014-025 Cervera (12) 26/5/05 18:23 Página 14 Estrategias de Financiación [ www.estrategiafinanciera.es ] PROJECT FINANCE: La doble perspectiva del promotor y del agente financiador La financiación de proyectos es una herramienta idónea para satisfacer las necesidades de financiación de las empresas y para reducir la concentración de riesgos en acreditados de las entidades financieras , Pedro Cervera Proyectos Corporativos. IberCaja Ficha Técnica AUTOR: Cervera, Pedro TÍTULO: Project finance: La doble perspectiva del promotor y del agente financiador FUENTE: Estrategia Financiera, nº 218. Junio 2005 RESUMEN: La financiación de proyectos se presenta cada día más como una alternativa para conseguir importantes volúmenes de financiación con un alto grado de adecuación a la inversión perseguida por la empresa. Aunque lejos de ser habitual, la tendencia parece consolidarse entre las entidades financieras especializadas y, en general, en la banca comercial orientada a las necesidades de sus clientes empresa. Sin embargo, el nuevo contexto marcado por Basilea II y el resto de normas de adecuación de capital parece añadir nuevos elementos y reglas de juego, cuyos efectos a medio plazo son de difícil valoración. El artículo analiza aspectos concretos de la financiación adaptada a proyectos, así como su personalidad frente a la financiación genérica de empresas, y pretende analizar algunos de esos nuevos elementos que, aunque restringidos al mundo normativo bancario, son susceptibles de modular el mercado de financiación para la empresa. Estrategias de financiación, financiación de proyectos, project finance, normas de capital, BIS II, Circular del Banco de España, Special Purpose Entity (SPE), Special Lending Exposures (SL), Objet Finance (OF), Commodity Finance, probabilidad de incumplimiento (PD). DESCRIPTORES: LOCALIZADOR: 14 51 / 2005 Estrategia Financiera Nº 218 • Junio 2005 014-025 Cervera (12) 26/5/05 18:23 Página 15 Estrategias de Financiación Project finance: La doble perspectiva del promotor y del agente financiador a financiación de proyectos no es una herramienta muy habitual, por estar considerada hasta ahora como una técnica compleja, reservada a proyectos de grandes dimensiones, en los que podría ser rentable la construcción de un importante entramado jurídico-económico capaz de soportar y justificar la viabilidad y rentabilidad del proyecto. Desde el punto de vista del financiador, el recurso del project finance está justificado en casos en los que la inversión se identifica de forma casi inseparable con un único proyecto de inversión, que genera, por si solo, una capacidad más que suficiente para hacer frente a los reembolsos periódicos que exigirá el prestamista. En la práctica, esta autosuficiencia se suele infravalorar (de forma justificada si existe una adecuada valoración de riesgos) y se obliga a los promotores a actuar en alguna medida como cofinanciadores (con aportaciones de inversión inicial) o involucrándolos de forma parcial, como obligados al pago de parte de la deuda, aunque sea en segunda instancia. Los medios son múltiples, desde afianzamientos y cauciones a fondos de provisión específicos para atender el denominado servicio de la deuda. La gran utilidad de la figura del project finance (PD) para los promotores del proyecto es que la inversión y su financiación se aíslan en una persona jurídica nacida por y para el proyecto. Los efectos son determinantes en la evaluación de la calidad crediticia del promotor que, a pesar de haber incurrido en un importante endeudamiento, lo sitúa fuera de su balance, mejorando o no empeorando la calidad crediticia e imagen financiera de la empresa, y no afecta a otras líneas de negocio. Por parte de la entidad financiera, la visión de exposición de riesgo en este tipo de proyectos dependerá de su grado de especialización y de la habitualidad con la que afronte este tipo de negocio. En una gran mayoría de entidades, esta herramienta ayuda a ‘separar’ el riesgo del proyecto del total de exposición mantenida con una empresa o grupo y, por ello, ser más flexible en la concesión que, si bien será analizada con el mayor detenimiento, parte de una posición ventajosa dentro de los canales habituales de tramitación de operaciones de activo, al constituir una operación independiente y verse menos influida por los análisis relativos al grupo. Estas consideraciones pueden aplicarse a proyectos capaces de generar flujos de entrada con cierta seguridad y estas entra- L das puedan ser consideradas suficientes para garantizar la atención al pago de la deuda generada, por lo que la flexibilidad bancaria y nivel de confianza en la construcción teórica del proyecto variarán en función de las modalidades de inversión final financiada. A mayor seguridad y tipicidad del proyecto, menores exigencias por parte de la entidad prestamista. Puede reflexionarse sobre los diferente tipos de ingresos y riesgo de estos proyectos: un complejo hotelero con ingresos variables por la propia naturaleza del negocio o un parque eólico cuyos ingresos están, por ahora, asegurados por ley al estar garantizada la venta de la energía producida. La estructura de la financiación se adaptará a las exigencias del proyecto, diseñando fases y plazos adaptados a los de puesta en marcha del proyecto o entrada en producción, y permitirá o no que el nivel de compromiso de los promotores del proyecto llegue a ser más o menos importante en términos monetarios. Siguiendo con el ejemplo anterior, las exigencias de cofinanciación por parte de la entidad financiera a los promotores o a la sociedad vehículo serán, obviamente, diferentes en caso de financiación de un hotel (riesgo elevado derivado de incertidumbres) o