desde Augusto
y su proyecto de redefinición del Principado, la legitimidad y autoridad del princeps, por tanto, se basaban en
su capacidad de uictoria, en su posición como garante
de la paz, libertad y prosperidad, y como defensor del
Imperio contra los enemigos legítimos: bárbaros y
tiranos. Por ello, la victoria en las guerras civiles no
era un elemento propagandístico y legitimador válido
ni popular, requiriéndose nuevas victorias personales
que transformaran usurpación en gobierno legítimo.
Ante esto, Vespasiano y Tito, a través de la victoria
judaica; y Domiciano, mediante el triunfo sobre los
Catos, buscaron presentar públicamente sus victorias
personales como pilares legitimadores de su gobierno,
la sanción divina de su auctoritas. Gran parte de su programa propagandístico numismático tenía ese objetivo,
difundiendo a través de sus diferentes formas (uictoria,
felicitas, uirtus, fortuna o el epíteto Germanicus) la teología de la victoria como factor ideológico legitimador.
La asistencia divina de Júpiter en la victoria, ya expresada por sus antecesores y prueba de la romanización
de la teología, sería redefinida, tras los abusos ideológicos de las guerras civiles, y desarrollada al máximo
por Domiciano. El emperador Flavio, al enlazarse en
la teología de la victoria con Júpiter, pretendía unir en
sí mismo las dos manifestaciones de la victoria: en el
dios de la comunidad y en el líder de la comunidad;
era la presunción de unir la tradición republicana con
el poder autocrático del Principado, desarrollando el
proceso iniciado por Augusto y que culminaría en
Trajano32. El programa propagandístico numismático
flavio es un indiscutible reflejo de la influencia de esta
teología en la ideología oficial imperial.
30. Fears, J. R.: op. cit. en n. 1, p. 817.; y Fears, J. R.: The cult of Jupiter
and Roman Imperial ideology, ANRW II. 17.1, 1981, p. 79, quien
además señala que el papel del emperador como guerrero vicerregente y subordinado de Júpiter es enfatizado iconográficamente por el
hecho de que él lleva atavío militar y sostiene una lanza, no un cetro
grande, el supremo atributo del rey de los dioses y los hombres.
31. Fears, J. R.: op. cit. en n. 1, pp. 750-752.
32. Fears, J. R.: op. cit. en n. 30, p. 43. Para Fears fue un desarrollo cimentado en la profunda piedad personal de Domiciano hacia Júpiter y
formado por su aguda percepción de la necesidad de una nueva mitología del poder imperial para sustituir la ecuménica visión de la
comunidad romana, p. 77.
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