Poder Judicial de la Nación DELITOS DE LESA HUMANIDAD. EXCEPCIÓN DE FALTA DE ACCIÓN. QUERELLANTES. INTERVENCIÓN EN CAUSAS RELACIONADAS CON DELITOS DE LESA HUMANIDAD. ORGANIZACIONES,ASOCIACIONES,UNIVERSI DAD Y SECRETARIA DE DERECHOS HUMANOS. LEGITIMACIÓN PARA ACTUAR A TENOR DEL ART. 84 DEL CPPN. REMISIÓN A LO RESUELTO EN EXPTE.4859.ALCANCE ASIGNADO A LA EXPRESIÓN PERSONA PARTICULARMENTE OFENDIDA. PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN // Plata,1 de septiembre de 2009.R.S.3 T.67 f* 130 Y VISTO: Este expediente n° 5247/III, caratulado “B., G. s/ opone excepciones”, procedente del Juzgado Federal n° 3 de La Plata, Secretaría Especial; Y CONSIDERANDO: I- Que contra la resolución…mediante la cual el señor Juez de grado decidió no hacer lugar a las excepciones de falta de acción interpuestas por la doctora G. B., la nombrada presentó el recurso de apelación…. II- 1. Al expresar sus agravios, sostuvo que el a quo incumplió lo establecido en el artículo 84 del Código Procesal Penal al no expedirse sobre las solicitudes efectuadas por las organizaciones “Central de Trabajadores Argentinos” (C.T.A.), “Asociación de Docentes Universitarios La Plata” Universitarios (A.D.U.L.P.), La Plata” “Asociación (A.T.U.L.P.) de y Trabajadores Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y señaló irregularidades en la presentación de dos letrados, en carácter de apoderados de la “Asociación Abuelas de Plaza de Mayo” (A.A.P.M.). Consideró la recurrente que tales cuestiones obstaculizan formalmente la intervención de las partes, pero, sin embargo, el instructor no se expidió sobre ellas. 2. Por organismos que otra lado, refirió intervienen en que algunos de los la causa –detallados en su escrito- no revisten la calidad de “particularmente ofendido” que exige el artículo 82 del ritual para poder ser constituidos en carácter de querellantes. En ese sentido, sostuvo que las entidades cuestionadas vinieron al proceso por su propio interés y no a favor de un individuo en particular que presente alguna vinculación con el delito en sí, incumpliendo de este modo un requisito que consideró esencial para ser legitimado en dicho carácter. Subsidiariamente, puso de resalto que no surge de los estatutos presentados por “A.D.U.L.P.”, “A.T.U.L.P.” y “Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata” (A.P.D.H.) el propósito de litigar en procesos penales; y que en los casos de la “C.T.A.”, la “A.A.P.M.” y la “Universidad Nacional de La Plata” (U.N.L.P.) no se puede determinar tal extremo, dado que no se ha acompañado dicho instrumento. Según afirmó la recurrente, en el decisorio en crisis no se trataron estas cuestiones, pese a haber sido planteadas previamente. 3. Por último, la defensa de A. D. manifestó su discrepancia con la decisión del a quo de no apartar al Secretario de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación del rol que se le confirió. A partir de lo expuesto, la recurrente solicitó que se haga lugar al planteo de falta de acción que originó la formación de este legajo. III- Cuestión previa Según sostuvo la doctora G. B., las falencias que presenta el auto apelado –detalladas al reproducir su Poder Judicial de la Nación agravios en el Considerando anterior- llevan a dictar su anulación. Sin embargo, los suscriptos no comparten tal postura. Ello así, toda vez que en el resolutorio se han desarrollado los motivos que llevaron al Juez de primera instancia a decidir del modo en que lo hizo, tal como lo prevé el artículo 123 del ritual. Las partes podrán discrepar con el criterio del magistrado y verse agraviadas por ello, pero dicha opiniones circunstancia que tendrá constituye adecuada una diferencia respuesta al tratarse de la apelación. IV- 1. Ahora bien, con relación a la primera de las cuestiones planteadas por la recurrente debe destacarse que las organizaciones denominadas “C.T.A.”, “A.D.U.L.P.” y “A.T.U.L.P.” presentaron sus escritos