de un parque eólico (bien diseñado, carece de riesgo a medio plazo). Sin ánimo de profundizar en las condiciones particulares de estas financiaciones, las exigencias suelen encaminarse a nivelar el riesgo asumido: • Exigiendo a los promotores una importante capitalización de la sociedad vehículo. • Una elevada aportación de fondos de ésta última – llegando a limitar la financiación bancaria al 60-70% del coste del proyecto. • O más utilizado en estos casos, la constitución de un fondo de reserva para garantizar la atención a las obligaciones derivadas de las diferentes financiaciones que rodean el proyecto. La estructuración en fases óptimamente ligadas al desarrollo del proyecto es una característica esencial a la financiación de proyectos y, sin embargo, como muchos promotores especializados manifiestan, no suele encontrar la respuesta o acomodo ideal en los diseños financieros de bancos y cajas. Ambas perspectivas encuentran w Nº 218 • Junio 2005 Estrategia Financiera 15 014-025 Cervera (12) 26/5/05 18:23 Página 16 Estrategias de Financiación Project finance: La doble perspectiva del promotor y del agente financiador w La estructura de financiación se ajustará a las exigencias del proyecto, diseñando fases y plazos adaptados a los de puesta en marcha del proyecto puntos comunes pero también algunos desajustes, motivados, sobre todo, por la cautelas propias de la importante asunción de riesgo por parte del financiador, alejado de la industria que promueve el proyecto y temeroso de los riesgos no controlados. Aunque la evaluación de los riesgos del proyecto es un tema amplio que será objeto de análisis en un segunda parte del artículo, cabe ofrecer un pequeño ejemplo de riesgos ajenos a la solvencia crediticia del promotor y cuya evaluación se realiza desde la entidad financiera con la mayor cautela: (1) Entidad pública empresarial, adscrita al Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, a través de la Secretaría General de Energía (www.idae.es). 16 Estrategia Financiera • Riesgos de demanda, cuya justificación procede de estudios muy especializados pero con importantes factores de incertidumbre y gran correlación con factores macroeconómicos y entorno regulatorio. • Riesgo de construcción, que puede ser minimizado por cláusulas específicas en los contratos de obra o por tipos de acuerdos especiales (llave en mano, por ejemplo), pero que queda fuera de los intervinientes controlados por la entidad financiera. Es cierto, por el contrario, que la empresa puede encontrar en el project finance una puerta de acceso a financiación a largo plazo, no muy habitual, gracias a que la entidad financiera puede diferenciar muy bien la gestión y buena marcha del proyecto del resto de actividades del grupo. Las desventajas, por el contrario, aunque menores, pueden nacer de las mismas características esenciales a la financiación de proyectos que hemos recogido como ventajas. La transparencia y el análisis son muy profundos y accesibles a diferentes agentes involucrados. Esto hace que terceros puedan observar un mayor número de factores de riesgo e incertidumbre. De esa observación nace una gran cantidad de exigencias de seguros, fianzas u otras cautelas que provocan encarecimiento en los costes del proyecto y la construcción de profusos sistemas de relaciones y contragarantías. UTILIZACIÓN DEL PF La elección de este tipo de esquemas en proyectos empresariales no englobados dentro de los habitualmente financiados a través de PF no es usual por diferentes razones, algunas de las cuales ya hemos avanzado: complejidad y exigencia de un análisis profundo de la necesidad de financiación, necesidad de interlocución especializada tanto en la empresa como en la entidad financiera, intervención de un buen número de terceros especializados (informes, peritaciones) que encarecen la operación, etcétera. Sin embargo, esta tendencia está corrigiéndose paulatinamente y, de la mano de corrientes globales como la financiación al desarrollo o las iniciativas de mejora medioambiental, esta modalidad de financiación viene difundiéndose para proyectos de dimensiones más reducidas. Uno de los ejemplos más puros y a la vez creativos de financiación de proyectos es el desarrollado por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (I.D.A.E.)(1). El instituto promueve esquemas de financiación en los que financia al destinatario todos o parte de los costes y los recupera mediante los ahorros producidos o la energía generada. La pequeña y mediana empresa no ha exigido hasta ahora a sus proveedores financieros la admisión de herramientas similares, salvo en el caso de operaciones de adquisición y promoción inmobiliaria. No obstante, la actitud ha cambiado sensiblemente y las necesidades de inversión por adecuación tecnológica, cada día más presentes en nuestro país por el proceso de renovación industrial, llevan a diseños muy similares a los descritos. En ellos, la sociedad inversora o promotora que adquiere un bien o desarrolla una instalación productiva está constituida a tal efecto y es la que obtiene la financiación deseada, si bien con evidentes exigencias de garantías adicionales por parte de la entidad financiera. Tras el período de promoción prefijado, finalmente transfiere el bien, a través de la adquisición de la sociedad por parte de la matriz o se generan esquemas de arrendamiento u otras soluciones intra-grupo. Este aumento de fluidez y normalidad en la utilización del PF ha encontrado, sin embargo, un nuevo contexto en la regulación bancaria, cuyos resultados aún están por analizar, pero avanzan la aparición de Nº 218 • Junio 2005 014-025 Cervera (12) 26/5/05 18:23 Página 18 Estrategias de Financiación Project finance: