1 DECAMERÓN GIOVANNI BOCCACCIO INTRODUCCIÓN

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DECAMERÓN
GIOVANNI BOCCACCIO
INTRODUCCIÓN
Giovanni Boccaccio nació en 1313. No hay unanimidad en cuanto a su lugar de
nacimiento: en Certaldo, en las proximidades de Florencia o en París. Era hijo natural
de un rico hombre de negocios de Florencia. No le interesaba la vida mercantil, le
interesaba más, ya a edad temprana, el conocimiento de los clásicos. Durante su
estancia en Nápoles se dedicó a la vida literaria y cortesana y al estudio de los clásicos.
Allí conoció a la mujer que le hizo sufrir por amor, María d’Aquino, hija natural del rey
Roberto de Anjou. Su obra Fiammetta es una novela de su amor por ella.
Como humanista, escribió en latín, pero sus obras menores, anteriores al
Decameron, en lengua vulgar, son abundantes. En ellas demuestra su capacidad de
observación y su aptitud para narrar asuntos amorosos. El amor aparece
frecuentemente como una pasión sensual, otras veces lo idealiza.
También pertenecen a sus obras menores sus creaciones líricas. En ellas se
perciben reminiscencias de Dante y de Petrarca, pero su obra cumbre es el Decamerón,
colección de 100 cuentos que tienen como fondo la peste que asoló Florencia en 1348.
A- ESTRUCTURA Y MARCO NARRATIVO
Boccaccio escribe su obra cumbre entre 1349 y 1351, después de la epidemia de
peste que asoló Florencia. Está compuesta por 100 novelas, que son contadas por 10
jóvenes, en 10 días consecutivos, salvo el viernes y el sábado, huidos de Florencia a una
casa de campo para evitar el contagio.
ESTRUCTURA
El Decamerón es un mosaico de novelas, con una sólida estructura, perceptible en
diferentes niveles.
La estructura del Decamerón se organiza en dos partes, divididas por la primera
novela de la jornada sexta. Ambas partes van introducidas por una jornada, que se
dedica a la función salvadora de la palabra. El desarrollo de ambas partes sigue una
organización especular: la primera parte gira en torno a la lucha del ser humano contra
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las fuerzas de la naturaleza y del azar; en la segunda parte, la lucha gira en torno a la
autoafirmación del ser humano mediante el INGENIO.
La INTRODUCCIÓN representa el caos inicial del que se parte para llegar al
mundo organizado de la obra. La muerte inicial da paso al proceso creativo posterior.
El título de la obra (deca: ‘diez’) evidencia la importancia de los aspectos
numéricos en el proceso creativo de la obra: 10 jóvenes cuentan durante 10 jornadas 10
novelas cada uno, 7 mujeres y 3 hombres, evitando así la formación de posibles parejas,
sin olvidar el prestigio de los números 3 y 7 en la tradición cristiano-medieval. Siete
corresponde, además, a los siete días de la semana.
En la obra se pueden analizar diferentes ejes estructurales o niveles:
Primer eje estructural: el espacio de la escritura
El espacio autorial de la escritura corresponde al mundo exterior a los relatos, lo
que está fuera de ellos. Se puede considerar un macrotexto exterior en el que se
proponen reflexiones teóricas sobre la realización de la obra para orientar al lector. Así
se advierte en el título y en el ‚Proemio‛, en el que se alude a las lectoras como mujeres
melancólicas por asuntos de amor, así como una serie de referencias a los elementos
constitutivos del esquema de la obra.
A este nivel pertenecen también los epígrafes que señalan los límites de las
novelas, así como la introducción a la 4ª jornada y la conclusión del autor. El autor
pretende con este primer nivel orientar al lector para acometer la lectura.
Segundo eje estructural: el espacio de los narradores
Gira en torno al mundo interior de los narradores. En este eje se plasman las
coordenadas socioculturales, el viaje desde la decadencia de la civilización, ocasionada
por la peste en Florencia, al encuentro con la naturaleza de los 10 narradores que se
refugian en un locus amoenus, en el que se estructura el eje narrativo principal, con la
inclusión de los 100 relatos que constituyen la obra. Los narradores se definen por la
honestidad que les caracteriza. Las mujeres son quienes toman la iniciativa para irse de
Florencia y se convierten en figuras ejemplares en cuestiones de amor, fortuna,
inteligencia y virtud: Fiameta, que se identifica con la amada del poeta, Laureta, que
alude a Petrarca y al laurel poético, Neifile o ‚la amante de amor nuevo‛, con
referencia a Dante y al Dolce Stil Nuovo, P{nfilo o ‚quien ama el todo‛, Filóstrato o
‚amante de la guerra‛ y Dioneo o ‚lujurioso‛.