donde requirieron ser legitimadas como querellantes mientras las causas 15.680/01 “Schiffrin, Leopoldo Héctor s/dcia.”, 5.168/04 “Raffo, José Antonio y otros s/desaparición forzada de personas” y 3672/04 “Camps, Ramón s/desaparición forzada de personas” se encontraban acumuladas a la causa de la que este legajo se deriva -actualmente registrada con el n° 2/SE y caratulada “Crous, Félix Pablo s/ denuncia”-. Días después de que dichas organizaciones solicitaran su legitimación, el instructor ordenó, en virtud de una serie de razones que invocó en su decisorio, desglosar y formar causas por separado respecto de cada uno de los expedientes identificados en el párrafo anterior….. Siendo presentaciones que los quedaron originales agregadas a de la las causa mencionadas n° 3672/04 (luego 1/SE), fue allí donde el Juez de grado se expidió en los términos del artículo 84 del ritual, legitimando como querellantes a las asociaciones en cuestión…. En consecuencia, no habiéndose impugnado, en esa oportunidad, tal decisión, corresponde desechar en este aspecto el planteo de la recurrente. 2. La defensa también consideró incumplida la manda de aquella norma procesal con respecto a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. En ese sentido debe ponderarse que, pese a no haber sido resuelta la presentación que efectuó dicho organismo el 5 de mayo de 2006, desde esa fecha tuvo intervención en la causa, sin que se halla objetado su calidad de querellante, la cual quedó plasmada en diversas constancias agregadas al expediente…. De este modo, restringir la participación del querellante en el proceso, vulneraría seriamente, a juicio del Tribunal, el derecho a ser oído que garantiza la Convención Americana sobre Derechos Humano en su artículo 8, inciso 1°. Consecuentemente, la crítica aquí analizada tampoco prosperará. 3. Finalmente cabe señalar que, contrariamente a lo que indicó la defensa,…del principal se encuentra agregado el poder otorgado a los doctores G. K. y C. W. T. para intervenir en la causa como apoderados de la organización denominada “A.A.P.M.”. V-1. Por otra parte, la doctora B. cuestionó que las agrupaciones “A.P.D.H.”, “A.D.U.L.P.”, “A.T.U.L.P.”, U.N.L.P.” y “A.A.P.M.” revistan la calidad de particularmente ofendido que exige el artículo 82 del ritual, sustentando su crítica en que no representan a ningún particular que se vincule con los delitos investigados (ver Considerando II, punto 2, primer párrafo). Sin embargo los argumentos que brindó no logran conmover la postura que viene adoptando esta Sala en materia de legitimación para asumir el rol de querellante. En efecto, el criterio amplio que en ese sentido sostiene el Tribunal, ha llevado a precisar, en el marco de causas en las que se investigan hechos calificados -a la luz del derecho de gentes y por el contexto en el que ocurrieroncomo delitos de lesa humanidad, el standard de Poder Judicial de la Nación “particularmente ofendido” que consagra la regulación procesal. Con relación a ese tema, los suscriptos se han pronunciado al resolver el legajo n° 4859/III,(1) resultando conveniente transcribir, aquí, algunos párrafos de aquella decisión. “…(l)a cuestión consiste en determinar el alcance que se le asigne a la expresión persona particularmente extenso debate. ofendida”. “El tema cuenta con un Clariá Olmedo compendia la situación en estos términos: ‘quién está en condiciones de querellar en forma conjunta con el ministerio fiscal es, esencialmente, el sujeto pasivo del delito incriminado, y puede constituirse en el proceso, ya sea iniciando él mismo el ejercicio de la acción (querella) y ya introduciéndose con posterioridad, o sea en el proceso ya iniciado mediante cualquiera de los otros actos permitidos por la ley (Tratado de Derecho Procesal Penal, Buenos Aires, Ediar, 1962, tomo II, p. 345). Y continúa: ‘La jurisprudencia -un amplio Carlos panorama J. de Rubianes, la cuestión ‘Estudio ofrece el jurisprudencial trabajo de sobre la querella de acción pública’, en ‘Jurisprudencia Argentina’ 1959-II-47- ha tenido algunas oscilaciones en cuanto a la extensión de la titularidad del querellante, pero en general se ha inclinado por ser estricta, considerando como tal sólo a la persona que ‘de modo especial, singular, individual y directamente resulta afectada por el daño o peligro que el delito comporte’; no se aparta, pues, de la noción del sujeto pasivo del delito, es decir del titular del bien jurídico tutelado por la norma penal, que aparece violado por el supuesto hecho delictuoso motivo del proceso. Con ello queda excluido todo otro perjudicado o simple damnificado, si a su vez no reúne aquella condición (op. cit., p. 345 y 346)”. “Estas ideas condujeron a distinguir la noción de ofendido de la de damnificado. Ofendido ‘es el titular del bien jurídico tutelado que el hecho delictuoso ataca poniéndolo en peligro o destruyéndolo’; damnificado, en cambio, ‘es quien por ese hecho sufre un perjuicio por la disminución o destrucción de un bien suyo tutelado por la ley y apreciado económicamente’ (Clariá Olmedo, op. cit., p. 321, nota 106)”. “Pero el criterio de limitar la legitimación sólo al titular del bien jurídico protegido por la norma penal como consecuencia de ideas renovadas sobre el acceso a la justicia, el rol de la víctima en el proceso y la creciente influencia de los tratados y convenciones internacionales en el derecho interno- se ha ido debilitando no sólo en el pensamiento de los autores sino en la jurisprudencia vernácula”. “En este orden de ideas se ha señalado que ‘la invocación del bien jurídico protegido para determinar la legitimación procesal activa no resulta una pauta definitoria puesto que no se ha de excluir la protección subsidiaria de otros bienes garantidos; siempre que derive un perjuicio directo y real, quien lo sufre se encuentra legitimado para ejercer el rol de querellante’ (D’Albora Francisco J., Código Procesal Penal de la Nación. Anotado. Comentado. Concordado, sexta edición, Buenos Aires, LexisNexis-Abeledo-Perrot, 2003, tomo I, p. 197)”. “En esta misma tendencia se han pronunciado con estos términos concluyentes: ‘La fórmula ‘ofendido por el delito’ no vedará el acceso al procedimiento penal de aquellas personas o asociaciones que, sin poder verificar exactamente que son portadoras individuales y únicas del interés o bien jurídico protegido por la norma supuestamente lesionada, puedan, según el objeto de la asociación o según la naturaleza del bien jurídico concretamente vulnerado o puesto en peligro, demostrar, en el caso concreto, que ellos sufren una disminución de sus derechos a raíz del delito investigado o les alcanza el daño o peligro ocasionado hipotéticamente por él’ (Maier, Julio B. J., Derecho Procesal Poder Judicial de la Nación Penal, Buenos Aires, Editores del Puerto, 2003, tomo II, p. 669)” (ver, de esta Sala, T° 60 F° 133 del 10-7-2008). En similar sentido, la Sala Segunda de la Cámara Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal ha sostenido que “… (e)l criterio amplio adoptado por ambas Salas de esta Cámara también incluye la posibilidad de que organizaciones (gubernamentales como parte querellante cuando hechos ilícitos asociación”. o mismo puedan en la causa relacionados El no) con Tribunal la constituirse se investiguen actividad hizo de hincapié la en dos cuestiones que consideró centrales a los efectos de evaluar la participación de una organización como parte querellante: “En primer término, la organización debe tener una reconocida trayectoria en defensa de los derechos que pretende representar. En segundo lugar, el objeto procesal de la causa debe versar sobre organización” (ver cuestiones causa 25.766, de interés “Acosta, para Jorge dicha Eduardo”, reg. n° 27.626 del 2-11-2007, y sus citas). Bajo estas pautas, y teniendo en cuenta lo que se desprende de la documentación acompañada, el Tribunal considera que no corresponde apartar de este proceso a las organizaciones denominadas “A.D.U.L.P.”