La doble perspectiva del promotor y del agente financiador w ciertos obstáculos técnicos que pueden llevar a algunas entidades financieras a mantenerse en “terreno seguro” y utilizar productos más habituales de sus catálogos. LA NUEVA NORMATIVA (2) El primer acuerdo de Capital de Basilea se publicó en 1988, que configuró a partir de 1992 un nuevo marco de regulación bancaria. (3) Su texto definitivo se publicó en junio de 2004 y entra en vigor el 31/12/2006. Su denominación exacta es:” Convergencia internacional de medidas y normas de capital. Marco revisado.” (4) Las variaciones han sido numerosas en todo el acuerdo, pero éste es un caso ciertamente paradigmático, pues la ‘mejora’ en el tratamiento se debe en parte a la acción de lobby de un buen número de bancos especializados, como recuerda el profesor Benjamín C. Esty (Harvard Business School). (5) SL: specialised lending exposures. La utilización de acrónimos con las siglas en inglés es habitual en cualquier referencia al acuerdo. (6) Sociedad vehículo del proyecto es la expresión más acertada, al describir en la propia expresión la personalidad y único fin de existencia de la sociedad. 18 Estrategia Financiera La perspectiva actual de la industria financiera sobre la inversión crediticia se ve condicionada, en gran medida, por las obligaciones de capital derivadas de la selección óptima de la calidad de los proyectos o empresas financiadas. La financiación de proyectos no es una excepción, y el denominado coste de capital que conlleve la financiación del proyecto puede ser uno de los factores determinantes para asumir la posición de prestamista o no hacerlo. Bajo el nombre de normas de adecuación de capital, incluimos una larga serie de normas nacionales e internacionales destinadas a asegurar que la industria financiera mundial ofrezca un nivel de solvencia adecuado a las inversiones que realiza y a los riesgos que asume. Entre ellas, y con cierta tradición inaugurada en 1988(2), está el Nuevo Acuerdo de Capital de Basilea(3) (popularizado como BIS II) y su reflejo en el ordenamiento jurídico comunitario a través de la Directiva de regulación de capitales, y su desarrollo y aplicación práctica en la futura Circular del Banco de España. Esta normativa puramente bancaria ha trascendido su esfera para situarse en las esferas de reflexión de numerosos grupos de interés y conocimiento. Debemos reflexionar acerca de su importancia real y ser conscientes de que una normativa que transforme la banca o la forma de hacer banca es muy capaz de transformar todo el entramado económico soportado sobre esa industria. BIS II analiza de una forma muy particular la financiación de proyectos. Si bien el texto definitivo se aleja del concepto negativo de las versiones iniciales(4), su tratamiento es totalmente diferente del resto de carteras. Recordemos que las normas de capital, dentro del tratamiento del riesgo de crédito, exigen a las entidades financieras una segmentación de su inversión en grupos o carteras. Esto es, una diferenciación del trato entre las posiciones de activo según la naturaleza del cliente. Esta segmentación es totalmente coherente con el nuevo modelo de gestión del riesgo impuesto y, en parte, heredero de las diferencias de trato ya tradicionales en la normativa bancaria, en las que siempre han variado las necesidades de capital producidas por el riesgo concentrado con la Administración del Estado u organismos multilaterales, y bancos, empresas, particulares, etcétera. El tratamiento de la financiación de proyectos en el marco regulatorio citado es, desde luego, original si lo analizamos en relación al resto de carteras. Se desarrolla alrededor del nuevo concepto de financiación especializada que, como veremos, incluye un pequeño catálogo de financiaciones no habituales entre las que se encuentran modalidades claras de financiación de proyectos y otras estructuras de más difícil catalogación. TIPOS DE FINANCIACIÓN ESPECIALIZADA El acuerdo de Basilea identifica cinco subclases de financiación especializada (SL)(5), estableciendo una serie de características presentes en aquellas y pretendiendo diferenciar en función de la forma jurídica adoptada (que analizaremos más tarde) o, incluso, de su contenido económico. Ambos puntos de vista son opuestos, pues implican clasificar las financiaciones a través del doble criterio de tipo de producto y tipo de cliente, aunque este tipo de contradicciones son más que habituales en BIS II. De la definición clásica de project finance, el acuerdo rescata la descripción, desde el punto de vista bancario, de la identificación entre el proyecto y la sociedad vehículo. Así, describe que es una posición frente a una entidad (leamos persona jurídica, aunque, quizás no sea así siempre) a la que describe como “sociedad de gestión especializada, creada específicamente para financiar y/o operar con activos físicos”. Esta Special Purpose Entity (SPE) es dibujada como la sociedad que dota de personalidad a la operación, que no tiene más destino que la financiación de un esquema productivo que comienza y finaliza en el propio proyecto. Añade el acuerdo que la sociedad prestataria, SVP o SPE(6), carecerá, o serán irrelevantes, de otros activos materiales o actividades, por lo que no dispondrá de capacidad adicional para rembolsar la obligación que no provenga de las rentas que recibe de los activos –proyecto- financiados. La esencia de la financiación de un proyecto es ésta: en el esquema financiero ortodoxo de esta figura, se ignora la capacidad independiente de la empresa de generación de rentas derivadas de otras Nº 218 • Junio 2005 014-025 Cervera (12) 26/5/05 18:23 Página 19 Estrategias de Financiación Project finance: La