La cohesión en el párrafo y las frases desordenadoras

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Unidad 16
• Variedad y Armonía
“Una frase larga –dice Marouzeau- agota el aliento y fatiga la atención; una
frase breve y, sobre todo, una serie de frases breves da la impresión de una
cosa descocida, de precipitación, de andar a saltitos. ”
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VARIEDAD Y ARMONÍA
La elección del período corto o largo plantea interesantes problemas de redacción.
Un texto compuesto exclusivamente a base de frases largas suele resultar oscuro,
embrollado; por el contrario, una serie ininterrumpida de frases cortas, enlazadas
por puntos, es causa de monotonía. Por consiguiente: conviene alternar las frases
cortas con las largas para que lo escrito resulte variado, armonioso.
"Una frase larga -dice Marouzeau- agota el aliento y fatiga la atención; una frase
breve y, sobre todo, una serie de frases breves da la impresión de cosa descosida,
de precipitación, de andar a saltitos."
EJEMPLOS
El conductor se caló la gorra. Encendió las luces de carretera. Dio a la llave de
contacto. Metió la primera. Desembragó suavemente. Pisó a fondo el acelerador.
El coche salió disparado.
Mejor ligado:
El conductor se caló la gorra y encendió las luces de carretera. Dio a la llave de
contacto; metió la primera, desembragó suavemente y pisó a fondo el acelerador.
El coche salió disparado.
Hemos transformado la monotonía, engendrada por el abuso de la frase corta, en
un párrafo más armonioso, en el que se combinan la frase corta y la larga.
Veamos ahora un ejemplo de período excesivamente amplio, y su corrección:
Por el camino avanza un carromato viejo, arrastrado por un caballo escuálido, de
color gris ceniciento, acompañado por un perro mastín y seguido, más atrás, por
un hombre de aspecto
LO AMPLIO Y LO AMPULOSO
sórdido que empuja al carromato para ayudar al animal que no puede ya con su cuerpo.
Mejor:
Por el camino avanza un carromato viejo, arrastrado por un caballo escuálido, de color gris
ceniciento, acompañado por un perro mastín. Detrás del carro, un hombre de aspecto sórdido,
empuja al carromato para ayudar al animal que no puede ya con su cuerpo.
Se comprobará, con estos ejemplos, que el problema de la variedad y armonía es, en realidad, un
problema de puntuación y "partículas."
Lo amplio y lo ampuloso
Lo dicho respecto al período amplio vale sólo como consideración de orden práctico, es decir, para
evitar al escritor -y al lector- el perderse en un laberinto de frases no siempre perfectamente
encadenadas entre sí. Cuando el periodo amplio lo maneja un maestro del estilo, nada tenemos que
decir contra tal modo de hacer. Pero, dada la dificultad de tal procedimiento y porque no todos
podemos ser artistas en el manejo del lenguaje, es por lo que recomendamos cautela y mesura, y el
alternar la frase larga con la frase corta.
Ante un trozo cualquiera de Cervantes, sólo podemos reconocer su maestría indiscutible como
prosista excelso, para el que las dificultades de la construcción son meros ejercicios en los que nos
demuestra su talento de "compositor".
EJEMPLOS:
"Si mis heridas no resplandecen en los ojos de quien las mira, son estimadas, a lo menos, en la
estimación de los que saben dónde se cobraron; que el soldado más bien parece muerto en la
batalla que libre en la fuga; y es esto en mí de manera, que si ahora me propusieran y facilitaran un
imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella facción prodigiosa que sano ahora de mis
heridas sin haberme hallado en ella."
("Don Quijote de la Mancha". Parte II. Prólogo.)
"En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el
mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el
servicio de su república, hacerse caballeo andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo
a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes
se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravios, y poniéndose en ocasiones y peligros, donde,
acabándolos., cobrase eterno nombre y Jama.
("Don Quijote de la Mancha". Parte I. Capítulo I.).