… “A.T.U.L.P.”…, y “A.P.D.H.”…. 2. Sentado ello, debe señalarse que G. A. A., en representación de “U.N.L.P.”, al motivar su solicitud de ser tenido por querellante en esta causa, se remitió a la presentación que efectuó el 18 de septiembre de 2008 en el marco del expediente n° 1/SE del Juzgado Federal n° 3 de esta ciudad, y a la documentación que aportó en esa oportunidad. Se pudo constatar, asimismo, que esta última se encuentra conformada, entre otras cosas, por una resolución de la Dirección del Consejo Superior que data del 19 de diciembre de 2007, en cuyo Considerando se consignó que el Estatuto Universitario no contempla expresamente como principios básicos en la vida de la democracia universitaria el respeto de los derechos humanos…. Pese a ello, atendiendo a los argumentos que se invocaron en dicho documento, vinculados con el arraigo de dicha temática en la historia de la Universidad Nacional de La Plata y a lo establecido con relación a los fines y objetivos de la política educativa nacional en la Ley 26.206 –artículo 11, inciso “c”-, tampoco en este caso se hará lugar a la pretensión de la defensa. 3. Asimismo, teniendo en cuenta lo establecido en el apartado 1 del Considerando IV y la postura adoptada por el Tribunal en lo relativo a la legitimación de organizaciones para actuar como querellantes en causas como la presente –Conf. apartado 1 del presente Considerando-, es preciso que, una vez devuelto este legajo a su origen, se arbitren los medios necesarios a los efectos de incorporar a esta causa los estatutos de las asociaciones denominadas “A.A.P.M.” y “C.T.A.”. VI- Tampoco tendrán acogida las críticas efectuadas por la defensa respecto de la decisión del a quo de no apartar a la Secretaría de Derechos Humanos. 1. En ese sentido, debe tenerse en cuenta lo que sostuvo la Sala Segunda de la Cámara de Casación Penal en cuanto a que “… la ley 17.516 regla la capacidad de ser querellante del Estado ya que, como persona jurídica, tiene la capacidad de estar en juicio y constituirse como tal. Estos es así, a partir de lo dispuesto en el artículo 1° de la mencionada ley…”. Dicho Tribunal destacó además, refiriéndose también a ley 17.516, que “… (e)n esa misma línea, en su artículo 4° dispone que ‘El Estado podrá asumir el carácter de parte o querellante en todos los casos en que esté comprometido el orden público o el interés público, y particularmente cuando se cometan delitos contra la seguridad de la Nación, los poderes públicos y el orden constitucional…’”, y agregó que el decreto nacional N° 990/93, Anexo III, “…dispone las acciones que puede realizar la Secretaría en cuestión, entre las que estipula ‘Realizar el impulso y seguimiento procesal Poder Judicial de la Nación de las causas que versen sobre derechos humanos…’” (ver causa 10.093 “Donda, Adolfo Miguel s/ recurso de casación”, registro n° 13.629 del 5-12-2008, y su cita). 2. A lo expuesto debe adunarse, que no se comparte el argumento de la recurrente que gira en torno a una supuesta superposición de los roles que desempeñan tanto la Secretaría de Derechos Humanos como el Ministerio Público Fiscal. En ese sentido, la nombrada señaló que “… ambos son entes estatales que pretenden ejercer la acción penal en contra del imputado, permitiéndosele así al Estado una suerte de doble vía en el ejercicio de la acción…”. Sin embargo, más allá de lo que pueda pretensiones que puedan inferir tener la defensa dichos acerca organismos de en las este proceso, lo cierto es que no surge de la normativa que regula sus funciones y facultades una superposición como la alegada. Sobre el punto, el Tribunal de Alzada en el precedente citado ha señalado que “…entre la intervención de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación como parte querellante y el