doble perspectiva del promotor y del agente financiador actividades comerciales o productivas. Adicionalmente, en el diseño de su financiación debe ignorarse la solvencia (salvo la profesional) de sus promotores y accionistas. La motivación del acuerdo que lleva a diferenciar de modo tan notorio estas financiaciones se asienta sobre la consideración de que tales financiaciones tienen un nivel de riesgo diferenciado, así como un esquema de análisis y procesos de evaluación dentro de la entidades totalmente distintos. Los cinco tipos de financiación especializada descritos son: la financiación de proyectos, la financiación de bienes, la financiación de productos básicos, la financiación de bienes raíces generadores de rentas y la financiación de bienes raíces comerciales de elevada volatilidad. Este catálogo no ha sido transcrito de igual modo a la Directiva europea, en la que se omite la última categoría. La misma trascripción será un interesante ejercicio de creación financiera por parte del Banco de España en la futura trasposición de la Directiva. El motivo es que tan amplio e interesante catálogo supone una auténtica importación conceptual al sistema financiero español, que no siempre ha diferenciado entre tales categorías, y que, desde luego, no en todos los casos considera estas operaciones como financiación especializada o atípica. El desarrollo de las normas se ha realizado en un contexto global, de forma que el acuerdo y su espíritu fuesen fácilmente adaptables o imponibles en cualquier nación o sistema financiero. En ocasiones, tal globalidad motiva extraños tratamientos y novedades conceptuales que no encajan en su totalidad con el ordenamiento y práctica bancaria española. En este caso, la especialización de algunos sistemas financieros (Reino Unido y EEUU) ha contribuido al diseño de este catálogo. La financiación de proyectos, sigue definiendo, es un método de financiación en el que el prestamista atiende principalmente a las rentas generadas por un único proyecto como fuente del reembolso y de respaldo de la posición. Un ejemplo típico, ya avanzado al inicio de este artículo, son las grandes instalaciones energéticas o infraestructuras de transporte, Medio Ambiente y telecomunicaciones. En la definición estricta de estas operaciones, los reembolsos efectuados a la entidad financiera prestamista proceden, de forma exclusiva, de las rentas generadas por los contratos sobre la producción de la instala- ción, ingresos recurrentes fruto del uso de la infraestructura, etcétera. Permite la norma que este esquema de financiación garantizada por los flujos de caja del bien financiado sea aplicado tanto en la construcción de un nuevo proyecto como para la refinanciación de una instalación ya existente, (con o sin mejoras). Éste es un aspecto muy curioso pues, en sentido estricto, una refinanciación sin evoluciones o mejoras podría implicar que, en la práctica, el proyecto no se respalda a sí mismo (déficit de ingresos, desvíos derivados de contingencias no previstas). En estas circunstancias, desde un punto de vista estricto, el supervisor nacional (Banco de España) no admitiría definirlo como tal proyecto autofinanciado y podría pasar a considerarlo una financiación empresarial pura e, incluso, en caso de desviaciones negativas, dada la incapacidad de devolución de deuda, un acreditado susceptible de ser calificado dentro de la mora técnica. Al ser el prestatario una sociedad vehículo, sus funciones se ven limitadas al desarrollo, posesión y operativa de la instalación. Así, el reembolso del préstamo depende en gran medida de los flujos de caja del proyecto y, quizás, del valor de los activos del proyecto. En la práctica bancaria, es poco habitual considerar el valor de las instalaciones como colateral, pues éstas suelen tener un valor alto en producción y bajo en construcción, y suelen estar aquejadas de alta obsolescencia o de elevada exigencia técnica para conseguir su productividad(7). Señalaba recientemente una publicación especializada(8) que BIS II diferencia del esquema anterior aquellos proyectos en los que el reembolso depende del compromiso de un usuario final obligado al pago contractualmente. Este es el caso, por ejemplo, de los proyectos destinados a concesiones, como esquemas BOT(9). En estos casos, se considera que la posición está garantizada por ese usuario final. La reflexión es clara: se consideran doblemente seguros, porque lo son, los esquemas de ingresos asentados sobre bases contractuales que garanticen el pago frente a previsiones de ingresos en función del mercado. Esta calidad de usuario final obligado al pago podría verse en las figuras de venta de energía eléctrica a precio legal o en determinados tipos de peajes o, por ejemplo, en cánones de uso que revierten al promotor del proyecto. Las consecuencias de la reflexión, aún más claras. En los próximos dos años, el precio del mercado de estas financiaciones El coste de capital que conlleve la financiación del proyecto puede ser uno de los factores determinantes para asumir la posición de prestamista o no hacerlo (7) La financiación de un parque eólico, por ejemplo, no puede considerar seriamente el valor de los aerogeneradores como posible colateral, salvo que existiese un mercado profundo de posibles interesados en tales instalaciones. Imaginemos, por ejemplo, otros casos como la financiación de hornos o vasos de industria siderurgia. (8) Project Finance Monthly, Freshfields Bruckhaus Deringer. Enero 2005. (9) Build,Operate,Transfer. Es el esquema clásico de desarrollo y financiación de infraestructuras sin que de ello derive carga financiera para la administración, que adjudica la explotación al promotor del proyecto. w Nº 218 • Junio 2005 Estrategia Financiera 19 014-025 Cervera (12) 26/5/05 18:23 Página 20 Estrategias de Financiación Project finance: La doble perspectiva del promotor y del agente financiador w (10) Real Estate. 