Veamos ahora un ejemplo de estilo ampuloso:
La tarde era ya caída, vencida, y el Sol, antes fulgente esfera, ahora sólo agonía de resplandores,
cuando Juan, llevado de un repentino movimiento del alma -uno de esos movimientos en los que se
ve el temple del héroes, mandó obedecer a su cuerpo, hizo un esfuerzo ímprobo, apoyó las manos
sobre el suelo, irguió la cabeza, dobló las rodillas y, mirando al juego multicolor de luces,
esplendoroso cuadro del horizonte, alzóse cuanto pudo, a pesar del dolor de la pierna herida y,
lentamente, los dientes apretados, la boca dura como maldición petrificada, emprendió el camino
hacia la granja que, allá lejos, se recortaba entre un boscaje umbroso, perdida casi entre el
abundoso ramaje, como único refugio seguro... (1).
La ampulosidad en ocasiones es "verborrea", exceso de palabras, sonoridad excesiva, retórica en
suma, en el sentido peyorativo de la palabra.
Véase ahora otro ejemplo, éste del tribuno Castelar:
"Caerá la segur sobre mi garganta; rodará la cabeza, separada del tronco, por las tablas de mi
cadalso; faltará la luz a mis ojos y el aire a mi pecho; pero no se extinguirá, no, la esperanza de
continuar la vida al través de la muerte en otros cielos más esplendorosos y en otro mundo mejor
que este nuestro bajo mundo, porque imposible a mi fe creer un retroceso de la vida, tan llena de
esperanza, a la nada."
He aquí, finalmente, la opinión de Baroja sobre el tema que nos ocupa:
"El párrafo largo, el período de origen latino, formado por varias oraciones unidas, tiende,
naturalmente, a la elocuencia. El párrafo largo es, pretende ser, una síntesis. Nuestro tiempo tiende
al análisis."
"El párrafo largo parece todavía natural al idioma castellano. Ha dominado y domina aún. Castelar,
Valera, Galdós, lo han empleado."
"A principios de siglo, Azorín, algún que otro escritor y yo, intentamos el párrafo corto. Para mí era la
fórmula más natural de expresión, por ser partidario de la visión directa, analítica, impresionista".
En realidad -anotamos- este párrafo corto, impresionista y analítico, parece haberse impuesto por
completo entre los escritores contemporáneos. Es verdad -no importa repetirlo- que el período
amplio se presta más a la belleza; pero también es verdad que resulta más difícil de manejar, exige
(1) No quiere decirse que este ampuloso párrafo esté mal escrito, sino que abunda excesivamente
en incisos que dificultan la marcha del pensamiento, de la lectura. (El párrafo no es de ningún autor
extraño o conocido; lo hemos preparado especialmente para esta lección como se prepara un guiso
complicado).
EJERCICIOS
condiciones especiales de dominio del idioma que no se aprenden fácilmente. Para escribir como
Cervantes, no hay reglas. En cambio, el periodo breve, a base de frases cortas, puede dominarse
con más facilidad, es más asimilable.
En nuestra disciplina, en nuestro empeño por alcanzar la redacción correcta y limpia, hemos de
dar cierta preferencia al párrafo corto, incisivo y rápido. Exige menos esfuerzo creador en quien
escribe, resulta más adecuado para una información escueta, y su empleo nos resulta más fácil
cuando dominamos sus resortes. Siempre que no caigamos, claro está, en el "puntillismo" literario.
EJERCICIOS
Los párrafos que siguen adolecen del grave defecto de la monotonía o de la pesadez u
oscuridad. Escríbanse de nuevo, procurando la variedad y armonía. En ocasiones habrá que
alterar, ligeramente, el giro de las frases. No obstante, procúrese que dicha alteración sea
mínima:
1. Me había retrasado mucho. El tren iba a salir de un momento a otro. Tenía miedo de
perderlo. Corrí hacia la ventanilla. Pedí un billete de primera. No encontraba la cartera para
pagar. Estaba tan nervioso, que no daba una. Me dejé la maleta olvidada junto a la ventanilla
de los billetes. Tuve que volver por ella. Al fin, pude coger el tren. En ese momento la máquina
silbaba y se ponía en marcha.
