Teórico El espacio en la narración ¿Lugar o espacio? Según Mieke Bal, en la Teoría de la narrativa, los acontecimientos siempre suceden en algún lugar. Los sitios donde ocurre algo pueden, en principio, deducirse. Cuando leemos: Mirta empujaba su chango entre las góndolas cuando se encontró con Juan. podemos imaginamos cuál es el lugar de encuentro. Cuando la localización no se ha indicado, el lector elaborará una en la mayoría de los casos. Imaginará la escena, y, para hacerlo, habrá de situarla en alguna parte por muy abstracto que sea el lugar imaginario, señala Bal. El crítico ruso Lotman lo ha explicado aduciendo la predominancia de la dimensión espacial en la imaginación humana. Si el pensamiento espacial es verdaderamente una propiedad humana, afirma, no sería sorprendente que los elementos de este campo jugasen un importante papel en las fábulas. De allí que sugiere reconocer las conexiones que se dan entre los elementos de un relato , entre los personajes, la acción y el lugar. Encontramos así diversos contrastes , como , por ejemplo, entre interior y exterior ( muchas veces el mundo interior interior sugiere protección, el interior , peligro). La ciudad y el campo se contrastan a menudo en novelas románticas y realistas. Oposiciones como lo lejano y lo cercano, el abajo y el arriba, lo seguro y lo inseguro, lo asequible y lo inasequible, por ejemplo, se relacionan muchas veces con la historia y el sentido del relato. Otros elementos importantes, según Bal , lo constituyen las fronteras, los lugares de transición, los vehículos de transporte. Según Bal, el término lugar se refiere a la posición geográfica en la que se sitúa a los personajes en la que tienen lugar los acontecimientos. En principio los lugares se pueden situar, del mismo modo que se puede indicar en un mapa la situación geográfica de una ciudad o un río. El concepto de lugar , afirma, se relaciona con la forma física, medible matemáticamente, de las dimensiones espaciales. Por supuesto esos lugares no existen verdaderamente tal como lo hacen en la realidad. Pero nuestras facultades imaginativas piden su inclusión. La historia se determina por la forma en que se presenta la fábula. “ Estos lugares, contemplados en relación con su percepción reciben el nombre de espacio. El punto de percepción puede ser un personaje, que se sitúa en un espacio. Lo observa y reacciona ante él. Un punto de percepción anónimo puede también dominar la presentación de ciertos lugares. Esta distinción puede dar lugar a una tipología de la presentación espacial. En la investigación del espacio narrativo es importante examinar qué aspectos del espacio se pueden presentar.” La percepción Jesús Camarero (Escritura, espacio, arquitectura: una tipología del espacio literario) recuerda el libro de Georges Perec que, en su libro Espèces d'espaces, nos facilita algunas definiciones. Cuando define “espacio” lo hace en términos del trabajo del ojo, de la mirada, es decir, la actividad de la percepción, del trabajo intelectual . Nuestro campo visual nos desvela un espacio limitado. Perec realiza una aproximación a la dicotomía funcional sujeto/objeto de esta percepción cuando el hombre piensa ese espacio percibido. La focalización El espacio en la trama de un relato se ve sometido a la focalización: su percepción depende fundamentalmente del punto de observación elegido por el sujeto perceptor (sea el narrador o un personaje). La descripción de un espacio se vincula a la percepción elegida. Si se focaliza desde un personaje curioso, tal vez se describa un espacio en su mínimo detalle; el personaje puede emitir un juicio o una valoración, en todo caso, observa siempre desde una determinada perspectiva, que , como ya sabemos, responde a determinado ángulo visual, determinada ideología, conocimiento del personaje. La distancia desde la que se presenta puede también afectar a la imagen que surja, afirma Bal. Si un espacio se presenta desde lejos, se le suele dar una mirada global, sin detalles. A la inversa, un espacio que se presenta desde cerca se describirá de forma detallada, pero faltará la visión global.Tanto la imagen de un personaje como la de un espacio ofrecidos al lector se determinan en última instancia por la forma en que se ven. Información ¿Cómo se brinda información sobre el espacio? Según M. Bal, el espacio es necesario también implícitamente en toda actividad que lleva a cabo un personaje.” Si va en bicicleta sabemos que es en el exterior y en un camino o en una carretera. Sabemos que duerme en una cama. De hecho si la información que se añade es que duerme profundamente, podremos suponer que la cama es caliente