La cadena Gap dice que casi todos sus proveedores explotan a los empleados La cadena Gap dice que casi todos sus proveedores explotan a los empleados La compañía de distribución de ropa de Estados Unidos ha reconocido que se dan duras condiciones que vulneran los derechos humanos en la mayor parte de las 3.000 fábricas que le suministran. El grupo estadounidense Gap, la mayor cadena de distribución de ropa y complementos de Estados Unidos, emitió ayer un duro informe en el que asegura que en la mayor parte de las 3.000 fábricas de todo el mundo que le suministran ropa y otros complementos se producen fuertes violaciones de los derechos de los trabajadores. Coacciones psicológicas, abusos verbales, condiciones insalubres, horarios interminables y salarios muy bajos que pueden ser considerados explotación son los principales problemas que Gap ha detectado en buena parte de las instalaciones que la compañía ha examinado con el objetivo de mejorar las condiciones de producción. Gap, que aseguró que muy pocas fábricas cumplen todos los estándares de trabajo fijados por la empresa, sólo rescindió el contrato con 136 de estas fábricas durante el año pasado. Críticas Compañías del sector de distribución como Gap y Wal-Mart llevan tiempo recibiendo duras críticas de sindicatos y de organizaciones de derechos humanos sobre las condiciones de trabajo de algunos de sus proveedores, especialmente, en los países en vías de desarrollo. Según este tipo de organizaciones, como Women Working Worldwide, Gap, Wal-Mart o Ikea se han aprovechado durante años de los bajos salarios que se pagan en los países emergentes y las escasas garantías de control laboral para surtirse de sus productos a costes bajos. Gap, cuyas marcas incluyen Gap, Old Navy, Banana Republic y GapKids, entre otras, inició hace meses una revisión de las plantas proveedoras para asegurarse de que cumplen con su Código de Conducta del Vendedor antes de aprobar su condición de suministrador. El resultado fue demoledor. Cerca del 90% de las fábricas que examinó Gap antes de concederle el estatus de suministrador fracasó durante la revisión inicial de sus condiciones de trabajo, según el informe que elaboró Gap a lo largo del año pasado. Asia La empresa rescindió el contrato con 43 fábricas ubicadas en China (incluyendo Hong-Kong y Taiwán) en 2003 y también rompió relaciones con 42 fábricas del sudeste asiático en países como Tailandia y más de 30 plantas en India y Nepal. China es el mayor proveedor de la empresa, con un 16% de la producción total que compra Gap y un 17% de los costes de la empresa. El año pasado, incluso, la compañía presidida por Donald G. Fisher Gap descubrió que en dos plantas de distintos países había trabajadores menores de edad, lo que le empujó a rescindir el contrato con ambas factorías. En las instalaciones examinadas en el África subsahariana, el principal problema detectado ha sido la falta de seguridad en el trabajo. Gap facturó 15.854 millones de dólares (13.370 millones de euros) en su último ejercicio fiscal, lo que supuso un incremento del 9,6%, y el beneficio neto ascendió a 1.030 millones de dólares (869 millones de euros), con un incremento del 135,7%. Las acciones de Gap caían ayer un 0,4% a media de sesión en la Bolsa de Nueva York, hasta 22,19 dólares. 1/2 La cadena Gap dice que casi todos sus proveedores explotan a los empleados Una polémica que también salpica a España La polémica sobre las condiciones de trabajo de los proveedores del sector textil llegó a España de la mano de un estudio que presentó la organización no gubernamental (ONG) Intermón Oxfam a comienzos de año. El informe de aseguraba que la relación de las compañías textiles con sus proveedores está lejos de reflejar lo que sus memorias corporativas contemplan, ya que la dura competencia en el sector ha empujado a muchas empresas a implantar fábricas o subcontratar producción en países emergentes para reducir sus costes. La mayor parte de las prendas que se venden en las tiendas de Inditex (Zara, Bershka, Massimo Dutti), Cortefiel, Mango e Induyco se fabrican fuera de España, especialmente en Marruecos, China y Europa del Este. Este hecho empujó a Intermon Oxfam a elaborar un estudio, denominado La moda que aprieta. La precariedad de las trabajadoras de la confección y la responsabilidad social de las empresas, que se realizó tras entrevistar a 9 gerentes y 46 trabajadores de once fábricas textiles que producen ropa para Induyco, grupo vinculado accionarialmente a El Corte Inglés. Inditex, Cortefiel y Mango, que crearon sus departamentos de Responsabilidad Social entre 2001 y 2002 aseguran que realizan controles periódicos de las fábricas que les suministran género, aunque reconocen que hay cosas que mejorar. El director de Responsabilidad Social de Mango, Xavier Carbonell, añade que la precariedad es un asunto que atañe especialmente a los gobiernos nacionales, de los que depende la legislación de contratación. Bajo coste, pero pocas garantías La cadena de ropa Gap ha emitido un informe en el que asegura que la mayor parte de las 3.000 fábricas que le suministran género se cometen serios abusos de los empleados que pueden llegar a la explotación. Los principales problemas son jornadas excesivas, salarios muy bajos, coacciones psicológicas, abusos verbales, condiciones insalubres y problemas de seguridad. Se detectaron casos de explotación infantil en dos fábricas. La empresa ha comenzado a rescindir los contratos con las fábricas que no cumplen sus estándares de trabajo y el año pasado rompió con 136 plantas, la mayor parte situadas en China y el sudeste asiático. 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