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El proceso autorial, en el espacio de los narradores se traslada a un nivel oral.
Boccaccio crea un grupo de personajes-narradores que crean, a su vez, otros contextos
narrativos con otros personajes.
La especularidad se da también en el ámbito de la lectura del texto: el
destinatario corresponde a distintas tipologías de lectores. Los receptores de las
producciones de los narradores son los demás narradores que las escuchan,
convertidos en público.
Tercer eje estructural: la novela
La novela es el eje central de la obra, constituye el enunciado, una serie de relatos
autónomos con un principio, un nudo central y una conclusión.
Boccaccio expone en el ‚Proemio‛ los rasgos caracterizadores de sus novelas y
vuelve a orientara al lector sobre el idioma usado, que debe ser vernáculo, para lectores
illitterati, en prosa, sin título.
La novela decameroniana tiene todos los rasgos de la narratio brevis medieval:
a) La brevitas: el tiempo del relato coincide con el tiempo en que se escucha.
b) La linealidad: cada novela tiene un esquema compositivo fijo: comienzo,
desarrollo y conclusión.
c) La delectatio: las novelas se cuentan para entretener y pasar el tiempo.
d) La veritas del texto, puramente artística.
Cuarto eje estructural: el cuento en el cuento
El esquema narrativo que se establece en la obra se amplía cada vez más. Es el
esquema de las cajas chinas: una novela se inserta en la anterior o refleja la situación
de la anterior.
El poder de la palabra va pasando de un personaje a otro.
En suma, la estructura del Decamerón es uno de sus aspectos más innovadores. Su
éxito en la narrativa europea fue grande y tuvo muchos imitadores en Italia.
MARCO NARRATIVO
Del marco del Decamerón hay que resaltar su valor decorativo y su significado, en
relación con el temperamento aristocrático de Boccaccio.
Como fondo tiene la peste. Boccaccio imagina que, mientras la peste asola
Florencia, se refugian en la iglesia de Sta. María Novella tres jóvenes y siete doncellas
para evitar el contagio. Una parte de cada jornada, en diez días consecutivos, salvo
viernes y sábado, se dedica a contar novelas cortas; el rey o la reina del día escoge el
tema general (peripecias de final alegre, amores infelices, chistes, actos generosos, etc.)
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sobre el que cada uno de los diez noveladores teje su relato. En dos únicos días el tema
es libre, un único novelador –Dioneo– no está sujeto a la ley del tema, de modo que la
obra tiene un aspecto unitario y variado a la vez.
A la unidad contribuyen el fondo de esta sociedad aristocrática y el que cada
jornada tenga una introducción idílica y se cierre con una balada.
Los gustos de Boccaccio son los de su sociedad florentina, la cual tiene las
costumbres, las predilecciones y la indiferencia de la sociedad elevada. En esta vida
rica y ociosa, en esas conversaciones sensuales y refinadas, en las contradicciones de las
costumbres, está el mundo heterogéneo de las novelas.
Boccaccio da un aspecto grandioso y digno a los relatos, situándolos en un cuadro
señorial. El marco nace de su gusto por el refinamiento. La arquitectura del Decamerón
es el testimonio del amor por lo ordenado y lo bello, vislumbrándose el Renacimiento.
Esta es la razón y significado del hermoso marco. La peste es como una sombra trágica;
tras ella, la nota dominante es la de un dulce abandono a los ocios placenteros y a las
ingeniosidades sutiles.
Al comienzo se pasa de la soledad de la casa y de la ciudad devastada por la peste,
a la descripción del verde y apacible campo, que hace Pampinea. Poco a poco, la
serenidad de los personajes y el fresco paréntesis del paisaje nos hacen olvidar los
desastres y nos crean una atmósfera alegre. El motivo del verde y de las flores es más
decoración que pintura. En cada inicio y final de jornada reaparece el ambiente idílico.
También los periodos lentos concuerdan con la decoración de fondo. El giro
amplio de la frase es el tono de la sociedad noble. Las costumbres cortesanas sólo
permiten la vivacidad de la malicia. Entre las costumbres aristocráticas también están
las religiosas. La obra se cierra con una serie de relatos destinados a dejar la imagen de
la sociedad señorial de los noveladores.
La cortesía y la caballería del Decamerón pertenecen al Renacimiento más que a la
Edad Media, así como el pensamiento sutil y la pompa del vestido. En las novelas se
siente a la vez el heroísmo legendario medieval y la educación del espíritu. El
protagonista ya no es el caballero de los peregrinajes y batallas, sino el de los salones
señoriales. Boccaccio da un paso hacia el refinamiento, evidente en su diferente actitud
hacia la mujer, porque valora positivamente su apertura al ámbito externo. En ese
espíritu abierto, aristocrático y sutil del Decamerón se anticipa más el Renacimiento que
en sus obras eruditas.