2. Se oía el canto de los pajarillos en el bosque, que, en aquellas horas de la mañana, a
causa del rocío nocturno, daba al ánimo una sensación especial de frescura, lo cual, unido a la
luz clara y al cielo azul y a la brisa fresca, hacía deleitoso el paseo entre los árboles, que lucían
el verde nuevo de sus hojas, moviendo su ramaje suavemente...
3. El mar estaba sereno, tranquilo. Tenía ganas de nadar. Me puse el bañador. Me acerqué
a la orilla. Toqué el agua. Estaba fría. Me lancé de cabeza. Estuve nadando casi una hora.
4. Llegada la hora, y al sonar la campana para el "rancho", no faltó nadie aquel día al
refectorio, porque, siendo la fiesta del regimiento, se había anunciado un menú extraordinario
que había sido confeccionado especialmente por el cocinero del mejor hotel de la ciudad, que
aquel día lució sus dotes culinarias para servir a los que, en aquellos instantes, eran la defensa
de la plaza.
5. Guillermo tenía que elegir carrera. No sabía qué camino tomar. No le gustaban las
ciencias. Para las letras se consideraba perezoso. Deseaba estudiar lo que fuese más fácil. A
última hora se decidió por la carrera de veterinario. Sus padres pusieron el grito en el cielo.
Pero Guillermo afirmó que era su vocación. Siempre le habían gustado mucho los animales.
Ahora tendría ocasión de cuidarlos.
INTRODUCCION
Dicen Brunot y Bruneau, en su Gramática Histórica (1), que la lengua francesa está amenazada en
su estabilidad y pureza porque las fuerzas conservadoras no están ya en equilibrio con las fuerzas
perturbadoras y porque la autoridad, en lo que al idioma se refiere, prácticamente, ha muerto.
En Francia, según los autores citados, la enseñanza primaria termina muy pronto, y los niños no
aprenden más que el aspecto externo de la lengua. En los liceos y colegios franceses dicen los
autores citados- no se estudia a fondo el idioma. En todo caso se estudia un francés muerto
-clásico-, olvidando lo que decía M. Bréal: que una lengua es tanto más perfecta cuanto más se ha
alejado de sus orígenes.
Algo análogo podríamos afirmar refiriéndonos a nuestro país. Más aún: podríamos decir -siguiendo a
Brunot y Bruneau- que los libros, las obras de teatro, etc., han dejado de ser modelos de lenguaje;
que los periódicos están llenos de barbarismos "incontrolados "; que nos invade la jerga de grupo, es
decir, que la palabra del especialista tiende a extenderse torrencialmente por todos sitios, y que se
abusa, por influencias de la técnica publicitaria, de los adjetivos exagerados.
Todo esto quiere decir que el idioma está perdiendo elegancia y pureza, por falta de precisión, y que
cada día se habla y se escribe peor. Se escribe -signo de los tiempos apresuradamente, sin
esforzarse, sin preocuparse del léxico o de la sintaxis.
Para evitar esta falta de precisión y elegancia en el lenguaje, uno de los procedimientos que
recomiendan los especialistas en la materia consiste en emplear con cierta "reserva" las palabras
fáciles.
Por palabras fáciles entendemos aquí los vocablos de muy amplia significación, aquellas voces
vagas, imprecisas, incoloras que, a fuerza de servir para todo, terminan por no servir apenas para
nada. En el idioma también se cumple la ley física, según la cual "lo que se gana en extensión, se
pierde en intensidad".
Entre tales "palabras fáciles" citemos aquí los pronombres, los adverbios, las conjunciones y los
verbos "ser", "estar", "haber" y "tener", "decir", etc., y otros vocablos que, con gran facilidad, acuden
a la pluma del escritor, como para dispensar al novel plumífero del esfuerzo que significa la
búsqueda del vocablo exacto o del giro elegante. Lo cual no quiere decir que haya que evitar a toda
costa las palabras "fáciles" mencionadas. Lo que recomendamos es que no se abuse de ellas.