20 Estrategia Financiera reflejará los diferentes consumos de capital que exija finalmente la normativa y el mercado, quizás, muestre su predilección por los segundos esquemas asegurados. Realmente, es impredecible, pues la reacción de los ofertantes de financiación nunca es regular y pueden ser interesantes consumos altos de capital con diferenciales más amplios. Tan sólo como curiosidad, recogemos en este epígrafe el resto de categorías englobadas en ese heterogéneo conjunto de SL. Lo relevante será el tratamiento que describiremos a continuación, común a todas ellas, pero entendemos que al lector puede interesarle la perspectiva del regulador bancario sobre operaciones que, en muchos casos, ni siquiera habrá considerado como especiales o con características diferenciadas de otras posibles. La financiación de bienes u Object Finance (OF) supone la facilidad de financiación que se diseña para la adquisición de activos físicos singulares, tales como barcos y aviones en la que se identifican, pignoran y ceden los flujos de caja generados por los activos financiados con el fin de asegurar el reembolso debido. Un ejemplo claro puede ser la compra de un navío que se arrienda a una concesionaria de transporte que debe afrontar el pago de un alquiler; este alquiler asegura el pago del préstamo. Éste puede ser el caso de bienes adquiridos por compañías de arrendamiento financieroy este esquema de financiación también podría considerarse como una financiación de proyectos estricta por la identificación entre flujos de ingresos generados con el importe de las obligaciones derivadas del préstamo, en lo casos en que la compra se realiza a través de una sociedad instrumental. Otra financiación descrita como especializada es la denominada de productos básicos o commodity finance cuyo destino es la financiación de existencias de este tipo de productos. En nuestro mercado nacional, no es habitual diseñar de este modo operaciones de este tipo que, sin embargo, encajan más en mercados más sofisticados, estando destinadas a proveer financiación soporte a operaciones de compraventa de derechos de cobro sobre productos básicos negociados en mercados organizados (metales y otras materias primas: cacao, cereal). Son esquema de crédito casado con el producto de la venta de los bienes cuya adquisición a precio determinado se había pactado previamente a un plazo determinado. Suelen ser operaciones de volúmenes muy importantes con márgenes netos de coste de coberturas muy estrechos. Por supuesto, debemos considerar que esta financiación no engloba los préstamos y créditos destinados a financiar existencias o derechos de cobro en empresas de actividad más diversificada. Las entidades financieras evaluarán estos casos desde una perspectiva más amplia y un conjunto de factores más numeroso, entre los que el objeto de la financiación no es relevante a efectos de garantía de reembolso. Un cuarto tipo de financiación especializada es el destinado a la financiación de lo que el texto del acuerdo llama bienes raíces (10) –inmuebles - generadores de rentas. Una figura muy habitual entre nuestros bancos y promotores inmobiliarios, que soporta financieramente la construcción de un edificio –oficinas, locales comerciales, un hotel-, y que, una vez terminado, producirá rentas derivadas de alquileres, ocupación de habitaciones u otros esquemas (pagos por aprovechamiento colectivo como multipropiedad). Esta modalidad, muy habitual en el desarrollo en España de las zonas comerciales e industriales, no había sido concebida hasta ahora como una auténtica financiación de proyecto, aunque en la práctica, sobre todo en grandes grupos inmobiliarios, ha sido así. En estos casos, los grupos y sociedades matrices actuaban como meros accionistas de una sociedad filial promotora y aportaban un máximo de fondos propios a la sociedad del 20% del proyecto (incluyendo el suelo, que suele estar financiado a su vez, o en esquemas más complejos, alquilado al promotor de la edificación que tan sólo ostenta un derecho de vuelo). En este tipo específico de financiación, el mercado español y, por ello, sus agentes financieros y el propio Banco de España, cuentan con amplia experiencia. Sin embargo, hasta ahora el criterio habitual situaba estas operaciones dentro de la financiación de promoción inmobiliaria y, en sus análisis, se tenía en cuenta la experiencia del accionista de la sociedad vehículo, los fondos aportados a la sociedad (no sólo al proyecto),etcétera. Todo ello de forma adicional al análisis de flujos de rentas que habitualmente se afectaban al pago o eran objeto de pignoración. En la caracterización de estas financiaciones, se dice en BIS II, que tal clase de SL se diferencia por su habitual condición de inversión colateralizada por Nº 218 • Junio 2005 014-025 Cervera (12) 26/5/05 18:23 Página 22 Estrategias de Financiación Project finance: La doble perspectiva del promotor y del agente financiador w La financiación de proyectos es un método de financiación en el que el prestamista atiende a las rentas generadas por un único proyecto como fuente de reembolso y de respaldo de la posición (11) Internal rating based model: rating utilizado de forma general, como modelo de puntuación, basado en medidas estadísticas. Estos modelos deben cumplir una serie de estándares de calidad y transparencia para hacerse acreedores de la homologación necesaria por parte del supervisor (en nuestro caso Banco de España). 