LA CONFERENCIA DE OTTAWA : EL IMPERIO BRITÁNICO Y LA

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III Congreso Latinoamericano de Historia Económica y XXIII Jornadas de Historia Económica
Mesa general 12: Relaciones Económicas Internacionales
LA CONFERENCIA DE OTTAWA :
EL IMPERIO BRITÁNICO Y LA ARGENTINA
Pedro R. Skupch
Investigador Independiente
[email protected]
I. Introducción
La Conferencia Imperial de Ottawa de 1932 es conocida por los acuerdos logrados entre Gran
Bretaña y sus Dominios en el campo del comercio exterior. Para la Argentina su importancia
radica sobre todo en las decisiones que se tomaron para el comercio de carnes. Este trabajo
intenta demostrar que para comprender las decisiones de Ottawa, es importante tener en
cuenta la tendencia hacia una relación más estrecha entre el Reino Unido y los Dominios que
se puso de manifiesto después de la I Guerra Mundial .
Esta mayor colaboración es compleja, ya que en lo político los Dominios fueron logrando un
grado creciente de autonomía que culmina con el estatuto de Westminster de 1931, el cual
reconoce la igualdad de status de los mismos con Gran Bretaña. La igualdad política no fué
acompañada por una mayor independencia en lo económico. Si bien la Gran Guerra dió
impulso a la sustitución de importaciones en los Dominios y la India y con ello sus mercados
se fueron perdiendo para las exportaciones británicas tradicionales, el mercado británico
siguió siendo vital para la mayor parte de ellos 1 . Desde el punto de vista financiero la
dependencia de la metrópoli era igual o mayor, con excepción de Canadá que dependía
crecientemente de Nueva York.
Al finalizar la guerra y al aplazarse el retorno al patrón oro se intensificó la necesidad de una
mayor coordinación de los sistemas financieros de los Dominios con la metrópoli. Ello era
particularmente importante dado que el objetivo del Banco de Inglaterra de defender la plaza
de Londres como centro financiero frente al avance de Nueva York hacia necesario que se
mantuviera la estabilidad de la libra . A lo largo de la década del veinte esto se manifestó en
la insistencia del Banco de Inglaterra de que los Dominios crearan sus propios bancos
centrales.
1
Al respecto puede verse P.J.Cain and A.G.Hopkins. British Imperialism 1914-199 : Crisis and Deconstruction
1914-1990 (London, 1993), p.81
Sitio web: http://www.aahe.fahce.unlp.edu.ar/Jornadas/iii-cladhe-xxiii-jhe/
San Carlos de Bariloche, 23 al 27 de Octubre de 2012 - ISSN 1853-2543
1
El aumento de las inversiones británicas en el Imperio vinculaba las finanzas con el
comercio. Como se verá, dos tercios de las exportaciones de capital en la década del veinte se
dirigieron al Imperio, en detrimento del resto del mundo. Dado que una parte de ellas se
orientaron a países que, como Australia, mantenían una balanza comercial equilibrada con
Gran Bretaña, el servicio de la deuda solamente podía ser pagado con un mayor
endeudamiento. Esta situación hizo crisis en 1930 en Australia, cuando la caída de las
exportaciones acercó al país a la posibilidad de un default, que hubiera sido catastrófico para
la estabilidad de la libra. De allí que, con la agudización de la crisis a nivel mundial, fuera
esencial que los países del Imperio pudieran hacer frente a sus compromisos en Londres con
libras obtenidas por sus exportaciones en el mercado británico.
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2
II. Las relaciones económicas de Gran Bretaña y el Imperio durante la
entreguerra
1. El comercio internacional
Si bien el valor de las exportaciones de Gran Bretaña durante la década del veinte superó
ampliamente las exportaciones previas a la Gran Guerra, llegando a un promedio anual de
£718 millones anuales para el quinquenio 1925-29 frente a £455 millones para el quinquenio
1909-1913, este período y la década del treinta estuvieron caracterizados por un alto déficit
en la balanza comercial , compensado por los ingresos invisibles.
Gráfico 1. Evolución de las exportaciones y importaciones de Gran Bretaña 1920-1939
(millones de £)
Fuente: B.R.Mitchell y Phyllis Deane. Abstract of British Historical Statistics (Cambridge, 1962) , p.284
El déficit comercial de £396 millones para el quinquenio 1925-29 era cubierto por ingresos
invisibles de £462.2 millones para el mismo período. La diferencia permitó la exportación de
capitales, que si bien era menor que antes de la guerra, todavía permitía un flujo importante
de inversiones en el exterior
Si bien la participación de Gran Bretaña en el comercio mundial aumentó en la inmediata
postguerra, durante el boom de 1924-29 la misma bajó drásticamente. Según Lewis, citado
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3
por Cain y Hopkins,2 la participación del Reino Unido en las exportaciones de manufacturas
era del 26% en 1913 y cayó al 21% en 1929. Al mismo tiempo había bajado la participación
de Alemania del 23% al 19% en 1929, mientras que la de los Estados Unidos había subido
del 11% al 18% en 1929. La declinación británica en el comercio internacional había
comenzado fines del siglo XIX y prosiguió antes de la guerra. Durante la década del veinte
esta tendencia se mantuvo debido a la incapacidad de Gran Bretaña de enfrentar la
competencia en los rubros tradicionales y de reemplazarlos por productos más avanzados. El
caso del algodón es ilustrativo. Los tejidos de algodón constituían el rubro más importante en
las exportaciones del Reino Unido antes del guerra aportando con £125 millones el 25% de
las exportaciones. Después de la guerra cayeron de £199.2 millones en 1924 a £135.4
millones en 1929 (18.4% del total) y £60 millones para el quinquenio 1934-38.
Uno de los hechos salientes del período de la entreguerra fué la importancia creciente del
comercio con el Imperio y en particular con los Dominios de Canada, Australia, Nueva
Zelandia y Africa del Sur .
Cuadro 1. Intercambio comercial entre Gran Bretaña y el Imperio
(millones de £)
Exportaciones a
Importaciones de Saldo
Bza.Comercial
1925-29
Imp. Británico
Total
1933-37
Imp. Británico
Total
325.6
379.4
-53.8
38.6%
30.5%
810
1.085
-275
190.6
301.2
-110.6
36.7%
37.2%
488.4
807.6
-319.2
Fuente : Mitchell y Deane , op.cit., p. 326
Mientras que las exportaciones británicas disminuían, durante la década del veinte los
ingresos invisibles fueron aumentando hasta llegar a su máxima cifra antes de la crisis del
treinta. Su valor, que para 1929 se situaba en £483 millones era suficiente para compensar el
déficit en la balanza comercial que para ese año se se situó en £382 millones , logrando un
2
P.J. Cain y A.G.Hopkins, op.cit., p.33 ; W.A.Lewis, “International Competition in Manufactures”, American
Economic Review: Papers and Proceedings,XLVII (1957), p.148
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4
superávit en la balanza de cuenta corriente de £117 millones. La situación se revirtió en la
década siguiente ya que los saldos en cuenta corriente pasaron a ser negativos para casi todos
los años de la década del 30.