y cómoda.” Hay diversas formas de presentar explícitamente la información sobre el espacio. A veces una indicación muy breve sobre los detalles es suficiente. Recordamos que Italo Calvino, en Seis propuestas para el próximo milenio (ciclo de conferencias que el autor italiano preparó cuando fue invitado a Harvard en 1985, en las que detallaba los seis rasgos que, en su opinión, debería poseer la literatura del siglo XXI. La muerte le sorprendió una semana antes de viajar a Harvard; las conferencias nunca se pronunciaron, y las seis propuestas se quedaron en cinco.), hace referencia a la rapidez. Tanto es más nítida y poderosa la imagen que se forma cuanto menos preámbulos toma, sostiene. La literatura debe aprender de los mecanismos sinápticos de nuestro cerebro que confieren su chispa a la inteligencia. Las imágenes deben concentrar significado.El espacio funciona muchas veces de ese modo. Desde esa perspectiva, es importante recordar los consejos que da la escritora norteamericana Flannery O¨Connor (en El arte del cuento) a un escritor de ficciones: Los detalles tiene que actuar para uno, también el espacio. El escritor selecciona. En la economía de un cuento, el espacio, en los detalles , muchas veces se concentra el significado de un cuento. Cuando se dediquen secciones independientes de la narración a presentar información sobre el espacio por si solo, nos referiremos a descripciones. El espacio no se indica entonces de pasada, sino que es un objeto explícito de presentación. La descripción influye en la estructura del relato ya que de un modo u otro lo suspende, introduciendo un ritmo diferente y aplazando la resolución de los acontecimientos. La descripción dota de ojos al lector, haciéndole ver el espacio en que se desenvuelve el complejo universo del relato y facilitándole el proceso de recepción e interpretación del texto . Narración o descripción La estrecha vinculación entre narración y descripción dentro del texto narrativo y la tendencia tradicional a oponerlos justifican plenamente que los estudiosos se planteen si la descripción supone o no una competencia específica. Recordemos que la descripción es analizada en le marco de la narratología desde la temporalidad. La relación entre tiempo y espacio es de importancia para el ritmo. Cuando un espacio se presenta extensamente (pausa descriptiva) , es inevitable una interrupción de la secuencia temporal. Genette ( en Las fronteras del relato) alude a la mutua dependencia entre narración y descripción. Todo relato conlleva, sostiene, íntimamente mezcladas y en proporciones muy variables, por una parte, representaciones de acciones y de acontecimientos que constituyen la narración propiamente dicha y, por otra parte, representaciones de objetos o de personajes que constituyen lo que hoy se llama la descripción. La oposición entre narración y descripción, por lo demás acentuada por la tradición escolar, es uno de los rasgos principales de nuestra conciencia literaria. “ Esta persistente confusión o descuido en distinguir, que indica muy claramente en griego el empleo del término común diégesis, radica quizá sobre todo en el status literario muy desigual de los dos tipos de representación. En principio, es posible, evidentemente, concebir textos puramente descriptivos que tiendan a, representar objetos sólo en su existencia espacial, fuera de todo acontecimiento: y aun de toda dimensión temporal. Incluso más fácil concebir una descripción libre de todo elemento narrativo, que a la inversa, pues la designación más sobria de los elementos y circunstancias de un proceso ya es un boceto de descripción: una frase como “la casa es blanca con un techo de pizarra y postigos verdes" no comporta ningún rasgo de narración, en tanto que una frase como "el hombre se acercó a la tiesa y tomó un cuchillo” contiene al menos, junto a los verbos de acción, -:es sustantivos que por poco calificados que estén, pueden ser considerados como descriptivos por el solo hecho de que designan seres animados o :.animados; incluso un verbo puede ser más o menos descriptivo, en tanto ¿ue da precisión al espectáculo de la acción (para convencerse de esto basta :amparar "asió el cuchillo”, por ejemplo, con “tomó el cuchillo") y, por consiguiente, ningún verbo está por completo exento de resonancia descriptiva. Se puede, pues, decir que la descripción es más indispensable que la narración ya que es más fácil describir sin contar que contar sin describir (quizá torque los objetos pueden existir sin movimiento, pero no el movimiento sin objetos). Pero esta situación de principio indica, de hecho, la naturaleza de la relación que une a las