62 Somos los de La Kurva “Somos punks del norte del Estado de México, aquí convergemos punks de Atizapunk, Nicolás Romero y otros lugares. Creemos en las formas de organizarse de manera autogestiva. Hacemos pizzas, bueno por el momento el horno está descompuesto, un taller de serigrafía y otro de carpintería desde hace tres años. Asimismo, proyectamos películas, realizamos pláticas contra el neoliberalismo, tenemos el fanzine La Kurva y otros fanzines más”. Esa fue parte de su intervención en la reunión preparatoria de La Otra Campaña, realizada en Chiapas en agosto de 2005. La respuesta de Alejandro y Loko a la pregunta ¿quiénes son los del colectivo La Kurva? fue: “Primero que nada, somos un grupo de amigos”. La larga y gran amistad que los vincula y las ganas que tienen de estar y trabajar juntos, es de lo primero que hablan. De su amistad surgió la necesidad de hacerse de un espacio que les permitiera verse, juntarse, platicar, divertirse y trabajar. Aunque les ha costado trabajo mantenerlo, por la dificultad de sostener la renta, han decidido, a costa de mucho trabajo, continuar con él. El local los mantiene juntos y los hace colectivo. “Es un punto de encuentro para la banda”, afirma Alejandro. Loko señala que al gobierno no le interesa abrir espacios para los jóvenes, porque los quiere aislad@s y desorganizad@s. Ante esto, ellos decidieron mantenerse juntos y activos fortaleciendo su relación comunitaria. “Las relaciones son muy individualistas y egoístas en esta sociedad, nosotros creemos que es importante generar un espacio en donde la gente pueda llegar a convivir y donde haya como un modo, una manera de expresarte libremente. Es la necesidad de los espacios, no hay que pedirlos al gobierno, hay que tomarlos, aunque cuesta, es mejor eso que andar mendigando a quien nada le interesan los jóvenes, y menos organizad@s”. Antes de tener el local, varios de ellos hacían actividades juntos y las convocaban bajo el nombre de RIVAL (Red de Información Voces Autónomas Libertarias). Desarrollaban trabajos de difusión de la cultura punk o actividades contra la represión. En varias ocasiones, coordinaron trabajos a nivel regional y nacional con otros colectivos punks y anarquistas que conformaban la red, la cual abarcaba los estados de Nuevo León, Sinaloa, Jalisco, Querétaro, Oaxaca, Estado de México, Distrito Federal, entre otros. Ya con el local, su actividad se centró en ese espacio y la gente los empezó a llamar “los de la curva”, porque está ubicado cerca de una parada con el mismo nombre, donde obviamente hay una curva muy pronunciada. La RIVAL se transformó en la Coordinadora Libertaria y, a ellos y a su local, se les quedó el nombre de La Kurva. Por el colectivo han pasado muchos, unos se van y otros llegan, ahora son cerca de diez jóvenes. En el local, llevan ocho años haciendo actividades culturales, políticas y de convivencia. Talleres de formación política, video debates, talleres de manualidades —como globoflexia—, pláticas sobre la cultura punk, pláticas sobre la Sexta Declaración, talleres de serigrafía, de software libre y tocadas, a las que llega la gente no sólo a escuchar al grupo, sino también a mostrar las cosas que produce y sus fanzines para vender o intercambiar. Por la diversidad de la propuesta, al espacio no sólo ha llegado la banda punk, también se han sentido convocadas las señoras del barrio. Además, el local se ha abierto y se abre para que otros colectivos y personas realicen sus propias actividades. En los últimos meses, la actividad en el local ha disminuido, aunque seguían atentos de estar juntos y de mantener sus lazos fraternos. En estos momentos, el colectivo se está reestructurando para desarrollar nuevos talleres y seguirle dando vida pública a ese espacio. También están por continuar con la publicación del fanzine, proyecto que dejaron de realizar. Salieron a la luz cuatro números, del 0 al 3. Después de dos años, está en proceso el 4. Desde sus inicios, la banda punk ha promovido la difusión de su cultura a través de estas publicaciones. Dice Loko que antes circulaban muchos fanzines y ahora la ola tecnológica, “en donde todos quieren estar en el internet, hace de lado el interés por ellos”. En el fanzine retratan su pensamiento contra el sistema y la opresión, retratan su modo de vida, es su medio de difusión y desean seguir repartiéndolo entre la gente que tenga interés en leerlo y así escuchar, como dicen los zapatistas, su modo. El punk