Gráfico 2. Ingresos invisibles y déficit comercial de Gran Bretaña 1922-38
(millones de £)
1.Déficit de balanza comercial
2. Ingresos invisibles
Fuente: Mitchell y Deane, op cit., p.33
La importancia de los ingresos invisibles durante todo el período conviene ser recalcada, ya
que los ingresos de inversiones británicas en el exterior y los ingresos en concepto de fletes y
comisiones permitieron mantener el equilibrio de la libra durante la década del veinte, como
ya había sucedido antes de la guerra. Para el período 1924-27 se calcula que los ingresos
provenientes de inversiones en el exterior habrían ascendido a £ 252,5 millones anuales, los
ingresos por fletes a £ 131 millones y las comisiones y otros servicios a £75,15 millones.3
3
Board of Trade en The Economist, 11/2/1928, p. 266
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5
2. El mercado financiero de Londres
Durante el período 1870-1914 Gran Bretaña proveyó las dos quintas partes de las
exportaciones de capital del mundo. 4 Si bien hay divergencias parece haber consenso de que
el valor de estas inversiones se situaba alrededor de £4.000 millones en 1913. 5
Después de la Primera Guerra Mundial, con la irrupción de los Estados Unidos en la escena
internacional Gran Bretaña dejó de ser el primer exportador de capital del mundo. En 1914,
el endeudamiento externo de los EEUU superaba sus inversiones en más de $3 mil millones.
Para 1919 los créditos externos llegaban a $6.5 mil millones y sus deudas ascendían a
solamente $2 mil millones6.
Cuadro 2. Distribución geográfica de las inversiones británicas en el exterior en 1913
Países
Porcentaje del total de las inversiones
británicas en 1913
Imperio Británico
47.0
Canadá
13.5
Australia y Nueva Zelandia
11.0
Africa del Sur
10.0
India y Ceylan
10.0
Otros países del Imperio
2.5
Países no pertenecientes al Imperio
53.0
Estados Unidos
20.0
Argentina
8.0
Brasil
4.0
Otros países de América del Sur
8.0
Europa Occidental
3.0
Rusia
3.0
Otros países
7.0
4
Brinley Thomas, “The Historical Record of International Capital Movements to 1913” en J.H. Adler ed.
Capital Movements and Economic Development (1967) citado en P.J. Cain and A.G. Hopkins, British
Imperialism. Innovation and Expansion 1688-1914 (London 1993), p.231
5
Al respecto ver Charles Feinstein, „Britain´s overseas investments in 1913“. Economic History Review, 2nd
ser. XLIII, 2 (1990), pp. 288-295.
6
Charles H. Feinstein, Peter Temin and Gianni Toniolo, The World Economy between the World Wars (Oxford,
2008), op.cit., p. 81
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6
Fuente: David Meredith and Barrie Dyster. Australia in the Global Economy (Cambridge, 1999), p.42
El origen y destino de los flujos de capital para el período 1924-1930 ha sido estudiado por
Feinstein, Temin y Toniolo 7 . Durante esos siete años las salidas de capital de los países
acreedores, medidas con sus propias estadísticas, sumaron $ 9.000 millones (£ 1.850
millones). Casi un 60% provenía de los Estados Unidos, aproximadamente el 15% del Reino
Unido y un valor similar de Francia. El restante 10% se dividía entre varios países europeos.
Aproximadamente un tercio estuvo destinado a Alemania y un cuarto en otros países
europeos. Los cuatro Dominios y la India recibieron poco menos de un quinto, porcentaje
similar al recibido por los países Latinoamericanos. 8
Para analizar los mercados financieros en la década del veinte hay que tener en cuenta que los
mismos estuvieron distorsionados por los pagos de las reparaciones de guerra y las deudas de
la 1a Guerra Mundial. Recién en 1924 con la adopción del Plan Dawes los Estados Unidos
empezaron a invertir masivamente en Europa y durante todo el período el Reino Unido
privilegió las inversiones en el Imperio.
Para toda la década la participación del Reino Unido en las exportaciones de capital habría
estado en un 25%, mientras que los Estados Unidos se acercarían al 50%. El resto,
encabezado por Francia provenía de Europa.
El excedente de los ingresos invisibles menos el déficit de la balanza comercial da una
medida de las exportaciones de capital. Comparado con la situación de la pre-guerra, en 1913
se estimaba que ese excedente para el Reino Unido llegaba a £181 millones . Si se tiene en
cuenta la inflación esos valores eran equivalentes £270 millones en la década del veinte. Se
calcula que en 1927 las exportaciones de capital de Gran Bretaña llegaban a £100 millones,
vale decir que menos de la mitad que en 1913 (en valores reales). En cuanto al ahorro interno
este se calculaba en £500 millones para 1927, de modo que la inversión interna habría sido de
£400 millones . Dado que se calculaba que antes de la guerra el total de ahorros había llegado
a £370 millones y de estos la mitad de había exportado, se puede ver que las inversiones se
habían dirigido sobre todo el mercado interno y solo se exportaba una cuarta parte ,
mayormente al Imperio.
7
Ch. H. Feinstein, P.Temin y G.Toniolo, op.cit. , Capítulo 5
Estas estimaciones están basadas en las estadísticas de las balanzas de pagos de los acreedores y los deudores.