Ministerio Público, cabe advertir sobre la distinta índole Mientras que ejercen de los actuación los representantes obligatoriamente delitos (art. 5 de la órganos del Ministerio persecución del C.P.P.N.), mencionados. pública la Secretaría Público de los de Derechos Humanos de la Nación ejercita de modo facultativo la misma acción pública, aunque limitada en sus requerimientos, pues, por ejemplo, instrucción, no ni puede asumir la formular delegación el de requerimiento una de instrucción, funciones que el Código Procesal Penal de la Nación reserva exclusivamente para el Ministerio Fiscal (cfr. arts. 180, 186, 188, 195 y 196 del C.P.P.N.), sino que tan sólo actúa como querellante conjunto en los términos del artículo 82, segundo párrafo, de dicho código, y esa calidad no se compara con la de acusador público” (ver el precedente citado, de la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal). En virtud de lo expuesto, se RESUELVE: I- NO HACER LUGAR al planteo de nulidad interpuesto …. IIDEBIENDO el CONFIRMAR instructor la resolución proceder del que obra modo agregada…, indicado en el Considerando V, apartado 3. Regístrese, hágase saber y devuélvase.Firmado: jueces sala III Dres. Carlos Alberto Vallefín, Carlos Alberto Nogueira y Antonio Pacilio. Ante mí: Dr.Nicolás Alejandro Saccone.Secretario. NOTA (1):se transcribe a continuación: QUERELLANTE.DELITOS DE LESA HUMANIDAD LEGITIMACIÓN.ACCESO A LA JUSTICIA.ROL DE LA VÍCTIMA. NORMATIVA INTERNACIONAL C.N.).DEBILITAMIENTO DEL (ART. 75 INC. 22 CRITERIO DE LIMITAR LA LEGITIMACIÓN SÓLO PARA EL TITULAR DEL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO POR LA NORMA.LA CONDICIÓN DE HIJOS DE LA VÍCTIMA ES SUFICIENTE PARA ACTUAR EN CALIDAD DE QUERELLANTES. PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN // Plata, 10 de julio Rtro.S.3 T.60 f*133/135 de 2008. Y VISTO: Este expte. 4859/III “Dr. S. O. B. s/ excepción de falta de acción en favor de I. M. S. J.” procedente del Juzgado Federal n° 3 de esta ciudad, Secretaría Especial. CONSIDERANDO: I- Que el…, defensor de I. M. S. J., interpuso…recurso de apelación contra la resolución…mediante la cual el a quo no hizo lugar a la excepción de falta de acción planteada… por dicho letrado. En su escrito de apelación el recurrente sostuvo que corresponde apartar a H. M. y J. G. T. del rol de querellantes que se les confirió en relación a los hechos que Poder Judicial de la Nación damnificaron a J. T. -padre de ambos-, toda vez que no se encuentran abarcados por ninguno de los supuestos previstos en el artículo 82 del Código Procesal Penal de la Nación. Señaló además que ninguna de las garantías contenidas en los tratados internacionales decisorio derogan citados expresas por el instructor disposiciones en procesales su de nuestro país, y que debe respetarse, en favor de su asistido, la garantía del debido proceso legal y los principios que la integran. II- Planteada de este modo la cuestión cabe adelantar que el Tribunal -por las razones que se desarrollarán- no comparte el criterio del recurrente y considera, en cambio, que H. M. T. y J. G. T. deben continuar interviniendo como querellantes en este proceso. 1. De las constancias de la causa surge que durante la última dictadura militar (1976-1983) el señor J. T. fue detenido en su domicilio por policías de la Provincia de Buenos Aires, privado ilegítimamente de su libertad y sometido a reiteradas sesiones de tortura y a condiciones inhumanas de vida y alcanzada por este Tribunal procesales de varios alojamiento. al imputados Esta conclusión decidir en el las fue situaciones incidente 3782/III correspondiente a esta causa. Recobró posteriormente su libertad y falleció años después, el 11 de noviembre de 1999. 