En los temas que forman este capítulo, y en los ejercicios correspondientes a dichos temas, el
alumno encontrará ejemplos de lo que acabamos de exponer. Le servirán, al escribir, para no
lanzarse alocadamente por el camino de la facilidad, de la irresponsabilidad. Son, pues, ejercicios de
"precisión", de justeza en el uso del lenguaje. Lo cual no quiere decir que el alumno tenga que
recurrir constantemente al Diccionario para buscar la palabra exacta. Lo que se pretende es un poco
de entrenamiento para evitar
(1) F. Brunot et Ch. Bruneau, "Précis de Grarnrnaire historique de la langue francaise". Masson.
París, 1949.
INTRODUCCION
la palabra incolora y para sustituirla por aquella que nos dé una imagen viva, más plástica, más
precisa y, también, más elegante.
NOTA.-Muy especialmente se sigue en este Capítulo -lecciones 23 a 27, ambas inclusive- la línea o
método marcados por E. Legrand en su obra "Stylistique francaise" -livre du maitre-, libro éste muy
recomendable para los que se dedican a la enseñanza del idioma.
EL LENGUAJE DE LOS JOVENES
Algunos lo llaman, a la francesa, "argot juvenil". Denominación impropia: argot -en castellano jergaes un lenguaje especializado propio de un oficio o profesión. Médicos, juristas; policías, banqueros,
etcétera, tienen su propia jerga.
El argot -la jerga-, según Francois Caradec (1), es "un idioma artificial que surge para evitar ser
comprendido por los no iniciados". El nuevo lenguaje de la juventud actual y actuante no es
propiamente jerga, sino, pura y simplemente, lenguaje juvenil. En España, en esta década del 80, se
dice "hablar -o escribir- en cheli". ¿Y qué es el Cheli?... Para Francisco Umbral, escritor español que
maneja con gran soltura este modo expresivo y que lo inserta, con gran habilidad, en su punzante
prosa periodística "el cheli", más que un fenómeno costumbrista, es un fenómeno generacional" (2).
Y añade: "Los jóvenes hablan cheli porque viven en cheli. El cheli no es sino un sistema de defensas
verbales..., una estructura dialectal ofensivo-defensiva que la juventud de hoy erige frente a una
sociedad adulta". Y apostilla Umbral: "El cheli no es un idioma, sino un contraidioma". (3)
Como fenómeno lingüístico generacional, el cheli no es exclusivo de la actual juventud española.
Todas las generaciones juveniles han tenido su sistema idiomático, su código expresivo
independiente y aislacionista. Si hace cuarenta o cincuenta años se decía de una mujer bella o
hermosa que "estaba jamón" o "imponente", hoy se dice que "está como un tren". Cuando un joven
de nuestros días exclama: " ¡esa chorba me mola cantidad (o "cantidubi")! ", quiere decir que esa
chica le gusta mucho. Los ejemplos podrían llenar una página, un capítulo entero. Bastaría, como
simple modelo, transformar la "carta" que, con lenguaje juvenil de los años 60, insertamos en la
página 188, pasándola al cheli, de modo que tal carta comenzaría así, poco más o menos:
"Tía :
dirás que no me enrollo con la pluma, pero, ante tí, tan librote, me siento como amuermada, o
sá que me comes el coco... "Etcétera, etc.
Este lenguaje generacional, insistimos, no es exclusivo de los jóvenes españoles. La juventud
francesa, por ejemplo, también tiene hoy día su código expresivo particular: "mon pater" o "mon
vieux" vale por "mon pére" (mi padre), y el nombre común "vache" (vaca) se convierte en adjetivo,
"un vache article" por "un buen artículo", o en adverbio de modo, "vachement", equivalente a
"beaucoup" (mucho) o a "trés" (muy). (Para más ejemplos, véase cualquier texto de lengua francesa
para estudios de Bachillerato).
¿Porvenir del cheli? El de todos los modos y modas generacionales: parte de él, posiblemente, se
incorporará al acervo idiomático común y gran parte, probablemente, se olvidará, dejará de usarse. Y
vendrán otras generaciones con nuevos giros expresivos. Es ley de vida a la que el habla popular no
puede sustraerse.
(1) "Dictionnaire du francais argotique et populaire". Larousse. Paris. (2) EL PAIS, viernes 30 de
enero de 1981. (3) Llamado también lenguaje "pasota".
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