Si bien ambas deberían coincidir, en la práctica no es así dado que los países acreedores sobreestiman sus
déficits y subestiman sus excedentes. Además la fuga de capital privado no podía ser registrada en los controles
cambiarios. Esto tal vez explique la discrepancia entre las cifras de Feinstein, Temin y Toniolo y las cifras
oficiales para el Reino Unido. Para una discusión del tema ver Feinstein et al , op.cit., pp. 77-92. Los valores
oficiales pueden encontrarse en Mitchell y Deane, op.cit., p.284
8
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7
Las restricciones a las exportaciones de capital
En Gran Bretaña, al iniciarse la 1ª Guerra Mundial quedó en claro que seguir permitiendo la
salida de capitales habría comprometido seriamente la situación de la balanza de pagos. Con
tal motivo, fueron tomadas medidas que prohibían la compra de bonos en mercados
extranjeros y la Tesorería prohibió la emisión de capital sin acuerdo oficial. Un Comité de
Emisión de Capital fue establecido en enero de 1915, el cual se opuso firmemente a las
emisiones extranjeras, pero estaba preparado para considerar emisiones dentro de Imperio en
virtud del Colonial Stock Act de 1900.9
Las regulaciones de la guerra fueron abolidas en diciembre de 1919 y la Tesorería delegó en
la practica la regulación en el Banco de Inglaterra. El Banco de Inglaterra y la Tesorería
trabajaban armoniosamente en la regulación del mercado de capitales. La Tesorería reconocía
que solamente el Banco tenía suficiente autoridad para hacer efectivo un embargo basado en
la persuasión.10
Había gran necesidad de eliminar la competencia de otros países en el mercado de capitales
de Londres dado que el país había emergido de la guerra con una deuda nacional superior a
los £8.000 millones. Un gran porcentaje de la misma era de corto plazo y el gobierno se
empeñó en convertirla en obligaciones de largo plazo.11
Según la evidencia disponible entre 1921 y 1924, el embargo se practicaba contra las
emisiones de gobiernos ajenos al área de la libra. Los empréstitos de gobiernos coloniales y
dominios no eran controlados, ni lo eran las emisiones de empresas coloniales o emisiones de
compañías extranjeras por montos reducidos.
Recién en 1924 se levantó el embargo informal, pero éso no llevó a una ola de préstamos
internacionales descontrolados. La perspectiva de la vuelta al patrón oro, llevó a que el Banco
de Inglaterra tratara de limitar la disponibilidad de libras en el mercado, con el fin de
9
John Atkins, “Official Regulation of British Overseas Investment 1914-1931”, The Economic
History Review, Second Series, Volume XXIII, N°. 3, December 1970, pp. 324-335
10
Montagu Norman, el gobernador del Banco de Inglaterra y Sir Otto Niemeyer, la personalidad más
influyente en la Tesorería entre 1921 y 1927, mantenían excelentes relaciones . Niemeyer tuvo una
influencia decisiva en la decisión de la vuelta al patrón oro durante el gobierno conservador de
Baldwin. En 1927 asumió un cargo en el Banco de Inglaterra desde donde tuvo una considerable
influencia durante los años siguientes.
11 La deuda pública había pasado de £600 millones en 1913, cuando representaba el 35% , a £8.000
en 1920, en que representaba el 250% Al respecto ver Forrest Tapie, “Commercial Banking in
Britain”, en Charles H.Feinstein, Banking, Currency, and Finance in Europe between the wars
(Oxford,, 1995), p.395
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8
mantener la apreciación de la libra y con vistas a la vuelta al patrón oro con la paridad
anterior a la de la guerra. En diciembre de 1924 los empréstitos extranjeros fueron excluidos
del mercado de Londres. El temor a las presiones sobre la libra llevó a que en junio de 1925
también los dominios fueron excluidos del mercado de Londres. No obstante, dada la
imposibilidad de controlar las salidas de capitales hacia el mercado de Nueva York, en
noviembre Churchill, Ministro de Finanzas de Baldwin, anunció la finalización del embargo.
El mercado gozó de mayor libertad entre 1926 y 1928, pero en 1929 el mismo fue
reintroducido nuevamente debido a las grandes salidas de capital hacia Nueva York.
Las cifras disponibles indican que, de un total de emisiones de bonos gubernamentales en el
período 1918-31, las cuales suman £728,1 millones, el 75% fueron para países del Imperio
Británico. La Argentina figura con modestos £2,162,000. 12 Según el Economist, las
inversiones británicas en la Argentina en la década del veinte se hicieron mayormente a
través de suscripciones de acciones, pero ya hemos visto que esto estaba sujeto a severas
limitaciones durante la mayor parte de la década y el total no fue muy significativo.
1922
1923
1924
1925
1926
1927
1928
1929
1930
1931
Total
Cuadro 3. Emisiones en Londres para el Exterior, 1922-31
(en millones de £)
Emisiones para países Emisiones externas
Total de emisiones
del Imperio
para el exterior
Gobierno
Otros
Gobierno
Otros
“Imperio” “Externas”
58,6
16,3
14,3
40,9
74,9
55,2
69,4
23,3
26,4
18,3
92,7
44,7
50,1
22,2
40,6
11,8
72,3
52,4
30,7
30,2
…..
16,3
60,9
16,3
31,9
21,3
23,8
24,6
53,2
48,4
55,7
44,1
11,8
36,6
99,8
48,5
40,2
22,9
15,9
26,4
63,2
42,3
26,4
34,6
3,6
22,6
61,0
25,2
49,1
12,4
21,3
14,4
61,4
35,7
30,6
7,9
1,7
7,4
38,5
9,1
442,7
235,2
159,4
219,3
677,9
378,8
42%
22%
15%
21%
64%
36%
Fuente: The Economist. “Foreign Government Bonds”, 18/6/32, p.1363
12
Atkins, op. cit., p. 335 y The Economist .“ Foreign Government Bonds“, 18/6/32, p.1321
Sitio web: http://www.aahe.fahce.unlp.edu.ar/Jornadas/iii-cladhe-xxiii-jhe/
San Carlos de Bariloche, 23 al 27 de Octubre de 2012 - ISSN 1853-2543
9
Cuadro 4. Emisiones de bonos (principales países)
(en libras esterlinas)
India
Australia
Nueva Zelandia
Africa del Sur
Brasil
Argentina
Total
109,472,500
169,240,000
52,775,000
34,775,000
37,472,250
2,872,639
Fuente: The Economist, ibid.,
El embargo informal impuesto por Norman en abril de 1924 se convirtió en fuente de
conflictos, ya que, después de la vuelta al patrón oro, los financistas estaban ansiosos de
explotar las nuevas atracciones de la libra. Agentes británicos en América del Sur se quejaban
de la incapacidad de hacer frente a la competencia norteamericana, ya que no estaban en
condiciones de ofrecer financiamiento para proyectos más ambiciosos de los ferrocarriles y
otros proyectos industriales.13
Gráfico 3. Emisiones de capital, para el imperio y otros países
(promedio anuales en millones de £)
Fuente : Cain y Hopkins, British Imperialism, Crisis and Deconstruction, 1914-1990, p.45. Calculado a partir de
T.Balogh. Studies in Financial Organization (Cambridge, 1947)
13
Robert W.D.Boyce, British Capitalism at the Crossroads 1919-1932, (London, 2009) p. 97
Sitio web: http://www.aahe.fahce.unlp.edu.ar/Jornadas/iii-cladhe-xxiii-jhe/
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10
III. Los Dominios y la disciplina financiera
La importancia de las relaciones financieras entre Londres y los dominios no parece haber
sido reconocida plenamente por los historiadores14 . La dependencia de los mismos en este
campo era aún mayor que en el caso del comercio. Como se ha indicado anteriormente, en la
década del veinte las exportaciones de capital eran considerablemente menores que las de la
pre-guerra y los dominios absorbieron la mayor parte de las mismas.