dos funciones en la inmensa mayoría de los textos literarios: la descripción podría concebirse independientemente de la narración, pero de hecho no la encontramos nunca, por asi decirlo, en estado raro; la narración nos puede existir sin descripción, pero esta dependencia : le impide representar constantemente el primer papel. La descripción es naturalmente, ancilla narratíonis, esclava siempre necesaria pero siempre sometida, nunca emancipada. En cambio, no existen géneros descriptivos y cuesta imaginar, fuera del ámbito didáctico una obra en la que el relato se comportara como auxiliar de la descripción. El estudio de las relaciones entre lo narrativo y lo descriptivo se reduce pues, en lo esencial, a considerar las funciones díegéticas de la descripción. Hay que observar, por último, que todas las diferencias que separan a la descripción de la narración son diferencias de contenido que no tienen, hablando con propiedad, existencia semiológica: la narración se vincula con acciones o acontecimientos considerados como puros procesos y, por ello mismo, pone el acento en el aspecto temporal y dramático del relato; la descripción, por el contrario, porque se detiene en objetos y seres considerados en su simultaneidad y porque enfoca los procesos como espectáculos, parece suspender el curso del tiempo y contribuye a desplegar el relato en el espacio. Estos dos tipos de discurso pueden, pues, aparecer como si expresaran dos actitudes antitéticas ante el mundo y la existencia, una más activa, la otra más contemplativa, y por ello, según una equivalencia tradicional, más “poética". Pero desde el punto de vista de los modos de representación, relatar un acontecimiento y describir un objeto son dos operaciones similares, que ponen en juego los mismos recursos del lenguaje. La diferencia más significativa quizá consistiría en que la narración restituye, en la sucesión temporal de su discurso, la sucesión igualmente temporal de los acontecimientos, en tanto que la descripción debe modular en la sucesión la representación de objetos simultáneos y yuxtapuestos en el espacio: Parece pues evidente que en cuanto modo de la representación literaria, la descripción no se distingue con suficiente nitidez de la narración, ni por la autonomía de sus fines, ni por la originalidad de sus medios, como para que sea necesario romper la unidad narrativo-descriptiva (con dominante narrativa) que Platón y Aristóteles llamaron relato. Si la descripción marca una frontera del relato, es sin duda una frontera interior y, al fin de cuentas, bastante imprecisa: se englobarán, pues, sin problemas en la noción del relato todas las formas de la representación literaria y se considerará la descripción no como uno de sus modos (lo que implicaría una especificidad del lenguaje) sino, más modestamente, como uno de sus aspectos -aunque sea desde un cierto punto de vista, el más atractivo.”(Genette) En síntesis, según Genette, es imposible narrar sin describir –los objetos, argumenta, pueden darse sin movimiento, pero éste precisa de los objetos– mientras que la descripción podría subsistir en principio en estado puro, aunque, de hecho no ocurre así: siempre está al servicio del relato. Concluye Genette: «La descripción es, naturalmente, ancilla narrationis, esclava siempre necesaria pero siempre sometida, nunca emancipada.» Aspectos espaciales Según Bal, hay tres sentidos con especial implicación en la percepción del espacio: vista, oido, y tacto. Todos ellos pueden provocar la presentación de un espacio en la historia. “ Las formas, los colores y los volúmenes se suelen percibir visualmente, siempre desde una perspectiva concreta. Los sonidos pueden contribuir, aunque en menor medida, a la presentación del espacio. Si un personaje oye un murmullo bajo, estará probablemente todavía a cierta distancia de los hablantes. Si puede entender palabra por palabra lo que se dice, entonces está situado mucho más cerca, por ejemplo en la misma habitación o tras una fina pantalla. Un reloj de campanario sonando a lo lejos aumentará el espacio; el cual se percibe de repente susurrando cosas en la proximidad del que susurra. En tercer lugar, está el tacto. Las percepciones táctiles no suelen tener mucho significado espacial. El tacto indica contigüidad. Si un personaje siente paredes en todas las direcciones estará probablemente encerrado en un espacio pequeño. La percepción táctil se usa a menudo en una historia para indicar el material, la sustancia de los objetos.” (M.Bal) Bal afirma que el espacio funciona como marco de las acciones pero también puede ser “llenado”. El relleno de un espacio se vincula a los objetos