no es destrucción, es tomar el control de tu vida “Nosotros somos punks. Hay quien dice que el punk está muerto, que el punk no existe o que el punk ha 63 sido domesticado, y nosotros decimos que no. Que seguimos luchando, que es nuestro modo de vida. Tantos años nos ha costado aprender y desarrollar lo que somos ahora, que no tan fácil vamos a volver a la vida que el sistema impone, una vida egoísta, aislada, que sólo genera individuos competitivos, al servicio del sistema… del capitalismo”, dice el Loko. El punk inició como un movimiento contra la “buena” música que sonaba en las radios en los años setenta, poco a poco fue tomando la forma de un movimiento ideológico. En sus primeras manifestaciones, el punk buscaba incomodar a lo establecido, era lo opuesto al “buen gusto”, la moral y la tradición. Sus canciones y su modo de vestir transgredían con el fin de liberarse de los estigmas sociales. A finales de los setenta, con la aparición del “hardcore”, el punk retoma un posicionamiento político más claro, en donde la conciencia de la situación política, social y económica empezó a ser el punto de partida para tomar acciones autónomas y autogestivas en contra del sistema, en contra del autoritarismo y por la libertad. Su ser rebelde se hizo social y está presente desde entonces. Para el Loko, el punk “es un modo de ser, el punk rompe con muchas barreras, crea individuos libres, inspira para que la gente tome el control de su vida. Luchar contra el control que existe es luchar por tener el control de ti mism@ y hacer lo que tú quieres”. En sus primeros años, el punk tenía como premisa básica que no había futuro, esta idea surgió de la canción “Dios salve a la reina”, de los británicos “The Sex Pistols”. No hay futuro, porque el futuro no existe, existimos nosotros. Ante esto, se hizo necesario y urgente que las personas asumieran las riendas de su vida en todos los sentidos. “Ser una mejor persona y mostrar a otros que es posible vivir de otra manera. Puedes vestir diferente o puedes vestirte como cualquier persona, pero lo que hace la diferencia es cómo piensas, cómo desarrollas tu vida y cómo contribuyes para que otra gente tome el control de sus acciones, se organice y luche por crear formas de andar más alternativas”. Para Alejandro, mucho de lo que ha aprendido lo ha adquirido al introducirse a la vida punk. El punk es “aprender a ser uno mismo”, dice. “El punk te enseña a luchar contra muchas cosas, pero también te enseña a luchar contra ti mismo. Me ha enseñado a romper con prejuicios”. En el Manifiesto Punk, escrito por 64 Greg Graffin, se lee: “L@s Punks aprenden... que los PREJUICIOS están equivocados, este es el principio mediante el que ell@s rigen sus vidas; ell@s no lo aprendieron de un libro de texto. Sin el afán por entender y cuestionar las creencias mantenidas, la verdad permanece cubierta detrás de la costumbre, la inactividad, y la ideología dominante”. Aprender a ser un@ mism@ es no conformarse con lo que ya está establecido; es no repetir los conceptos imperantes; es cuestionar; es rechazar los dogmas; es revisarse constantemente y decidir a partir de esa revisión crítica hacia dónde quieres ir; es expresar tus opiniones; es buscar tu verdad y cuestionar la idea de que existe una única verdad. Es “romper con todos los vicios que el sistema te ha dado y aprender a hacer las cosas por ti mism@”. El punk, aunque en esencia se mantiene, ha ido transformándose y revolucionando a los tiempos y lugares actuales. Nos comparte Loko que, actualmente, se están desarrollando actividades de difusión de la cultura punk y que “se está mirando cómo era la escena en cada tiempo y lo que estamos haciendo ahora es buscar amistad, mejor convivencia y crear comunidad entre los mismos punks” de diferentes generaciones. “Queremos generar el sentido de comunidad y trabajar sobre eso, para desarrollar cosas mejores entre nosotr@s”. Con ejemplos, Alejandro nos platica de la solidaridad que se practica en la escena punk y también señala: “El punk es coto, no dice vuélvete un mártir de la revolución, no. Te enseña a hacer una lucha divertida”. Para ellos, el “punk no es droga, no es vandalismo, no es destrucción, aunque hay personas que lo hacen, eso son personas en sí. El punk es una alternativa, de ahí que cada quien lo tome y lo desarrolle”. En el local no se toma alcohol, ni se permiten las drogas. Algunos punks que los visitan no están de acuerdo, dice Loko. “Creen que no se debe