Después de la Primera Guerra Mundial la libra esterlina se mantuvo flotando hasta el retorno
al patrón oro en 1925 y después del abandono del mismo en setiembre de 1931. Esto significó
que durante la mayor parte de la entreguerra los tipos de cambio entre la libra esterlina y las
monedas locales podían fluctuar, lo cual limitaba la acción del Banco de Inglaterra para
mantener la estabilidad de la libra.
Este hecho fué reconocido por el Banco de Inglaterra y por este motivo estuvo promoviendo
el establecimiento de bancos centrales en los dominios, con la expectativa de que ello
facilitaría la coordinación monetaria dentro del Imperio. El primer dominio en hacerlo fue
Africa del Sur en la década del veinte. En Australia el Banco del Commonwealth fué dotado
de mayores poderes en 1924. Nueva Zelandia estableció el suyo en 1931 y Canadá en 193515.
LA CRISIS AUSTRALIANA DE LA DEUDA
El desarrollo de Australia durante la década del veinte continuó dentro de las tendencias de la
pre-guerra. Si bien las exportaciones aumentaron considerablemente, las importaciones
fueron superiores durante casi toda la década, trayendo como consecuencia un persistente
déficit en cuenta corriente que fué financiado con préstamos del mercado de Londres. El
financiamiento del pago de los intereses y las colocaciones de bonos por parte de los
gobiernos estaduales para financiar obras de infraestructura, llevaron a que en 1929 , el total
de la deuda pública del Commonwealth y los Estados se situara en £1,268 millones, de los
cuales aproximadamente el 50% había sido colocado en el exterior. Los pagos de intereses
14
En este punto el autor se basa en P.J. Cain y A.G. Hopkins, pp.109-143.
F.Capie señala que el Banco de Inglaterra ya había actuado como prestamista de última instancia en el siglo
XVIII, pero recién en los años setenta del siglo XIX asumió esa función como una responsabilidad pública. Para
la década del veinte el Banco ejercía sus funciones discretamente a través de una política de concentración
bancaria y la influencia que ejercía sobre un número reducido de presidentes de los grandes bancos. Al respecto
F. Capie, op.cit.,p.401.
15
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11
del total de la deuda pública en el exterior absorbían el 41 % de las exportaciones en ese
mismo año. 16
Cuadro 5. Balanza de cuenta corriente de Australia 1924-1930
(en miles de £)
1924
1925
1926
1927
1928
1929
Exportaciones 126,7
164,4
145,0
136,3
140,7
140,9
Importaciones 140,2
143,5
151,5
166,8
148,3
145,4
Bza.Comercial -13,5
21,1
-6,5
-30,5
-7,6
-4,5
Cta. Ingresos
-31,1
-31,8
-34,4
-36,7
-39,6
-40,7
Cta. Corriente -43,2
-9,6
-39,0
-62,5
-44,1
-38,5
1930
102,0
135,0
-33,0
-42,5
-75,5
Fuente: The Economist, 26/4/1930, p. 933 y Dyster and Meredith, op. cit., p.95
Para hacer frente al aumento de las importaciones durante la década del veinte Australia se
endeudó fuertemente en Gran Bretaña. Siendo el principal receptor de capitales entre 1924 y
1928, con dos quintos de todas las emisiones en el mercado de Londres. Asimismo el pago de
las amortizaciones e intereses de la abultada deuda externa comenzó a gravar cada vez más
en la balanza de pagos y pasó de representar el 17% de las exportaciones en 1920 a 28% en
1928 y más del 40% en 193017.
Si bien existía optimismo de que esta tendencia podría mantenerse, la abrupta caida del valor
de las exportaciones en 1930 puso fin a esta creencia. La misma se debió a la disminución de
los precios de sus principales productos de exportación. Entre 1929 y 1930 los mismos
cayeron un 23% y continuaron haciéndolo en los tres años siguientes.18
Dado el desequilibrio permanente de las cuentas con Gran Bretaña no es de extrañar que
Australia estuviera en la vanguardia de los países que ya en la década del veinte pedían
preferencias en el mercado británico para las exportaciones provenientes del Imperio.
LA MISION NIEMEYER
El gobierno laborista australiano, que había asumido en octubre de 1929, buscó – como su
par británico – las buenas relaciones con la City de Londres. El resultado fué la misión de
Otto Niemeyer a Australia. Sus recomendaciones fueron – como era de esperar – de
inflexible ortodoxia : Australia debía disminuir la demanda, vía una disminución del gasto
público y los salarios a fin de producir una caida en las importaciones y lograr un aumento de
16
„Australia´s vicious circle“. The Economist, 26/4/1930, pp. 933-34 ; Dyster y Meredith, op.cit., pp.110 y 117.
Cain y Hopkins, op. cit, pp. 116-117
18
ibidem, p. 117
17
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12
las exportaciones mediante un aumento de la competitividad. Asimismo debía volver al libre
cambio y mantenerse en el patrón oro. 19
Las recomendaciones de Niemeyer chocaron con cierta resistencia, al punto que el gobierno
de New South Wales llegó a amenazar con una restructuración de la deuda y una reducción
unilateral de los pagos por intereses. También hubo vagas amenazas de default. Estos intentos
de enfrentar la ortodoxia de Banco de Inglaterra no prosperaron frente a los intereses
políticos y económicos que seguían considerando que la pertenencia al Imperio y su inserción
en la economía internacional bajo la égida de Gran Bretaña eran la única alternativa.
La posición australiana con respecto al proteccionismo imperial fué ampliamente favorecida
por la magnitud de su endeudamiento con Gran Bretaña. Los pagos de intereses y
amortizaciones pasaron de £36,1 millones anuales para el 1925-29 a £40,1 millones en 193034 y £38,4 millones anuales para el período 1935-39 20 . La mayor parte de los mismos
estaban destinados al Reino Unido, que recibió £59.2 millones de exportaciones australianas
anuales en el período 1924-29 , valor que se mantuvo durante la década siguiente. .
Con este panorama el resultado de la Conferencia de Ottawa era previsible. Para seguir
apoyando a Gran Bretaña mientras esta todavía adhería al patrón oro y luego de 1931 para
que Australia siguiera siendo un miembro activo de la zona de la libra, era necesario
garantizar un mercado para sus productos del Imperio.