22 Estrategia Financiera inmuebles, implicando que las perspectivas de reembolso de las obligaciones y la fuente de recuperación en caso de incumplimiento son casi idénticas, esto es, los flujos de caja generados por un inmueble. De la viabilidad del proyecto en sí o, incluso, del mercado “secundario” en caso de ejecución por impago depende el importe de la pérdida o del resarcimiento en caso de problemas de impago. Está claro que del análisis correcto de las previsiones de ingresos depende la rentabilidad del proyecto con un importante grado de correlación con el riesgo asumido por el financiador. En otras palabras, si el contexto de mercado cambia y una zona ve como su demanda de espacio de oficinas o de alojamiento cambia radicalmente, el proyecto puede hacerse inviable y abandonarse su promoción. Sucedido este hecho, el financiador que ejecute sus garantías hipotecarias, se encontraría con un bien sin mercado potencial y con un uso singular, cuyo valor tendería a cero (sin tener en cuenta además los costes de mantenimiento asociados). Un último subtipo de financiación es la de los bienes inmuebles comerciales, denominados de elevada volatilidad. Este tipo especial, muy negativamente conceptuado, queda como un recuerdo en el texto de la futura directiva y, con casi completa seguridad, en la futura circular del Banco de España. Muy similar al caso anterior, su diferenciación viene motivada por experiencias negativas anteriores en prácticamente todos los sistemas financieros europeos. Si le ofrecemos al lector el ejemplo arquetípico – un centro comercial- comprenderá la razón de la desconfianza del legislador. Esta modalidad, destinada a financiar inmuebles comerciales de alto riesgo o alta volatilidad en la tasa de pérdidas, se apoya en la perspectiva del supervisor nacional, que puede “calificar” estas inversiones como tales por motivos objetivos, y abarca también las financiaciones previas al desarrollo o promoción (por ejemplo: la compra del suelo destinado al inmueble). Al carecer estas financiaciones de futura aplicabilidad, al ser excluidas de la norma comunitaria como categoría independiente, no analizaremos en este artículo sus especialidades de cálculo de capital y, por lo tanto, no diferenciaremos en la descripción en el tratamiento de capital de las subclases de SL. EL CÁLCULO DE CAPITAL Las normas de capital diferencian varios métodos más o menos avanzados para realizar sus cálculos de capital. Resumiendo y remitiendo a textos anteriormente publicados, diremos que la medida de recursos propios y provisiones que una entidad financiera debe retener y dotar se fija en función de la calidad del riesgo de sus inversiones. Esta calidad puede llegar a medirse a través de modelos de base estadística, capaces de predecir o valorar la probabilidad de incumplimiento – la calidad crediticia - que tienen los prestatarios o contrapartidas de las financiaciones que conforman la cartera de activo de la entidad financiera. La existencia de modelos de este tipo supone el grado máximo de desarrollo de las entidades financieras, existiendo un nivel inicial en el que el acuerdo ofrece un esquema general regulatorio, similar al impuesto por el primer texto de 1988. En él se determina, a priori, el “peso” o coste de capital que deriva de cada tipo de financiación (empresas, particulares, administración, etcétera). En este enfoque, denominado estándar, los proyectos son objeto del mismo tratamiento que el aplicado a las empresas. Este punto es muy significativo por dos razones. En primer lugar, el hecho de que no se diferencie hace pensar que, salvo desde una perspectiva sofisticada, la diferenciación a ojos del legislador-supervisor no es relevante. En segundo lugar, debemos tener en cuenta que este enfoque será el mayoritariamente adoptado por las entidades financieras de este país en los próximos cinco-siete años, por lo que la evaluación de proyectos de forma diferenciada no se producirá en la práctica en buen número de entidades de banca al por menor y banca comercial. Es cierto que el nuevo marco de capital da alicientes a mejorar el tratamiento estrictamente regulatorio y permite a la entidad rebajar estas necesidades de capital si dispone de los citados modelos avanzados de medición del riesgo. En esta segunda aproximación a la gestión del riesgo, sí se diferencia el tratamiento de la financiación de proyectos. Hay varios niveles de sofisticación de esos modelos. En el primer enfoque de los modelos basados en rating(11) internos, las entidades financieras sólo deben ser capaces de calcular la probabilidad de incumplimiento (PD) del cliente. En el control de las SL, si la entidad es capaz de calcular este dato de forma consistente, el acuerdo admite el cálculo. Nº 218 • Junio 2005 014-025 Cervera (12) 26/5/05 18:23 Página 23 Estrategias de Financiación Project finance: La doble perspectiva del promotor y del agente financiador En el caso de que la entidad financiera no pueda calcular esa probabilidad de impago, se establece un tratamiento de excepción basado en la asociación de los proyectos y sus análisis internos (se da por supuesto que son calificados dentro de los procesos internos de la entidad) a cinco categorías establecidas por el texto. Cada una de esas categorías supone una mayor o menor calificación crediticia y, por ello, carga de capital. Omitiendo algunos elementos de esas categorías supervisoras, analizaremos la estructura de análisis que realiza el texto, porque supone la primera experiencia de análisis oficial de los factores de riesgo de un proyecto y porque, de algún modo, muestra claramente las preguntas a las que tendrá que responder una entidad financiera si un supervisor (Banco de España) le cuestiona la bondad de la concesión de financiación