2. Ahora bien, una serie de circunstancias, ajenas a él, le impidieron, mientras querellante en el responsables de aquellos estuvo proceso con donde hechos: querellante- entró en vigencia a) vida, se intervenir investiga esa figura recién con la como a los -la del sanción del nuevo código en septiembre de 1991 -ley 23.984-, b) entre los años 1986 y 1987 se dictaron las leyes 23.492 y 23.521 que impidieron el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad cometidos durante el último gobierno de facto, c) el fallecimiento de T. se produjo antes de la sanción de la ley 25.779 -ocurrida el 3 de septiembre de 2003- que declaró insanablemente nulas las leyes antes citadas. 3. En este contexto fue que sus hijos –H. M. y J. G. T.se constituyeron colaborar de en parte forma querellante, activa en el pretendiendo esclarecimiento así de los sucesos que perjudicaron a J. T., así como del juzgamiento y castigo de quienes, de una u otra manera, intervinieron en aquéllos. 4. Precisamente, con relación a estos últimos es de destacar que los hechos referidos fueron calificados por este Tribunal, a la luz del derecho de gentes y por el contexto en el que ocurrieron, delitos de lesa humanidad (ver entre otras causa n° 4427/III, caratulada “T., E. A. s/inc. apel. prórroga prisión preventiva”, Tomo 53 Folio 6 del 4-6-07) y que en incidentes donde se investigan delitos de esas características, siguiendo el criterio amplio que en materia de legitimación para asumir el rol de querellante vienen adoptando distintos tribunales federales del país (ver, entre otros, in re 2007 y sus causa n° 25.766 “Acosta”reg. 27.626 del 2-11citas, de la Cámara Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, Sala II), ha precisado el standard de “articularmente ofendido”que consagra la regulación procesal. 5. En efecto, el artículo 82 del Código Procesal Penal de la Nación gobierna la decisión del punto. Esta norma, en lo que aquí interesa, dice: “oda persona con capacidad civil particularmente ofendida por un delito de acción pública tendrá derecho a constituirse en parte querellante y como tal impulsar el proceso, proporcionar elementos de convicción, argumentar sobre ellos y recurrir con los alcances que en ese Código se establezcan” Como se desprende de su lectura la cuestión consiste en determinar el alcance que se le asigne a la expresión persona particularmente ofendida. Poder Judicial de la Nación 5.1. El tema cuenta con un extenso debate. Clariá Olmedo compendia la situación en estos términos: “uién está en condiciones de querellar en forma conjunta con el ministerio fiscal es, esencialmente, incriminado, y puede el sujeto constituirse en pasivo el del proceso, delito ya sea iniciando él mismo el ejercicio de la acción (querella) y ya introduciéndose con posterioridad, o sea en el proceso ya iniciado mediante cualquiera de los otros actos permitidos por la ley”(Tratado de Derecho Procesal Penal, Buenos Aires, Ediar, 1962, tomo II, p. 345). Y continúa: “La jurisprudencia -un amplio Carlos panorama J. de Rubianes, la cuestión “Estudio ofrece el jurisprudencial trabajo de sobre la querella de acción pública”, en “Jurisprudencia Argentina” 1959-II-47- ha tenido algunas oscilaciones en cuanto a la extensión de la titularidad del querellante, pero en general se ha inclinado por ser estricta, considerando como tal sólo a la persona que de modo especial, singular, individual y directamente resulta afectada por el daño o peligro que el delito comporte ; no se aparta, pues, de la noción del sujeto pasivo del delito, es decir del titular del bien jurídico tutelado por la norma penal, que aparece violado por el supuesto hecho delictuoso motivo del proceso. Con ello queda excluido todo otro perjudicado o simple damnificado, si a su vez no reúne aquella condición” (op. cit., p. 345 y 346). Estas ideas condujeron a distinguir la noción de ofendido de la de damnificado. Ofendido “es el titular del bien jurídico poniéndolo en tutelado peligro que o el hecho destruyéndolo”; delictuoso ataca damnificado, en cambio, “es quien por ese hecho sufre un perjuicio por la disminución o destrucción de un bien suyo tutelado por la ley y apreciado económicamente” (Clariá Olmedo, op. cit., p. 321, nota 106). 