19
Dyster y Meredith, op. cit p.124. También Stuart McIntyre , Oxford History of Australia, Vol VI (Oxford,
1986). P. 155
20
Cain y Hopkins, op. cit., p. 117
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13
Cuadro 6. Comercio de los Dominios y la Argentina con Gran Bretaña
(promedios quinquenales en millones de £)
1909-13
1925-29
1934-38
Canada
Exportaciones
27.2
60.6
72.3
Importaciones
24.5
34.3
25.2
Saldo
2,7
26.3
47.1
Australia
Nueva Zelandia
Africa del Sur
Argentina
Exportaciones
Importaciones
Saldo
Exportaciones
Importaciones
Saldo
Exportaciones
Importaciones
Saldo
Exportaciones
Importaciones
Saldo
36,9
33.8
3.l
19.4
10.2
9.2
10.7
21.3
-10.6
34.5
19.9
14.6
59.2
61.1
-1.9
47.9
22.1
25.8
22.7
33.0
-10.3
74.4
27.4
46.5
61.8
23.8
38.4
43.8
16.6
27.2
14.3
37.1
-22.3
46.9
16.9
30.0
Fuente: B.R.Mitchell and P.Deane, op. cit. 325
Según Cain y Hopkins los políticos australianos tendían a adoptar actitudes excesivamente
confidentes con respecto a Gran Bretaña y con frecuencia reclamaban un tratamiento
económico privilegiado con actitudes sumamente agresivas. Para la Conferencia de Ottawa
“el rasgo principal era la convicción de los gobiernos australianos que, puesto que los
gobiernos británicos tenían la obligación de defender los intereses del Imperio, deberían
hacer lo que los gobiernos australianos le decían que debía hacer”21 (traducción del autor).
La política del gobierno británico hacia Australia después de Ottawa se contradice con la
imagen de un gobierno temeroso ante los Dominios, como se podría concluir del trabajo de
Drummond sobre las negociaciones.22
En efecto, una vez satisfechas las demandas australianas para obtener un mejor acceso al
mercado británico y de esa manera poder pagar la deuda externa , el gobierno de Su Majestad
dejó de ser tan favorable a un tratamiento especial. Esto se nota en el caso de la reconversión
de la deuda australiana en el mercado británico a tasas de interés menores, lo cual se
materializó recién cuando se dió por concluida la reconversión de la deuda pública británica
en 1933.
21
22
Cain y Hopkins, op. cit., p.117
Ian Drummond, Imperial Economic Policy 1917-1939 (London, 1972).
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En las negociaciones para la renegociación del tratado Roca-Runciman en 1936, se ve que los
intentos de promover nuevos restricciones a la Argentina fueron infructíferos. Una vez
solucionada la crisis de sus Dominions, Gran Bretaña demostró que sus intereses eran más
amplios y superaban los del Imperio formal mediante las negociaciones con la Argentina, los
países escandinavos y europeos. En el campo comercial Gran Bretaña siguió reservando
lugares para socios importantes como la Argentina y Dinamarca. Una vez controlada la crisis
australiana mediante la combinación de ortodoxia financiera y las concesiones comerciales de
Ottawa, Australia ya no necesitaba más tratamientos especiales y tampoco los recibió.
IV. La crisis económica y el fin del internacionalismo
En mayo de 1929, el Partido Laborista ganó las elecciones generales en Gran Bretaña. Dado que
no disponía de una mayoría absoluta volvió a aliarse con el Partido Liberal de Lloyd George.
Ramsay McDonald, el nuevo Primer Ministro, optó por elegir a sus colaboradores del ala
derecha de su partido. Phillip Snowden volvió a ocupar el puesto de Ministro de Finanzas como
durante el primer gobierno laborista. Snowden era un liberal convencido de que el librecambio
es un ingrediente esencial para la prosperidad. Cuando se empezaron a sentir los efectos del
crash financiero de 1929, su ortodoxia lo llevó a oponerse a cualquier aumento del gasto público
deficitario para estimular la economía. Mientras la crisis se iba agravando a lo largo de 1930 y
1931, su política se orientó a disminuir salarios y gasto público. El corte en el seguro del
desempleo finalmente llevó a la caída del segundo gobierno de Ramsay May Donald a fines de
agosto de 1931, para ser reemplazado por un gobierno de Unidad Nacional, del cual no participó
el Partido Laborista aunque MacDonald mantuvo el cargo de Primer Ministro.
El gobierno de Unión Nacional, llamó inmediatamente a elecciones generales en las cuales los
conservadores obtuvieron 473 de 554 escaños y el partido laborista, 46. El nuevo gobierno, si
bien estaba liderado por MacDonald, que a su vez era líder del Partido Laborista Nacional que
se había separado del Partido Laborista, estaba controlado por los conservadores, con Stanley
Baldwin como Presidente del Consejo de Ministros y Neville Chamberlain como Ministro de
Finanzas.
Mientras se iba profundizando la crisis, tanto entre los laboristas como entre los conservadores
fue consolidándose el consenso sobre el proteccionismo imperial. Además de los acercamientos
entre sectores de la TUC (Unión de Trabajadores) y el FBI (Federación de Industrias Británicas)
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sobre la necesidad de llevar adelante un programa de preferencia imperial, fué significativo un
manifesto publicado el 2 de julio de 1930 sobre la necesidad de una nueva política comercial.
Veinte de los banqueros y financistas más influyentes de la City de Londres se reunieron en el
Banco Hambros. Si bien decían mantener la esperanza de que el librecambio se expandiera por
todo el mundo, manifestaban que en las circunstancias del momento, el paso inmediato para
asegurar el mercado para bienes británicos estaba en celebrar acuerdos comerciales recíprocos
dentro del Imperio Británico. “Como condición para ello, Gran Bretaña debía mantener abierto
su mercado para productos del Imperio, y al mismo tiempo estar dispuesta para imponer tarifas
sobre todas las importaciones de todos los otros países”.23
“Durante 100 años la City había estado preparada para defender políticas internacionalistas: un
mercado libre para el dinero y un mercado libre para bienes. El manifesto no significaba que la
City había abandonado su internacionalismo, para éso sus intereses estaban demasiado dispersos.
Pero reconocía que era necesario ayudar a la economía doméstica si se esperaba que la City fuera
a sobrevivir como capital financiera del mundo. La protección comercial era el precio que la
City estaba preparada a pagar para mantener la libra como una moneda internacional”. Entre
los firmantes figuraban bancos como Baring Brothers y Morgen Grenfell y varios directores del
Banco de Inglaterra. 24
Cuando la crisis financiera se propagó por Europa, las consecuencias fueron dramáticas. Luego
de la quiebra del Creditanstalt en Viena en mayo de 1931, el sistema bancario alemán fué la
próxima víctima a pesar de la moratoria del pago de los intereses de los préstamos de guerra y
los pagos de reparaciones de Hoover. Las medidas desesperadas en Londres para evitar la salida
del patrón y el cambio de gobierno no pudieron impedir que el 21 de setiembre de 1931, Gran
Bretaña abandonara el patrón oro. Era el fin de una era.