prohibir, nosotros decimos que no estamos prohibiendo, que estamos mostrando lo que somos. Nosotros no tomamos, no fumamos. No queremos proyectarle a la gente una buena imagen, no. Esto es lo que somos, queremos que la gente nos vea como somos”. Y sentencia a la gente que los critica —quienes han llegado incluso a acusarlos de capitalistas por cobrar 15 ó 20 pesos en una tocada, con el fin de juntar para la renta—: “la crítica será válida si quien la hace ha tomado el control de su vida, si construyen ejemplos de organización que podamos compartir, unidad que podamos establecer. A ellos, los vamos a escuchar. Si la crítica viene de alguien que nada hace, para nosotros son críticas al aire”. A los integrantes de La Kurva, así les acomoda mejor: hacer su espacio a su modo. Cuando no se hicieron caso, estuvieron a punto de perder el local. Ellos sienten que muchos espacios se han perdido por eso: el alcohol y las drogas. No permitirlos en el local fue una decisión que tomaron después de que en un evento, unos chavos tomaron, se pelearon e hicieron un escándalo. Ante eso, el barrio estaba pensando recolectar firmas para correrlos. Desde entonces, dijeron que el espacio funcionaría como ellos son. Eso les ha permitido “ganar la simpatía de la gente del barrio, porque sabe que ahí no se permiten ese tipo de cosas. Pasa la gente y ve que nadie toma ni se droga. Nos hemos sabido ganar su afecto”, nos dice Alejandro. La Kurva, una comunidad libre “Los punks, históricamente, hemos estado más del lado de las tendencias autónomas. Hay quien se denomina anarkopunk, hay quien se denomina anarquista. Nosotros somos punks que tomamos ideas del pensamiento autónomo libertario y buscamos llevarlo a la práctica”. La alternativa al capitalismo es la generación de comunidades libres y los punk de La Kurva no sólo las promueven, también las desarrollan. ¿Qué más radical y antisistémico que la posesión de tus medios de producción? Hace cuatro meses, iniciaron con GrafiKurva, su imprenta. La imprenta fue respuesta a un problema que su colectivo vivió: la necesidad de buscar trabajo para solucionar la sobrevivencia, llevó a que los compañeros ya no tuvieran tiempo de responder a sus compromisos colectivos. Eso llevó a La Kurva a un reflujo que se reflejó en la disminución de actividades en su local. La necesidad de crear su propio trabajo fue imperante y lo discutieron. No era la primera vez que impulsarían un proyecto autogestivo, desde hace varios años, en diciembre, se juntan para trabajar imprimiendo bolsas y calendarios. La idea era hacerlo permanente. Sólo dos se arriesgaron y con optimismo dicen que poco a poco irán viendo los resultados de su trabajo, con la intención de sumar a más compañeros a la propuesta, la idea es seguir generando trabajo y economía local para la banda, asegura Alejandro. Se aventaron, pidieron un préstamo y montaron la imprenta. Como dice Alejandro, se negaron a trabajar en una fábrica, se negaron a ser explotados. “Tienes que estar 10 o 12 horas en la fábrica y si faltas, al día siguiente te regresan, te castigan tres días y te descuentan. Si te pagan 500 pesos, sales con 200 pesos en la semana. Te gastas 150 de pasajes, pues ya no hiciste nada. Y tu familia ¿qué?, y si tienes hijos ¿qué?”. Ambos piensan a la imprenta como un proyecto anticapitalista que construye un trabajo con principios cooperativos y no competitivos, que poco a poco va resolviendo su problema de empleo y les permite seguir desarrollando sus actividades políticas y contraculturales. “La sociedad está muy aislada, porque están atrapados en el sistema económico, en el capitalismo. Para romperlo hay que generar alternativas, donde uno pueda desarrollarse mejor como persona. Si vas a una fábrica acabas mal, estresado, enredado en la situación que el sistema te impone. Lo que buscamos en el trabajo es tener una mejor relación, tener tiempo para desarrollar otras actividades, que generemos economía entre amigos y que esa economía funcione además para desarrollar otros proyectos. Una lucha, para que crezca, necesita que seamos solidarios, brindarnos apoyo entre todos y entre todos crear cosas mejores de cómo ahora se dan”, comenta Loko. El punk hecho práctica, el “hazlo por ti mismo”, es su vivencia en su imprenta. 