La Sagrada Familia, entre Belén y Nazaret

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La Sagrada Familia, entre
Belén y Nazaret
José, esposo de María
Especial Navidad
L
Obispado de San Bernardo
2
os Evangelios hablan relativamente poco de los
treinta años de la vida de Jesús en el seno de la
Sagrada Familia. No es lo principal de la narración,
y queda naturalmente en segundo plano. Sin embargo,
es bastante significativo lo que puede deducirse de la
concordancia entre San Mateo y San Lucas.
Dice una tradición que María fue consagrada
al servicio del Templo desde su infancia, al parecer por
una promesa de Santa Ana y San Joaquín ante la falta
de descendencia. Se cree que los padres de la Virgen
eran de avanzada edad y que Santa Ana era considerada
estéril. Dice la tradición que Santa Ana y San Joaquín
recibieron la gracia de tener descendencia, tras la visita
del arcángel san Gabriel, y ellos prometieron consagrar
a María al servicio del Templo.
María fue admitida entre las vírgenes y viudas
que vivían al servicio de la Casa de Dios. Se supone
que Santa Ana, ya viuda, se trasladó a Jerusalén y ello
justificaría el lugar que se venera en Jerusalén. Incluso
suponiendo que María hubiese nacido en Nazaret, o
incluso más probablemente en Séforis, capital de Galilea
en aquel tiempo, la casa de Santa Ana, junto a la piscina
Probática tendría razón de ser. La Virgen permaneció
al servicio del Templo, hasta que llegó la época de sus
desposorios con San José.
Respecto a las circunstancias de los desposorios
de San José con María Santísima, la opinión más común
sostiene que María perdió a sus padres cuando aún estaba
en el Templo, y que el sumo sacerdote personalmente se
encargó de colocar a la joven al cumplir los quince años.
Hay que dar por seguro que San José no era ni anciano
ni hombre ya maduro, como han aducido algunos
autores pensando así salvaguardar la virginidad de María,
sino un hombre joven cuya edad estaba en relación con
la de la Virgen.
Lleváronse a cabo estos desposorios, según
opinión de los Doctores de la Iglesia, con voto mutuo
de virginidad. De hecho, San Mateo en 1, 24-25 dice
claramente que, desde la aparición que san José tuvo
del Ángel “la recibió en su casa» y después “y sin
que él antes la conociese, dio a luz un Hijo y le
puso por nombre Jesús”. Había en el matrimonio
entre José y María una determinación de virginidad,
previa a la Anunciación, y antes del viaje de la Visitación,
no parece que hubiera convivencia. Este hecho
podría atribuirse a un estado previo de desposorio no
consumado, naturalmente aceptado por ambos esposos.
A este respecto, transcribimos el texto de El Misterio de
Cristo de J. Manuel Igartua S. J. En el capítulo V escribe:
“... al oírlo María [la Anunciación] propone
la dificultad de su disposición virginal, aún estando
comprometida en matrimonio. Es claro que se ha
comprometido a un matrimonio virginal, con
aprobación de José. Su propósito de virginidad ha
sido contra la costumbre de todo matrimonio, y
en especial de los judíos, por aspirar toda mujer
judía a poder ser madre o antecesora del Mesías.
Ha sido, sin duda, inspirada por Dios en su alma y
ella tiene conciencia de esto pues lo propone como
dificultad: ¿Cómo se hará esto pues no conozco
varón? (1, 34). «Conocer» tiene valor semántico
de «acto conyugal». Es como si dijese: ¿Cómo
puede suceder esto, pues yo tengo el propósito de
no unirme con varón en acto conyugal?, lo cual,
con evidencia también, supone el consentimiento
de José. Muchos suponen que su propósito era
también promesa o voto sagrado de virginidad...”
Tras la Anunciación: “... María se puso en
camino, dirigiéndose presurosa a la montaña, a una ciudad
de Judá...”. Esta ciudad cercana a Jerusalén se llamaba en
aquel tiempo Ain Karem.
La Virgen, para visitar a Santa Isabel, recorrió más
de ciento cincuenta kilómetros, de Nazaret a Ain Karem.
Nada se dice de San José y no consta que la acompañara
en el viaje. Más bien es creíble que, no habiendo convivido
según se desprende de la narración de San Mateo, hiciera
el viaje sola, probablemente incorporándose a alguna de
las muchas caravanas que se debían desplazar desde Galilea
a Jerusalén. Hay quien supone, no obstante, que san José,
desposado ya con María, hizo el viaje como acompañante
siendo hospedado por Zacarías.
Probablemente fue a la vuelta de Ain Karem
cuando ocurrió lo narrado por San Mateo. Incluso
suponiendo que acompañara a María, como aseguran
algunos exégetas, las dudas se le plantean a san José
precisamente después de laVisitación.Así parece deducirse
en el evangelio de San Mateo.
El nacimiento de Jesús en Belén
El Mesías debía nacer en Belén:“...Y tú, Belén, en
el país de Judá, de ningún modo eres la más pequeña entre
las ciudades principales de Judá; pues de ti saldrá el príncipe
que será el pastor de mi pueblo Israel...” (Miq 5,2) y así
la Providencia se valió del edicto de empadronamiento
para que la Sagrada Familia, abandonando Nazaret, se
desplazara a Belén, origen de los antepasados de San José,
descendiente de David. Allí nace Jesús, como sabemos en
un establo dentro de una gruta natural. Nuevamente pues,
María recorrerá los ciento cincuenta kilómetros. Desde
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