El primer acto que mostraba que los tiempos habían cambiado fué el Import Duties Act 25
sancionado en Febrero de 1932, a través de la cual se imponía un impuesto a la importación del
10% , del cual estaban exceptuados la carne, el trigo y otros granos, materias primas como el
algodón crudo y lana cruda y el té. Los Dominios estaban eximidos del impuesto hasta el 15 de
noviembre, para permitir las negociaciones comerciales, de las cuales se esperaba un aumento de
las exportaciones británicas, mediante concesiones tarifarias de los mismos a cambio de
23
Traducción del autor. Tomado de Robert W.D. Boyce. British Capitalism at the Crossroads 1919-1932
(London, 1987), p. 232
24
Boyce, ibid , pp. 253-254
25
Ley de Impuestos a las Importaciones.
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preferencias para las importaciones provenientes del Imperio.
LA CONFERENCIA DE OTTAWA
La Conferencia Económica Imperial de 1932 se reunió en Ottawa entre el 20 de julio y el 20 de
agosto. Su origen es una propuesta del Comité de Cooperación Económica de la Conferencia
Imperial de 1930, ante la falta de avances en materia de comercial dentro del Imperio.
Estaba compuesta por los principales ministros del gobierno de Unión Nacional que sucedió al
gobierno laborista en agosto de 1931. Lo encabezaba Stanley Baldwin, Presidente del Consejo de
Ministros; Arthur Neville Chamberlain, Ministro de Finanzas; John Gilmour, Ministro de
Agricultura y Ganadería; Douglas Hailsman, Lider en la Cámara de los Lores y Ministro de
Guerra; James Henry Thomas, Secretario de Estado para los Dominios ; Walter Runciman,
Presidente del Board of Trade y Cunliffe-Lister, Secretario de Estado para las Colonias.
En las reuniones que habían precedido la Conferencia de Ottawa los Dominios habían presionado
al gobierno británico a imponer tarifas a las importaciones de alimentos de fuera del Imperio y al
mismo tiempo permitir sus importación libre de gravámenes desde países del mismo. Las
discusiones eran siempre unilaterales, ya que los ministros de los Dominios se sentían libres de
atacar el libre cambio inglés en materia agrícola, pero los ministros británicos se veían impedidos
de atacar el creciente proteccionismo de los Dominios.
26
Esto se debía al temor de que los
Dominios sintieran que se atacaba su autonomía financiera , que era uno de los elementos
fundamentales del nuevo status de los Dominios. Por otro lado, los distintos gobiernos británicos
que se sucedieron, desde los laboristas bajo Mac Donald y los conservadores bajo Baldwin,
adherían plenamente al libre cambio y no estaban dispuestos a negociar preferencias para las
importaciones del Imperio en Gran Bretaña contra preferencias para manufacturas británicas en
los Dominios.
Las conversaciones con los Dominios, previas a la Conferencia, arrojaron resultados variados.
Mientras Africa del Sur sostenía que no podía hacer mayores concesiones después de la reforma
de las tarifas de 1925, que había otorgado libre ingreso a las importaciones de telas de algodón,
hierro y acero. Gran Bretaña solamente podía ofrecer concesiones en el caso de la carne.27
26
27
Lo que sigue está basado en Ian M. Drummond, op. cit., cap.5
Ibid, p.189
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En el caso de Nueva Zelandia , ésta ofrecía hacer grandes concesiones a cambio de la eliminación
de ciertos tipos de carne de la lista de importaciones libres.28
Los canadienses por su lado tenían una larga lista de productos para los cuales pedían tratamiento
preferencial , la cual incluía trigo, harina, carne, animales en pie, productos lácteos, tabaco, frutas,
vegetales, madera, pulpa y metales.
El caso de Australia era el más dificil de todos. Australia pedía a Gran Bretaña que impusiera
tarifas y cuotas sobre la carne argentina. Sin embargo, Australia sólo exportaba carne de cordero
y carne vacuna congelada , ambas de baja calidad. Durante un tiempo solamente instituciones
como hospitales, orfanatos y cárceles habían comprado esa carne en Gran Bretaña. Según los
australianos, la carne argentina enfriada era tan barata que estaba destruyendo incluso ese
mercado.29 De allí que demandaran tarifas de importación sobre la carne vacuna congelada, carne
ovina congelada, el cerdo y la carne enlatada.
LAS NEGOCIACIONES
Si bien las negociaciones cruciales tuvieron lugar en el marco de negociaciones bilaterales y los
comités solamente produjeron resoluciones generales, conviene destacar algunas de las
conclusiones del Comité de Asuntos monetarios y financieros. Allí Chamberlain puso en claro
una de las preocupaciones de la delegación británica la cual se centraba en las concesiones a
Australia en materia de carne. Qué pasaba con el capital británico en la Argentina si se
aumentaban las importaciones de carne de Australia a expensas de la primera. Ello podría
aumentar las disponibilidad de libras de Australia pero podría llevar al default de la Argentina.30
EL TEMA DE LA CARNE EN OTTAWA
En las conversaciones previas a Ottawa la delegación británica no alcanzó a tener una posición
unificada. La propuesta de Chamberlain era de lograr acuerdos voluntarios y multinacionales de
control de la producción.31 Esta idea fué la base de la Conferencia Internacional de Carnes y
probablemente haya sido la base del esquema de control al que el Reino Unido se comprometió
finalmente.
Los delegados británicos decidieron rechazar el pedido australiano – una mezcla de cuotas libres
28
Ibid, p.190
Ibid, p. 199
30
Ibid, p. 231
31
ibidem, p. 254 y sgtes.
29
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de tarifas para la carne de fuera del Imperio y penalidades sobre exportaciones superiores a las
cuotas.
Después de coordinar sus posiciones los Dominios presentaron su propuesta. La misma consistía
en que Gran Bretaña impusiera una tarifa de ¾ d. por libra de todas las carnes con excepción de
cordero, que debería pagar 1d. por libra. Asimismo pedían un cortes en las compras de las
diversas carnes provenientes de países no pertenecientes al Imperio : 43% en las compras de
cordero, 10% de carne enfriada, 40% de carne congelada y cortes similares para tocino y cerdo
congelado.La carne proveniente de los Dominios debía ser libre de cualquier control cuantitativo .
La carne enlatada debería pagar una tarifa ad valorem del 20% y los productos avícolas 2½ d. por
libra.