para un proyecto. Los parámetros de calificación y sus definiciones son variados. En el caso de la financiación de proyectos estricta(12), los aspectos relacionados son los siguientes. En cada epígrafe, el texto del acuerdo define que se entendería como “fuerte, bueno, satisfactorio, débil” • – – – • Características de la operación: – – – – – – – – Solidez financiera: – – – Situación de mercado. Coeficientes financieros (por ejemplo, coeficiente de cobertura del servicio de la deuda (DSCR), coeficiente de cobertura durante la vida del préstamo (LLCR), coeficiente de cobertura durante la vida del proyecto (PLCR) y coeficiente de apalancamiento. Análisis de tensión (comportamiento del modelo del proyecto ante pruebas de tensión). – • – Estructura financiera: – – Duración del crédito con respecto a la duración del proyecto. Calendario de amortización. • • Entorno político y jurídico: – – – Riesgo político, incluido el riesgo de transferencia, considerando el tipo de proyecto y las coberturas. Riesgo de fuerza mayor (guerra, disturbios civiles, etcétera.) Apoyo gubernamental e importancia del proyecto para el país a largo plazo. Riesgo de diseño y tecnológico. Riesgo de construcción: Permisos y ubicación y tipo de contrato. Garantías de finalización. Historial y solidez financiera del contratista en proyectos de construcción similares. Riesgo operativo: Alcance y naturaleza de los contratos de prestación de servicios de operación y mantenimiento (O&M). Coberturas. Capacidad, experiencia y solidez financiera del operador. Riesgo de compra del producto a largo plazo (off-take risk): Cuando existe o no un contrato de compra del producto a largo plazo a precio fijo o un contrato firme de compra. Riesgo de oferta: Riesgo de precio, de volumen y de transporte de los suministros; historial y solidez financiera del proveedor; riesgo de reservas (por ejemplo, en el desarrollo de recursos naturales). Solidez de promotor y gestor: – • Estabilidad del marco jurídico y regulador (riesgo de modificaciones legislativas). Obtención de todos los apoyos y autorizaciones necesarios para dichas ayudas por parte de la legislación local. Fuerza legal de los contratos, colaterales y garantías. Historial, solidez financiera y experiencia del patrocinador por países / sectores. Apoyo del patrocinador mediante su participación accionarial, las cláusulas de propiedad y el incentivo para inyectar efectivo en caso necesario. Calidad del conjunto de garantías (Paquete de garantías): – – – Cesión de contratos y cuentas. Pignoración de activos, teniendo en cuenta su calidad, valor y liquidez. Control del prestamista sobre los flujos de caja (por ejemplo, mecanismos de transferencia de efectivo, cuentas de depósitos en garantía independientes). (12) El primer tipo de SL descrito. Cada subtipo tiene sus propias tablas con los grados de calificación supervisora. (Anexo IV, del texto de junio 2004).Convergencia internacional de medidas y normas de capital. Marco revisado. w Nº 218 • Junio 2005 Estrategia Financiera 23 014-025 Cervera (12) 26/5/05 18:23 Página 24 Estrategias de Financiación Project finance: La doble perspectiva del promotor y del agente financiador w Vencimiento residual Buena Satisfactoria Sólida Débil Igual o superior 70% 90% 115% 250% a 2,5 años Inferior a 50% 70% 115% 250% 2,5 años Calificaciones externas equivalentes BBB- o mejor BB+ o BB BB- o B+ B hasta CPonderación por riesgo de pérdidas inesperadas – – (13) Las categorías son diferentes en Bis II y en la futura Directiva, sin embargo, el sistema es muy similar: hay cinco categorías y se deja abierta la posibilidad de asignación de categorías por parte de las entidades competentes. (14) IRB advanced. El anterior se denomina IRB básico o foundation. (15) Loss given default o severidad: como ejemplo, total del dinero no recuperado tras reclamar una deuda y ejecutar las garantías posibles. La perdida calculada la final de todo el proceso. (16) No incluimos un nuevo cuadro de ponderaciones por entender que no aportaría sino confusión. Baste decir que se estructura de manera similar, con ponderaciones diferentes y puede ser encontrado en los artículos 377379 de la versión del nuevo acuerdo de Basilea, accesible en www.bis.org. 24 Estrategia Financiera Solidez del paquete de compromisos (amortización anticipada obligatoria, aplazamiento de pagos, calendario de pagos, restricciones al pago de dividendos,…). Fondos de reserva (servicio de la deuda, O&M, renovación y sustitución, imprevistos, etcétera). Este proceso da lugar a una tabla de análisis en la que el texto se permite descender a evaluaciones concretas de cada punto, con afirmaciones y preguntas muy sintomáticas del tipo de análisis requerido por el supervisor, que terminará instalándose en el proceso de análisis de la entidad financiadora. Adicionalmente, el texto asimila sus categorías a la escala de calificación de Standard & Poor’s con el fin de homogeneizar y dar una perspectiva adecuada a las entidades usuarias de estas tablas y categorías. Las definiciones de categorías supervisoras tienen una traducción final en una determinada ponderación por riesgo correspondiente a un nivel de pérdida inesperada. Así, los activos en riesgo objeto de ponderación (a mayor ponderación, más importancia relativa en el cálculo final) generarán mayores o menores necesidades de capital. Estas ponderaciones varían de una “caja” regulatoria a otra y se corrigen notoriamente en función de la vida residual del proyecto evaluado(13). En el modelo más avanzado(14), la exigencia se extiende a la capacidad de cálculo de la severidad o total de pérdida en la que se incurre una vez que la financiación es incumplida(15) y a la exposición de esa