El decoro está presente en las novelas, lo cual es un signo de los límites de la
conciencia moral de Boccaccio. Su escasa propensión a la virtud le lleva a complicar su
representación y a limitarla al aparato escénico, pero cuando se transporta de la escena
al espíritu del personaje, la virtud se sofistica y se convierte en un extravío moral, así
sucede en la novela de Natán y Mitridates y en la de Griselda.
La nobleza de Boccaccio se refleja tanto en las novelas caballerescas como en las de
amor trágico o sentimental o en las de inspiración afectiva. Con frecuencia la malicia y
los rasgos licenciosos se mezclan con la ternura y los aspectos violentos.
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La exaltación del instinto toma un aspecto risueño o malicioso. Las novelas más
conocidas cuentan hechos de amor con una obscenidad manifiesta pero, en general, el
motivo artístico no es la aventura vulgar sino el tipo humano.
En las novelas eróticas y burlescas se observa la fineza o la tosquedad de los
protagonistas. El adulterio, el libertinaje, le permiten mostrar su predilección por el
ingenio agudo. La nobleza moral sólo resiste cuando no entra en conflicto con la
tosquedad de la mente. Por ello no hay contradicción entre las novelas ejemplares y las
licenciosas: en ambos grupos, el protagonista, moral o inmoral, es siempre un espíritu
fino. Lo que las diferencia es la entonación, grave o patética en las primeras y alegre en
las segundas.
Aunque Boccaccio pinta, más bien, las personas que los ambientes, una parte
notable de los efectos de ciertas novelas depende de la pintura de los lugares. Crea el
ambiente adecuado a la situación, de modo que personajes, ambientes y situaciones
concuerdan.
En suma, el marco es fundamental en las novelas, tiene el encanto de las
miniaturas góticas: elegante, estilizado y plagado de descripciones, de una naturaleza
amable y encantadora. El marco tiene un valor decorativo y significativo, en relación
con el temperamento aristocrático de su autor.
B- TEMAS Y PERSONAJES
Boccaccio es considerado como el creador de la prosa italiana. Es autor de varias
novelas, de temática diversa (amorosa, pastoril, satírica, de descripción de costumbres
populares…), pero su obra cumbre y madura es el Decamerón, que lo coloca en un
altísimo lugar en la literatura europea. Su influencia en la literatura posterior es
notable; así se advierte en el escritor inglés Geofrey Chaucer (1340-1400), padre de la
literatura inglesa, y en su famosa obra Cuentos de Canterbury, divertida y abigarrada
visión del mundo burgués de su tiempo, siguiendo el modelo del Decamerón. Su
influencia también es perceptible en algunos autores españoles como don Juan Manuel,
Juan Ruiz y Santillana, entre otros.
En principio, la obra fue vista en Italia como lectura amena, destinada a un público
común. Hasta finales del XV o principios del XVI no se produjo su consagración. El
autor nos lleva a un mundo concreto, con una importante problemática social. El
núcleo central lo constituye la naturaleza de una sociedad nueva que va tomando
fuerza en Florencia, entre los siglos XIII y XV. Los temas y los personajes reflejan la
sociedad burguesa y el panorama de la vida florentina de la época, con su lenguaje, sus
usos y costumbres. La contemporaneidad de Boccaccio atraviesa la obra. Los temas
elevados de la tradición se desarrollan al margen de los tonos cortesanos y
caballerescos. Boccaccio dibuja una ‚comedia humana‛ en la que se reflejan la
burguesía y los mercaderes, como nueva clase social dominante. De ahí que se haya
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definido la obra como ‚epopeya de los mercaderes‛, personas que desarrollan una
actividad polifacética, en una economía incipiente y no bien definida.
La obra se inserta en la producción narrativa de carácter burgués o popular y va
dirigida conscientemente y sin prejuicios al vulgo, sin apenas eco en los medios
humanísticos en los que Boccaccio figuraba como máximo representante.
Conviven en la mayor parte de los relatos elementos medievales y renacentistas,
como el tono vitalista, alegre y despreocupado con que se describe la existencia
humana.
El amor, la fortuna y el ingenio son los tres temas fundamentales sobre los que
giran los relatos, unidos a la presencia de la muerte trágica en la jornada IV. Los
cuentos constituyen un canto al amor, a la juventud, al goce de la vida, al margen de
normas sociales y de hipocresías religiosas, en línea coherente con el pensamiento
burgués, anticlerical y laico del que participaba Boccaccio, extendido en las ciudades
italianas en las que, con rasgos caracterizadores, se ambientan la mayoría de las
historias, con un enfoque más bien amoral de los valores que han de seguir la vida de
los individuos-personajes.