con los que se lo amuebla. Espacio semiotizado Si por un lado el espacio puede ser sólo marco, lugar de acción o permanecer por completo en un segundo plano, en muchos casos, se lo «tematiza»: se convierte en objeto de presentación por si mismo. El espacio pasa entonces a ser, en términos de Bal, un «lugar de actuación» y no el lugar de la acción. Influencia a la fábula o acción y ésta se subordina a la presentación del espacio. Cuando el espacio se semiotiza, posee una capacidad simbolizadora y se convierte en exponente de relaciones de índole ideológica o psicológica. Puede ser un signo del personaje y, en cuanto tal, cumple un cometido excepcional en su caracterización, tanto en lo que se refiere a su ideología como a su mundo interior o personalidad. El espacio funciona como metáfora o metonimia del personaje, sobre todo, como ya fue expuesto, cuando se lo presenta a través de los ojos (la perspectiva) del personaje. En síntesis, el espacio cumple diversas funciones. Podemos destacar las fundamentales: 1. Produce un “ efecto de lo real” Las acciones se “anclan” en un determinado espacio. Recordemos que, para Barthes, los informantes (por ejemplo, la edad precisa de un personaje pero también un lugar) sirven para autentificar la realidad del referente, para enraizar la ficción en lo real: “ el informante es un operador realista y, a título de tal, posee una funcionalidad indiscutible, no a nivel de la historia, sino a nivel del discurso” (Barthes) Las referencias espaciales no sólo contribuyen (y de forma decisiva) a la creación del efecto de realidad (Barthes: 1968) sino que constituyen un poderoso factor de coherencia y cohesión textuales. En efecto, tanto la verosimilitud como el sentido del texto y no menos el ensamblaje encuentran en el espacio un soporte realmente sólido. Espacios referenciales: El contenido semántico de los aspectos espaciales se puede elaborar de la misma forma que el de un personaje. Influye el marco de referencia del lector. Cuando cierto acontecimiento se sitúe en una ciudad conocida( Buenos Aires) , significará algo distinto para el lector que conoce bien la ciudad que para el que sólo sepa que es una gran urbe. Una capital tiene cierto número de rasgos comunes a toda gran ciudad. Esto también es aplicable al campo, a una aldea, a una calle, a una casa y a toda categoría general. Cuanto más exacta y precisa sea la presentación de un espacio, mayor será la cantidad de cualidades específicas que se añaden a las generales, las cuales se van haciendo cada vez menos dominantes. De allí que, muchas veces, para describir un lugar que uno conoce muy bien, sea necesario importante generar un proceso de extrañamiento y ubicarse frente a él como un forastero que lo ve por primera vez. Viktor Schklovsky describe en “El arte como artificio” los procedimientos en los que funda la creación estética verbal: la ostranenie ( “ hacer extraño” ) constituye el procedimiento fundamental del arte que consiste en desgajar los objetos del automatismo de la percepción de la vida cotidiana, es decir en obstaculizar y demorar la percepción del objeto a fin de exigir una mirada más atenta y detenida. "He encontrado días pasados una curiosa confirmación de que lo verdaderamente nativo suele y puede prescindir del color local; encontré esta confirmación en la Historia de la declinación y caída del Imperio Romano de Gibbon. Gibbon observa que en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos; yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán, bastaría esta ausencia de camellos para probar que es árabe. Fue escrito por Mahoma, y Mahoma, como árabe, no tenía por qué saber que los camellos eran especialmente árabes; eran para él parte de la realidad, no tenía por qué distinguirlos; en cambio, un falsario, un turista, un nacionalista árabe, lo primero que hubiera hecho es prodigar camellos, caravanas de camellos en cada página; pero Mahoma, como árabe, estaba tranquilo: sabía que podía ser árabe sin camellos. Creo que los argentinos podemos parecernos a Mahoma, podemos creer en la posibilidad de ser argentinos sin abundar en color local." Borges 2 se vincula a la trama mantiene relaciones privilegiadas con la acción y con el personaje. Un mayor protagonismo del espacio puede ser determinante sobre la trama hasta el punto de configurar su estructura. 3 funciona como metonimia o metáfora del personaje , posee capacidad simbólica En el teórico siguiente se reflexionará sobre el espacio en Una novelita lumpen. Es Roma un personaje, casi un protagonista y mucho más que un referente o la trama podría ubicarse en cualquier ciudad del mundo y no sólo en Roma?