Estos pedidos eran de interés para Australia y Nueva Zelandia, ninguna de las cuales exportaba
carne enfriada a Gran Bretaña, pero ambas creían que la carne enfriada argentina había afectado
sus exportaciones de carne congelada argentina y sus exportaciones de carne bovina. Africa del
Sur, por su lado, estaba tratando de inventar su comercio de carne enfriada. Los pedidos de
Australia eran presentados por Bruce, ex-primer ministro de Australia en la década del veinte.
La reacción frente a la posición australiana fué de indignación. Baldwin , el ex- y futuro primer
ministro de Gran Bretaña, explotó:
“ la verdadera respuesta a los australianos es que ellos mismo, debido a su sobreproducción, han
inundado el mercado y forzado a la baja el precio del cordero y de la carne ovina, y que la caída
del precio no se debió a las exportaciones sudamericanas de carne enfriada”.32
La delegación británica decidió que no podían aceptar tarifas para las carnes. Ante esto Bruce
amenazó con retirar su delegación de las negociaciones. Existía el verdadero riesgo de que
Australia abandonara la Conferencia y dejara de pagar los intereses de su deuda externa. La
posibilidad de un default estaba siempre presente en estas negociaciones.
Dado el impasse entre los australianos y neozelandeses por un lado y la delegación británica por
el otro, sobre la conveniencia o no de imponer tarifas sobre las importaciones de fuera del
Imperio , las delegaciones australianas y neozelandesas comenzaron a trabajar sobre la alternativa
de las cuotas.33
A última hora se logró un acuerdo con ambos Dominios. Ello era importante particularmente en
32
ibidem, p. 258
McDonald, que fué consultado sobre el impasse, señaló que las tarifas seguramente producirían una crisis del
gabinete, ya que cinco de sus miembros no apoyaban medidas proteccionistas a ultranza. Ver al respecto:
Drummond, ibid., ps.261-62.
33
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el caso de Australia, que había demandado una reducción de las importaciones de carne ovina del
35% por 18 meses, y el control de las importaciones de carne vacuna enfriada y congelada. La
delegación británica se había mantenido firme en su negativa a la introducción de tarifas, pero
había aceptado controlar las importaciones de carne vacuna enfriada y congelada y carne ovina
durante un período de 5 años. La carne enfriada de fuera del Imperio sería limitada al nivel de
1931-32. Asimismo las importaciones “extranjeras” de carne vacuna congelada, asi como la ovina
serían reducidas en etapas a 65% del año Ottawa . Gran Bretaña se comprometió a no imponer
tarifas a carne del Imperio hasta mediados de 1936, ni cuotas hasta el 1 de julio de 1934.
Gráfico 4. Importaciones británicas de carne enfriada y congelada
(miles de toneladas)
Fuente: The Economist. 15/9/34, p.480
LA IMPLEMENTACION DE LOS ACUERDOS DE OTTAWA
A comienzos de 1933 Runciman propuso a los representantes de Australia y Nueva Zelandia la
realización de una conferencia general sobre carnes, sin lograr una respuesta positiva. Ante esta
situación Gran Bretaña inició negociaciones directas con la Argentina.
porque
34
34
Esto era necesario
los acuerdos de Ottawa habían provocado una reacción muy negativa en la Argentina,
Drummond, op. cit., p. 309
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que temía cortes aún mayores que los acordados en Ottawa. El resultado de las negociaciones
ilustra que ambos países tenían objetivos claros. En el caso de la Argentina se trataba de asegurar
las exportaciones de carne, dentro del marco de lo decidido en Ottawa. Por el lado británico lo
importante era asegurar que el producto de las exportaciones argentinas a Gran Bretaña fuera
utilizado para pagar importnes británicas y remesas en concepto de intereses y utilidades
provenientes de empresas británicas radicadas en la Argentina y la deuda externa. De hecho el
artículo 2 del Tratado Roca-Runciman establece que , siempre que en la Argentina funcione un
sistema de control de cambios, se deberá determinar una disponibilidad de divisas tal que, para
satisfacer la demanda de remesas corriente de la Argentina al Reino Unido “se destine el total de
cambio en libras esterlinas proveniente de la venta de productos argentinos en el Reino Unido,
después de deducir una suma razonable anual para el pago del servicio de la deuda pública externa
argentina (nacional, provincial y municipal) pagadera en países que no sean parte del
Commonwealth”. Además, en el Protocolo el primer punto aclara “que el Gobierno Argentino,
valorando los beneficio de la colaboración del capital británico en las empresas de servicios
públicos y otras, ya sean nacionales, municipales o privadas, que funcionan en la República
Argentina, consecuente en ello con su tradicional política de amistad, se propone dispensar a tales
empresas dentro de la órbita de su acción constitucional, un tratamiento benévolo que tienda a
asegurar el mayor desarrollo económico del país y la debida y legítima protección de los intereses
ligados a tales empresas”.35
A cambio de la disponibilidad del cambio, la Argentina obtuvo la seguridad de que no habría
aumentos en las tarifas para la carne y el trigo y que no se impusieran cuotas sobre el trigo, el
maíz, la lana y otros productos. Con respecto a la carne enfriada el acuerdo garantizaba que las
importaciones británicas no serían reducidas en más del 10% de las del año anterior al 30 de junio
de 1932, salvo que hubiera una disminución de las importaciones de carne enfriada o congelada
den todos los restantes países proveedores de carne.
Sin entrar a discutir el Tratado, cabe preguntarse si en las negociaciones con Gran Bretaña la
Argentina no tenía margen de maniobra para lograr una mayor disponibilidad de cambio para uso
fuera del área de la libra. En cuanto a las limitaciones de las importaciones de carne argentina ,
éstas ya estaban fijadas en el acuerdo entre Gran Bretaña y Australia y por lo tanto no podían ser
objeto de negociación. El logro argentino fué garantizar que se mantuvieran las cuotas
35
Texto del Tratado Roca-Runciman - 1933
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21
establecidas en Ottawa.
Paralelamente a las negociaciones con la Argentina Gran Bretaña firmó acuerdos con países que
no pertenecían al Imperio pero con los cuales mantenía relaciones comerciales importantes. El
caso más notorio en Europa fué el de Dinamarca, cuyas exportaciones al mercado británico
representaban el 56% de sus exportaciones totales en 1929, mientras que las importaciones
provenientes del Reino Unido representaban solamente el 15% del total. 36 El acuerdo firmado en
1933 otorgó cuotas a los productos daneses como contrapartida de compras de productos
británicos, en particular el carbón .37 El mismo es importante porque señala la orientación que
tomaría la política comercial británica con países que dependían en gran medida de sus
exportaciones del mercado británico, pero que no eran importadores importantes de productos
británicos. Las importaciones danesas de productos británicos pasaron del 15% en 1933 al 38%
en 1937.