65 Sabemos cómo queremos luchar La cercanía que tienen los integrantes de La Kurva con el zapatismo se remonta a 1994. Desde que se conoció la Primera Declaración de la Selva Lacandona, se identificaron con el movimiento. Loko comenta: “Desde ahí hemos estado desarrollando muchas cosas, no sólo cuando hay llamados del EZLN. En el transcurso del tiempo, hemos desarrollado actividades promoviendo el movimiento zapatista, hablando de él y de cómo se desarrolla. Reivindicándolo porque nos parecen muy buenas todas sus propuestas. Para nosotros, generar comunidades libres es muy importante, no sólo en México sino en todo el mundo. El zapatismo es lo más fuerte y real en crear comunidades autónomas, aunque en otras regiones también existen. Entonces, nos parece muy bueno continuar solidarios con los zapatistas y con las comunidades libres que, a pesar de la difamación y de la mentira de los grupos de poder (medios de comunicación, partidos políticos, militares, paramilitares, gobernantes, etcétera) se mantienen ejerciendo esa lucha por ser quien son, sin dar marcha atrás en la defensa de su autonomía y su libertad. Aprender de ellos es de verdad importante, porque nos enseñan con dignidad cómo se debe vivir y defender la manera de vivir”. Cuando salió la Sexta Declaración, la leyeron, comentaron y decidieron entrarle. Comparten la idea de que el neoliberalismo ha ido destruyendo las culturas y se hace necesario hermanar las luchas, para juntos destruirlo creando alternativas. Cuenta Alejandro que cuando se realizaron las asambleas de coordinación DF-Estado de México le entraron de lleno, pero como estado decidieron separarse. Una de las razones fundamentales fue que, a pesar de estar juntos, la vida en el estado es diferente. Pone como ejemplo el pasaje: “en el DF el mínimo es de 2.50 pesos y en el estado el mínimo es de 4.50. No es lo mismo vivir en el DF que en el Estado de México”. La Otra Campaña en el Estado de México se dividió en tres zonas, a ellos les corresponde la región dos. Su coordinación sigue trabajando, aglutina a colectivos e individuos que pertenecen a Zumpango, Ecatepec, Tlanepantla, Cuautitlán, Nicolás Romero, Atizapán, Naucalpan y otros municipios. Después de la provocación y hostigamiento que sufrieron los compañeros zapatistas el 4 de junio, esa región 66 —como lo han hecho varios compañeros de La Otra Campaña— denunció públicamente los ataques y exigió alto a las provocaciones. Los compas de La Kurva dicen que ahora son pocos, pero los que están, superaron la “fiebre zapatista y están convencidos de cómo quieren luchar, no buscan que alguien les diga qué hacer y siguen desarrollando su trabajo”. Antes lo hicieron para preparar la visita de la Caravana a su región, coordinándose estatalmente. Después, para discutir los seis puntos. Y ahora, tienen la certeza de que el Programa Nacional de Lucha se tiene que ir construyendo de abajo para arriba, primero estructurando planes locales, luego regionales, hasta llegar a un plan nacional. No tienen la respuesta de cómo participar en ello, y formulan una crítica a ellos y a la región: no tenemos, dicen, “un plan para salir a trabajar con la gente, con el barrio. Nos hace falta más acercamiento con ellos”. Esto les plantea como horizonte acercarse más a su barrio, conocer sus problemas y trabajar en la solución colectiva y desde abajo. Los colectivos de la región ahora se conocen y se identifican. Van desarrollando y fortaleciendo su trabajo, “de alguna manera eso sirve como ejemplo para que otra gente se inspire”, dice Loko. Ambos reconocen que no todos a los que aglutinó la Sexta Declaración en su región estuvieron dispuestos a dejar vicios del pasado, que en estos tiempos sólo muestran su falta de ganas de ser libres, pero también reconocen que los que quedan son gente que han luchado y seguirán haciéndolo con honestidad. Todos caminan localmente con la convicción de saberse integrados a La Otra Campaña y desde su región buscan la forma de que esa red, ese movimiento, funcione. La creación de comunidades autónomas, la solidaridad y articulación de las luchas es el camino que hay que andar en esta lucha contra el neoliberalismo, dicen los compas de La Kurva. Son punks y son de La Otra. “Nos vemos en la lucha antineoliberal y los esperamos en este espacio punk”, dijeron al despedirse, en 2005, en la reunión preparatoria. Ahora, en junio de 2008, dijeron a Rebeldía: “Cuando quieran vuelvan, estamos convencidos de lo que queremos… Aquí vamos a estar”. Para comunicarse con el colectivo La Kurva escribir a: [email protected] / [email protected] o visita la página web que está en restructuración: http://espora.org/kurvapunk