El mundo heterogéneo del Decamerón es bifronte: cómico y trágico, vulgar y
cortés, heroico y vicioso. Hay desde relatos basados en la anécdota ingeniosa y realista,
hasta narraciones complejas, propias del relato bizantino o caballeresco. Se pasa de lo
vulgar a la expresión de sentimientos amorosos románticos y delicados o de contenido
moral, además de discretas apariciones de lo sobrenatural y de lo mágico. El carácter
bifronte se da en los temas y en los estilos, de acuerdo a como se divide y actúa la
humanidad y cada ser humano en particular, según los diferentes momentos vitales.
Ello explica que la obra pueda ser considerada, después de la Divina Comedia de Dante,
como la primera comedia humana, anticipándose al uso que de esta denominación
hizo Balzac.
Hay un movimiento ascendente de los personajes en la obra, que se desarrolla
desde el ‚vicio‛, presentado al comienzo, hasta la ‚virtud‛, propuesta en la conclusión.
Del caos inicial ofrecido en la Introducción se pasa a presentar el conjunto de fuerzas
extrañas que operan en la vida de los individuos, que se expresan en el concepto
fortuna. Posteriormente, el enfoque se centra en las capacidades humanas como la de
amar (cuarta y quinta jornadas), la astucia (séptima y octava), el ingenio y el recto
hablar (sexta), la generosidad (décima), con una propensión ascendente hacia el clímax
final y la preparación de los jóvenes para su vuelta a Florencia.
En la primera fase del itinerario se desaprueban los vicios y en la última se hace un
elogio de la virtud. Entre el principio y el final discurre el enfrentamiento a las fuerzas
que dominan la naturaleza humana. El nuevo sentido de la realidad, de la vida terrena,
presente en la obra, se centra en aspectos conceptuados como menos nobles, menos
susceptibles de idealización, lo terreno no se depura ni corrige, todo ello anuncia el
Renacimiento incipiente.
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Un universo de personajes recorre los cuentos, desde reyes a pobres e inocentes
bobos de pueblo. Nobles, judíos, caballeros y damas, mercaderes, princesas y mujeres
del pueblo, médicos, notarios, jueces, soldados, artesanos, artistas como Giotto, Guido
di Cavalcanti, personajes históricos como Saladino y Pedro de Aragón, entre otros.
La doble fila de burladores y burlados constituye la más rica galería de retratos del
Decamerón. Hay menos variación en los personajes que participan en aventuras
eróticas. El más grande de los burladores es Calandrino y el mayor de los imbéciles. El
mayor de los embaucadores es Ciappelletto quien, tras una vida de perversión, logra el
nombre de santo con una habilísima confesión. Entre ellos hay una multitud
intermedia de pobres de espíritu e ingeniosos, como fray Cipolla.
Los personajes se dividen en inteligentes y tontos. Boccaccio es con ellos, a la vez,
burlón y severo, tierno e idealista, a veces violento.
La nobleza de Boccaccio se evidencia tanto en las novelas caballerescas como en las
de amor trágico o sentimental; así, Beritola, perdidos su marido y sus hijos,
embrutecida en una isla solitaria, dirige su necesidad de afecto hacia dos cabras. El rey
Pedro, que consuela a Lisa en su enfermedad, al conocer su amor por él decide casarla
con un joven, declarándose un caballero; y el rey Carlos I de Anjou, que renuncia al
amor de una joven y la casa honorablemente, ponen en evidencia la liberalidad o
magnificencia en cuestiones de amor. Masetto de Lamporecchio se finge sordo y mudo
para ser admitido como hortelano en un monasterio de monjas y su consideración por
ellas como nuevo objeto sexual pone de relieve el ingenio, la exaltación del instinto
sexual y las contradicciones de las costumbres. Isabella está enamorada de Lorenzo, a
quien matan sus hermanos; ella muere de dolor al ser privada de la cabeza de su
amado dando lugar a la más hermosa de las novelas trágicas. La historia de los
sentimientos que conmueven a Fiametta, abandonada por Pánfilo, referidos por ella
misma, constituyen un análisis de la intimidad humana, agudamente descrita.
En suma, el universo de personajes que desfila por los relatos representa toda una
gama social de la época, con sus gustos, sus costumbres y sus registros idiomáticos y
expresivos, dando lugar a un mosaico plurilingüe que es una de las mayores riquezas
de la obra.
AURORA TABAR
TERESA CHOPERENA
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