5.2. Pero el criterio de limitar la legitimación sólo al titular del bien jurídico protegido por la norma penal -como consecuencia de ideas renovadas sobre el acceso a la justicia, el rol de la víctima en el proceso y la creciente influencia de los tratados y convenciones internacionales en el derecho interno- se ha ido debilitando no sólo en el pensamiento de los autores sino en la jurisprudencia vernácula. 5.3. En este orden de ideas se ha señalado que "la invocación del bien jurídico protegido para determinar la legitimación procesal activa no resulta una pauta definitoria puesto que no se ha de excluir la protección subsidiaria de otros bienes garantidos; siempre que derive un perjuicio directo y real, quien lo sufre se encuentra legitimado para ejercer el rol de querellante" (D´Albora Francisco J., Código Procesal Penal de la Nación. Anotado. Comentado. Concordado, sexta edición, Buenos Aires, Lexis´Nexis-Abeledo-Perrot, 2003, tomo I, p. 197). En esta misma tendencia se han pronunciado con estos términos concluyentes: “La fórmula no vedará el acceso al ´ofendido por el delito¨´ procedimiento penal de aquellas personas o asociaciones que, sin poder verificar exactamente que son portadoras individuales y únicas del interés o bien jurídico protegido puedan, según el por la objeto norma de supuestamente la asociación lesionada, o según la naturaleza del bien jurídico concretamente vulnerado o puesto en peligro, demostrar, en el caso concreto, que ellos sufren una disminución de sus derechos a raíz del delito investigado o les alcanza el daño o peligro ocasionado hipotéticamente por él” (Maier, Julio B. J., Derecho Procesal Penal, Buenos Aires, Editores del Puerto, 2003, tomo II, p. 669). 5.4. condición Bajo de estas hijos pautas de una el Tribunal víctima -ya no duda fallecida- que la de los delitos antes referidos, es suficiente para legitimarlos a actuar bajo el rol de querellantes. 6. Esta principios conclusión, establecidos por en lo los demás, se ajusta instrumentos de a los derecho internacional que, a partir de lo dispuesto por el artículo 75 inciso 22 de la Ley Fundamental, pasaron a formar parte del bloque de constitucionalidad y que, en lo que aquí Poder Judicial de la Nación interesa, garantizan el derecho al debido proceso y a la tutela judicial efectiva (conf. artículos 8 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 8.1 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y XVIII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre). En este orden de ideas, cabe añadir finalmente, que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en cuanto a que “...las garantías a la tutela judicial efectiva y al debido proceso imponen una interpretación más justa y beneficiosa en el análisis de los requisitos de admisión a la justicia, al punto que por el principio pro actione, hay que extremar las posibilidades de interpretación en el sentido más favorable al acceso a la jurisdicción...”, y a que “... el principio de la seguridad especificidad justicia...” jurídica en (ver los impone una obstáculos Informe mayor para 105/1999, caso claridad acceder 10.194, a y la Narciso Palacios, Argentina, del 29-9-1999). III- En consecuencia, las consideraciones precedentes constituyen -en la inteligencia de esta Sala- razones serias que no autorizan a apartar del rol de querellantes a H. M. y J. G. T.. A partir de los expuesto, el Tribunal RESUELVE: CONFIRMAR la resolución…en todo cuanto decide y ha sido materia de apelación. Regístrese, notifíquese y devuélvase.Fdo.Jueces Sala III.Dres.Carlos Alberto Vallefín.Antonio Pacilio. Ante mí:Dr. Nicolás A. Saccone.Secretario. NOTA:Se deja constancia que el señor Juez Doctor Carlos A. Nogueira no suscribe la presente por hallarse licencia.Conste.Dr. Nicolás A. Saccone.Secretario. en uso de