Cuadro 7. Participación del Reino Unido en el comercio exterior. (%)
Exportaciones
Importaciones
1929
1933
1937
1929
1933
1937
Australia
45
54
52
41
42
42
Dinamarca
56
64
53
15
28
38
Egipto
34
41
31
21
23
22
Irlanda
92
94
91
78
70
50
India
21
30
32
42
41
32
Nueva Z.
74
86
76
49
51
50
A. del Sur
66
78
79
43
50
43
Argentina
32
36
30
17
23
20
CONCLUSIONES
36
Cain and Hopkins, op. cit, p.81
En cuanto a las importaciones el acuerdo garantizaba una cuota del 62% del total de importaciones de jamón y
tocino, frente al 67% para el año 1932. Asimismo Dinamarca se aseguraba una cuota de las importaciones de
manteca y huevos por debajo del año 1932. Como contrapartida se comprometía a importar el 80% de sus
importaciones de carbón de Gran Bretaña, lo cual implicaba un incremento de un tercio por encima del nivel de
1932. También hubo un acuerdo para estabilizar las tarifas de importaciones para rubros de interés para GB. 37
37
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Durante el período 1870-1913 las inversiones británicas en el exterior – que representaban las dos
quintas partes del total mundial - así como sus exportaciones se fueron concentrando
crecientemente en el Imperio. A tal punto que en 1913 el 45% de sus inversiones en el exterior
estaban localizadas en Australia, Nueva Zelandia, Africa del Sur, Canadá y la India y el 35% de
sus exportaciones se dirigían a estos mismos países.
Durante todo este período Gran Bretaña mantenía un déficit en la balanza comercial, compensado
con creces con los ingresos invisibles. El superávit en cuenta corriente le permitió mantener
durante todos estos años un flujo de inversiones al exterior.
Al terminar la Primera Guerra Mundial, con la irrupción de Nueva York en los mercados
financieros internacionales, Londres había perdido su rol de centro del mundo financiero
internacional y tuvo que compartir esa posición con los Estados Unidos.
Las deudas contraidas durante la guerra forzaron a Gran Bretaña a concentrarse inicialmente al
ordenamiento de su mercado interno. En cuanto a nuevas inversiones en el exterior, éstas se
habían reducido a menos de la mitad del valor de la preguerra y el 75% se orientó hacia países del
Imperio. El caso más llamativo es el aumento de las inversiones en Australia, país que para 1930
tenía una deuda externa en libras de £500 millones y una balanza comercial deficitaria con
Inglaterra. Para garantizar el pago de los intereses y amortizaciones de la deuda era esencial que
Australia aumentara sus exportaciones al Reino Unido. Al profundizarse la crisis mundial a
comienzos de la década del treinta, Londres no pudo seguir manteniendo la convertibilidad de la
libra y abandonó el patrón oro en setiembre de 1931. El nuevo proteccionismo del gobierno de
Unión Nacional tuvo dos manifestaciones inmediatas: la primera fué la Ley de Impuestos a las
Importaciones de febrero de 1932 y segunda la convocación de una conferencia económica
imperial en Ottawa en julio-agosto del mismo año. Para Gran Bretaña el objetivo de la misma era
doble. Por un lado buscaba aumentar sus exportaciones a los países del Imperio y por otro era
imprescindible garantizar ingresos en libras derivados de las exportaciones a los países del
Imperio que tenían que enfrentar los pagos de su deuda externa. Un default hubiera sido
desastroso para la libra.
Durante las negociaciones fué relevante el rol jugado por Australia. Una parte de sus ingresos
provenían de las exportaciones de carne congelada al mercado británico, donde competían con la
carne congelada y enfriada de la Argentina. Si bien para la época ninguno de los países del
Imperio estaba en condiciones de exportar carne vacuna enfriada, las exportaciones argentinas de
la misma disminuían la demanda de otro tipo de carnes. El resultado fué un compromiso que
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permitió garantizar mayores exportaciones de carne ovina y vacuna a los países del Imperio, pero
mantuvo estables las exportaciones de carne enfriada de la Argentina. Mediante los acuerdos de
Ottawa y otros tratados con países del área de la libra Gran Bretaña logró mantener la solvencia
de los países del Imperio, pero al mismo tiempo garantizar las remesas en concepto de intereses ,
fletes y comisiones de países como la Argentina cuya deuda externa era mucho menor, pero que
tenían importantes inversiones cuyos dividendos e intereses ayudaban a mantener el equilibrio de
la libra. Otros países, como Dinamarca, tuvieron que negociar su acceso al mercado británico
mediante importantes concesiones a los productos ingleses.
Apéndice Estadístico
Gráfico 5. Exportaciones de Argentina , Australia y Nueva Zelandia
al Reino Unido 1921-38
millones de £
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Gráfico 6 . Inversiones británicas en títulos públicos y exportaciones de Argentina y
Australia
(año 1930, £millones)
Fuente: Para la Argentina: South American Journal , para Australia : cálculos del autor basados en Dyster
and Meredith, op. cit., Cap. 5
Cuadro 8. Capital de empresas británicas en el exterior en 1930
Australia y Nueva
Zelandia*
Canada
South Africa
India y Ceilán
Total Imperio Británico
Estados Unidos
Argentina
Brasil
Resto de América del
Sur
Total América Latina
Europa
Resto de Africa
Resto de Asia
Total mundial
Capital en acciones
£000
Capital en debentures
£000
Capital total
£000
33.829
19.047
29.394
105.123
312.460
17.256
184.359
40.534
14.555
7.948
2.171
33.069
95.470
5.144
112.224
13.723
48.384
26.995
31.565
138.192
407.930
22.400
296.583
54.257
81.757
354.171
55.180
18.476
61.398
819.941
31.667
183.726
10.359
9.150
18.138
321.987
113.424
537.897
65.539
27.626
79.536
1.141.928
35,7%
26%
47%
FFFuente: Cálculos del autor en base a estadísticas publicadas en The Economist, „British Companies Abroad 22/3/1930
22/10/1930, p. 634
Sitio web: http://www.aahe.fahce.unlp.edu.ar/Jornadas/iii-cladhe-xxiii-jhe/
San Carlos de Bariloche, 23 al 27 de Octubre de 2012 - ISSN 1853-2543
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Sitio web: http://www.aahe.fahce.unlp.edu.ar/Jornadas/iii-cladhe-xxiii-jhe/
San Carlos de Bariloche, 23 al 27 de Octubre de 2012 - ISSN 1853-2543
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