financiación. Del mismo modo, si los modelos de la entidad financiera son capaces de computar adecuadamente los niveles de probabilidad y severidad, se admitiría su uso para calcular las ponderaciones por riesgo de las SL. En caso contrario, se aplican las cajas regulatorias anteriores y las ponderaciones de su nivel de pérdidas inesperadas será el que corresponda a la categoría supervisora asignada. Debemos destacar que queda por desarrollar toda la visión particular del supervisor de cada país (Bancos Centrales, casi siempre; en nuestro caso, Banco de España). Las normas de capital prevén total libertad para modular la norma con el objetivo de adecuarla al mercado o circunstancias nacionales (prácticas, etcétera). Esta amplia libertad para modular la norma se le denomina discrecionalidad nacional y es uno de los puntos más oscuros de una normativa con pretensiones de globalidad, que, en casos muy determinados, verá como las reglas de juego pueden cambiar de un país a otro. En el caso del tratamiento de las SL, existe un amplio margen para la asignación de categorías y ponderaciones, tanto en los casos anteriores como en la valoración del nivel de pérdida esperada. La pérdida esperada o parte de la pérdida asumible, a priori, como riesgo inherente del negocio (de alta probabilidad de suceso), también genera unas reglas de ponderación específicas para los casos en los que las entidades financieras no sean capaces de calcular a través de modelos de probabilidad de mora. En ese caso, existen ponderaciones que también varían en función de la caja regulatoria asignada entre las anteriormente expuestas(16). Las diferencias del tratamiento de la financiación de proyectos entre Basilea y la futura directiva son notables en matices (cajas regulatorias y ponderaciones diferentes), pero muy similares en espíritu. Puntos relevantes comunes son las calificaciones sujetas a criterios de difícil determinación (en casos de invalidez de modelos) que, seguramente, causarán cierto desconcierto inicial, el espacio para las discrecionalidades nacionales, así como la duda sobre la posibilidad de validez de los sistema de rating. EL PF EN LOS PRÓXIMOS AÑOS Derivada de estas ponderaciones, la carga de capital generada por la financiación de proyectos no aparece del todo definida, pues las incertidumbres y discrecionalidades pueden situar un proyecto en diferentes categorías supervisoras por apreciaciones cualitativas de no muy fácil justificación. En el caso de grandes proyectos, que probablemente cuenten con calificaciones externas, éstas serán probablemente admitidas como medida del riesgo o, al menos, como un punto de referencia a seguir por la entidad en su particular calificación y a respetar por el supervisor. Nº 218 • Junio 2005 014-025 Cervera (12) 26/5/05 18:23 Página 25 Estrategias de Financiación Project finance: La doble perspectiva del promotor y del agente financiador Sin embargo, los proyectos de menores dimensiones, sin esquema de financiación complejo y con márgenes ajustados, que, por sus características, no acuden a mercados amplios ni necesitan calificaciones externas, quedan sujetos a apreciaciones que, al menos en un primer momento, serán estrictas y exigentes por defecto. Algunas entidades financieras contarán con modelos adecuados que justifiquen la homologación de su sistema IRB. En esos casos, la utilización de esos modelos para las SL estaría, como hemos visto, permitida; sin embargo, a consecuencia de esta homologación, se antoja lejana para la mayor parte de la industria financiera. De hecho, desde una perspectiva supervisora, se podría, incluso, cuestionar la aplicación de algunos modelos a según que esquemas de proyectos. En el caso de proyectos sin calificación externa y cuyo criterio de evaluación deba sujetarse al sistema regulatorio expuesto, se estima que la ponderación por riesgo de sus niveles de pérdida (esperada e inesperada) determinará unas necesidades de capital muy superiores a las que podrían ser obtenidas a través de modelos de calificación, en particular, para proyectos con nivel “satisfactorio”, que obtendrían una relevante penalización respecto a niveles de calificación de empresa a partir de BB- y respecto a los inferiores a B+(17). Este es el nuevo marco regulatorio que condiciona de forma irremediable el contexto en el que se desarrollará la financiación de proyectos en los próximos años. Sin embargo, dada la idoneidad de la herramienta para satisfacer las necesidades de financiación de la empresa y aportar técnicas de reducción de la concentración de riesgos en acreditados para las entidades financieras, no creemos que pueda ser determinante respecto a su desarrollo. Sí es cierto que un apoyo regulatorio o por parte de la práctica supervisora del Banco de España podría haber supuesto un importante respaldo a su definitiva difusión en nuestro país. Creemos firmemente en esta herramienta y en la creciente generalización de la concepción de inversión en la empresa como proyecto independiente. Esa tendencia augura un desarrollo creativo de nuevos mercados y agentes de financiación para proyectos de inversión (I+D, proyectos de ingeniería, cambios en estructuras productivas) que, sin duda, no se detendrán ante contextos normativos, sino que los acabarán moldeando en función de las exigencia de un mercado creciente. Nº 218 • Junio 2005 La medida de recursos propios y provisiones que una entidad financiera debe retener y dotar se fija en función de la calidad del riesgo de sus inversiones BIBLIOGRAFÍA • Cervera Ruiz, Pedro. “Cómo afectará a la relación banca-empresa la nueva perspectiva de gestión del riesgo del acuerdo de Basilea II”. 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